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I.

Acciones cambiarias y extracambiarias


La doctrina clasifica las acciones vinculadas a los títulos
valores, en dos grandes categorías:  acciones cambiarias y
extracambiarias.
Todo tenedor de un título valor  está provisto, en
principio, del llamado derecho cambiario, o sea, del
derecho a exigir la prestación de la suma de dinero
estipulada en el documento. Para hacer efectiva esa
prestación, cuando no media cumplimiento voluntario,
el Decreto Ley 14.701, de 12 de setiembre de 1977, de
Títulos Valores  (DLTV) le confiere la
denominada acción cambiaria [ 1 ] .
La acción cambiaria  (que puede ser ejecutivas u ordinarias)  tiene por objeto la
satisfacción del derecho incorporado  al título valor (la suma de dinero del título).  

La regulación de la acción cambiaria se encuentra sólo en sede


de letras de cambio , en los arts. 99 y ss.  del DLTV.
Las extracambiarias se relacionan con la  letras de
cambio  pero sin tener que ver directamente con el
cobro del derecho incorporado en ella, como sucede, a
saber, en la acción causal , en la acción de
enriquecimiento injusto  y en la acción   de cancelación .
Algunas de estas acciones extracambiarias  se prevén en
forma general para todos los   título s   valores   y otras se
disciplinan sólo para la   letra de cambio .
Los arts. 25 y 26 del DLTV mencionan a la acción
cambiaria, a la acción causal   y la   acción de
enriquecimiento injusto , con normas que, por su
ubicación, pretenden ser de aplicación general a todos
los títulos valores. Estos dos artículos contienen,
apretadamente, la disciplina de sólo dos de ellas:
la   acción causal   y la   acción de enriquecimiento injusto .  
Por otra parte, el DLTV sólo ha previsto la   acción de
cancelación   para el caso de pérdida, sustracción o
destrucción de las letras y no contiene normas generales
para el caso de que esos hechos sucedan respecto a los
restantes   títulos valores  ( art. 109 ). No obstante, es
aplicable a los vales, en virtud de lo dispuesto por el  art.
125, y a los cheques, según la remisión establecida en
el art. 126 .
El DLTV condiciona el ejercicio de las acciones que prevé, al cumplimiento por el portador de una

serie de deberes y cargas.

Para empezar, antes de enfrentarse al deudor, el portador debe


elegir: o le inicia las acciones cambiarias o le inicia la   acción
causal . Obviamente si elige la segunda debe devolverle el  título
valor  pues, de lo contrario, el deudor queda expuesto a que le
cobren la misma deuda por medio de dos acciones.  
Fuera de este DLTV, dentro del marco del Derecho civil y del
Derecho comercial y de su común Derecho procesal,
encontramos otras posibilidades de accionamiento que pueden
tener por objeto a los  título s   valores , como ser la acción de
reivindicación y otras que emergen de contratos que recaen
sobre el título valor  como bien.
II. Clasificaciones de las acciones cambiarias

Es necesario precisar previamente que no existe una  acción cambiaria  como una acción, con
caracteres típicos y especiales desde el punto de vista procesal. No hay un tipo de proceso

específico para obtener la satisfacción judicial de los derechos cambiarios. Para lograr el
reconocimiento judicial del derecho o la agresión efectiva contra el patrimonio del deudor, el

portador del título valor tendrá procesos ordinarios o procesos ejecutivos que se regulan por el
Derecho procesal común, aunque con algunas normas particulares que se analizarán.  

A. Clasificación de las acciones cambiarias en función de


quién sea el actor
Teniendo en cuenta quién es el actor , las acciones se pueden clasificar en dos tipos: acciones

para el cobro y acciones para el rembolso.

1. Acciones para el cobro

La acción cambiaria de cobro es la que posee el  último tomador, para demandar el monto
del título valor , más sus intereses, gastos del protesto y otros  que se hubieran efectuado para

conservar   el ejercicio de la acción


(art. 100 DLTV). Complementariamente, el  art. 354.1 del Código General del Proceso  (CGP)

establece:

«Cuando se pida ejecución en cualquiera de los casos que la aparejen, el tribunal


decretará inmediatamente el embargo y mandará llevar adelante la ejecución hasta

hacerse efectiva la cantidad reclamada, los intereses, costas y costos .»

2. Acciones para el rembolso


La acción de rembolso es  aquella que ejerce el obligado
cambiario que ha pagado el importe del título valor , sea
endosante o avalista. En el caso de la  letras de cambio , la
acción de rembolso la puede ejercer, también, el librador.  
La acción de reembolso se dirige contra quienes sean obligados
respecto a quien pagó por el  título valor .
Tiene por objeto el reembolso de lo pagado,  los intereses de esta suma, calculados desde el día
del desembolso, y los gastos que hubiese hecho (art. 101).

B. Clasificación de las acciones cambiarias en función de quién sea el demandado

¿Contra quién se ejerce la acción cambiaria? Para contestar esta


interrogante debemos referirnos previamente al régimen de
solidaridad que afecta a todos los firmantes
de título s   valores  de contenido dinerario, establecido por el  art.
105   del DLTV . Esta norma establece que « todos los que firman
una letra de cambio sea como libradores, aceptantes o
avalistas, quedan solidariamente obligados hacia el portador» .
En virtud de esta disposición, el portador o el obligado que
pagó el título valor   tiene derecho a dirigir su acción de cobro o
de reembolso contra cualquiera de los firmantes del  título
valor   o contra todos ellos, en forma colectiva.
También, prevé el   art. 105   que, cuando se haya promovido
acción contra uno de los obligados, ello no impide accionar
contra los otros, aun cuando fuesen posteriores al primer
demandado.
Teniendo en cuenta las figuras de los posibles demandados de
una acción cambiaria, se efectúa tradicionalmente una
clasificación de las acciones en directas y de regreso, que
recoge el DLTV.
1. Acción cambiaria directa

La acción cambiaria directa es la que tiene el tenedor contra el principal obligado.  

En el caso de los vales, el principal obligado es el librador.

En el caso de la letras de cambio, el principal obligado es el  girado aceptante (art. 76, inc.2).

Contra éste y su avalista, el tenedor posee una acción cambiaria directa.

Tanto en el caso del vales  como en el de la letras de cambio, el avalista del librador o del girado
aceptante (respectivamente), son considerados, también, como principal obligado, por cuanto están

obligados en iguales términos que su avalado ( art. 18).

En el cheque, el principal obligado es el librador. El tenedor


tiene acción directa contra el librador.  No hay acción contra el
banco girado.
2. Acción cambiaria de regreso

La acción cambiaria de regreso  es la que tiene el tenedor contra los demás obligados cambiarios .
Las acciones de regreso para el cobro o el reembolso están previstas en los  arts. 99 y ss. de la

sección VII, dedicada específicamente a las acciones cambiarias, según resulta de su  nomen juris.
Su contenido está determinado por los

arts. 100 y 101 ya referidos.

Precisiones

* Esta clasificación de las acciones se ajusta a las distintas responsabilidades


asumidas por los firmantes de la letra. El girado, por su aceptación, se convierte en

obligado principal de la letra ( art. 76). Contra él se tiene, por lo tanto, acción
directa.

En las letras de cambio, el librador y los endosantes se obligan pero no en forma

directa y principal, sino en cuanto con su firma garanten la aceptación y el pago que
debe hacer el girado ( arts. 60 y 66). Es precisamente porque garantizan que pueden

ser llamados a responder frente a la no aceptación o al no pago por el girado. Por


ello, contra estos se tiene una acción de regreso.

El librador que crea la letra de cambio  garante su aceptación y su pago, frente a

todos los endosatarios futuros. Es lógico, por lo tanto, que responda frente a todos
ellos y que deba pagarla si el girado no lo hace y reembolsarle a cualquiera lo que

haya pagado por la letra de cambio, pero no es nunca obligado principal, sino
siempre de regreso.

El endosante garante la aceptación y el pago frente a su endosatario y a quienes le

sigan. De manera que a ese endosante se le puede exigir el pago o reembolso, sólo
por los endosatarios posteriores a quienes garantizó.

* Nos permitimos recordar que es un principio fundamental del Derecho cambiario,

que el pago efectuado por el obligado principal - girado aceptante - libera a todos
los obligados de regreso. Pagada la  letra de cambio  por el girado, judicial o

extrajudicialmente, se extinguen los derechos incorporados a ella.

* Otro principio que interesa señalar es el siguiente: el pago por parte de un


obligado de regreso libera a los obligados de regreso que le siguen en el nexo

cambiario pero no libera a los obligados que le preceden. Tanto es así, que el art.
102 establece al final:

«Cualquier endosante que haya pagado la   letra de


cambio  puede cancelar su endoso y los que le
siguen.»
En consecuencia, efectuado el pago por un endosante, se extinguen las acciones

contra los endosantes que le siguen pero no contra los endosantes que le preceden ni
contra el librador.

Efectuado el pago por vía de regreso por el librador, se extinguen las acciones contra

los endosantes.

* Efectuados los pagos por vía de regreso, en ningún caso queda liberado el girado
aceptante. Siempre queda pendiente su obligación frente a quien pagó o a quien

reembolsó por vía de regreso por aplicación de los arts. 105 y   76.
Es decir que quien pagó por vía de regreso conserva acción directa de reembolso

contra el girado.

* En el cheque, el tenedor tiene acción directa contra el librador y de regreso contra


los endosantes.

C. Clasificación de las acciones cambiarias teniendo en cuenta su trámite procesal

La acción cambiaria, tanto directa como de regreso, puede ser


ejecutiva u ordinaria.  
El tenedor de un título valor puede exigir judicialmente el
importe consignado, ya por la  vía ejecutiva, ya por
el procedimiento ordinario [ 2 ] .
1. Acción cambiaria ejecutiva

Se denomina  acción cambiaria ejecutiva  a aquella acción fundada en un título valor de contenido

dinerario, que se tramita por la vía del juicio ejecutivo,  tal como está regulado por el  CGP (arts.
353 y ss.), con algunas particularidades en cuanto a las condiciones requeridas para poder

promover la acción, la limitación de excepciones y la limitación de los medios probatorios respecto


de algunas de ellas.

a. Condiciones requeridas para poder promover la acción cambiaria ejecutiva

* Letras de cambio
El art. 107, confiere acción cambiaria ejecutiva a la  letra de
cambio  debidamente protestada: 
«La letra de cambio debidamente protestada es título ejecutivo para accionar por el

importe del capital y accesorios conforme a lo dispuesto en los artículos precedentes. »

No se requiere el previo reconocimiento de firma. La DLTV presume tácitamente la autenticidad  


de las firmas, abriendo la vía ejecutiva, sin perjuicio de que el demandado pueda excepcionarse
alegando la falsedad de su firma.

Se confiere a la letra de cambio  protestada carácter de título ejecutivo, dándole una  presunción de
autenticidad. El DLTV presume la veracidad de las firmas cambiarias, admitiendo directamente la

acción ejecutiva contra todos o cualquiera de los firmantes, sin exigir que se recabe previamente el
reconocimiento de sus firmas, como se exige en el Derecho procesal para otros documentos.

* Vales
En la misma tesitura, el art. 124  declara que se presumen
auténticos los vales, pagarés o conformes . Por ello, la misma
norma exime de realizar la  diligencia judicial de
reconocimiento de firma. 
No obstante, el art. 124 del DLTV, en su  inc. 2, establece que la intimación prevista por el inciso
final del art. 53 de la Ley 13.355 de 1965, podrá sustituirse por un  requerimiento de pago en un

plazo de tres días, documentado mediante telegrama certificado o colacionado. El inciso final de
la norma referida dispone que, cuando no exista diligencia judicial de reconocimiento o protesto

(como sucede en el caso de los vales), la ejecución no podrá decretarse sin previa intimación de
pago al deudor. Significa, entonces, que si no se intima el pago, no puede decretarse la ejecución.

Ver:  El vale como título ejecutivo cambiario

* Cheques
Una norma con sentido similar se encuentra en el  art. 39, inc. 3,
del Decreto Ley 14.412 de 8 de agosto de 1975, de
Cheques  (DLCh): 
«La constancia de la presentación y  falta de pago del cheque tendrá carácter de protesto
por falta de pago. Puesta la constancia de presentación y falta de pago, el cheque, sin

ningún otro requisito, aparejará ejecución .»  

b. Trámite de las excepciones


El juicio ejecutivo cambiario especial presenta dos diferencias fundamentales con el juicio
ejecutivo común:

En primer lugar, la limitación de medios probatorios . Así sucede en cuanto a la  excepción de


espera o quita , que debe ser acreditada por « documento público o privado  reconocido

judicialmente».  

En segundo lugar, la limitación de excepciones. Esta


particularidad surge de lo dispuesto en los arts. 45  del DLCh y
108, inc. final, del DLTV. 
Las excepciones se deben interponer en el término procesal de
diez días que corre a partir de la citación de excepciones, en las
condiciones establecidas por el  art. 355.1 del Código General
del Proceso  (CGP):
"La citación de excepciones se practicará en la forma
establecida para el emplazamiento en los artículos 123 y
siguientes.
El demandado dispondrá de un plazo de diez días, extensibles
en función de la distancia (artículos 125 y 126), para oponer
cualquier excepción que tuviere contra la demanda, debiendo
deducirlas todas conjuntamente en un mismo escrito,
acompañar toda la probanza documental de que disponga y
mencionar todos los concretos medios de prueba de que intente
valerse."
Debe tenerse en cuenta, además, lo establecido en los  arts. 125
y 126 del CGP :
«Art. 125. Emplazamiento fuera de la ciudad. Si el demandado se domicilia fuera de
la ciudad, villa o pueblo, el emplazamiento se practicará en la forma prevista para

las notificaciones en ese lugar.


En este caso, el plazo correspondiente se aumentará con un día por cada cien

kilómetros, según la planilla de distancias que confeccione la Suprema Corte de


Justicia.

Art. 126. Emplazamiento fuera del país. Si el demandado se hallare fuera del país,

será emplazado mediante exhorto librado a las autoridades del lugar en que se
domicilie.

El plazo para comparecer será fijado prudencialmente por el tribunal entre un

mínimo de sesenta días y un máximo de noventa.»

Contestadas las excepciones  o vencido el plazo para hacerlo,


el tribunal convocará a audiencia  (art. 357.1 CGP). 
Si se opuso excepción de incompetencia y el juez la recoge, el
actor podrá iniciar una nueva acción ejecutiva ante la sede
competente.  
Si se opuso la excepción de incompetencia, el juez que la acoge no puede expedirse sobre las

restantes. Sólo se pronunciará sobre las otras excepciones en caso de haberla rechazado ( art. 358.1
y 358.2 CGP).  

La audiencia se realizará conforme con lo previsto para la


audiencia preliminar y, en su caso, la audiencia complementaria
de prueba (arts. 340, 341, 343),  sin perjuicio de lo dispuesto en
el art. 358. La inasistencia no justificada de la parte actora a la
audiencia preliminar tendrá las consecuencias previstas en el
art. 340.2. La inasistencia no justificada de la parte demandada
a dicha audiencia se tendrá como desistimiento de las
excepciones opuestas y determinará la firmeza de la providencia
inicial. La sentencia interlocutoria que lo decida será apelable
sin efecto suspensivo (art. 357.2 CGP).
c. Juicio ordinario posterior

Las sentencias dictadas en el juicio ejecutivo sólo adquieren  cosa juzgada formal ; pueden ser
revisadas en un juicio ordinario posterior.  

Cuando el juez hace lugar a ciertas excepciones, se produce una


cosa juzgada formal. No obstante, existen importantes
limitaciones a la revisión que se puede operar en este juicio
ordinario posterior.
 Pueden tratarse en juicio ordinario posterior,
exclusivamente, las defensas que la ley considera
inadmisibles en el juicio ejecutivo, si no hubiesen
sido examinadas, en su mérito, en aquél  (art. 361
CGP ). Entonces, si se rechaza la acción ejecutiva
por inhabilidad del título, el actor no puede plantear
una nueva acción ejecutiva sobre la base de ese
título, ni puede obtener la revisión de lo actuado en
un juicio ordinario posterior .  
 Toda defensa que hubiere podido ser deducida en el
proceso ejecutivo no habilitará la promoción de
juicio ordinario posterior (art. 361 CGP ). 
El proceso ordinario posterior al proceso ejecutivo es, según la doctrina procesalista, una  revisión

de la sentencia  dictada en el proceso ejecutivo. Véscovi lo llama proceso revisivo y explica su


fundamento: el proceso ejecutivo constituye un procedimiento sumario, con limitación de defensas,

lo que determina esta otra vía que permite revisar aun lo ya juzgado.

Pueden ser objeto de un juicio ordinario posterior:

* la sentencia que se dicta al iniciarse el proceso, trabando embargo y que queda firme
cuando no se plantean excepciones;

* la definitiva que se dicte en caso de haberse opuesto excepciones y

* cualquier otra sentencia que se dicte en ese proceso, para resolver cuestiones

incidentales.

El proceso ordinario posterior debe plantearse en las condiciones requeridas por la Ley. Si ellas no
se cumplen, las sentencias dictadas en el proceso ejecutivo adquieren fuerza de cosa juzgada

material y las cuestiones controvertidas en ese proceso ejecutivo ya no podrán ser reconsideradas
en otro juicio.

El art. 361.2 del CGP  agrega que, cualquiera sea la naturaleza de la demanda que se interponga,

será competente el mismo tribunal que entendió en la primera instancia del proceso

 cuyo titular no será recusable por prejuzgamiento


ejecutivo,

fundado en dicha circunstancia .


El art. 361.3  establece que el derecho a obtener la revisión de
lo resuelto en el proceso ejecutivo caducará a los  noventa
días de la fecha en que quedó ejecutoriada la sentencia dictada
en el proceso ejecutivo.
2. Acción cambiaria ordinaria

El DLTV no prevé - pero tampoco excluye - que el portador de la letra protestada pueda promover

una acción cambiaria por la vía del juicio ordinario para el reconocimiento de sus derechos,
prefiriendo la mayor seguridad que ofrece la cosa juzgada de un juicio de este tipo sobre la ventaja

que supone la rapidez que le acuerda el juicio ejecutivo para la satisfacción de su prestación.

De manera que el portador de un título valor, tiene la posibilidad de optar por uno u otro tipo de
juicio.

a. Posición de Pérez Fontana

Pérez Fontana sostiene que para el ejercicio de la acción cambiaria el titular puede elegir entre el

proceso ordinario o el proceso ejecutivo pero, después de afirmar tal cosa, expresa que la acción
cambiaria es un juicio ejecutivo especial.
Como consecuencia de tal postura expresa que, en los casos en que el  DLTV hace perder la acción

cambiaria, se pierde esa acción ejecutiva especial; no obstante, el portador podría ejercer su
derecho utilizando el juicio ejecutivo común u ordinario[1].

b. Nuestra posición

A nuestro entender, es necesario precisar que no existe una  acción cambiaria  como una acción, con

caracteres típicos y especiales desde el punto de vista procesal. No hay un tipo de proceso
específico para obtener la satisfacción judicial de los derechos cambiarios[2].

La acción cambiaria es una designación genérica con la cual se señala la posibilidad que tiene el

portador de la cambial de ejercitar en juicio su derecho.

El portador de un título valor tiene una acción cambiaria, esto es, la posibilidad de reclamar
judicialmente lo que se le debe. La acción cambiaria, tanto la directa como la de regreso y la de

reembolso puede ser tramitada por la vía de un juicio ordinaria ejecutivo[3].

En el juicio ordinario, típicamente de conocimiento, se persigue una declaración judicial que


reconozca el derecho. La acción cambiaria ejecutiva tiene por objeto  obtener el cumplimiento

forzado de la obligación que surge del título [4].

En nuestro concepto, cuando se pierde la acción cambiaria, se pierde toda posibilidad de reclamar
el derecho que se incorporó en el título. Si se pierde la acción cambiaria, no hay vías judiciales

abiertas, ni ejecutivas ni ordinarias.

III. Particularidades de la acción cambiaria y diferencias con la acción causal

A. Legitimación activa

Hechas estas precisiones pasamos a considerar otro tema: quiénes pueden ejercer las acciones

cambiarias directas y de regreso.

1. En primer lugar, el  portador que ha presentado la letra de pago al girado y que


no ha sido satisfecho , tiene acción cambiaria directa contra el aceptante y de

regreso contra cualquiera de los restantes obligados cambiarios y puede demandar


colectivamente a todos ellos - aceptantes y demás obligados cambiarios ( arts. 76 y 99

DLTV).

2. En segundo lugar, el deudor cambiario que pagó la letra  tiene la llamada acción
de reembolso que puede ejercer mediante una acción directa contra el aceptante ( arts.

76 y 101 DLTV) o una acción de regreso contra quienes son sus garantes ( art. 101
DLTV). El actor, en este caso, no es el acreedor originario sino un anterior deudor

cambiario convertido en acreedor derivado por efecto del pago.

Damos ejemplos . El portador tiene acción contra cualquiera o todos los firmantes: el


aceptante, el librador, los endosantes y los avalistas, esto es, acción directa y acción

de regreso a la vez. Un endosante que ha pagado la letra tiene acción de reembolso


de regreso contra el librador y los endosantes anteriores, además de conservar acción

de reembolso directa contra el aceptante.

3. En cuanto al librador pueden darse dos situaciones distintas.


a. El librador tiene acción directa de cobro contra el aceptante, cuando

es portador de la letra en virtud de un endoso efectuado a su favor, lo


cual es posible porque así lo admite el art. 63. Este accionamiento

está  expresamente permitido por el inc. 2 del art. 76, que dispone:

«A falta de pago, el portador, aunque sea el propio librador,


tendrá contra el aceptante una acción directa ...»

b. El librador que pagó la letra por vía de regreso tiene acción

cambiaria de reembolso contra el aceptante. El único que no tiene


acción cambiaria es el girado que pagó la letra. El girado aceptante es

el principal obligado. La letra no se crea ni se tramite a su favor.


Quien crea la letra da orden al girado para que pague y garante al

tomador y a futuros tenedores que la letra será pagada. Cada


endosante, al trasmitirla, se constituye en garante, frente a futuros

tenedores, de que la letra será pagada por el girado.

Cuando el girado paga se extingue el derecho creado en la letra. Si el girado pagó es porque tiene
fondos del librador o porque le ha concedido crédito. Si el girado pagó sin tener fondos para ello

sólo tendrá - según veremos - una acción extracambiaria para obtener del librador el reintegro de
las sumas pagadas.

B. Deberes y cargas del portador

1. Razón de ser y consecuencias del incumplimiento

a. Razón de ser

Las acciones cambiarias de regreso se pierden si el portador no realiza determinados actos: si no la

presenta para la aceptación o para el pago en determinados casos y si no la protesta por falta de
aceptación, por aceptación irregular o por falta de pago.

¿Por qué es así? Porque la Ley dispone que la responsabilidad de los obligados de regreso se haga

efectiva sólo ante el incumplimiento del girado. Por ello, antes de reclamar a los obligados de
regreso, que son garantes de la aceptación y del pago, el portador debe presentar la letra al girado.

A los efectos de controlar que el portador ha hecho la presentación de la letra y que es cierto que

el girado se ha negado a aceptar o a pagar, se impone que se proteste notarialmente. Con el


protesto se prueba fehacientemente   la presentación en tiempo y la negativa del girado a aceptar o

pagar, con lo cual queda abierta la posibilidad de accionar contra los garantes.

b. Incumplimiento: caducidad de las


acciones de regreso

Si el portador es negligente y no se presentó a recabar la aceptación y el pago en tiempo o si se

presenta pero no protesta cuando el girado niega aceptación o el pago requerido, no podrá probar
fehacientemente la negativa del girado y, en consecuencia, pierde las acciones contra quienes

dieron su garantía. Así lo establece el artículo 106 que sanciona esas omisiones con la “ caducidad”
de la letra.

La omisión de esos deberes no perjudica la letra en cuanto a las acciones directas con respecto al

girado aceptante. Resulta del artículo 76, inciso 2, y 106 combinados.


Resumiendo, la caducidad de la letra afecta sólo las acciones de regreso y no a las directas.

2. Ejercicio de acciones antes del vencimiento

Cabe precisar que la acción para el cobro se tiene, aun antes del vencimiento estipulado en la letra

si ésta, al no ser aceptada, fue protestada por falta de aceptación (art. 99, ap. B, numeral 1).
Explicación: cuando el girado no acepta está dando un preaviso de que no pagará al vencimiento.

La Ley, entonces, acude en tutela del portador y le permite que accione, sin esperar al vencimiento.
En esta hipótesis, el portador sólo tendrá acciones de regreso (art. 99), puesto que si no hay

aceptante no puede haber acción directa.

Esta norma tiene dos excepciones: a) si el librador no garantizó la aceptación y la letra no se


acepta, no queda abierta la acción de regreso, hasta que no llegue el vencimiento y se proteste por

falta de pago (art. 60);   b) cuando la letra es a cierto plazo desde la vista y se protesta por falta de
aceptación, no se produce el vencimiento anticipado, puesto que en esta hipótesis   rige el artículo

80 que establece que en estas letras el plazo corre desde la fecha del protesto.

El artículo 80  contiene una norma especial para este tipo de letras, contradictoria con la norma de
carácter general contenida en el artículo 99, ap. B, n. 1.

Existe otra hipótesis de accionamiento antes del vencimiento en los casos de concurso, quiebra o

concordato del girado (art. 99, ap. B, 2).

La norma es coherente con la antes comentada, que admite vencimiento   anticipado en caso de falta
de aceptación. Cuando el girado concursa o quiebra queda de manifiesto que no podrá pagar aun

cuando quiera. El portador puede, entonces, promover acción cambiaria de regreso contra los demás
obligados, sin esperar al vencimiento. Éstos tienen la posibilidad prevista por el art. 104, inc. 2:

«El librador, endosante y avalista, en caso de


reclamación, pueden diferir el pago hasta el día del
vencimiento, dando fianza bastante a juicio del
tenedor, o depositar el importe o abonarlo con
descuento de los intereses por el tiempo que falte para
su vencimiento.»
Esta posibilidad está dada exclusivamente para el caso de quiebra, concurso o concordato del
girado y no para la primera hipótesis de vencimiento anticipado estudiada en que se aplica el inciso

final del art. 100.

Existe un tercer caso de vencimiento anticipado, cuando se produce la quiebra, concurso o


concordato del librador de una letra no aceptable.

Cuando la letra tiene la mención  no aceptable y respetando esa mención no se presenta a la

aceptación y no se acepta, el librador es el obligado principal en regreso. Es el principal garante


pues responde, según vimos, frente al tenedor y a todos los endosantes. Si se produce su quiebra,

concurso o concordato, disminuyen las garantías que ofrece la letra y es justo que se autorice,
entonces, como en los casos antes señalados, el accionamiento antes del vencimiento.

En resumen, para la hipótesis de quiebra, concurso o concordato, sólo se produce el vencimiento

anticipado, si esos sucesos tienen lugar respecto al girado o con respecto al librador pero, en este
segundo caso, sólo cuando se trata de la letra  no aceptable. El concurso civil o comercial de los
demás obligados cambiarios y del librador en las letras con aceptación facultativa u obligatoria, no

precipita el vencimiento de la letra.

3. Prescripción

El art. 116, al establecer los plazos de prescripción de las letras de cambio, tiene en cuenta sus
elementos personales específicos. En esta disposición se prevé distintos plazos de prescripción.

a. Prescripción de las acciones contra el

aceptante

 Toda acción contra el aceptante (obligado principal y directo), prescribe en el plazo de  tres años.
El plazo se cuenta desde la fecha de vencimiento.

b. Prescripción de las acciones del portador contra endosantes y

librador

La acción del portador contra endosantes y librador (obligados de regreso) prescribe al  año. El
plazo se cuenta desde la fecha del protesto formalizado en tiempo útil y desde el vencimiento de la

letra si ésta no fuera protestable.

c. Prescripción de las acciones de reembolso

La acción del endosante que pagó la letra o que ha sido demandado por acción de regreso, contra
los otros endosantes y contra el librador, prescribe a los  seis meses . El plazo se cuenta desde el día

en que el endosante pagó o desde aquél en que se le notificó la demanda.

C. Diferencias con la acción causal

La creación y la trasmisión de una letra tienen como causa una relación fundamental entre el
librador y su tomador, entre librador y girado, entre cada endosante y su endosatario,

respectivamente. Tal como se establece en el  art. 25, la relación causal no se extingue por la
creación o trasmisión del título. Por lo tanto, el propietario de un título valor tiene dos derechos a

la vez: el emergente de la relación fundamental que lo liga al creador o al endosante que lo


trasmitió y el derecho incorporado al título.

Para obtener el reconocimiento judicial de esos dos derechos tiene sendas acciones judiciales que

la Ley ha denominado, respectivamente, como  acción cambiaria  y como acción causal. El objeto de


la acción causal es obtener la prestación debida por la relación fundamental que fue causa de la

creación o de la trasmisión de la letra. Tal como se analizó precedentemente, el objeto de la acción


cambiaria es obtener la prestación que consta en el título.

El propietario del título valor no puede pretender simultáneamente la satisfacción de los dos

derechos y, desde luego, no puede actuar judicialmente promoviendo a la vez dos acciones. Si lo
hiciera, si se le permitiera hacerlo, se enriquecería injustamente. La Ley le impone una mecánica

especial para el ejercicio de sus derechos. En efecto, quien recibe un título valor, en el acto de
recibirlo, renuncia a ejercer privada o judicialmente los derechos emergentes de la relación

fundamental, pero no renuncia definitivamente a ello. Puede, en cualquier momento, por cualquier
razón, resolver exigir la prestación debida por la relación fundamental pero si así lo decide, debe

renunciar al ejercicio del derecho cartular. Esa renuncia debe materializarse con la restitución del
título a quien se lo entregó. Lo establece expresamente el art. 26.
Con otras palabras, el portador de un título valor, a su vencimiento, debe optar entre el ejercicio

de la acción cambiaria o el ejercicio de la acción causal. No le está permitido el ejercicio


simultáneo de ambas.

El portador de una letra de cambio, llegado el vencimiento, si no es pagada, debe adoptar una

decisión. Debe resolver si exige judicialmente la suma de dinero expresada en el título o letra o si
promueve una acción contra el librador o el endosante que se la entregó por un préstamo efectuado

y cuyo importe se debe. No puede ejercer la acción cambiaria y causal a la vez. Debe elegir
promover el juicio ejecutivo con su letra debidamente protestada contra cualquiera de los obligados

cambiarios o renunciar al ejercicio de esa acción y, en su lugar, demandar al prestatario de la


relación fundamental requiriéndole la devolución de lo prestado.

Al decir acción causal, el legislador no se está refiriendo a un especial rito procesal. La acción

causal se encauzará por las vías procesales que el Derecho procesal ha previsto para el negocio
jurídico de que se trate.

Tanto las expresiones  acción causal como acción cambiaria  responden a un uso tradicional que

podemos calificar como impropio, ya que pueden sugerir que se trata de ritos procesales distintos y
especiales, cuando en rigor no lo son. El calificativo causal o cambiaria agregado a la palabra

acción sólo tiene por fin llamar la atención sobre el objeto del juicio que se promueve: en uno se
busca el reconocimiento de un derecho emergente de una relación fundamental y en el otro se

procura la satisfacción del derecho incorporado al documento.

Finalmente, la acción causal se promoverá por las vías procesales que la Ley acuerde al negocio
causal, juicio ordinario o juicio ejecutivo. No existe una acción causal específica como no existe

una acción cambiaria típica.

El art. 361 del CGP establece:

«361.1 Lo decidido en el proceso ejecutivo podrá ser modificado en proceso ordinario


posterior.
Este proceso sólo podrá promoverse cuando haya quedado ejecutoriada la sentencia
pronunciada en el proceso ejecutivo.

361.2 Para conocer en el proceso ordinario posterior, cualquiera sea la naturaleza de la

demanda que se interponga, será competente el mismo tribunal que hubiere entendido en la
primera instancia del proceso ejecutivo.

361.3 El derecho a obtener la revisión de lo resuelto en el proceso ejecutivo caducará a los

seis meses de ejecutoriada la sentencia pronunciada en éste.»

El art. 379 dispone:

«379.1 Al promover la ejecución, el acreedor presentará el


título y solicitará las medidas cautelares convenientes a su
derecho, de acuerdo con lo dispuesto en los artículos
siguientes.
El tribunal examinará el título que se le exhibe y, si lo considerase suficiente, despachará

mandamiento de ejecución y cometerá al funcionario que corresponda para que lleve adelante
los procedimientos de apremio.
379.2 Cumplida efectivamente la medida cautelar, se notificará al ejecutado y éste, dentro del

plazo de diez días, extensible en razón de la distancia, podrá oponer las defensas de pago o
inhabilidad del título por falta de los requisitos esenciales para su validez, a la que

acompañará toda la probanza documental de que disponga y mencionando todos los concretos
medios de prueba de que intente valerse.

379.3 El tribunal rechazará sin sustanciar, toda excepción que no fuere de las enumeradas, las

que no se opusieren en forma clara y concreta, cualquiera sea el nombre que el ejecutado les
diere y las que, tratándose de cuestión de hecho, no se acompañaren con los medios

probatorios o con su indicación.

La resolución denegatoria admitirá el recurso de apelación (artículos 250, numeral 2° y 254).

379.4 Si las excepciones fueren admitidas, se sustanciarán y fallarán por los trámites de los
artículos 256 a 360.

379.5 En los casos de los numerales 2°, 3°, 5° y 6° del artículo 377, procederá el juicio
ordinario posterior a que refiere el artículo 361.»

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