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Hemos nacido para vivir en plenitud. Este fue el deseo original de Dios al dotarnos
de todo lo necesario para nuestra vida en la tierra.
Dentro de esos elementos con los que nos dotó está el poder personal para elegir
y para disfrutar de las cosas.
Dentro de las áreas que más problemas encontramos está sin duda el manejo de la
afectividad y la sexualidad para una madurez humana que les permita vivir con
plenitud y gozo cada parte de la vida.
AFECTIVIDAD
SEXUALIDAD
Para vivir una sexualidad plena y con madurez humana vale la pena considerar
también las 8 etapas del desarrollo psicosocial de Erikson pues en la Vida Religiosa
como en cualquier otra vida vivimos estas etapas con todas sus implicaciones.
La Teoría del Desarrollo Psicosocial fue ideada por Erik Erikson a partir de
la reinterpretación de las fases psicosexuales desarrolladas por Sigmund Freud en
las cuales subrayó los aspectos sociales de cada una de ellas en cuatro facetas
principales:
Etapas
Es entonces importante responder dos preguntas ¿Quién soy? Y ¿Dónde siento que
quiero y puedo entregar mi vida? Para saber si estoy situado en una relación íntima
conmigo mismo (valores, sueños, ideales, pulsiones, emociones y sentimientos) y
de sí a partir de ello seré capaz de fundirme con otros en relaciones íntimas, sanas
y maduras.
Algunas veces la falta de identidad personal lleva a querer conectar con otros para
que me digan quien soy o para que llenen un vacío que tengo.
Por el contrario, una persona con una sana identidad sexual sabe darse a sí mismo
todo lo que necesita sin culpar a nadie de lo que no tiene (autorregulación),
alcanzando con ello capacidad de soledad y al mismo tiempo de relaciones.
Al mismo tiempo, cuando una persona solo espera recibir y no es capaz de darse a
los demás, sea la pareja y los compañeros de trabajo o a los hermanos de la
comunidad y la gente que le necesita. Está faltando el sano equilibrio de la
generatividad (soy provechoso para otros).
Por ejemplo, en tu trabajo de la semana pasada ponías que cuando crees no tener
la capacidad de relacionarte y e sientes triste lo que haces es hacer cosas.
¿Para qué sirve esta tristeza? Verás su función es permitir que hagas una
introspección (ir hacia lo hondo de ti), para realizar un análisis personal acerca de
su situación presente (Por qué estoy aquí, esto responde a mis valores más
importantes) su futuro y su (¿a dónde me lleva esta vida si sigo adelante?) vida en
general ( ¿Esta vida es coherente con mis sueños, mis anhelos, mis valores, con el
proyecto de Jesús?) Verás que la tristeza es una gran aliada, te ayudará a ver con
claridad si hay algo que cambiar y decidir. Esta parte pertenece a la
autorregulación.