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LOS 7 SACRAMENTOS DE LA SANTA IGLESIA

Los Sacramentos son acciones de la fe cristiana a través de los cuales Dios comunica su gracia
divina al ser humano, alimentando y fortaleciendo su espíritu. Estos sacramentos son administrados
por el obispo o sacerdote.

El carácter sacramental es imborrable por lo que se recibe una vez en la vida y hoy queremos
compartir cada detalle:

1. El Bautismo
El Bautismo es el primer sacramento de la iniciación cristiana y significa sumergir (en la vida en
Cristo) en el agua a quien se bautiza, es decir que durante el bautismo la persona abandona la
muerte para renacer en una vida nueva como cristiano. El agua purifica y nos limpia antes los
ojos de Dios del pecado cometido por Adán y Eva.
Este sacramento se puede apreciar en la siguiente lectura: «Jesús se acercó y les habló así: Me ha
sido dada toda la autoridad en el Cielo y en la Tierra. Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos
sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». (Mt 28,
18-19).

2. La Confesión
La confesión es la acción y efecto de admitir o declarar algo que es del conocimiento propio, sea de
manera voluntaria o forzada. Proviene del latín «conffesio», término conformado por el prefijo con,
que significa «todo», la palabra fiteri, que significa «admitir», y el sufijo sion, que
significa «acción y efecto».
Este sacramento también conocido como el sacramento de la penitencia o reconciliación, nos
devuelve la vida divina perdida por el pecado, permitiendo reconciliarnos con Dios y curar nuestra
alma, además que nos muestra su infinito amor en los padres. Es un encuentro en el corazón de Dios.

Jesús instituye este sacramento cuando en la tarde de Pascua se muestra a sus apóstoles y les dice:
«Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: Reciban el Espíritu Santo, a quienes descarguen de sus
pecados, serán liberados, y a quienes se los retengan, les serán retenidos». (Juan 20, 22-23).

3. La Eucaristía
La Eucaristía representa el Pan y el Vino, es Jesús mismo que se dona enteramente en nosotros para
nutrirnos y vivir en Él mediante la comunión eucarística, si lo hacemos con fe, transforma nuestra
vida en un don a Dios y a los hermanos.

La celebración eucarística combina dos momentos: la liturgia de la Palabra y la liturgia de la


Eucaristía. Jesús instauró este sacramento en este momento: «Después tomó pan y, dando gracias, lo
partió y se lo dio diciendo: Esto es mi cuerpo, que es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria
mía». (Lucas 22, 19-20).

4. La Confirmación
La confirmación simboliza la renovación del Bautismo y fortalece los lazos que unen a Dios y a los
hombres. Nos hace revivir el nacimiento de la iglesia en nuestra vida y en la comunidad. Aquí
respondemos al llamado de Cristo a ser testigos del amor de Dios.

Este sacramento se lleva a cabo a través de la imposición de las manos: «Cuando los apóstoles que
estaban en Jerusalén tuvieron noticia de que los samaritanos habían aceptado la Palabra de Dios, les
enviaron a Pedro y Juan. Bajaron y oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, ya que
todavía no había descendido sobre ninguno de ellos y solo habían sido bautizados en el nombre del
Señor Jesús. Pero entonces les impusieron las manos y recibieron el Espíritu Santo». (Hechos 8, 14-
17).

5. El Matrimonio
Este sacramento bendice la unión indisoluble de un hombre y una mujer como uno solo a través de
una celebración pública en presencia de Dios, del sacerdote y los testigos. Con este acto se reconoce
el amor y fidelidad de los contrayentes creando así un vínculo inquebrantable, exclusivo y perpetuo.

Jesús nos habla de este sacramento de la siguiente forma: «En cuanto a los casados, les doy esta
orden, que no es mía sino del Señor: que la mujer no se separe de su marido. Y si se ha separado de
él, que no se vuelva a casar o que haga las paces con su marido». (1 Corintios 7, 10-11).

6. Orden Sacerdotal
Es el sacramento por el que muchos jóvenes y adultos, se comprometen a servir al pueblo de Dios
por medio de la entrega incondicional en la iglesia, siendo testigos del amor de Dios.

Este sacramento se confiere por la imposición de manos sobre la cabeza del ordenado por parte del
obispo, quien pronuncia la solemne oración consagratoria. «En cada Iglesia les hacían designar
presbíteros y, después de orar y ayunar, los encomendaban al Señor en quien habían creído».
(Hechos 14, 23).

7. La Unción de los enfermos


Este sacramento junto con la penitencia conforman el grupo de los sacramentos de curación o
sanación. El sacramento de la unción comunica salud espiritual y corporal y ayuda a superar la
enfermedad o la vejez a través del amor de Dios.
El momento más importante de este acto es cuando al enfermo el sacerdote lo unge de óleo: «¿Hay
alguno enfermo? Que llame a los ancianos de la Iglesia, que oren por él y lo unjan con aceite en el
nombre del Señor». (Santiago 5,14)

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