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SESIÓN VI

ESTATUTO ANTROPOLÓGICO Y ÉTICO DEL EMBRIÓN


HUMANO

Como preámbulo analizaremos ¿Quién o qué es un embrión humano? para poder derivar de
una respuesta fundada y coherente a esta pregunta con criterios de acción que respeten
plenamente la verdad integral del embrión mismo. Es necesario ante todo dirigir la mirada a los
datos que pone a nuestra disposición la ciencia más actualizada, permitiéndonos conocer con gran
detalle los diversos procesos a través de los cuales un nuevo ser humano inicia su existencia.
Esos datos deberán ser sometidos luego a la interpretación antropológica, con el fin de poner de
relieve sus significados y sus valores emergentes, a los cuales, por último, es preciso hacer
referencia para derivar las normas morales del obrar concreto, de la praxis operativa1.

Iniciaremos con un pequeño glosario que nos permita aclarar los conceptos importantes en
este tema, en donde la terminología se modifica intencionalmente a menudo:
Gametos: las células germinales masculinas (espermatozoide) y femeninas (óvulo), destinadas
a fusionarse en el proceso de la concepción para dar origen a un nuevo individuo. Concepción o
fecundación: el momento de la fusión de los gametos. Embrión: el nuevo individuo que se
forma a causa de la concepción. Cigoto: indica el primer estadio del embrión, es decir, la célula
que se forma a partir de la fusión entre el espermatozoide y el óvulo en el acto de la concepción.
Pre-embrión: término sin fundamento biológico ni filosófico, usado solo por motivos
ideológicos; en efecto, no existe estadio biológico alguno precedente o siguiente al embrión. Lo
que precede al embrión son los gametos, lo que sigue es el niño nacido2.

1
Cfr. Pontificia academia para la vida declaración final de la XII asamblea general, n. 1.
2
Cfr. R. LUCAS LUCAS, Explícame la bioética, documento electrónico,118.

1
El embrión en su desarrollo en el seno materno, pasa por muchas fases de crecimiento y
maduración; para indicar estas fases se habla en forma sucesiva de: cigoto, mórula, blástula,
embrión, feto; de modo alguno se quiere, sin embargo, indicar interrupciones o saltos, que
objetivamente no existen. En sentido estricto haría falta decir: el embrión en la fase de cigoto, o
el embrión en la fase de mórula, etcétera3.

1. Estatuto antropológico y ético del embrión humano

La verdad integral del embrión mismo, sobre una correcta metodología bioética, es necesario
ante todo dirigir la mirada a los datos que pone a nuestra disposición la ciencia más actualizada,
permitiéndonos conocer con gran detalle los diversos procesos a través de los cuales un nuevo ser
humano inicia su existencia. Esos datos deberán ser sometidos luego a la interpretación
antropológica, con el fin de poner de relieve sus significados y sus valores emergentes, a los
cuales, por último, es preciso hacer referencia para derivar las normas morales del obrar concreto,
de la praxis operativa. El momento que marca el inicio de la existencia de un nuevo "ser humano"
está constituido por la penetración del espermatozoide en el ovulo4.

La persona humana es al mismo tiempo corporal y espiritual. En virtud de su unión sustancial


con un alma espiritual, el cuerpo humano no puede ser reducido a un complejo de tejidos,
órganos y funciones, ya que es parte constitutiva de una persona, que a través de él se expresa y
se manifiesta. La ley moral natural evidencia y prescribe las finalidades, los derechos, los
deberes, fundamentados en la naturaleza corporal y espiritual de la persona humana. Esa ley no
puede entenderse como una normatividad simplemente biológica, sino que ha de ser concebida
como el orden racional por el que el hombre es llamado por el Creador a dirigir y regular su vida
y sus actos y, más concretamente, a usar y disponer del propio cuerpo5.

1.1. Características del embrión humano

3
Cfr. R. LUCAS LUCAS, Explícame la bioética, documento electrónico, 118.
4
Cfr. Pontificia academia para la vida declaración final de la XII asamblea general, n. 2.
5
Cfr. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Donum Vitae, 9-10.

2
Las primerísimas fases del desarrollo es el de la “autonomía” del nuevo ser en el proceso de
autoduplicación del material genético. También están estrechamente relacionadas con la
propiedad de la “continuidad” las características de “gradualidad” y de “coordinación” del
desarrollo. En la fase de “mórula” que precede a la formación del blastocito. El conjunto de estas
tendencias constituye la base para interpretar el cigoto ya como un “organismo” primordial
(organismo monocelular) que expresa coherentemente sus potencialidades de desarrollo a través
de una continua integración primero entre los diversos componentes internos y luego entre las
células a las que da lugar progresivamente6.

1.2. La vida humana comienza con la fecundación

La vida es un concepto abstracto que solo existe en la mente humana. En la realidad concreta
lo que existen son vivientes individuales, que tienen comienzo y fin en el tiempo. Pocos instantes
luego de la penetración del espermatozoide en el óvulo, el cigoto humano ya tiene, en
condiciones normales, un metabolismo propio y comienza a preparar de modo integrado y
unitario su división; esto último, con bastante antelación a la desaparición de los pronúcleos. El
cigoto produce las primeras proteínas por sí mismo a partir de los ácidos nucleicos recibidos de la
madre y su identidad como individuo le viene, en consecuencia, de ser un viviente de la especie
humana7.

1.3. Ocasionar de modo deliberado la muerte del embrión humano es un acto contrario a la
ética

Lo propio del viviente humano es el existir como persona, y el existir personal supone la
autoconciencia y el autogobierno. En consecuencia, ninguna persona tiene la facultad de privar
injustamente a otra de sus bienes personales más fundamentales, como son su existencia
autoconsciente y autogobernada. Esta evidencia antropológica y ética, que todo ser humano
posee, aunque con grados muy diversos de autoconciencia, es la base primaria de la vida en

6
Cfr. Pontificia academia para la vida declaración final de la XII asamblea general, n. 2.
7
Cfr. A. SERANI, Estatuto Antropológico y ético del embrión humano, 36.

3
sociedad y puede ser expresada del modo siguiente8: “Porque la naturaleza personal humana
exige la autoconciencia y el autogobierno, yo también exijo, al entrar en sociedad, que me sean
respetadas, de modo incondicional, mi existencia y mi libertad, y me comprometo a respetar del
mismo modo la existencia y la libertad de los demás”9.

El desarrollo embrionario es muy rápido. A las cinco semanas de su concepción, el embrión


humano apenas mide 1 cm, pero diversos órganos ya han empezado a tomar forma. A los dos
meses, la forma del cuerpo ya está completa. De ahora en adelante no necesitará más que refinar
sus funciones y crecer; de los dos a los nueve meses multiplicará 20 veces su estatura y mil veces
su peso. El desarrollo continuará después del nacimiento, durante toda la vida. Como conclusión
de estos cuatro hechos que la ciencia nos presenta, se puede decir que el embrión humano es: Un
organismo nuevo, un organismo humano, un organismo programado y Un ser humano10.

2. La Doctrina de la Iglesia sobre el inicio de la vida humana

El Magisterio de la Iglesia no interviene en nombre de una particular competencia en el


ámbito de las ciencias experimentales. Al contrario, después de haber considerado los datos
adquiridos por la investigación y la técnica, desea proponer, en virtud de la propia misión
evangélica y de su deber apostólico, la doctrina moral conforme a la dignidad de la persona y a su
vocación integral, exponiendo los criterios para la valoración moral de las aplicaciones de la
investigación científica y de la técnica a la vida humana, en particular en sus inicios. Estos
criterios son el respeto, la defensa y la promoción del hombre, su derecho primario y fundamental
a la vida y su dignidad de persona, dotada de alma espiritual, de responsabilidad moral y llamada
a la comunión beatífica con Dios11.

8
Cfr. A. SERANI, Estatuto Antropológico y ético del embrión humano, 38.
9
Ibíd., 39-40.
10
Cfr. R. LUCAS LUCAS, Explícame la bioética, 125.
11
Cfr. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Donum Vitae, n. 4.

4
2.1. Criterio fundamental del Magisterio de la Iglesia

Cada ser humano, desde la concepción hasta la muerte natural, se le debe reconocer la
dignidad de persona. Este principio fundamental, expresa un gran sí a la vida humana, debe
ocupar un lugar central en la reflexión ética sobre la investigación biomédica, que reviste una
importancia siempre mayor en el mundo de hoy12.

El Magisterio de la Iglesia propone para las intervenciones de este campo tan delicado de la
vida prenatal del embrión humano. Primero la dignidad como persona desde el primer instante de
su existencia, es decir, desde el momento de su concepción, salvaguardando con extremos
cuidados hasta la desaparición respectiva con su muerte natural.

En el Concilio Vaticano II, ha propuesto nuevamente a nuestros contemporáneos su doctrina


constante y cierta, según la cual la vida ya concebida ha de ser salvaguardada con extremos
cuidados desde el momento de la concepción. El aborto y el infanticidio son crímenes
abominables. En la carta de los derechos de la familia, publicada por la Santa Sede, subrayaba
que la vida humana ha de ser respetada y protegida de modo absoluto desde el momento de su
concepción13.

Esta Congregación para la doctrina de la fe Donum Vitae conoce las discusiones actuales sobre
el inicio de la vida del hombre, sobre la individualidad del ser humano y sobre la identidad de la
persona. A este propósito se nos recuerda las enseñanzas contenidas en la Declaración sobre el
aborto procurado14: “Desde el momento en que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva
vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla
por sí mismo. Jamás llegará a ser humano si no lo ha sido desde entonces”15.

12
Cfr. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Dignitas personae, n.1.
13
Cfr. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Donum Vitae, n. 24.
14
Ibíd., n. 23-25.
15
Ibíd., n. 25.

5
A esta evidencia de siempre la genética moderna otorga una preciosa confirmación. Muestra
que desde el primer instante se encuentra fijado el programa de lo que será ese viviente: un
hombre, este hombre individual con sus características ya bien determinadas. Con la fecundación
inicia la aventura de una vida humana, cuyas principales capacidades requieren un tiempo para
desarrollarse y poder actuar. Esta doctrina sigue siendo válida y es confirmada, en el caso de que
fuese necesario, por los recientes avances de la biología humana, la cual reconoce que en el
cigoto resultante de la fecundación está ya constituida la identidad biológica de un nuevo
individuo humano16.

2.2. El Magisterio de la Iglesia no se ha pronunciado a favor de llamar persona al embrión


humano

“El Magisterio no se ha comprometido expresamente con una afirmación de naturaleza


filosófica pero repite de modo constante la condena moral de cualquier tipo de aborto procurado.
Esta enseñanza permanece inmutada y es inmutable”17.

El termino persona es ámbito filosófico y se sale del campo dogmático de la Iglesia por eso no
hay ningún documento que diga que el embrión debe ser considerado persona, sino que dice que
debe ser tratado como persona18.

El embrión en la fase de cigoto ya es un ser humano. Esto está probado porque la ciencia ha
demostrado. Se dice que, cuando el espermatozoide paterno se funde con el óvulo materno, se
forma un nuevo organismo humano que se llama embrión. La primera fase unicelular de su
desarrollo se llama cigoto19.

16
Cfr. CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE, Donum Vitae, n. 23-25.
17
Ibíd., n. 26.
18
Cfr. Ibídem.
19
Cfr. R. LUCAS LUCAS, Explícame la bioética, 120.

6
Como hemos expresado antes, todas las células del cuerpo humano tienen 46 cromosomas,
con excepción de los gametos espermatozoide y óvulo, que tienen 23, o sea, la mitad. Gracias a
ello, el cigoto, que nace de su unión, tendrá la normal dotación de 46 cromosomas propios de la
especie humana: 23 provenientes del padre y 23, de la madre; no es ya ni los gametos, ni una
célula más de la madre o del padre porque el genoma es diferente. La ciencia, pues, dice que el
cigoto es un organismo nuevo20.

3. Algunas posturas de que el embrión humano es individuo hasta los 14 días

El informe Warnock, por ejemplo, se podría disponer del embrión humano para fines
experimentales hasta el día 14 después de la concepción, dejando entender claramente que hasta
esa fecha al embrión no se le reconoce carácter humano o que, en todo caso, está subordinado a la
vida del adulto21.

Según McLaren el desarrollo embrional hasta el día 14 sería, pues, un periodo de preparación,
durante el cual se elaboran todos los sistemas de protección y nutrición requeridos para sustentar
al futuro embrión; y sólo cuando los sistemas de soporte se han establecido, es cuando puede
comenzar a desarrollarse el embrión como entidad individual22.

Ford, dice: La aparición de la línea primitiva es la señal de que se ha formado y ha comenzado


a existir un solo embrión propiamente dicho y un individuo humano. Como puede verse, estos
autores introducen el término pre-embrión para indicar ese periodo de la vida prenatal humana
comprendido entre el momento de la fecundación y la aparición de la línea primitiva, puesto que
sólo en ese momento se puede evidenciar una entidad espacialmente definida que puede
desarrollarse directamente en un feto y luego en un recién nacido23.

20
Cfr. R. LUCAS LUCAS, Explícame la bioética, documento en electrónico, 120.
21
Cfr. E. SGRECCIA, Manual de bioética, 355.
22
Cfr. Ibíd., 356.
23
Cfr. Ibíd., 357.

7
Otra de las posturas son las “Quimeras24” que se entiende por la aparición de líneas celulares
distintas originadas a partir de diferentes fuentes de fecundación. En este caso se puede distinguir
entre quimeras cigóticas producidas por la fecundación simultánea del óvulo por un
espermatozoide y de un cuerpo polar derivado del mismo ovocito primario por otro
espermatozoide, originando un solo individuo– y quimeras postcigóticas producidas por fusión de
dos embriones distintos25.

En la especie humana se han descrito casos de quimerismo. Normalmente, la existencia de una


quimera humana se descubre al constatar la presencia de células con dotaciones cromosómicas
sexuales diferentes XX/XY; es decir, el individuo tiene células femeninas y masculinas. Esto
hace suponer que puede haber otros casos de quimeras que pasan inadvertidos por ser los
individuos XX/XX o XY/XY. Lógicamente, una vez descubierta la existencia de las dos líneas
cromosómicas celulares, se realizan estudios inmunológicos complementarios de grupos
sanguíneos26.

El ser humano: “necesitado de la quimera, la quimera que ha venido a ser la metáfora misma
del imaginario, y también los seres que formamos con la biotecnología, los transgénicos, los
monstruos, los trasplantes, los híbridos de la nueva biología y su invención de la quimera. La
quimera aparece como una realidad ambivalente: el monstruo que significa en castellano a la vez
lo terrible, lo desmesurado, lo siniestro y lo prodigioso, lo genial y lo extraordinario; cuando
decimos de una persona que es un “monstruo”, lo señalamos, por un lado, como bestia y por el
otro como genio”27.

24
Del latín chimaera, y este del griego χίμαιρα, animal fabuloso. En biología, quimera es la entidad producida
por la mezcla de células de dos embriones diferentes. Híbrido, como el mulo, es el individuo producido por la
fecundación de gametos de individuos de dos diferentes especies. La ciencia habla de citoplasmas híbridos, que son
el resultado de transferir núcleos humanos a oocitos de mamíferos a fin de obtener células de tipo embrionario.
Consultado en Cfr. R. MORENO, Voces de bioética y excelencia, 291.
25
Cfr. Ibídem.
26
Cfr. Ibídem.
27
Ibíd., 292.

8
4. Postura de la Iglesia sobre la animación

Algunos padres de la Iglesia se dividieron en dos corrientes:


a) Animación inmediata: desde el momento de la concepción. Explicaban que el origen del
alma humana por una preexistencia anterior a su unión con el cuerpo (platonismo cristiano) o por
una derivación del alma de los padres (traducianismo cristiano). b) Animación mediata o
retardada: Seguían la tesis es de que las almas son creadas por Dios (creacionismo) y esta tesis
fue la que se impuso y la que paso a ser oficial28, de tal manera que el Papa Pío XII afirmó: “La
fe católica nos obliga a aceptar que las almas son creadas inmediatamente por Dios”29.

En la teología postridentina se sigue manteniendo la tesis de la animación retardada, para


redimensionar afirmaciones dogmáticas como para valorar ética y canónicamente las acciones
abortivas. Sin abandonar en teoría la opinión de la animación retardada, atendió quiso arreglar
los problemas morales desde la aceptación práctica de la animación inmediata. Desde el siglo
XIX comienza abrirse camino la opinión de la animación inmediata, en el cuál el Magisterio de la
Iglesia condenó las dos proposiciones extremas: que el alma se infunde en el momento de nacer y
la infusión del alma tiene lugar en el primer acto de la inteligencia del niño.30.

La reflexión teológico-moral utilizó dos categorías para el problema del comienzo de la vida
humana:

“La animación, Alma es la sustancia espiritual e inmortal que informa al cuerpo y constituye
la esencia del ser humano. entendida como infusión del alma, creada por Dios, en el cuerpo
humano, formado por los progenitores. La existencia del viviente humano, se consideró como
comienzo de la vida propiamente humana en momento de la infusión del alma racional en el
cuerpo humano”31.

28
Cfr. M. VIDAL, Moral de la persona y bioética. Moral de actitudes, II-la parte, 369.
29
PÍO XII, Humani Generis, n.29.
30
Cfr. M. VIDAL, Moral de la persona y bioética. Moral de actitudes, II-la parte, 370.
31
Cfr. Ibíd., 371.

9
Formación, entendida como la formación suficiente del feto para recibir la animación.
Llevando afirmaciones de carácter ideológico que después de los cuarenta días para la formación
del feto varón y ochenta días para la formación del feto hembra. El Magisterio oficial de la
Iglesia no se ha desprendido del todo de la terminología de “animación y de formación” la
teología católica actual habla de animación o de infusión del alma para referirse al comienzo de
la vida humana con el termino y la categoría de hominización32.

5. Líneas de acción de Pastoral

Una primera línea de acción será concientizar desde nuestros centros de pastoral el proceso de
formación de la propia vida humana en el momento de su concepción y lo maravilloso de su
desarrollo como un nuevo ser, usando las herramientas que nos brinda hoy la tecnología para así
ir creando conciencia desde el ámbito de la fe, así como dice el salmo: “Mi aliento conocías
cabalmente, mis huesos no se te ocultaban, cuando era formado en lo secreto. Mi embrión veían
tus ojos; en tu libro están inscritos los días que me has fijado, sin que aún exista el primero.” (Cfr.
Salmo 139, 13-15).

Una segunda línea de acción es que se necesita una pastoral de conciencia en los padres de
familia, y en especialmente en los jóvenes desde el noviazgo, para darles a conocer los principios
de lo que es la vida desde el momento de su fecundidad, aunque es un tema muy delicado pero
necesario de hablar con el respeto debido al embrión humano, que debería nacer siempre de un
acto de amor y ser tratado ya como persona lo podemos comparar en la encíclica (Cfr.
Evangelium Vitae, 60). Los progresos de la ciencia y de la técnica en el ámbito de la bioética se
transforman en amenazas cuando el hombre pierde el sentido de sus límites y, en la práctica,
pretende sustituir a Dios Creador33.

32
Cfr. M. VIDAL, Moral de la persona y bioética. Moral de actitudes, II-la parte, 372.
33
Cfr. Discurso del santo padre Benedicto XVI A los participantes en la asamblea plenaria Del consejo pontificio
para la familia.

10
En una tercera línea de acción se necesita una pastoral de conciencia en los matrimonios
especialmente con los novios que van a contraer matrimonio, para hacerles ver el sentido de que
están llamados a dar vida y en la encíclica Humanae vitae reafirma con claridad que la
procreación humana debe ser siempre fruto del acto conyugal:

“Efectivamente, el acto conyugal, por su íntima estructura, mientras une profundamente a los
esposos, los hace aptos para la generación de nuevas vidas, según las leyes inscritas en el ser
mismo del hombre y de la mujer. Salvaguardando ambos aspectos esenciales, unitivos y
procreadores, el acto conyugal conserva íntegro el sentido de amor mutuo y verdadero y su
ordenación a la altísima vocación del hombre a la paternidad”34.

Asesor: Pbro. Lic. Lucio Vieyra Vieyra


Secretario: José Ángel Durán García
Fecha: 30 de Septiembre de 2022

34
PABLO VI, Humanae Vitae, n. 12.

11

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