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Realismo

El realismo es la corriente artística y literaria que surge en Francia a mediados del siglo XIX.
Aunque antes de esa fecha ya existían representaciones de la realidad y de la vida, no fue
hasta ese momento que se adoptó el término para referirse a un movimiento artístico basado
en la representación fidedigna de la realidad y de la vida cotidiana.

Sin embargo, el concepto realismo abarca un sentido más amplio. Realismo también es la
predisposición a exponer las cosas sin idealizarlas.

Asimismo, el término realismo ha formado parte de diferentes disciplinas a lo largo de la


historia, como la filosofía o la política, y otras manifestaciones artísticas posteriores como el
cine.

Conozcamos cuales son características principales del realismo del siglo XIX (pintura y
literatura), así como sus principales representantes y, por otro lado, el realismo en otras
disciplinas.

Realismo en el arte

Qué es la Pintura realista

Surge como reacción a la pintura romántica. En un contexto de industrialización, el artista


toma conciencia de las consecuencias de la misma y asume y denuncia los problemas sociales
derivados a través de sus obras. El arte es un “medio” para denunciar la realidad.

Realismo literario

El realismo también se manifestó en la literatura que surge en Francia durante la segunda


mitad del siglo XIX. Podría afirmarse que el realismo literario emerge como una forma de
ruptura con el romanticismo: la representación de la realidad frente al sentimentalismo y a la
evasión. Las características principales del realismo literario son:

Fidelidad temática de las obras con la realidad.

Oposición a la literatura fantástica.

Denuncia y crítica sobre los problemas sociales del momento.

La observación de la realidad es un pilar fundamental para describir conflictos y trasladarlos al


lector de forma minuciosa.

La novela se convierte en el género por excelencia durante este periodo.

Stendhal (1783-1842), Honoré Balzac (1799-1850) y Gustave Flaubert (1821-1880) fueron los
mayores exponentes del realismo literario francés.

Otros autores destacados del realismo literario fueron: Charles Dickens (1812-1870) en
Inglaterra, Benito Pérez Galdós (1843-1920) en España o Fiódor Dostoievski (1821-1881) en
Rusia.
Realismo en la filosofía

Es la corriente filosófica que se plantea cuestiones relativas a qué es la existencia y cómo esta
es percibida por el ser humano.

En filosofía moderna, este pensamiento manifiesta que los objetos percibidos a través de los
sentidos como, por ejemplo, mesas y sillas, poseen una existencia independiente del propio
ser percibido.

Esta corriente se opone al idealismo de Kant o Berkeley. Algunos de sus representantes fueron:
Aristóteles, San Anselmo de Canterbury o Santo Tomás de Aquino.

Realismo en el cine

Aunque el séptimo arte nace a finales del siglo XIX, a lo largo del siglo XX el cine también ha
bebido de la corriente artística del realismo. Algunos movimientos cinematográficos han
tratado de “dibujar” la realidad de manera objetiva haciendo uso de la técnica y de la narrativa
del medio.

Así destacaron, por un lado, el realismo poético francés durante los años 30 y, por otro lado, el
neorrealismo italiano a mediados de los años 40.

Realismo poético francés

El realismo poético es la tendencia cinematográfica surgida en Francia durante los años 30, en
el periodo de entreguerras con fuerte influencia de la literatura naturalista francesa del siglo
XIX (Emile Zola, Balzac...) y las vanguardias cinematográficas de la década anterior,
especialmente de la corriente expresionista.

El término “realismo poético” fue acuñado por el historiador cinematográfico Georges Sadoul.
Sus características principales fueron:

Protagonistas sumidos en situaciones marginales que se enfrentan a un destino trágico.

Ambiente suburbial, sombrío y pesimista (calles empedradas, bruma, oscuridad…)

Historias contextualizadas en Francia, especialmente en París.

La mayoría de películas son filmadas en estudios, sin embargo pretenden representar la


realidad y “poetizarla”.

El cine es visto como un medio para expresar los miedos y temores del momento. Todo ello se
refleja, especialmente, a través de la estética fotográfica empleada.

Los principales representantes de esta corriente estética cinematográfica fueron: Marcel


Carné, Julien Duvivier, Jean Grémillon o Jean Renoir, entre otros.

Neorrealismo italiano

El neorrealismo es otra corriente estética surgida en Italia durante los años 40 del siglo XX que
pretende mostrar la sociedad de posguerra y la vida cotidiana de las personas.

Asimismo, este movimiento procura quitar los “artificios” del medio cinematográfico y, para
ello, rechaza la simulación de entornos en la puesta en escena y utiliza actores no
profesionales y anónimos. Este movimiento ha tenido una fuerte influencia en el cine
posterior. Sus rasgos estéticos más destacados son:

Producciones parcas de presupuesto.

Cine comprometido con la vida cotidiana y la sociedad italiana de posguerra. Pretende ser un
medio de denuncia y protesta de las condiciones de los más desfavorecidos, especialmente la
de mujeres y niños.

Rodaje en exteriores. Ausencia de decorados, los emplazamientos de rodaje son lugares


reales: calles, plazas…

Importancia del diálogo frente a la estética fotográfica.

Los actores son gente corriente, procedentes de grupos marginales. No son “estrellas”
cinematográficas del momento.

Los temas más recurridos son: la precariedad laboral, el paro, las situaciones cotidianas, la
situación de la mujer y los niños en la sociedad…

Los mayores representantes del neorrealismo fueron: Roberto Rossellini (Roma, ciudad
abierta, 1945) Vittorio de Sica (Ladrón de bicicletas, 1948) y Luchino Visconti (La tierra tiembla,
1948).

Contexto histórico del realismo

El siglo XIX estuvo marcado por graves tensiones sociales y políticas y por transformaciones en
diferentes aspectos. Asimismo tiene lugar la sociedad de clases en la que la burguesía logra la
hegemonía.

Entretanto se produce un desarrollo industrial y el aumento demográfico, especialmente en las


grandes ciudades, donde la pobreza, la desigualdad social y la precariedad laboral están a la
orden del día. En este contexto social y en pleno ocaso del romanticismo, los artistas del
realismo buscan plasmar en sus obras la realidad del momento y hacer una crítica.

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