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Ambigüedad: definición, clases y ejemplos

Vamos a insistir en el tema y clarificar los tipos o clases de ambigüedad que se nos pueden presentar al hablar o
escribir.
Fíjate en la siguiente oración en un diálogo en el que intervienen tres interlocutores: «ayer vi a su madre«. Si A,
B y C son los interlocutores y es A quien dice la frase, ¿a qué madre se refiere, a la de B o a la de C? Por tanto,
ante las dudas, es conveniente dar una definición amplia de ambigüedad:
La ambigüedad es la propiedad de palabras, expresiones, frases, etc., para ofrecer distintas interpretaciones
en la lectura, aunque también se da en el mundo oral.
Causas de la ambigüedad 
Pueden ser de carácter muy diverso, a menudo por incorrecciones gramaticales. Veamos otro ejemplo:
—Ayer vi a Manolo paseando.
—Paseando, ayer vi a Manolo.
Si lo que quiero decir es que paseando yo ayer, vi a Manolo, obviamente la forma correcta es la segunda. Si en
cambio quiero decir que vi a Manolo ayer, quien estaba paseando mientras lo veía, la estructura correcta de la
oración es la primera. En ambos casos, para evitar la confusión, es necesario construir la oración
correctamente.

Tipos de ambigüedad
Veamos una clasificación general, que nos da una idea general de los grados de ambigüedad:
1. Ambigüedad fonológica: cuando una cadena de sonidos puede resultar confusa.
Ejemplo: es/conde (puede significar un tiempo del verbo esconder o el predicado de ser (un título nobiliario).
2. Ambigüedad funcional: cuando se usa un término con doble función gramatical.
Ejemplo: He vuelto a ver. (antes no veía y ahora sí; o bien, me he dado una vuelta para ver cómo continúan las
cosas por aquí).
3. Ambigüedad léxica: cuando la duda surge respecto a un término aislado, que admite diversas
interpretaciones.
Ejemplo: Usted aquí no pinta nada. (si no sabemos más del asunto, puede ser que se refiera a pintar las paredes
o bien a que «sobra» en este sitio).
4. Ambigüedad morfológica: se da cuando coinciden en una frase dos formas de un mismo verbo.
Ejemplo: Pedro y yo escribimos un cuento. (no se sabe si lo hemos escrito ya o lo estamos escribiendo)
5. Ambigüedad sintáctica: cuando la estructura sintáctica de la frase tiene varias interpretaciones. Se
divide, a su vez, en dos clases: pragmática y semántica.
6. Ambigüedad pragmática: depende del contexto del lenguaje y del hablante, en un momento dado.
Ejemplo: Golpeó el armario con el bastón y lo rompió. (no sabemos si se rompió el bastón o el armario).
7. Ambigüedad semántica: cuando afecta a un elemento de la frase que puede ser interpretado de
diversos modos.
Ejemplo: Pedro quiere pelearse con un francés. (no sabemos si se trata de cualquier francés o de uno en
particular).

Todos estos tipos de palabras u oraciones ambiguas pueden ser solucionados mediante la adición (en general)
de algún complemento (oral o escrito) que la deshaga.
Ejemplos:
Vi al padre de usted. (en vez de decir: Vi a su padre).
Arrojó el bastón sobre el armario y se rompió este último. («este último aclara la frase).
Pedro quiere pelearse con un francés que se llama Pierre. (el añadido deshace la ambigüedad).
Pedro y yo escribimos un cuento el mes pasado. («el mes pasado» aclara que no lo estamos escribiendo
actualmente).
Usted aquí no pinta ninguna pared. (en vez de «no pinta nada«).
Tiene el título de conde. (en vez de «es/conde» que podría confundirse con una forma verbal de esconder).

Si este artículo lo queremos ligar exclusivamente con la actividad escrita, con la escritura en general, es obvio
que cuanto menos ambiguos hagamos nuestros textos más inteligibles serán para nuestros lectores.

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