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¿ DÓNDE ESTÁN LAS UNIVERSIDADES ?

Max Murillo Mendoza

Lamentablemente nuestras universidades siguen nomás ausentes de las discusiones


importantes, de las estrategias y urgencias de la Nación. A nombre de la autonomía no hay
crítica científica, ni siquiera crítica normal sobre lo que hace con todo el dinero que el Estado le
otorga. En estos días, entre tantos problemas cotidianos, se discute el asunto del oro y su
explotación; pero increíblemente las universidades no dicen nada. Pues, realmente no
sabemos a ciencia cierta qué es lo que hacen en tantos “laboratorios de investigación”, con
tantos docentes y estudiantes a disposición.

En tiempos del cambio climático, en tiempos de sequía, en tiempos de tantos problemas


económicos y sociales, nuestras universidades simplemente están ausentes. No sabemos si
realmente hay ciencia en las universidades, o sólo escolaridad básica a nombre de la ciencia.
No sabemos si hay científicos en las universidades, o sólo son agencias de empleo pues las
peleas por entrar a ellas son brutales, por lo bajo.

En definitiva, se repiten en todos los tiempos lo que la sociedad exige: resultados concretos en
favor de la sociedad. No sólo discursos y discursos escolares. Ni siquiera en temas sociales
nuestras universidades están presentes, como en los años de dictaduras militares, estaban
presentes en sus luchas contra las dictaduras. Hoy simplemente están ausentes hasta de las
más básicas formas de hacer política.

Desde hace muchos años hay una enorme necesidad de cambios profundos, de cambios
científicos e institucionales en nuestras universidades. Porque dichos cambios son necesidades
que el pueblo exige, que el pueblo demanda pues no podemos tener universidades inútiles y
totalmente al margen de todos los problemas, desde los más básicos y cotidianos, de la
sociedad. Hoy por hoy sólo son problemas para la sociedad, y no tiene ningún sentido que
sigan como están, porque los sueldos y todo lo demás los paga el pueblo.

El Estado somos todos. No hay dueños ni patrones; las universidades son una responsabilidad
colectiva en función de las estrategias más importantes de Estado. Una de esas estrategias es
la alta educación, ojalá educación de alta calidad. Aquella educación que requiere estos
tiempos complejos, difíciles y de mucha responsabilidad para nuestras universidades. Es
definitivamente irresponsable no responder a las demandas sociales actuales, que son muchas.
Porque el Estado y el pueblo entregan a las universidades millones de dólares, supuestamente
para resolver los problemas de la sociedad.

El mundo, a pesar de los pesares, cambia de manera vertiginosa y son las universidades las que
encabezan esos cambios trascendentales: ciencias, modelos, estrategias de Estado, nuevas
visiones de las ciencias, etc. En Bolivia no es así, las universidades son islas en medio de la
incertidumbre de la sociedad, que realmente no tienen sentido alguno por la inmensa cantidad
de recursos que disponen, para ningún resultado en la sociedad. Ni en la economía, ni en la
agricultura, ni en la ganadería, ni en el comercio ambulante, ni en nada ayudan a resolver los
problemas cotidianos de la sociedad.

El Estado tampoco se ha dado la molestia de pedir investigaciones al respecto. Debería, pues


los recursos que entrega tienen que ser productivos, tienen que tener resultados concretos, al
menos en reciprocidad a la sociedad que entrega esos recursos económicos. En ningún lugar
del mundo sucede lo que sucede por estos lados, los recursos económicos que entrega el
Estado son por supuesto vigilados en favor de la sociedad, en favor de sus necesidades. Esos
recursos económicos tienen dueño concreto: El Estado y el pueblo que aporta en sus
impuestos.

En estos tiempos donde las necesidades sociales son enormes, las universidades tendrían que
estar en medio de la trinchera social para entregar resultados, soluciones y posibilidades reales
a la sociedad. En Bolivia vivimos en conflictos todos los días, desde los bloqueos de caminos
cavernarios y antidemocráticos, desde la ausencia de inversiones de la empresa privada, desde
las migraciones masivas a las ciudades. Y vemos que no hay ciencia al respecto, que no hay la
presencia de las superiores casas de estudios, para precisamente ayudar a resolver esos
problemas complejos. Ni qué decir de exigencias como el cambio climático, los chaqueos, etc,
etc.

Las universidades siguen siendo un misterio en Bolivia. Siguen siendo en potencia necesarios;
pero sin resultados científicos en la realidad. Sin resultados intelectuales que ayuden y
acompañen a la sociedad en sus necesidades.

Transparentar sus funciones y acciones hacia la sociedad, sería un primer ejercicio democrático
real. Pues los peligros son enormes, desde la politiquería tercermundista, analfabeta y
contraria al menos a las democracias más modernas, como la ausencia de ejercicio científico
por ausencia de gente altamente preparada y entrenada para la ciencia. En todo caso, sus
desafíos siguen siendo los mismos desde hace siglos. Siglos que en muy pocos casos cumplió su
papel frente a la sociedad, como en la época de las dictaduras.

Los enormes desafíos que tienen nuestras universidades, sólo se lograrán con mucha voluntad
de gente proba, científica, entrenada para temas complejos de gestión académica. Por
supuesto también gente con consciencia social de lo que es nuestra Bolivia multicultural. Lo
contrario seguirá siendo inercia discursiva hasta las calendas griegas y mentirosas.

La Paz, 11 de noviembre de 2023

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