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La extradición es el acto por el cual un Estado entrega un individuo a otro Estado que
lo reclama, con el objeto de someterlo a juicio penal o a la ejecución de una pena
(Jiménez de Asúa). Si bien se trata de una práctica con antecedentes remotos, recién
se generaliza entre los estados europeos en el siglo XVIII.
Podestá Costa y Ruda la definen como “el procedimiento en virtud del cual un Estado
entrega determinada persona a otro Estado que la requiere para someterla a su
jurisdicción penal a causa de un delito de carácter común por el que se ha iniciado
proceso formal o le han dispuesto condena definitiva”.
La Corte Suprema de Justicia (en causa Liendo Arriaga[1]) dijo que la extradición se
basa en la obligación de los Estados de prestarse mutua ayuda para la represión del
delito (considerando 7°). Raúl A. Ramayo recuerda que en la opinión del máximo
intérprete constitucional es también entendida como un acto de asistencia jurídica
internacional, cuyo fundamento radica en el interés común a todos los Estados de que
los delincuentes sean juzgados y eventualmente castigados por el país a cuya
jurisdicción corresponde el conocimiento de los respectivos hechos delictuosos.
Este concepto de nuestro más Alto Tribunal nos define la naturaleza jurídica del
instituto: es un acto de cooperación internacional. Fontán Balestra sostenía que el
principio fundamental que lo regía era el de “reciprocidad internacional” y que era el
que le confería naturaleza jurídica.
El primer escalón en cuanto al imperio normativo sobre la materia estaba ocupado por
los Tratados Internacionales (Bilaterales o Multilaterales) que se firmen por parte de
nuestro país. En consecuencia, operaban como ley suprema aún cuando no
concordaran sus soluciones con principios de la ley nacional o derecho interno (Ej.:
Tratado de Montevideo de 1889, con Uruguay, y las previsiones del C.P.M.P. -el
primero prevé la extradición sin más del nacional argentino al fijar en su art. 20 que la
nacionalidad del autor no altera el principio territorial y el segundo establecía una
opción a ejercitar por éste respecto de someterse o no a la justicia uruguaya-).
a) principio de especialidad
La Corte ha señalado que existiendo Tratados, los recaudos que ellos exigen para la
procedencia del pedido de extradición excluyen la posibilidad de que los Estados
signatarios los soliciten por otras vías. Si no se cumplen las formalidades indicando la
fuente jurídica del pedido, debe rechazarse. De este modo, los requisitos funcionan
como GARANTIAS para las personas, de que sólo podrán ser entregadas bajo sus
condiciones. En la causa “Vázquez Castiñeiras” la Corte confirmó el rechazo de un
pedido de extradición formulado por Uruguay, en razón de no haberse acompañado el
testimonio de la legislación penal aplicable[6].
1.b. Si no hay tratado, se impone el tratamiento de la solicitud con basamento en el
“principio de reciprocidad”: es de carácter político, estando la decisión en manos del
P.E.N. con previo dictamen del Procurador General de la Nación, realizándose el
trámite por vía de la Cancillería.
2.a. En el primer aspecto, el hecho por el que se solicita ha de ser delito para ambos
Estados y debe tratarse de un delito común, no político (la Ley 1612, en su art. 3º inc.
2º excluía también a los delitos conexos con delito político). Las excepciones estaban
dadas por: 1) la denominada “cláusula del atentado” (también llamada CLAUSULA
BELGA), que son los casos de atentado contra la vida de un jefe de Estado o miembro
de su familia, que no es considerado delito político; y 2) los denominados “delitos
antisociales”, que es el caso del terrorismo, porque recurren a estas prácticas
atentando contra toda una organización social que no se ajusta a sus pautas y no
contra un fenómeno político particular y localizado. La Corte ha señalado que no
revisten el carácter de “políticos” los hechos particularmente graves y odiosos por su
bárbara naturaleza (causa Revello, 1993, reiterado en causa G.G., 1996, con una
conducta genocida).-
2.b. En el segundo aspecto, debe verificarse: 1) que la pena aplicada sea la que
efectivamente corresponde; 2) que no esté prescripta ni la acción ni la pena (hay
excepciones como el delito de genocidio, que es imprescriptible[7]); 3) que la orden de
detención o sentencia emanen de tribunal competente.-
3.a. El solicitado no debe estar procesado o haberlo sido por el mismo delito que basa
la petición del Estado requirente (garantía del ne bis in idem).
3.b. Conforme la Ley 1612 no había extradición pasiva de ciudadano nacional, lo que
fue mantenido en el C.P.M.P. (Ley 2372) como principio general que podía ser
renunciado por el nacional o ejercer opción de ser juzgado por tribunal local por el
hecho base de la solicitud de extradición.
Volviendo a la ley 24767, está dividida en seis (6) partes, muchas de ellas a su vez
subdivididas en títulos y capítulos:
Fija como pauta general en su art. 1º que nuestro país prestará a cualquier Estado que
lo solicite la más amplia ayuda relacionada con la investigación, juzgamiento y
punición de delitos que correspondan a la jurisdicción de aquél, estableciendo que las
autoridades intervinientes deben actuar con la mayor diligencia y celeridad en la
tramitación requerida para no desnaturalizar la ayuda.-
De existir, los tratados siguen siendo ley suprema (cf. art. 2º), pero las normas de esta
ley servirán para interpretarlos y regirán en todo lo no reglado en aquéllos. Se
consagra así un nuevo supuesto de analogía legis, similar al art. 4 del Código Penal.
Asimismo, cuando no haya tratado, se seguirá subordinando la ayuda al principio de
reciprocidad (cf. art. 3º), que deberá existir o ser ofrecido por el requirente.
La competencia del requirente respecto del delito que genera la solicitud de ayuda se
determina por su propia legislación y se puede brindar ayuda incluso respecto de delito
sobre los que también concurriera jurisdicción argentina, aunque de consistir
precisamente en una extradición se condicionará según lo dispuesto en el art. 23 (cf.
art. 5).-
a) el hecho debe ser delito para ambos Estados, si se trata de leyes penales en blanco
se entenderá satisfecho el requisito con esta incriminación aún cuando difieran las
leyes extrapenales que completen la descripción de la acción punible.-
c) si se trata de más de un delito, al menos uno de ellos debe cumplir con el requisito
anterior para que pueda concederse por los restantes.-
d) si se trata de solicitud para cumplimiento de pena, debe al momento del pedido
restar al menos un año de privación de libertad a cumplir.-
La extradición NO procederá:
a) por delito político. Este ha sido siempre un concepto “poroso”, de difícil e imprecisa
delimitación. La ley permite construirlo a partir de premisas negativas. Así, no se
consideran delitos políticos:
a.5. los delitos que atenten contra la seguridad de la aviación o la navegación civil o
comercial.
a.7. los delitos respecto de los cuales nuestro país hubiera asumido una obligación
convencional internacional de extraditar o enjuiciar. Por ej., la Convención de Viena de
1988 (ONU) contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas (Ley
24.072).
c) cuando el proceso que la motiva fuere tramitado por comisión especial violando el
art. 18 C.N. (garantía del juez natural).
e) cuando medien motivos fundados para suponer que el requerido sería sometido a
tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.
i) cuando la persona reclamada ya hubiese sido juzgada aquí o en cualquier otro país
por ese mismo hecho (regla del ne bis in idem).
En cuanto al TRAMITE, hay una fase administrativa y una fase judicial. En la primera
hay un control de cumplimiento de requisitos formales por parte del Ministerio de
Relaciones Exteriores, que le dará curso al pedido dirigiéndolo a sede judicial por
intermedio del Ministerio Público Fiscal cuando aquellos sean verificados, o efectuará
el rechazo “in límine” mediante decreto cuando no se cumpla con ellos. Según
Ramayo, refiriéndose a los problemas de rebeldía y contumacia, por el juego de los
arts. 11 inc. d), 14 inc. b), 21 y 22, es el PEN por medio del Ministerio de Relaciones
Exteriores el que dictamina de inicio sobre la admisibilidad FORMAL o por el rechazo
mediante decreto si el dictamen es negativo. No se entra en detalle en este aspecto
pues resulta más propio del derecho procesal penal que del derecho de fondo, pero
baste tener presente que en principio la competencia es federal y que el trámite a
seguir es el del juicio correccional con recurso ordinario ante la C.S.J.N., no
previéndose excarcelación ni eximisión de prisión.-
a) cuando haya sido solicitado formalmente por una autoridad del país interesado;
Desde que se comunique al Estado requirente el arresto provisorio, este tendrá treinta
(30) días corridos, prorrogables por diez (10) más para presentar el pedido FORMAL
de extradición. En caso contrario, cesará el arresto provisorio.
Este sistema implica, como afirma Piombo, un cambio profundo: cualquier país,
aunque no se halle ligado a la Rep. Argentina por tratado de extradición, se encuentra
habilitado para requerir el arresto preventivo del extraditable y que dicha privación de
libertad se efectivice en base a las simples solicitudes genéricas insertas en los
boletines de Interpol.
La llamada “Extradición EN TRANSITO”, está reglada en los arts. 57 a 61. Este caso
se concreta cuando en cumplimiento de una extradición concedida por otro país, la
persona extraditada deba transitar por nuestro país. Si el medio de transporte fuera
aéreo sólo será necesaria cuando hubiese escala prevista. La autorización será
concedida por el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.-
Para hacerlo, el juez de la causa librará una orden de detención que deberá contener:
c) los motivos por los que se sospecha que la persona requerida habría tomado parte
en el delito.-