Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INTRODUCCIÓN:
El sentido de vida es la pregunta y duda existencial que todos llevamos dentro, ya que
desde nuestra condición humana nos lleva a preguntarnos el qué, por qué, y para qué
de todas las cosas. Es la manera de ver el mundo, de como percibirlo, de vivir, en la
cual todo tiene un significado profundo y vivo. Esto incluye la libertad y responsabilidad
ante la existencia ya que el ser humano posee una motivación para encontrar un
sentido a su vida, pero para que eso suceda primeramente se debe tener voluntad.
DESARROLLO:
El anhelo más profundo del ser humano es la felicidad, aunque no tenga claro dónde
la encontrará. Busca una plenitud que lo llene. Todo individuo es feliz cuando realiza
su vocación personal, cuando va siendo lo que verdaderamente es, cuando va
desplegando las capacidades que lleva dentro de sí; cuando se siente viviendo y
vibrando con todo su ser en todo encuentro con la vida, con la verdad, con la belleza y,
sobre todo, con el amor.
De allí que el hombre se caracterice, ante todo, por su búsqueda de significado, más
que por la búsqueda de sí mismo. Cuando más se olvida de sí mismo entregándose a
una causa o a otra persona más humano se hace.
Uno de los aspectos de la auto trascendencia, concretamente el buscar fuera un
significado a llenar, resulta idéntico a lo que el psiquiatra y psicólogo VVikto Frankl ha
dado en llamar “el deseo de significado”. Este concepto, que ocupa uno de los lugares
centrales en la teoría de la motivación, pone de manifiesto,como hecho fundamental,
que generalmente las personas se esfuerzan por encontrar y satisfacer un significado
y un propósito en su vida. Ese significado debe buscarse, no puede darse. Decir que
es algo que ha de buscarse equivale a decir que es preciso descubrirlo y no inventarlo.
Y es uno mismo quien debe buscarlo, la propia conciencia. La conciencia es un medio
para “desenterrar” tal significado.
Hoy en día el deseo de significado se ve frustrado. Cunden más y más las personas
obsesionadas por un sentimiento de falta de sentido, que a menudo va acompañado
por un fuerte sentimiento de vacío. Se suele manifestar en forma de aburrimiento y
apatía. Mientras que el aburrimiento es indicativo de una pérdida de interés, la apatía
revela total falta de iniciativa a la hora de hacer algo en el mundo, de cambiar algún
aspecto del mundo. Decimos que las cosas andan mal. Pero a menos que cada uno
de nosotros haga lo posible por mejorarlas, acabarán siendo peores.
Para que una persona llegue a tener un sentido de la vida debe existir una confluencia
de factores biológicos, psicológicos y sociales propicios para una determinada
orientación existencial. Pero ¿es suficientes la confluencia de estos factores al margen
de la propia voluntad del sujeto?. Este tiene que estar motivado en aprovechar tales
posibilidades. Desde el punto de vista de los factores psicológicos, no solo es
necesaria la existencia de potencialidades de desarrollo de ciertas capacidades, sino
también la motivación del individuo para aprovechar la confluencia de los factores
biopsicosociales en una dirección determinada. La voluntad juega aquí un importante
papel, pero condicionada y limitada por los demás factores.
La razón de ser de un ser humano hay que buscarla en la función que desempeña en
los diferentes sistemas a los cuales pertenece y en los que puede encontrar la
realización de su yo.
Para que la vida de un individuo tenga un sentido verdaderamente pleno, este debe
tributar con su actividad al crecimiento, desarrollo y mantenimiento de la integridad de
los sistemas dentro de los cuales busca su realización a través de una determinada
función.
Nos realizamos, no buscando la realización de nuestra persona, sino por medio de
una proyección al exterior contribuyendo a sistemas ya sea hogar, empresa,
humanidad, etc. Alcanzamos una determinada perfección proyectándonos hacia el
sistema, contribuyendo a su desarrollo y mantenimiento de su integridad, pero ¿El
hecho de pertenecer a varios sistemas garantiza la aparición del sentido de la vida en
los individuos?
No. Las funciones que puede realizar el individuo dentro de esos sistemas pueden
contribuir a su realización, pero no garantiza el estado de orientación existencial. No
se trata de tener conciencia de que realizamos una labor útil para el sistema, sino de
tener conciencia de que nuestra vida tiene objetivos que la justifican ante nosotros
mismos, objetivos por los que sentimos que vale la pena dedicar todos nuestros
esfuerzos, ante los cuales estemos emocionalmente muy comprometidos. Se trata de
un despliegue de vocación y no de una imposición de objetivos que sentimos como
ajenos a nuestro ser.
Otro punto importante es que conciencia de responsabilidad ante la sociedad y
dificultad del oficio o profesión que se realiza no son equivalentes de realización
personal. El sentido de la vida no es simplemente la conciencia de que se hace algo
útil a la sociedad o al sistema en el que nos proyectamos. Hay quienes realizan
actividades muy útiles a la sociedad y no se sienten realizados e incluso se realizan
en actividades de menos responsabilidad o menos importancia social en esos
momentos. Lo que para unos resulta ser sentido de la vida, para otros pudiera
constituir una pesada carga.
Similitudes entre valor fundamental y sentido de la vida:
Tanto el valor fundamental como el sentido de la vida llevan el sello irrepetible de su
portador. Así como cada individuo presenta una personalidad única e irrepetible,
cada grupo humano presenta una jerarquía de valores y una cultura también única e
irrepetible.
Ambos contribuyen a la adaptación del sistema para el cual funcionan como puntos
de referencia. (Individuos y grupos sociales). Tanto el sentido de la vida como el valor
fundamental son históricamente determinados. Ambos necesitan de un determinado
grado de desarrollo del sistema que los puede portar, para que puedan aparecer. Ni
en la sociedad primitiva había una doctrina con orientación fundamental, ni un niño
tenía sentido de la vida.
Muchas personas afirman que tienen tantos problemas que no pueden salir adelante y
lograr colocar sus vidas al nivel en el que desearían tenerla y tampoco le encuentran
sentido. Es cierto que no todos cuentan con las mismas oportunidades, el mismo nivel
de Autoestima, la misma preparación intelectual ni la misma base económica. Sin
embargo es factible persuadir que se tiende a engrandecer las dificultades, a
convertirlas en nuestros verdugos y a disminuir y subestimar nuestra capacidad para
resolverlas y avanzar de manera progresiva y creativamente.
De aquí se desprende: