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I.

Introducción: concepto y clasificación

La extradición es el acto por el cual un Estado entrega un individuo a otro Estado que
lo reclama, con el objeto de someterlo a juicio penal o a la ejecución de una pena
(Jiménez de Asúa). Si bien se trata de una práctica con antecedentes remotos, recién
se generaliza entre los estados europeos en el siglo XVIII.

Podestá Costa y Ruda la definen como “el procedimiento en virtud del cual un Estado
entrega determinada persona a otro Estado que la requiere para someterla a su
jurisdicción penal a causa de un delito de carácter común por el que se ha iniciado
proceso formal o le han dispuesto condena definitiva”.

La Corte Suprema de Justicia (en causa Liendo Arriaga[1]) dijo que la extradición se
basa en la obligación de los Estados de prestarse mutua ayuda para la represión del
delito (considerando 7°). Raúl A. Ramayo recuerda que en la opinión del máximo
intérprete constitucional es también entendida como un acto de asistencia jurídica
internacional, cuyo fundamento radica en el interés común a todos los Estados de que
los delincuentes sean juzgados y eventualmente castigados por el país a cuya
jurisdicción corresponde el conocimiento de los respectivos hechos delictuosos.

Este concepto de nuestro más Alto Tribunal nos define la naturaleza jurídica del
instituto: es un acto de cooperación internacional. Fontán Balestra sostenía que el
principio fundamental que lo regía era el de “reciprocidad internacional” y que era el
que le confería naturaleza jurídica.

Suele distinguirse entre extradición activa y pasiva, lo que constituye su clasificación


tradicional. La extradición será ACTIVA desde el punto de vista del Estado que
demanda y será PASIVA desde la perspectiva del Estado que entrega. También se
habla de extradición “voluntaria”, “en tránsito” y “re-extradición” o “concurso de
extradiciones”.

El profesor Piombo[2] ha resaltado la confluencia de nuevos fenómenos gravitantes en


el ámbito de la cooperación internacional penal, que hacen al interés actual del tema
desde el punto de vista internacional:

1) Universalización: se superó el esquema de confrontación bipolar (capitalismo-


socialismo) en el que eran muy raras las extradiciones entre países de distintos
bloques.

2) Trasnacionalización: el tribunal internacional establecido por el Consejo de


Seguridad de Naciones Unidas en la ex-Yugoslavia desde 1991, despachó órdenes de
captura y obtuvo extradiciones de presuntos criminales de guerra, lo que implicó por 1°
vez una revisión de la tesis clásica que concibe la relación extraditoria como
interestatal.

3) Expansión normativa: se ha registrado un considerable aumento de la red de


compromisos de extradición (expansión normativa formal) y, además, ha aumentado la
cantidad de delitos considerados extraditables (expansión normativa material).

4) Explosión cuantitativa: de extradiciones por la masiva facilitación de las


comunicaciones, así como el aumento de la criminalidad itinerante.
5) Incidencia en las relaciones internacionales: pedidos de extradición se han
transformado en motor de conflictos colectivos de alcance continental y hasta mundial
(caso Álvarez Machain, 1992, USA-Méjico[3]).

6) Politización: conectado a lo anterior, se ha acentuado la irrupción de valoraciones


de orden político en las decisiones sobre extradición (ej., art. 36, nueva Ley 24.767).

7) Absorción del impacto tecnológico: el procedimiento extraditorio también se


encuentra ante el problema de asimilar el impacto de la “revolución electrónica” en las
telecomunicaciones (superación del documento en papel y aceleración de diligencias
por comunicación entre computadoras).

8) Tendencia a la uniformidad: en la plasmación de soluciones ante problemáticas


análogas.

9) Reinserción de los derechos humanos.

II. Aspectos generales previos a la Ley 24.767[4]

Pirámide Normativa (antes de la Ley 24767)

1) TRATADOS BILATERALES O MULTILATERALES

2) LEY DE EXTRADICION N° 1612

3) CODIGO DE PROCEDIMIENTOS EN MATERIA PENAL DE LA NACION (Ley N°


2372)

El primer escalón en cuanto al imperio normativo sobre la materia estaba ocupado por
los Tratados Internacionales (Bilaterales o Multilaterales) que se firmen por parte de
nuestro país. En consecuencia, operaban como ley suprema aún cuando no
concordaran sus soluciones con principios de la ley nacional o derecho interno (Ej.:
Tratado de Montevideo de 1889, con Uruguay, y las previsiones del C.P.M.P. -el
primero prevé la extradición sin más del nacional argentino al fijar en su art. 20 que la
nacionalidad del autor no altera el principio territorial y el segundo establecía una
opción a ejercitar por éste respecto de someterse o no a la justicia uruguaya-).

En segundo lugar, se ubicaba la Ley 1612 (1885) y, en tercero, el Código de


Procedimientos en Materia Penal de la Nación (Ley 2372, de 1888, llamado “Código
Obarrio”), en sus arts. 646 a 674, que fue reemplazado por el C.P.P.N. (Ley 23.984,
llamado “Código Levene”) en 1992, que carecía de normas sobre el particular,
circunstancia que en aquel momento generó algunas discusiones sobre cómo debía
llenarse esta “laguna jurídica”. El carácter centenario de ambos instrumentos habla por
sí solo de su obsolescencia y hoy han sido derogados por el art. 123 de la Ley
24.767.-
Para Campos, siguiendo a Nuñez, este es un tema de neto corte procesal que gira
sobre cuatro premisas fundamentales:

a) principio de especialidad

b) encuadre de la conducta en algún tipo penal

c) no prescripción de la acción o la pena

d) resguardo de las normas constitucionales: en este rubro un problema habitual ha


sido el del juicio en ausencia o contumaz, respecto del que la tradicional jurisprudencia
de la C.S.J.N. entendió que importa una afectación a nuestro orden público y ha
requerido que se asegure la reapertura del proceso para escuchar al requerido, criterio
receptado en el vigente art. 11 inc. d), Ley 24.767, así como en los Tratados firmados
con España (Ley 23.708) y Australia (Ley 23.729). Algún matiz presenta la situación
del rebelde que se ausenta con posterioridad a ser oído, en este supuesto la CSJN en
causa “G.G.”[5] no lo ha encuadrado en la circunstancia anterior, aunque debe tenerse
presente que la rebeldía ha sido equiparada a la contumacia en el art. 14 inc. b) de la
Ley 24.767 al requerir las garantías del citado art. 11 inc. d).-

Tradicionalmente, con pretensión de mayor precisión, se sistematizaron las


condiciones para la procedencia del instituto, diciendo que ellas se vinculan a tres
parámetros:

1) LAS RELACIONES INTERNACIONALES ENTRE LOS ESTADOS

2) LA CALIDAD DEL HECHO Y SU PUNIBILIDAD

3) LAS RELATIVAS A LAS PERSONAS

1) Relaciones internacionales entre los Estados:

1.a. Puede mediar la existencia de tratados multilaterales (Conferencia Panamericana


de Montevideo de 1933, por ej.) o bilaterales (hoy tenemos en vigencia tratados de
extradición con USA, Bélgica, Italia, España, Países Bajos y Suiza, entre otros): en
estos casos se sigue el procedimiento judicial en ellos fijado y lo que existe es un
análisis formal de la documentación por parte de la Cancillería.

La Corte ha señalado que existiendo Tratados, los recaudos que ellos exigen para la
procedencia del pedido de extradición excluyen la posibilidad de que los Estados
signatarios los soliciten por otras vías. Si no se cumplen las formalidades indicando la
fuente jurídica del pedido, debe rechazarse. De este modo, los requisitos funcionan
como GARANTIAS para las personas, de que sólo podrán ser entregadas bajo sus
condiciones. En la causa “Vázquez Castiñeiras” la Corte confirmó el rechazo de un
pedido de extradición formulado por Uruguay, en razón de no haberse acompañado el
testimonio de la legislación penal aplicable[6].
1.b. Si no hay tratado, se impone el tratamiento de la solicitud con basamento en el
“principio de reciprocidad”: es de carácter político, estando la decisión en manos del
P.E.N. con previo dictamen del Procurador General de la Nación, realizándose el
trámite por vía de la Cancillería.

2) Calidad del hecho y su punibilidad:

2.a. En el primer aspecto, el hecho por el que se solicita ha de ser delito para ambos
Estados y debe tratarse de un delito común, no político (la Ley 1612, en su art. 3º inc.
2º excluía también a los delitos conexos con delito político). Las excepciones estaban
dadas por: 1) la denominada “cláusula del atentado” (también llamada CLAUSULA
BELGA), que son los casos de atentado contra la vida de un jefe de Estado o miembro
de su familia, que no es considerado delito político; y 2) los denominados “delitos
antisociales”, que es el caso del terrorismo, porque recurren a estas prácticas
atentando contra toda una organización social que no se ajusta a sus pautas y no
contra un fenómeno político particular y localizado. La Corte ha señalado que no
revisten el carácter de “políticos” los hechos particularmente graves y odiosos por su
bárbara naturaleza (causa Revello, 1993, reiterado en causa G.G., 1996, con una
conducta genocida).-

2.b. En el segundo aspecto, debe verificarse: 1) que la pena aplicada sea la que
efectivamente corresponde; 2) que no esté prescripta ni la acción ni la pena (hay
excepciones como el delito de genocidio, que es imprescriptible[7]); 3) que la orden de
detención o sentencia emanen de tribunal competente.-

3) Relativas a las personas:

3.a. El solicitado no debe estar procesado o haberlo sido por el mismo delito que basa
la petición del Estado requirente (garantía del ne bis in idem).

3.b. Conforme la Ley 1612 no había extradición pasiva de ciudadano nacional, lo que
fue mantenido en el C.P.M.P. (Ley 2372) como principio general que podía ser
renunciado por el nacional o ejercer opción de ser juzgado por tribunal local por el
hecho base de la solicitud de extradición.

III. El nuevo texto legal: Ley 24.767

Como su denominación denota (Ley de Cooperación Internacional en Materia Penal)


su objeto es mucho más amplio que el problema de la extradición, que es tan sólo uno
de los temas que aborda.

En cuanto a su tramitación parlamentaria, el informe en la Cámara de Diputados


presentado por Juan O. Gauna, mencionó como fundamentos del proyecto el
encontrarnos frente a leyes ya centenarias para regular la institución, la existencia de
nuevos procedimientos orales a los que adecuar el trámite y la sanción de nuevos
tratados como los celebrados con Australia, España, Italia, Méjico y Estados Unidos.
Por su parte, el informe en la Cámara de Senadores fue presentado por el senador
Quinzio y durante el debate, el senador Aguirre Lanari tildó de “anacrónicas” las leyes
hasta ese momento vigentes.

En lo atinente al marco regional, no puede soslayarse que hay un “Acuerdo sobre


extradición entre los estados partes del MERCOSUR y la República de Bolivia y la
República de Chile” y un “Acuerdo sobre Asistencia Jurídica Mutua en Asuntos
Penales entre los estados partes del MERCOSUR y la República de Bolivia y la
República de Chile”, del 10/12/01. Existe, asimismo, un “Protocolo de asistencia
jurídica mutua en asuntos penales del MERCOSUR” y un “Acuerdo sobre extradición
entre los estados partes del MERCOSUR”[8].

Volviendo a la ley 24767, está dividida en seis (6) partes, muchas de ellas a su vez
subdivididas en títulos y capítulos:

I) Disposiciones Generales: arts. 1 a 5

II) Extradición: arts. 6 a 66

III) Asistencia en la Investigación y Juzgamiento de Delitos: arts. 67 a 81

IV) Cumplimiento de Condenas: arts. 82 a 110[9]

V) Competencia: arts. 111 a 119

VI) Disposiciones transitorias y de forma: arts. 120 a 125

Fija como pauta general en su art. 1º que nuestro país prestará a cualquier Estado que
lo solicite la más amplia ayuda relacionada con la investigación, juzgamiento y
punición de delitos que correspondan a la jurisdicción de aquél, estableciendo que las
autoridades intervinientes deben actuar con la mayor diligencia y celeridad en la
tramitación requerida para no desnaturalizar la ayuda.-

Pirámide normativa vigente

1) TRATADOS INTERNACIONALES BILATERALES O MULTILATERALES

2) LEY DE COOPERACION INTERNACIONAL EN MATERIA PENAL

De existir, los tratados siguen siendo ley suprema (cf. art. 2º), pero las normas de esta
ley servirán para interpretarlos y regirán en todo lo no reglado en aquéllos. Se
consagra así un nuevo supuesto de analogía legis, similar al art. 4 del Código Penal.
Asimismo, cuando no haya tratado, se seguirá subordinando la ayuda al principio de
reciprocidad (cf. art. 3º), que deberá existir o ser ofrecido por el requirente.
La competencia del requirente respecto del delito que genera la solicitud de ayuda se
determina por su propia legislación y se puede brindar ayuda incluso respecto de delito
sobre los que también concurriera jurisdicción argentina, aunque de consistir
precisamente en una extradición se condicionará según lo dispuesto en el art. 23 (cf.
art. 5).-

Se sigue manteniendo el derecho de opción para el ciudadano argentino (si fuere


requerido de extradición para la realización de un proceso), para ser juzgado por los
tribunales argentinos y según la ley penal argentina, en cuyo caso la solicitud de
entrega será denegada. Esto, siempre que el Estado requirente preste conformidad
para ello, renunciando a su jurisdicción y remitiendo todos los antecedentes y pruebas
que permitan el juzgamiento, SALVO que sea aplicable al caso un tratado que obligue
la extradición de nacionales (art. 12). La calidad de nacional debe existir al momento
de la comisión del hecho y susbsistir al momento de la opción.

También se sigue manteniendo la vigencia del principio de especialidad: la persona


extraditada no podrá ser encausada, perseguida ni molestada, sin previa autorización
de Argentina, por hechos anteriores y distintos a los constitutivos del delito por el que
se concedió la extradición (art. 18). Si la calificación legal de éste fuere modificada
durante el proceso en el Estado requirente, la acción no podrá proseguirse si la nueva
calificación no hubiese permitido la extradición. Tampoco podrá reextraditarse a la
persona a otro Estado sin previa autorización de Argentina. Tales autorizaciones NO
serán necesarias:

a) si el extraditado renunciara libre y expresamente a esta inmunidad ante una


autoridad diplomática o consular argentina y con patrocinio letrado.

b) cuando el extraditado teniendo la posibilidad de hacerlo no abandona


voluntariamente el territorio del Estado requirente dentro de un plazo de treinta (30)
días corridos o cuando regresare voluntariamente a ese territorio después de haberlo
abandonado.

La llamada “Extradición PASIVA” se encuentra regulada en los arts. 6 a 56.

Las condiciones generales para que proceda son:

a) el hecho debe ser delito para ambos Estados, si se trata de leyes penales en blanco
se entenderá satisfecho el requisito con esta incriminación aún cuando difieran las
leyes extrapenales que completen la descripción de la acción punible.-

b) debe tener pena privativa de libertad, debiendo ser la semisuma de su mínimo y


máximo de al menos un (1) año. Esto importa, como resaltó Aguirre Lanari en el
debate en Senadores, que debe tratarse de delitos de cierta gravedad.-

c) si se trata de más de un delito, al menos uno de ellos debe cumplir con el requisito
anterior para que pueda concederse por los restantes.-
d) si se trata de solicitud para cumplimiento de pena, debe al momento del pedido
restar al menos un año de privación de libertad a cumplir.-

La extradición NO procederá:

a) por delito político. Este ha sido siempre un concepto “poroso”, de difícil e imprecisa
delimitación. La ley permite construirlo a partir de premisas negativas. Así, no se
consideran delitos políticos:

a.1. los crímenes de guerra y contra la humanidad.

a.2. los atentados contra la vida, la integridad corporal o la libertad de un jefe de


Estado o gobierno, o de un miembro de su familia (tradicional “cláusula del atentado o
belga”).

a.3. los atentados contra la vida, la integridad corporal o la libertad de personal


diplomático o de otras personas internacionalmente protegidas.

a.4. los atentados contra la vida, la integridad corporal o la libertad de la población o


del personal civil inocente no comprometido en la violencia generada por un conflicto
armado.

a.5. los delitos que atenten contra la seguridad de la aviación o la navegación civil o
comercial.

a.6. los actos de terrorismo.

a.7. los delitos respecto de los cuales nuestro país hubiera asumido una obligación
convencional internacional de extraditar o enjuiciar. Por ej., la Convención de Viena de
1988 (ONU) contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas (Ley
24.072).

b) por delito previsto exclusivamente por la ley penal militar.

c) cuando el proceso que la motiva fuere tramitado por comisión especial violando el
art. 18 C.N. (garantía del juez natural).

d) cuando el proceso que la motiva evidencie propósitos persecutorios por razón de


las opiniones políticas, la nacionalidad, la raza, el sexo o la religión de las personas
involucradas o hubiese motivos fundados para suponer que esas razones pueden
perjudicar el ejercicio del derecho de defensa en juicio.

e) cuando medien motivos fundados para suponer que el requerido sería sometido a
tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes.

f) por delito que tenga pena de muerte en el Estado requirente y no se dieren


seguridades de que no será aplicada.

g) cuando existan especiales razones de soberanía nacional, seguridad u orden


públicos u otros intereses esenciales para la Argentina, que tornen inconveniente el
acogimiento del pedido.
h) cuando la acción penal o la pena se hubiesen extinguido según la ley del Estado
requirente.

i) cuando la persona reclamada ya hubiese sido juzgada aquí o en cualquier otro país
por ese mismo hecho (regla del ne bis in idem).

j) cuando el reclamado sería considerado inimputable en razón de la edad para


nuestra ley si el delito se hubiera cometido aquí.

k) cuando la condena se hubiese dictado en rebeldía y el Estado requirente no


garantizase la reapertura del caso para oír al condenado, permitirle ejerza su derecho
de defensa y se dicte nueva sentencia.

l) cuando el Estado requirente no diere seguridades de que se computará el tiempo de


privación de libertad que demande la extradición como sufrido en el curso del proceso
que motivó el requerimiento.

En cuanto al TRAMITE, hay una fase administrativa y una fase judicial. En la primera
hay un control de cumplimiento de requisitos formales por parte del Ministerio de
Relaciones Exteriores, que le dará curso al pedido dirigiéndolo a sede judicial por
intermedio del Ministerio Público Fiscal cuando aquellos sean verificados, o efectuará
el rechazo “in límine” mediante decreto cuando no se cumpla con ellos. Según
Ramayo, refiriéndose a los problemas de rebeldía y contumacia, por el juego de los
arts. 11 inc. d), 14 inc. b), 21 y 22, es el PEN por medio del Ministerio de Relaciones
Exteriores el que dictamina de inicio sobre la admisibilidad FORMAL o por el rechazo
mediante decreto si el dictamen es negativo. No se entra en detalle en este aspecto
pues resulta más propio del derecho procesal penal que del derecho de fondo, pero
baste tener presente que en principio la competencia es federal y que el trámite a
seguir es el del juicio correccional con recurso ordinario ante la C.S.J.N., no
previéndose excarcelación ni eximisión de prisión.-

La extradición puede comprender no sólo al individuo sino también al secuestro de


objetos o documentos que estén en poder de la persona requerida y que sean:

a) Elementos probatorios del delito;

b) Instrumentos del delito o efectos provenientes de él (art. 40).-

Puede existir ARRESTO PROVISORIO de la persona reclamada, el que será


procedente:

a) cuando haya sido solicitado formalmente por una autoridad del país interesado;

b) cuando la persona pretenda entrar al país mientras es perseguida por la autoridad


de un país limitrofe;
c) cuando la persona fuese reclamada por un tribunal de un país extranjero mediante
avisos insertos en los boletines de la INTERPOL.

Desde que se comunique al Estado requirente el arresto provisorio, este tendrá treinta
(30) días corridos, prorrogables por diez (10) más para presentar el pedido FORMAL
de extradición. En caso contrario, cesará el arresto provisorio.

Este sistema implica, como afirma Piombo, un cambio profundo: cualquier país,
aunque no se halle ligado a la Rep. Argentina por tratado de extradición, se encuentra
habilitado para requerir el arresto preventivo del extraditable y que dicha privación de
libertad se efectivice en base a las simples solicitudes genéricas insertas en los
boletines de Interpol.

La llamada “Extradición EN TRANSITO”, está reglada en los arts. 57 a 61. Este caso
se concreta cuando en cumplimiento de una extradición concedida por otro país, la
persona extraditada deba transitar por nuestro país. Si el medio de transporte fuera
aéreo sólo será necesaria cuando hubiese escala prevista. La autorización será
concedida por el Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto.-

Finalmente, la denominada “Extradición ACTIVA”, a su vez, encuentra regulación en


las previsiones de los arts. 62 a 66. Indican que se requerirá la extradición de una
persona cuando prima facie fuere procedente conforme la ley del país donde se
encuentra el requerido. En los casos de tratado, regirá éste.

Para hacerlo, el juez de la causa librará una orden de detención que deberá contener:

a) una relación precisa de los hechos;

b) la calificación legal que correspondiere;

c) los motivos por los que se sospecha que la persona requerida habría tomado parte
en el delito.-

Los requerimientos serán remitidos al Ministerio de Relaciones Exteriores, el que antes


de darle curso dictaminará sobre su procedencia y solicitará se satisfagan los
requisitos pertinentes.-

Si la extradición es denegada en virtud de una causa que hace procedente el


juzgamiento del caso en el país requerido, el Poder Ejecutivo resolverá si admite ese
juzgamiento, debiendo en caso afirmativo, si lo solicitare aquél, remitirle copias del
expediente judicial que se hubiese tramitado y las pruebas colectadas.-

El tiempo de privación de libertad que demande el trámite de extradición será


computado en la forma prescripta por el art. 24 del C.P.[10].

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