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7.

8 EXCLUYENTES DE RESPONSABILIDAD Y TEORÍA DE LOS RIESGOS


Respecto a las excluyentes de responsabilidad, se exime de responsabilidad
civil, cuando el daño se produzca por culpa inexcusable de la víctima, haya sido
por culpa o hecho de un tercero, es decir, una persona que no sea el sujeto que
realizó el acto directamente o por caso fortuito. Ver artículos 1913 y 1914 CCM

Artículo 1913. Cuando una persona hace uso de mecanismos, instrumentos, aparatos o substancias
peligrosas por sí mismos, por la velocidad que desarrollen, por su naturaleza explosiva o inflamable, por la
energía de la corriente eléctrica que conduzcan o por otras causas análogas, está obligada a responder del
daño que cause, aunque no obre ilícitamente, a no ser que demuestre que ese daño se produjo por culpa o
negligencia inexcusable de la víctima.

Artículo 1914. Cuando sin el empleo de mecanismos, instrumentos, etc., a que se refiere el artículo anterior, y
sin culpa o negligencia de ninguna de las partes se producen daños, cada una de ellas los soportará sin
derecho a indemnización.

Se indica que existe exclusión de responsabilidad:


A. Si se demuestra que el daño se produjo por culpa o negligencia inexcusable de la
víctima.
B. Una conducta que no sea ilícita en la cual no se utilice ningún elemento peligroso y
produzca un daño.
Ejemplo: Vas caminando por los pasillos de una tienda de porcelana, tropiezas y
rompes algo.

La teoría de los riesgos plantea, en el Derecho civil, la pregunta sobre la suerte


de las obligaciones de las partes cuando la cosa que es objeto del contrato se
pierde a consecuencia de un caso fortuito.

Esta teoría supone entonces que nos encontramos ante un contrato bilateral, y
que al menos una de las obligaciones de las partes consista en dar (enajenar en
sentido amplio) una cosa determinada (especie o cuerpo cierto).

De acuerdo con el Código Civil Francés el riesgo es del acreedor. Ello resulta
lógico pues en el derecho francés el perfeccionamiento de un contrato genera
"efectos reales", es decir, por el solo contrato nacen o se constituyen no solo
derechos personales, sino que también derechos reales, como la propiedad. Así,
en el Derecho francés, el contrato de compraventa no solo hace titular al
comprador de un derecho para exigir que se le entregue la cosa, sino que lo hace
dueño. Por lo tanto, el riesgo es siempre del dueño (res perit domino) que es al
mismo tiempo acreedor (res perit creditore)

En el caso de México, el riesgo es siempre del dueño, res perit domini; en el


Derecho mexicano la cuestión estriba en saber en qué momento se transfiere el
derecho de propiedad, la solución radica en determinar si la cosa transferida es
cierta y conocida por el adquiriente, si es así, la cosa se transfiere al patrimonio
del adquirente, y este es ya dueño de la cosa, aun cuando no haya pagado por
ella.
Así por ejemplo, si se compra un cuadro cierto y conocido, se hace el contrato y se
acuerda entregar las prestaciones al día siguiente, ya se es dueño de la cosa,
desde la celebración aun cuando no haya pagado.
Pero respecto de cosas genéricas, la situación es contraria, el riesgo es del
vendedor, porque la transmisión del dominio se hace en el momento en que la
cosa es cierta y determinada con conocimiento del comprador.

7.9 ACCIÓN CONTRA LA SIMULACIÓN


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7.10 SANEAMIENTO POR EVICCIÓN


El saneamiento por evicción es la obligación legal que tiene el vendedor de un
bien inmueble de indemnizar al comprador cuando se produce la evicción del
inmueble vendido.

Significado de evicción
La evicción es una situación jurídica que se caracteriza por la privación total o
parcial de un inmueble, sufrida por su adquirente, en virtud de una sentencia
judicial o administrativa, "esta puede ser derivada de una acción reivindicatoria"
dictada sobre la base de derechos alegados por terceros cuyas causas son
anteriores al título de adquisición del primero.

Esta situación, no obstante, se verifica con ocasión de diversas convenciones,


caracterizándose por ser una turbación de derecho, el Código Civil Mexicano la
trata a propósito de la compraventa inmobiliaria y el arrendamiento,
principalmente.

La palabra viene del latín evincere, que significa derrotar, despojar o vencer en un
litigio.

En el ámbito del contrato de compraventa, el vendedor tiene como obligación


principal la entrega de la cosa, pero junto a esta, se contempla el deber de
indemnización cuando se dicta una sentencia judicial firme que decreta que la
cosa vendida corresponde a un tercero en virtud de un derecho anterior a la
compra (evicción), entonces el vendedor deberá indemnizar al comprador por la
privación de la posesión legal y pacífica que sufre a consecuencia de la
mencionada sentencia

Para que haya evicción en la compraventa, se precisa la concurrencia de los


siguientes requisitos copulativos:

 Que el comprador sea privado del todo o parte del inmueble comprado a
consecuencia de un derecho que intente un tercero sobre la cosa.
 Que la privación que sufre el comprador tenga una causa anterior a la venta

 Que la evicción se produzca por sentencia judicial.


La evicción debe ser saneada por el vendedor, siendo una de sus obligaciones en
el contrato de compraventa. Así, el comprador judicialmente atacado tiene la
opción de citar de evicción al vendedor, el que deberá tomar su lugar como
demandado en el juicio.

En caso que la defensa fracase, y el inmueble sea declarado evicta, el vendedor


debe devolver el precio, resarcir los perjuicios y pagar las costas judiciales al
comprador.

7.11 SANEAMIENTO POR VICIOS OCULTOS


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7.12 Resolución de las obligaciones


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7.13 Rescisión
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7.14 Facultad de retención


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7.15 PAGO DE DAÑOS Y PERJUICIOS

Diferencia entre daño y perjuicio


El daño es todo agravio que sufre una persona por la inejecución de una
obligación. El daño, para ser reparado, debe ser cierto, no eventual o hipotético.

En general, daño es sinónimo de perjuicio; sin embargo, el Código Civil distingue


los conceptos de daño y de perjuicio, y establece que “se entiende por daño la
pérdida o menoscabo sufrido en el patrimonio por la falta de cumplimiento de una
obligación”.

También, el Código señala que «se considera perjuicio la privación de cualquier


ganancia lícita que debiera haberse obtenido con el cumplimiento de la
obligación».

Procedimiento de pagos por daños y perjuicios


Debes tener claro que, para que haya un daño contractual reparatorio, es decir, un
pago, no basta que se incumpla la obligación y que el incumplimiento sea
imputable al deudor, es necesario que el incumplimiento produzca un perjuicio.
Toda reclamación de daños y perjuicios, aunque se funde en un derecho
inobjetable a exigirlos, requiere la prueba de su existencia. Para declarar la
responsabilidad no basta que compruebes judicialmente la infracción de la
obligación; es fundamental demostrar la existencia de los daños y perjuicios.

El Código Civil precisa que «la prueba de los daños y perjuicios y de su cuantía
también corresponde al perjudicado por la inejecución de la obligación, o por su
cumplimiento parcial, tardío o defectuoso». Por ello, el incumplimiento de un
contrato no origina necesariamente el derecho a una indemnización, tiene que
haber un daño. La responsabilidad civil, a diferencia de la responsabilidad penal,
no sanciona.

¿Qué pasa si el deudor incumple su obligación y el acreedor no sufre ningún


daño?
En casos como esos, no hay lugar a la indemnización. Sin embargo, el principio
general admite excepciones, siendo las más frecuentes aquellas obligaciones que
en un contrato se establecen con cláusula penal, y dichas obligaciones consisten
en dar sumas de dinero.

Cuando se ha estipulado la obligación con cláusula penal, el acreedor, al menos


teóricamente, no tiene que probar el monto de los daños y perjuicios que le ha
irrogado el incumplimiento.

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