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SEXUALIDAD Y AFECTIVIDAD EN LA VIDA RELIGIOSA

Hemos nacido para vivir en plenitud. Este fue el deseo original de Dios al dotarnos
de todo lo necesario para nuestra vida en la tierra.

Dentro de esos elementos con los que nos dotó está el poder personal para elegir
y para disfrutar de las cosas.

No obstante, muchas veces en la vida religiosa encontramos personas insatisfechas


que no saben elegir con libertad responsable su forma de conducirse en la misma.

Dentro de las áreas que más problemas encontramos está sin duda el manejo de la
afectividad y la sexualidad para una madurez humana que les permita vivir con
plenitud y gozo cada parte de la vida.

Hoy aprenderemos algunas nociones importantes de la afectividad y la sexualidad


para el manejo de una vida cada vez más sana en esta área.

AFECTIVIDAD

La afectividad tiene de fondo el manejo de mis emociones, sentimientos,


pensamientos y decisiones tanto en relación a mí mismo (autorregulación) como
en función de otras personas (corregulación)

SEXUALIDAD

Según el concepto de la OMS (2000) La sexualidad es el resultado de la interacción


de factores biológicos, psicológicos, socioeconómicos, culturales, éticos y religiosos
o espirituales.
Se experimenta y se expresa en todo lo que somos, sentimos, pensamos y hacemos
por ejemplo a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes,
valores, actividades, prácticas, roles y relaciones.

Desde el punto de vista de la moral sexual en la tradición católica. Nuestra


sexualidad humana posee cuatro dimensiones:

Desarrollo psicosocial según Erikson

Para vivir una sexualidad plena y con madurez humana vale la pena considerar
también las 8 etapas del desarrollo psicosocial de Erikson pues en la Vida Religiosa
como en cualquier otra vida vivimos estas etapas con todas sus implicaciones.

La Teoría del Desarrollo Psicosocial fue ideada por Erik Erikson a partir de
la reinterpretación de las fases psicosexuales desarrolladas por Sigmund Freud en
las cuales subrayó los aspectos sociales de cada una de ellas en cuatro facetas
principales:

 Enfatizó la comprensión del ‘yo’ como una fuerza intensa, como una


capacidad organizadora de la persona, capaz de reconciliar las fuerzas
sintónicas (fidelidad - identidad.) y distónicas (identidad- roles), así como de
resolver las crisis derivadas del contexto genético, cultural e histórico de
cada persona.
 Puso en relieve las etapas de desarrollo psicosexual de Freud, integrando la
dimensión social y el desarrollo psicosocial.
 Propuso el concepto de desarrollo de la personalidad desde la infancia a la
vejez.
 Investigó acerca del impacto de la cultura, de la sociedad y de la historia en
el desarrollo de la personalidad.

Etapas

Pensando en la etapa de desarrollo en la que te encuentras ahora como joven


religioso (Intimidad vrs aislamiento) juega un rol importante la etapa anterior y la
que viene a partir de ella.

Es entonces importante responder dos preguntas ¿Quién soy? Y ¿Dónde siento que
quiero y puedo entregar mi vida? Para saber si estoy situado en una relación íntima
conmigo mismo (valores, sueños, ideales, pulsiones, emociones y sentimientos) y
de sí a partir de ello seré capaz de fundirme con otros en relaciones íntimas, sanas
y maduras.

Algunas veces la falta de identidad personal lleva a querer conectar con otros para
que me digan quien soy o para que llenen un vacío que tengo.

Por el contrario, una persona con una sana identidad sexual sabe darse a sí mismo
todo lo que necesita sin culpar a nadie de lo que no tiene (autorregulación),
alcanzando con ello capacidad de soledad y al mismo tiempo de relaciones.
Al mismo tiempo, cuando una persona solo espera recibir y no es capaz de darse a
los demás, sea la pareja y los compañeros de trabajo o a los hermanos de la
comunidad y la gente que le necesita. Está faltando el sano equilibrio de la
generatividad (soy provechoso para otros).

Es necesario trabajar en la capacidad de ser generoso en mi entrega, eligiendo vivir


en primer lugar desde lo mejor de mí mismo, ofrendando mi vida, según la
elección que haya realizado.

¿Cómo vivir la etapa de intimidad sanamente?

Aprendiendo a estar conmigo a solas, para interpelarme y disfrutarme y por otro


aprendiendo a estar con los demás (Aquí te ayudará preguntarse cuando estás con
alguien ¿Por qué lo estás? que buscar o puedes dar a esas personas).

Por ejemplo, en tu trabajo de la semana pasada ponías que cuando crees no tener
la capacidad de relacionarte y e sientes triste lo que haces es hacer cosas.

Te vendría muy bien tomar un espacio para ti y reflexionar

¿Para qué sirve esta tristeza? Verás su función es permitir que hagas una
introspección (ir hacia lo hondo de ti), para realizar un análisis personal acerca de
su situación presente (Por qué estoy aquí, esto responde a mis valores más
importantes) su futuro y su (¿a dónde me lleva esta vida si sigo adelante?) vida en
general ( ¿Esta vida es coherente con mis sueños, mis anhelos, mis valores, con el
proyecto de Jesús?) Verás que la tristeza es una gran aliada, te ayudará a ver con
claridad si hay algo que cambiar y decidir. Esta parte pertenece a la
autorregulación.

En relación con la intimidad sana desde la corregulación es normal si se es un


hombre tener deseo de intimidad física con una mujer. No hay nada de malo en
ello, porque por biología, psicoafectividad y manera en que hemos sido
socializados esto es lo que corresponde. Aquí entonces no se trata de negar que
este deseo está presente. Más bien es importante acogerlo como parte de mi vida.
Pero si es necesario entonces hacerse preguntas profundas ¿Siempre que he tenido
novias que buscaba en ellas?, ¿Cuándo me he sentido más satisfecho y a la vez más
capaz de entregarme a los demás? ¿Qué necesito para sentirme en paz cuando me
vienen estos deseos siendo que soy religioso?

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