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INTRODUCCIÓN
El problema mente-materia es, tal vez, uno de los enigmas más antiguos y fascinantes
de la historia del pensamiento occidental. Emergente de la confluencia entre filosofía y
ciencia, el problema de la relación entre mente y materia está presente en los sistemas
filosóficos de las grandes figuras intelectuales, desde los antiguos griegos hasta la
actualidad.
La gran mayoría de ellos (p.e. el dualismo platónico, el hilemorfismo aristotélico, el
dualismo cartesiano, el empirismo británico, el materialismo francés, el evolucionismo
darwinista, el conductismo ontológico) formula una respuesta de evidente cariz ontológico
ante los dos grandes interrogantes que genera el susodicho problema: la existencia de lo
mental y su interacción con el cuerpo/cerebro (Goñi-Sáez & Tirapu-Ustárroz, 2016).
Éste es un problema central de la Psicología en general, y de la Neuropsicología en
particular. Si esta última es entendida como un intento de conocimiento de lo mental a partir
del estudio científico del cerebro, el problema es fundamental para comprender los
fenómenos explicados.
Con elocuencia y enorme fuerza expresiva, Stephen Priest así lo refiere:
¿Eres tú, lector, un objeto físico complicado y nada más que eso? Si
respondes que no: ¿eres una mente? Si respondes que sí: ¿qué son las
mentes? ¿Cuál es exactamente la relación entre la mente y el cuerpo?
¿Eres una mente con un cuerpo o un cuerpo con una mente? ¿Somos
almas inmateriales que sobreviven a la muerte del cuerpo o lo ha
descartado la ciencia moderna? ¿Eres tu propio cerebro? ¿Cómo se
conecta la materia gris -si es que existe tal conexión- con nuestras
emociones y pensamientos íntimos?
Nos caracteriza el no saber lo que somos. El problema más importante con
que nos enfrentamos al tratar de descubrir lo que somos es el problema
mente-cuerpo, es decir, el problema de la enunciación correcta de la
relación entre lo mental y lo físico o entre la mente y el cuerpo. (Priest,
1994: 13).
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1) Considerar que es un pseudoproblema.
2) Considerar que es un problema auténtico pero insoluble.
3) Considerar que es un problema soluble.
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Si, por el contrario, la mente y el cerebro no constituyen entidades distintas
(monismos):
¿es, entonces, la mente corpórea? ¿O es que ocurre lo contrario, es decir,
es el cerebro una forma de la mente? ¿O es cada una manifestación de una
substancia simple inaccesible y subyacente (y, por tanto, neutral)? En
cualquier caso, ¿qué es la mente? ¿Una cosa, una colección de estados, un
conjunto de procesos en una cosa, o absolutamente nada? Y, sea lo que
sea, ¿es sólo física, o es algo más? Y, en este último caso —esto es, si la
mente es emergente con respecto al nivel físico— ¿la podemos explicar
científicamente o sólo puede ser descrita utilizando el lenguaje ordinario?
(Bunge, 1985: 19).
Generalmente se dice que percibir, sentir, recordar, pensar, etc., son estados o
procesos mentales. Dado que todo estado es un estado de una cosa y todo proceso ocurre
en una entidad, el eje de la cuestión radica en identificar qué es lo que menta, es decir, cuál
es la cosa que percibe, siente, recuerda, piensa, etc. Éste es, siguiendo a Bunge (1985) el
verdadero núcleo del denominado problema mente-materia: la identificación del sujeto de los
predicados mentales.
Veamos a continuación en qué consiste cada una de estas posturas, y al interior de
cada una de ellas, qué respuesta particular se ha brindado para resolver el problema.
Tabla 1.
Diez concepciones sobre el problema mente-cerebro. φ representa el cerebro (o lo físico) y
la ψ la mente (o lo mental).
MONISMO DUALISMO
Todo es ψ
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φ y ψ son otros tantos aspectos o
φ y ψ son paralelos o sincrónicos
manifestaciones de una única entidad
PARALELISMO PSICOFÍSICO
MONISMO NEUTRAL
M2 D2 ARMONÍA PREESTABLECIDA.
CONCEPCIÓN DEL DOBLE ASPECTO.
Leibniz, Lotze, Jackson,
Spinoza, James, Russell,
algunos gestaltistas, el joven Freud.
Carnap, Schlick, Feigl.
Nada es ψ
φ afecta o causa (secreta) ψ
MATERIALISMO ELIMINATIVO
M3 D3 EPIFENOMENISMO.
CONDUCTISMO.
Huxley, Vogt, Broad, Ayer, Puccetti
Watson, Skinner, Turing, Rorty, Quine
Como puede observarse en la Tabla 1, dentro del monismo y del dualismo pueden
incluirse, principalmente, cinco doctrinas diferenciadas. Por lo general se sostiene que dos
posiciones dentro del monismo (materialismo reductivo y materialismo emergentista) y dos
dentro del dualismo (paralelismo e interaccionismo) son las que cuentan con mayores
desarrollos, argumentos a favor y defensores en la actualidad, por lo que van a ser
descriptas con mayor detalle a continuación. No se incluye dentro de estas posiciones al
materialismo eliminativo (cuya expresión es el conductismo radical) ya que no sólo niega la
existencia de estados y sucesos mentales, sino que también se opone al estudio del sistema
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nervioso como forma de explicar la conducta. Siguiendo a Skinner (1974) se procede
erróneamente al intentar buscar las causas de la conducta estudiando al cerebro, en lugar
de buscarlas en el mundo exterior.
1. MONISMO
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suficientes para conocer las propiedades mentales emergentes y las leyes específicas del
SNC, dado que este último es un sistema complejo con múltiples niveles que debe, por
tanto, ser estudiado con el auxilio de todas las ciencias. La concepción sistemista y
emergentista sugiere como estrategia de investigación la de estudiar el cerebro como
totalidad y, a la vez, todos sus subsistemas, sus modos de articulación, y sus relaciones con
otros sistemas y subsistemas orgánicos no neurales (como el sistema endócrino) (Bunge,
1985).
Si bien el materialismo emergentista constituye una superación a las limitaciones
ontológicas y epistemológicas del materialismo reductivo (Bunge, 2007) -en tanto que este
último no da cuenta de los rasgos específicos que posee lo mental y deposita sus
esperanzas en la física como fundamento para la explicación de lo mental- no resuelve el
problema dado que no es propiamente una teoría, sino que se trata de una hipótesis
programática –a la vez científica y filosófica- que sólo proporciona un andamiaje para la
investigación científica de los problemas ligados a la relación entre lo mental y la materia
(Bunge, 1985).
2. DUALISMO
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2.2. DUALISMO INTERACCIONISTA: La mente y el cerebro son dos sustancias diferentes
y autónomas que tienen la potencialidad de interactuar entre sí. Por tanto, afirma que la
mente puede actuar sobre determinados estados y procesos fisiológicos y, recíprocamente,
el cerebro puede actuar sobre determinados estados y procesos mentales. Supone, por
consiguiente, la existencia de relaciones causales entre ambas instancias.
Si bien la primera formulación sistemática de esta propuesta se la debemos al filósofo
francés René Descartes, su actualización contemporánea ha sido articulada por el filósofo
de la ciencia Karl Popper y el neurofisiólogo John Eccles, cuya minuciosa descripción se
encuentra publicada en el libro titulado The Self and Its Brain [El yo y su cerebro] de 1980,
en el que defienden el dualismo psicofísico y el interaccionismo. Veamos a continuación,
una breve descripción de ambas posturas:
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Figura 1.
Interacciones recíprocas de los mundos propuestos por Popper (adaptado de
Nogueira, 2010).
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gobierno se realiza por el carácter fundamentalmente activo de la mente autoconsciente
con respecto a la maquinaria cerebral. La mente actúa sobre los módulos neuronales.
(3) Se afirma una trascendencia de lo mental sobre lo físico que implica una
separación o una gran autonomía de la mente con respecto al cerebro. J. C. Eccles
piensa en la existencia y el funcionamiento de la mente autoconsciente con gran
autonomía con respecto al cerebro. Esta autonomía lo lleva a Eccles a conjeturar acerca
de la no localización espacial de la mente autoconsciente. Otro punto relacionado con la
autonomía de la mente autoconsciente es el de su origen. Eccles rechaza el origen
emergentista de la mente autoconsciente con respecto al cerebro, y admite la idea de la
creación sobrenatural que da razón no sólo del origen de la mente autoconsciente, sino
también de su unicidad e inmortalidad.
Si hubiera que resumir las ideas tanto del neurólogo J. C. Eccles como las del
epistemólogo K. R. Popper, aun habiendo diferencias, se podría decir que: (a) la mente no
es el cerebro; (b) el cerebro no basta para dar razón de los fenómenos mentales; (c) hay en
el hombre, además de la estructura cerebral, otra realidad de naturaleza distinta, no
orgánica, no material, a la que se debe el carácter único de lo humano.
Tabla 2.
Diez tipos de explicación de la conducta y de la mentación (Adaptada de Bunge, 1985).
POSICIÓN MONISTA
FILOSOFÍA EXPLICACIÓN DE LA EXPLICACIÓN DE LA
DE LA MENTE CONDUCTA MENTACIÓN
Actividad autónoma y
Manifestación de las obras
espontánea de la mente,
de un espíritu (individual o
IDEALISMO explicable por medio de
universal). No necesita
leyes que sólo utilizan
leyes.
predicados mentalistas.
La conducta y la mentación son manifestaciones de las
obras de un ser que no es material ni mental, que es
MONISMO NEUTRAL
explicable con un conjunto único de leyes junto con dos
proyecciones o traducciones
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Resultado de estímulos. Por
MATERIALISMO tanto, la podemos describir La mentación no existe, por
ELIMINATIVO con leyes del tipo E-R (sin tanto no debe ser explicada
que intervenga el SNC).
Resultado motor de los
METERIALISMO procesos físicos del SNC.
Actividad física del SNC.
REDUCTIVO Por tanto se puede explicar
en términos físicos.
Actividad biológica de los
Resultado de procesos
subsistemas plásticos del
MATERIALIMO biológicos del SNC, por
SNC, por tanto explicable
EMERGENTISTA tanto se puede explicar con
con la ayuda de leyes
la ayuda de leyes biológicas.
biológicas.
POSICIÓN DUALISTA
Los procesos biológicos se Los procesos mentales se
pueden explicar en términos pueden explicar en términos
AUTONOMISMO
puramente fisiológicos, más puramente mentalista, más
posibles términos teológicos. posibles términos teológicos.
Existencia de estados y procesos fisiológicos y mentales. A
PARALELISMO todo estado mental le corresponde un proceso fisiológico,
pero la recíproca no es necesariamente verdadera.
Efecto no motor de la
EPIFENOMENALISMO Resultado motor del SNC.
actividad del SNC.
Resultado motor de los Inexplicable, excepto,
ANIMISMO procesos mentales posiblemente, por procesos
(tendencias, deseos). sobrenaturales.
Autónoma, aunque está
Bajo control dual del cuerpo
influenciada por procesos
INTERACCIONISMO y de la mente. Sólo se
corporales. Inexplicable para
puede explicar parcialmente.
la ciencia.
COMENTARIOS FINALES
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La conducta y la mentación son actividades de sistemas que atraviesan diversos
niveles de lo real, niveles que van desde el físico hasta el social. Por tanto, ninguna ciencia
que se ocupe de un solo nivel podrá explicarlas. Siempre que el objeto de estudio es un
sistema con múltiples niveles, lo única estrategia que parece fructífera es adoptar un
enfoque multidisciplinar que abarque todos los niveles intervinientes y sus relaciones
(Bunge, 1985). Wilhelm Wundt alertó, hace más de un siglo, sobre los riesgos de recurrir
exclusivamente a la fisiología como clave explicativa en detrimento de la ciencia psicológica:
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postura así permite no sólo el avance de la ciencia, sino también la resolución –al menos
tentativa- de problemas humanos y sociales, ¿resulta preferible optar por ello?
El éxito de los denodados esfuerzos por conocer en profundidad la naturaleza y
funcionamiento del sistema nervioso y su relación con lo mental depende, en parte, del
desarrollo de investigaciones en las ciencias sociales y las humanidades que ofrezcan un
marco general desde el cual pueda ser interpretado el gran cúmulo de datos disponible. Las
técnicas más precisas para la exploración de cómo funciona el sistema nervioso estarán
completas cuando sus resultados se analicen en el contexto de la vida psicosocial,
integrando tanto los conocimientos estrictamente neurobiológicos como el conocimiento de
que disponemos –por cierto, escaso- sobre las interrelaciones entre la biología y la cultura
(Álvarez González, 2009). Por tanto, el problema mente-materia está lejos de ser resuelto,
pero debe mantenerse vívido el intento de darle una solución, al menos parcial y provisoria,
que ofrezca una franca oposición tanto a las posiciones que niegan o ignoran las leyes
comunes a todas las ciencias, así como a los reduccionismos disfrazados de parsimonia.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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