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Mario Carretero *
Universidad Autónoma de Madrid
Este artículo presenta una revisión de las investigaciones transculturales de orientación piagetiana.
En primer lugar, se ofrece una clasificación de las tendencias actuales en el estudio del desarrollo
cognitivo y, posteriormente, se revisan los trabajos sobre los diferentes estadios piagetianos:
sensoriomotor, operaciones concretas y operaciones formales. Se examina la influencia de varios
factores culturales sobre el desarrollo cognitivo; concretamente, la escolarización, el contacto con
la cultura europea y las características ecológico-económicas. Por último, se refieren algunas
críticas a las investigaciones transculturales piagetianas.
Introducción
Es bastante frecuente que, cuando se realizan exposiciones sobre la teoría de Piaget,
surjan preguntas como las siguientes: “¿cuál es la influencia de la cultura sobre el
desarrollo cognitivo?” o “¿también en otras culturas se encuentran los estadios
piagetianos?”. Hace una decena de años quizás resultaba difícil responder a este tipo
de interrogantes, pero hoy día ya no sucede lo mismo ya que, si bien todavía siguen
existiendo muchas lagunas en este terreno, las investigaciones transculturales de corte
piagetiano han proliferado enormemente en los últimos tiempos. De hecho, suele
decirse que los estudios transculturales, basados en la teoría de Piaget, son, sin lugar
a dudas, los más numerosos de la psicología evolutiva transcultural [...] y sobre ellos
existe ya un buen número de recopilaciones y evaluaciones [...]. Y la extensión de
estas investigaciones no ha sido sólo en cuanto a su número sino también en cuanto a
lo que podríamos denominar su amplitud territorial. [...] La teoría piagetiana ha sido
puesta a prueba no sólo en diferentes subculturas dentro de un mismo país, sino en las
más diversas culturas de los cinco continentes y en cerca de cuarenta países (Argelia,
Gana, Kenia, Sierra Leona, Senegal, Hawai, Nepal, Tailandia, etc.).
No obstante, también conviene decir que este importante aumento de la investigación
piagetiana transcultural no se ha producido al margen del avance general que ha
sufrido la psicología transcultural en general y, dentro de ésta, la de enfoque
evolutivo.[...]
La razón que explica el auge de estos trabajos es bien sencilla. Cualquier aspecto
psicológico que pretenda estudiarse en otras culturas requiere, para su cabal
comprensión, los datos que puede aportar la psicología evolutiva sobre su desarrollo.
Por otro lado, el estudio del desarrollo humano se verá enormemente enriquecido con
los conocimientos procedentes de los trabajos transculturales, sobre todo en lo
referente a los factores que lo determinan.
En otro orden de cosas, es también evidente que en esta ardua empresa que pretende
que la psicología no sea sólo la ciencia de las ratas, el estudiante universitario y el niño
blanco de clase media, no están contribuyendo únicamente las investigaciones
piagetianas , sino en los últimos años también otros enfoques y tendencias han
producido valiosas contribuciones al estudio transcultural del desarrollo cognitivo.
Siguiendo las propuestas recientes [...] podemos establecer la siguiente clasificación
de las tendencias actuales:
a) La orientación psicométrica, que se ha basado en el uso de los tests de inteligencia
y cuyo representante más valioso es Vernon (1969).
b) La tendencia etnográfica, a la que se adscriben autores en la línea de Bruner, como
Cole, Scribner Glick y otros.
c) La tendencia universalista, representada por los e estudios piagetianos y,
últimamente, de Heider-Rosh.
d) La tendencia ecológico-diferencialista, basada en las investigaciones de Witkin y
Berry.
A esta clasificación podrían añadirse los estudios de Kagan y otros y los de autores
soviéticos como Luria. No siendo demasiado estrictos, los primeros se situarían
cercanos a la tendencia etnográfica y los segundos, próximos a la tendencia ecológica.
Por otro lado, la distinción entre los diferentes enfoques de la psicología transcultural
parece de gran importancia ya que los presupuestos metodológicos que cada uno de
ellos conlleva influye considerablemente en el tipo de trabajo que se realiza, y por
tanto en las conclusiones que se obtienen. No puede olvidarse que si bien la psicología
transcultural, como ya se ha dicho, se encuentra hoy día en claro auge, tampoco es
menos cierta la “crisis de identidad” por la que atraviesa. [...] Esta situación queda
patente en la siguiente cita de Frijda y Jahoda (1966): “la psicología transcultural es
como la virtud; todos están a favor de ella pero existen muchas y muy diversas
opiniones acerca de los que es o lo que debería ser”.
En nuestra opinión, y para ser más precisos, en lo que no están de acuerdo los
investigadores es en cómo deben llevarse a cabo los estudios transculturales, porque sí
existe un amplio acuerdo en que la psicología transcultural, más que un área o rama
de la psicología, constituye un enfoque de ésta o un meta-método, [...] ya que
cualquier problema psicológico se puede estudiar desde un punto de vista
transcultural.
¿A qué pueden deberse estas variaciones? Es cierto que pueden argumentarse las
deficiencias metodológicas de un buen número de trabajos, como hace Nyiti (1976).
Este autor mantiene que muchos estudios transculturales adolecen de tres graves
errores metodológicos: “la falta de competencia del experimentador en el lenguaje y la
cultura del sujeto, la tendencia de los investigadores a estandarizar las tareas de
conservación de Piaget y tratarlas como tests de ejecución y la tendencia a determinar
la edad del sujeto de forma aproximada”. No es preciso ser un experto en psicología
transcultural para colegir que estos tres extremos que alega Nyiti pueden haber
sesgado enormemente los resultados de las investigaciones transculturales, porque si
se ha entrevistado a los sujetos utilizando un intérprete o mediante una segunda
lengua, ¿cómo se puede estar seguro de sus respuestas? ¿Y con qué garantías se
pueden comparar las respuestas de los niños occidentales con las de los no
occidentales, si no se conoce exactamente la edad cronológica de los segundos? Por
otro lado, Nyiti (1976) encontró [...] que los niños de Tanzania adquirían la
conservación a edades muy similares a las de los niños occidentales, lo cual ha
desautorizado en cierta medida algunos de los resultados antes citados. Ahora bien,
puede decirse que desde 1975, aproximadamente, se han subsanado bastantes de las
deficiencias metodológicas de los estudios transculturales y, sin embargo, siguen
existiendo las cuatro posibilidades que citaba Dasen.
Parece, entonces, necesario volver a la pregunta que planteábamos antes: ¿por qué
determinados grupos no occidentales adquieren nociones de las operaciones concretas
a edades diferentes que los sujetos occidentales? Responder a esta pregunta ha sido el
objeto de los estudios que denominamos explicativos. Las conclusiones a las que han
llegado no son en absoluto definitivas. [...] No obstante, podemos decir que los
aspectos que se han estudiado con mayor detenimiento son los efectos de la
escolarización, el contacto con la civilización europea y las características ecológico-
económicas del medio. En menor medida se han investigado las influencias del tipo de
interacción con la madre, las diferencias sexuales y los efectos del entrenamiento
cognitivo.
Los efectos de la escolarización de corte occidental no están del todo claros ya que no
todos los autores han encontrado que favorezca la adquisición de nociones
operacionales concretas. [...] Parece que la escolarización resulta ser una causa
suficiente pero no necesaria para alcanzar el desarrollo operacional concreto.
Probablemente, una cuestión que puede haber influido en la discrepancia entre los
distintos trabajos es la brutal diferencia existente entre los sistemas de escolarización
de países no occidentales.
Los estudios dedicados a estudiar la influencia del contacto con la cultura europea han
mostrado que se da una mejor resolución de los problemas piagetianos cuanto más
estrecha y constante es la relación de los sujetos no occidentales con la población e
instituciones occidentales [...]. No obstante, este resultado se ve un tanto
ensombrecido por el hecho de que la variable “contacto con la civilización europea” no
se ha definido de forma homogénea en todos los trabajos.
Por otro lado, las investigaciones que se ha ocupado de examinar la influencia de las
características ecológico-económicas han aportado unas conclusiones más
clarificadoras. Suelen citarse a menudo como ejemplo de este tipo de trabajo algunos
de los que han estudiado la relación entre determinadas actividades cotidianas de los
niños y su desarrollo operacional. Así, Price-Williams, Gordon y Ramírez (1969)
encontraron que niños mexicanos que se dedicaban a la alfarería resolvían la
conservación antes que los niños occidentales y Goodnow (1962) obtuvo resultados
similares con niños chinos que trabajaban llevando recipientes con arroz. También hay
que incluir dentro de este grupo de trabajos los inspirados, directa o indirectamente,
por el modelo ecológico de Berry (1966, 1971, 1976, 1980) [...]. Según el modelo, los
grupos que se caracterizan por una actividad nómada y de subsistencia y que suelen
habitar en medios inhóspitos difíciles de estructurar perceptivamente, desarrollarán
sus conceptos espaciales más rápidamente que otros operacionales concretos como los
de cantidad, peso y volumen. Por el contrario, con los grupos sedentarios, cuyas
actividades económicas suelen producir excedentes y que viven en medios más
estructurados, desde el punto de vista perceptivo ocurrirá a la inversa, es decir, los
conceptos espaciales surgirán al mismo tiempo o después que el resto de los conceptos
operacionales concretos. Estas predicciones se han visto confirmadas en un buen
número de trabajos [...].
Conclusiones
Después de tres lustros, aproximadamente, de investigaciones transculturales sobre la
teoría de Piaget no parece muy atrevido mantener que se ha llegado ya bastante lejos
pero que es preciso no sólo ir más allá todavía sino también “ir de otra manera”. Lejos
se ha llegado porque no parece escaso hallazgo haber mostrado la semejanza del
desarrollo sensoriomotor en niños de culturas completamente diferentes aunque la
velocidad de esta evolución cambie moderadamente según los distintos medios.
Tampoco es cosa desdeñable haber puesto de manifiesto la enorme influencia de
diferentes factores culturales sobre el desarrollo operacional concreto que ocasionan
atrasos o adelantos en la edad típica a la que se adquieren nociones tan fundamentales
como la conservación, aunque también se hayan encontrado grandes semejanzas
cualitativas en lo que se refiere a los procesos y estrategias cognitivas que utilizan los
sujetos para resolver las tareas concretas.
En definitiva, estas semejanzas y diferencias parecen ofrecer una perspectiva
equilibrada con respecto a los factores que producen el desarrollo según la teoría de
Piaget. Las tempranas semejanzas encontradas entre bebés de diferentes partes del
mundo atestiguan a favor de la existencia de una dotación biológica básica y uniforme
pero las diferencias que posteriormente se hallan en el período de las operaciones
concretas muestran la influencia de las transmisiones culturales que pueden actuar
sobre el desarrollo cognitivo de maneras muy diferentes. Ya sea mediante la
aportación de experiencias físicas muy especiales o mediante la creación de
determinadas necesidades ecológico-perceptivas.
Ahora bien, antes decíamos que no sólo había que proseguir los trabajos actuales, sino
también hacerlos de otra manera, es decir, tratar de buscar en las investigaciones
transculturales no simplemente la comparación con las normas occidentales sino la
comprensión de las estructuras y procesos cognitivos propios de cada cultura en lo que
puedan aportar al conocimiento del funcionamiento intelectual del sujeto humano.
Modestamente, y por último, pensamos que al estudioso del desarrollo humano le sería
muy útil tener en cuenta los consejos que ofrecía el poeta Kavafis al que quería
dirigirse a la isla de Itaca4 y que reproducimos parcialmente en una nota como
homenaje emotivo y personal a Jean Piaget de quien tanto ha aprendido y sigue
aprendiendo la ciencia psicológica.
Notas
i
* En la elaboración de este artículo me ha sido de suma utilidad la ayuda de Ileana Enesco y Ana Pérez
Figueras. La primera me ha proporcionado bibliografía imprescindible y la segunda me ha aconsejado con
frecuencia en la redacción final.
1
No vamos a mencionar la importancia de cada uno de estos cuatro factores pero sí queríamos insistir en que
Piaget nunca ha mantenido una posición claramente maduracionista , en contra de lo que algunos autores
puedan creer.
2
Dasen (1981) piensa que la ausencia de investigaciones transculturales piagetianas sobre el período
sensoriomotor, hasta hace pocos años, se ha debido a la carencia de técnicas de observación estandarizadas
para estudiar a los niños pequeños que hoy está totalmente subsanada ya que existen varias escalas para este
fin (Uzgiris y Hunt, 1974). Por otro lado , es probable que la escasez de trabajos sobre las operaciones formales
sea un resultado del exiguo interés que ha producido este tema en los psicólogos evolutivos hasta hace diez
años, aproximadamente.
3
No disponemos de espacio en esta ocasión para describir las tareas utilizadas por Feldman et al.(1974). No
obstante trascribiremos las tres características básicas que ofrecen sus autores: “a) se utilizaban materiales que
resultaban familiares para los sujetos; b) el experimentador no tenía que dar instrucciones verbales complejas; y
c) los sujetos no tenían que hablar (p.27)”.
4
“Si vas a emprender el viaje a Itaca,
pide que tu camino sea largo,
rico en experiencias, en conocimiento.
[...]
Ten siempre a Itaca en la memoria.
Llegar allí es tu meta.
Mas no apresures el viaje.
Mejor que se extienda largos años;
Y en tu vejez arribes a la isla
con cuanto hayas ganado en el camino,
sin esperar que Itaca te enriquezca.
[...]
Aunque pobre la encuentres, no te engañará Itaca.
Rico en saber y en vida, como has vuelto,
comprendes ya qué significan las Itacas.”
K. Kavafis (1911), Poesías completas. Edición de J. M. Álvarez, Madrid, 1976, pp. 46-47.
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