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ESTUDIANTE: Palma Zambrano Dayana Isabel

PORCINO.
El cerdo , también denominado chancho, cochino, gorrino, marrano, porcino o puerco, es
una subespecie de mamífero artiodáctilo de la familia Suidae. Es un animal doméstico usado en
la alimentación humana por muchos pueblos.
Su domesticación se inició en el Oriente Próximo hace unos 13 000 años, aunque se produjo un
proceso paralelo e independiente de domesticación en China. En la actualidad el cerdo
doméstico se encuentra en casi todo el mundo. La distinción entre el cerdo silvestre y doméstico
es pequeña y en algunas partes del mundo (por ejemplo en Nueva Zelanda) el cerdo doméstico
se ha vuelto cimarrón. Los cerdos cimarrones pueden causar daños sustanciales al ecosistema.
La familia de los suidos también incluye alrededor de 12 diferentes especies del cerdo silvestre,
clasificadas también bajo el género Sus.
El cerdo doméstico adulto tiene un cuerpo pesado y redondeado, hocico comparativamente
largo y flexible, patas cortas con pezuñas (cuatro dedos) y una cola corta. La piel, gruesa pero
sensible, está cubierta en parte de ásperas cerdas y exhibe una amplia variedad de colores y
dibujos. A pesar de su apariencia son animales ágiles, rápidos e inteligentes.
Adaptados mediante selección para la producción de carne, dado que crecen y maduran con
rapidez, tienen un período de gestación corto, de unos ciento catorce días (tres meses, tres
semanas y tres días), y pueden tener camadas muy numerosas. Son herbívoros en estado salvaje
porque tienen una mandíbula preparada para vegetales. En su domesticación son omnívoros y
se les da también carne, siempre picada, pero consumen una gran variedad de vegetales y
restos orgánicos que contengan proteínas.

VARIEDADES, RAZA.
En el ganado porcino, a nivel de granjas productoras de animales no suelen utilizarse razas
puras; se emplean líneas genéticas que suelen ser cruces de Landrace (LD) con Large
White (LW), con un finalizador que dependerá del objetivo final del cruzamiento. Razas con
óptimas características reproductivas y de crecimiento destinadas a la producción de hembras
híbridas son large White, duroc, landrace. Como razas con buena eficiencia alimentaria y
extraordinaria calidad de canal están pietrain, landrace belga y Hampshire.
Con respecto a las razas españolas, prácticamente han desaparecido. La única raza española que
se produce a nivel industrial es el cerdo ibérico. El cerdo ibérico comprende una serie de
variedades, líneas y estirpes. Las diferencias entre ellas son tanto ambientales como genéticas.
Las estirpes principales son retinto extremeño, valdesequera, torviscal y negro lampiño. La
diferencia entre estas estirpes es el color de la capa (manchada, rubia, retinta y negra). A pesar
de estas diferencias todos tienen en común la dotación genética requerida para pertenecer a
esta raza.
Dependiendo del sistema de explotación y alimentación se puede clasificar:

 De bellota o montanera:  al menos dos meses en montanera (bellota y hierba). Se


producen a finales del otoño o en invierno.
 De recebo o media montanera: al final del periodo de montanera, se les suministra
pienso hasta que alcanzan el peso deseado.
 De pienso extensivo:  cebados con pienso   pero al   aire   libre.   También comen hierba
y restos de bellotas.
 De pienso intensivo:   cebados solamente   con pienso   y   en naves.  Se producen en
verano principalmente.

CONDICIONES AMBIENTALES.
Los cerdos son animales susceptibles a las condiciones en las que son alojados, especialmente a
la temperatura ambiente, humedad relativa y corrientes de aire. Si las condiciones ambientales
en una granja no son las óptimas, se va a modificar la conducta de los cerdos, lo que afecta
negativamente al crecimiento, la reproducción y la producción de leche de las cerdas.
Por lo tanto, las granjas de cerdos se planean y diseñan cuidadosamente para evitar dichas
problemáticas. Para eso se consideran todos y cada uno de los factores ambientales que
influyen sobre la producción y salud, se tienen en cuenta las necesidades ambientales en base a
las estaciones y condiciones climáticas externas a la granja, y, lo más importante es que se
consideran los factores ambientales que varían según la edad, el peso y el estado fisiológico.
Los animales de más de 40 kg de peso son susceptibles a las altas temperaturas y la elevada
humedad ambiental; para estos, se trata de mantener una temperatura inferior a los 22 grados
centígrados y una humedad de entre 50 y 70%. Para eso sus alojamientos deben estar bien
ventilados y se trata de que sus corrales no estén expuestos a los rayos del sol directamente,
para lo que sus casetas se orientan en dirección este – oeste. En regiones calurosas y épocas del
año donde la temperatura es elevada se llegan a emplear ventiladores para disminuirla.
Por otro lado, los cerdos más jóvenes, con menos de siete semanas de vida, son susceptibles a
las bajas temperaturas (menos de 20 grados) y especialmente a cambios de temperatura de seis
grados en tres horas, por lo que se evitan corrientes de aire y humedad arriba del 80%. Los
lechones lactantes necesitan temperaturas ambientes de alrededor de 28-30 grados las
primeras tres o cuatro semanas de vida, por lo que se emplean fuentes de calor suplementario
como focos de calor colocados a 40 cm de altura o calefactores de gas.

IMPORTANCIA.
La industria porcina en el mundo tiene una importante participación en la economía, es una de
las principales actividades económicas del subsector pecuario y en las últimas dos décadas, la
porcicultura mexicana enfrentó cambios significativos en el entorno económico en el cual se
desenvolvió́, motivando variaciones en ritmos de crecimiento de la producción. Actualmente el
consumo de carne de cerdo ocupa el tercer lugar en importancia en la producción de carnes en
México y representa la actividad productiva con mayor captación de la producción de granos
forrajeros. La población mexicana consume anualmente 22 millones de cerdos, de los cuales,
ocho se adquieren en el extranjero, principalmente en el mercado estadounidense (36.4%)
(Zavala, 2014).

La porcicultura en México, después de 1999 generaba alrededor de 56,000 empleos directos y


280,000 indirectos; diez años después (2009), generó alrededor de 350,000 empleos directos y
1.7 millones de empleos indirectos; y durante 2001 a 2010, el ingreso real de la producción
pecuaria en México, creció́ 23.66%, del cual, la carne de porcino tuvo un crecimiento de 10.79%,
debido a los aumentos en la producción durante esta etapa y mejores precios de la misma
(Rebollar et al., 2016). En el año 2005, la producción de carne y productos porcinos en México
fue de 1’427,886 toneladas, ubicando la participación del sector porcino como la tercera
actividad en importancia en la producción de carnes; esta cifra representó un ligero crecimiento
del 3.6% respecto al 2004, pero un retroceso en términos de la participación de la carne
nacional en el consumo, en el que la importancia de la carne importada es cada vez mayor.
USO EN LA ALIMENTACION
HUMANA.
Los beneficios que aporta el consumo de carne de cerdo a la nutrición humana son varios. En
primer lugar, el cerdo es una valiosa fuente de proteínas y aminoácidos esenciales que los seres
humanos tienen que obtener de fuentes externas, ya que nuestro cuerpo no los puede sintetizar
por sí solo. Además, la grasa de cerdo, en cantidades moderadas, constituye una valiosísima
fuente de energía.

La composición nutricional de la carne de cerdo varía según el corte del que se trate. Los cortes
magros presentan un bajo aporte calórico, proteínas de alto valor biológico y un moderado
aporte graso (2).  Recuerda que la cantidad de grasa dependerá de la zona que estemos
consumiendo. En el cerdo, la parte que menos nos aporta grasa es el lomo, que además de ser
delicioso, es de fácil digestión. Por lo que se refiere a los micronutrientes, el cerdo representa
una fuente de minerales como fósforo, selenio, sodio, zinc, potasio, cobre, hierro y magnesio.
Además, proporciona vitaminas B6, B12, tiamina, niacina, riboflavina y ácido pantoténico, que
son beneficiosos para el crecimiento y desarrollo saludable de niños y adultos  

Sin duda una de las materias primas esenciales de la gastronomía española, el cerdo es el
animal del que más cantidad de alimento se puede aprovechar. Así, de su carne firme y de sabor
suave, se elabora un extenso abanico de productos que son parte de la riqueza culinaria de
muchas zonas geográficas. Desde el filete hasta el jamón, pasando por la morcilla y otros
embutidos, el cerdo forma parte de la tradición culinaria española. Su carne es fuente de
proteínas, ácidos grasos y vitaminas, al tiempo que, aunque contiene grasas, son menos
saturadas que las que se encuentran en otros alimentos.

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