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TRES FIGURAS DE LA IGLESIA ECUATORIANA DEL SIGLO XIX

Fray Vicente Solano, O.F.M.- La diócesis de Cuenca fue erigida en 1776; su primer obispo fue Mons. José
Carrión y Marfil. Quince años después nació uno de los grandes hijos de la ciudad de los cuatro ríos, el
futuro teólogo, polemista, orador, crítico y patriota. Domingo Solano comenzó sus estudios en la casa
paterna y los continuó en Quito, donde tomó el hábito franciscano en el Convento de San Pablo. Allí
cambió su nombre a Vicente. En 1809 fue trasladado a la Recoleta de San Diego, donde estudió
Teología. Fue ordenado sacerdote en 1814 por Mons. Cuero y Caicedo.

Fue catedrático de Teología en San Diego (1816). Al año siguiente, se trasladó a Cuenca para
enseñar Moral en el Colegio Seminario. En su ciudad natal realizó el resto de su brillante carrera. Editó
los periódicos El Eco del Azuay y El Perrogrullo (entre otros); no faltaron las polémicas con otros
escritores, especialmente en temas relacionados con la Iglesia (como el del regreso de los jesuitas). A
propósito del patronato republicano, discutió con Pedro Moncayo. Visitó Loja en 1848; allá se interesó
por la botánica, zoología y mineralogía de la región. También se dedicó a la crítica literaria. Su
correspondencia fue vasta.

Como orador sagrado, Solano predicó en los templos de su ciudad con motivo de la Octava del
Corpus. Recordó al Libertador en diciembre de 1831, primer aniversario de su muerte. En 1846 publicó
Máximas, sentencias y pensamientos. Rechazó la postulación para ocupar la sede quiteña en 1842 y, de
nuevo, para ser obispo auxiliar de Cuenca en 1852. Aceptó sí cargos de gobierno de su Orden. Fray
Solano participó en todos los acontecimientos religiosos de su época. Fue opositor del Presidente Flores;
por apoyar al régimen, atacó desde el púlpito al Vicario, R. P. Mariano Vintimilla –recordemos que la
sede cuencana estuvo vacante entre 1829 y 1843-.

Su epitafio, escrito por él mismo, dice: Aquí yace fray Vicente Solano / de la Orden de los
Menores / que demasiado vivió, pensó y escribió / ojalá en bien! / Y en polvo convertido / de los
transeúntes pidió perdón y no alabanzas. Falleció el 1º de abril de 1865.

Hermano Miguel Febres Cordero, F.S.C.- Gramático, pedagogo y catequista lasallano nacido en Cuenca
el 7 de noviembre de 1854, hijo de don Francisco Febres-Cordero y de doña Ana Muñoz Cárdenas. El
niño Francisco no gozó de buena salud. No asistió normalmente a la escuela, por lo que recibió las
primeras letras en casa. Los Hermanos de La Salle se establecieron en Cuenca en 1863 y Francisco pidió
ingresar a la Congregación: «Sólo seré feliz en mi vida si me dejan ser Hermano Cristiano». Ingresó al
noviciado en marzo de 1868; adoptó el nombre de Hermano Miguel.
Comenzaba el segundo garcianismo. El joven hermano se trasladó a Quito en 1869; su misión
fue enseñar y educar a la niñez en el Colegio de la Sagrada Familia (El Cebollar; después enseñó en El
Beaterio). «Pronto llega a ponerse de relieve la figura del educador. El Hermano Miguel es ya un
maestro consagrado en todas las disciplinas del saber, dando preferencia, desde luego a los estudios
gramaticales. Quería que hablásemos y escribiésemos correctamente la lengua materna» (J. Aguilar
Paredes). «Poseedor de lenguaje pulcro y al ritmo de palabra fácil y convincente, llegaba sin dificultad a
la inteligencia y corazón de sus educandos» (H. Eduardo Muñoz). Obras pedagógicas: Gramática de
Pergamino, Gramatiquilla, Epítome de la Lengua Castellana, Silabario Infantil.

Pronunció sus últimos votos en 1882. Sus superiores le enviaron a Francia para profundizar su
formación en 1887. Dos años más tarde está de vuelta en Quito, donde acabó de consagrarse como
eximio catequista. Su ministerio favorito fue preparar a los niños a la Primera Comunión. Alumnos suyos
fueron Ulpiano Pérez (obispo de Ibarra), Manuel Ma. Pólit (arzobispo de Quito) y Carlos Ma. de la Torre
(primer cardenal ecuatoriano). Obras catequísticas: Explicación de la Doctrina Cristiana, Explicación del
Catecismo, Historia Sagrada.

Hombre de gran cultura, cultivó también la poesía. Fue designado inspector del flamante
Instituto de La Salle, fundado en 1890 en Quito. Dos años después, se incorporó a la Academia
Ecuatoriana de la Lengua (la segunda de América). «La figura del Hermano Miguel lingüista es tan sólida
como para no pedir dádivas; tan alta como para menospreciar el elogio barato» (H. Rodríguez Castelo).

La Revolución Liberal afectó la normal marcha de la Congregación de los HH. Cristianos, que
estuvieron al borde de la expulsión. Durante la segunda presidencia de Alfaro, el Hermano Miguel fue
llamado a Europa para completar una serie de manuales didácticos para las escuelas lasallanas. Sin
embargo, en Premiá del Mar, España, el gran pedagogo enferma de pulmonía y muere el 9 de febrero de
1910. Fue beatificado por Pablo VI en 1977 y canonizado por Juan Pablo II en 1985.

Mercedes de Jesús Molina.- Nació en Baba el 24 de septiembre de 1828, en el seno de una familia
acomodada. A la muerte de su padre, su madre se trasladó a Guayaquil. A los quince años de edad
Mercedes perdió también a su madre. En 1849, con veintiún años, renunció al matrimonio y se puso al
frente de un asilo de huérfanos. Destinó los bienes heredados de sus padres a los pobres, dio una
generosa contribución a la Iglesia de San José y colaboró en el orfanato fundado por el P. Miguel Franco,
S.J.

Mercedes se entregó por entero a Dios; con permiso de sus confesores, se consagró a la oración
y a la penitencia y emitió voto de virginidad perpetua. Comenzó a vislumbrar que su obra estaría
consagrada a la educación católica, bajo el patronazgo de Mariana de Jesús (beatificada por Pío IX en
1853). Su fama de beata se extendió por Guayaquil. Después de consagrarse un tiempo a las tareas de
enfermera en el orfanato, la apóstol viajó al Gualaquiza (1870), con el propósito de trabajar junto a su
director espiritual, Domingo García, S.J., por la evangelización de los shuar (jíbaros). Allí fue madurando
la idea de fundar un instituto religioso; con la asesoría del P. García escribió las Constituciones.

Después de varias vicisitudes, el Señor le condujo a Cuenca y Riobamba donde -14 de abril de
1873- fundó el primer instituto religioso ecuatoriano, la Congregación de las Hermanas de la Beata
Mariana de Jesús, con la aprobación del Sr. Obispo, José Ignacio Ordóñez. Continuó llevando una vida
de amor al prójimo hasta el heroísmo, a la par que se dedicó al gobierno del Instituto (hasta 1875).
Mercedes de Jesús murió con fama de santidad el 12 de junio de 1883. Juan Pablo II canonizó a la Rosa
del Guayas el 1 de febrero de 1985 en Guayaquil.

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