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Factores de selección.
Los elementos de selección se agrupan en factores económicos, de calidad y de servicio.
Los factores económicos son el precio unitario, los descuentos comerciales y rappels o los gastos de
embalaje, transporte, carga y descarga.
Los factores de calidad se obtienen examinando las muestras recibidas, las características técnicas, las
pruebas de funcionamiento, etc.
Los factores de servicio son aspectos como el plazo de entrega, el servicio posventa, la asistencia técnica
y atención al cliente, el período de garantía, el prestigio de proveedor o la imagen del producto en el
mercado.
Existen igualmente otras razones que motivan la visita antes de tomar la decisión final. Estas razones se
relacionan, de una parte, con factores específicos del producto y el proveedor y, de otra, con la organización
de la compra.
Los factores del producto y el proveedor están relacionados con las características técnicas y la facilidad de
uso, la formación ofrecida por el proveedor y el tiempo concedido para ello, la flexibilidad para adaptarse al
personal de nuestra empresa o la confianza y empatía entre comprador y vendedor, para asegurar la
comodidad del suministro.
Los factores del proceso de compra se relacionan con el tipo de compra, el riesgo percibido y el tiempo
disponible. Estos factores se originan por la toma de decisiones. Cuando la decisión es autónoma, resaltan las
preferencias del usuario principal del producto mientras que, en las decisiones conjuntas, se interponen
conflictos entre las personas que intervienen en el proceso de compra. Generalmente, si es la primera compra
que le hacemos al proveedor, la decisión suele ser conjunta o se consulta con otras personas de la empresa,
aunque no estén implicadas en el proceso de compra. En estos casos la diferencia de opiniones hace que se
retrase la decisión final.
Una vez elegido a un proveedor o proveedores, debemos responder con una carta a todas las empresas que
enviaron su oferta. Notificaremos a los proveedores seleccionados la decisión final y las razones por las que
han sido elegidos, mientras que a los no escogidos les diremos por qué no hemos aceptado sus condiciones, ya
que pudieran realizar nuevas ofertas.
En la ficha de producto aparecen todos los posibles proveedores; así tenemos información sobre la oferta más
apropiada para cada ocasión. Además, si en un momento determinado un proveedor no puede atender
nuestro pedido, podemos recurrir a otro y garantizar el stock.
Desarrollo.
Primero las partes de conocerse y de establecer un clima de confianza. El inicio es muy importante ya que, si se
alcanza un buen grado de sintonía, esta facilitará la negociación.
Después de esta introducción las partes entran en materia; es frecuente que la parte que hace la oferta
comience realizando una presentación de la misma. Acto seguido ambas empezarán a intercambiar
información, tanteando la posición y comprobando cuál es la diferencia que la separa. Defenderán sus
planteamientos, argumentarán en contra del oponente, se harán pequeñas concesiones, etc.
El desarrollo será normalmente gradual; no conviene precipitarse. No obstante, cada persona posee su propio
ritmo de negociación y se debe respetar, pues presionar más allá de cierto límite puede ser contraproducente.
Las reuniones no se deben prolongar en exceso; después de muchas horas de negociación, y en mitad de una
discusión acalorada, podemos olvidar cuáles eran los objetivos, qué estrategia queríamos emplear, etc. Resulta
conveniente hacer pausas o descansos para que cada parte pueda analizar la situación, evaluar la información
recibida y ver el estado en el que se encuentra la negociación.
Cierre.
Se produce cuando se han tratado todos los temas y se da por terminada la negociación, con acuerdo o sin él.
Antes de terminar, nos debemos asegurar de que no queda ningún cabo suelto y de que ambas partes
interpretan de igual manera los acuerdos pactados.
En caso de obtenerse un acuerdo que marque el final de la negociación y que concluya con éxito, no debemos
de estropearlo planteando nuevas exigencias, pues nos arriesgamos a que la parte contraría dé marcha atrás.
También conviene mostrarse humilde si uno cree que ha resultado ganador.
Una vez cerrada la negociación, hay que recoger por escrito todos los acuerdos; no puede quedar nada en un
compromiso verbal.
Antes de firmar el documento, se debe leer despacio, para asegurarnos de que recoge fielmente todos los
puntos tratados.
El negociador, antes de firmar un documento, debe verificar que posee autorización suficiente o que, por el
contrario, requiere la aprobación de un superior.
Estrategia <<ganar-perder>>.
La negociación <<yo gano-tú pierdes>> se caracteriza porque cada uno busca alcanzar el máximo beneficio sin
preocuparse de la situación del otro. Durante la negociación prima un ambiente de confrontación. Se ve a la
otra parte como un rival al que hay que derrotar.
Las partes desconfían mutuamente y utilizan técnicas de presión con el fin de favorecer su posición. El riesgo
de esta estrategia es que el oponente, si no ha quedado satisfecho y considera injusto el resultado, puede
resistirse a cumplir su parte del acuerdo y, por tanto, recurrir a los tribunales.
Características:
El único objetivo del comprador es conseguir el precio más bajo, incluso inferior al de mercado.
El comprador utiliza tácticas de persuasión y expone objeciones simuladas basadas en habilidades pícaras
(astutas).
El comprador no mantiene relaciones comerciales duraderas; cambia de proveedor en busca de precios
cada vez más bajos.
Entre el comprador y el vendedor existe desconfianza mutua y continuas fricciones por cuestiones de
calidad, precios o entregas.
El comprador mantiene a sus proveedores en permanente rivalidad, para ver cuál realiza más
concesiones.
La estrategia de <<ganar-perder>> solo se debería en una negociación aislada, pues el deterioro que sufre la
relación personal provoca que el perdedor se sienta engañado y que no quiera volver a negociar.
Estrategia <<ganar-ganar>>.
La negociación <<yo gano-tú ganas>> consiste en llegar a un acuerdo que sea mutuamente beneficioso.
Durante la negociación se genera un clima de confianza; se defienden los intereses propios, pero también se
tienen en cuenta los del oponente. No se percibe a la otra parte como un contrincante sino como un
colaborador.
Las dos partes estarán satisfechas con el resultado obtenido; ello garantiza que cada una cumpla su parte del
acuerdo. Además, el buen entendimiento permite que, durante la negociación, se pueda ampliar el área de
colaboración.
La negociación <<ganar-ganar>>, se caracteriza por los siguientes principios:
Conseguir una operación equilibrada, con un buen acuerdo para ambas partes; esto implica que siempre
se debe ceder en algo.
Obtener relaciones comerciales duraderas a largo plazo y con pocos proveedores.
Defender un objetivo común entre empresas y ofrecer al mercado un producto final de alta calidad.
Mantener confianza mutua, amplio intercambio de información y mucha cooperación entre las empresas.
Los compradores estratégicos deben una gran porción de su éxito a la capacidad de crear amistad y confianza
con el vendedor.
5.4.2 Relaciones proveedor-cliente: Comakership
La filosofía Comakership, término que va mucho más allá de una integración de las relaciones operativas
respecto a desarrollo, diseño, mejora y gestión, lo cual lleva a dichas empresas (proveedor-cliente) a una vía de
progreso común absolutamente inseparable.
Esta forma de trabajo mancomunado se basa en una nueva <<filosofía de aprovisionamiento>> que se apoya
en la <<Gestión de Calidad Total>> y en la <<producción Just in Time>>, que engloba el desarrollo de <<mejora
continua>> y <<eliminación de desperdicios>>.
Comprador receptivo.
Es un individuo abierto al diálogo; presta atención a las propuestas de su interlocutor y no duda en
comentarlas. Sus opiniones personales, positivas o negativas, las expresa con amabilidad; trata de crear un
clima de simpatía y establecer con el proveedor una relación basada en el respeto mutuo. El comprador
receptivo posee buenas cualidades para la negociación.
Sus puntos débiles se manifiestan cuando muestra en exceso su actividad receptiva; entonces su interlocutor
lo puede calificar de cándido o ingenuo y hacerle ceder en concesiones que no tenía previstas.
Comprador combativo.
Se corresponde con un profesional experimentado, luchador y ambicioso pero que, al mismo tiempo, es
realista, y para alcanzar sus objetivos, analiza tanto la dimensión técnica como la humana de la negociación.
Siempre se encuentra dispuesto a ganar y durante la negociación desarrolla argumentos sólidos, manifiesta
gran firmeza en los puntos importantes y se muestra flexible en los menos importantes.
El problema se presenta cuando sus éxitos lo llevan a una ambición excesiva; entonces se vuelve presuntuoso
y no es capaz de realizar concesiones durante la negociación.
Sin embargo en la vida real, los negociadores se sitúan en un punto intermedio. Ninguno de estos dos
extremos resulta adecuado: el primero porque puede generar un clima de tensión que dé al traste con la
negociación y el segundo, por una excesiva bondad de la que se puede aprovechar.