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85 Paisaje interior: algunas reflexiones acerca de los vínculos entre poesía y espacio
María Lucía Puppo
taller de letras
135 Postapocalipsis en los Andes. Violencia política y representación en la literatura
peruana reciente
Lucero de Vivanco
Documentos
Dossier Poesía Mapuche y Küme kimün: el buen saber
Entrevistas
201 Palabras de una niña destetada a destiempo.
Sobre el tema de la infancia en entrevista a Delia Domínguez
Claudio Guerrero Valenzuela
PONTIFICIA UNIVERSIDAD
Reseñas CATólica de chile
217 Los tiempos de la caimaguana de Dauno Tótoro (Santiago: Ceibo ediciones, 2011) facultad de Letras
Macarena Areco
220 “De lo que bien amas no te privarán” o “Un caracol nocturno en un rectángulo de
agua”: Alameda tras las rejas, de Rodrigo Olavarría (Santiago, La Calabaza del
Diablo, 2010)
Javier Bello
227 Prontuarios y claveles de Omar Saavedra Santis (Santiago, Simplemente Editores, 2011)
Cristian Montes Capó
52
231 Irene Andres-Suárez, El microrrelato español. Una estética de la elipsis (Palencia,
Menoscuarto Ediciones, Colección Cristal de Cuarzo, 2010)
Francisca Noguerol
Decano
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A r t í c u l o s
D o c u m e n t o s
E n t r e v i s t a s
R e se ñ a s
Oscar Galindo V.
Universidad Austral de Chile
ogalindo@uach.cl
* Este artículo forma parte del proyecto FONDECYT 1100446 “Neovanguardias de la poesía
hispanoamericana (1960-1980): heterogeneidades, mutaciones, migraciones”. Investigador
Responsable: Oscar Galindo V. Agradezco la colaboración en el desarrollo de este proyecto de
Giovanna Yubini, Carolina Vega y Bruno Serrano, todos ellos en algún momento estudiantes
del M agíster e n L iteratura Hispa noamericana Con temporánea y de B iviana He rnández,
tesista del Doctorado en Ciencias Humanas, mención Discurso y Cultura de la Universidad
Austral de Chile.
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1. Introducción
Verani (1986), Nelson Osorio (1988), Jorge Swartz (2002), complementados por el proyecto
aun incompleto de la Bibliografía y antología crítica de las vanguardias literarias, en que
han participado Melin H. Forster (2001), Carlos García y Dieter Reichardt (2004), y Hubert
Pöppel y Miguel Gomes (2008), no existen investigaciones integradoras y comprehensivas
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Oscar Galindo V. Neovanguardias hipervitalistas en la poesía hispanoamericana…
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4 Las teorías polisistémicas han permitido comprender que las literaturas nacionales se
encuentran imbricadas con otras literaturas en tanto sistemas (Even Zohar), con distintos
grados de permeabilidad respecto de las que entran en contacto. Así, las literaturas muestran
fronteras porosas y dinámicas cuya capacidad de absorber otros metatextos capaces de
modificar los repertorios, dependerá de que nos encontremos con actitudes más o menos
defensivas o transdiscursivas (Robyns). Intentar explicar las relaciones literarias supone el
intento de representar los macrofactores implicados en el funcionamiento del sistema literario
(Even Zohar). Se entiende entonces la literatura como un conjunto jerarquizado de sistemas
que se interrelacionan o como un “conjunto complejo de esferas de actividad de diferentes
órdenes y estratos comunicativos” (Pozuelo Yvancos 78). El campo cultural (Bordieu) de la
poesía hispanoamericana se define por relaciones de complementariedad, cuya traducción
de una tradición a otra no está suficientemente explícita en los metatextos en juego. Las
relaciones entre distintos sistemas generan interferencias que modifican los repertorios y
contribuyen a la transformación de los repertorios textuales. Robyns redefine la traducción
de una literatura a otra como “la migración y la transformación de elementos discursivos
entre diferentes discursos” (284), lo que le permite establecer diversas relaciones entre
traducción e identidad sociocultural según el grado de permeabilidad del sistema literario.
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7 Al respecto escribe Mondragón: “De Latinoamérica, los primeros en comunicarse y ser
publicados en la revista fueron el brasileño Haroldo de Campos, lo que nos permitió dar
a conocer aquí la primer a antología de poesía concreta en español (también publicamos
poemas de este poeta traducidos al inglés); Miguel Grinberg, de Buenos Aires, y su revista
Eco Contemporáneo; los nadaístas de Colombia (Jotamario, Jan Arb, Gonzalo Arango, Fanny
Buitrago y otros); Miguel Donoso Pareja y Ulises Estrella, del grupo Tzántzicos de Ecuador y
su revista Pucuna; Juan Calzadilla, Ludovico Silva, Edmundo Aray de Venezuela y su revista
Techo de la Ballena; de Chile, Cecilia Vicuña, Claudio Bertoni, Nicanor Parra, Enrique Lihn,
Jorge Teillier; de Nicaragua, Edwin Illescas, Pablo Antonio Cuadra, José Coronel Urtecho y la
revista Ventana; y Alejandra Pizarnik, Heberto Padilla, Alejandro Jodorowsky, José Agustín
Goytisolo, Saúl Ibargoyen, tantos otros… Pronto publicamos a los poetas mexicanos de La
Espiga Amotinada y a los que ya entonces grandes poetas: Efraín Huerta, Paz, Sabines, y
los jóvenes Pacheco, Zaid, Becerra, Segovia, Fraire y muchos más, al lado de traducciones
de William Carlos Williams, Walter Lowenfels, poetas finlandeses, canadienses, indios, es-
pañoles. Ernesto de la Peña nos entregó su espléndida traducción del largo poema de Allen
Ginsberg, ’Kaddish’, que fue saludada continentalmente. El movimiento –y las revistas que
lo documentaban– era internacional; en sus vertientes social y política cundía también por
países de Europa y el lejano Oriente. Se hablaba de una ‘revolución espiritual’, un ’hombre
nuevo’, una ‘nueva era’. Había que cambiar la sociedad desde el erotismo, desde las ideas
de Marx, de Herbert Marcuse, desde nociones budistas; curioso sincretismo que soñaba con
materializar la revolución a través de conductas alternativas, contraculturales. Los dorados
y terribles años de la década de 1960, sobre los que Cardenal escribió en una especie de
epígrafe o epitafio: ‘…Y si he de dar un testimonio sobre mi época, es este: fue bárbara y
primitiva, pero poética…’ (sin paginar)”.
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explicar el impacto de la violencia en los poetas colombianos: “No, señor Padilla, no somos
un producto inglés ni francés: somos el producto típico de un cambio de ‘ritmo’ histórico y
violento que desquició las estructuras de la sociedad y los valores espirituales del hombre
colombiano. Converse usted –si no teme perder media hora de su preciosa inmortalidad– con
jóvenes nadaístas de mi generación que oscilan entre los veinte y los treinta años, como
Pablus Gallinazo, J. Mario, o William Agudelo, y ellos le dirán horrores de lo que vivieron y
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asesinato del líder liberal Jorge Eliecer Gaitán el 9 de abril de 1948, que dio
lugar al bogotazo y al inicio del período conocido como “la violencia” en la
historia colombiana:
padecieron en sus aldeas de Santander, Antioquia y el Valle del Cauca. Le contarán, señor,
cómo eran de siniestros los tiroteos de la chusma, y cómo sonaba de insensible y terrorífica
la sirena del verdugo. Usted no se imagina cómo, porque en sus tiempos prenatales todo
era muy idílico y no había peligro de que el futuro ciudadano fuera arrojado del nido con
los traumas que hoy arrastra mi generación” (645).
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No somos católicos:
Porque dios hace quince días que no se afeita.
Porque el diablo tiene caja de dientes.
Porque san juan de la cruz era hermafrodita.
Porque la filosofía de santo tomás de aquino está fundada
en dios y dios no ha existido nunca.
Porque somos fieles descendientes de los micos de darwin.
Porque en el infierno no hay fogones “westinghouse” sino
pailas trogloditas de la edad de piedra remendadas por
los gitanos. Y a nosotros nos gusta condenarnos confor-
tablemente al estilo yanqui.
Tercero, este acto se complementa con otro aun más agresivo en 1961
en la Basílica de Medellín. Los nadaístas concurren al templo, y en una falsa
comunión guardan las hostias entre las páginas de un libro. Hay testimonios
que señalan que las hostias fueron, además, escupidas y pisoteadas. La
reacción de los feligreses no se hace esperar y los persiguen, golpean y casi
son linchados por la multitud creyente. El afán militante y proselitista de los
nadaístas los lleva a realizar giras por el país donde van acrecentando su
fama de escandalosos e irreverentes y sumando adeptos.
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(…)
Sin embargo, el elemento tal vez más notable del manifiesto se en-
cuentra en el reconocimiento de la limitada capacidad del arte y la poesía
para cambiar la sociedad. Carente el sujeto de trascendencia, limitado a las
posibilidades inmanentes de su existencia, no hay posibilidad de destruir el
orden establecido, se aspira a “desacreditar ese orden”:
La misión es esta:
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10 Herederos de esta experiencia, en el contexto en los años 80, son los grupos Guaire y
Tráfico, este último responsable de un texto programático relevante “Sí, manifiesto” (1981).
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11 Rafael Larrea, uno de los más importantes poetas tzántzicos, escribió sobre el posiciona-
miento intelectual del colectivo lo siguiente: “El movimiento tzántzico fue encontrando los
elementos de su ideología y de su estética, en un proceso de revalorización de lo nuestro,
del pasado, de la cultura universal. Desarrollamos el pensamiento crítico, adoptamos una
actitud consecuente con las necesidades históricas de nuestro pueblo en marcha a su futuro
de libertad, y pusimos todo empeño por dinamizar nuestra actividad.
Ubicados dentro de una corriente ideológica y estética de izquierda, sostuvimos la nece-
sidad de una asimilación sustancial del marxismo, así como la imprescindible asunción de
una estética coherente, para lo cual penetramos en la textura del naturalismo, del realismo
socialista, del surrealismo , del dadaísmo y más corrientes renovadoras. El estudio crítico
de Nietzsche, el existencialismo sartreano, la teoría de la enajenación de André Gorz, la
experiencia de la premonición de los cambios evidenciada por Frantz Fannon en la revolución
argelina, etc., también nos fueron útiles”. Citado por Alfonso Murriagui en “El movimiento
tzántzico y su clara militancia política” (2005).
12 Especialmente valioso por su carácter testimonial y documental es la edición por parte
de Ulises Estrella de Los años de la fiebre (2005) y el estudio de Susana Freire García
Tzantzismo: tierno e insolente (2008). Recientemente, además, se ha publicado bajo el
cuidado de Raúl Arias una edición facsimilar completa de la revista del grupo, Pucuna (2010).
13 El nombre del grupo proviene del término “tzántzicos” que designa en plural a los indí-
genas shuar, los reductores de cabezas. Asimismo, la revista del grupo lleva el nombre de
la “pucuna”, cervatana utilizada por los tzántzicos.
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grupos estudiados los tzántzicos tienen una mayor filiación con la condición
de movimiento político-literario, como lo demuestra su posterior transfor-
mación en el Frente Cultural y el carácter programático revolucionario de su
revista La bufanda del sol.
Los actos recitantes. Los tzántzicos inician sus actividades con Cuatro
Gritos en la Oscuridad, acto recitante realizado el 26 de abril en la Sala
Agustín Carrión, Casa de la Cultura Ecuatoriana. Los actos recitantes, más
la propia escritura de los tzánzticos cercana a la poética beat, insertan su
trabajo en el contexto neovanguardista latinoamericano. Son los actos re-
citantes el instrumento elegido para cuestionar la institucionalidad cultural
ecuatoriana. Cuatro gritos en la oscuridad adquiere por su propia gestualidad
la condición de proclama política de la agrupación. Ulises Estrella señala en
torno a los actos recitantes que “En sincronía con lo que el poeta instigador
norteamericano Allen Ginsberg llamó performance o arte informal, con textos
personales complejos, para definición precisa de la realidad que se vivía, se
realizaron actos recitantes, con el mismo nivel sorpresivo de Cuatro Gritos…,
entre ellos: Anfiteatro, Contrapunto, Ciber Propagus Mentis, Estipendio de las
Artimañas de los Democrasus Inocentes, Contra Candela, Candela” (10-11)14.
14 Losactos recitantes eran recogidos en cada número de la revista Pucuna. Susana Freire
García (2008) realiza una cronología de los actos realizados entre 1962 y 1969 que da
cuenta de la profusa actividad tzántzica, llegando a contabilizar 19 actos.
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Marco Muñoz: Este es un grito y con la aceptación de ustedes fue lanzado por
un ser humano. Es más: por varios seres humanos, por la misma gente con la
que nos topamos en la calle todos los días y de cuya vida nada sabemos. Quiero
proponerles algo, que puede parecer inusitado, pero que en el fondo no es otra
cosa que un acto simple y sencillo de regresión, el asunto es así: GRITEMOS
TODOS, a pleno pulmón, con todo nuestro ser. Señores y señoras, gritemos.
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esto es lo que se necesita, porque a nosotros nos toca ahora. Aquí y ahora.
El corno querido, el corno que nos llena de amor el alma y de renovada feli-
cidad” (133). En el número 25 de la misma revista se encuentran poemas de
Cecilia Vicuña, Claudio Bertoni y Marcelo Charlín. El primer poema de Cecilia
Vicuña, “Retrato físico”, que con breves variantes formales y tipográficas se
encuentra reproducido en Sabor a mí (Inglaterra 1973), muestra la vocación
vital y personal de su escritura:
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15 Laobra poética de Cecilia Vicuña, está constituida, entre otros, por los siguientes títu-
los: Sabor a mí (1973), Siete poemas (1979), Precario/Precarious (1983), Luxumeoi o el
traspié de la doctrina: poemas 1966-1972 (1983), PALABRARmas (1984), Samara (1986),
La wik’uña (1990), Palabra e hilo (1996), I Tú (2004), Soy Yos (2010).
Importantes a proximaciones c ríticas a su tr abajo s on la s de S oledad B ianchi (1 990 y
1995), quien ha documentado la productividad de Cecilia Vicuña en el contexto chileno ,y
de Magda Sepúlveda (2000), quien la sitúa como una subjetividad contracanónica.
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(…)
(…)
(…)
O.K.
16 Laemergencia de las neovanguardias en México se inicia, al parecer, hacia el año 1948 con
el poeticismo, que ha sido rescatado por Evodio Escalante (9) como uno de los movimientos
neovanguardistas más relevantes del México contemporáneo. Eduardo Lizalde, Marco Antonio
Montes de Oca, Enrique González Rojo, hijo, Rosa María Phillips y Arturo González Cosío, pre-
tendieron renovar los procedimientos de la creación poética por medio de complejos esquemas
racionales para crear imágenes y metáforas originales. Los avatares de la neovanguardia en
México se proyectan a los poemas-novela Hikuri y Peregrino de José Vicente Anaya, Perséfone
de Homero Aridjis, o la Dimensión imaginaria de Enrique González Rojo.
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7. Conclusiones
Obras citadas
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The present article is all part of the tendence to insert Macedonio Fernandez work in
Argentinean literary canon because his anarchic writing had a crucial effect on some
contemporary story-tellers. So cited names like Borges, Cortázar, Piglia or Marechal
will be avoided here to highlight other genealogy: Héctor Libertella, Alberto Vanasco
and Ezequiel Martínez Estrada, whose poetics became partial followers of Macedonio
textual experiments but they still haven´t been underlined by critics.
Keywords: Macedonio F ernández, Narr ative G enealogies, Contempor ary
Argentinean Literature.
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2 Es evidente que la genealogía macedoniana mejor trazada o al menos más resaltada por
la crítica es la que componen Jorge Luis Borges, Leopoldo Marechal, Julio Cortázar, Ricardo
Piglia y ú ltimamente Osv aldo L amborghini. P ara u n e studio de lo s nexos e ntre B orges
y Macedonio, véanse Salvador, Monder 2007, Attala 2009 y especialmente Prieto 2002:
119-126. Me he encargado del triángulo Borges-Macedonio-Piglia en González Álvarez
167-187. Una revisión más amplia de los “aledaños” macedonianos puede hallarse en mi
artículo “¿Páginas en blanco? Macedonio Fernández y su impronta en la narrativa argentina
contemporánea” (en prensa).
3 Libertella hará suyo también el culto a la “ineditez” tan vitoreado por Macedonio en sus
escritos. De hecho, en 2002, a tan solo cuatro años de su muerte, el escritor decía acumular
nada menos que nueve libros inéditos.
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6 Héctor Libertella homenajea con su título a la librería argentina regentada por Marcos
Sastre en una dársena del puerto de Buenos Aires, uno de los núcleos receptores e impulsores
de lecturas más señalados para la Joven Generación argentina de 1837.
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¿A qué otra práctica puede aspirar el lector? Si él buscaba la paz del Género
(sic), apenas se encontrará con la intriga de una vaga teoría, aquella donde
un empedrado de conceptos le prepara la sorpresa de un efecto de cuento;
donde el tapiz teórico percibe una especie de anécdota (92).
Las palabras dan cuenta con acierto de la labilidad y vaguedad de los gé-
neros narrativos y parecieran estar refiriéndose expresamente a los “efectos
de cuento” logrados por Macedonio y Piglia en algunos de sus respectivos
fogonazos microficcionales; lo cierto es que para los tres escritores la ficción
irrumpe en ese empedrado teórico al modo de una epifanía, practicando en
sus textos una denodada mixtura de géneros sin duda desconcertante para
el lector y que lleva al crítico Nicolás Rosa a declarar que “siempre quedará
la duda de asistir a una entrevista, a una conferencia, a una causerie, a un
diálogo, a una forma oral, mientras se lee su escritura” (Rosa 1999: 341). Por
este espacio de indeterminación genérica eligió seguir transitando Libertella
en La librería argentina, otro recorrido supuestamente crítico que cede por
momentos ante la emergencia de un relato inesperado.
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libro me inclino ciego sobre algunas lecturas en torno al fuego del hogar
(Libertella 2003b: 65).
7 Son muy sustanciosas las observaciones de Susana Romano en torno al nexo entre esta
nouvelle y Rayuela. También se apoya Romano en los juegos transtextuales practicados
por Estrada para vincular este texto con la postmodernidad, la noción de libro abierto y de
palimpsesto. Para un estudio de lo paratextual e intertextual con el relato homónimo de
Guillermo Enrique Hudson, véase la contribución de Herminia Solari en bibliografía.
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Obras citadas
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* Este artículo forma parte del Proyecto Fondecyt Nº 1101043 “Quiebres epistémicos y
estética de lo fantástico en narrativa chilena y argentina” (2010-2012), del que la autora
es la Investigadora Responsable. Andrés Bobenrieth y Pablo Oyarzún (Coinvestigadores).
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1 “(…) el subordinar a la Idea la pluralidad de los fenómenos, el vincular solo a ella la verdad y
la auténtica realidad, el incitar a la abstracción intuitiva, a la espiritualización del conocimiento.
Por esta su diferenciación valorativa entre fenómeno e Idea, empiria y espíritu, mundo apa-
rente y mundo de la verdad, temporalidad y eternidad, Platón representa un acontecimiento
gigantesco en la historia del espíritu. Representa, (…) un acontecimiento científico-moral. (…)
la desvalorización de lo sensible a favor de lo espiritual, de lo temporal a favor de lo eterno,
(…)” (Mann 29-30).
2 Lo fantástico metafísico sería lo representativo de la tradición de lo fantástico en Argentina.
de A través del espejo de Lewis Carroll. Este enunciado contrafáctico que abre la posibilidad
de un mundo alternativo o paralelo, tal como lo señala Eco, es la conjetura con la cual se in-
augura el universo fantástico. Entre una multitud de personajes extraños y flores que hablan,
encuentra A licia dos pe rsonajes inte resantes: Twildledi y T eildledum. Cua ndo e ste últim o
duerme, el primero le dice a la muchacha: “Está soñando contigo. Y si dejase de soñar contigo,
¿dónde crees que estarías? –¡Donde estoy ahora, naturalmente! –De ningún modo, no estarías
en ninguna parte, porque tú eres solamente una especie de idea en su sueño” (Carroll 71).
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Malva Marina Vásquez Apocalipsis de la subjetividad moderna y estética…
antiguo motivo de “la vida es sueño”. Intentaremos con ello demostrar que
la exploración de lo fantástico borgeano puede contribuir a iluminar puntos
neurálgicos del debate sobre lo post-moderno. Al respecto, entenderemos
la “condición post -moderna”, en términos generales, como sensibilidad de
“incredulidad respecto a las metanarrativas” (Lyotard, 1989), es decir, no
creencia en los relatos de totalización del sentido de la historia. En este sen-
tido, y situándonos en el contexto de la discusión sobre lo postmoderno, la
crisis del conocimiento del protagonista de Las ruinas circulares 4 de Borges
puede le erse com o síntom a de la “m uerte de l su jeto ca rtesiano” (Trías,
2000), es decir, de la idea de un sujeto regulado por su razón o conciencia o
como experiencia de “duelo del pensamiento metafísico” (Moreiras, 1999).
La pregunta que guiará nuestra lectura de la ficción borgeana es: ¿De qué
modo la emergencia de un imaginario fantástico provoca una ruptura del concepto
de verdad metafísica y promueve la irrupción de una sensibilidad post-moderna?
Nuestro propósito es develar las estrategias textuales de que se vale este relato
fantástico para mostrarnos el desastre apocalíptico de la subjetivida d moder-
na, esto es, la ruptura con una práctica del saber entendido como voluntad
de sistema, lo cual está implicado en la noción misma de “metarrelato”. Como
señalábamos, la ficción f antástica que aquí nos con voca forma parte de una
consagrada tradición de la liter atura hispanoamericana contemporánea. Esta
tradición de la cual Macedonio Fernández es su fundador –con su poética de lo
fantástico metafísico– vino a adquirir fama internacional a partir de las fabula-
ciones cosmológicas de Borges contenidas en su texto Ficciones, publicado el
año 1941. Esta fama de Borges en el orbe europeo se debió, en gran parte, a
su descollante erudición metafísica y puesta en debate de temáticas epistemo-
lógicas, anticipadamente “post -modernas”, rasgos en los cuales se evidencia
una fuerte impronta macedoniana5, ya que en este último es “en quien Borges
descubre el sentido metafísico y la socarronería criolla” (Sarlo 61).
4 Las citas al relato Las ruinas circulares están contenidas en Borges, Narraciones, Ediciones
Orbis, Barcelona, pp. 68-79.
5 “América, por esa ansiedad mayor, se v e que es la que va a emprender la burla de la
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Taller de Letras N° 52: 53-67, 2013
Para S arlo, B orges –un escritor “bif ronte”– ha bría resuelto en f orma
magistral el problema sobre “cómo puede escribirse literatura en un país
periférico, con una pobl ación de ori gen i nmigratorio establ ecida en una
ciudad litoral” (Sarlo 14). Ello gracias a que la “obra de Borges tiene en el
centro una grieta: se desplaza por el filo de varias culturas, que se tocan
(o se repelen) en sus bordes. Borges desestabiliza las grandes tradiciones
occidentales (…) cruzándolas en el espacio rioplatense (…)” (Sarlo 14). Un
rasgo poco advertido por la crítica es que: “La máquina literaria borgeana
(…) produce una puesta en forma de problemas teóricos y filosóficos, sin
que en los movimientos del relato se pierdan jamás del todo el brillo de la
distancia irónica o la prudencia antiautoritaria del agnosticismo. Contra todo
fanatismo, la literatura de Borges busca el tono de la suspensión dubitativa
que persigue un ideal de tolerancia” (Sarlo 16-17). Lo fantástico borgeano,
dada su práctica de deconstrucción de la metafísica, es, en efecto, según
Sarlo, la estrategia literaria que le permite a Borges practicar una “escri-
tura de la localización intermedia” situada en el entre de lo metropolitano
y lo periférico. Al ser un tipo de literatura culta que cuestiona la noción
misma de realidad (epistemes), que la entiende como constructo cultural,
correspondería a lo que Schwartz denomina como un “signo que rebasa su
historicidad inmediata” (Schwartz cit. por Moreiras 45), rasgo que le permite
realizar “una deconstrucción del sujeto universal de la historia en su variante
latinoamericana” (Moreiras 70).
metafísica, pero sin vincular esta práctica con la modalidad narrativa de lo fantástico, es decir,
obliterando el rol de la estrategia literaria, artística, lo cual no se condice con la noción de hecho
estético de la poética del autor, la que se manifiesta fuertemente vinculada a lo fantástico.
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9 “(…) con respecto a esos estados artísticos inmediatos de la naturaleza todo artista es un
“imitador”, y, ciertamente, o un artista apolíneo del sueño o un artista dionisíaco de la
embriaguez: alguien que (…) en la borrachera dionisíaca y en la autoalienación mística,
se prosterna solitario y apartado de los coros entusiastas, y al que entonces se le hace
manifiesto a través del influjo apolíneo del sueño, su propio estado, es decir, su unidad
con el fondo más íntimo del mundo en una imagen onírica simbólica”. Nietzsche 46-47.
10 Los gnósticos postulaban la impotencia del Dios creador para ser plenamente bueno –y de
ahí su fracaso en la creación, lo cual es un indicio importante, dado que Borges reincide
en el pensamiento gnóstico en muchos de sus relatos: Tlon, Uqbar, Orbis Tertius, Tres
versiones de Judas, entre otros.
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Malva Marina Vásquez Apocalipsis de la subjetividad moderna y estética…
Pero “este acto de piedad metafísica” conel prisionero –el permitirle acceder
al saber sobre el mundo– con que termina el mito de La caverna no formará
parte de la poética del cuento. Por el contrario, el relato se emancipará de
todo metarrelato, de toda ilusión metafísica, en tanto saber de la totalidad
del m undo. S iguiendo con el rela to tenem os que e l persona je-demiurgo
exige a su hombre soñado el atributo de “excelencia intelectual”, atributo que
consiste en ser capaz de “arriesgar una contradicción razonable”, es decir,
ser capaz del pensamiento paradojal. De modo que es la razón la cualidad
que permitirá a este hacedor de hombres –en su proceso de bildung– hacer
del protohombre “un individuo”. Lo cual nos lleva a la configuración de los
valores de la episteme moderna, la que toma como punto de referencia la
idea de sujeto que constituye el “Pienso, luego existo”. Método que despliega
el impulso apolíneo entendido “como la magnífica imagen divina del princi-
pium individuationis” (Nietzsche 43). Para Nietzsche: “Esta divinización de
la individuación, cuando es pensada como imperativa y prescriptiva, conoce
una sola ley, el individuo, es decir, el mantenimiento de los límites del indi-
viduo, la mesura en sentido helénico. Apolo, en cuanto divinidad ática, exige
mesura de los suyos, y para poder mantenerla, conocimiento de sí mismo”.
(Nietzsche 58), privilegiando así como valor máximo la razón especulativa.
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12 Todorov 1978 señala que lo fantástico a nivel sintáctico se anticipa como enunciado
figurado en la narración y, posteriormente, deviene en acontecimiento insólito a nivel de
los hechos del relato.
13 Pimentel habla de “circularidad regresiva” para referirse a este fenómeno textual.
Pimentel, 1998.
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En este sentido, la aventura moderna del hombre como héroe del conoci-
miento se lleva al extremo, hasta llegar a cuestionar sus mismos supuestos
basados en las oposiciones de las categorías dicotómicas básicas: sujeto/
objeto; creador/creación; vigilia/sueño, entre otras, llevándose a cabo una
14 En este caso, el contrafactual, un hombre soñado: “puede pensarse, si bien con limita-
ciones de tipo narrativo, o literario, en el orden del deseo. Y en ese orden el contrafactual
se relaciona en literatura con lo novelesco y en filosofía con lo utópico”. Eco, 225.
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sino por su demostración irónica de la fuerza y los límites de la lógica. (…) no solo trabajan
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con las inconsistencias o las contr adicciones, sino que, obedeciendo una dura coherencia
formal, indican los límites de la lógica (sus escándalos) cuando se trata de aprehender la
naturaleza de lo real y organizar un diseño ideal cuy a pretensión sea representarlo. Las
paradojas tienen la virtud de denunciar los obstáculos contra los que se construye la litera-
tura (o la filosofía). “(…) son la forma irónica del pesimismo, porque afectan radicalmente la
estructura del razonamiento, demostrando su extraña mezcla de fuerza (dada que cualquier
imposibilidad ‘real’ puede ser lógicamente probada) y debilidad (en la medida en que lo
probado contradice la experiencia y el sentido común)” (Sarlo, 139).
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Por ello, la estética moderna, que tiene una larga tradición que iniciara
Longino, con su Tratado sobre lo sublime, después Kant y, entre otros,
Nietzsche: “es una estética de lo sublime, pero nostálgica, (…) permite que lo
impresentable sea alegado solo como contenido ausente, (…) es una combi-
nación intrínseca de placer y de pena: el placer de que la razón exceda toda
presentación y el dolor de que la imaginación o la sensibilidad no sean a la
medida del concepto” (Lyotard 1989: 166). El protagonista sufre el duelo
del pensamiento metafísico, en tanto sentimiento de pérdida de un saber de
la totalidad. Pero este duelo no agota el sentido del cuento, ya que este es
parodiado por su autor implícito. Gesto que también resuena en el célebre
aforismo de Tlön, Uqbar Orbis Tertius: “los tlonianos juzgan que la metafísica
es una rama de la literatura fantástica”. Para Borges, el hecho estético es
consustancial al efecto de lo fantástico: “La música, los estados de felicidad,
la mitología, las caras trabajadas por el tiempo, ciertos crepúsculos y ciertos
lugares, quieren decirnos algo, o algo dijeron que no hubiér amos debido
perder, o están por decir algo; esta inminencia de una revelación que no se
produce es el hecho estético” (Borges 1997). Aquí, el término “inminencia”
indica un modelo de presencia siempre diferida –como en la cadena infinita
de soñadores del cuento–, aproximándose así la definición de lo fantástico
a la de lo siniestro de Freud: “Lo siniestro es la inminencia de la cosa como
fundamento a bismal del sujeto” o como “el retorno f antasmal del ente”
(Oyarzún 13).
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1 Utilizamos la distinción que efectúa entre ambas nociones Renato Ortiz, para quien el
término globalización se encuentra referido a prácticas políticas y económicas, mientras que
por su parte mundialización se encuentra ligada a las prácticas culturales.
2 Para un aná lisis histórico-crítico de las implicancias entre aceler ación histórica y se -
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3 En la serie de la poesía latinoamericana esta poesía de la distancia inclusive puede ser
vista como el anverso de las vanguardias poéticas históricas, al resultar el fenómeno opuesto
de la presentación programática hecha por Alberto Hidalgo para la poesía de vanguardia
latinoamericana en Índice de la nueva poesía americana: “Dejo aquí asesinadas las distan-
cias. Se puede ir ahora en pocos minutos desde la esquina de Esmeralda y Corrientes, en
Buenos Aires, hasta la calle de la Magnolia, en México” (13).
4 El lenguaje poético, como se sabe, ha sido numerosas veces relacionado al ritual. Baste
recordar lo señalado por Northrop Frye que asocia la perspectiva social e individual incor-
porando el rito en la “crítica ética” de la poesía: “la poesía une el rito social o acción social
ilimitada con el sueño total o pensamiento individual ilimitado (163).
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5 Alrespecto véase Galí, Neus, “En torno a Simónides”, Saltana. S.f., 7 de febrero de 2011.
http://www.saltana.org/1/docar/0548.htm
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6 SoloOsvaldo Rodríguez tuvo un regreso breve a Valparaíso entre 1989 y 1994 con in-
tenciones de radicarse. No obstante, este último año retornará a Italia, específicamente a
Bardolino, localidad en la que morirá en 1996 afectado de un cáncer al páncreas.
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7 El poema se titula “Enxeinplo del manuscrito que con el agua de los años se está borr
ando”.
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8 La aparición de la figura de Millán en un poema sobre memoria posee una carga semán-
tica bastante consolidada. Sin ir más lejos, en una entrevista publicada en 2006 Gonzalo
Millán reconocía que los elementos constructores de la poesía son la memoria, el tiempo
y el lenguaje: “unos le ponen más memoria, otros más tiempo o más lenguaje, pero esos
son los elementos primordiales” (El Periodista, 2 de junio de 2006, p. 32).
9 En “Tarde” (95), se poetiza la casa de infancia en el espacio inconfundible de Valparaíso:
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13 Títulos de dos de los libros de Mizón. Terre brûlée (1984, edición bilingüe), sin duda
alude a la denominación indígena del espacio de Valparaíso como ‘Alimapu’, que en la lengua
originaria significa tierra quemada.
14 El concepto ha sido desarrollado a propósito de la operación historiográfica por Colingwood
(1972) Idea de la historia (FCE. México) y comentado por Ricoeur (491) señalando que
“[S]egún este concepto, la operación historiográfica aparece como ‘des-distanciamiento’
–identificación con lo que antes fue–. Pero se puede llamar pensamiento solo extrayéndolo
fuera del acontecimiento físico, de su fuerza ‘interior’”.
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15 Desde sus primeros textos como cantautor, la poesía de Rodríguez Musso da cuenta de
una estrategia que condensa los sentimientos propios del sujeto con el espacio referido
constituyendo una unidad, como ocurre en su conocida canción Valparaíso, musicalizada
en 1969.
16 Rodríguez, Osvaldo (1996). Canto a Valparaíso. Valparaíso. Editoria l Univ ersidad de
Valparaíso.
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Tú sabes, ciudad
que te he andado buscando por el mundo
reconociendo vientos que te imitan
acaso atardeceres o mares
o escaleras o piedras azules
gastadas barandas de madera
temblores de este solitario
que tanto y tanto viajó
para encontrarte (1994 78-79)
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17 Paul Auster, en su novela La ciudad de cristal, alude con el calificativo del título a la
ciudad que absorbe y camufla a sus habitantes.
18 Sin numeración de páginas, extraído de http://www.publicspace.org/es/texto-biblioteca/
spa/a026-el-palacio-de-cristal
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este sentido es para aquel hablante ¿Cómo habitar ese Valparaíso del cual
se está exiliado? Apareciendo como única posibilidad la “casa transparente”,
al mostr ar simultáneamente su derecho y su revés: el reencuentro de la
experiencia del espacio de Valparaíso con las similitudes que el hablante ve
en las ciudades del exilio, porque a través de este mecanismo inversor se
transparenta el hogar/lugar de origen.
19 En el soneto XC de los Cien sonetos de amor se lee: “En ese instante se terminaron los
libros/la amistad, los tesoros sin tregua acumulados, / la casa transparente que tú y yo
construimos:/todo dejó de ser menos tus ojos” (Neruda 911).
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Ocurre así en el poema de Embry “Propiedades del texto”, en el que por una
parte se establece de manera dialéctica las lógicas propias del poema, pero
en el que también el uso de la ironía repercute como crítica a la construcción
de la historia: “Este texto tiene sus límites/ territoriales, su historia/ y sus
héroes, / sus símbolos patrios/ y su lengua precisa/ muchos años de lucha/
ha costado conquistar/ su independencia” (41). Este uso de la ironía que se
corresponde con lo que Hutcheon denomina la “naturaleza transideológica
de la ironía”20, es el recurso más reiterado por Embry para construir la figura
de la discontinuidad y lo fragmentario en que se asocian el estatuto de su
discurso poético y un imaginario del espacio de Valparaíso.
20 Según Hutcheon, la ironía siempre funciona bajo una posición política, “legitimando o
solapando una gran variedad de intereses” (27), y por ello “el juego multivocal de lo dicho y
lo no dicho puede ser usado para ironizar la univocidad del discurso autoritario –no importa
cuál sea la política de ese discurso–” (284).
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El más solo
es el que parte
de una ciudad desconocida
y nadie lo va a despedir
y llega
a una ciudad
donde todos lo conocen
pero nadie lo espera (1994 23).
Obras citadas
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El presente trabajo ofrece un marco teórico transdisciplinario para pensar las relaciones
entre espacio y poesía. Básicamente la categoría espacial en el texto lírico puede ser
entendida como a) el espacio diegético, más o menos referencial, en que se sitúa el
hablante poético (espacio objeto), b) la superficie textual gráfica y sonora (espacio de
la escritura), y c) la delimitación de un universo de signos que se rige por sus propias
leyes (espacio semiótico). Con el fin de analizar cómo se interrelacionan estas tres
dimensiones en la apropiación genérica del espacio, proponemos una lectura del poema
“Paisaje”, de la uruguaya Amanda Berenguer, y de algunos fragmentos de Puentes
(2000), de la argentina Alicia Genovese.
Palabras clave: poesía, espacio, apropiación genérica.
This paper offers a transdisciplinary framework to think the relations between space
and poetry. Basically, the spatial category in the lyric text can be understood as a) the
diegetic space, whether referential o non-referential, in which resides the poetic sub-
ject (object-space), b) the graphic and sonorous textual surface (writing-space), and
c) the delimitation of a universe of signs ruled by its own logic (semiotic space). With
the aim of analyzing how the three dimensions interweave in a generic appropriation
of space, we propose an interpretation of Amanda Berenguer’s poem “Paisaje”, and of
some fragments of Alicia Genovese’s book Puentes (Buenos Aires, 2000).
Keywords: Poetry, Space, Generic Appropriation.
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I.
Iuri Lotman señaló que el espacio es, como la lengua natural, un len-
guaje primario. Es por eso que toda cultura se construye mediante formas
fundamentales de caracterización espacial tales como linealidad, trayectoria,
acercamiento y alejamiento (Lotman 1998: 98-100). En el texto literario
coinciden ambos lenguajes –la lengua y el espacio– con las múltiples codifi-
caciones propias del texto artístico, de modo tal que “la estructura del espacio
del texto se convierte en modelo de la estructura del espacio del universo,
y la sintagmática de los elementos en el interior del texto, en el lenguaje de
modelización espacial” (Lotman 1982: 270-271).
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María Lucía Puppo Paisaje interior: algunas reflexiones acerca de los vínculos…
Los espacios diegéticos del poema pueden ser sometidos a div ersas
clasificaciones: exteriores e interiores; naturales y artificiales; virtuales, fan-
tásticos, mitológicos, abstractos u oníricos… También pueden surgir espacios
de segundo grado o representados a partir de la mención de un cuadro, un
dibujo o un tapiz (Puppo 2009a). Como bien señala Gonzalo Abril (2009), el
discurso poético está siempre íntimamente comprometido con una experiencia
del espacio. Podemos agregar que la poesía guarda una relación tan estrecha
con la categoría espacial como el teatro, pues el acto poético es ante todo un
acontecimiento de habla que inaugura una instancia pragmática de “aquí y
ahora”, es decir, “su propio espacio y su propio tiempo” (Puppo 2009b: 194).
1 Abrilrelaciona esta fluctuación entre lo cercano y lo lejano propia de lo poético con lo que
Walter Benjamin llamó el aura de la obra de arte, “la manifestación irrepetible de una lejanía”
en la cercanía de la obra (Benjamin 1989: 24). A esto mismo se refería Iuri Lotman cuando
escribió que “en el mundo artístico el ‘otro’ es siempre ‘propio’, pero al mismo tiempo, lo
‘propio’ es siempre ‘otro’” (Lotman 1999: 163).
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II.
La poesía crea las condiciones para que el tiempo se detenga y las palabras
parezcan abandonar su fluir cotidiano (Martín Ortega 2009). Allí el lenguaje
explora la potencia inusitada de los significantes, pues como señaló Jakobson,
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María Lucía Puppo Paisaje interior: algunas reflexiones acerca de los vínculos…
III.
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María Lucía Puppo Paisaje interior: algunas reflexiones acerca de los vínculos…
4, 11) y del nexo coordinante “y” (14). La cadencia musical alterna entre
un ritmo quebrado al interior del verso (1, 7, 13, 15, 16) y la fluidez natural
de las frases que solo algunos encabalgamientos más o menos bruscos (7,
10, 13) logran entorpecer.
IV.
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María Lucía Puppo Paisaje interior: algunas reflexiones acerca de los vínculos…
Todo Puentes puede ser leído como un largo poema que tiene como
epicentro la z ona fronteriza que separ a la ciudad de Bu enos Aires de los
suburbios del Sur, donde se erigen Puente Avellaneda, Puente Pueyrredón,
Puente Alsina y Puente de La Noria. Al comienzo del libro se nombran estas
enormes construcciones sobre el riachuelo, hoy en desuso, que dominan el
paisaje urbano como signos anacrónicos y emblemas de un pasado de es-
plendor –cuando fueron construidos– o de una estirpe proletaria –en líneas
generales, el Sur está habitado por clases trabajadoras, en tanto que las
más pudientes se ubican en la Zona Norte2–.
En e l f ragmento cita do se e voca y de scribe los pue ntes sin ide alizarlos,
apelando por el contrario a una estética de lo feo: ellos se alzan sobre aguas
turbias que alojan petróleo “muerto” y desechos, prolongando con su gris el
cielo “opaco”; su pervivencia está signada por el abandono y la espera de obras
de saneamiento que nunca llegan. Resultan los protagonistas mudos de una
postal suburbana, el escenario imponente e inconfundible de un film latinoame-
ricano. La contundencia de estas moles de hierro se impone icónicamente en
la escritura: de allí la necesidad de la autora de incluir en el libro una serie de
fotografías tomadas por ella misma. Era preciso que los/las lectores/as pudié-
ramos ver estos colosos en sus reales dimensiones, que imagináramos que los
recorremos y los palpamos, en fin, que nos sintiéramos abrumados por ellos.
2 El
tamaño colosal de los puentes y su carácter anacrónico es puesto de relieve en dos
versos que leemos más adelante: “Estructuras de acero / como fósiles de dinosaurios” (37).
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me negué a coser
a ser mi madre:
hierro apuntillado
en la orfebrería de Puente Alsina,
criar mujeres fuertes
y que todo pase
por ellas. La entereza,
un modo de hacer la continuidad:
entregar, y decir
en diferido;
pero ávida
la hija huye para desear (13).
3 Al analizar los textos poéticos de varias autoras chilenas publicados durante el período
de la Transición Democrática, Magda Sepúlveda (2010) distingue tres grandes modos de
pensar y representar la ciudad: el primero consiste en “ocupar lo marginal” a través de
personajes femeninos desplazados como la prostituta o la fantasma; la segunda tendencia
es la “del reconocimiento”, que identificamos en la obra de Genovese en cuanto que recupera
figuras femeninas ancestrales y entiende el espacio público a partir de la historia familiar;
por último, algunos textos presentan una tercera corriente que Sepúlveda denomina como
“de-velar la clausura”, que pone la mirada sobre lugares olvidados de la ciudad y saca a la
luz diversas experiencias de maltrato (193-194). La primera y tercera tendencias no están
ausentes en Puentes, porque el poemario recorta deliberadamente una zona periférica, poco
prestigiosa y no turística de la ciudad, que en la memoria se superpone con los centros
clandestinos de detención montados por la última dictadura militar: “Alrededor se deshacía
/ el espacio urbano / en centros y campos inhallables / de detención / Lo poco que nacía /
parecía deshecho / en cada esquina, un patrullero” (18).
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María Lucía Puppo Paisaje interior: algunas reflexiones acerca de los vínculos…
del deseo exige negar el espacio primordial, porque es necesario partir para
poder volver algún día.
Obras citadas
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Jakobson, Roman. Ensayos de lingüística general. Barcelona: Seix Barral,
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Taller de Letras N° 52: 85-96, 2013
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“Hablando desde una perspectiva estrictamente personal, lo lit erario tiene para mí
un doble sentido, por una parte un aspecto lúdico relacionado con la combinatoria
arriesgada de códigos lingüístico s y sus impactos estéticos y, por otra, la presencia
ceremonial e íntima de la escritura como zona de incertidumbre, de suspenso y de riesgo
en el desempeño por la construcción nómada de sentidos” (Eltit, Emergencias 186).
El objetivo de este trabajo es problematizar, en la escritura de Diamela Eltit, la con-
figuración del significante, léase manipulación en Lumpérica (1983) y El Padre Mío
(1989); empoderando de este modo a un creador-editor como hablante poderoso.
Esta percepción, que por cierto no podráverse en su total dimensión, dado la brevedad
del ensayo tiene su centro en la sospecha, palabra tan chilena y tan canónica a la vez,
llevándonos a una posición dialéctica, tensionando la significación, tanto contextual
como semiótico-estructural de las obras en cuestión.
Palabras clave: sospecha, manipulación del significante, creador-editor, es-
tructuralismo mukarovskyano.
The aim of this paper is to problematize, in writing Diamela Eltit, significant configu-
ration, read Lumperica handling (1983) and El Padre Mío (1989), thus empowering a
creator-editor and powerful speaker. This perception, which by the way, it can be seen
in its full dimension, given the brevity of the trial, is centered on the suspicion, as
Chilean word as canon at the same time, leading us to a dialectical position, stressing
the significance, both contextual as semiotic-structural works in question.
Keywords: Suspicion, Manipulation of the Signifier, Founder-Editor, Semiotic
Structuralism Mukarovskyano.
* Este ensayo fue presentado en JALLA 2010, en Niteroi, Rio de Janeiro el 4 de agosto, con
el apoyo de la Dirección de Investigación de la UCSC, ya que este artículo está asociado al
Proyecto DIN 12/2011. Y publicado en el Acta de la jornada, pp. 924-928.
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Presentación
1 Aquí el ejercicio del poder es de la autora como una creadora-editora. Situación que se
irá notando a medida que transcurre el ensayo.
2 Esta figura la veo de la siguiente manera: el narrador no solo cuenta la historia, sino
que quiere construir una más potente que aquella primera y por lo tanto no solo usa su
talento creador sino su técnica del recorte para configurar el simulacro deseado, y esta
acción de recortar, pegar y ensamblar la llamo editar. Y, claro está, que esta forma conlleva
de inmediato a pensar en las formas clásicas del narrador: un narrador omnisciente, pero
es un narrador omnisciente editor (manipulador de significantes, ya que está fuera de la
historia: creándola, está en el relato y en la narración conteniéndola), pues no solo opta
por narrar sino que elige cómo narrar o crear la narración desde su punto de vista más
particular y especialmente en este caso en que debe pasar inadvertida por la discursividad
dominante a la cual ella se opondrá siempre, generando, a la vez, el rescate de un meta-
rrelato aparentemente perdido: el de la iz quierda y que además es una ética discursiva,
pues optó, más que por una vía meramente política, por una política escritural. Y esto es
el poder intelectual que no todos tenemos y que ella ejerce: ser una escritora de izquierda,
tal vez una nueva izquierda.
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Jorge Rosas Godoy L’Eltit bajo sospecha en Lumpérica y El Padre Mío
(Van Dijk 51). De tal manera que la lectura realizada para esta exploración
intentará dar luces sobre el manejo o maniobra del significante, del artificio
de un nuevo metarrelato de izquierda, o por lo menos de resistencia, lo que
nos llevaría a pensar en que “la manipulación es un fenómeno social, … un
fenómeno discursivo-semiótico porque la manipulación se ejerce mediante
la pa labra or al o escrita y los m ensajes visua les”(52) en ta nto a ctividad
cultural oposicional, ya que al decir de Richard: “esta actividad desafía el
carácter ideológico de los procesos de significación y los modos en que estos
constituyen la subjetividad” (38) y por lo tanto esto constituye, de por sí,
una sospecha, ya que si estimamos que la manipulación en sí misma tiene
una carga negativa, aquí es para resistir un discurso hegemónico que cruza
toda la vida nacional, incluyendo el arte. De tal manera que “uno de estos
recursos es el acceso preferencial a los medios de comunicación y al discurso
público, compartido por miembros de las élites ‘simbólicas’ tales como los
políticos, periodistas, científicos, escritores, profesores, etc.” (Van Dijk 53).
Y aquí el CADA y luego Eltit ejercen “a través de la persuasión, proveyendo
información, educación, instrucción y o tras prácticas sociales que tienen
como objetivo influir en el conocimiento (indirectamente), en las acciones
de los receptores y sus creencias”(53), para provocar un metarrelato que a
la fecha se dio por roto o extinto.
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4 Entérminos de ser afectada por la realidad exterior y ello modifica la forma de decir, tal
como lo señala Bally cuando desarrolla su teoría de la estilística de la lengua distinguiendo
una función tripartita de la expresión: nocional o cognoscitivo; expresivo, más o menos
inconsciente; e impresivo o intencional, especialmente estas dos últimas y que son las que
desarrollan la primera tarea de manipulación.
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Jorge Rosas Godoy L’Eltit bajo sospecha en Lumpérica y El Padre Mío
Y en El Padre Mío, con mayor razón como una manifestación, también del
habla, mas esta es desde la inconciencia tanto ontológica como socia l, debido
a la evidente esquizofasia del entrevistado, pero dejándose llevar por la fono-
logización del lenguaje esquizoide en primer término, que funciona, también,
según la manipulación, como sugestivo en oposición al lenguaje comunicativo
sincrónico contextual. Prueba de esto es el siguiente párrafo, en el que el
sonido, casi anafórico del ‘yo’ es más fuerte que la sintaxis, la cual se convierte
a su vez en un artilugio paranomásico, pues el sonido se opone al significado:
5 Según la teoría esto tiene que ver con la estructura y análisis de la obra narrativa y,
en poesía, la poética. Pero también hay que tener en cuenta que en nuestro caso se está
hablando de la total conciencia de la estructura, pues si no es así, no podría ocurrir la
manipulación y té cnicamente e sto se lla ma com petencia n arrativa o n arratividad. Qu e,
por cierto, en el caso estudiado, se da desde la diégesis platónica: “hablar en su nombre
sin intentar hacernos creer que es otro quien habla” o bien “esforzarse por dar la ilusión
de que no es él quien habla”. Por lo tanto la construcción de la historia narrada y no solo
el contarla, pues obedece a la manipulación del significante para optar por una escritura
propia frente al sistema hegemónico y, además, desarrollar una política escritural que sea
capaz de realizar una mímesis de la izquierda cultural y no la histórica.
6 “El modo lírico tiene su basamento en el pasado, en la “anterioridad” que se “interio-
riza”, para luego compartirse con el otro”. Señala Insúa (2005) en su documento, como
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adivinando que podríamos encontrar la misma sintomatología en Eltit, por lo menos en las
obras estudiadas en este ensayo, en donde lo lírico predetermina el mundo posible como
haciéndole visible en su preexistencia, dado que la percepción es primero que la intelección.
7 Aquí entendemos lo subalterno spivakiano como aquel sujeto, que dado su estatus social,
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Jorge Rosas Godoy L’Eltit bajo sospecha en Lumpérica y El Padre Mío
8 Presuponiendo que la convivencia de Eltit con Zurita le haya nutrido de aquella experiencia
que él sostuvo con Juan Luis Martínez antes de convivir con ella.
9 Colectivo de Acción de Artes que surge en 1979 con una postura rupturista ideológica muy
marcada, tanto que necesitaba resituarse el arte y la vida con la urgencia de la resistencia
desde el metarrelato de izquierda, incluso, pero reelaborándose como discurso y soporte
pragmático para contrarrestar y rechazar el régimen militar. Pero también habría que recordar
que no fueron los únicos, pues ya la generación del 20 y algunos del 38 realizaban algunas
acciones en contra del sistema, léase los ácratas, los runrunistas, etcétera.
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Este escenario es propicio para que la autora ensaye una nueva forma de
decir e incorporar lo-no-dicho. De tal suerte que la creación-edición es un acto
consciente, manipulativo, de contracultura y resistencia. Y la primera de ellas es
el lenguaje, que según Saussure, dicotómicamente se descompone en Lengua
y Habla. La primera se trataría del idioma y la segunda de la forma particular
de producirlo y emitirlo. Y por otra parte, debemos recordar a Derrida cuando
justifica la deconstrucción del lenguaje y ahí estaría la fuerza, es decir , ahí
estaría la oposición al logocentrismo, lo que especialmente se refleja en las
obras estudiadas. Por cierto, dicho opósito sería el fonocentrismo que daría
lugar a la reconstrucción propiamente tal, ya que estaría centrada, más bien,
en la expresión del pensamiento natural y no del logos que se centra en la
escritura formal como una herramienta artificial aparentando una verdad, una
verdad ideológica como presencia, olvidando que el lenguaje tiene la posibilidad
de re-presentar, de simbolizar lo verbal como signos.
Ejemplo:
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Jorge Rosas Godoy L’Eltit bajo sospecha en Lumpérica y El Padre Mío
(Figueroa 139)
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(Figueroa 140)
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Jorge Rosas Godoy L’Eltit bajo sospecha en Lumpérica y El Padre Mío
10 Ver la crítica que hace Camilo Marks sobre la Mano de Obra de Diamela Eltit en la Revista
Qué pasa del 30 de agosto de 2002. Esto es un claro ejemplo de la no compr ensión de la
nueva forma de escribir novelas en Chile, especialmente las de la autora aludida.
11 En el sentido de que la representación simbólica está en lugar del signo, del símbolo
e incluso de la interpretación, pero más relevante aun, está en lugar del signatum, que
acompañado del denotatum se transforma en una significación mayor, especialmente
desde la ideología de izquierda. Y por otra parte, siguiendo a Teun Van Dijk en “Discurso y
manipulación: Discusión teórica y algunas aplicaciones”. “En un contexto que presenta las
limitaciones típicas de las situaciones manipulativas: hablantes poderosos y receptores que
carecen de recursos específicos, es decir, conocimiento para resistir la manipulación” (Revista
Signos 2006: 49). Aquí el ejercicio del poder es de la autora como una creadora-editora.
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12 M. Heidegger (ctd. por Dör 73): “la habladuría (das Gerede) no solo llevaría a que el
existente (humano) se le oculten los entes, sino también a que él mismo, abierto al mundo
desde su estructura fundamental como “ser-en-el-mundo”, se cierre, con lo cual pierde su
nexo originario con las cosas (In-side) y con los otros (miteinander-sein) y con ello su apoyo
en la tierra, para flotar a la deriva, desarraigado de sus auténticas posibilidades de ser”.
13 En el sentido jamensiano , el código se rearma, se reifica para poder continuar con la
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Jorge Rosas Godoy L’Eltit bajo sospecha en Lumpérica y El Padre Mío
14 Sindejar de lado muchos otros, por cierto, pero estos son los que yo fijaría como hitos
para cada corriente: el uno para la poesía y la otra para la narrativa.
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15 Cosa curiosa, pues Martínez también lo había concebido así. Ver entrevista en El Mercurio,
1993.
16 Siguiendo a Cánovas. 1997. Especialmente en cap. II, Revisiones Dialógicas.
17 En este caso “la experiencia subalterna se relaciona con el hecho de habitar entre dos
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Jorge Rosas Godoy L’Eltit bajo sospecha en Lumpérica y El Padre Mío
3ª sospecha: aproximación/interpretación
Lumpérica
5 ¿Quo Vadis?
(Lumpérica: 90-91)
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El segundo…:
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Jorge Rosas Godoy L’Eltit bajo sospecha en Lumpérica y El Padre Mío
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• La autora
• El esquizofrénico
• La fotógrafa, videísta y grabadora
• El editor y amigo
• La transcriptora
• Un primer agente narratológico: Gonzalo Muñoz
• Y por cierto, El Padre Mío, como un actante.
Tensión conclusiva
En definitiva, las obras en cuestión han sido revisadas por un ojo meta-
discursivo que revela, de algún modo, que L’Eltit está bajo sospecha, pues
los textos en realidad están concebidos como un recurso consciente de la
autora para llamar la atención sobre un metarrelato no desaparecido: un
metarrelato político, o por lo menos de resistencia, y un nuevo discurso es-
tético. Y para ello hace uso de la manipulación del significante, pero no en
el sentido negativo sino en aquel que puede persuadir también al otro para
sumar a la resistencia. De esta forma puede probar que no solo el barroco
y neobarroco es una fuente importante de la manipulación del significante,
sino que también a través de la estructuración de la obra puede significar un
relato mayor: una nueva escritura como levantamiento discursivo en contra
de un sistema dictatorial, pero que ella decide oponer a su propio poder
intelectual y con este llevarnos a una nueva narrativa.
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Jorge Rosas Godoy L’Eltit bajo sospecha en Lumpérica y El Padre Mío
Obras citadas
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Lucía Stecher
Universidad Alberto Hurtado
lstecher@uahurtado.cl
Constanza Vergara
Universidad Alberto Hurtado
cvergara@uahurtado.cl
This article analyzes how the migration is portrayed in Junot Diaz’ Los Boys. It consid-
ers the differences between migrant and diasporic subject, proposed by Abril Trigo. In
the context of the ongoing Caribbean migrations to the United States, we show how
this series of short stories shape both in the Dominican Republic and in New York, the
space (here / there) and time (now / then) dualities, the migration trip of the family,
and rural and urban displacement. These stories expose dystopian spaces, which nul-
lify the utopia of the American dream.
Keywords: Junot Díaz, Migration, Memory.
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Taller de Letras N° 52: 119-134, 2013
El año 2008 el premio Pulitzer fue entregado por segunda vez en la historia
a un escritor de origen latinoamericano. Se trata de Junot Díaz, quien obtuvo
este galardón por La maravillosa vida breve de Oscar Wao, dieciocho años
después de que Oscar Hijuelos recibiera el mismo reconocimiento por Los
reyes del mambo tocan canciones de amor. La difusión y prestigio asociados
a la obtención del Pulitzer no solo afectaron a la novela premiada, sino que
también motivaron la reedición y una mayor circulación del libro de cuentos
publicado por Díaz una década antes: el libro que en castellano se ha tradu-
cido como Los Boys (Editorial DeBolsillo) y también como Negocios (Vintage
Español) y que en inglés fue publicado bajo el nombre Drown (1996).
1 En una entrevista posterior a la publicación de Los Boys, Díaz se refiere en los siguientes
términos a la configuración lingüística de sus cuentos: “DIAZ: … Creo que muchos de los
escritores latinos en los EE.UU. han tenido problemas para implementar el español de forma
coherente en sus libros. Como Oscar Hijuelos, el cubano. En sus primeros años, su uso
del español era horrible. Yo no podía entender por qué había algunas palabras en español
y otras no. Sin coherencia. Así que busqué la coherencia. Además, para mí, permitir que
el español exista en mi texto sin el beneficio de las cursivas o las comillas fue una movida
política muy importante. El español no es una lengua minoritaria. No en este hemisferio,
no en Estados Unidos, no en el mundo dentro de mi cabeza. ¿Entonces por qué tratarlo así?
¿Por qué marcarlo como “otro”? ¿Por qué des-normalizarlo? Al mantener el español como
norma en un texto predominantemente inglés, quería recordarles a los lectores la fluidez
de las lenguas, la mutabilidad de las lenguas. Y para marcar cuán firmemente el inglés está
transformando al español y el español al inglés” (Céspedes et al., 904. La traducción de
entrevistas y artículos en inglés es nuestra, a menos que se indique lo contrario).
■ 120
Lucía Stecher, Constanza Vergara, María T. Johansson Migración y desplazamientos…
2 Uno de los factores que favoreció el incremento de migrantes caribeños a Estados Unidos
fue la promulgación, en 1965, del Acta de Inmigración norteamericana, la cual modificó el
sistema de migración que favorecía la entrada de ciudadanos europeos. En la actualidad, el
Caribe es la subregión del mundo que emite mayor cantidad de migrantes hacia ese país, en
números absolutos y en proporción a la población de sus países. Los caribeños –sin México–
son la tercera parte del total de inmigrantes en Estados Unidos (Rodríguez Chávez 2001).
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Taller de Letras N° 52: 119-134, 2013
Respecto de las regiones del mundo que nos ocupan (el Caribe como terri-
torio emisor y Estados Unidos como receptor de migrantes), Sassen muestra
convincentemente cómo el papel central –militar, político y económico– que
juega Estados Unidos en el desarrollo del actual sistema económico global,
contribuye “tanto a la creación de potenciales emigr antes en el extranjero
como a la formación de conexiones entre países industrializados y en de-
sarrollo, que subsecuentemente servirían como puentes para la migración
internacional” (67).
■ 122
Lucía Stecher, Constanza Vergara, María T. Johansson Migración y desplazamientos…
3 Sibien el crítico literario peruano Antonio Cornejo Polar analiza y contrapone las catego-
rías de “mestizo” y “migrante” con relación a un contexto distinto –el estudio del carácter
heterogéneo de la sociedad peruana y en general de las configuraciones sociales latinoame-
ricanas–, pensamos que su propuesta también contribuye a comprender las diferencias entre
las migraciones a EE.UU. a inicios y finales del siglo XX. Así como en el caso del mestizo, la
reconciliación y armonía cultural ocurre en desmedro de los componentes indígenas o africa-
nos (es decir, se trata sobre todo de procesos de blanqueamiento), en la figura del melting
pot norteamericano también prevalece el mandato de integración a la sociedad receptora
y de negación de aquellos elementos culturales que pueden entrar en conflicto con ella.
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Los Boys
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Lucía Stecher, Constanza Vergara, María T. Johansson Migración y desplazamientos…
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Lucía Stecher, Constanza Vergara, María T. Johansson Migración y desplazamientos…
La escena del niño que observa desde el árbol aparece en varias oportu-
nidades en el cuento. La posición en altura le permite a Yúnior observar sin
ser visto, y abstraerse de las situaciones de tensión en su casa. Lo que marca
el ambiente en “Aguantando” es la llegada de la carta del padre anuncian-
do su próxima visita. Pero el retorno y el reencuentro con el padre no son
narrados en el libro, solo sus consecuencias trascendentales para la vida de
Yúnior. Sin embargo, lo que sí se cuenta, es la fantasía que tiene este niño
respecto del arribo de su padre:
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Lucía Stecher, Constanza Vergara, María T. Johansson Migración y desplazamientos…
mientras el de “Bajo el agua” afirma: “Yo vendo droga cerca de casa, siempre
paseando de un extremo a otro del mismo callejón en que los muchachos
beben y fuman marihuana” (102).
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Ese negro podría haber sido modelo; coño, los dos podrían
haber sido modelos, y lo más seguro es que lo fueran,
teniendo en cuenta que nunca les oí hablar del trabajo
ni maldecir de ningún jodido jefe. Para mí la gente así es
intocable; se han criado en otro planeta y luego los han
transplantado a mi vecindario para recordarme lo mal
que vivo (105).
Los cuentos “Ysrael” y “Sin cara” establecen otro núcleo narrativo cuyo
personaje central es el niño deforme instalado en “el campo” de República
Dominicana. La posición de ambos cuentos (inicio y casi cierre del texto)
ubica “el campo” –retratado como un desierto, hostil, ruinoso y violento–
en el marco del ciclo total de historias del libro y deja gravitando la visión
horrorosa de Ysrael y su permanente situación de agredido. Si bien “Ysrael”
pertenece al grupo de cuentos con narrador protagonista, “Sin cara” se rela-
ciona con “Negocios”, porque ambos funcionan como apéndices y están fuera
de las experiencias vividas por Yúnior. En “Ysrael” y “Sin Cara” se construye
■ 130
Lucía Stecher, Constanza Vergara, María T. Johansson Migración y desplazamientos…
Por otra parte, el cuento “Sin cara” construye también una dicotomía más
restringida, entre el campo y la pequeña ciudad de Ocoa, en cuyo hospital
es atendido el niño Ysrael. El campo instala a Ysrael en un lugar de margi-
nalidad y pobreza: “la finca” donde vive la familia es el espacio del descuido,
la amenaza y la agresión, mientras la pequeña ciudad esboza en el hospital
una posibilidad sin garantía de conexión con un orden global moderno. En
ambos cuentos, los espacios se articulan siempre en relación con un tercer
espacio: Estados Unidos, que es el lugar de residencia del padre de los niños,
el país de origen de las mercancías valoradas y también el lugar utópico de
una posible sanación para la deformidad de Ysrael.
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Conclusiones
5 En este sentido, “Ysrael” y “Sin rostro” actualizan lo que Daniel Noemi ha denominado
una estética de la pobreza, en la medida que esta se define por una estética del presente,
del aquí y el ahora, que es “índice de un quiebre histórico, del rompimiento con los sueños
(y pesadillas) de la modernidad” (279).
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Lucía Stecher, Constanza Vergara, María T. Johansson Migración y desplazamientos…
Obras citadas
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Taller de Letras N° 52: 119-134, 2013
Díaz, Junot. Los Boys. Eduardo Lago trad. Barcelona: DeBolsillo, 2009.
Davies, Rocío. “Oral Narrative as Short Story Cycle: Forging Community
in Edwidge Danticat’s ‘Krik? Krak!’”. Melus, Vol. 26, Nº 2, Identities.
(Summer, 2001): 65-81.
Martínez-San Miguel, Yolanda. Caribe Two Ways. Cultura de la migración en
el Caribe insular hispánico. San Juan: Ediciones Callejón, 2003.
Noemi. Daniel. Leer la pobreza en América Latina: literatura y velocidad.
Santiago: Editorial Cuarto Propio, 2004,
Rodríguez Chávez Ernesto. “Migración internacional y desarrollo en el gran
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Sassen, Saskia. Los espectros de la globalización. Buenos Aires: Fondo de
Cultura Económica de Argentina, 2003.
Trigo, Abril, “Migrancia, memoria: modernidá”, en Mabel Moraña, ed., Nuevas
perspectivas desde/sobre América Latina: el desafío de los estudios
culturales. Santiago: Cuarto Propio, 2000. 273-291.
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Taller de Letras N° 52: 135-151, 2013 issn 0716-0798
Lucero de Vivanco
Universidad Alberto Hurtado
lvivanco@uahurtado.cl
Iván Thays
Este artículo aborda tres textos narrativos de la literatura peruana reciente relacio-
nados con la violencia que se vivió en Perú en el contexto de la guerra entre Sendero
Luminoso y el Estado: La hora azul de Alonso Cueto, Abril rojo de Santiago Roncagliolo
y Un lugar llamado Oreja de Perro de Iván Thays. Por un lado, se pone en relevancia
el lugar de la li teratura en la construcción de la memoria histórica. Por otro lado,
se problematizan algunos supuestos teóricos de la “representación”, tensionando la
relación entre el marco cultural andino y la circulación literaria en el mundo global.
Palabras clave: literatura peruana, violencia, representación.
The present article focuses on three narrative texts of the Peruvian recent literature,
that deal with the war between Shining Path and the Peruvian state: La hora azul by
Alonso Cueto, Abril rojo by Santiago Roncagliolo and Un lugar llamado Oreja de Perro
by Iván Thays. In one hand, my reading begins by setting the place of literature in
the construction of historical memory. In the other hand, my reading discusses some
concepts about “representation”, stressing the articulation between the cultural specif-
ics of the Andes and the Peruvian literature in the global world.
Keywords: Peruvian Literature, Violence, Representation.
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Taller de Letras N° 52: 135-151, 2013
Los debates que hasta la fecha han surgido y que constituyen el núcleo
del “estado del arte” del problema de la violencia en el Perú en su dimensión
literaria se han articulado principalmente con relación a tres ejes: primero, las
interpretaciones sobre las causas que detonaron y expandieron la violencia;
segundo, los argumentos que la ampararon o la justificaron, tanto en lo que
se refiere a la violencia subv ersiva como contrasubversiva; y, tercero, los
posicionamientos de la literatura frente a los discursos oficiales o hegemónicos
construidos con relación a este periodo de la historia. De manera paralela a
estos debates, me interesan en particular los problemas de la representación
(de la violencia) propiament e tal, consider ando especialmente la relación
entre: el gr ado de dev astación al canzado, l as posi bilidades de l levar esa
de José Antonio Mazzotti; Contra el sueño de los justos de Juan Carlos Ubilluz, Alexandra
Hibbett y Víctor Vich; o “Ficciones de la memoria” de Víctor Quiroz.
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Lucero de Vivanco Postapocalipsis en los Andes. Violencia Política y Representación…
3 LoisParkinson ha hecho notar que el género apocalíptico viene a dar forma a los “sueños
subversivos” de quienes se sienten perseguidos por sus ideas políticas o religiosas. En este
sentido, los apocalipsis construyen discursos que invierten las jerarquías y las estructuras
sociales en uso, premiando a los débiles y castigando a los poderosos.
4 Por ejemplo, Historia de Mayta (1984) de Mario Vargas Llosa, Mañana, las ratas (1984)
de José B. Adolph, Un rincón para los muertos (1987) de Samuel Cavero, Dos señoras
conversan (1990) de Alfredo Bryce Echenique o Rosa Cuchillo (1997) de Oscar Colchado.
5 Siempre dentro de la idea de tiempo circular, el mismo vocablo alude también a cada uno
de los ciclos temporales que se establecen tras la catástrofe (véase Juan Ossio, Ideología
mesiánica). Mircea Eliade ha estudiado este tipo de mitos, a los que llama “mito del aniquila-
miento del mundo seguido de una nueva creación y de la instauración de la Edad de Oro” (8).
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El relato postapocalíptico
6 “Entre 1953 y 1972 –explica Alberto Flores Galindo– se encontraron en diversos pueblos
de los Andes peruanos quince relatos sobre Inkarri: la conquista habría cercenado la cabeza
del Inca, que desde entonces estaría separada de su cuerpo; cuando ambos se encuentren,
terminará ese período de desorden, confusión y obscuridad que iniciaron los europeos, y
los hombres andinos (los runas) recuperarán su historia (23-24). Ya desde el nombre se
evidencia el sincretismo entre las creencias prehispánicas y la religión del conquistador:
“Inkarri implica la noción cristiana de resurrección de los cuerpos, ese aspecto del apocalipsis
que el pensamiento andino asimiló tempranamente” (Flores Galindo 47).
7 La palabra apocalipsis viene del griego apokálypsis (revelación), que conjuga la partícula
de negación a con la raíz kalypto (cubrir, ocultar), raíz que reconoce en su nominación a la
ninfa Calipso, quien ocultó a Odiseo durante siete años (ver Parkinson 22).
8 La memoria no es un sucedáneo de la justicia, como bien ha enfatizado Guillermo Nugent.
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Lucero de Vivanco Postapocalipsis en los Andes. Violencia Política y Representación…
9 Para el contexto del exterminio de los judíos en Auschwitz, Giorgio Agamben, citando a
Primo Levi, ha planteado el problema en términos equivalentes a Berger. Según Agamben,
el testimonio del horror solo es factible si se considera tanto al testigo integral (aquel que
pierde la vida y, por lo tanto , no puede relatar su propia experienc ia) y al sobreviviente,
quien tiene la difícil tarea de “hablar” por la víctima. Es en esta paradoja, en esta tensión
producida por la no coincidencia entre el testigo absoluto y el sobreviviente, donde surge
el testimonio como una “relación entre imposibilidad y posibilidad de decir” (164).
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Lucero de Vivanco Postapocalipsis en los Andes. Violencia Política y Representación…
11 Sugiero algo similar al planteamiento de Agamben respecto del “tema del sobreviviente”,
inscrito tanto en el ámbito jurídico del derecho como en el de la ética (16).
12 Desde los paratextos se puede desprender también que estas novelas no pretenden cumplir
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la historia oral del Otro (Achugar 68), sino de un discurso inscrito –de alguna forma– en un
espacio ya institucionalizado, como es la Comisión de la Verdad y Reconciliación, con el riesgo
–eso sí– de re-producir la subalternidad del sujeto/objeto de representación (Beverley 59).
13 Con este gesto, como bien ha argumentado Víctor Vich, el texto de Cueto contradice uno
de los discursos oficiales respecto de la violencia en el Perú, aquel que considera que las
fuerzas armadas actuaron en legítima defensa de la patria, justificando con ello el prolongado
estado de excepción y ocultando o relativizando las reiteradas violaciones a los derechos
humanos. Este es probablemente el enunciado político más fuerte de la novela, dado que
el foco está puesto en la vivencia de la violencia en su dimensión personal.
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Lucero de Vivanco Postapocalipsis en los Andes. Violencia Política y Representación…
14 Entérminos de Spivak, con escasas o nulas posibilidades de “ser oído” dentro del sis-
tema letrado.
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La distinción entre una lógica y otra no pasa únicamente por la quietud del
narrador y el dinamismo de la danza, o por las tradiciones socioculturales de
las que estas dos maneras de “narrar” emergen. A diferencia de la novela y
su narrador, estrategia fundamentalmente intelectual, la danza y el danzante
parecen sustraerse a la linealidad temporal para entregarse por entero a la
experiencia corporal, formando un continuum con la naturaleza y entrando
en el eterno retorno por medio del ritual. Corporeizar la violencia, en vez
de intelectualizarla, conceptualizarla o psicologizarla, escenifica al interior
de la novela las diferencias materiales y simbólicas a la hora de recordar y
representar el acontecimiento histórico. Fue en Ayacucho donde se concentró
el mayor número de torturas, violaciones, desapariciones, masacres, asesi-
natos; modalidades de violencia subjetiva (vid. Slavoj Žižek) que se inscriben
directamente en el cuerpo de sus víctimas. Se explica, según esto, que para
muchos la experiencia de la violencia, como ha señalado Kimberly Theidon,
esté sedimentada en el cuerpo y que su elaboración transite principalmente
por algún tipo de manifestación corporal, cuando no por la somatización.
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Lucero de Vivanco Postapocalipsis en los Andes. Violencia Política y Representación…
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16 El cura Quiroz explica a Chacaltana: “en los Andes existe el mito del inkarri, el Inca Rey.
Parece haber surgido durante la Colonia, después de la rebelión indígena de Tupac Amaru.
Tras sofocar la rebelión, el ejército español torturó a Tupac Amaru, lo golpearon hasta dejarlo
casi muerto… –golpes, golpes, golpes, pensó el fiscal–. Luego tiraron de sus extremidades
con caballos hasta despedazarlo” (240).
17 El tema de la resistencia al poder en términos culturales ha sido trabajado por Alberto
Flores Galindo, quien en Buscando un inca muestra cómo se construyen y renuevan las
utopías andinas a lo largo del tiempo, como una forma de imaginar un modelo de sociedad
distinto (más justo, más inclusivo) al construido a partir de la herencia colonial. También
Antonio Cornejo Polar, en Escribir en el aire, hace un seguimiento a las expresiones cultu-
rales que, a lo largo de la sierra peruana, recuerdan la muerte de Atahualpa, reescribiendo
desde la posición de los vencidos nuevas versiones sobre este hecho.
18 Un control social efectuado mediante el cuerpo, en términos foucaultianos.
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Lucero de Vivanco Postapocalipsis en los Andes. Violencia Política y Representación…
(13). Estas son las palabras usadas por el personaje principal de la novela
de Thays, para caracterizar este pedazo de territorio ayacuchano que, a la
vista de un mapa, parece dibujar la oreja de un perro. En este lugar, al que
prácticamente se accede solo caminando, se espera la visita del Presidente
del Perú, Alejandro Toledo, quien iniciará un programa de reparto de dinero
para “compensar” a los más afectados del conflicto armado. El protagonista
de la historia, cuyo nombre nunca llegamos a saber, es uno de los reporte-
ros que viaja a Oreja de Perro para cubrir este evento, ocasión que utiliza,
como el narrador de la novela que también es, para “recordar” al lector las
atrocidades que ahí sucedieron en el contexto de la guerr a entre Sendero
Luminoso y el Estado peruano. Especialmente la novela presta atención a la
historia de Jazmín, una chica ayacuchana que exhibe un embarazo avanzado,
producto de la violación de un militar. Pero el propio protagonista llega a
este escenario con el peso de la muerte reciente de su hijo de cuatro años,
seguida por una ruptura matrimonial. El lector queda invitado, entonces, a
realizar una lectura a dos bandas: la tragedia personal-privada del protago-
nista y la nacional-pública de la historia peruana reciente.
Pero, por otro lado, al igual que las novelas anteriores, con la distancia
del sujeto respecto de la experiencia traumática, también aquí se ha trans-
ferido hacia la trama la compleja dimensión referencial-expresiva del relato
elaborado después del fin. Efectivamente, la “necesidad” sumada a la “difi-
cultad” de escribir es uno de los ejes temáticos de la novela y cosa declarada
y asumida por el periodista. Pero no de escribir el sufrimiento emanado del
contexto peruano, sino del individual: durante su viaje a Oreja de Perro el
protagonista se autoimpone el deber de redactar una carta de respuesta a
su mujer, aunque hacerlo suponga terminar de aceptar y asumir la muerte
de su hijo y su quiebre matrimonial:
19 En términos de Achugar, el personaje narrador no pretende inscribir ni la voz del otro ni
su historia. Los testimonios que el protagonista ve por la televisión son solo los pre-textos
para inscribir en la novela su propio relato traumático.
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20 “Mientras ingresamos al albergue trato de recordar … mejor dicho de distinguir esa historia
de lo que había leído sobre tantos otros pueblos, todos con relatos iguales, repetidos hasta
el cansancio, inevitables. /Hay algo sobre una fosa común que aun no han exhumado, una
muy grande, con cincuenta cadáveres probablemente, o más, incluyendo niños y ancianos
como en la mayoría de las fosas. /Han pasado más de veinte años” (62).
21 “Paulo saltaba sobre la cama. Me daba golpes de karate. Cogía una espada de juguete y
empezaba a destrozar a sus muñecos. … Los arrojaba por las escaleras. Estallaban en dece-
nas de piezas que luego yo tenía que reconstruir. … Los cofres de juguetes de su habitación
estaban repletos de brazos, piernas e incluso cabezas sin dueño” (85-86).
22 “Mira, eso que ves aquí, yo, soy un fragmento, un pedazo. … Tengo un hígado, tengo
aun alguna muela, probablemente un corazón, y podría seguir enumerando porque soy una
acumulación, no un todo” (71).
23 Y lo hace no sin una cierta dosis de cinismo: “incluso para hacer un testimonio de esa
naturaleza había que actuar un poco. O, mejor dicho, sobre todo cuando uno quiere decir
una verdad tan grave como aquella debe saber fingir” (17).
24 La novela incluso abre con la noticia de un personaje con amnesia, que podría funcionar
como un alter ego deseado del protagonista: “Hoy apareció otra vez la noticia del hombre
que perdió la memoria luego de matar en un accidente a su esposa y su hijo” (13).
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Lucero de Vivanco Postapocalipsis en los Andes. Violencia Política y Representación…
Reflexiones finales
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Obras citadas
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Lucero de Vivanco Postapocalipsis en los Andes. Violencia Política y Representación…
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Dossier
The indigenous poetic literary system is a new, emerging, system that requires cer-
tain conditions for installation and consolidation. One of these features is to being
a young system, its founding character by the poets a metatextual reflection. The
authors admitted to this new system, endorsing it with metate xts. In other words,
the emerging system breaks through with metatexts, individual and collective, auto-
rreflexivos discourses of creators (in its double role of writers and critics). The corpus
of analysis corresponds to manifestos, speeches in the context of festivals of poetry,
interviews, articles and research thesis, as well as poetic metatexts (poetic Arts) of
writers Mapuche, Quechua, Aymara, Kichwa and Guarani.
Keywords: Metatext, Agencement, Indigenous Literature, Repertoire, Space.
* Una primera versión de este trabajo fue leída en el XVIII Congreso Internacional de
Estudios Literarios (SOCHEL), Osorno , en noviembre de 2013. Forma parte del proyecto
Fondecyt 1100662, “R epertorios en coexistencia e interf erencia en la poesía indígena
hispanoamericana actual”, del que soy investigadora responsable y cuyos coinvestigadores
son los Dres. Iván Carrasco y Oscar Galindo.
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Taller de Letras N° 52: 157-174, 2013
Los autores ingresan y avalan este nuevo sistema con metatextos, esto es,
con discursos autorreflexivos que ponen en crisis el paradigma epistemológico
occidental, para repensar una nueva y propia epistemología, posicionamiento
ético, estético y político que los situará como sujetos activos de su cultura
en los nuevos escenarios sociales.
1 Para el caso mapuche, Hugo Carrasco ha señalado “la cercanía de esta con la poesía
chilena y universal en su origen y desarrollo como proceso contemporáneo le ha permitido
participar de manera normal de este fenómeno” (24).
2 Hablamos de polisistema, en tanto los sistemas poéticos de las culturas indígenas son
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Claudia Rodríguez Monarca Los espacios de la poesía indígena: agenciamientos…
Pero este espacio no es privativo de los escritores. Esta tarea ha sido de-
sarrollada por otros intelectuales indígenas, como historiadores y sociólogos
(señalamos como ejemplo el libro Escucha winka! de los mapuches Pablo
Marimán, J osé Milla lén, S ergio Caniuqueo y R odrigo Levil); los f ilósofos,
como el cusqueño Mario Mejía Huamán (el componente andino de nuestro
pensamiento); los antropólogos Pedro Guerrero (su propuesta de sabidurías
insurgentes) y Silvia Rivera Cusicanqui (y su trabajo desde la cultura aymara,
lo que ha llamado Mignolo “el potencial epistemológico de la historia or al”
(2002), pero también el tránsito de la historia oral a la imagen en movimiento,
las otras epistemologías de la imagen); los artistas indígenas, entre ellos el
colectivo audiovisual kichwa ecuatoriano “runacinema” (colectivo multidici-
plinario, que se plantea el arte kichwa como una propuesta estética propia)
o la reflexión sobre el tejido y la cultur a que hace la artista aymara Elvira
Espejo (“el tex til como medio de subv ersión” en Hilos sueltos: Los Andes
desde el textil, libro conjunto con Denisse Arnold y Juan de Dios Yapita).
Finalmente, d esde e l d erecho in dígena h a h abido in numerables t rabajos,
artículos y encuentros, como el “Encuentro internacional mujeres indígenas
y justicia ancestral”, en Quito, 2008, plasmado en el libro Memoria, editado
por UNIFEM y la Universidad Andina Simón Bolívar o el libro de la misma
antropóloga Rivera Cusicanqui, Violencias (re) encubiertas en Bolivia, sobre
indígenas y mujeres, centrándose en los capítulos 6 y 7 en “Mujeres y es-
tructuras de poder en los Andes” y “La noción de derecho”.
Metatexto y agenciamiento
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Claudia Rodríguez Monarca Los espacios de la poesía indígena: agenciamientos…
4 No es extraño ver una exposición de esculturas de Faumelisa Manquepillán en donde además
recita sus poemas; o un programa cultural en la televisión boliviana (El ojo del alma) donde
la poeta aymara Elvira Espejo lee Canto a las flores, mientras de fondo pasan imágenes de
sus pinturas y tejidos; o escuchar el álbum Tuwamary, CD del grupo musical del que forma
parte Ariruma Kowii, quien es músico y autor de muchos de los temas en lengua kichwa.
5 Rosalba Campra ha reconocido este mismo fenómeno de hipertextualidad para el sistema
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Taller de Letras N° 52: 157-174, 2013
3. Por ubicarse fuera del canon (al ser nuevo está al margen de él, por
tanto de las reglas del arte, es decir del juego, del circuito cultural
hegemónico) se instala un repertorio vinculado a la producción restrin-
gida y alejada del campo de poder. Este aspecto es importante para
las relaciones que establecerá precisamente con esa literatura y por
la libertad textual y discursiva que supone no tener que responder a
modelos establecidos desde el canon literario.
7 Mignolo señala que la instauración de conocimientos decoloniales son los pasos necesa-
rios para imaginar y construir sociedades no imperiales o coloniales, democráticas y justas,
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Claudia Rodríguez Monarca Los espacios de la poesía indígena: agenciamientos…
discurso de resistencia inspirado en Fanon, donde aboga por erradicar a los europeos y
su sistema de propiedad privada del suelo del Tahuantinsuyo, para instaurar un sistema
colectivista comunitario, vital, andino: “yo busco la liberación del indio, previa destrucción
del cholaje blanco-mestizo” (1970, 453).
9 Paredes Pinda define el Inarrumen en la cultura mapuche “como el sistema de conocimiento
que permite la comprensión de las diversas realidades del mundo, desde la interconexión de
sus distintos elementos. Este entendimiento se posibilita desde el piuke kimun, es decir, la
razón sensitiva y abierta del piuke, una razón que camina junto a su corazón” (2008, 14).
10 En Filosofía andina, Estermann postula que “Aunque la filosofía andina es, en primer
lugar, pachasofía, es decir: reflexión acerca de la relacionalidad múltiple vigente para todo el
cosmos, el ser humano no solo ‘refleja’ este orden simbólica y ceremonialmente (runasofía
o jaqisofía), sino también lo ‘conserva’ o lo ‘trastorna’, de acuerdo con la manera como se
inserta en él. La ética andina tiene como fundamento axiológico el orden cósmico, la rela-
cionalidad universal de todo lo que existe. Este orden obedece básicamente a los principios
de correspondencia, complementariedad y reciprocidad” (245).
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Los poetas se mueven entre distintas posibilidades discursivas que les per-
miten seguir configurando y consolidando las poéticas andinas, entre ellas la
opción del soporte oral o la escritura; pero también la movilidad e interferencia
entre ambas prácticas (normalmente escindidas); en la propia escritura, las
posibilidades de un registro popular o uno culto; optar o transitar por los mo-
delos de texto, de carácter defensivos y transdiscursivos y, finalmente, centrar
la atención en distintas ideas matrices que generan identidades.
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Claudia Rodríguez Monarca Los espacios de la poesía indígena: agenciamientos…
Villagra y Rubén Bareiro para el caso guaraní; la primera (literatura oral dirá
Gonzalo Espin o) se expresa preferentemente en lengua indígena, aunque
también en español y corresponde, según Lienhard, a un
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caballo entre las dos”. Para graficar las especificidades de estas dos líneas
poéticas analiza el contexto sociocultural quechua, la construcción de per-
sonas poéticas y poemarios de Odi Gonzáles, que pertenece a la primera, y
Chaska Eugenia Anka Ninawaman, que se ubica en la segunda.
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Claudia Rodríguez Monarca Los espacios de la poesía indígena: agenciamientos…
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11 La propia Susy Delgado señala que no se puede eludir al doble perfil lingüístico de
esta literatura. Su libro 25 nombres capitales de la literatura paraguaya contempla en su
repertorio (es decir, canonizan) a poetas que escriben en guaraní y en versión bilingüe.
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Claudia Rodríguez Monarca Los espacios de la poesía indígena: agenciamientos…
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Firman el manifiesto:
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Claudia Rodríguez Monarca Los espacios de la poesía indígena: agenciamientos…
Firman:
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A modo de conclusión
Obras citadas
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La poesía de origen mapuche escrita a fines del siglo XX y comienz os del siglo XXI
elabora una correlación entre maneras de habitar y formas de hablar. Un grupo de
textos, que describe el habitar rural en la naturaleza, privilegia la publicación de textos
bilingües español-mapudungún. Otro grupo de poemarios, que marca la enunciación
desde las ciudades de provincia, diseña textos metapoéticos donde reflexiona sobre
el conflicto de hablar español de Chile. Y un tercer grupo de libros de poesía codifica
la reapropiación de la metropolí, usando lenguas urbanas, como el splanglish y el coa,
mezclado con el mapudungún.
Palabras clave: Poesía mapuche, territorio, letra.
Mapuche poetry written in the late twentieth and early twenty-first establishes a cor-
relation between ways of living and ways of speaking. A group of texts, describing
rural liefestyle in nature, favors the publication of bilingual texts. Another group of
poems, which marks the statement from the provincial towns, designs metapoetic
texts where he reflects on the conflict to speak Spanish in Chile. And a third group of
books of poetry encodes the reappropriation of the metropolis, using languages such
as spanglish and coa, mixed with mapudungún.
Keywords: Mapuche Poetry, Land, Letter.
* Una primera versión de este trabajo fue leída en el XVIII Congreso Internacional de
Estudios Literarios (SOCHEL), Osorno , en noviembre de 2013. Forma parte del proyecto
Fondecyt 1100662, “R epertorios en coexistencia e interf erencia en la poesía indígena
hispanoamericana actual”, del que soy investigadora responsable y cuyos coinvestigadores
son los Dres. Iván Carrasco y Oscar Galindo. 175 ■
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Las ciudades fueron, para el imperio colonial español, una forma de llevar
a cabo su sometimiento. Ya Ángel Rama ha relacionado el poder político con
la distribución espacial, indicando que los tres lugares estratégicos para la
dominación, el correo, la iglesia y la alcaldía, se instalaron en el centro de la
ciudad. El correo posibilitaba la comunicación con la metrópoli imperial; la
iglesia procuraba atraer fieles para el nuevo universo de valores y la alcaldía
permitía la subyugación a las leyes imperiales. Así, en la ciudad letrada, la
escritura y el poder conformaban una unidad ideológica y territorial. Las
ciudades coloniales fueron pensadas como ejercicio civilizatorio, y por tanto,
se menospreció y se intentó acabar con las formas precolombinas de habitar.
Incluso en los lugares donde existían ciudades, como Tenochtitlan, en México,
que era una urbe más grande y compleja que cualquiera europea de la época,
los conquistadores edificaron su ciudad sobre ella. En Chile, la situación del
habitar era otra, pues los mapuches tenían un concepto diferente de poblar.
Para ellos, habitar era y es vivir en y como la naturaleza. Esta forma está
en la palabra del mapudungún lof, que alude a un espacio de convivencia
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Magda Sepúlveda Eriz La palabra chileno nada puede expresar: poesía de origen mapuche
1 Para Kotkin, los ríos, mares, rutas comerciales o espacios verdes pueden ayudar a iniciar
una gran ciudad, o contribuir a su crecimiento, pero no pueden sustentar su éxito a largo
plazo, pues ello está vinculado al valor que las personas le asignen a la experiencia de la
vida urbana, esto es, “a coexistir e interactuar con extraños ajenos a su clan o tribu. Ello
les exigía desarrollar nuevas formas de conducta codificada, determinar qué era lo normal-
mente aceptable en la vida familiar, el comercio y el discurso social. En tiempos antiguos,
normalmente era el clero el que dictaminaba sobre tales materias” (Kotkin 289).
2 E. Chihuailaf ha publicado los poemarios El invierno y su imagen (1977), y En el país
de la memoria (1988), donde una serie se refiere a la ciudad. Es un libro que habla de la
herida de ser ciudadano de segunda clase. Posterior a él, el autor ha continuado en un
registro utópico donde se inscriben El invierno y su imagen y otros poemas azules (1991),
De sueños azules y contrasueños (1995) y A orillas de un sueño azul (1991). En prosa
destaca Recado confidencial a los chilenos (1999). Eliana Pulquillanca ha publicado Raíces
del canelo (2004). Juan Pablo Huirimilla ha publicado El ojo de vidrio (2002) y Palimpsesto
(2005). Jaime Huenún ha escrito los poemarios Ceremonias (1999) y Puerto Trakl (2001).
Bernardo Colipán ha publicado el libro de testimonios Pulotre (1999), el poemario Arco de
interrogaciones (Santiago: LOM, 2005) y el texto testimonial poético Forrahue (2012). David
Aniñir ha publicado los poemarios Mapurbe (2005) y Haykuche (2008).
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Taller de Letras N° 52: 175-190, 2013
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Magda Sepúlveda Eriz La palabra chileno nada puede expresar: poesía de origen mapuche
la poética de Chihuailaf. Por eso, para él, estar en la ciudad esc escuchar
sonidos que confunden. En el poema “Sueño de agua turbia” rememora su
estadía en Santiago:
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Taller de Letras N° 52: 175-190, 2013
Casi lloré.
El río Cautín
en el medio
baja llorando
por Temuco
llora.
El cerro Ñielol
sentado mira
grandes casas.
Temuco-ciudad
debajo de ti
están durmiendo
mis antepasados.
Soñando en su sueño
están ellos
y corre en el río
su sangre
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Magda Sepúlveda Eriz La palabra chileno nada puede expresar: poesía de origen mapuche
UNO
(FORRAHUE)
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Taller de Letras N° 52: 175-190, 2013
Malo era.
Sí.
■ 182
Magda Sepúlveda Eriz La palabra chileno nada puede expresar: poesía de origen mapuche
Todo lo aprendido
con buena razón fue olvidado.
La historia es un ojo,
sumergido en la noche,
palabras
para no ser dichas
sino para mirarnos en ellas
como si fueran
un espejo roto.
Hoy,
Bailamos purrún al mediodía
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Taller de Letras N° 52: 175-190, 2013
Adriana Paredes Pinda había sido publicada solo en antologías, hasta antes
de su poemario Üi (2005). En los poemas antologados, Paredes Pinda realiza
una serie de reflexiones metapoéticas, que dan cuenta del lugar conflictivo
que ocupa, para ella, hablar en español. Ella quisiera una voz más híbrida
entre español y mapudungún, tal como poetiza en “Destino”.
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Magda Sepúlveda Eriz La palabra chileno nada puede expresar: poesía de origen mapuche
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Taller de Letras N° 52: 175-190, 2013
Santiago de Chile
habitado por mapuche desde siempre.
(Pulquillanaca 428)
Aniñir en Mapurbe (2005) crea una voz que habla desde y sobre los ma-
puches en la gran ciudad. Son los ‘mapuches de hormigón’, habitantes de la
periferia santiaguina nombrada a través de La Pintana, una comuna escuálida
en recursos económicos. Aniñir cambia la pertenencia, ya no gente de la
tierra, sino mapuches del hormigón. La alteración es compleja, pues hay una
modificación en la definición identitaria. A la noción de “gente de la tierra:
mapuche”, se suma una caracterización propia del sujeto híbrido que vive
entre-culturas. Bhabha ha dicho que los espacios in-between son “espacios
donde se elaboran estrategias de identidad que inician sitios innovadores de
colaboración y cuestionamiento de la sociedad” (Bhabha 18). La innovación
en este poemario es la mezcla entre el punk, la cultura mapuche y la cultura
de los delincuentes. De la misma forma, el poemario mezcla palabras en
mapudungún, coa y neologismos americanos, dando cuenta de los espacios
‘entremedio’ en que vive el sujeto de estos poemas.
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Magda Sepúlveda Eriz La palabra chileno nada puede expresar: poesía de origen mapuche
(Aniñir 11)
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4. Comentarios y conclusiones
La poesía mapuche escrita desde fines del siglo XX elabora una relación
entre el lenguaje, uso del mapudungún, y el tipo de imagen que se posee
del territorio. La poesía que privilegia la publicación de libros bilingües
mapudungún-español compone la partitura de cantos de vida y esperanza
para el lector urbano monolingüe español y para el lector bilingüe mapu-
dungún-español. El lector urbano aprecia allí la recuperación de un vínculo
privilegiado entre la experiencia de la fisicidad humana y la naturaleza. El
lector bilingüe mapudugún-español ve allí una validación de su forma de
habitar. Las poesías de este grupo crean sentidos nuevos para los sonidos
de la naturaleza. Con ello, este proyecto escritural aspira a revertir la idea
de “civilizar” al “salvaje”. Esta estética trata de deconstruir lo “civilizado” y
transmitirle una idea de belleza en relación con el ejercicio del uso de los
sentidos y la contemplación.
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Magda Sepúlveda Eriz La palabra chileno nada puede expresar: poesía de origen mapuche
Obras citadas
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Kotkin, Joel. La ciudad. Una historia global. Trad. Francisco Ramos. España:
Debate, 2006.
Lienlaf, Leonel. Se ha despertado el ave de mi corazón. 1999. Santiago:
Universitaria, 2008.
Monsiváis, Carlos. Amor perdido. México DF: Era, 2007.
Mora, Maribel y Fernanada Moraga. Antología poética de mujeres mapuche
(siglos XX-XXI). Santiago: LOM, 2010.
Mora Curria, Maribel. “Poesía Mapuche del siglo XX: Escribir desde los már-
genes del campo literario”. Historia, colonialismo y resistencia desde el
país mapuche. Ta Iñ Fijke Xipa Rakizuameluwün. Santiago: Ediciones
comunidad de historia mapuche, 2012: 305-339.
Moraga, Fernanda. “A propósito de la diferencia. Poesía de mujeres mapuche”.
Revista Chilena de Literatura 74. 2009: 225-239.
Neruda, Pablo. “La lámpara en la tierra”. Canto general. 1950. Bogotá: Oveja
Negra, 1985: 4-7.
Rama, Ángel. “La ciudad letrada”. Cultura urbana latinoamericana. Comp.
Jorge Hardoy, Richard Morse et al. Buenos Aires: Clacso, 1985: 11-37.
Vicuña, Cecilia. ÜL: Four Mapuche Poets. Elicura Chihuailaf, Leonel Lienlaf,
Jaime Huenún, Graciela Huinao. Pittsburgh: Latin American Literary
Review, 1998.
Spivak, Gayatri. “Puede hablar el sujeto subalterno?”. Trad. José Amícola.
Revista Orbis Tertius 6, 1999: 175-235.
■ 190
Taller de Letras N° 52: 191-194, 2013 issn 0716-0798
María Lara Millapan publica este su segundo libro a sus treinta y tres años,
la misma edad que tenía Mistral cuando se fue para siempre de Chile, “edad
peligrosa –decía Teitelboim– para una creyente sin Iglesia” y a la edad en
que Violeta Parra comenzaba a recopilar sus primeras canciones del folklore
chileno, por todos los rincones del país, por su cuenta y sin ningún apoyo
institucional. A los treinta y tres años, nuestra poeta de Quepe se enfrenta
con más poder y resolución a su propia época, y yo festejo la posibilidad
que tenemos hoy de escribir una historia distinta para nuestros artistas y
para nuestros poetas, al menos en algunos casos, gracias a las luchas que
ellos mismos han librado.
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Taller de Letras N° 52: 191-194, 2013
el legado de Violeta Parra y Mistral casi cantaba sus poemas cuando recitaba.
A María Lara le pasa algo parecido. En esta línea de oralitoras (en la letra, pero
a partir de una memoria oral, como me explica Elicur a Chihuailaf ) es desde
donde hay que escuchar, leer y ver a nuestra poeta.
Estas imágenes plásticas y también los poemas de María Lara son un viaje
por el küpalme y el tüwün mapuche, como bien lo piensa mi amigo Elicura
Chihuailaf en el prólogo de este libro, un viaje HACIA la identidad territorial
y espiritual (el tüwün), dada por el lugar donde se ha nacido, y DESDE la
propia fuerza interior, heredada de los ancestros y de la propia madre (que
es también la madre tierra): el “küpalme”. Por eso, en el último poema del
libro, “Chöyun”, se vuelve a nacer, se renace en la memoria de los antiguos:
“Nuestros abuel os ordenaron l a vi da/ l os seres sagr ados que l a habi tan/
volvamos hoy, volvamos/ vuelve a reconocerles”.
■ 192
Paula Miranda Reseña de libro de poemas Alé. Luz de la luna.…
El libro de María Lara es por lo tanto mucho más que un libro, es una
invitación. Una invitación a mirar en la noche e interpretar correctamente
los signos, cada uno desde su propia cultura, pero en diálogo con todas las
lenguas: “desde esta distancia bendigo el idioma que me has dado, /porque
en mi regreso podré oir denuevo tu voz, /podré hablarte y me entenderás”.
Gracias por tu palabra, chaltu may, María Lara Millapan.
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Taller de Letras N° 52: 191-194, 2013
Aliwen
Alé. Luz de la Luna.
María Isabel Lara Millapan
Ilkaluwan rangintu mawida ñi rayen mew, Me refugiaré entre las flores de la montaña,
katruan kuyfi pewma, liftuan ñi rakiduam cortaré el lejano sueño
külon tapül engo. y despejaré mi pensamiento
con hojas de maqui.
■ 194
Taller de Letras N° 52: 195-198, 2013 issn 0716-0798
195 ■
Taller de Letras N° 52: 195-198, 2013
■ 196
Raquel Olea Desde el despojo. Un agenciamiento colectivo de la historia
a pesar de su pérdidas históricas una nación viva que hoy vuelve a retomar
su propia voz y lenguaje histórico-político para cuestionar tanto los discursos
que la han hablado como a las formas en que las políticas de integración
neutralizan y desvían la legitimidad de sus demandas.
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Taller de Letras N° 52: 195-198, 2013
Espero que este libro fundamental tenga la difusión necesaria para que
pueda ser leído por muchas mujeres y hombres que tienen hoy –en esta
actualidad– el deseo y la v oluntad política de una sociedad construida de
otra manera.
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Taller de Letras N° 52: 201-214, 2013 issn 0716-0798
1. Vivir la infancia
Mi padre era juez en Osorno y yo vivía en el campo con mis abuelos. Una
vez me porté mal, como era mi costumbre, entonces mi abuela alemana me
encerró en una despensa que se usaba en ese tiempo y que todavía existe en
la casa de campo, debajo de las escalas, no sé qué maldad habré hecho. Yo
201 ■
Taller de Letras N° 52: 201-214, 2013
me sentía tan triste en esa oscuridad que destapé unos frascos en conserva,
porque antes no había frutas en tarros y en eso llegó mi abuela ultraalemana,
porque no era mi abuela, era abuelastra, me sacó de un tirón de orejas y me
encerró en mi pieza y me dijo “tú no te mueves”. Yo estaba ahí toda aburrida,
entre llantos y mirando al cielo, y en eso encuentro una revista, la revista
Margarita, que es como una Paula de ahora. Fíjate que decía en la revista,
como yo ya sabía leer, “Gran Concurso para los niños de Chile”, de poesía. Y
el tema era la uva, firmado la convocatoria por don Ricardo Latchman, quien
era nada menos que el Ministro de Educación. Entonces, yo dije: “aquí me
voy a poner a escribir”. Sobre mi pena, porque yo tenía pena.
En ese tiempo no había carreteras, lo único que existía era el tren que
llegaba directo desde Santiago hasta Puerto Montt, y, claro, las uvas no se
daban más al sur de Chillán, de T emuco. No había parrones. Y o las única s
uvas que conocía eran las que habían en la frutería. Entonces, el aviso decía
mandar en fecha tanto y hasta los 12 años, yo tenía 7. Y yo no sé cómo, de
manera amilagrada, e scribí u n poe ma, de pe na, por que m e ca stigaban, y
como no tenía a quién decirle, escribí el poema que se llamaba “La uva” y me
salieron cuartetas. Por eso yo digo de manera amilagrada, que es una pala-
bra que les gusta mucho a los escritores, porque yo no sabía lo que era una
cuarteta. Escribí, me acuerdo, en la primera estrofa: “La uva es un pequeño
fruto / delicioso y saludable / y a todos los niños de Chile / nos dice…”, y no me
acuerdo qué más. Y la última estrofa dice: “Allá a lo lejos se divisa / el viejo
parrón en flor / que a todos los niños de Chile / nos dice amad de corazón”.
■ 202
Entrevista
Sí, en cierto modo, pero cuando uno tiene ocho años si te hincan en
trigo, si te duele te lo sacudes. Yo me lo sacudía y cuando sentía los pasos
de la monja, me ponía encimita del trigo otra vez. Era bien astuta y malula,
protestaba por todo.
Más o menos hasta los ocho, diez años. Entonces me fui dando cuenta,
con la percepción que tenía casi enfermiza de las cosas, que no valía la
pena. Me carga la violencia, no me gusta. Yo siento que con esa irreverencia
y con esa violencia que yo ponía en mis cosas llegaba a ser desagradable
incluso para mí. Entonces empecé a hacer deporte, fui muy buena depor-
tista, tengo incluso medallas en natación, en salto a caballo, pero ya a los
diez años empecé a pensar, yo no sé si pensaba como personamás adulta,
yo creo que sí, que pensaba porque reflexionaba mucho, pero seguía en mi
soledad. Sin embargo, siempre tuve la suerte de tener cerca de mí gente
de la cual me di cuenta que me quería, que me empezaban a querer. Con
mi padre tuve una relación espléndida y eso que él er a abogado. Con mi
abuelo también fue espléndida, por la cosa de los campos y los caballos,
pero él murió cuando y o tenía 10 años. Entonces ahí, cuando te sientes
solo de tu entorno familiar, dices: yo no voy hacer más violenta, porque me
voy a morir de soledad frente un abismo. Entonces empecé a ser amable y
dulce y eso lo tengo hasta hoy día, porque soy una persona que le interesa
a fondo el ser humano. Yo soy amiga, por ejemplo, de un señor que tiene
más de ochenta años, que acomoda autos y que es don Alberto. Somos
amigos y conversamos, él me produce ternura y me… como se dice en el
campo, me aguaita cuando paso. Ayer me dijo “ah, usted anda de blanco y
de amarillo. Son los colores de Leo, porque usted es Leo, ¿cierto?” Sí, soy
Leo. “Yo también”, me dijo. Entonces, siempre tengo una facilidad enorme
para la conexión con los seres humanos.
—Pero es sorprendente que eso haya sido forjado a tan temprana edad,
a los nueve, diez años, proponerse cambiar de personalidad, ser mejor per-
sona, lo encuentro notable.
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conté que tenía hasta un diario que se llamaba Plumerito, que barría los
males del mundo y barrió también la rebeldía mía. El Plumerito, que tenía
recompensa ofrecida por entregarlo a la dirección del colegio…
—Pero, ¿por qué Plumerito barría los males del mundo? ¿De dónde sale eso?
Porque yo veía que andaban con el plumero limpiando aquí y allá, entonces
le puse Plumerito y lo empecé a escribir en el colegio inglés.
—Pero esa frase “barrer con los males del mundo”, ¿iba en la revista?
Para mí misma, escrito como ha sido hasta hoy, a mano, como un diario.
En el fondo, era un diario de vida.
Empecé como a los 12 y duró como hasta los 15 o 16. Ahí lo dejé de
escribir. Fueron cinco años de Plumerito.
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Entrevista
Sin duda. Él fue para mí una bendición. Es que fuimos muy amigos.
Tuve la suerte de estar sola con él 12 días antes de que se muriera en su
dormitorio, cuando me dijo que era agnóstico y me pidió: “hija, tírate una
rezadita, porque a lo mejor resulta. No dude, yo rezo, y fíjese que los santos
me escuchan”. Eso fue lo último que le escuché.
Me hacían estudiar piano, porque una niñita tenía que saber tocar piano.
Si no aprendías, las monjas te pegaban con una varilla muy chiquitita de
membrillo. Un día lo recuerdo en especial, porque yo tocaba otras cosas. Me
acuerdo que “La polca del chancho” tocaba y llegaba la monja y me retaba:
“eso no le he dado para que toque. Le he dado esta otra cosa”. Total, creo
que estudié tres años de piano.
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soy muy insolada. De repente me dicen mis amigas que despierte, no es que
duerma, me dicen despierta. No, si estoy aquí, estoy pensando otra cosa…
Nunca, nunca. Yo sigo siendo la niña de siete años que escribió “La uva”
y creo que si no fuera esa niña, no escribiría esta poesía que sale de los
huesos, del corazón, del alma. Es una poesía que sangra de repente. No es
de sí mismo, es de realidad, es de describir a los niños y de escribirles y
mucho. De muchas escuelas me convidan, allá sobre todo, en la provincia,
en la escuela primaria como se decía antes, y establezco muy fácil relación
con los niños, me sienten cercana. Puede ser porque no hablo difícil, hablo
en conversa no más. No sé ha blar difícil. Incluso en la Academia de la
Lengua, en la que estoy hace ya veinte años o más, todos son como muy
altos para hablar y fíjate que de repente yo digo cualquier expresión y se
matan de la risa. En todas las reuniones están esperando que yo salga con
alguna expresión nueva. Un día no sé quién me dijo: te van echar. Pero se
mueren de la risa igual. Por ejemplo, un día les conté sobre una señora, a
quien yo llamo la señora Rapalco, y a quien le atribuyo un vocabulario digno
de un diccionario. Yo iba con Pablo Neruda al lago Rapalco a contar huevos
azules, que son los huev os de la gallina castellana, nada más. Pablo me
decía: “mijita, llévame donde la señora de allá al frente”, porque estábamos
en la isla con la Matilde, en una cabañita que les hicieron, la casa secreta de
Neruda que ni Teitelboim, uno de sus biógrafos, la conocía. Entonces, íbamos
en la lancha de don Manuel al lado de la señora de los huertos y ella dijo
“agáchese usted, Delita, que no se agache don Pablo”. “¿Y por qué no se va
agachar?”. Pablo miraba los huevos, los elegía minuciosamente, porque él
era exquisito con todo. Entonces dijo: “si don Pablo se agacha, se le puede
ofender el cerebro”. Esa en la Academia, me la preguntan siempre, si a fulano
o zutano se le ofendió el cerebro… Y otra cosa que decía la señora Rapalco
y que incluso lo escribí como homenaje a Gonzalo Rojas, era “¡qué argullo
más grande que don Pablo me venga a comprar huevos!”. Entonces, un día
le dije “señora, ¿por qué argullo y no orgullo?” Y me dijo: “ah, Delita, ¿no me
diga que usted no sabe?”. Todas estas cosas una las conoce porque soy una
mujer de comunicación humana increíble, porque no tengo, como te dijera,
prejuicio contra ningún ser humano por actitud, costumbre, condición social.
A mí el ser humano me llega a través de la emoción, del pensamiento, de
la palabra. Me siento con eso enriquecida y eso fue la infancia. Tal vez por
eso ahora no pienso con setenta y nueve años, sino que con siete. Esa es la
conexión que tengo con los poetas originarios mapuches, huilliches, onas.
Hace poco estaba presentando en Osorno, en 2010, un recital de poetas
originarios, en la sala del diario de Osorno. Entonces, de repente, uno que
no ubicaba mucho me tomó la mano, “¿qué te pasa?”, le dije. Estábamos en
el auditorio, en una especie de tarima, y me dice: “no me vayas a presentar
como mapuche ni como huilliche ni como pehuenche”. Entonces le pregunté
“¿y quién vienes siendo tú?”. “Yo so y ona, porque mis abuelas parían en
canoas”. Se llama Paulo Huillinichi. Entonces, siempre me pasan cosas de
proximidad e intimidad con personas. Eso, claro, lo agradezco, porque otra
gente de mi edad ya no vibra como yo vibro con esto, con lo de los niños.
Aquí, cuando salgo, veo a los niños con sus bicicletas, con sus juegos, paso
a conversar y yo les digo: “salude a su abuela”. Entonces se mueren de la
risa las mamás. Así soy yo, soy de contacto, ¿ves tú?
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Entrevista
2. Representar la infancia
Lo que pasa, como dicen mis amigos, es que yo no tengo destino, porque
pierdo el objetivo fácilmente y es verdad. Supongo que esa es una cosa que
tienen los niños no más.
La está contaminando…
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Como lo que decía Gonzalo Rojas en un prólogo de uno de mis libros. Dijo,
“la Delia por instinto escribe, tiene la sabiduría de la tierra y de las personas
solas”. Entonces escribió esto que es verdad, todos los días mi familia, mis
amigos, me dicen: ¿cuándo se te va pasar la inocencia? Y es verdad, no tengo
destino para el mundo actual. Yo realmente tengo que hacer un esfuerzo por
aprender computación, por ejemplo. Me cuesta mucho.
—Por lo tanto, ¿en tus poemas los niños y niñas no son fantasmas?
Había mucho más cuando era muy joven, pero ahora que, como dicen
en el campo, ando en los ochenta, ya no hay tanta vitalidad. Yo era muy
deportista: nadaba, montaba caballos, todo lo que t e dije, entonces m e
amarga un poco que de repente pierda el equilibrio o que no tenga fuerza
para levantar una bolsa grande. Entonces ahí me baja la tristeza, pero como
soy muy creyente, digo: ayúdame, Dios mío, a vivir el presente. Y vivo el
presente, pero también con certezas.
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Entrevista
—Pero ese presente igual creo que está muy contaminado por una suerte
de regresión hacia atrás, eso de mirar hacia atrás. Por ejemplo, como dice el
título de uno de tus libros –El sol mira para atrás (1977)–, un poema que se
llama “Canción de cuna al revés”, que también es una reversa, por decirlo de
alguna forma, y también un poema de La Gallina Castellana y otros huevos
(1995) en donde hablas de nacer para atrás… ¿Qué pasa ahí con eso? ¿Por
qué ese interés o fijación por la canción de cuna al revés o por olver
v a nacer?
Cada objeto y cada lugar tienen su historia. Cuando paso por el camino
que es de Osorno a Puerto Octay, donde yo nací, vi la mano de la Mistral,
cuando llegó de Argentina. Ahora hay una tienda enorme y a mí me duele
el alma y siempre miro para otro lado. Mirar para otro lado es mirar para
atrás. Entonces cuando miro y veo dos, tres árboles de mi infancia, digo sí,
ahí está el peral, ahí está la araucaria, entonces todo es una revolución de
pensamientos y quien me salva es la infancia, porque si no sería una mujer
amargada, difícil de conducta, contradictoria. No, soy una persona de paz,
más o menos equilibrada, no hago nada distinto de lo que hacemos los seres
humanos todos los días. Me gusta la cocina, me gusta el huerto, nosotros le
decimos la huerta, voy a trabajar al huerto todavía con un asador y eso me
llena de felicidad. Miro las hortensias, sus colores. Siempre cuando va gente
a la casa y me preguntan: ¿qué diablos hace tanto afuera?, yo les digo que
para mí es absolutamente necesario ese contacto, porque fue lo primero
que tuve. Pero quiero decir que eso no me causa problema y seguramente
cuando estoy por caer, miro para atrás. Y a veces el mirar para atrás anuncia
cosas, porque el sol cuando mira para atrás, anuncia que va a llover. Yo me
refugio en el atrás.
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Jacques Prevert, entonces ando con esos libros para arriba y para abajo.
También me interesa mucho la poesía nueva de Chile, la poesía nueva que
enseñan en los talleres de Neruda, Jaime Quezada y Floridor Pérez. Me in-
teresa cuando hay recitales poéticos de alguna mujer joven. Me interesa,
enormemente. A propósito, hace poco se me acercó una poeta joven, una
niña de unos treinta y cinco años, que se llama Juana Roja y es de Atacama
y quien usó una forma de expresarse que a mí –yo no soy vieja llorona,
como que lloro para adentro– me hizo bajar la lágrima. Esta niña que no me
conoce personalmente, me había visto en la Feria del Libro cuando me dieron
el Premio Iberoamericano con la Isidora Aguirre, que en paz descanse en el
cielo, y le contó a Carlos Aránguiz, poeta amigo mío, que le daba no sé qué
acercarse a la Delia, pero que me había encontrado tan cordial que me iba
a hacer un regalo. Y yo, sin saberlo, se me acercó esta chica en la Feria y
me llevó un cuellito de lana. Mira la ternura: un cuellito tejido de color verde
pasto. “Como usted viv e en el bosque –me dijo–, para que no le duela la
garganta en su paralelo 40 sur”. Entonces, fíjate, regalarme un cuellito tejido
a mano… esas cosas no le pasan todos los días ni a los pintores ni a nadie.
Y ahora, me la encuentro en esta revista de Rancagua, la Francachela, con
un artículo hablando sobre mí, sobre la sabiduría de los bosques, diciendo:
“Yo soy de Atacama, pero Delia nos lleva para el sur…”.
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Entrevista
Y de entendimiento con las maderas que tienen 110 años. En verdad, siento
que todo el sur es mi cobijo. Yo llego allá y me mejoro de todo. Acá me duele
la cabeza, tengo tos y allá, fíjate, con la lluvia, los vientos, salgo, por ejemplo,
lloviendo afuera a la arbolera como decimos nosotros o a la huerta, como se
dice allá, y me siento dichosa con mi mantita y mi sombrero a trabajar la tierra.
—Hay un poema tuyo que está en Huevos revueltos (2000) que se llama
“Se pone la lla ve a la chapa de 1931”. Yo lo interpreto como una especie
de clausura a tu niñez cuando tú hablas de pasarle cerrojo a la chapa de la
infancia…
—Pero no puedes.
Eso intento y no puedo, ya ves. Hay un poema que se llama “Mi abuela
tocaba el piano con sombrero” y que se incluyó en un libro editado en Nueva
York, pero los gringos yo creo que no entendieron bien la cosa y le pusieron
como título Mujer sin música de fondo, o sea, la ausencia materna, las ganas
de volver al útero de una madre que dejó sin música de fondo, pero yo sé
que he ido encontrando toda esa música y todos los elementos naturales
y humanos soñados, inalcanzables que me provocan el cielo y la tierra.
Entonces, yo me siento realizada en mi poesía y por eso tal vez me refugio
para atrás, aunque eso no me impide mirar para adelante, pese a que para
adelante miro con miedo y con dolor.
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Lo vi, tuve que hablarle a los niños y miré el papel y subí al podio y empecé,
y de ahí los niños v enían, me decían: o ye, fírmame el libro. Entonces, esas
cosas no se compran. A mí, la palabra excelencia académica me suena lejana.
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Entrevista
—Hay una idea que trabaja la académica Ana María Cuneo, de la Universidad
de Chile, a propósito de lo que tú hablabas sobre eso de que nunca se te
cortó la tira del ombligo, y que tiene coherencia con todo los que hemos
estado hablando. Ella hablaba de lo mismo, pero diciendo que en tu poesía
existe una memoria fetal y una memoria ancestral. Me quedó dando vueltas
por ese anhelo de no sé si querer volver a ser feto, no creo, pero sí por lo
menos de querer volver a ese estado armónico, placentario y placentero.
—Con todo esto, ¿podríamos sacar la conclusión de que hay una intencio-
nalidad manifiesta en representar la primera infancia en tu poesía? Porque
estamos hablando de elementos como embrión, dar a luz, nacimiento, también
nombras la palabra leche muchas veces, dar pecho, el destete, el tema de
volver a ser feto, la canción de cuna, o sea, hay una serie de recurrencias
poéticas que por lo menos yo lo veo como algo muy original y que creo no
se había explotado hasta hoy día en poesía con esta fuerza que tú tienes.
Yo creo que tampoco. No creo, porque yo nunca tuve una cultura literaria
como la gente de ciudad. Yo era de la provincia, más aun, era campesina.
Entonces nunca tuve una cultura especialmente dedicada al arte, a la crea-
ción. Encuentro muy acertada tu apreciación.
—¿Pero eso se fue dando de una manera instintiva o hay algo intencional,
más programado?
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pero a la vez sacando de esa regresión la fuerza para el futuro, para resistir
el futuro. También todo eso que dices del pezón, la leche, el útero, la canción
de cuna al revés, todas esas cosas, yo misma no me había dado cuenta, tú
la vienes a descubrir, quien dice a revolver con el dedo.
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issn 0716-0798
1 Esta
reseña ha sido escrita en el marco del Proyecto
Fondecyt N° 1100543.
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Está ella que me quiso todo aunque este siempre fuera caótico.
lo que pudo y ya nada Ella representaba el orden, de la
misma m anera qu e la m etáfora
Está ella que yo quisiera que es el orden del lenguaje, afirma el
llamara y no lo hace autor, según un artículo que, nos
cuenta, h a le ído. A sí, la e scritura
intenta reconstituir, por medio de
Y ELLA es una mezcla de ellas las formas del decir, la metáfora
tres y de otras perdida –lo único , lo extr aordina-
rio, lo sublime, lo poético– desde
Como por e jemplo ella que la multiplicidad de las referencias,
siempre desaparece desde la dispersión y el descontrol
de lo exterior. La amada –al igual
que el territorio originario– repre-
Ella que cuida un dinosaurio senta una utopía del nombrar que,
en su mesa de noche en el presente del poema, debe ser
sustituida. Su ausencia y también
Ella que a veces viene pero la de aquello que el sujeto ha per-
huye siempre antes de tiempo dido en ella, cuestión que a su vez
desconoce, detona en el texto una
disputa irreconciliable entre diversas
Escribiré este libro para en- maneras de decir, que resulta, para
contrarla me dije y es verdad todos los efectos, crucial:
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pueda recomendar para algún cargo solo como un recurso más para
diplomático en Europa , le pide a granjearse simpatías y profitar de
un escritor amigo que lo a yude a los beneficios del poder.
redactar una carta que estimule a
la Presidenta primero a recordarlo Respecto de los sucesivos go-
y posteriormente a ayudarlo en su biernos d e la Co ncertación y a la
impredecible proyecto. A partir de transición democrática, quien encar-
este núcleo semántico se desplega- na la voz crítica en el texto, denuncia
rán diversas líneas narrativas, las “La obsecuencia de los gobiernos
que conforman una aventura genial de la coalición democrática frente
y dislocada. al poder militar”. La imagen de país
que se rechaza revela cómo este se
Como pue de despr enderse de fue convirtiendo en un epicentro del
lo antes mencionado, la novela de neoliberalismo y de una “modernidad
Omar Saavedra no pretende cons- transgénica”. La pérdida de sentido
tituirse en un reflejo de la realidad histórico y de especificidad cultural
chilena en tiempo del gobierno de generan una crítica a una forma de
Michele B achelet, a pe sar de qu e convivencia signada por el narcisismo
es en la realidad histórica de ese individualista y a “un país que hacía
tiempo don de r adica e l im pulso mucho tiempo había permutado su
para construir la ficción literaria. identidad por un reality show”. En
La motivación de la escritura y su este contexto, Prontuarios y cla-
proceso de gestación tiene por fin veles, más que una novela sobre
tematizar un a e xperiencia f unda- el exilio es una reflexión sobre un
mental en el desarrollo histórico de orden mundial que convierte a los
Chile, como fue la presencia de la sujetos en remedos de sí mismos y
primera presidenta mujer, situación en inocentes marionetas del neoli-
que se liga a lo que ha ocurrido con beralismo imperante.
Cristina Kichner en Argentina, Dilma
Rousself en Brasil, Laura Chinchilla En cuanto al aspecto constructivo
en Costa Rica, entre otras mujeres de Prontuarios y claveles, la estra-
que le han dado un sello y una vi- tegia narrativa opta por la oscilación
talidad renovada al ejercicio de la constante entre el presente y el
política. La inserción del tema del pasado, puesto que en este último
género permite visualizar así la s están la s cla ves, que, cuida do-
formas en que una determinada samente dosificadas, permiten la
pertenencia sexual se refleja de comprensión de los acontecimien -
manera im portante e n los m odos tos de scritos. L lama la a tención
de pensar y hacer política. en este proceso todo lo relativo a
la construcción de los personajes,
En Prontuarios y claveles, el dis- entendiendo por esto el conjunto de
curso de ideas del texto denuncia el valoraciones, prejuicios, motivacio-
oportunismo enquistado en algunas nes y la densidad psicológic a que
prácticas donde la autenticidad y los define. En esta configuración de
la h onestidad pa recen e star a u- caracteres, donde brilla especial-
sentes de las conductas pol íticas mente el personaje Beatriz, amiga y
gubernamentales. En este sentido, confidente de la presidenta, se hace
la eventual preocupación por el evidente la influencia que tuvo en
problema de las minorías sexuales Omar Saavedra la didáctica teatral y
que se advierte en las esferas del sus procedimientos de construcción
gobierno, por ejemplo, se insinúa de personajes. Es elocuente en este
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del libro. Por otra parte, edita por de octubre en Bogotá, se encuentra
primera vez sus meditaciones sobre dividido en dos partes, dedicándose
los escritores Luis Mateo Díez, Juan la pri mera a di ferentes aspectos
Pedro Aparicio, Hipólito G. Navarro teóricos e historiográficos del mi -
y Ángel Ol goso –el capí tulo de crorrelato y la segunda a excelentes
Javier Tomeo también conoce una cultores españoles del mismo. Desde
importante revisión frente a su for- el prólogo reconocemos algunas
mulación original–, así como aporta de las mejores cualidades de estas
páginas inéditas sobre los diálogos páginas, sign adas por la cla ridad
lorquianos y el papel esencial que expositiva sin renunciar, en ningún
ocupan el humor, la intertextualidad momento, a la profundidad. Así, la
y la fantasía en los hiperbreves, con autora toma postura en la primera
lo que la innovación está servida. parte en cuestiones tan discutidas
De este modo, consigue cartografiar como la denominación más per-
el microrrelato atendiendo tanto a tinente para la narración breve
la teoría como a la historia y a la (microrrelato), su posible estatuto
crítica literarias, asociando el aná- genérico (que defi ende frente a
lisis de los textos con la meditación otros teóricos, pero sin dejar de
sobre las concepciones plásticas de reconocer la existencia de términos
nuestro ti empo –l o que confi ere hiperónimos como “minificción” o
nueva riqueza al ensayo–, y con los de estudiar formas a medio camino
ejercicios de liter atura comparada entre el microrrelato y el ensayo
entre autores de ambos lados del o el teatro), y las estrategias que
océano. Buena prueba de ello ofrece ayudan a lograr los mejores textos
su a nálisis de la s e videntes re la- breves (intertextualidad, fantasía y
ciones existentes entre la obra del humor), siendo este último capítulo
argentino Julio Cortázar y el español el más original de todo el volumen
Antonio Fernández Molina, aunque por las sugestivas aportaciones que
ahí encontramos el único lapsus de realiza sobre las posibilidades de la
una monogr afía de 336 pági nas, estética de la elipsis.
pues se señala que En Cejunta y
Galmud (1969) de Fernández Molina En un ejercicio que va de lo ge-
se publicó un año antes de Historias neral a lo particular, marcado por
de cronopios y de famas (1962) de el r igor a cadémico y a puntalado
Cortázar (p. 182). continuamente en el comentario de
textos, tras darnos a conocer los
Y es que el libro se encuentra cui- rasgos distintiv os de l m icrorrelato
dado en todos sus detalles: desde el –brevedad, narratividad, intensidad
estupendo título, que sitúa la elipsis y elipsis–, Andres-Suárez identifica
como eje central de la poética del tres etapas en su desarrollo: la de
microrrelato, a la portada, donde los iniciadores (1910-1940), repre-
vemos el dibujo de un laberinto sentada por los primeros autores
inmerso en una pupila y que, de que defendieron la concisión como
forma especi almente gráfi ca, da clave de su escritura –Julio Torri,
cuenta de que lo inmenso se refugia Juan Ramón Jiménez o Ramón
en lo pequeño, como en los mejores Gómez de la Serna, entre otros–; la
textos breves. de los clásicos (1950-1970), en la
que destacaron Antonio F ernández
El ensayo, presentado en el marco Molina, Max Aub y Ana M.ª Matute;
del VI Congreso Internacional de y la de consolidación del género ,
Minificción celebrado el pasado mes que llega hasta nuestros días y en la
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Reseñas
que sus cultores muestran una plena Por último, el volumen aporta
conciencia del género que practican. una extensa y pertinente bibliografía
que guiará a cualquier interesado
En este apartado hay que alabar en sus incursiones sobre el tema.
cómo la profesora Andres-Suárez De hecho, incluye una selección de
rechaza analizar creaciones estudia- los artículos teóricos más relevantes
das anteriormente por colegas como sobre el microrrelato junto con la
Fernando Valls, pues sabe que el mención de números monográficos
corpus por investigar es amplio y no de revistas, libros, antologías, y una
tienen sentido las reiteraciones. Por exhaustiva lista ordenada cronoló-
ello, elige nombres imprescindibles gicamente de los libros de creación
como los de Ja vier Tomeo, con su que han motivado el estudio de esta
visión absurdista de la realidad; Luis modalidad textual en España, y que
Mateo Díez, tan original como pionero abarca desde los precursores hasta
en el desarrollo de esta modalida d nuestros días.
narrativa; J osé María M erino, qu e
basa sus invenciones en la intertex- La misma Andres-Suárez advierte
tualidad y la fantasía, en una línea en el prólogo a su obra de que, en el
similar a la de Ángel Olgoso; Juan estudio del microrrelato, “hay mucha
Pedro Aparicio, quien descubre el ca- tela que cortar” (p. 14). Tras leer su
rácter comprometido de sus páginas imprescindible ensayo, no me queda
a través de la sátira que permea sus sino agradecer el regalo que nos ha
textos; Juan José Millás, que juega hecho a los aficionados al género del
con imagen y palabra sin empacho; milenio e invitar a cualquier curioso
Julia Otxoa, definida por el lirismo o amigo de la brevedad a adentrarse
alegórico de sus textos; o Hipólito G. en la lectura de unas páginas tan
Navarro, maestro de la transgresión lúcidas como definidas por el amor
lingüística y la experimentación en a la lectura.
todos los órdenes del relato.
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