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La entrevista

La entrevista es por definición un diálogo cara a cara entre entre-


vistador y entrevistado. Se enmarca en un texto oral que emite el
entrevistado a partir de temáticas sugeridas o preguntas enunciadas
por el investigador. Se trata de extraer información sobre opiniones,
creencias, concepciones, estados subjetivos del informante. Permite
recoger la subjetividad. Es una conversación distendida, sin apuros.
El entrevistador debe capturar no solo el texto oral sino los gestos
o el énfasis puestos en las palabras de quien brinda la información.

La entrevista es una técnica que debe ser preparada en función del


fenómeno que se pretenda interpretar o describir. Si bien en la en-
trevista estamos en el plano empírico, también para entrevistar se
necesitan sustentos teóricos acerca de la temática convocante. Por
ello, siempre el investigador prepara guiones o preguntas iniciales,
de partida, para delinear los aspectos que interesan sean verbaliza-
dos por el entrevistado.

Cifuentes (2011) señala que existen tipos de entrevista. La estruc-


turada es aquella que sigue una pauta de preguntas iguales para
cada entrevistado y la semiestructurada es la que tiene temáticas
o interrogantes guía, que son flexibles dependiendo de cada entre-
vistado. Las entrevistas abiertas o en profundidad, son las que se
realizan en función del fenómeno que interesa y se dejan abiertas a
la información que surja. Es conveniente que, sin importar el tipo de
entrevista elegida, se realice un pretest. Esto supone poner a prueba
el instrumento acerca de temáticas no pensadas por el investigador,
lo que permite volver al campo, al mismo entrevistado y a otros, por
los nuevos tópicos que surjan.
Existen momentos en la entrevista, según Sagastizabal y Perlo
(2002), que deben considerarse para obtener los resultados que pre-
tendemos. Las autoras marcan tres instancias: inicio, desarrollo y
cierre, cada uno de los cuales tiene un propósito determinado.

En el momento de inicio el entrevistado establece el rapport, el vín-


culo con su entrevistado. Se presenta en su calidad de investigador,
anuncia la temática, y explicita el criterio de por qué se selecciona a
la persona. Establece los lineamientos generales de la entrevista, la
intención, qué se realizará con los datos aportados, el carácter priva-
do y la posterior entrega por escrito de la información grabada. Este
último aspecto permite al entrevistado asegurar que sus datos serán
fieles permitiéndole agregar y precisar la información aportada.
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El segundo momento es el desarrollo de la entrevista. Aquí es con-
veniente comenzar con preguntas que no incomoden al entrevista-
do; pueden ser conceptuales o de su experiencia y de sentimientos
personales. A veces es conveniente intervenir para aclarar posturas
conceptuales, ya que se trata de obtener el significado que le atribu-
ye el entrevistado al concepto o situación a comprender. La interven-
ción también supone reencauzar la temática hacia el tópico que se
pretende desarrollar o comprender, porque el entrevistado necesita
aclaración sobre la pregunta del investigador. Estas intervenciones
permiten construir una relación intersubjetiva, no suponen pasividad
en el investigador. Es en el diálogo donde se construyen y reconstru-
yen los estados subjetivos del sujeto hacia un fenómeno o situación.

El cierre se produce cuando ya no hay datos para aportar desde el


entrevistado y al despedirse es conveniente aclarar que se le entre-
gará la información por escrito si es necesario, para aclarar algún
aspecto que haya quedado vacío.

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