El Peruano
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la incidencia directa de la infracción sobre la decisión impugnada.
OCTAVO.- Respecto a la infracción denunciada cabe mencionar
que, esta merece ser desestimada, por cuanto los cuestionamientos
de la recurrente, no están orientados al ámbito mencionado
precedentemente (infracción normativa), sino más bien, están
dirigidos a cuestionar el criterio jurisdiccional de las instancias de
mérito que declararon fundada la demanda de Reivindicación, al
considerar que los títulos de propiedad en que sustenta la
litisconsorte el Derecho de Propiedad que alega, Contrato de
Promesa de Venta de fecha seis de abril de mil novecientos setenta
y uno y Contrato de Compraventa de fecha veintisiete de enero de
mil novecientos noventa y uno, no se encuentran contenidos en
instrumentos públicos, menos aún se encuentran inscritos en los
Registros Públicos, no siendo el caso del título de propiedad que
invocan los demandantes, sustentado en la Escritura Pública de
Adjudicación de Remate de fecha trece de noviembre de mil
novecientos setenta y cuatro, inscribiendo su Derecho de
Propiedad conforme se aprecia de la anotación registral de
independización efectuada a su favor inscrita en el Asiento C de la
Partida número 49088967, empero esos aspectos no pueden ser
motivo de casación, pues a través de este medio de impugnación
no se constituye una tercera instancia, para trasladar al órgano
jurisdiccional el poder para de nuevo enjuiciar los hechos y las
pruebas. Por estos fundamentos y conforme a lo establecido en el
artículo 392 del Código Procesal Civil, declararon: IMPROCEDENTE
el Recurso de Casación interpuesto por Estefita Ruiz Pezo (folios
664), contra la sentencia de vista contenida en la Resolución
número cuatro del dieciséis de diciembre de dos mil catorce (folios
652) expedida por la Sexta Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Lima; DISPUSIERON la publicación de la presente
resolución en el Diario Oficial “El Peruano”, bajo responsabilidad;
en los seguidos por Graciela María Ato de Burneo y otros contra
Estefita Ruiz Pezo y otra, sobre Reivindicación y otro; y los
devolvieron. Ponente Señor Romero Díaz, Juez Supremo. S.S.
MENDOZA RAMÍREZ, ROMERO DÍAZ, CABELLO MATAMALA,
MIRANDA MOLINA, YAYA ZUMAETA
1
Notificación número 1075-2015-SP-CI a la Casilla de CSJ de Lima número
13912.
C-1569469-5
CAS. Nº 841-2015 LIMA
TERCERÍA EXCLUYENTE DE PROPIEDAD. SUMILLA: “Tanto el
primer como el segundo párrafo del artículo 91 de la Ley General de
Sociedades, exigen que la transferencia de acciones se encuentre
anotada en el libro de matrícula de acciones para que sea eficaz y
oponible frente a la sociedad y frente a terceros, respectivamente.”
Lima, once de abril de dos mil dieciséis. LA SALA CIVIL
TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA
REPÚBLICA: Vista la causa número ochocientos cuarenta y uno –
dos mil quince, en Audiencia Pública de la fecha; luego de verificada
la votación con arreglo a ley, emite la siguiente sentencia: I. MATERIA
DEL RECURSO DE CASACIÓN: Se trata del recurso de casación
interpuesto por Eduardo Antonio Jolay Acuña a fojas quinientos
treinta y cuatro, contra la sentencia de vista de fojas quinientos
dieciséis, de fecha veinte de enero de dos mil quince, expedida por
la Sexta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de Lima, que
revoca la sentencia apelada de fojas trescientos veintiocho, de fecha
dieciséis de noviembre de dos mil diez, que declaró fundada la
demanda; y reformándola declara infundada la misma; en los
seguidos por Eduardo Antonio Jolay Acuña contra Flavio Luis
Nicolich Luque y otro, sobre Tercería Excluyente de Propiedad. II.
FUNDAMENTOS DEL RECURSO DE CASACIÓN: El recurso de
casación fue declarado procedente mediante la resolución de fecha
nueve de julio de dos mil quince, obrante a fojas sesenta y uno del
cuadernillo formado en este Supremo Tribunal, por la causal prevista
en el artículo 386 del Código Procesal Civil, por la que se denuncia:
A) La infracción normativa material del artículo 91 de la Ley
General de Sociedades, precisando que el segundo párrafo del
citado artículo no puede ser interpretado aislada ni parcialmente,
sino sistemáticamente con el primer párrafo del mismo artículo. Este
segundo párrafo prescribe que si hay pleito en el que se discute el
mejor derecho de propiedad en contradicción de una persona de otra
(no una tercería), se admitirá el ejercicio de los derechos del
accionista por la misma sociedad; por lo que en este caso, al igual
que en el primer párrafo, nuevamente la sociedad se remite a su
matrícula, a menos que en el juicio de mejor derecho de propiedad
de acciones el Poder Judicial autorice lo contrario. Por lo tanto, en la
resolución impugnada existe una interpretación totalmente errada de
la norma, desnaturalizándola y desestructurándola, pues bajo la
interpretación que la Sala Superior le ha dado a la norma, se estaría
ante el absurdo en el cual un registro privado e interno de una
sociedad mercantil, al cual no puede acceder cualquier persona,
prevalecería sobre un Registro Público que es erga omnes, cuando
un Registro Público per se no genera derecho. Que, otro aspecto
incoherente de la interpretación lo es que por la connivencia evidente
entre quien se apoderó ilegalmente de la empresa con la persona
que embarga, no se inscribió la transferencia a favor del recurrente o
se fabricó un libro para facilitar el embargo; en ese sentido, si por
cualquier motivo de quien tiene en su poder el libro de matrícula de
acciones, no inscribe una transferencia o emplea un medio
fraudulento, transferencia que en este caso, data del año dos mil
cinco, entonces el derecho de propiedad ya no existe. Bajo esa
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misma interpretación, si el libro de matrículas se pierde, extravía o se
destruye, entonces el derecho de propiedad se extingue.
Interpretación que es totalmente incongruente y viola el derecho de
propiedad a que se refiere el artículo 70 de la Carta Magna; B) La
infracción normativa del artículo 139 incisos 3 y 14 de la
Constitución Política del Perú y del artículo II del Título
Preliminar del Código Civil, precisando que en el presente proceso
judicial la titularidad de las quinientas (500) acciones de la Inmobiliaria
Las Lomas de Monterrico Sociedad Anónima es indubitable, ya que
existe el contrato de compraventa con firmas legalizadas
notarialmente, existe copia certificada del cheque de gerencia que
acredita el pago, también la protocolización de la Junta General de
Accionistas de Inmobiliaria Las Lomas de Monterrico Sociedad
Anónima que da fe del quorum en una junta de accionistas
consignando al recurrente como titular de quinientas (500) acciones
que representan el cincuenta por ciento (50%) del capital social de la
Inmobiliaria Las Lomas de Monterrico Sociedad Anónima y nadie ha
objetado su derecho de propiedad sobre estas acciones,
comunicando incluso a la sociedad la transferencia de las acciones.
III. CONSIDERANDO: PRIMERO.- Que, del examen de los autos se
advierte que a fojas once, Eduardo Antonio Jolay Acuña interpone
demanda de Tercería Excluyente de Propiedad, con la finalidad que
se levante la medida cautelar de embargo en forma de inscripción
dictada por el Octavo Juzgado Civil Subespecialidad Comercial de la
Corte Superior de Justicia de Lima, mediante Resolución número
dos, de fecha diez de octubre de dos mil siete, que dispuso trabar
embargo hasta por la suma de veinte mil trescientos dólares
americanos (US$20,300.00), sobre el total de las acciones
nominativas que posee el ejecutado Pedro Mario Jolay Argandoña,
en su calidad de propietario del cuarenta y ocho por ciento (48%) de
las acciones en la sociedad denominada Inmobiliaria Las Lomas de
Monterrico Sociedad Anónima. Como sustento fáctico de su
pretensión manifiesta que: a) Mediante Contrato de Compraventa
de Acciones, de fecha diecisiete de enero de dos mil cinco, el
recurrente adquirió de Pedro Mario Jolay Argandoña y esposa, las
cuatrocientos ochenta (480) acciones de la Inmobiliaria Las Lomas
de Monterrico Sociedad Anónima, las mismas que adquirió por un
valor de cuatrocientos ochenta soles (S/480.00), cancelados
íntegramente mediante cheque de gerencia a cargo del Banco
Continental; b) Que, en la cláusula quinta del Contrato de
Compraventa de Acciones, de fecha diecisiete de enero de dos mil
cinco, los vendedores se comprometieron a comunicar de la
operación a la Gerencia General de Inmobiliaria Las Lomas de
Monterrico Sociedad Anónima, respecto a la transferencia para su
registro en el Libro de Matricula de Acciones; c) Que, Pedro Mario
Jolay Argandoña curso dos Cartas Notariales, uno de fecha veintiuno
de enero de dos mil cinco y el otro de fecha once de febrero de dos
mil cinco, tanto al Gerente General de la Inmobiliaria Las Lomas de
Monterrico Sociedad Anónima, como a Enrique Félix Jolay
Argandoña en la que le informa de la venta realizada; sin embargo,
Enrique Félix Jolay Argandoña no habría cumplido con anotar la
transferencia; d) Que, el Libro de Matricula de Acciones donde se
habría anotado la medida cautelar es falsificado, siendo el verdadero
legalizado ante el Notario Público Manuel Forero, bajo el número
035255, además si el libro hubiera sido autentico, se habría anotado
el número exacto de acciones que se afectan y no simplemente decir
que el ejecutado era el titular de un porcentaje de acciones,
circunstancia que resulta ser contraria a lo dispuesto en el artículo
656 del Código Procesal Civil; y e) Que, antes de adquirir las
cuatrocientos ochenta (480) acciones, el recurrente ya era titular de
veinte (20) acciones, circunstancia que aparecía en el libro así como
la titularidad de las cuatrocientos ochenta (480) acciones a favor de
Pedro Mario Jolay Argandoña. SEGUNDO.- Que, admitida a trámite
la demanda, en rebeldía de los demandados y valoradas las
pruebas, el juez de la causa mediante sentencia de primera instancia,
de fecha dieciséis de noviembre de dos mil diez, declara fundada la
demanda. Los fundamentos de dicha sentencia se resumen en el
sentido que el Juez ha establecido que: a) En el presente caso se
trata de dilucidar si de conformidad con las disposiciones legales
vigentes, se ha producido o no la transferencia de propiedad de las
acciones objeto de tercería de propiedad; b) Que, el artículo 91 de la
Ley General de Sociedades establece que la sociedad considera
propietario de la acción a quien aparezca como tal en la matricula de
acciones, por lo que se trata de una presunción iuris tantum respecto
a que si no aparece inscrita dicha transferencia de propiedad a favor
del accionante, debe acreditarse de otra manera que si se produjo
dicho negocio jurídico; c) Que, el artículo 947 del Código Civil
dispone que la transferencia de propiedad de una cosa mueble
determinada se efectúa con la tradición a su acreedor; y d) Que, el
documento que corre en copia certificada en fojas cinco, contiene un
negocio jurídico conforme a lo establecido por los artículos 141 y
1529 del Código Civil, por lo que se ha producido entre las partes,
vendedores y comprador, la translación del dominio de dichas
acciones y consecuentemente, el accionante es titular de las
acciones respecto a las cuales ha recaído medida cautelar de
embargo en forma de inscripción, negocio jurídico que por lo demás
se ha efectuado con anterioridad y con fe pública notarial de su
realización, al dictado y ejecución de la medida cautelar ordenada,
por lo que la demanda debe ser amparada. TERCERO.- Que,
apelada que fuera la sentencia de primera instancia, la Sala Superior
mediante sentencia de vista de fojas trescientos noventa y seis, de
fecha veintitrés de junio de dos mil once, confirma la recurrida.
Habiéndose interpuesto recurso de casación, esta fue declarada
El Peruano
Lunes 2 de octubre de 2017 CASACIÓN
fundada mediante resolución casatoria de fecha veintiuno de
diciembre de dos mil doce, disponiéndose que la Sala de Vista
expida nueva resolución. En esencia, esta Suprema Sala estableció
que no se había cumplido con analizar el contenido del segundo
párrafo del artículo 91 de la Ley General de Sociedades en el caso
de autos, a fin de verificar o no su pertinencia, máxime si en el
presente proceso de tercería el actor lo que pretende es hacer valer
su derecho de accionista erga omnes y con ello obtener el
levantamiento de una medida cautelar dispuesta por órgano
jurisdiccional, no existiendo mandato judicial alguno que desvirtúe lo
que aparece consignado en el Libro de Matricula de Acciones de la
empresa Inmobiliaria Las Lomas de Monterrico Sociedad Anónima,
debiendo además emitir pronunciamiento sobre la relación de
parentesco existente entre el actor y el co-demandado Pedro Mario
Jolay Argandoña y la alegada connivencia entre los mismos.
CUARTO.- Que, devueltos los autos, la Sala Superior mediante
resolución de vista de fojas cuatrocientos cincuenta y uno, de fecha
diez de mayo de dos mil trece, confirma la recurrida, señalando
básicamente lo siguiente: a) La aplicación del segundo párrafo no
resulta atendible al caso, al sujetarse a asuntos y/o controversias
societarias, lo que no ocurre en autos, no debiendo confundirse toda
vez que a través de la presente acción no se pretende el ejercicio de
derechos en calidad de accionista por parte del actor, ya que ello
corresponde oponer en una vía distinta a la presente, pues en el
presente proceso lo que persigue el actor es que en atención a su
derecho de propiedad de las acciones que fueron embargadas,
estas sean liberadas de la afectación del embargo en forma de
inscripción; b) No existe prueba alguna y menos indicio alguno que
llegue a determinar que exista un contubernio, confabulación o
conspiración entre el actor y el co-demandado Pedro Mario Jolay
Argandoña para levantar la medida cautelar; y c) No se ha logrado
desvirtuar que el Contrato de Compraventa de Acciones, de fecha
diecisiete de enero de dos mil cinco, haya sido declarado nulo
judicialmente y tampoco que haya sido resuelto, de lo que se puede
afirmar que tal acto jurídico es válido y produce sus efectos frente a
terceros, por tanto vigente los derechos que de tal contrato emanen.
QUINTO.- Que, contra dicha sentencia de vista el co-demandado
Flavio Luis Nicolich Luque, interpuso recurso que casación que fue
declarado fundado, mediante resolución casatoria de fecha dieciocho
de agosto de dos mil catorce, disponiéndose que la Sala de Vista
expida nueva resolución. En esta segunda oportunidad, esta
Suprema Sala estableció que la sentencia de vista no superaba el
control de logicidad, en tanto que en principio estableció que el
accionante resultaba ser propietario del cuarenta y ocho por ciento
(48%) de las acciones de la empresa Inmobiliaria Las Lomas de
Monterrico Sociedad Anónima; sin embargo, posteriormente señaló
que el demandante no tendría la calidad de accionista de la citada
empresa. Asimismo, se le recordó a la Sala Superior que pese a que
la Ejecutoria Suprema de fecha veintiuno de diciembre de dos mil
doce, dejó claramente establecido que lo que realmente pretendía el
accionante era hacer valer su derecho de accionista erga omnes y
con ello obtener el levantamiento de la medida cautelar dispuesta
por el órgano jurisdiccional; la Sala Superior ha sostenido que lo que
pretende hacer valer el demandante es su derecho de propiedad
sobre el cuarenta y ocho por ciento (48%) de las acciones de la
citada empresa, razonamiento que igualmente no guarda el sentido
de coherencia con lo ordenado expresamente por esta Suprema
Sala; por lo que se le ordenó al Ad quem que analice detenidamente
dicho aspecto en concordancia con lo dispuesto en el artículo 91 de
la Ley General de Sociedades y el artículo 533 del Código Procesal
Civil, a fin de emitir un pronunciamiento acorde a derecho. SEXTO.-
Que, devueltos los autos, la Sala Superior mediante sentencia de
vista, de fecha veinte de enero de dos mil quince, revoca la sentencia
apelada y reformándola declara infundada la demanda, tras concluir
que el demandante Eduardo Antonio Jolay Acuña no puede ser
considerado como propietario de las acciones que pretende
desafectar, conforme al segundo párrafo del artículo 91 de la Ley
General de Sociedades, puesto que su derecho, contenido en el
Contrato de Compraventa de Acciones de fecha diecisiete de enero
de dos mil cinco, no se encuentra inscrito en el Libro de Matricula de
Acciones (Libro de Registro de Acciones y Transferencias) de la
Inmobiliaria Las Lomas de Monterrico Sociedad Anónima, al haberse
acreditado que la condición de propietario del cuarenta y ocho por
ciento (48%) de las acciones de la sociedad corresponde solamente
a Pedro Mario Jolay Argandoña. SÉTIMO.- Que, absolviendo los
agravios del recurso de casación interpuesto por la parte
demandante, por causales sustentadas en vicios in procedendo,
como vicios in iudicando, corresponde efectuar en primer término el
análisis del error procesal, toda vez que, de resultar fundada tal
denuncia, dada su incidencia en la tramitación del proceso y su
efecto nulificante, carecería de sentido emitir pronunciamiento
respecto de los errores materiales. -OCTAVO.- Que, respecto a la
causal de infracción normativa procesal de los artículos 139
incisos 3 y 14 de la Constitución Política del Perú y II del Título
Preliminar del Código Civil, la parte recurrente alega básicamente
que la titularidad de las quinientas (500) acciones de la Inmobiliaria
Las Lomas de Monterrico Sociedad Anónima, se encuentra
indubitablemente acreditada con el Contrato de Compraventa de
acciones, con firmas legalizadas notarialmente, la copia certificada
del cheque de gerencia que acredita el pago y la protocolización de
la Junta General de Accionistas de la Inmobiliaria Las Lomas de
Monterrico Sociedad Anónima, comunicando incluso a la sociedad la
transferencia de las acciones. NOVENO.- Que, el Derecho al Debido
97009
Proceso y a la Tutela Jurisdiccional Efectiva, reconocidos en el inciso
3 del artículo 139 de la Constitución Política del Perú, garantizan al
justiciable, ante su pedido de tutela, el deber del órgano jurisdiccional
de impartir justicia dentro de los estándares mínimos que su
naturaleza impone; así mientras que la Tutela Jurisdiccional Efectiva,
supone tanto el derecho de acceso a los órganos de justicia (derecho
de acción), como la eficacia de lo decidido en la sentencia (derecho
a la ejecución de las resoluciones judiciales), el Debido Proceso,
significa la observancia de los principios y reglas esenciales exigibles
dentro del proceso, bajo sus dos expresiones: la de carácter formal,
que comprende el derecho a un juez natural, al procedimiento
preestablecido, al derecho de defensa y la motivación de las
decisiones judiciales; y la de carácter sustantiva, relacionada a los
estándares de razonabilidad y proporcionalidad que toda decisión
judicial debe suponer. DÉCIMO.- Que, por otra parte, el Derecho a la
Motivación de las Resoluciones Judiciales, consagrado en el inciso
14 del artículo 139 de la Constitución Política del Perú, reconoce el
derecho de defensa, el cual garantiza el derecho a no quedar en
estado de indefensión en cualquier etapa del proceso. En ese
sentido, el contenido constitucionalmente protegido del derecho de
defensa queda afectado cuando, en el seno de un proceso judicial,
cualquiera de las partes resulta impedida, por concretos actos de los
órganos judiciales, de ejercer los medios necesarios, suficientes y
eficaces para defender sus derechos e intereses legítimos. DÉCIMO
PRIMERO.- Que, finalmente el artículo II del Título Preliminar del
Código Civil, establece que la ley no ampara el ejercicio ni la omisión
abusiva de un derecho. DÉCIMO SEGUNDO.- Que, efectuadas las
precisiones que anteceden, esta Sala Suprema considera que la
sentencia de vista se encuentra suficientemente motivada, no
advirtiéndose argumentos incoherentes o imprecisos o una falta de
valoración de pruebas, que en su conjunto afecten el Derecho a un
Debido Proceso, tampoco se advierte que la parte recurrente haya
quedado en estado de indefensión en el transcurso de proceso, y
menos aun que se haya configurado un abuso de derecho; por lo
que esta causal es infundada, correspondiendo analizar a través de
la causal material, la denuncia sobre la infracción normativa del
artículo 91 de la Ley General de Sociedades. DÉCIMO TERCERO.-
Que, en cuanto a la causal de infracción normativa material del
artículo 91 de la Ley General de Sociedades, la parte recurrente
alega que la Sala Superior ha interpretado aislada y parcialmente el
segundo párrafo del citado artículo, en lugar de interpretarlo de
manera sistemática con el primer párrafo del mismo artículo, pues
bajo la interpretación que la Sala Superior le ha dado a la norma, se
estaría ante el absurdo que un registro privado e interno de una
sociedad mercantil prevalecería sobre un Registro Público que es
erga omnes, y que si el libro de matrículas se pierde, extravía o se
destruye, entonces el derecho de propiedad se extingue; por lo que,
la interpretación correcta es que en ambos párrafos del citado
artículo la sociedad se remite a su matrícula de acciones, a menos
que en un juicio de mejor derecho de propiedad de acciones, el
Poder Judicial autorice lo contrario. DÉCIMO CUARTO.- Que, el
artículo 91 de la Ley General de Sociedades, señala que: “La
sociedad considera propietario de la acción a quien aparezca como
tal en la matrícula de acciones. Cuando se litigue la propiedad de
acciones se admitirá el ejercicio de los derechos de accionista por
quien aparezca registrado en la sociedad como propietario de ellas,
salvo mandato judicial en contrario”. DÉCIMO QUINTO.- Que, para
efectos de verificar la interpretación efectuada por la Sala Superior,
es necesario tener en cuenta lo expuesto por Ricardo Beaumont
Callirgos, al señalar que: “La palabra acción tiene un doble sentido.
Designa el derecho del socio en una sociedad de capitales y se
opone al interés de las sociedades de personas; designa igualmente
el título que no solamente comprueba sino que representa el derecho
(…). Por otra parte es voluntaria, pues el título ha sido creado para
conferir al derecho un carácter particular”1. Por su parte, Cristhian
Northcote Sandoval sostiene con relación a la titularidad de la acción
regulada en el artículo 91 de la Ley General de Sociedades y a la
transferencia de acciones en la sociedad anónima, que: “la sociedad
reputará como propietario de las acciones a quien aparezca en el
libro de matrícula de acciones como tal. Pero, esto no implica que
una transferencia de acciones no sea válida por el hecho de no estar
registrada en el libro de matrícula de acciones. La falta de anotación
de la transferencia en el libro de matrícula únicamente significa que
el adquirente de las acciones no podrá oponer su derecho frente a la
sociedad. (…) la transferencia surte efectos entre el transferente y el
adquirente desde el momento de la celebración del contrato de
transferencia”2. DÉCIMO SEXTO.- Que, en tal orden de ideas,
cuando el artículo denunciado establece en su primer párrafo que:
“La sociedad considera propietario de la acción a quien aparezca
como tal en la matrícula de acciones”, debemos entenderlo en el
sentido que solo se considerará titular de los derechos y obligaciones
“frente a la sociedad” a quien tiene inscrito dicho derecho en el
referido registro, de lo contrario, la relación jurídica entre el
comprador y vendedor de las acciones solo mantendría los efectos
entre ellos más no ante la sociedad; interpretación que se desprende
de lo establecido por el artículo 8 de la citada Ley Societaria que
textualmente señala que: “Son válidos ante la sociedad y le son
exigibles en todo cuanto le sea concerniente, los convenios entre
socios o entre éstos y terceros, a partir del momento en que le sean
debidamente comunicados”. Por lo tanto, de las normas citadas se
desprende que se impone al accionista la obligación de comunicar a
la sociedad la transferencia de acciones, con el fin de que la misma
sea eficaz frente a la sociedad y con ello brindar seguridad a la

97010 CASACIÓN
misma respecto de quienes son sus socios; de modo tal que la
sociedad considerará como socio a quien aparezca en la matrícula
de acciones, no importando que éste haya perdido la calidad de tal.
DÉCIMO SÉTIMO.- Que, ese sentido, si bien es cierto que el
contrato de transferencia surte efectos desde el momento de su
celebración; por lo que, entre las partes, la transferencia es válida y
oponible; sin embargo, a exigencia del artículo 91 de la Ley General
de Sociedades, para que la transferencia sea oponible a la sociedad
se debe comunicar la operación y se debe hacer la anotación
correspondiente en el Libro de Matrícula de Acciones, pues si la
transferencia no es comunicada a la sociedad y no se anota en el
Libro de Matrícula de Acciones, el adquirente no podrá ejercer sus
derechos como accionista. Entonces, aun cuando la anotación
carece de valor constitutivo, pues el acto jurídico de trasmisión de
acciones permanece ajeno a la sociedad; lo cierto es que solo
después de su anotación en el registro respectivo (Libro de Matrícula
de Acciones) la sociedad considerará como socio al nuevo propietario
de las acciones; por lo que, dicha anotación no afecta a la esencia
del acto, sino a su eficacia frente a la sociedad. DÉCIMO OCTAVO.-
Ahora bien, el segundo párrafo del artículo 91 de la Ley General de
Sociedades señala que: “Cuando se litigue la propiedad de acciones
se admitirá el ejercicio de los derechos de accionista por quien
aparezca registrado en la sociedad como propietario de ellas, salvo
mandato judicial en contrario”. Interpretando este segundo párrafo
en forma conjunta con el primer párrafo, se entiende que de mediar
un proceso judicial en el que se discuta la propiedad de las acciones
de una sociedad (que no necesariamente debe ser uno de mejor
derecho de propiedad), el socio que se considere propietario de
dichas acciones podrá hacer ejercicio de todos sus derechos como
tal, siempre que su derecho de propiedad se encuentre registrado en
la sociedad a través de su libro de matrícula de acciones, caso
contrario, no podrá ejercer ningún derecho en el citado proceso,
salvo que por mandato judicial se disponga que una persona que no
está registrada como propietaria de acciones en el libro de matrícula
respectivo, puede hacer ejercicio de sus derechos de accionista al
interior del proceso judicial. DÉCIMO NOVENO.- Que, este Supremo
Tribunal coincide con lo expuesto por la Sala Superior, cuando
concluye que el primer párrafo del artículo 91 de la Ley General de
Sociedades, referido a la “propiedad” de la acción tiene como
destinatario a la “sociedad”, mientras que el segundo párrafo tiene
como destinatario a “terceros”; y que únicamente mediante
resolución judicial se puede ordenar a la sociedad que considere
“propietario” de la acción a una persona distinta a la que tiene su
derecho inscrito en la matrícula de acciones. VIGÉSIMO.- Que, en
consecuencia, debe quedar en claro que tanto en el primer párrafo
como en el segundo párrafo del artículo 91 de la Ley General de
Sociedades, exigen que la transferencia de acciones se encuentre
anotada en el Libro de Matrícula de Acciones para que sea eficaz y
oponible frente a la sociedad y frente a terceros, respectivamente.
VIGÉSIMO PRIMERO.- Que, estando a lo señalado, se llega a la
conclusión que no se evidencia la interpretación errónea del artículo
91 de la Ley General de Sociedades por parte de la Sala Superior,
por lo que el presente recurso debe ser declarado infundado. IV.
DECISIÓN: Siendo esto así, conforme a lo dispuesto en el artículo
397 del Código Procesal Civil; por cuyas razones declararon:
INFUNDADO el recurso de casación interpuesto por Eduardo
Antonio Jolay Acuña a fojas quinientos treinta y cuatro; en
consecuencia, NO CASARON la sentencia de vista de fojas
quinientos dieciséis, de fecha veinte de enero de dos mil quince,
expedida por la Sexta Sala Civil de la Corte Superior de Justicia de
Lima; DISPUSIERON la publicación de la presente resolución en el
Diario Oficial "El Peruano", bajo responsabilidad; en los seguidos por
Eduardo Antonio Jolay Acuña contra Pedro Mario Jolay Argandoña y
otro, sobre Tercería Excluyente de Propiedad; y los devolvieron.
Integra esta Sala el Juez Supremo Señor De La Barra Barrera por
licencia del Juez Supremo Señor Mendoza Ramírez. Ponente Señor
Miranda Molina, Juez Supremo. S.S. ROMERO DÍAZ, CABELLO
MATAMALA, MIRANDA MOLINA, YAYA ZUMAETA, DE LA BARRA
BARRERA
1
BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo, “Las acciones de las sociedades
anónimas”. En “Tratado de Derecho Mercantil”, T. I, Derecho Societario,
Gaceta Jurídica, Primera Edición, 2003, p. 373.
2
NORTHCOTE SANDOVAL, Cristhian, “La transferencia de acciones y
participaciones de sociedades”. En Actualidad Empresarial N° 197 –
Segunda Quincena de Diciembre de 2009, p. VIII-1.
C-1569469-6
CAS. Nº 950-2015 PIURA
INDEMNIZACIÓN POR DAÑOS Y PERJUICIOS. SUMILLA: Se
incurre en motivación insuficiente cuando no se han expuesto las
razones de hecho o de derecho indispensables para asumir la
decisión. Artículo 139 inciso 5 de la Constitución Política del Perú.
Lima, dieciocho de enero de dos mil dieciséis. LA SALA CIVIL
TRANSITORIA DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA
REPÚBLICA: Vista la causa número novecientos cincuenta – dos
mil quince; y producida la votación con arreglo a Ley, emite la
siguiente sentencia: I. ASUNTO: Se trata del recurso de casación
interpuesto por La Positiva Seguros y Reaseguros Sociedad
Anónima a fojas quinientos cuarenta, contra la resolución de vista de
fojas quinientos veintiuno, de fecha treinta y uno de diciembre de dos
mil catorce, emitida por la Segunda Sala Civil de la Corte Superior de
Justicia de Piura, que confirma la resolución apelada de fojas
El Peruano
Lunes 2 de octubre de 2017
cuatrocientos cuarenta y cuatro, de fecha veinticuatro de marzo de
dos mil catorce, que declaró fundada en parte la demanda,
ordenando a los demandados y al denunciado civil pagar la suma de
quince mil soles (S/15,000.00) por concepto de lucro cesante y
treinta y cinco mil soles (S/35,000.00) por concepto de daño extra
patrimonial al demandante; e, infundado el extremo del daño
emergente; en los seguidos por Armando Requena Silva contra la
Empresa de Transportes Guzmán Sociedad Anónima y otros, sobre
Indemnización por Daños y Perjuicios. II. ANTECEDENTES: 1.
DEMANDA: El diecinueve de diciembre de dos mil ocho, mediante
escrito obrante a fojas veintiséis, Armando Requena Silva interpuso
demanda de Indemnización por Daños y Perjuicios; pretendiendo
que se ordene a los demandados se le indemnice en la suma de
ochenta y cinco mil soles (S/85,000.00), que comprende: treinta y
cinco mil soles (S/35,000.00) por concepto de daño emergente,
treinta y cinco mil soles (S/35,000.00) por daño extra patrimonial y
quince mil soles (S/15,000.00) por concepto de lucro cesante;
argumentando que: - El veintiocho de mayo de dos mil ocho se
produjo un accidente de tránsito por choque de dos vehículos,
siendo uno de ellos el ómnibus de placa de rodaje UD-3472 marca
Volkswagen de propiedad de la Empresa de Transportes y Servicios
Generales Santangel Sociedad Comercial de Responsabilidad
Limitada conducido por Daniel Emilio Chávez Gómez y un camión
semirremolque de placa de rodaje YG-9852 de propiedad de la
Empresa de Transportes Guzmán Sociedad Anónima conducido por
Óscar Wilfredo Acón Paz. - Como consecuencia del accidente
fallecieron tres personas y resultaron heridas otras más, entre ellos,
el demandante que iba a bordo del ómnibus de propiedad de la
Empresa de Transportes y Servicios Generales Santangel Sociedad
Comercial de Responsabilidad Limitada, habiéndose determinado
en la investigación policial que el accidente se produjo por la
imprudencia del conductor del camión de propiedad de la Empresa
de Transportes Guzmán Sociedad Anónima. - El demandante sufrió
lesiones graves que requirieron inmediato tratamiento quirúrgico en
el Hospital Regional de Piura, siendo internado por veintidós días,
además del tratamiento ambulatorio post-operatorio que ha sido
largo, penoso y costoso, debiendo seguir además, un tratamiento en
el Instituto Nacional de Oftalmología. Indica además, que desde el
día del accidente se encuentra desocupado, sin percibir ingresos
económicos, habiendo quedado con su rostro y cabeza totalmente
desfigurados. - Señala que las empresas demandadas deben
responder por la responsabilidad civil extracontractual objetiva que
les asiste, entendida ésta como la que resulta del empleo de cosas
riesgosas o actividades peligrosas, contemplado en el artículo 1970
del Código Civil, no requiriendo que medie una conducta dolosa o
culposa, basta que exista un nexo causal entre el desarrollo de la
actividad peligrosa con el daño causado al agraviado a consecuencia
de dicha actividad. 2. CONTESTACIÓN DE LA DEMANDA: El ocho
de junio de dos mil nueve, la Empresa de Transportes Guzmán
Sociedad Anónima, contestó la demanda negándola y
contradiciéndola en todos sus extremos, argumentando que: - La
denunciada civil La Positiva Seguros y Reaseguros Sociedad
Anónima, señala que tiene un seguro de siniestros con dicha
aseguradora, por lo tanto, es ella quien asumirá las responsabilidades
derivadas del presente caso. - La empresa, desde que ocurrió el
accidente, no escatimó esfuerzos para atender a todos y cada uno
de los sujetos agraviados; además, tiene adquirido el Seguro
Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT) a través de la
Aseguradora Compañía de Seguros Rímac, en aplicación del mismo
se atendió a los que resultaron perjudicados. - Alega que su empresa
no se ha negado a atender a otros perjudicados; sin embargo, debe
tenerse presente que el Atestado Policial señala que el vehículo de
su propiedad se encontraba en muy buen estado y que el accidente
no se produjo por deficiencias en el vehículo, sino por causas ajenas
a su empresa, pues, el responsable directo es el chofer del vehículo
siniestrado, Óscar Wilfredo Acón Paz. - Indica que el demandante no
ha demostrado el real daño que se le ha causado, pues de los
documentos que presenta se desprende que ha sido atendido por el
Seguro Social de Salud - EsSalud, razón por la cual tanto la atención
médica, quirúrgica, farmacéutica y clínica (internamiento) han sido
satisfechos por dicha entidad, no habiendo probado los gastos que
señala haber incurrido, como tampoco los daños que le hubieren
perjudicado económicamente. - Refiere que la Corte Suprema de
Justicia de la República, en reiteradas ejecutorias ha establecido que
la carga de la prueba para requerir el pago de indemnización por
daños y perjuicios y/o lucro cesante es de quien demanda, y en el
presente caso, no existe ninguna que acredite tales extremos, ni
menos pruebe los montos reclamados. - Así, precisa que del propio
documento, Informe Médico emitido por el Instituto Nacional de
Oftalmología se desprende que los daños que ha sufrido no le ha
generado secuelas que lo incapaciten permanentemente; es por ello
que concluye que el monto de ochenta y cinco mil soles (S/85,000.00)
reclamado no tienen ningún sustento y que obedecen a una
apreciación subjetiva. Asimismo, mediante escrito de fecha dos de
noviembre de dos mil nueve, obrante a fojas ciento ochenta y cuatro,
La Positiva Seguros y Reaseguros Sociedad Anónima, contestó la
demanda señalando que: - La Empresa de Transportes Guzmán
Sociedad Anónima, a la fecha en que se produjo el accidente, tenía
contratado una Póliza de Vehículos número 628681-38, de ahí que
en su condición de aseguradora no tenía ni injerencia, ni
responsabilidad directa en la comisión del daño que motiva la
presente causa, sino que se encuentra inmersa en el proceso por
haber celebrado un contrato de seguro con la demandada, hecho