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Experiencias y efectos de la privación de libertad en

hombres recluidos en el C.D.P Santiago Sur.

Estudiantes: Masiel Santander Pardo

Tamara Godoy Retamal

Profesora Guía: Cecilia Leblanc Castillo

TESIS PARA OPTAR AL GRADO ACADÉMICO DE LICENCIADA EN TRABAJO


SOCIAL

TESIS PARA OPTAR AL TÍTULO DE ASISTENTE SOCIAL

Santiago de Chile

Enero de 2018

1
Índice

INTRODUCCIÓN 4
1. Planteamiento del Problema 7

2. Preguntas de Investigación 13

3. Objetivos 13

4. Estrategia Metodológica 14

-Tipo de Estudio 14

-Enfoque de Estudio 15

-Unidad de Análisis 15

-Universo 15

-Muestra 15

-Técnicas de recolección de datos 16

-Técnicas de procesamiento y análisis de información 17

I PARTE: MARCO TEORICO 18

CAPITULO I: Enfoques criminológicos 19

1. Etapa pre- científica: Escuela Clásica 22

2. Etapa científica: Escuela Positivista 25

3. Teorías Criminológicas 26

4. Criminología Crítica 34

5. Control social 39

CAPITULO II: Efectos de la Institucionalización 42

1. Proceso de institucionalización 44

2. Concepto de Prisionización 46

3. Efectos de la cárcel en las personas 49

- Efectos físicos 48

2
- Efectos psicosociales 51

II PARTE: MARCO REFERENCIAL 54

CAPITULO III: Reforma Procesal Penal y el Sistema Penitenciario Chileno. 55

1. Reforma Procesal Penal 55

2. Sistema Penitenciario en Chile 57

3. Derechos Humanos 63

III PARTE: ANÁLISIS DE RESULTADOS 67

CAPITULO IV.- Caracterización socio demográfica de la población

entrevistada.

CAPITULO V.- Significaciones que los sujetos de estudio le otorgan 77

al ámbito familiar y social previo a la privación de libertad.

CAPITULO VI.- Significaciones que los sujetos privados de 88

libertad le otorgan a las relaciones sociales desarrolladas

en el espacio intrapenitenciario.

CAPITULO VII.- Significaciones que los sujetos privados de libertad 94

le otorgan a los efectos de la prisionizacion en el ámbito personal previo,

durante y pos al encarcelamiento.

CONCLUSIONES 111

HALLAZGOS DE LA INVESTIGACIÓN 121

APORTES AL TRABAJO SOCIAL 124

BIBLIOGRAFÍA 128

FUENTES ELECTRÓNICAS 130

ANEXOS 132

3
Introducción

La delincuencia se ha mantenido durante la última década entre las principales


preocupaciones de la población, muchas veces incluso por sobre áreas como
educación o salud. “La percepción de aumento de la delincuencia, se disparó a
un máximo histórico de 86,8% en el 2016”. La tendencia a recurrir a la cárcel
como principal respuesta a problemas de seguridad ciudadana y medida para
la contención del descontento social, no es un fenómeno propio de Chile, sino
que también está presente en otros países latinoamericanos. [Universidad
Católica, (2017)]

Diversos estudios internacionales actuales muestran que no existe correlación


entre la prisionización y la disminución del delito. Al contrario, se sostiene que
diferentes tasas de encarcelamiento conviven con iguales niveles de
victimización, y que específicamente en el caso chileno, el mayor uso de la
cárcel no tendría un efecto disuasivo significativo en la actividad delictual. Por
otra parte, la baja efectividad de las penas privativas de libertad y la falla por
parte de la administración penitenciaria en garantizar la seguridad y bienestar
mínimo de las personas que están bajo su cuidado, redundan en que estas
reciban un castigo que sobrepasa la pena formal. (ibíd.; 2017)

Además de las carencias de la infraestructura carcelaria, que es insuficiente e


inadecuada y la falta de condiciones básicas de habitabilidad y seguridad para
las personas privadas de libertad, la cárcel es hoy un lugar donde la violencia,
ejercida desde diversos frentes, se concentra y naturaliza como método de
sobrevivencia, en desmedro no sólo de los internos y los funcionarios, sino
también de las posibilidades de reinserción social futura, afectando a los
núcleos familiares involucrados, y por extensión, a los barrios circundantes y la
sociedad en su conjunto. (ibíd.; 2017)

Ahora bien, comprendiendo que el proceso de encarcelamiento genera


cambios, tanto potencializadores en los sujetos, o como en su generalidad,
disruptivos, por las propias características y dinámicas carcelarias y los efectos
de la prisionización, el sujeto transita en un círculo violento y discriminatorio
constantemente, es decir antes, durante y después de la privación de libertad,

4
la persona experimenta la estigmatización, marginación y desigualdad social,
intensificándose aún más en el periodo posterior a la privación de libertad, por
lo que pone en cuestionamiento y problematización el rol que cumple, tanto el
sistema carcelario, como el Estado con las políticas públicas para el proceso de
reinserción social de los sujetos que han experimentado el proceso privativo de
libertad.

Debido a la contingencia y preocupación social sobre el fenómeno de la


“delincuencia” y sobre cómo funciona el sistema penitenciario dentro de nuestro
sistema estructural chileno, es que nos interesa conocer y como propósito
plantearnos el describir la percepción de la experiencia de encarcelamiento y
las posibles representaciones sobre el futuro en hombres privados de libertad,
pertenecientes al CDP, Santiago sur.

Creemos primordial en primera instancia para la comprensión del delito y de la


llamada “prisionización”, el comprender desde la propia percepción de los
hombres privados de libertad, la experiencia de encarcelamiento y como esto
influye en sus proyecciones a futuro.

Existe un déficit teórico e investigativo en relación a las experiencias y


subjetividades de los hombres privados de libertad, es por esto que nace la
importancia de conocer desde lo más significativo, las distintas realidades de
los internos de la ex penitenciaría, hoy Centro de Detención Preventiva
Santiago Sur a nivel personal- subjetivo, familiar - social y por último, a nivel
institucional.

Esta investigación se desarrolla desde una visión crítica frente al sistema


penitenciario, comprendiéndolo como parte de los distintos sistemas de
control social que rigen en nuestro país. El presente documento da cuenta del
problema a investigar, y da a conocer la relevancia teórica del estudio del delito
y su concepción del delincuente. Y como a través de la historia, han existido
distintos métodos de castigo, control y encauzamiento para él que transgrede
las normas sociales. De igual forma, se analizan los diversos efectos bio-
psicosociales que produce la prisionización en aquellos que la experimentan.

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Desde el marco referencial del estudio, se otorga relevancia a la comprensión
de los inicios históricos de la reforma procesal penal y como funciona desde
sus bases la estructura del sistema penitenciario chileno. Para finalizar, se da
cuenta de la importancia de los derechos humanos de las personas privadas de
libertad y como desde Gendarmería de Chile, se refiere respecto a estos
derechos.

El presente estudio se adecua a la estrategia metodológica que establece un


tipo de estudio Descriptivo, No experimental y Transeccional. El enfoque de
estudio es cualitativo y la investigación está enfocada hacia internos
pertenecientes al sector de la calle 13, del CDP Santiago Sur (Ex
penitenciaría).

Finalmente se da a conocer el análisis de los resultados de la investigación, las


conclusiones y hallazgos finales, para concluir con los aportes del estudio al
trabajo social.

6
PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA

A lo largo de la historia, los sistemas de castigo y corrección hacia sujetos que


vulneran las normas sociales de la época, han estado basados en el ejercicio
de la violencia y control social, por parte de grupos e instituciones que
sostienen el orden hegemónico en la sociedad, tales como, la iglesia, el Estado
y los dueños del capital.

Desde un comienzo, en la vida de nuestros ancestros, las soluciones frente a


las problemáticas surgidas cuando un sujeto no cumplía las normas
establecidas en una comunidad o sociedad, era primeramente, una orden de
custodia temporaria durante el proceso de la sentencia, para luego cumplirla
con una sentencia, ya sea ésta, la esclavitud, el maltrato físico, la rueda, el
aceite hirviendo, el maceramiento, el desmembramiento por rueda o con
caballos, el ahogamiento, la galera (o buque con motor de sangre), la
mutilación o la muerte por saetas, o por el fuego. Todas estas eran penas
comunes de la época media, penas aberrantes, inhumanizadas y denigrantes,
donde prevalecía el castigo físico/corporal y a veces el castigo de carácter
pecuniario (Rodríguez y Nistal, 2014).
Posteriormente, como una manifestación de “progreso o avance de la
humanidad”, aparece como remplazo al castigo físico, corporal y pecuniario, la
institución de la cárcel. Ésta surge de una nueva configuración de la pena,
expresada ahora en “privación de libertad” con encierro permanente o
transitorio, con el fin de que se utilice ese tiempo de encarcelamiento para
corregir y encauzar la conducta delictual del sujeto, como lo menciona
Foucault, como un “medio del buen encauzamiento”. (Foucault, 1975)

La instalación de la institución carcelaria, marca un hecho relevante en la


historia de la sociedad moderna del siglo XIX, tanto en el ámbito de la justicia
penal, como en la propia humanidad, ya que esta nueva concepción del
castigo, introduce y permite la aplicación de una herramienta más de
dominación de poder y control social, ya que es el aislamiento el mejor medio
para corregir las conductas “antisociales”, en pos del funcionamiento y

7
beneficio del sistema imperante (Ibid, 1975). Es decir, desde la lógica
funcionalista, todo aquel que no cumple el rol impuesto por la sociedad, debe
ser apartado para así poder reparar su comportamiento.
Desde el cuerpo teórico, surge en el siglo XIX, la Escuela Positiva de la ciencia
criminal, la que aplica el método inductivo-experimental, influyendo en esto, la
antropología y sociología criminal para el estudio del delito y del delincuente.
Entre las afirmaciones de esta corriente, se concibe al delincuente como
aquella persona que comete delitos por influencias del medio en que vive. El
delincuente debe estar en la cárcel hasta lograr su rehabilitación, por lo que su
privación de libertad debe durar hasta cuando dure la peligrosidad del
delincuente y por eso esta duración es indeterminada. El derecho a imponer
sanciones pertenece al Estado bajo el título de defensa social. (Peña, 2011)

Foucault (op.cit, 1975), nos ayuda a comprender a través de la idea del


“Panóptico” cómo opera el control social y esta nueva forma de “castigo legal”,
manifestado en este caso en el sistema carcelario. Cuando Foucault habla de
“Los medios del buen encauzamiento”, explica básicamente que encauzar
significa enderezar, orientar, desde un sentido; dirige, conduce y adiestra. Lo
que finalmente está en cuestión, es el “encauzamiento de la conducta”, que se
produce al corregir aquello considerado como desviación, fuera de la norma. El
“panóptico”, es un término que se origina en el modelo de cárcel diseñado por
Jeremías Benthamque y se refiere al uso y diseño de una figura arquitectónica
ubicado en los espacios disciplinarios, que permiten la vigilancia jerárquica,
control y posesión permanente.

Como lo manifiestan diversos autores, la cárcel, aparece como un invento


social, que permite comprimir varias funciones entre estas, corregir al culpable,
garantizar la seguridad, aislar al delincuente y generar escarmiento, todo esto
en beneficio del sistema (Rodríguez y Nistal, 2014).

La instauración del sistema carcelario, como una forma legal del castigo no tan
solo se extendió por toda Europa como un fenómeno y problemática social,
sino que también llegó hasta Latinoamérica y a nuestro territorio chileno. Diez
(2014), explica que el proceso de conformación y posterior modernización de

8
las cárceles en Chile (desde 1833 en adelante), ha estado basado en la historia
de la criminalización, corrección, estigmatización, y posteriormente la búsqueda
de reinserción de los malhechores.
Ahora bien, es necesario mencionar, que en Chile desde 1818 existía una
constante aspiración a establecer un nuevo Estado-Nación inspirado en los
ideales de la modernidad por parte de las elites dominantes de la época. Esta
nueva conformación de orden social, fue construyendo sentimientos de
inseguridad y desconfianza hacia todo aquel que no cumplía con el esquema
normativo establecido, generando hacia ellos, por parte de la misma sociedad,
cero tolerancia y comprensión.
Por tanto, la cárcel se constituyó en un medio para el encauzamiento y
corrección de las conductas “anti-sociales” y un instrumento reproductor del
nuevo orden y de control social.

La instalación del régimen penitenciario en Chile (1846) y luego la instalación


de la cárcel, no tardó en dar cuenta de las precarias condiciones en que se
mantenían a los reclusos y la ineficacia de las respuestas hacia las
problemáticas sociales de la delincuencia. Por el contrario, con ésta se puso
de manifiesto la intensificación y aumento de las conductas delictuales.

Como lo refiere Diaz y Egaña (2014), sobre las condiciones precarias de la


cárcel en la Isla de Juan Fernández de Chile, en 1826:

“Mezclados aquí con los facinerosos, condenados a presidio; trabajando


sólo con los soldados más estúpidos, sacados de las fronteras de los
indios bárbaros, y cuya rusticidad forma el más extraño contraste con la
dulzura y apacibilidad de la índole chilena, y con mujeres infames;
horrorizados a cada instante con los continuos castigos de palos, azotes
y demás que sufren de sus respectivos jefes, y mucho más con los que
estos bárbaros ejecutan en las mujeres propias o ajenas, para lo que
rarísima vez hacen uso de las manos, siendo un garrote la frecuente
arma de sus correcciones; tolerando siempre, que la noche, la siesta y el
momento más importuno o más tranquilo, sea perturbado por los gritos,

9
llantos y furiosos palos que resuenan a cualquier punto de nuestras
chozas”( Díaz y Egaña, 2014 : 13).

Ahora bien, la realidad actual de las cárceles chilenas no ha cambiado en


demasía ya que, a pesar de que los datos sobre las condiciones de vida actual
de las personas privadas de libertad en Chile son escasos y poco actualizados,
el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), hizo público el informe
“Estudio de las condiciones carcelarias en Chile”, donde su objetivo fue
construir un diagnóstico general sobre la situación penitenciaria y mostrar la
realidad que viven miles de personas en cárceles del país. Este estudio pudo
constatar la existencia de un conjunto importante de vulneraciones de
derechos, que son consecuencia de la carencia de condiciones materiales
apropiadas, programas y servicios mínimos en las cárceles, así como de la
capacitación insuficiente de los/as funcionarios/as de Gendarmería de Chile.
Según el INDH (Instituto Nacional de los Derechos Humanos), esto constituye
un incumplimiento del rol garante del Estado de Chile respecto del ejercicio de
los derechos de las personas privadas de libertad.
De los resultados que arrojó el estudio, se extrae que los derechos
frecuentemente vulnerados, es el derecho a la vida, a la integridad personal y
a la salud. El hacinamiento es la deficiencia más común dentro de las cárceles
(consignados en esta nota en la proporción existente entre la cantidad de
plazas, versus el número de internos residentes en el centro penitenciario).
(INDH, 2014)
A modo de ejemplo, “El Centro de Cumplimiento Penitenciario de Copiapó para
hombres, es el penal más hacinado del país, con 707 internos para apenas 198
plazas (357,1% de hacinamiento).
En el caso de recintos de reclusión para mujeres: La cárcel de Talca, resulta
ser la más hacinada con 36 plazas para 110 internas” con un 356% de sobre
población. (Ibid, 2014).
Otro de los índices medidos por medio del estudio, es el número de castigos
para internas por recinto penal. Según la encuesta realizada por el INDH, “Un
54,4% de los encuestados, dice haber sido sancionado, siendo el tipo de
castigo más común, la celda de aislamiento afectando a un 91% en los
imputados castigados y a un 93,8% de los condenados”. (Ibid, 2014).

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El estudio concluye; “Es posible afirmar que la situación del derecho a la
integridad de las personas privadas de libertad es preocupante, dado que las
cárceles chilenas son espacios de extrema discrecionalidad y de ausencia de
control, donde el uso de la violencia como forma de relacionarse y controlar a la
población, constituye una práctica arraigada en la cultura institucional”. (Ibid,
2014: 189).

Las afirmaciones anteriores permiten establecer que las condiciones precarias,


inhumanizadas y denigrantes en las cárceles del siglo pasado, se han
mantenido y agudizado hasta nuestros días, poniendo de manifiesto la crisis en
la que se encuentra el sistema penitenciario en Chile. Desde otro estudio
realizado por el Centro de Estudios en Seguridad Ciudadana (CESC, 2011) del
Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile (2015), referido a las
condiciones de vida en los Centros de Privación de Libertad en el país”, se
pone de manifiesto las problemáticas de hacinamiento, la escasez en la
cobertura de las necesidades básicas, especialmente en salud, la problemática
del consumo de drogas y alcohol al interior de las unidades penales, la
problemática en el contacto con familiares y la seguridad.

Frente a esta realidad insostenible del sistema carcelario y al observar que la


idea de aislamiento o “privación de libertad” no necesariamente ha aportado a
disminuir las conductas delictuales, es que se hace necesario por parte del
propio Estado cambiar el foco de la intervención frente a la problemática
delictual. Desde el paradigma de la reinserción social, se comprende que el
infractor al llegar a la institución “cárcel”, no se invalida, ni deja de ser sujeto de
derechos, sino más bien, se espera que a partir de ahí, éste comience a
construir una nueva historia, para lo que se hace necesario entregar
herramientas, mecanismos, oportunidades y espacios que permitan al sujeto la
apertura hacia una nueva vida a través de la reinserción social.

Desde esta mirada social, se debe comprender que el sujeto que ha cometido
un delito y llega a la cárcel, no desaparece físicamente, ni menos desaparece
su condición humana, su carácter de sujeto, de ser amigo, de ser padre, de ser

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trabajador, de ser hombre o mujer, es decir, su condición de ser, sin embargo
este tipo de información sólo puede ser aportada por quien vive la experiencia
carcelaria, es por aquello, que se hace necesario conocer desde la perspectiva
de los propios sujetos privados de libertad, qué es lo que comienza a
construirse al momento de ser privado de libertad, cómo los sujetos se
representan su privación de libertad, cómo significan esa nueva realidad y si en
esas condiciones es posible proyectar una nueva vida, interrogantes todas que
orientan las preguntas de investigación del presente estudio.

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Preguntas de investigación:

¿Cuál es la percepción de hombres privados de libertad del Centro


Penitenciario CDP Santiago Sur, sobre su vivencia de privación de libertad?
¿Qué ocurre con la relación con sus redes familiares y sociales durante el
encierro?
¿Cómo es la relación que construyen al interior de la cárcel con la
institucionalidad y sus pares?
¿Cómo se ve representada su vida futura?

OBJETIVO GENERAL:
Describir la percepción y significados sobre su actual experiencia de
encarcelamiento y las representaciones sobre el futuro que tienen hombres
privados de libertad en el Centro de Detención Preventiva Santiago Sur.

Objetivos específicos:

a) Establecer una caracterización general de las personas privadas de


libertad.
b) Indagar en la representación de sí mismos y de su experiencia como
seres privados de libertad
c) Caracterizar lo ocurrido en la relación con su red familiar y social
inmediata.
d) Identificar las relaciones que establecen los hombres privados de
libertad con la institucionalidad de Gendarmería y sus pares.
e) Establecer las representaciones y proyecciones futuras que tienen los
reos.

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ESTRATEGIA METODOLOGICA

1 Tipo de estudio: Descriptivo, No experimental, Transeccional:

-Descriptivo: Los estudios descriptivos buscan especificar las propiedades


importantes de personas, grupos, comunidades o cualquier otro fenómeno que
sea sometido a análisis, Dankhe, (1986:59) citado en el libro de Hernández R,
Fernández C, Baptista P,( 1995). Por tanto, su valor es útil para mostrar con
precisión dimensiones de un fenómeno, suceso o comunidad. En este sentido,
el investigador no tiene el control directo sobre las variables, es decir no influye
en ellas, describe de manera independiente el fenómeno y sus interrelaciones
para así poder manifestar, cómo es y cómo se manifiesta en la realidad, en
este caso, en la realidad carcelaria. Como fenómeno a analizar interesa la
“Privación de libertad”, por tanto esta tesis de investigación, se enfoca
precisamente en describir la percepción sobre la actual experiencia de
encarcelamiento de los hombres privados de libertad, en conjunto con las
representaciones que estos tienen sobre el futuro.

-No Experimental: Es un estudio no experimental debido a que no se manipulan


deliberadamente las variables. Nos introducimos en la cárcel en base a un
fenómeno para ver como se expresa una realidad sin manipulación. “Se
observa y analiza el fenómeno tal y como se desarrolla en un contexto social
determinado”. (Hernández, Fernández, Baptista, 1995:80).

-Transeccional: La investigación en la realidad carcelaria se desarrolla en un


periodo establecido y tiempo determinado. El propósito es indagar la incidencia
y los valores en que se manifiesta una o más variables en un cierto momento
(Hernández, et al. (1995).

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2- Enfoque de estudio:

-Cualitativo: El trabajo de investigación, es bajo el enfoque cualitativo,


puesto que “se estudia la realidad en su contexto natural, tal y como
sucede, intentando sacar sentido de los fenómenos de acuerdo con los
significados que tienen para interpretar los hechos, las personas
implicadas”. (Rodríguez, Gil y García 1999: 32).

El enfoque cualitativo nos permite comprender la realidad de los hombres


privados de libertad desde lo más sensible, enriqueciéndonos de su
subjetividad dentro del marco de referencia de ellos mismos, donde se
intenta comprender su contexto bajo una perspectiva holística, no
reduciendo a las personas a variables, si no que considerarlas como un
todo.

3- Unidad de análisis:

Grupo de hombres que se encuentren privados de libertad en el Centro


Preventivo Santiago Sur (Ex Penitenciaria).

4- Universo:
El universo que se consideró para la realización de la investigación “Percepción
en la experiencia de privación de libertad”, es de 4.471 internos que se
encuentren en calidad de condenados o imputados en el Centro de Detención
Preventiva de Santiago Sur (ex Penitenciaria).

5- Muestra:
En función de los objetivos de la investigación y el enfoque del estudio, la
muestra seleccionada es de carácter no probabilístico , intencionada ,
delimitada por criterios que apuntan a un tipo de sujeto que cumple con el
siguiente perfil:

a) Internos privados de libertad en el Centro de Detención Preventiva de


Santiago Sur, que se encuentren en calidad de condenados, es decir
que ya tengan su sentencia por el delito cometido.

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b) Internos privados de libertad en el Centro de Detención Preventiva de
Santiago Sur, que se encuentren adscritos al Sector Calle 13, al ser
caracterizada por ser un espacio donde los internos poseen la oferta
programática necesaria para nivelar su educación formal y para acceder
a intervenciones psicosocial- laborales.
c) Internos privados de libertad en el Centro de detención Preventiva
Santiago Sur, que no estén adscritos al programa RNR (Riesgo,
Necesidad y Responsividad, Programa para la Reinserción Social para
personas privadas de libertad) y por tanto, a ningún plan de intervención
de ese tipo.
d) Internos privados de libertad en el Centro de detención Preventiva de
Santiago Sur, que lleven como mínimo 1 año de encarcelamiento hasta
5 años aprox. de privación de libertad y que cuente con un saldo de
condena de un año.
e) Internos privados de libertad en el Centro de detención Preventiva de
Santiago Sur, en el Sector Calle 13, lugar que por sus características
permite una mayor diversidad de situaciones delictivas y un más fácil
acceso a los sujetos por la infraestructura que posee.
f) Internos privados de libertad en el Centro de detención Preventiva de
Santiago Sur, en el Sector Calle 13 que presenten la disposición para
participar en el proyecto de investigación.

La muestra finalmente abarcó 21 sujetos privados de libertad, de la


dependencia Calle N°13.

6- Técnicas de recolección de datos:

El tipo de técnica seleccionada para la investigación, está orientada a recoger


la información desde la propia experiencia y sentir del recluso, con el objetivo
de conocer, comprender e identificar cómo han vivenciado el proceso de
encarcelamiento los reos, planteando un criterio temático en función de los
objetivos específicos, que permitan explayarse al sujeto. Para esto se ha
escogido utilizar:

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La entrevista abierta o en profundidad, que según Taylor y Bogdan
citado por Robles (2011), es aquella en la cual el entrevistador es un
instrumento más de análisis, explora, detalla y rastrea por medio de
preguntas, cuál es la información más relevante para los intereses de la
investigación, por medio de ella, se conoce a la gente lo suficiente para
comprender lo que quieren decir, y con ello, crear una atmósfera en la
cual es probable que se expresen libremente. (Robles, 2011: 40)

7- Técnicas de procesamiento y análisis de la información:

La técnica escogida para el procesamiento de la información, es el análisis de


contenido, a través de una matriz por categorías, ya que, para lograr una
óptima comprensión de todos los relatos, esta herramienta nos permite
evidenciar la frecuencia de ciertos elementos reiterativos en el contenido, para
luego sintetizarlos y extraer un análisis integral de la problemática social
investigada (Sandoval, 1996).

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Primera Parte
Marco
Teórico

18
Capítulo I

Enfoques Criminológicos

Situarnos a estudiar la percepción sobre la experiencia de encarcelamiento y


las representaciones sobre el futuro en los propios presos como problemática
social delictual, hace pertinente analizar y explicar como principal dimensión y
postulado de la investigación, las teorías criminológicas como formulaciones
desde diversos modelos teóricos explicativos, que nos permitían comprender
el comportamiento criminal y conocer cómo estas, a lo largo de la historia han
ido estructurando, relacionando y articulando el delito o el crimen como
fenómeno en la sociedad.

El estudio de los diversos enfoques criminológicos, se ha estructurado en la


historia en función de los contextos sociales, culturales, económicos y políticos
de la época. Ahora bien, la base de las diversas teóricas criminológicas, se
sustenta en la ciencia de la criminología, que según García Pablos de Molina
(2003):

“Es la ciencia empírica e interdisciplinaria que se ocupa del estudio del


crimen, de la persona del infractor, la víctima y el control social del
comportamiento delictivo, y trata de suministrar una información válida,
contrastada, sobre la génesis, dinámica y variables principales del
crimen -contemplado éste como problema individual y
como problema social-, así como sobre los programas de prevención
eficaz del mismo, las técnicas de intervención positiva en el hombre
delincuente y los diversos modelos o sistemas de respuesta al
delito”(Ibid:45)

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En función de la anterior definición, es que se sustenta la necesidad de
desarrollar en este apartado, los distintos momentos de la ciencia de la
criminología y sus diversos enfoques , ya que de esta forma se podrá
comprender y proyectar el fenómeno del delito, superando la mirada histórica,
teórica-funcional, sino más bien poder comprender cómo los intereses
dominantes , presentes en la mirada del Estado, logra penetrar la cultura de
una sociedad respecto al trato que se le debe dar al delincuente a lo largo de la
historia y desde ahí normalizar las soluciones que se le han otorgado a la
problemática social delictual.

Es decir, según lo menciona Mannheim y Radzinowicz, citado por García


Pablos Molina (2007):

“Pero, esto no significa que la información suministrada por la


criminología deba reputarse exacta, concluyente o definitiva. Pues la
criminología es una ciencia empírica, una ciencia del <ser>, pero no una
ciencia <exacta>. Podría afirmarse, incluso, que el propio modelo o
paradigma de la ciencia hoy dominante, dista mucho del casual
explicativo que abanderó el positivismo naturalista, basado en
pretensiones de seguridad y certeza” (Ibid: 47).

La concepción de las teorías criminológicas, como lo hemos mencionado, se ha


ido estructurando a lo largo de los diferentes contextos históricos, en un
comienzo, sólo se enmarcaba desde fundamentos más comunes o simplistas,
mágicos y sobrenaturales, que desde una ciencia en sí, es sólo a finales del
siglo XIX, que surge como “ciencia de la criminología” desde el paradigma
positivista italiano.

“Después del triunfo de la revolución francesa, se procede a elaborar un


Derecho Penal de acuerdo a las nuevas ideas revolucionarias, lo cual fue
una tarea emprendida por la escuela clásica. Los autores incluidos en la
escuela clásica eran esencialmente juristas y su preocupación fue
elaborar un Derecho penal adecuado para la nueva sociedad, posterior a
la revolución política y económica que se produjo desde fines de 1700”.
(Moline y Larrauni, 2001: 11)

20
El delito o más bien las conductas desviadas de las normas establecidas por la
sociedad, siempre se han ido penalizando de diversas formas, es desde ahí
que se debe comprender el contexto histórico, socio-cultural y económico de la
época que ha encauzado la visión con respecto al fenómeno delictual.

El crimen es un hecho tan antiguo como nuestros primeros ancestros, ellos


buscaban en la respuesta mágica y sobrenatural (en los dioses, espíritus o
naturaleza) el castigo a los conflictos en los sujetos que no cumplían la norma
de la comunidad, ya que como se ha problematizado, desde un comienzo, los
sistemas de castigo y corrección han estado basados en el ejercicio de la
violencia y control social, desde el propio poder que ejerce el dominio absoluto,
hegemónico y desigual en la época , más aún cuando el contexto social y
cultural está normalizado y regido por la moral, el miedo a las leyes, o
consecuencias divinas , denominadas por la sociología como “Teorías
Demoniacas del crimen” (Sánchez, S/F).
Según Vásquez (2006), desde la teología se afirma que “los delincuentes son
personas perversas, que cometen crimen en forma deliberada, porque están
instigados por el demonio u otros espíritus malignos” (24), pero esta visión ya
ha sido descartada por la moderna criminología. Desde ahí, el paso de lo
mágico y sobrenatural a lo abstracto, es decir el cambio contextual permite el
paso a una visión sobre el delito desde el derecho natural.
La comprensión de la criminología como ciencia, distingue dos momentos: el
pre-científico (pensamiento clásico de la época) y el científico (pensamiento
positivista), transición que se genera desde el paso de la especulación, del
pensamiento abstracto-deductivo a la observación y la inducción del método
positivista (Garcia Pablos Molina, 2007).
Uno de los primeros pensamientos sobre la criminología nace de la Escuela
Clásica, principalmente desde Europa del siglo XVIII, donde se estaba viviendo
una situación económica y política revolucionaria, desde el paso de una
economía feudal, a una capitalista y la transformación de un sistema de
monarquía absoluta, en un sistema parlamentario liberal. Es desde estas
raíces donde surgen las primeras bases de la criminología cuyos momentos se
describirán a continuación:

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ETAPA PRE-CIENTIFICA

ESCUELA CLASICA

La etapa pre- científica, está determinada por el momento histórico de las


monarquías absolutas, una justicia arbitraria y direccional, la existencia de una
concepción utilitarista de la pena, ideas basadas en la ilustración y de los
reformadores y el derecho penal, a este momento se le menciona como la
Escuela Clásica de las teorías criminológicas (Sánchez, S/F) y otro momento
es calificado y caracterizado por el conocimiento empírico.

Los autores más representativos de la escuela clásica en criminología, fueron


Beccaria (1738-1794) y Bentham (1748-1832).

A pesar de que existió un cambio y un avance en el paso de un pensamiento


mágico o sobrenatural a un pensamiento abstracto regido por leyes o derechos
naturales (iusnaturalismo), aun se instaura desde la Escuela Clásica,

“El pensamiento o la imagen sublime, ideal del ser humano como centro
del universo, como dueño y señor absoluto de sí mismo, de sus actos. El
dogma de la libertad hace igual a todos los hombres (no hay diferencias
cualitativas entre el hombre delincuente y no delincuente) y fundamenta
la responsabilidad: el absurdo comportamiento delictivo sólo puede
comprenderse como consecuencia del mal uso de la libertad en una
concreta situación, no a pulsiones internas, ni influencias externas, el
delincuente es un pecador que optó por el mal, pudiendo y debiendo
haber respetado la ley” (Garcia Pablos Molina, 2007: 126).

Atribuyendo toda responsabilidad netamente al individuo y focalizando


toda resolución del conflicto en él, es decir una visión sumamente
individualista.

La otra rama de la etapa pre- científica, se encuentra enmarcada por las


ciencias naturales y ya no las ciencias del espíritu, es decir, por las
orientaciones empíricas deductivas, basadas en la observación de la persona
que comete el delito y del medio y entorno de éste. (Ibid)

22
Tomás Moro, abogado y político, desde la esfera del pensamiento utópico en
el siglo XVI, es uno de los pioneros en vincular al crimen con la estructura
social y con factores socioeconómicos, como por ejemplo, la desigualdad en la
distribución en las riquezas. De igual forma, criticó severamente al sistema
penal de la época y a la desproporción del castigo, abogando por una política
preventiva del Estado y la creación de un “Derecho Premial” (Díaz de León,
Montenegro y Martínez, 2012).

Sucesor a los escritos de Tomás Moro y desde la propia escuela clásica, surge
uno de sus principales exponentes, CésareBeccaria (1738-1794), el cual viene
a perfeccionar la obra anterior con su escrito “De los delitos y las penas”
(1764). Su pensamiento citado por Díaz de León,( et al., 2003), refleja la crítica
a las leyes penales y procesales del siglo XVIII

“El fin de las penas no es atormentar y afligir a un ente sensible, ni


deshacer un delito ya cometido… El fin, pues, no es otro que impedir al
reo causar nuevos daños a sus ciudadanos y retraer a los demás de la
comisión de otros iguales”. (Ibid, 2012:.6)

“Para que cualquier pena no sea violencia de uno o de muchos contra


alguien en particular, debe ser esencialmente pública, pronta, necesaria,
la mejor posible dadas las circunstancias, proporcional a los delitos y
dictadas por las leyes...; Es mejor prevenir los delitos que penarlos...”
(Ibid:6)

Son los aportes y las críticas de Beccaria (Ibid) que permiten al poder judicial
de la época y a la sociedad en sí, ir comprendiendo que no tan sólo se hace
necesario una ley o pena en función solamente al fin, que es el castigo corporal
- psicológico o la muerte, es decir, se debe cambiar el foco de la utilidad de la
pena, comprendiendo primeramente que debiese ser el medio para un fin y no
tan solo el fin, ahora bien, qué se quiere explicar con esto, el autor apuesta a
planteamientos muy importantes y relevantes para su época, ya que expone
que se hace necesario la prevención del delito, elevando los niveles culturales
y educativos, la existencia de leyes claras y simples, predominio de la libertad y
la razón sobre el oscurantismo, ejemplar funcionamiento de la justicia, libre de
corrupciones y recompensas al ciudadano libre.(Díaz de León, et al., 2012)

23
Durante ese periodo donde predominaba la concepción criminológica en la
cual el encierro se constituyó finalmente en una pena, surge uno de los
principales exponentes de la ciencia penitenciaria, Jeremías Bentham (1748-
1832), político y autor de la escuela clásica, el cual se introdujo en la realidad
de las cárceles del siglo XVIII denunciando los hechos aberrantes e inhumanos
de estas y desde ahí formulando la tesis sobre la reforma del delincuente como
fin prioritario para la administración y el empleo de estadísticas.(Díaz de León,
et al., 2012). Bentham se convirtió en el arquitecto ideológico del sentido que
tendrá la cárcel de la época, dándole una forma arquitectónica a la estructura
física que permita con una mirada, estar al tanto de todo lo que sucede en el
recinto penitenciario, dando forma a lo que se ha llamado, el conocido
“panóptico”. Es esta obra, la que probablemente se constituye en el primer
manual de derecho penitenciario, Bentham regula de forma minuciosa cómo
debe ser el funcionamiento de este panóptico. Así, la normativa establece la
separación por sexo, clases y compañías, el trabajo interior, el alimento, el
aseo, la vestimenta, la asistencia religiosa, los castigos por las faltas
realizadas en el interior y la ayuda que requiere el preso cuando sale de la
cárcel. (Moline y Larrauni , 2001)

La idea de clasificar a los presos, la idea de la instrucción y el trabajo en las


prisiones para asegurar su reforma, la idea de vigilancia constante sobre el
preso, fueron todos ellos principios que nacen de la escuela clásica y que
traspasaron el ámbito estricto de las penitenciarías, para infiltrarse en todos
aquellos ámbitos sociales institucionalizados que requieren la organización de
multitudes hasta nuestros días.

Desde la Escuela Cartográfica o Estadística Moral aporta a la


concepción de delito

“Como fenómeno colectivo y hecho social –regular y normal- regido por


leyes naturales, como cualquier otro suceso, y requerido de un análisis
cuantitativo, el crimen es regular y constante, es un fenómeno normal”
(Mannheim, Ottingen, Van Kan y John V. Schneider, citado por Garcia
Pablos Molina: 319 - 320)

24
Las obras y conocimientos clásicos comienzan a declinar posteriormente, ya
que probablemente el hecho de haberse dictado un Derecho Penal acorde a
los postulados de la escuela clásica, no dio respuesta a la disminución de la
delincuencia (Moline y Larrauni , 2001)

He aquí el traspaso de la escuela clásica a la escuela positivista, la cual debió


alejarse de las abstracciones teóricas, no comprobadas empíricamente,
mostrando la conveniencia de que el trato con los delincuentes no fuera obra
exclusiva de los “juristas”. Es por esto que debe tenerse en cuenta el influyente
legado de la escuela clásica que persiste hasta la actualidad.

ETAPA CIENTIFICA

ESCUELA POSITIVISTA

Desde esta escuela, se abraza el paradigma etiológico (búsqueda de las


causas del delito). Su conocido análisis causal- explicativo atribuye el
comportamiento criminal a ciertos factores biológicos, psicológicos o sociales
que determinarían el mismo.

A modo de crítica al anterior paradigma, surge en Italia a finales del siglo XIX la
etapa científica con dos momentos importantes, La Escuela Positiva y la “lucha”
de escuelas. Con el positivismo criminológico, surgen sus principales
exponentes; Lombroso desde la antropología, Garófalo y Ferri desde la
sociología, siendo la obra de Lombroso, L'uomodelinquente (1876), la
primera, y seguramente más emblemática, manifestación de las ideas de esta
escuela (Moline y Larrauni , 2001: 57).

Ambos proponen el método empírico inductivo basado en la observación de los


hechos y datos, en la cual según García Pablos Molina (2007),

“El delito se concibe como un hecho real e histórico y natural, y no como ficticia
abstracción jurídica… su estudio y comprensión son inseparables del examen
del delincuente y de la realidad social de éste; interesa al positivismo la
etiología del crimen, esto es, la identificación de sus causas como fenómeno, y
no simplemente la génesis del mismo, pues lo decisivo será combatirle en su
propia raíz… la finalidad de la ley penal no es restablecer el orden jurídico, sino

25
combatir el fenómeno social del crimen, defender la sociedad; el positivismo
concede prioridad al estudio del delincuente… El positivismo es determinista,
califica de ficción, la libertad humana y fundamenta el castigo en la idea de la
responsabilidad social o mero hecho de vivir en común… carece de raíces
liberales; propugna un claro anti-individualismo proclive a absolutizar sin crítica
alguna, el orden social…” (Ibid: 332-333)

Y desde esta concepción se comprende al delincuente y su comportamiento


como;

“El comportamiento del individuo en la dinámica de causas y efectos que


rige el mundo natural o el mundo social: en una cadena de estímulos y
respuestas, determinantes internos endógenos (biológicos) o externos,
exógenos (sociales), explican su conducta inexorablemente…y el
principio de la <equipotencialidad>, al de la diversidad del hombre
delincuente, sujeto cualitativamente distinto del honrado que cumple las
leyes. Para el positivismo criminológico, el infractor es un prisionero de
su propia patología (determinismo biológico) o de procesos causales
ajenos al mismo (determinismo social): un ser esclavo de su herencia,
encerrado en sí, incomunicado de los demás, que mira el pasado y sabe,
fatalmente escrito, su futuro: un animal salvaje y peligroso” (Ibid: 127).

Desde la filosofía correccionalista, el criminal es un ser inferior, minusválido,


cuya débil voluntad requiere de la eficaz y desinteresada intervención tutelar
del Estado, visto como un menor de edad desvalido.

Desde esta corriente criminológica se impulsa La Teoría Biológica, la cual


considera que existen algunas características biológicas (en su mayoría,
transmitidas por herencia) que predisponen a la delincuencia y que son igual de
relevantes que los factores ambientales para entender la actividad delictiva de
una persona.

Darwin (1809-1882) menciona en uno de sus aportes y obras más importantes,


que el delincuente es una especia atávica, no evolucionada. Es decir, es
lamentable lo discriminatorio que se puede tornar la carga positiva o negativa
que recibe un sujeto tan solo por la herencia genética.

26
Es importante destacar que los autores de la escuela positivista no sostienen
que la criminalidad se deba únicamente a factores biológicos, sino que también
son relevantes los factores de carácter ambiental, pero sí postulan, que en
caso de que la persona carezca de predisposición biológica, en ningún caso
delinquirá. Es por ello que una idea clave de la Escuela Positiva, es la defensa
de la “anormalidad biológica del delincuente”.

La influencia de la Escuela Positiva en la criminología, ha sido de alto impacto y


sus ideas llegan hasta nuestros días. Este planteamiento sigue siendo
defendido en la actualidad por autores que consideran que la delincuencia
puede, al menos parcialmente, explicarse atendiendo a factores considerados
hereditarios como, entre otros, la constitución física, el bajo coeficiente de
inteligencia, o en algunos casos, la impulsividad de la persona.

Una de las principales ideas de la Escuela Positiva consiste en la defensa de


que una parte de los delincuentes tienen una predisposición delictiva tan fuerte
que la sociedad nada o muy poco puede hacer para evitar que lleguen a
delinquir.

La idea de denominar al que delinque «delincuentes natos» proviene del


positivismo pre-moderno. Esta concepción fue elaborada por Lombroso al que
cabe considerar el fundador de la Escuela Positiva. El moderno positivismo ha
rechazado alguna de las ideas de la escuela positiva (como la noción
lombrosiana del delincuente nato) y se contenta con mantener la idea de que el
delincuente es una persona con predisposición biológica a la delincuencia. Una
predisposición biológica que, como dicen Wilson-Herrnstein, «se activa por las
circunstancias» (citado por Moline y Larrauni 2001: 68)

Luego aparece La Teoría Ecológica que tiene su punto de partida en la


Escuela de Chicago, cuyas obras principales se producen entre la primera y la
segunda guerra mundial. El objeto es el estudio de la realidad de la ciudad de
Chicago, ya que en un periodo se constituye en el área de mayor delincuencia
en EE.UU. La inmigración hacia este país, trae como consecuencia, la
formación de subculturas y la formación de ghettos, como fueron en sus inicios
las llamadas “Little Italia” o también la “Chinatown” que fueron barrios
marginados que han desarrollado subculturas sin tocar ni mezclarse con la

27
cultura dominante. Los autores de esta escuela —con Robert Park y Ernest
Burguess a la cabeza- investigan las consecuencias sociales que se derivan
del rápido crecimiento urbano que se produce en Chicago y en otras grandes
metrópolis norteamericanas a partir del proceso de industrialización. (Ibid: 79)

Las bases explicativas de la teoría ecológica al fenómeno criminal, consisten


en que existe un conjunto de condiciones ecológicas (pobreza, movilidad,
heterogeneidad cultural, deterioro físico, existencia de delincuencia adulta)que
comportan una menor capacidad de la comunidad de realizar sus valores. Por
esto plantean que en las condiciones de desorganización social, la delincuencia
resulta una actividad más probable, ante lo cual esta teoría plantea que se
pueden explicar las altas tasas de delincuencia por las características de los
barrios de una misma ciudad, donde se tiende a generalizar que todos aquellos
que viven en esas zonas serían delincuentes, o potenciales delincuentes. Otra
teoría que se disocia en cierta forma de las anteriores, es la Teoría de la
Asociación diferencial. El punto de partida en esta teoría lo plantea
Sutherland (1947), quien explica que el comportamiento delictivo, es un
comportamiento aprendido por medio de la asociación diferencial. La
exposición sistemática de esta teoría, fue presentada de acuerdo a las
siguientes proposiciones:

1. El comportamiento delictivo es aprendido, no se hereda, ni se inventa.

2. El comportamiento delictivo se aprende por la interacción con otras personas


por medio de un proceso de comunicación.

3. La parte fundamental de este aprendizaje, se desarrolla en grupos


personales íntimos. Los medios impersonales como los medios de
comunicación, juegan un papel relativamente poco importante.

4. Cuando se aprende el comportamiento delictivo, este aprendizaje incluye: a)


las técnicas de comisión del delito que a veces son muy complicadas y a veces
muy simples; y b) la motivación, justificaciones y actitudes, esto es, la
racionalización de nuestros actos.

28
El autor en este caso pretende no sólo explicar el proceso por el cual una
persona realiza actos delictivos, sino también los distintos niveles de
delincuencia existentes en diversas sociedades y en distintas áreas sociales.

Se distinguen dos niveles de análisis: “por un lado la asociación diferencial, le


sirve para explicar el proceso por el cual una persona deviene en delincuente
(variable socio-psicológica); por otro lado, se plantea explicar las distintas tasas
de delincuencia en los diversos sistemas sociales (variable socio-estructural)”
(Moline y Larrauni, 2001: 99)

Como hemos observado la teoría de la asociación diferencial, al afirmar que el


comportamiento delictivo es un comportamiento aprendido, originó la pregunta
¿cómo se aprende a delinquir? En esta teoría se observa que la atención se
pone sólo en las circunstancias sociales en las que se aprende.

Por otra parte, la Teoría de la Anomia, se centra más bien en la tradición


sociológica de la criminología, puesto que su objetivo es explicar el delito a
partir de determinadas características de la sociedad que promueven su
existencia. Esta teoría sociológica tiene diversos precursores modernos que
estudian las circunstancias que debilitan la eficacia de las normas como guía
para la acción individual. De tal manera la expresión «anomia», que
literalmente significa ausencia de normas, se usa por esta teoría, no en el
sentido que la sociedad carezca de normas para regular el comportamiento de
los individuos, sino para explicar que en sociedades anómicas, junto a la
presión que las personas reciben para obedecer las normas, existen presiones
en sentido contrario, que contribuyen a explicar las tasas elevadas de
delincuencia.

El núcleo de la teoría de la anomia fue expuesto por Robert Merton, el autor


pone a la sociedad norteamericana contemporánea como ejemplo de sociedad
anómica en atención a que su insistencia en el éxito económico, debilita el
respeto por los canales legítimos para lograr este objetivo, generando una
presión anómica, especialmente sobre los peores ubicados en la estructura
social, a procedimientos no aceptados para lograr la riqueza. (Moline y
Larrauni, 2001).

29
Este autor le da relevancia a la teoría explicando cómo algunas estructuras,
ejercen una presión sobre ciertas personas de la sociedad para que sigan una
conducta delictiva en vez de una conducta “conforme a las normas” (Ibid; 125).

Pese a que Merton elabora su teoría tomando como ámbito de aplicación a la


sociedad norteamericana contemporánea, su modelo trasciende a esta
sociedad y en realidad su principal aplicación consiste en su virtualidad para
entender las diferencias en las tasas de criminalidad entre diversas sociedades.

Desde el Paradigma funcional estructuralista, el sistema se ejecuta como un


todo armónico de normas impuestas y hegemónicas, el que se desvía de la
norma hay que encauzarlo. El análisis de una conducta o acción desviada, se
debe abordar como un hecho social, en un contexto de un sistema social
anómico.

Existen tres características que conjuntamente hacen que una sociedad sea
anómica: a) desequilibrio cultural entre fines y medios; b) universalismo en la
definición de los fines; c) desigualdad en el acceso a las oportunidades. (Ibid)

El hecho de que la estructura cultural de una sociedad dé una gran importancia


a los fines de éxito económico, se configura como una primera fuente de
presión anómica pues las personas podrán sentirse tentadas a infringir las
normas, cuando su respeto no sea funcional al logro de los fines.

(La asimetría entre una estructura cultural (que asume el valor de que todos
deben alcanzar metas elevadas) y una estructura social (notablemente
desigual), hace que la presión anómica se concentre especialmente en
aquellas personas que se encuentran en las posiciones más bajas de la escala
social.

Desde esta evolución histórica de las teorías sobre la criminología, la Teoría


de la Anomía, marca el inicio de lo que serán las siguientes teorías modernas.

Teoría de las subculturas delictivas

Cuando una comunidad de personas comparte costumbres, creencias, códigos


de conducta, valores, prejuicios, quiere decir que esta comunidad está unida
por una cultura común que las personas adquieren por la participación en el

30
grupo. Ahora bien, es posible que dentro de este grupo unido por esta cultura
común, existan subgrupos que, si bien se identifican con el grupo en cuestiones
fundamentales, se distinguen de él en algún aspecto relevante; es para definir
a estos subgrupos que se utiliza la expresión subculturas (Moline y Larrauni ,
2001).

La teoría de las subculturas se fundamenta, principalmente en dos tradiciones


criminológicas: en la teoría de la asociación diferencial y en la teoría de la
anomia. De la teoría de la asociación diferencial, toma la idea que la
delincuencia surge como consecuencia de un proceso de influencia cultural
sobre la persona —la justificación del acto delictivo por parte del grupo-. La
teoría de la anomia, es la base principal para entender que las subculturas se
originen principalmente entre jóvenes de clase obrera, viéndose la creación de
la subcultura como una respuesta ante los problemas de frustración que puede
experimentar el joven de esta clase social en una cultura que enfatiza el valor
del éxito monetario.

Cohén (1965) trata de dar una explicación acerca de lo que considera el retrato
robot de la delincuencia juvenil: compuesta por jóvenes de sexo masculino que
pertenecen mayoritariamente a familias de clase obrera y cuya actividad como
grupo presenta las siguientes características:

(a) Delincuencia expresiva (no-instrumental): el delito no es principalmente un


medio para adquirir cosas inaccesibles por medios legales, sino una actividad
que, por sí misma, produce placer, satisface la necesidad de ocio y sobre todo,
permite adquirir estatus en el seno del grupo.

b) Delincuencia maliciosa: en el grupo se experimenta un cierto placer por


hacer daño a los demás, por dar miedo a los “buenos chicos”, por desafiar las
normas dominantes.

c) Oposición a las normas dominantes: se toma la pauta de comportamiento de


las normas dominantes, justamente para hacer lo contrario de lo que ellas
prescriben.

d) Versatilidad: no existe especialización en una clase de delitos o de


conductas desviadas; los jóvenes que la integran realizan una variedad de

31
actos delictivos o desviados (hurtos, vandalismo, entrar en propiedad ajena,
hacer campana, entre otros).

e) Búsqueda del placer a corto plazo: los miembros de la subcultura no tienen


interés en actividades que requieren mucha planificación. Responden
impulsivamente a cualquier sugerencia que pueda suponer diversión, como
puede ser realizar una actividad delictiva o desviada.

f) Énfasis en la autonomía del grupo: los integrantes de las bandas son


solidarios con el grupo, mientras que en las relaciones con otros grupos tienden
a ser hostiles, a su vez expresan resistencia frente a las instituciones (como la
familia o la escuela) que tratan de regularlas (Ibid: 158)

Se puede interpretar de estas características, esta peculiaridad social y de


género de la subcultura que se explica por el hecho de que el hombre de clase
obrera, está sometido a un grave problema de estatus que puede tratar de
superar con la subcultura. El problema de estatus de un hombre de clase
obrera surge por vivir en un mundo competitivo donde sus compañeros de
barrio valoran en función de las cualidades que genera un buen futuro, dentro
de la cultura dominante.

La subcultura delictiva en síntesis, consiste en el rechazo explícito y global de


los estándares de la clase dominante y en la adopción de su antítesis.

Las Teorías del Control han sido consideradas las teorías criminológicas más
dominantes y las que han dado lugar a un mayor número de investigaciones
empíricas. Su preeminencia quizá puede explicarse por razones académicas y
socio-políticas.

Para las teorías del control no es necesario buscar un factor positivo que
explique la comisión de delitos, si el delito permite conseguir de forma más fácil
aquello que todos deseamos. En consecuencia, para los teóricos del control lo
que se trata de estudiar es porqué no todos delinquen, ¿qué es lo que impide
que algunos no lo hagan? Es por esto que principalmente las teorías del control
asumen que los actos delictivos se producen cuando los vínculos de la persona
con la sociedad, se debilitan o rompen (Ibid: 177)

32
Finalmente y como una de las últimas teorías desde la concepción positivista,
está la Teoría del Etiquetamiento, la que surge a mediados de los años 60.
Esta teoría de la reacción social o del etiquetamiento, marcó un nuevo camino
al sustituir las ideas clásicas (etiológicas) de la criminalidad, por las teorías de
la criminalización. Desde este enfoque, no interesan las causas del delito, de la
desviación primaria, sino los factores y variables que deciden el curso selectivo
y discriminatorio de los procesos de criminalización. No importa por qué se
delinque, sino porqué ciertas personas son etiquetadas como delincuentes por
las instancias del control social formal. Por tanto, el análisis criminológico se
desplaza del ámbito etiológico abstracto, al concreto de los procesos de
criminalización que gestionan las ganancias del control social de forma muy
discriminatoria, ya que lo decisivo para éstas, no es el hecho cometido,
(naturaleza definitoria del delito) sino del estatus del autor. Es decir, se
comienza a comprender y entender finalmente por qué el delincuente es una
creación del sistema penal, esto es la consecuencia de aplicar esta etiqueta a
personas que se diferencian de otras, no necesariamente por haber infringido
una norma penal, sino por haber sido procesadas por el sistema penal y haber
salido de éste con la etiqueta de “delincuente”.

El análisis de Becker (1963), apunta a preguntarse qué sucede cuando la


persona ha sido definida o etiquetada como desviada o delincuente. En su
opinión, la persona, al aislarse del mundo convencional, se adentra en el
mundo de los desviados y de esta forma se producen diversas consecuencias:
Neutraliza su vínculo con el orden normativo de la sociedad, repudia a las
personas convencionales, racionaliza el porqué de su desviación, aprende a
comportarse de forma desviada para evitar problemas con la policía, y en
definitiva, se forja una identidad de desviado (Moline y Larrauni, 2001).

Etiquetar a una persona como «delincuente» conduce a una exclusión de ésta


de las oportunidades convencionales y a una reordenación de la personalidad.
Ello conlleva a tener que ajustarse a una nueva identidad a partir del momento
en que se es etiquetado y sobre la base de la cual la gente va a relacionarse en
el futuro con él.

33
Este proceso finalmente lleva a una degradación de estatus, una búsqueda de
subculturas delictivas y un cambio de percepción social respecto de la persona,
lo que puede conducir a una estabilización y amplificación de su rol como
delincuente (Ibid).

CRIMINOLOGÍA CRÍTICA O LA NUEVA CRIMINOLOGÍA

Para finalizar se da cuenta de una de las teorías más contemporáneas dentro


de la evolución expuesta. La corriente de la criminología crítica se desarrolla
fundamentalmente en la década de los setenta. Los hechos que condicionan la
vida social en esta época, son la guerra del Vietnam, las movilizaciones por los
derechos civiles, las luchas de las mujeres por la igualdad y el aborto. La
reacción de los gobiernos reprimiendo todas estas movilizaciones, ocasionó
una crisis de legitimidad de los sistemas (Moline y Larrauni, 2001)

La primera época de la criminología crítica se denomina “la nueva criminología


marxista” siendo la segunda etapa (producto de la revisión de los propios
criminólogos críticos), la denominada “criminología crítica”. La diferencia entre
ambas etapas es probablemente que en tanto la criminología marxista pone un
mayor énfasis en la economía para explicar la delincuencia y el derecho penal,
la criminología crítica atempera el «determinismo económico» introduciendo,
además de la economía, el contexto sociológico, político y cultural. (Ibid: 227)

Esta teoría se caracteriza debido al vínculo que la criminología crítica establece


entre delincuencia y sistema penal, con el sistema capitalista, es por esto que
existe una desconfianza de los criminólogos críticos ante la posibilidad de una
reforma sólo individual del “delincuente”.

Desde el ámbito teórico moderno, se construye su perspectiva sobre la base


del marxismo, feminismo, economía política y la teoría crítica. Uno de los
objetivos de esta disciplina es el estudio sistémico de la delincuencia y la
justicia dentro de la estructura de clases y los procesos sociales. En esta
perspectiva, la ley y la pena son vistas en relación con un sistema que perpetúa
la opresión y las desigualdades.

La clase obrera, en particular, es el grupo social que sufre mayormente esta


asimetría de valores, junto con las mujeres, los niños y las minorías étnicas

34
Cuestiona las bases del orden social, su legitimidad, el concreto
funcionamiento del sistema y de sus instancias, la reacción social: el delito y el
control social devienen problemáticos. Muestra simpatía por las minorías
desviadas y mina el fundamento moral del castigo (la culpable es la sociedad)
predicando, de algún modo, la no intervención punitiva del Estado. (Ibid: 271)

Es decir, el foco de estudio y posterior intervención es tras la concepción que el


delito se va estructurando en relación al contexto, por lo que la represión y el
castigo hacia el sujeto no es eficaz, sino se intenta cambiar las circunstancias
del contexto en que este se desenvuelve, fortaleciendo primeramente prácticas
preventivas sobre el delito, creando programas y estrategias adecuadas al
contexto histórico socio-cultural y por sobre todo económico de la sociedad.

“La moderna criminología parte de tres postulados… la intrínseca


nocividad de la intervención penal, la mayor complejidad del mecanismo
disuasorio y la posibilidad de ampliar el ámbito de la intervención, antes
circunscrita al infractor potencial, incidiendo en otros elementos del
escenario delictivo” (Ibid: 277)

Esta nueva concepción de la criminología, vislumbra que en momentos la pena


se vuelve obsoleta e innecesaria, ya que más allá de resolver el conflicto, lo
incrementa, a través de las distintas consecuencias como la estigmatización del
delincuente, el desencadenamiento a la apertura de la carrera “profesional”
delictual, la consolidación del estatus de “desviado” y criminal en el sujeto y
finalmente repercute en que el individuo internalice todo lo que la sociedad
dicta de él y se torne más complejo que abandone esa etiqueta y rol.

Ahora bien, es necesario mencionar que los esfuerzos por parte de la nueva
criminología crítica por expandir sus conocimientos y nuevas visiones a todo
ámbito y sistema social, se ha tornado complejo, ya que la institución por
excelencia que aborda este fenómeno, como la institución penitenciaria,
mantiene una concepción sumamente hermética para erradicar la visión
cuantitativa, positivista y dogmática sobre “el delincuente” y cambiarla por una
visión integral y comprensiva de este. Como lo menciona García Pablos Molina
2007,

35
“Pedir modificación “cualitativa” de la persona del delincuente-un
hombre nuevo-, es sin duda pedir demasiado. Esperar tal milagro de la
intervención penal es desconocer las actuales condiciones de
cumplimiento de la pena privativa de libertad y el efecto que esta
produce en el hombre real de nuestro tiempo…No parece fácil que el
Estado garantice la resocialización del penado, cuando no siempre está
en condiciones de garantizar otros derechos prioritarios de este…”
(Ibid:280-281)

A modo de propuesta desde la criminología crítica y para realmente aportar con


una intervención rehabilitadora del delincuente, se establecen tres postulados;

“ Primeramente, esclarecer cual es el impacto real de la pena en quien


la padece: los efectos que produce dadas sus actuales condiciones de
cumplimiento, no los fines y funciones “ideales” … esclarecer y
desmificar dicho impacto real para neutralizarlo, para que la inevitable
potencialidad destructiva inherente a toda privación de liberta, no
devenga indeleble , irreversible y para que la privación de libertad solo
sea eso, privación de libertad… digna, que no incapacite al penado y
haga inviable su posterior retorno a la comunidad. Segundo diseñar y
evaluar programas de reinserción… Tercero mentalizar a la sociedad de
que el crimen no es solo un problema del sistema legal, sino de todos,
para que la sociedad asuma la responsabilidad que le corresponde y se
comprometa en la reinserción del ex penado”. (Ibid: 282)

Ahora bien, con todos los avances y progresos que ha tenido la ciencia de la
criminología hasta llegar a una criminología moderna, se hace pertinente
estudiar los objetos principales de esta nueva concepción criminológica y sus
nuevas miradas sobre el delito, delincuente, victima y control social que por
cierto esta configuración se ha ido ampliando a lo largo de la historia, ya que
desde un comienzo, como se ha visto en las teorías más tradicionales, lo
delimitaban netamente al objeto del delincuente y al delito. Esta moderna visión
y saber, tiene un nuevo objeto de estudio, planteándose desde el conocimiento
de la propia realidad y desde ahí estudiar y generar acciones para las
transformación social, permitiendo una comprensión de la realidad más

36
compleja, inclusiva, multifactorial, dinámica y práctica de la información sobre la
problemática, y no tan solo fundamentarse desde el aporte teórico, sino
también desde el aporte práctico en función de la necesidad de construir
conocimientos que aporten a la prevención y combate de la delincuencia.

Frente a este avance, se amplía el concepto netamente univoco de delito y se


comienza a configurar y comprender desde diferentes ámbitos. Desde el
derecho penal, se comprende “delito como toda conducta prevista en la ley
penal y solo aquella que la ley penal castiga” (García Pablos Molinas, 2007:
113).

Desde la filosofía y la ética, se acude a otras pautas más allá del derecho
positivo, sino más bien al orden moral, natural y la razón, comprendiendo el
delito como “delito natural, según Garófalo, citado por Garcia Pablos Molina
(2007) una lesión de aquella parte del sentido moral , que consiste en los
sentimientos altruistas fundamentales (piedad y probidad) según la medida
media en que se encuentran las razas humanas superiores, cuya medida es
necesaria para la adaptación del individuo a la sociedad” (Ibid:117).

Luego desde la sociología como lo hemos visto el delito es comprendido como


las conductas desviadas de las normas sociales.

Desde luego, la criminología no puede delimitar un solo concepto sobre delito,


ya que más allá de lo que dicte el derecho penal, la criminología según
Goppinger, citado por Ibid, (2007), comprende el delito en su totalidad y no tan
solo en el castigo o más allá de la respuesta formal , la criminología siempre
buscará situar y contextualizar el delito, su autor, el hecho real, su estructura
interna y dinámica, formas de manifestación, técnicas de prevención del mismo
y programas de intervención al infractor (Ibid:117).

Hoy la ciencia de la criminología busca comprender el delito como un problema


social (entendiendo como problema social, que deba tener “una incidencia
masiva en la población; que dicha incidencia sea dolorosa, aflictiva; con
persistencia espacio-temporal, falta un inequívoco consenso respecto a su
etiología y eficaces técnicas de intervención en el mismo y conciencia social
generalizada respecto a su negatividad” Jiménez, citado por Garcia Pablos

37
Molina (2007:120) Es decir, que tiene un contexto y respuesta en lo
comunitario, en lo social, y no tan solo en lo individual, ya que ha sido un
fenómeno que ha afectado a una gran parte de la población y que ha pesar de
que se requiere una respuesta pronta, aun no se le ha encontrado.

Y como ya es mencionado, uno de los objetos más estudiados por parte de la


criminología, es la persona del delincuente, pero ahora ya no desde la
concepción individualista o culpabilizadora hacia el sujeto. La moderna
criminología comprende el delito y por tanto al delincuente en un contexto
social e interdependiente, es decir la influencia de múltiples factores como la
“reacción o control social” valga la redundancia, de la propia sociedad
manipulada por las concepciones u ordenamientos jurídicos determina y
“etiqueta” al delincuente. Este último, comprendido de diversos aspectos desde
la criminología positivista como una realidad bio-psicopatológica, hasta la
criminología moderna , que establece el desplazamiento de la mirada
individualista del sujeto hacia el estudio de la propia conducta delictiva y el
delincuente en su contexto, la víctima y el control social, es decir desde una
mirada integral - biopsicosocial.

Como lo mencionamos en un comienzo, la construcción de las teorías


criminológicas se ha ido estructurando en función de los contextos históricos,
socio-culturales y económicos de la época, los cuales desde distintos intereses
o pensamientos pueden ser aceptados o rechazados, pero más allá de
aquello, siempre se ha intentado evolucionar en las teorías o postulados que
mejoren el paradigma anterior de la criminología. Como lo podemos ver en la
mirada marxista, la cual responsabiliza por el crimen a las estructuras
económicas, es decir a la sociedad, al Estado y a la propiedad privada.

Finalmente estar inmersos en una realidad compleja, diversa y multifactorial,


impide delimitar una caracterización del “delincuente” ya que se torna
sumamente peyorativo, anti-ético e inhumano y hace que precisamente sea la
mirada contextual-social la que deba determinar, el porqué del delito y del
sujeto-delincuente.

38
Control social

Desde la moderna criminología existe la necesidad de estudiar el control social


del delito como uno de sus objetos de estudio, comprendiendo como control
social;

“El conjunto de instituciones, estrategias y sanciones sociales que


pretenden promover y garantizar dicho sometimiento del individuo a los
modelos y normas comunitarias… existen dos clases de instancias o
portadores de control social: instancias formales e informales. Agentes
informales del control social son: familia, la escuela, la profesión, la
opinión pública, etc. Agentes formales: la policía, la justicia, la
administración penitenciaria” (Bustos, Kaiser, Muñoz y Hasemer, (1987)
citado por Garcia Pablos Molina 2007: 248).

La búsqueda del control social en las sociedades siempre ha estado basada en


la necesidad de encausar y condicionar las conductas de los sujetos por parte
de los intereses de aquel que ejerce el poder. Como lo refiere Foucault (1975)
en su ensayo “vigilar y castigar”, los diferentes sistemas sociales como por
ejemplo, la familia, la escuela, la fábrica, y la cárcel están determinadas por la
necesidad de encauzar las conductas a través del control social. Ahora bien, el
control social se ha visto diferenciado desde el paradigma positivista, donde se
polariza toda la responsabilidad al individuo y no prestando atención ni
cuestionando a las leyes o cuadros normativos o al sistema que rige a la
sociedad, ya que admiten que responden a los intereses generales.

Ahora bien, desde la teoría del etiquetamiento, sí se cuestiona el ordenamiento


y estructuración de la sociedad, ya que

“El mandato abstracto de la norma, se desvía sustancialmente al pasar


por el tamiz de ciertos filtros altamente selectivos y discriminatorios que
actúan guiados por el criterio del estatus social del infractor.
Precisamente por ello, las clases sociales más deprimidas atraen tasas
más elevadas de criminalidad… porque el control social prioritariamente,
se orienta hacia ellas, contra ellas (Garcia Pablos Molina 2007: 247-248).

39
Es por tanto, que se hace evidente que detrás de cada norma, sanción y
proceso, se esconde el dominio y control social que cada institución necesita
para asegurar la disciplina y adoctrinamiento. Como se menciona en párrafos
anteriores, la necesidad de vigilar y castigar a través del control social, se ha
ejercido desde siempre en todos los sistemas que nos envuelven y de los
cuales no se puede huir (la cultura, el derecho, la costumbre y todos los
sistemas normativos) y a medida que el grado de institucionalización crece, es
decir, a medida que se distancia, aísla y se ejerce más presión sobre el
individuo afectado , permanecen y se agudizan los mecanismos de control
impidiendo que el sujeto pueda reconocerlos e identificarlos para poder
desligarse de aquellos.

“Es el control social penal un subsistema en el sistema global del control


social; difiere de este por sus fines (prevención o represión del delito);
por los medios de los que sirve (penas o medidas de seguridad); y por el
grado de formalización con el que intervienen” (Ibid: 250).

Según García Pablos Molina (2007), existen tres características del control
social penal; primeramente, su comportamiento selectivo y discriminatorio, (el
criterio del estatus social prima sobre el de los merecimientos objetivos del
autor de la conducta); su función constitutiva o generadora de criminalidad;
(los agentes de control social no detectan al infractor, sino que crean la
infracción y etiquetan al culpable como tal); y el efecto estigmatizador del
mismo; (marca al individuo, desencadenando la llamada desviación secundaria
y las carreras criminales) (Ibid).

Si bien es cierto, se ha intentado desde los mecanismos y sistemas de control


“disminuir” las tasas de criminalización, estas se siguen manteniendo o
aumentando como se percibe en la sociedad, esto más allá de que se
demuestre que el método de control social no está funcionando, es necesario
por tanto, comprender que son otros los factores y causas del fenómeno
delictual.

Finalmente la concepción de control social se ha ido construyendo en base a


los contextos históricos y las necesidades e intereses del sistema imperante,

40
“La creciente y progresiva expansión del derecho penal en nuestra
sociedad postindustrial, sociedad de la información y de los medios de
comunicación de masas que demanda más y más seguridad y la
creciente intensidad de control social, no siempre racional ni justificado,
tiene mucho que ver con los presupuestos ideológicos y demandas de la
sociedad postindustrial, sociedad que sobrevalora la seguridad y cuyos
requerimientos represivos azuzan a los medios de comunicación de
masas potenciando el miedo al delito” (Ibid: 260).

Este abanico de teorías criminológicas bajo su contexto histórico ayuda


comprensivamente a entender los orígenes de la criminología sobre cómo se
ha visto el crimen y al hombre “delincuente” a lo largo de la historia, nos ayuda
a dar cuenta de nuestras propias interpretaciones y posturas sobre el rol del
sistema penitenciario, la sociedad-cultura y los sistemas estatales, donde el
castigo y la opresión se ha ejecutado de diversas formas y bajo distintos
paradigmas, y como las concepciones teóricas más antiguas hasta hoy en día
repercuten y delimitan el actuar en la comprensión del fenómeno delictual.

41
Capítulo II

Efectos de la Institucionalización en las personas


privadas de libertad.

Desde que se decide investigar sobre el fenómeno delictual y por tanto sobre la
privación de la libertad en sí, se comprende una problemática sumamente
compleja tanto a nivel mundial, social, cultural, familiar y sin duda personal, ya
que desde el momento en que el sujeto se ve involucrado en la delincuencia
(por diversos factores) hasta caer en la consecuencia mayor, que es la
privación de libertad, el sujeto se ve afectado por toda la presión, estigma,
discriminación, degradación, exclusión y vulneración que tanto la sociedad, el
Estado, los amigos y la familia ejerce sobre aquel que tiene prácticas
delictuales y es condenado a prisión.

Es por tanto que este apartado se detendrá en comprender, explicar y


fundamentar las consecuencias o efectos que provoca la “prisión”, es decir la
privación de libertad en los sujetos. Para aquello, se analiza el concepto y
fenómeno de la institucionalización, prisionización, desadaptación social de los
internos y su desidentificación personal, la cual se caracteriza porque la
persona experimenta una verdadera mutilación del “yo”, mediante un proceso
que los conduce a integrarse como un elemento más, dentro de la colectividad
criminal.

Para estos efectos, se requiere primeramente comprender el concepto de lo


que se denomina, privación de libertad, lo que es entendido como:

“La medida o pena con la que se despoja a un individuo de su empleo,


de sus derechos o dignidad, por un delito que ha cometido, siendo este
obligado a pagar su condena recluido en un recinto penitenciario”. O la
privación preventiva “aquella restricción de la libertad de desplazamiento
cuando los operadores del sistema presumen que los sujetos tienen
algún tipo de participación en algún hecho criminal” (Escaff, Estévez,
Feliú y Torrealba, 2013: 295)

42
Es por ello que atendiendo a los conceptos básicos de este capítulo, se
entiende que la prisión constituye una vida artificial, “una vida fuera de la vida
social”. El hecho de someter a un individuo a una segregación y encierro
prolongado, tiene necesariamente sobre él un efecto despersonalizador y
antisocial. La prisión estigmatiza, genera exclusión social y daños en muchas
ocasiones irreparables o los agrava en los casos que la marginación de clase
existía en las personas aun antes de su encarcelamiento.

Es decir, y como se mencionaba unos párrafos más arriba, situarnos a hablar


sobre la privación de libertad es sumamente complejo, ya que la medida de
separarlos primeramente de todas sus redes (familiares, amigos, estudios,
empleo, comunidad o barrio, etc.) es lamentablemente violenta y dañina, no tan
solo para ellos, sino que también para todo su entorno, y por consiguiente, el
aparato que los recibe, es decir la cárcel y su sistema, es inhumano desde el
ámbito físico-material y sus condiciones sanitarias, hasta la cultura y sistema
que se crea dentro del recinto penitenciario.

“Es por eso que la pérdida de libertad se asocia a la idea de ser


dominado, pues ya no es el individuo quien gobierna su vida, sino que
son otros quienes lo hacen por él. Esta dominación, por un lado, va de la
mano con la corrección, el castigo y el aislamiento del individuo, y, por
otro, tiene la intención de transmitir seguridad a la sociedad, donde el
mensaje principal es inconscientemente un mecanismo de control social,
pues todo aquel que cometa un acto indebido deberá pagar con la
privación de su libertad” (Gudín, citado por Escaff. et al., (2013): 295).

Es aquí donde se pone en evidencia, el poder y la dominación que ejerce la


cárcel sobre el sujeto privado de su libertad. Desde la intencionalidad de la
medida, ésta dominación es ejercida con el fin de encauzar o más bien corregir
y eliminar la conducta delictiva del sujeto, en pos, no del beneficio o bienestar
del sujeto y su entorno, sino más bien por la necesidad de que las personas se
conviertan en un “ser de bien” dentro de las normas establecidas y puedan
aportar a la sociedad y al sistema imperante/dominante.

Ahora bien, es precisamente en el sistema carcelario donde se corrigen las


conductas y se intensifican y aplican con mayor vigor la norma y doctrina, a

43
partir del régimen de los horarios, comida, vestimenta, espacios, donde las
relaciones jerárquicas se exacerban, extendiendo su reproducción piramidal
hasta la población penal.

La cultura de las jerarquías, la imposición de la norma estandarizada y el


orden rutinario, es uno de los primeros efectos que se evidencia en el
transcurso del encarcelamiento, lo que es entendido por Burger y Luckman,
citado en Pineda (2014), como “el proceso de institucionalización, que se
explica como una tipificación recíproca de acciones habitualizadas por tipos de
actores aislados de la sociedad por un período apreciable de tiempo, que
comparten su encierro en una rutina diaria”. (Ibid: 21-22)

Ahora bien, en el proceso de institucionalización pueden existir


transformaciones positivas o negativas en la vida “cotidiana” de los sujetos,
cuyas trayectorias pueden verse afectadas por el hecho mismo de estar
privados de libertad y por las consecuencias que puede tener la cárcel como
institución sobre ellos. Este proceso del paso abrupto desde estar “libres” a
luego estar privados de libertad, va cambiando conforme la realidad de los
sujetos va mutando. Esto es entendido por Berger y Luckmann, como
proceso de “externalización y objetivización”, determinantes para el orden
social que construyen los sujetos”, donde según Berger y Luckmann, citado por
Milito (2012)

“El mundo social llega a ser un mundo objetivo…cuando comienza en la


externalización de la actividad de los seres humanos, continúa en las
actividades habitualizadas y tipificadas (rutinas), hasta llegar a la
institucionalización de las mismas. El significado de una institución, se
basa en el reconocimiento de ésta como solución permanente a un
problema permanente de la sociedad en la que está inmersa. Las
instituciones cristalizan en el momento en que deben ser explicadas a los
demás miembros de la sociedad en cuyo momento adquieren
historicidad al mismo tiempo que control social. Al volverse históricas,
estas formaciones se tornan objetivas (preceden al individuo que cuando
nace las percibe como dadas). El proceso por el cual los productos
externalizados de los seres humanos adquieren objetividad, se denomina

44
objetivación. El mundo institucional es actividad humana objetivada, así
como lo es cada institución en sí. Una vez objetivado, el mundo social se
presenta a la conciencia como ajeno al hombre, aunque haya sido
producto de sí mismo” (Ibid:2)

El proceso de institucionalización en los sujetos, va generando en él en cierta


medida “una dependencia” y necesidad de dominación y control, que va
traspasando toda la auto-responsabilidad y autocontrol del propio sujeto a
otras personas o instituciones, ya que, es tan fuerte la presión de la norma y
uniformidad que se ejerce sobre los “usuarios” o sujetos, que luego del paso
del tiempo, estos ya no pueden desarrollar el curso de su vida sin tener la
norma de la institucionalización sobre ellos. En ciertas ocasiones, el poder de
la institucionalización es tan fuerte sobre las personas, que esta logra cambiar
de manera positiva o negativa su estructura psicológica, emocional o física.
Como lo explica la teoría del etiquetamiento, el sujeto asume de manera tan
drástica la etiqueta de “delincuente”, “anti-social” o “inadaptado o desviado”,
que se comporta en función de aquella etiqueta, neutralizando su vínculo con
la sociedad y la institución, ( Berger y Luckman (1968), citado por Milito,(2011).

“El análisis del proceso dialéctico que compete a la realidad social con la
explicación del tercer fenómeno, (que no aparece temporalmente en
tercer lugar, sino que es simultáneo a la externalización y la
objetivación), la internalización. Como decíamos antes, los seres
humanos se exteriorizan (externalización) en actividades. A través de
ciertos procesos, esa externalización se institucionaliza y el mundo
institucional se percibe como realidad objetiva (objetivación) disponible
para internalizar (internalización)”…. Lo anterior se da a través de un
proceso ontogenético denominado socialización, término algo más
familiar para psicólogos y pedagogos. La socialización consiste en la
introducción amplia y coherente de un individuo en el mundo objetivo de
una sociedad ó en algún sector de él. Se divide en primaria y secundaria.
La primera es aquella que el individuo atraviesa en la niñez y por su
intermedio se convierte en miembro de la comunidad. La segunda se
reconoce como cualquier proceso posterior que induce a un ser ya

45
socializado a nuevos sectores del mundo objetivo. La socialización
primaria es la más importante y, en consecuencia, el éxito de cualquier
socialización secundaria dependerá de la semejanza de su estructura
con dicha socialización. (ibid: .2)

El proceso de institucionalización carcelaria, confluye por una parte por lo que


impone el dispositivo institucional, “cárcel”, pero también por lo que se va
estructurando en la interacción de los propios internos (proceso de
sociabilización) en la cual los más antiguos, van creando su propia cultura
carcelaria, la que el sujeto “nuevo” al llegar a la prisión, va re-significando y
adaptando a su vida. A este segundo fenómeno, se le denomina
“prisionización”, que fue un término acuñado por Clemmer con la intención
de explicar la repercusión que tienen las subculturas carcelarias en los sujetos
que viven en ellas. (González,(2001) citado por Escaff, Estévez, Feliú y
Torrealba, 2013 : 296).

Por su parte, para Echeverri (2010), la “Prisionización, es el proceso en el


que una persona, privada de libertad, adquiere códigos, normas sociales y
formas de comportarse para poder convivir en la cárcel. Este proceso, propio
de la subcultura carcelaria, se irá adquiriendo de manera no consciente. Cabe
destacar, además, que la adaptación a este nuevo ambiente variará según el
sujeto, donde algunos logran una mayor y mejor adaptación” (Echeverri,(2010)
Citado por Escaff et al, 2013:296.

De acuerdo a los mismos autores, “esta subcultura carcelaria ayuda de


alguna manera a adaptarse a la adversidad del medio; sin embargo,
podría influir en una desintegración de la personalidad, ya que el sujeto,
al dejar los códigos con los cuales se relacionaba, debe acomodarse
bruscamente a las nuevas normas de la realidad intra-muros” (Acosta
(2008), citado en Escaff et al: 296).

46
De igual forma y siguiendo a Clemmer, (op.cit):

“La experiencia subjetiva y el efecto de estos procesos se relaciona con


la duración de la condena, la estabilidad del sujeto antes de haber sido
privado de libertad, la permanencia de los lazos con sujetos que no estén
privados de libertad, la pertenencia a grupos sociales primarios y poseer
un puesto de trabajo” (Ibid: 296).

La cárcel supone un sistema total. Funciona de manera autónoma con sus


propias normas, sus diferentes roles, patrones de comportamiento, sistemas y
códigos de comunicación, estilos de vida, su propia economía sumergida, sus
grupos de presión, sus agentes de control, formales e informales. A este
proceso de incorporación y paulatina adaptación a este peculiar hábitat
alternativo, llamado por Clemmer como “prisionización”, Goffmann (S/F) lo
denomina “enculturación” (Segovia ,2001). Según Goffmann, consiste
básicamente en la progresiva asunción por parte de la persona privada de
libertad, de una nueva forma de vida, en el aprendizaje de nuevas habilidades y
consistencias de comportamiento. Es por esto que se entiende que la actividad
del preso, es una lucha por la supervivencia, en un intento continuo de
adaptarse. Puede ser más o menos acelerado, más o menos efectivo, según el
tiempo ininterrumpido que la persona permanezca en la cárcel, el tipo de
actividades de “desprisionizacón” que desarrolle en ella, su historia de vida,
personalidad y la permeabilidad que mantenga con el exterior. Aún así, “la
prisionización tiene efectos negativos para la resocialización difícilmente
evitables con un tratamiento”. (Ibid, 2001: 5)

Es decir, si bien es cierto el proceso mismo y casi innato de la prisionización es


una herramienta sumamente importante para afrontar lo impactante que llega a
ser el encarcelamiento, este transcurso no es asimilado por todos los reos de
manera positiva (por diversos factores importantes ya mencionados), este
proceso tiene mayores efectos negativos, como por ejemplo sentimientos de
miedo, ansiedad, humillación, despersonalización, pérdida de la intimidad,
pérdida de expectativas, falta de control sobre su propia vida y/o su familia,
aumentan los niveles de agresividad, entre otros.

47
Para Gallegos (2004), la “prisionización“, describe los comportamientos que
van teniendo los internos como consecuencias de la vida en prisión, los efectos
que el encarcelamiento produce en los seres humanos desde perspectivas,
biológicas, psicológicas y sociales. ( Gallegos, 2004).

Valverde,(1997) en su obra, “La cárcel y sus consecuencias”, resume en los


puntos siguientes, el cómo incide en lo que él denomina sus “consistencias
comportamentales”:

1º Muchas horas, durante años, sin hacer prácticamente nada genera


sensación de vacío, perdida de auto-concepto.

2º Demasiado tiempo de pensar en algo, o de volver obsesivamente a la misma


idea, genera ansiedad y fatalismo.

3º Aumenta el riesgo de caer en drogadicción, en un espacio apto para


trasiegos mercantiles ilícitos.

4º Sometimiento al sistema de dominación y chantaje que genera el mundo de


la droga desde el patio.

5º Pérdida de la escasa capacidad de decisión y libertad de que disponía.

6º Empobrecimiento vital y síndrome amotivacional (Segovia, 2001:7)

Según lo que plantea Valverde (Ibid), no se trata por tanto de que la persona
presa presente unos especiales rasgos o unos perfiles predeterminados: más
bien se trata de que el proceso de inadaptación social primero, y el de
prisionización después, generan la aparición de determinadas “consistencias
comportamentales”.

Es por esto que algunas consecuencias en la persona del recluido, pueden ser
tanto más destacables y consolidadas, mientras más inadaptación social
hubiera previamente y cuanto más tiempo haya estado privado de libertad.
Todas se podrían resumir en la expresión de Valverde: “el preso no sólo vive
en la prisión, sino que vive la prisión”. (Ibid, 2001)

48
EFECTOS DE LA CARCEL EN LA PERSONAS

● Deprivaciones sensoriales: Las consecuencias de la prisionización no


son sólo psíquicas. Con el tiempo aparecen serios problemas
sensoriales.
-La visión sufre trastornos, producto de la limitada perspectiva con que
cuenta, además de padecer con los extremados contrastes de luz, entre
los escasos espacios abiertos y la celda. A los pocos meses de ingresar
en prisión, experimenta lo que se denomina, “ceguera de prisión”,
provocada por la permanente ruptura del espacio, la existencia de
continuos impedimentos a la evasión que impiden la visión a distancia;
en el mejor de los casos, no le permiten ver más allá de unos centenares
de metros.
Por otra parte, la gran carencia de colores hace de la prisión un lugar
poco estimulante y de gran pobreza cromática. Eso explica que uno de
sus primeros deseos al salir, sea ver distancia y “descansar la vista”.
También se afecta el sentido de la audición, pues la vida en un
espacio permanentemente cerrado, en el que conviven multitud de
personas y sonidos que retumban en los muros, hace que el nivel de
ruido sea muy alto.
Se destaca también entre las carencias, los sabores y olores muy
reducidos que los presos tienen a disposición, predominando un olor
constante mezcla de todo, desde comida hasta olores personales.
En ocasiones, se llega a perder la imagen del propio cuerpo, ello
inducido por la carencia total de intimidad. Además el preso mide mal las
distancias quizá por la confusión entre los límites del propio cuerpo y los
del entorno, sobre todo en presos en régimen de estricto aislamiento.
Finalmente, también son frecuentes los agarrotamientos musculares,
producidos por la tensión diaria en la que se mezcla ansiedad y una
sensación continua de peligro y miedo al futuro. (ibid,2001)

49
Es importante destacar que la pérdida de intimidad en el encarcelamiento,
aunque muchas veces no se le vea importancia, trae consigo efectos a futuro,
pues, la convivencia forzada con otros integrantes del colectivo carcelario es
hoy por hoy el más grave de los efectos inherentes a la situación de prisión.
Desde el punto de vista emocional, las consecuencias negativas de la
convivencia forzada superan en gravedad a las que provoca el aislamiento.
Toda persona necesita para su desarrollo personal equilibrado, momentos
íntimos en los que se pueda dedicar a sí mismo.( Echeverri,2010)

Autoestima; el proceso de maduración personal en su conjunto supone una


lucha, un esfuerzo constante en la búsqueda de una identidad propia y, lo que
es más importante, en sentirse íntimamente satisfecho con ella. De este
complejo proceso y su resolución más o menos positiva, depende el nivel de
autoestima de las personas. En la trayectoria de cualquier individuo, el ingreso
carcelario y sus consecuencias, afectan extraordinariamente la autoestima.

La sexualidad; en la trayectoria vital de una persona, la orientación sexual


pasa por diferentes estadios hasta un momento final que la define. La estancia
en prisión puede constituirse en un período vital más en la evolución del
individuo. La orientación sexual sigue su curso natural independientemente de
que ésta se encuentre recluida o disfrute de plena libertad. Sin embargo la
privación de la libertad, puede conllevar a la falta de prácticas sexuales en
pareja, a violaciones, distorsión (por esta vida artificial) y no manejo de la
sexualidad.

Las disfunciones que pueden darse durante la permanencia en prisión, tienen


una relación directa con las circunstancias rígidas y restringidas y de poder que
se dan en los códigos carcelarios. La cárcel sí afecta la vivencia de la práctica
sexual en pareja al someterla a tensiones absolutamente improcedentes y
gravemente distorsionantes respecto a las características en las que se lleva a
cabo en libertad. Las disfunciones sexuales más frecuentes entre los reclusos
son la impotencia, la eyaculación precoz y la falta de respuesta sexual por
parte de la pareja. La vivencia de la sexualidad es, por lo tanto, susceptible de
ser traumática, ya que la presión “organizativa” e “institucional” puede llegar a
bloquear el normal desarrollo de una práctica adecuada. (Echeverri, 2010).

50
Por su parte Segovia, (2001), reconoce un conjunto de otros efectos
psicosociales entre los cuales destaca:

La “desproporción reactiva”, que tiene que ver con cuestiones que en otro
contexto carecerían de importancia y que en circunstancias de encierro, son
vivenciadas con una desproporcionada resonancia emocional y cognitiva.

- La “dualidad adaptativa”, que se produce por una autoafirmación agresiva –


con fuerte hostilidad hacia todo lo que provenga de “la autoridad”- o bien la
sumisión frente a la institución como vía adaptativa. Entre estos dos extremos,
oscilan las formas de adaptación del preso a la cárcel (la permanente elección
de extremos que caracteriza “la vida del inadaptado”).

El “presentismo galopante”, que si no puede controlar su presente, mucho


menos puede con su futuro. Tanto por la extremada primariedad de su
comportamiento como por la imprevisible dirección de su vida en la cárcel, se
deja llevar por un vivir sólo el presente desde el fatalismo, ligado a la ausencia
de introspección, planificación y análisis de consecuencias.

El “síndrome amotivacional,” no se deja interesar por nada, está cerrado a la


novedad y al cambio, cada vez más encapsulado en un mundo interior que
trata de defenderse de las emociones con una aparente dureza emocional,
cerrada a influjos externos. Delega su responsabilidad y creatividad en el
entorno institucional del que “depende”.

La “privación de responsabilidad”, lo peor que tiene la cárcel es que priva de


responsabilidad. Si ser responsable es tener que responder y ello supone
hacerse cargo de la propia vida, de las decisiones, de las acciones y de sus
consecuencias, el privar de todo ello no deja de cercenar una de las
dimensiones – la dimensión básica- sobre la que se asienta el nivel ético de la
persona. Privar a alguien de la capacidad de cargar con la propia vida, de
hacerse cargo de ella, de conducirla, es, sin duda, una consecuencia
detestable.

Otro de los efectos que se pone en evidencia en el transcurso de la privación


de libertad y la “libertad”, es la estigmatización, “se concibe como poseedor de
cualidades que de alguna manera la sociedad rechaza y no comparte, por ser

51
“contrarias” a lo socialmente esperable. Conforme a esta situación, el sujeto
estigmatizado es denigrado y puesto en un rango inferior por la sociedad
(Haydith, citada por Escaff et al.:296).

El efecto de la estigmatización como lo hemos mencionado, no tan solo se


vivencia en el momento de estar privado de libertad, sino, que también se
experimenta antes, durante y después del encarcelamiento y no tan solo por
entes institucionales, sino que también por su propia familia, amigos, el barrio o
comunidad, ya que el estigma tiene la cualidad de “no olvidar”, y por tanto,
estar constantemente etiquetando al sujeto y por tanto, enjuiciándolo,
excluyéndolo y marginándolo de todo ámbito social, laboral, familiar, cultural,
educacional, etc. Como por ejemplo en ciertas situaciones, la relación familiar
se ve afectada por la desconfianza o el miedo hacia el sujeto que ha cometido
el delito, o el proceso de reinserción laboral, donde en el momento post-
penitenciario el sujeto quiere retomar sus actividades laborales o comenzar con
estas, su antecedente laboral es lo que determina su reingreso o ingreso en lo
laboral.

Según el CESC (Centros de Estudios en Seguridad Ciudadana), citado


por Escaff et al., (2013: 297), “es la American HeartAssociation la que
indica que la estigmatización social se puede correlacionar también con
la salud del sujeto, tanto mental como física. Donde los estigmatizados
están más proclives que la población no estigmatizada a presentar
cuadros depresivos, enfermedades coronarias, hipertensión, entre otros”.

Ahora bien, los efectos “negativos” que puede generar la experiencia de


privación de libertad, no tan solo genera una estigmatización a nivel
personal, sino que también se ve afectado a nivel social o familiar, es
decir se ven afectados los de su entorno más cercano, como su familia,
pero también, “la estigmatización social se aprecia igualmente en los
medios de comunicación. Se alimentan de las historias de los afectados,
exponen sus vidas, lo que a su vez es retroalimentado por parte de la
sociedad. Funcionan como un arma de doble filo, donde, por una parte,
pueden enaltecer a un sujeto en cuestión, como por otra, devaluarlo y
hundirlo.” (Ibid)

52
Para Concluir citaremos a Segovia, donde expresa que “las peores rejas no
son las que quedaron, sino las que se llevan puestas en la cabeza”. (Segovia,
2001:13) Se pueden comprenden los efectos psíquicos y físicos que produce el
encarcelamiento y la prisionalización.

La situación de encarcelamiento y las condiciones que son propias de la


privación de la libertad, provocan una serie de reacciones psicológicas y físicas
en cadenas, generadas por la tensión emocional permanente. La cárcel, como
institución, como ámbito cerrado en sí mismo, exige de las personas que la
padecen, un esfuerzo adaptativo constante, al encierro, al exceso
indiscriminador de la institucionalización del hombre, sin duda, les crea como
consecuencia, una serie de distorsiones afectivas, emocionales, cognitivas y
perceptivas, que se vislumbran desde el momento de la detención, ya que al
penado se le despoja hasta de los símbolos exteriores de su propia autonomía.
La vida prolongada en prisión empobrece psicológicamente y desocializa a las
personas detenidas a nivel cognitivo, la cárcel como un sistema más de control
y dominio a través de la prolongada vida en prisión, tiende a empobrecer y
deshumanizar a los humanos.

53
Segunda Parte
Marco Referencial

54
Capítulo III

Reforma Procesal Penal y Sistema Penitenciario


Chileno

Es necesario precisar que el sistema procesal chileno, ha pasado por


diferentes modificaciones, cambios y transformaciones desde sus inicios en la
época colonial (Siglo XIX-XX), hasta el día de hoy, todo esto, en pos de “velar
por los derechos” de los propios sujetos que cometen delitos penales. Sin
embargo, algunos de los cambios más significativos han venido ocurriendo
progresivamente desde el año 2000 hasta finalizar el 2005, ya que fue en ese
periodo en el cual el Departamento de Defensa Social del Ministerio de Justicia
propone la discusión de la Ley de Ejecución Penal que hasta el momento se
estaba llevando a cabo, la que se basaba en un sistema inquisitivo donde quien
conducía la investigación, era la misma persona que debía juzgar el asunto,
restando la imparcialidad que exige el debido proceso. Así mismo, los
procedimientos carecían de inmediación, eran engorrosos, lentos y poco
garantistas en el cual el sujeto era sancionado desde diversos cuerpos
jurídicos1,haciendo sumamente atomizado y disperso el proceso, ya que el
sujeto al llegar al recinto penitenciario queda en una relación “del Derecho
Público con el Estado”, al no existir una legalidad de las penas, es decir al no
existir un cuerpo normativo general que regule todo lo concerniente a la
ejecución de las penas y medidas de seguridad (Valenzuela,2005).
La Reforma Procesal Penal del año 2000 al 2005, propone la búsqueda de una
jurisdicción especializada para la resolución de conflictos (desechando la
dispersión, ambigüedad en la vinculación que pueda existir entre la relación del
juez que ejecuta las penas y los jueces con competencia en lo criminal) que
permita la regulación centralizada y sistematizada en un mismo cuerpo
normativo legal de toda la normativa concerniente a la ejecución de las penas y
medidas contempladas en el ordenamiento jurídico.

1 A modo de ejemplo: Ley orgánica de Gendarmería, Código Penal, Código de Procesamiento Penal
1906, el Código Procesal Penal, Reglamento de Establecimientos Penitenciarios, Ley de Libertad
Condicional, Patronato Nacional de Reos (Valenzuela, 2005).

55
Apela a que jueces administrativos-judiciales cuenten con competencia en
todas las materias referidas al cumplimiento de las penas, beneficios y
derechos penitenciario, evitando que ante la existencia de diversos cuerpos
jurídicos el proceso sea torne disperso (Ibíd.). Se apuesta a una modificación del
sistema inquisitivo a una acusatorio, apelando a un proceso y juicios oral,
transparente, público, expedito, cercano a la gente y en concordancia con los
instrumentos internacionales suscritos por nuestro país, que proteja a las
víctimas, pero no dejara de lado la garantía de los derechos de los imputados.
(Min. de Justicia, S/F)

Se crea el Ministerio Público (Fiscalía), organismo estatal autónomo, que no es


parte de ninguno de los poderes del Estado, cuyos fiscales son los encargados
de dirigir las investigaciones, formalizar, acusar a los imputados y proteger a
víctimas y testigos. Por otra parte, se crea la Defensoría Penal Pública,
encargada de otorgar defensa profesional a los que no pueden tener abogados.
Los casos ya no están en manos de Juzgados del Crimen, sino que se crean
los Tribunales de Garantía y los Tribunales de Juicio Oral en lo Penal,
trabajando en conjunto con Carabineros e Investigaciones y los organismos
auxiliares, como por ejemplo, el Servicio Médico Legal, Servicio del Registro
Civil e Identificación (Ministerio de Justicia S/F).

El Juez de Garantía, debe velar para que las autoridades no se extralimitan al


perseguir a los sospechosos de un delito, afectando los derechos
fundamentales del imputado. Finalmente, se le otorgan derechos
fundamentales al acusado, como ser informado de la causa de su acusación y
de sus derechos legales, contar con un abogado defensor ( gratis, si no cuenta
con recursos), solicitar diligencias para desvirtuar las acusaciones, pedir
audiencia al juez, declarar sin necesidad de juramento y no declarar si lo
desea).(Ibid)

A modo de ejemplo, hoy en las cárceles chilenas sobre el 56 por ciento de las
personas internas, se encuentra cumpliendo condena y el Estado le
proporciona defensor profesional a todo aquel que lo requiera. Es así como la
Defensoría Penal Pública durante 2014, completó tres millones de imputados
atendidos desde su creación (Ibid).

56
Sistema Penitenciario de Chile.

Hasta el día de hoy y como se ha mencionado antes, el Sistema Penitenciario,


es representado por la Institución de Gendarmería de Chile, la cual está bajo el
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, por tanto la institución
Gendarmería de Chile, debe direccionar todo su accionar en función de los
intereses y objetivos del Ministerio de Justicia. Este último tiene como misión:

“contribuir al desarrollo y seguridad ciudadana del país, a través de la


modernización del sistema de justicia, promoviendo normas y políticas
públicas orientadas a facilitar el acceso, la protección de los derechos de
las personas y la reinserción social, todo ello en el marco del respeto a
los derechos humanos” (Gendarmería de Chile, 2016 : 3).

Desde esta concepción, el Sistema Penitenciario, representado por


Gendarmería de Chile, establece como foco de su intervención y política
pública, la reinserción social de los sujetos que se encuentran en un
proceso preventivo o privativo de libertad, resumiendo su misión, objetivos y
productos estratégicos en lo siguiente;

Misión
“Contribuir a una sociedad más segura, garantizando el cumplimiento
eficaz de la detención preventiva y de las penas privativas o restrictivas
de libertad a quienes los tribunales determinen, proporcionando a los
afectados, un trato digno, acorde a su calidad de persona humana y
desarrollando programas de reinserción social que tiendan a disminuir
las probabilidades de reincidencia delictual” (Ibid :5).
Objetivos Estratégicos

- Garantizar el cumplimiento eficaz de la detención preventiva y de las


condenas que los Tribunales determinen, previniendo conductas y situaciones
que pongan en riesgo el cumplimiento de este objetivo.

57
- Proporcionar una atención y un trato digno a la población puesta bajo la
custodia del Servicio, reconociendo y respetando los derechos inalienables de
las personas, entregando un conjunto de condiciones básicas de vida que
faciliten el ejercicio de los derechos no restringidos por la reclusión.

- Fomentar conductas, habilidades, destrezas y capacidades que incrementen


las probabilidades de reinserción social de la población penal, involucrando en
este proceso a sus familias, instituciones, empresas y comunidad en general.

FUNCIONES DE GENDARMERÍA

Ahora bien, dentro de las funciones, visión y principios que propaga


Gendarmería de Chile se encuentran principalmente las siguientes acciones:

Vigilancia

Acción ejercida por la Administración Penitenciaria que implica la observación


activa, atenta y personalizada de la conducta de las personas puestas a su
disposición, en cualquier condición, con el fin de prevenir toda acción que
pueda atentar contra el deber institucional de hacerlas cumplir con la pena
impuesta; de ponerlas oportunamente a disposición de los tribunales cuando
éstos lo soliciten. En el caso de la población penal con Medidas Alternativas a
la Reclusión o con Beneficios Intra-penitenciarios, la vigilancia adquiere el
carácter de control del cumplimiento de las medidas restrictivas de libertad.

Atención

Acción, a través de la cual el Servicio, directamente o a través de terceros,


proporciona a las personas recluidas, un conjunto de condiciones básicas en
materia de: infraestructura, higiene ambiental, alimentación, vestuario personal
y ropa de cama, aseo personal, atención de salud, facilidades de
comunicación, atención espiritual, acceso a la educación, al trabajo, a la
cultura, a la información, al deporte y recreación, de las que ha sido privada
como consecuencia de la reclusión, de manera de aminorar el deterioro físico y
psicológico de ella, evitar causar daños innecesarios y facilitar el ejercicio de
los derechos no restringidos por la reclusión. Desde la perspectiva ciudadana,

58
se entiende por atención la entrega de información en los plazos legales, así
como la entrega de las respuestas de las solicitudes de información bajo las
leyes 19.880 y 20.285 de acceso a la información pública. (Gendarmería de
Chile, 2016 )

Asistencia

Acción a través de la cual el Servicio, directamente o través de terceros,


estimula el desarrollo de condiciones individuales de las personas condenadas
durante el período de permanencia en el sistema penitenciario, de manera de
lograr la modificación de conductas y motivaciones que inciden en la génesis
de los actos delictivos y en la preparación del individuo para su incorporación
activa en el medio libre (Gendarmería de Chile, 2016:54-57).

En la actualidad, el Sistema Penitenciario se estructura en función de la


búsqueda de la seguridad y reinserción social, apoyando este último con la
integración de los condenados, en espacios dignos para el equipamiento de
capacitaciones, talleres laborales, deportivos, educación penitenciaria,
espacios comunitarios, culturales y recreación en el sistema cerrado, abierto o
semi-abierto a través de diversos programas a cargo de un grupo de
profesionales como psicólogos, trabajadores sociales, terapeutas
ocupacionales y sociólogos.
Respecto al cumplimiento del objetivo de reinserción social, se desarrollan un
conjunto de medidas destinadas al otorgamiento de beneficios y programas
orientados que vayan proyectando procesos orientados a la reinserción social
de los internos, entre los cuales están los siguientes:

Beneficios:

Permisos de salida: Los permisos de salida forman parte de las actividades de


reinserción y tienen como objetivo otorgar de manera gradual mayores
espacios de libertad a la población condenada, de acuerdo a lo establecido en
el Reglamento de Establecimientos Penitenciarios. El año 2013, se registraron
un total de 11.950 postulaciones a permisos de salida, de las cuales el 66,8%
fueron aceptadas.

59
Libertad condicional: Beneficio que se otorga a los condenados que han
cumplido una porción sustancial de su pena privativa de libertad, habiendo
observado una conducta y comportamiento sobresaliente. Este beneficio
consiste en que el condenado puede cumplir la última parte de su condena en
libertad, quedando sujeto a ciertos controles y condiciones, siendo sancionada
su infracción con el reingreso al sistema carcelario. El año 2013, un total
acumulado de 16.767 internos fueron propuestos por Gendarmería para
obtener este beneficio, siendo concedido a un total de 3.561, lo que equivale a
un 21,24%. Respecto del año 2012, si bien la cifra de propuestas se redujo en
un 2,27%, la cifra de beneficios otorgados se incrementó en un 56,46%.

Programas orientados a favorecer condiciones para la Reinserción social

1. Programa de Deportes, Cultura y Recreación.

2. Programa Nacional de Residencias Transitorias para niños, niñas con sus


madres privadas de libertad.

3. Programa “Conozca a su hijo”.

4. Programa visitas íntimas.

Programas de Intervención:

1. Programa de reinserción social para condenados privados de libertad.

2. Programa de reinserción social de personas condenadas por infracción a la


ley penal de los Centros Penitenciarios Colina I y I, R.M y Centro Penitenciario
de Valparaíso y CP Concepción, Región Bío- Bío.

3. Programas Centro de Tratamiento de adicción.

4. Programa de Prevención Selectiva de Drogas.

5. Programa de Intervención para Jóvenes que cumplen condena en secciones


Juveniles.

Dentro de la estructura penitenciaria, es importante dar cuenta de sus distintos


sistemas caracterizando en su especificidad, aquel en el cual se realiza la
investigación.

60
Gendarmería de Chile, cuenta con presencia en todas las regiones del país, a
través de las respectivas Direcciones Regionales, las que tienen bajo su
dependencia Unidades Penales y especiales tales como;

Centros de Cumplimiento Penitenciario (CCP): Establecimientos penitenciarios


destinados a albergar a los internos que cumplen sus condenas.

Centros de Detención Preventiva (CDP): Desde donde se desarrolla la


presente investigación. Son las Unidades penitenciarias destinadas a mantener
bajo custodia a los internos detenidos o imputados. Esta última calidad, rige
desde la puesta en marcha de la Reforma Procesal Penal.

Centro de Reinserción Social (CRS): Unidades Especiales que tienen como


misión atender a los internos en el Medio Libre, denominados usuarios. Estos
centros contribuyen a su reinserción por medio de programas especiales o
atendiendo a aquellos que gozan de beneficios extra penitenciarios, como la
libertad vigilada. Desde la estructura interna de las unidades penales, existen
sistemas cerrados, semi-abiertos y abiertos.

Centro de Educación y Trabajo (CET): Establecimientos penales destinados al


desarrollo de labores productivas por parte de los internos albergados en ellos;
cooperando en su reinserción social y en el apoyo a sus familias. (Min. Justicia
y DD.HH – Gendarmería de Chile, 2017: 5)

De igual forma, es importante mencionar los grados jerárquicos en


Gendarmería de Chile, los cuales se dividen en tres niveles, donde los de la
planta I corresponden a Oficiales Penitenciarios, los de la planta II, a los
Suboficiales y Gendarmes, y la planta III, al personal no uniformado.
[Gendarmería de Chile, 2016)

En el área técnica de gendarmería (planta III), se concentra la atención


especializada de la población penal dentro de un equipo de trabajo
multidisciplinario. Las funciones de las personas adscritas a esta Planta III, son
desarrolladas tanto en Unidades Penales, como en Centros de Reinserción
Social, Centros de Educación y Trabajo, Patronatos Locales de Reos,
Direcciones Regionales y Dirección Nacional [ibíd., 2016].

61
Desde la estructura de las unidades penales, existen primeramente los
sistemas semi-abiertos y abiertos. Su objeto es potenciar las capacidades de
inserción social positiva, realizando las tareas de apoyo y asesoramiento y la
cooperación necesaria para favorecer su incorporación progresiva a la
comunidad. Algunos de los principios que los rigen son; la
autorresponsabilidad; la normalización social e integración; la prevención de la
desestructuración familiar y social, y la coordinación con organismos e
instituciones dedicados a estas áreas. Existen diferentes tipos de
infraestructuras específicas para este régimen: Los Centros de Reinserción
Social, que son establecimientos penitenciarios normalmente independientes,
con una estructura específica, dedicado a internos o internas clasificados en
tercer grado de tratamiento, y a otros cometidos. [ibid, 2016].

De igual forma el CDP, Santiago sur como ejemplo del sistema cerrado, se
caracteriza por tener un régimen de seguridad más profundo y riguroso por el
perfil de los condenados y donde los internos deben permanecer todo el tiempo
de su condena en el recinto penitenciario, sin posibilidades de salir, a
excepción si se les adjudica algún beneficio lo cual implicaría que el interno ya
no pertenece al sistema cerrado, sino, que al semi-abierto o abierto.

Desde este pensamiento y objetivos de la Institución y en pos de velar siempre


por los derechos humanos de los sujetos, se generan una serie de
transformaciones en el sistema penitenciario y judicial para su mejoramiento,
presentándose como uno de los hitos más importantes en el sistema, la
reforma procesal penal.
Luego de especificar detalles sobre la importancia de la Reforma Procesal
Penal chilena, los cambios procedimentales que implicó y su influencia en la
actualidad, así como describir la estructura y funciones internas del Sistema
Penitenciario, es importante también destacar la importancia que Gendarmería
le ha otorgado en el último tiempo a la derechos humanos de las personas
privadas de libertad, incorporando en su normativa los derechos inherentes e
integrales que deben de ser respetado con justicia.

62
En base aquello, es de relevancia dar a conocer cómo Gendarmería de Chile
establece los derechos fundamentales que debe tener toda
persona privada de libertad.

Derechos Humanos de las personas privadas de libertad:

1-Derecho a la integridad física y mental: Según Gendarmería la resolución


judicial lo ha privado de su libertad, pero no de su calidad humana. No existe
ningún derecho para imponer castigos adicionales a los internos (as) de
manera inhumana por el solo hecho de estar encarcelados. En caso de falta a
la normativa, se deben aplicar las sanciones indicadas en el Reglamento de
Establecimientos Penitenciarios. Art. 6 • Ningún interno será sometido a
torturas, a tratos crueles, inhumanos o degradantes, de palabra u obra, ni será
objeto de un rigor innecesario en la aplicación de las normas del presente
Reglamento.

2-Derecho por los grupos vulnerables: Desde Gendarmería la diversidad puede


presentarse por: Etnia, sexo, discapacidad física o intelectual, religión,
nacionalidad, identidad de género, edad, ideología, pero ninguna de estas
opciones, debe permitir un trato discriminatorio, tanto del personal penitenciario
hacia los internos (as) como tampoco, de la población penal hacia los
funcionarios. (Pueblos originarios, diversidad sexual, discapacidad, adulto
mayor, migrantes).

-Declaración Universal de los DD.HH. Art.2 • Toda persona tiene los derechos y
libertades proclamados en esta declaración, sin distinción alguna de raza,
color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

3-Derecho de las Mujeres reclusas con enfoque de género: Las mujeres forman
un grupo vulnerable dentro de la población penal, causando su reclusión un
mayor impacto en su grupo familiar y especialmente en los hijos menores.
Permitir que las mujeres reclusas opten a beneficios intra-penitenciarios. El rol
de madre no se pierde por el hecho de estar recluida, así como el cuidado de
los hijos y de su bienestar.

63
4- Derecho al contacto con el mundo exterior: Gendarmería visualiza a la
persona privada de libertad asumiendo que si bien es cierto, se pierde el
derecho a la libre circulación, pero conserva otros derechos que son inherentes
a su dignidad y calidad de ser humano. Las visitas, y en especial la de los
familiares más próximos, no deben ser consideradas un privilegio, sino más
bien un derecho humano básico. El interno tiene derecho a mantener contacto
regular con su familia, ya sea por medio de visitas o correspondencia. La
privacidad debe ser respetada al máximo, como derecho fundamental que
asiste al interno en su calidad y dignidad de persona.

-Reglas Mínimas para la intervención de los Reclusos, Art. 37 • Los reclusos


estarán autorizados para comunicarse periódicamente, bajo la debida
vigilancia, con su familiar y con amigos de buena reputación, tanto por
correspondencia como mediante visitas. Art. 39 • Los reclusos deberán ser
informados periódicamente de los acontecimientos más importantes, sea por
medio de la lectura de los diarios, revistas o publicaciones penitenciarias
especiales, sea por medio de emisiones de radio, conferencias o cualquier otro
medio similar, autorizado o fiscalizado por la administración.

5-Derecho a la salud: Se alude a que los internos conservan el derecho


fundamental de gozar de una buena salud, tanto física como mental,
traduciéndose en una atención de salud integral, cuyo nivel, como mínimo, sea
el mismo que goza la población en general. Los reclusos son un grupo
vulnerable respecto del cual el Estado debe asumir la responsabilidad de cuidar
su salud, considerando la promoción y prevención de la salud y el tratamiento
de las personas privadas de libertad. , Art. 12 • “El derecho de toda persona al
disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental”.

6-Derecho a educación, capacitación, trabajo, cultura y recreación: La


educación según Gendarmería no debe considerarse como una actividad más
para los internos, sino como una vía que facilita cambios significativos en las
personas: Entre ellos, el desarrollo de la personalidad humana, mejor
comprensión del entorno y mayor oportunidad para enfrentar la vida laboral,
familiar y social. Para las personas recluidas la capacitación es fundamental
para enfrentar la vida laboral al obtener la libertad. A través de ella, se pueden

64
desarrollar las habilidades y actitudes de los reclusos, en la búsqueda de
nuevas formas para sustentar su vida. Es importante que en los recintos
penitenciarios existan actividades culturales y recreativas, debiendo incentivar
la activa participación del máximo de la población penal. Se debe tener, dentro
de lo posible, una gama de opciones recreativas, considerando en su
planificación y puesta en marcha: edad, género y salud, según la actividad.

-Declaración Universal de los DDHH, Art. 26 • Toda persona tiene derecho a la


educación. Teniendo por objeto el pleno desarrollo de la personalidad humana
y el fortalecimiento del respeto a los derechos humanos y a las libertades
fundamentales.

7-Derecho a Libertad de culto: Desde Gendarmería se alude a que la


participación en ritos o ceremoniales religiosos es un derecho humano
universal, aplicable a todas las personas sin ningún tipo de discriminación. Por
tal motivo, quienes se encuentran privados de libertad se les debe otorgar las
facilidades necesarias para asistir de tales eventos, siempre que se realicen en
el recinto carcelario y no atenten contra la seguridad del mismo. Asimismo,
deberá darse a la población penalizada que lo solicite, la autorización para
practicar sus deberes religiosos, pudiendo ser estos, el derecho a rezar en
privado en determinadas horas y días, ayunar, ingesta o no consumo de ciertos
alimentos, siempre que esto no atente contra su salud; como también, llevar
prendas específicas asociadas a la ceremonia o por determinación de usar esta
en forma indefinida.

-Declaración Universal de Derechos Humanos, Art. 18 • “Toda persona tiene


derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y de religión; este derecho
incluye la libertad de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de
manifestar su religión o su creencia, individual y colectivamente, tanto en
público como en privado, en la enseñanza, la práctica, el culto y la
observancia”.

65
8-Derecho a presentar quejas y reclamos: Se plantea que todo recluso tendrá
derecho a presentar una queja, petición o reclamo al respecto del trato que se
le haya dispensado y, a menos que la denuncia carezca evidentemente de
fundamento, se debe investigar sin demora. Investigación que puede solicitar
en forma confidencial, siendo presentada por él, por su representante legal o
algún miembro de su familia. Los reclusos deberán exponer cualquier problema
que les concierne ante los funcionarios, quienes son sus inmediatos
supervisores.

- Reglas mínimas de tratamiento para los reclusos, regla 36 •"Todo recluso


deberá tener en cada día laborable la oportunidad de presentar peticiones o
quejas al director del establecimiento o al funcionario autorizado para
representarle". [Gendarmería de Chile, 2016]

Si bien es cierto desde Gendarmería de Chile se presentan estos derechos a


respetar es importante mencionar y como se expuso en el planteamiento del
problema, que hoy en día según las cifras, muchos de estos derechos son
altamente vulnerados en el sistema cerrado, no solo a nivel país, también
afectando a Latinoamérica, esto se debe  a la crisis constante que vive el
sistema penitenciario en especifico el chileno. Donde se visualizada la
inoperancia por parte del Estado y los entes encargados de velar por los
derechos humanos de las personas privadas de libertad.

66
Tercera Parte
Análisis de
Resultados

67
Desde este apartado referido al análisis de los resultados que se develaron en
el proceso de intervención empírica sobre la experiencia de la privación de
libertad, aportada desde los propios sujetos que se encuentran vivenciando el
encarcelamiento, surge el contenido más especial y enriquecedor de la
investigación, considerando la importancia de la construcción de historias de
vidas y cómo éstas se ven reflejadas de igual forma en los cuerpos teóricos
estudiados.

Este análisis entrega la construcción hermenéutica e histórica del proceso de la


privación de libertad, a través de las propias significaciones que los sujetos
privados de libertad le otorgan al ámbito personal, familiar, social e institucional
desde el momento previo, durante y post privación de libertad. Sin embargo,
respondiendo a uno de nuestros principales objetivos específicos, se hace
indispensable considerar distintos aspectos socio-demográficos, como lo son la
edad actual de los sujetos, nacionalidad, comuna de procedencia, tipo de delito
y tiempo de condena como una previa caracterización de los entrevistados y
como el comienzo para un análisis más profundo de los relatos y experiencia
de los sujetos participantes en este estudio.

68
Capítulo IV

“Caracterización socio demográfica de la población


entrevistada”
Como una de las primeras aproximaciones a la caracterización y perfil socio-
demográfico de los sujetos entrevistados, se considera conocer la edad actual
de los participantes en la investigación, a través del siguiente gráfico:

Gráfico N°1

Edad actual de los sujetos entrevistados sobre la experiencia en la


privación de libertad.

Fuente: Elaboración propia a partir de las entrevistas realizadas a los sujetos participantes del
estudio.

69
Considerando la información anterior, se logra apreciar que en su generalidad
los sujetos participantes en la investigación se encuentran en la etapa del ciclo
vital catalogada como “juventud”, entendiéndose que la determinación de las
etapas del ciclo vital no se consideran determinantes ni limitadas a una sola
definición y/o descripción, ya que se debe considerar la ambigüedad en las
características del desarrollo humano, frente a esto se ha considerado la
definición que otorga el Instituto Illes Balear de la Juventud, refiriendo como
juventud a “Una condición que fue construida socialmente, dependiendo de la
época histórica y de la sociedad en la cual nos encontremos, se considera
jóvenes a personas de distintas edades, pues hay que ubicar a los jóvenes en
el sí, de la sociedad en que viven… Consideraremos jóvenes a las personas
entre 15 y 30 años aprox. poniendo acento a los aspectos socio-económicos de
la condición juvenil, como por ejemplo, independencia económica de los
padres, aspiración a la conformación de familia y acceso a la vivienda”
(Observatorio de la Juventud de las Illes Balears, S/F).

Desde lo anterior, se considera por tanto, que en su mayoría los sujetos se


encuentran en el periodo de juventud de su etapa del ciclo vital y que por tanto,
mayores de edad, responsables para ser condenados por ejercer actividades
delictuales.

Al referir que los sujetos se encuentran en condición etaria para ser


condenados por infracciones a la ley, se considera de igual forma que en su
mayoría los entrevistados comienzan a temprana edad a ejercer delitos,
encontrándose en una etapa por la cual no podían ser condenados por ley. Sin
embargo, se debe comprender que en este periodo del ciclo vital, los sujetos se
encuentran vulnerables a los influjos proveniente de sus entornos más
próximos en los que se desenvuelven y por tanto, más susceptibles al
aprendizaje y repetición de conductas favorables o inapropiadas. Lo anterior,
se complementa con la variable educacional, ya que el abandono educacional,
se pone de manifiesto como uno de los factores coincidentes en el inicio de la
comisión de delitos.

70
Finalmente, lo anterior se interrelaciona con los relatos de los propios sujetos
entrevistados, ya que en su generalidad mantienen un bajo grado de
escolarización, por presentar deserción escolar en la etapa del ciclo vital previa
a la juventud, es decir, en la infancia y/o adolescencia. Diversos factores y
problemáticas socioeconómicas de riesgo y vulnerabilidad en su dinámica
intrafamiliar, como convivir con familiares con antecedentes delictuales,
violencia intrafamiliar, abandono familiar, consumo de droga y alcohol, pre-
morbilidad, necesidades económicas, entre otros. Mientras que otro factor
influyente, son sus relaciones sociales conformadas al exterior de su red
primaria, como la influencia de pares con conductas contraculturales y
delictuales.

71
Otro punto a caracterizar respecto al ámbito sociodemográfico fue la
nacionalidad de los sujetos entrevistados, presentando en su generalidad
sujetos de nacionalidad chilena y en su minoría peruana y argentina, como lo
demuestra el siguiente gráfico:

Gráfico N°2:

Nacionalidad de los sujetos entrevistados

Fuente: Fuente: Elaboración propia a partir de las entrevistas realizadas a los sujetos
participantes del estudio.

Según los indicadores que se interpretan en los resultados del gráfico, respecto
a la nacionalidad de cada sujeto entrevistado, se logra apreciar que un 90% de
los participantes, son de nacionalidad chilena, y un 5% de nacionalidad
peruana y finalmente un 5, de nacionalidad argentina. Lo anterior, permite
extrapolar de manera tendenciosa la realidad generalizada del Centro
Preventivo Santiago Sur, Ex Penitenciaria, considerando que los índices sobre
el poblamiento humano en la presente prisión, se encuentra determinando en
su mayoría por población nacional.

72
Ahora bien, como lo veremos más adelante en el análisis de las significaciones
familiares y sociales de caja entrevistado, se logra apreciar semejanza en las
experiencias, relatos de vida y procesos de encarcelamiento de lo sujetos, que
en su totalidad expresan aspectos y contextos de riesgos, vulnerabilidad y
condiciones socioeconómicas desiguales, lo que refleja lamentablemente que
independiente de la condición que reconoce a un sujeto perteneciente a una
nación, la desigualdad de clase cruza las fronteras, comprendiendo finalmente
este fenómeno y problemática socio-económica como una problemática global.

El aspecto anterior, se condice e interrelaciona con la comuna de origen donde


residieron los sujetos en el momento previo a la privación de libertad, siendo
este factor otro de las factores más influyentes y determinantes en el inicio de
la comisión de delito, donde en su mayoría proviene de sectores de riesgos,
vulnerabilidad y estratos socioeconómicos bajos, como se puede apreciar en el
siguiente gráfico:+

Gráfico N°3:

Comuna de procedencia de los sujetos entrevistados en el momento


previo a la privación de libertad.

Fuente: Fuente: Elaboración propia a partir de las entrevistas realizadas a los sujetos
participantes del estudio.

73
Según las estadísticas entregadas en el gráfico, un 33% de los sujetos
proviene de comunas de la Zona Sur y un 24% de la Zona Norte de la Región
Metropolitana, siendo específicamente las comunas de procedencia, territorios
con altos niveles de marginación, estigmatización, pobreza, riesgos y
vulnerabilidad, donde la naturalización de las problemáticas sociales ante el
tráfico de drogas, delincuencia y violencia, influyen en el aprendizaje de
acciones y/o conductas contraculturales.

Finalmente, se indagó el tipo de delito por el cual se encuentra privado de


libertad cada sujeto entrevistado, lo que en su generalidad pone de manifiesto
la comisión de delitos de tipo robo, específicamente robo con violencia, hurto
simple y robo en lugar habitado, como lo refleja el siguiente gráfico

Gráfico N° 4

Caracterización del tipo de delito por el cual se encuentra privado de


libertad cada sujeto.

Fuente: Elaboración propia a partir de las entrevistas realizadas a los sujetos participantes en la
presente investigación

74
Como se logra apreciar, un 55% de los entrevistados se encuentra en reclusión
por la comisión de delito de robo, específicamente robo con violencia, hurto
simple y robo en lugar habitado. Este alto porcentaje en la comisión de delito
de robo, responde a lo que los sujetos refieren en su propio relato, ya que en
su generalidad comprenden la comisión de este tipo de delito, como el ejercicio
delictual con mayor inmediatez para la adquisición de algunos bienes raíces o
materiales, y así tener una mejor calidad de vida él y su entorno familiar. De
igual forma, porque el perfil delictual que otorga este tipo de delito, dentro del
contexto y subcultura delictual, otorga mayor estatus, poder y reconocimiento
social que otro tipo de delitos.

Por consiguiente, un 15% de los entrevistados se encuentra privado de libertad


por el delito de tráfico ilícito de drogas, un 10% por robo en bienes nacionales y
finalmente los restantes con tan solo un 5% cada uno, por estafa, violación,
receptación y porte ilegal de armas.

Considerando el alto porcentaje ante la comisión de delito de tipo robo,


responde por tanto al último aspecto característico de los sujetos entrevistados,
referido al tiempo de condena de los sujetos, donde se aprecia en el siguiente
gráfico, que en su generalidad lo sujetos deben cumplir un tiempo de condena
de 3 años y 1 día.

Gráfico N°5:

Tiempo de condena de los sujetos entrevistados.

75
A través del gráfico presentado, se logra apreciar que en su generalidad, es
decir 9 de los 21 entrevistados, debe cumplir un tiempo mínimo de 3 años y 1
día de condena, lo anterior, responde a la normas y leyes establecidas
respecto al tiempo de privación de libertad de manera particular para cada
infracción y/o delito. Ahora bien, desde esta investigación, se presenta un alto
porcentaje de sujetos que deben cumplir un tiempo de condena de 3 años y un
1 día, lo que responde al tipo de delito que en su generalidad la mayoría
cometió, como lo es el robo, hurto simple, robo en lugar habitado, robo con
violencia, el cual desde la legalidad se le otorga de manera universal ese
periodo de tiempo.

Esta caracterización breve de algunos aspectos sociodemográficos, nos


permiten tener un primer acercamiento a la realidad y experiencia de vida de lo
sujetos entrevistados, desde datos duros de su realidad y construcción social.
Desde luego, en el desarrollo de este tercer apartado en este estudio, se logra
conocer, explicar, analizar e interpretar de manera más profunda los ámbitos
esenciales en los reconocimientos, significaciones e interpretaciones que los
sujetos privados de libertad le otorgan a la experiencia personal, red familiar,
social, comunitaria e institucional, lo que finalmente permitirá conocer y
comprender la percepción sobre la experiencia de encarcelamiento en el
proceso previo, durante y posterior a este.

76
Capítulo V

“Significaciones que los sujetos de estudio le otorgan


al ámbito familiar y social previo a la privación de
libertad”
El presente capítulo aborda el análisis de la dimensión correspondiente al
reconocimiento, interpretación y significación que los adultos privados de
libertad entrevistados le atribuyen a la red familiar y social inmediata durante el
proceso previo a la privación de libertad.

Red Familiar.

Respecto a las construcciones sociales que se establecieron en el proceso pre


privación de libertad, se logra interpretar desde el relato de los propios sujetos
que en su generalidad, los entrevistados aprecian aspectos de vulnerabilidad
en su relación y dinámica familiar. (Familiares con antecedentes delictuales,
abandono, violencia intrafamiliar, drogadicción y/o alcoholismo, necesidades
económicas, pre morbilidad). Emitiendo esto como un factor influyente pero no
determinante para el ejercicio de acciones que van contra la norma social
establecida. Reflejado lo anterior, desde el relato de los propios entrevistados:

“Desde los 11 años que vivía con mi abuela, también vivía


con un tío que era drogadicto, mi mamá siempre ha
sufrido depresión, por eso estuvo internada en el
manicomio. Mi papá también es drogadicto y desde chico
lo vi en mi casa en situaciones feas, droga, pobreza y
mucha necesidad, no veía otra salida así que desde los 8
años que empecé a robar cosas de niños, por necesidad,
pero ya a los 11 años, ya robaba cosas más grandes para
aportar en mi casa, bueno así era mi ambiente familiar, la
delincuencia era normal, tengo dos hermanos y los dos
robaban, uno estuvo preso 15 años, así que desde chico
tuve que cumplir el rol de proveedor de la casa” (Juan).

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Como lo manifiesta el relato del sujeto entrevistado y desde la teoría se logra
apreciar la influencia e importancia de la constitución de las relaciones sociales,
desde los procesos culturales. Donde desde la Teoría de las subculturas
delictivas, se alude a cuando una comunidad o grupo de personas comparte
costumbres, creencias, códigos de conducta, valores, prejuicios, que
demuestra que esta comunidad está unida por una cultura común que las
personas adquieren por la participación en este tipo de grupo (familia- amigos -
espacio educacional/laboral – recreativos). Ahora bien, es posible que dentro
de este grupo, unido por esta cultura común, existan subgrupos que, si bien se
identifican con el grupo en cuestiones fundamentales, se distinguen de él en
algún aspecto relevante; lo que permite definirlos utilizando la expresión,
subculturas (Moline y Larrauni , 2001).

Dentro de lo procesos de desarrollo humano, la red primaria familiar es muy


importante, es el reflejo de nuestras primeras manifestaciones de socialización
con nuestro entorno, no obstante con el tiempo van incrementándose otros
factores y tipos de relaciones (barriales, educaciones, laborales), que van
influyendo en el proceso de desarrollo humano.

Desde una concepción crítica, a nivel sistémico, se comprende que las


desigualdades socioeconómicas por clase en nuestro país pueden agudizar,
intensificar y predisponer ciertos contextos, dinámicas y relaciones
intrafamiliares que dificultan y/o permitan el desarrollo humano integro.

En consideración con lo anterior se visualiza que finalmente en el proceso de


investigación, 16 de los 21 entrevistados, señala vivenciar respecto a sus
relaciones familiares, situaciones de riesgo y vulnerabilidad. Por otro lado, 5 de
los 21 entrevistados manifiesta contar con factores favorables dentro de su
dinámica familiar, tales como; familias sin antecedentes delictuales, con
actividad laboral formal e informal, existencia de roles parentales que otorgan,
protección, limites, lazos afectivos, promoviendo y potenciando conductas pro-
sociales dentro de la norma social establecida.

No obstante, de los 5, solo 1 refiere que en general su situación


socioeconómica es distinta a la de los demás sujetos privados de libertad.
Donde se puede relacionar que su experiencia de vida y situación

78
socioeconómica es distinta a la de los demás sujetos entrevistados como así se
logra interpretar y reflejar a partir de su propio relato:

“Tuve una vida bonita con mi familia, donde todo era


tranquilo y sano. Mis padres son trabajadores, nunca
tuvimos ninguna necesidad y relación con la
delincuencia, nunca vi drogas y/o alcohol en mi casa y
siempre me relacione con otro tipo de personas, a mi me
estaba yendo bien en los negocios”. (Marco)

Red de Amigos.

Respecto a la construcción de relaciones sociales asociadas a las amistades


y/o pares, se comprende la importancia de las redes primarias de socialización,
donde la amistad es uno de los lazos más variados, subjetivos y enriquecidos
de las personas, ya que si bien la familia no se elige, la amistad sí, y todos
eligen con quien relacionarse, en quien confiar, tener lealtad, generar ayuda,
dar consejos y tener empatía y reciprocidad. Además de compartir distintos
momentos de la vida más allá de la familia, desde diversiones hasta
situaciones dolorosas.
Si bien se pueden considerar distintas situaciones amistosas en distintas
etapas de la vida, para ello es importante que exista un sentido de pertenencia
y un vínculo entre ambos miembros y un consentimiento entre ambos de que
así sea de importancia.

Desde este ámbito se logró apreciar que en el proceso pre-privación de


libertad, otro de los factores más influyentes para la construcción e identidad
social de los sujetos, son las relaciones y dinámicas sociales en sus entornos
más próximos. En su generalidad, la mayoría de los sujetos entrevistados,
mantienen relaciones cercanas y significativas con pares con motivaciones
hacia conductas contraculturales, entendidas fuera de la norma social
establecida, potenciando así el ejercicio delictual. Lo anterior, va constituyendo

79
en los sujetos historias y experiencias dentro de la subcultura delictual, lo que
se ve reflejado en los propios relatos de los sujetos:

“Comencé a robar de chico, las juntas y mis amigos en la


población me apañaban ya que siempre me ha gustado
viajar y los lujos” (Juan)

“Con mis amigos éramos un grupo de 10 personas, eran


mis amigos, pero ahora la mayoría están muertos, por lo
mismo, por andar robando a gente rica. En este mundo
mataron hasta mi hermano cuando tenia 18 años, la
muerte de mi hermano marcó mi vida en un antes y un
después. Esto es una seguidilla de problemas que hasta
el día de hoy siguen entre familias y bandas, involucrando
hasta ahora a las generaciones más chicas. (Luis,)

“Antes me la pasaba con mis grupo de amigos, con los


cabros para carretear, robar y drogarme” (Esteban)

Sin embargo se comprende que las relaciones sociales que establecieron los
sujetos en el momento previo a la privación de libertad, no se construyeron
siempre desde las relaciones disruptivas, denominadas como conductas
antisociales y contra culturales.

Como se puso de manifiesto en los propios relatos de los entrevistados,


respecto a la formación de lazos e interacciones denominadas como pro-
sociales por la institucionalidad.

“Igual a veces en mi tiempo libre me juntaba con unos


amigos a hacer hip-hop y también jugaba a la pelota, no
todo era delinquir” (Leonardo)

“Cuando me fui de la casa empecé a trabajar y la verdad


es que siempre trabajaba, andaba con mis amigos
trabajando en los juegos mecánicos, estos que se ponen
en la playa de San Antonio, Valdivia y otros lugares”
(Claudio)

80
Lo anterior se ve sustentado y reflejado en la respuesta de los sujetos
entrevistados. Donde 18 de los 21 sujetos manifiestan mantener relaciones de
amistad y/o pares con conductas contraculturales que potencian el ejercicio del
delito. No obstante en su totalidad, los sujetos de igual forma responden que
no todas sus relaciones significativas de amistades y/o pares potenciaban la
ejecución de delitos, ya que también en algunos casos establecían relaciones
significativas y potenciadoras de conductas pro-sociales respecto a la norma
social ya establecida.

Cabe mencionar que en el fenómeno de la delincuencia influyen diversos


factores, que no se atribuye solo a sus relaciones significativas, donde lo más
importante, es percibir a las personas como seres integrales, destacando de
acuerdo a cada subjetividad, su capacidad de resiliencia ante los diversos
contextos y/o situaciones de vida.

Acceso a la Educación

Respecto al ámbito educacional, se logra interpretar que en general los


entrevistados no concluyen su proceso de educación formal, siendo éste, otro
de los ámbitos más significativos en la construcción del desarrollo humano de
las personas, ya que se comprende la educación como un mecanismo y
herramienta fortalecedora. La educación podría corromper y ser un medio ante
la vulnerabilidad y riesgo que se presenta en los distintos contextos de los
sujetos. De igual forma la educación puede plantearse como una herramienta
para los cambios sociales. Es así como como lo entiende la comisión de los
derechos humanos de la educación.

“El derecho a la educación es un derecho humano reconocido y se


entiende como el derecho a una educación primaria gratuita, obligatoria
para todo ciudadano, una obligación a desarrollar una educación
secundaria accesible para todos los niños y niñas (sin distinción racial),
como también un acceso equitativo a la educación superior y una
responsabilidad de proveer educación básica a los individuos que no han
completado la educación primaria. Adicionalmente a estas previsiones
sobre acceso a la educación está también la obligación de eliminar la

81
discriminación en todos los niveles del sistema educativo, fijar
estándares mínimos y mejorar la calidad”. (UNESCO, 2017).

Lo anterior, no se refleja en la experiencia de los sujetos privados de libertad, lo


que hace criticable el rol del Estado en cuanto a garantizar y velar por los
derechos fundamentales de todas las personas, Hoy se vulneran los derechos
integrales de las personas, como es en este caso, el derecho a ser educado.

Esto se puede sustentar en la respuesta de los entrevistados donde 19 de los


21 sujetos, manifiesta haber desertado de la educación formal, habiendolo
hecho 15 de estos, durante la enseñanza básica y 4, en el transcurso de la
enseñanza media, lo que se puede apreciar en el propio relato de los sujetos:

“Yo heredé la misma depresión que mi mamá, tomé un


mal camino, dejé de estudiar por lo mismo, llegué hasta
8vo básico”. (Juan)

“Mi papá siempre ha estado en cana, estuve relacionado


al mundo delictual de chico y dejé el colegio en 5to
básico, influyó mi ambiente y la necedad” (Luis)

“Robaba, me dejé llevar por las juntas, llegué hasta 8vo


básico y luego me fui a un colegio más informal a
terminar 3 medio”. (Ricardo, 2017)

Finalmente solo 1 de los entrevistados declara haber terminado su educación


formal.

82
Participación en la vida comunitaria.

Respecto a su participación en la vida comunitaria, el presente estudio pone de


manifiesto la baja participación, colaboración y compromiso comunitario que
potencie la organización social ante las problemáticas y conflictos sociales.

Lo anterior se ve reflejado en la propia experiencia de los sujetos. Según sus


respuestas, 11 de los 21 entrevistados manifiesta haber participado en la vida
comunitaria en su contexto barrial de manera específica a través del deporte
(futbol).

“Toda mi vida he delinquido, nunca he trabajado y en la


población en mis tiempos libres me gustaba hacer
deporte, me gustaba esa adrenalina”. (José)

De igual forma parte de los entrevistados, manifiesta utilizar su vida barrial,


bajo contextos de consumo de drogas y/o alcohol en el ejercicio de actividades
delictuales. Concibiéndose esta la única actividad como participación en el
espacio comunitario.

“En mi barrio y mi entorno solo me gustaba la bohemia,


las fiestas, las mujeres y drogarme, me dedicaba a puro
traficar, hacia mis cosas por ahí” (Sergio)

Finalmente la minoría de los entrevistados consideran como participación


comunitaria, utilizar su tiempo libre en estar con sus familias y hacer viajes
recreacionales.

“Todo el tiempo que me quedaba lo usaba estando con mi


familia y también viajando, me gustaba harto viajar”
(Álvaro)

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Participación en la vida Laboral

El ámbito laboral dentro de nuestro sistema social, cumple una de las funciones
más relevantes para mantenerse dentro del sistema, en base a los deberes y
normas establecidas. Comprendiendo el medio laboral como el único medio de
objetivación de las actividades formales para evitar el fenómeno de la
delincuencia. No obstante, la consideración del medio laboral como uno de los
únicos factores para evitar la comisión de delitos, no funciona en una realidad
como la chilena, ya que no se consideran las condiciones y factores como la
alta precariedad laboral, la desigualdad social y la vulneración de las
necedades básicas en el marco de un Estado ausente. .

Lo anterior se logra interpretar a partir del propio relato de los sujetos


entrevistados que mayoritariamente desde el ámbito laboral en el proceso
previo a la privación de libertad, que pone de manifiesto que los sujetos no
ejercían ningún tipo de actividad laboral formal aludiendo a que a temprana
edad comienzan a ejercer acciones delictuales.

Desde una visión de integralidad, en estos sujetos se conjugan de manera


interrelacionada, la vulnerabilidad sociofamiliar, la deserción escolar y la
precariedad laboral como mecanismos funcionales al sistema, que potencian
un posible accionar delictual.

Lo que se pone de manifiesto a partir de sus propios relatos:

“La única forma que teni pa´ adquirir plata, es algo


habitual, le perdí el miedo, es como un trabajo, nunca tuve
otro”.(Sebastián)

“Siempre tuve el rol de proveedor en mi casa, mi papá


drogadicto, mi mamá con depresión y mi hermano preso,
había que llegar con plata a la casa, delinquiendo, no
podía trabajar después tenía que cuidar a mi mamá” (Luis)

Sin embargo 8 de los 21 entrevistados, manifiesta haber tenido trabajo formal


al momento de cometer el delito.

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“Perdí mucho tiempo con mi familia por mi trabajo con
empresas privadas y en la semana con la Municipalidad
de Renca, también estaba en las drogas y las fiestas,
hasta que un día por ese ritmo de vida que llevaba,
cometí un error grandísimo” (Marco)

“Si, yo hasta trabajé de electricista con mis hermanos que


son contratistas, estaba preparando mis estudios de
música y la ambición me jugó una mala pasada” (Oscar)

Respecto al funcionamiento de estas redes familiares y sociales primarias,


específicamente durante la privación de libertad, se hace necesario expresar
que este tipo de redes adquieren especial importancia, particularmente, las
dimensiones familiares y de pareja en un contexto de encierro, de riesgo y
vulnerabilidad como lo es la prisión. Generalmente, las redes de apoyo se
deterioran, las relaciones familiares y de pareja se intensifican, siendo este el
tejido social más significativo para soportar el proceso de privación de libertad.

Relaciones de Pareja

Se logra apreciar e interpretar del estudio, que en el proceso de la privación de


libertad, en su mayoría los sujetos mantienen su relación de pareja, siendo las
relaciones de pareja uno de los factores más relevantes y significativos ante las
necesidades, tanto del ámbito social, afectivo, biológico y económico durante la
prisión. De igual forma, se manifiesta uno de los factores propios del proceso
de la prisionización, referente a los efectos de esta, como la desproporción rea-
activa, considerando que en situaciones extremas como el propio encierro, se
intensifican situaciones y/o cuestiones que en el medio libre no tendrían tanta
importancia como son las necesidades sexuales, afectivas, considerando la
pérdida de espacio, tiempo, intimidad. Adquiriendo mayor resonancia
emocional y cognitiva, lo que determina, que el factor “pareja” sea uno de los
más relevantes y significativos en este proceso.

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Lo anterior se puede ver reflejado en la respuesta de los sujetos, donde figuran
2 de los entrevistados casados legalmente y de aquellos solo uno mantiene su
relación conyugal, mientras 19 sujetos figuran como solteros, sin embargo de
estos, 8 manifiestan estar en una relación de pareja y/o convivencia, la cual se
constituyó encontrándose en el exterior y que se mantiene durante la privación
de libertad. Esto se puede reflejar a partir del propio relato de los sujetos:

“Tengo una pareja que la conozco de chico, siempre he


estado con ella y siempre me ha apoyado en todo, yo
igual siempre fui fome con ella (fome, connotación
negativa hacia alguna dinámica relacional y/o situación),
pero pese a todo, siempre ha estado conmigo junto a mi
hija , aquí y afuera lo son todo”. (Juan)

De igual forma, 6 sujetos de los 19 que figuran como solteros, manifiestan


haber concluido su relación de pareja debido a los factores de riesgo asociados
a la comisión de delito y a la privación de libertad. Finalmente 2 de los 19 que
se encuentran solteros, declaran comenzar una nueva relación de pareja
durante el proceso de privación de libertad.

Hijos
En su generalidad, los sujetos manifiestan tener hijos, logrando continuar con
su rol parental durante la privación de libertad. Lo que se complementa con el
apoyo de la red intrapenitenciaria gestionada por el equipo multidisciplinario
que fortalece este vínculo a través de intervenciones psicosociales, visitas
especiales (visitas autorizadas, venusterios, visitas intrapenales) y
celebraciones de fechas especiales (navidad, año nuevo, día del niño,
cumpleaños, día del padre/madre, entre otros). El rol parental no se debe
disociar estando privados de libertad. La interacción con el mundo exterior
respecto a la familia, es un derecho que desde Gendarmería de Chile se
promulga cumplir.

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Esto se pone de manifiesto en los relatos de los sujetos entrevistados:

“La relación de mi pareja con mi hijo es lo más importante


que pueda tener aquí adentro, mi hijo es mi regalón, es lo
que más quiero en la vida, mi maxi tiene 4 años” (Luis)

Por ende respecto a lo manifestado desde los propios sujetos entrevistados,


se refleja que 15 de los 21 entrevistados señalan tener hijos, manifestando en
su totalidad, que en el proceso pre- privación de libertad mantenían una
relación fraternal cercana, de lazos afectivos, destacando su rol de proveedor.
Ahora bien, de los 15 sujetos que manifiestan tener hijos, 8 declaran que por
diversos motivos relacionados al proceso de la privación de libertad, como lo
son, las condiciones físicas de la cárcel, sistema de revisión en las visitas,
vulnerabilidad y riesgos durante la dinámica de visita intrapenitenciaria, junto
con las necesidades económicas, se ha producido un quiebre y
distanciamiento en la relación e interacción parental.

“Comencé a vivir el día a día no más, pensando en el día


para irme luego de aquí, para estar con mi hijo, por que lo
que más extraño de la vida en libertad, es a mi hijo, eso
es lo que más me afecta” (Sergio)

De los restantes, es decir, 7 entrevistados declaran seguir construyendo y


manteniendo su relación parental, pese al contexto intrapenitenciario.

Las significaciones otorgadas por los sujetos de estudio a sus redes familiares
y sociales antes de la privación de libertad, son muy importantes después en el
proceso intrapenitenciario, para la construcción de su historia de vida y la
resignificación de su red social primaria y secundaria dentro de la prisión. La
integridad de estos ámbitos puede ser determinante para las proyecciones de
su futuro y la resignificación de una posible reinserción social.

87
CAPITULO VI

Significaciones que los sujetos privados de libertad le


otorgan a las relaciones sociales desarrolladas en el
espacio intrapenitenciario.
Significación otorgada a las relaciones interpersonales generada durante el
proceso de prisionización. Comprendiendo la importancia de los procesos y
dinámicas de socialización e interacción que se realizan dentro del contexto
intrapenitenciario.

El presente capítulo da cuenta del análisis e interpretación de los significados


que los sujetos le otorgan a las relaciones sociales intrapenitenciarias con sus
pares y con las instancias técnicas y de vigilancia al interior de la institución
como parte de las dinámicas y procesos que se generan producto de la
interacción al interior del sistema carcelario.

Visitas intrapenitenciarias

Esto también se pone de manifiesto en las visitas intrapenitenciarias, donde


la importancia de la red familiar y de pareja se hace aún más presente dentro
del contexto carcelario, Al respecto, para la mitad de los entrevistados, las
visitas intrapenitenciarias de su red familiar primaria son de alta significancia,
siendo las visitas de sus parejas, a las que le otorgan la mayor relevancia.

“Aquí en la cárcel me viene a ver mi familia, mi pareja


actual, ella no es para nada de este ambiente, pero me
apoya, me aconseja salir adelante, también me viene a
ver mi hija, aparte tengo una buena relación con mi ex
pareja y su familia” (Juan 1)

Esto se pone de manifiesto en la asistencia a las visitas penitenciarias, donde


11 de los entrevistados mantienen visitas constantes de parte de sus parejas y
familia. De estos, 7 personas, declaran que son sus cónyuges quienes asisten
de manera constante.

88
Ahora bien, minoritariamente de los sujetos entrevistados, 3 refieren no recibir
ninguna visita intra-penitenciaria.

“Aquí nadie me viene a ver, mi familia es de Quillón, no


pueden venir y mi pareja, supe de buena fuente que esta
con otro, trato de no pensar en eso estando aquí
adentro” (Juan 2,)

Relaciones entre los propios sujetos privados de libertad

Para comenzar, es posible interpretar a partir de los resultados del estudio, que
la totalidad de los entrevistados catalogan las relaciones dentro del espacio
carcelario como cooperativas, de colaboración, pudiendo explicarse este hecho
por los fines y características que presenta la dependencia donde se
encuentran cumpliendo su pena, la Calle 13, que es un lugar de conducta
donde los presos han generado un proceso de resignificación para un cambio,
desarrollando trabajos y aprendizajes de diversos tipos.

Respecto a la generación de vínculos afectivos, en la frase “en la cárcel no hay


amigos” se refleja lo que algunos autores califican como los efectos de la
prisionización, como síndrome amotivacional en el cual el sujeto se encuentra
cada vez más encapsulado en su mundo interior, por lo que trata de
defenderse de las emociones con una aparente dureza emocional, cerrada a
influjos externos, entre los cuales se encuentran la construcción de una
subjetividad enajenada que impide el conocimiento profundo entre unos y otros
que permita una expresión genuina de las individualidades y de los afectos. Lo
anterior se puede ver reflejado en el propio relato de las personas privadas de
libertad:

“Ahora tengo hábitos y he cambiado mucho, con mis


compañeros, bueno yo me llevo bien si, pero amigos,
amigos no tengo, aquí hay mucha desconfianza y en este
mundo se tiene que ser así, lo justo no más, sabe que
difícilmente aquí uno vaya a tener un amigo de esos de
verdad” (Juan 1)

89
La mitad de los entrevistados manifiesta que dentro del espacio de
encarcelamiento y las características que conlleva la dinámica de
prisionización, no se pueden crear lazos significativos y perdurables que
terminen en relaciones de amistad.

De los 21 internos entrevistados, 20 refieren mantener una buena y cordial


interacción relacional dentro de la dinámica propia de la privación de libertad.
Sin embargo 10 de los 20 entrevistados, manifiesta tener dificultad para crear
lazos interactivos de fraternidad, compañerismo y empatía, que perduren en el
tiempo aludiendo a aquella frase “en la cárcel no hay amigos".

“Entre mis compañeros de calle nos llevamos bien, pero


amigos yo acá no tengo, las relaciones son justa no más,
aquí no se puede ser de otra forma” (Luis)

Relaciones interacciónales entre internos y el equipo profesional de la


prisión.

El rol y ejercicio profesional que se genera intrapenitenciariamente está en


constante tensión debido a la dinámica y contingencia propia del contexto
penitenciario.

No obstante pese a ejercer su labor en un ambiente altamente violento y hostil,


los profesionales pueden tener la capacidad de resiliencia para ejercer una
labor profesional distinta. Por tanto no solo se es funcional al sistema, sino
que muchos de ellos trabajan en pos de los procesos de aprendizaje,
empoderamiento y bienestar de las personas privadas de libertad.

Desde la interpretación de los resultados, es necesario explicar que para los


entrevistados, los profesionales pertenecientes al equipo de profesores del
liceo penal, son percibidos en una relación más cercana y de confianza, lo
que se explica por la relación cotidiana que tienen con los reclusos, ligada a su
proceso de formación y aprendizaje educacional, lo que permite un mayor
trabajo de equipo.

90
Por el contrario, la relación con los profesionales del área técnica, la perciben
como más formal, de profesional a sujetos de atención, explicado por el rol que
juegan los profesionales con quienes están constantemente sujetos a
evaluaciones de control para la obtención de los beneficios intrapenitenciarios,
seguimiento al proceso de intervención para la emisión de los informes
psicosociales, o participando en talleres psicosociales. Por tanto se genera
una relación asimétrica en función más al rol de control. Esto se ve reflejado a
partir del propio relato de las personas entrevistadas

“Mi relación con los profesionales del colegio es buena,


siempre tratan de motivarte, tirarte para arriba, me ponen
anotaciones positivas, pero con los profesionales del área
técnica, no tengo ninguna relación aparte que nunca me
llaman para nada”. (Juan 2)

Por tanto de acuerdo a las respuestas de los entrevistados, 20 de 21 de éstos,


señalan mantener en general una buena y cordial relación con el equipo
profesional del recinto, sin embargo de aquellos 20 que declararon mantener
una buena relación con el equipo profesional, 7 de ellos, manifiestan tener una
más cercana y afectiva relación con los profesores del liceo del penal, ,lo que
no se logra con los profesionales del área técnica (Psicólogo, Asistente social,
Terapeuta ocupacional) con quienes refieren a mantener una relación más
distante.

Relaciones entre los sujetos recluidos y los funcionarios de


Gendarmería.

Respecto a la percepción que tienen los entrevistados con el personal de


Gendarmería encargado de su vigilancia, la mayoría de éstos, refieren tener
una buena relación con el personal uniformado, ante lo cual conviene explicitar
que la población entrevistada por el hecho de profesar en su mayoría la religión
evangélica y habitar en una dependencia de conducta, no representa el perfil
común de los internos de la penitenciaría, el que se caracteriza por sus grados
de mayor hostilidad y dureza, especialmente con las fuerzas del orden al
interior de los recintos.

91
Debido al carácter de estas dependencias de conducta y al tipo de religión que
profesa la mayoría de los internos que habitan en ésta, las reglas
institucionales se cumplen a conciencia, generándose relaciones de mayor
subordinación a la autoridad y rigurosidad en la conducta (no utilizar armas, no
consumir drogas y/o alcohol, no causar desordenes ni riñas, asistir a todas las
actividades escolares y socioculturales, cumplir horarios y normas establecidas
intra-penitenciariamente).

Finalmente, a pesar de la comprensión de todo este proceso condicionante,


existe de igual forma un reconocimiento, visualización y naturalización del
abuso de poder y violencia ejercida por el personal de Gendarmería,
naturalizando e institucionalizando estas prácticas como cotidianas. Por ende
queda altamente cuestionada la promulgación de derechos humanos que
desde gendarmería se promueve, quedando en duda su postura garante de
los derechos humanos de las personas privadas de libertad. No obstante, el
Estado de igual forma no figura como un ente fiscalizador de estas prácticas,
que parecen estar altamente invisibilizada hacia el espacio exterior y
naturalizado para las personas internas privadas de libertad.

Esto se ve reflejado a partir de su propio relato

“Lo más duro que me ha tocado vivir acá adentro


señorita, es tener en mis brazos a una persona que se
estaba muriendo y yo le gritaba al gendarme, que nos
ayudara que teníamos un compañero que se estaba
muriendo y el funcionario lo único que me dijo fue […Me
da lo mismo, déjalo que se muera no más, déjalo por ahí
no ma…]”. (Juan 1)

Ante lo expuesto anteriormente y como lo plantea la teoría, dentro de los


efectos de la prisionización, el proceso de dualidad adaptativa, produce
autoafirmación agresiva –con fuerte hostilidad hacia todo lo que provenga de
“la autoridad”- o bien por el contrario, la sumisión frente a la institución como
vía adaptativa. Entre estos dos extremos, oscilan las formas de adaptación del
preso a la cárcel, que expresa la permanente elección de extremos que
caracteriza “la vida del inadaptado”.

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Finalmente en relación a la respuesta de los entrevistados, de los 21, 9 de
ellos declara tener con los gendarmes una relación estrecha, de cercanía física,
aludiendo a que son los que vigilan permanentemente su comportamiento, pero
es significada por ellos como una relación distante y hostil. Uno de ellos, la
califica explícitamente como una mala relación, mientras 11 de estos, califican
la relación como buena, en tanto ellos entienden que estos cumplen con su
trabajo dentro del contexto intra-penitenciario. Otro número importante de los
entrevistados, declaran haber presenciado y/o vivenciado violencia y abuso de
poder ejercido por el personal de Gendarmería, independiente de la
aseveración anterior, lo que podría entenderse como un comportamiento
institucional asumido dentro de lo que les toca hacer como gendarmes.

“Mi relación con gendarmería igual es buena, no le niego


que me toca ver cosas que no se las doy a nadie, algunos
gendarmes los conozco de antes, pero todo va andar
bien con ellos si tu no los buscai, ellos son los que
mandan aquí, los que mueven todo, uno ya sabe lo que
les molesta y lo que no”. (Sergio)

Es así, como durante el proceso de prisionización, las personas privadas de


libertad de a cuerdo a sus historias de vidas adversas y diversas, de acuerdo a
cada experiencia y subjetividad, vuelven a reconstruir su vida dentro del
espacio intrapenitenciario bajo un contexto altamente hostil y violento. Es
necesario comprender este contexto que parece estar oculto e invisibilizado
ante la sociedad. Donde hasta ahora ningún ente estatal y político ha generado
cambios reales y profundos respecto al fenómeno de la delincuencia y los
sistemas carcelarios. Por tanto se siguen perpetuando los mismos mecanismos
ante estos fenómenos y en consecuencia la misma vulneración a los derechos
e integridad de las personas. Se logra dar cuenta a partir de este análisis e
interpretación de los significados, que cada persona y su subjetividad re-
significa y genera una postura de vida y de sobrevivencia ante las distintas
dinámicas y procesos que se generan producto de la interacción al interior del
sistema carcelario.

93
CAPITULO VII

SIGNIFICACIONES QUE LOS SUJETOS PRIVADOS DE


LIBERTAD LE OTORGAN A LOS EFECTOS DE LA
PRISIONIZACIÓN EN EL ÁMBITO PERSONAL PREVIO,
DURANTE Y POS AL ENCARCELAMIENTO

El presente capítulo aborda el análisis de la dimensión correspondiente a las


significaciones y representaciones que los adultos privados de libertad le
otorgan a su propio proceso, al proceso individual, en la etapa previa, durante y
post encarcelamiento.

Proceso pre privación de libertad

Para comenzar, se analizan las representaciones que los entrevistados tienen


de sí mismos y la motivación que los impulsa a la comisión de delitos en el
periodo previo a la privación de libertad, comprendiendo este ámbito como el
complemento integral para analizar e interpretar la construcción social de las
experiencias de vida de los sujetos desde una visión hermenéutica e integral de
los contextos históricos, sociales, culturales, económicos, políticos y religiosos
de los sujetos.

Ahora bien, la complejidad de comprender las sensibilidades de los


entrevistado ante la exploración de sus experiencias vivenciales y aún más,
expresarlas desde el contexto estigmatizador y discriminador de la prisión, se
pone de manifiesto en la investigación, donde en la generalidad se hace difícil
lograr la generación de procesos de resignificación e interpretación de su
propia experiencia de vida previa a la privación de libertad, no obstante se logra
apreciar desde los relatos de los sujetos, que la mayoría de éstos, presentan
dinámicas intrafamiliares complejas como se puede apreciar en el relato de uno
de los sujetos entrevistados:

94
“Mi núcleo familiar era disperso, vivíamos una dinámica
familiar violenta, mi padre nos trataba de enseñar buenos
valores, pero, para conseguirlo, era demasiado estricto,
utilizaba mucho la violencia, era muy violento con mi
mamá y con nosotros, sus hijos….” (Fabián, 2017)

Sólo una minoría de éstos manifiestan haber vivido en ambientes y contextos


intrafamiliares favorables a su desarrollo humano, por tanto, haber tenido una
buena experiencia y calidad en su vida cotidiana, lo que permite aseverar que
no siempre la situación de vulnerabilidad es un determinante para la infracción
a la ley, puede ser un factor influyente, pero no determinante, dado que hay
otras situaciones que podrían ser predisponentes a la comisión de delitos.

Lo anterior se puede ver reflejado en las propias respuestas de los sujetos


participantes en el estudio, donde 8 de los entrevistados, se refieren a su vida
previa al momento de la privación de libertad, como una vida caracterizada por
situaciones y contextos de riesgo y vulnerabilidad, mientras 3 de los
entrevistados, declaran haber tenido una vida buena, feliz, con apoyo familiar,
necesidades básicas cubiertas y calidad de vida estable, lo que influye en la
representación de sí mismo.

Lo anterior, se ve reflejado en el relato sobre la experiencia de vida de uno de


los sujetos entrevistados:

“Ya eh yo mire bueno mi familia estaba bien constituida


padre, madre, mi abuela y mis dos hermanas, era gente
con principios y todos vivíamos en Pedro Aguirre Cerda
en Lo Valledor. Mi mamá y mi papá trabajaban en
transporte escolar independiente...Pero, bueno yo fui
como la oveja negra de la familia…” (Elías, 2017)

Como puede percibirse en este relato se representa a sí mismo como la “oveja


negra” al compararse con la vida que lleva su familia, en cambio en otros casos
al ser parte de dinámicas caóticas y violentas se tiende a naturalizar el
comportamiento delictual

95
Motivación para cometer el delito por el cual se encuentran privados de
libertad los sujetos.

Para comprender el ámbito motivacional que tienen los sujetos ante la comisión
de delitos, se debe apreciar los distintos factores y variables influyentes en la
movilización y accionar de delitos, entendiendo que como sujetos integrales,
las construcciones y aprendizajes sociales son susceptibles de ser
influenciados por los contextos familiares, sociales, históricos, políticos,
culturales y religiosos.

Desde los relatos de los propios sujetos, se logra identificar que en general la
motivación para la comisión de delitos responde a la validación de las
características propias del sistema imperante que rige en Chile, el cual
promueve e incentiva, el éxito fácil, la ambición desenfrenada , el consumo
compulsivo, el estatus asociado a lujos materiales, el individualismo, por sobre
la valoración, crecimiento y desarrollo espiritual y humano. Esto se pone de
manifiesto al analizar la comuna de residencia de los sujetos, previo a la
privación de libertad, donde se constata que la mayoría proviene de comunas
vulnerables, marginadas y de estratos sociales bajo con altos índices de
pobreza, lo que genera mayor susceptibilidad hacia las respuestas de las
presiones sociales impuestas por nuestro sistema capitalista y modelo
neoliberal. Accediendo como único medio inmediato y facilitador para la
adquisición de bienes materiales, económicos y estatus social, la transgresión
a la norma social impuesta.

96
Lo anterior se expresa en uno de los propios relatos de los sujetos
entrevistados:

“Todo estaba bien en mi vida, nunca pensé verme


involucrado en esto, nunca por ningún lado mi familia,
padres, hermanos, nunca se han visto involucrados en
esto, son todos trabajadores… yo vivía apegado a la
música, comencé a cantar reggaetón, a hacer canciones,
cantar en discotecas, vestirme bien, con joyas de oro,
buena ropa, tenia mujeres, gastaba dinero como quería…
esa era mi vida apegada a la música y los lujos, hasta que
hubo un quiebre en un momento de mi vida en que estaba
preparando mi estudio de música y la ambición me jugó
una mala pasada…” (Oscar)

También acá, es sólo una minoría la que señala que a pesar del contexto
social, es decir a pesar de las características del sistema imperante, influyen de
igual forma sus condiciones socio-económicas y contextos familiares para la
comisión de delitos. Como se refleja en el siguiente relato:

“Desde chico, desde que se murió mi mamá, tenia 9 años


yo y salí a la calle a delinquir… porque había un dolor ahí,
había perdido a mi mamá y el dolor de haber quedado
solo, mi taita no me ayudaba en ese momento… estaba
solo en ese momento, tenia hermanos grandes igual, pero
ellos también andaban robando, delinquiendo, sipo, si
casi toda mi familia es delincuente…” (Esteban, 2017)

Lo anterior responde a las propias manifestaciones y experiencias de los


sujetos, de los cuales 15 de los 21 entrevistados señalan que la motivación
principal para la comisión de delitos, fue la “ambición”, dejándose llevar por
sus entornos sociales vulnerables y pares con conductas contraculturales. De
estos, 6 manifiestan que su principal motivación para la comisión de delitos,
además de la ambición, deseos de poder, estatus social y éxito, fue la
necesidad económica.

97
Finalmente 2 entrevistados, refieren que su principal motivación para cometer
delitos, fueron las condiciones de riesgo y vulnerabilidad en su contexto
familiar y social, en los cuales la comisión de delitos es parte de la normalidad y
conductas de la vida cotidiana.

Finalmente, esta realidad se incrementa frente a las desigualdades económicas


y sociales que se promueven sistemáticamente, siendo este uno de los factores
influyentes, para la motivación en la comisión de delito por necesidades
económicas.

Experiencias durante el proceso de privación de libertad

Reconocimiento de responsabilidad individual frente a la comisión de


delito.

Respecto a cómo se representan el proceso de privación de libertad los sujetos


bajo estudio, como se mencionó anteriormente, el auto análisis o proceso de
introspección que estos puedan hacer, se ve de alguna manera condicionado
debido a las subjetividades institucionalizadas que se construyen al interior de
las cárceles que distorsionan las percepciones de sí mismos y del entorno,
debido a las condiciones de vulnerabilidad y riesgos con las que conviven a
diario, donde reconocer la responsabilidad personal se puede convertir en una
tarea complicada para ellos.

Sin embargo, la generalidad de los reclusos entrevistados asumen la


responsabilidad del ejercicio delictual por el cual se encuentran privados de
libertad.

Cabe destacar, que el asumir responsabilidad frente a los hechos y/o acciones
delictuales, puede responder a dos fenómenos distintos. Uno de ellos, podría
estar respondiendo a la propia dinámica de la subcultura carcelaria donde la
asunción de delitos, la experiencia delictual y una personalidad dura, violenta y
hostil, tiene una carga valorica positiva y beneficiosa en el contexto
intrapenitenciario, es decir, otorga estatus y poder en el ambiente delictual,
como se puede reflejar en el siguiente relato:

98
“Es que a ver… en este mundo delictual, uno se ve
involucrado de a poco pero, después no sabes como salir,
así me encontraba yo, así era mi vida, era tanto el poder,
dinero, reconocimiento y el respeto que tenía, también
comencé a conocer a gente importante en este ambiente,
donde ya después no sabía como salir y por conocer ese
tipo de gente, más que por el delito en sí y los años que
me dieron, es por la gente con la que yo estaba
involucrado y lo que hacíamos…” (Luis)

Sin embargo, desde el otro fenómeno sub-cultural que se produce ante el


reconocimiento y responsabilidad de delitos fuera del contexto y cultura
delictual, es decir, desde el contexto cultural y social del exterior se criminalizan
y estigmatizan las acciones delictuales, por tanto la responsabilidad delictual se
justifica y excusa en diversos factores y variables socioeconómicas y
culturales, externalizando así su responsabilidad delictual. Como se ve
reflejado en el relato del siguiente sujeto:

“Si, esto fue un error no más, un condoro no más, un


condoro de copete, no fue algo que estuviera
planeado...andaba curao y la malas juntas po’ me lanzé
ese día, fue pura mala suerte no mas.. si yo vengo preso
por un robo en bienes nacionales… cosas del destino
creo yo…por lo mismo, no me siento responsable, porque
yo no hice nada po, por ayudar a una persona que estaba
en el tendido eléctrico con cables, los pacos pensaron
que me los estaba robando.” (Juan)

Respecto a cómo se representa la responsabilidad personal en la comisión de


delito, finalmente 15 de los 21 entrevistados, reconocen grados de
responsabilidad en la comisión de delitos, mientras que de estos, 3 manifiestan
no sentir responsabilidad antes la comisión de delito, aludiendo que no
cometieron el delito directamente, sino más bien se vieron involucrados con
personas que lo cometieron, como se vio reflejado en el relato anterior.

99
Responsabilidad y acuerdo ante el tiempo de condena

En relación con el ámbito desarrollado anteriormente, se logró interpretar que


de igual forma los entrevistados en su generalidad están de acuerdo con el
tiempo de condena otorgado, comprendiendo esto como todo el proceso que
han llevado a cabo, es decir, en la etapa en la cual se encuentran los sujetos
privados de libertad, próximos a una pronta reinserción social, han transcurrido
un proceso de maduración, resignificación y aceptación de acuerdo a las
responsabilidades de la comisión de delitos, las consecuencias que esto tiene y
por consiguiente, el tiempo que se debe cumplir de condena por la comisión de
ese delito.

Este proceso se puede apreciar en las respuestas de los propios sujetos


entrevistados, donde 12 de los 21 entrevistados, manifiesta estar de acuerdo
con el tiempo de condena que le otorgaron, 4 señalan no estar de acuerdo,
correspondiendo estos a los que aluden a la inculpabilidad del delito.

Ante la pregunta si volverían a cometer otro delito, como se puede interpretar


en las respuestas entregadas por lo sujetos entrevistados, 17 de los 21
entrevistados, manifiesta que no volvería a cometer otro delito, como lo refiere
el siguiente relato:

“Me arrepiento de lo que hice, ya que hice mucho daño,


yo no soy de hacerle daño a nadie, ni a las mujeres a
nadie, me siento responsable, ya que estuvo mal lo que
hice… cometí un gran error en mi vida, pero para nunca
mas, no quiero volver a estar mas en una cárcel, ya he
perdido muchas cosas…” (Oscar)

De los otros cuatros sujetos restantes, tan solo 1 de estos manifiesta su


disposición a volver a cometer delitos en el periodo post privación de libertad.
Los otros 3, manifiestan incertidumbre frente a la comisión de un nuevo delito
como lo reconoce el siguiente sujeto en su relato:

100
“Estando en la calle quiero terminar mi estudios y
trabajar… aunque no le miento estando en la calle, si la
necesidad es mucha y veo que mi hijo y mi familia
necesita algo urgente, voy a recurrir a la vía mas fácil,
volver a robar no más…” (Juan 1)

Como se puede apreciar, casi en su totalidad los entrevistados manifiestan no


volver a cometer delitos. Esta respuesta se debe interpretar desde el propio
contexto intrapenitenciario en el cual se encuentran los sujetos, lo que refleja el
efecto y los sentimientos propios de la prisionización, como por ejemplo
ansiedad, angustia, miedo, desesperanza, entre otros. Y de igual forma, las
características propias del lugar donde cumplen condena, que corresponden a
las dependencias donde se hace conducta y se prepara a los reclusos para la
reinserción social, intencionada de manera más próxima, su salida al medio
exterior.

Percepción y significación sobre “qué es lo que más extraña y pierde al


estar privados de libertad”

Al encontrase en un contexto y dinámica de alto riesgo, hostil y violenta como


lo es la cárcel, los sentimientos de nostalgia, ansiedad y desesperanza se
intensifican respecto a su propia percepción y la de su entorno y red primaria
significativa, referido en su generalidad a la familia. Lo que se puede interpretar
de las propias respuestas de los sujetos que en su mayoría responde que el
distanciamiento y pérdida de su red familiar es la que más afecta durante el
proceso de prisionización. Este fenómeno se puede externalizar a nivel
societal, ya que se debe comprender cómo en la actualidad, ante la pérdida de
protección social, las problemáticas y conflictos solo delegan y descansan en el
núcleo familiar, aun mas percibiendo que estamos en deficiencia respecto a
nuestra redes significativas importantes a nivel comunitario, a través de la
pérdida de instancias de participación donde se generen lazos afectivos y de
confianza, tanto con las redes secundarias (amigos- trabajo) y terciarias
(Instituciones públicas y privadas).

Como lo expresa el siguiente entrevistado:

101
“Lo que mas me ha afectado, estando aquí, lo más duro
que me ha tocado vivir, es no estar con mi familia, lo
demás uno igual se adapta, pero no ver crecer a mi hija,
me duele. También estando acá perdí a mi hermano, me
avisaron de afuera que se suicidó y yo no estuve ahí,
tragó vidrio…” (Claudio)

Lo anterior, se ve reflejado al consultarle a los entrevistados, qué es lo que se


pierde y más extraña al estar en prisión, 17 de los 21 entrevistados, señalan
que la pérdida más significativa que causa sentimientos de angustia,
desesperanza, ansiedad y soledad, es la red primaria, referida a la familia
(pareja, hijos, padres, tíos y abuelos). De igual forma, 5 de los entrevistados,
manifiestan extrañar su capacidad de autonomía y autodeterminación que se
pierde en el espacio carcelario.

De igual forma, en el proceso de privación de libertad, ante la pérdida de


libertad e intimidad, se intensifican los sentimientos y necesidad de
individualidad, autonomía, empoderamiento y autodeterminación.

El siguiente relato alude a estos sentimientos:

“Lo más duro que me ha tocado vivir, es cuando uno se


siente solo y pide ayuda y nadie responde. También no
poder ser del todo independiente cuando a uno le faltan
sus cosas, sus cosas básicas personales…me
afecta…”(Leonardo).

¿La cárcel puede cambiar a las personas?

Situarnos a cuestionar si la institución carcelaria y el proceso mismo del


encarcelamiento puede cambiar a un sujeto, hace evidente que el tránsito por
una cárcel, genera cambios significativos, tanto a nivel psíquico como físico en
el sujeto. Esta transformación puede ser de manera disruptiva y/o
potencializadora para el ser humano. Lo anterior, refleja cambios, no tan solo
en el sujeto que ha vivido la prisión, sino que también en toda su red social
significativa. Esto se confirma con los relatos de los sujetos, donde en su

102
totalidad manifiestan que el proceso de prisionización produce cambios en
ellos:

“Yo pienso que la cárcel si puede cambiar a la gente, pero


tanto para bien como para mal, la cárcel te enseña, te
enseña a sobrevivir y a sacar lo mejor y peor de
uno…”(Leonardo)

Ahora bien, el cambio y/o transformación que genera la experiencia de


prisionización, depende de los diversos factores influyentes en el sujeto que
pueden afectar de manera positiva o negativa. Al respecto, 12 de los 21
entrevistados, refieren que el factor influyente para el cambio de la persona
durante la privación de libertad, es la capacidad de resiliencia que tiene cada
sujeto para enfrentar la situación compleja y problemática de la privación de
libertad.

Otros 3 de los entrevistados, declaran que dentro del contexto


intrapenitenciario se pueden generar cambios, tanto positivos como negativos,
aludiendo esta respuesta a que dentro de este tejido carcelario, se resignifican
las experiencias críticamente, generando un cuestionamiento de las conductas
trasgresoras, pero también se pueden intensificar las conductas delictuales.

Respecto a los factores que pueden estar influyendo en los cambios de


conducta de los sujetos, sólo uno de los entrevistados, declara que el cambio
positivo se debe a la ayuda profesional recibida con las diversas
intervenciones, como lo expresa el siguiente relato:

“Mi relación es buena con los profesionales, me tienen


buena, me gusta, porque me ayudan harto con los cursos,
los talleres...También el colegio, hace poco salí del
colegio, recibo un reconocimiento, lo que nunca había
tenido…” (Leonardo)

5 de los sujetos entrevistados manifiestan que un factor influyente para el


cambio hacia conductas pro sociales en la prisión, es el profesar algún tipo de
religión, en su generalidad el espacio carcelario del Centro Preventivo Santiago
Sur, está constituida por sujetos participantes de la religión evangélica.

103
Como se manifiesta en el siguiente relato:

“La cárcel puede cambiar, pero al que quiere y solo al que


quiere con el Señor, con la ayuda del Todopoderoso…”
(Marco)

Finalmente, respecto a lo anterior, se debe comprender que frente al contexto


hostil, violento y de represión donde las manifestaciones de debilidad son
vistas como vergonzosas y por lo tanto, son motivo de agresiones por parte de
los miembros del grupo al interior del régimen penitenciario, uno de los
espacios de mayor resguardo, es la comunidad religiosa, ya que pertenecer y
practicar, en este caso la religión evangélica, no solo pasa a ser un medio de
protección, sino también un medio para la obtención de privilegios y beneficios
intrapenitenciarios y un mayor acercamiento a procesos futuros de reinserción
social.

Significación de lo que se considera más negativo y dañino en el proceso


de privación de libertad.

Como se ha podido apreciar, el proceso de prisionización siempre genera


cambios que van acompañados de sentimientos y situaciones muchas veces
negativas y disruptivas, al ser una experiencia que se vive desde un entorno
sumamente violento, hostil, de constante riesgo y vulneración de los derechos
humanos de los sujetos, lo que pone de manifiesto la invalidación de velar y
resguardar la seguridad e integridad de las personas privadas de libertad.
Frente a esto, situaciones dañinas y de riesgo se perciben y vivencia
constantemente en este contexto.

Esto se pone de manifiesto de manera general en las entrevistas de los


sujetos, donde manifestaron de manera generalizada que dentro del contexto
carcelario se vivencia experiencias y situaciones de riesgo, dañinas y negativas
durante su proceso de encarcelamiento, como se refleja en el siguiente relato:

104
“Estando aquí en la cárcel, lo más duro que me ha tocado
vivir, es volverse fuerte, aquí en la cárcel debes
obligatoriamente convertirte en fuerte, para ver tantas
cosas, aquí se cierran las puertas y es otro mundo… se
pelea por todo y con cuchillas… tajos, a mí me ha tocado
ver como 2 veces, a personas heridas, llevarlas
agonizando al hospital… también el no poder ver a mis
hijos, estando aquí veo todos los caminos cerrados…”
(Luis)

Respecto a lo anterior, 12 de los 21 entrevistados, reconocen que tanto las


condiciones humanitarias, físicas, psíquicas y las dinámicas relacionales de la
subcultura carcelaria, son las que generan mayor daño y experiencias
negativas, catalogadas como “duras”, para ellos. De estos 12 entrevistados, la
mayoría alude que uno de los factores más negativos, es la falta y a veces
pérdida de su red más significativa, “la familia”, causando sentimientos
amotivacionales, como lo son, la soledad, desesperanza, ansiedad, nostalgia,
angustia, etc.

Finalmente, se logra comprender en relación a este punto, que uno de los


ámbitos más importantes que afectan significativamente a los entrevistados,
son las condiciones externas e internas del proceso de privación de libertad, es
decir, el contexto intrapenitenciario y su red primaria- significativa. Entendiendo
aquello, como lo explicita la propia teoría sobre los efectos de la prisión, que
establece que los cambios y consecuencias que se van generando de manera
espontánea en la prisión, se intensifican lo largo del tiempo a nivel psíquico,
físico, espiritual, social y cultural, afectando al sujeto integralmente.

Ámbito más positivo y significativo durante el proceso de privación de


libertad para los sujetos

En relación a este punto, se debe explicitar que en la etapa en la cual se


encuentran los sujetos entrevistados, se reconoce un desarrollo mayor de los
procesos de resignificación y valoración positiva del periodo de
encarcelamiento y las proyecciones futuras. Se puede apreciar que se
desarrolla psíquicamente una resonancia potencializadora del proceso y de la

105
situación de encarcelamiento, generando un quiebre entre lo que están
viviendo y lo que quieren lograr en un futuro, por lo que se van generando
construcciones y acciones transformadoras de sus conductas disruptivas o
contraculturales hacia conductas potencializadoras socialmente, lo que les
otorga mayores herramientas, habilidades y destrezas para un proceso futuro
de reinserción social. Además, es una razón complementaria para ingresar y
mantenerse en el espacio de conducta.

En su generalidad, los entrevistados señalan que los más significativo que han
vivido durante el encarcelamiento a nivel personal, ha sido el haber
desarrollado diversos aprendizajes que le han permitido un crecimiento integral
respecto a la adquisición de habilidades y destrezas técnicas, educacionales,
laborales y recreacionales, en conjunto con procesos de reflexión, autocrítica e
introspección que posibilita un mayor crecimiento y conciencia de su realidad.
De igual forma, los sujetos manifiestan, que lo más significativo de su proceso
en la privación de libertad, es comenzar a experimentar y profesar desde lo
espiritual, la religión evangélica.

Lo anterior se manifiesta en el siguiente relato:

“Lo más positivo que he vivido aquí, es que he podido


encontrar el crecimiento personal, desde tres ámbitos,
cultural, como leer sobre diferentes temas como,
astronomía, el cuerpo humano, también desde el ámbito
físico, ya que hago harto deporte y eso me ha mantenido
con harto ánimo y también desde el área espiritual, con la
ayuda del Señor” (Marco)

Participación Social en la prisión

Al situarnos en los ejercicios de participación social que lo internos realizan al


interior del sistema penitenciario, se debe recordar y contextualizar lo que se
vio en el marco referencial del presente estudio.

106
El enfoque del sistema penitenciario actual, ha cambiado su misión, visión y
objetivos ante la problemática y fenómeno social delictual y por tanto, del
proceso de prisionización.

El cambio de enfoque y paradigma a utilizar en los contextos intra y post


penitenciario impartidos por el Ministerio de Justicia y Derechos humanos, y
llevado a cabo por la institución de Gendarmería, focaliza su accionar desde la
estrategia y mirada de rehabilitación de los sujetos privados de libertad, en pos
de la reinserción social. Para llevar a cabo esto, se impulsa la intervención
social a través de apoyo psicosocial al interno y su red social, planes de
intervención a los sujetos, talleres psicosociales y terapéuticos, capacitaciones
laborales y beneficios intrapenitenciarios.

Desde la premisa anterior, se debe comprender por lo tanto que existe a partir
de la norma y deberes penitenciarios, incentivar a los sujetos a la participación
social para el proceso de reinserción, esto se puede apreciar especialmente en
aquellos espacios catalogados como para “hacer conducta” en la cárcel, es
decir, donde residen los sujetos que presentan voluntad para participar de toda
la oferta programática de la institución carcelaria como lo es el establecimiento
educacional, talleres laborales, capacitaciones laborales y terapéuticas, talleres
psicosociales, entre otros.

Por tanto, se comprende que la totalidad de los sujetos entrevistados, al ser


residentes de una dependencia conductual, (calle 13), participan de manera
constante del sistema educacional y laboral, asistiendo al liceo penal, talleres
laborales de costura, peluquería, madera, reciclaje, pintura, mosaico,
marroquinería, origami, vidriera, entre otros. Y de manera voluntaria de la
actividad religiosa.

Por consiguiente, al preguntarle a los entrevistados, respecto a la satisfacción


que sienten por su participación en estas actividades, estos manifiestan una
satisfacción positiva ante su participación social, refiriendo que los beneficios
que generan estas acciones, como por ejemplo lograr una óptima conducta,
ocupar el tiempo libre, obtención de ingresos económicos, valoración y
empoderamiento como actores sociales, compensan todas las pérdidas de
capacidades que se pierden al momento de ingresar a la cárcel.

107
Lo que finalmente se vivencia como el propio proceso de maduración,
valoración y resignificación de su encarcelamiento y como medio
potencializador para un proceso más próximo a la reinserción social en el
medio libre.

Tal como se puede expresar en el siguiente relato:

“En estos momentos esta buena la calle 13, yo estoy a


dos meses de salir de cuarto medio, voy a dar la PSU,
participo en talleres de arte, costura, cuero, espejo, he
aprendido mucho aquí, sobre todo de los
hermanos…”(Luis)

Proceso Pos Privación de Libertad

Significaciones de los sujetos privados de libertad sobre proyecciones


de su futuro

Como ya se ha mencionado, el reconocimiento y resignificación de procesos y


experiencias importantes y significativas en nuestra vida como seres humanos,
es sumamente complejo y sensible de analizar, por lo que se comprende que
las temáticas abordadas a lo largo de toda esta investigación, generan un
cuestionamiento y reflexión en los sujetos participantes que en el contexto
intrapenitenciario es difícil de realizar.

Se debe considerar que el cuestionarse sobre su proceso de privación de


libertad genera en los sujetos ansiedad y constante incertidumbre, no tan solo
por el propio proceso de encarcelamiento sino, porque su experiencia de vida
en general ha sido construida en base condiciones de vulnerabilidad y riesgo
que generaron constantemente sentimientos de inseguridad, inestabilidad e
incertidumbre sobre su vida.

Ahora bien, esa misma inseguridad del presente se perfila para el futuro, así
es una gran dificultad para ellos pensar en sus proyecciones ya en condición
de “libertad”. Esto de asentarse en el presente es conocido por la teoría como,
“presentismo galopante”, y se expresa cuando el interno siente que si no puede
controlar su presente, mucho menos lo podrá hacer con su futuro, tanto por la
108
extremada primariedad de su comportamiento, como por la imprevisible camino
al que lleva la cárcel, dejándose llevar solo desde el fatalismo, la ansiedad,
desesperanza , sentimientos que están ligados a la ausencia de introspección,
planificación y análisis de consecuencias.

Lo anterior, se pone de manifiesto en las planificaciones y proyecciones del


futuro que presentan los sujetos, las cuales están basadas en una planificación
idealista y muy ambiciosa, respecto a concretar en el medio exterior actividades
relacionadas al ámbito laboral, educacional, familiar y social, naturalizando y/o
considerando los riegos y obstaculizadores que se pueden generar en el
exterior.

Esto es posible percibir en los propios relatos de los sujetos, en los cuales, la
totalidad de los sujetos manifiestan sus proyecciones y expectativas de vida en
el medio libre, todas centradas en lograr una mayor estabilidad familiar, laboral
y educacional, en pos de recuperar el tiempo perdido, autonomía,
autodeterminación, en base a conductas pro sociales y desarrollar
óptimamente su proceso de reinserción social. Como lo expresa uno de los
relatos:

“Ya tengo mis metas claras… yo al menos, soy de esos


que cuando se propone algo, lo busca hasta que lo
consigue no más po, si yo quiero terminar mis estudios,
si ya es mucho ya...y en esa estoy, en esa pará estoy
enfocao, terminar mi estudios, por mientras trabajar en lo
que yo se… y… algún día formar mi familia…” (Juan)

109
A modo de conclusión y luego de conocer todas las experiencias,
significaciones y proyecciones que los sujetos construyen sobre su experiencia
en la privación de libertad y lo que aspiran para su futuro, surge el
cuestionamiento ante la realidad carcelaria y el propio sistema carcelario,
considerando las lamentables experiencias y condiciones en las que las
personas privadas de libertad conviven en la prisión, se pone en evidencia que
el propio sistema encargado de velar, vigilar y generar proceso de reinserción
social, vulnera e invalida los derechos humanos de las persona privadas de
libertad.

Si esto sucede en el propio sistema carcelario a través del cual el Estado y sus
políticas sociales buscan la reinserción social de los sujetos ¿porqué no habría
que pensar que la vulneración, discriminación, estigmatización y marginación
que los internos viven dentro de la cárcel, no se podría seguir repitiendo en el
exterior?, ¿es efectiva la intervención social que se genera en el contexto
intrapenitenciario para este fin ? o ¿solo busca intensificar las condiciones de
vulnerabilidad y desigualdad social en los sujetos o simplemente que al salir de
la prisión sean funcionales al sistema imperante?.

A pesar, de la desesperanzadora realidad social que viven todos aquellos que


experimentan el proceso de privación de libertad, el acercamiento empírico con
los propios sujetos que experimentan la realidad de una prisión y el análisis de
sus experiencias, permiten comprender que los cambios y transformaciones
reales no se pueden estructurar desde una visión, lineal e individual de la
realidad del sujeto, sino, más bien y como se puso en evidencia en el desarrollo
de este análisis, se debe comprender la realidad del sujeto, desde su
comprensión integral y global, es decir, desde las construcciones sociales en
sus contextos familiares, culturales, económicas, políticos, religiosos e
históricos, comprendiendo que nuestra realidad como seres humanos se
construye desde todos estos ámbito.

110
CONCLUSIONES

Las conclusiones extraídas de esta investigación se basan, principalmente en


los objetivos planteados en el presente estudio, que era conocer el proceso y
experiencia previa, durante y pos privación de libertad de un grupo de sujetos
recluidos en el C.D.P Santiago Sur, intentando la comprensión de esta realidad
desde la relación teoría y práctica (praxis), en el contexto intrapenitenciario.

Al analizar e interpretar las etapas del proceso previo, durante y post privación
de libertad desde la teoría y el propio relato de los sujetos privados de libertad,
se logra reflexionar la relevancia e importancia que adquiere el ámbito
preventivo ante la privación de libertad.

Refiriéndonos a unos de los aspectos preventivos a la privación de libertad, uno


de los ámbitos más transversales, determinantes e influyentes en el desarrollo
humano, es la construcción integral de las relaciones y dinámicas sociales que
se generan al interior de las redes primarias de los sujetos, comprendiendo que
este ámbito es de una gran diversidad dependiendo de los contextos
históricos, sociales, económicos, políticos, religiosos, en los que le ha tocado
vivir y desarrollarse a cada sujeto.

Lo anterior, se vio reflejado en las construcciones y significaciones de los


relatos vivenciales de los sujetos participantes del presente estudio,
expresando como sus propios contextos primarios más significativos (familia-
amigos) influyeron en el ejercicio de acciones delictuales, contraculturales y
disruptivas frente a las normas y deberes sociales establecidos, durante la
etapa de pre-adolescencia y adolescencia. Comprendiendo las redes primarias,
no tan solo desde el modelo familiar convencional establecido, sino, cualquier
actor y/o red significativa, constante y protectora que cumpla el rol parental e
influya en nuestro desarrollo y conductas sociales.

111
La investigación demuestra que en su generalidad, las historias de vidas,
dinámicas y contextos familiares de los entrevistados, se encuentran
atravesadas por situaciones de riesgo y vulnerabilidad (Familiares con
antecedentes delictuales, abandono, violencia intrafamiliar, drogadicción y/o
alcoholismo, pre morbilidad, carencia de necesidades humanas básicas,
deserción escolar, entre otros.), lo que de alguna manera en estos casos ha
sido un factor que predispone la motivación y justificación de delitos a temprana
edad.

También se pudo apreciar en el estudio que a pesar de la significancia de las


redes primarias en el proceso de formación del ciclo vital de los sujetos, otro
de los aspectos más relevantes y significativos en su vida, es la red y ámbito
comunitario, percatándose que a nivel social existe una baja identidad,
participación y acción comunitaria, que permita el fortalecimiento del tejido
social, a través de redes de colaboración, confianza, organización, protección e
identidad, frente a necesidades y problemáticas sociales de los sujetos, ya que
esto se debe comprender como uno de los complementos más importantes
frente a la vulnerabilidad del ámbito familiar. Esto se ve reflejado más aun en
nuestra sociedad donde ante la ausencia de la protección social del Estado a
las necesidades de la población más vulnerable, a los sujetos les queda sólo el
refugio en su red social-familiar más significativa, vislumbrando que el ámbito
comunitario es el tejido humano más potente como medio de ayuda para el
fortalecimiento en la comunidad, esto a través de encuentros y espacios de
resolución de conflictos y situaciones a nivel de necesidades domésticas,
recreativas, educacionales, laborales, políticas, culturales, sociales y
ecológicos.

Sin embargo, durante el momento de la prisionización, mientras los lazos y


sentimientos de confianza y apoyo tienden a incrementarse con la familia y
amigos, se debilitan las redes externas (terciarias), pudiendo ser este un
medio de ayuda ante la vulnerabilidad del encarcelamiento. Es por esto la
relevancia e importancia que toman estos dos ámbitos (familia-amigos y
comunidad) en el proceso de desarrollo humano, entendiéndose como un
complemento, para retroalimentar y/o potencializar la ausencia o debilitamiento

112
de uno u otro, en pos de la ayuda, empoderamiento social y autodeterminación
de las personas privadas de libertad.

Frente a la experiencia de encarcelamiento, se hace indispensable identificar


los efectos innatos en las personas al estar privadas de libertad. A partir de lo
analizado en el estudio y proyectando esta realidad al sistema y dinámica
carcelaria, se comprende que el hecho de someter a un individuo a la
segregación y encierro prolongado, tiene indiscutiblemente sobre él un efecto
despersonalizador y antisocial. Ya que, la prisión estigmatiza, genera exclusión
social y daños físicos y psíquicos en muchas ocasiones irreparables o los
agrava en los casos que la marginación de clase existía en las personas aun
antes de su encarcelamiento.

El proceso o etapa de encarcelamiento repercute como lo mencionamos


anteriormente, no tan sólo en daños psíquicos, sino, de igual forma en
dificultades físicas, como se logró identificar en este estudio en particular, los
sujetos de manera generalizada manifiestan que el factor y ámbito más dañino
tanto psíquica y físicamente, es el contexto inhumano y condiciones sanitarias
de la cárcel. Así lo reconoce la teoría de las consistencias comportamentales,,
es decir, la duración prolongada de comportamientos y/o conductas que
responden a las condiciones del entorno carcelario, que expresan
problemáticas de hacinamiento (espacio de 3x3, planeado para 6 personas,
habitan 10 a 15 personas aprox.), deprivaciones o problemáticas sensoriales,
como por ejemplo, los escasos espacios cerrados en las celdas , pseudos
patios recreativos, extremados contrastes de luz, pobreza cromática- carencia
de olores y sabores, multitud de sonidos que retumban en las paredes, todo
esto produce como efecto la pérdida de imagen del propio cuerpo, generan
trastornos en la visión, audición, gusto, olfato y tacto.

Lo anterior, hace cuestionarse de manera indiscutida lo planteado desde el


marco referencial del presente estudio, donde se explicitan “los derechos
humanos de las personas privados de libertad” como parte del sistema
normativo de la institución carcelaria, mientras se puede extraer del estudio las
situaciones y contextos denigrantes e inhumanos, en los que se encuentra el
sujeto mientras cumple una pena privativa de libertad.

113
Tal como lo reconoce uno de los estudios realizados por el Instituto de
Derechos Humanos, sobre el contexto carcelario, específicamente sobre las
condiciones de hacinamiento que se vivencia en el Centro de Detención
Preventiva Santiago Sur:

“albergan a 1.400 internos, con una capacidad de 575 .Cada galería tiene en
promedio 171 internos en 36 celdas. Las celdas de la galería no cuentan con
rejas, a diferencia de las calles, conectándose a un pasillo largo que
desemboca en el óvalo, separado por una reja. Las celdas en este sector no
tienen luz natural, sólo artificial. En el sector de galerías se pudo constatar
hacinamiento, considerando que en cada celda dormían entre 4 y 8 personas,
siendo que estas están diseñadas para albergar a dos internos.” (Instituto
Nacional de Derechos Humanos; 2012 citado por Pia Cataldo, 2016:93)

Por tanto, cómo se puede entender a partir de las propias experiencias de los
reclusos, la pérdida de todos sus derechos como ser humano, ni menos que
pierda la posibilidad de vivir en un espacio digno, que garantice su movilidad,
expresión, visión, olfato, resguardo, seguridad, y un sin número de necesidades
que no deben comprenderse como medio de castigo o represión por estar
privados de libertad.

De igual forma, la pérdida de libertad intensifica las necesidades de


individualidad, autonomía y autodeterminación, ya que al presentarse la
pérdida y carencia total de libertad física (movilidad) e intimidad, el sujeto
privado de libertad mide y analiza de manera distorsionada la realidad y
espacio, tanto de su cuerpo, como de situaciones en sus entornos más
próximos- cotidianos (convivencia conflictiva en su generalidad, con otros
presos y/o funcionarios de la institución) y esporádicos (familia/amigos).

El análisis distorsionado y distante de la realidad tanto de sí mismos, como de


su entorno que genera el sujeto privado de libertad, evidencia los efectos
psíquicos propios de la prisionización.

114
Uno los efectos psíquicos más relevantes y vivenciales durante el proceso de
encarcelamiento, es aquella desproporción reactiva de la realidad,
identificándose la resonancia emocional-negativa en relación al ámbito familiar,
con sentimientos de soledad, ansiedad, angustia, nostalgia, desesperanza,
entre otros. Ante el sentir de lo anterior, el sujeto asigna importancia y
relevancia a las necesidades y/o situaciones que en la etapa preventiva al
encarcelamiento no lo eran, considerando establecer tejidos y relaciones
sociales, tiempos y espacios con sus redes más significativas y de igual forma,
relaciones y redes labores formales y educacionales.

Lo anterior, se visualiza desde lo conocido por la teoría como presentismo


galopante, es decir, desde un ámbito existe la ansiedad y fatalismo ante la
imposibilidad de controlar su presente, tanto en el interior del recinto penal,
como en el exterior de este. Y desde otro ámbito, esta necesidad e
incertidumbre del presente, se vuelca con mayor ímpetu en sentimientos de
ansiedad hacia el futuro. Lo que se identificó en este estudio que genera
proyecciones y planificaciones idealistas y muy emocionales respecto al ámbito
laboral, familiar, educacional, habitacional, entre otros, sin la visualización de
riesgos, obstaculizadores y/o tentaciones que se presentan en el proceso post
penitenciario. Aquellas proyecciones hacia el futuro que genera el sujeto
privado de libertad, tan idealistas y ambiciosas, se sustentan de igual forma,
por el reconocimiento sobre la experiencia de la privación de libertad,
catalogada como “la peor experiencia vivencial”, sin embargo, esto produce
como mecanismo de resiliencia, re significar su estadía y proceso de
encarcelamiento, a través del cambio de conductas disruptivas por acciones
potencializadoras de actividades laborales formales, ahora bien, este cambio y
transformación “positiva”, se debe comprender como medio de respuesta
funcional al orden y sistema capitalista, para el cual fueron preparadas las
conductas de los sujetos. Esto también, es conocido desde la teoría, como
proceso de externalización (exteriorizar actividades humanas cotidianas),
objetivación (actividades ya habitualizadas y rutinarias) y finalmente la
institucionalización e internalización (reconocimientos de ciertas acciones,
actividades y/o rutinas como solución permanente a un problema permanente
que la atañe a la sociedad).

115
De igual forma, se logró comprender e identificar, que en el contexto y dinámica
propia de la cárcel, se generan procesos de subculturas y/o contraculturas
carcelarias, que predisponen el accionar de cada sujeto, desde la premisa
cultural, se van generando distintos efectos en el sujeto y es aquí donde es
preciso mencionar que desde el proceso y dinámica de la subcultura carcelaria,
se generan dualidades adaptativas, es decir, al ingresar a la prisión el sujeto
enfrenta dos o más posturas las cuales puede optar ejercer como proceso de
adaptación a la prisión, desde una autoafirmación agresiva (hostilidad ante todo
lo que venga de la autoridad y otros sujetos privados de libertad) y/o la vía de la
sumisión, o lo que se logró identificar síntomas amotivacionales. Es decir, lo
sujetos experimentan tantos sentimientos de fatalismo, desesperanza y
desconfianza en el contexto intrapenitenciario, que no se dejan interesar por
nada, están cerrados ante la novedad y el cambio, encapsulándose en su
mundo interior como medio de defensa, expresando dureza emocional hacia
los influjos externos. De igual forma, se delega toda la responsabilidad al
entorno institucional, lo que se manifestó en este estudio, como el impedimento
para crear lazos significativos, de confianza y/o amistad dentro del recinto,
creando más bien solo relaciones distantes y/o cordiales tanto con otros sujetos
privados de libertad, como con funcionarios del recinto.

Sin embargo, en el transcurso de la inserción en el contexto intrapenitenciario y


desde el presente estudio llevado a cabo, se logra comprender como medio y
vía adaptativa de los sujetos privados de libertad, el predominio por profesar
algún tipo de religión, en su generalidad evangélica. Comprendiendo esto,
como vía escapatoria y de resguardo ante del contexto hostil y violento de la
prisión, y como una necesidad humana indiscutible de expresar todos aquellos
sentimientos y emociones reprimidas, ya que son catalogadas “vergonzosas”.

Para finalizar se hizo necesario comprender que a través de la percepción y


experiencia a nivel subjetivo e intersubjetivo de las propias personas privadas
de libertad, se refleja en esta investigación que internalizar “la cárcel” como un
dispositivo de control social, es fundamental, y subyace esta comprensión del
fenómeno de la delincuencia a través de la praxis que se generó para este
estudio, donde la postura predominante para internalizar esta comprensión, se
hizo a través de los aportes de la criminología crítica o nueva criminología, la

116
que ayuda a comprender el fenómeno de la delincuencia y a percibir a través
de la experiencia de los reclusos, el cómo opera la marginación aún antes de
estar privados de libertad y como esta perpetua en su generalidad en la pos
privación de libertad. Ya sea en educación, salud, trabajo, participación
comunitaria y como están previamente forjadas las estructuras sociales
desiguales en nuestro país. Es por esto que la postura de esta investigación
está bajo la teoría de la crinología critica, que plantea un estudio sistémico de
la delincuencia y la justicia dentro de la estructura de clases y los procesos
sociales. En esta perspectiva, la ley y la pena son vistas en relación con un
sistema que perpetra la opresión y las desigualdades.

Como ya se vio en la problematización de esta investigación, desde la


perspectiva de Foucault, se concluye que las cárceles sirven con un propósito
mayor que simplemente encarcelar delincuentes. Develando que la élite de la
sociedad domina y controla el resto de la sociedad a través de la enajenación,
inculturación, estigmatización, castigo, y prisionización.

Es a través del análisis de resultados que se puede corroborar que en cuanto a


la estructuras sociales, las comunas de donde provienen las personas privadas
de libertad entrevistadas, pertenecen al sector poniente sur y norte de nuestro
país, ubicándose dentro de las comunas más pobres, vulnerables y bajo
situación de riesgo social constante. Son comunas en las cuales se
encuentran los niveles de deserción escolar más grandes, donde más muere
gente por la precariedad en la salud y donde los adolecentes como ya se
pesquisó, se encuentran en constante riesgo y vulnerabilidad, los cuales en su
generalidad han pasado previamente por diversos centros de menores
(SENAME).

El sistema penitenciario no está diseñado para disminuir la delincuencia, las


cárceles se siguen hacinando y las diversas problemáticas por el fenómeno de
la delincuencia continúan. Se puede visualizar a través de la decisión de
aplicar diversos sistemas de reinserción social en base al modelo RNR
(Riesgo, Necesidad y Responsividad),(explicado en el Marco referencial)que
no opera bajo la realidad chilena, sino en base la realidad social y política de
Holanda y EE.UU, manteniendo solo una “eficacia” del 15%, generando así,

117
según las estadísticas, reiteradas reincidencias de las personas privadas de
libertad a la prisión, provocando por tanto un constante circulo vicioso.

El ciclo continuo de la segregación, hace que la clase baja sea más volátil,
además de política y socialmente inofensiva, en un estado constante de
pasividad, adormecimiento y no involucramiento en las decisiones políticas
imperantes. Como ya se visualizó a través de la presentación del estudio, se
devela que la institucionalización de las personas privadas de libertad genera
efectos físicos y psicosociales importantes, atentando contra la integridad y
derechos humanos inherentes las personas.

El Estado seria por tanto, el ente que se puede valer de la fuerza física y
normativa para imponer el orden y la conformidad. Además, puede imponer
una gama de sanciones y leyes, que van desde las económicas, sociales,
hasta la de privación de la libertad, donde hasta ahora, solo a través de
sanciones, seguridad y aumento de penas, se cree posible el poder disminuir la
delincuencia y no a través de una política de radicales transformaciones
sociales e institucionales para el desarrollo de la igualdad y de la democracia.

Esto genera de igual forma una paradoja donde la misma estructura social,
jerarquías y violencia fuera del contexto cerrado de la cárcel, se perpetua y
refleja dentro de la cárcel, donde se reproducen las mismas jerarquías y
desigualdades propias del sistema en que nos encontramos.

Como expresión de un reflejo de aquello, es el llamado “vio o futre” (persona


con más poder y status dentro de la cárcel) por sobre el sometimiento y
subordinación del “perkin” (persona con menos poder, status y en constante
vulnerabilidad). De igual forma, el centro penitenciario se segmenta por
sectores, donde en el exterior podrían llamarse “comunas”, allí existen las
galerías (por territorio o disgregadas), calles (calles aisladas y de conducta) y
módulos, donde cada división va generando distintos status y dinámicas
carcelarias. Las galerías representan en este sentido, a la clase marginada, a
la “población penal”, es decir, a internos reincidentes, de alto compromiso
delictual y refractarios al sistema, por tanto resistentes a la intervención
institucional.

118
La clara comprensión de lo dicho es el reflejo de nuestra sociedad y de nuestro
sistema dominante. El poder proviene desde un sistema social impuesto a
través de la sociedad de pertenencia; se ejerce desde el modelo que nos hace
respetar y comportarnos ante ciertas normas sociales. Se sitúa en todas las
relaciones sociales no igualitarias, y se reproduce a través de sus diversas
instituciones, promoviendo la propia verdad dirigida a moldear la subjetividad
de los individuos, determinando sus acciones y posición social. Es una
influencia de acciones propias para determinar como un círculo vicioso las
acciones de los otros.

Concluyendo así la clara intención sistémica, donde en su generalidad la cárcel


no genera menos delincuencia y reinserción social. Si no, va perpetuando e
intensifica los códigos violentos y de poder, desigualdades, estigmas y
marginación. Esto deja la incógnita de pensar si, ¿Por qué el Estado y los
diversos gobiernos no han hecho cambios importantes al respecto?,
¿Realmente al sistema dominante y a las elites de nuestro país, les conviene
que existan “delincuentes”, personas oprimidas y vulneradas en las clases
bajas en pos de seguir perpetuando el poder y las desigualdades sociales?

La realidad carcelaria constituye por tanto la consecuencia última de la línea de


la pobreza y la exclusión, ya que es en este lugar donde terminan los individuos
que excluyó, vulneró y marginó la sociedad ya previamente, a los que nunca
las políticas y intervención social trastocó ya sea por su inexistencia o su
ineficacia frente a la problemática. El daño social producido en los internos se
basa principalmente, en la deshumanización del individuo, lo que sigue
reforzando la “conducta desviada” de la persona y perpetuándola
sistemáticamente en muchos casos.

Para finalizar y considerando la propia percepción de las personas


entrevistadas sobre su proceso de privación de libertad (pre-durante-pos), es
posible aseverar que la violencia no se ejerce sólo al interior de los centros
penitenciarios, sino esta violencia tiene un carácter estructural para las
personas que pertenecen a los estratos más bajos de la sociedad y se expresa

119
en las condiciones económicas, sociales, culturales y políticas en que el
sistema mantiene a un sector importante de la población del país.

La represión y vulneración de los derechos más elementales, está dirigida


entonces a los marginados, renegados y violentados de nuestra sociedad, es
una acción dirigida a neutralizar a quien es socialmente “peligroso” para la
norma social ya establecida, a quien se le quiere neutralizar una conducta
anómica para forjar una nueva conducta, pero que esta nueva conducta sea
funcional a nuestro sistema, sistema que hasta ahora cíclicamente sigue
perpetuando las injusticias sociales y violación constante a los derechos
humanos integros de las personas.

120
HALLAZGOS DE LA INVESTIGACIÓN

Durante el transcurso del presente estudio, se lograron descubrir e identificar


distintos procesos y dinámicas que no se tenían en cuenta, ni se encontraban
en un comienzo reveladas por parte del conocimiento teórico y empírico
disponible por las tesistas, los que responden al funcionamiento particular de la
realidad de la cárcel donde se realizó el presente estudio, las cuales ponen
énfasis especialmente en el sistema sub-cultural que se produce en el contexto
intrapenitenciario.

En el proceso de inserción y exploración de funcionamiento de la prisión, se


develó como primera instancia la reproducción de la organización y estructura
jerárquica del sistema social del medio exterior, al interior del espacio
carcelario. Es decir, esto se identifica desde la clasificación que tiene el sujeto
al entrar a la prisión, donde el reo es medido según su nivel delictual. Y luego,
estos son agrupados según tal medición, por tanto, aquellos con mayor
experiencia delictual residen juntos y así mismo los con menos grado delictual,
se agrupan en otra dependencia. Es así, como también existe una segunda
clasificación y estructura de convivencia en la organización social, que no está
normada por las reglas y/o normas de la institución, sino más bien que
responde al proceso sub-cultural, donde se agrupan a los sujetos según las
redes con las que cuente éste al interior del penal o según la comuna de
residencia de la que proviene. Es así, como dentro del propio recinto, se va
generando la propia organización de este, pero, en base a la desigualdad que
se logra identificar, de igual forma en el exterior, es decir, aquellos más
poderosos (desde el contexto de la subcultura delictual) se encuentran en un
mejor dependencia, habituados con mejores condiciones físicas- sanitarias y
humanas y por tanto son quienes dominan el espacio carcelario. Aquellos con
menos poder, se encuentran en desventajosas dependencias y condiciones, y
por tanto, son los que cumplen la condición de ser oprimidos. Pero, como se
mencionó anteriormente, al replicar las mismas dinámicas del exterior, en este
contexto carcelario, también se logra identificar que aquellos que tienen menos
poder y autoridad, pueden generar lazos de dependencia, ayuda y servicios

121
que aquellos que tiene mayor dominio dentro del encarcelamiento, para poder
convivir en mejores condiciones tanto, físicas como sociales, ya que también se
encuentran resguardados por el reo poderoso.

Es preciso mencionar que de manera particular en el Centro Preventivo


Santiago Sur (Ex penitenciaria), la distribución de las dependencias se generan
por las características de cada sujeto, distribuyéndose como primera instancia
por el grado delictual de cada reo, también se cataloga por su orientación
sexual, edad, inclinación religiosa, perfil de delito, condición social que tenía el
sujeto en el exterior, profesión, entre otros. Esto va generando dependencias
con mayores privilegios y condiciones durante el transcurso del
encarcelamiento.

A modo de ejemplo, dentro del recinto penitenciario existen las dependencia


denominadas “galerías”, (también conocida como “población penal”),
organizadas por territorio, la cual agrupa a sujetos que afuera del recinto penal
pertenecían a la misma comuna o algunas pertenecientes a la comuna
Santiago, lo que fortalece la dependencia, por su conexión fuera del recinto. Y
las disgregadas, la cual alberga distintos tipos de sujetos, lo que dificulta la
interacción de lo sujetos, ya que al no tener un lazo desde el exterior, se
generan conflictos de poder y dominación del espacio.

En el lugar de las “galerías”, se ubica el preso en peores condiciones


sanitarias, reos reincidentes, con mayor grado y experiencia delictual, es en
este espacio donde los sujetos se encuentran con mayor riesgo vital, por las
constantes peleas, riñas, la existencia de mayor acceso a la venta de droga,
alcohol, impedimento para poder acceder a beneficios pro-sociales, como
actividades laborales, educacionales, psicosociales, terapéuticas, etc. No
olvidando, que a pesar de ser una galería (representada por las comunas con
mayor vulnerabilidad, marginación y estigmatización también en el medio
libre), dentro de aquellas también existen mejores condiciones para los sujetos
privilegiados, ya sea por su poder y dominio delictual- económico o por su
condición religiosa, al cumplir la función de jefe del pueblo evangélico, pseudo
“pastor”.

122
Por consiguiente, también existen las dependencia denominadas “calles”, las
cuales son espacios con mayor resguardo para el interno, más exigentes en las
normas y deberes de la institución, mejores condiciones para vivir y mayor
acceso a beneficios intrapenitenciarios, ya que dentro de estas dependencias
se generan redes sociales para la reinserción de los sujetos, como por ejemplo
la existencia de talleres laborales, escuela, recursos tanto económicos como
humanos, mayor accesibilidad para atención y ayuda psicosocial.

A partir de este hallazgo, es que se pudo detectar otro factor que resulta muy
relevante y esencial ante las estratificación, marginación, organización social y
específicamente, el contexto fuertemente hostil, violento, desprotegido y
vulnerable, que se replica del exterior al interior del contexto intrapenitenciario,
este fue develado durante el proceso de investigación por parte de los propios
sujetos entrevistados, ya que desde un ámbito se logró identificar que frente a
la baja o casi nula participación comunitaria, que presentan los sujetos, como
expresión también de lo que ocurre a nivel general en la sociedad, los reos
buscan de manera innata y por necesidades humanas ante la vulnerabilidad de
encontrarse privados de libertad, fortalecer el tejido social- comunitario al
interior del recinto, a través de acciones y actividades de colaboración,
encuentros, organización y ayuda para y por ellos mismos.

Lo que finalmente, se vislumbra es que a pesar de ser uno de los espacios


más vulnerables, marginal y denigrante para el ser humano, los sujetos que se
encuentran conviviendo y cumpliendo una condena privativa de libertad,
identifican la necesidad e importancia de la organización comunitaria, en pos
de la resolución de sus necesidades, situaciones y/o problemáticas sociales, a
través y desde el propio empoderamiento y autogestión. Esto se ve reflejado en
la organización de diversas actividades, como por ejemplo, celebraciones
especiales, venta de insumos para reunir recursos por distinto motivos,
organización para el mejoramiento de las dependencias, colaboración en
actividades del exterior, como por ejemplo la Teletón. Entre otras actividades.

123
APORTES AL TRABAJO SOCIAL
La disciplina del trabajo social tiene una difícil labor en muchas de las
dimensiones de la realidad chilena, pero específicamente en los contextos
penitenciarios cerrados, como lo es el C.D.P Santiago Sur, que es un área del
trabajo social de características altamente complejas de tratar ya que se
desenvuelve en un contexto social adverso y hostil como lo es una cárcel.

Por consiguiente, es periódico ver hechos de violencia que atentan contra


todos los dispositivos desde donde desempeñan su labor los profesionales,
estando expuestos, al igual que los internos, a un estado de alerta
permanente frente a la exposición de su integridad física, pero más
enfáticamente, de la exposición de su estabilidad e integridad emocional.

Es recurrente que los efectos de la prisionización no solo afectan a los


reclusos, sino que también a la diversidad de funcionarios y equipos
multidisciplinarios, generando una sobre institucionalización, donde emergen
profesionales asistenciales, paternalistas y funcionales solo al sistema
penitenciario, perdiendo su calidad e identidad profesional junto a su labor
critica y empoderadora en pos del bien estar de las personas privadas de
libertad.

“El Trabajo Social es una disciplina que se ocupa de conocer las causas-
efectos de los problemas sociales y lograr que los humanos asuman una
acción organizada y autónoma, tanto preventiva como transformadora que los
supere. No es simplemente ejecutora de lo que otras disciplinas elaboran.
Interviene en situaciones concretas que muestran determinadas carencias,
investigando y co-participando activamente con los actores en un proceso de
cambio empoderador y transformador.”- (Kisnerman, 2005:50).

El primer desafío, por tanto subyace en reanalizar, generar una


recodificación, autocritica y autonomía de la disciplina, respecto al rol que
emerge bajo la lógica intra penitenciaria desde el Trabajo social. Se parte de la
base que el trabajo social genera relaciones humanas e intervenciones sociales
con personas con diversas y adversas historias de vida que se deben recoger,

124
internalizar y respetar, personas donde no se genera distinción por sus
circunstancias, reputación, religión, política, raza y/o cultura.

Esta autocritica del ejercicio profesional en las cárceles va desde su


concepción hasta el lenguaje utilizado, debe existir una autonomía y critica de
la disciplina. Se debe disociar el trabajo social del rol positivista que tiene el
sistema carcelario y/o funcionarios como medio de vigilancia y control. Los
trabajadores sociales deben ejercer su profesión, utilizar un lenguaje y relación
de ayuda siempre de manera dialéctica y democrática.

Históricamente el Trabajo social ha sido una disciplina altamente luchadora,


contestataria por los Derechos humanos del pueblo y la justicia social. Con el
tiempo y la irrupción violenta del sistema neo-liberal, estos principios han
decaído y el rol del trabajo social hoy en día esta en permanente crisis y
recodificación.

Por tanto se espera desde este estudio develar que existen personas privadas
de libertad que necesitan de trabajadores sociales que tengan tanto la
visualización del interno como persona con derechos, como las técnicas de
intervención social en relación a la ética y principios que respeten las
relaciones horizontales, empáticas y empoderadoras. Sin perder la calidad
como profesional, pero profesionales críticos del sistema imperante, y pro
activo en generar estrategias de cambio, en posicionar el trabajo social desde
la justicia social, desde la ética profesional en pos de los derechos humanos.

Si bien es cierto es difícil pensar en hacer cambios estructurales dentro de un


rígido sistema penitenciario, con historial de dispositivo más represivo que de
rehabilitación, es importante de igual forma crear espacios de cambios, del
actual rol profesional, buscando un mayor nivel de autonomía frente a la
lógica institucional penitenciaria, superando el carácter conformista actual ante
la cruda realidad que enfrentan los reclusos al interior del sistema penitenciario.

Se hace indispensable generar distintos paradigmas, con estrategias y


herramientas cooperativas que el trabajo social promueve, y que dada la
realidad compleja, entran en permanente tensión. Se aspira finalmente a que el

125
trabajo social sea capaz con su acción de dignificar al ser humano y promueva
que las políticas y programas sociales, lo hagan

Como segundo desafío dentro de la realidad carcelaria es validar a las


personas privadas de libertad como un sujeto integral, que como ya es sabido,
debe sufrir las precarias y deficientes condiciones de habitabilidad e integridad
que viven los internos en el contexto penitenciario, conformando su mundo
social cada vez más individualista, carente de emociones y despojado de sus
raíces, historia de vida e identidad social. Consiste en concebir al interno desde
su identidad contracultural, otorgando al profesional la oportunidad de
comprender integralmente el conjunto de factores incidentes en la
determinación de su conducta, logrando identificar pautas de intervención
significativas frente al proceso del interno.

Esto también permitiría romper con la lógica institucional de intentar


internalizar en los sujetos una identidad social estandarizada que no les
pertenece, desconocen y rechazan. Por lo tanto, a través de la indagación de la
realidad y los factores que lo han determinado, desde la perspectiva empírica
del interno y no desde nuestros “marcos referenciales”.

Subyace por tanto la necesidad desde el Trabajo social, que las


intervenciones en espacios altamente vulnerables sean reales intervenciones
integrales, que busquen como desafío en este caso “intrapenitenciario”, el
potenciar y generar un proceso de retroalimentación con los reclusos como
verdaderos actores sociales con identidad propia y subjetividades que no hay
que invalidar y de-construir . Un trabajo social que construya y facilite el óptimo
desarrollo humano con igualdad de oportunidades, que promueva resguardar la
integridad de las personas y que oriente las herramientas para empoderar
horizontal y democráticamente.

Como tercer desafío, Finalmente desde el trabajo social transformador, se


establece que lo empírico construye a la teoría y viceversa, es un ciclo
retroalimentario que construye realidades. El trabajo social como disciplina,
está en un estado altamente deficiente en el campo de la investigación
tendiente a generar nuevos conocimientos en este campo.. Los diversos

126
estudios teóricos ya son pretéritos y no se van actualizando a la realidad social
compleja de hoy en día.

Desde la sociología, antropología y psicología se está permanentemente


escribiendo sobre la prisionización, la cárcel y todo su contexto e influencia
política, social y económica. Si el trabajo social no estudiamos la realidad, si
no investiga, no se crea teoría para la transformación social. ¿Cómo
construimos cambios sociales reales? cuando el campo teórico desde el trabajo
social esta en crisis de estancamiento, generando como consecuencia un gran
debilitamiento para generar una praxis propia en pos del bienestar integral de
los individuos, grupo y comunidades en riesgo y vulnerabilidad social, como lo
son en este sentido las personas privadas de libertad del C.D.P Santiago sur.

127
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131
ANEXOS

I.- Matriz operacional de la variable: Percepción.

Definición Definición Dimensiones Subdimencion Indicadores Ítems


conceptual operacional es
Reconocimie Momentos ¿Cómo era
“Proceso “Conjunto de nto, del proceso tu vida
cognitivo de la procesos co- interpretació delictual: cotidiana,
conciencia, que construidos n y antes de
consiste en el desde lo significación -Pre- estar privado
reconocimiento, cognitivo, en: Representaci privación de libertad?
interpretación y social y ón de si de libertad (Trabajo,
significación para sensorial, a lo mismos y de familia,
la elaboración de largo de la su fututo al salud,
juicios en torno a vida de los Ámbito estar amigos,
las sensaciones sujetos, que personal privados de barrio).
obtenidas del le permiten el libertad.
ambiente físico y reconocimien ¿Cómo te
social, el que to, sentías
también interpretación emocionalm
intervienen otros y ente antes
procesos significación de entrar a
psíquicos, como en el ámbito la cárcel?.
el aprendizaje, personal, -Durante la
memoria y familiar-social privación de ¿Crees que
simbolización”.L. e institucional libertad merecías
Vargas (1994): en la estar
48. experiencia encerrado
de en la cárcel?
encarcelamie
nto”. ¿Te sientes
responsable
de estar
privado de
-Post
libertad?
privación de
libertad ¿Qué es lo
que más
extrañas de
la vida en
libertad?
-Tiempo de
condena y
tipo delito. ¿Cómo has
vivido el
proceso
durante la
privación de
tu libertad?

132
¿Qué es lo
más duro y
negativo que
-Motivación te ha tocado
del delito. vivir en la
cárcel?

¿Qué es lo
más positivo
y/o
significativo
que te ha
tocado
experimenta
r en este
proceso?

¿Cómo te
ves a futuro?
Ámbito Red familiar y -Pareja- ¿Tienes
familiar- social algúnproyect
Cónyuge. o de vida?
social. inmediata. -Hijos. ¿Crees que
la privación
de tu
libertad,
influye para
el cambio de
las
conductas
delictivas?

¿Estas de
acuerdo con
el tiempo de
Red de condena que
Familia
socialización secundaria: te
primaria: adjudicaron?
- Padres,
¿Como
hermanos,
piensas
primos,
afrontar
abuelos.
cotidianame
-Amigos,
nte, este
persona
determinado
significativa
tiempo de
cercana.
condena?
¿Por qué
tipo de delito
quedaste
privado de

133
libertad?
¿Te sientes
representad
o por el tipo
Ámbito de delito que
comunitario: cometiste?.
-Barrio
-Grupos ¿Cuál fue la
deportivos principal
-Colectivos motivación
-Juntas de que te llevo
vecinos a cometer el
-Grupo delito?
religioso
Red de -Ámbito ¿Volverías a
sociabilizació recreativo cometer este
n secundaria: cultural. este delito?

¿Tienes
pareja o
cónyuge?
Si tienes,
¿Cómo has
construido tu
Ámbito relación, por
Laboral y/o el hecho de
de estudios. -Estudio estar en la
-Trabajo cárcel?
¿Tienes
hijos?
Si tienes,
¿Cómo era
tu rol de
padre antes
Relaciones de la
entre reos de -Individual- privación de
tipo: estrecha.
libertad?
-Hostil-
¿Cómo es
violenta.
hoy tu rol de
-
padre y la
Cooperativa
relación con
- empática.
tus hijos?
-Roles de
¿De que
jerarquía
forma influyo
intra-
a tu familia

134
Ámbito penitenciari el hecho que
institucional a de los estés
reos. privado de
-Roles de libertad?
fraternidad,
compañeris
mo y ¿Mantienes
empatía una relación
entre reos. con otros
Relaciones familiares,
con los otros amigos o
reos, equipos personas
multidisciplin significativas
arios y en tu vida?
Gendarmería
.

Relaciones
institucionale
s: Antes de la
-Área privación de
Psicológica tu libertad:
-Área ¿Qué tipo
Medicinal relación
-Área social mantenías
con tu
barrio?

¿Crees que
tenías una
alta o baja
participación
comunitaria?

¿Pertenecía
s algún
grupo o club
deportivo?
¿Participaba
s en las

135
juntas de
vecino de tu
barrio?
Distintivo ¿Eras activo
Gendarmerí algún grupo
a: religioso?
Planta 1: ¿Eres activo
Oficiales algún grupo
Penitenciari religioso?
os ¿Pertenecía
Planta 2: s alguna
Sub- agrupación o
oficiales y colectivo en
gendarme. el ámbito
Planta 3: cultural,
Personal música o
no arte?
uniformado;
Directivos,
profesionale
s, técnicos y
administrati
vos.
¿Que nivel
de estudios
tenias antes
de la
privación de
libertad?
¿Qué nivel
de estudios
tienes
actualmente
?
¿Que oficio
o trabajo
tenias?
¿Mantienes
actualmente
algún oficio
o trabajo?

¿Qué tipo de
relación
crees que
has
construido
en la cárcel
con tus

136
compañeros
?
¿Crees que
es
importante
tener
interacción
con tus
compañeros
?
¿Has visto
que existe
jerarquía
entre tus
compañeros
?
¿Tienes
algún tipo de
relación
significativa,
fraterna y de
compañeris
mo?
¿Tienes
algún tipo de
relación,
estrecha,
negativa y
violenta?
¿Cuál es el
rol que crees
que cumples
en la cárcel?
¿Cómo
crees que
perciben
este rol tus
compañeros
?
¿Piensas
que las
relaciones
construidas
que hiciste
las
mantendrás
cuando
salgas en
libertad?

137
¿Cómo ves
la relación
entre el área
de
profesionale
s de la
cárcel y los
reos?

¿Crees que
debería
haber más
profesionale
s?

¿Has
mantenido
alguna
interacción
con el área y
profesionale
s de;
medicina,
psicología,
social?

¿Cómo
catalogas
esa
interacción
que has
tenido?

¿Piensas
que su labor
ha sido
eficiente,
empática y
respetuosa
138
en la cárcel?

¿Cómo ves
la relación
de los
distintos
actores de
Gendarmerí
a con tus
compañeros
?

¿Cómo es tu
relación con
los de
Gendarmerí
a?

¿Qué
aspecto
positivo o
significativo
ves en
gendarmería
?

¿Qué
aspecto
negativo ves
en
gendarmería
?

¿Qué crees
que debería
cambiar a
nivel
personal o
institucional
Gendarmerí
a?.

139
140
2) Objetivos Estratégicos Gendarmería de Chile. Ministerio de Justicia y DD.HH 2016.

141
3) Boletín
Estadístico:
Gendarmería de
Chile, 2016.

142
143
144

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