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Presentación 3
Contenido
Teodoro Álvarez Angulo 9
Ensayo ganador: Los olvidados de la pantalla 11
Mario Gutiérrez Blanca
Presentación
dedicada al II Certamen Interuniversitario Hispanoamericano de Miniensayo
¨Teodoro Álvarez Angulo¨ convocado por el grupo Didactext de la Universi-
dad Complutense de Madrid en asociación con el grupo de investigación Di-
lema de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana de la Universidad
del Quindío. Aquí se ubican: el acta del jurado, la presentación del certamen
y el ensayo ganador.
En Tinta que corre se encuentran diez ensayos realizados en el espacio
académico Retórica de los textos humorísticos, dictado por el profesor Mi-
guel Ángel Caro, que investigan, a partir de los conceptos Ethos, Pathos y
Logos, el humor como hecho retórico en corpus específicos de géneros como
el teatro, el cómic y el cine. Divagando incluye dos cuentos y cuatro voces
poéticas que abordan la sensibilidad desde las distintas esferas que componen
al ser humano. Por último, Entre líneas cuenta con una reseña de un libro de
Robert Rosero, y un ensayo que resalta, desde varios autores, la importancia
de la literatura para afrontar la vida.
De esta forma se configura el número veintidós, que no pudo ser posible
sin el acompañamiento de la coordinadora del proyecto, el comité editorial y
los autores de los textos que han sido umbral al que se le invita a usted, lector,
a atravesar y ser parte de las palabras que se tejen para lograr el encuentro
necesario y universal con la literatura.
Presentación
Segundo Certamen Interuniversitario
Hispanoamericano de Miniensayo
“Teodoro Álvarez Angulo”
El Grupo de investigación “Didactext” de la Facultad de Educación convo-
ca la segunda edición del Certamen Interuniversitario Hispanoamericano
de Miniensayo “Teodoro Álvarez Angulo”, cuyo objeto es distinguir creacio-
nes originales e inéditas escritas por estudiantes de universidades españolas,
así como de universidades de Hispanoamérica.
Este certamen tiene por finalidad dar a conocer opiniones que estimulen la
Sección especial
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Por todo esto, el presente certamen busca promover la escritura entre el
alumnado universitario, y rendir un homenaje a nuestro maestro y a todos
los profesores que en sus clases incentivan a sus alumnos a desarrollar esta
destreza.
Reglamento
Sección especial
brevedad y extensión (una página a lo sumo), según lo definen Juan David
Zambrano y Miguel Ángel Caro en el capítulo “¿Qué es un miniensayo?”
(2020), del libro El miniensayo en las materias del currículo de Secundaria
de Editorial Octaedro.
Artículo 3. En esta convocatoria, el miniensayo debe responder a la si-
guiente pregunta: ¿Afectará la covid 19 a la realización de los objetivos de
la Agenda 2030?
Artículo 4. Los originales tendrán una extensión máxima de 300 palabras,
a doble espacio, y estarán escritos en lengua castellana.
Artículo 5. Las obras que opten al premio se presentarán en formato di-
gital con cualquier procesador de textos. Los candidatos deberán firmar su
original con un seudónimo y acompañarán en un archivo adjunto su completa
identificación personal (nombre y apellidos, DNI, correo electrónico y telé-
fono de contacto).
Artículo 6. Todas las obras serán enviadas a la dirección didactext@ucm.
es, dentro del plazo indicado en el artículo primero.
Artículo 7. La mera presentación de una obra a este certamen implica la
cesión a Tribuna Complutense y a la revista literaria Polilla (Universidad del
Quindío, Colombia), por parte de su autor, de los derechos para editarla en
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estos medios. Una vez hecho público el fallo del jurado, quedará sin efecto
dicho compromiso en relación con todas las obras presentadas, excepto la
distinguida con el premio y, en su caso, aquellas a las que el juradodeclare fina-
listas o cuya publicación proponga.
Artículo 8. El premio consta de un diploma acreditativo, de un lote de
libros y de la publicación del miniensayo en las revistas anteriormente men-
cionadas.
Artículo 9. El jurado, que estará integrado por destacados profesionales
del mundo de la educación y la cultura, hará público su fallo a través de la
web de Didactext www.ucm.es/didactext de la Facultad de Educación, de la
Universidad Complutense de Madrid.
Artículo 10. El premio podrá ser declarado desierto si el jurado, cuya deci-
sión será inapelable, considerase que ninguna de las obras presentadas reúne
la debida calidad. El jurado podrá hacer una mención expresa en el acta, si lo
juzga oportuno, a la obra que, ensu caso, haya quedado finalista o proponer a
Sección especial
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Acta del fallo del jurado del Segundo
Certamen Interuniversitario
Hispanoamericano de Miniensayo
“Teodoro Álvarez Angulo”
En la ciudad de Madrid del día 10 de junio de 2021, se emite el fallo del
jurado del Segundo Certamen Interuniversitario Hispanoamericano de Mi-
niensayo “Teodoro Álvarez Angulo”.
Han participado en la valoración de los textos la escritora Sofía Rhei, en
calidad de presidenta del jurado, y los siguientes profesores, expertos en
Sección especial
lengua castellana y literatura (por orden alfabético): Salvador Álvaro Gar-
cía, profesor jubilado de la Universidad Complutense de Madrid; Ana María
Marcovecchio, profesora de la Universidad Católica Argentina y de la Uni-
versidad de Buenos Aires; María Antonia Osés, profesora de la Universidad
Católica Argentina; Daniel Mauricio Rodríguez León y Mariana Valencia Le-
guizamón, profesores de la Universidad del Quindío, Colombia.
Tras proceder a la lectura de los trabajos presentados al Certamen y emi-
tir sus valoraciones, se concede el premio al miniensayo “Los olvidados de
la pantalla”, presentado a concurso bajo el pseudónimo “Rafael Albértigo”
y cuyo autor es Mario Gutiérrez Blanca de la Universidad Complutense de
Madrid (España).
El premio consta de un certificado acreditativo, un lote de libros y la pu-
blicación del miniensayo en una edición de las revistas Tribuna Complutense
de la Universidad Complutense de Madrid y Polilla de la Universidad del
Quindío, Colombia.
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II Certamen Interuniversitario
Hispanoamericano de Miniensayo
“Teodoro Álvarez Angulo”,
convocado por el Grupo Didactext
de la Universidad Complutense
de Madrid (España)
La segunda edición del certamen sobre el Miniensayo, a pesar de las di-
ficultades originadas por el covid19, contó con una buena participación (42
Sección especial
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Los olvidados de la pantalla plantea, con base en la Agenda 2030 de la
ONU, la relación de la ciudadanía con la tecnología, en general, y de los efec-
tos en la educación, en particular, en el intento de promover oportunidades
de aprendizaje permanente para todos, mediante las múltiples posibilidades
que ofrece la tecnología en todas las etapas de la vida de los ciudadanos. Se
trata, como se puede ver, de un tema polémico, lo que obliga al autor a tomar
posición valiente, con argumentos claros, concretos y precisos.
Para finalizar, deseo expresar mi agradecimiento a los miembros del ju-
rado y a los componentes del Grupo Didactext, magníficamente guiados por
las profesoras Silvia Agosto Riera y Teresa Mateo Girona, quienes han hecho
posible este II Certamen Interuniversitario Hispanoamericano de Miniensa-
yo. Gracias asimismo a todos los participantes en el Certamen.
Sección especial
Universidad Complutense de Madrid
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Los olvidados de la pantalla
Mario Gutiérrez Blanca1
Hay dos cosas que dicen mucho de una sociedad: lo que quiere y lo que
cree posible, la naturaleza y los bordes de la utopía. Adoptada por los Estados
miembros de la ONU, la Agenda 2030 plantea 17 objetivos orientados princi-
palmente a erradicar la pobreza, a combatir las desigualdades, a construir so-
ciedades pacíficas, justas e inclusivas y a garantizar la protección del planeta.
Hasta aquí el terreno de los deseos. Ahora, ¿hasta dónde alcanza lo posible?
Sección especial
11
tecnológica y educativa se topa con un obstáculo: la brecha digital, la última
actualización de la pobreza. Las transformaciones vendrán. Eso es seguro.
¿Pero quién se acordará de los olvidados de la pantalla?
Sección especial
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Sección especial
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Prolegómenos a una retórica de los textos
humorísticos
Miguel Ángel Caro L.1
comediante que nos causa gracia, o bien por las bromas que condimentan las
conversaciones espontáneas. Sin embargo, sería un tanto más difícil recono-
cer que a ese humor lo habita la retórica, a través de las formas y funciones
del que lo produce (ethos), del que lo recibe (pathos) y de lo que se dice (lo-
gos).
Justamente, ese es el objetivo de los artículos que compilamos en este
número de la Revista Polilla: mostrarnos cómo, detrás de la risa, se mueven
los hilos del humor en tanto hecho retórico. Dichos artículos crecieron en el
espacio académico de la electiva profesional de Retórica de los textos hu-
morísticos (primer semestre del 2020) de nuestra Licenciatura en Literatura
y Lengua Castellana2. Como justificación a la apuesta que le dio luz a este
1
Profesor de la Licenciatura en Literatura y Lengua Castellana, Universidad del Quindío.
Correo: macaro@uniquindio.edu.co
2
La propuesta de dicho curso electivo dialoga con los avances conseguidos en un espacio
de índole similar, Comprensión de textos argumentativos irónicos, que se desprende, a su
vez, de una investigación del profesor dirigida justamente a estudiantes de la Licenciatura
en Literatura y Lengua Castellana. Este curso, al igual que los otros espacios de la línea de
investigación en Semiótica del discurso multimodal, oralidad y poder, no solo busca forta-
lecer la formación de los estudiantes como lectores competentes de textos de toda tipología
y en todo formato, sino también potenciar las posibilidades de transposición didáctica y la
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espacio, sucintamente podríamos afirmar –apoyados en Ruiz-Gurillo (2012)–
que el humor ha sido abordado desde teorías como las de la superioridad (con
dominio de la tradición filosófica hasta el siglo XVIII), las de la descarga
(cuyo mayor exponente es Freud) y las de la incongruencia que lo sitúan en
medio del “descubrimiento de una realidad o un pensamiento que resulta in-
congruente con lo que se esperaba” (2012, p. 16) y que dan origen a la Teoría
general del humor verbal (Attardo y Raskin, 1991; Attardo, 2001 y 2008).
Sin embargo, para efectos de nuestra apuesta académica, preferimos apo-
yarnos en los conceptos cardinales de la Retórica (ethos, pathos y logos) para
procurar una aproximación al humor verbal en sintonía con teorías de la in-
congruencia, sin perder de vista que en todo este proceso se ponen en marcha,
de modo interactivo, un posicionamiento particular del ethos por parte del
locutor, un rol esperado en el marco de un pathos para quien funge como
interlocutor, y un juego desde el lenguaje, como corazón del logos, de lo que
se quiere decir.
A la larga, asumimos el humor como dispositivo retórico complejo, sus-
ceptible de múltiples abordajes investigativos, tanto desde las ciencias del
reflexión crítica sobre el rol de futuros maestros, en el contexto de una cantera investigativa
poco explorada hasta el momento en el ámbito nacional.
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En este orden de ideas, la pregunta de investigación que mueve los tex-
tos que aquí presentamos es cómo se negocian las distancias entre el ethos
y el pathos a propósito del logos en el corpus humorístico que cada quien
aborda desde sus intereses. Ese es el caldo de cultivo para los análisis que
vienen a continuación, en los que se abordan géneros diversos unidos por el
mismo propósito carnavalizante. De ahí que el lector observe en ellos una
superestructura común que da cuenta de una introducción, en la que los au-
tores presentan el corpus que abordaron y las motivaciones que los llevaron
a elegirlo; luego, una descripción en la que perfilan las características de la
muestra escogida, los criterios que siguieron para delimitarla y el contexto
situacional, lingüístico y/o sociocultural que la determina; y en adelante, las
formas y funciones del ethos (desde algunos rasgos pertinentes que dan cuen-
ta del comportamiento discursivo del locutor de los textos), el pathos (a partir
de algún aspecto significativo que se relacione con la audiencia a la que se di-
rigen los textos) y el logos (como acercamiento a la materia socio-discursiva
del decir humorístico que surge de la incongruencia, del choque de guiones).
Tales elementos comunes nos llevan, en consecuencia, a arropar con mayor
Tinta que corre
detalle cada una de estas tres categorías de análisis, a partir de preguntas que
pudieron marcar su rumbo en los textos abordados.
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que emparenta al hecho humorístico con la entronización bufa del carnaval,
como juego de máscaras que “reúnen los dos polos del cambio y de la crisis:
el nacimiento y la muerte […], la bendición y la maldición […], el elogio y
la injuria, la juventud y la decrepitud, lo alto y lo bajo, la cara y la espalda, la
sabiduría y la tontería (Bajtín, 1976, p. 318).
Otro frente recurrente para la descripción del ethos humorístico tiene que
ver con la cinésica como plano de representación no verbal que proyecta no
solo el talante del productor del discurso, sino la interpretación argumentativa
de lo que dice. Podríamos afirmar que la cinésica opera en el humor como la
modalización del hecho, como el énfasis persuasivo, como el estilo propio,
como el matiz personalizador o como la sazón innegable que adhiere a la
comunidad a la propuesta textual. Allí las 17 marcas cinésicas de Poyatos
(1994)3 ofrecen un escenario variopinto para identificar particularidades en
cada género discursivo que nuestros investigadores analizan. La plasticidad
de tal marco teórico alcanza a tocar de modo muy pertinente a géneros como
el meme de internet, en el que el valor de los gestos por palabras de un emble-
ma se roban por completo el protagonismo; por ello, más allá del listado de
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recurrentes de un lugar), diafásicas (que resaltan los modos lingüísticos más
extremos de expresar las emociones) y diastráticas (que matriculan al enun-
ciador en un estrato social determinado), el texto humorístico elude las gene-
ralidades y adopta atavíos precisos; podríamos decir que adopta las tan ne-
cesarias máscaras carnavalescas que, una vez más –desde Bajtín– adquieren
protagonismo, pues expresan “la alegría de las sucesiones y reencarnaciones,
la alegre relatividad y la negación de la identidad y del sentido único, la ne-
gación de la estúpida identificación y coincidencia consigo mismo” (1987,
p. 41); en este marco de ideas, revisar una variante es como contemplar una
máscara en su calidad de “expresión de las transferencias, de las metamor-
fosis, de la violación de las fronteras naturales, de la ridiculización, de los
sobrenombres; la máscara encarna el principio del juego de la vida, establece
una relación entre la realidad y la imagen individual, elementos característi-
cos de los ritos y espectáculos más antiguos” (Bajtín, 1987, p. 42).
De esta manera y sin pretender agotar las posibilidades, un análisis del
ethos humorístico podría suponer la indagación de preguntas del siguien-
te tenor en torno a los cuatro elementos aquí descritos (el cuerpo, la indu-
Tinta que corre
El segundo nodo del sistema retórico –el pathos– nos remite a la otra orilla
del circuito comunicativo –el universo del otro– en el marco plural y tantas
veces impredecible de sus disposiciones, su estado de ánimo, sus intereses
y sus expectativas (Aristóteles, Retórica, libro I, capítulo 2). Nos movemos,
así, por los territorios de la poliacroasis, acuñada por Albaladejo como “la
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audición y la interpretación plurales de un discurso” (2009, p. 1-2) y pondera-
da por Chico-Rico como “otro de los objetivos de la retórica cultural” (2015,
p. 317). Para el acercamiento al pathos de los textos humorísticos, tocaremos
tres conceptos claves: el contraste entre lector implícito y lector real, el hori-
zonte de expectativas, y el papel del contexto.
En cuanto al primero, apelamos a las consideraciones de Iser como teórico
fundacional de la teoría de la recepción, en cuanto a la distinción entre lector
implícito y lector real:
El primero es aquel que el texto crea para sí mismo y equivale a “un sistema de estruc-
turas que invitan a una respuesta” que nos predispone a leer de ciertos modos. El “lector
real” recibe imágenes mentales durante el proceso de la lectura, imágenes que ineludi-
blemente se hallarán matizadas por su “cantidad existente de experiencia” (Selden, 1989,
pp. 133-134).
A la luz de esto, sabemos que no podríamos etiquetar las obras como bue-
nas o malas, sino, más bien, dirigir la mirada hacia el lector y verificar si, en
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¿Qué es chistoso? No dejo de sorprenderme de lo que la gente considera chistoso. Alguna
gente se ríe de ver a alguien resbalarse sobre una cáscara de plátano. Alguna solo se ríe
si es Hitler el que se resbala sobre la cáscara de plátano. Así que, ¿qué es lo chistoso? Si
alguien se ríe es que es chistoso. Un público es capaz de reír ante cualquier cosa, o ante
nada. Tratar de entender a un público es como cocinar una cena para la familia. Cocines
lo que cocines alguien odiará lo que sirves (Carter, 1989, p. 1).
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Por último, no quisiéramos cerrar este apartado sin dejar algunas pistas
sobre estrategias precisas que –a modo de universales del humor– despiertan
una natural disposición hacia la risa. Se trata de mecanismos prácticamente
arquetípicos que Bergson atisba como parte de imaginarios lúdicos arraiga-
dos en la infancia y que nombra desde sus funciones metafóricas como diablo
de resorte, títere de cordelillos y bola de nieve.
El diablo de resorte –inspirado en los muñecos con forma de payaso o de
diablillo que propulsados por un resorte salían de una caja– viene descrito
por Bergson, en sus efectos humorísticos, así: “En una repetición cómica de
frases se enfrentan generalmente dos términos; un sentimiento reprimido, que
se dispara como un resorte, y una idea, que se divierte en reprimir de nuevo el
sentimiento” (Bergson, 2008, p. 57). Este recurso iterativo de sonidos, pala-
bras, frases, oraciones, gestos o imágenes asegura la presea de la risa sin im-
portar edades y situaciones; está presente, por ejemplo, en las cosquillas que
los padres prodigan a los bebés, en la secuencia de la misma caída de los per-
sonajes de las comedias, en la instauración de un leitmotiv de un chiste o en
una rutina de stand-up comedy, o incluso, en el cierre de un texto que retome
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de dominó, como “un efecto que se propaga acrecentándose, de modo que la
causa, insignificante en un principio, alcanza, mediante un progreso necesa-
rio, un resultado tan importante como inesperado” (2008, p. 62). Un ejemplo
paradigmático de ello lo constituye el famoso corolario de la ley de Murphy
que advierte que, si una serie de cosas pueden salir mal, lo harán en la peor
secuencia posible; los casos son múltiples: desde la acumulación frenética de
las retahílas, hasta los pasajes de comedia en los que se arma la gorda, al esti-
lo de los hechos en la venta entre el Quijote, Sancho, Maritornes y el arriero,
en el capítulo 16 de la primera parte de la novela del Ingenioso Hidalgo.
De las consideraciones anteriores, emergen diversas preguntas que pueden
iluminar el análisis en los artículos que siguen; por ejemplo: ¿cuál es el lec-
tor implícito al que se dirige el corpus analizado?, ¿qué características debe
tener el lector/receptor del texto humorístico que se analiza?, ¿cuáles horizon-
tes de expectativas debe tener el lector/receptor para reír con un texto como
este?, ¿cuál es el contexto lingüístico, situacional y sociocultural en el que
se inscribe este corpus? o ¿cómo se desarrollan las estrategias del diablo de
resorte, títere de cordelillos, bola de nieve y qué efectos puede generar en el
Tinta que corre
En el plano del logos –o la res del discurso humorístico– el estado del arte
recoge ya los más diversos trabajos, entre los cuales se destaca la Teoría ge-
neral del humor verbal (Attardo y Raskin, 1991; Attardo, 2001 y 2008). Para
nuestro caso, como una forma de acercar el fenómeno del humor al de la iro-
nía y de mantenerlo en el circuito retórico del ethos y el pathos, optamos por
mirar el logos desde el modelo neogriceano del grupo GRIALE (Rodríguez
Rosique, 2009; Ruiz-Gurillo, 2012), en cuanto a la inversión de la máxima de
cualidad y a los principios de informatividad y manera de Levinson (2004).
Desde la inversión a la máxima de cualidad –“trate usted de que su contri-
bución sea verdadera” (Grice, 1991, p. 516)–, el humor supone una inevitable
colisión entre mundos (lo real y lo imaginario, lo existente y lo anhelado, lo
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dicho y lo supuesto…), a través de diferentes mecanismos entre los cuales
resaltamos el de la hipérbole, la contradicción y la personificación. El primero
–la hipérbole– es un recurso esencial: “la descripción de un suceso presentán-
dolo como más grande, grave o importante de cómo es en realidad; también
consiste en tomar o emplear más palabras de las necesarias o razonables para
describir algo” (Núñez, 2007, p. 177). De él se nutre toda suerte de colmos y
exageraciones, giros y galimatías, que amplifican la materia de la narración a
dimensiones tan estrambóticas que una vez más, desde el decir bergsoniano,
los personajes, los hechos y los discursos adquieren la forma de una cosa,
aparte de todo, magnificada. El segundo –la contradicción– invoca la pre-
sencia simultánea de dos conceptos que se excluyen mutuamente; aquí una
proposición y su negación, que en condiciones lógicas no pueden coexistir al
mismo tiempo, en nombre del humor se entrelazan. De nuevo, el choque de
guiones entre p y no p da sentido a las incongruencias que alimentan la ma-
yoría de los memes de internet; aquellos en los que campea la contradicción
entre lo que dicen las palabras y lo que muestran las imágenes. El tercero –la
personificación o prosopopeya–, que “consiste en conceder entidad y atri-
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fonema suprasegmental de la juntura, que invierte la informatividad desde
la posibilidad de dos referentes por completo distintos, al estilo del que se
atribuye a Quevedo: “entre rosas y azucenas su majestad escoja” vs. “entre
rosas y azucenas su majestad es coja”. El tercero –la paronomasia–, al que
Núñez define como “juego de palabras que consiste en yuxtaponer una serie
de palabras parónimas (aquello vocablos semejantes entre sí por su grafía o
sonido)” (2007, p. 187), enriquece la inversión de la informatividad, gracias
a la inserción de juegos de humor que se derivan de la vecindad sonora de las
frases y palabras, como ocurre con un buen número de apodos que surgen por
la asociación con palabras de sonido parecido. En el transfondo de todas estas
inversiones aupadas por las promiscuidades fonéticas emerge el carnaval, a
través de conceptos conexos como sedición, subversión, inversión, hibrida-
ción, irreverencia, ridiculización, degradación y profanación. Con toda razón
advierte Jankélévitch que “lo mismo se vuelve otro, creando el quid pro quo
y el enredo; cualquier cosa se convierte en cualquiera otra, y las más enlo-
quecedoras, las más impertinentes metamorfosis son permitidas durante ese
paréntesis de locura en plena seriedad que se llama Carnaval” (2012, p. 144).
Tinta que corre
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procedimiento suele invertir el plano de las expectativas: se espera lo obsceno
y aparece lo convencional; se espera lo convencional y aparece lo obsceno”
(Caro y Castrillón, 2011, p. 168).
Como puede colegirse, en el trasfondo de los disfemismos, eufemismos y
defraudaciones obscenas, campea el espíritu de profanación constituido –se-
gún Bajtín– por “[…] todo un sistema de envilecimiento y de burlas carnava-
lescas, las inconveniencias relativas a las fuerzas genésicas de la tierra y del
cuerpo, las parodias de los textos y de las palabras sagradas” (1976, p. 314).
Sin duda, en estos tres mecanismos hay resonancias de lo que Bajtín observa-
ba en los ritos y espectáculos organizados en la Edad Media, como escarnio
a “las formas de culto y ceremonias oficiales serias de la Iglesia o del Estado
feudal” (1987, p. 11); el humor privilegia, así, visiones de mundo totalmente
diferentes de las instituciones dominantes, al estilo de un segundo mundo y
una segunda vida al lado del mundo y la vida oficial.
A modo de conclusión
25
Una metamorfosis retórica de humanos que se vuelven cosas y de cosas que,
por la magia de la ficción, se humanizan.
Referencias
26
Núñez, Carlos. (2007). Los juegos de Mastropiero. Península.
Poyatos, Fernando. (1994). La comunicación no verbal. I: Cultura, Lenguaje y
Conversación. Istmo.
Rodríguez-Rosique, Susana. (2009). “Una propuesta neogriceana”. En L. Ruiz-Gu-
rillo y X. Padilla-García (eds.), Dime cómo ironizas y te diré quién eres (pp.
109-132). Universidad de Alicante: Peter Lang.
Ruiz-Gurillo, Leonor. (2012). La lingüística del humor en español. Arco/Libros.
Ruiz-Gurillo, Leonor. (2019). “El humor como hecho pragmático en español”. Re-
vista de Investigación Lingüística, (22): 183-198.
Selden, Raman. (1989). La teoría literaria contemporánea. Ariel.
Van Dijk, Teun. (1987). “La pragmática de la comunicación literaria”. En J. Mayoral
(comp.), Pragmática de la comunicación literaria (pp. 171-194). Arco Libros.
Whinnom, Keith. (1982). “La defraudación del lector: un recurso desatendido de
la poesía cancioneril”. En Giuseppe Bellini (ed.), Actas del VII Congreso de la
Asociación Internacional de Hispanistas (vol. 2, 1047–1052). Bulzoni Editore.
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Lo grotesco literario y el devenir
del monstruo salvaje en Los estratos
Julián Acevedo Rendón1
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Los estratos, a través de exploraciones filosóficas, exhibe un discurso sobre
las particulares formas del deseo propias del capitalismo tardío (lumpen capi-
talista), en una sociedad tan desigual y contradictoria como la colombiana de
finales del siglo XX. Su ficción se entreteje con discursos sobre la memoria,
el continuo carácter deformador del mundo, los fundamentos racistas y exclu-
yentes, en fin, la condición humana dentro de una sociedad consumada en el
vicio, el goce y la decadencia. La narrativa ficcional de Los estratos contiene
matices críticos y se entrega al vértigo que caracteriza a la literatura marginal.
Las creaciones literarias de Cárdenas se inscriben en la tentativa estética
de la literatura marginal. Esto debido a la representación narrativa de luga-
res provinciales, periferias urbanas, y por supuesto, un trasfondo discursivo
sobre algunos de los fundamentos racistas que se encargan de excluir a las
minorías de esta nación: las negritudes de la región del Pacífico y los pueblos
indígenas del Cauca; poblaciones minoritarias representadas en dos novelas
del escritor: Los estratos y Elástico de sombra (2019).
Según la perspectiva que nos interesa -ofrecer una definición de lo grotes-
co- se trata de dar cuenta de la distorsión, la deformación y la heterogeneidad
[…] la construcción de Kayser vuelve lo grotesco al revés, no como un juego con lo ab-
surdo, sino como la máscara de la razón, de la que ésta se sirve para superar y conjurar lo
antirracional como algo extraño al ser humano. Lo grotesco es, así, la astucia de la razón y
la única posibilidad del hombre de pensar sistemáticamente la alienación en y desde ella.
Pues la configuración de lo grotesco no es la simple y conformista exposición de un esta-
do dado, sino la demostración y la prueba del antagonismo absoluto en el que descansa la
alienación del hombre (Gutiérrez, 1976, pp. 122-123).
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Lo grotesco moderno, puso de manifiesto que era una condición históri-
co-espiritual y esto le permitió el predominio hasta nuestra literatura con-
temporánea. Los estratos, en efecto, reafirma las ideas sobre lo grotesco fan-
tástico a través de la interpelación de un mundo onírico, ensoñaciones en
donde los escenarios son múltiples y las fuerzas del destino se cruzan. Desde
su trama inicial, el personaje-narrador es un hombre sin nombre, heredero
de las acciones financieras de una empresa en crisis y esposo de una mujer
a quien pierde con el paso del tiempo. Tal vez nunca la tuvo. El escenario
principal de la novela es Buenaventura, pero las ensoñaciones del personaje
se tornan en pesadillas, en donde el recuerdo de los años de su infancia de-
sea tomar forma y revelarse ante su presente, por esta razón, reconstruye las
piezas perdidas de su recuerdo, al atravesar espacios tan reales y simbólicos
del húmedo litoral del Pacífico colombiano.
En las ensoñaciones del personaje-narrador son recurrentes los escenarios
y espacios en donde transcurrió su infancia, el recuerdo es conocido y de
inmediato ambivalente: se refiere a la “felicidad de la infancia: olor de aguas
aceitosas, limo, residuos tóxicos, olor del mar apretado en una bahía sucia”
(Cárdenas, 2013, p. 11). Sin embargo, estos recuerdos tienen un sabor ama-
rgo debido a la incertidumbre ante la ausencia de imágenes, generado por el
Tinta que corre
continuo devenir del olvido ante el presente. Los sueños en el mundo onírico
del personaje se revelan extraños, exóticos y con figuras siniestras, a pesar
de ser un mundo que finge conocerse, pero que en realidad se presenta como
un mundo distanciado, semejante al término extrañamiento; concepto funda-
mental que delimita el sentido de la categoría de lo grotesco.
Resulta inspirador para esta consideración crítica, la perspectiva reflejada
en Negación del olvido, en donde se nos recuerda la esencia del presente:
Hay que mantener en un obstinado presente, con toda su sangre y su ignominia, algo que
ya se está queriendo hacer entrar en el país del olvido; hay que seguir considerando como
vivos a los que acaso ya no lo están pero que tenemos la obligación de reclamar uno por
uno, hasta que la respuesta muestre finalmente la verdad que hoy se pretende escamotear
(Cortázar, 1994, p. 317)
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¿Te da vergüenza? No, es que no me gusta el pasado, dijo. Los nostálgicos son unos
huevones. Y yo debí de poner cara rara porque ella se puso a explicarme. Hay que mirar
siempre para adelante, dijo, para atrás ni para coger impulso. Y yo protesté que no, que
no se podía hacer eso, que todo se solapaba con todo, que el tiempo era un solo revoltijo
(Cárdenas, 2013, p. 73)
Pido tamales de piangua. Las hojas de plátano recién abiertas despiden un olor penetrante
a humo de maderas finas con un fondo dulzón. Pruebo la masa de maíz y los ojos me dan
vueltas. El guiso de piangua que viene en el relleno es extraordinario. Este tamal es una
obra maestra. El fondo dulzón era por la leche de coco, que se viene a juntar dentro de
los olores del poleo, la albahaca y el cilantro cimarrón con los que está condimentado
el guiso. Los negros de este país tienen un gusto exquisito. Pienso en la psiquiatra y en
su teoría elitista del buen gusto como sobriedad ante la muerte, nostalgia sin apego, y
entiendo que este tamal la refuta. [...] Hay una guerra del gusto, un diablito en cada uno
(Cárdenas, 2013, p. 109).
31
Las prácticas culturales de las negritudes del litoral refutan la perspectiva
de la anticuaria (personaje de la novela) sobre la mentira detrás del gusto:
La gente está enferma, dice, enferma de verdad, pega una cosa con otra y con otra y con
otra, hace verdaderas monstruosidades, quimeras tan estrambóticas que al final uno solo
se puede reír, entregado a la extravagancia
La gente está enferma, insiste, ahora con un poco de rabia o de asco. Es como si les
hubieran robado el tiempo, dice, como si no tuvieran historia y tuvieran que hacerse una
de mentiras. Por eso no sienten nostalgia, pobres. El buen gusto es nostalgia sin apego.
El buen gusto es una cierta elegancia a la hora de negociar cotidianamente con la muerte
(Cárdenas, 2013, pp. 82-83).
comercian con los elementos que suscitan la experiencia del trance psicodé-
lico.
Como se ha mencionado anteriormente, existe una serie de figuras sinies-
tras y monstruosas que se revelan en el mundo onírico del personaje-narrador.
Lo anterior nos dirige hacia la siguiente consideración: lo no humano en el
discurso novelístico. Hay páginas en Los estratos en las que el terror se pre-
senta ante los ojos temerosos de la infancia del personaje, pero estas figuras
al verlas con una mirada diferente a lo cómico o a lo espeluznante, permiten
reconocer la posición crítica sobre la condición monstruosa de la humanidad.
Según el capítulo “El cuerpo, un amasijo de tentáculos” del libro Lo grotesco
y lo raro:
Podríamos llegar incluso a decir que la condición humana ha de ser grotesca, pues el ani-
mal humano es el único que no encaja, el monstruo de la naturaleza que no tiene lugar en
el orden natural y es capaz de reutilizar los productos de la naturaleza para darles nuevas
y horrendas formas (Fisher, 2018, p. 43)
32
la barbarie (lo primitivo) es la ausencia de un lenguaje articulado; y, la civili-
zación (lo humano) materializa su expresión en el lenguaje articulado.
En Los estratos hay unas transcripciones al final de cada capítulo (“falla”,
“sedimento” y “temblor”) en donde dos príncipes negros dialogan a través de
las telegrafías de un periódico. Los mensajes están disfrazados con los restos
de un lenguaje que los negros han olvidado y que se oculta entre los conteni-
dos publicitarios del periódico. Al principio, la historia cuenta que los negros
fueron príncipes haitianos que fueron forzados a la esclavitud y fusilados
por el “General Esto y Lo otro de Más Acá”, pero la verdad es que estaban
muertos antes de ser fusilados porque las cadenas de la esclavitud son seme-
jantes a vivir muerto, así que las tumbas no los detuvieron para entregarse a
la espesura de la selva y, en efecto, quitarse sus nobles vestiduras, convertirse
en salvajes, monstruos leprosos, silenciados a causa de la ausencia de un len-
guaje articulado. La única alternativa de comunicación para los monstruos
fue utilizar los mensajes transcritos en los periódicos para no olvidar los lazos
que los unían y reinsertarse en los engranajes de la civilización moderna.
Incluso, resulta inquietante observar cómo el tema de la selva ha retorna-
do en la literatura y se ha dado en esta ocasión a través de la voz narrativa
33
Referencias
34
La Tele Letal y su parentesco con la retórica
del humor en el discurso político
Jhombran Guerrero Cañas1
(Raskin, 1985; Attardo y Raskin, 1991; Attardo, 2008; Partington, 2006; Shilikhina,
2
2017) citados por Leonor Ruiz-Gurillo en El humor como hecho pragmático en el español
(2019).
35
De la subyacente pluralidad de manifestaciones en el humor, encontramos
algunas series televisivas que han tomado un apogeo bastante exitoso, ya que
tratan temas políticos actuales, apreciados desde lo burlesco y lo cómico; en
estos casos, el tema político, vislumbrado desde el humor y la ironía, puede
generar efectos perlocutivos interesantes en algunos espectadores debido a
sus disidencias políticas. Por lo anterior, el siguiente texto tiene por objetivo
realizar un análisis, desde la retórica del humor, a la serie televisiva La Tele
Letal emitida por el canal de televisión Red+, con el fin de revelar la manera
como esta logra configurar desde el ethos, el pathos y el logos todo un dis-
curso político vislumbrado desde un escenario de burlas y risas, las cuales
hacen del programa un prototipo característico de los textos humorísticos que
permean en los contornos del discurso político. Para lograr los mencionados
objetivos, el análisis se enfocará, desde el ethos, en el capítulo 51, desde el
pathos, en los capítulos 55-7 y desde el logos, en el capítulo 66, ya que las
herramientas humorísticas empleadas en dichos capítulos, pueden llegar a
generar efectos cómicos en los espectadores, lo cual hace de ellos material
imprescindible para la propuesta y desarrollo de este análisis. Teniendo esto
Tinta que corre
36
En la primera sesión está a cargo el periodista Santiago Moure, quien visi-
ta distintas ciudades del país, con el objetivo de formular preguntas paradóji-
cas a transeúntes de la ciudad; dichas preguntas incitan tanto al entrevistador
como al entrevistado a emplear algunas marcas propias del ethos, pathos y
también del logos. Sin embargo, en esta sesión se hablará exclusivamente
desde el ethos y pathos, debido a que, en cuanto al logos, no es tan rica en
ciertos elementos humorísticos como sí lo son otras sesiones.
37
en varias ocasiones no se relacionan con el tema de los videos, lo cual lleva a
los personajes principales a apoyarse en esas respuestas para reforzar la burla
y los efectos humorísticos.
La tercera sesión se enfoca en una entrevista realizada por Martín de Fran-
cisco a una autoridad en temas de salud, psicología, música, belleza, entre
otros. En las entrevistas, Martín de Francisco busca saber por parte de los
invitados expertos, cómo dar solución a problemáticas incómodas, las cuales
giran en torno a sus temas de especialidad. Estas problemáticas expuestas por
Martín son extraídas, según él, de cartas que recibe de algunos televidentes
que afrontan estas embarazosas situaciones, quienes desean que dichos exper-
tos brinden prontas soluciones.
Tinta que corre
38
estructura fisiológica o la apariencia estética del rostro de algunos personajes
políticos o celebridades nacionales, quienes aparecen secuencialmente en una
pantalla.
39
2. Análisis del humor en torno al ethos, pathos y logos
2.1 El ethos
Apoyadas desde los estudios de Bergson (2012) y Poyatos, citado por Calsamiglia y
3
Tusón (2018)
40
Ahora, en el minuto 18:02 notamos un deíctico, el cual consiste en señalar
a personas y objetos. Santiago Moure emplea este elemento de la cinésica, al
señalar la ubicación de un supuesto campo de concentración, del que se vale
como estrategia de miedo, para repeler una supuesta ofensa que gritan dentro
del set, dirigida al ministro de Hacienda Alberto Carrasquilla.
41
causa mucha risa. En esta situación, Doña Anciana es expuesta por los prota-
gonistas como objeto de risa y entretenimiento ante los televidentes.
42
Cabe mencionar por lo anterior que La Tele Letal instaura una retórica del
humor apoyada en dos de las cuatro marcas del ethos, y estas son la cinésica
y las variantes, con las que configura exitosamente un discurso cargado de
elementos humorísticos que se perfilan en torno, habilidades y cualidades del
orador, representados por actos visuales y verbales. De esta manera, La Tele
Letal nos lleva a contemplar una serie televisiva cargada de herramientas vi-
suales e irónicas, las cuales edifican el perfil de un ethos irónico alrededor del
2.2 El pathos
43
que los protagonistas del programa comparten en su vida cotidiana, lo cual
refuerza el elemento irónico en el desarrollo del programa.
Ahora se expondrá, desde las nociones de Bergson, una de las tres estra-
tegias (Las estrategias propuestas son: 1) El diablo de resorte. 2) El títere de
cordelillos. 3) La bola de nieve) que despiertan el pathos en la retórica humo-
rística de La Tele Letal. El títere de cordelillos, entendido como un mecanis-
mo que desata risas, es relacionado con “el engañador que resulta engañado”
o con lo que la paremia expresa como “un burro hablando de orejas”. En el
caso de La Tele Letal, podemos encontrar muy seguido esta estrategia, sobre
todo, en la sesión No te lo puedo creer, cuando los protagonistas Pep Erazo y
Memo Baquero se hacen ilusiones con noticias que reciben, en las que pien-
san que les ofrecerán vacantes, aumentos salariales, mejores empleos o reco-
nocimientos importantes que envían reconocidas figuras de nivel nacional.
Sin embargo, normalmente no reciben más que malas noticias que desaniman
rápidamente a los personajes, hasta el punto de que pierden sus esperanzas,
luego de una retahíla de agresiones verbales que se hacen, en algunas situa-
ciones, el uno al otro. Un ejemplo de esto puede hallarse en el capítulo 55 mi-
Tinta que corre
nuto 46:15, cuando Pep Erazo y Memo Baquero informan al director del pro-
grama que renunciarán, debido a que Pep ha conseguido un empleo como zar
de los deportes, y Memo, como su vigilante de seguridad de comunicaciones.
Después de que expresan su renuncia ante el director, este les afirma que “las
puertas son muy estrechas para entrar, pero muy amplias para salir”. En esta
ocasión, el títere de cordelillos no se hace notar, sino cuando el director revela
un video a Pep y a Memo, un instante después de que estos renuncian, en el
que se expone el nombramiento oficial al nuevo zar de los deportes, el cual no
sería Pep Erazo, sino alguien llamado Miguel Ángel Bermúdez. Nótese que
aquí el títere de cordelillos sale a la luz y causa a los personajes la sensación
de asombro, temor y enojo a la vez, debido a la inoportuna sorpresa. Podría
decirse que la intervención del video asigna una posición a los personajes que
los ubica, en lo que respecta a Bergson, “como un simple juguete en manos
de otro que con él se divierte” (Bergson, 2008, p. 60). Por otra parte, pode-
mos hallar también en el capítulo 74, minuto 46:58, otro títere de cordelillos
cuando Pep Erazo y Memo Baquero cuentan chistes sin gracia a su antiguo
director de televisión, con la intención de caer bien y ser contratados de nuevo
como periodistas deportivos. Al finalizar sus chistes, Pep se halaga a sí mismo
y a su compañero, diciendo cuán graciosos son, mientras el director les aclara
44
que lo que dicen no es bueno y ni siquiera “políticamente correcto”. Al igual
que en el anterior ejemplo, en esta situación el títere de cordelillos se refleja
en la seguridad con que los personajes creen hablar y obrar libremente, mien-
tras, desde otra perspectiva, se corresponden con el de un juguete en manos
de otra persona, en este caso, su antiguo director de televisión.
Por lo anterior, cabe aclarar que, en cuanto al pathos, La Tele Letal en su
sesión No te lo puedo creer logra impactar con efectos humorísticos, lo que
desata la risa en sus televidentes, debido a las irónicas sorpresas de la vida que
reciben diariamente los protagonistas en sus aspiraciones salariales, laborales
y profesionales.
2.3 El logos
45
(minuto 12:56). En este caso, la hipérbole cobra sentido en la expresión de
los dos personajes, presentando la situación del vendedor de la calle como
exagerada y fácilmente controlable, pues su condición es meramente inten-
cional, debido a su propio descuido. En cuanto a la contradicción, esta se
hace evidente en todo momento dentro de los comentarios mencionados por
los personajes en las cinco sesiones del programa. Podría tomarse de nuevo
como ejemplo el capítulo 66, cuando Martín de Francisco y Santiago Moure
(quienes afirman pertenecer a movimientos políticos de ultraderecha) anun-
cian que el partido de ellos (Centro Democrático) perdió ante una votación
en el Senado y en la Cámara, pero que, pese a eso, ellos ganaron y, por ende,
ganaron las votaciones (minuto 1:26). En momentos como estos, la contra-
dicción sale a la luz y presenta dos eventos que se excluyen entre sí, y que al
mismo tiempo dejan ver, en un primer lugar un lado A, y en un segundo lugar
un lado no A. Este elemento sublima las emociones de humor en el lector, lo
que desata así toda una sarta de risas.
De esta manera, mediante la inversión de la máxima de cualidad, La Tele
Letal recrea toda una retórica en torno al logos, comprendida desde el ámbito
Tinta que corre
del humor que se manifiesta por una gran variedad de elementos verbales
como las hipérboles y las contradicciones.
46
personas. Este dato despierta una pregunta curiosa: ¿el humor es un discurso
necesariamente intencionado? Si la respuesta es sí, entonces ¿qué hace que lo
que digamos no sea tomado como broma o chiste, cuando ni si quiera estamos
en la disposición de una comunicación non bona fide? En este orden de ideas,
¿cuándo estamos siendo o cuándo dejamos de ser humoristas sin siquiera dar-
nos cuenta? ¿Podría afirmarse, entonces, que ni siquiera dentro los contextos
más asertivos y formales, como los de la ciencia y la política, se es ajeno a
una comunicación non bona fide que suscita toda una interpretación desde el
humor y lo cómico?
Referencias
Bergson, Henri. (2016). La risa: ensayo sobre el significado de la comicidad (Vol. 62).
Ediciones Godot.
Ducrot, Oswald. (1988). Polifonía y argumentación. Conferencias del seminario teo-
47
El cuerpo femenino y la música:
dos caras de la manipulación en la retórica del humor
mezc2016@gmail.com
48
Acerca de la película
Ahora bien, la imagen que se presenta a través del cuerpo es el medio para
conseguir beneficios económicos, y aunque el mismo título de la película da
pistas acerca de un estereotipo de los hombres hacia las rubias, va mucho más
allá de ello, pues la preferencia radica en mujeres interesadas en los bienes
más que en el amor. De esa forma, los personajes tienen la oportunidad de
estar junto a una mujer bella, claro está, en tanto el dinero no sea un proble-
ma. Todo esto se resume y encaja dentro de los tres pilares de la persuasión
retórica: ethos, pathos y logos.
49
El ethos, una manipulación en el acercamiento
personaje como una mujer interesada en las riquezas, sino también como ma-
nipuladora del género débil, el masculino.
50
y al señor Ernie Malone. Mientras le brindan una bebida, estas dos mujeres se
miran continuamente haciéndose señas de lo que deben hacer y a dónde ir. En
esta misma escena, en el momento en que Lorelei le indica a Dorothy que le
quite el abrigo al detective por “cortesía”, se evidencian las pictografías (que
consisten en señalar con las manos), para comunicar en dónde buscar.
Por último, la kinefonografía (imitación de movimientos y sonidos) se
marca en los minutos finales de la película (1:20:30), donde el personaje de
Dorothy se sale de sus casillas y se transforma en su compañera con el fin
de darle tiempo en la corte, para así llegar con la tiara, y a su vez, con quién
realizó todo el engaño. Ella adopta su apariencia física, su voz, sus gestos tí-
picos e incluso interpreta una canción, lo que la transformó en Lorelei y todos
los presentes creyeron que tenían a la verdadera en frente. Esto refleja que su
estilo no solo son los trajes finos, sino su actitud que se manifiesta por medio
del cuerpo, y esto es un elemento que cobra fuerza dentro del pathos.
51
resultados satisfactorios. Por ello, desde el pathos, doy una mirada a dos ele-
mentos que son: el títere de cordelillos y el diablo de resorte.
El títere de cordelillos resulta amenazador para este personaje, lo que con-
vierte el objeto principal de su búsqueda (la tiara) en un simple engaño. Berg-
son (2008) dice al respecto que “son innumerables las escenas de comedia
en las que un personaje cree hablar y obrar libremente, conservando así ese
personaje lo esencial de la vida, mientras que considerado desde cierto punto
de vista aparece como un simple juguete en manos de otro que con él se di-
vierte” (p. 60). En efecto, el señor Francys se divierte con Lorelei dándole el
objeto que desea para mantenerla junto a él. Si bien, al momento de conocerlo
a los ojos de Lorelei el signo de joyas y dinero se dibujó cómicamente sobre
el rostro de él –lo que muestra que el personaje pasa a ser símbolo de lo ma-
terial–, su interés deja de tener importancia cuando ella como victimaria pasa
a ser víctima, aunque al final logre retomar su línea.
Por otro lado, el diablo de resorte se manifiesta en el minuto 44:00 de la
película donde Lorelei queda atrapada en una de las ventanas del barco al tra-
tar de salir del cuarto del espía y aparece un niño. Aunque ella le pide ayuda,
Tinta que corre
él la cuestiona hasta que se escucha la voz del señor Francys, en ese momento
la desesperación toma a Lorelei, por lo que con su rostro suplicante y mani-
pulador convence al niño de ayudarla fingiendo ser el cuerpo de ella mientras
habla con el adinerado sujeto. Esos dispositivos humorísticos también vienen
acompañados de la sorpresa del momento, de las situaciones que no se espe-
ran y que hacen entrar al espectador en un momento de incertidumbre que es
previo a la risa.
Así pues, desde el pathos, Lorelei posiciona al oyente a su favor, sea a
los personajes a quiénes se dirige en sus diálogos de forma manipuladora y
persuasiva, como a los espectadores de la obra cinematográfica en un modo
de complicidad ante lo que sucede. Aquí las palabras se exponen desde una
manipulación implícita y explícita, donde quien controla termina siendo
controlada a causa de un descuido, del distractor que terminó siendo la tia-
ra. Esta afección que transmite Lorelei analiza de forma visual, la persona
correcta a la cual puede dirigirse, y así mismo, la forma en que debe me-
dir sus palabras para alcanzar su objetivo. Nótese, sin embargo, que una vez
predispuesto el público, la palabra pasa a ejercer sus efectos, pero no siempre
viene sola, sino que lo hace acompañada de música, como lo veremos a con-
tinuación.
52
El logos, una relación entre palabra y música
Por otro lado, la técnica que establece este personaje es una estrategia que
se consolida con el fin de prevenir giros eventuales al momento de seleccio-
nar su objetivo. Desde el logos, la enunciación de Lorelei cabe dentro de la
colectiva, pues con su retórica reafirma lo que está en la conciencia del otro.
En efecto, para manipular se debe conocer frente a qué tipo de persona está,
por ello, sus discursos son bien recibidos a lo largo de la película. A partir de
este pilar de la persuasión es clave resaltar el contrato de verosimilitud, el tipo
de argumento que la favorece y sobre todo, la música.
El objeto es alcanzado por el puente llamado argumentación inductiva,
esta particular actitud del personaje concentra en sí una zona de análisis que
determina sus palabras. Desde el logos, Lorelei consigue su objetivo. Esto se
expresa en una de las partes que considero más importantes dentro de todos
los diálogos de la película, pues al destruir el prejuicio que tiene el padre de
Gus acerca de su interés hacia el dinero, deja en tela de juicio el interés físico
que predomina en el género masculino y toma ello como ventaja para alcan-
Tras revelar la verdad de uno de los deseos por casarse con Gus (1:27:53),
procede a manipular por medio de sus palabras abriendo el telón frente a estos
53
hombres y a su vez, muestra una mente astuta detrás del bello rostro. Allí la
comicidad se asoma nuevamente, pues solo es una máscara el aparentar poca
inteligencia; el cuerpo como lugar en el que se manifiesta la imagen, muestra
una de las caras de la manipulación, como se revela en el siguiente diálogo
(1:28:30):
—Por fin nos enfrentamos con la verdad; acepta que lo único que le interesa es su dinero.
—Yo no he dicho eso, es muy sencillo, ¿no comprende señor Esmud que un hombre rico
es igual que una chica guapa?, ¿no se casaría usted con alguien solo por su belleza? Sin
embargo, eso es un gran alivio, ¿y si tuviera usted una hija dejaría que se casara con un
hombre pobre?
—Bueno yo…
—Al contrario, desearía para ella lo mejor del mundo y que fuera muy feliz, ¿qué hay de
malo en que yo desee también todo eso?
—Bueno sí, aunque… ¡oiga! Me dijeron que era usted tonta y no me parece que lo sea.
—Puedo ser inteligente cuando conviene, pero eso no gusta a los hombres, excepto a Gus,
Tinta que corre
54
Los diamantes son el mejor amigo de una muchacha
Los franceses están contentos de morir por amor
Se deleitan en la lucha contra los duelos
Pero yo prefiero un hombre que vive
Y ofrece joyas caras
Un beso en la mano puede ser bastante continental
Pero los diamantes son el mejor amigo de una chica
Las formalidades acompañadas por amor son innecesarias cuando hay jo-
yas de por medio. El mensaje que transmite evoca un rechazo para aquellos
que no pueden ofrecerle lo que ella desea. Es interesante ver cómo estas can-
ciones causan atracción en los hombres que la escuchan cantar en lugar de
generar un efecto contrario. Otra muestra de esa burla implícita es la canción
Ain’t There Anyone Here For Love:
Las expresiones del rostro de Lorelei al entonar estas canciones son siem-
pre las mismas, por ello, su método manipulador obtiene eficacia. Las palabras
duras se disuelven ante el encanto, como se presenta en el minuto 00:01 en
que cantan Two little girls from Little Rock:
55
que están dentro de la película no prestan atención a tales palabras, pero los
espectadores de la obra compartimos una complicidad ante la burla y el domi-
nio manipulador que allí ejerce esta mujer. La música es el medio para crear
un ambiente, difundir la burla y someter a los hombres de la película a estas
formas de dominio.
Referencias
56
El humor femenino en un mundo de prejuicios
desde la obra Los monólogos de la vagina
de Eve Ensler
57
las personas una negociación de distancias mediante el discurso. Por ello,
se reconocen fácilmente las preguntas y respuestas que son las causantes de
distanciar o que, por el contrario, permiten acceso a un diálogo entre dos o
más individuos.
Generalidades conceptuales
58
-La pequeña cueva del oso que sí pudo (35:51 min.)
-Reivindicación del coño (31:7 min.)
-La mujer que amaba hacer vaginas felices (58:44 min.)
-Debido a que él le gustaba mirarla (21:00 min.)
-Yo estuve allí, en la habitación (1:08 hora)
También está presente el deíctico, que consiste en señalar con las manos, y
que aparece de modo permanente cuando la autora se refiere al lugar de “ahí
abajo”, en referencia a su vagina (min, 04:40).
59
Imagen 4. Pictografía (04:40 min.)
60
Imágenes 6 y 7. Somatoadaptadores (1:04 hora – 14:11min.)
Teniendo en cuenta todo lo anterior, podemos decir que estas marcas jue-
gan un papel importante en el ethos humorístico que proyecta la narradora,
de la mano de la alusión a que en la sociedad el estigma hacia las partes ínti-
mas es tan grande que se prefiere evitar la palabra y simplemente señalar. Hay
61
allí una característica que el humor exalta de modo carnavalesco, más allá de
la palabra misma, con gestos y lenguaje corporal.
62
privado, la saturación del diablo de resorte o la necesidad de mantener una
comunicación bona fide. A partir del análisis de estos puntos, podemos decir
que no habría banalización de la memoria, porque aunque se trate de un tema
controversial y las historias pueden ser sacralizadas, identificamos que la au-
tora, Eve Ensler, las cuenta con respeto. En cuanto a la esencia, esta tampoco
se ve irrespetada, ya que la autora no se ríe de la vida de las mujeres, sino que
habla de las circunstancias de estas y la vagina como parte de ellas. Por el
mismo camino, no advertimos saturación del diablo de resorte. Sin embargo,
reconocemos el riesgo de que al hacer público lo privado (aunque se tenga el
consentimiento de las personas entrevistadas), algunas susceptibilidades en el
público se despierten. Lo mismo puede ocurrir con la necesidad de una comu-
nicación bona fide, ya que la obra, en su característica de abarcar la comedia
y el realismo, puede exigir alguna forma de comunicación cooperativa pues,
el contenido abordado requiere de un lector preparado para escuchar sobre los
argumentos planteados en los monólogos. En este orden de ideas tendríamos
que recordar lo dicho anteriormente, en términos de que si el público real
no es el previsto por la autora como lector implícito, el mensaje perdería su
63
de la palabra coño, que representa las expresiones utilizadas por la sociedad
de manera peyorativa. Esto se evidencia de manera precisa en la expresión del
apartado “Reivindicación del Coño” que, en el afán de introducir sinonimia,
carnavaliza el tema desde el logos.
64
Referencias
65
Wally opina: el ingenio del humor en la política
Raúl Niño1
Introducción
66
obviamente, a explorar el discurso cómico que promete ser fructífero en este
campo. Así, nos enfocaremos únicamente en el ethos y el pathos2 para hacer
un estudio bien enmarcado desde el humor. Esto será posible, para estimar de
manera provechosa las facultades que tiene este youtuber para tratar los temas
en contexto de la política nacional.
2
Antes de continuar, vamos a aclarar la razón por la cual no tomaremos en cuenta el logos
a pesar de ser un pilar de gran importancia, y esto se debe al contenido tan amplio y la infor-
mación abundante que puede ser tomada para analizar. Esto quiere decir que dejaremos estos
dos por el límite que exige el artículo y la necesidad de tratarlos con cuidado.
3
El fiscal en su laberinto es un video que hizo Wally en diciembre 2 de 2018, referente al
gran escándalo que produjo la elección de Néstor Humberto Martínez como Fiscal General
de la Nación, por el conocimiento de actos de corrupción y negocios de sus clientes. Los mis-
mos que tenían investigaciones por el caso de Odebrecht, por lo cual no era apto para el cargo
y debía declararse impedido. https://www.youtube.com/watch?v=KpmC397zZ0g&t=1037s
67
Como es natural, para adquirir la solvencia que refleja en la calidad de sus
discursos, Wally conoce en profundidad los contextos situacional, lingüístico
y sociocultural.
El contexto situacional nos remite a las circunstancias actuales y se conec-
ta con aquellos escándalos que se han dado antes. Para el siguiente ejemplo,
el Fiscal General, en su momento, fue uno de los casos más sonados del país.
Se trata de un incidente ampliamente conocido a fínales del 2018. Néstor
Humberto Martínez era conocedor de irregularidades en el proceso seguido a
la firma brasilera Odebrecht, por delitos de soborno y coimas por contratos.
Este incidente no terminó bien para Martínez, pues debía declararse impedido
y no lo hizo, lo que desencadenó serios problemas, pues fue catalogado por
muchos como fiscal de bolsillo, elegido para desviar investigaciones y archi-
varlas en beneficio de conocidos políticos y empresarios.
El contexto lingüístico nutre el discurso del youtuber desde las voces in-
tertextuales de programas diversos, como Los Simpsons, que se articulan con
las situaciones que describe en el video. Cabe mencionar que en este trasfon-
Tinta que corre
68
2.1 Algunas marcas en el Ethos
Hemos traído a colación 3 marcas del ethos, pero nos interesa ahondar en
los componentes de la cinésica que no son pocos desde Poyatos (1994). En
cuanto a ellos, hay que reconocer la existencia de buenos recursos en el con-
tenido de Wally:
-Emblemas4: Wally combina muy bien las palabras y los gestos para
hacerse entender; es cohesivo y coherente en su discurso empleando sus
músculos faciales para exponer con claridad (por ejemplo, una sonrisa ma-
lévola, un movimiento de cejas y un encogimiento de hombros).
Cuando hablamos de emblemas, estos hacen referencia a los gestos por palabras.
4
69
-Ideografías5: En el vídeo que es parte integral de nuestro análisis, se
hace visible la representación de sus pensamientos, lo que opina y piensa
sobre las jugadas sucias de los políticos. Es un recurso muy ingenioso que
posibilita la adhesión del público.
-Auto-adaptadores6: En su oralidad, él se expresa tocándose a sí mis-
mo, a través de una seña para referirse a lo que hace un astrólogo, pastor
e incluso el expresidente Álvaro Uribe Vélez, desde alguna característica
particular, como cuando se pone la mano en el pecho, y luego dice: “no
me trates con suspicacia, no manches mi honra”. Ya en la combinación de
la imitación de movimientos y formas de hablar, estamos en presencia de
una kinefonografía.
Ilustremos lo anterior con unas cuantas imágenes:
Tinta que corre
5
El componente llamado ideografía se expresa en la posibilidad de dar forma visual a
los pensamientos.
6
Este componente se refiere a tocarnos a nosotros mismos.
70
Imagen 3. Una kinefonografía: Wally imitando el movimiento
y palabras del Fiscal Martínez (15: 50 min.)
Vale la pena hablar de las dos últimas imágenes, debido a que forman parte
de una de las escenas más graciosas del vídeo que estamos analizando. Se
enmarcan en el momento en que el Fiscal Martínez dice que él no es ateo y
que cree en Dios, dirigiéndose al Senador Gustavo Petro y mencionando que
el mismo Dios de los judíos (permítanme poner mi grano de arena para mo-
farme de ese absurdo), le hizo llegar unos audios. Wally expone imágenes de
las “reacciones desde el cielo” con un meme de una figura de Cristo. Tenemos
aquí una muestra más de la fuerza de los emblemas, a través de los cuales se
fortalece la proyección del ethos bien particular del comediante, gracias a la
intertextualidad.
71
ciertos talk-shows extranjeros con un formato centrado en debates y defensa
de puntos de vista. Cabe mencionar que allí se evidencia la banalización y
la libre facultad de este joven para encasillar en escenas ridículas a nuestros
dirigentes. Esto dialoga de cierto modo con aquello que declara Carter (1989)
sobre lo que puede ser considerado como humorístico:
Alguna gente se ríe de ver a alguien resbalarse en una cascara de plátano. Alguna solo se
ríe si es Hitler el que se resbala sobre la cascara de plátano. Así que, ¿qué es lo chistoso?
Si alguien se ríe es que es chistoso. Un público es capaz de reír ante cualquier cosa, o ante
nada. Tratar de entender a un público es como cocinar una cena para la familia. Cocines
lo que cocines, alguien odiará lo que sirvas (p. 1).
chas otras personas fuera de su perfil le dan una buena acogida; pero del otro
lado, están los que no compartirán lo chistosito de sus opiniones y les pueden
caer mal. En referencia al material de Wally, es vital que nos fijemos en las
emociones y sentimientos que él despierta a través de su discurso. De cierta
manera, el oyente que está al otro lado del discurso tendrá una postura y dará
su aceptación o no al enunciado. En definitiva, mediante el pathos se tendrá
en cuenta la conformidad del público/lector, pues, aunque Wally es digno de
confianza para gran parte del país, también suscita odios y fuertes rencores
de un sector que comulga con las ideas del uribismo y sus políticas. En este
orden de ideas, abordaremos los aspectos que se conectan con la audiencia y
sus características.
72
el caso del implícito es aquel a quien va dirigido el mensaje, para quien se
construye el texto, y volviendo al caso del humor, existe un público implíci-
to a quien le interesa sin duda alguna y se va a adherir con su risa al texto.
Comprendemos que, al mencionar el lector implícito como lo decíamos antes,
Wally también tiene su comunidad discursiva. Ahora bien, vamos a analizar
los aspectos que intervienen en la simpatía que debe causar un humorista,
combinado con ciertos elementos destinados para convencer. Él debe conocer
muy bien los horizontes de expectativas del público, de quien lo está viendo
por su canal de YouTube. Desde luego que la mayoría lo aceptan porque son
receptivos a sus mecanismos para narrar, exponer y contar las situaciones que
vive Colombia, desde mecanismos como la ironía y el sarcasmo. Por el otro
lado, están sus detractores ¡Sí! Aquellos que sienten que les banalizan a sus
figuras políticas actuales. Aquellos que se ofenden con la manera bastante
peculiar de Wally que con actitud muy natural hacer reír y al mismo tiempo
denuncian la mala gestión de los políticos en Colombia. La aceptación de esta
diferencia nos lleva a continuar con la línea de análisis.
En tal sentido, dediquemos unas palabras a la intertextualidad; esto se
debe, como lo indicábamos en el apartado anterior, a los guiños y referencias
73
Imágenes 6, 7, 8 y 9. Alusiones intertextuales
El conjunto de estos recursos intertextuales rodea de asociaciones argu-
mentativas las noticias que presenta Wally, lo que construye cierta apología
al buen sentido del humor desde recuerdos gratos para el público. Esto pone
en un lugar seguro a Wally, y le ayuda a ganarse la receptividad de sus segui-
dores.
De la misma manera, decíamos unos párrafos más arriba que este youtuber
de carisma colombiano se había apropiado del contexto situacional, lingüísti-
co y sociocultural, a partir de las historias de un país que vive diversos proble-
Tinta que corre
mas en torno a la política, sus líderes y gobiernos de turno; a todo ello Wally
aplica buenas dosis de ironía para desestabilizar y exponer las contradiccio-
nes que allí se marcan. Ahora bien, cuando miramos sus videos, se puede
denotar el bagaje que en materia de derecho tiene el autor, como también las
facultades para concretar el mensaje en la audiencia. En este marco de inte-
racciones, se resalta, en consecuencia, la comunicación non bona fide como
rasgo particular del humor; así, Wally proyecta modalidades no verbales para
reforzar una aparente conversación espontánea que entre alusiones humorís-
ticas deja ver una profunda crítica social. Sin embargo, dicha espontaneidad
no es del todo natural; al contrario de lo que podamos pensar, él sabe muy
bien lo que hace, dice y piensa cuando realiza un discurso; hay allí completa
intención de ironía y sarcasmo para cuestionar las realidades que nos agobian
por cuenta de la clase política. En resumen, nada de lo que hay allí carece de
sentido o de intención.
74
La fuerza de la comunicación non bona fide: más arriba mencionábamos la
relación del pathos con las características del humor, definido por Ruiz-Guri-
llo (2019) como “un tipo de comunicación non bona fide que se apoya en una
incongruencia para generar sus efectos” (p. 184). Bien sabemos que cuando
nos movemos por el camino contrario de lo bona fide, podemos encontrar
reacciones adversas en el público. En este caso, podemos ver que Wally no es
un humorista odiado; no obstante, sí levanta ampolla en personas que no se
sienten convencidas de su perfil, a las que no les gusta que se metan con sus
ídolos en el marco de la política. Recordemos la ironía y el sarcasmo como
parte de su sentido de humor picante, y los comentarios en los que se burla
de personajes del mundo político, hasta ofender a un sector que no está pre-
parado para una comunicación non bona fide. Aun así, en el contenido que
nos presenta no se ha visto que afecte explícitamente a una comunidad por
culpa de su incongruencia y desatino, o que lo lleve a entrar en el mundo de
los chistes de pésimo gusto, como puede ocurrir en otros casos. De otra parte,
retomemos la definición de Ruíz Gurillo (2019), en términos de que el humor,
en su calidad de comunicación non bona fide, se debe sostener mediante la
incongruencia, y esta última se presume como desajuste el cual provoca ines-
75
usa mecanismos muy sutiles (como las alusiones intertextuales de las que ha-
blábamos ahora) para burlarse intencionadamente de dichas figuras resonan-
tes del país, lo que las deja por el piso; eso fue lo que ocurrió en este capítulo
con el discurso de Néstor Humberto Martínez, como principal tema de mofa.
El peligro de la saturación del diablo de resorte: cuando ponemos toda
la atención en los programas de Wally, sabemos que no nos cansaremos de
disfrutar de sus charlas amenas combinadas con el sentido de humor que lo
envuelven. A pesar de ello, en su contenido se hacen repeticiones de frases y
palabras que, en algún momento fueron muy graciosas, pero que luego em-
piezan a perder fuerza y se vuelven rutinarias. Cuando hablamos de la satura-
ción del diablo de resorte, debemos entenderla como la constante repetición
de palabras célebres, que pueden llegar a convertirse en algo sofocador y mo-
lesto. Para muestra un botón, frases como las siguientes: “En nuestra sesión
otra vez Peñalosa”, “Nuestro viejito hermoso” (en referencia a Uribe) y “A
Uribe solo le falta negar que fue Presidente”. Estas consideraciones y otras
más que pueden surgir de nuevas investigaciones al respecto nos dejan ver
Tinta que corre
Conclusiones y proyecciones
76
Referencias
77
“Poema de amor”, de Julián Rodríguez:
la carnavalización de una tragedia
Kevin Andrés Vargas Valencia1
Si un pintor quiere unirle a una cabeza humana la cerviz de un caballo y ponerle plumas
diversas a un amasijo de miembros de vario acarreo, de modo que remate en horrible pez
negro lo que es por arriba una hermosa mujer, invitados a ver semejante espectáculo,
Tinta que corre
78
qué elementos y estrategias juega Julián Rodríguez para hacer reír? ¿Por qué
da risa, y a quién da risa? Tales inquietudes se pretenden responder en este
análisis a partir de la triada aristotélica ethos, pathos y logos, y entendiendo el
humor, de acuerdo a Leonor Ruiz Gurillo (2019), como un hecho pragmático,
como “un tipo de comunicación non-bona fide que se apoya en una incon-
gruencia para generar sus efectos” (p. 184).
79
3. Las formas del ethos: una cosa detrás de una cosa
¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza de polvo y tiempo y sueño y agonías?
Borges
80
y el brincadito de las notas musicales), exteriorizadores (estos abundan, pues
Julián Rodríguez constantemente deforma su cara, voluntaria o involunta-
riamente, exteriorizando ciertas situaciones, como la angustia, el llanto, un
recuerdo feliz, el sufrimiento) y objetoadaptadores (la guitarra, que acompaña
su acto, lo enriquece, pero también pareciera ser una parte de su cuerpo, del
vestido de su alma).
Es algo que quisiera prolongarse repercutiendo de forma paulatina, algo que empieza
con un estallido para luego retumbar, como el trueno en la montaña.
Henri Bergson
81
distintos países que se ha presentado, se ríen de los mismos temas; pero él es
alguien que sabe jugar -dice-, con las variantes de lugar.
Bergson propone tres estrategias que despiertan el pathos: El diablo de re-
sorte, la bola de nieve y el títere de cordelillos. Son imaginarios de la infancia,
imágenes arquetípicas que existen en el inconsciente y estallan en risa gracias
a ciertos estímulos, como: la repetición (diablo de resorte), las cosas que se
complican a medida que van avanzando (bola de nieve) y las situaciones ines-
peradas (títere de cordelillos).
El diablo de resorte es una estrategia muy poderosa que utiliza Julián Ro-
dríguez. Bergson (2011) dice lo siguiente: “Pero resulta que me da la sensa-
ción de que un cierto movimiento del brazo o la cabeza, siempre el mismo,
vuelve cada tanto. Si lo noto, si él sólo es capaz de distraerme, si yo lo espero
y él llega cuando lo espero, sin quererlo me reiré” (p. 25). Y Julián Rodríguez
pareciera conocer muy bien esto, pues cada vez que repite cierta palabra o
movimiento –de golpe salen de su cajita–, el público se ríe. El diablo de re-
sorte es tan saturado, que a medida que avanza la historia con todas estas re-
peticiones, nos va introduciendo al mismo tiempo en una gran bola de nieve.
Tinta que corre
82
-Y tú decías “Ay, ay”.
-“Ahora las huellas eran tres, dos más grandes que la otra porque yo calzo
más que tú, mi amor”.
c) Tercera parte: La cabaña.
-Pregunta: ¿Y recuerdas ese vidrio…? (bola de nieve).
-Situación trágica: vidrio enterrado en la otra patica (bola de nieve).
-Diablo de resorte: Hay palabras o expresiones que suelen repetirse.
En esta parte se mencionan:
- “Mi madre me enseñó que la arena estancaba la sangre”
-Y tú decías “ay, ay”.
-“Ahora las huellas eran dos, y las dos iguales porque yo calzo lo mismo
en los dos pies, mi vida”.
-Oh, el amor, el amor.
d) Cuarta parte: el hambre.
-Pregunta: ¿Recuerdas esa espina…? (bola de nieve).
83
El títere de cordelillos se puede evidenciar en el siguiente enunciado, aun-
que es también un diablo de resorte por la repetición del adverbio ‘después’:
“el mar besaba nuestros pies, y después besó nuestras rodillas, y después
nuestra cintura, y después nuestro pecho, y después como tragamos agua, mi
amor”. Es decir, el elemento sorpresa es el agua que al final les ahoga. Les
salió “el tiro por la culata”.
Todo está en la palabra… Una idea entera se cambia porque una palabra se tras-
ladó de sitio, o porque otra se sentó como una reinita adentro de una frase que no
la esperaba y que le obedeció.
Pablo Neruda
no habría risa. Y Julián Rodríguez parece saber muy bien cómo divertirse con
nosotros a través de las palabras: dándoles la vuelta, alargándolas, contradi-
ciéndolas, exagerándolas. Desde el mismo título ya nos vende algo que no es
así, se contradice: ¿Poema de amor? Sería más bien “el amor más allá de la
muerte”, o “la mató por amor”, u otra cosa distinta que una historia de amor.
Ruiz Gurillo, citando a Raskin (2007, p. 99), dice que “mientras la comuni-
cación bona fide es cooperativa, la non-bona fide no lo es, de manera que, por
un lado, el hablante no está comprometido con la verdad de lo que dice y, por
otro, el oyente es consciente de que no existe dicho compromiso” (Ruiz Guri-
llo, 2019, p. 184). Si el orador no tiene buena fe en su intención comunicativa,
si invierte o viola los principios cooperativos y las máximas de Paul Grice,
entonces hay humor. Así lo hace Julián Rodríguez. Por ejemplo, la máxima
de cualidad la invierte a través de la mentira, generando un choque entre la
realidad y la ficción humorística, desde tres mecanismos como la hipérbole,
la contradicción y la personificación.
Es interesante ver cómo él exagera, pues lo hace desde una exageración a
la inversa. Según el profesor Miguel Ángel Caro, en esta obra se cumple lo
siguiente: “El lenguaje minimiza lo que los hechos maximizan; el lenguaje
va por un lado y la realidad va por el otro”. Por eso, palabras como patica,
84
jetica, desaforadita, rotico, lo que buscan es presentar los hechos al revés. Una
pierna mutilada es una patica; un ahogamiento terrible con una espina es una
espinita. Y así mismo se presenta la contradicción. ¿Cómo es posible que una
mujer, luego de perder su pierna, siga caminando, y más encima brincadito,
de una manera tan, digamos, ridícula? ¿O cómo es posible que después de un
roto en la glándula siga teniendo alientos pa’ rezarle a una niña milagrosa?
La personificación, es decir, el ponerle cualidades humanas a un animal,
a un objeto, a una cosa, también está presente en esta historia trágica: “¿Re-
cuerdas ese tiburón que te comió una pierna? Casi no lo puedo convencer de
que no te comiera entera”. Allí, él le otorga al tiburón la capacidad humana
del diálogo; es alguien a quien puede darle razones y argumentos. Bergson
(2011), al respecto, dice que “nos reiremos de un animal, pero porque habre-
mos descubierto en él una actitud de hombre o una expresión humana” (p.
10).
La inversión del principio de informatividad surge por la multiplicación
del sentido al insertar palabras que pueden ser ambivalentes. Cuando dice:
85
6. Conclusión
debe ser “el punto de partida para un país y un planeta en paz”. Solo basta
una conciencia risible e inteligente para mirar el mundo y ser mirados, y así
mismo, transformados.
7. Anexos
86
¿Recuerdas ese tiburón que te comió una pierna? Casi no lo puedo con-
vencer de que no te comiera entera. Como pude te cogí del pelito (aún tengo
conmigo el mechón de cabello que te arranqué sin querer). Te saqué a la pla-
ya, me quité la camiseta y te la amarré en el soquito de pierna que te quedaba,
no sin antes echarte un poquito de arena, porque mi madre me enseñó que la
arena estancaba la sangre. Y tú decías “ay, ay”. Pusiste tu mano por mi nuca,
y yo mi brazo por tu cintura, y nos fuimos caminando: brincadito, brincadito.
Ahora las huellas eran tres, dos más grandes que la otra porque yo calzo más
que tú, mi amor, aunque la tuya más profunda por el brincadito.
¿Y recuerdas ese vidrio que había enterrado en la arena? Yo halaba el
vidrio y tú la patica, yo el vidrio y tú la patica, hasta que salió. Te eché arena
porque mi madre me enseñó que la arena estancaba la sangre, y tú decías “ay,
ay”. Te tomé en mis brazos y te llevé hacia la cabaña. Ahora las huellas eran
dos, y las dos iguales porque yo calzo lo mismo en los dos pies, mi vida. Oh el
amor, el amor. Llegamos a la cabaña y me dijiste “tengo hambre”. Yo me fui
y te traje el pescado más exquisito que encontré en toda la playa. Pero claro,
como tú eras tan desaforadita pa comer, ¿recuerdas esa espina que se atravesó
87
mandé en un Expreso Bolivariano. Le conté todo al ayudante, pero a los tres
días volvió con el sobre, no había encontrado la dirección. Entonces, me di
cuenta que el destino nos había juntado para siempre, mi amor. Salí corriendo
a la playa, y me acosté sobre la arena, y te puse sobre mi pecho, y juré que te
amaría sobre todas las cosas, sobre todo a cambio de que faltes. Sobre. Oh el
amor, el amor. El amor, el amor, el amor.
Referencias bibliográficas
88
Notas sobre el humor en tiempos de peste
Antony García1
89
¿Humor en tiempos de peste?
90
Dicho esto, es importante señalar el segundo eje central de lo cómico, el cual
se sitúa en el seno social. Para poder ser depende de lo “otro”, es decir, de
interlocutores. Sus efectos están condicionados por el grupo. Pueden variar
el contexto, los actantes, las circunstancias, el tema, el discurso, incluso la
cultura en donde se desarrolla; pero el carácter social es inalterable, se consti-
tuye como uno de sus componentes fundamentales. En este sentido el humor
es el pez payaso que crea simbiosis mutua con la anémona para sobrevivir.
Si se aleja por un largo periodo de ella, deja de ser inmune a sus tentáculos
venenosos, pierde su condición de payaso y se convierte en un pez sin gracia.
Las posibilidades de que el humor sobreviva en aislamiento, así como las del
pez payaso a solas en medio del océano, son inexistentes. “No disfrutaríamos
la comicidad si nos sintiéramos aislados. […] La risa debe responder a cier-
tas exigencias de la vida en común. La risa debe tener un significado social”
(Bergson, 1985, p. 12).
El tercer eje central que acciona el mecanismo cómico es la ignorancia. Este
elemento es fundamental en la batalla contra la seriedad, ya que se refiere di-
rectamente a un tipo de espectador indiferente, el cual renuncia a su urgencia
91
vida. Era incapaz de renunciar a su urgencia vital y al estar exiliado del exte-
rior, de los “otros”, el humor era tan insustancial y fuera de lugar como besar
los bubones del enfermo.
Sin embargo, los avances técnicos cambian esta condición. La presencia de la
globalización en la vida de las personas modifica notoriamente sus estructuras
sociales. La evolución del hombre es la evolución de sus sistemas de comu-
nicación. En el panorama actual, en medio de una crisis sanitaria mundial, la
risa retumba, la comicidad tiene los medios comunicativos necesarios para
ser en sociedad. Desde la llegada de las redes sociales a la vida del hombre,
este vive en realidades paralelas: la material y la virtual. Tal desdoblamiento
posibilita que, a pesar de estar materialmente exiliado de sus contemporá-
neos, no deje de interactuar con ellos. Se genera un desplazamiento de lo
análogo a lo sintético. Todo se acelera, marcha al ritmo de la máquina. Es la
época de lo tele-hiper, entendido esto como algo que viaja a gran velocidad,
trasportando cantidades enormes de información a través de la pantalla. El
amor es T-hiper; los viajes y el aprendizaje, T-hiper; la rabia, T-hiper; T-hiper
el trabajo, el deseo, el llanto. Gran parte de las expresiones que emergen del
Tinta que corre
ser humano ahora están permeadas por lo sintético. Muchas de ellas habitan
dentro del aparato, el dispositivo, la máquina. El humor es una de ellas. En
la virtualidad de los teléfonos móviles y las computadoras portátiles retumba
constantemente una carcajada, sea grabada en nota de audio o representada
onomatopéyicamente, una carcajada compuesta por otras carcajadas que a
voz de coro se burla de todo lo existente.
92
utilizar el emblema (sustitución de imagen por palabras) para comunicar. Es-
tos memes se tomaron de Facebook e Instagram y sus autores son anónimos.
Dicho esto, cabe resaltar que el presente análisis hará énfasis en el funciona-
miento e interrelación de tres componentes retóricos (el Ethos, que se refiere
al hablante/escritor, el Pathos, que visualiza al lector/oyente, y el Logos que
se enfoca en el discurso y su contenido) acuñados por Michel Meyer en su
libro Principia Retórica (2008).
Para comenzar es importante esbozar una definición de lo que es el meme. La
palabra meme es empleada en un primer momento por el etnólogo Richard
Dawkins, en su libro El gen egoísta (1990), para referirse a las formas en que
se trasmite la cultura a través de la mimesis. El meme se asemeja, según Daw-
kins, al gen: es interpretable, numeroso y se mantiene en el tiempo. La moda,
las costumbres, los hábitos, son ejemplos de memes. Ahora bien, el meme que
generalmente se conoce en la internet es muy distinto, “tiene relación con un
discurso caracterizado de forma icónica a través de símbolos e imágenes con
el propósito de difundir ideas, sentimientos y emociones de forma viralizada
por la red. Particularmente expuestos de forma cómica, cargados de ironía y
Este tipo de discurso en la mayor de las veces representa, al igual que carica-
turas y comics de periódico, problemáticas vigentes de un contexto específico,
en este caso, la pandemia del C-19. Su carga de humor está determinada por
un choque de guiones, el enfrentamiento de mundos semánticos diferentes
93
que generan un desajuste en el imaginario colectivo. El humor en los memes
y los demás campos en donde es protagonista, se consolida como “un tipo de
comunicación non bona fide que se apoya en una incongruencia para generar
sus efectos” (Ruiz Gurillo, 2019, p. 184); es decir, un discurso que no vela por
la veracidad de lo que dice o, en otras palabras, que no es de buena fe.
Ethos
La cinésica se constituye como una marca recurrente del Ethos en este tipo
de memes. Se entiende la cinésica como una forma de decir a través de ex-
presiones corporales, un lenguaje no verbal que logra insinuar asociaciones
Tinta que corre
94
Este tipo de representación icónica genera una suerte de compresión del len-
guaje verbal sin anular su significado. La secuencia del personaje protagonis-
ta (Homero) presentado con diferente atuendo y expresión facial, ubica en un
mismo espacio las posibles circunstancias del encierro. Además de insinuar
que entre las múltiples voces (estados de ánimo) hay un conflicto, como si se
tratara de diferentes personas que intentan tomar la conciencia del individuo
para obligarlo a actuar de determinada manera. El lector del meme, al verse
representado por la circunstancia, se identifica. El hecho cómico reside en que
se trata del espectáculo de lo semejante. Se imprime en algo inerte (el dibujo
de un personaje) las circunstancias de lo vivo. El emblema es fundamental
para que surja lo risible en este tipo de manifestaciones humorísticas. Si se
borrara la imagen del meme, y describiéramos la misma circunstancia con un
discurso meramente verbal, el efecto humorístico perdería fuerza e incluso
podría desaparecer.
Este mecanismo se repite en diferentes memes que retratan las circunstancias
de la cuarentena:
95
5 (imagen extraída de Facebook)
Pathos
Parece ser que la risa necesita un eco. […] es algo que quisiera prolongarse repercutiendo
de forma paulatina, algo que empieza con un estallido para luego retumbar, como el true-
no en la montaña. Y sin embargo, dicha repercusión no es infinita. Puede caminar dentro
de un círculo todo lo vasto que se quiera, pero que no dejará de estar cerrado (Bergson,
1985, p. 11).
Así pues, los efectos de la risa siempre estarán determinados por el horizon-
te de espectativas de un grupo específico, su forma de decir, sus códigos y
lógicas internas. El espectador que yace fuera de este horizonte no se reirá por
más que le hagan cosquillas. He aquí el porqué de la relatividad del humor.
Los memes 3, 4 y 5 evidencian claramente lo dicho. Logran ser compren-
sibles por la saturación contextual que ronda a su alrededor. El primero se
refiere a las mujeres de cabello tinturado que esperan el final del aislamiento
para poder retomar sus aficiones estéticas. El segundo ironiza frente a la nece-
sidad que tienen las personas estar siempre ejerciendo su condición natural de
homo laborans, pero al no lograrlo, sienten frustación y enfocan su atención
en comer, comer y comer. El tercero, muestra en escena un acontecimiento
histórico: el teletrabajo. Profesores de todo el mundo se ponen las floridas
batas de sus esposas, usan las pantuflas de las hijas, cocinan mientras explican
una ecuación diferencial o la llegada de Cristóbal Colón al nuevo continente.
96
Todo esto logra ser risible gracias a la asociación que hacen los lectores/oyen-
tes con su contexto inmediato: la cuarentena. Hay un reconocimiento de sus
propias vidas en eso que parece absurdo, automatizado, mecánico,
Cabe acotar en este punto que existe un alto grado de volativilidad en ciertas
manifestaciones humorísticas. Esto se debe a su condición circunstancial. Es
plausible que una vez se supere la condición de encierro y el objeto de deseo
(“la libertad”) sea obtenido, estos memes se rezaguen y comiencen a perder
comicidad. Los parámetros socioculturales y todo lo que se inmiscuye en las
lógicas del seno social, determinan lo que una comunidad discursiva conside-
ra humorístico. El humor al ser inherente al lenguaje, no es estático; avanza
con la sociedad, se transforma, muta.
Logos
97
Es evidente que la contribución que realiza uno de los protagonistas es in-
verosímil. Sin embargo allí reside el hecho cómico: cuando se magnifica un
pequeño elemento del discurso, haciendo colosal lo insignificante, el absurdo
se torna cómico y causa gracia.
He aquí otros ejemplos de hipérbole:
Dicho todo lo anterior, es necesario indicar que la triada del humor, Ethos,
Phatos y Logos, trabaja en conjunto para la construcción del universo humo-
rístico. Se consolidan como un entramaje inseparable, muy parecido al fun-
cionamiento de una constelación de estrellas en donde a veces resplandece el
enunciador, a veces el público, a veces el discurso. En el caso de los memes
construidos por la comunidad cibernauta, el papel del Pathos es mucho más
preponderante debido a las circunstancias contextuales en que se ven sumer-
gidos sus usuarios. Sin embargo, los otros dos factores no desaparecen. Desde
la retaguardia brindan al plano general lo esencial para que exista la risa.
98
A modo de conclusión
Reír… reír a carcajadas, dejar que el corazón se hinche, las manos se alarguen
y desfiguren los rostros. Reír maliciosos, burlones, amorosos, ensimismados;
reír serios. Reír hasta el desvarío. Reír de llanto, de hastío, de miedo. Reír
de risa, en la parroquia, en el trabajo, en la oficina, en el autobús, en el salón
de clases. Reír mientras se camina, mientras se baila. En el concierto, en el
museo, en el casamiento y el divorcio, en la pena de muerte, en la sentencia
de amor, reír. Reír a solas o acompañado. ¡Reír, reír, reír! Que esto es una
comedia y en las comedias de todo se burla, hasta de las pestes.
Albert Camus, en su famosa novela La Peste (1947), sugiere una forma có-
moda y discreta para conocer una ciudad: “averiguar cómo se trabaja en ella,
cómo se ama y cómo se muere”. Yo le agregaría a este efectivo método un
elemento más: averiguar cómo se ríe. El sentido del humor dice mucho de una
sociedad. Su forma de ironizar sobre los hechos que la circundan es acaso una
señal del estado de su espíritu e inteligencia. Reír además de ser en esencia
un acto de rebeldía, pues pone en tela de juicio los valores que se suponen
Referencias
99
Dawkins, Richard. (1990). El gen egoísta. Salvat Editores.
Grice, H. Paul. (1975). “Lógica y conversación”. En L. M. Valdés Villanueva (edi-
tor). La búsqueda del significado (pp. 511-531). Tecnos.
Meyer, Michel. (2013). Principia Retórica. Una teoría general de la argumenta-
ción. Amorrortu Editores.
Porchia, Antonio. (1974). Voces. Hachete.
Ruiz Gurillo, Leonor. (2019). El humor como hecho pragmático en español. Revista
de investigación linguística 22: 183-198.
Villar Muñoz, Camila. (2014). El meme como evolución de los medios de expresión
social. Universidad de Chile.
Tinta que corre
100
En búsqueda de la construcción retórica
y humorística en dos arquetipos
que resisten a pesar del tiempo:
Manolito y Libertad
Juan Manuel Albarracín Villa1
101
25 de junio de 1973, y se convirtió tanto en su país de origen como en otros
países del mundo, en un referente de humor social y político. Con el tiempo
empezaron a aparecer una serie de personajes que acompañaron a Mafalda en
el transitar humorístico; cada uno de ellos aportó de manera significativa en la
construcción de ese universo literario lleno de arquetipos fáciles de reconocer
en el diario vivir de las sociedades latinoamericanas.
Uno de estos personajes es Manolito, quien hace su primera aparición el
26 de marzo de 1965, apenas seis meses después de iniciada la publicación de
la tira cómica; la mayoría de sus comentarios apuntan al desarrollo económi-
co global y a la publicidad que hace constantemente el Almacén “Don Mano-
lo”, propiedad de su padre o de los negocios con los que pretende convertirse
en uno de los grandes empresarios de país. Y Libertad, quien hace su primera
aparición seis años después de iniciada la publicación diaria de la tira cómica.
Este personaje con sus comentarios, cuestiona lo socialmente correcto, pro-
pone ideas en contra del sistema político establecido y quiere que las personas
sean conscientes de la situación de su país y del mundo.
Estos serán los personajes que, a lo largo de este recorrido, nos permitirán
Tinta que corre
Para darle inicio a este recorrido, empezaremos por hacer un análisis a las
formas y funciones del Ethos, que, según Aristóteles, residen en el compor-
tamiento del que habla; así las cosas, el análisis de este apartado se centrará
en identificar de manera individual, aspectos como la contextura física, el
atuendo, la cinésica y las variantes.
102
Para ello, abordaremos simultáneamente a estos dos personajes. En el caso
de Manolito, su atuendo es particular: un niño que en toda ocasión viste de
camisa y chaqueta; siempre lleva con él un lápiz en el bolsillo, objeto muy
utilizado, con el que hace anotaciones y cuentas. Tiene una contextura física
robusta, con un corte de cabello estilo militar, que se compara con un cepillo
en algunas de sus apariciones y, así como lo propone Bergson (2012), “nos
reímos siempre, que una persona nos causa la impresión de una cosa” (p. 47).
Este recurso es bastante usual en Quino para ir más allá de las palabras.
103
Por otra parte, aparecen características cinésicas o marcas corporales que,
a pesar de corresponder a una tira cómica, permiten identificar quién es Li-
bertad:
De este modo, las tiras cómicas, las caricaturas, las fotografías, las ilus-
traciones y los memes hacen uso de algunas de estas herramientas por su alto
grado de efectividad en la transmisión del mensaje humorístico mediante los
emblemas, que consisten en usar gestos para poder omitir ciertas palabras
y que generan el complemento perfecto para el humor, ya que con estos se
muestran algunas variantes en el estado de ánimo, como el enojo, la tristeza o
Tinta que corre
la desilusión, entre otros muchos que pueden utilizarse con este fin. No quiere
decir que sean las únicas características cinésicas que podemos observar, pero
hay una que llama la atención en especial en Libertad:
104
También aparecen los alter-adaptadores, los cuales consisten en tocar a
otras personas para generar más fuerza de impacto en la trasmisión del men-
saje.
También los ecoicos o imitaciones de todo lo que suena que, en esta tira en
especial, terminan siendo un recurso de títere de cordelillos al ser interpretado
de mala manera por su contexto situacional.
105
Un recurso muy utilizado por este personaje es el objeto-adaptador, pues
interactúa de manera constante con diferentes tipo de objetos que ayudan a
reforzar su humor.
Tinta que corre
Para terminar, con este primer apartado de las formas y funciones del
Ethos en el humor, podríamos decir que los recursos identificados en la cons-
trucción de cada uno de los personajes (su contextura física, sus atuendos, la
cinésica y variantes) nos ofrecen ciertas características de personalidad que,
aún a pesar de algunas marcas compartidas, elevan más sus diferencias y lo
lejanos que están el uno del otro.
106
disposición final de los receptores en determinadas situaciones y ahondar en
la interpretación de la tira cómica.
En cuanto al contexto sociocultural, la tira cómica fue editada y publicada
en Argentina diariamente desde el año 1964 hasta el año 1973, años previos al
golpe militar. Sus personajes siempre estaban preocupados por las injusticias
sociales y las distintas situaciones por las que estaba atravesando el país y el
mundo en general, por causa de las diferencias de pensamiento de los líderes
mundiales, el silencio de la sociedad en general y la injusticia.
En ocasiones, el humor que usa Libertad puede llegar a ser ofensivo para
algunas personas y no por el tipo de lenguaje que usa, sino por la manera
107
como lo usa, ya que puede ser que no se compartan sus ideas o la esencia del
pensamiento político y social de otras personas.
Ahora bien, Manolito hace uso del procedimiento del diablo de resorte que
consiste en la repetición de frases cómicas; para ello no usa una frase, sino
la constante publicidad al almacén “Don Manolo” de propiedad de su padre.
Este procedimiento funciona por tener el mismo objetivo discursivo, por lo
cual nunca se llega a la saturación del recurso, lo que evita la ofensa.
Tinta que corre
108
Consideremos ahora las rupturas de horizontes de expectativas que encon-
tramos como respuesta a las lecturas que hace el autor, correspondiente a su
lector ideal. En la siguiente tira observamos que el horizonte de expectativa
de las niñas es distinto del horizonte de expectativas del papá de Mafalda.
Este ejemplo nos muestra que el horizonte debe tenerse en cuenta desde dos
puntos de vista: uno el horizonte de expectativa de los lectores, y otro, el ho-
rizonte de expectativa de la interacción entre los personajes de la tira cómica
en la construcción del humor.
Llegados a este punto, podríamos imaginar como lector ideal para la tira
cómica, a un adulto que entiende las distintas dinámicas socioculturales, con
alto sentido crítico y humano sobre las múltiples problemáticas que atraviesa
el mundo; asimismo, mientras el lector se sumerge en ese universo humorís-
tico, empieza a desarrollar afecto con algunos personajes más que con otros,
hasta encontrar su favorito y una adecuada disposición del Pathos del humor.
109
Formas y funciones del Logos del humor
Para finalizar este recorrido, revisaremos las funciones y marcas del Logos
del humor, o sea, el análisis al propio discurso de los personajes. Para ello, lo
primero será identificar el funcionamiento de las máximas de cualidad; esto
se refiere a cómo funciona la verdad o los mecanismos que la pueden llegar a
alterar como las hipérboles o las contradicciones; seguido de esto, ver cómo
se emplean los principios de informatividad; en otras palabras, que la infor-
mación sea suficiente y específica; acercarnos al uso de los fenómenos de las
anfibologías, los calambures, o las paranomasias al servicio del humor; y,
finalmente, detallar las tópicas menores del humor o sea, los lugares comunes
que arropan a estos personajes desde su argumentación.
Entraremos ahora a ver los principios de cualidad, más exactamente las
contradicciones entre los personajes de la tira y los lectores, los bien llamados
juegos irónicos del lenguaje. Así por ejemplo, en el caso de Libertad, encon-
tramos los choques de guiones: la realidad versus la ficción humorística. Aquí
se presenta la ironía como una contradicción del mundo del otro que en este
caso es el papá de Mafalda.
Tinta que corre
110
Ahora veamos el juego que plantean los textos con el principio de infor-
matividad, según el cual se debe proporcionar la información suficiente y
específica; en este caso, las anfibologías, los calambures y las paranomasias
invierten este principio y funcionan de una manera específica en la construc-
ción humorística de cada uno de los personajes.
En el caso de Libertad, apreciamos las anfibologías o los dobles sentidos
usados en los diálogos con sus maestras, quienes, en repetidas ocasiones, no
encuentran las respuestas específicas a las preguntas hechas por la niña, ya
que ella ofrece múltiples referentes a la solución del problema. Este tipo de
recurso lingüístico empleado por el autor tiene una fuerza importante en la
construcción del personaje.
111
Por último, identificaremos algunos lugares comunes que tienen los per-
sonajes con los lectores para fortalecer sus argumentos. Para Libertad, los
lugares comunes son de orden, pues plantean las causas antes que los efectos.
Tinta que corre
En esta tira aparece Susanita que representa el clasismo y refuerza las dife-
rencias sociales y económicas de la sociedad latinoamericana.
Algo semejante sucede con Manolito, quien hace uso de los lugares comu-
nes desde un valor superior en calidad a los productos del almacén de su papá,
lo que desdibuja la verdadera esencia de las situaciones o problemáticas.
112
Hay que mencionar, además, que los personajes comparten lugares por lo
existente, en los que cuentan más lo que es real sobre lo ficticio, lo eventual
por lo imposible o aquello que se expresa como “mejor malo conocido que
bueno por conocer”.
113
las situaciones de la vida cotidiana para convertirlas en situaciones humorís-
ticas. Su arquetipo es el de un hombre preocupado por los negocios, el dinero
y la productividad constante, en un mundo que anda a toda marcha, en medio
de situaciones fáciles de reconocer hasta en nuestros entornos más cercanos.
Podríamos afirmar que las problemáticas que plantea la tira cómica hace
más de cincuenta años siguen estando vigentes y, más aún, se han incrementa-
do, lo que evidencia con más fuerza la corrupción que azota a todas las socie-
dades latinoamericanas. Esto potencia su circulación con la misma intensidad
que cuando recién se publicaba.
Ya como una proyección para el análisis propuesto en este texto, podría
pensarse en hacer el mismo acercamiento a cada uno de los personajes que
componen el universo de Mafalda para que esta información amplíe la inter-
pretación e identifique las intencionalidades que se pretendían estimular entre
el círculo de los lectores en medio de un contexto sociopolítico muy similar
en el ámbito latinoamericano.
Tinta que corre
Referencias
114
115
Tinta que corre
Reconocimiento post- sexual en el cuarto
de invitados
Cristian Felipe Leyva
I
Lo que se acerca
Como la sombra
Divagando
que ahora
se cepilla los dientes
la montura gris desdibujada
un baño para limpiar la
locomoción de los cuerpos
catedrales sordas
en su culto al cansancio
Terquedad eres
fuego que delimita fuego
la ceniza que se traza
pasando por las jorobas
los besos a lomo limpio
sexo húmedo
peligroso
natural
116
II
Cuando se acerca
La niebla se cierne
sobre el tejido del lecho
curtida zozobra
tus remordimientos son
serpientes tristes
cuyo mordisco se retira
sobre el cielo
se limitan a lamer
quizá
la vaga sombra
nimbo atrapado
infiel
sucio
Divagando
III
Ya no te acerques
No te acerques
si tus vendas no están
desgarradas de sangre
Si no es para hacerme presa
Armada cazadora
No te acerques a curar
fresco rencor de lujuria
tu propio trabajo de agresión
117
No te acerques
por piedad del cielo
aleja las horas
sobre el camino
La agonía se sirve de sí
los mantos son
la muralla final
IV
Me voy porque se me enfría la cena
Divagando
Adiós
118
Fragmento
Divagando
es estúpido o incluso loco, pero recientemente siento que tu existencia es tan
cercana, tan sutil, que a veces puedo sentirte sin tu compañía. Te extraño, sí,
suena loco, mas no hace mucho observé cada sueño, anhelo, y hasta la más
mínima esperanza desapareció bajo el rozar de aquel manto. Tú, mi querida
amiga, amada cómplice, penetraste con éxito mi alma, me transformaste en lo
que más temía: un simple y pagano mortal.
Querida e inevitable abstracción, al llegar a nuestras vidas buscas algo
que ya nos es ajeno: nuestras fantasías, sueños y deseos. El sistema logró
conquistar mi alma. Mis convicciones son ahora transformadas en palabras
triviales y vacías que pasan al olvido. Con el tiempo, traté de acostarme en tu
regazo. Desde mi juventud el amor por ti es tan grande que cuando quisiste
marcharte mi decisión fue tomar tu mano y caminar a tu diestra, apreciando
desde el anonimato la hermosura de tu existir.
119
El hijo de mi madre
Gilberto siempre decía que era hijo de mi madre y, por lo tanto, mi herma-
no. Todo parecía confuso porque llegó a casa dos años después que yo. Aun
así era mayor. Cuando le preguntaba a mi padre sobre esto, respondía: “lo
Divagando
que pasa es que él es adoptado”. Nunca entendí qué significaba esa extraña
palabra que Gilberto pronunciaba con tranquilidad cada vez que la requería, y
que solía aparecer, en letras mayúsculas y minúsculas, junto con sellos rojos
en muchas hojas Nunca fuimos a estudiar. Jamás me puse un uniforme ni me
compraron materiales para realizar tareas escolares. Cuando le reprochaba a
mi madre que los niños de las otras veredas sí lo hacían, me respondía lo mis-
mo: “es cuestión de estrato” y se marchaba con algunas lágrimas rodando por
su mejilla. Esto tampoco lo entendí hasta que tuve la edad para investigarlo
propiamente.
Gilberto se reía de mí con sus amigos porque yo no era adoptado, en cam-
bio, él sí. Esto me ponía más confuso que cuanto pasaba por mi mente. Cuan-
do él tenía quince años, fue capturado por unos señores con opacos uniformes
de dos colores. Forcejearon con mi madre, destrozaron parte de la casa y
afirmaron que regresarían por mí. Al día siguiente, yo no estaba. Mis padres
me mandaron donde otras personas y ahora yo, igual que Gilberto, tengo en
mi frente esa extraña palabra que nunca entendí. Pero, en fin, si alguien ve
algún día a Gilberto, que se ría de él mientras le dice que ahora yo también
soy adoptado.
120
Poema 1
Divagando
No sabemos por qué toman la decisión,
ni siquiera si es por la desesperación
del a veces débil corazón.
121
Último capítulo de la biografía de Jackson
122
Jugamos como mejor supimos. Hicimos muchos pases. Corrimos de arri-
ba abajo. Robamos e interceptamos balones. Hicimos las jugadas de tablero
que habíamos repasado tantas veces. Formábamos triangulaciones para salir
de cualquier hueco en el que nos hubiéramos metido y luego, como arte de
magia disfrazada de milagro, lográbamos generar opciones de ataque. Nos
esforzamos tanto, que luego tuvimos que vomitar. Fue un buen partido; el
polvo no cesó hasta después de una hora.
Descansábamos en el pasto bajo el árbol de guayaba, cuando llegó el Pro-
fe. Nos preguntó por Jackson, que fue a la casa y que nadie lo encontraba.
Que había hablado con los cazatalentos por una nueva oportunidad, pero nun-
ca daban más.
Yo había asistido a esa fiesta por invitación de su padre. Habíamos termi-
nado de entrenar para el partido del sábado, y a la salida él se acercó y me dijo
que teníamos que celebrar el inminente fichaje de su hijo para el fútbol profe-
sional. Eso era cierto. Jackson era un negro de ciudad con labios gruesos, pelo
corto y enroscado, y fornido como los negros de película. Todos le decíamos
“Rodillas” o “Tobillos”, dependiendo de qué parte del cuerpo nos hubiéramos
Divagando
lastimado al defenderlo. Desde lejos, pareciera que tuviera pegado el balón al
pie. Nadie en el barrio tenía el talento para hacer gambetas como él: la pelota
rebotaba, se devolvía y solo él sabía dónde quedaba. Además, era la estrella
del equipo, nuestro juego giraba en torno a él. Podía correr los noventa minu-
tos sin cansarse y realizar los mejores centros, sin dejar de lado su calidad en
cobros de tiro libre.
Estábamos a la espera del sábado por la mañana, del momento exacto, al
final del partido, en el que los cazatalentos le ofrecieran un contrato millona-
rio. Todos, sin excepción, teníamos fe en él, aunque muchos, y me excluyo,
esperaban el dinero. Esperaban como los chulos esperan las bolsas de basura.
Querían pedirle para ponerle baldosa a sus casas o para levantar el segundo
piso y alquilar el primero. Querían preguntarle, sobre todo, que les diera lo
que les faltaba.
El viernes por la noche, su madre, la señora Rocío, me recibió muy cor-
dialmente, junto con otros compañeros de equipo, en la carpa que habían
alquilado fuera de su casa, en un planchón de cemento que entre todos los ve-
cinos habían construido como lugar para reuniones. Ponían música bailable,
salsa o merengue. La pasábamos muy bien. Luego, el padre de Jackson, trajo
ron y aguardiente. Mientras bailábamos, íbamos tomando de a sorbos, porque
123
estábamos tan enfocados en lo nuestro, que beber nunca estaba en nuestros
planes, y de repente significaba marearte si te tomabas de golpe una cerveza.
Entonces, en medio de mi baile con una muchacha del barrio, vi la mirada de
Jackson, a la distancia, como si me dijera que mañana no iba a ser millona-
rio. Eufórico por sus posibles logros, festejó, sin pensar conscientemente en
ellos. Tenía los pies inservibles, se tambaleaba de lado a lado sosteniéndose
de las paredes, pero con lágrimas surfeándole el cutis. Fue así como lo llevé
hasta el baño. Lo recogí del suelo y lejos de la carpa, al principio se resistió,
empujándome, soltándome las manos, chocando el talón contra el pavimento
o haciendo peso para quedarse tirado. No él, pero algo de suyo, supo que ya
nada valía.
Luego de la charla con el Profe, salimos como entramos. Caminando ca-
bizbajos, solo veíamos las piedras que teníamos que esquivar y los andenes
adyacentes a unas casas que se habían ganado su título a falta de uno más re-
alista. Cuando ya me había separado del resto, pues cogí otro camino para mi
casa, pasé por la tienda de la esquina. Estaba sentando y con la mesa llena de
cervezas. Don Tulio me gritó desde dentro, con una voz ronca y enardecida,
Divagando
que llevaba tomando desde las seis de la mañana, que si por favor lo movía de
ahí, que no aguantaba más los quejidos y los lloriqueos.
Le puse la mano sobre el hombro y lo sacudí para que despertara, pues el
alcohol lo había dormido. Entreabriendo los ojos, porque el sol le daba direc-
to, me miró y bajó la cabeza. Le levanté el brazo y me lo pasé por el cuello
como un carriel, le pedí que me ayudara, le dije que lo estaban buscando.
–Maaaanitooo –agudicé el oído para entender lo que me quería decir-, dí-
galeeee a mi amáááá quee eseee piiiiisoo se lo queedoo debieeeendo.
Una lágrima le salió por el rabillo del ojo y fue a parar a una muela. Yo solo
le dije lo que siempre se les dice a los amigos, que todo va a estar bien. Nunca
se me va a olvidar esa mirada de desesperación, arrepentimiento y borrachera.
–Paniiita –me dijo mientras quitaba su mano de mi hombro-, ya no hay
nada que pueda hacer, estoy perdido.
124
Boceto de mi espectáculo apagado
Post-mortem
Divagando
Nada más tácito que morir un poco en las tardes frías.
Un poco de todo nos ataca enseguida y respiramos por nada.
No es que no me quede otra opción, ni siquiera es que radique en la ternura.
Solo que a medio espejo no sé si soy medio usted o medio yo.
Hoy me hace falta su presencia que siempre es un espacio cómodo en el
alma al verla.
Tal vez apareciendo en una puerta o cuando le entreveo por la ventana.
Y no es que le quiera, a decir verdad, es la costumbre de observar sus ojos.
No me intimida la idea de sentirle, pero sé que no hay nada más efímero que
un parpadeo.
Me faltaría prudencia si tuviese que darle un boceto de mi espectáculo apa-
gado.
De la forma más ambigua el día es gris con tonalidad de reminiscencias.
Y no es que me pierda en la ausencia de luz.
Solo que mi refugio lo prefiero en su sombra.
125
Casting para Eva
La buscaron puta
La buscaron pecadora
La buscaron frágil
Decían que mejor una bruja
O que si sus dientes eran afilados, mejor
Divagando
126
Que leyera el mundo con sus tejidos
Que fuese tan pagana que ni el fuego la apagara
Si podía, que se encargara de la culpa humana
Si quería, que fuese la primera en fallar
Que la pusieran al revés, que la torturaran
Que fuese temida
Y luego de que la honorable Eva
Fuese buscada en todas
El problema era encontrar una que no fuese ella
Porque fue una decepción cuando no pudieron escoger a ninguna
Lo sabían
Todas habíamos mordido la manzana.
Divagando
127
Divagando
128
Necesitamos la literatura hoy más que nunca
José Alejandro Patiño Cardona1
La literatura nos permite comprender la vida, nos habla de lo que puede ser, pero también de
lo que pudo haber sido… No hay nada más subversivo que la literatura.
Enrique Vila-Matas
¿Por qué leemos literatura? O más bien ¿Para qué sirve la literatura? Estos
Entre líneas
interrogantes han provocado un sinfín de discusiones, reflexiones e investiga-
ciones en diferentes espacios académicos y cofradías de intelectuales desde el
siglo pasado. Sin embargo, aún no existe un consenso sobre tales cuestiones
ni una definición unívoca de literatura. Por tal motivo, se hace necesario que
los docentes de Literatura y Lengua Castellana en su tarea de formar lectores
ahonden más en el tema y desde un ejercicio individual traten de responder las
hipótesis propuestas líneas atrás. Así pues, en este breve ensayo se esbozarán
dos conceptos de literatura propuestos por distintos teóricos y a su vez, se men-
cionarán algunos ejemplos que evidencian la importancia de usar la literatura
dentro del aula de clase para comprender aspectos profundos e íntimos de la
existencia.
En primera medida, es pertinente aludir al escritor y crítico literario Alfonso
Reyes Ochoa (s.f.), quien en su ensayo “Apolo o de la literatura” considera que:
129
En otras palabras, las dos intenciones mencionadas hacen referencia al
contenido y la forma: ¿qué dice y cómo lo dice? Desde esta perspectiva si en
un texto no se evidencia un adecuado tratamiento del tema ni tampoco el uso
de recursos para embellecer el lenguaje (función estética), puede afirmarse
que no es literatura. Dicha aclaración es esencial para identificar la verdadera
literatura o lo que otros llaman la buena literatura de la que no lo es. Ahora
bien, es preciso conocer de qué trata la literatura, cuáles son sus componentes
o temas preferidos. Para esto es oportuno traer a colación los autores Cesarini
y Federicis (1988), los cuales aseveran que:
130
tiene nombre, de Piedad Bonnett, en el que la autora se refugia en la literatura
y busca entender las razones por las cuales su hijo decidió quitarse la vida.
Así lo expresa Bonnett (2003):
Dani, Dani querido. Me preguntaste alguna vez si te ayudaría a llegar al final. Nunca lo
dije en voz alta, pero lo pensé mil veces: sí, te ayudaría, si de ese modo evitaba tu enor-
me sufrimiento. Y mira, nada pude hacer. Ahora, pues, he tratado de darle a tu vida, a tu
muerte y a mi pena un sentido. Otros levantan monumentos, graban lápidas. Yo he vuelto
a parirte, con el mismo dolor, para que vivas un poco más, para que no desaparezcas de la
memoria. Y lo he hecho con palabras, porque ellas, que son móviles, que hablan siempre
de manera distinta, no petrifican, no hacen las veces de tumba. Son la poca sangre que
puedo darte, que puedo darme. (p. 131)
Entre líneas
e incertidumbre, ya que es un acto de soberanía. El segundo texto se titula El
mundo amarillo, del escritor Albert Espinosa (2008), en el que se aborda el
cáncer de una forma muy peculiar. He aquí una muestra de ello:
Me gusta la palabra cáncer. Hasta me gusta la palabra tumor. Puede sonar macabro, pero
es que mi vida ha estado unida a estas dos palabras. Y nunca he sentido nada horrible al
decir cáncer, tumor u osteosarcoma. Me he criado junto a ellas y me gusta pronunciarlas
en voz alta, proclamarlas a los cuatro vientos. Creo que hasta que no las dices, que no las
haces parte de tu vida, difícilmente puedes aceptar lo que tienes […] Estuve diez años
visitando diversos hospitales para curarme de cuatro cánceres: pierna, pierna (la misma
que en el primer cáncer), pulmón e hígado. En el camino dejé una pierna, un pulmón y
un trozo de hígado. Pero debo decir, justo en este momento, que fui feliz con cáncer. Lo
recuerdo como una de las mejores épocas de mi vida. (p. 20)
131
escritura para hurgar en su interior, mitigar su sufrimiento y brindar esperanza
a otros.
En síntesis, la literatura sirve para comprender la humanidad e indagar en
sus conductas y pensamientos. Su claridad y eficacia hacen que sea la mani-
festación artística predilecta para conocer los misterios y las vicisitudes que
experimenta el hombre en cada una de sus etapas. La enseñanza literaria es
fundamental para la formación personal, la construcción social y la experien-
cia vital de los alumnos. Por medio de ella se puede desarrollar la empatía, el
respeto, la capacidad de diálogo y el pensamiento crítico, los cuales son pila-
res indispensables en el proceso educativo. Por último, es conveniente citar a
la filósofa Martha Nussbaum (2005) y reflexionar acerca del valor que se le
da a la literatura en el aula de clase.
puede cumplir con esta función, y de la mejor forma posible; qué tipos de obras literarias
y qué formas de enseñarlas deberían fomentar nuestras instituciones académicas para
promover una visión informada y receptiva del otro, de quien es diferente a uno. (pp.
279-280)
Referencias
132
Una reseña de mierda sobre la novela
“La fiesta deprimente”, de Robert Rosero
Shara Bueno
Entre líneas
reggaetón clásico estando bajoneado”, una novela, además, “que se puede
leer de un solo tirón, en un solo guayabo: contando solamente las entradas
al baño, las cagadas”.
Un hombre que pierde la fe en Dios, toma la decisión de suicidarse (algo
bien cliché del siglo XXI) tirándose desde lo alto de un edificio, para in-
mediatamente sintonizar en su mente un canal que trasmite una película de
bajo presupuesto, rodada en un lugar abandonado por el estado colombiano
y arremetido por el narcotráfico: Tumaco, con la actuación principal de un
niño gordo, llorón y traumado con delirios de grandeza y la ternura apo-
rreada, y una trama de comedia mala que, narrando momentos de su niñez,
representa y nos llevan a recordar o recordarla en eventos que se replican
cada día en nuestra enferma Colombia.
Lo primero que sabemos de Bobby es que no tiene cáncer y tiene el pene
pequeño, ambas cosas hasta donde se sabe no tienen relación alguna, pero
nos contextualiza sobre la tragedia patética y absurda en la que se debate la
existencia de este sujeto, donde él mismo se sabotea para luego lamentarlo.
Como bien lo menciona quien sea que escribió el prólogo: “esta novela trata
de un malogrado antihéroe”.
Lo anterior solo es el primer recuerdo que cuenta: tras ser sometido a
133
un procedimiento quirúrgico (la circuncisión) obligado por las creencias
religiosas de su madre, Bobby está convencido de que le cortarán el pene,
sufriendo lo innombrable, mientras espera a que el doctor lo llame junto a
los niños con cáncer que, a diferencia de él, solo esperan la muerte; para,
posteriormente, sufrir la burla del doctor que confundió su pene con un clíto-
ris. Este recuerdo es fundamental, reúne los pilares de su obra: sometimiento
religioso, inocencia, dolor, humillación, morbo, patetismo, culpa, angustia y
chistes maricas introducidos sutilmente, que hacen reír con culpa y tristeza,
pues las noticias nacionales y locales madrugan a contarnos realidades que
parecen más ficción, pero donde la sangre, el sufrimiento y la muerte son ver-
dad y no hay manera de darle ‘Control z’, ni quemar las páginas a lo Ordoñez.
Aunque hay muchos acontecimientos que valen la pena mencionar en esta
reseña de mierda, el autor tira cuestionamientos y reflexiones valiosas desde
su pedestal mal hecho de rey mísero e ignorado, consciente de su condición,
que dan rienda suelta a sucesos que el país tiene o empieza a normalizar,
en temas de maltrato infantil, violencia de género, abuso sexual, pedofilia,
narcotráfico, esclavitud, trata de personas, asesinatos, entre muchos más. Ini-
Entre líneas
ciamos con la reflexión del momento en que su madre le pide perdón por
la circuncisión que le hizo por motivos religiosos y por el show ridículo de
gritos de Bobby:
¡NO TENGO PENE! ¡NO TENGO PENE! ¡CORTARON MI PENE! ¿DÓNDE ESTÁ
MI PENE?
(…) Mi mamá me detuvo para que dejara de gritar esas cosas de las que todos se burlaban.
Con lágrimas en los ojos me dijo que lo sentía, que no debió haber hecho eso conmigo.
(...) desde ese momento aprendí a cometer errores e inmediatamente pedir perdón, llorar
e incluso patalear a cambio de perdón. Errar para mí, no era de por sí el problema. El
problema era errar y no ser perdonado. (Rosero, 2020, pp. 22 - 23)
El yugo de mis compañeros de clase y la autoridad absoluta de mis padres me había dado
una gran lección: el perro ataca al gato y el gato al ratón. Siempre habrá alguien más débil
y el desquite es el triunfo del incapaz. Si no puedes con tu enemigo, busca un enemigo
134
más débil y carga contra él. (Rosero, 2020, p. 29)
El despertar de la sexualidad de Bobby a través del abuso de Arnold, del
que se entera por su propia madre:
Una mañana, mi mamá, en una de sus desatinadas formas de tocar los temas serios para
el crecimiento de un niño, me inquirió, me inculpó de tener relaciones con Arnold (…)
le pregunté por la razón de su pregunta, confundido. Me dijo que en la madrugada había
visto cómo Arnold me acariciaba el pene mientras yo lo dejaba (…) así entendí el crimen.
Arnold abrió la caja de pandora. Eran mis tiernos ocho años. (Rosero, 2020, p. 35)
Tuve tanto miedo del placer que empecé a llorar. Raldolph me preguntaba por qué y yo
le decía que había traicionado a mi madre, porque le había jurado que nunca, nunca en
la vida, iba a ser marica y ahora me estaba demostrando que sí lo era, porque lo amaba
Entre líneas
y lo deseaba. Raldolph me hizo entender que no había problema con eso, porque él se
consideraba una niña desde muy pequeño y además me afirmó que estaba completamente
enamorado de mí, por mis cualidades intelectuales y que si fuera por él no sufriría la ig-
nominia en la escuela, que él crecería mucho para poder defenderme y casarse conmigo,
pues to era el amor de su vida. (Rosero, 2020, pp. 58 - 59)
Pequeño, hay una sola forma de enmendar esta gravísima falla con Dios, acompáñame.
(Rosero, 2020, p. 62)
Padre Will le da seguridad de que pronto estará mucho mejor, pero primero
135
lo primero:
Mientras llenaba de agua un vaso de plástico, me decía que tenía que tomarme las pasti-
llas para empezar con el proceso de expurgación de pecados. (Rosero, 2020, p. 63)
Tomé las pastillas. Sentí que me quedaba dormido de repente y así mismo sentí que me le-
vantaba al instante, pero en calzoncillos, estaba muy cansado. Había expurgado todos mis
pecados, el padre Will era mágico, ungido por la aceitosa mano de Dios. Desde entonces
creí en Jesús y me confié en él para todo. (Rosero, 2020, p. 63)
136
137
Entre líneas