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Década de los años 20 y la liberalización de la mujer

a) CONTEXTO
Que las mujeres puedan llevar pantalones se debe en parte a
la moda de los años 20. Es la época de la liberación femenina,
también en la ropa.

Entonces se pasó de las muñecas lánguidas de 1910 a un


look casi unisex. La ropa dejaba de ajustarse al cuerpo, de
marcar el pecho y la cadera, y las faldas se acortaban. La
culpa, sobre todo, la tuvo Coco Chanel, que en este momento
crea también lo que luego se convirtió en todo un icono: el
little black dress o "pequeño vestido negro".

Una revolución en las formas y en el fondo; porque las


mujeres quieren equipararse a los hombres. Por eso también
se cortan el pelo, y es el momento en el que, por fin, se
consigue el voto femenino tras una lucha de casi 80 años.

España tardaría una década más en reconocer el sufragio


femenino, pero ya en los años 20 un puñado de mujeres
sentaron las bases de todo lo que vino después. Conocidas
como "las sin sombrero" tuvieron la, por entonces, "osadía",
de quitarse el sombrero en la Puerta del Sol, cuando España
atravesaba plena dictadura de Primo de Rivera.

Un gesto de rebeldía que gritaba al mundo que ellas dejaban


de conformarse con ser sólo madres y esposas. Y así, más
allá de la moda y del lujo, este es el momento en el que nace la
mujer moderna.
Fueron iconos de la moda y pequeños gestos los que permitieron a
las mujeres gritar que ya no iban a ser solo madres o esposas. Así,
los felices años 20 trajeron consigo la rebeldía propia de la mujer
moderna.

b) LAS SUFRAGISTAS
El movimiento sufragista nació en la mitad del siglo XIX, este
no llegó a ser solo un movimiento estrictamente político al
tratar de reclamar el derecho al voto para las mujeres, sino
que también tuvo un gran impacto en la época al cuestionar el
orden social, cultural, económico y moral. A raíz de la
industrialización y el liberalismo se abrió aún más la brecha de
desigualdad entre mujeres y hombres, especialmente en el
ámbito laboral donde ellas eran relegadas salarialmente a
comparación de los hombres; por consiguiente, aumentó la
explotación laboral y la vulneración de los derechos de las
mujeres al trabajar en fábricas y minas.
Las sufragistas no solo enfrentaban problemas en el campo
laboral; incluso se enfrentaron a una fuerte ideología
patriarcal; puesto que las mujeres fueron cohibidas de ejercer
profesiones, se les negó el acceso a la educación superior; su
único fin era destinar su vida al hogar, los hombres las
catalogaban en base a su función biológica y les negaban una
identidad como seres humanos completos.

Otro factor que impulsó a las mujeres a luchar por sus


derechos, fue el menosprecio que recibían, al ser tratadas
como un objeto y por la terrible situación de desigualdad ante
instituciones como el Estado, la iglesia anglicana y la empresa
privada, esto sin tener en cuenta la situación desfavorable
frente a la legislación del momento y las desventajas
acaecidas por el solo hecho de ser parte del género femenino.
c) LAS FLAPPERS
Las flappers surgieron principios del S.XX, concretamente en
la década de los años 20 -concretamente hace 100 años-
desafiando el ideal de belleza y de vestimenta del momento.

Con la llegada del liberalismo social y tras el fin de la Primera


Guerra Mundial, el inconformismo y las ansias de libertades
sociales empezó a resonar con fuerza en la mentalidad de
hombres y mujeres de todo el mundo -sobre todo en las
mujeres que eran las que tenían más limitaciones en sus
derechos y libertades-.

Fue entonces cuando surgió un movimiento que no entendía


de clases sociales pero que tenía un denominador común: el
romper con los establecido y dejar atrás la opresión machista
de la sociedad. Al acabar la guerra, las mujeres salieron de
sus casas para comenzar a trabajar en fábricas, oficinas,
talleres o incluso puestos de trabajos que antes solo estaban
destinados a los hombres. Es por ello que el corsé
desaparece de su vestimenta para dar paso a propuestas más
cómodas que les permitiese moverse con facilidad y estar
confortables en los lugares de trabajo.

Pero no solo se notó en el ámbito laboral, sino también en el


tiempo de ocio y recreo. Es ahí cuando las flappers
comenzaron a usar maquillaje llamativo, a cortarse el pelo al
estilo 'bob' a la altura de las orejas, a lucir prendas más cortas
por encima de la rodilla, joyas voluminosas o accesorios
repletos de plumas o lentejuelas; realizaban prácticas que
antes solo estaban destinadas a los hombres como beber
alcohol, fumar cigarrillos, no tener buenos modales, practicar
deporte, conducir y frecuentar locales nocturnos -donde sobre
todo escuchaban jazz, la música no convencional de ese
momento.

d) LA GARÇONNE
Las garçonnes ocultaban su fisionomía natural para evitar así
que se identificara feminidad con debilidad. Optaban por cubrir
sus cuerpos con un esmoquin y una corbata, entre otras
prendas, como símbolo de igualdad entre sexos. Pero siempre
sin renunciar a la finura y la elegancia propias de la mujer de
los años veinte, pues en su atuendo se observaban pequeños
toques femeninos como una manicura francesa impecable o
un peinado impoluto domado con kilos de laca.

Hoy en día las celebrities que se han hecho eco del boystyle
tampoco renuncian a su feminidad, y mucho menos a estar
resplandecientes. Tan sólo es necesario observar sus rostros
“sobremaquillados” –aunque ellas estén convencidas de la
naturalidad de su maquillaje- para darse cuenta de que su
objetivo es mostrar al mundo un estilo desenfadado, aunque
detrás de éste haya un gran equipo de estilistas que ha
trabajado durante horas para lograr el resultado final; informal
y sofisticado al mismo tiempo. Otro de los rasgos que definen
este estilo que ha conquistado a tantas y tantas mujeres es el
pelo corto a la francesa; imitando el five-point-cut – inspirado
en los Beatles- de Mary Quant, impulsora de la minifalda en
Inglaterra.

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