que la vida femenina no se mide por años solares, sino por temporadas de moda. También se decía que la tendencia estaba basada en el deseo de ser distinto, de parecer bien.
La búsqueda de la innovación no pasó por alto a la
moda femenina. Así se crearon vestidos ajustados, escotes más pronunciados, diseños con los brazos descubiertos y por supuesto, el acortamiento de las faldas.
Lejos quedaron aquellas grandes crinolinas o
miriñaques tan incomodos, que después fueron sustituidos por el polisón y se usaban con kilos de tela encima, en más de cinco prendas que prevalecieron hasta finales del siglo XIX para darle la bienvenida a otras vestimentas Vestido de finales del siglo XIX. Imagen tomada de la enciclopedia 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976, Gustavo Casasola.
Así, iniciaron las faldas distintas a lo acostumbrado,
entre ellas la entravée y la falda-pantalón, la cual sólo estaba cosida por en medio y ajustada a los tobillos, diseño que provocó mucho revuelo entre las personas de la primera década del siglo pasado, además de la incomodidad al caminar, ya que provocaba que las portadoras tuvieran repentinas caídas. La falda-pantalón fue impuesta por modistas parisinos por allá de 1912 y muy pocas mujeres se atrevieron a usarla en público, quienes lo hicieron fueron perseguidas e incluso apedreadas por otros transeúntes. Antes de la Primera Guerra Mundial la ropa que usaban las mujeres eran corsés, faldas largas y enormes y vistosos sombreros. Después de la Gran Guerra, París permaneció como centro modista por excelencia y las mujeres comenzaron a portar faldas cortas y diminutos sombreros ajustados a la cabeza, además dejaron a un lado los corsés.
Desde 1919 las faldas a la pantorrilla comenzaban a
causar revuelo entre la sociedad de Ciudad de México, las jóvenes las vestían, pero entre hombres y mujeres de mayor edad se juzgaba mal el recorte de esta legendaria prenda femenina, el usarla era considerado como un acto de inmoralidad.
Era todo un escándalo cuando una mujer subía al
tranvía o carruaje y mostraba parte del tobillo. Fue en ese mismo año cuando arribaron los escotes, las medias y los tobillos para empezar a lucir el calzado Actriz de teatro luciendo el calzado gracias a la falda corta. Imagen tomada de la enciclopedia 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976, Gustavo Casasola.
En los años 20 la falda se redujo por comodidad y
para seguir las tendencias que venían de otros países con la influencia del cine de Hollywood y la moda parisina. De la noche a la mañana empezó a subir hasta llegar casi a la rodilla.
Hace cien años, se decía que sólo era cuestión de
fijarse en las manos y el rostro de la mujer para comenzar a cortejarla y ofrecerle respetos. Había algunas mujeres más atrevidas que mostraban ligeramente parte del pie o un poco más, ellas eran vistas entre su propio género como el último grado de libertinaje y entre los hombres como mujeres incapaces de ser una buena esposa
La nueva moda femenina con la falda corta. EL
UNIVERSAL Ilustrado 1928.
Aunque la falda corta recibió críticas, también
existieron comentarios positivos, resaltaban la libertad conquistada por las mujeres de sentirse femeninamente seguras usar esa prenda femeninamente seguras usar esa prenda. Se dieron casos de censura por autoridades eclesiásticas. En 1920, el arzobispo de México, José Mora y del Río, emitió una circular donde indicaba cómo ellas debían de ir vestidas al templo: sin colores “escandalosos” en las toaletas (velos), ni faldas cortas, tampoco medias de tejidos transparentes. Estas medidas fueron enviadas desde el Vaticano, pasaron por España, donde se negó la entrada a los templos a las mujeres vestidas de manera “indecorosa”. Esta acción fue retomada en el estado de Coahuila en junio de 1922. La falda corta fue prohibida y se negó la entrada a los templos católicos a las mujeres vestidas así. Esto generó un enorme disgusto por parte de las féminas de esta entidad, quienes a modo de protesta, dejaron de acudir a los templos y se notó mucho su ausencia.
Fue en 1925 en julio cuando el doctor Leonard Hill
Fue en 1925, en julio, cuando el doctor Leonard Hill del Instituto de Investigación Médica de Bath de Inglaterra decía que por cuestiones de salud estaba a favor del escote y la falda corta, argumentó que las mujeres “aprovechan los saludables rayos ultravioleta contenidos en la luz solar”. Por la misma razón recomendaba a los hombres adultos usar pantalones cortos, exclusivos únicamente para los i f infantes. La moda de la falda corta. Publicación: EL UNIVERSAL Ilustrado 1926. En octubre de 1925, la situación se volvió un poco contradictoria en la iglesia católica. El arzobispo de París, el cardenal Dubois, declaró que era admirador de la falda corta y el pelo “bob”.También dijo que la Iglesia no estaba peleada con la moda: "la religión no es una enemiga de la moda. La moda es la forma más popular del arte, y Dios es amigo de todo el arte verdadero”. A su consideración, la virtud de una mujer no dependía de la longitud de su cabello o de su ropa. Fue el único miembro de la jerarquía católica que apoyó esta moda. Para marzo de 1926 la Reina Victoria Eugenia de España secundó al entonces Papa Pío XI en contra de andar con los brazos descubiertos, el escote bajo, la falda corta y otras transparencias transparencias. El objetivo del Papa era abolir por completo esta usanza y apeló a la reina del país más católico del mundo, una de las mujeres más influyentes de entonces, para dirigir un movimiento contra esas costumbres. Las parisinas tomaron estas declaraciones como ataque directo y, a pesar de respetar a la reina, auguraron que su movimiento fracasaría. La prenda predilecta de las mujeres siguió usándose. En 1928 en Los Ángeles, Estados Unidos, se prohibió a todas las empleadas usar faldas cortas y vestir sin mangas, corrían el riesgo de ser destituidas inmediatamente por esa razón. Evolución del corto de las faldas de 1915 a 1924. 6 Siglos de Historia Gráfica de México 1325-1976 de Gustavo Casasola. Comentarios positivos y negativos iban y venían respecto a la nueva forma de vestir. Fue una completa revolución que incluso causó disputas en familias. En una carta publicada en este diario el 14 de octubre de 1929 una chica estaba un poco indecisa respecto a la opinión que debería de tener por la falda corta. Su padre decía: “el vestido que no cubre la pantorrilla es una propaganda de descoco y un intercambio de malicias”. En tanto, si madre argumentaba que sería ridículo en sus hijas presentarse con la falda hipócrita del siglo pasado (XIX), porque su época ya había pasado.
Cartón donde se confrontan las mujeres que usaban
falda corta y quienes vestían falda larga. EL UNIVERSAL Ilustrado 1930. El veto de las faldas cortas dentro de los templos católicos se repitió en Chihuahua, en abril de 1930, donde se prohibió la entrada de mujeres maquilladas y con faldas cortas a las iglesias de esa ciudad. En la columna “Mi plática diaria” de Dorothy Dix, publicada en EL UNIVERSAL en 1930, se decía que los hombres preferían a la mujer que usa falda corta porque les daba más confianza, contrario a las damas de falda larga. A su parecer, la muchacha con falda a la rodilla era como un hermanito que sabe cuidarse solo; en cambio, la mujer de falda larga es como una delicada enredadera a quien se debía traer del brazo y sostenerla ante cualquier cosa. Esto fue considerado como “masculinizar”, hoy empoderar, a la mujer por el hecho de no depender de un hombre. Portada de EL UNIVERSAL Ilustrado DEL 10 de abril de 1930.
La moda de la falda corta durante un concurso de
jóvenes para definir quién tiene las mejores pantorrillas. EL UNIVERSAL Ilustrado 1925. En ese entonces sólo las niñas menores de 12 años usaban los vestidos y las faldas cortas, pues era inmoral que una señorita mayor vistiera esas prendas. Una situación contraria sucedió 15 años después de la prohibición de las faldas cortas en Estados