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Créditos
Walezuca Segundo

AnaVelaM Mimi

cjuli2516zc Mona
Grisy Taty shanybelen 3
Guadalupe_hyuga VanillaSoft

Kath Walezuca Segundo

Lola'

Nanis

Carolinaa
Índice
Sinopsis _____________________________________________________ 4
Capítulo 1 ___________________________________________________ 6
Capítulo 2 __________________________________________________ 21
Capítulo 3 __________________________________________________ 28
Capítulo 4 __________________________________________________ 35
Capítulo 5 __________________________________________________ 37
4
Capítulo 6 __________________________________________________ 55
Capítulo 7 __________________________________________________ 70
Capítulo 8 __________________________________________________ 96
Capítulo 9 _________________________________________________ 121
Capítulo 10 ________________________________________________ 148
Capítulo 11 ________________________________________________ 175
Capítulo 12 ________________________________________________ 209
Capítulo 13 ________________________________________________ 226
Capítulo 14 ________________________________________________ 249
Sinopsis
**Termina con un final abierto.
es uno de los más prolíficos litigantes del país y
dirige un exitoso bufete de abogados. Sus prioridades son hacer crecer su
negocio, construir un legado y cuidar de su familia. Su vida estaba cerrada
para la gente fuera de su círculo hasta que un caso lo obliga a pedir ayuda
a una extraña. 5
sobresalió en la escuela de leyes, se le concedió una
pasantía con un juez de la Corte Suprema y luego abrió su propio despacho
de abogados. Le apasiona ayudar a las mujeres a superar los obstáculos
legales.
Capítulo 1
1993

B
OOM
BOOM
BOOM
Mi madre dejó caer el tenedor en su plato y me miró fijamente mientras 6
preguntaba:
—¿Quién es ese que golpea la puerta como la policía?
—No lo sé. —Me encogí de hombros.
Quienquiera que sea, golpeó con tal fuerza que la puerta tembló en sus
bisagras y las ventanas del frente de la casa se estremecieron.
Aunque acababa de cumplir diecinueve años, seguía viviendo con mi
madre, y siempre quiso que nosotros, mi hermana mayor Torrey y yo
cenáramos con ella en familia. Mamá no pedía mucho, así que tan a menudo
como podía si no trabajaba hasta tarde o salía con mis amigos, cenaba con
ella. Torrey también solía venir a cenar, pero llegaba tarde, así que
empezamos sin ella.
Acabábamos de sentarnos a comer cuando empezaron los golpes. Sabía
que no era ninguno de mis amigos porque mi madre me enseñó de niño que
nadie interrumpe la cena familiar. Varios de mis amigos aprendieron esa
lección de la manera más dura.
BOOM
BOOM
BOOM
Mi mamá agarró su servilleta de su regazo, la tiró sobre la mesa y saltó
de su asiento en la mesa del comedor. Rápidamente se dirigió a la puerta
principal y la abrió sin mirar por la mirilla. Un policía la empujó
inmediatamente a un lado mientras otros tres policías entraban
apresuradamente por la puerta principal.
Salté de mi silla para ir en ayuda de mi mamá cuando dos de los
oficiales me bloquearon el camino; uno se paró frente a mí y el otro se movió
para pararse detrás de mí.
—¿Qué está pasando? —gritó mi mamá mientras luchaba por liberarse
del antebrazo del oficial que la empujaba hacia la puerta.
—¿Samuel Valentine? —habló el policía que estaba frente a mí.
—¿Sí? —respondí mientras aún trataba de maniobrar alrededor de él
para llegar a mi mamá.
El policía que estaba detrás de mí me agarró por ambos brazos, tirando
de ellos detrás de mí y luego golpeó mi rostro primero en la mesa del
comedor.
—¡Qué demonios! —grité mientras me sujetaba agresivamente los 7
brazos detrás de mí.
Conocía esta posición. Me estaban arrestando.
—¡¿QUÉ LE ESTÁS HACIENDO A MI HIJO?! —lloró mi mamá.
—Está bajo arresto por asesinato —anunció el policía que estaba detrás
de mí.
—¿Asesinato?
—¡Asesinato! ¿De qué demonios estás hablando? —gruñó mi madre
aún incapaz de liberarse de las garras del oficial.
—¡Cállate! —escupió furioso el oficial con su antebrazo aún en el pecho
de ella.
—¡Sí, hombre, deja de gritarle a mi mamá de esa manera! —grité aún
clavado a la mesa.
El oficial que estaba detrás de mí me presionó más la espalda mientras
continuaba hablando. —Todo lo que diga puede y será usado en su contra
en un tribunal…
—¿Qué está pasando? —Torrey gritó mientras corría por la puerta
principal. Inmediatamente fue derribada al suelo por el tercer oficial en la
habitación.
—¡Oh, Dios mío! ¡Esa es mi hija! ¡Torrey! Ella no hizo nada —gritó mi
mamá.
—¡Sí, hombre, no tienes que tratarla así! —dije a través de los dientes
apretados. Mi corazón latía tan rápido que podía sentirlo en mis oídos. No
entendía lo que estaba pasando o por qué los policías nos trataban a mi
familia y a mí como si fuéramos criminales, pero no había mucho que
pudiera tomar. Intenté levantarme de la mesa. Cuando eso no funcionó, me
balanceé de lado a lado. Tenía que liberarme.
—¡Conocemos nuestros derechos! —gritó Torrey desde el suelo—. ¡No
pueden tratarnos así, cerdos racistas! ¡Están haciendo esto porque somos
negros! ¡Los negros también tienen derechos! Llamaré a las noticias tan
pronto como me levante de este piso para reportar otro caso de perfil racial
y brutalidad porcina. ¡Dónde están sus capuchas blancas, chiflados
linchadores!
El oficial que sostenía a Torrey sacó su arma y la apoyó en la parte
posterior de su cabeza.
—¡Cierra la maldita boca! 8
—¡Joder no! —grité aún intentando liberarme. Policía o no, nadie
apunta un arma a mi familia.
—Deja de resistirte —rugió el policía que me sostenía, luchando por
contenerme.
Luché hasta que me liberé de las garras del oficial y cargué a tope,
hacia el policía con la pistola en mi hermana. Me vio venir y movió su arma
de la parte posterior de la cabeza de Torrey y la apuntó hacia mí. No me
importaba su arma, todo lo que me importaba era la forma en que manejaba
a mi hermana, y eso estaba a punto de terminar. Me acerqué al policía, pero
me derribaron justo antes de ponerle las manos encima.
—Dile que se calme antes de que muera aquí —gritó un policía con su
rodilla en mi espalda.
—Samuel, cariño por favor. —Escuché a mi mamá gritar.
—Vamos a estar bien, El —gritó Torrey—. Por favor, cálmate.
Todos los policías en la habitación estaban trabajando juntos, tratando
de contenerme. Sentí rodillas, manos y bastones trabajando
simultáneamente para contenerme. Esperaba sentir los zapatos y los puños
a continuación. Mi temperamento me había metido en más altercados de los
que me importaba contar. Una cosa era fastidiarme, pero mi familia era una
historia completamente diferente. Tenía tolerancia cero con la gente que los
maltrataba. Una vez que alguien venía a buscar a mi familia, se necesitaba
un ejército para evitar que yo lastimara a quien intentara lastimarlos. La
gente generalmente nos dejaba en paz.
—El, estamos bien, lo prometo —sollozó Torrey.
Dejé de luchar después de oír a mi hermana sollozar. Ella nunca
lloraba. Sentí el frío acero alrededor de mi muñeca y supe que me habían
esposado. La pelea había terminado.
—… Tiene derecho a un abogado —continuó el oficial mientras
respiraba pesadamente—. Si no puede pagar un abogado, se le
proporcionará uno. ¿Entiende los derechos tal y como se los acabo de leer?
Con estos derechos presentes, ¿desea hablar conmigo?
Asentí y dejé que los oficiales me levantaran del suelo y me sacaran de
la casa.
—Estamos justo detrás de ti, El —dijo Torrey.
—No le hagan daño a mi bebé —lloró mi mamá. 9

Después de llegar a la comisaría, me llevaron a una pequeña habitación


donde me senté durante lo que parecieron ser horas, esposado a la pequeña
mesa de metal que estaba delante de mí. No había ventanas, ni corriente de
aire, ni sonido; sólo una pequeña y rancia habitación con un espejo de doble
sentido que cubría la pared frente a mí. No tenía ni idea de lo que el policía
estaba hablando cuando dijo que estaba siendo arrestado por asesinato.
Había noqueado a algunos tipos en la calle, pero luché con mis manos. No
era un asesino. Esperaba que todo esto fuera un malentendido.
Encajo en el perfil de todos los criminales descritos en las noticias; alto,
entre diecinueve y treinta años con un corte de cabello corto y una sudadera
con capucha oscura. No era raro que la policía me interrogara sobre dónde
iba o qué hacía cuando me ocupaba de mis asuntos.
Dos hombres entraron finalmente en la habitación.
Deben ser los detectives
Llevaban el olor de cigarrillos y café, recordándome que no tuve la
oportunidad de terminar la cena que mi mamá había preparado. Con suerte,
puso mi plato en el microondas.
Los dos detectives eran blancos. Uno era más alto y redondo que el
otro. El más alto se estaba quedando calvo, pero llevaba un peinado que
usan los hombres blancos cuando intentan cubrir una zona de calvicie. Es
tan tonto porque no esconde nada. ¡Seguimos viendo la calvicie! El más bajo
parecía más joven que el alto, me miraba como si me hubiera atrapado en
la cama con su esposa o algo así. Le devolví la mirada. Esta mierda no me
intimidó. No hice nada.
El detective mayor comenzó:
—Sam, ¿así es como te llaman? ¿Sam?
No respondí.
Nadie me llama Sam. Odio ese apodo.
—Sam, soy el detective Brown. Este es el detective Beatty. Tenemos
algunas preguntas para ti.
Mantuve el contacto visual sin decir nada. 10
—¿Dónde estabas hace dos noches alrededor de las once de la noche?
¿Hace dos noches? Salí con mis compañeros después de salir del trabajo
en Foot Locker en el centro comercial Northwest. Después de jugar un par de
juegos en un boliche, llamé a Delina, y me dejó pasar y darle un golpe rápido
antes de que me fuera a casa.
—Probablemente en casa —me encogí de hombros.
—¿Probablemente? —repitió el segundo detective.
Lo miré a los ojos y le presté atención al primer detective.
—No puedo estar seguro, pero es donde suelo estar si no estoy en el
trabajo.
No sabía de qué se trataba, así que no iba a decirles nada. No sabía si
uno de mis chicos estaba en problemas o qué, pero no iban a hacer que me
chivara.
—Oh, lo entiendo. Crees que tienes algún poder aquí, muchacho —dijo
el detective Beatty—. ¡Bueno, no lo tienes, y vas a caer por lo que le hiciste
a esa gente!
¿Lo que hice? ¿A qué gente?
Lo miré y puse los ojos en blanco. Estaba un poco conmocionado por
lo que acababa de decir, pero no iba a sudar delante de esos cerdos. Sabía
que no había hecho daño a nadie.
El detective Brown buscó en una carpeta y sacó algunas fotos que
deslizó por la mesa. Miré la foto de encima y casi vomito la cena que estaba
disfrutando con mi mamá antes de que los policías entraran.
Era la foto de un hombre al que le habían volado la mitad de la cabeza.
La otra mitad estaba hinchada y ensangrentada. Tendida al lado del hombre
había una mujer cuyo pecho entero estaba empapado de sangre. Vi cosas
como esta en la televisión, pero nunca vi un verdadero cadáver. Mi estómago
se revolvió con náuseas. Empujé la imagen a través de la mesa, pero la mesa
no era lo suficientemente grande para no poder verla.
—¡Ahora va a intentar jugar como si nunca hubiera visto al señor
Caldwell así! ¡Así es como lo dejaste después de que irrumpiste en su casa
y violaste a su novia!
—¡ESPERA, QUÉ! ¡Nunca he violado o matado a nadie! ¿De qué
demonios estás hablando?
En lo que pareció un movimiento fluido, el detective Beatty saltó de su 11
silla, alcanzó mi cabeza y la golpeó contra la mesa.
Aplicó presión a mi cabeza mientras decía:
—¡Pedazo de mierda inútil y sin fondo, vas a decirnos la verdad!
¡Sabemos que lo hiciste!
Sostuve las lágrimas que me picaban en la parte posterior de los ojos.
Aclaré mi garganta y dije:
—Abogado.
Había visto suficiente televisión para saber que estaba en problemas y
no iba a decir nada más hasta que alguien con algún tipo de poder viniera
a rescatarme.

1994

—¡Valentine, tienes una visita!


Fui escoltado desde mi celda a la sala de visitas del abogado, que era
diferente a la sala donde me visitaban mi mamá y mi hermana. Me senté
frente a una mesa con mi abogado, pero hablaba con mi familia a través del
cristal. No había abrazado a mi madre en más de un año. Mi vida era
miserable.
Después de hablar con los detectives la noche que me arrestaron, me
sacaron de la sala de interrogatorios y me ficharon. Mi comparecencia por
los cargos de asesinato y resistencia al arresto, tuvo lugar unos días
después. El fiscal pidió que se me negara la libertad bajo fianza debido a los
atroces actos cometidos contra las dos personas. El juez accedió, y pasé el
siguiente año en el Centro de Detención del condado de San Luis esperando
la fecha de mi juicio.
Mi abogado de oficio, al que conocí el día de mi comparecencia, me
informó que me acusaban de los asesinatos de Charles Caldwell y Valencia
Grenred. Vivían en los suburbios del condado de San Luis. Su casa fue 12
robada. La señora Grenred fue violada antes de ser asesinada. Nunca había
visto a ninguna de esas personas mientras estaban vivas, y no estaba en la
zona donde fueron asesinadas. Nunca fui a esa parte del condado.
Entré en la sala de visitas y vi a mamá y a Torrey sentadas con mi
abogado. Mamá parecía haber envejecido un poco en el último año, pero aun
así era hermosa. Torrey se parecía mucho a mamá. Compartían la misma
piel bronceada oscura y los ojos marrones redondos, y tenían la misma
sonrisa. Podrían pasar por hermanas ya que mamá sólo tenía diecisiete años
más que Torrey. Torrey era seis años mayor que yo.
—No hay contacto —ladró el guardia mientras me acompañaba a la
silla frente a ellas. Me esposó a la mesa y luego salió de la habitación.
Tan pronto como la puerta se cerró, Torrey y mamá se acercaron y me
abrazaron el cuello. No pude abrazarlos porque estaba esposado pero tener
sus brazos a mi alrededor me dio un nivel de paz que no sentía desde que
me encerraron. Ambas me besaron el rostro al menos diez veces. Disfruté
de cada uno de ellos. Deseaba poder reunir un abrazo y un beso y guardarlo
para más tarde.
Verlas aquí me dio la esperanza de que esta pesadilla terminara pronto.
Escuché de gente inocente que fue encarcelada, pero no puedo decir que
realmente lo creí. Ahora, sabía que era verdad.
—Señor Valentine, hoy he traído a su madre y a su hermana porque
hay un trato sobre la mesa con el fiscal de distrito. Creo que es uno bueno,
pero quería que pudiera discutirlo con su familia antes de aceptarlo —
explicó mi defensora pública, la señora Tyler.
Me senté derecho en mi silla.
Tal vez pueda irme pronto. Tal vez quieran que acepte el cargo de
resistencia al arresto. Lo haré siempre y cuando me dejen salir.
—¿Un trato en lugar de un juicio? —cuestionó mamá.
—Sí, señora Valentine. El fiscal de distrito ofrece veinticinco años.
—¿Veinticinco años? —dijimos mi madre, Torrey y yo al mismo tiempo.
—Sí, si un jurado te encuentra culpable podría condenarte a cadena
perpetua sin libertad condicional o incluso a la pena de muerte. El fiscal
está siendo muy generoso con esta oferta.
—¡VEINTICINCO AÑOS! ¿POR ALGO QUE NO HICE? No lo voy a
aceptar. No lo tomaré. De ninguna manera voy a pasar toda mi vida en la
cárcel. —Me senté en mi silla sacudiendo febrilmente la cabeza—. No, 13
esperaré el juicio.
—Mire, señor Valentine, es difícil probar su inocencia. Dicen que tienen
pruebas de ADN que son irrefutables.
—¿Las has visto? —preguntó Torrey.
—No, pero... —comenzó la señora Tyler.
—¡Tiene que ser refutable porque yo no estaba allí!
Mi madre se inclinó y puso su mano sobre la mía. Sabía que la poca
paciencia que tenía se estaba acabando.
—¿No debería tener la oportunidad de responder a algunas preguntas?
Puede decirle al jurado que él no fue el que cometió el crimen —suplicó mi
mamá.
—Mire, señora Valentine, como sabe, su hijo no es un ciudadano
modelo. Pueden sacar los registros escolares y juveniles anteriores para
mostrar un patrón de violencia...
—¿Estás hablando de las peleas de puños en las que ha estado? ¡Todos
los jóvenes se pelean! —gritó Torrey.
—No, señorita Valentine, no todos los chicos se pelean...
Torrey interrumpió:
—Todos los chicos de donde somos luchan. No sé lo que hacen en ese
barrio de culo pegado a tu trasero...
—Torrey —la llamó mamá suavemente. Torrey puso los ojos en blanco
y se sentó.
—Tal y como está, el trato sobre la mesa es excelente. No puedo
garantizar que pueda ganar este caso. Es mejor que aceptes el trato, no te
metas en líos mientras estés en el banquillo y tal vez podamos considerar la
posibilidad de sacarte pronto por buen comportamiento —terminó la señora
Tyler.
—¡Es fácil para ti decirlo porque no eres la única que pierde años de su
vida por algo que no hizo!
—Señor Valentine, esto es lo mejor que va a conseguir. Si no les damos
una respuesta pronto, el trato se irá. Mire las circunstancias, un hombre
blanco y una mujer blanca fueron asesinados. El clavo en el ataúd es que
usted es negro. Punto. Alguien va a ir a la cárcel por esto.
—¡No tengo que ser yo!
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Entré en esta reunión con la esperanza de que esto finalmente
terminara. Ahora estaba decidiendo entre la vida y la muerte.
—Tú eres el único que tienen. Este fiscal de distrito está tratando de
hacerse un nombre por sí mismo siendo duro con el crimen, así que este
trato es dulce. Saldré un momento y dejaré que lo hables con tu familia.

Dos semanas después


—¡Valentine!
Me senté directamente en mi cama escuchando al guardia decir mi
nombre.
—Reúne tus cosas, te estamos trasladando ahora.
—¿Trasladarme? ¿A otra celda?
—No, a la cárcel.
Sentí como si toda la sangre se drenara de mi cuerpo, dejándome
sintiéndome enfermo y mareado. Lentamente bajé de la litera de arriba y
empecé a recoger las pocas cosas que había acumulado mientras estaba
detenido en el Centro de Detención del Condado de San Luis.
No fue una sorpresa que me fuera. La mayoría de la gente en el Centro
de Detención STL estaba allí esperando una resolución de sus cargos.
Después de que se lograra una resolución, se trasladarían del condado a
una prisión estatal.
Mientras estuve en la cárcel del condado, no tuve ningún problema. La
gente se mantenía en reserva y no causaba ningún alboroto. Otros presos
me dijeron que la prisión era mejor que el condado porque había más
libertad. No libertad física, sino libertad para moverse por las instalaciones.
También me dijeron que tendría que establecer mi reputación
inmediatamente. Iba a ser el cazado o el cazador. Si había sólo dos opciones,
elegiría el cazador. Todavía no podía creer que esta fuera mi realidad. Estaba
cumpliendo una sentencia de veinticinco años por un crimen que no cometí.
Era completamente inocente, pero a los ojos del Estado de Missouri era
culpable; un delincuente
Saqué la foto de mamá y Torrey de la pared y la puse en mi bolsa de
lavandería junto con el resto de mis cosas. Salí de mi celda y me puse contra
la pared. El guardia me puso las esposas en las manos delante de mí, y
luego me puso los grilletes en las piernas. Odiaba que me trataran como a
un animal, pero acepté el trato que me ofreció el fiscal. Acepté el trato porque
no podía hacer pasar a mamá y a Torrey por otra cosa. No podía librarme
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de los cargos y verlas tristes, y su llanto me estaba desgastando. Sólo quería
que todo terminara. La única manera de hacer que se detuviera era
aceptando el acuerdo. Ni mamá ni Torrey querían que lo hiciera, pero al
menos con el acuerdo tenía una idea de cuándo saldría. Sin la declaración,
era una posibilidad de que pasara el resto de mi vida tras las rejas.
—Señor, ¿a dónde voy? —interrogué al guardia mientras me llevaba a
la salida.
—Pineville —habló por encima de su hombro.
—¿Pineville? ¿Dónde está eso?
—Está en el suroeste de Missouri.
—¿Podré llamar a mi madre cuando llegue para decirle dónde estoy?
—Sí, en algún momento tendrás privilegios telefónicos. Sí, Valentine,
mira, hombre, pareces venir de una familia decente, y eres un chico listo.
Tómate este tiempo para mejorar. Mantente alejado de los cabezas de
chorlito y mantén un perfil bajo. Tienes que cumplir el tiempo, pero no tiene
que ser un tiempo difícil —explicó el oficial al mando.
Asentí. Entendí lo que dijo, pero eso vino de un hombre que no tenía ni
idea de lo que era un tiempo difícil para un recluso. Podía ir a casa todas
las noches. Tenía la opción de venir al día siguiente. Tenía libertad. Yo no la
tenía. No sabía mucho sobre los tiempos difíciles o los fáciles, pero lo que sí
sabía es que si alguien se me acercaba en un toro, tenía que tirarlo. Había
muchos tipos en las calles que pensaban que como no estaba cantando o
dando golpes, estaría en alguna mierda débil. Pensaban que yo era un tipo
que se doblaría cuando se me acercaran. Cada negro que se me acercó se
dejó llevar. Sería lo mismo en Pineville. No te metas conmigo y yo no me
meteré contigo. Jódeme, prepárate para que nunca deje de perseguirte...
nunca. Me pongo eso en todo.
Me subieron a un autobús con otros presos. Cada uno estaba
encadenado al asiento por la cintura. No podía ver mucho a través de la
ventana en la que me senté, más allá de las estrechas rendijas de sus
revestimientos. Los pocos trozos que podía ver —los árboles, la hierba, los
coches, las chicas— eran suficientes para que echara de menos mi libertad.
No sabía cuánto tiempo duraba el viaje de San Luis a Pineville, pero no cerré
los ojos ni una sola vez. Intenté recordar los puntos de referencia y las
señales que vi en el camino, para que cuando llegara el momento de salir,
pudiera navegar fácilmente.
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El autobús se acercó a una cerca alta con alambre de púas en la parte
superior. Toda la cerca se retrajo lentamente permitiendo al autobús el
espacio para entrar. Continuamos a través de la valla y nos detuvimos
después de entrar varios metros en el recinto.
Me bajé del autobús después de ser desatado del asiento y me paré
hombro con hombro con los otros internos esperando más instrucciones.
Nos enfrentamos a un edificio alto de ladrillos negros cubierto de
enredaderas. Las gruesas enredaderas crecían desde el suelo, descansando
en toda la longitud del edificio. Esto no se parecía en nada a la cárcel del
condado.
Un gran guardia de la prisión vestido de negro comenzó a hablar:
—Por si no lo han notado, caballeros, ya no están en casa con sus
mamás. Nadie está aquí para mimarte, así que hazte hombre. Puede que
hayan hecho algo en las calles, pero aquí no hacen nada. Ahora son
propiedad del sistema penitenciario del Estado de Missouri. Nosotros les
decimos cuándo deben despertar. Les decimos cuándo comer. Les decimos
cuándo hablar. Les decimos cuándo cagar. No tienen derechos a menos que
se los demos. A partir de ahora, no tienen nada. Se ganarán todo en esta
prisión, desde las comidas hasta las visitas. Respetarán al personal y a los
demás. La falta de respeto y disciplina tendrá graves consecuencias. Todo
lo que salga de sus bocas debe comenzar con el señor o señora y terminar
con señor o señora. No se muevan o hablen hasta que un miembro del
personal les dé permiso para hacerlo. ¿Entendido?
—Señor, sí, señor —respondimos todos al estilo militar.
Fuimos escoltados hasta el edificio donde pasamos por el proceso
deshumanizador de desnudarnos en una habitación abierta, agacharnos y
toser para comprobar si había contrabando, y luego ser obligados a lavarnos
con un champú despiojador en una ducha abierta. Nos asignaron un
número de interno, nos tomaron fotos, nos dieron identificaciones,
uniformes y nos afeitaron.
Llevando nuestros otros uniformes y un colchón enrollado, fuimos
escoltados hasta la bahía, donde se encontraban nuestras celdas. La bahía
era una habitación circular con cuatro pisos de celdas. Había mesas
redondas de acero inoxidable con bancos esparcidos en el piso principal. En
el medio del piso principal había una sala de control donde los guardias
monitoreaban toda la bahía. Todos los prisioneros estaban encerrados en
sus celdas, pero eso no impedía que algunos de ellos nos observaran
atentamente, probablemente tratando de tantearnos. Estaba listo para lo 17
que fuera.
Supe dos cosas al venir aquí; nadie me ganaría en una pelea, y ningún
negro marica vendría por mi culo. Tendrían que matarme primero.
—¡Valentine! —llamó uno de los guardias.
Levanté la mano todo lo que pude mientras aún me sostenía mi
colchón.
—C-diecisiete. —Me hizo señas para que lo siguiera.
Lo seguí tres tramos de escaleras hasta que llegué a la señal en la pared
que decía "Nivel C". Pasamos por varias celdas antes de llegar al número
diecisiete. Entré en la pequeña celda y fui recibido por un hombre sentado
en un pequeño escritorio escondido en un rincón de la celda. Parecía tener
la edad suficiente para ser mi abuelo, si no mi bisabuelo. Su piel oscura
como el alquitrán estaba arrugada y correosa. Su cabello corto era
completamente blanco, y sus grandes ojos tenían un bulto que casi los hacía
parecer de dibujos animados. Sus ojos ya no eran marrones, sino que
comenzaban a tomar un color azul en todo el perímetro, y el blanco de sus
ojos era de un tono amarillo claro.
—Puedes poner tu colchón en la litera de arriba. —No me miró mientras
hablaba—. Hay un pequeño espacio al otro lado del escritorio para que
puedas poner tus cosas.
Puse mi bolsa de uniformes en el suelo y tiré mi colchón en la litera de
arriba.
—¡Tappy!
—Señor, sí, señor —gritó el hombre mayor.
—Asegúrate de que sepa cómo preparar su litera. El alcalde pasará por
aquí mañana —ladró el guardia que me acompañó hasta arriba.
—Señor, sí, señor —respondió Tappy.
Tappy se levantó muy lentamente del escritorio. Me puse de pie y
amplié mi postura. No sabía si ésta iba a ser mi primera prueba o no. No
quería tener que noquear al abuelo de alguien, pero lo haría. La
supervivencia era mi prioridad número uno aquí.
Tappy examinó mi postura y rio la risa de un hombre que había fumado
demasiados cigarrillos. Se rio hasta que se convirtió en una tos profunda
llena de flema.
—Puedes relajarte, jovencito. Soy demasiado viejo para todas esas
tonterías, ya lo he hecho —dijo después de beber un sorbo de agua. 18
Me relajé, un poco.
—Me llamo Theodore Brown, pero todos me llaman Tappy —extendió
la mano.
—Samuel Valentine —respondí mientras nos estrechábamos la mano.
—Sólo intento arreglármelas, así que si no me molestas, yo no te
molestaré. Te voy a enseñar a hacer la cama, porque si el alcalde viene aquí
a inspeccionar tu cama y no está bien, los dos estaremos en problemas. Ya,
¿me entiendes?
Asentí.
—Bien, así que mira...
Tappy me hizo una breve demostración de cómo se debe hacer la cama.
—Toma la sábana y extiéndala sobre toda el colchón. Debe colgar sobre
algunas de las esquinas inferiores, para poder hacer el pliegue diagonal en
las esquinas. El alcalde no quiere ver ninguna arruga ni nada suelto...
Seguí sus instrucciones e hice que mi litera fuera exactamente igual a
la suya. No creí que a nadie le importara cómo lucen las camas en la prisión,
pero aparentemente, es algo importante. Guardé mis cosas en el espacio que
Tappy me designó. Luego lo seguí al comedor mientras me explicaba las
reglas.
—Mira al frente. No hables “a menos que te hablen”. Vigila a estos gatos
jóvenes porque Dey siempre está intentando encontrar a alguien para
probar que son los grandes de la prisión. Parece que tienes la cabeza bien
puesta, así que mantente agachado y fuera de problemas. Puedes hacer un
tiempo difícil o un tiempo agradable. Cuando llegué por primera vez, nadie
podía decirme nada. Me metí en problemas. Ahora, mírame. Soy un viejo y
no tengo nada que mostrar. No seas como yo.
Tappy fue de gran ayuda. Se aseguró de que entendiera cómo iban las
cosas y de quién me mantuviera alejado.
Durante el día me mantenía al margen, y por la noche le contaba a
Tappy todas las nuevas tecnologías como los teléfonos inalámbricos y los
celulares. Dijo que llevaba en la cárcel desde que tenía mi edad. Tenía
sesenta y cinco años. Fue condenado por robo a mano armada y sentenciado
de ocho a cuarenta años. Ocho a cuarenta no tiene sentido, pero esa fue la
sentencia. Cumplió cuarenta y seis años, y nunca salió en libertad
condicional.
Estuve en Pineville por un par de semanas antes de tener mi primer día 19
en la comisaría. El día de la comisaría era el día en que se permitía a los
presos ir a la "tienda" y comprar aperitivos y artículos de comodidad para
hacer la vida un poco más llevadera. Durante nuestra última conversación
telefónica, mi mamá me dijo que había puesto algo de dinero en mis libros,
así que estaba esperando ver lo que podría comprar. Tappy me advirtió que
el día del comisariato solía ser el día en que salían los ladrones. Esos tipos
que no tienen dinero, así que te roban por lo que consigues.
—Mantén los ojos en el pivote, ¿me entiendes? No confíes en nadie aquí
porque todos somos criminales —explicó Tappy cuando salí de la celda y me
dirigí al comisario.
Tenía suficiente dinero en mi cuenta para tener todo lo que quería y
necesitaba. Los trabajadores de la comisaría cargaron todos mis bienes en
una funda de almohada blanca, y los llevé a mi celda. Cuando regresé a mi
piso, dos internos estaban bloqueando la entrada a mi celda. Los había visto
en el patio, pero no tuvimos ninguna interacción. Tappy me dijo que eran
problemáticos, así que me mantuve alejado de ellos. Sabía por qué estaban
frente a mi celda, pero traté de pasarlos de todos modos.
—Disculpen —dije intentando caminar entre ellos.
No se movieron.
—Veo que hoy fuiste a la comisaria —dijo el más alto de los dos tipos.
Agarré la funda de mi almohada con más fuerza y ladeé la cabeza.
—¿El negro no puede hablar o algo así? —preguntó el más bajo.
—No si puede hablar, pero escuchó lo que acabamos de decir —
respondió el más alto.
Esto era todo. Sabía que lo era. Esta era mi primera prueba. Estos
negros venían a llevarse mi mierda, y yo no iba a dejarlos. Estaban
conversando, pero yo no prestaba atención porque estaba decidiendo a
quién le iba a pegar primero. Me decidí a sacar primero al más bajo de los
dos porque parece que era más rápido que el alto.
—Negro, ¿no nos has oído hacerte una pregunta?
Después de tomar mi decisión sobre quién caería primero, respondí a
su pregunta.
—No, porque no conozco a ninguno de los dos y no soy un experto en
nada en esta perra para responder a ninguna pregunta.
—Bueno, qué tal esto, danos tu mierda ahora —el más alto señaló mi
funda de almohada—, y todo el resto de la mierda la obtendrás de la 20
comisaria, o vamos a tomarla y patearte el culo en el proceso.
Me reí entre dientes, moví mi bolso a mi mano izquierda y me aseguré
de que tenía un buen agarre. Nadie estaba tomando mis cosas. Sobre mi
cadáver.
Calculé correctamente, el más corto saltó primero. Lo atrapé con un
derechazo en la mandíbula, y cayó. El más alto se balanceó, falló y terminó
justo al lado de su amigo en el suelo.
—Oye —Tappy se apresuró—, entra aquí antes de que los guardias
vengan, ¡apúrate!
Rápidamente pasé por encima de los dos reclusos dormidos y me
trasladé a mi celda.
Capítulo 2

C
uando estás encerrado todo lo que tienes es tiempo.
Tiempo para:
Pensar,
Reflexionar,
Lamentar,
Planear, 21
Desear,
Esperanza, y
Soñar.
Pensé en lo que podría haber hecho de otra manera, la noche en que la
policía vino a nuestra casa. Pensé en lo que habría pasado si no hubiera
aceptado el acuerdo de culpabilidad. Me arrepentí de no haber ido a la corte
y haber luchado por mi vida. Planeé mi futuro fuera de estas paredes de
hormigón y barras de metal. Deseaba tener otra oportunidad de probar mi
inocencia. Esperaba que los días, años y horas pasaran rápidamente para
poder volver a casa. Soñaba con salir por las puertas de esta prisión y nunca
mirar atrás. Había perdido toda esperanza de que alguien se diera cuenta
de que tenía al hombre equivocado tras las rejas por esos asesinatos. Sabía
que no podía seguir esperando ser rescatado. Tenía que adaptarme a mi
realidad. Mi realidad era que estaba cumpliendo una condena por un crimen
del que no tenía conocimiento.

No recuerdo si me gustaba estar fuera cuando estaba libre, pero ahora


que estoy cumpliendo condena, espero sentir el sol calentando mi cara o el
viento soplando contra mi piel. Jugar un partido de baloncesto me hizo
sentir libre, normal. Durante el juego, podía olvidar temporalmente que
estaba encarcelado. Hasta que sonaba la alarma en el patio y todos los
internos teníamos que congelarnos en nuestro lugar hasta que las sirenas
se detenían. Entonces me acordaría. Estaba encerrado.
Había aceptado un partido de baloncesto con unos tipos de otro piso.
Hablamos un montón de mierda, pero fue todo por diversión. Bajando de
una canasta y vi a los dos tipos que había noqueado, parados en la cancha
mirándome fijamente. Le pasé el balón a uno de los chicos del equipo por si
tenían ganas de hacer algo. Estaba preparado para manejarlos de la misma
manera que lo había hecho antes. Justo cuando me dirigía hacia ellos,
alguien se puso detrás de mí y me golpeó en el costado, dos veces. Lo que
no me di cuenta es que no me habían golpeado, sino que me habían
apuñalado.
El dolor no se registró al principio porque cuando sentí el primer 22
pinchazo, me di la vuelta para golpear a la persona que me había golpeado.
Lo agarré en la mandíbula justo después de que me apuñalara una segunda
vez. Los guardias se acercaron a mí justo cuando el dolor comenzaba a
registrarse. Mi asaltante estaba en el suelo, pero empecé a balancearme
desafiando a otra persona a que se me acercara. Los guardias tuvieron que
usar una pistola eléctrica para bajarme y así poder llevarme a la enfermería.
Me desperté en una bonita y suave cama en la enfermería.
Afortunadamente para mí, el mango que se usó era corto y causó heridas
poco profundas. Me dolió, pero viviría.
—Sí, Lil G, ¿así es como pasas tu tiempo aquí?
Me volví lentamente y vi a uno de los trabajadores internos de pie junto
a mí. Lo reconocí inmediatamente. No sólo lo había visto en la televisión
cuando fue arrestado, sino que todos sabían que era uno de los reclusos que
dirigía la prisión. Todos lo respetaban, desde los jefes de las bandas hasta
los guardias de la prisión.
—¿Qué? —pregunté con un pequeño sarcasmo en mi voz.
—¿Eres sordo, Lil G?
Me estaba poniendo de los nervios y sólo había dicho un par de
palabras.
—No, puedo oír muy bien.
—Entonces, ¿es tu capacidad de comprensión lo que tiene problemas?
—¿Quién dijo que tenía un problema?
—Obviamente tienes un problema si te quedas aquí después de quedar
atrapado.
—Hombre, mira, estaba cuidando mi propio autobús... ¿Sabes qué?,
no importa. Estoy bien.
—No, lo que eres es irrespetuoso. Cuando tus mayores te hablan, lo
menos que puedes hacer es hacer contacto visual como un hombre.
Este hijo de pu...
Recuerdo haberlo visto en la televisión cuando fue arrestado después
de estar prófugo durante varios años. Fue acusado de matar a un oficial de
policía durante una protesta en los años ochenta. Afirmó su inocencia, pero
fue condenado por asesinato, aunque no apretó el gatillo.
Miré hacia sus oscuros y casi negros ojos que estaban debajo de
gruesas y tupidas cejas y justo encima de una larga y delgada nariz. 23
—Eso está mejor. ¿Me estás diciendo que no tienes ni idea de por qué
te quedaste atrapado?
—No dije eso. Dije que me estaba ocupando de mis asuntos como lo
hacía antes de que empezaras a hablar, y estoy a punto de hacerlo ahora.
Me acomodé en mi cama con la espalda hacia él. Esperaba que recibiera
el mensaje de que la conversación había terminado, pero no lo hizo.
—Los guardias me hicieron recoger algunos de sus uniformes de tu
celda. Tappy me los dio, y me dio esta foto. ¿Esta es tu chica y tu madre?
Me di vuelta rápidamente para verlo sosteniendo una foto mía, de
Torrey y de mamá en mi graduación de la secundaria. Estaban tan
orgullosas de mí y no dejaban de tomar fotos. Esa pose fue probablemente
una de al menos cien de ese día. Le arrebaté la foto de su mano.
—No. —Hice una mueca cuando el dolor se disparó a través de mi
costado por dar la vuelta demasiado rápido—. Esta es mi familia, mi madre
y mi hermana.
—Tu ma… —Se detuvo y me miró fijamente por un segundo—. Bien, Lil
G, mantente abajo.
Se dio la vuelta y se alejó.
Me alegré mucho de verlo marchar.
Me dieron de alta de la enfermería después de un par de rondas de
fuertes antibióticos para asegurarse de que no me infectara con nada. Los
guardias me preguntaron si había alguien más involucrado en el incidente
aparte del que me apuñaló. Me negué a responder. No había forma de que
me etiquetaran como un soplón. Tenían al que me pegó porque lo noqueé
antes de que los guardias me derribaran. No tenían ni idea de que los otros
dos me habían tendido una trampa, y no iba a ser yo quien se lo dijera. Me
ocuparía de esos dos cuando se presentara el momento. Por ahora, quería
volver a mi celda con Tappy y quedarme solo.
El guardia me acompañó al último piso en lugar del tercer piso donde 24
estaba mi celda.
—Señor, disculpe, mi celda está en el tercer piso, señor —le informé al
guardia.
—Ya no. Vas al cuarto piso, D-222.
Lo seguí por el pasillo "D" hasta que llegamos a la celda 22. Me detuve
en la puerta y examiné la celda. El suelo parecía como si alguien hubiera
pasado horas limpiándolo y puliéndolo. Casi se podía ver tu reflejo en él. El
inodoro y el lavabo estaban pulidos, las camas estaban perfectamente
hechas sin una sola arruga. Los uniformes estaban doblados, así que la raya
negra de los pantalones era una raya continua. Las camisas estaban
dobladas junto a los pantalones, y todos los botones estaban perfectamente
alineados. Había una pequeña estantería en la pared llena de libros con
títulos como: The Souls of Black Folk, The Autobiography of Malcolm X y Go
Tell it on the Mountain. Miré al guardia cuestionando esta asignación de
celda.
—¿Estás seguro de que aquí es donde debo ir?
Asintió para que entrara en la celda.
—La cama de la izquierda es tuya. Tu compañero de celda está
trabajando ahora, pero debería volver pronto.
Tomé toda la caja de mis pertenencias y la metí debajo de mi cama. Me
senté y esperé a ver quién vendría a compartir esta celda prístina conmigo.
Sólo pasaron unos minutos y luego escuché:
—¿Qué pasa Lil G? —Levanté la vista para ver al recluso de la
enfermería entrando en la celda—. Veo que saliste de la enfermería de una
pieza —dijo mientras estaba sentado en un taburete junto a la puerta y
cambiaba sus zapatillas por un par de zapatos de ducha—. Te agradecería
que no caminaras por la celda con los zapatos de calle puestos. Tengo este
pequeño taburete aquí para que te pongas tus zapatos de ducha.
Miré hacia abajo a mis zapatos y luego hacia él.
—¿Eh?
—Ahí vas con eso de ser duro de oído otra vez. Dije, “por favor quita...”
—Te escuché. No tiene mucho sentido. No es como si fuera una
alfombra, es concreto.
—Sí, pero en este momento, es todo lo que tenemos. Tienes que tratar
tu casa con un nivel de respeto y pedir a los demás que hagan lo mismo. Así 25
que, puedes dejar tus zapatos de ducha aquí —señaló en la esquina cerca
del taburete—. Pongo una toalla en el suelo antes de irme a la cama para
que cuando me despierte no tenga que poner los pies en el suelo frío. Eres
bienvenido a hacer lo mismo. —Terminó de ponerse sus zapatos de ducha y
volvió a hablar—: Cuando entres en la casa de otro hombre por primera vez,
debes presentarte apropiadamente. ¿Cómo te llamas?
Una de las reglas no escritas en la prisión es tratar de llevarse bien con
tu compañero de celda. No llevarse bien con tu compañero de celda puede
hacer que el tiempo sea insoportable. Además, a pesar de que tuve una
exposición limitada a mi nuevo compañero de celda, sabía que él dirigía las
cosas por aquí, y no había que meterse con él.
—Samuel.
—¿Samuel? ¿Samuel como Prince o alguien con un solo nombre?
—Valentine, Samuel Valentine —respondí.
—Sam...
—El —lo corregí.
—Reggie —respondió—. Reggie Elkanah. —Extendió su mano.
Ofrecí la mía a cambio, y nos estrechamos la mano.
—Sé que puedes ser una cabeza caliente, pero si quieres quedarte en
esta celda conmigo, tendrás que aprender a controlarte.
—No soy una cabeza caliente. Me ocupo de mis asuntos. Si alguien se
me acerca, entonces tengo que defenderme.
—Así que, todo ese episodio en el patio fueron ellos. ¿No hiciste nada
para provocarlos?
—Hombre, ¿qué eres, un encubierto o algo así? No pasa nada en el
patio, pero hubo un desacuerdo entre esa gente y yo que ni siquiera
recuerdo.
—Greg y Elson.
—¿Qué?
—Greg y Elson son los que noqueaste frente a tu celda. Ellos son los
que te dieron el golpe. Teddy es el que te apuñaló.
—No tengo ni idea de lo que estás hablando.
Seguí haciéndome el tonto.
26
—De acuerdo, de acuerdo, El, si así es como quieres jugar. Todos
fueron transferidos de todos modos.
—¿A otra parte de la prisión?
—No, a tres prisiones diferentes. Tienes que tener cuidado con la forma
en que te mueves por aquí. Nunca sabes a quién puedes ofender. —Se
encogió de hombros.
Decidí no hacer ninguna pregunta. No estaba exactamente seguro de
lo que quería decir, y planeé mantenerlo así.
—¿Hay alguna otra regla de la habitación que deba conocer?
—No, no por ahora. ¿Qué hiciste para llegar aquí?
—¿No va eso contra las reglas o algo así? Se supone que no debes
preguntar qué hice.
—Si no pregunto, ¿cómo lo sabré?
—No he hecho nada. Me encerraron por un cargo falso. No estaba en
ningún lugar cerca de donde se cometió el crimen pero...
—¿Pero qué?
—Pero, me cansé de ver a mi madre y a mi hermana llorar. Así que me
declaré a favor de ponerlas a salvo de la miseria del juicio.
—Todos los hombres encarcelados aquí han declarado su inocencia.
—Bueno, supongo que somos un puñado de hijos de puta no culpables
cumpliendo condena por alguna mierda que no hemos hecho.
—La blasfemia es la muleta de los inarticulados. ¿Sabes lo que eso
significa?
—Sí, sé lo que significa. Significa que la gente que maldice no sabe
cómo usar el español correcto, así que usan blasfemia en su lugar.
—Así que no eres tonto, eso es bueno.
—No, tonto nunca ha sido usado para describirme.
—No me preguntaste qué hice para entrar aquí.
—No necesito preguntar. Ya lo sé.
—¿Sabes quién soy?
—Sí, sé que eres el tipo que protestaba por los derechos civiles o algo
así. Un policía fue disparado y tú corriste hasta que te atraparon.
—¿Viste eso en la televisión?
—Sí. 27
Capítulo 3

H
abían pasado varias semanas desde que me mudé a la celda
con Reggie. Nos llevábamos bien. Él asumió el papel de mentor
y yo el de su pupilo. Tuvimos largas discusiones nocturnas
sobre la vida, la libertad, el dinero, las mujeres y el papel del hombre negro
en la sociedad.
—¿Qué planes tienes para cuando salgas de aquí? —me preguntó
Reggie una noche después de que nos contaran y nos encerraran en 28
nuestras celdas.
—No lo sé. Quiero trabajar en algún lugar y ganar suficiente dinero
para cuidar de mi mamá y mi hermana.
—¿Sabes lo que es un empresario?
—Un empresario es alguien que posee un negocio.
—Bien, un negocio o un servicio. El espíritu empresarial debería ser el
objetivo de todo hombre negro. Necesitamos ser dueños de los negocios
donde nuestra gente compra, come y recibe servicios. No hay nada malo en
empezar a trabajar para alguien, pero en última instancia, tú debes pensar
en lo que podrías poseer que impactaría positivamente en la comunidad.
Deberíamos mantener nuestro dinero en nuestra comunidad.
Nunca había pensado en tener mi propio negocio. Mi tío tenía un
pequeño restaurante, pero aparte de él, no conocía a ningún negro con su
propio negocio.
—No sé qué podría ser eso.
—No tienes que saber la respuesta ahora. Quiero que lo pienses.
Mientras tanto, deberías empezar a tomar algunos cursos universitarios.
Varias escuelas ofrecen clases aquí. Puedes empezar con las clases básicas
como inglés y matemáticas. Una vez que averigües lo que quieres hacer,
entonces puedes declarar una especialización.
Me fue bien en la secundaria, pero no estaba realmente buscando ir a
la universidad. Mi madre me había animado a buscar en la universidad
local, pero no había llegado allí antes de ser arrestado. Con todo este tiempo
libre en mis manos, la universidad no era una mala idea.
—Tu educación es algo que nadie puede quitarte nunca. Necesitas
recibir toda la educación que puedas. Verás, la gente mirará tu historial de
encarcelamiento y tratará de negarte un empleo pero, si recibes una
educación, no pueden detenerte.
—¿Fuiste a la universidad?
—Lo hice. Tengo una maestría en Psicología. Actualmente estoy
trabajando en mi doctorado en Psicología.
—¿Serás médico?
—Sí, pero no un médico en medicina.
—Son muchos años de universidad, ¿verdad? 29
—Sí, pero cualquier cosa que hagas va a requerir sacrificio y
compromiso. Por eso siempre estoy leyendo y estudiando. Pueden quitarme
la libertad, pero no pueden quitarme la mente. Seguiré creciendo y
aprendiendo. Tú deberías hacer lo mismo. Un hombre negro educado es una
fuerza imparable. Nada en la Tierra puede reconciliar la pura fuerza de un
dios con el conocimiento y la sabiduría.

Seguí el consejo de Reggie y empecé a tomar clases en la universidad.


El trabajo de clase era simple. Pensé que me daría un poco de desafío, pero
no fue así. No había decidido qué carrera quería seguir, pero no necesitaba
saberlo de inmediato.
Mi madre y mi hermana venían una vez al mes a visitarme. Esperaba
ansioso los abrazos y los bocadillos de las máquinas expendedoras de la sala
de visitas. Mi madre guardaba dinero en mis libros, así que siempre tenía
bocadillos en mi celda, pero los bocadillos de las máquinas expendedoras
eran diferentes.
Tanto Reggie como yo fuimos notificados de que teníamos visitas.
Caminamos en fila a la sala de visitas y se nos permitió entrar en la sala
grande y encontrar a nuestros seres queridos. Seguí a Reggie porque iba en
dirección a mi madre y a mi hermana. Pensé que pasaría por su mesa y
continuaría, pero se detuvo en la mesa de mi madre y dijo:
—Hola, Vivian.
No recuerdo haberle dicho su nombre. No recuerdo ningún momento
en el que su nombre se hubiera escapado durante la conversación. Observo
a mi madre mientras el reconocimiento la golpeó inmediatamente.
—¿Reggie?
Ella me miró y luego rápidamente volvió a él.
—Sí, es bastante obvio, ¿no? —Reggie respondió en un tono más bajo.
Miré de mi madre a Reggie y de vuelta a mi madre. Estaba esperando
que alguien me explicara.
—¡Elkanah! —gritó el guardia—. Muévete a tu mesa.
30
—Señor, sí, señor —respondió Reggie sin romper el contacto visual con
mi madre. Asintió y continuó hacia la mesa que sostenía a un hombre y a
un niño.
Mi madre lo vio alejarse. Continuó observando cómo abrazaba a sus
visitantes en la otra mesa.
—Mamá. —Me puse delante de ella para bloquear su vista.
—¿Eh? Oh...
Se levantó para abrazarme. Torrey la siguió con un abrazo.
Me senté frente a ellos. Torrey me pasó inmediatamente unas patatas
fritas y caramelos que había comprado en la máquina expendedora.
—Entonces, mamá, ¿cómo conoces a ese hombre? —preguntó Torrey.
—Um. —Mamá nos miró a los dos y luego dio una media sonrisa. Se
frotó las manos delante de ella y luego se las limpió por la parte delantera
de su falda—. Nosotros... Reggie y yo crecimos en el mismo vecindario.
—¿El mismo barrio? ¿Es eso? Parecías un poco nerviosa cuando te
habló. ¿Te asustó o algo así? El, ¿cómo lo conoces? Me parece familiar, ¿lo
hemos conocido antes? —disparó Torrey múltiples preguntas.
—Ha sido mi compañero de celda desde hace un tiempo. Él fue quien
me dijo que tomara esos cursos universitarios y esas cosas. ¿Recuerdas que
te lo dije? No mencionó que te conocía, mamá.
Me estaba devanando los sesos tratando de averiguar si Reggie había
mencionado que conocía a mi madre. Sabía que no lo había hecho. ¿Por qué
no había revelado esa información? Tenía muchas preguntas para él cuando
volviéramos a la celda.
—¿Por qué está aquí? —susurró Torrey.
—No voy a discutir los asuntos de ese hombre aquí en público contigo
—susurré.
—¿Asesinó a alguien?
—¡Torrey! —respondió mi madre finalmente—. Sí, El, recuerdo que lo
mencionaste pero supongo que no entendí su nombre. —De repente se
interesó mucho por la botella de agua que tenía delante.
Torrey me miró y se encogió de hombros.

31

—No mencionaste que conocías a mi madre.


Me enfrenté a Reggie tan pronto como volvimos a nuestra celda. Sabía
que no le había mencionado el nombre de mi madre. La conocía y no me
había dicho nada en todo el tiempo que habíamos estado viviendo juntos.
—No estaba seguro si era ella o no. Cuando entramos en la sala de
visitas, y la vi sentada allí, fue cuando estuve seguro de que la conocía.
—¿Y qué? ¿Crecieron juntos?
—Crecimos en el mismo vecindario, pero soy un par de años mayor que
ella. Recuerdo cuando tuvo a tu hermana. Era una bebé preciosa. —Sonrió.
—¿Eso es todo? —le pregunté tratando de no sucumbir a la ira que
estaba brotando.
—No, no es eso, pero deberías preguntarle a tu madre.
—¡Mi madre no está aquí, pero tú sí! —grité mientras me acercaba a su
lado de la habitación.
—Muy bien, El, cálmate antes de que te derribe.
—¡Mírame a los ojos como un hombre y dime cómo conoces a mi madre!
—No me estaba calmando. Si había aprendido algo de Reggie en el poco
tiempo que habíamos sido compañeros de celda es que no retrocedía.
Permanecía firme en su verdad.
—Muy bien, ¿quieres hacer esto ahora?
—¡Ahora mismo! —susurré en voz baja.
Una cosa era meterse en un altercado con tu compañero de celda en
privado, pero otra muy distinta era meterse con ellos donde otros pudieran
oír. Me aseguré de susurrar pero aun así mantuve la severidad de mi voz.
Reggie se movió para empujar la puerta de nuestra celda un poco sin
cerrarla. Caminó hacia mí y me agarró del brazo para llevarme a un rincón
de la celda. Me arranqué el brazo tan pronto como estuvimos en la esquina.
Me miró y luego se frotó la mano en la cara.
—Soy tu padre.
Su revelación casi me deja sin aire.
—¿Qué? 32
—¡No te quedes sordo ahora! ¡Ya me has oído! Tu madre es Vivian Marie
Valentine. Tu nana es Gloria Valentine, y tu papá es Cleveland Valentine.
Tu apellido es Valentine porque tu madre y Charles nunca se casaron. Tu
madre y yo crecimos en el mismo barrio, así que siempre nos conocimos.
Empezamos a salir en secreto después de que naciera Torrey. No dejamos
que la gente supiera de nuestra relación porque nunca quise un blanco en
su espalda por ser tan franco y radical. Charles era un buen amigo mío, y
sabía lo mucho que yo quería a tu madre, pero tuve que volverme un
fantasma después del incidente con el policía.
—No le dije que me iba. Pensé que era lo mejor. No podía llevármela
conmigo. Eso fue un error. Volví a San Luis después de haber estado fuera
durante varios años. Descubrí dónde vivían Vivian y Charles y los visité. Le
dije que la amaba, y ella me dijo que estaba enamorada de Charles, así que
los dejé solos. Fui arrestado poco después de esa visita. La madre de mi hijo
mencionó que había un chico que visitaba el viejo barrio de vez en cuando.
Dijo que se parecía a mí. Lo dejé pasar porque no había estado con otra
mujer que no fuera Vivian, y sabía que me lo habría dicho si tuviéramos un
hijo. Al menos pensé que lo habría hecho.
Me quedé atónito en silencio. Sabía que Charles no era mi padre
biológico, pero nos cuidó como si lo fuera. El padre de Torrey murió en un
accidente de moto antes de que ella naciera. Mi madre nunca dio muchos
detalles sobre mi padre excepto que no estaba listo para la responsabilidad
de la paternidad y se fue. Nunca mencionó su nombre. No presioné el tema
porque Charles era un buen hombre. No quería que se sintiera poco
apreciado por mi constante pregunta sobre un hombre que nunca me quiso
de todas formas. Charles y mi madre no estaban casados. Ella dijo que
habían planeado casarse, pero él murió antes de que pudiera suceder.
—¿Cómo sabes que soy tu hijo?
—Hombre, vamos. ¿No has notado lo mucho que te pareces a mí?
Cuando vi la foto de tu madre, supe inmediatamente quién eras. Un hombre
siempre conoce su semilla aunque trate de fingir que no. Entonces vi la
mirada en los ojos de Viv cuando me vio. Me lo confirmó.
Me alejé de él y me senté en mi cama. Me di cuenta de que Reggie y yo
éramos parecidos. Vi una foto de él cuando era más joven, y casi pensé que
me estaba mirando a mí mismo en la foto. No mencioné el parecido. Pensé
que mi mente me estaba jugando una mala pasada. Ni en un millón de años
me hubiera imaginado que era mi padre.
—Pedí que te trasladaran a mi celda cuando descubrí quién eras. 33
—¿Por qué no me lo dijiste cuando nos conocimos?
—Quería esperar el momento adecuado para discutirlo contigo. No
quería que fuera así, pero cuando vi a Viv, sentí nostalgia y rabia al mismo
tiempo. Estaba enfadado porque se enamoró de otro y lo dejó criar a mi hijo
primogénito. La nostalgia hizo efecto cuando la miré a los ojos y vi a la mujer
de la que estaba profundamente enamorado. Honestamente, sé que fue
mejor que ella y Charles te criaran. No hay forma de que yo pudiera ser el
padre que tú necesitabas que fuera, al menos no entonces.
—Necesito hablar con mi madre. No puedo creer que me haya ocultado
algo así. ¡No tenía derecho a mentirme! ¡Estoy aquí porque quería protegerla,
y ella me ha mentido toda mi vida!
—El, fue lo mejor, hombre. Yo no podría ser tu padre desde aquí o
huyendo. Viv es una mujer increíble, y te crió bien. No digo que no te enojes,
pero deberías darle un respiro. Ella sólo hizo lo que pensó que era lo mejor.
—Se sentó en la cama a mi lado—. Mira, sé que estás enojado. Me equivoqué
al retener esta información durante tanto tiempo. Nunca he tenido miedo de
nada, pero tenía miedo de decirte quién era. Tenía miedo de que me
rechazaras. Temía que no me creyeras. Tu reacción demuestra el hombre
que eres. No luchaste conmigo, pero me dejaste explicarte mi versión. No sé
si entiendes completamente mi razonamiento pero gracias por escucharme.
Estoy tremendamente orgulloso de ser tu padre.
—Así que no te alejaste de mí. ¿No pensaste que la paternidad era
demasiado para ti?
—No, si hubiera sabido de ti, El, hubiera estado allí tanto como hubiera
podido. Le habría dicho a Charles gracias por haberte criado.
Me incliné hacia adelante, apoyé mis codos en los muslos y puse mi
cara en las manos. Esto fue demasiada información de una sola vez.
—Deberías llamar a tu madre y hablar con ella sobre esto. Mientras
tanto, no compartiremos esta información con nadie. Pueden intentar
separarnos.
Llamé a mi madre al día siguiente y me confirmó que Reggie era mi
padre. Lloró y me pidió que la perdonara por no haberme hablado de él. La
ira era algo a lo que no podía permitirme aferrarme en la cárcel. Reggie me
dijo que era importante perdonar rápidamente a la gente que amas porque
el amor cubre una multitud de errores.
34
Capítulo 4
2008

"I
wish" de Stevie Wonder estaba sonando fuerte desde las
bocinas de la cocina. Podía oler el pollo frito, los macarrones
con queso y los aromas verdes de la col mezclados con el
humo de la parrilla de la barbacoa.
Mi madre y mi hermana estaban en la cocina preparándose para mi 35
fiesta de bienvenida a casa. Acababa de graduarme de la escuela de leyes
en Chicago y pasé mi examen de abogacía en el primer intento.
Reggie y yo nos unimos en secreto. Nunca le dijimos a nadie que era mi
padre. Pensé que me llevaría mucho tiempo acostumbrarme a que fuera mi
padre, pero honestamente, me sentí honrado de ser su hijo. Reggie se
comportó como un hombre libre. Todos en la cárcel lo estimaban, no por
miedo sino por respeto. Conocí a mi hermano menor, Roc, mientras estaba
encerrado. Lo había visto visitar a Reggie con un hombre, pero no sabía
quién era. Reggie nos presentó durante una de sus visitas. Empezamos a
escribirnos y formamos una estrecha amistad.
Reggie le dio a mi madre suficiente dinero (a través de uno de sus
contactos en el exterior) para que contratara un abogado para ayudarme a
salir de la cárcel. Él recomendó a Louis Flowers. El señor Flowers contrató
a un detective privado para que investigara el caso. El detective privado
descubrió que los detectives de la policía hicieron un trabajo menos que
estelar en la escena del crimen. Arruinaron tanta evidencia que mucha de
ella pudo haber sido usada para probar mi inocencia. Lo que proporcionaron
no se habría sostenido en la corte si no fuera por un abogado de oficio
sobrecargado y mal pagado que estaba listo para sacar el expediente de mi
caso de su escritorio. Todo lo que vio fue el color de mi piel y decidió que no
iba a trabajar duro para probar mi inocencia.
Con las pruebas de ADN que el defensor público nunca abrió, al
testimonio de un testigo ocular que nunca fue interrogado, fui absuelto de
todos los cargos después de pasar cuatro años de mi vida tras las rejas.
El señor Flowers demandó al estado, y se me concedió un acuerdo de
seis cifras. Se me concedió una beca completa para terminar mis estudios
de licenciatura en la Escuela de Posgrado, y se borraron mis antecedentes
penales. El señor Flowers me tomó bajo su ala y fue mi mentor en la escuela
de leyes. Me ofrecieron un puesto en su firma de abogados y acepté.
—¡Qué tal, El!
—¿Qué pasa, Roc?
—Esa comida huele bien y esas pequeñas de ahí fuera se ven deliciosas.
¿Cuándo vas a salir? Deberías tener la primera elección ya que te graduaste
y todo eso. Después de ti, encontraré a alguien que pueda manejar los
negocios esta noche.
36
—Salgo en unos minutos. —Tomé mi cepillo y me peiné el cabello.
—¡Negro, las ondas me marean! Eres bueno. ¡Vamos, así podemos
comer y cambiar esa música!
“Before I Let Go” de Frankie Beverly y Maze's estaba sonando ahora.
Desde que salimos de la cárcel, mi hermano Roc y yo seguimos
desarrollando nuestra relación. Fue criado por su abuela materna ya que su
madre y su padre estaban en prisión. Su madre fue acusada de drogas
varios años después de que nuestro padre lo hiciera. Su camino ha sido
diferente al mío. Tiene diecisiete años y apenas ha terminado la escuela
secundaria, y está ganando dinero con la prostitución. No lo juzgo. Es un
producto de su entorno. Me ha prometido que se graduará en el instituto.
Nos mudaremos juntos, así que puedo asegurarme de que cumpla su
promesa.
—Está bien, estoy listo pero no intentes hacer mucho esta noche. Nos
levantaremos temprano para recoger las llaves de nuestra casa y luego
iremos a ver a Reggie.
—Sí, hombre. Estoy orgulloso de ti.
—Lo que sea hombre. —Lo agarré por el cuello—. Vamos a comer.
Capítulo 5
En la actualidad

—E
staré fuera de onda durante los próximos días. ¡El día
de la mudanza por fin ha llegado! Me mudaré a mi
condominio después de semanas de esperar la
finalización de las renovaciones. —Todos en la mesa aplaudieron.
Me senté en la pequeña mesa ovalada de la sala de conferencias de mi 37
despacho, el bufete Patterson. Dejé mi puesto en uno de los principales
bufetes de abogados del país para crear mi propio bufete. Otras tres mujeres
me acompañaron en el viaje y son mis asociadas principales. Cuando les
pedí a las mujeres que se unieran a mi bufete, les garanticé un camino más
rápido para convertirse en socias. Convertirse en socia eventualmente les
daría la oportunidad de agregar su nombre a la puerta. En los bufetes más
grandes, puede tomar décadas para que los socios se fijen en ti, y luego otra
década para convertirse en socio. Puede tomar aún más tiempo como mujer
porque la ley es una profesión dominada por los hombres. Con nuestro
propio bufete, hemos marcado nuestro propio camino y nuestro propio
ritmo. No tenemos que seguir las reglas de los chicos; las chicas pueden
hacer las suyas.
Alquilé una suite en un edificio en el centro de San Luis. Mis asociados
y yo comenzamos a trabajar juntos hace tres años y hemos experimentado
un crecimiento constante. Nos centramos principalmente en los casos de
discriminación femenina. Fuimos etiquetadas como el bufete feminista por
algunos de los otros bufetes que habíamos destruido en el tribunal. El título
encaja porque soy feminista. Soy una defensora de los derechos de la mujer.
Creo que las mujeres deben ser tratadas justamente en todos los aspectos
de la vida, incluyendo los negocios. Así que, lucho por las mujeres y cuando
lucho, gano.
—¡Ahhh, vamos chicos! —Me reí—. ¿Tan mala fui?
—Si tuviera que dar mi opinión sobre un color de azulejo más —dijo
Ruth, una de mis socias principales.
—O.… ¡O escuchar sobre el tiempo que le estaba tomando al tipo del
gabinete instalar los gabinetes personalizados que estaba haciendo en el
lugar! —añadió Shelly, otro asociado senior.
—Espera, esta fue la mejor: “¡mi diseñador de interiores quiere poner
mi cuadro original de Lois Mailou Jones cerca de la puerta de mi camerino!”.
—Caroline se rio—. ¡El problema de una persona tan rica!
No me había dado cuenta de que me quejaba tanto del proceso de
renovación. Sabía que Kerem y Keeva estaban cansadas de oír hablar de
ello. Sentía que todas mis preocupaciones eran válidas en ese momento.
—¡Está bien! ¡Lo siento! No me di cuenta de que le estaba dando a todo
el mundo acidez estomacal. —Sonreí—. Y Caroline, sabes que no soy rica,
¡todavía!
38
Todos se rieron de nuevo. La habitación se apagó, y continuamos con
nuestra reunión.
—Hablemos de lo que nos espera —dijo Caroline.
Todos hablaron de los casos en los que estaban trabajando o de las
reuniones que estaban llevando.
—Tengo una reunión con Valentine Law Group la próxima semana.
Ellos me contactaron sobre la posibilidad de asociarme con ellos en un caso
—dije después de que todos los demás completaran sus informes.
—¿A toda la firma? —preguntó Caroline.
—No, a mí.
—¿Qué tipo de caso? —respondió Caroline.
—No dieron muchos detalles, pero eso fue suficiente para intrigarme.
—Valentine Law es una fuerza en este país. Funcionaría bien que los
añadiéramos a nuestro currículum de clientes o al menos de socios —dijo
Shelley.
—Lo sé. Ese fue mi pensamiento cuando acepté tener la reunión. Está
programada para el lunes por la mañana. Te haré saber cómo va cuando
regrese el lunes por la tarde. Si eso es todo, tengo una tonelada de cajas que
empacar y algunos trabajadores de mudanzas a los que acosar para que
lleguen puntual mañana.
—Pobres trabajadores. —Ruth se rio mientras se levantaba para salir
de la habitación.
—¿Puedo hablar contigo, Averie? —dijo Caroline mientras las otras
mujeres salían de la habitación.
—Por supuesto.
—No sé mucho sobre Valentine Law Group. ¿Estás segura de que es
una buena idea que nos alineemos con ellos?
Caroline siempre había sido la cautelosa del grupo. Si tuviera que
nombrar un rasgo negativo de ella, sería la timidez. Ella parecía pensar
demasiado y adivinar todo. Le funcionaba bien porque es la mejor litigante
de mi bufete, pero eso no funcionaba para mí. No andaba de puntillas por
la vida; andaba a zancadas. Me gustaba hacer que mi presencia se conociera
y se sintiera. Nunca le llamaría la atención sobre su timidez. Apreciaba las
diferencias que las mujeres de aquí compartían.
39
—Tampoco sé mucho sobre la empresa. La mayoría es de lo que he leído
y visto en la televisión, pero lo que sí sé es que tienen más poder que
nosotros. Nunca está de más alinearse con un gigante mientras te convenga.
—De acuerdo, pero ¿tendrás cuidado y me harás saber los detalles
cuando lo descubras?
Conocía algunos detalles del caso; el cliente era mujer. Tanto ella como
su novio estaban siendo acusados de un crimen, y la firma,
mayoritariamente masculina, sintió que era necesario tener representación
femenina para ella. No quería compartir los detalles con Caroline. Era un
mal negocio hablar de un caso que no habías aceptado como propio. Era
incluso peor cuando estabas en el caso y hablabas de él con gente que no
estaba afiliada a él.
—Te mantendré informada, Caroline.

—Creo que esta es la última caja, Vee —gruñó mi cuñado, Kerem,


mientras colocaba la caja en el suelo de la cocina.
—Gracias, Kerem.
Kerem y mi hermana Keeva me ayudaron a trasladar las últimas cosas
de su casa a mi apartamento. Los de la mudanza hicieron un trabajo
aceptable transportando mis pertenencias de mi almacén a mi apartamento.
No perdieron ni dañaron nada. No sabía si era porque conocían mi carrera
y sabían que escribiría algunas cartas con palabras fuertes a su oficina
corporativa o si eran buenos en su trabajo. De cualquier manera, hicieron
un buen trabajo. Les di a los cuatro hombres una generosa propina en
efectivo.
—Conoces a Big Dell, y la señorita Estelle te habría trasladado
felizmente. —Se rio.
—Esa es la razón exacta por la que me mudé mientras estaban en
Charleston visitando a la familia de papá. ¡Mamá tendría colchas y arreglos
florales falsos por toda la casa! —Me reí.
Mi madre y mi padre estaban en Charleston, Missouri, y Cairo, Illinois
visitando a los hermanos de mi padre. Él era uno de los trece hermanos, los 40
cuales seguían vivos; viejos, pero vivos.
—No creas que no va a añadir su toque en alguna parte —advirtió
Kerem.
—Ya veremos.
—¿Dónde está mi esposa? —preguntó mirando más allá de mí al final
del pasillo.
—Probablemente esté en mi dormitorio tratando de averiguar qué
puede robar de mi armario.
—¡Cariño! —gritó Kerem.
—¿Sí? —respondió Keeva.
—Tenemos que irnos. Tenemos que parar en la guardería del lado sur
para comprobar la construcción antes de ir a casa.
—Ya voy —respondió Keeva.
Mi hermana salió de la parte de atrás de mi casa con varias prendas de
ropa en perchas.
—Te dije que ella estaba allá atrás comprando. —Me reí—. ¿Qué me
estás robando esta vez?
—¿Robar? No, estoy pidiendo prestado.
—No, cuando se pide prestado algo implica que el dueño de la cosa en
algún momento lo recuperará. No pides nada prestado porque nunca más
vuelvo a ver mi ropa.
—Lo que sea, Vee, no es que vayas a extrañar ninguna de estas cosas
de todos modos.
Sacudí la cabeza sabiendo que toda esta discusión era inútil. Si
quisiera algo de vuelta, tendría que ir a su armario y recuperarlo.
Kerem se acercó a Keeva y puso sus brazos alrededor de su cintura
mientras le besaba el cuello. Keeva inmediatamente cerró los ojos e inclinó
la cabeza para darle acceso.
—¡Iug! ¡Consigan una habitación!
—Tienes dos habitaciones de más ahí atrás. ¿Nos prestas una? —
murmuró Kerem contra su cuello causando que ella se riera.
—Nadie escalará estas paredes excepto yo. De todos modos, ¿no te 41
alegras de haberte librado por fin de mí? Vayan a casa y celebren que la
tienen para ustedes de nuevo.
Después de vivir en la costa este durante un par de años tras la escuela
de leyes, me mudé de nuevo a San Luis y compré una casa en la ciudad.
Quería mejorar mi casa en el pueblo después de unos años. La puse en el
mercado pensando que tardaría varios meses en venderse. No estaba en el
mercado veinticuatro horas antes de que se hiciera una oferta de diez mil
por encima de lo solicitado. No podía dejarlo pasar, pero tampoco tenía idea
de dónde quería vivir. La idea de volver a casa con mi madre y mi padre
hasta que encontrara algo me revolvía el estómago.
Por mucho que los amara a ambos, no había forma de que quisiera vivir
bajo su techo otra vez. Kerem y Keeva me dejaron mudarme con ellos hasta
que encontrara un nuevo lugar. Encontré un condominio en el centro de la
ciudad, pero necesitaba algunas renovaciones, así que viví con ellos durante
casi un año. Ambos fueron muy amables y nunca me hicieron sentir que los
estaba importunando, pero estoy segura de que estaban contentos de tener
su casa para ellos de nuevo.
Kerem y Keeva se quedaron en mi sala de estar como si yo no estuviera
allí. Estaba acostumbrada a sus muestras públicas de afecto. Keeva era
cinco años mayor que yo. Ella y Kerem empezaron a salir cuando yo tenía
ocho años, y estaban en la escuela secundaria, así que él había sido parte
de mi familia desde que tengo memoria. Ambos se graduaron en la
universidad con títulos en negocios y se casaron después de graduarse.
Keeva poseía y operaba tres guarderías; Rock-A-Bye Guardería Infantil. La
gente pensó que nombró sus guarderías por la canción infantil, pero en
realidad les puso el nombre de su escena favorita en New Jack City cuando
Keisha disparó a Smitty justo antes de que la CMB se hiciera cargo de los
apartamentos de los Carter. No le dijimos a la gente ese hecho divertido
porque probablemente no querrían llevar a sus bebés a las guarderías.
Kerem era el gerente de distrito de varias sucursales bancarias.
—Muy bien, nena, vámonos para que podamos volver a nuestra casa
vacía. —Mi hermana prácticamente cantaba.
—Está bien —respondió Kerem mientras le daba unos cuantos besos
más en el cuello—. Tenemos que pasar por la guardería del lado sur, así que
hagámoslo rápido.
—Adiós, Vee. —Keeva me abrazó con un brazo mientras aún se aferraba
a la ropa que había sacado de mi armario—. Tu lugar es hermoso. No puedo
esperar a venir para la noche de chicas. 42
—Gracias, Key. Los quiero a ambos. Muchas gracias.
—Nosotros también te queremos —respondió Kerem mientras me
abrazaba.
—Estoy segura de que mami y papi terminarán tan pronto como
vuelvan de Charleston.
—Oh, estoy segura.
Los seguí hasta la puerta principal y la cerré detrás de ellos. Finalmente
estaba solo en mi propia casa otra vez.
Fui directamente a mi refrigerador de vino y tomé una botella de Stella
Rosa Black. El vino fue un regalo de alguien que no conocía mi gusto por el
licor. Soy más bien una chica de licor marrón, pero podría ser delicada y
beber vino también. Abrí el corcho y lo bebí directamente de la botella. No
había tenido muchas oportunidades de soltarme el cabello y hacer lo que
quisiera desde que vivía con mi hermana y mi cuñado, pero ahora... ¡No hay
copas para mí! Esta botella iba a desaparecer en poco tiempo.
Mi teléfono empezó a reproducir el tono de llamada de mi hermana
menor, Kenzie.
—Hola, Ken.
—Hola, terrón de azúcar. Llamaba para ver cómo iba todo con tu
mudanza. Siento no haber podido estar ahí para ayudarte.
Kenzie y yo nos llevábamos tres años de diferencia. Se graduó en la
universidad y se mudó de San Luis a Los Ángeles para seguir una carrera
musical. Había hecho un par de olas en la industria, pero todavía estaba
esperando su gran oportunidad. Ella y su novio, Travis, han estado juntos
desde el instituto. Él era un exitoso productor musical.
—Salió bien. Key y Reem ayudaron mucho. Mamá llamaba cada hora,
y papá enviaba mensajes de texto cada dos horas. —Me reí.
—¿Soy yo o ha estado enviando mensajes de texto con memes y gifs al
azar? —Se rio.
—No, no eres solo tú, pero él los llama me-mes en lugar de memes y
regalos en lugar de gifs. Es adicto a ellos. —Me reí.
Nos encantaba reírnos de nuestro padre y su uso de la tecnología. Le
encantaba la tecnología, pero la tecnología no siempre le correspondía el
amor. Continuaba comprando el último dispositivo de moda, no leía las
instrucciones y se frustraba cuando no funcionaba como se anunciaba. 43
Normalmente, uno de los miembros más jóvenes de la familia iba a su casa
para enseñarle cómo funcionan sus aparatos.
—Bueno, Travis y yo estaremos en casa pronto. Tendremos nuestra
noche de chicas y nos pondremos al día con todo.
—Me suena bien. —Sonreí. Me encantaba pasar tiempo con mis
hermanas. Meternos a las tres en una habitación era difícil, pero cuando
sucedía, era el mejor momento.
—Muy bien, te quiero Boo.
—También te quiero.

No soy tu sirvienta.
No soy tu juguete
No soy menos que tú, reconoce
No soy tu perra.
No soy tu puta.
Llámame por mi nombre de pila, date cuenta
Soy una reina...
—¡Detente, Kathy!
Hablaba con mi dispositivo de voz.
Me desperté a las cinco y media de la mañana con la nueva canción de
Lyrica, “Recognize”. Trevor la produjo. Era sexy y se había convertido
rápidamente en mi himno.
Me senté y lancé mis piernas hacia el lado de la cama. Normalmente
dejaba sonar la alarma varias veces antes de salir de la cama, pero tenía un
día emocionante por delante. Necesitaba tiempo suficiente para hacer una
rutina de spinning de treinta minutos, meditar y prepararme para la gran
reunión que tenía con Valentine Law Group. Samuel Valentine, el socio
gerente, era conocido por ser uno de los mejores litigantes del país. Fue 44
falsamente condenado y encarcelado durante varios años cuando era más
joven. Ahora era un apasionado de la ley y apasionado por luchar por la
gente. Rara vez ha perdido y aún más rara vez ha trabajado con alguien
fuera de su bufete de abogados.
Me arrojé hacia la silla de la esquina de mi habitación para ponerme
mi ropa de entrenamiento. Me encantaba que no tuviera que ir muy lejos
para mi entrenamiento, porque el ejercicio no era mi cosa favorita. Solo era
necesario. Mi edificio tenía una sala de entrenamiento, pero prefería caminar
por la calle hasta el gimnasio porque el café de allí tenía los más deliciosos
batidos para después del entrenamiento.
Encontré mi teléfono y saqué mi lista de podcasts recientemente
descargados. Escuché varios podcasts, pero durante mis entrenamientos,
disfrutaba escuchar a un pastor de Houston llamado Roman Bluette. Él y
su esposa, Zanetta, tenían un podcast semanal en el que hablaban de los
acontecimientos actuales, pero le añadían espiritualidad. Siempre
escuchaba algo que me hiciera pensar o me motivara. Terminé mi
entrenamiento mientras aprendía sobre la importancia del perdón. Hicieron
referencia a una historia en la que un joven fue asesinado por su amigo por
más de cinco dólares. La madre del hombre asesinado se levantó en el juicio
y le dijo al asesino que lo perdonaba. Discutieron cómo el perdón era más
para la persona que lo ofrecía que para la que lo recibía. Nunca lo había
pensado de esa manera. Volví a mi edificio, bebiendo mi batido y
preparándome mentalmente para mi reunión de hoy.
Me duché y me vestí con mi traje de falda gris con rayas blancas. Lo
acompañé con mi blusa plateada y mi chaleco de suéter a cuadros blanco y
plateado. Terminé el traje con mis zapatos negros de tacón So Kate
Louboutin y mi prendedor de Chanel perlado en el botón superior de mi
blusa.
Me examiné en el espejo después de rociar con aceite el brillo en mi
recién cortado cabello. Optaba por mantener el cabello corto porque el
cabello es una cosa menos de la que tengo que preocuparme por las
mañanas.
Llamé a un servicio de coches y llegué quince minutos después a un
alto edificio de cristal. El letrero en el frente del edificio mostraba con orgullo
Valentine Law Group en grandes letras blancas. Caminé a través de las
puertas de cristal y subí al mostrador de seguridad.
—Buenos días. Soy Averie Patterson. Tengo una reunión con el señor...
—¿Señorita Patterson? 45
Escuché a alguien detrás de mí llamar mi nombre. Me di la vuelta para
ver a un hombre alto, de piel canela que debía medir más de un metro
ochenta. Llevaba un corte castaño oscuro desvanecido en la sien con rizos
cortos y sueltos. Sus ojos marrones oscuros complementaban su piel de
chocolate. Llevaba un traje negro muy bien confeccionado con una corbata
roja y una camisa blanca.
—Soy Raymond Thurman, el asistente del señor Valentine. —Extendió
su mano. Nos estrechamos la mano—. Te mostraré la sala de conferencias.
No sé qué colonia llevaba puesta, pero casi hace que me quite las
bragas y metérselas en el bolsillo. Olía increíble. Hacía mucho tiempo que
no estaba cerca de un hombre que oliera bien. Necesitaba algo de vitamina
P de la peor manera. Había estado tan ocupada con mi práctica de leyes y
evitando a los vagos que no tenían nada para ellos. Estaba experimentando
una severa sequía en el departamento de sexo.
Lo seguí hasta el banco del ascensor detrás del escritorio de seguridad.
Presionó el botón de subir y luego escaneó una tarjeta antes de que las
puertas se abrieran. Me hizo un gesto para que me pusiera delante de él.
Siguió detrás de mí mientras la puerta se cerraba. Lo vi apretar el botón del
piso cuarenta y agitó su tarjeta frente al panel otra vez.
Subimos en silencio hasta que el ascensor se detuvo y las puertas se
abrieron a un gran letrero tridimensional Valentine Law Group. Me hizo
señas para que saliera primero. Lo seguí por un pasillo lleno de oficinas de
cristal, decoradas con pisos de madera y escritorios tallados. Nos detuvimos
al final del pasillo en la puerta con un letrero que decía “Sala de
conferencias”. Abrió la puerta y se hizo hacia un lado para permitirme
entrar.
—Gracias. —Sonreí. Siempre apreciaba cuando un hombre sostenía la
puerta por mí. No ocurría muy a menudo.
—No hay problema —respondió antes de hablar hacia la habitación—.
Señor Xavier Belle. —Otro hermoso hombre de piel de moca se levantó de la
mesa. También llevaba un traje azul impecable, camisa blanca y corbata
lavanda.
¿Todos los hombres de esta firma son tan buenos... diooos…?
—Señorita Patterson, encantado de conocerte.
Sonrió y mostró los hoyuelos más profundos que jamás había visto en
un hombre. Extendió su mano. Nos estrechamos la mano. 46
—Este es mi socio, Morris Owens.
Morris tenía una altura promedio y pesaba al menos ciento treinta
kilos. Parecía un ex jugador de fútbol americano. Podía decir que su traje
no era profesionalmente adaptado como el de Xavier, pero aun así se veía
bien en él. La piel marrón coca de su rostro estaba parcialmente cubierta
por una barba completa que estaba expertamente arreglada. Su sonrisa era
genuina y acogedora.
—Este es el señor Samuel Valentine. —Raymond concluyó las
presentaciones.
Había escuchado hablar de la intimidante presencia de Samuel
Valentine en la sala, pero nada me preparó para la forma en que sus ojos
marrones oscuros penetraron los míos haciéndome sentir expuesta. No
estaba preparada para que se levantara e hiciera que toda la habitación se
detuviera. Era como si todos en la sala contuvieran la respiración esperando
que él hablara. Su presencia controlaba la atmósfera. Había estado rodeada
de hombres muy poderosos, pero ninguno con la presencia del señor Samuel
Valentine.
Había visto fotos de él e incluso lo había visto en la televisión en
conferencias de prensa. Tampoco le hacía justicia. Su cabello color negro
azabache se extendía en una multitud de olas. Su pequeña barba y su bigote
enmarcaban sus labios llenos y descansaban bajo su delgada nariz. Su traje
azul parecía estar adaptado a su cuerpo porque le quedaba perfecto. Las
mangas de su chaqueta descansaban en la posición perfecta sobre los puños
de su camisa que sostenía unos gemelos negros. Su camisa azul claro y su
corbata azul eran una combinación inesperada, pero era una excelente
elección.
Extendió su mano para estrechar la mía. Acepté esperando sentir las
manos de un abogado. Las manos de los abogados son suaves y bien
cuidadas, solidificando el hecho de que nunca han hecho un día de trabajo
duro en sus vidas. No la mano del señor Valentine, esta era áspera y callosa.
También era enorme y fuerte. No me estrechó la mano como si fuera una
mujer, todo delicado. Se ajustaba a mi agarre, lo cual yo apreciaba.
Pensé que ya había superado todas las sorpresas y luego dijo:
—Buenos días, señorita Patterson.
No sé si la sorpresa se registró en mi rostro, pero si fuera posible, mis
bragas se habrían derretido por completo de mi cuerpo. Su voz de barítono
era profunda y rica. Sonaba como si estuviera grabando anuncios para
Allstate, la compañía de seguros. 47
—Buenos días, señor Valentine.
—Por favor, siéntate, señorita Patterson —dirigió Xavier.
Me senté frente a los tres hombres. Raymond se fue justo después de
las presentaciones.
—Señorita Patterson, nos pusimos en contacto contigo porque tenemos
un caso en el que nos gustaría asociarnos contigo. En el correo electrónico
que enviamos, describimos algunos de los detalles de este caso. En opinión
de Morris y mía, creemos que necesitamos una mujer que represente a la
mujer de esta pareja.
—Sí, hicimos los números e investigamos. Encontramos que una mujer
que representara a nuestra clienta sería lo mejor para ella —explicó Morris.
Xavier y Morris entraron en detalles sobre el caso y los cargos contra
sus clientes. El cliente varón estaba siendo acusado de tráfico de drogas,
posesión de armas y poner en peligro a los niños porque los niños estaban
en la casa cuando ambos fueron arrestados. La mujer también estaba
siendo acusada de los mismos delitos y de una serie de otros cargos
derivados de su pelea con los agentes de policía que la habían arrestado.
Los hombres continuaron dándome los detalles del caso sin revelar los
nombres de los clientes, que era el protocolo estándar. Querían asegurarse
de que yo estuviera a bordo antes de compartir la información del cliente.
El señor Valentine no dijo nada. No añadió nada a los detalles del caso. En
cambio, se ocupó de garabatear en un cuaderno o de mirarme como si oliera
algo fétido. Su humor me irritó porque yo estaba aquí para ayudarlo a ganar
un caso.
—¿Tiene alguna pregunta, señorita Patterson? —preguntó Xavier
después de que él y Morris completaran su presentación del caso.
—Sobre el caso, no. Su exposición fue completa y respondió a todas las
preguntas que tenía. Sin embargo, señor Valentine, ¿estás mudo? —Lo miré
esperando una respuesta.
Un ceño fruncido premiado contorsionó su hermoso rostro.
—¿Perdón? —Me miró a los ojos.
—Oh, ¿solo tienes problemas de audición? —Sacudí la cabeza como si
entendiera.
—¡No soy ninguna de las dos cosas, señorita Patterson!
Maldita voz... 48
—No dijiste una palabra durante toda esta sesión informativa, y si no
me equivoco, eres el número uno en este caso.
—Te aseguro que no soy ni mudo ni sordo. No necesitaba decir nada
porque mis asociados presentaron un informe completo, según tus
palabras. Entonces, ¿necesitabas algo de mí o solo mi atención?
—Atenci... —Empecé, pero me cortó y continuó.
—No te necesito ni te quiero en este caso, pero como estos caballeros
me aconsejaron que una consejera que representara a nuestra clienta sería
buena para el jurado, acepté de mala gana.
—¿Hicieron falta estos dos caballeros para decirte algo que ya debías
saber? Supongo que los rumores de tu inteligencia son muy exagerados.
—Señorita Patt...
Le corté y continué:
—El porcentaje de ganancia de tu firma con clientes masculinos es
aproximadamente del noventa y cinco por ciento. El porcentaje de ganancia
de la firma con clientes femeninos es aproximadamente el setenta y cinco
por ciento. Eso me dice que no tienes ni idea de lo que una mujer quiere,
necesita o incluso requiere. Por lo tanto, pierdes. Mi porcentaje de ganancia
con clientes femeninos y masculinos es del noventa y ocho por ciento. Eso
significa que no pierdo. No hay nada peor que un tonto ignorante. Primero,
tienes que hacer que el tonto se dé cuenta antes de que puedas evitar que
sea un tonto. Nunca funciona porque los tontos no pueden manejar
demasiados pasos. No tengo suficiente tiempo, paciencia o energía para
ayudarte. Señor Belle, señor Owens, gracias por su tiempo, pero tendrán
que encontrar a alguien más que les ayude con sus clientes. Que tengan un
gran día.
Me levanté de mi asiento. Xavier y Morris se apresuraron a levantarse
del suyo. Me di la vuelta y salí de la habitación. Seguí el camino que había
tomado con Raymond, tratando de no parecer tan enojada como me sentía.
Estaba tan irritada que ni siquiera llamé mi auto. Necesitaba el paseo de
vuelta a mi oficina para refrescarme.

49

—¡El! ¡Vamos, hombre! ¿Realmente tenías que actuar así con ella? —
Xavier me miró después de que la puerta se cerrara detrás de la señorita
Patterson.
—¡La necesitamos! ¡No vamos a ganar este caso sin ella!
—¡Te dije antes de esta reunión que no quería trabajar con nadie fuera
de esta firma! —respondí—. Esto es familia. ¡La familia cuida de la familia!
—El, con todo respeto...
Una persona normalmente precede una declaración usando, “con todo
respeto”, cuando la declaración va a ser irrespetuosa.
—¡Me importa un bledo lo que hayas dicho! Nadie aquí será bueno para
el jurado. Necesitamos una mujer, no cualquier mujer, sino una que pueda
sostenerse. Las mujeres que trabajan aquí son buenas abogadas, pero no
tienen el historial que tiene la señorita Patterson. ¿La buscaste como te dije?
—No, no lo necesitaba.
Pero, debería haberlo hecho. Si la hubiera escuchado y buscado, no me
habría quedado atónito por su belleza, impresionado por su inteligencia y
luego despistado cuando me regañó. Habría estado mejor preparado con
una ingeniosa respuesta cuando se refirió a mí como un tonto ignorante, lo
que, sinceramente, cortó un poco. O podría haber respondido a su
afirmación de que no sabía lo que una mujer quería o necesitaba.
—El, tienes razón muchas veces, pero esta vez, estás totalmente
equivocado. Fuiste irrespetuoso y grosero con una aliada potencial. Tienes
que arreglar esto, hombre. Hablo en serio.
—¿Nuestros papeles se invirtieron? ¿Es ahora el Grupo de Leyes Belle?
Xavier ladeó la cabeza y me examinó un minuto antes de decir:
—Morris, ¿nos disculpas?
Sin hablar, Morris se levantó y salió de la habitación.
En cuanto se cerró la puerta de la sala de conferencias, Xavier dijo:
—Me importa un carajo de quién es el nombre que está en la puerta.
Lo correcto es lo correcto, y tú estabas equivocado. Nunca más vuelvas a
atacarme frente a mi socio. No te falto el respeto, así que nunca me faltes el
respeto. No me importa tu regla de hace tiempo de no trabajar con otras 50
firmas y abogados, y definitivamente me importan un carajo tus problemas
de confianza. Si no arreglas esto con la señorita Patterson, vas a perder, y
perderás mucho. ¿Sabes quién sufrirá cuando pierdas por tu terquedad e
inflexibilidad? ¡LA FAMILIA!
Sabía que había ido demasiado lejos cuando Xavier empezó a usar
expletivos. Él nunca decía groserías. Nunca permitía que me metiera bajo
su piel, pero hoy, lo hice. Fui demasiado lejos. No era tan inconsciente como
la señorita Patterson me acusó de ser.
—Arregla esta mierda, El.
Salió de la habitación.
Xavier Belle era una de las únicas personas en la tierra que podía
corregirme cuando me equivocaba. Estaba equivocado, sabía que estaba
equivocado. La última vez que le oí maldecir fue cuando descubrió que el
chico con el que salía su hermana era realmente gay, y el amante se enfrentó
a su hermana e intentó pelear con ella. ¡Estaba furioso! Tuve que sujetarlo
físicamente cuando lo vimos en público. Se aseguró de hacer de la vida de
ese tipo un infierno antes de que el tipo finalmente renunciara a su puesto
en San Luis y se mudara. Lo último que supe es que estaba dirigiendo una
pequeña empresa pro bono en Montana.
Dejé la sala de conferencias y volví a mi oficina.
—Gretchen, llama a Raymond por mí y no me pases llamadas por el
resto de la mañana.
—Raymond ya está en tu oficina. Se suponía que debías estar en tu
reunión matutina por lo menos otra hora, así que no tienes llamadas hasta
esta tarde.
Entrecerré mis ojos hacia ella. Aparentemente sabía que la reunión no
había ido bien.
Entré en mi oficina y encontré a Raymond sentado en uno de mis sofás
de cuero marrón situado en la zona de estar.
—Ray, necesito que mires...
Me pasó una tableta.
Raymond era mi asistente personal. Lo conocí a través de mi amigo,
mentor y tío de Xavier, JD. Conocí a Julian DeLucas a través de mi padre.
JD venía a Pineville y celebraba servicios religiosos una vez al mes. Él y mi
padre se hicieron tan cercanos que visitaba a mi padre incluso cuando no
estaba celebrando los servicios. Cuando la madre de Roc se iba, JD traía a 51
Roc a Pineville para ver a mi padre. Fue el primer hombre que me habló de
Dios de una manera que yo entendí y pude relacionarme. No asistía a los
servicios de la iglesia tanto como me hubiera gustado debido a mi horario,
pero me mantenía en contacto constante con JD.
Raymond comenzó a asistir al Centro de Adoración del Encuentro, la
iglesia de JD. A JD le preocupaba que, si Raymond no encontraba un trabajo
legal consistente, volvería a la vida de la calle que acababa de dejar. Conocí
a Ray y conecté con él inmediatamente. Me recordaba mucho a mí mismo a
su edad. Su empuje y ambición estaban por las nubes. Decidí mantenerlo
cerca y ser su mentor. Me observaba lo suficiente como para conocer mis
hábitos y rutinas. Le di el título de asistente personal, y desde entonces ha
sido mi mano derecha.
—Ya está ahí. Se graduó en Harvard. Fue secretaria de dos de las tres
juezas en ejercicio: Sotomayor y Kagan. Fue contratada por Chapman,
Olson, Norman y Lamb después de sus prácticas. Recibió el mismo honor
que tú, el premio Cuarenta Abogados antes de los Cuarenta. Varios años
después de ti, por supuesto.
Revisé la información mientras hablaba. Vi que su porcentaje de
ganancia era tan alto como dijo que era. Dejó el prestigioso bufete de
abogados y comenzó su propio bufete con otras tres abogadas. Desde que
comenzó su bufete, ella y sus colegas ganaban grandes acuerdos para sus
clientes, obteniendo absoluciones y haciendo que varios casos fueran
desestimados por parcialidad.
Pasé el resto de la mañana investigando a la señorita Patterson. Incluso
fui a sus cuentas de medios sociales, todas ellas privadas, pero vi su perfil
en LinkedIn.
—Chambers —dijo Countee por teléfono.
—Necesito información sobre alguien.
—¿Qué tienes de ellos?
—Tengo su nombre y dónde trabaja.
—Dispara.
—Averie Patterson. Trabaja en el bufete de abogados Patterson.
—Dame un momento. Te devolveré la llamada.
Terminamos la llamada. Countee era el dueño del negocio que usaba
para todas mis necesidades de seguridad, incluyendo investigaciones
privadas. Nos conocíamos desde hace varios años. Si había algo que 52
encontrar en alguien, él lo encontrará.
Unos quince minutos más tarde, Countee me devolvió la llamada.
—Su nombre es Averie Grace Patterson. Nació de Wendell y Estelle
Patterson. Wendell es un conductor de autobús urbano y Estelle es
voluntaria en varios lugares, pero no tiene trabajo. Tiene dos hermanas, una
mayor y otra menor. Se graduó...
Lo interrumpí:
—¿Algo que deba saber antes de hacer negocios con ella?
—Ella es muy inteligente y muy conectada. Se ha hecho un nombre en
la comunidad legal. Nunca ha sido arrestada. Tiene algunas multas por
exceso de velocidad, pero va a la escuela de tráfico y le quitan los puntos.
Es soltera y nunca se ha casado. No veo nada que la convierta en un peligro
para su negocio de ninguna manera. Puedo hacer que alguien la siga por
unos días...
—No, no será necesario. Gracias, Count.
—Todo está bien.
Terminamos la llamada.
Presioné el botón del intercomunicador.
—Gretchen, ¿puedes venir un minuto?
—En camino.
Gretchen entró y se sentó en la silla frente a mi escritorio.
—Necesito la dirección de la oficina de la señorita Patterson.
—Es 201 Pine. Suite 1409. Ella va a almorzar de una a dos, así que
deberías intentar alcanzarla después del almuerzo. No tiene ninguna cita
para el resto del día.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque soy inteligente y las secretarias hablan.
Esta era su respuesta estándar. Ella había estado conmigo desde que
me hice cargo de la empresa después de que mi mentor Louis Flowers
falleciera repentinamente de un ataque al corazón. Me dejó la empresa en
su testamento, y yo había estado trabajando duro para honrar su memoria
desde entonces. Quería mantener el nombre del bufete de abogados Flowers
y Asociados, pero en su testamento, me prohibió usar su nombre. Dijo que
quería que tuviera mi propio legado y no vivir a la sombra del suyo. Cambié
el nombre del bufete de Flowers y Asociados a Valentine Law Group. Hemos
experimentado un crecimiento continuo desde que me hice cargo. 53
—Puedes decirle a Raymond que necesito ir a su oficina a las dos en
punto, por favor.
—Dos y media.
—¿Dos treinta?
—Sí, te he concertado una cita para verla a las dos y media.
Sacudí la cabeza.
Se levantó de su asiento:
—De nada, Samuel. Trata de no estropear esto. Sabes que la necesitas.
Siempre me sorprende lo bien que Gretchen podía anticiparse a mis
peticiones. Sería la compañera perfecta si no fuera lo suficientemente mayor
para ser mi madre.
—Lo sé. Por cierto, ¿qué pasa con Xavier? Parece que no está bien.
—Daisy.
Esa única palabra explicaba su comportamiento. Daisy fue la “que se
escapó”, y ahora Xavier estaba haciendo todo lo posible para recuperarla.
Las cosas no deben haber ido muy bien.
—Oh, está bien. Gracias.
—No hay problema.
Saqué los archivos que tenía de mis clientes y me preparé para visitar
a la señorita Patterson.

54
Capítulo 6

M
e senté en mi oficina después de la reunión con Valentine Law
y todavía estoy enfadada. Después de escuchar los detalles del
caso, estaba deseando trabajar en él con el señor Valentine.
¿Por qué tenía que ser tan imbécil? Llamé a Keeva para desahogarme.
—No puedo creer que ese imbécil actuara con tanta indiferencia hacia
mí. Preguntaron por mí. Yo no pregunté por ellos. ¡Se pusieron en contacto
conmigo! ¡No me puse en contacto con ellos! ¡Puede ir y saltar de un puente 55
por lo que me importa! ¡Fue una pérdida de tiempo! Tengo todo este trabajo
en mi escritorio, pero acepté la reunión porque sonaba prometedor.
¡Entonces fue a decir que no me quería en el caso! Chica, lo leí tan
profesionalmente como pude, pero en realidad solo quería decir “¡Vete a la
mierda!”.
—¡Deberías haberlo hecho! —Keeva se rio.
—¡Lo sé! ¡Arg! ¡Estoy tan irritada!
—¿Almorzaste? Puede que estés irritada y hambrienta, hambrietada.
Sabes que eso es peor que estar hambrienta.
—¡Ya lo sé! —Nos reímos. Key siempre me hace reír—. Necesito comer
algo antes de la reunión de las dos y media que se acaba de poner en mi
agenda.
—Muy bien, cariño. Es hora de que mis pequeños clips Uzi (su apodo
para sus hijos de la guardería) se despierten de sus siestas. Hablaré contigo
más tarde.
Colgué y me levanté de mi asiento. Tuve que buscar algo de comida
porque no había comido desde mi batido de después del entrenamiento. Tal
vez la comida me ayudaría a sentar la cabeza. No puedo pensar en una
interacción con otra persona que me moleste más que el señor Valentine.
Me recuerda mucho a todos los hombres poderosos de esta industria que
me dijeron que nunca lo lograría por mi cuenta. Pensaban que su pene era
una varita mágica que les daba el control de todo lo que inspeccionaban.
Luché contra hombres como él todo el tiempo y gané. Samuel Valentine
puede irse al infierno.

Raymond y yo llegamos a la oficina de la señorita Patterson a las dos y


cuarto. No quería llegar tarde a mi cita, y su oficina estaba a poca distancia
de mi edificio.
—Liddy, la secretaria de la señorita Patterson, vendrá por ti.
Nos dijo la joven recepcionista después de dirigirnos a la sala de espera. 56
—Gracias —dije mientras me sentaba en una de las cómodas sillas
frente a una ventana.
Sentí que mi teléfono vibraba en mi bolsillo.
Escuché que te reunirás con la señorita Patterson. No lo
estropees. - X. Belle
Yo me encargo.
Necesitaría hablar con él cuando tuviera la oportunidad.
Una mujer alta, de piel clara y cabello largo y negro entró en la zona
donde estábamos sentados.
—¿Señor Valentine?
Ella se interpuso entre Raymond y yo. Ray me asintió.
—Oh, hola. Soy Liddy, la secretaria ejecutiva de la señorita. Patterson.
Escuché que la reunión no fue muy bien esta mañana. Necesito asegurarme
de que no estás aquí para molestarla, sino para hacer las cosas bien.
Gretchen me aseguró que venías para arreglar las cosas.
Era lindo como trataba de proteger a su empleadora.
—No estoy aquí para causar ningún problema. Necesito aclarar las
cosas.
—Grandioso. Entonces le haré saber que estás aquí. Por favor, sígueme.
Nos paramos y la seguimos por un pasillo corto hasta que llegamos a
la oficina de la señorita Patterson.
—Por favor dame un minuto. —Liddy sonrió y luego desapareció detrás
de la puerta con la placa de la señorita Patterson.

Estaba terminando mi ensalada César de pollo a la parrilla cuando


Liddy entró en mi oficina.
—¿Avery? 57
—¿Liddy? —Imité su tono.
—Tu cita de las dos y media está aquí.
—¿Está bien? —Me encogí de hombros—. ¿Qué pasa con el gran
anuncio? Es un cliente potencial, ¿correcto?
—Bueno, más o menos... es Samuel Valentine.
—Lid, ¿qué demonios? ¿Por qué le darías una cita? Esa reunión con él
fue horrible.
—Shh... —Me hizo un gesto con las manos para que bajara la voz—.
Está afuera con otro hombre. Su secretaria me llamó y me dijo que quería
venir a disculparse en persona. Sabía que, si te decía que él vendría, dirías
que no. Creo que deberías escucharlo.
—¿Disculparse?
Lo dudo. Los hombres como él no se disculpan.
—Eso es lo que dijo su secretaria. Vee, estoy segura de que él fue
terrible. Lo cual es una maldita pena porque está demasiado bueno.
—No estás mintiendo.
Era muy fácil para los ojos, aunque fuera un completo imbécil.
—Pero has estado esperando esta reunión durante semanas. No quiero
que lo eches todo a perder por una mala primera impresión. Solo escucha
lo que tiene que decir y si es una mierda, entonces se le prohíbe la entrada
a esta oficina para siempre.
—De acuerdo, bien. Hazlo pasar.

Después de varios minutos, Liddy salió de detrás de la puerta de la


oficina.
—La señorita Patterson te verá ahora. —Sonrió educadamente.
Me mantuvo la puerta abierta mientras entraba en la oficina.
58
La señorita Patterson estaba de pie en medio de la habitación
totalmente blanca con chasquidos de rojo, amarillo y verde, con una mirada
de desagrado en su hermoso rostro. Sus pómulos altos y sus ojos marrones
sobre un fondo de piel cremosa de moca me hicieron detenerme un segundo
antes de extender la mano.
Me miró la mano y luego me miró a mí. Se dio la vuelta y se sentó en
su silla detrás de su escritorio de cristal.
—¿Por qué estás aquí, señor Valentine, y cómo te las arreglaste para
conseguir una cita conmigo?
—¿Puedo sentarme?
—Depende de cómo respondas a las preguntas que acabo de hacer. —
Frunció los labios, inclinó la cabeza y cruzó los brazos sobre el pecho.
Me gustaba su corte de cabello corto. Estaba acostumbrado a que las
mujeres se lo dejaran largo por la espalda, pero ella eligió un peinado corto
con una parte lateral. Tenía la cara para hacerlo.
—Estoy aquí para pedirte que reconsideres trabajar con mi empresa.
Mi secretaria me hizo la cita.
—Puedes sentarte.
Me senté en una de las sillas frente a su escritorio. Me di cuenta de la
impresión de la pintura Soft Power de Ernie Banks en la pared. Sabía que
era una impresión porque yo tenía el original.
—Me equivoqué antes. Lamento mi elección de palabras. Este caso
necesita una abogada en él.
Le entregué la carpeta con toda la información que tenía sobre el caso
y los cargos contra mis clientes.
Tomó la carpeta sin arrebatármela, así que supuse que íbamos en la
dirección correcta. Parecía el tipo de mujer que arrebata cosas cuando
estaba enfadada.
—Además de la información del caso, he incluido las facturas por hora.
Sus facturas son quinientas por hora. Estoy dispuesto a aumentarlas en un
cincuenta por ciento para que esto valga la pena.
No se inmuto ante la mención del dinero. No parecía ser su motivación,
así que eso es una ventaja.
—Revisaré el expediente y le haré saber mi decisión, señor Valentine.
Caminó alrededor de su escritorio y se dirigió a la puerta de la oficina. 59
Vi su sexy y seguro paso y tuve que recordarme que esto era negocio, no
placer. Abrió la puerta, y tomé eso como mi señal para irme.
—Señorita Patterson. —Incliné mi cabeza al salir de la oficina.
—Señor Valentine. —Inclinó la suya.

Llegué a mi edificio y pasé por delante de la oficina de Xavier de camino


a la mía. Decidí pasar para discutir la forma en que me atacó antes.
Golpeé el marco de la puerta antes de entrar en su oficina y cerrar la
puerta detrás de mí.
Cuando Xavier se graduó de la universidad, nosotros (en el bufete de
abogados Flowers en ese momento) lo reclutamos fuertemente. Se graduó
como el mejor de su clase y tenía a todos los grandes bufetes de abogados
alineados para contratarlo. Louis y yo nos sentamos con él en la cena y le
dimos nuestra mejor charla. Supe que quería trabajar con él en cuanto JD
me dijo que iba a la escuela de leyes. Como es típico de JD, se mantuvo al
margen de las negociaciones y dejó que Xavier y yo nos ocupáramos de
nuestros asuntos. Más tarde supe que cuando Xavier le preguntó a JD si
debía aceptar nuestra oferta, JD respondió con “haz lo que creas que es
mejor”.
Xavier aceptó nuestra oferta, y se convirtió en mi asociado junior, luego
ascendió a asociado y me siguió hasta la cima cuando me hice cargo de la
firma. Ahora era uno de mis asociados senior y el siguiente en la fila para
ser socio.
Levantó la vista de su ordenador y se sentó en su silla.
—Hablé con la señorita Patterson. Dijo que me llamaría —dije mientras
me sentaba en el sofá.
—Estupendo.
—¿Vamos a hablar de cómo te has comportado antes o a fingir que no
ha pasado?
—Me disculpo por hablarte de la manera en que lo hice. Fue poco
profesional. 60
—No me importa la forma en que me hablaste. Me preocupa más la
razón que hay detrás. Sé que tengo una manera de meterme bajo la piel,
pero normalmente tienes más paciencia conmigo.
Se sentó en su silla y se pasó la mano por la cara.
—Sí, normalmente tengo mucha más paciencia.
Se sentó en silencio durante un minuto y luego se levantó de su
escritorio para mirar por la ventana. Esperé a que hablara. Sabía que lo
haría cuando estuviera listo.
—Sabes que acabo de volver de Houston para asistir a la dedicación del
bebé de mi familia.
—Nette con un bebé todavía me vuela la cabeza. —Sonreí.
—Lo sé. Aunque es una gran madre. Mi sobrino se parece mucho a su
padre, pero también se parece a mi padre. Ojalá hubiera podido estar aquí
para ver a Nette crecer. De todas formas, Daisy estaba allí, esta vez fue
cordial; a diferencia de las últimas veces, que nos hemos visto. Me disculpé
por haberme equivocado y le dije que quería intentarlo de nuevo. Ella me
escuchó, bailamos en la recepción, la acompañé a su coche después de la
recepción y la besé en la mejilla. Intenté contactarla desde que volví a casa,
pero no contesta mis llamadas o mensajes de texto.
—¿Sientes que puedes darle lo que quiere ahora?
—¿Mi atención y una familia? Yo sí. Le daré lo que quiera siempre y
cuando vuelva a casa.
—Como tu tío siempre dice, la consistencia es la clave cuando se trata
de ganar el corazón de una mujer. No es tanto lo que dices, sino lo que
haces.
—Cierto. Fui consistente cuando estuvimos juntos, pero consistente en
la construcción de mi carrera. Mirando hacia atrás, sé que lo estropeé. Solo
quiero una oportunidad para hacerlo bien.
—No soy un experto en relaciones, lo sabes, pero diré que hablar es
barato. Las acciones pagan las cuentas. Tienes que mostrarle que has
cambiado y que estás listo para darle lo que quiere, no solo decirlo. Le estás
pidiendo que regrese y se desarraigue, pero ¿a qué estás dispuesto a
renunciar a cambio?
Se sentó de nuevo en su silla y pensó en mi pregunta.
61

Sabía que no iba a disculparse. Los hombres como él pensaban que


gobernaban todo a su alrededor y nunca sentían la necesidad de
disculparse, incluso cuando estaban descaradamente equivocados. Tenía
tantas ganas de asociarme con su firma en este caso, pero era un BAWSE
con o sin su firma como socio. Debí haber escuchado a Caroline cuando me
dijo que tuviera cuidado. El bufete de Patterson era un pequeño pez en un
estanque lleno de tiburones. Lo que la gente no sabe de los peces pequeños
es que ellos también tienen dientes y podrían causar daños también.
Miré la carpeta que dejó en mi escritorio.
—Psh...
Lo aparté.
Luego tuvo el descaro de ofrecerme más dinero como si fuera un
vagabundo mendigando en una esquina. ¡Como si el dinero me moviera!
¡Tengo mi propio dinero, señor! No necesitaba que me tirara billetes de dólar
a la cara como si estuviera en el poste. No quiero ofender a las bailarinas...
poder de chica. Poder para las hermanas. Sin embargo, no podrías tirarme
dinero y pensar que va a cambiar algo.
No me importaba lo interesante que fuera este caso, no iba a entrar en
una situación para ser servil a nadie. ¡Al diablo con Samuel Valentine, su
oferta y al diablo con este caso! Saqué un archivo de la pila de mi escritorio.
Necesitaba algo más en lo que concentrarme.

—Eso no salió bien —dijo Morris mientras él, Xavier y yo salíamos de


la sala. 62
—No, no salió nada bien —enmendó Xavier.
Acabábamos de salir del tribunal y, para decirlo amablemente, el juez
nos entregó nuestros traseros. Cada moción que presentamos ante el
tribunal fue negada sumariamente, excepto para nuestros clientes que
quedaron en libertad bajo fianza. El fiscal argumentó que, con su riqueza,
ambos corrían el riesgo de fugarse. Expliqué sus conexiones con la
comunidad y le aseguré al juez que no se irían. El juez estuvo de acuerdo,
pero les ordenó que entregaran sus pasaportes.
—Lo que no vi venir fue a ellos pintando a Coco como una amenaza
mayor que Roc —dijo Morris mientras subíamos al coche y nos dirigíamos a
la oficina.
—Tampoco lo vi venir —dijo Xavier.
Hicimos el resto del corto viaje en silencio. Por primera vez en mucho
tiempo, me preocupaba el resultado de un juicio.
Volvimos a VLG y fuimos a nuestras respectivas oficinas.
—¡El! ¿Qué demonios ha pasado hoy ahí dentro? —preguntaron Roc,
mi hermano, y mi cliente.
—Fue un mal día —fue lo mejor que pude darle.
—¿Mal día? ¡Vamos, hombre! Tienen a Coco pareciendo la Reina del
Sur ahí dentro. ¿Debería aceptar el alegato? Me dijeron que, si aceptaba el
trato, Coco podría salir libre.
Rodeé mi escritorio para estar cara a cara con él.
—Fue un mal día como dije. Puede que haya más, pero lo que no vamos
a hacer es doblar. No aceptará un alegato porque no hay forma de que la
dejen libre. Los encerrarían a los dos y harían que tu declaración pareciera
que te has vuelto contra Coco. Así que no. Lo resolveré.
—¡Hombre, no entiendo esta mierda! ¡Una cosa es presentarnos cargos,
pero hoy realmente trataron de encerrarnos a los dos!
—Llegaron con su juego A, hoy. Tenemos unos días. Se me ocurrirá
algo entre ahora y entonces.
Aunque no tenía ni idea de qué era ese algo.
—Bien, hermano. Confío en ti, hombre —dijo mientras se inclinaba
para abrazarme.
—Necesito que te mantengas abajo, Roc. Tú y Coco no necesitan estar
cerca de nadie en este momento, excepto de la familia. ¿Genial? 63
—Nos hemos mantenido bajos.
—Está bien. Te quiero, hombre.
—Te quiero, hermano.
Salió de mi oficina y Xavier entró.
—¿Qué dijo?
—Está preocupado —le confié.
—Debería estarlo. Hoy fue un día malo. ¿Ha sabido algo de la señorita
Patterson? Han pasado dos semanas.
—No.
—¿Qué dijiste cuando fuiste a verla? Pensé que te habías encargado.
—Pensé que yo también. Incluso le ofrecí más dinero. Pensé que eso
sellaría el trato.
—Sabes que no puedes tirar el dinero a la gente que tiene dinero,
¿verdad?
—El dinero responde a todas las cosas —dije.
—No malinterprete las escrituras y busca la manera de convencerla. Si
no, vamos a enviar a nuestra gente a la cárcel.
Me quedé en mi oficina después de hablar con Xavier tratando de
averiguar qué hacer.
—Uh-oh —dijo Gretchen cuando entró en mi oficina.
—¿Qué? —Me encogí de hombros. Puse el reloj de arena que sostenía
en su estante y me volví hacia ella.
—¿Qué es lo que te molesta?
—¿Cómo sabes que algo me está molestando? No he dicho nada.
—Simplemente lo sé. Suéltalo. ¿Cómo puedo ayudar?
—¿Tiene noticias de la señorita Patterson?
64
—En realidad acabo de hablar con Liddy, su secretaria.
—¿Y?
—Y no le gustas —Gretchen se encogió de hombros.
—¿A Liddy o a la señorita Patterson?
—A ambas, pero más a la última que a la primera. Sabes que tienes
una forma de encontrar el detonante de una persona y realmente trabajar
con todo lo que tienes. Creo que es tu súper poder.
—Gretchen, ¿vas a ayudarme o no?
—Bueno, conseguí el horario de la señorita Patterson para la noche.
Ella va a ejercitarse en un gimnasio a la vuelta de la esquina de su edificio.
Debería estar de vuelta en casa sobre las ocho. Te sugiero que vayas y hables
con ella. ¿Quizás disculparte?
—¡Le dije que me arrepiento de algunas de mis elecciones de palabra!
—¡Dis-cul-par-se! En realidad, no es difícil. Solo tienes que decir: Lo
siento tan…
—Sé cómo disculparme, Gretchen.
—Obviamente no lo sabes. Si quieres ganar este caso, vas a necesitar
su ayuda. Así que pon un poco de vaselina en esos refrigeradores de sopa y
trabaja con una verdadera disculpa. Le envié la dirección de su casa al
conductor.
Se dio vuelta antes de que pudiera poner los ojos en blanco o protestar
y salió de mi oficina.

Por instrucciones de Liddy, esperé fuera del edificio de la señorita


Patterson en la entrada sur. Liddy dijo que caminaba a su clase de ejercicios
por la calle de su edificio y usaba la entrada sur para volver a entrar en su
edificio. Con suerte, no eligió el día de hoy para revisar su rutina. No
perseguí a la señorita Patterson aparte de nuestra reunión en su oficina
porque sentí que VLG podía manejar el caso por nuestra cuenta. Después
del día que tuvimos en la corte hoy me di cuenta que Xavier tenía razón, la
necesitaba en este caso. Necesitaba que se concentrara en Coco, y yo podía 65
concentrarme en Roc. Sabía que Coco necesitaba otra mujer en la mesa con
ella no solo por la óptica, sino porque el fiscal la perseguía con fuerza.
Deseaba que hubiera otra abogada empleada por mí que pudiera ayudar,
pero como siempre, Xavier había elegido la mejor.
La vi caminando por la acera antes de que se fijara en mí. Estaba
vestida con un sostén deportivo turquesa y amarillo con mallas a juego.
Llevaba una botella de agua y tenía auriculares en las orejas. Su cuerpo era
agradable. No marcado, pero sí tonificado. Me di cuenta de que iba al
gimnasio a menudo. Pude mirar durante unos minutos antes de que se fijara
en mí.
Sus ojos se entrecerraron cuando me reconoció. Redujo el ritmo de su
paseo cuando se acercó a mí apoyándose en un lado de su edificio.
—Señorita Patterson. —Incliné mi cabeza.
Se quitó los auriculares de las orejas.
—Señor Valentine. ¿Se ha perdido?
—No, estoy exactamente donde se supone que debo estar.
—¿Cerca de mi edificio? —Arqueó una ceja perfectamente arreglada.
—Sí. No me has dado una respuesta sobre trabajar conmigo en el caso.
—Señor Valentine, dejaste perfectamente claro que no querías trabajar
conmigo.
—Fui a tu oficina y me disculpé por las palabras que elegí.
—Discul... bien. Claro que sí.
—Dijiste que me lo harías saber. ¿No eres una mujer de palabra?
Puso su mano en su amplia cadera y ladeó su cabeza a un lado. He
vivido con dos mujeres la mayor parte de mi vida. Conocía el código
universal para una chica negra a punto de darte un pedazo de su mente. Me
preparé.
—No te llamé porque no quería parecer poco profesional.
—¿Poco profesional?
Sabía que estaba jugando con ella, pero tenía curiosidad por lo que iba
a decir a continuación.
—Sí, porque la respuesta que habría enviado era: come mierda y
atragantarse con las cascaras de maíz.
Esperaba ofenderme, pero antes de que pudiera contenerlo, una risa
estalló en mis labios. Ese fue el insulto más divertido que había escuchado 66
en años. Eché la cabeza hacia atrás y aullé a la parte añadida sobre el maíz.
Palabras tan vulgares de una mujer tan hermosa, pero fue muy gracioso.
Mi risa la molestó más porque trató de rodearme para entrar en su
edificio.
—Bueno... bueno. —La agarré del brazo mientras aún me reía.
Ella se zafó de mi agarre.
—Lo siento —le dije finalmente, aleccionando mi ataque de risa—.
Siento haberte ofendido en nuestra primera reunión, y también siento
haberte ofendido al hacerte perder el tiempo y no disculparme cuando fui a
tu oficina. No soy de los que traen abogados para que trabajen conmigo en
nada. Me enorgullezco de contratar a los mejores de los mejores en cada
aspecto de la ley, pero en este caso, es necesario que rompa la tradición.
Pensé que este caso era algo que podía manejar por mi cuenta y no puedo,
y eso no es algo que admita fácilmente.
—Tuviste un mal día, ¿eh?
—Desastroso.
—¿Ya intentaron falsificar los cargos de ella?
Fue mi turno de levantar una ceja.
—Sí —dije inclinando la cabeza a un lado.
¿Cómo lo supo?
—¿Le ofrecieron un trato a él para que la delate?
—Lo hicieron.
—Que novatos. —Se rio—. Es como si no hubieran actualizado el libro
de jugadas en absoluto.
Me examinó con los ojos entrecerrados y luego miró su reloj.
—¿Tienes unos minutos? Quiero mostrarte algo.
Miré mi reloj sabiendo que tenía tiempo. Había despejado mi noche
para cerrar este trato con ella.
—Claro.
Pasó a mi lado y pasó su celular por la entrada de su edificio, lo que
causó que la puerta se abriera.
—Vamos arriba.
Podía olerla... a ella, su olor corporal natural. Era increíble. Respiré 67
profundamente con la esperanza de capturar su olor y recordarlo. Me moví
para caminar a su lado porque sabía que la vista desde atrás iba a
distraerme.
Tomamos el ascensor hasta su piso y caminamos hasta el final del
pasillo hasta su apartamento. Me impresionaron las mejoras de su edificio.
Recuerdo cuando era un hotel. Lo usé para varios de mis clientes.
La seguí hasta su apartamento.
—Puedes sentarte. Necesito unos minutos para limpiarme.
No tienes que cambiarte en mi cuenta.
—No hay problema.
—Hay agua en la nevera y licor en el bar —dijo por encima del hombro
mientras caminaba hacia la parte de atrás de su apartamento.
Me levanté de mi asiento para mirar por su ventana. La vista desde su
casa era del lado sur de la ciudad. No era espectacular, pero no estaba
obstruida por edificios como algunas de las unidades de este edificio. No
tardó mucho en volver con el archivo que dejé en su oficina.
Me entregó el archivo y luego fue a su cocina y regresó con una botella
de agua. Se había puesto unos vaqueros y una camiseta blanca. Llevaba
unas zapatillas rosas y peludas.
Volví a mi asiento y abrí el archivo. Ocupó el sofá justo enfrente de mí.
Abrí la carpeta y vi notas escritas con tinta verde esparcidas en el
documento. Volteé las páginas y vi que las notas no solo estaban en la
primera página sino en todo el documento.
Una nota leía: Discutir la presentación, es decir, la ropa, el discurso, su
grupo.
Seguí leyendo: prepárense para el amontonamiento de cargos.
Incliné la cabeza para leer otra: Probablemente le ofrecerán un trato para
que se voltee... o ella... pero probablemente a él.
Miré más notas y luego la miré a ella.
—Había decidido que no te iba a ayudar, pero aun así revisé el archivo
e hice notas. —Se encogió de hombros.
—¿Hay algo que pueda hacer para convencerte?
Ella me tenía. La necesitaba, y ella sabía que la necesitaba. Si hubiera
tenido algunas de estas notas ante el tribunal hoy, habría aumentado
significativamente nuestras posibilidades de fallos favorables. 68
Respiró hondo y se levantó de su asiento. Caminó hacia la misma
ventana que yo acababa de dejar libre.
—¿Puedes asegurarme que vendría como un miembro de pleno derecho
del equipo? En tu oficina, mencionaste algo sobre la óptica en relación con
el jurado. No tengo ni el tiempo ni la paciencia para ser un trofeo para ti,
señor Valentine. Si ese es el caso, entonces por favor busca una abogada
que esté tratando de salir adelante o hacerse un nombre por sí misma. Te
aseguro que ya estoy en marcha y tengo un nombre, un nombre importante
y reconocido.
—Señorita Patterson, soy un hombre de infinitos recursos. Puedo
trabajar con quien yo elija. Puedo tener “trofeos” sin pedirlos. Te pedí que
consideraras esta asociación. No dije que serías mi empleada ni tampoco
que serías un miembro junior del equipo. Espero que pongas todo tu arsenal
sobre la mesa y que participes de igual a igual.
Se volvió a la ventana y miró hacia afuera sin hablar. Podía apreciar a
una persona que pensaba en sus respuestas. Siempre soy cauteloso con las
personas que están de acuerdo demasiado rápido.
Se dio la vuelta y dijo:
—Entonces aceptaré tu oferta y trabajaré con tu empresa.
Me puse de pie y extendí mi mano. Ella ofreció la suya, y nos
estrechamos la mano.
—Haré que Gretchen te envíe un programa de reuniones.
Necesitaremos tener una reunión con los clientes para presentárselos.
—Sí, y necesito escuchar la historia de ellos. Leí el archivo, pero
necesito oírlos hablar de ello. Me ayuda en mi proceso.
—Podemos hacer que eso suceda.

69
Capítulo 7

S
alí de la carretera principal hacia la calle de mis padres. Muchas
cosas habían cambiado en este barrio a lo largo de los años. Solía
ser capaz de nombrar a todas las familias que vivían en cada
casa de la cuadra. El señor y la señora Gregory y sus tres hijos, el señor y
la señora. McCaslin y su hija puta que se acostaba con todos los chicos del
barrio. La familia Sutherland que tenía al menos doce hijos, todos los cuales
se pelearían si se cruzara con uno de ellos. 70
La gente era amistosa y se enorgullecía del aspecto de sus casas. Ahora
había un montón de extraños rondando por ahí. A nadie le importaba el
césped o el estado de sus casas. Era una lástima. Me detuve en la entrada
de mis padres detrás del Audi de Keeva. Al final de la calle de mis padres
todavía estaban la mayoría de las familias que vivían aquí cuando yo estaba
creciendo. Todavía se preocupaban por sus patios y el estado de sus casas.
Kenzie y Travis habían llegado a la ciudad hoy temprano, y nos
reunimos en la casa de mis padres para cenar. Estaba emocionada por ver
a mi hermana, pero no esperaba que mi vida amorosa fuera el tema de la
cena. Siempre me preocupaba mi vida amorosa porque tanto mi hermana
menor como mi hermana mayor tenían relaciones comprometidas a largo
plazo. Olvida el hecho de que me gradué de la escuela secundaria con un
promedio de 4.5. Olvida el hecho de que me gradué en la escuela de leyes
como la segunda de mi clase debido a un tecnicismo de calificación. Debí
haber sido la primera, pero uno de mis profesores tuvo una erección con
una de las chicas de la clase y le dio una calificación más alta que la mía.
Oh, y definitivamente olvida que tengo mi propio bufete de abogados.
Ninguna de esas cosas importaba porque no tenía un hombre en mi brazo
cuando venía a cenar, una mierda. Sabía que iba a surgir, así que hice todo
lo posible para prepararme para ello.
Apagué el motor, me puse a buscar los postres que había comprado y
me dirigí a la casa de mi infancia.
—¡Hola, Averie! —llamó el señor Cortopassi, el vecino de mis padres.
—¡Hola, señor Cortopassi! ¿Cómo está usted? —respondí.
—¡Tan bueno como pueda ser! ¿Qué es lo bueno que sabes hacer?
El señor Cortopassi se crió en su casa. Cuando se casó, él y su esposa
se mudaron a la casa de su infancia y criaron a sus hijos allí. Fue uno de
los pocos blancos que nos acogió en el vecindario cuando nos mudamos. Es
una locura pensar que en los ochenta fuimos una de las primeras familias
negras en mudarse a este barrio.
—¡Señor Cortopassi, nunca sé cómo responder a esa pregunta!
Los dos nos reímos.
—Saluda a tus padres de mi parte.
—¡Lo haré!
Usé mi llave para abrir la puerta de mis padres. Escuché música y
charlas que venían de la cocina. Pasé por delante del muro de la fama de mi
madre. Era un muro dedicado a los retratos familiares. Todas las fotos de 71
bebés, clases, escuelas y eventos que mis hermanas y yo habíamos tomado
estaban orgullosamente montadas en la pared.
Había fotos de Keeva y Kerem junto a fotos de Kenzie y Trevor. La
siguiente serie de fotos eran de mí en el baile de graduación con mi novio
del instituto, Stan. Mi madre estaba tan segura de que Stan sería mi marido.
Todavía lo llama su yerno y Stan y yo no hemos estado juntos por lo menos
trece años. Él había seguido adelante, se había casado y tenía tres hermosas
niñas. Sólo queríamos cosas diferentes. Él quería establecerse y tener una
familia. Yo quería correr por DC y hacer movimientos de poder. Nos
separamos como amigos, pero mi madre aún se unió a él.
Seguí las voces y encontré a mi madre y a mis dos hermanas en la
cocina.
—¡Avery! —Kenzie se acercó a mí. Me apresuré y dejé los postres para
atraparla.
—¡Hola, hermanita! —Nos abrazamos.
Me acerqué más a la cocina para abrazar a mi madre y a Keeva.
—Te ves bien —le dije a Kenzie.
—Gracias, tú también. ¡Me encanta este corte de cabello! —Kenzie me
tocó el cabello.
—Tsk. —Mi madre hizo un ruido que elegí ignorar.
—Gracias. Tú también te ves bien. —Pasé mi mano por su peluca
brasileña personalizada—. Oooh, esto es bonito.
—Lo sé, ¿verdad? —Se rio mientras movía su cabello de derecha a
izquierda.
—¿Los hacen aquí? —preguntó mi madre.
—Los hacen en todas partes, mami —respondió Kenzie.
—Averie, tal vez puedas encontrar uno —dijo mi madre—. Quiero decir,
ya sabes, para cuando tienes citas. A los hombres les gusta el cabello. —
Continuó removiendo algo en la estufa—. Quiero decir, tus huevos no se
están volviendo más jóvenes.
Ya había empezado.
—Me encanta su cabello, mami —respondió Kenzie—. Muestra sus
altos pómulos y su hermosa piel. Sabes que los obtuvo de ti.
—Eso es verdad. —Mi madre estuvo de acuerdo. 72
Le encantaban los cumplidos.
Kenzie, Keeva y yo hicimos contacto visual y sonreímos.
—¿Dónde está Travis?
—Está afuera con papá y Reem. No puedo esperar a venir y quedarme
en tu nueva casa. Además, necesito algunas cosas nuevas para llevarme a
Los Ángeles conmigo.
A mis dos hermanas les encantaba asaltar mi armario. Teníamos casi
la misma talla de ropa, pero mis pies eran más grandes que los suyos, así
que al menos mis zapatos estaban seguros.
—¿Cuándo vas a venir?
—Tenemos que ir a ver a la madre de Travis, entonces estaremos allí.
¿Estarás despierta?
—Ya le di tu nombre a la recepción, así que podrás entrar cuando
quieras. Hay una aplicación que puedes descargar y que funciona como una
llave para abrir mi puerta.
—¡Genial! Todo elegante y shi... —Sus ojos se abrieron de par en par
mientras se autocorregía—... cosas
Nos reímos mucho.
—¿Qué te pasa? —preguntó Kenzie.
—Conseguí un gran caso. Voy a asociarme con otro bufete. Una de las
firmas más grandes e influyentes del país y el socio gerente es negro.
—¡Eso es lo que pasa! —Kenzie sonrió.
—¿Decidiste trabajar con ellos? —preguntó Keeva.
—Sí, después de hablar por teléfono contigo, el señor Valentine vino a
mi oficina y me ofreció una disculpa a medias, así que decidí no trabajar
con ellos, pero luego se presentó en mi edificio con el rabo entre las piernas
y se disculpó de nuevo. Fue entonces cuando decidí ayudarlo.
Keeva me chocó los cinco.
—¡Eso es! Haz que trabaje por ello.
Mi madre terminó de cocinar. Mis hermanas y yo la ayudamos a llevar
toda la comida al comedor donde los hombres se unieron a nosotros.
—Hola, papá. Hola, Reem. Hola, Travis. —Abracé a cada hombre antes
de que todos nos sentáramos a comer. 73
Hablamos de las guarderías de Keeva y de lo bien que les iba. Travis
habló de su nuevo proyecto con Lyrica, una de las cantantes pop más sexys.
Se había tomado un descanso para tener un bebé, pero ahora había vuelto,
y Travis estaba produciendo un par de temas en su nuevo lanzamiento.
Entonces la conversación giró hacia mí.
—¿Sabes algo de Stan? —me preguntó mi madre.
Sabía que no pasaríamos de esta cena sin que ella lo pidiera.
—No, mami. Estoy seguro de que está ocupado con su esposa y su
familia.
—Esposa y familia —murmuró mi madre en voz baja.
—Papi, le decía a mami en la cocina que me estoy asociando con un
prominente bufete de abogados para trabajar en un caso de alto perfil.
—¿Cómo se produjo eso? —Dejó de comer para darme toda su atención.
—Uno de los abogados principales del bufete se puso en contacto
conmigo. Quieren que una mujer represente a su clienta.
—Escucharon que tú eras el negocio y te querían en su equipo, ¿eh? —
dijo Travis.
—Sí. —Sonreí.
—¿Qué bufete de abogados? —preguntó Kerem.
— Valentine Law Group.
—Tratamos de conseguir su negocio en el banco pero el jefe, como se
llama... —Kerem miró al techo con el pensamiento.
—¿Samuel Valentine? —ayudé.
—Sí, estaba decidido a usar un banco de propiedad de negros para
manejar sus finanzas. Intentamos todos los incentivos que se nos
ocurrieron, y nos rechazó de plano. Aunque no estoy enojado. Lo entiendo.
—Yo también lo entiendo —dijo Keeva—. Puse la mayor parte de mi
dinero en el banco de Kerem, pero tengo una cuenta en Freedom Credit
Union. Si alguna vez sale del banco, todo mi dinero se irá con él.
Todos nos reímos.
—Valentine, ¿por qué me suena ese nombre? —preguntó mi padre.
—Su nombre está en ese gran edificio de cristal del centro, Big Dell —
respondió Kerem.
—Lo he visto, pero el nombre me suena por alguna otra razón — 74
respondió mi padre.
—Fue acusado falsamente de asesinar a dos personas blancas y pasó
algún tiempo en la cárcel antes de que encontraran pruebas para desechar
el caso —respondí.
—Oh, claro. Recuerdo haber leído sobre eso hace años. Sí, por eso su
nombre me resulta familiar. Felicitaciones, nena. Estoy seguro de que lo
harás bien.
—Gracias, papá.
—Sería aún más agradable si finalmente trajera a casa a un joven para
que lo conozcamos —añadió mi madre.
—Mami, ¿en serio? —Keeva saltó en mi defensa.
—Sólo digo —continuó mi madre—. No te estás volviendo más joven.
Necesitas conocer a alguien y sentar cabeza. Hacerle a alguien un buen
hogar y construir un legado.
—Mami, creo que está construyendo un legado. Quiero decir, ¿cuántas
jóvenes negras conocemos que tengan su propio bufete de abogados de
éxito? —preguntó Kenzie.
Mis hermanas siempre a mi rescate.
—No digo que su éxito no sea bueno. Es genial, y estoy muy orgullosa,
pero hay más en la vida que el trabajo.
—Mami, tiene tiempo para hacer todo lo que le dijiste, si quiere —
añadió Keeva.
—El tiempo es algo que tenemos, pero no sabemos cuánto. No puedes
vivir tu vida como si fueras a estar aquí para siempre. Mira a la hija de
Myrtle...
—Oh, Dios mío —dijimos mi hermana y yo al mismo tiempo.
Mi madre siempre usaba a la hija de su vieja amiga Myrtle como
ejemplo de que algo terrible le pasaba a alguien joven. También lo usó para
su vida es un discurso corto.
—No, no la hija de Myrtle probablemente pensó que tenía una larga
vida por delante también y mira lo que pasó. Estaba caminando por la calle,
ocupándose de sus propios asuntos y un aparato de aire acondicionado cayó
y la golpeó. ¡Puf, ya no estaba aquí! Tenía planes. Tenía metas. ¿Consiguió
terminar algo? No.
75
—Mami, esta discusión está terminada. Sólo déjala vivir su propia vida
—suplicó Kenzie.
—He querido preguntarte esto, Averie. Tu respuesta no cambiará lo que
siento, pero necesito saber. ¿Eres gay?
—¡Mamá!
—¡Mamá!
—¡Estelle!
Todos en la mesa la llamaron algo diferente al mismo tiempo.
—¿QUÉ? —Tiró su tenedor en su plato—. ¡Sólo quiero saber! Siempre
estás en esta postura de “las mujeres son las mejores”. Te identificas como
una feminista. ¿No es ese el código para las lesbianas? Si lo eres, está bien.
¡Al menos lo sabremos!
—Estelle, es suficiente —dijo mi padre—. Ya es mayor y lo que haga
dentro o fuera de su dormitorio es asunto suyo.
—Wendell, yo...
—Detente. Hablo en serio —respondió mi padre severamente.
La habitación estaba tan silenciosa que se podía oír a un ratón
orinando en el algodón. Quería terminar mi cena pero había perdido
totalmente el apetito, lo cual era raro para mí. Mezclé la comida en mi plato
durante un rato.
—Para que conste, soy una feminista. Eso no significa que crea que las
mujeres son superiores o que tenga una visión negativa de los hombres.
Ciertamente no es un código para el lesbianismo. Significa que soy una
defensora de los derechos de las mujeres, punto. Me gustan los hombres.
Me encantan los hombres, pero ahora estoy en una posición en la que los
hombres a veces se sienten intimidados por mi estatus o son sólo payasos.
Prefiero centrar mi atención en algo que pueda controlar. Si conozco a
alguien, bien. Si no lo hago, bien. Estoy bien con Averie.
—Deberías estarlo, Vee. Nosotros, tu madre y yo, estamos orgullosos
de ti.
—Gracias, papá. —Me levanté de la mesa—. Voy a seguir adelante y
volveré al centro. Kenzie, te enviaré un mensaje de texto con la aplicación
para abrir la puerta.
—Averie, no tienes que irte —dijo mi padre.
—Sí, tengo que hacerlo. Tengo una gran reunión por la mañana con el 76
señor Valentine, y necesito descansar un poco.
Agarré mi plato y mi vaso para limpiarlos antes de irme. Mi madre se
paró y me bloqueó el camino.
—No quise herir tus sentimientos.
—Todo está bien, mami. —Le besé la mejilla—. Te veré más tarde.
Saludé al resto de la habitación. Rápidamente limpié los platos, y el
resto de los que estaban en el fregadero antes de ir a mi coche.
Siempre he amado a mi madre, pero ella tenía una forma de hablar
demasiado y decir cosas que no podía retirar. Sabe cuándo ha ido demasiado
lejos porque mi padre normalmente interviene y la calla, pero no antes de
que haya dicho algo que no pueda retirar.

—¿Cuál es el plan para los novatos? ¿A quién estamos mirando? ¿Nos


cambiamos por otro lanzador o estás seguro de que Salias volverá de la
operación de Tommy John?
Estaba sentado en una mesa de conferencias con mis socios de
negocios. Era copropietario de un equipo de béisbol de las Grandes Ligas,
los Charlotte Stars. Compré una parte del equipo hace unos años cuando el
dueño original falleció, y su familia puso el equipo en venta. Había cuatro
propietarios. Yo tenía el segundo mayor porcentaje de propiedad del equipo.
Había estado considerando hacer un movimiento para cambiar eso en un
futuro cercano. No es que no me gustara el propietario mayoritario o lo que
estaba haciendo por el equipo, pero pensé que podría traer un grupo para
hacer un mejor trabajo.
Creo que cuando Theodore, el actual propietario mayoritario, me pidió
que formara parte del grupo de inversión, subestimó cuánto podía aportar
realmente. Subestimé lo lucrativo que podía ser un equipo de MLB. Ahora
desearía haber invertido más y, en última instancia, haber eliminado a los
otros dos propietarios. Estaba trabajando en ello.
—Estamos considerando llamar a uno de los shortstops que ha tenido 77
un par de temporadas fenomenales. Estamos negociando un nuevo contrato
con Wesley Phillips y su gente.
—¿Vale Phillips la pena? —preguntó Orville, uno de los otros
propietarios.
Claramente, no había estado al día con el equipo. Lo cual es otra razón
por la que estaba planeando comprarlos. Wesley Phillips era posiblemente
uno de los mejores jardineros centrales que ha jugado el juego. Su promedio
de bateo se ha mantenido por encima de.300, lo cual era casi inaudito. Era
un líder de equipo y un motivador. Estaba dispuesto a ofrecerle lo que
quisiera para permanecer en el equipo. Perderlo sería perjudicial.
—Me siento como Phillips, y su agente se está estancando —declaró
Theodore.
—¿Quiere que hable con él? —He tenido una excelente relación con
Wesley. Probablemente podría averiguar por qué se está resistiendo.
—Te lo agradecería mucho, Samuel. No nos está dando una razón para
su vacilación, así que tal vez te deje entrar.
—Veré lo que puedo hacer.
Escribí un texto para Raymond:
Necesito un cara a cara con Wesley tan pronto como esté
disponible. Preferiblemente antes de que me vaya de la ciudad
mañana
En ello -Ray
Recibí un mensaje de Ray unos quince minutos después.
Esta noche. A las siete de la tarde. Lucy's -Ray
No anuncié mi reunión con Wesley al grupo. Les haría saber si algo
saliera de ello.

Llegué a Lucy's, un restaurante local, diez minutos antes. La anfitriona


me llevó a un comedor privado donde Wesley ya estaba sentado.
—Qué pasa, El. —Wesley se levantó para abrazarme.
—Ya lo tienes, Wes.
78
Wesley y yo fuimos presentados por un colega mío que lo representaba
en ese momento. Me impresionó la agudeza comercial de Wesley y sus
planes para cuando terminara de jugar al béisbol. Discutimos sobre
inversiones y propiedades comerciales. Me dijo que creció en la construcción
porque su padre era dueño de una empresa de construcción en su ciudad
natal de Ragston, Michigan. Habíamos discutido la posibilidad de
asociarnos en algunos negocios en el futuro.
—¿Puedo traerle algo de beber? —preguntó la camarera.
—¿Qué bourbons de primera calidad tienes?
—Tenemos un bourbon de diez, dieciséis o veinte años.
—¿Veinte años?
—Sí, a algunos les gusta, y a otros no. Es alrededor del cincuenta por
ciento para la gente que piensa que es lo mejor de la historia y para aquellos
que dicen que es demasiado viejo, demasiado amargo y que carece de los
gustos que tienen los bourbons más jóvenes —explicó.
—Humph, supongo que vale la pena intentarlo. Trae un vaso para mi
amigo y para mí, solo por favor.
—¿Qué tal si le traigo una muestra? Si le gusta, le traeré un vaso. Si
no, el de dieciséis años es el favorito por aquí.
—Gracias.
La camarera salió de la habitación.
—¿Cómo están mamá V y Torrey?
—Ambas están bien.
—Diles que dije, hola.
—Les haré saber. No planeé verte mientras estaba en la ciudad. Pensé
que estarías en Florida preparándote para la temporada.
La camarera regresó con nuestras muestras del whisky de veinte años.
Ambos tomamos el trago y acordamos que era demasiado viejo y amargo.
Ella ya tenía dos vasos del de dieciséis años en su bandeja. El de dieciséis
años era mucho mejor.
—¿Quiere pedir, o debo volver? —preguntó la camarera.
Ambos pedimos la costilla de primera y las verduras de temporada. Ella
salió de la habitación, y continuamos nuestra conversación.
79
—Aún no he firmado el contrato, así que no me iré hasta que el negocio
esté arreglado.
—Eso es lo que quería discutir contigo. ¿Qué pasa con eso? ¿No es justa
la cantidad que se ofrece?
—Es más que justo. Honestamente, El, creo que me he desenamorado
del béisbol. En un momento de mi vida, comí, dormí y viví el juego. Ahora,
no tanto. Pienso en todas las cosas a las que he renunciado o que he perdido
en la búsqueda de esta carrera. Solía pensar que valía la pena. Ahora, ya no
lo creo.
—¿Qué provocó este cambio?
—Edad, supongo. Pronto celebraré mi reunión de quince años en el
instituto. Sé que para mucha gente, para la mayoría, mi vida es un cuento
de hadas pero, ¿qué tengo para mostrarlo? Nada. Quiero decir nada que me
sobreviva. Quiero una familia, una esposa e hijos, pero no puedo tener eso
y aun así tener esta carrera. No de la manera en que me gustaría tenerla.
—¿No sigues saliendo con la modelo? Pensé que eso estaba
funcionando.
—Hombre. —Se sentó en su silla—. Es una gran persona, pero es tan
superficial. Es tan superficial y poco profunda. Pensé que era algo que podía
superar, pero necesito a alguien que no se duerma cuando hable de mis
planes de negocios. Alguien que no piense que es extraño que no siempre
quiera estar frente a una cámara o posteando en Instagram. Necesito a
alguien que quiera el lugar del campo pero que no viva demasiado lejos de
la ciudad. No puedo tener eso con Diamond. No está hecha para eso.
—¿Crees que la persona que buscas está ahí fuera?
—Sé que lo es. La dejé atrás por esto. —Usó sus manos para moverlas
a su alrededor.
—No creo que la hayas mencionado antes.
—Eso es porque ella no está disponible. Está casada y viviendo su vida,
pero eso no me impide querer algo de estabilidad. Estoy cansado.
—Entonces, ¿qué estás diciendo?
—Digo que no quiero firmar un contrato por más de un año porque es
más o menos el tiempo que voy a poder aguantar. No quiero irme sin ayudar
a que el equipo ocupe mi lugar.
Me acerqué a la mesa aunque estábamos en un comedor privado.
80
—Mira esto, ¿y si te dijera que estoy haciendo un movimiento para
asegurar la propiedad mayoritaria del equipo?
—¿Palabra?
Se sentó en su silla.
—Sí, he estado dándole vueltas a la idea en mi cabeza durante bastante
tiempo. Hoy me senté en la reunión de propietarios y lo pensé un poco más.
Después de escucharte, sé que es el momento. Tengo algunas cosas en
marcha, pero empezaré a trabajar diligentemente para que esto sea una
realidad cuando termine la temporada. ¿Qué pensarías de tener un trabajo
de oficina? Te permitiría estar más cerca de casa, crear la familia de la que
hablas y cumplir tu contrato. Puedo hacer que los abogados añadan una
cláusula que te permita pasar de jugador a ejecutivo. ¿Sería eso algo en lo
que estarías interesado?
—¡Qué! Diablos, sí, me interesaría.
—Bien. Haré que se redacte un contrato para ti, y también añadiré una
cláusula que te da una salida si algo saliera mal en este trato que estoy
haciendo. No preveo ningún problema, pero nunca se puede ser demasiado
cuidadoso.
El cambio de humor fue agradable. Sabía que mis palabras habían
dado en el blanco.
—Tú redactas ese contrato para mí, y yo lo firmaré mañana.
—Te dije que haríamos negocios juntos de alguna manera. Parece que
haremos historia como el primer negro dueño mayoritario de un equipo de
la MLB y el ex-jugador terminando su contrato trabajando en la oficina
central.
—¡Sí, brindemos por eso!

—Roc y Coco están en la sala de conferencias. La señorita Patterson


está subiendo por el ascensor ahora. Xavier y Morris están esperando para
escoltarla a la sala de conferencias —dijo Gretchen mientras estaba en la
puerta de mi oficina.
81
—Bien, gracias.
Recogí mi cuaderno, mi celular y mi tableta y caminé la corta distancia
hasta la sala de conferencias. Me reuní con Xavier y Morris junto con la
señorita Patterson en la puerta de la sala de conferencias.
—Buenos días, señorita Patterson. —Extendí mi mano.
Ella lo aceptó, y nos estrechamos la mano. Llevaba un traje rosa oscuro
con una blusa que tenía una mezcla de colores brillantes debajo de la
chaqueta. Se veía bien. Muy bien. Traté de asimilar todo su atuendo sin
darle la mirada que tanto deseaba.
—Buenos días, señor Valentine. —Sonrió, pero estaba en modo de
negocios. No estaba tan relajada como en su casa la otra noche.
Abrí la puerta de la sala de conferencias, y ella entró primero
permitiéndome darle una mirada desde atrás que no pude hacer mientras
ella estaba mirando. Caminaba expertamente con sus tacones rojos.
Roc y Coco estaban sentados a la mesa de conferencias. Saqué la silla
de la señorita Patterson mientras ocupábamos los asientos del lado opuesto
de la mesa.
—Buenos días, ella es la señorita Averie Patterson. Ella será mi co-
abogada en su juicio. Señorita Patterson, este es mi hermano, Princeton
Elkanah y su novia, Deyshonda Jenkins, los llamamos Roc y Coco. Le
pedimos a la señorita Patterson que se uniera al equipo porque está bien
versada en la ley, particularmente en lo que se refiere a las mujeres. Señorita
Patterson. —Le di la palabra.
—Buenos días, señor Elkanah y señora Jenkins. Como dijo el señor
Valentine, mi práctica legal está más orientada a las mujeres. Estoy aquí,
señora Jenkins, para asegurarme de que tengan la mejor representación
posible. Fue una idea brillante traer una co-abogada femenina. Tenerme a
mí en la mesa jugará bien con el jurado. Llego un poco tarde a la fiesta, pero
una de las primeras cosas en las que tendremos que centrarnos es en su
imagen. Por imagen, me refiero a cómo la percibirá la gente, y más
importante aún, el jurado. Tendrá que bajar el tono de su mirada de aquí
en adelante. Este es un caso de alta visibilidad, así que eso significa que
tendrá que bajar el tono de su mirada todo el tiempo, no sólo durante el
juicio. Su imagen no puede decir: “Sólo compro en los lugares más caros de
la tierra”. Tiene que decir: “Sólo soy la novia que estaba en el lugar
equivocado en el momento equivocado y se quedó atrapada”. Así que,
cuando nos encontremos la próxima vez, necesitaré ver menos Chanel y más
82
INC de Macy's.
—Desearía llevar alguna mierda de Macy's —dijo Coco con vehemencia.
—Coco, deberías escuchar a la señorita Patterson. Creo que es una
buena información.
—Vete a la mierda, Roc, por meterme en este lío. Y no, no voy a
escucharte a ti o a ella. ¿Por qué tengo que bajar el tono para algunos culos
blancos en un jurado? Que se jodan. No voy a escuchar a una chica blanca
diciéndome cómo debo vestirme y lucir.
—Coc...
La señorita Patterson puso su mano sobre la mía, se volvió hacia mí y
dijo:
—No, déjala terminar.
Tan rápido como puso su mano sobre la mía, la apartó, pero no la movió
lo suficientemente rápido como para que yo no me diera cuenta de lo cómodo
que estaba con ella poniéndola allí.
—No necesito que una perra que nunca ha tenido un día duro en su
vida me diga qué debo hacer para ganar este caso. Creciste con una cuchara
de plata en la boca, y yo usaba mis dedos para comer, pero ahora como con
cucharas de platino y no dejo que nadie, ¡especialmente alguna perra de
culo Oreo me diga que me apague el brillo! ¡Al carajo con eso!
—Nena, vamos, no hagas eso... —Roc intentó.
—Señor Elkanah, está bien. Déjela terminar—, instruyó la señorita
Patterson.
—Además El, siempre predicas sobre la familia cuidando a la familia,
¿y luego traes a alguien de afuera para trabajar en este caso? No, no estoy
de acuerdo, y no estoy de acuerdo con eso.
Coco se sentó en su silla y cruzó los brazos sobre su pecho. Quería
responder, pero intentaba ser respetuoso con la petición de la señorita
Patterson de que dejara hablar a Coco. Me ocuparía de ella más tarde.
—¿Ha terminado? —preguntó la señorita Patterson.
—¡He terminado! —Coco puso los ojos en blanco.
La señorita Patterson se sentó derecha en su silla y movió el papeleo
frente a ella a un lado.
—Ahora que ha tenido tu oportunidad de hablar, yo tendré la mía.
Empecemos con mi nombre. Mi nombre es señorita Patterson, abogada 83
Patterson, consejera Patterson, usted elige, pero lo que no me volverá a
llamar es perra. Sí, puede que haya crecido duro, pero no me conoce para
asumir cómo era mi vida. Ambas teníamos opciones. Yo elegí estar de este
lado de la mesa, y usted decidió estar de ese lado. Brillar, la señorita Jenkins
no lleva marcas de diseño ni come con cubiertos caros. Brillar se queda
detrás de las rejas.
—Eso es lo que le estoy ofreciendo. Le ofrezco la habilidad de brillar, de
avanzar desde aquí y tomar mejores decisiones. Le ofrezco la habilidad de
no estar encerrado como un animal. Para que quede claro, yo no estoy en
su equipo, usted estás en el mío. Yo soy el tirador. No usted. Viene a mí para
saber su próxima jugada, y no hace una jugada sin mi aprobación. Puede
elegir estar en mi equipo y no ir a la cárcel, o puede pasar los próximos
veinte años viendo a sus hijos crecer a través del plexiglás. Eso depende de
usted. Puedo ser su más prominente defensor o su mayor enemigo. Usted
elige, señora Jenkins.
La señorita Patterson tenía toda la atención de la sala.
—¿Entiende la gravedad de lo que el fiscal está tratando de hacerle?
¿Entiende lo que pasó en el tribunal el otro día? ¡Están tratando de
encerrarla por el resto de su vida! Esto no es un juego, señora Jenkins. No
estamos en el instituto intentando ver de quién es el traje más bonito. Esto
es la vida real y las consecuencias de la vida real si se le encuentra culpable.
Una sentencia por estos cargos la mantendrá tras las rejas hasta que muera.
Nunca la dejarán salir.
Coco se sentó y me miró y luego a Roc.
—En cuanto a tu comentario sobre la familia cuidando de la familia, si
no fueras la chica de mi hermano y mi familia, estarías buscando otro
abogado. No le faltarás el respeto a nadie que yo traiga a la mesa. ¿Me
entiendes? No traería a alguien que no trabajara duro para ti. Sugiero que
arregles tu actitud y escuches lo que la señorita Patterson tiene que decir.
Esta es tu única oportunidad. Si vuelves a hacer una moción para faltarle
el respeto a ella o a alguien más en esta sala, estás fuera. Has estado cerca
de mí lo suficiente para saber que no estoy jugando contigo.
—Te escucho —dijo Coco mientras miraba hacia abajo examinando sus
uñas.
—Señora Patterson —comenzó Roc—. Primero déjeme disculparme por
Coco. —Se sentó derecho en su silla—. Soy un negro de la calle a pesar de
los mejores esfuerzos de mi hermano. Me criaron en las calles; aprendí en
las calles, gané mi dinero en las calles. Pensé que moriría en las calles, pero 84
no lo hice. Creé un plan de escape a través del trabajo duro y la educación,
y salí. Vienen por mí basados en algunas cosas viejas. Las drogas que dicen
que encontraron en mi casa tienen que haber sido plantadas. No guardamos
nada en la casa, incluso cuando todavía estábamos trabajando, nunca.
Entonces, necesitamos su ayuda. Hemos estado fuera del juego durante dos
años y no planeamos volver. Estamos usando nuestro dinero para invertir
en negocios legales y lucrativos. No puedo decir que no sería karma si
fuéramos a la cárcel, pero este crimen. —Apuñaló la mesa con su dedo—.
No lo hicimos.
—Tiene al mejor que hay en esta sala. Vamos a resolver esto por usted.
Ahora comencemos desde el momento en que la policía llamó a la puerta
con la orden judicial. Ah, y antes de comenzar, desde este punto hasta que
termine este caso, todos nos referiremos a nuestros clientes y nuestros
clientes se referirán entre sí por sus nombres gubernamentales y no por sus
apodos. No queremos que nadie asocie a Princeton y Deyshonda con Roc y
Coco —finalizó la señora Patterson.
No hice la conexión entre Samuel y Princeton hasta que Princeton fue
presentado como el hermano de Samuel. No me dijeron si compartían la
misma madre o padre, pero el parecido familiar no se reconoció de
inmediato.
Princeton lucía una sien corta con patillas delgadas y un bigote
cuidadosamente recortado. Su piel era más clara que la de Samuel y
mostraba algunas cicatrices de acné y heridas curadas. Sus ojos, el único
rasgo que él y Samuel compartían, eran mucho más acogedores que los de
Samuel. Sonrió con toda su cara de la misma manera que su hermano
frunció el ceño con toda su cara. Fue articulado y comprendió bien nuestra
lengua vernácula legal.
Deyshonda parecía ser su opuesto al principio. Se sentó en la mesa de
conferencias con su peluca de cabello humano hasta la cintura, con una
raya quebradiza. Así es como se sabe que las pelucas están bien hechas, 85
cuando la parte es nítida y de aspecto natural. Llevaba un vestido tipo suéter
de Fendi con calzas Fendi y zapatos Fendi. Su bolso Chanel extra grande
estaba en la mesa junto a ella. Parecía como si estuviera incómoda y fuera
de su elemento, mientras que Princeton parecía relajado. Me di cuenta de
que no eran tan diferentes. Princeton tuvo el lujo de estar rodeado de
personas legalmente exitosas. Sabía cómo fingir ser algo que no era. Sabía
actuar frente a la compañía. Deyshonda no había tenido el mismo lujo.
Todo lo que sabía era de dónde venía. No sabía cómo actuar como nadie
excepto ella misma. Era un pez fuera del agua y usó su actitud para ocultar
lo que percibía como sus defectos, cuando en realidad no eran defectos,
simplemente no lo sabía. Parecía ser dura y lo tenía todo en claro hasta que
le describí exactamente lo que el fiscal de distrito estaba tratando de hacerle.
No tenía idea de cuánto tiempo en la cárcel estaba enfrentando.
La reunión progresó mucho después de que se establecieron nuestros
roles y concluyeron las rabietas. Princeton y Deyshonda me explicaron la
situación en detalle, sin ocultarme nada. Después de nuestra reunión, me
di cuenta de que ambos querían una vida mejor y estaban trabajando para
lograrla antes de que el fiscal de distrito los persiguiera. No me sentía así
antes de la reunión. Los había pintado a ambos con un trazo amplio y me
equivoqué en eso. Planeo trabajar duro para ganar este caso para ellos.
—Señorita Patterson.
Todavía estaba en la sala de conferencias recogiendo mis cosas cuando
miré hacia arriba para ver a Xavier acercándose.
—Averie, por favor.
—Averie, se manejó bien. Gracias por unirse al equipo. —Sonrió.
Su sonrisa con hoyuelos y sus hermosos dientes probablemente han
logrado sacar cientos de pares de bragas.
—Gracias y gracias por recomendarme. Creo que este caso será difícil,
pero creo que podemos ganarlo.
—Después de que nos dieron un sermón el otro día, no podemos hacer
nada más que subir. —Se rio.
—Sí, me enteré de eso. Hice un breve período en la oficina del fiscal de
distrito y me familiaricé con sus tácticas. Acumular los cargos es algo que
guardan para los grandes casos para que la gente los deje. Te sorprenderá
la frecuencia con la que funciona.
—Probablemente no estarán felices de verla en la segunda silla.
—Barry Leathen se va a poner tan rojo. —Me reí entre dientes—. Solo 86
mira.
Ambos nos reímos.
—Señorita Patterson. —El señor Valentine entró en la habitación—.
¿Puedo tener un momento de su tiempo?
—Sí —dije mientras miraba mi reloj. Le sonreí a Xavier y él mostró esos
hoyuelos antes de salir de la habitación.
—La reunión fue bien —dijo Valentine después de que la puerta se cerró
detrás de Xavier.
—Lo hizo. Tengo algunos pensamientos más después de escuchar la
historia de Princeton, pero tendré que reflexionar sobre ellos antes de
presentarlos.
—¿Ese es su proceso?
—Cuando intento mantener a la gente fuera de la cárcel, sí.
—Este caso tomará muchas horas de trabajo y una gran cantidad de
su tiempo. ¿Está segura de que puede manejar esto y dirigir su bufete de
abogados?
Planeaba mirarlo directamente a los ojos cuando respondiera a su
pregunta, pero algo en sus ojos me desarmó. Necesitaba toda mi armadura
para mi respuesta, así que fingí organizar los papeles que estaba guardando
en mi bolso.
—Si fuera hombre, ¿me habría hecho la misma pregunta, señor
Valentine?
—Si fuera hombre, señorita Patterson, no le habría pedido que
estuviera en el equipo.
—Parece que está mintiendo tratando de formular una respuesta
políticamente correcta.
—Estoy seguro de que todo lo políticamente correcto se fue por la
ventana cuando me dijo que comiera mierda y me atragantara con las
cáscaras de maíz. —Se rio entre dientes.
—No le dije que hiciera eso. Dije que habría sido mi respuesta —
expliqué—. Puede responder a mi pregunta en cualquier momento que esté
listo.
—Fui criado por mi madre y mi hermana. Son las dos personas que
más respeto en la vida. Las he visto manejar múltiples tareas al mismo 87
tiempo y terminar cada una con éxito. No, señorita Patterson, no hice la
pregunta porque es mujer. Hice la pregunta porque usted es gerente de un
bufete de abogados muy ocupado, como yo, y sé lo que se siente al ser
apartado.
—Bueno, gracias por su preocupación. Mis colegas están manejando el
negocio en la firma.
—¿No tenía ningún caso pendiente?
—En realidad, despejé mi agenda para trabajar en mi evento de
caridad. Para mí es importante prestarle toda mi atención. Su caso surgió
en el momento adecuado. De nada.
Se rio entre dientes.
—Cuénteme sobre su evento de caridad.
—Organizo un evento todos los años a fines de febrero. Mi fundación
organiza una cena y un sorteo de artículos para el hogar en el North Side.
Se llama “Amamos a la Comunidad”.
—¿“Amamos a la Comunidad” es su fundación?
—¿Ha oído hablar de eso?
—Por supuesto. Es muy importante en la ciudad.
ALC comenzó como un pequeño evento en la iglesia en la que crecimos,
pero se transformó en un evento comunitario. Ahora participan muchas
iglesias, grupos comunitarios y corporaciones. Regalamos cenas, cajas de
comida, artículos para el hogar, vales a las tiendas de abarrotes y tenemos
exámenes de salud gratuitos. Lo hacemos todos los años a finales de febrero
como celebración del Día de San Valentín y el mes de la historia
afroamericana.
Leí un informe una vez que decía, “cuando las personas que crecieron
en comunidades pobres o de clase media ganan riqueza o estatus, no
importa cuánto lo intenten, generalmente se desconectan de su
comunidad”. Terminé el artículo pensando, esto es una tontería. No hay
forma de que gane estatus y pierda la conexión con mi comunidad. Con el
paso del tiempo, me di cuenta de que no estaba haciendo nada por la
comunidad, excepto enviar dinero para apoyar las cosas. Fue entonces
cuando decidí comenzar ALC. Quiero ser la mejor abogada que pueda ser
mientras sigo apoyando a las personas que me apoyaron. Es importante que
las niñas de la comunidad vean a mujeres negras fuertes haciendo más de
lo que ven todos los días en las calles.
88

—No, mami. Lo sé. Ya sé, mami. Por favor, dile a papá que está bien.
Estaremos bien hoy. Lo prometo… Siempre tenemos el próximo año…
enviaré fotos… Ya me voy. También te amo.
Mi madre solo estaba explicando que ella y mi papá no asistirían a mi
evento porque tenían sus días mezclados y se suponía que debían estar de
regreso en la ciudad natal de mi papá para un evento anual en la ciudad.
Mi papá estaba en la junta de planificación de eventos y no podía perdérselo.
Entendí. Me quedarían dos voluntarios, pero estaría bien.
—¿Mamá y papá no van a venir?
—No, todavía estaban en casa debatiendo el tema. El problema fue que
el evento de la ciudad se trasladó a este fin de semana y no se dieron cuenta
de que era la misma fecha.
—Mami va a molestar a papá por esto durante semanas. —Se rio Keeva.
—¡Seguro que sí! —estuvo de acuerdo Kenzie.
Mis hermanas y yo nos estábamos instalando en el salón de eventos
que alquilamos para hacer el ALC. Las puertas no se abrían hasta la una.
Ya había una fila de personas esperando para entrar, y solo eran las diez
cuarenta y cinco.
—Mmm… ¿quién es ese? —Keeva me dio un codazo en el costado. Mi
estómago dio un vuelco cuando vi a Samuel atravesar la puerta lateral del
espacio para eventos con Raymond y su hermana, a quienes nunca había
conocido pero había estado en un par de eventos para recaudar fondos de
su organización. Vestía un jersey de cuello alto azul real con vaqueros
oscuros y un par de botas que para el ojo inexperto parecían botas normales
salpicadas de pintura, pero yo sabía que eran Maison Margiela y costaban
más de mil dólares. Se veía bien. Llevaba un traje excepcionalmente bueno.
Ahora veo que puede usar cualquier cosa y verse muy bien.
—Ese es él —susurré.
—¿Él, quién? —susurró Keeva en respuesta.
—Valentine.
89
—¿Ese pedazo de chocolate alto, oscuro y sexy es Valentine?
—¡Shhhh!
—Oh, maldita sea —susurró Kenzie mientras caminaba detrás de
nosotras.
—Es mágicamente delicioso —dijo Keeva.
—Es absolutamente follable —respondió Kenzie.
—Camina como si su polla fuera grande y se interpusiera en su camino
—susurró Keeva.
—Como si tuviera una bonita cabeza de hongo y fuera todo venoso —
susurró Kenzie.
—¿Está soltero? ¿Quién es la chica que está con él? —susurró Kenzie.
—Esa es su hermana y su asistente personal —susurré.
¿Por qué estaba susurrando?
Estoy seguro de que parecía que no estábamos haciendo nada bueno,
pero la presencia del señor Valentine sí llama la atención.
Me pregunté qué estaría haciendo aquí. No mencionó que pasaría por
aquí. Lo vi mirar alrededor de la habitación, mirarme a los ojos y caminar
hacia mí.
—Viene para acá —susurró Kenzie frenéticamente y luego tomó algo
para fingir que estaba ocupada.
Él y su grupo se detuvieron frente a mí.
—Señorita Patterson.
—Señor Valentine.
—Tuve algo de tiempo libre hoy, así que decidí venir y ver si podíamos
ser de alguna ayuda. Nos gustaría ser voluntarios. Esta es mi hermana,
Torrey Valentine. Torrey, esta es la señorita Patterson. Ella es abogada y
está trabajando con la firma en el caso de Ro… Princeton. También es la
organizadora de este evento.
Sonreí y extendí mi mano. Las estrechamos.
—He oído hablar de este evento desde hace algunos años. Estoy muy
contenta de haber podido encontrar el tiempo para pasar. Quería hablar con
el organizador del evento sobre otros proyectos comunitarios. Ahora que
puedo poner una cara con el nombre, definitivamente estaré en contacto —
dijo Torrey. 90
¿Qué? ¿Torrey Valentine quiere trabajar conmigo?
Soy como una fanática loca en este momento, pero estoy tratando de
mantener la calma. Torrey es la inspiración detrás de ALC. Ella tiene sus
manos en muchos programas filantrópicos. Es conocida en toda la ciudad
como la principal autoridad en organizaciones benéficas.
—No tengo una tarjeta de presentación conmigo en este momento, pero
podemos intercambiar información con seguridad —respondí todavía
tratando de mantener la calma.
Escuché a alguien aclararse la garganta detrás de mí. Me di la vuelta
para ver a mis hermanas compartiendo la misma sonrisa brillante.
—Estas son mis hermanas, Keeva McDaniels y Kenzie Patterson.
Todos se dieron la mano.
—Entonces, ¿dónde nos quieres? —preguntó Samuel.
—¿De verdad están aquí para ser voluntarios? —cuestionó Kenzie.
—Lo estamos. —Sonrió.
Debía guardar esta sonrisa para ocasiones especiales porque nunca la
había visto.
—Me vendría bien un poco de ayuda en el centro de salud. Raymond,
puedes venir conmigo —dijo Kenzie con coquetería.
Trevor no estaba aquí porque tenía que trabajar en el estudio con un
artista local, pero vino antes para ayudarnos a configurar algunas cosas.
Kerem estaba de viaje de negocios, por lo que también se perdería el evento.
—Puedo hacer eso —respondió Raymond y siguió a Kenzie al otro lado
de la habitación.
—Señor Valentine, usted y Torrey pueden ayudarnos a servir la comida
si no les importa —dijo Keeva.
—Claro, estamos aquí para ayudar. —Sonrió de nuevo.
—Primero puede ayudarnos sacando las bandejas de comida de la
cocina y luego todos podemos trabajar en la línea de servicio mientras
alternamos rellenando bebidas y limpiando las mesas —expliqué.
—Hagámoslo —respondió.
Una vez que la gente empezó a llegar, todos nos pusimos manos a la
obra sirviendo y cuidando a los invitados. Samuel, Raymond y Torrey se 91
integraron a la perfección con los otros voluntarios. Traté de no mirar la
forma en que los músculos de la espalda de Samuel se flexionaban cuando
recogía las bandejas de comida. Trabajé más duro para no darme cuenta de
lo gruesos que eran sus muslos en sus vaqueros o lo bien que le quedaban
los vaqueros alrededor de su trasero. Fallé. Lo observaba cada vez que sentía
que podía salirme con la mía.
Samuel estaba a mi lado en la línea de servicio. Era agradable,
simpático y encantador. Incluso conocía a un par de personas por su
nombre y les preguntó por sus familias. Le preguntó a una mujer sobre el
estado de la lápida de su hijo después de que fue colocada. Me quedé
impresionada. Alternamos movernos de la línea de servicio a las mesas de
limpieza y rotamos a otras áreas del evento. Samuel manejó cada transición
con facilidad.
Alimentamos a más de quinientas personas, regalamos cajas de
comida, pases de autobús y realizamos pruebas de detección de
hipertensión arterial y diabetes. Fue todo un éxito.
Después de que terminó el evento, fui a la cocina para vaciar los botes
de basura y llevar las bolsas al contenedor de basura. Vi a Samuel y
Raymond entrar en la cocina por la puerta trasera.
—Ya hemos vaciado todos los botes de basura. ¿Necesitamos trapear?
Incliné la cabeza hacia un lado y examiné a Samuel como si fuera la
primera vez que lo veía.
—¿Trapear? ¿Sabe trapear?
—A menos que algo haya cambiado en el último día, estoy seguro de
que se necesita un balde de agua y un trapeador…
—Estoy segura de que tiene gente para eso, señor Valentine. Además,
tengo un equipo de limpieza que vendrá más tarde esta noche para
asegurarse de que todo esté en orden.
—Tengo gente que me limpia, pero eso no significa que no sepa cómo.
Vine a ayudar para que no fuera una molestia si fuera necesario hacerlo.
—Aprecio su oferta, pero no, ya me encargué.
—El, ¿estás listo para irnos? —preguntó Torrey.
Entró a la cocina seguida por mis hermanas.
—Tenemos que ir al restaurante o Ulysses va a tener un completo
ataque. ¿Les gustaría, señoritas, unirse a nosotros? Nuestro tío es dueño de
Untraditional y quiere probar algunas recetas nuevas con nosotros. Le 92
encanta cuando traemos a miembros que no son de la familia porque cree
que le dirán la verdad. Cree que la familia le dice que los platos nuevos son
buenos porque lo amamos.
—¿Perdón? ¿Dijiste Untraditional? ¿El mismo Untraditional con el pollo
y los waffles de terciopelo rojo? —preguntó Keeva.
—Sí, el mismo —confirmó Torrey.
—¿Sabes lo difícil que es conseguir una reserva en ese lugar? Mi esposo
y yo fuimos para nuestro aniversario, pero tuvimos que reservar una mesa,
¡con dos meses de anticipación! ¡Estoy dentro! Ken, Vee, ¿qué hay de todos
ustedes? —dijo Keeva emocionada.
—¡Diablos, sí! —dijo Kenzie.
—Me encantaría ir. —Sonreí.
En secreto estaba tan emocionada como Keeva. Untraditional era sin
duda mi restaurante favorito en el mundo. Se llaman a sí mismos un
restaurante de comida para el alma, pero le dan giros inesperados a la
comida para el alma como nuestro favorito, los waffles de terciopelo rojo con
pollo frito. Está rociado con un jarabe dulce que hace el restaurante.
También tienen unos macarrones de marisco con camarones, langosta,
vieiras y queso que te harán abofetear a tu mamá.
Mis hermanas y yo seguimos el auto de Samuel hasta el restaurante.
El estacionamiento estaba lleno como siempre, pero nos detuvimos en la
parte trasera del restaurante y los seguimos por la puerta trasera. Tan
pronto como entramos pude oler todos los deliciosos platos que se estaban
preparando en la cocina. Pensé que iríamos a la cocina, pero giramos a la
izquierda y entramos en un pequeño comedor privado que estaba al lado de
la cocina.
—Esta es la zona privada de Ulises. Tenemos nuestras cenas familiares
aquí —explicó Torrey—. Tomen asiento, señoritas. El, hazle saber que
estamos aquí. 93
Samuel no parpadeó mientras salía de la habitación para seguir sus
instrucciones.
—Señorita Patterson —comenzó Torrey.
—Averie, por favor.
—Mi hermano la llama señorita Patterson.
—Eso es porque no le he dado permiso para llamarme por mi nombre
de pila —le expliqué.
—Oh, ¿ya ha mostrado su lado encantador?
—Si ese es su lado encantador…
Ella rio.
—Realmente quiero conectarme contigo en algunos proyectos futuros.
El evento de hoy fue fenomenal. Me alegro de haber estado allí para ser
voluntaria.
—Salió bien. Mejor de lo que esperaba. Me encantaría trabajar contigo
en el futuro. Estoy familiarizada con algunas de las cosas que haces.
—Excelente. Ah, y para que conste, sé que mi hermano a veces puede
ser un oso, pero ten paciencia. Realmente es un buen hombre.
Samuel volvió a entrar en la habitación con un hombre mayor y una
mujer siguiéndolo.
—Ulysses y Francine, les presento a la señorita Patterson, Kenzie y
Keeva.
—Averie —dije mientras extendía mi mano para estrechar la de ellos.
—Encantado de conocerte, querida. —Sonrió Ulises. No me gusta que
hombres que no conozco me llamen apodos cariñosos, pero viniendo de
Ulysses, se sentía diferente por alguna razón. De hecho, me gustó—. Nadie
nos llama Ulises y Francine. Soy Skip, y esta hermosa mujer es Frannie.
—Por favor, tomen asiento todos y comenzaremos —instruyó Frannie.
Todos elegimos asientos en una mesa larga que estaba situada a lo
largo de la pared del fondo. Samuel y yo terminamos sentados uno al lado
del otro.
—Señoritas, no sé si han comido en nuestro restaurante antes, pero…
—Sí, todas lo hemos hecho —interrumpió Keeva mientras movía los
hombros en su asiento. 94
—Bien. —Se rio Skip—. Cada pocos años, promovemos a uno de
nuestros sous chefs a jefe de cocina. Hemos creado un pequeño concurso
para ver quién gana el puesto y obtener una receta agregada a nuestro
menú. Esta noche, tenemos tres de los mejores cocineros auxiliares en
nuestra cocina presentándote sus comidas.
—Según nuestras recomendaciones, ¿uno de sus asistentes de chef se
convertirá en jefe de cocina? —preguntó Kenzie.
—Eso es correcto —respondió Frannie.
—¡Oh, la presión! —Kenzie se llevó la mano a la frente como si fuera a
desmayarse.
Todos nos reímos entre dientes.
—No se preocupen por hacer que alguien no obtenga el puesto, Skip y
yo tomamos la decisión final, pero su opinión es valiosa —continuó Frannie.
Un camarero entró en la habitación.
—Tony tomará sus pedidos de bebidas mientras los chefs preparan sus
presentaciones —dijo Skip mientras él y Frannie salían de la habitación.
Sabía que mis hermanas iban a pedir algo afrutado como un daiquiri
de fresa. No me gustan las bebidas con sabor a fruta, te embriagan
sigilosamente. No me gusta que el licor me emborrache a escondidas.
Déjame saber cuáles son tus intenciones desde el principio. Por eso he
desarrollado el gusto por el coñac. Si estoy en la comodidad de mi casa,
beberé algo dulce, pero en público, necesito saber cómo me va a afectar el
licor de inmediato.
—¿Para usted, señorita? —Tony esperó con un bolígrafo en la mano
para anotar mi pedido de bebidas.
—¿Tienes Roulet o Bisquit? Si no, tomaré Hennessey VSOP o algo
similar. También tomaré un vaso de agua.
Miré y encontré al señor Valentine mirándome.
—¿Qué?
—¿Prefiere coñac que una margarita de piña o algo así?
—Pedí lo que quería, pero por supuesto pida su margarita de maracuyá.
No voy a juzgar.
Se rio entre dientes.
—Tomaré lo que sea que le traiga —le dijo a Tony—. Su evento fue un
95
éxito —dijo el señor Valentine.
—Fue un éxito. Gracias por ser voluntario. Parecía conocer a mucha
gente por ahí.
—Sí, mi madre y mi padre crecieron en esa zona. Intento ayudar donde
puedo.
Él y su familia estuvieron fantásticos hoy. Habría tenido éxito sin ellos,
pero su presencia definitivamente se sintió y se agradeció.
Tony entró con las bebidas de todos. Tenía el Bisquit. Me alegré.
Necesitaba un buen trago después de todo el trabajo que habíamos hecho
hoy.
Capítulo 8

S
er voluntario en el evento de la señorita Patterson resultó ser
una gran idea. Después de que ella y yo habláramos de sus
razones para organizar el evento cada año, me di cuenta de que
en algunas áreas de alcance comunitario, sólo estaba tirando dinero en el
problema en lugar de aparecer y hacer una diferencia con mis manos. Fue
agradable ver a algunos de los ancianos del vecindario y hacer algo sólo
porque quería hacerlo. 96
Después de que nos entregaron los tragos, Skip y Frannie volvieron a
la sala con tres chefs.
—Me gustaría presentarles a Miles, Hugo y Leanne. Les he encargado
la creación de un plato que añadirá sabores cajún y criollo a nuestro menú.
Cada uno de ellos les presentará un plato. Se les darán tarjetas para calificar
el plato, y pueden hacer preguntas a los chefs si quieren —explicó Frannie.
Ella y Skip se sentaron al final de la mesa. Miles abrió la puerta y varios
camareros entraron. Los platos se colocaron frente a nosotros y se quitaron
las tapas. Parecía un sándwich de camarones fritos normal en una baguette.
Era bonito, pero no le daría puntos por creatividad.
—Buenas noches. Me llamo Miles. Pensé en presentar algo que se
pueda comer con las manos. Esta noche, me gustaría presentarles un
sándwich de po' boy con camarones, tiburón, calamares y caimán. He
añadido una salsa de mayonesa picante casera. Hay salsa extra en el lado
para mojar. A un lado hay una porción de papas fritas cajún. Buen apetito.
Ah, no son sólo camarones.
Mordí mi sándwich esperando que los calamares fueran gomosos, ya
que tienen que ser cocinados en menos tiempo que los otros mariscos. Me
sorprendió lo delicado que era. Se mezcló bien con los otros bocados. Me
impresionó. Me retracté de mi pensamiento sobre la creatividad. Miré para
ver qué pensaba la señorita Patterson sobre el plato. Ella estaba forzando la
última de las papas fritas a su boca. Supongo que le gustó.
—¡Uf! Estaba delicioso, ¿verdad? —Se inclinó para hablar con sus
hermanas.
Las tres mujeres habían limpiado sus pequeños platos.
—¡Fue increíble! —respondió Kenzie.
—¿Disfrutó del sándwich?
—¿Se ha ido? —La señorita Patterson se rio mientras tomaba un sorbo
de su coñac—. En la primera inspección, parecía un sándwich de gambas,
pero me alegro de que no lo fuera.
—Yo pensé lo mismo. Hizo un buen trabajo.
—También lo creo.
—Bien, todo el mundo. Llenen sus tarjetas por favor —instruyó
Frannie.
Hugo entró en la habitación de la misma manera y nos presentó su
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versión de jambalaya de mariscos y pan de maíz de cangrejo con mantequilla
de maíz ahumado de jalapeño.
Su plato era un poco más intrincado que el de Miles, pero ambos eran
deliciosos.
—Pediría una cacerola entera de este pan de maíz, de verdad. ¿A quién
se le hubiera ocurrido poner cangrejos en el pan de maíz? Es genial —
comentó la señorita Patterson.
Estaba en su segunda copa de coñac, y parecía estar más relajada.
Leann fue la última en presentar. Ella creó bocados de tarta de queso
de melocotón. También dio otras dos versiones, tarta de queso de manzana
y tarta de queso de nuez.
Esperaba que los bocados fueran demasiado dulces, pero me
sorprendió gratamente el equilibrio de azúcar utilizado en los postres. Creo
que los pasteles de queso fueron mis favoritos.
Después de que terminamos los postres y llenamos nuestras tarjetas,
me senté satisfecho. Los platos eran pequeños pero satisfacían.
—¿Cuál era su favorito, señor Valentine?
—Puede llamarme Samuel si quiere.
—¿Por qué tardaste tanto en darme la opción de usar tu nombre de
pila?
Había girado todo su cuerpo hacia mí. El entrecerrar los ojos me dijo
que estaba un poco achispada. Era encantadora. No era algo que ella estaba
tratando de ser. Simplemente lo era sin ningún esfuerzo.
—Creí que se daría cuenta de cómo me llamaban todos los demás, pero
no lo ha hecho. Tal vez, estaba esperando que me ofreciera el uso de su
nombre de pila.
—Tienes mi total permiso para llamarme por mi nombre de pila. No has
ofrecido tu nombre de pila, tampoco.
—Hasta ahora, no te habías ganado el privilegio. —Sonrió—. Pero,
después de pasar hoy con tu familia y darnos a mis hermanas y a mí la
comida de nuestros sueños, te lo has ganado. Por favor, llámame Averie,
Samuel. —Sonrió.

98

—Su señoría no fuimos informados de ningún descubrimiento enviado


por la fiscalía —informé al juez en nuestra audiencia previa al juicio.
—Lo enviamos esta mañana a Valentine Law Group, su señoría.
Tenemos un recibo de entrega aquí mismo firmado por la recepcionista —
explicó Barry uno de los abogados de la oficina del fiscal.
—¡Su señoría! Debíamos estar en la corte a las nueve de la mañana.
¿Cómo demonios íbamos a ver las cajas enviadas a la oficina cuando
estábamos en camino hacia aquí? Siento que la fiscalía está jugando y yo,
por mi parte, no creo que debamos jugar con el futuro de dos padres. Tienen
niños pequeños a los que cuidar. Tenemos en tan alta estima a la oficina del
fiscal y a los empleados de allí, que este acto de retención de pruebas parece
aún más atroz, su señoría.
Lo estaba poniendo grueso. Todos sabíamos que el fiscal de distrito era
conocido por sus juegos. No se daban cuenta de que yo estaba en el otro
equipo ahora y conocía muchas de sus jugadas.
—Estoy de acuerdo con la defensa. No voy a tolerar juegos en mi sala,
señor Leathen, así que de ahora en adelante, todo lo que necesite compartir
con la defensa se hará de manera oportuna. ¿Me entiende? —dijo el juez
Williams.
—Sí, su señoría —respondió Barry.
—A la luz de esta situación, le daré a la defensa cuarenta y ocho horas
para revisar la información que les envió. Se levanta la sesión durante
cuarenta y ocho horas.
Golpeó el mazo. Todos nos quedamos de pie hasta que salió de la sala.
Barry se acercó a mi mesa.
—Me alegro de verte, Averie.
—Me alegro de que me vean, Barry. Veo que no ha cambiado mucho.
—Lo miré desde sus mocasines baratos a su traje negro de segunda mano.
—¿Esto es lo que haces ahora, trabajar con ladrones y criminales? —
susurró.
99
—Estoy trabajando para evitar que ustedes vayan tras dos padres
respetuosos de la ley. —Sonreí.
—Eres mejor que esto, Vee.
—Soy mejor que tú, Barry. ¿Cómo está tu esposa? —Ladeé la cabeza
esperando su respuesta.
Su cara se puso roja, y se acercó más.
—¿Todo bien por aquí, señorita Patterson?
No me volví para mirar, pero sabía que era Samuel.
—Es genial, señor Valentine. Barry y yo estábamos hablando de los
viejos tiempos.
Barry dio un paso atrás.
Cuando trabajé en un bufete privado, me ofrecí a trabajar con el fiscal
de distrito en un par de casos porque no tenían personal suficiente y
pidieron ayuda al sector privado. No me importaba porque nunca había
tenido mucha exposición al derecho penal en ese momento.
Barry estaba en la oficina del fiscal y se interesó por mí. Me senté con
él en un par de sus grandes casos. Pensé que su interés en mí era el negocio,
pero una noche de trabajo, me di cuenta de que estaba buscando más de
mí. Pensó que yo era la chica que se echaría a sus espaldas para salir
adelante. No lo era, y no lo hice. Amenazó con decirle a mi empresa que no
era una buena opción y yo amenacé con contarle a su esposa sus
insinuaciones sexuales hacia mí. No se dio cuenta de que tenía todo el
incidente grabado porque grabé nuestras sesiones de lluvia de ideas para
revisarlas después. Decidió liberarme para volver a mi firma, y decidí
guardar la grabación por si acaso.
—Que tengas un buen día, Averie.
—Atragántate con una polla, Barry. —Sonreí y dirigí mi atención a
Samuel.
Vio a Barry y su equipo salir de la sala antes de mirarme con la
preocupación grabada en su cara.
—Está bien. —Sonreí para mostrar que no me molestaba.
—¿Esto es algo que tenemos que discutir?
—No. —Asentí. No presentaba ningún tipo de conflicto de intereses. El
caso no se vería afectado, así que no necesitábamos discutirlo.
Asintió y me hizo una seña para que me uniera a la discusión del grupo
detrás de nosotros. 100
—¿Qué significa esta ruptura? —preguntó Deyshonda tan pronto como
nos unimos a la conversación.
Ella había seguido mis instrucciones y había bajado el tono de su
vestido. En vez de Chanel y Fendi de pies a cabeza, había encontrado una
falda de Calvin Klein y unos zapatos Nine West a juego.
—Significa que tenemos un par de días para revisar toda la información
que el fiscal tiene sobre este caso —explicó Xavier—. Ambos pueden irse a
casa. Los llamaremos si tenemos alguna pregunta.
—Te ves bien —le dije a Deyshonda cuando empezó a ir en dirección a
la puerta.
—Gracias. No es tan malo —respondió mientras ponía la correa del
bolso Coach en el pliegue de su brazo.
—Acabo de llamar a la oficina. Gretchen dijo que hoy se entregaron al
menos veinte cajas —confirmó Morris.
—¿Cuántas para este caso? —preguntó Samuel.
—Veinte —respondió Morris—. Sé que necesito ayudar pero sabes que
hoy tengo esa cosa que no puedo perder.
—Por supuesto —respondió Xavier—. Ve y cuida de tu familia. El
trabajo no va a ninguna parte.
Morris hizo una pausa por un minuto.
—¡Adelante! —dijo Samuel—. Tenemos esto.
Morris agarró su maletín y salió corriendo de la sala. Nadie dio una
razón para su partida, excepto el negocio familiar. Puedo respetar eso.
—Supongo que seremos nosotros tres los que revisemos estas cajas
esta noche —dijo Samuel.
—No, por muy divertido que suene, primera y segunda silla, tengo un
asunto importante que atender. Estoy seguro de que me quedará mucho por
la mañana —dijo Xavier mientras recogía su maletín y se dirigía a la
puerta—. Señorita Patterson, El. —Inclinó la cabeza y se fue.
Por favor, tráeme una muda de ropa. Algo cómodo y zapatos
cómodos. A las oficinas de Valentine. En mi camino desde el juzgado.
Va a ser una larga noche.
Le envié a Liddy un mensaje de texto. Recogí mis cosas de la mesa.
Te estará esperando. -Liddy 101
Levanté la vista de mi teléfono para ver a Samuel mirándome.
—¿Sí? —pregunté mientras metía el último de mis papeles en mi bolsa.
—Vamos al mismo sitio, así que pensé que podríamos ir juntos —
respondió.
Miré a mi alrededor para asegurarme de que lo tenía todo. Agarré mi
teléfono y salí de la sala.

Volvimos a Valentine Law Group, y tal como Morris había dicho, veinte
cajas de tamaño completo nos esperaban cuando llegamos.
—Señor Valentine, hice que pusieran las cajas en la oficina de repuesto.
La comida está programada para ser entregada en una hora. Señorita
Patterson, Liddy le dejó esta bolsa y le dijo que la llamara si necesitaba que
volviera —dijo Gretchen.
—Gracias, Gretchen.
—No hay problema. El señor Valentine tiene un baño completo en su
oficina donde puede cambiarse cómodamente —añadió.
Miré a Samuel para confirmar que estaba bien usar su baño.
—Por supuesto —dijo Samuel mientras daba un paso atrás dejándome
espacio para pasar—. Me reuniré contigo en la otra oficina cuando estés
lista.
Seguí a Gretchen a la oficina de Samuel. Nunca había estado en su
oficina. Había visto un poco de ella de pasada, pero nunca había entrado.
Su oficina era majestuosa con un enorme escritorio de madera de
caoba, con tallas ornamentales en el frente. Su escritorio estaba frente a
una pared de ventanas de piso a techo que daban una vista espectacular
del centro de San Luis y el Arco de la Puerta. Estábamos a una altura tal
que podía ver el río Mississippi hasta Illinois. Había una pared llena de
estantes. Algunos de los estantes contenían libros mientras que otros tenían
relojes de arena de varios tamaños.
Me acerqué un poco más para examinar la colección de relojes de
arena.
—El señor Valentine ha estado coleccionando relojes de arena desde 102
que salió de prisión —explicó Gretchen.
—¿En serio?
—Sí, el señor Flowers le dio el primero en su fiesta de bienvenida a
casa. Tendría que contarte el discurso que le dio Louis, pero era algo sobre
que el tiempo es precioso y todo eso. De todas formas, los ha coleccionado
desde entonces.
Algunos de los relojes de arena eran grandes y otros pequeños. Algunos
tenían arena de colores, mientras que otros tenían la tradicional arena
blanca. Algunos estaban automatizados donde se giraban solos mientras
que otros necesitaban ser girados manualmente.
—¿Los gira todos los días?
—No, él no lo sabe, pero sé cuando algo le molesta porque vendrá aquí
y empezará a reorganizar esto hasta que encuentre una solución a su
problema. Aquí está el baño. —Abrió una puerta que no había notado
cuando entré.
—Gracias de nuevo, Gretchen.
—No hay problema.
El baño estaba decorado con maderas oscuras a juego con su oficina.
Había un doble lavabo, una ducha completa, y un armario de aseo
completamente surtido.
Sí, miré.
Me cambié el traje de falda y me puse los pantalones negros y la camisa
negra con botones que Liddy me envió. También me envió mis zapatos bajos
negros.
La amo.
Ahora sería capaz de hacer exactamente lo que necesitaba hacer y estar
cómoda haciéndolo. Salí de la oficina de Samuel y Gretchen me dirigió a la
oficina de repuesto. Encontré a Samuel parado sobre las cajas. Se había
quitado la chaqueta y la corbata y se había subido las mangas por encima
del codo.
Miró hacia arriba desde las cajas.
—¿Estás lista para trabajar?
—Lo estoy —respondí mientras quitaba la tapa de la caja más cercana
a mí.
Ambos comenzamos a revisar todo el papeleo de las cajas pieza por 103
pieza, tomando notas y construyendo pilas “importantes” y “no
importantes”. Cuando no estábamos seguros, pedíamos la opinión de la otra
persona.
—Corrígeme si me equivoco, pero parece que estos detectives dedicaran
sus vidas a poner a Princeton tras las rejas.
—Estaría de acuerdo con tu evaluación. Mucha de esta vigilancia es
exagerada para un traficante de drogas. Princeton no podía saber que
estaban encima de él tanto. Incluso tienen fotos de él asistiendo a la iglesia.
—Lo sé, como si estuviera intercambiando drogas durante el sermón.
Voy, para ser honesta. Cuando Princeton dijo que los policías plantaron algo
en su casa, no le creí. Ahora, después de ver sólo un tercio de las pruebas,
estoy empezando a creerle. Tenemos que mostrar cuánto lo vigilaron estos
detectives. Sabiendo su horario les daría la oportunidad de entrar en su
casa para plantar las drogas.
—Estoy de acuerdo.
—Además, Deyshonda no aparece en ninguna de estas fotos, excepto
en las tomadas en su casa. Entonces, ¿por qué sintieron la necesidad de
acusarla también?
Gretchen llamó a la puerta abierta cuando entró con una caja de
comida.
—La comida está aquí. Pedí comida china. Señorita Patterson, le pedí
el arroz frito especial con salsa joven de huevo foo, huevo extra y brotes de
judías. Señor Valentine, usted tiene el arroz frito de pollo, carne de San
Pablo y una orden de rangoon de cangrejo. Hay botellas de agua fría aquí en
esta nevera. —Señaló el pequeño refrigerador en la esquina de la oficina.
También, en este gabinete hay botellas de agua a temperatura ambiente. —
Señaló el gabinete junto al refrigerador.
—Gracias, Gretchen.
—No hay problema. Llamé a Liddy por su pedido. No quería molestarla.
—Esto es perfecto. Una cosa, sin embargo, hay una posibilidad de que
consiga algunos utensilios para comer de verdad. Tengo una cosa a comer
con estos de plástico.
—Oh, es cierto. Liddy lo mencionó. Le traeré algunos cubiertos de la
cocina.
Salió corriendo por la puerta.
—¿Demasiado buena para comer con los de plástico? 104
—No, no soy demasiado buena para comer con los de plástico. Es que
odio estos pequeños tenedores que te dan. No puedo conseguir suficiente
comida en ellos. Lleva demasiado tiempo comer con ellos.
Él se rio.
Gretchen me dio un tenedor y luego se fue y cerró la puerta detrás de
ella.
Me senté en el sofá al estilo indio y abrí mi caja de arroz. Samuel se
sentó en el extremo opuesto.
Llamaron a la puerta.
—Entra —dijo Samuel.
Gretchen volvió a entrar con un gran tazón de cereal.
—Aquí tienes. Tenía que encontrar uno —dijo mientras me entregaba
el tazón. Lo acepté mientras miraba a Samuel en mi periférico. No iba a pedir
el tazón después de pedir el tenedor porque no quería que se burlara de mí.
—Gracias de nuevo.
Se fue cerrando la puerta detrás de ella.
Miré por encima porque sentí que Samuel seguía mirándome. Inclinó
su cabeza examinándome.
—¿Qué? Me gusta verter el arroz de la caja en el tazón para poder
mezclarlo todo.
—¡No dije nada! —Se rio.
—No, estabas allí siendo todo un juez por dentro. Lo sentí.
Se rio, y empezamos a disfrutar de nuestra comida en silencio.
—Voy a hacer que mi investigador privado se pase por aquí, para que
podamos discutir algunas de las cosas que va a necesitar para investigar
por nosotros —dijo Samuel.
—¿A quién utilizas?
— Chambers Security Services, hacen un trabajo extenso.

105

—Pasa —grité.
La señorita Patterson y yo habíamos terminado de comer y volvimos a
examinar las cajas.
La puerta se abrió de golpe y Countee entró.
—Count —dije mientras nos dábamos la mano.
—El, ¿qué pasa?
—Lo tienes, hombre.
Me volví hacia Averie.
—Señorita Patterson, Countee Chambers de Chambers Security
Services. Count, esta es la señorita Patterson. Está trabajando en el caso de
Princeton con nosotros.
Extendió su mano y sonrió con una sonrisa genuina.
Su sonrisa es preciosa.
—Señor Chambers, encantado de conocerle.
—Es Countee...
—¿Como el poeta?
—Exactamente como el poeta. Me llamo como él.
—Eso sí que es genial.
Sonrió de nuevo, pero más brillante. Estaba un poco irritada pero no
pude precisar dónde o por qué empezó la irritación.
—La mayoría de la gente no tiene ni idea sobre Counte Cullen.
—Estudié el movimiento del Renacimiento de Harlem en la universidad,
así que estoy familiarizada con algunos de sus trabajos —explicó.
—Siéntate, Counte —dije mientras trataba de enmascarar mi repentina
irritación.
Durante la siguiente hora, Averie y yo explicamos las sospechas que
teníamos de que la policía estaba involucrada en un montaje contra
Princeton.
—Pondré a un par de mis hombres en esto inmediatamente. Estoy
seguro de que encontraremos algo —dijo Countee.
—¿Eras oficial de policía antes de convertirte en investigador privado? 106
—preguntó Averie.
—No, nunca he estado en la aplicación de la ley, pero estuve en el
ejército durante algunos años antes de volver a San Luis y comenzar mi
negocio.
—¿Haces más que investigaciones privadas?
¿Por qué hace tantas preguntas?
—Sí, ofrecemos toda la gama de servicios de seguridad.
—Muy bien, Counte. Debemos volver a la corte pasado mañana. Sería
genial si tuviéramos algo que probara que algo de esta mierda es
inadmisible.
—Trabajaremos en ello.
Se puso de pie.
—Señorita Patterson, encantado de conocerla.
—Igualmente, Countee, y por favor llámame Averie. —Sonrió.
—Averie. —Inclinó la cabeza.
Nunca le he visto inclinar la cabeza así.
Nos golpeamos el uno al otro, y él sonrió. Entrecerré los ojos tratando
de entender su ángulo. Le preguntaré sobre ello más tarde.
Miré mi reloj y me di cuenta de que era más de medianoche. Habíamos
logrado mucho, pero todavía teníamos muchas cajas sin explorar.
—Averie. Es más de medianoche.
Miró desde el papeleo y revisó su reloj.
—¿Cuándo se hizo tan tarde? —dijo que mientras se estiraba.
—No lo sé, pero podemos dar por terminada la noche y empezar de
nuevo por la mañana.
—De acuerdo —murmuró mientras comprobaba su teléfono—. Perdí
totalmente la noción del tiempo. Se suponía que tenía que ir por mi coche y 107
traerlo aquí. Déjame ver si puedo conseguir un coche que me lleve a casa.
—No es necesario. Puedo llevarte a casa.
Envié a Ray a casa cuando me di cuenta de que sería una noche larga.
Estacionó mi Escalade en el garaje para que pudiera conducir yo mismo a
casa.
—Eso no es necesario, Samuel. Puedo conseguir un Uber.
—Sé que no es necesario. No me importa. Está en mi camino.
No dijo que sí inmediatamente, pero después de varios minutos, aceptó.
Organizamos nuestras áreas, recogimos nuestras cosas y caminamos
hasta el garaje.
Me adelanté para abrirle la puerta del lado del pasajero.
—Gracias. —Sonrió. Esperé a que se situara antes de cerrar la puerta.
Viajamos en un cómodo silencio mientras hacíamos el corto viaje a su
apartamento.
Llegué a la misma puerta lateral donde nos habíamos encontrado hace
unos días.
—¿Está bien así?
—Sí, gracias. —Alcanzó a abrir la puerta.
—Ya lo tengo. —Le hice señas a su puerta.
—Puedo hacerlo yo misma —respondió.
—No he dicho que no puedas. Yo la abriré. —Cerramos los ojos en una
guerra de voluntades. Espero que no pensara que podía ganarme en este
juego.
—Bien —murmuró mientras soltaba el mango de la puerta.
Me bajé y me tomé mi tiempo en el camión para abrir su puerta. Me
acerqué para ayudarla con sus bolsas. Ella me miró mientras me entregaba
lentamente sus bolsas, y luego su mano.
—Gracias, Samuel —dijo con los labios fruncidos. Alcanzó sus bolsas.
No se las pasé. En cambio, le hice un gesto para que caminara delante de
mí hacia su puerta. Ella agitó su teléfono frente a la puerta, abriéndola.
La dejé entrar y luego le devolví las bolsas.
—Te veo por la mañana, Averie. —Sonreí.
—Buenas noches, Samuel.
108

Me tiré a través la puerta principal y aterricé en mi sofá.


Bien, Averie, sólo tienes que dar unos pasos para llegar a tu dormitorio.
Pero todavía tengo que desnudarme y darme una ducha.
Cierto, pero dormirás mejor después de ducharte y lavarte el cabello.
El olor natural del cuerpo es atractivo...
¿Para quién?
Me debatí para dormir. No me dormí, sólo me dormí. Me desperté a la
mañana siguiente en el sofá en el mismo lugar donde me senté cuando entré,
todavía completamente vestida excepto por mis zapatos que debo haber
sacado a patadas para poner los pies en el sofá.
Por suerte, mi reloj interno me despertó con tiempo suficiente para
realizar mi rutina matutina. Me desnudé mientras caminaba hacia mi
dormitorio. El pronóstico del día era inusualmente cálido para esta época
del año. Elegí un traje de pantalones verdes de cazador, ligero, y lo combiné
con una blusa amarilla y zapatos verdes. Navegué hasta mis podcasts y elegí
uno de los recientes podcasts de Bluette para escucharlo mientras me
duchaba y me vestía.
Zanetta presentaba la palabra miedo en un formato acróstico: olvídalo
todo y corre. Ella dijo:
—Cuando la vida nos va bien, tenemos el mejor consejo para los demás
que están pasando:
—Manténganse fuertes.
—¡Mira a ese diablo a los ojos!
—Dios tiene el control.
—¡Mantente firme y lucha!
—Entonces, cuando nos enfrentamos a un juicio y no parece tener una
solución o un final a la vista, el miedo se hace presente. Dejamos caer todas
esas armas, de las que le hablamos a todos los demás. El miedo significa:
109
olvidar todo y correr. Las pruebas están diseñadas para obstaculizarte,
hacerte dudar de ti mismo y matarte. No están diseñadas para hacerte
mejor. Sin embargo, estamos conectados al arquitecto supremo, así que las
cosas que están diseñadas para detenernos, no pueden detenernos. Las
cosas que están diseñadas para matarnos no pueden matarnos. ¿Por qué?
Porque cuando se encuentran con la sangre, su propósito cambia. Es como
ese recipiente de margarina. El propósito original de ese recipiente de
margarina es contener la margarina, pero una vez que se encuentra con
algunos de nosotros, cambiamos el propósito del recipiente. Ya no contiene
margarina, ahora contiene restos de chile, sopa o incluso horquillas para el
cabello. Es lo mismo con las pruebas, cambian de una herramienta para
detenernos, a una herramienta que nos hace mejores y nos hace avanzar.
—Entonces podemos pasar de “olvidar todo y correr” a “Padre todo está
en tus manos”. Dios te tiene.
Terminé de vestirme. Sabía que el equipo volvería a revisar las cajas
hoy, así que empaqué un par de piso para mayor comodidad. Conduje mi
coche por si volvíamos a trabajar hasta tarde. No me importaba ir con
Samuel, y realmente apreciaba su caballerosidad, pero podía volver a casa
esta noche.
Llegué a VLG y fui recibida en el ascensor por Raymond.
—Buenos días.
—Buenos días.
—Los guardias me dijeron que estabas subiendo. ¿Necesitas ayuda con
tu bolsa?
—No, gracias. —Sonreí.
—Vamos a la sala de conferencias. El señor Valentine nos hizo mover
todo de la oficina que usaron ayer. Era demasiado pequeña.
Seguí a Raymond a la sala de conferencias donde Samuel, Xavier y
110
Morris ya estaban trabajando.
—Buenos días —dije al entrar en la sala.
—Buenos días —respondió cada hombre.
—He enviado por el desayuno, así que hagan un hueco y salten cuando
estén listos —instruyó Samuel.
Dejé mis cosas y revisé la habitación y las cajas. Quienquiera que
transportara las cajas de la oficina a esta habitación hizo un excelente
trabajo manteniendo las pilas separadas e indicando qué cajas ya habíamos
revisado.
Anoche localicé la caja en la que había estado trabajando y me fui a
trabajar. Treinta minutos más tarde, una mesa fue introducida en la
habitación llena de alimentos para el desayuno; panqueques, waffles,
tocino, huevos y todo lo que se pueda desear. Había comprado un par de
licuados para desayunar. Los guardé en mi bolsa para más tarde.
Cuanto más catalogábamos la información que nos compartió el fiscal,
más nos dábamos cuenta de que había algo más que una simple redada de
drogas. Princeton había estado en su radar durante mucho tiempo.
—Siento haber tenido que dejarlos a ti y a El todo este trabajo ayer —
dijo Morris.
Nos habíamos movido mucho por la habitación. En la disposición
actual de los asientos, Morris estaba sentado a mi lado.
—Lo hicimos muy bien.
—Tengo dos hijas. Su madre y yo estuvimos juntos durante años, pero
rompimos, y ella se fue con un tipo que le presentó un estilo de vida más
emocionante, un estilo de vida en el que no quería que mis hijas se
involucraran. Estoy en proceso de solicitar a la corte la custodia completa
de mis hijas.
—¿Quieres alejar a las niñas de su madre? Desafortunadamente, las
cortes son parciales en este tipo de casos. Es difícil probar un caso en el que
los tribunales estén de acuerdo en alejar a las niñas de su madre.
—Sí, lo sé. No lo hago porque piense que sea una mala madre, sino
porque su juicio ha sido sesgado en lo que se refiere a ellas últimamente. No
puedo sentarme y esperar a que algo les suceda a mis hijas, y que no hice
nada para detenerlo.
—¿Ha mostrado un patrón de negligencia?
111
—Me han llamado a la escuela al menos una vez a la semana durante
el último mes para recogerlas porque ella llegó tarde. Le pregunté si yo debía
asumir la responsabilidad de recogerlas después de clases y me dijo que no.
Un día, mi hija mayor me llamó y me dijo que ella y su hermana estaban en
casa con uno de los amigos de Tony, el novio de su madre y que ellos se
habían ido. Perdí la cabeza tratando de llegar a esa casa a buscar a mis
hijas. Tengo un mal presentimiento sobre toda esta situación, y necesito
sacarlas de ahí. Pero tiene razón; el tribunal no favorece a los hombres que
se llevan a los niños. Mucha gente asumiría que estoy cansado de pagar la
manutención de las niñas, así que estoy tratando de encontrar una manera
de salir de esto, y que ese no es el caso. Tomaré a mis niñas y aun así le
daré la misma cantidad de dinero por mes, eso no es problema para mí. No
le estoy pidiendo que me dé nada y estoy abierto a un acuerdo de visita
liberal, sólo quiero que vivan conmigo.
—No soporto a un padre irresponsable, sea hombre o mujer. ¿Por qué
una mujer querría dejar a sus hijos con un tipo que no conoce? Son niñas
pequeñas, cualquier cosa podría pasar.
—Romperé la ley con tal de proteger a mis hijas, así que espero no llegar
a eso.
Sacó su teléfono y me mostró una foto de dos hermosas niñas. Ambas
tenían la piel color caramelo y enormes ojos marrones, estaban sonriendo y
tomándose de la mano sentadas en un sofá.
—Son hermosas, Morris. Van a tener un impacto sustancialmente
positivo en este mundo.
Yo creía que al decir afirmaciones positivas a las mujeres jóvenes
desde un principio sobre que pueden cumplir sus sueños, metas y
aspiraciones, hará que lo crean. No sólo lo creerán, sino que la atmósfera
cambiará y se adaptarán para hacer realidad esas palabras positivas.
—Gracias. Estoy trabajando duro para mantenerlas a salvo.
—Tengo algunas ideas al respecto. Definitivamente podemos sentarnos
y discutir algunas. Creo que podrían ayudarte.
—Agradecería cualquier ayuda.
—Por supuesto. Las niñas pequeñas son mi kriptonita.

112

Salí de la sala de conferencias para ir al baño y encontré todo el piso


desierto. Todos se habían ido a casa, excepto Samuel y yo.
Morris y Xavier se fueron antes para ir a entrevistar a algunos vecinos
de Princeton y Deyshonda con la esperanza de encontrar testigos de carácter
para el juicio.
Vi el reloj y me di cuenta de que eran casi las diez. Entré al tocador de
mujeres bellamente decorado y usé el baño, estos tenían un rociador de caca
pegado al inodoro. Nunca había visto eso antes, pero si presionas el botón
del pulverizador de caca antes de hacer caca, libera un spray en el inodoro
que neutraliza el olor y ¡funciona!, y lo sé porque he pedido algunos para mi
casa y la oficina desde que lo descubrí.
Mirando el espejo sobre los lavabos automáticos mientras me lavaba
las manos creí ver a mi madre, pero era yo.
—Ugh... ¡necesito descansar más! ¡Me parezco cada vez más a mamá!
—Me reí entre dientes mientras me secaba las manos y salía del baño. Hubo
un fuerte trueno, y luego todo el edificio se volvió negro. Me congelé en el
lugar sin saber qué hacer.
—¿Averie? —Oí llamar a Samuel, pero no pude verlo.
—¡Estoy aquí! —respondí, pensando que esto habría sido horrible si las
luces se hubieran apagado mientras estaba sentada en el baño.
—¡No te muevas! Voy por ti —llamó Samuel otra vez.
Había estado lloviendo todo el día y parecía haber mejorado mucho
después de la noche. Noté los truenos, pero no presté mucha atención. Giré
a mi derecha hasta que choqué con la pared fuera del baño de mujeres.
Vi una pequeña luz que doblaba de la esquina y luego una alta sombra
detrás de ella.
—¿Estás bien? —preguntó mientras se detenía frente a mí.
—Sí, estoy bien. ¿Tú estás bien?
—Sí.
Me tomó la mano con fuerza mientras me llevaba a la sala de
conferencias. Sé que se suponía que debía estar asustada o nerviosa en este
edificio desconocido sin luces, pero tengo que decir que estaba muy cómoda
con Samuel, demasiado cómoda.
—Toma tus cosas, podemos ir a mi oficina, el generador debería 113
encenderse pronto —Apuntó la luz hacia la mesa para que yo pudiera ver
mis cosas, así que recogí mi bolso y mi teléfono, él recogió algunas cosas y
luego tomó mi mano otra vez. Yo también tenía una linterna en mi teléfono,
pero dejé que me guiara. Llegamos a su oficina justo cuando el generador
se encendió.
No se encendieron todas las luces, pero había suficiente luz para añadir
un agradable y suave resplandor a su oficina.
Coloqué mis cosas en el sofá y abrí mi teléfono para asegurarme de que
mi familia estaba bien.
¿Todo está bien? -Papá
Mi padre había enviado un mensaje de texto al grupo familiar.
Estamos bien. -Kerem
¿Qué está pasando? -Ken
Malas tormentas -Mamá
¿Vee? -Papá
Ese mensaje acababa de llegar, dándome tiempo para responder
rápidamente. Si no hubiera visto esto, habrían desplegado la Guardia
Nacional para encontrarme.
Estoy bien, la energía se ha apagado pero el generador está
encendido. ¿Tienen energía? -Averie
No -Key
Sí -Papá
Si no está encendido para mañana al mediodía, vuelve a casa. -
Papá
Bien -Averie
Bien -Key
—¿Todo bien? —preguntó Samuel.
—Sí, sólo estoy comprobando con mi familia.
—¿Están bien?
—Sí, están bien. Mi papá está tratando de que vayamos a su casa, no
sabe que haríamos una fogata en nuestras salas antes que quedarnos en su
casa.
—¿Tan malo es? 114
—No es malo, pero mamá puede ser un poco sobreprotectora.
—Ah, lo entiendo.

—Tengo buenas y malas noticias, ¿cuáles te gustaría primero?


El clima había sido inusualmente cálido para esta época del año. Los
habitantes de San Luis sabemos que cuando el clima es inusualmente
cálido, debemos anticipar tormentas o tornados. Afortunadamente hoy, sólo
fueron tormentas eléctricas. Tormentas eléctricas severas, pero nada que
arrancaría desde los cimientos las casas de la gente. Este edificio no ha
perdido su energía en años, así que las tormentas deben ser formidables.
—Malas, por favor, las malas noticias siempre hacen que las buenas
sean mejores.
Se sentó esperando que hablara.
—Malas noticias, estamos en el piso 40. La única manera de salir de
aquí es bajar los cuarenta pisos de escaleras y cuando lleguemos al último
piso, no hay forma de estar seguros de que las puertas funcionen ya que
son automáticas y no hay electricidad.
—¿Estamos atascados? —Exhaló una respiración profunda y se
desplomó en el sofá—. ¿Cuál es la buena noticia?
—Hay mucha comida en la cocina, el equipo de cocina nos la preparó,
pero no pedí que la trajeran porque me perdí en el trabajo.
—Entonces, ¿no nos moriremos de hambre y no tendremos que elegir
cuál vive y cuál muere? —Sonrió.
Estaba saliendo del modo trabajo y relajándose. En este corto tiempo
de conocer a Averie, he observado dos modos distintos; trabajo y juego.
Cuando está trabajando, es todo negocios y no sonríe mucho, no hace
bromas ni tiene tiempo para jugar. Cuando está en modo de juego, sonríe
mucho, y su ingenio está a la vista.
—No es necesario decidir quién vive o muere, pero si lo hiciéramos, 115
¿cómo lo haríamos?
—Fácil, sólo se necesita una pregunta: ¿Sal o azúcar en tu sémola de
maíz?
—Eso no está bien, tú eres la que hace la pregunta, así que mi
respuesta estará equivocada sin importar lo que sea —deduje.
—No necesariamente, sólo hay una respuesta correcta. —Se levantó del
sofá y tomó dos blocs de notas de mi escritorio—. Aquí —Me dio uno—.
Escribe tu respuesta.
Agarré un bolígrafo y garabateé mi respuesta en el papel, añadí un par
de remolinos para que no pudiera adivinar lo que estaba escribiendo.
Aparentemente tenía el mismo pensamiento porque cuando miré hacia
arriba, seguía escribiendo.
—Bien. —Sonrió—. Revela.
Los dos dimos la vuelta a nuestros blocks al mismo tiempo.
—¡Ves! ¡Sal! Tendrías que morir.
—¡Se supone que la sémola de maíz no debe ser dulce! —desafié—. ¡No
es un postre!
—¿Quién quiere esa textura en la boca sin azúcar? ¡Qué asco! Sí, tú
serías el abogado de los sacrificios. No podemos tenerte perpetuando el
fraude de la sémola de maíz salada.
—Suerte para mí, supongo, no tenemos que decidir. ¿Tienes hambre?
¿Quieres comer ahora?
—¿Una persona inteligente le pone azúcar a su sémola? —Se río.
—Vamos a ver qué comida prepararon.
La llevé por el pasillo poco iluminado hasta la sala de descanso, abrí el
refrigerador, sacando una gran bandeja de aluminio y la coloqué sobre el
mostrador. Volví a entrar y saqué dos más.
—Veamos, esto es pollo al horno, puré de papa y judías verdes. El
microondas puede funcionar.
—No necesito el microondas, ¿dónde están los platos? o podemos ir al
estilo cavernícola y comer de estas bandejas con tenedores.
Le pasé un plato. Los dos los llenamos y luego volvimos a mi oficina.
—¿Tiene algún licor de consuelo como Hennessy o Courvoisier? ¿O algo
que te haga querer envolverte en una manta y ver películas antiguas? 116
Fui al panel de mi pared y lo toqué revelando mi bar.
—¡Yasss! —Sonrió y chasqueó los dedos.
Preparamos las bebidas y nos instalamos para esperar las reparaciones
eléctricas.
—Eres soltero, ¿correcto? —pregunta cuando terminamos de comer.
—Sí, lo soy.
—¿Por elección o has huido de todo el mundo?
—Por elección. —Me reí—. Sé cómo actuar correctamente si es
necesario.
Levantó una de sus cejas mirándome con escepticismo.
—Después de salir de la cárcel, mi vida empezó a moverse bastante
rápido, fui a la escuela de leyes, me gradué pronto y empecé a trabajar con
Louis Flowers. Él falleció y me dejó este bufete. Así que he trabajado duro
para hacer de este bufete lo que es, lo que significa que no tengo mucho
tiempo para actividades extracurriculares y la mayoría de las mujeres que
conozco no entienden mi trabajo. Es una elección. Una cosa menos de la
que tengo que preocuparme. —Me encogí de hombros.
—¿No has tenido una relación seria desde que saliste de prisión?
—He tenido relaciones, pero no duraron una vez que aprendieron mi
horario y dónde estaban en mi lista de prioridades.
—Maldición, ¿dónde cayeron en tu lista de prioridades?
—Por lo menos en el cuarto lugar.
—¡Cuarto! ¿Las chicas se quedaron para eso?
—No, normalmente no —respondí honestamente—. Tuve algo con una
mujer que parecía entender mi trabajo, pero estaba... está casada.
—¿Casada? Así que, ¿tú eras la polla de a lado?
—No sabía que había un término para eso.
—Me lo acabo de inventar, pero encaja, ¿verdad?
—Supongo que sí. —Sonreí—. No sabía que estaba casada.
Me miró de reojo:
—¿No lo sabías?
—Corrección, no sabía que todavía estaba casada. Tenía la impresión
de que ella y su marido ya no estaban juntos. 117
—¿Cómo no te diste cuenta que tenía marido?
—Nunca fui a su casa, y ella nunca vino a la mía. Nos conocimos en un
hotel y no hablamos mucho de cosas profundas, a mí me pareció bien. La
última vez que nos encontramos en el hotel, entré en la habitación, ella
estaba completamente vestida, que no era como me recibía normalmente,
dijo que necesitábamos hablar. Me senté esperando que me dijera algo sobre
llevar la relación al siguiente nivel, el cual había considerado, pero en vez de
eso me dijo que estaba embarazada. Aunque usábamos protección la mayor
parte del tiempo, no cuestioné si el bebé era mío, pero entonces ella dijo, “el
bebé es de mi marido, no tuyo”. Esa fue la última vez que estuvimos juntos.
—Vaya... ¿Te dolió?
—No, estaba un poco aturdido, pero no estaba emocionalmente
involucrado para que mis sentimientos se vieran afectados por su
revelación.
—¿Estás seguro de que el bebé no es tuyo?
—Sí, nos hicimos una prueba de ADN, no me importaba si me decía
que era de su marido. Necesitaba estar cien por ciento seguro de que no era
mío.
—¿Estuvo de acuerdo con eso?
—No, amenacé con emprender acciones legales si no cumplía, ya que
no iba a tener a mi hijo flotando por el mundo sin conocerme.
—¿La prueba resultó negativa?
—Sí.
—¿Estabas triste porque el niño no era tuyo?
—Me era indiferente, hubiera aceptado cualquier resultado.
—El gran Samuel Valentine fue engañado, es increíble.
—Todos podemos ser engañados si no tenemos cuidado. ¿Y tú? ¿Nadie
te ha engañado nunca?
—Quiero decir, no me engañaron, pero estaba en una relación no
tradicional, pero eso fue hace años.
—¿Qué significa eso de no tradicional?
—Era el compañero de trabajo de mi padre, se graduaron juntos en el
instituto.
Samuel retorció la boca con asco. 118
—No pongas esa cara. No puse caras en tu historia de ser la otra polla.
—Por favor, dime que tenías dieciocho años y que fue consensuado.
—Tenía veintiún años, y fue consensuado. Pensé que quería a alguien
más maduro y que pudiera entender mi impulso y mis ambiciones, que un
hombre mayor no querría embarazarme y mantenerme en la casa. Pero
estaba equivocada. Empezó bien, pero luego quiso que fuera más despacio
y me cuestionó cuando me presenté a la segunda pasantía con los jueces
supremos, que si aceptaba el puesto no estaría por aquí. Acepté el puesto.
Me dijo que estaría sola y miserable toda mi vida. Así que le dije, que todavía
estaba al principio de mi vida, y él al final de la suya. Se ofendió y no hemos
hablado desde entonces. —Se encogió de hombros—. Es mucho más fácil
dejar que la gente sea quien es en vez de intentar cambiarla.
—¿Hirió eso tus sentimientos?
—No, extrañaba el sexo regular pero aparte de eso, estaba bien.
—¿Tu familia lo sabía?
—¡Diablos, no! Aunque mi madre probablemente se habría alegrado por
haber traído a alguien a casa para cenar, mi padre lo habría asesinado.
—¿Conocieron a Barry?
Me miró confundida.
—¿Por qué querría presentarles a Barry? —preguntó con la cabeza
inclinada hacia un lado.
—Saliste con él, ¿no?
—Demonios, no. No salí con ese sucio, asqueroso, con mal aliento,
comprador de trajes baratos de barrio. ¿Alguien te dijo que salí con él?
La mirada en sus ojos fue rápidamente identificada como ira. No era mi
intención hacerla enojar.
—No, no, nadie me dijo. Asumí que de ahí venía toda la tensión del otro
día en la corte —respondí rápidamente para asegurarle que no había
rumores.
—Oh. —Se sentó y puso los ojos en blanco.
—¿Qué presencié entre tú y Barry?
—Me viste recordándole que no soy una mujer que gana posición por
follar o chupar pollas. Hago eso porque no quiero hacerlo para avanzar en
mi carrera. He trabajado duro por todo lo que tengo, y sigo trabajando duro
para ganar más. Nadie me ha dado nada y menos a través de favores 119
sexuales.
Aparentemente he descubierto una mancha dolorosa de ella.
—¿Barry pensó que eras fácil?
—Barry pensó que de alguna manera me llamó su cabello rubio y sus
ojos azules como a otras mujeres en esta industria. Me importan una mierda
los ojos azules, el cabello rubio y la piel bronceada artificialmente. No hace
mucho las chicas como yo no tenían opción cuando se trataba de hombres
que se parecían a él. Pero yo nací con la opción y no quiero lidiar con un
hombre que necesita más productos para el cabello que yo. Pensó que me
sometería a su voluntad. La primera vez que dijo algo ingenioso, no estaba
exactamente segura de lo que le había oído decir. Pensé, bueno, tal vez sólo
estoy escuchando cosas, porque siempre estoy justificando algo. Lo
racionalicé usando la excusa de la chica negra con un chip en el hombro
porque eso es lo que hacen las mujeres. Siempre encontramos la culpa en
nosotras mismas primero antes de culpar a los demás.
—Luego nos tocó trabajar juntos otra noche, y lo hizo de nuevo. Esa vez
no era la manera de que yo confundiera lo que había dicho ya que lo
comprometí un poco porque estaba grabando nuestra sesión de lluvia de
ideas y él no lo sabía. Le dije que no, así que se acercó a mí y me dijo que,
si no lo hacía, les diría a los socios que era difícil trabajar conmigo y que no
encajaba bien en el bufete, básicamente chantajeándome, mencioné que le
contaría a su esposa sobre la conversación y me dijo que ella no me creería
hasta que reproduje la grabación. La conclusión es que lo odio. Él trata de
fingir que no sucedió, pero aún tengo la grabación, así que lo reto a que
intente algo conmigo.
—¿Te puso las manos encima?
—Habría intentado con todas mis fuerzas matar a ese hijo de puta si
me hubiera tocado. Prometo que estaría cumpliendo condena por asesinato
ahora mismo.
—¿No te preocupa trabajar en contra de él como abogado de la
oposición?
—Los hombres vienen por mí todo el tiempo porque soy una mujer.
Creen que me retiraré, lloraré o huiré de una pelea. Nunca me retiraré. No
lloro a menos que me ría tanto que me salgan lágrimas en los ojos, y no
corro ni siquiera para hacer ejercicio.
Hablar con Averie es casi como tener un diálogo conmigo mismo, ella
piensa lo mismo que yo en muchos temas. De hecho, ella es una anomalía 120
entre las mujeres.
—¿Es la misma dinámica cuando sales con alguien?
—Las citas pueden ser difíciles. Las reglas para una mujer en el
liderazgo son diferentes, si soy cálida, entonces la gente piensa que soy
débil. Si soy fuerte, la gente piensa que soy fría. Los hombres no saben cómo
manejarme, normalmente se sienten intimidados por mi trabajo o por mi
independencia.
—Eso es porque sólo has tratado con chicos. A los hombres de verdad
les atraen las mujeres con poder, no para controlarla sino para tener un
asiento en primera fila para verla en acción. Los chicos se sienten
intimidados por ti, y tú eres intrigante para los hombres.
Yo estoy intrigado.
De repente, el sonido arremolinado de las luces y los aparatos
electrónicos encendiéndose llenaron la habitación.
Miré mi reloj, era un poco después de la medianoche.
—No estuvo tan mal —comentó mientras se ponía de pie y recogía sus
cosas—. Me alegro de no haberme dado un festín contigo. Eres todo
músculo. Habrías sido duro. —Se rio.
Capítulo 9

—¿Y no has hecho nada? —peguntó Kenzie.


—¡No!
—¡Oh, Dios mío! —dijo Kenzie exasperadamente.
—Estoy tan decepcionada —dijo Keeva mientras sorbía su daiquiri de
fresa a través de una pajita loca.
Kenzie se iría pronto para volver a California, así que mis hermanas 121
pasaron la noche en mi casa para nuestra noche de chicas. Nuestros
horarios habían estado demasiado ocupados para pasar tiempo juntas
desde que estuvo en casa. Pedimos comida china y nos instalamos para ver
la repetición de nuestro programa favorito, Relationship Status con nuestra
chica Natalie Hopson. Era nuestra amiga en nuestras cabezas.
—La Madre Naturaleza te puso perfectamente en marcha y ¿qué
hiciste? ¿Qué hiciste? Te ahogaste. —Kenzie lanzó sus manos al aire.
—O no te ahogaste —dijo Keeva mientras usaba su puño y su lengua
creando un gesto de sexo oral.
Acababa de terminar de describir mi noche sin electricidad con Samuel.
Estaba tan relajado, lo que me hizo sentir cómoda. Había compartido con él
fácilmente cosas que me había llevado años compartir con mis hermanas.
Podría haberme subido fácilmente a su regazo y apoyado mi cabeza en su
hombro, así de segura y cómoda me sentía con él. Se había ablandado
mucho conmigo en las últimas semanas. Desarrollé una fuerte atracción
hacia Samuel durante nuestro tiempo de trabajo juntos. Me gustaba su
confianza, su poder y su corazón. Era un hombre cariñoso y compasivo.
Nos volvimos locas. Estábamos en nuestro tercer trago, así que nos
sentíamos bien, y algunas cosas eran más divertidas que de costumbre.
—¡Cállate! —dije mientras todavía me reía.
—Quiero decir, te sientes atraída por él, ¿verdad? —preguntó Keeva.
—Me siento atraída por él. No estoy ciega, pero estamos trabajando
juntos, y no es prudente seguirlo. ¿Y si está loco y ahora no podemos
trabajar juntos porque no quiero estar cerca de él?
—O, podría ser el mejor que hayas tenido...
—¡Que todavía sería incómodo! —Se rio Kenzie.
—Claro, estaría tratando de conseguirlo todo el tiempo.
—¡Haz algo! ¡Sabes que vivimos indirectamente a través de ti! Eres la
única con una tarjeta de zorra válida. —Se rio Keeva.
—¿Alguna vez tuvieron una tarjeta de zorra?
—Quiero decir... —empezó Keeva.
—Hasta cierto punto —terminó Kenzie.
Nos volvimos a reír.
—¡Han sido regañadas desde que nacieron y tengo a mamá respirando 122
en mi cuello porque no soy como ustedes, como si eso fuera normal!
—No, no nos culpes por las payasadas de mami. Es más sobre ella y
menos sobre ti. Ya lo sabes —dijo Keeva.
—Además, chupar la polla de papá tampoco es normal. —Se rio Kenzie.
Se refería a mi relación con Cleophus, el hombre mayor. Me había
quebrado y les dije una noche después de demasiado tequila. No me
juzgaron y prometieron no mencionarlo nunca cerca de nuestros padres.
Keeva tuvo arcadas falsas.
—Lo que sea. Su polla no era mi parte favorita del cuerpo, ¡era su
lengua!
—¡Euuu! —Ambas se rieron.
—¿Se sacó los dientes antes de hacerlo? —Se rio Kenzie—. ¡Esas encías
que roen tu clítoris probablemente ofrecieron una sensación interesante!
—¡Cállate! —Me incliné para reírme y sostener mi estómago—. ¡No era
tan viejo!
—¡Como sea! El viejo probablemente estaba tomando pastillas azules
como M&M's. ¿Se quitó los lentes antes de bajar?
—No, no, ¿recuerdas la lupa con el estuche de cuero que usaba el
abuelo? Probablemente tiene algo similar —añadió Keeva.
—Probablemente no le gusta que los niños estén en su césped. Por
niños me refiero a personas de cincuenta o menos. —Se rio Kenzie—. ¡Se
refiere a ellos como jóvenes mocosos!
—Probablemente llama a Facebook, el Facebook y a Twitter el Twitter.
Sabes que una persona es vieja cuando pone la palabra “el” en lugares donde
no pertenece.
Sabía que eventualmente se burlarían de mí por salir con Cleo. Nos
reímos hasta que lloramos.
Después de estar serias, pregunté:
—¿Cómo están mis hermanos? ¿Siguen enamorados?
—Trevor está bien. Está tan concentrado en hacerse un nombre en la
industria, que trabaja muy duro. Se asegura de que esté sentada en las
sesiones y aprendiendo, así que lo aprecio.
—¿Cómo es el sexo? 123
—Todavía sabe exactamente qué hacer para satisfacerme. No me puedo
quejar.
—¿Qué hay de ti, Key?
—Kerem y yo estamos bien. Muy ocupados con estas guarderías y él
subiendo la escalera corporativa. Aunque estamos bien.
—¿Key? Estoy un poco preocupada por tu respuesta. Normalmente,
dices cosas, como que siempre está lleno, por morderme o en la parte
posterior de mi garganta, está magullado. ¿Qué está pasando?
—¿Honestamente? No está pasando nada. Quiero decir que nada es
diferente, pero todo es diferente. Hay algo que no nos gusta y no puedo
decirlo señalarlo. Sí, todavía estamos teniendo sexo, y conoce bien mi
cuerpo, pero no estamos conectando. Creo que estoy poniendo demasiada
energía en las guarderías y no la suficiente en él.
—No te culpes automáticamente. Ya hemos hablado de eso antes.
Entiendo la auto introspección, pero si algo está mal, es tanto su culpa como
la tuya.
—Te escucho y estoy de acuerdo, pero actúa como si nada estuviera
mal, por eso tengo que examinarme.
—¿Le has preguntado sobre ello?
—Sí, cada vez que le pregunto cómo se siente sobre la relación dice que
está bien. Habla de que soy una gran esposa y que no sabe qué haría sin
mí. No lo sé. Puedo sentirlo. Sé que no está bien.
—Tal vez es el estrés de las guarderías lo que te pesa. Crees que todavía
te ama, ¿verdad?
—Sé que me ama.
—Entonces sigue comunicándote hasta que lo descubras —dijo Kenzie.
Keeva empezó a llorar, lo que hizo que Kenzie llorara.
—Tengo que resolver esto —dijo Keeva entre sollozos.
—Lo harás, hermana —dije mientras la arrastraba hacia mí para darle
un abrazo. Kenzie se unió a nosotros.
—Muy bien, basta de esta mierda. Tenemos un programa que ver —dijo
Keeva.
124

No iba a la iglesia tanto como me gustaría, pero nunca me perdía la


Reunión de las Mentes de los hombres. JD lo celebraba una vez al trimestre.
Escogía un lugar, nos reuníamos todos y discutíamos los asuntos
masculinos en un ambiente seguro. Había ofrecido mi casa en varias
ocasiones, pero esta noche nos reunimos en un salón de puros.
Raymond y yo llegamos y fuimos recibidos por varios otros hermanos
que también eran miembros de la iglesia. Elegimos asientos entre los sofás
y sillas de cuero con mechones y hablamos hasta que JD nos hizo señas de
que era hora de empezar.
—Buenas noches, caballeros. Bienvenidos a nuestra Reunión de las
Mentes. Antes de empezar, déjenme explicarles algunas cosas. Elegí un
salón de puros porque quería que todos estuvieran cómodos. Si les gustan
los cigarros, entonces por favor dense el gusto. Si les gusta un buen coñac
o el brandy, por favor pídanlo y relájense. Esta es una zona libre de juicios.
Personalmente no bebo alcohol, pero no me oyes predicar en contra de ello.
Es una elección personal y no la pospongo a nadie. Así que, no se
avergüencen porque estoy aquí, disfruten. Empezaremos en unos
momentos.
Todos ordenaron sus cigarros y bebidas y luego comenzó la reunión.
—Quiero empezar con una oración y luego discutiremos el tema de la
noche —anunció JD—. Toquen al hermano que está a su lado. —Todos los
hombres tocaron al hombre que estaba a su lado. JD dijo una oración. Todos
dijimos “amén” al final—. Bienvenidos a aquellos que nunca han participado
en nuestras reuniones de hombres. Soy James DeLucas; mis amigos me
llaman JD. Les extiendo esa cortesía. Mis padres tuvieron dos hijos, yo y mi
hermana menor. Éramos muy unidos. Ella era mi orgullo y alegría. Un
hermoso y amoroso espíritu. Siempre veía el lado bueno de las cosas.
Siempre te hacía sentir mejor con la vida. Se unió al ejército y se alejó. Se
casó y tuvo dos hijos. Estaba orgullosa a cada paso del camino.
—Un día recibí una llamada de que ella y sus hijos habían tenido un
terrible accidente de auto en Alemania. Mi esposa y yo tomamos el primer 125
vuelo que pudimos encontrar a Alemania. Llegamos y nos encontramos con
que mi sobrino estaba golpeado, pero se pondría bien. Mi sobrino estaba en
una posición precaria en la que no estaban seguros si iba a lograrlo. Mi
hermana estaba en condición crítica y no se esperaba que sobreviviera. Mi
sobrina mejoró, pero mi hermana falleció.
—Mi esposa y yo obtuvimos la custodia de sus hijos porque su esposo,
mi cuñado y mejor amigo, había fallecido un año antes que ella. Así que, allí
estaba yo, un nuevo pastor, predicando y enseñando a la gente y estaba
pasando por el peor dolor que jamás había experimentado. Mi hermana era
mi amor, mi fuerza guía, mi amiga y se había ido. Ahora había jurado no
tener hijos, tanto mi esposa como yo lo hicimos. No los queríamos y de
repente tuvimos dos. Estoy de luto por la trágica pérdida de mi familia,
tratando de consolar a mi sobrino y sobrina, dirigir una iglesia y no estar
enojado con Dios. Sí, hombre, puedo decirte que era casi imposible. No tenía
ningún sitio al que acudir. Yo era el pastor. Yo era el marido. Yo era el tío.
—Tenía que resolverlo. Una noche, estaba completamente abrumado.
Tenía que recuperar las cosas de mi hermana en Alemania. Tenía que
inscribir a los niños en una buena escuela que requería encontrar una casa
en un buen distrito escolar. Mi esposa, Elisa y yo, vivíamos en la ciudad.
Dijimos que nunca nos mudaríamos de la ciudad. Teníamos que hacerlo por
los niños. Así que aquí estoy tratando de equilibrar todas estas cosas. Una
noche, fui a la iglesia, caí de rodillas y le grité a Dios. Quiero decir que no le
di un pedazo de mi mente, sino todo el asunto. Entonces lloré porque me
avergonzaba de no ser lo suficientemente fuerte para manejarlo todo.
—Ves, eso es lo que se nos enseña como hombres; ser fuerte, no llorar,
ser la roca. A veces, no somos fuertes, lloramos, y necesitamos una roca.
Ahí es donde entran los grupos de hombres como este. Un pastor amigo mío
pasó por casualidad por delante de la iglesia y vio las luces encendidas.
Llamó a la puerta y entró. Me dijo que se sintió impulsado a pasar por la
iglesia y rezar, pero vio las luces encendidas, así que llamó. En ese momento
me di cuenta de que mi conexión con un hombre se había cortado cuando
mi cuñado murió. Me sentí lo suficientemente cómodo con este pastor como
para explicar todo lo que había pasado en mi vida.
—Rezó conmigo, pero en cuestión de una semana, había activado su
red masculina y me había encontrado un agente inmobiliario, un consejero
de duelo y una secretaria porque hasta ese momento, Elisa había estado
trabajando conmigo, pero iba a tener que retirarse para criar a los niños. 126
Fue entonces cuando me di cuenta de la importancia de la conexión
masculina. Mis hijos crecieron para ser personas exitosas e increíbles y
ahora soy un pa-pa. Mi sobrina tuvo un niño y yo, al azar, durante el día,
hago una videollamada con ella sólo para ver su carita.
—Por eso este grupo es tan importante para mí. Mientras que crees que
estoy aquí para impartir sabiduría, en realidad estoy aquí para obtenerla
también. Esta sala contiene algunas de las mentes más inteligentes,
creativas y brillantes que esta ciudad tiene para ofrecer. ¿Por qué no
aprendería algo cada vez que vengo?
JD abrió la palabra después de terminar su introducción y discutimos
todo, desde el matrimonio hasta la masturbación. Ningún tema estaba fuera
de los límites, y a ningún hombre se le hizo sentir menos hombre por tener
una pregunta o preocupación.
Nunca me perdía estas reuniones, aunque tuviera que hacer una
videollamada desde otra parte del mundo, siempre estaba aquí.
Cuando la reunión terminó, Xavier, Ray, Morris y yo nos quedamos y
nos juntamos con JD.
—Morris, es bueno tenerte aquí —dijo JD.
—Me alegro de haber podido venir. Es la primera vez que he estado en
algo así. Aprecio la energía y la sabiduría que has puesto en esto.
—¿Cómo está tu familia?
—Estoy luchando por la custodia de mis hijas. Viven con su madre, y
las necesito conmigo. Ha sido difícil porque respeto a su madre y nunca
quise pasar por el sistema legal con ella. Estábamos trabajando bien juntos
hasta que conoció a su actual novio. Ahora ya no se comunica conmigo como
antes. Es casi como si me viera como el enemigo y siempre fuimos amigos.
Fue la mejor madre para mis hijas, ahora las recoge tarde de la escuela y
las deja por las mañanas. Sus uniformes no están planchados, y su cabello
no está peinado. Sus profesores se han puesto en contacto conmigo porque
están preocupados. Tengo que sacarlas de allí.
—¿Crees que está usando drogas o algo así? —preguntó JD.
Morris respiró profundamente y exhaló antes de responder.
—He hecho la misma pregunta, aunque no he visto ninguna evidencia
de ello, pero realmente no hay otra explicación para el cambio de su
comportamiento.
—¿Estabas casado con ella? 127
—No, señor. Nunca estuvimos casados. Tuvimos nuestra primera hija
durante su último año de secundaria. Luego tuvimos nuestra segunda hija
dos años después. Planeamos que terminara la escuela de leyes y luego nos
casáramos, pero nos distanciamos y decidimos que era mejor separarnos.
No lo pensé dos veces antes de que se llevara a las niñas porque era una
madre increíble para ellas. Mucho mejor de lo que mi madre fue para mí.
Crecí en una casa de acogida porque mi madre no podía arreglárselas.
—¿Tu madre sigue viva? —preguntó JD.
—Sí, se limpió y se ha puesto en contacto conmigo, pero honestamente,
está muerta para mí. No la quiero cerca de mis hijas o de mí. Mis hijas ya
han pasado por mucho. No necesito que vean a otra mujer que no puede
cuidar de sus hijos.
—Si ofreciera mis servicios, ¿estarías dispuesto a sentarte con tu madre
y hablar de algunas cosas, para poder curarte?
—No tengo nada de qué hablar con ella —respondió Morris
rápidamente.
—Lo comprendo. ¿Puedo dejar la oferta sobre la mesa en caso de que
cambies de opinión?
Morris estuvo de acuerdo.
—¿Puedo rezar por ti?
—Sí, señor, por favor.
Todos tocamos a Morris mientras JD rezaba por él y su familia. Luego
JD rezó por todos nosotros y por el caso de Roc. Rezó por la fuerza y la
protección de Dios. Aprecié la oración, todos la necesitábamos.

—Vee —dijo Liddy—. El auto está aquí para ti.


Estaba en mi oficina poniéndome al día con algunos asuntos y
esperando que llegara el auto que nos llevaría a Samuel y a mí a la oficina
de Countee. 128
—Por favor, hazle saber que estoy en camino.
Me di una vuelta en mi espejo de cuerpo entero. Quería asegurarme de
que mi traje a cuadros blanco y negro con rayas rojas no estaba arrugado.
Pasé el cepillo por mis ondas a los lados un par de veces antes de frotar mis
labios para distribuir uniformemente mi lápiz labial rojo. Agarré mi bolso de
cuero y salí de mi oficina para encontrarme con Samuel.
—Alguien se está pintando los labios. —Sonrió Liddy cuando pasé por
su escritorio. Sonreí y continué hacia los ascensores.
—¡Avery! —gritó Caroline detrás de mí.
Miré el reloj para asegurarme de que tenía tiempo de detenerme antes
de dar la vuelta. Había llegado a mí, sin aliento.
—Vaya, me alegro de haberte atrapado. —Sonrió.
—Hola, Caroline. ¿Qué puedo hacer por ti?
—Quería comprobar el estado del caso en el que estás trabajando.
¿Cómo va todo? He oído que Valentine podría ser una especie de diva.
Diva no es como lo hubiera descrito. Poderoso. Inteligente. Guapo. No
diva.
—Todo va según lo previsto. Aún estamos haciendo mucho trabajo
previo al juicio, así que no puedo llamarlo de cualquier manera, pero creo
que va bien.
—Genial, ¿algún hallazgo interesante en el camino?
—No. Nada interesante o fuera de lo común, pero si me encuentro con
algo interesante me aseguraré de compartirlo. —Sonreí.
—Genial. Bueno, está bien. Que tengas un buen día.
—Tú también, Caroline.
Presioné el botón del ascensor, y las puertas se abrieron
inmediatamente. Me acerqué y le volví a sonreír cuando las puertas se
cerraron.
Umm... sabía que no debía preguntarme sobre un caso en el que estaba
trabajando. Metí esa conversación en el archivo “para ser examinado” en mi
mente.
Salí del ascensor y me encontré con Samuel.
—Buenos días, Averie.
—Buenos días. Debes haber subido a buscarme porque estaba
tardando mucho. 129
—No, no estabas tardando mucho. Estaba esperando para
acompañarte al auto.
—¿En serio?
—¿Qué? —Se encogió de hombros.
—¿Pasaste de ser malo conmigo a esperarme en el ascensor? Mi
encanto del medio oeste debe estar agotándote.
—O...
—¿O qué?
—O tienes problemas de dirección, y no me apetecía ayudarte a buscar
el auto por teléfono diciendo cosas como, “no Averie, tu otra izquierda. Gira
a la izquierda”. —Se rio.
Se burló de mí porque la primera vez que trabajé con él en su oficina,
me había dado indicaciones para llegar a la sala de mujeres, pero yo fui en
la dirección opuesta y usé la sala de hombres. Tenía curiosidad por los
urinarios, pero pensé que tal vez tenían un empleado que estaba pasando
por un cambio de sexo o algo así. Cuando le pregunté sobre ello, se rio por
lo menos quince minutos antes de decirme que había ido por el camino
equivocado.
—Owww. —Me reí—. Bueno, gracias de todas formas.
—No hay de qué.
Caminamos juntos hacia el auto cuando Barry dobló la esquina.
—Ah, justo la gente que quería ver.
Se detuvo frente a nosotros con una sonrisa burlona en su cara.
—Quería hacerles saber en persona que el trato para el señor Elkanah
está fuera de la mesa. Hemos encontrado nuevas pruebas que hacen que la
oferta sea nula y sin efecto. Además, recibirá una notificación oficial, pero
estamos modificando nuestros cargos para incluir: asesinato en primer
grado, conspiración por cometer asesinato y secuestro. Sus clientes irán a
la cárcel por el resto de sus vidas. Demonios, incluso podemos pedir la pena
de muerte ya que ambos son una amenaza para nuestra amada sociedad.
—Sonrió con suficiencia.
Sentí la rabia que corría por Samuel en oleadas. Su expresión no se
veía afectada, pero lo sentí.
—La próxima vez que tengas algo que debas informarme sobre este 130
caso, envíalo a través de los canales oficiales. No te acerques a mi oficina
otra vez. No eres bienvenido aquí.
—Lo que sea, Averie. Todavía tienes tiempo para cambiar al equipo
ganador.
—Te sugiero que vuelva a tu parte de la ciudad, fiscal Leathen —dijo
Samuel.
—Esperemos que puedas mantener tu pequeña práctica después de
que esto termine, señorita Patterson —regañó Barry.
—Esperemos que encuentres la polla que mencioné el otro día, eunuco
sin polla —le dije.
Sentí un ligero tirón en mi brazo, sabía que era Samuel dirigiéndome
desde la confrontación.
—Ya puedes volver corriendo a la oficina del fiscal —instruyó Samuel
otra vez.
Barry se dio vuelta lentamente y se alejó en la misma dirección en la
que vino.
Samuel me agarró el codo cuando me llevó al auto. Abrió la puerta
trasera y sostuvo mi bolso cuando entré. Caminó hacia el otro lado y entró.
—Hola, señorita Patterson —dijo Ray mientras navegaba por la
autopista.
—Hola, Ray. Me alegro de verte de nuevo.
—Mira. —Giré hacia Samuel—. Por eso no lo soporto. ¿Quitar el trato
de la mesa... arreglar los cargos... mantener mi firma? ¡Está loco!
—Obviamente tienen más pruebas —dijo Samuel pensando en voz alta.
—O un testigo que puede corroborar esas declaraciones.
—Sí... —Se sentó en su asiento y miró por la ventana del auto.
Condujimos en silencio durante un rato escuchando “Blue in Green” de
Miles Davis.
Repasar las declaraciones de Barry una y otra vez en mi cabeza casi
me había vuelto loca. Necesitaba tener una conversación para dirigir mis
pensamientos a otro lugar.
—¿Torrey y Princeton son tus únicos hermanos? —Me di la vuelta y
pregunté.
Él miró por la ventana y no respondió.
131
—Samuel. —Le rocé la mano.
—¿Sí? —respondió rápidamente—. ¿Dijiste algo?
—Está bien. No quise interrumpir. Puedo dejarte con tus
pensamientos.
—No, necesito un descanso. ¿Qué dijiste?
Giró su cuerpo para mirarme.
—Estaba siendo entrometida y te pregunté si Torrey y Princeton eran
tus únicos hermanos.
—Sí. Torrey y yo tenemos la misma madre. Princeton y yo tenemos el
mismo padre.
—¿Deyshonda es alguien que hubieras elegido para él?
Se rio.
—Dey es leal. Es una jinete. Creo en la lealtad, así que, sí, la habría
elegido a ella. Lo ama y lo trata bien. Además, es la madre de mis sobrinos,
a los que adoro, aunque mi sobrina tenga una relación de amor/odio
conmigo.
—¿Qué significa eso? ¿Cuántos años tiene?
—Tiene cinco años y es el clon de su madre. Tiene una actitud mini,
así que a veces está feliz de verme y otros días dice: “oh no no tío El”, y pone
los ojos en blanco. —Se rio.
—¿Qué le hiciste?
—¡Nada! —Se rio—. Es una princesa, y ese es su nombre.
—¿Princess, por su padre?
—Sí. ¿Y tú? ¿Keeva y Kenzie son tus únicas hermanas?
—¿Recordaste sus nombres?
—Sí, lo hice. Son inolvidables.
Después de la prueba de degustación en Untraditional, mis hermanas
habían bebido suficiente líquido para retarse a una competición de baile de
la vieja escuela. Skip, Frannie, Raymond y algunos trabajadores fueron
animados por mis hermanas a bailar.
—¿No crees que esas dos son suficientes? —Me reí—. Key es mayor que
yo, y Ken es más joven. Mi papá quería un niño, pero no lo tuvo, así que
llamamos a Kenzie, Ken para hacerlo sentir mejor sobre su capacidad de
producir un varón.
Hablamos hasta que Ray salió de la carretera hacia un estacionamiento 132
de un edificio de ladrillos de dos pisos.
Nos detuvimos frente al edificio y el letrero leía: “Chambers Security
Consulting”.
—Te abriré la puerta —dijo Samuel cuando el auto se detuvo.
Caminamos hasta la puerta del edificio. Samuel hizo un gesto para
tocar el timbre cuando Countee dobló la esquina y caminó desde la parte de
atrás del edificio para abrir la puerta. Sostuvo la puerta mientras Samuel y
yo entrábamos.
—El. —Él y Samuel se dieron una palmadita—. Averie, —Extendió su
mano. Nos la estrechamos—. Pueden seguirme. —Samuel me hizo un gesto
para que siguiera a Countee. Lo seguimos hasta una puerta en la parte
trasera del edificio. Abrió la puerta, y había una mujer ya sentada a la mesa.
—Esta es la señorita Patterson. Señorita Patterson, Laila.
Laila era una mujer alta, naturalmente hermosa, con piel de caoba y
grandes y hermosos ojos. Llevaba un polo con el logotipo de Chambers
Security. Sus músculos del brazo y del hombro eran enormes. Parecía que
podía manejar cualquier amenaza física con facilidad.
—Señorita Patterson. —Sonrió. Estaba preparada para que saliera una
voz ronca y profunda, pero su voz era suave y dulce.
—Encantada de conocerte, Laila.
—El, recuerdas a mi colega, Laila.
—La recuerdo. Encantado de verte de nuevo.
—Lo mismo digo, señor Valentine —respondió.
—Por favor, tomen asiento —dijo Countee.
Samuel y yo nos sentamos uno al lado del otro mientras Countee y
Laila se sentaron frente a nosotros.
—Laila, algunos otros miembros de mi equipo y yo, hemos estado
investigando el caso. El fiscal tiene un caso sólido, y no podemos encontrar
nada en la superficie que nos haga cuestionar la validez de cualquier cosa
que hayamos visto. La orden fue administrada de la manera correcta. Los
oficiales no destruyeron la casa o impidieron que las cámaras de vigilancia
funcionaran durante su incautación. Se puede ver claramente al policía
abrir el compartimento del escritorio de Coco y encontrar las drogas y el
dinero allí —explicó Countee.
—Instalamos el sistema de seguridad en la casa de Roc. Guardamos 133
las grabaciones de vigilancia en un disco duro fuera del sitio por si acaso
algo pasa, y el perpetrador es lo suficientemente listo para destruir el equipo
en su casa, tenemos una copia de seguridad. Comparamos las grabaciones
que tenemos archivadas con las que tiene el fiscal de distrito, y son
exactamente iguales —dijo Laila.
—Incluso hemos investigado a todos los policías que entraron en la
residencia, y no podemos encontrar nada en ninguno de ellos —añadió
Countee.
Countee y Laila explicaron todo lo que habían examinado y
demostraron cómo cada cosa podía ser utilizada por la fiscalía para probar
su caso. Miramos el video de vigilancia de la noche del arresto. Laila explicó
cómo determinar si un video es auténtico, lo era. Nos sentamos durante dos
horas discutiendo sus conclusiones hasta que estuvimos de acuerdo con su
evaluación, el caso del fiscal era hermético.
Esa era la peor y posible noticia que podíamos haber recibido después
de nuestra visita improvisada de Barry.
—Barry Leathen, de la oficina del fiscal, nos visitó hoy temprano. Nos
informó que estaban modificando los cargos y añadiendo más. Tienen algo
o alguien, y tenemos que averiguar quién o qué es —dijo Samuel.
—¿No crees que sólo estaba tratando de meterse bajo tu piel? —
preguntó Countee.
—No, recibimos el aviso oficial mientras veníamos hacia aquí —dijo
Samuel en un tono sombrío.
No había revisado mi teléfono en el camino hasta aquí, pero vi a Samuel
mirar el suyo. La notificación oficial debe haber sido lo que lo envió a lo
profundo de sus pensamientos.
—¿Qué podría tener que le diera la suficiente confianza para ir a su
oficina y entregar la noticia en persona? —dijo Laila.
—Tienen un testigo —dijimos Samuel y yo al mismo tiempo.
—Ya que todo lo que ha provocado este caso es falso, ¿a quién podrían
tener para que esté de acuerdo con este ardid?
—No tengo ni idea. Hemos investigado a todos los que están de nuestro
lado. ¿Tal vez un vecino?
—No, porque nunca hicieron negocios desde su residencia. Sólo gente
selecta era bienvenida en su casa, y entraban por el garaje para que los 134
vecinos no vieran nada si había algo que ver —explicó Countee.
—Debe ser una persona sólida para aumentar la confianza de Leathen
de la manera en que lo ha hecho —terminó Laila.
—Seguiremos buscando. Si averiguan de qué hablaba Leathen, háganlo
saber. Haremos algo de investigación por nuestra cuenta —dijo Countee.
—Como siempre, te aprecio a ti y a tu equipo. Avísenme si encuentran
algo, y seguiremos trabajando en nuestro fin —dijo Samuel mientras se
levantaba de su silla.
Countee y Laila nos acompañaron hasta la parte delantera del edificio.
Samuel siguió la misma rutina y abrió mi puerta y me ayudó a entrar en el
auto. Samuel apoyó su cabeza en el reposacabezas y cerró los ojos. Revisé
mi teléfono y vi la notificación oficial de que el fiscal había modificado los
cargos.
Esto no era el fin del mundo... teníamos que resolver otro ángulo...
teníamos que averiguar quiénes eran los que les habían dado la confianza
para seguir los cargos adicionales...
—Oye. —Samuel abrió los ojos cuando hablé—. Vamos a resolver esto.
Giró para mirar por la ventana y se aflojó la corbata.
—Estaba en esta misma situación. Ya sabes, siendo acusado de algo
que no hice. Excepto que, en mi caso, no tenía un equipo de gente que
luchara por mí, pero incluso con todo este equipo, el resultado podría ser el
mismo. Recuerdo que pensé, “si alguien con algún poder o influencia me
escuchara, entonces sé que puedo vencer esto”. Tenemos poder e influencia,
y aun así no podemos ayudar. —Se encogió de hombros.
—Vamos a ganar este caso. Princeton y Deyshonda tienen el equipo de
abogados más inteligente del Medio Oeste, y quizá del país. Lo resolveremos.
No respondió inmediatamente. Después de unos minutos, respondió:
—Yo diría que el más inteligente de todo el país también. —Sonrió y
finalmente me miró.
Verlo sonreír ayudó a aliviar parte de la presión de la noticia que
habíamos recibido hoy.
—Cuando estoy realmente atrapada con algo, tengo un lugar especial
al que voy para aclarar mi mente. ¿Te gustaría verlo?
—Me gustaría.
Le di a Ray indicaciones. Nos sentamos en silencio mutuo hasta que 135
nos detuvimos en mi destino.
—Estamos aquí. —Sonreí.
—¿Los terrenos del Arco?
—Sí. Vamos.
Salió del auto y me abrió la puerta. Ray nos ofreció una manta de la
camioneta. Samuel tomó la manta y giró hacia mí.
—Sígueme. -Voy a los escalones bajo el Arco y observo el río Mississippi.
Le mostré mi lugar favorito en los escalones. Dejó la manta y ambos
nos sentamos encima de ella.
—Me encantan todas las masas de agua, pero particularmente disfruto
del Mississippi porque siempre está en movimiento. Nunca se queda en un
solo lugar. Si te metes en su camino, te llevará con él. No se mueve en
silencio, hace ruido. Quiere que la gente lo vea y reconozca su poder.
Algunas personas sólo ven una masa de agua marrón. Creen que pueden
controlarla o jugar con ella sin darse cuenta de que lo que ves en la
superficie no tiene nada que ver con lo que pasa debajo. Hay capas de
corrientes listas para arrastrarte si las pruebas. Quiero dejar una marca
como este río y enorgullecer a todos mis afluentes que se tomaron el tiempo
para verterse en mí. Quiero ser fuerte, poderosa e ingeniosa. Por lo que
algunos días me siento aquí, pienso y dejo que el poderoso Mississippi se
lleve esas preocupaciones.
Nos acomodamos en mi escalón y miramos hacia el río. No sabía en qué
estaba pensando Samuel, pero estuvo en silencio durante mucho tiempo y
no lo molesté.
—Este es un gran lugar, Averie. Gracias por traerme.
—Puedes volver en cualquier momento. No me importa compartir. —
Sonreí.
—Puedo aceptar esa oferta. ¿Estás lista para irte?
—Sí.
Se puso de pie y me ofreció la mano para ayudarme a levantarme. Tomó
la manta sobre la que nos sentamos y regresamos al auto.

136

Sentarme en los escalones del arco me dio tiempo para aclarar mi


mente sobre el caso de Roc. Mi mayor temor era que lo encarcelaran cuando
le prometí a mi padre que haría todo lo posible para mantenerlo libre. El
caso del fiscal de distrito parecía casi impenetrable, hermético. Sabía que
tenía que haber otro ángulo, pero no podía verlo. Podría ser porque estaba
muy involucrado en el caso, por eso era bueno tener a Averie trabajando
conmigo. Se había convertido en una aliada sólida como una roca. Alguien
en quien había llegado a confiar y respetar. Sin mencionar la intensa
atracción que sentía por ella. Era hermosa y llamaba la atención con su
fuerte personalidad y encanto. Dijo algo sobre su encanto del Medio Oeste
ganándome, tenía razón, lo había hecho.

La puerta de la sala de reuniones se abrió y un guardia entró primero


seguido por Reggie. Un par de años después de salir de la cárcel, trasladaron
a Reggie a una prisión de mínima seguridad más cerca de San Luis. Impartía
una clase para conseguir el diploma equivalente a la escuela secundaria
para los reclusos del lado de máxima seguridad de la prisión y dirigía el
periódico de la prisión. Pronto estaría en libertad condicional. La esposa del
oficial que fue asesinado se acercó a él para hacerle saber que apoyaría su
liberación ya que él no fue quien realmente apretó el gatillo. Esperábamos
que su apoyo facilitara la decisión de liberarlo para la junta de libertad
condicional.
Se sentó a la mesa, luego el guardia le quitó las esposas y salió de la
habitación.
—¿Qué pasa, Sun?
—Lo tienes, papá.
Nos abrazamos y volvimos a sentarnos a la mesa.
—¿Cómo va todo con el caso de Roc?
Respiré hondo y me recosté en mi silla. 137
—No sé si puedo ganar esto y nunca me había sentido así antes, incluso
cuando todas las cartas estaban en mi contra. Este fiscal de distrito tiene
una erección por Roc y Coco, y no se detendrá hasta que los haya jodido a
fondo. Disculpa los improperios, pero esa es la mejor manera de describirlo.
—Lo entiendo. ¿Has hablado con Roc sobre la posibilidad de que esto
no funcione?
—No, no lo he hecho. Estaba sentado bajo el Arco el otro día tratando
de pensar en esto…
—¿Cuál es su nombre?
Lo miré confundido.
—¿Perdona?
—¿Cuál es su nombre? El de la que logró que te sentaras y pensaras.
Solo una mujer conseguirá que un hombre haga eso.
Me reí.
—Su nombre es Averie, y es la abogada que contratamos para trabajar
en el caso con nosotros. Es terca, atrevida y brillante.
—¿Hermosa?
—Impresionante.
Nunca mezclaba palabras cuando hablaba con mi padre. Él lo habría
sabido de todos modos.
—Humph…
—¿Qué?
—Nada. Continúa con las conclusiones a las que llegaste en los
terrenos del Arco.
—Siento que el caso es demasiado perfecto, sabes. La lista de testigos
es hermética. Todas las pruebas estaban empaquetadas y etiquetadas
correctamente, incluso las cosas que encontraron en el escritorio de Coco
son sólidas. Vimos el video de la vigilancia de la policía descubriéndolo.
Ahora el fiscal de distrito tiene un testigo. No sabemos quién es o qué tienen
que decir, pero lo que sea que le hayan dicho al fiscal ha hecho que el líder
del caso esté lo bastante seguro como para enmendar los cargos.
Continué repasando más de las pruebas que tenía el fiscal mientras
Reggie escuchaba con atención.
—Muy bien, dos cosas —dijo después de que terminara—. Uno, nada 138
es perfecto. Así que, el caso del fiscal de distrito ciertamente no lo es. Estás
demasiado involucrado en este caso para que puedas ver lo que tienes
delante. La evidencia está ahí. No soy abogado, así que no puedo decirte qué
es, pero apuesto a que si le das a Averie el espacio que necesita, lo
encontrará. Sé que lo hará porque te estás asociando con ella, por lo que
debe ser inteligente. Deja que ella se encargue del caso y retrocede. Sé que
es difícil de escuchar y probablemente más difícil de hacer, pero es
importante para la familia.
—La mejor forma de ayudar a Roc en este punto es pasarle el control a
Averie. En segundo lugar, la vida es demasiado corta para sentirse atraído
por una mujer y actuar como si la atracción no existiera. Entiendo tu
necesidad de mantener las cosas profesionales mientras trabajas en el caso,
pero si ella puede conseguir que hagas algo tan mundano como sentarte y
mirar un río sucio, entonces es algo especial. Las especiales solo aparecen
una vez, así que no la pierdas.
—Papá, ni siquiera creo que…
—Sí, lo haces. Solo estás fingiendo no hacerlo. Ahora ve y haz lo que te
dije. Te veré en un par de semanas.
—Sí, señor.
¿Estás ocupada? –Valentine
No, ¿va todo bien?
No y sí. ¿Estás en tu casa? –Valentine

¿Puedo pasarme? –Valentine

Llegaré en treinta –Valentine
Releí los mensajes de Samuel una vez más mientras me sentaba en mi
cama esperando a que llegara. Había planeado beber una botella de vino y
tomar un poco de melatonina para poder dormir bien por la noche. Había 139
empezado con el vino, pero todavía no había tomado la pastilla. Comencé a
pensar en escenarios de lo que quería hablarme, pero no se me ocurrió nada,
así que esperé a que llegara.
Oí el golpe en mi puerta y me miré en el espejo antes de ir a abrir.
Samuel estaba al otro lado luciendo como una barra de chocolate Hershey
de la que quería tomar un bocado.
Bebí demasiado vino.
Llevaba un traje, pero se había aflojado la corbata y desabrochado los
botones superiores de la camisa de vestir. Abrí la puerta para darle espacio
para entrar. La cerré detrás de él y envolví mi largo suéter de cachemira
alrededor de mi cintura.
—Toma asiento. —Señalé el sofá de mi sala de estar.
Se sentó y ocupé la silla frente al sofá.
—Gracias por permitirme venir.
—No hay problema. ¿Qué pasa? Espera, ¿quieres algo de beber? Tengo
agua, vino y coñac.
—Tomaré el coñac.
Fui a la cocina y serví dos dedos antes de pasarle el vaso.
—Traje la botella por si necesitas más. —Dejé la botella en la mesa
frente a él.
—Mi padre está en la cárcel.
—¿Es reciente?
—No, ha estado allí por mucho tiempo. Lo conocí mientras cumplía
condena. Estuvimos en la misma prisión de Pineville.
No respondí. Doblé las piernas debajo de mí y escuché.
—No conocí a mi padre. Me crió el novio de mi madre, que era un buen
hombre. Murió de un ataque al corazón antes de que me fuera.
Se tragó todo el vaso de licor y se sirvió otro.
—Reggie y yo habíamos sido compañeros de celda durante meses antes
de que finalmente me dijera que era mi padre. Mi madre lo confirmó. Uno
pensaría que habría tenido muchos conflictos internos con esa revelación,
pero no fue así. Aprendí a adaptarme rápidamente a los cambios porque
podría ser una cuestión de vida o muerte en prisión. Con mi padre vino este
niño, Roc. Lo conocí cuando tenía diez años y ya actuaba como un hombre. 140
Ya era conocido en las calles. Era fácil ver que las calles lo estaban criando,
no su abuela. Nada en su contra, pero era demasiado mayor para seguirle
el paso a Roc y su estupidez.
—En el momento en que Roc y yo nos miramos a los ojos, se convirtió
en mi responsabilidad. Creo en la familia. Creo que la familia es una de las
mejores ideas de Dios. ¿Cuán inteligente fue por parte de Dios crear un
grupo de personas que son similares en apariencia, comparten la misma
sangre y pueden amarse y apoyarse mutuamente? Genio. Amo a mi familia.
Haría cualquier cosa por ellos. He intentado proteger a Roc de lo que el fiscal
trata de hacer que suceda: la cárcel. Lo convencí de aplicarse, para poder
graduarse de la escuela secundaria. Lo hizo.
—Luego lo animé a que asistiera a la universidad. Lo hizo y se graduó.
Hablé y hablé y hablé hasta que finalmente desarrolló una estrategia para
salir de las calles. Ahora, después de todo eso, es posible que todavía siga
los pasos de mi padre y los míos y pase años tras las rejas. No quiero que
eso suceda, pero no puedo evitarlo. He examinado este caso una y otra vez.
Incluso antes de que vinieras, y no puedo ver nuestro ángulo. No puedo ver
los errores en las pruebas del fiscal y me está devorando.
Se frotó el rostro con ambas manos y se reclinó en su silla. Se puso
recto de nuevo y bebió otro trago de licor antes de continuar.
—Te voy a entregar este caso. Necesito dar un paso atrás y dejarte
tomar la iniciativa. Mi hermano y su mujer se lo merecen. Guardaré mi ego
y orgullo en mi bolsillo y dejaré que salves a mi familia. Señorita Averie
Patterson, ¿puedes salvar a mi familia?
La mirada de desesperación en sus ojos hizo que me doliera el corazón.
Sabía que pedir ayuda era difícil para alguien como él. Era difícil para mí, y
en mi opinión, no era tan terca como él.
—Puedes hacer lo que necesites hacer. Tendrás a tu disposición los
recursos de toda la firma. Seré segundo abogado.
—¿Estás seguro? ¿No quieres tiempo para considerar lo que estás
pidiendo?
—No, estoy seguro y sé exactamente lo que estoy pidiendo.
—¿No lucharás contra mi decisión o cuestionarás mis tácticas?
Se levantó del sofá y caminó hacia la silla en la que me sentaba. Se
arrodilló y dijo:
—Prometo no cuestionar tus tácticas ni luchar contra tus decisiones. 141
Te apoyaré desde mi puesto como segundo abogado y te otorgaré autoridad
total sobre todos los empleados de mi firma para ayudarte en cualquier
cuestión que consideres necesaria. Señorita Averie G Patterson, ¿serás
primera abogada del caso, por favor?
Estaba borracho, pero aún era tan lindo y poco característico del macho
alfa, Samuel Valentine, que no pude evitar sonreír.
—Salvaré a tu familia, Samuel.
—Gracias, Averie —dijo mientras se levantaba y se sentaba en el sofá.
—¿Puedes convocar una reunión con el equipo mañana a primera
hora? Necesitaré ver a todos los que han tocado este caso hasta el asistente
de la sala de correo que dejó las cajas de pruebas.
—Puedo hacer que eso suceda.
Sacó su teléfono, lo escribió y luego me miró.
—Hecho. ¿Algo más?
—¿Sí, condujiste?
Miré la botella de coñac vacía y luego a él.
—Sí.
—Ponte cómodo, señor. No dejaré que conduzcas ebrio. Pásame tus
llaves.
Metió la mano en el bolsillo y sacó un llavero.
—Haré un poco de café.
Fui a la cocina y llené mi tetera con agua para preparar un poco de café
en mi cafetera. Esperé a que hirviera y seguí los pasos para prepararle una
taza a Samuel. Regresé a la sala con una taza y lo encontré sin zapatos,
corbata y chaqueta, durmiendo profundamente. Agarré la manta de la cesta
junto a mi sofá y se la puse por encima. Se veía tan tranquilo en
comparación con el hombre estresado que acababa de dejar todas sus cartas
sobre la mesa.
Me quedé despierta toda la noche elaborando estrategias para la
reunión de la mañana. Hice la promesa de que salvaría a la familia Valentine
y planeaba cumplir mi promesa. A la mañana siguiente, escuché golpes
leves en la puerta de mi habitación. Me levanté de la cama y me puse la bata
antes de abrir la puerta.
—Buenos días. —Samuel sonrió—. Necesito mis llaves, por favor.
Olvidé dejarlas a su alcance. 142
—Lo siento —dije mientras buscaba en el bolsillo del suéter que usé
anoche para recuperar sus llaves.
—Gracias por escuchar y aceptar dirigir el caso. Gretchen se ha puesto
en contacto con todas las personas que solicitaste ver. Nos reuniremos
contigo en la sala de conferencias a las nueve de esta mañana.
—¿No te arrepientes de pedirme que sea la primera abogada?
—Para nada. Defiendo todo lo que dije anoche.
—¿Recuerdas todo lo que dijiste anoche?
—¿Quieres que lo repita?
Hizo un gesto como si volviera a arrodillarse.
—¡No! ¡Samuel, basta! —Me reí mientras sostenía su brazo para evitar
que se pusiera de rodillas.
—¡Lo haré de nuevo! —Se rio conmigo.
Salí de mi habitación para seguirlo hasta la puerta principal.
—Gracias por el sofá. Fue sorprendentemente cómodo.
—No hay problema. Nos vemos en un par de horas.
Me puse mi vestido negro sin mangas hasta la rodilla. Llevaba mis
zapatos de tacón multicolores y una chaqueta negra. Me puse los pendientes
de diamantes en mis orejas y el collar con medallón de Tiffany alrededor del
cuello. Estaba lista para los negocios.
Entré a la sala de conferencias de Valentine Law. La sala estaba llena
de gente sentada a la mesa y de pie. Samuel, Xavier, Morris y Ray se
pusieron de pie cuando entré en la habitación. Dejé mi maletín de cuero en
la mesa junto a Samuel y saqué mi libreta.
—¡Buenos días! ¿Puedo tener la atención de todos, por favor? —La
habitación se calmó—. Para aquellos de ustedes que no me conocen, mi 143
nombre es Averie Patterson. El señor Valentine me pidió que fuera parte del
equipo legal del caso Elkanah/Jenkins. Todos en esta sala han tocado una
parte de este caso, y de ahora en adelante todo lo que se relacione con este
caso se me informará. No me importa si es algo tan pequeño como ver al
fiscal de distrito pasar por este edificio, quiero saberlo todo. Mantendré
entrevistas separadas con cada uno de ustedes para conocer los detalles de
lo que han tocado y darles instrucciones sobre cómo proceder. ¿Quién es la
persona del correo que entregó las cajas de hallazgos a la oficina?
Miré alrededor de la habitación hasta que un hombre pálido y modesto
levantó la mano.
—Genial, comenzaré las entrevistas con usted. —Asintió y retrocedió
hacia las sombras—. No se discutirá nada sobre este caso con su familia o
amigos. Nadie responderá a las llamadas de los medios ni responderá a nada
en las redes sociales. Si descubro que ha sucedido alguna de esas cosas, iré
por ustedes. Tengo tolerancia cero con las personas que no siguen las reglas.
Sé que algunos de ustedes están mirando al señor Valentine pensando que
es su jefe y no yo. Mientras dure este caso, soy el alfa y el omega. Todo
empieza y acaba conmigo. Solo hay un camino hacia este caso, y es a través
de mí. No traten de engañarme porque lo sabré. No traten de ocultarme nada
porque lo descubriré.
—Tenemos un trabajo que hacer. Tenemos un caso que ganar y, con
toda su ayuda, planeo hacer realidad la victoria. Eso puede significar
algunas mañanas tempranas y algunas noches tardías para algunos de
ustedes. Me disculparía, pero estoy segura de que no importa hasta cuán
tarde se queden, el señor Valentine y yo estaremos aquí hasta más tarde.
Por favor, respondan a la hora de la cita para su entrevista tan pronto como
la reciban. Gracias por su tiempo. Espero trabajar con cada uno de ustedes.
Si tienen preguntas, resérvenlas para nuestra reunión individual. Por favor,
despejen la habitación. Gracias.
Toda la sala salió, excepto Samuel, Ray, Morris, Xavier y Countee, a
quien no vi hasta que comencé la reunión. Estaba en un rincón observando
la habitación.
Cerré la puerta de la sala de conferencias antes de comenzar a hablar
con los hombres.
—Diría que espero no haber sido demasiado dura, pero realmente no
me importa si lo fui. Mi preocupación es ganar este caso. Si hiero algunos
sentimientos, lo superarán. El tiempo cura todas las heridas.
Countee se rio entre dientes. 144
—Antes de empezar. Countee, ¿hay alguna manera de codificar los
dispositivos de escucha que pueda haber en la habitación?
—Sí.
Tocó su teléfono y luego lo dejó en el medio de la mesa.
—Hecho.
—Quiero usar la oficina vacía de al lado como sala de estrategia.
Countee, ¿hay una manera de asegurarse de que la habitación es segura?
No estoy tratando de ser paranoica, pero el fiscal de distrito tiene una forma
de coaccionar a las personas para que lo ayuden mediante el uso de
familiares que actualmente están en espera de juicio o de aquellos que ya
están encerrados. A veces, las personas ni siquiera saben que están
alimentando la información del fiscal y, a veces, lo hacen. No sé si han
llegado a alguien en esta firma y no quiero correr ningún riesgo.
—Podemos poner algunos juguetes allí para asegurarlo. También
podemos instalar una pequeña cámara que grabará a cualquier persona que
entre o salga de la habitación. Tendríamos que instalarlo después de las
horas de trabajo, para que nadie sepa que está ahí.
—¿Samuel? —Lo miré pidiendo permiso.
Levantó las manos en señal de rendición.
—Este es tu espectáculo. Te lo dije ayer. Haz lo que mejor te parezca.
—Puedes hablar si no estás de acuerdo.
—Lo haré. No estoy en desacuerdo con nada. Count, encárgate de eso
cuando estés listo.
Sentí un impulso de confianza y me paré un poco más alta al escuchar
a Samuel darme el control total. Pensé que hoy habría cambiado de opinión,
pero no lo había hecho.
—En ello —respondió Countee mientras escribía en su teléfono.
—Xavier, necesito que revises la lista de peritos que está usando el
fiscal de distrito. Encuentra más calificados que podamos usar para debatir
sus hallazgos. Llama a todas las escuelas de la Ivy League. Queremos que
los profesores y pioneros en el campo refuten todo lo que dicen sus peritos.
—Puedo hacer eso —dijo Xavier mientras tomaba notas.
—Quiero que nuestros expertos hagan que sus expertos parezcan
novatos. 145
—Entendido —respondió Xavier.
—Morris, este jurado debe estar compuesto por mujeres blancas
milenials. Conoces a algunos que hacen declaraciones como “No veo
colores”. Además, las mujeres negras que se han enfrentado a la policía o
las que han perdido a sus hijos en la calle. Podemos llenar los otros espacios
con personas que parecen simpatizar con la difícil situación del hombre
negro.
—El fiscal de distrito va a luchar por lo contrario en el jurado —
respondió Morris.
—Lo sé. Luchas más duro. Eres más inteligente e ingenioso que todas
esas personas en esa oficina juntas. Usa sus prejuicios contra ellos.
Consulta con mi secretaria para que pueda conectarlo con el asesor del
jurado que usamos, por favor.
—Haré eso tan pronto como concluyamos esta reunión.
Saqué la cabeza por la puerta y vi a Princeton y Deyshonda esperando
en las sillas cerca del escritorio de Gretchen.
—Princeton, Deyshonda, por favor pasen.
Entraron en la sala de conferencias y se sentaron a la mesa.
—Necesito que ambos nos cuenten todo. Desde el principio hasta el
final. Cómo dirigiste tu operación hasta quién la dirige ahora. ¿Cómo
conociste a? ¿Cuál fue el plan de salida? ¿Con quién discutiste tu plan?
¿Quién más conocía tu operación? ¿Hubo algún error al ejecutar el plan de
salida?
Nos sentamos en la sala de conferencias mientras Princeton y
Deyshonda nos explicaban cada detalle de su operación.
—¿Hay alguien que haya trabajado para usted o sus enemigos que
podría haber convertido la evidencia del estado?
—No, todos los que estaban cerca de nosotros han sido contabilizados
hasta los chicos de la esquina —respondió Deyshonda.
—Verificamos dos veces cuando El nos dijo que tenían un testigo —
respondió Princeton.
—Deyshonda, ¿no hay chicas celosas por ahí que tal vez quieran lo que
tienes?
—Por supuesto, pero ninguna de esas azadas estuvo lo suficientemente
cerca como para conocer mi negocio de esa manera. 146
Todos expresaron ideas sobre quién podría ser el testigo. Revisé la lista
de testigos que nos dio el fiscal de distrito mientras todos hacían sus
preguntas.
—Espera, ¿sabes quién falta en esta lista? Oficiales de policía. Quiero
decir, tienen a los que vinieron a entregar la orden, pero si estuvieras tan
ocupado en las calles, estoy seguro de que habrían llamado al menos a un
oficial para testificar sobre algo que vio que estaba sucediendo. ¿Tenías
oficiales en tu nómina?
—Teníamos dos, pero uno a la vez —respondió Princeton.
Deyshonda se volvió rápidamente en su silla y miró a Princeton.
—Oh, Dios mío, Ro… me refiero a Princeton. ¿Crees que Wilkins todavía
guarda rencor?
—¿Wilkins? ¿Cuál es su nombre? —preguntó Countee.
— Tremaine —rabió Princeton.
—Ese hijodeputa —dijo Deyshonda—. Es él, ¿no?
—Déjame comprobar —dijo Countee mientras se levantaba y salía de
la habitación.
—Sabía que debería haber terminado con ese negro cuando tuve la
oportunidad. —Deyshonda golpeó la mesa.
Countee entró en la habitación unos minutos después.
—Es él. Nadie ha sabido de él en semanas. Está de licencia del trabajo
y su familia se ha mudado. Probablemente lo esté preparando para la
protección de testigos.
—Podemos encontrar a su familia —comenzó Deyshonda.
—¡No! No vamos a encontrar a su familia. Vamos a hacer las cosas de
forma inteligente. Escúchenme todos, no estamos llamando audibles. No
estamos haciendo planes sobre la marcha. Todas las decisiones deben
discutirse. Sin manipulación de testigos y definitivamente sin manipulación
de familiares. ¿Estamos claros?
Todos asintieron.
—Está bien, necesito toda la información sobre él. ¿Juega? ¿Tenía un
amante también conocido como chica de lado? ¿Era el idiota del lado? —
Miré a Samuel en el tiempo justo para captar su mirada de reojo—. Quiero
saber todo, luego quiero llevarlo al estrado y destrozarle el culo.
147
Todos salieron de la sala de conferencias con un plan de juego.
Decidimos que toda la información pertinente sobre el caso se discutiría en
persona y en un lugar seguro.
Capítulo 10

—Q uiero que sea una experiencia completa, una ventana


única para la diversión de los adultos por la noche y la
diversión familiar durante el día. Tendrá pisos de
entretenimiento incluyendo: un campo de práctica como Top Golf, una pista
completa de karts, juegos de arcade de la vieja y nueva escuela, salas de
laser tag, salas de trampolín y paracaidismo en interiores. Tendrá cuatro
restaurantes diferentes especializados en diferentes cocinas. Un restaurante 148
se especializará en hamburguesas, uno en pizza, uno en pollo frito, por
supuesto, y luego otro restaurante de más alto nivel se centrará en
alimentos de más alto nivel. Ulises se asociará conmigo en eso. Cada área
tendrá un bar, excepto el área de los karts. Habrá salas disponibles para
recepciones, eventos corporativos y fiestas de cumpleaños —explicó Roc.
Ray, Countee, Xavier, Roc y yo salimos a cenar en un intento de darnos
un respiro del caso y devolver algo de normalidad a nuestras vidas. Sé que
cada uno de los hombres de esta mesa tenía el juicio en mente, pero
tratábamos de no discutirlo.
—¿Dónde has visto para construirlo? —preguntó Ray.
—La primera ubicación será en el centro de San Luis. Con la forma en
que están revitalizando el centro de la ciudad, estoy seguro de que haré una
matanza —respondió Roc.
Estaba escuchando, pero mi mente seguía volviendo a lo que mi padre
decía sobre probar cosas con Averie. Me gustaría ir en una dirección más
romántica con ella, pero no quiero que parezca que estoy tratando de llevarla
a la cama como lo han hecho otros hombres. Quiero tocarla y tomarla de la
mano. Quiero besarla y abrazarla posesivamente cuando estemos en
público. No sé cómo acercarme a ella, así que por ahora, dejo las cosas como
están, aunque me está matando. Además, no quiero meterme con la química
que tenemos trabajando juntos en el caso. Vino a la sala de conferencias el
otro día, puso sus demandas sobre la mesa, y todo el mundo se puso en la
línea. No he oído ni una queja sobre ella, pero no sería receptivo a ella de
todos modos.
—¿Cuál es el nombre del negocio y cuál es la fecha prevista de
finalización? —pregunté tratando de despejar mi mente de Averie.
—Wonderland. Fue un error entre eso y Utopía, pero Wonderland es un
nombre que se puede franquiciar.
—¿Cuándo quieres empezar? —preguntó Countee.
—Bueno, mi objetivo era hablar con el arquitecto y conseguir algunas
ofertas para la construcción en los próximos seis meses, pero con este juicio
que se avecina, no lo sé. Probablemente necesite recurrir a la ayuda de otros
y ver cómo sale todo esto.
Nadie habló y dijo “todo va a estar bien”, o “no te preocupes, tenemos
esto en la bolsa” porque ninguno de nosotros se sentía lo suficientemente
confiado para decirlo. Todos estábamos preocupados por el resultado del 149
caso, pero sé que tengo a la mejor persona liderando el equipo.
Todos nos sentamos en silencio en nuestros propios pensamientos.
—Tsk. —Xavier hizo un ruido mientras miraba su teléfono.
—¿Qué pasa, Xavier? ¿Todo bien?
—Sí, buscando un vuelo a Houston para el fin de semana. Necesito ver
de qué está hablando Daisy.
—¿Todavía te hace pagar por el pasado?
—Esta señora puede guardar rencor. La jodí. Sé que lo hice, pero dale
un respiro a un hermano.
Todos nos reímos.
—Ustedes y sus problemas con las mujeres; Roc vive con una gánster
certificada y tiene una hija gánster en miniatura.
—Sí, la princesa es otra cosa. —Se rio Ray.
—¡Hombre, es como si ya hubiera estado aquí antes! —Se rio Roc—.
Una mujer adulta en el cuerpo de una niña pequeña.
Princess amaba a Countee, pero el resto de nosotros teníamos que
corregirla.
—Xavier ha estado de rodillas rogando por otra oportunidad durante
años y El… —empezó Countee.
—¿Y qué hay de mí?
—Negro, tienes miedo de acercarte a Averie. Sí, deberían haber visto su
pecho hinchado cuando hablé con Averie la primera vez. —Se rio—. Una vez
que noté que se sentía de cierta manera, seguí hablándole sólo para ponerlo
nervioso.
—¡Como sea! —Me reí.
—Todos nos preguntamos por qué tardas tanto en invitarla a salir —
dijo Xavier.
—Es atractiva como el infierno y es mandona como tú. Me gusta —
añadió Roc.
Miré a cada hombre de la mesa. Todos esperaban mi respuesta.
—No me di cuenta de que era tan obvio. —Miré a Ray.
—Es bastante obvio, jefe —respondió.
—Nunca he dudado en acercarme a una mujer, pero Averie es frágil en
el sentido de que los hombres que estaban en posiciones de autoridad 150
usaron su autoridad para tratar de acostarse con ella. Ese no es mi ángulo,
y tampoco quiero que parezca ser el caso. Así que soy cauteloso. Además,
sabes que no tengo tiempo para una relación. Estoy tratando de hacer
grandes movimientos, y la mayoría de las mujeres no entienden mi trabajo.
—El —interrumpió Ray—. No he estado cerca de Averie tanto como tú,
pero en nuestras interacciones, parece el tipo de mujer que trata de asegurar
la bolsa como tú. Trabaja tantas horas como tú, así que no creo que entre
en la categoría que acabas de describir. Realmente deberías tener una
conversación sobre ello con ella y ver cómo va.
—Hablando de eso, El, no es esa tu chica de ahí. —Countee inclinó su
barbilla detrás de mí.
Me di la vuelta y vi a Averie pavoneándose detrás del maître D.
—¡No parece frágil esta noche! —El comentario de Roc apenas se
registró. Estaba demasiado consumido por lo que estaba viendo.
Averie tenía un nuevo corte de cabello con una parte en el costado.
Llevaba un vestido negro que parecía más lencería que un vestido; un
camisón sexy y sedoso. Era negro con tirantes finos, así que sabía que no
llevaba sujetador. Sus pechos estaban bien colocados. El vestido se detenía
sobre sus rodillas, y la parte inferior era volátil, así que cuando caminaba,
se movía como las olas. Se ajustaba a su cuerpo como un guante. Llevaba
unos tacones negros con una correa en los dedos de los pies y otra en el
tobillo. Se veía muy sexy.
El maître D la llevó a una mesa donde ya había un hombre sentado. El
hombre se puso de pie cuando se acercó a la mesa. Pude ver la apreciación
en sus ojos mientras la examinaba de pies a cabeza. Estaba listo para
arrancarle los ojos por haberla mirado. Marqué su número y vi que se detuvo
antes de sentarse, abrió su bolso, sacó su teléfono, me vio llamar, lo puso
de nuevo en su bolso y se sentó. ¿Ignoró mi llamada?
—¿Ese es su tipo? —preguntó Roc.
—No, es soltera —le respondí.
—No lo es esta noche. Por la forma en que el chico la miró, puede que
no vuelva a estar soltera nunca más. —Se rio Roc.
Empujé mi asiento para ponerme de pie.
—Vaya —dijo Roc mientras me agarraba el hombro—. No, hombre.
Lo miré listo para quitarme la mano del hombro a la fuerza si fuera
necesario. 151
—Espera —dijo Countee—. Déjame ver quién es este tipo. —Countee
tomó una foto del tipo y luego la puso en su teléfono—. Esto sólo llevará un
minuto.
Alrededor de un minuto después su teléfono hizo un sonido.
—Muy bien, ese es el doctor Ted Timms. Es pediatra y tiene dos
consultorios, uno en Clayton y otro en Illinois. Es soltero, divorciado y no
tiene hijos.
De ninguna manera iba a sentarme aquí y ver a un tipo sonriendo y
con una gran sonrisa en la cara de Averie. Esta cita iba a terminar pronto.
—Voy a bajar a hablar —informé a la mesa.
—El, sé inteligente —dijo Xavier.
—Tal vez debería bajar y decirle que estamos aquí arriba —dijo Ray.
—Déjame intentar alejarlo de la mesa —ofreció Countee.
—Puedo enviar a algunos de mis antiguos chicos de la esquina para
que se encarguen de él rápidamente —añadió Roc.
Todos lo miramos.
—¿Qué? Sólo digo. —Se encogió de hombros y recogió su bebida.
Todos los hombres de la mesa me habían visto cuando dejé que mi
temperamento sacara lo mejor de mí, por lo que todos ofrecieron soluciones.
—Voy a bajar a saludar —anuncié de nuevo y luego abrí la puerta de
nuestro comedor privado antes de que ninguno de ellos pudiera detenerme.
—Averie, —Sonreí mientras sacaba la silla de la mesa de al lado y me
sentaba.
—¿Samuel? —preguntó y luego miró de mí al payaso sentado frente a
nosotros.
—Sí, te vi aquí y decidí saludarte. ¿Qué estás bebiendo? ¿Quieres coñac
o brandy? —Busqué al camarero.
—Samuel, estoy en una...
—¿En una qué? —pregunté con una ceja arqueada. La reté a decir que
estaba en una cita con este tipo. Miré al otro lado de la mesa al buen doctor
que no había dicho una palabra. Sólo un hombre débil permitiría que otro
hombre bombardeara su mesa y su cita. Entendió mi pregunta y eligió
reformular lo que iba a decir. 152
—Este es Tim...
—Ted —corrigió a Averie—. Ted Timms.
—Oh, lo siento, Ted. Ted, este es Samuel —dijo Averie.
—Oh, Samuel, ¿eres un miembro de la familia? —Escuché lo que dijo
el doctor, pero no reconocí su existencia.
—Oye, ¿dejé la corbata en tu casa cuando pasé la noche hace unos
días?
Giró completamente para mirarme e inclinó la cabeza.
—Samuel, ¿hablas en serio ahora mismo? —Sonrió.
—¿Qué? —Me encogí de hombros—. Fue una larga noche, y no puedo
recordar si tú la quitaste o si yo lo hice. Quise buscarla cuando nos
despertamos, pero me distraje contigo en esa bata color melocotón.
—Um, Averie... —dijo el doctor desde el otro lado de la mesa, pero no
lo reconoció porque se empezó a reír.
—¿Qué es tan gracioso? —preguntó.
—Tim, lo siento. —Continuó riéndose.
—¡TED! —corrigió él.
—¡Ted! —dijo mientras intentaba no reírse.
Verla reír me hizo reír.
A Ted no le pareció gracioso.
—Ya veo por qué sigues soltera. —Ted echó humo al levantarse de la
mesa—. ¡Esta cita se acabó!
Su dramática declaración hizo que Averie riera más fuerte. Ted se dio
la vuelta y dejó el restaurante en un suspiro.
Una rabieta... ¿qué hombre se va en una rabieta?... payaso.
—Adiós, Ted —grité detrás de él.
Averie finalmente se puso seria y se limpió los ojos.
—¡Samuel! ¿Por qué hiciste eso? —Me dio una palmada en el brazo,
pero seguía sonriendo.
—¿Qué?
—¡Le hiciste creer que nos habíamos acostado!
Se había manchado un poco el maquillaje de los ojos. Se quedó quieta
mientras usaba la servilleta de mesa para quitar la mancha. Había visto a 153
mi madre y a mi hermana hacer eso, un millón de veces.
—Ahí. —Puse la servilleta de nuevo en la mesa—. Un hombre sabio
habría hecho la pregunta en lugar de suponer. No preguntó, así que no
sabía. Te reíste. —Me reí.
—Su cara es lo que me hizo reír. ¿La viste? Era como un cruce entre
un ciervo atrapado en los faros y un bebé enfadado. —Empezó a reírse de
nuevo—. ¿Qué estás haciendo aquí?
—Estaba cenando con los muchachos. —Hice un gesto detrás de mí.
Giró y les hizo señas con la mano. Todos me saludaron.
Dejaron abierta la puerta de la habitación privada. No confiaban en que
pudiera venir aquí y comportarme. Aunque no habrían podido llegar a mí
antes de que lo noqueara. Estoy seguro de que lo sabían.
—Espero que no le importe que le diga que está impresionante con este
vestido, señorita Patterson.
—No me importa en absoluto. Gracias, señor Valentine.
—¿Por qué saliste con ese payaso?
—Mi madre organizó esto hace un par de meses. No me habría enterado
del final si no hubiera aparecido. Ya lo había reprogramado al menos dos
veces.
—Puedes hacerlo mejor.
—¿Puedo? —Giró y me miró.
—Mucho mejor. ¿Te gustaría cenar conmigo?
—¿Aún no has comido?
—No, no tenía hambre, pero ahora sí.
—Me muero de hambre, así que sí.
Sonreí.
—¿Dónde está ese camarero?

154
Durante el mes siguiente, me senté a ver trabajar a Averie. Le ofrecí
una oficina para que la usara, pero dijo que se sentía más cómoda en la
“sala de guerra”, como la llamaba, así que pasó la mayor parte del tiempo
allí. No permitía que mucha gente entrara en la sala. Dirigía las reuniones
en la sala de conferencias.
Ella y yo hablamos con todos los empleados que trabajaron en el caso.
Creó una lista para que cada empleado la llenara mientras revisaban los
archivos que habían revisado. Después de otra revisión, algunos volvieron
con nuevos hallazgos que ayudaron a nuestro caso. Era intencional cuando
se trataba de elogiar a la gente por su trabajo. Sabía que era un área en la
que me vendría bien trabajar. A los empleados les encantaba trabajar duro
para ella porque sabían que no pasaría desapercibido.
Countee instaló las cámaras y asignó a uno de los miembros de su
equipo para que revisara las imágenes diariamente. Me alegro de haber
seguido el consejo de mi padre y haberla dejado liderar el equipo. A pesar
de que le cedí el control del caso a ella, sigue pasando todas sus decisiones
por encima de mí.
A menudo trabajamos hasta tarde y nos entregaban las cenas en la
oficina. Incluso le pedí a Skip que le trajera su pollo favorito y waffles de
terciopelo rojo. Sonrió en cuanto abrió el envase y no dejó de sonreír hasta
que se fue por la noche.
Habíamos trabajado duro todos los días en la preparación de este
juicio. Encontramos todos los expertos y testigos necesarios para refutar los
suyos. Incluso encontramos pruebas para desacreditar el “arma secreta” de
la fiscalía que pensaban que no conocíamos. Si Barry no hubiera estado tan
orgulloso de sí mismo, podrían habernos acabado con eso.
—¿Están listos?
Levanté la vista de mi colección de relojes de arena y vi a Averie en la
puerta de mi oficina. Tenía un corte de cabello fresco y un maquillaje
natural. Le gustaba el lápiz labial color canela que me excitaba cada vez que
se lo ponía. Me llamaba más la atención sus labios carnosos que el labial
rojo, pero me gustaron ambos. Llevaba una blusa hecha a medida, una falda
hasta la rodilla y una chaqueta a juego. Sus zapatos con estampado de
leopardo completaban el conjunto.
Miré mi reloj y vi que teníamos unos cuarenta minutos antes de que
empezara el primer día del juicio de Princeton.
—Buenos días. Sí, estoy listo.
155
Me puse mi chaqueta de traje negro y agarré mi maletín. La encontré
en la puerta. Me ajustó la corbata y deslizó sus manos por las solapas de mi
chaqueta.
Quise acercarla y capturar sus labios, pero practiqué el autocontrol.
—Se ve bien, consejero.
—Usted también, consejera. —Sonreí—. Princeton y Deyshonda se
reunirán con nosotros en el juzgado. Morris y Xavier nos esperan abajo.

Di mi declaración de apertura a un público cautivo que era el jurado.


Xavier y Morris lo hicieron bien en sus selecciones. La fiscalía sacó todos los
trucos que tenían y algunos nuevos con la esperanza de ganar el caso contra
mi hermano. Interrogué a todos los testigos y contrainterrogué a todos los
testigos de la fiscalía durante tres días. Los testigos expertos que Xavier
encontró hicieron un trabajo asombroso al disputar todos los hallazgos que
el fiscal presentó. El último día del juicio, el fiscal llamó a su testigo “secreto”
que ya habíamos descubierto que era el policía corrupto, Tremaine Wilkins.
—Countee se enteró a través de algunas de sus fuentes de que la fiscalía
le había ofrecido un trato para ocultarlo y darle inmunidad por sus actos
sucios como policía a cambio de su testimonio contra Princeton y
Deyshonda. Ya habíamos acordado que Averie se encargaría de Wilkins y lo
hizo. Para cuando ella terminó de hacer agujeros en sus historias, no estaba
seguro de si había sido testigo de lo que dijo que había visto. Habló de su
infidelidad y de los hijos que tuvo y de los que su esposa no sabía nada.
—Tartamudeaba y sudaba a mares cuando terminó con él. Barry
gritaba objeciones después de casi todas las preguntas que ella hacía. El
juez le amenazó con la cárcel si seguía interrumpiendo con objeciones
absurdas. Después de que Averie perforara a Wilkins con tantas preguntas,
finalmente eludió el hecho de que plantó esas drogas en la oficina de
Princeton, pero específicamente en el escritorio de Deyshonda para hacer
parecer que ella estaba haciendo algo por su cuenta.
—Había planeado contarle a Princeton sobre las drogas con la
esperanza de que Princeton rompiera con Deyshonda, dejando espacio para
que Wilkins se mudara. Vi a Averie moverse del estrado del jurado al estrado 156
de los testigos al centro de la sala con confianza. Estaba paralizado,
hipnotizado e impresionado. No podía quitarle los ojos de encima, aunque
lo intentara, así que no lo intenté. Era magnífica.
Tanto el fiscal como yo dimos nuestro discurso de clausura el cuarto
día, y el juez entregó el juicio al jurado.
—Estuvo increíble, señorita Patterson.
Hablé con Averie mientras la ayudaba a subir al auto.
—Gracias, señor Valentine —respondió una vez que me instalé en mi
asiento.
—¿Cuánto tiempo crees que el jurado estará fuera?
—No puedo decirte. Con suerte, no mucho tiempo.

Recibimos la llamada la tarde siguiente de que el jurado había llegado


a un veredicto.
Averie estaba en su oficina, así que nos reunimos en el juzgado.
—Bien —dijo Averie mientras todos nos sentábamos en la mesa del
tribunal—. Esperamos un veredicto de no culpabilidad en todos los cargos.
Si por casualidad te encuentran culpable, presentaremos el papeleo de la
apelación inmediatamente, ¿de acuerdo?
Tanto Princeton como Deyshonda asintieron.
—Todos de pie —gritó el alguacil—. La corte del Vigésimo Segundo
Circuito Judicial, División Criminal, entra en sesión, presidida por el
honorable Willie E Williams.
Todos nos sentamos después de que el juez tomara asiento.
—¿Han llegado a un veredicto? —preguntó el juez al jurado.
—Tenemos, su honor —respondió el presidente del jurado.
—¿Qué dicen?
El presidente del jurado leyó cada cargo, y después de cada uno leyó
“inocente”.
Averie giró hacia mí, y nos abrazamos brevemente antes de girar hacia
157
todos los demás en la mesa y abrazarlos.
Le debo mucho por conseguirnos este veredicto.

Volvimos a Valentine Law para celebrar el veredicto. Todo el mundo


estaba de buen humor, ¡y era viernes! Era la forma perfecta de empezar el
fin de semana. Se ordenó la comida. El champán flotaba por ahí, y todo el
mundo se sentía bien.
No sabía cómo lo iba a encontrar el jurado, pero me alegro de que se
fueran con el “inocente”. Creo que el clavo en el ataúd del caso del fiscal fue
cuando el policía corrupto se delató a sí mismo. No creí que fuera a decir
eso, pero me alegro de que lo hiciera.
—Averie. —Princeton y Deyshonda se acercaron a mí tomados de la
mano de sus hijos—. Este es nuestro hijo, Princeton Junior y nuestra hija,
Princess. Saluda a la señorita Averie —me dijo Deyshonda.
—Hola, señorita Averie, —La sonrisa de Princeton Junior era grande y
sin dientes delanteros.
—Hola, Princeton. Encantado de conocerte. —Giré y estreché su
pequeña mano—. Princess, he oído hablar mucho de ti, —Sonreí.
—Soy famosa en estas calles, así que no me sorprende. —Agitó su
pequeña mano en el aire.
Quería caerme de risa, pero no sabía si animarla era lo correcto.
—¡Princess! —regañó Deyshonda—. ¿Qué te dije sobre saludar a la
gente?
Princess contesto con un seco:
—Encantada de conocerla, señorita Averie.
—Encantada de conocerla también, Princess. —Sonreí mientras
intentaba mantener mi risa a raya.
—Kelly, ¿puedes llevarlos a la mesa de los pasteles? —habló Princeton
con una mujer que estaba de pie detrás de ellos.
158
Se acercó, tomó las manos de ambos niños y los llevó.
—Kelly es mi hermana menor y ayuda con los niños —explicó
Deyshonda.
—Queremos agradecerles por todo el trabajo duro que hicieron para
que este veredicto se llevara a cabo. Estamos en deuda con ustedes siempre.
Si hay algo que necesites de nosotros, no dudes en pedirlo —terminó
Princeton y luego me dio un abrazo.
—Sé que te lo hice pasar mal al principio y lo siento. Fuera de El y
Princeton, nunca tuve a nadie que peleara por mí como tú lo hiciste. Sé que
te pagaron para hacerlo, pero también sé que vino de un lugar genuino y
sincero, y te doy las gracias —dijo Deyshonda y luego me abrazó también.
Me conmovieron sus amables palabras. Ojalá pudiera decirles lo
divertido que fue esto, pero en realidad era de vida o muerte para ellos, así
que me lo guardé para mí.
—Fue un placer, Roc y Coco. Realmente lo fue.
Hablamos un rato y luego se fueron a mezclar. Me quedé hasta que la
multitud se calmó y luego me retiré a la sala de guerra. Quería verlo una vez
más antes de que entraran y lo empaquetaran todo.
—Lo hizo, señorita Patterson. —Escuché la suave voz de barítono
detrás de mí.
—¡Lo hice! —dije y corrí a sus brazos sin pensar. Me tomó y nos
abrazamos. Al separarnos, nuestros ojos se encontraron y antes de que
supiera lo que estaba pasando, me apretó contra la pared mientras nos
besábamos febrilmente.
Sus labios eran exigentes y persistentes. Me levantó por el trasero y yo
envolví las piernas alrededor de su cintura. Podía sentir su erección
presionada en mi centro. Empecé a rozarlo mientras nos seguíamos
besando. Me sacó de la pared y me puso sobre la mesa en el centro de la
habitación. Le quité la chaqueta de los hombros. Se encogió para quitar lo
que restaba. Se inclinó para seguir besándome mientras le desabotonaba la
camisa. Después de abrir los botones, fue debajo de la falda y me bajó las
bragas. Fui por su hebilla del cinturón cuando oímos risas al otro lado de la
puerta.
Nos detuvimos y nos miramos.
Que se joda.
Empecé a trabajar en su cinturón, y él se inclinó y empezó a besarme.
159
—Espera —dijo Samuel mientras se alejaba.
—Oh... las cámaras...
—Exactamente.
Me senté en la mesa y me ajusté la chaqueta que no habíamos quitado
todavía.
Extendió su mano para ayudarme a bajar de la mesa. Me envolvió los
brazos alrededor de la cintura.
—Ven a casa conmigo.
Asentí en acuerdo
Rápidamente se abrochó la camisa y luego tomó su chaqueta del suelo
y se la volvió a poner. Encontré mis bragas y me las volví a poner.
Examinamos la ropa del otro para asegurarnos de que todo estaba en
su lugar antes de salir de la habitación.
—Te veré abajo —dijo mientras abría la puerta y salía.
Salí de la habitación unos minutos después. Me despedí de las pocas
personas que aún estaban allí. Bajé del ascensor y vi a Samuel de pie junto
a la puerta de salida lateral. Me dirigí hacia él. Me tomó la mano y me llevó
a su coche.
—Cuando te dije que vinieras a casa conmigo, estaba hablando de mi
casa en Wentzville, no de mi apartamento. ¿Está bien eso?
Wentzville era una ciudad en las afueras de San Luis. Era mayormente
rural, pero la gente que quería un descanso de la ciudad, construía casas
allí.
—Sí.
Me tomó la mano mientras conducía.
Me preguntaba cómo llegamos aquí. No es que me estuviera quejando,
pero por mucho que me atrajera Samuel, no creía que el sentimiento fuera
recíproco.
—Averie.
Me miró y luego se concentró en el camino.
—¿Sí?
—Me he sentido atraído por ti desde el momento en que entraste en la
sala de conferencias. No quería actuar sobre la atracción porque no quería
que pensaras que estaba haciendo lo mismo que Barry te hizo. 160
—Si te sentías atraído por mí, seguro que tenías una forma divertida
de demostrarlo. Eras malo.
—Ahora sabes por qué, ¿verdad?
—Lo sé. Fue para proteger a tu familia. Lo entendí tan pronto como
supe que Roc era tu hermano.
—La atracción era mutua, pero gracias por ser cautelosa.
Nos salimos de la autopista y recorrimos un largo camino durante unos
quince minutos hasta que llegamos a una enorme puerta de hierro fundido
con una vieja letra V en medio. Las puertas se abrieron lentamente a medida
que nos acercábamos a ellas. Condujimos por un camino pavimentado hasta
que apareció una hermosa casa tradicional de ladrillos. Samuel dio la vuelta
al camino circular hacia el frente de la casa y detuvo el auto. Salió del auto
y se acercó para abrir mi puerta.
Entramos en un pequeño vestíbulo donde Samuel se sentó en un
banco, se quitó los zapatos y se puso unas zapatillas.
—¿Qué talla eres?
—Nueve.
Abrió un armario y sacó un par de zapatillas blancas nuevas. Me las
pasó. Me senté y me quité los zapatos y luego entramos en la casa.
Entramos en el atrio de la casa. Era grandioso. Con una doble escalera
y paredes llenas de arte negro. Algunas de las obras de arte las reconocí y
otras no.
—¿Con qué frecuencia vienes aquí?
—No tan a menudo como me gustaría. ¿Te gustaría hacer un tour?
—No, no quiero un tour. Quiero sentirte dentro de mí.
No servía de nada jugar. Estaba en llamas, y necesitaba que él lo
apagara.
Usó su dedo para inclinar mi barbilla hacia arriba y me besó muy
suavemente. Nos miramos a los ojos y nos examinamos durante varios
minutos antes de que se moviera y me besara de nuevo. Esta vez tiró de mi
cuerpo hasta el suyo y acarició el pliegue de mis labios con su lengua,
pidiendo entrar. Gemí dándole acceso y él devoró mi boca con hambre. Trató
de alejarse para tomar aire, pero lo acerqué a mí y tomé el control del beso. 161
Me tocó a mí disfrutar de la dulzura de sus labios. Quería hacerle gemir
como me había pedido que lo hiciera. No se quejó, pero la forma en que me
agarró el trasero y me acercó me hizo saber que apreciaba mi esfuerzo.
—¿Dónde está tu dormitorio?
Estaba siendo educada. No necesitaba un dormitorio. El suelo de su
vestíbulo me habría venido bien. Me tomó la mano y me llevó a la escalera
curva que llevaba a otro nivel de su casa. Caminamos por el largo pasillo
hasta que llegamos a dos grandes puertas dobles blancas. Abrió las puertas
y me llevó a su dormitorio.
Las luces se atenuaron añadiendo un tono dorado a la decoración
totalmente blanca. Cerró las puertas tras él y me llevó a su cuerpo.
Se inclinó y me besó de nuevo. Me desabrochó la chaqueta y me la quitó
de los hombros. Me besó con plumas en la clavícula mientras trabajaba para
pasarme la camisola por la cabeza. Se puso en cuclillas delante de mí y me
dio un golpecito en el pie. Me agarré a sus hombros mientras me quitaba las
zapatillas. Empezó por mis tobillos, pasando sus manos por mis piernas,
luego mis caderas y mis lados hasta que tuvo suficiente de mi falda recogida
para acceder a mis bragas. Me las quitó, luego me bajó la cremallera y dejó
caer la falda al suelo.
Se echó hacia atrás lamiéndose los labios mientras examinaba mi
cuerpo mientras se desabrochaba la camisa, la desechaba y se pasaba la
camiseta por la cabeza. Me acerqué y le pasé las manos por el pecho y el
estómago. Trabajé para desenganchar su cinturón Gucci y desabrochar sus
vaqueros. Una vez que los tuve abiertos, los empujé alrededor de su trasero
y por sus piernas. Llevaba calzoncillos negros que se extendían por sus
enormes muslos y resaltaban su erección. Se me hizo agua la boca. Mi mano
se hundió en sus calzoncillos causándole una larga respiración. Sin mis
tacones, era al menos quince centímetros más baja que él, pero eso no
importaba porque me levantó, asegurando mis piernas alrededor de su
cintura y me besó mientras me llevaba a través de la habitación. Me acostó
en la gran cama del centro de la habitación.
Sus labios se estrellaron contra los míos y luego se movieron a mi cuello
y luego a mi pecho. Chupó y lamió mi pecho izquierdo mientras me
pellizcaba el pezón derecho. Arqueé mi espalda y me agarré a su cabeza
animándolo a continuar. Se movió a mi pecho derecho y chupó mientras me
pellizcaba el pezón izquierdo. Sacó su mano de mi pecho y la movió por mi
cuerpo hasta el centro. Separó mis labios con su dedo y comenzó a masajear
suavemente mi perla mientras seguía chupando mi pecho.
162
—El —lloré al sentir que uno de sus grandes dedos me penetraba.
Agarré su mano y la sostuve en su lugar mientras me aplastaba disfrutando
de la sensación de su dedo frotando mi punto G y su palma descansando
sobre mi perla. Podía sentir mi orgasmo construyéndose justo cuando
apartaba su mano. Bajó por mi cuerpo y me abrió más las piernas antes de
poner su cálida boca en mi centro—. Maldición... —grité tan pronto como
sus labios tocaron mis labios.
Suavemente chupó mi punto dulce con lametazos intermitentes. Fue
una de las cosas más sorprendentes que jamás había sentido. Enganchó
sus brazos alrededor de mis muslos, me abrió las piernas y me sostuvo en
su lugar mientras se daba un festín conmigo. Los sonidos eróticos que hacía
mientras se deleitaba conmigo me ponían más húmeda y más ansiosa por
tenerlo dentro de mí.
Mis piernas empezaron a temblar indicando que mi orgasmo estaba
cerca. Quise apartar su cabeza porque la intensidad de la acumulación me
asustaba, pero no se movió. Lamió, besó y chupó hasta que un intenso
orgasmo recorrió mi cuerpo. Mis piernas temblaban violentamente mientras
montaba mi ola orgásmica. Me miró y sonrió. Sacó un condón de algún lugar
y lo colocó en su pene perfectamente curvado.
Se colocó en mi abertura y estaba a punto de empujar cuando de
repente me senté y me eché atrás.
—¿Qué? —dijo, también saltando hacia atrás.
—Soy alérgica al látex —grité mientras apoyaba mi mano en el pecho.
Tomó un respiro relajante y luego sonrió. Levantó el paquete de
condones.
—Yo también.
—Oh. —Me recosté. Estaba tan emocionada de estar con él que olvidé
mi horrible alergia al látex. Esa suele ser una de las primeras cosas que le
digo a los potenciales amantes—. ¿Cómo descubriste que eras alérgico?
—Siempre lo he sabido. ¿Qué hay de ti?
—Por las malas —le hice un gesto a su pene erecto.
—Ay. —Se rio.
—Y que lo digas. ¡Estaba segura de que tenía una enfermedad venérea!
Se rio y luego se inclinó para besarme.
—¿Hay algo más que deba saber?
—No. Hazme sentir bien, El. 163
—Te prometo que lo disfrutarás.
Me abrió las piernas de nuevo y me penetró. Me besó y continuó
empujando lentamente hasta que nuestros cuerpos se enrasaron. Me besó
hasta que me relajé en la sensación de plenitud que estaba experimentando.
Se levantó con las manos y empezó a acariciarme como si estuviera
actuando en el escenario. Su juego de caricias era fenomenal. Me excitaba
verlo moverse sensualmente saliendo y entrando en mí. Me abrí
ampliamente dándole todo el espacio que necesitaba para complacerme
como dijo que haría.
Empezó a acelerar el ritmo, haciendo que me clavara en su espalda
para prepararme. Maldición, era tan bueno en esto.
—El —grité, a punto de perder la cabeza del placer.
—Así es, déjame oír esa mierda —gruñó.
¿Mierda?
Nunca lo había escuchado maldecir antes.
—Estás tan condenadamente mojada —gruñó mientras me acariciaba
hasta el olvido.
—Sólo para ti, El.
Gruñó.
—Golpea esta mierda, nena. Hazme venir.
Salió de mí, me dio la vuelta y puso todo su peso sobre mí, quitándome
todo el control que tenía. Entró en mí de nuevo haciendo que esa curva
encontrara un nuevo punto que no sabía que existía.
Yo quería seguir hablando, pero él me tenía ahora. Todo lo que podía
hacer era prepararme para el tsunami de un orgasmo que sentía que se
acumulaba.
—No puedo oírte ahora, Vee —se regodeó mientras continuaba su
movimiento mortal.
Tenía razón. No tenía nada que decir. Él tenía el control, y yo no tenía
ningún problema con eso.
—Ahhhhh —grité mientras mi orgasmo llegaba. “¡OhDiosmío!”, es lo
que intentaba decir, pero no sé si eso es lo que realmente salió de mi boca.
Me levantó las caderas de la cama y bombeó hasta que gritó algo incoherente
y se movió por última vez. Sus dedos se clavaron en mi cintura hasta que
relajó su agarre y salió. 164
Me desplomé sobre mi estómago, y él aterrizó sobre su estómago a mi
lado.
¿Por qué esperamos tanto tiempo?, fue el último pensamiento que pasó
por mi mente mientras me dormía.

Tener a Averie en mis brazos en la oficina me hizo perder el último poco


de autocontrol que tenía. Es increíble. Su cuerpo es increíble y estar con ella
fue increíble. Se dio cuenta rápidamente de que me encanta que mis
compañeras hablen. Casi me hizo correrme, por lo que tuve que cambiar de
posición y tomar el control. Me habría hecho parecer débil si hubiera dado
solo dos golpes.
Me desperté sin darme cuenta de que me había dormido todavía
envuelto en Averie. Ella estaba durmiendo profundamente. Me desenredé
suavemente de ella y fui al baño para desechar el condón. Me reí pensando
en su reacción al condón de látex. Terminé mis asuntos en el baño y salí
para verla en mi cama, durmiendo.
Caminé hasta mi mesita de noche, tomé otro condón y me metí en la
cama.
—Averie. —La toqué suavemente. Ella se agitó un poco—. Date la
vuelta.
La necesitaba de nuevo.

Me desperté a la mañana siguiente con la sensación de un cuerpo suave


a mi lado. Después de que la despertara anoche, dio vuelta a las tornas y 165
me montó. Parecía sentir cuando estaba a punto de estallar, porque iba más
despacio hasta que pudiera tomarla de nuevo y luego volvía a montarme con
fuerza. Sabía exactamente cómo prolongar mi orgasmo. Tenía el control
total. Vino y luego plantó sus pies en la cama y se abalanzó sobre mí hasta
que exploté, con fuerza.
Me moví cuidadosamente de la cama tratando de no despertarla. Entré
en el baño, me duché y encontré un nuevo cepillo de dientes y toallas para
que las usara cuando se despertara. Saqué una de mis camisetas de pijama
para que se la pusiera después de ducharse.
Salí del baño y la vi sentada en la cama con los brazos levantados,
estirándose.
Es hermosa.
—Buenos días.
Terminó su estiramiento.
—Buenos días. —Sonrió.
—Hay un cepillo de dientes nuevo, algunas toallas y algo para que te
pongas en mi baño.
Ella ladeó la cabeza.
—No planeabas irte esta mañana, ¿verdad?
—Sí...
—Iba a pedirte que te quedaras aquí conmigo el fin de semana. Eso si
no tienes ningún plan.
—No tengo ropa conmigo.
—Puedo ocuparme de eso.
Ella tomó su labio inferior entre los dientes.
—Está bien.
Se levantó de la cama y fue al baño. Observé el agradable movimiento
de su trasero mientras pasaba junto a mí, cerrando la puerta del baño detrás
de sí.
Me senté en una de las sillas con respaldo de ala de mi habitación y
miré la puerta del baño como un cachorro mira fijamente a la pue rta
esperando que su dueño regrese. Escuché la ducha y luego apagarse. Mi
corazón se aceleró un poco cuando vi la manija de la puerta girar.
Salió del baño con la cara sin maquillaje y con mi camiseta. Sonreí 166
cuando se acercó. Me paré para encontrarme con ella a mitad de camino.
La metí contra mí y la besé.
—¿Tienes hambre? ¿Quieres desayunar?
Como si respondiera por ella, su estómago gruñó.
—¡Bueno, supongo que eso responde a eso! —Se rio.
Tomé su mano.
—Vamos, vamos a ocuparnos de eso.
La saqué de la habitación y bajé las escaleras hasta la cocina. Entré
con Averie detrás de mí
—Buenos días, Lita —le dije a mi ama de llaves.
Averie me agarró la mano con más fuerza y salió de la cocina.
—No sabía que había alguien más aquí —dijo mientras se escondía
detrás de mí.
—Está bien. —Me reí—. Esta es Lita, la administradora de mi casa. Ella
y su marido se ocupan de la casa mientras yo estoy en la ciudad. Lita, esta
es la señorita Patterson.
Lita sonrió y se acercó a mí para saludar a Averie.
—Encantada de conocerla por fin, señorita Patterson.
Averie extendió su mano.
—Encantada de conocerte también, Lita.
—Por favor, si tuviera piernas como esas, nunca las cubriría. —Lita se
rio de Averie, que aún trataba de esconderse.
—Lita, ¿podemos desayunar en mi balcón?
—Por supuesto. Señorita Patterson, ¿tiene alguna alergia alimentaria?
—No, y me comeré un cerdo de la raíz a la punta, así que lo que haga
estará bien para mí.
—Genial, prepararé algo y lo traeré. ¿Van a volver a su habitación
ahora? Me gustaría enviar a Marshall a ordenar tu habitación.
—La señorita Patterson tiene hambre ahora, así que...
—No, puedo esperar. Estaré bien.
—¿Estás segura? —Levanté una ceja—. Tu estómago parecía no estar
de acuerdo cuando estábamos arriba. —Me reí. 167
Me golpeó juguetonamente el brazo.
—Estoy bien, Lita. Puedo esperar. Gracias. —Sonrió amablemente.
—Muy bien, le daré a Averie un recorrido por la casa mientras él se
ocupa de la habitación.
—Maravilloso. —Volvió a la cocina—. De nuevo, fue un placer
conocerla, señorita Patterson.
—El placer fue mío, Lita.
—Oh, y Lita, la señorita Patterson será mi invitada para el fin de
semana. ¿Puedes llamar y hacer que envíen un par de trajes informales para
ella? Los necesitaremos para esta tarde.
—Por supuesto, llamaré a Emily a su boutique y haré que le envíen algo
enseguida. Señorita Patterson, ¿puede anotar sus tallas?
La hija de Lita tenía una boutique para la que yo puse la inversión
inicial. Desde entonces me ha devuelto el dinero, pero trato de enviarle
negocios lo más posible.
Averie me miró como si estuviera insegura. Le pedí que tomara el bloc
y el bolígrafo que Lita ofrecía. Ella los aceptó y anotó algunos números antes
de dar el bolígrafo y la libreta.
—Le mostraré la propiedad, y estaremos listos para el desayuno.
—Bien, señor Valentine.
Tomé la mano de Averie y la saqué de la cocina.
—No tenías que hacer eso. Podría haber vuelto fácilmente a casa para
recoger un par de cosas. Hazme saber cuánto cuestan las cosas para que
pueda pagarlas.
La miré de reojo y seguí caminando.
—No. —Me agarró la mano con más fuerza y dejó de caminar—. Puedo
ocuparme de eso. No me importa.
—Averie, ¿por qué esperaría que pagaras por algo que yo sugerí?
Considéralo un regalo. —Me di la vuelta para continuar por el pasillo.
—Hablo en serio, El. No necesito eso de ti. No soy una chica que busque
a un hombre con una espada para montar un noble corcel y salvarla. Tengo
mi propio caballo y espada. Puedo cuidarme a mí misma.
La arrastré hacia mí, envolviendo con mis brazos su cintura.
—Eso, señorita Patterson, es muy sexy. Una de las cosas que me atrajo
de ti es el hecho de que seas una jefa, pero puedo gastar mi dinero de la 168
manera que me parezca. No puedes detenerme, así que es mejor que te
acostumbres a ello. —Sonreí y la besé.
—¿Acostumbrarme?
—Sí, después de anoche, sé que no te comparto. Así que, como dije,
acostúmbrate.
Nos quedamos en medio del pasillo besándonos como si no hubiera
nadie más en la casa.
—Yo tampoco quiero compartirte —ronroneó.
—No has tenido que compartirme desde el momento en que entraste en
mi oficina.

—Si miras más allá de esos árboles, puedes ver dos casas.
Samuel y yo estábamos en un balcón en una de las cinco habitaciones
de huéspedes de su casa. Me estaba llevando a dar una vuelta por la casa
y, hasta ahora, había visto otras cuatro habitaciones de huéspedes todas
con baño, su oficina del tamaño de las oficinas de mi compañero y la mía
juntas. Vi su bolera, su cine, su piscina cubierta y su colección de autos de
época, que se encontraba en un garaje impecable con suelos blancos
pulidos.
—Sí, puedo verlos.
Había dos casas en la distancia. Una más grande que la otra, pero
ambas construidas al estilo colonial.
—Torrey vive en una y mi madre en la otra.
—Vaya. Así que esto es como una urbanización.
—Sí. Cuando salí de la cárcel el estado me concedió un bonito acuerdo.
Tenía una beca completa para estudiar derecho, así que usamos el dinero
para comprar la casa en la que vive mi madre. Louis me enseñó a invertir y
eventualmente construimos la casa de Torrey. La tierra en la que se
encuentra esta casa no era nuestra originalmente. Eventualmente se puso 169
a la venta, y la compré y construí esta casa con la intención de mudar a
mamá y a Torrey aquí, pero a ellos les gusta tener la suya propia, así que se
quedaron allí. Como sólo estoy aquí un par de fines de semana al mes, en
realidad habría sido suya, pero lo entiendo.
—Quiero construirles una casa a mis padres en algún momento.
Todavía viven en la casa de mi infancia en North County. Están contentos
allí, pero sé que mi padre quiere animales de granja y mi madre quiere un
jardín, así que he estado comprando algo de tierra.
—Conozco a un excelente corredor. Puedo darte su información.
—Eso sería genial.
Me tomó la mano y me llevó a otra habitación. Empujó las puertas
dobles para abrirlas.
—Esta es mi habitación favorita de la casa. Esta es mi biblioteca.
Las paredes estaban forradas con estanterías de suelo a techo. Cada
librero estaba lleno de libros.
—Vaya, ¿has leído muchos de estos?
—Los he leído todos.
Me di la vuelta para enfrentarlo.
—¿En serio?
—Sí, mi padre me animó a leer mientras estaba encerrado. Utilicé la
lectura como un escape.
—A mí también me encanta leer. Cuando tengo tiempo, me gusta leer
a autores independientes.
—Tengo una sección entera dedicada a autores independientes y de
pequeñas editoriales.
Caminé hasta una de las estanterías y examiné los títulos. Había leído
algunos pero no casi todos. Había libros dentro de una vitrina.
—¿Qué son estos?
—Son mis primeras ediciones firmadas. Las encuentro en subastas, o
he recibido un par como regalo. Dos de ellos los recibí de los autores.
—¿Alguna vez has pensado en escribir un libro sobre tu vida?
—No, no necesito a la gente en mi cabeza y en mis asuntos. Puede
asustarles.
—Sí, estoy de acuerdo. No sé cómo la gente pone toda su vida en un
libro. Nunca desaparece. No me malinterpretes, me gusta leerlo, pero no 170
creo que quiera hacerlo nunca.
Continué mirando los libros. Samuel vino detrás de mí y empezó a
besarme el cuello.
—Mmmm. —Ladeé la cabeza, animándolo a continuar—. ¿Cuál es tu
libro favorito?
Me besó unas cuantas veces más antes rodearme y sacar un libro de la
estantería.
—¿Los niños del vagón de carga?
Se rio.
—Sí. Mi maestra de tercer grado le leía este libro a la clase cuando
seguíamos las instrucciones y teníamos un buen día. Hice lo mejor que pude
para hacer lo correcto porque quería escuchar las aventuras de los niños.
Podía pasar días sin leer el libro porque la clase no cooperaba. Finalmente
le pedí a mi madre que me llevara a la biblioteca, y pude sacarlo y leerlo yo
mismo. Fue el primer libro que leí porque quise. Cuando me encerraron, me
encontré con él de nuevo. Pensé que no había manera de que leer sobre
estos niños blancos sin hogar siguiera siendo bueno, pero lo fue. Me
transportó fuera de esos muros y me hizo sentir libre cuando lo leí.
—Yo también he leído este. Solía desear vivir en un vagón de carga.
Los dos nos reímos.
Volvió a besarme el cuello. Yo puse el libro de nuevo en su lugar en el
estante.
Metió su mano debajo de la camiseta del pijama que llevaba puesta y
me acarició el pecho. Me incliné hacia su duro cuerpo y disfruté de sus
manos recorriendo mi cuerpo. Metí la mano detrás de mí y froté con mi mano
el largo de su completa erección. Nos giró hacia el escritorio en el centro de
la habitación y me inclinó. Lo oí abrir el paquete de un condón.
¿De dónde salió un condón?
Puso sus manos en mis caderas y entró lentamente en mí.
—El… —Esta sensación de plenitud que experimenté teniéndolo dentro
de mí es algo que nunca había tenido con nadie antes de él. Se movió
lentamente saliendo y entrando en mí, llenándome hasta el fondo, saliendo
del todo y entrando de nuevo en mí.
Puse mis manos en el escritorio y me empujó de nuevo contra él. El 171
sonido de nuestros gemidos y de nuestros cuerpos uniéndose llenó la
biblioteca.
Mi agarre se apretó en el escritorio al mismo tiempo que su agarre se
apretó en mis caderas.
Me vine, tratando de mantenerme erguida hasta que él se acercara al
suyo. No tuve que esperar mucho tiempo. Se vino justo después de que yo
lo hiciera.
Se inclinó sobre mí con las palmas de las manos a cada lado del
escritorio. Ambos estuvimos callados hasta que nuestra respiración se
ralentizó.
—El —le dije, todavía tratando de calmarme.
—¿Sí?
—¿De dónde sacaste un condón?
Se rio.
—Tenía la intención de usarlo en mi habitación, pero tu estómago hizo
ese sonido agresivo y hambriento, así que lo puse en mi bolsillo.
—Deberías tenerlos cerca por si acaso.
—Estaba pensando lo mismo.
Después de llevar a Averie a la biblioteca, volvimos a mi habitación para
encontrar nuestro desayuno en el balcón.
Lita había preparado una pequeña muestra de varios alimentos
diferentes para el desayuno, incluyendo salchichas y tocino.
—Estos son para ti. —Le pasé la salchicha y el tocino de cerdo a Averie.
—¿No quieres?
—Este tocino de pavo es para mí.
172
—¿Tocino de pavo? Más bien de plástico, en mi opinión. Intenté
cambiar a tocino de pavo, pero me daba asco.
—Toma, prueba esta marca.
Rompí y partí y se lo ofrecí. Se lo metió en la boca.
—No hay manera de que esto sea pavo —dijo mientras se cubría la boca
con la mano.
—Sí que lo es. No conozco la marca, pero Lita la tiene guardada para
mí.
—¿Comes pavo porque no comes cerdo?
—Eliminé el cerdo de mi dieta mientras estaba encarcelado. No he
vuelto desde entonces.
—¿Por qué cerdo?
—En Pineville, la comida de cerdo que nos daban me enfermó, así que
dejé de comerla y no he vuelto a intentarlo. Podría haber sido algo malo con
esa carne en particular, pero enfermarme después de comer esa comida me
arruinó todo el cerdo.
—Es comprensible. Cuando mi abuelo murió, recuerdo que mi
referencia temporal cambió a antes o después de la muerte del abuelo. ¿Así
fue para ti después de ser liberado?
Esa es una gran pregunta que nadie ha hecho antes.
—Supongo que sí. Ese único incidente cambió toda la trayectoria de mi
vida. No sé si habría llegado a donde estoy si no hubiera ocurrido.
—¿No lo crees?
—No lo sé con seguridad, pero antes de irme no tenía planes de hacer
otra cosa que lo que estaba haciendo que era trabajar en Foot Locker y
perseguir la cola. Así es como mi madre solía llamarlo; perseguir la cola. —
Me reí entre dientes.
—¿El impulso que tienes viene de estar encarcelado?
—No, el impulso que tengo ahora viene de la necesidad de mantener lo
que tengo. El impulso que tengo viene de tratar de demostrar que todos los
que me llamaron asesino se equivocan. Quería restregarles mi éxito en sus
caras. Una vez que tuve éxito, necesitaba otra razón para seguir adelante.

173

Después del desayuno, Averie se cambió a la ropa que le enviaron de la


boutique, y la llevé a dar una vuelta por mi propiedad. Nos subimos a uno
de mis carritos de golf y empezamos a conducir. Subimos a la cima de la
colina y vimos a mi madre salir del auto.
—¿Es esa tu madre?
—Lo es —dije mientras me detenía detrás del auto de mi madre en su
entrada—. Mamá —dije mientras salía para darle un abrazo.
Aunque vivíamos en la misma propiedad, no la veía tan a menudo como
me gustaría. Sólo venía a la casa algunos fines de semana, y ella nunca
venía al centro a menos que también lo hiciera.
—Hola, cariño. No sabía que estarías aquí este fin de semana. —Me
hablaba a mí pero miraba a Averie a mi alrededor.
—Cambio de planes —le dije mientras la tomaba de la mano y la llevaba
al carrito—. Mamá, esta es Averie Patterson. Averie, esta es mi madre, Vivian
Valentine.
Averie sonrió mientras salía del carro con la mano extendida hacia mi
madre.
—Señora Valentine, es un placer conocerla.
—¿Eres la abogada de la que me habló mi hija, que dirige el programa
de caridad? —preguntó mamá mientras estrechaba la mano de Averie.
—Sí, señora, es de quien Torrey estaba hablando.
La sonrisa de mamá se amplió cuando se acercó a Averie para
abrazarla. Averie no saltó ni se puso rígida, sino que se abrazó a la espalda.
—Deberías cenar con nosotros mañana, Averie —dijo mamá después
de liberarla del abrazo.
—Um... —Averie me miró.
—Depende de ti. Me gustaría que cenaras con nosotros
—Bien. —Sonrió.
—¡Genial! —No sé por qué mi madre actuaba tan feliz de repente, pero
le seguí la corriente—. Digamos que alrededor de las tres de mañana...
Nos miró a los dos para confirmarlo.
174
—Eso funcionará —le confirmé.
—Muy bien, los veré a los dos mañana. —Mamá volvió a sonreír cuando
empezó a retroceder hacia su puerta.
—¿Tienes alguna bolsa o algo que necesite ser llevado, mamá?
—No, no. Adelante y disfruta tu día. Te veré mañana. Encantada de
conocerte, Averie.
—Encantado de conocerla a usted también, señora Valentine.
Tomé a Averie de la mano y la llevé de vuelta al carro. La ayudé a entrar
y luego rodeé el carro para entrar y continuar nuestro recorrido por mi
propiedad.
—Maldición, te lo debí dar todo anoche. Ya he quedado con tu madre y
me han invitado a cenar.
—Es la verdad —dije al salir de la entrada.
Capítulo 11

El fin de semana con Samuel fue increíble. La cena con su madre y su


hermana fue deliciosa y agradable. Ambas mujeres son entretenidas e
inteligentes. Su madre me dijo que Torrey le había hablado de mí después
de conocernos en mi evento de caridad. También me dijo que Torrey iba a
intentar que Samuel y yo tuviéramos una cita. En realidad no hemos tenido
una cita, así que ella todavía podría hacer que eso suceda.
Me llevó a casa después de la cena y decidió pasar la noche conmigo. 175
Ray le trajo ropa a la mañana siguiente para cambiarse para el trabajo.
—¿Te veré esta semana?
—Esta será mi primera semana completa de vuelta a la empresa, así
que, voy a estar abrumada tratando de ponerme al día con todo lo que ha
pasado mientras estuve fuera. Me gustaría verte, así que lo intentaré.
Me rodeó con sus brazos y me acercó. No se había puesto la corbata ni
la chaqueta del traje, pero ya se veía delicioso con sus pantalones azul real
y su camisa blanca. Su colonia me hizo desear que tuviéramos más tiempo
para volver a la cama, pero ambos teníamos lugares donde estar.
—Ambos lo intentaremos, ¿está bien?
—Bien. —Sonreí mientras se inclinaba para besarme.
Nos besamos hasta que Ray llamó para decirle que era hora de que se
fueran.
—Que tengas un buen día —dijo mientras entraba en el pasillo.
—Tú también.
Se inclinó y rápidamente me besó de nuevo antes de bajar al ascensor.
Lo observé hasta que subió y luego cerré la puerta para poder terminar de
vestirme.
Entrar en mi oficina después de estar tanto tiempo fuera me hizo sentir
bien. Sonreí cuando salí del ascensor y vi mi nombre en la pared. Sonreí
cuando Liddy me recibió con una gran taza de café recién hecho, sin azúcar
y con doble crema. Sonreí cuando pasé al lado de todos los demás empleados
y me dirigí a ellos por su nombre. Mi sonrisa vaciló cuando entré en mi
oficina y vi pilas de papel esperando que las revisara. Mi sonrisa fue
reemplazada por un ceño fruncido cuando abrí mi correo electrónico y vi
trescientos mensajes “importantes” para que los leyera.
Va a ser una semana larga.
Liddy entró una vez que me instalé en mi silla detrás de mi escritorio. 176
Levantó una silla que estaba frente a mí y comenzó a revisar mi agenda.
Yo estaba escuchando pero recordando mi fin de semana con Samuel.
Pensé en cada vez que tuvimos sexo. Él era rudo a veces y gentil otras veces.
Pellizcaba y mordía mientras que otras veces frotaba y acariciaba. No
parecía la primera vez que estábamos juntos. Se sentía como amantes
reconectando después de un largo descanso. Ambos trabajamos duro para
complacer al otro. Él tuvo éxito en todas sus actividades. Espero que él
sintiera lo mismo por mí.
—Vee.
—¿Eh?
—¿Me estás escuchando?
—Sí, lo hago.
—Dime lo que acabo de decir —frunció los labios.
—Ummm... tú uh... maldición, no estaba escuchando. Lo siento. —Me
reí.
—¿Qué tienes en mente? ¿Pasa algo malo?
—No. —Respiré profundamente y lo solté tratando de aclarar mi
mente—. Estoy bien. No he dormido mucho este fin de semana.
—¿Probablemente preocupada por todo este trabajo al que ibas a
volver?
No respondí. Continuó corriendo por mi calendario, y esta vez presté
atención.
—Espera, ¿qué dijiste?
—¿Sobre la reunión de Caroline?
—Sí.
—No recibí un aviso de su secretaria. Lo vi en su agenda cuando estaba
hablando con su secretaria en su escritorio. No le pregunté sobre ello porque
no quería señalar su falta de capacidad de organización, así que lo añadí yo
misma a tu agenda.
—¿Con quién?
—Trevor Bell del bufete de abogados Bell, Towers and McIntyre.
—¿Sabes por qué se está reuniendo con ellos? Estaban en racha con
ofertas de adquisición cuando empecé el bufete. Finalmente se echaron
atrás cuando dejé de atender sus llamadas. 177
—Sí, lo recuerdo. Por eso pensé que era raro cuando vi el nombre en la
agenda de Caroline. La reunión estaba programada originalmente para hace
dos semanas, pero cambió a esta semana.
—Quiero creer que se olvidó de decírmelo, pero no lo sé. Sí,
definitivamente me pasaré por allí para eso.
Caroline sabía lo que yo sentía por ese bufete de abogados. No hay
razón para que hagamos negocios con ellos. ¿Quizás estamos representando
a alguien contra quien tienen un caso? No recuerdo haber visto nada de eso
en las actualizaciones semanales que recibí, y ella no me lo mencionó en
absoluto cuando la vi.
—También —empezó Liddy—. Parece que hay una racha perdedora.
Antes de que te fueras, todos eran sólidos, pero luego todos empezaron a
perder y a perder mucho. Hemos tenido un par de clientes que se han ido.
—Sí, lo he visto. Caroline dijo que estaba manejando las cosas, pero
aparentemente, no lo estaba y trató de ocultármelo. Me reuniré con cada
asociado por separado. No les digas que necesito hablar con ellos hasta
cinco minutos antes de la reunión, pero por favor, hazme un horario.
También, hazme una cita con los clientes que se fueron. Necesito hablar con
ellos cara a cara. Si sus secretarias dicen que no, haz tu magia. Tengo que
llegar al fondo de esto.
—Estoy tan contenta de que hayas vuelto. Estas putas no se han ido y
no saben qué las golpeó.
—Liddy, sabes lo que pienso de las mujeres que se llaman por nombres
—regañé.
—Bien, pero sabes que dejaron caer la pelota, y necesitan responder
por ello.
—Lo harán.
Liddy y yo terminamos nuestro asunto, y me puse a trabajar
contestando mis correos electrónicos y devolviendo llamadas.
—Señorita Patterson.
Liddy me llamó por el intercomunicador de mi teléfono.
—¿Sí?
Sólo me llama señorita Patterson cuando alguien estaba en su
escritorio por negocios.
—El señor Valentine está aquí para verla.
178
Mi estómago dio al menos dos volteretas mientras miraba mi reloj.
—Puede hacerlo pasar.
Me levanté de mi escritorio para saludarlo. Entró en mi oficina con su
larga gabardina de Burberry. Cerró la puerta tras él y se reunió conmigo en
medio de mi oficina.
—¿Puedo besarte?
—Claro que puedes —le dije con las cejas juntas.
—No, no te pongas así. Te lo pedí porque no quería estropear tu
maquillaje.
—Esto es una tinta de labios, así que no va a ninguna parte, pero
incluso si lo hiciera, puedo volver a aplicarlo. No tienes que preguntar nunca
más.
Me acercó y me besó. Un beso lento, dulce y sensual.
—Pensé que tenías que estar en la corte —dije, después de concluir el
beso ninguno de los dos quiso parar.
—Tengo que hacerlo. El tiempo se retrasó treinta minutos, así que
decidí pasar a verte. Me encanta este traje rojo que llevas. Te ves hermosa.
Pensé que el rojo sería una buena elección de color para mi primer día
completo en mi empresa. Transmite poder y autoridad.
—Gracias. Estaba revisando tu gabardina de Burberry. Te ves guapo.
Revisó su reloj.
—Gracias. Me tengo que ir, pero con suerte, ¿nos veremos más tarde?
—Yo también lo espero. Que tengas un buen día en el tribunal.
—Que tengas un gran día también.

—Nos dijo que iba a destrozarle el culo en el estrado y ¡lo hizo! ¡Casi
siento lástima por él allí arriba! —Roc se rio.
179
Roc y yo estábamos visitando a mi padre para informarle sobre los
detalles del juicio y el resultado.
—¿Cómo se llevaron Coco y Averie? —preguntó Reggie.
—Inicialmente como el aceite y el agua. Coco no quería escuchar las
sugerencias de Averie, pero Averie la leyó profesionalmente y Coco se
enderezó.
—¿Coco fue por eso?
—No tenía elección. Averie sabe lo que hace y Coco no podía negarlo.
—¿Cómo están Princess y Princeton?
—Princeton se está convirtiendo en un hombrecito tan respetuoso...
—Mientras que por otro lado, Princess es una mujer adulta —terminé.
Todos nos reímos.
—Papá, tomó un rotulador permanente y coloreó las suelas de sus
zapatos de rojo. Le pregunté por qué lo hizo. Me dijo que las suelas rojas
son los únicos zapatos que cuentan. Todos los demás son basura.
—Ella es una Coco en miniatura.
—Estoy orgulloso de ustedes dos —dijo mi padre mientras se sentaba
en la mesa frente a Roc y a mí.
—Gracias, papá.
—¿Así que escuchaste a tu viejo e hiciste que Averie fuera quien
dirigiera el caso?
—Sí, señor. Ella fue increíble. —Sonreí.
No intenté contener el afecto que sentía por Averie. Después de pasar
el fin de semana con ella, supe que la necesitaba en mi vida todos los días.
Por la forma en que están organizados nuestros horarios, no podemos
vernos como queremos, pero me aseguro de verla al menos una vez al día.
—Papá, ella hizo que todos nos llamaran a Coco y a mí por nuestros
nombres de gobierno, y todos lo hicieron. Nadie se equivocó con ella, ni
siquiera Coco y yo. —Se rio Roc—. Es una versión femenina de El.
—Ella dirigía el espectáculo, ¿eh?
—Como dominante, pero no tomó una decisión importante sin mi
bendición, aunque le dije que podía hacerlo. Disfruté viéndola trabajar.
—Respetaba tu papel a pesar de que te echaste atrás. 180
—Lo hizo.
—¿Seguiste mi otro consejo que te di?
—¿No puedes saberlo por cómo está todo inclinado hacia atrás en la
silla y relajado? —Se rio Roc.
No puedo negar que estar con Averie me ha dado una salida para liberar
parte de la tensión que había acumulado.
—Lo hice. Me alegro de haberlo hecho porque es... —Me detuve a
buscar la palabra apropiada para describirla.
—No, no lo intentes. Cuando finalmente conoces a la que te atrapa, es
difícil de describir.
—Lo es. Aunque las cosas van bien entre nosotros. Trabaja tan duro y
mientras lo haga no se queja de la cantidad de tiempo que pasamos juntos,
pero me encuentro sacando tiempo para al menos llamarla o pasar por su
oficina.
—Nunca he entendido a la gente que dice que no tiene tiempo para esto
o para aquello. Cuando te preocupas por algo o alguien, haces tiempo para
ellos. Tu tiempo es el regalo más preciado que puedes compartir con alguien.
Tenía razón. En relaciones anteriores, siempre he dejado muy claro a
las mujeres que no tenían un lugar importante en mi vida por mi trabajo,
pero Averie está en lo más alto de mi lista de prioridades. Quiero pasar
tiempo con ella, así que encuentro el tiempo para dedicarle.
—Papá, así que esta junta de libertad condicional llegará pronto. ¿Qué
quieres hacer cuando salgas? —preguntó Roc.
—No me voy a hacer ilusiones hasta que tenga la respuesta, entonces
planearé. Una cosa que me gustaría hacer es visitar a Tappy.
—¿Quién es Tappy?
—Es mi compañero de celda original. Tiene que tener más de ochenta
ahora, ¿verdad?
—Sí, cumple ochenta y dos años este año y todavía está fuerte. Está en
un asilo de ancianos.
—No me importaría verlo también.

181

—Siento como si no te hubiera visto en un mes de domingos —dijo


Keeva mientras estaba sentada en mi cama mirando la ropa que había
sacado de mi armario.
Key se reunió conmigo en mi casa después de que terminé mi
entrenamiento en el gimnasio. Estaba parada en mi armario tratando de
encontrar algo para ponerme después de ducharme.
—Sé que el caso con Valentine Law llevó mucho tiempo. Ahora estoy de
vuelta en mi firma tratando de limpiar algunos líos que se hicieron mientras
estaba fuera —respondí mientras todavía miraba mi ropa.
Escuché a Keeva susurrando detrás de mí.
—¿Qué estás...? —Me di la vuelta y la vi sosteniendo su teléfono
celular—. ¡Key! Tapé mi sostén deportivo—. ¿Con quién estás hablando?
—¡Soy yo, Vee! —Lo escuché desde el teléfono.
—¿Ken? ¿Por qué están susurrando?
—Acércate, Key —dijo Kenzie por teléfono.
Keeva se levantó y se acercó a mí.
—¡Oh, Dios mío! —gritó Kenzie—. Grinch, ¿quién te ha estado
chupando la espalda?
A Kenzie le encanta llamar a otras mujeres, perra como un término de
cariño. Odio que me llamen perra, así que me llama Grinch en su lugar.
—¿Qué? —dije intentando mirarme en el espejo para ver de qué estaba
hablando.
—¡Te lo dije! —habló Keeva con Kenzie. Las dos empezaron a reírse.
—¡Hay chupetones en tu espalda, grinch! ¡Escúpelo! ¿Quién te tuvo de
estómago? —Se rio Kenzie.
Giró de nuevo al espejo para mirarme la espalda. No podía ver de qué
hablaban, pero recuerdo vívidamente a El chupando mi cuello mientras me
daba placer por detrás.
—No beso y cuento. —Sonreí.
—Chica, si no lo haces. —Keeva se acercó a mí. 182
—¡Atrápala, Key! —gritó Kenzie.
—¡Está bien! —Me alejé de ella—. ¿Puedo ponerme algo de ropa
primero?
—Grinch, no tenías ropa puesta cuando alguien estaba marcando su
territorio así que suéltala ahora! —dijo Kenzie.
—¡Bien! —Sonreí—. Era El.
—El... —Keeva pensó en voz alta.
—¡Valentine! ¡Pequeño viajero! —Se rio Kenzie.
—¡VALENTINE! —gritó Keeva—. ¿Cuándo?
—Todo el fin de semana. —Sonreí.
—Dijiste que estabas trabajando el fin de semana pasado —dijo Keeva.
—Ella estaba trabajando... ¡Idiota! —gritó Kenzie.
Nos reímos.
—Había planeado trabajar, pero después de que el veredicto llegara y
celebráramos... no pude trabajar.
—¿Nuestra teoría era correcta? —preguntó Kenzie.
—Era... —Dejé de hablar cuando escuché mi teléfono sonando. Lo tomé
y vi el nombre de El en la pantalla. Levanté el dedo indicando que necesitaba
un minuto. Conecté la llamada—. ¡Hola! ¿Cómo va tu viaje?
—¿Es él? —susurró Keeva.
Lo confirmé asintiendo.
—Hola —respondió—. No me he ido todavía. Tuve una idea y quise
comentarla contigo.
—Está bien.
—¿Te gustaría venir conmigo a Charlotte? Sé que es de último minuto.
Hay un partido en casa el domingo por la tarde, y tengo una reunión mañana
por la mañana, pero podríamos pasar un tiempo juntos y explorar Charlotte.
Tenía planeado hacer un trabajo este fin de semana, pero puedo llevarlo
conmigo o trabajar mientras él está en su reunión.
—Me gustaría mucho eso.
—Genial. ¿Cuánto tiempo necesitas para prepararte? Enviaré un auto
para ti.
183
—Um, ¿unos treinta minutos?
—Tendré el auto allí en cuarenta minutos.
—Muy bien. Te veré pronto.
—Estoy deseando que llegue.
Desconecté la llamada.
—¿Y qué? —preguntó Kenzie.
—Sí. Tu teoría era correcta. Es un amante increíble. Podría decir
fácilmente que es el mejor que he tenido.
—¡Eso es todo un reclamo! —dijo Keeva.
—¿Mejor que el abuelo Joe? —preguntó Kenzie.
—¡Cállate!
—¿Qué quería Valentine?
—Quiere que pase el fin de semana con él en Charlotte.
—¿Charlotte? ¿Por qué Charlotte?
—Es dueño de parte del equipo de béisbol de allí.
—El tipo que posó desnudo en el número de cuerpos de la revista ESPN
juega en ese equipo —dijo Kenzie.
—¡Oh sí, el que usa su gorra de béisbol para cubrirse, era sexy! —
añadió Keeva.
—Nunca había comprado una revista de ESPN en mi vida, pero ¡me
aseguré de comprar esa!
—¿Te gusta Valentine, Vee? —preguntó Keeva—. Quiero decir fuera del
sexo.
—Sí, me gusta. Me gustaba incluso antes del sexo. Entiende mi impulso
y mi ética de trabajo. Me deja ser yo.
—Además, es muy guapo —añadió Kenzie.
—¡Y luego está eso! —Todas nos reímos—. ¡No le menciones esto a
mami! ¡Tendrá una boda planeada antes del final de la próxima semana!
—No diremos nada —prometieron ambas.

184

Abajo -Ray
OMW
Recogí mis cosas asegurándome de que había empacado mis nuevos
sets de ropa interior que había comprado. Encontré un fantástico diseñador
de lencería en línea. Sus piezas eran sexy y únicas. Esperaba poder
modelarlas para Samuel.
Encontré a Ray esperando en el ascensor de mi vestíbulo. Estaba
vestido con vaqueros con una camiseta de San Luis Cardinals y una gorra
de béisbol. Nunca lo había visto con otra cosa que no fuera un traje. Con
sus brazos expuestos podía ver sus tatuajes de mangas completas en ambos
brazos. No pude distinguir todos los tatuajes, pero vi una cruz, un arma y
algunos nombres, entre otras cosas. Tomó mi bolso y me llevó al auto.
—Hola, Ray. ¿Vamos al aeropuerto?
—No. Vamos a la casa y luego a la pista de aterrizaje.
—Genial. ¿Viajas con nosotros?
—No, no esta vez. La familia de mi esposa tiene un evento que no me
dejaría perder. Me quedaré.
No sabía que tenía una esposa. Miré su mano y vi el anillo de boda
negro en su dedo que no había notado.
Abrió la puerta trasera del auto para que entrara.
—Puedo sentarme adelante si no le importa.
Cerró la puerta trasera y abrió la delantera.
—Asegúrate de decirle a El que sentarte adelante fue tu idea —dijo
mientras cerraba mi puerta.
—Le enviaré un mensaje de texto ahora y le diré que pedí sentarme
aquí.
—Genial.
Salió al tráfico en dirección a la casa de Samuel.
Envié el mensaje como dije que lo haría. Samuel respondió con el
pulgar hacia arriba.
—¿Cuánto tiempo has trabajado para Samuel? —le pregunté tratando
de romper el hielo y entablar una conversación.
—Casi cinco años.
185
—¿Qué hiciste antes de eso?
—Estafa. —Me miró y luego volvió a la carretera.
Supongo que buscaba una reacción, pero no tenía ninguna que dar. No
me sorprendió ni me dejó atónita. Es lo que es. Me esfuerzo por no juzgar a
la gente. Lo cual es una de las razones por las que odio que la gente me
prejuzgue.
—¿Qué te hizo empezar a trabajar para Samuel?
—Mi señora me hizo dejar las calles. No en el sentido de que me obligó
porque no lo hizo. Me amaba exactamente como era. Su amor es lo que me
obligó a cambiar.
—Vaya.
—La conocí cuando venía al barrio a cuidar a una de las señoras
mayores de la cuadra. Es una buena chica y no es del barrio, pero no caminó
agarrando su bolso ni nada de eso. Habló con todos los de la cuadra e iba a
cuidar de la señora Hattie. Hablé con ella, y me respondió, pero no de una
manera despectiva sino genuina, me preocupé por su bienestar de alguna
manera. La invité a salir, y ella me invitó a la iglesia.
—¿Dejaste de hacer ruido cuando empezaste a ir a la iglesia?
—No, no lo hice. No vi una vida fuera del ajetreo, pero sabía que tenía
que hacer algo. No podía perder el tiempo y ser encerrado o asesinado y
dejar a Savi. Hablé con mi pastor sobre mi dilema. Me conectó con El. El me
dio un trabajo en la sala de correo de la empresa. Era fiel a ser puntual,
hacer mi trabajo lo mejor que podía y no perder ni un día. Savi estaba
orgullosa de mí, pero yo estaba más orgulloso de mí mismo.
—Crecí con estafadores y pandilleros, así que esa era la única vida que
conocía, pero El y el pastor D me mostraron hombres que trabajaron duro
y tuvieron un impacto positivo en el mundo. Un día El me ofreció el puesto
para ser su asistente y el resto es historia. Me enseñó a construir crédito,
invertir y ahorrar dinero. He sido capaz de empezar los planes de una casa
para mi esposa, y estoy tomando cursos universitarios. Vivimos en una casa
en la propiedad de El aquí porque está cerca del trabajo de mi esposa en el
hospital.
Vi su casa cuando El y yo estábamos recorriendo su propiedad.
—Ray, eso es tan hermoso. ¿Cuánto tiempo llevas casado?
—Nos casamos hace un par de meses. Quería darle algo de estabilidad
antes de hacerla mi esposa. Ella me salvó. De verdad. No sé cuál iba a ser
mi final ahí fuera, pero no iba a ser agradable. Ahora, trabajando con El,
186
estoy expuesto a un lado completamente diferente de la vida que no sabía
que existía.
Continuamos nuestra conversación hasta que se detuvo en el frente de
la casa de Samuel. Estaba parado en la puerta con unos pantalones negros
de Nike y una camisa blanca sin mangas de Nike. Salió del marco de la
puerta y caminó hacia el auto. Abrió mi puerta y me ayudó a salir del coche.
—Hola —Sonrió.
—Hola. —Le devolví la sonrisa.
Me besó rápidamente.
—¿No te gusta que te lleven en auto?
—No. —Me reí entre dientes—. Quería ir delante y hacerle compañía a
Ray.
—Bueno, vuelve aquí y hazme compañía para el viaje a la pista de
aterrizaje.
Abrió la puerta trasera y me ayudó a entrar antes de que caminara
hacia el otro lado y se subiera al auto.
Me tomó la mano y me dio un beso cuando se instaló en el asiento
trasero. Nos tomamos de la mano para el corto viaje a la pista de aterrizaje.
Ray se detuvo junto a un avión negro con el logo de Valentine Law en la cola.
El salió del auto, dio la vuelta y abrió la puerta mientras Ray sacaba
nuestras maletas del maletero. Le pasó las maletas a un hombre que estaba
cerca del avión y giró hacia El y yo.
—Gracias —le dijo El a Ray.
—No hay de qué. ¿Necesitas algo más o estás bien? —preguntó Ray.
—No. Te veré el lunes por la mañana. Saluda a Savi de mi parte.
—Apuéstalo. Que tengas un buen fin de semana —dijo Ray mientras
volvía al auto.
Subimos las escaleras para entrar en el avión. Fuimos recibidos por la
tripulación y el capitán. La azafata me mostró mi asiento mientras El
conversaba con el piloto. Me impresionó su avión. Los asientos negros con
costuras doradas se reclinaban hasta el fondo en una posición plana para
dormir. El interior del avión estaba decorado con acentos dorados para que
coincidieran con los logotipos aleatorios de Valentine Law colocados
alrededor del avión. 187
El tomó el asiento junto al mío y se inclinó para besarme.
—Gracias por venir conmigo.
—Gracias por preguntar.
—Tengo la cena preparada para cuando aterricemos, pero ¿quieres algo
ahora?
—No, puedo esperar hasta más tarde.
—Hablando de lo que nos daremos un festín esta noche, ¿estás
tomando anticonceptivos?
—Sí, lo estoy. No creo que deba ser la mamá de nadie en este momento.
—No he descartado una familia en el futuro, pero sé que no puedo dedicarle
tiempo a un niño ahora mismo—. Tengo un implante llamado Nexplanon en
mi brazo.
—¿Te han hecho pruebas de enfermedades de transmisión sexual
recientemente?
—Esta es una conversación tan madura y responsable. —Sonreí—. Sí,
me hago la prueba en mi examen físico anual. Eres la única persona con la
que he estado desde que me hice la prueba. ¿Qué hay de ti?
—Me hicieron la prueba la semana pasada. Estoy bien. No puedo decir
que me hago la prueba cada año, pero sabía que quería explorar algo contigo
y quería asegurarme de que estabas a salvo conmigo. Pregunté sobre el
control de la natalidad porque no quiero perder el tiempo y dejarte
embarazada mientras aún intentas construir tu empresa. Te lo voy a decir
ahora; mi juego de extracción es basura. Usaré un condón si eso te
preocupa.
Nunca he tenido una relación en la que un hombre haya planeado con
antelación para protegerme. Normalmente están tan preocupados por cómo
se sienten, que rara vez me preguntan cómo me siento. Luché duro para
respirar a través de las emociones que sentí. No iba a llorar como una niña
pequeña, pero quería hacerlo.
—No, no tienes que usarlos. No quiero que lo hagas.
Me desabroché el cinturón de seguridad y me subí a su regazo. Se quitó
el cinturón de seguridad para darme la bienvenida a su regazo.
—¿Esto significa que podemos quitarnos las ruedas de entrenamiento?
—Definitivamente —dije mientras bajaba para besarlo.
188

El vuelo no fue lo suficientemente largo para que le hiciera las cosas


que quería hacerle a Averie, así que nos besamos un poco y luego nos
acomodamos en una cómoda conversación sobre el trabajo y la familia.
Aterrizamos en Charlotte y nos recibió mi chofer. Nos llevó al hotel en el que
normalmente me quedaba para mi viaje. Después de que tome la mayoría
de la propiedad del equipo, voy a construir una residencia aquí, para no
tener que pagar por los hoteles cada vez que los visite.
El mayordomo designado del hotel, Larry, nos recibió en la entrada.
Tomó nuestras maletas y las puso en un carro.
—Señor Valentine, tenemos su suite preparada, y la cena estará lista
en breve.
—Gracias. Esta es la señorita. Patterson. Tiene acceso ilimitado a mi
cuenta durante nuestra estancia. Cualquier cosa que necesite, por favor no
dude en proporcionársela.
Sentí a Averie apretando mi mano. Ni siquiera la reconocí.
Probablemente esté en algún tipo de “Puedo cuidarme sola” que no me
importa oír.
—Señorita Patterson. —Larry se inclinó hacia ella. Ella sonrió a cambio.
Seguimos a Larry hasta la suite del ático. Disfruté de las comodidades
que ofrecía el hotel, pero también estaba cerca de las oficinas de operaciones
de Stars.
—La mucama entrará a desempacar sus maletas mientras disfrutan de
la cena. ¿Hay algo más que necesite de mí antes de que vaya a la cocina a
revisar la comida?
—No, Larry. Gracias.
Desapareció detrás de la puerta de la cocina.
—El, no necesito que pagues...
—Detente. —Interrumpí—. Sólo voy a decir esto una vez. Soy un 189
hombre. No sé cómo ser otra cosa que un hombre. Si te pido que vengas a
algún lugar conmigo o que hagas algo conmigo, entonces te pagaré, punto.
Desafiarme en este punto es desafiar mi hombría. No desafíes mi hombría y
yo no te desafiaré a ti. Si quieres invitarme a algún lugar y pagar, entonces,
por todos los medios, hazlo. No quiero tener esta conversación otra vez.
Necesitaba ser firme con ella, para que entendiera mi posición. Me
encanta que sea independiente y que pueda cuidarse sola, pero conmigo, no
tiene por qué hacerlo. Nos quedamos mirándonos unos minutos antes de
que se diera la vuelta para mirar la habitación.
—Esta suite es hermosa.
—¿Eso es todo? ¿Cambiamos de tema?
—No tengo una refutación. —Se encogió de hombros—. Nos
entendemos. —Sonrió.
—Sí, es bonito. Déjame mostrarte algo.
La llevé a la pared de ventanas que daba a la zona alta de Charlotte. La
vista era espectacular. Me paré detrás de ella y la rodeé con mis brazos en
la cintura. Ella se amoldó en mi forma.
—¿Puedes ver el estadio a lo lejos?
Asintió.
—Señor Valentine, la comida está lista —anunció Larry.
Giré la cabeza y le hablé sin dejar a Averie y mi conexión.
—Gracias, Larry. Después de que el equipaje sea manejado, no te
necesitaré a ti o al personal por el resto de la noche.
—Les haré saber. Gracias, señor.
Volví mi atención a la ventana.
—Ese es el actual estadio de los Stars. Fue construido en 1988, lo que
lo convierte en uno de los estadios más antiguos de la liga. Hay unos sie te
que son más antiguos de los treinta. Eso significa que básicamente, todas
las demás organizaciones han invertido el dinero en la construcción de una
mejor experiencia para el equipo y para los aficionados. Una de mis primeras
ideas, cuando entré en el equipo, fue construir un nuevo estadio. Derribar
esta vieja monstruosidad y crear algo nuevo, innovador y que encaje en esta
ciudad que está experimentando un resurgimiento de la vida. El propietario
mayoritario no quería invertir el dinero. En su lugar, quería arreglar lo que
teníamos. Esa fue la primera pista de que iba a tomar la propiedad de este
equipo. 190
—¿Tomar la propiedad?
—Sí. ¿Ves esa fila de edificios marrones más allá del estadio?
—Sí.
—Esos edificios están situados en algunas de las propiedades que
compré. Compré veinticinco acres de bienes raíces. Planeo construir una
instalación de última generación después de adquirir la mayoría de las
acciones del equipo.
—¿El propietario mayoritario está buscando vender?
—No. No sabe que voy a ir. Planeo comprar a todos los propietarios
actuales y reemplazarlos con un equipo de inversión del que formo parte.
Esa es una de las reuniones que voy a tener mientras estoy aquí.
—¿Es un mal propietario?
—No. Malo no es la palabra que usaría para describirlo. Perezoso,
estancado, poco imaginativo, asustado de arriesgarse, sí; pero malo, no. Sé
que soy mejor hombre de negocios que él y que haré un mejor trabajo, así
que se lo voy a quitar.
Se dio la vuelta y puso sus brazos alrededor de mi cuello.
—Maldición, esa confianza me excita.
Se enderezó para besarme. La acerqué más intensificando el beso.
Agarré su trasero con ambas manos y moví mis besos de sus labios a su
cuello. Quería llevarla al dormitorio ahora mismo, pero necesitaba la suite
libre de todos los trabajadores, y necesitaba alimentarla primero. Me alejé
de mala gana.
—Nuestra comida va a estar fría.
Tomé su mano y la llevé a la cocina.

El chef preparó salmón glaseado con un chutney de mango, arroz


picante y judías verdes frescas. Estaba delicioso, pero no podía
concentrarme en lo bien que sabía porque lo único que quería probar ahora
era Averie. El personal terminó su trabajo y se fue, así que ella y yo éramos 191
los únicos en la suite. Parecía que le estaba llevando una eternidad terminar
su comida, pero eso es probablemente porque básicamente había inhalado
la mía.
—Vee, estoy haciendo lo mejor para dejarte terminar tu comida, pero
estoy a un segundo de tirar toda esta comida al suelo y llevarte a esta mesa.
¿Podemos ir al dormitorio ahora?
Inclinó la cabeza hacia un lado y se lamió lentamente los labios, luego
tomó su vaso de agua y bebió un sorbo sin romper el contacto visual.
—¿Quieres follarme, El?
—Más que nada de lo que he querido en mucho tiempo.
Se levantó de su asiento al otro lado de la mesa y caminó hacia mí. La
observé, hipnotizado por la forma en que su cuerpo se movía mientras se
dirigía hacia mí. Se detuvo frente a mi silla y se quitó los tirantes del vestido
de los hombros y dejó que cayera al suelo. Llevaba un sujetador de color de
encaje nude y bragas a juego. El material marrón que descansaba sobre su
piel marrón era visualmente impresionante y me hizo querer quitarlo
inmediatamente. Me moví para levantarme de la silla.
—No —susurró, y me empujó suavemente a mi asiento—. No he
terminado mi comida.
Se puso de rodillas, alcanzó la cintura de mis pantalones de chándal y
empezó a bajarlos. Me levanté del asiento para ayudarla a quitarlos. Estaba
duro como una roca y estaba listo para lo que estaba a punto de suceder.
La primera sensación de su aliento cerca de mí me hizo trabajar duro para
mantener el gemido femenino que quería soltar. Los hombres no gimen.
Gruñimos o quejamos, no gemimos. El primer golpe de su suave y cálida
lengua empujó ese gemido más cerca de la superficie, pero me mantuve.
Solté una respiración pensando eso estuvo cerca. Me lamió de nuevo desde
la base hasta la punta y luego sin ninguna mano me succionó dentro de su
boca. No estaba preparado para esa maniobra, y perdí mi tarjeta de hombre.
Me quejé, fuerte. Trabajó con su boca a lo largo de mi cuerpo sin tocarme
con sus manos. Luego me acarició con la mano mientras me tomaba todo el
cuerpo. Casi me levanto de la silla. Bueno, me levanté un poco de la silla.
Su juego de cabeza era fenomenal, y estaba muy cerca de explotar. Entré en
un ligero pánico tratando de encontrar una manera de controlarme o iba a
disparar a su garganta.
—Vee. —Me empujé fuera mientras encontraba la fuerza para alejarme.
Me miró confundida. 192
—Tenía que detenerte —exhalé.
—No, no lo hiciste. —Se acercó más.
—Sí, lo hice. —Impedí que me tocara. Estaba a un toque de necesitar
una siesta.
Me levanté de mi asiento, la levanté conmigo y la llevé al dormitorio.
Entramos en el dormitorio, y una música suave sonaba a través de los
altavoces. La mucama debe haberla encendido antes de irse. Le quité
lentamente el sostén y las bragas.
—Es mi turno —dije mientras me inclinaba para capturar su boca. La
levanté del suelo y la llevé a la cama. La puse de espaldas en medio de la
cama. Abrí sus piernas y vi su montículo afeitado brillando por su humedad.
Quise zambullirme en ella, pero tenía que mostrar algo de autocontrol y
satisfacerla como ella me satisfizo a mí, excepto que no me importa lo que
diga, voy a hacerla venir.
Lamí la humedad que vi antes de succionar suavemente su perla en mi
boca.
—¡El! —gimió.
Lamí y chupé hasta que oí las palabras mágicas:
—No te detengas, El. Justo ahí.
Sabía que había encontrado su punto dulce y planeaba trabajar en él
hasta que se deshiciera. Sabía que se estaba acercando cuando sus muslos
empezaron a cerrarse alrededor de mi cabeza. Ajusté mi posición y me agarré
a sus muslos, para que no pudiera cerrarse y siguiera dándome un festín.
Cuando se dio cuenta de que no podía cerrar los muslos, sus manos se
dirigieron a mi cabeza tratando de alejarme. No me detuve hasta que gritó
mi nombre y todo su cuerpo se volvió blando.
Solté sus muslos y subí por su cuerpo hasta llegar a su boca. Estaba
muy sexy y estaba ahí tumbada, saciada. Le di un suave beso en los labios.
Abrió los ojos y sonrió. Sonreí y la volví a besar. Volví a bajar por su cuerpo
para posicionarme en su apertura. Abrió sus piernas más ampliamente
invitándome a entrar.
—Haz que me corra de nuevo, El.
Me encanta cuando habla.
Entré en ella por primera vez sin ninguna barrera entre nosotros. Sentí
su calidez y suavidad rodeando mi dureza. Era la combinación perfecta. Las
sensaciones fueron completamente diferentes sin el condón. Entré y salí 193
lentamente saboreando cada golpe. Quería sentirla. Quería memorizar su
suavidad, su humedad, su profundidad. Quería recordar lo que hice para
hacerla gemir, gritar o agarrar mi espalda. Quería estudiarla, para poder
complacerla cada vez.
—El, te sientes tan bien, nene. Maldición —gimió cuando puse sus
piernas sobre mis hombros y aumenté el ritmo.
Sentí sus manos en mis muslos tratando de regular mis movimientos.
Sabía que había encontrado el lugar donde iba a trabajar hasta que se
corrió. Moví sus manos de mis muslos y las puse a sus lados.
—No hay ruedas de entrenamiento, ¿recuerdas? Estás a punto de
tomar todo esto.
Me puse de rodillas, la acerqué y empecé a enterrar todo mi cuerpo
dentro de ella.
—¡EL! —gritó justo antes de que sus piernas empezaran a temblar y su
coño empezara a apretarse—. Me vengo. Vente conmigo —gritó.
Después de varios golpes más, nos vinimos juntos. Mi pecho se apretó,
y mi estómago se apretó mientras experimentaba el orgasmo más
satisfactorio de mi vida. Esto es lo que los hombres buscan encontrar toda
su vida, este único encuentro. Esta experiencia fue digna de sollozo, pero en
vez de llorar, la acerqué a mí y la abracé fuerte mientras ambos nos
dormíamos.
Me desperté a la mañana siguiente con una Averie desnuda acurrucada
a mi lado. Tenía una reunión a las ocho en uno de los salones privados del
hotel. No quería dejarla, pero no podía llegar tarde a la reunión. Me deslicé
lentamente de la cama y fui al baño para prepararme.
Terminé en el baño y fui al armario para ponerme mis pantalones
negros y mi camisa de vestir negra. Estaba metiendo mi camisa cuando la
oí agitarse en la cama. 194
—Hola. —Sonrió con una sonrisa hermosa, aunque tenía marcas de
arrugas en la cara por la almohada y con los ojos pesados.
—Hola, ¿hice demasiado ruido?
—No, no lo hiciste. Ni siquiera sabía que estabas despierto. ¿Vas a tu
reunión?
—Sí. No sé cuánto durará, pero tengo planes para nosotros esta noche.
—No hay prisa —dijo mientras se estiraba con sus manos sobre su
cabeza. Las mantas cayeron, exponiendo sus firmes pechos llenos. Mi boca
se aguó.
Lanzó sus piernas sobre el costado de la cama y se dirigió al baño. Salió
unos minutos después, todavía desnuda, caminó hacia mí y me dio un
rápido beso.
—Tengo trabajo que hacer, tómate tu tiempo. Estaré aquí cuando
regreses.
Sonrió, me rodeó y se puso el albornoz que colgaba del armario.
—Larry sabe que pedirás el desayuno esta mañana. Llama al número
que te dio, y se encargará de todo. Sé que dijiste que tienes trabajo que hacer
pero, tengo el spa en espera por si decides que quieres ir y usar los servicios.
—Está bien.
Se sentó en el escritorio de la habitación y sacó su portátil de su bolso.
Terminé de vestirme y la besé en la frente.
—Te veré luego.
—Ve a conquistar. —Guiñó.

Les había pedido a los hombres con los que me reuniría que
mantuvieran la reunión en completo secreto y que no discutieran que nos
reuniríamos. Hace veinticuatro horas, Ray envió un mensaje a los hombres
informándole de la ciudad donde sería la reunión. Hace dos horas, envió la
localización de la sala de juntas. Nadie conoce mi lista de invitados excepto
Ray y mi contador, quien también asistirá. Mis invitados no saben
exactamente lo que voy a proponer, pero saben que es una oportunidad de
inversión. Como Ray se tuvo que quedar atrás, me encargué de organizar la 195
habitación. El chef estaba preparando el desayuno, y luego de que la
habitación estuviera limpia del desayuno, la reunión empezaría.
Countee y sus hermanos, Langston y Amiri, fueron los primeros en
llegar.
—¿Qué pasa, El? —dijo Countee mientras me extendía el puño.
—¿Qué pasa, Count? —respondí —. Langston, Amiri, es bueno verlos
de nuevo.
Todos estrechamos las manos.
—Encuentren un asiento y pónganse cómodos.
Charlamos por unos minutos antes de que el siguiente grupo de
hombres llegara; Xavier y sus hermanastros; Roman, Ezekiel y Paxton
Bluette. Había conocido a los Bluettes por medio de Xavier y formé una
rápida amistad con cada hombre. Admiraba la forma en la que habían
adquirido su fortuna a través de trabajo duro y perseverancia. Paxton se
encargó de mi contabilidad personal e inversiones y me ha conseguido una
abundancia de dinero.
Estreché la mano de cada hombre a medida que tomaban asiento en la
mesa. Roc fue el último en llegar.
—¿Qué pasó, dios? —Roc y yo nos abrazamos.
—Todo está bien, Sol —respondí.
Roc se sentó junto a mí.
—Le he pedido a Paxton que suministre una caja de seguridad especial
para todos sus dispositivos electrónicos. Lo que estamos a punto de discutir
deja esta habitación hasta el momento adecuado.
Todos colocaron sus teléfonos en la caja de seguridad. Pax ingresó un
código y la cerró.
Tuvimos desayuno de cocina sureña y charlamos hasta que todos los
platos estuvieron limpios y el personal de servicio hubo removido todo.
—Gracias a todos por venir. Gracias por adherirse a las notificaciones
de último minuto. Como todos saben, soy copropietario de la Liga Superior
de Béisbol Charlotte Stars. Tengo aproximadamente cuarenta por ciento de
las acciones en el club. La mayoría de hombres en mi posición estarían
felices con ese número, pero yo no. Cuando Theodore Wolfe, el actual socio
mayoritario del equipo se contactó para ver si estaría dispuesto a invertir,
pensó que entraría con una pequeña inversión como Orville o Alphonso, los
otros propietarios, de cinco por ciento. 196
—Pensó que añadir algo de color al grupo haría la oferta más atrayente
porque podía decir que el equipo era propiedad de una minoría. No estaba
preparado para que comprara el cuarenta por ciento. Mi inversión sacó
algunos de los dos uno y dos por ciento de la gente. A medida que los años
han pasado, he comprendido que quiero poseer el equipo. No quiero ser la
ficha negra en el grupo de inversión. Quiero crear un grupo de inversión
totalmente negro y arrebatarle el equipo a Ted. Los he citado a todos ustedes
aquí porque quiero ofrecerles la oportunidad de convertirse en parte de mi
grupo de inversión; El Grupo Ujamaa.
Abrí mi bloc de notas, saqué una representación artística y la pasé
alrededor de la mesa.
—He adquirido un terreno aquí en la ciudad donde quiero construir un
estadio de béisbol nuevo, completo con un techo retráctil, tienda adjunta y
área de entretenimiento. Este es un dibujo de lo que estoy proponiendo.
Quiero nombrar el estadio Walker Memorial Stadium en honor al primer
jugador negro de la MLB, Moses Fleetwood Walker.
—Jackie Robinson fue el primer hombre en jugar para un equipo de la
MLB —corrigió Roc.
—Pensaba lo mismo también hasta que hice un poco de investigación
y descubrí que Robinson no fue el primero. Fue el primero en tener una
carrera completa, pero no el primero en jugar.
Esperé para tener el dibujo de vuelta antes de continuar.
—Creo en la familia. Creo que las familias deberían trabajar juntas para
alcanzar una meta en común. No lidiaré con demasiadas personas fuera de
mi familia empresarial o mi familia natural. Es por eso que todos están
sentados en esta mesa. Ofreceré a todos los propietarios vigentes del equipo
un precio de adquisición. Los hombres con los menores porcentajes no
tendrán problema en tomar el dinero. No están invertidos en hacer que el
equipo sea u éxito. Solo lo ven como un acuerdo de negocios.
—Yo, por otra parte, estoy muy interesado en el equipo como un todo,
no solo por la ganancia financiera. El accionista mayor tendrá un pequeño
problema de ego e intentará resistir. Creo que con el dinero que recaudemos
como un grupo, la tendrá difícil para rechazarlo. Haremos historia al ser el
primer grupo de inversión totalmente negro en adquirir un equipo de la
MLB. Pondré el sesenta y cinco por ciento del capital. Dividiremos el resto
entre todos ustedes.
—Sí, eso dejará treinta y cinco por ciento para que recaudemos. He 197
mirado los portafolios de todos, y eso no será una dificultad para ninguno
de nosotros. Les presentaré formalmente la cantidad exacta de dólares una
vez que todos firmemos el contrato y aprobemos esta aventura —dijo Paxton.
—Ya he hablado con Wesley Phillips, al actual jardín central. Ha
aceptado venir y trabajar en nuestra oficina principal para cumplir el resto
de su contrato con el equipo. Como empecé a decir antes, los accionistas
minoritarios serán fáciles de liquidar. El problema va a ser el socio mayor.
No porque no le guste el dinero, sino porque teme ver a un hombre negro
ganar.
—Bien puede prepararse para eso, entonces. Vamos a ganar —dijo
Langston.
—Sí, lo haremos, caballeros. Sí, lo haremos.

Pedí el desayuno luego de ducharme y vestirme. Larry me mostró mi


oficina en la suite que estaba completa con un escritorio y una cómoda silla.
Estaba mirando mi calendario y me di cuenta que la reunión que Caroline
programó con Trevor Bell era la otra semana. Estoy interesada en descubrir
por qué asumió reunirse con él.
—¿Hola? —respondí mi teléfono después de ver el nombre de Mami en
la pantalla.
—Hola, cielo.
—Hola, mami. ¿Cómo estás?
—Estoy bien. Estaría mejor si hubiera puesto mis ojos sobre ti en el
último mes al menos.
No había visto a mis padres desde la cena en su casa donde me
preguntó si era gay frente a la familia. No estaba evitando per se, pero no
estaba de humor para lidiar con la presión que ponía sobre mí.
—He estado trabajando casi que sin descanso, mami.
—Lo sé. Tu padre y yo te vimos en televisión luego de que ganaras ese
gran caso. Estamos orgullosos de ti. 198
—Lo sé, recibí el mensaje de papá lleno de emoticonos, pero gracias.
—¿Cómo fue tu cita con el doctor Timms?
—Uhmm, no salió tan bien. No éramos el tipo del otro.
Contuve la respiración esperando a que entrara en una completa
diatriba sobre mi vida sentimental.
—Dijiste que has estado trabajando, pero no estás trabajando fuera de
la ciudad, ¿verdad?
Alguien delató.
Les dije a mis dos hermanas que iba a salir de la ciudad con Samuel,
pero también les dije que lo mantuvieran para ellas. No había forma de saber
cuál soltó la lengua.
—¿Vas a contarme sobre él?
Realmente no quería tener esta conversación con ella sobre Samuel.
Sabía que iba a llevar demasiado lejos y empezar a preguntar sobre
matrimonio y bebés.
—¿Averie?
—¿Sí, señora?
—Lo siento por avergonzarte durante la cena familiar. Algunas veces
mi boca se me adelanta. Honestamente no era mi intención herirte. Te estoy
pidiendo que me perdones porque me encantaría escuchar sobre este nuevo
hombre en tu vida.
—Mami, nunca fue cuestión de perdonarte. No tienes que disculparte
por preocuparte por mí, pero lo llevas demasiado lejos. Me he partido la
espalda para enorgullecer a papi y a ti, pero no ves eso. Todo lo que ves es
que no tengo un hombre en mi vida. ¿Sabes cómo me hace sentir eso? Me
hace sentir horrible.
—Siempre me hiciste sentir como que las elecciones que he tomado en
mi vida de quedarme en casa y criarte a ti y a tus hermanas y hacer un
hogar para tu padre de alguna manera me hacían menos mujer. Como si de
alguna manera mi título hubiera sido desperdiciado porque me enorgullecía
de ver a mi familia triunfar.
Me senté.
—Mami, ¿de qué estás hablando? ¡NUNCA he dicho eso sobre ti!
199
—No tuviste que hacerlo. Veía cómo admirabas a esos jueces para los
que trabajabas. Hablabas sobre ellos sin parar. Rechazaste la idea de tener
un esposo y familia por ellos.
Nunca la había escuchado decir esto antes. Trajo lágrimas a mis ojos.
No cayeron, pero estaba desconsolada de que sintiera que la había
irrespetado o desestimado.
—Te voy a hacer videollamada, cuelga.
Esperé para asegurarme que la llamada estuviera desconectada para
hacer la videollamada.
—Mami, necesito que me escuches y me veas cuando diga esto. Nunca
he respetado a otra mujer más que a ti. Nunca he amado a otra persona
más que a ti. Honestamente me disculpo si mis acciones, palabras o la falta
de ellas alguna vez te llevaron a asumir que no te tengo en la más alta
estima. Incluso aunque merodees y te vuelvas toda mamá loca o me arregles
citas con perdedores, no te amo o te respeto nada menos.
Enjugó las lágrimas de su rostro.
—¿Hablas en serio?
—¡Mami! ¡Vamos! ¡No tuve ninguna aspiración profesional por años,
excepto ser una ingeniera domestica justo como tú!
Se rio en medio de las lágrimas.
—Supongo que fue tu tiempo lejos en la universidad lo que causó la
desconexión. Solo no sabía dónde encajaba en tu vida y entonces pensé que
todas las elegantes mujeres tomaron mi lugar. Entonces, me enfoqué en lo
que ellas no se podían enfocar, y eso era que tuvieras la familia y el esposo.
Lo siento.
—Entiendo y te agradezco por reconocer que ambas hemos jugado
papeles en nuestra reciente dinámica. Te amo más de lo que podría describir
alguna vez.
—También te amo. ¿Así que terminó mi castigo? ¿Puedo conocer a
Samuel?
—¡Agh! ¿Te dijeron su nombre y todo?
—Soy la mamá. No pueden ocultarme nada. ¿Puedes traerlo a cenar el
próximo domingo? Prometo que tendré el mejor comportamiento.
—Le preguntaré, pero no puedo prometer que aceptará. 200
—¿Está ahí ahora? Podría saludar.
—No, no está aquí. Tenía una reunión. Le preguntaré sobre la cena. Lo
prometo.
—¡Genial! Cocinaré todos mis mejores platos.
—Mami, no tienes que impresionarlo. Ya me he ocupado. —Guiñé.
—Ese es tu padre en ti. —Se rio.
Hablamos por unos minutos y luego colgamos. No sabía si Samuel
estaba listo para conocer a mis padres, pero supuse que no haría daño
preguntar.
Trabajé por unas cuantas horas y luego me recosté por una siesta.
Estaba intentando permanecer despierta por Samuel, pero estaba agotada.
Sentí a alguien besándome suavemente. Abrí mis ojos y vi a Samuel
yaciendo junto a mí. Miré mi reloj y me di cuenta que había estado dormida
por al menos dos horas.
—Hola. —Sonrió —. Estaba intentando dejarte dormir, pero me aburrí
y vine a molestarte.
—Suenas como el niño en las pijamadas que se queda dormido al
último. —Me reí mientras me estiraba —. ¿Cómo estuvo tu reunión?
—Fue productiva. ¿Cómo estuvo tu mañana?
—Bien. No conseguí terminar mucho trabajo, pero tuve una muy
necesitada conversación con mi madre.
—¿Está todo bien?
—Sí. Lo está ahora.
—Bien. ¿Cómo estas con tu derecho contractual?
—Oxidada, tengo un socio que maneja eso por mí.
—Voy a necesitar contratar a un buen abogado para que redacte estos
contratos para mí.
—Oh, bueno, necesitas seguir buscando porque soy una gran abogada.
Escaló sobre mí.
—Puedo pagarte en más de una forma. —Besó mi cuello.
—Está bien, de acuerdo. Me has convencido.

201

Fui a una de las otras habitaciones en la suite para vestirme por la


noche para que Averie pudiera tener el baño más grande para ella sola.
Había planeado sacarla a cenar y mostrarle la ciudad, pero me informó que
había hecho planes para nosotros por la noche. Me ordenó vestir
cómodamente y usar zapatos deportivos.
Me puse un polo amarillo, pantalones de mezclilla mis zapatillas altas
Giuseppe. Esperé por ella en la sala de la suite.
Salió vistiendo un crop top blanco que enseñaba su mitad inferior,
vaqueros ligeros que se asentaban sobre su cintura baja y abrazaba sus
caderas y un par de zapatillas Puma blancas.
—¿Vee, a dónde vamos, y tendré que herir a alguien por mirarte en esos
pantalones?
—Vamos a tener algo de diversión. Larry me ayudó a planear la noche
y no, pueden mirar, pero tú serás el que los quite esta noche.
—Hecho.
Tenía un auto esperando para llevarnos a nuestro destino. Condujimos
por casi una hora antes de que entráramos a una carretera de tierra y la
siguiéramos a un claro. Era una inmensa pista de coches completa con
pacas de heno como paredes y un signo de parar e avanzar. No había ido a
una pista de coches desde que era un adolescente.
—¿Cómo supiste de este lugar?
—Larry lo sugirió. Dijo que no mucha gente de la ciudad sabía sobre
eso, por lo que deberíamos divertirnos sin las multitudes.
La seguí a la pequeña caseta que habían puesto como un puesto de
boletos. La mujer en el puesto preparó dos pulseras para que usáramos y
luego nos dirigió al instructor de seguridad. El instructor explicó las reglas
de la pista y las medidas de seguridad que necesitábamos tomar para
asegurarnos que nadie se hiriera.
Averie y yo escogimos los autos que estaban uno junto al otro en la
línea de inicio.
—Quiero que sepas que esta paliza en el trasero que estás a punto de 202
recibir no es personal —dijo Averie inclinándose desde su auto.
—La última vez que alguien me venció en una carrera de coches fue,
nunca. Sin lágrimas cuando pierdas.
—Lo que sea, Valentine.
El tipo de pie entre nosotros contó hacia atrás desde tres y ondeó su
bandera cuando la señal cambió a verde. Azoté mi pie en el acelerador y
observé el auto de Averie acelerar frente a mí. Miré alrededor comprendiendo
que no me había movido. El chico de la señal se movió rápidamente a la
parte trasera de mi auto e hizo algo y luego me dijo que lo intentara de
nuevo. Esta vez mi auto saltó hacia adelante. Miré al frente para ver a dónde
se había ido Averie. Ya había dado su segunda curva. No parecía que tendría
tiempo para alcanzarla antes de que nuestras tres vueltas terminaran. Puse
el pie en el acelerador y terminé justo detrás de ella. Me acercaría a pasarla,
pero ella maniobraría su auto y me cortaría. En la última vuelta, cometió el
error de tomar el carril externo en una curva que me permitió la oportunidad
de meterme al interior de la curva y pasarla. La vencí en la línea final por
segundos.
—¡Hiciste trampa! —gritó tan pronto como su auto se detuvo junto al
mío.
—¡Trampa! ¿Cómo podría hacer trampa cuando tuviste un minuto
entero de ventaja antes de que incluso empezara?
—Los tramposos siempre tienen excusas, pero eso está bien.
¡Hagámoslo de nuevo sin excusas y veamos quién gana!
Corrimos dos veces más. Ganó una, y yo gané la otra.
Luego de la última vuelta, la ayudé a salir de su auto.
—Déjame escucharlo, Patterson. ¿Quién es el mejor conductor de
carritos? —Acuné mi mano alrededor de mi oreja y me incliné hacia ella.
—Bien, tú lo eres, Valentine.
—Esa es una buena chica —dije mientras tiraba de ella por un beso
antes de que camináramos al auto.
Fuimos a otro lugar y jugamos golf en miniatura, luego jugamos una
partida súper competitiva de pistolas laser.
Me aniquiló en pistolas laser, pero la vencí en minigolf. Compartimos
una pierna de pavo ahumado y pastel de embudo en nuestro camino de
regreso al hotel. 203
—Tuve una buena noche contigo, Vee.
—¿Sí? —Sonrió —. También me divertí contigo. Incluso aunque hicieras
trampa.
—Lo que sea. Eres una terrible perdedora, y soy bueno en lo que hago.
—Estás bien. —Sonrió.
—Nunca he ido a una cita en la que mi cita pague. Gracias. Tuve una
noche genial.
—Entonces, ¿me dejarías hacerlo de nuevo?
—Sí, lo haría. Hagamos lo que dije más temprano nuestro acuerdo. Si
yo planeo, yo pago. Si tú planeas, tú pagas.
—Está bien. ¿Y qué si es espontáneo?
—Yo pago.
—¿Por qué?
—Porque te vencí en la respuesta. Deberías haber dicho “si es
espontaneo, pagaré”, pero hiciste una pregunta, te di una respuesta.
Conoces las reglas, abogada.
—Tienes razón. Me tienes. ¿Y si uno de nosotros rompe el acuerdo?
—Entonces el otro impondrá la sanción. ¿Podemos darnos la mano?
—Besémonos. Eso lo haré más oficial.
Me reí y tiré de ella más cerca de mí en el asiento trasero y la besé.

Me divertí tanto con El ayer. Luego del completo discurso de no me


retes por mi masculinidad, decidí que lo llevaría a una cita. No se quejó o se
estiró por su cartera en todo el tiempo. Me agradeció. Sus reacciones a las
cosas me sorprenden a veces, pero me gusta. No es un típico alfa, rígido y
tenso. Quiero decir, puede serlo, pero cede un poco, permitiéndome ser yo.
Mi vena competitiva es un obstáculo para un montón de hombres, pero 204
con El, la acepta y me reta. No me deja ganar nada. Trabaja duro para
vencerlo cuando parecía que lo hacía todo sin esfuerzo. De hecho se
regodeaba cuando ganaba. No puedo culparlo, habría hecho lo mismo. Hice
un odioso baile de celebración cuando gané en las pistolas laser. Se rio y me
vitoreó. Sonreímos y nos reímos un montón y no mencionamos el trabajo o
la ley una sola vez en la noche entera. Fue refrescante. Larry tenía la cena
esperándonos cuando regresamos, luego ambos tomamos duchas y nos
dormimos. Había planeado modelar alguna de mi nueva lencería, pero me
dormí esperando que terminara en la ducha y debió haber estado cansado
porque no me despertó.
Desperté a la mañana siguiente y fui recibida por su erección matutina
pinchándome la espalda. Tomé eso como una invitación y lo desperté con
un recuento matutino. Me respondió, y nos quedamos dormidos de nuevo.
Nos levantamos un par de horas después y nos preparamos para asistir
al juego local de los Stars. Había traído mi camiseta de los Cardinals para
usar en el juego.
—¿A dónde crees que vas con eso?
Bajé la mirada a mi vestimenta completa con desgastados pantalones
y zapatillas Nike Air blancas.
—¿Al juego?
—No hay manera en la que la novia de uno de los propietarios pueda
entrar al estadio con una camiseta de los Cardinals puesta.
—¿La novia?
—La novia —confirmó.
—¿Cuándo adquirí ese título?
—Probablemente la primera noche que tuvimos sexo, y tú seguías
diciéndome que era mío entonces, lo reclamé. —Se rio entre dientes.
—Cállate. —Golpeé su brazo.
—¿No te gusta el título, o no es mío?
—Sabes que es tuyo, y amo el título.
No puedo creerlo, pero realmente me gusta ser llamada su novia. Nunca
me habían gustado los títulos, pero quiero que me reclame de la misma
manera en la que quiero reclamarlo.
—Hablé con mi mamá ayer, y quería que te preguntara si querías cenar
en su casa el próximo domingo. Le dije que estabas ocupado, pero que 205
preguntaría.
—Oh, ¿ahora quién va a ser presentado a los padres?
—Quiero decir, te lo ganaste. —Me encogí de hombros.
—Sí, cenaré en la casa de tus padres.
—No revisaste tu agenda.
—No importa. Si hay algo en mi agenda, está cancelado ahora. —Colocó
un rápido beso sobre mis labios—. Ahora quítate esa camiseta antes de que
empieces una pelea con uno de estos fanáticos. Sabes que odian a los
Cardinals porque nos vencieron en la Serie Mundial el año pasado, cuatro
carreras a una. Fue brutal. Yo, por otra parte, he sido fanático de los
Cardinals desde que nací, así que es agridulce. Todavía animo a los
Cardinals cuando no juegan contra nosotros. Son mi primer equipo, pero
voy en su contra cuando juegan contra nosotros.
Fue al armario y regresó sosteniendo una camiseta negra con una
estrella de plata en el medio. La palabra Stars estaba bordada en negro a
través de la estrella.
—Aquí, colócate esta. —Me extendió la remera. La volteé y vi mi apellido
en mayúsculas plateadas cuando un gran número uno debajo. Me apresuré
y removí mi camiseta de los Cardinals y la reemplacé con la de Stars.
—Sí, eso está mucho mejor.
Llegamos al estadio cerca de treinta minutos antes de que el juego
comenzara. Fuimos escoltados a la sala del propietario por uno de los
anfitriones.
Las personas estaban pululando en la habitación, bebiendo, comiendo
y hablando. Samuel me presentó al socio mayoritario y su esposa. Parecían
personas amigables. Conocí a un par de los otros socios y sus familias.
Todos nos acomodamos en nuestros asientos y nos preparamos para que el
juego empezara.
—¿Sabes algo sobre el béisbol?
—¿Aparte de buenos cacahuetes y Cracker Jacks1?
—¿Entonces es un no?
—Es un sólido no. Voy al menos a un partido de los Cardinals cada
temporada, pero estaría mintiendo si dijera que realmente sabía lo que
estaba ocurriendo. Vitoreo cuando todos los demás vitorean, básicamente. 206
—No es un deporte difícil de aprender. Hay reglas pero ni de cerca tanta
como el fútbol o básquetbol. Las posiciones son sencillas, y hay realmente
solo nueve jugadores para mantener el juego entero. No hay un montón de
sustituciones excepto por el lanzador.
—¿Quién es la estrella del equipo?
—¿Ves a ese tipo allí en el medio? Esa posición es llamada centro
medio, y su nombre es Wesley Phillips. Es el líder del equipo, pero tenemos
muchas estrellas, sin doble sentido.
—Espera, ¿es el que posó en la portada de la revista con el casco?
Samuel crispó su rostro.
—Digo, vamos, ¿cómo pude no haberlo reconocido?
—Siéntate y mira el juego, Patterson.
Por la duración del juego, El se sentó junto a mí y explicó lo que estaba
ocurriendo. Al final, Stars venció a Seattle Mariners, diez a cinco. Fue un
juego emocionante. Fue más emocionante ver lo emocionado que estaba
Samuel y sabiendo que las ruedas en su cabeza estaban girando sobre
apoderarse del equipo.
Luego de que el partido terminara, me llevó a la casa club para conocer
a algunos de los jugadores. Me presentó a cada jugador y me dijo algo

1 Marca de palomitas de maíz cubiertas de jarabe, maní.


profesional y personal sobre cada uno. Estaba impresionada por su
conocimiento del equipo y la forma en que todos lo respetaban.
El único jugador al que me presentó usando mi nombre y apellido fue
a Wesley. A todos los demás me presentó como la señorita Patterson.
—Wesley, esta es Averie. Averie, este es Wesley, el centro medio del
equipo y mi amigo.
—Un gusto conocerte, Averie.
Wesley y Samuel tenían casi la misma altura y constitución. La tez
acaramelada de Wesley y el arenoso cabello rizado eran un imán para las
mujeres, estoy segura que tenía dientes perfectamente derecho y blancos y
un hoyuelo en su barbilla. Era incluso más apuesto que en las fotografías.
No podía hablar por cómo lucía su cuerpo de cerca porque estaba
completamente vestido.
Él y Samuel discutieron el juego mientras yo me quedaba cerca 207
analizando las cosas a mi alrededor. Cada tanto regresaba a la conversación
y escuchaba cosas sobre carreras impulsadas y errores. Wesley sonreía un
montón y corría sus dedos a través de sus rizos sueltos. Un montón de
mujeres habían intentado tener esos rizos con barras pero nunca lo
alcanzaron a su estado.
—¿Te recuperarás aquí o en Ragston? —preguntó Samuel.
Me había perdido el preámbulo a esta conversación, así que no tenía
idea acerca de qué necesitaba recuperarse.
—Ragston, con mi padre. Los doctores están diciendo que puedo
regresar al campo a finales de agosto, así que eso es lo que estoy esperando.
—¿Estás enfermo?
—No, señora. Me he roto el pulgar demasiadas veces. Voy a tener que
restablecerlo quirúrgicamente y un alfiler en el hueso. Lo he aplazado por
demasiado.
—Oh bueno, estar cerca de la familia debería ayudarte a recuperar. A
menos que sean como mi familia y te vuelvan locos.
—No, no tengo la oportunidad de pasar extensos periodos de tiempo
con ellos, así que será bueno. Además, estaré en casa para la decimoquinta
reunión de la secundaria. Me la habría perdido si no hubiera tenido la
cirugía.
—De acuerdo, hombre. Te comprobaré y probablemente encontraré
algo de tiempo para ir a Ragston —dijo El mientras le daba un abrazo a
Wesley.
—Seguro. Trae a Averie también. Estoy seguro que lo disfrutará.
—Un gusto conocerte, Wesley.
—Igualmente, Averie.

208
Capítulo 12

A
terrizamos el domingo por la noche después de pasar un rato
increíble en Charlotte. Después de pensarlo, fue el primer viaje
que hice en mucho tiempo. No quería irme.
Samuel pasó por su apartamento y recogió ropa para el lunes, y luego
pasó la noche en mi casa.
Me desperté antes que él y preparé el desayuno para nosotros. Debió
oler la comida cocinándose y entró en la cocina para encontrarme. 209
—Buenos días. —Me besó en la frente.
—Buenos días. Te estoy preparando un poco de tu tocino de pavo,
huevos y tostadas francesas. Toma asiento.
—¿Cuándo compraste tocino de pavo? Pensé que no te gustaba.
—En realidad, sí me gustó. No reemplaza al cerdo por ningún tramo de
la imaginación, pero es una buena marca. Le pregunté a Lita el nombre
antes de salir de la casa de Wentzville ese fin de semana.
Puse su plato delante de él y me senté a comer.
—¿Por qué estás despierta tan temprano?
—Tengo algunas cosas en la cabeza sobre la empresa. Uno de mis
principales litigantes tiene una reunión con Trevor Bell de Bell Towers...
—Y McIntyre. Sé quién es él.
—Bueno, cuando empecé el bufete, y estábamos haciendo olas y
ganando casos, él trató de comprarme, más de una vez. Le dije que no quería
fusionarme con un gran bufete. Esa fue una de las razones por las que dejé
el gran bufete para empezar el mío propio. No quería enredarme en la red
del “buen chico”. Necesitaba saber que me reconocerían por mi trabajo duro
y que tres hombres blancos nunca se fijarían en la pequeña niña negra. De
todos modos, seguía diciendo que no, y él seguía preguntando. Finalmente,
se fue, pero es un depredador, y no quiero hacer ningún negocio con él.
Ahora, mi socia se ha reunido en secreto con él, y voy a tener que irrumpir
y romper esa mierda. Ella lo sabe bien. Lo peor es que intentó tener la
reunión mientras yo estaba trabajando en el caso de Roc. Supongo que
pensó que el juicio llevaría más tiempo y que yo no me enteraría.
—¿Cómo te enteraste?
—Liddy se enteró. Ella lo sabe todo.
—¿Cuál es tu jugada? ¿Cómo está la seguridad en el edificio? ¿Quieres
que le pida a Count que envíe a alguien por si acaso?
—Mi movimiento es sorprenderlos y llegar al fondo del asunto. Quiero
patearle el culo a Caroline, pero tengo que mantenerla semi-cerca hasta que
descubra su ángulo. La seguridad del edificio es legítima. Si los llamo,
vendrán, pero Bell es demasiado listo para tener un enfrentamiento público.
Gracias por ofrecerte, pero no necesitaré a Countee. Son negocios. Puedo
manejar los negocios.
—Te escucho y estoy de acuerdo. Me gustaría añadir que, si Bell sale 210
del bolsillo, iré por él. Sé que lo tienes y sus negocios, pero es la regla de la
calle, si vienes por mi mujer ya no son negocios, es personal.
—El, yo...
—¿Estás a punto de dar el discurso sobre el caballero y el caballo?
—No, iba a decir, gracias. No estoy acostumbrada a que alguien me
cubra la espalda, aunque lo chupes tan fuerte que dejes moretones.
—¿Los has visto?
—¡No! ¡Mis hermanas lo hicieron! —Me reí.
—Pensé en deletrear El pero decidí no hacerlo.
Le tiré mi toalla de papel.

Esperé hasta diez minutos después de que la reunión empezara a


entrar en la sala de conferencias. Se podría pensar que Caroline había visto
un fantasma. Toda la sangre se drenó de su rostro y se puso pálida casi
hasta el punto de parecer azul.
—¡Buenos días! Lo siento, llego tarde. Esta reunión debe haber sido
cambiada en mi calendario. —Fingí sonreír mientras me sentaba a la
cabecera de la mesa.
—Señorita Patterson, no pensé que sería parte de esta reunión —dijo
Trevor.
—Bueno, señor Bell, es mi empresa, así que ¿por qué pensaste que me
la perdería?
—La señora Radcliffe me dijo que estarías atada a un caso, así que ella
hablaría en tu nombre.
—Por muy amable que fuera la señora Radcliffe, nunca dejaría mi
negocio a una abogada litigante. Aunque confío en su perspicacia en el
tribunal, no está lista para manejar mis asuntos. Entonces, ¿de qué estamos
hablando?
—Quería ser el primero en tirar mi sombrero al ring para pujar por tu 211
bufete. Sé que pensó que podría intentarlo, pero afrontémoslo, señorita
Patterson, apenas lo está logrando. Sus asociados están perdiendo casos
fáciles. Sus clientes se están alejando. Este es un barco que se hunde. Le
estoy ofreciendo un chaleco salvavidas. Demonios, le estoy ofreciendo otro
barco.
Sentí el calor de la ira elevarse desde los dedos de los pies y convertirse
en un infierno cuando llegara a mi boca. Estaba lista para saltar sobre la
mesa y usar cada palabrota que conocía para echarlo de mi oficina. Me
aferré solo para escuchar lo que él diría a continuación.
—Estoy escuchando —dije con calma, pero mi pie se estaba moviendo
a kilómetro por minuto bajo la mesa.
—Si aceptara mi oferta, usted y las otras damas que trabajan aquí
serían absorbidas por el grupo Bell, Tower y McIntyre. Caerían en el rango
justo detrás de los asociados senior que ya tenemos, y cuando llegue el
momento, en varios años, serían consideradas como socias junior, y luego
eventualmente como socias senior.
Me puse de pie porque estaba a punto de perderlo.
—Señor Bell, me ha dado mucho en qué pensar. Hablaré con usted de
nuevo. —Abrí la puerta de la sala de conferencias.
—No tarde demasiado. Hay tiburones en esas aguas.
Salió de la sala. Lo observé hasta que subió a los ascensores y las
puertas se cerraron.
Cerré la puerta de la sala de conferencias y miré a Caroline.
—Averie, vi un patrón de pérdida, y me preocupaba que tal vez fuera
malo para la empresa. No quise pasar por encima de ti ni nada de eso.
Quiero decir, no puedo hacer ningún movimiento sin ti, es tu firma, después
de todo. Te dije que me encargaría de las cosas mientras no estuvieras, y lo
hice para incluir el cuidado de la estabilidad financiera del bufete. Me
encontré con Trevor una noche en la cena, y me dijo que tenía algo que
quería discutir conmigo sobre la firma. No creí que fuera a hacer daño tener
una conversación.
Cambié mi expresión y la dejé divagar. Sabía lo que intentaba hacer,
pero necesitaba pruebas sólidas. Una vez que tuviera pruebas sólidas, iría
por ella y por cualquiera que la ayudaba.
—Lo entiendo. No te preocupes. —Sonreí.

212

—Entonces esta serpiente de alcantarilla de un metro, a un cromosoma


de distancia de ser un enano, un idiota, con aspecto de hobbit, que respira
por la boca, tiene el descaro de decirme que hay un montón de tiburones
ahí fuera. ¡Qué mierda! Lo siento por maldecir, pero esto es una mierda.
Sabía que Caroline estaba un poco celosa de mi éxito, pero tratar de derribar
a otra mujer... Maldición, ¿cuánto más se hundirá?
Estaba escuchando a Averie contarme sobre su reunión con Trevor
Bell. Estaba enojado, pero traté de parecer neutral, aunque ya sabía que
Trevor tendría noticias mías.
—Nena, manejaste la situación perfectamente. No les diste ninguna
razón para sospechar que sabías lo que estaba pasando.
—¿Tú crees? Lo que realmente quería hacer era arrastrar a esa perra
por la mesa por el cabello.
—Lo habría manejado de la misma manera. Tienes que saber lo que
están tramando y hasta dónde ha llegado. La mejor manera de hacerlo es
mantenerlos cerca y trabajar en ello.
—Gracias. Comencé esta firma, para que estas mujeres pudieran
hacerse un nombre y no tuvieran que correr detrás de un hombre para
validarlas o hacerlas relevantes. Ahora esta obscenidad está haciendo lo
contrario.
—Count está en camino. Llegará al fondo de esto y podrás tirarla como
la basura que es y decirle a Trevor que... ¿qué le dijiste a Barry que hiciera?
—Que se atragante con una polla. —Se rio.
Sabía lo que dijo, pero necesitaba verla sonreír. Estaba a un segundo
de encontrar a Trevor y noquearlo.
—El —dijo Ray mientras llamaba al marco de la puerta de mi oficina—
. Count está aquí. Voy a salir. ¿Necesitas algo antes de que me vaya?
—No. Tienes un examen para el que estudiar, ¿correcto?
—Sí, y tengo algunos pies que frotar porque no puedo llevarla a cenar
esta noche. 213
Ray ha transformado su vida y está trabajando duro para obtener su
título. Él ama a su esposa. Estoy orgulloso de él.
—Llámame si necesitas ayuda con el estudio. Tendrás que encargarte
de ese masaje de pies por tu cuenta. —Me reí.
—Lo haré. Normalmente se duerme cuando le masajeo los pies para
que tenga tiempo de estudiar. Te avisaré si necesito ayuda.
—Está bien. Gracias por trabajar duro hoy, Ray. Te veré por la mañana.
—Buenas noches, Averie —dijo Ray mientras se retiraba de la
habitación.
—Buenas noches, Ray.
Unos minutos más tarde, Countee entró en mi oficina seguido de Laila.
—¿Qué pasa, Count? —pregunté mientras chocábamos puños.
—Hola, Laila —dije mientras le daba un abrazo rápido.
Ambos hablaron con Averie y luego eligieron un asiento.
—¿Qué pasa, Averie? —preguntó Count.
—Como sabes, fundé mi propio bufete de abogados. Estoy segura de
que lo investigaste antes de que empezara a trabajar con Samuel.
Countee asintió.
—Así que no necesito explicar la estructura. Una de mis principales
litigantes programó una reunión con Trevor Bell de...
—Bell, Towers y McIntyre —terminó Countee—. Sí, los conozco.
—Programó la reunión sin mi consentimiento y luego se hizo la tímida
cuando entré en la reunión. Además, mis socios tuvieron una asombrosa
racha perdedora mientras yo trabajaba en el caso de Princeton. Quiero decir
que esta racha perdedora fue tan extraordinaria que no es posible. Creo que
alguien filtró información a nuestro abogado contrario en más de un caso.
El problema es que no puedo probarlo.
—¿Crees que tu abogada principal, Caroline Radcliffe es responsable
de filtrar información y tratar de disminuir la reputación de tu firma? —
preguntó Laila.
—Sí, y no sé si ella es la única. Me llamó la atención porque mi
secretaria me dijo que vio la reunión con Trevor en la agenda de Caroline.
Tengo otros dos litigantes principales, Ruth Berkeley y Shelly Irons. No sé
si están involucradas también. Ahora mismo, no puedo confiar en nadie.
Necesito llegar al fondo de esto. 214
Tomé nota mentalmente de cada nombre que dijo Averie. Cualquiera
que esté involucrado en esto va a sentir el calor de todas las direcciones
posibles. Ella puede tener su forma de justicia, pero yo tengo la mía.
—Necesitaremos una lista de todos tus empleados, para poder indagar
en sus antecedentes y sus cuentas. Si están tratando de sabotearte, debería
haber un rastro de dinero —dijo Countee mientras escribía en su tableta.
—Podemos instalar el mismo sistema de cámaras que instalamos en la
sala de guerra en Valentine Law —añadió Laila.
—Count, ¿te encargaste de ese material?
—Lo hice —dijo Countee con una sonrisa.
Después de que Averie y yo casi tuviéramos sexo en la sala de guerra,
contacté con Countee para asegurarme de que las imágenes de las cámaras
de vigilancia que había instalado se borraran. Hizo un comentario sarcástico
sobre ponerlo en un disco para que Averie y yo pudiéramos verlo más tarde.
A lo que respondí con amenazas contra su vida varias veces antes de que
accediera.
La conversación continuó mientras yo permanecía sentado en silencio
y escuchaba el plan de juego. No me gustaba el nivel de estrés que esto le
estaba causando a Averie, pero sabía que ella podía manejarlo. Si en algún
momento ella no pudiera, yo intervendría y todos los que estuvieran
relacionados con esto se hundirían.
Me senté al lado de El en la primera fila del Centro de Adoración del
Encuentro. Él despejó su agenda para cenar con mis padres y asistir al culto
del domingo por la mañana. Samuel me tomó de la mano durante gran parte
del servicio. Cuando el pastor DeLucas subió al escenario, me soltó la mano
para poder inclinarse hacia adelante y apoyar sus antebrazos en los muslos.
Le dio al pastor DeLucas toda su atención.
—Hoy, me gustaría hablarle de palabras. Una palabra es una unidad
215
de lenguaje que es la principal portadora de significado. Utilizamos las
palabras para comunicarnos tanto oralmente como por escrito. Cuando Dios
creó el mundo, usó palabras. En el Génesis vemos, “y Dios dijo”, entonces
algo sucedía. Y Dios dijo que se hiciera la luz. Y hubo luz. Creó cosas
tangibles y vivas con sus palabras.
—Dios decía palabras con un propósito específico. Sabía que cuando
las palabras salieran de su boca, algo iba a suceder. Algo iba a aparecer que
no estaba allí. Algo iba a cobrar vida. Usaba sus palabras sabiamente.
—En el Nuevo Testamento, vemos otro ejemplo del uso de las palabras.
Jesús usó sus palabras para maldecir una higuera. Dijo la maldición sobre
el árbol, al día siguiente estaba marchito. No lo tocó físicamente. Sus
palabras lo tocaron. Llevaban suficiente poder para cumplir su tarea.
—Se nos ha dado la misma autoridad aquí en la tierra. Tenemos el
poder de las palabras, aunque la mayoría de nosotros no tenemos ni idea
del peso que tienen nuestras palabras.
—Piensen en los niños sobre los que hemos leído o en algunos que
hemos conocido que se han quitado la vida porque la gente dijo algo que les
hizo daño. Cuántos de nosotros conocemos a gente que ya no son amigos,
casados o incluso familiares por algo que la otra persona dijo... no algo que
otra persona hizo, sino que dijo.
—Las palabras tienen poder. Las palabras pueden plantar, acumular,
animar, desarraigar, derribar y desanimar. A veces podemos hacer todas
esas cosas en una sola frase.
—Tenemos que aprender a usar las palabras correctas en los
momentos correctos para crear las situaciones correctas. La biblia dice que
la muerte y la vida están en el poder de la lengua. Tu lengua puede ser la
diferencia entre alguien que vive y alguien que muere.
—Les imploro que consideren el impacto que sus palabras tendrán en
la persona a la que las han dirigido. No solo sus palabras habladas, sino
también las escritas. Piensen en lo que publican y vuelven a publicar en los
medios sociales. A veces todo lo que se necesita es un segundo para
considerar su impacto. Hay una persona al otro lado de tu comentario
anónimo. Se los digo, piensen dos veces, hablen una vez.
—Cuando conocí a mi esposa, pensé que era la mujer más hermosa
que había visto. Era una casa de ladrillos, así es como llamábamos a una
mujer con un buen cuerpo, en mis días. Tenía las medidas perfectas, y
siempre le dije lo hermosa que era para mí. Un día, se probó unos zapatos
que se abrocharon en sus tobillos. Se puso la correa en el último agujero, y 216
todavía estaban sueltos alrededor de su tobillo. Le dije: “Tienes los tobillos
muy delgados”. —Las mujeres del público hicieron ruidos de
desaprobación—. ¡Desearía que todas ustedes hubieran estado ahí para
detenerme antes de que lo dijera! —JD se rio—. Le había dicho a esta mujer
que era hermosa al menos cincuenta veces al día, pero ¿saben qué se instaló
en su espíritu? Sus tobillos delgados. Que no son realmente delgados, pero
ahora que lo he dicho, no importa cuántas veces le diga que no es verdad,
no me creerá.
—Todos tenemos que aprender a ser más intencionales con las
palabras que decimos.
Había acordado ir a la iglesia con Samuel antes de ir a cenar a casa de
mis padres. Disfruté del servicio. El mensaje del pastor DeLucas fue
elocuente y muy sencillo de entender. Sabía que tenía trabajo que hacer en
cuanto a las palabras.
Después del servicio, Samuel me llevó a la parte de atrás de la iglesia a
la oficina del pastor DeLucas.
—¡Samuel! —lo saludó a mujer que el pastor DeLucas presentó como
su esposa.
—Lady Elisa, me alegro de verte.
Se abrazaron.
—Elisa, ésta es mi mujer, Averie Patterson.
Mi estómago cayó un poco con su introducción. Habíamos discutido los
títulos, pero era la primera vez que me presentaba a alguien usando mi
título.
—Averie, es un placer conocerte.
—El placer es mío, Elisa.
Abrió sus brazos para un abrazo, y yo avancé para abrazarla. Abrazaba
como una abuela, muy apretada con el añadido del masaje en la espalda.
Quise apoyar mi cabeza en su hombro, pero el abrazo no duró tanto.
—Vamos, a JD le encantaría verte.
La seguimos por otra puerta y encontramos al pastor DeLucas sentado
detrás de su escritorio.
—¡El! —dijo que mientras se paraba de su escritorio—. Me alegró verte
hoy ahí fuera.
Se abrazaron. 217
—Esta es Averie, mi mujer. Averie, este es mi amigo y mentor, James
DeLucas.
Extendió la mano y nos dimos la mano.
—Averie, ganaste el caso de Roc, ¿verdad?
—Yo estaba en el equipo. Fue una victoria del equipo.
—Lo ganó, JD. No dejes que esta humilde apariencia te engañe.
—Lo sé. —JD sonrió—. Toma asiento.
Nos sentamos en el sofá frente al pastor JD y Elisa. Samuel y JD fueron
los que más hablaron. Elisa y yo añadimos aquí y allá.
Escuché el nombre Zanetta, y me hizo sentarme.
—Ella y Roman van a visitarnos pronto. Me encantaría que nos
reuniéramos todos.
—¿Zanetta? ¿Blueta?
—Sí. —Elisa sonrió—. ¿Ya la has conocido?
—¿Zanetta Bluette de Houston?
—Sí, es nuestra sobrina.
—La amo. ¡Escucho su podcast todo el tiempo! No sabía que la
conocías, Samuel.
—Xavier es su hermano.
—¡Cállate! Ahora que dices eso, ¡puedo ver el parecido! ¡Vaya! ¡San Luis
es tan pequeño! También sigo su blog de moda.
—Siempre estoy llamando y pidiéndole consejos de moda.
Especialmente cuando se trata de las cosas de moda —dijo Elisa.
—Lo sé, ¿verdad? Tiene un gran ojo para la moda.
—Vamos a cenar con la familia de Averie, así que tenemos que irnos.
—Fue un placer conocerte, Averie. —Elisa sonrió y buscó otro abrazo.
Yo estaba más que feliz de complacerla.
—Fue un placer.

218

Averie me dio la dirección de la casa de sus padres. Vivían en una parte


del condado en la que no había estado en años. No estaba muy lejos de
donde vivía cuando me arrestaron. Me señaló la casa azul de la derecha con
los coches en la entrada.
Tomé las flores del asiento trasero que había comprado para su madre
y la botella de coñac que había comprado para su padre. Caminamos hasta
la puerta, y Averie usó su llave para entrar. La seguí por el estrecho pasillo
hasta la parte de atrás de la casa. En el camino, pasamos junto a fotos de
Averie y sus hermanas desde la infancia hasta el presente. Vi a Averie con
su vestido azul real en el baile de graduación abrazada con un tipo que
parecía un payaso. Sonreí a sus fotos que relataban su viaje de pérdida de
dientes. Ella sonreía brillantemente en cada foto con al menos un diente
perdido por foto.
Tiene la misma sonrisa.
—Tenías la boca llena de metal —susurré cuando vi varias fotos de ella
con frenos.
—Estamos comparando fotos de adolescentes, ¿cabeza-abundante?
Ella había visto algunas de mis fotos de niño en la casa de mi madre.
No lo mencionó entonces, pero supongo que se dio cuenta de que mi cabeza
era bastante robusta antes de que tuviera un crecimiento acelerado.
—Crecí en ella —le susurré.
—Básicamente. —Me miró a la cabeza y luego a los ojos—. ¡Mamá! —
llamó.
—Ahhh, apuesta. Vas a pagar por eso. —Me reí.
—Estamos en la cocina, Vee —respondió una voz familiar.
Dimos la vuelta a la esquina y encontramos a su hermana Keeva y a
una hermosa mujer que asumí que era su madre. Ella tenía una piel de
caramelo impecable, sin arrugas, con grandes ojos luminosos como Averie.
También llevaba el cabello corto, pero no estaba afeitada como Averie. Corrió
hacia Averie y le dio un abrazo.
—Me alegro de que hayamos tenido esa charla —le susurró la madre 219
de Averie.
—Yo también, mami.
Miró a Averie y me miró a los ojos. Yo sonreí y me moví hacia adelante.
—Mami, este es Samuel Valentine. Samuel, esta es mi madre, Estelle
Patterson.
Le entregué los tulipanes multicolores que le había comprado.
—¿Son para mí? —dijo radiante.
—Sí, señora. Vee dijo que tenías gusto para jardinería y que podías
hacer que las flores duraran semanas.
Aceptó el ramo de mi parte.
—Puedo, y adoro los tulipanes. Gracias, Samuel. Es un placer
conocerte.
—El placer es mío, señora.
Me dio un abrazo.
—¡Hola, señor Valentine! ¿Cómo estás? —Keeva sonrió.
—Estoy bien, Keeva. ¿Cómo estás?
—Estoy teniendo movimientos intestinales regulares y orgasmos. Las
dos funciones corporales más importantes, así que diría que todo está bien
en mi mundo —respondió.
—¡Keeva! —la regañó la señora Patterson.
Yo contuve mi risa, pero Averie se rio.
—Mami, él preguntó. ¿Se suponía que tenía que mentir... quiero decir,
contar una historia?
—No tengo ni idea de dónde sacan esas chicas esas bocas tan vulgares.
Averie y Keeva tosieron al mismo tiempo mientras miraban a su madre
y luego se rieron.
—¡Como sea! Averie, ve a buscar a tu padre y a Kerem y preséntales a
Samuel —instruyó su madre.
—Sí, señora.
Seguí a Averie al sótano de la casa. El sótano estaba equipado con una
mesa de billar, un tablero de dardos, viejos sofás de cuero marrón y un gran
televisor montado en la pared. Dos hombres estaban sentados viendo
deportes. El más joven de los dos me parecía familiar, pero no pude ubicarlo.
El mayor parecía una versión masculina de Averie, así que supe que era el 220
señor Patterson.
—Hola, papi. —Averie fue y abrazó a su padre—. Hola Reem. —También
abrazó al joven.
—Este es Samuel Valentine. Samuel, este es mi padre, Wendell
Patterson. Este es mi cuñado, Kerem McDaniels.
Estreché las manos de ambos hombres.
—Señor Patterson, Averie me dijo que tú le enseñaste sobre el coñac,
así que le traje una botella.
Le pasé la bolsa. Sacó la caja y se le iluminaron los ojos.
—Este es el Magie Noire XO. Ya no hacen esto.
—Tengo una conexión. Espero que lo disfrutes.
—Oh, lo haré. —Sonrió—. Toma asiento.
—Voy a volver arriba para ayudar a mamá —dijo Averie.
Le guiñé un ojo antes de que se diera la vuelta y me dejara abajo con
los hombres.
—Reconozco tu cara, Kerem. ¿Cómo nos conocemos?
—Soy el gerente del Banco Commons.
—Ah, claro. Tuvimos la conversación sobre mis cuentas. Lamento que
no hayamos podido trabajar juntos en eso.
—Entiendo completamente tu posición sobre sus necesidades
bancarias. Respeto cómo las estás manejando.
—Gracias. Mi padre y mi mentor me inculcaron el tratar de mantener
nuestro dinero en nuestra comunidad tanto como sea posible. Así que me
quedo con las instituciones financieras de propiedad negra.
—Lo entiendo. También creo que es importante.
—¡Vamos Cards! —le gritó el señor Patterson a la televisión. Uno de los
jugadores de Cardinals había fallado una captura y causó que dos
corredores llegaran a casa.
—¿Cómo se le pasó eso? —Kerem se dio una palmada en la pierna.
—¿Eres fan de los Cardinals, Samuel? —preguntó el señor Patterson.
—Solía ser un fanático de los Cardinals, y todavía me gustan, pero soy
un fanático de Charlotte Stars.
—¿De Stars? La última Serie Mundial debe haber sido difícil para ti 221
entonces. Los Cardinals los barrieron, ¿verdad?
—Fueron cuatro juegos a uno.
—Bien, ¿cómo empezaste a seguirlos? —preguntó el señor Patterson.
—Empecé a seguirlos cuando compré parte del equipo.
—¿Eres el dueño del equipo de béisbol de la liga mayor de Charlotte
Stars? —preguntó Kerem.
—Sí, junto con otros hombres. Soy el segundo mayor porcentaje del
equipo.
—Felicitaciones. No hay muchos hombres negros aquí que sean dueños
de equipos deportivos importantes —dijo el señor Patterson.
—Gracias, señor. No soy el dueño mayoritario, pero estoy cerca.
Nos sentamos y vimos más del juego antes de que Kerem hablara.
—¿Cómo clasificarías tu relación con mi hermana pequeña, Samuel?
Su pregunta me tomó desprevenido. No estaba acostumbrado a que la
gente que no conocía me hiciera preguntas personales, pero rápidamente
recordé que era su familia y tenía derecho a saber mis intenciones.
—Es mi mujer, mi novia.
—¿Cómo te clasificaría ella? —preguntó el señor Patterson.
—No sé si diría “novio” porque el término es juvenil, pero somos
exclusivos.
—¿Qué te hizo tomar la decisión de salir con alguien de manera
exclusiva? —Era el turno de Kerem otra vez.
—Fue mi idea. Tengo fuertes sentimientos por ella. Los tengo desde que
la conocí, y solo se han intensificado desde entonces. Merece estar con un
hombre que solo se centre en ella. Yo soy ese hombre.
—¿Tienes hijos? —preguntó Kerem.
—No. Ningún hijo
—¿Que reclamas, o punto? —respondió Kerem.
—Punto. Si tuviera hijos, sin duda los reclamaría.
—¿Alguna ex-esposa? —Kerem bebió de su vaso esperando mi
respuesta.
—No, nunca me he casado ni me he comprometido.
—¿Por qué? —El señor Patterson se metió.
222
—Bueno, nunca he conocido a nadie con quien estuviera dispuesto a
dar el siguiente paso. He trabajado duro para construir lo que tengo, y ahora
trabajo duro para mantener lo que tengo. La mayoría de las mujeres no
entienden ese ajetreo.
—¿Crees que Averie lo hará? —preguntó Kerem.
—Sé que Averie lo hace. Mi trabajo no es nada comparado con el de
ella.
—Has estado con Vee lo suficiente como para saber que es fuerte,
testaruda y dura. Pero, también es mansa, cariñosa, suave y compasiva.
Necesito que entiendas ambos lados —explicó el señor. Patterson.
—He experimentado ambas. Ella no es fácil de convencer. No solo me
invitó a su vida, trabajé para llegar aquí, y no planeo ir a ninguna parte.
—Es bueno oír eso. Lo último que quiero es que algún hombre use a
mi hija como juguete de masturbación. Ella es una mujer. Una mujer
brillante, inteligente, sofisticada. Si vienes a mejorarla, entonces bien. Si
estás con ella para intentar domar al semental salvaje, estás muy
equivocado. No será domesticada.
—Señor. Patterson, Averie es todas esas cosas que usted nombró y
más. Estoy fascinado por ella. Puede ser o hacer cualquier cosa que se
proponga y, sinceramente, quiero ser el tipo de atrás que le eche la capa
sobre los hombros cuando acabe.
—Te escucho. Me gustas. Parece que te preocupas por ella, y eso es
todo lo que un padre puede pedir.
—Bienvenido al salvaje mundo de estar con una mujer Patterson. —Se
rió Kerem.
Nunca había tenido una conversación como esa con el padre de una
mujer, pero me impresionó que la tuviéramos. Muchos hombres verían a un
tipo con dinero y prestigio que saliera con su hija, y no tendrían en cuenta
el carácter del hombre porque tenía dinero. No el señor Patterson, él me lo
dio a mí. Lo agradezco.
Hablamos de deportes y noticias hasta que la señora Patterson nos
llamó para cenar. Seguí a Kerem al baño de invitados y me lavé las manos
y luego encontré mi asiento junto a Averie.
El señor Patterson rezó una rápida oración por la comida y luego todos
empezamos a comer.
223
—Este asado es delicioso, señora Patterson.
—Gracias, Samuel. Iba a acortar tu nombre a Sam, pero Averie me dijo
que no te gustaba ese apodo —respondió.
—No, señora. No me gusta. Mi madre me puso el apodo El porque era
el final de mi nombre, pero más tarde descubrí que el apellido de mi padre
biológico es Elkanah. Mi madre en realidad me llamaba por el apellido de mi
padre.
—No lo sabía. —Sonrió Averie—. Creía que Sam era un nombre de
macho y no querías que la gente te llamara macho.
La mesa se rio.
—¿Tu padre sigue vivo? —preguntó la señora Patterson.
—Sí, señora. Actualmente está encarcelado. Quizá haya escuchado su
historia, Reggie Elkanah.
—Lo recuerdo. Era parte de un grupo de hombres negros que
protestaban contra la brutalidad policial y el exceso de policía en los barrios
negros de Ville. Yo quería ser uno de ellos, pero mi padre me amenazó de
muerte, así que nunca fui a unirme. Dicen que asesinó a un policía, pero
saben que no apretó el gatillo —explicó el señor Patterson.
—Sí, señor. Tienen pruebas sólidas de que no apretó el gatillo, pero lo
tienen por conspiración para cometer un asesinato, y luego lo tienen por
evadir el arresto.
—Entonces, ¿ese es tu padre?
—Sí, señor.
—Ahora, tú fuiste a la cárcel por un crimen que no cometiste también,
¿verdad? —dijo el señor Patterson.
—Sí. Me declaré culpable de asesinato, pero era inocente. El sistema
está diseñado para encarcelar a gente inocente. Fui absuelto de todos los
cargos una vez que tuve la representación adecuada.
—Eso tuvo que haber sido horrible. —Keeva sacudió la cabeza.
—No hay una palabra lo suficientemente fuerte para describir el nivel
de desesperanza y desesperación que se encuentra en el siste ma
penitenciario. Los prisioneros se convierten en la población olvidada; seres
humanos ignorados. Algunos prisioneros son culpables y están pagando por
una cosa que hicieron probablemente en el momento más bajo de su vida,
por el resto de su vida. Algunos prisioneros son inocentes, pero una vez que 224
son encarcelados, tienen que asumir una mentalidad culpable para
sobrevivir. No se oye hablar de la gente después de haber sido encarcelada.
No oyes hablar de los pasos que dan los prisioneros para mejorar, aunque
la mayoría de ellos nunca saldrán de la cárcel y si lo hacen, hay un setenta
y seis por ciento de posibilidades de que vuelvan. Las noticias no informan
sobre nuevos programas de rehabilitación para reducir la reincidencia
porque no hay ninguno. Es un lugar que no le desearía a nadie.
—¿Cómo manejaríamos el crimen si no tuviéramos un sistema de
prisiones? —preguntó Kerem.
—Los sistemas penitenciarios no están manejando el crimen. Están
haciendo dinero de la gente que se aloja en ellos. Cuantos más presos tienen,
más dinero ganan. La tasa de criminalidad no baja porque una ciudad o un
estado construya otra prisión. Manejamos el crimen ofreciendo más
oportunidades a la gente en las áreas donde el crimen es peor. Ponemos más
dinero en nuestros sistemas de escuelas públicas, para que los niños en los
proyectos y en la asistencia pública tengan acceso a las mismas
oportunidades que los niños en las zonas de menor delincuencia. Pagamos
a nuestros maestros de escuelas públicas salarios que les hacen querer
trabajar y cambiar el mundo. Les pagamos, para que no tengan que hacer
un trabajo extra y luego estén demasiado cansados para enseñar a los niños
al día siguiente. Así es como empezamos a manejar el crimen.
—Estoy de acuerdo. Por eso hacemos el evento cada año, porque si
podemos ofrecer solo un rayo de esperanza a una situación que de otra
manera no tendría remedio, entonces tal vez podamos salvar a alguien —
dijo Averie.
—Por eso me hice abogado, para poder ayudar a la gente que se
encuentra en la misma situación que yo. Luego tuve que rogarle a esta
hermosa mujer que me ayudara cuando mi hermano fue acusado. Después
de varias rondas de alegatos, finalmente accedió a ayudarme. No habría
ganado el caso sin ella.
—¡No digas eso! Habrías estado bien sin mí.
—No, estoy seguro de que no lo estaría. Gracias.
—De nada. —Sonrió.
La cena continuó con conversaciones e historias al azar. Las
habilidades culinarias de la señora Patterson eran dignas de un restaurante
de cinco estrellas y su habilidad para hornear era aún mejor. Hizo un pastel
de piña al revés que tuve que obligarme a dejar de comer. Estaba húmedo y 225
dulce.
Capítulo 13

L
a cena con mis padres fue bien. Ambos me dijeron que les gusta
Samuel. Sabía que les gustaría. Samuel habló de invitar a mi
padre y a mi hermano a un partido de los Stars en casa pronto.
A ambos les encantaría eso.
No había visto a Samuel en persona desde hace unos días. Ambos
habíamos estado ocupados, pero al final del día nos tomábamos un tiempo
para tener una videollamada. Habíamos planeado vernos antes de que se 226
fuera a su viaje de negocios de dos semanas, pero no creí que eso fuera a
suceder porque se va mañana, y yo estaba saturada. Me había invitado a su
viaje, pero no podía irme ahora. Con Countee investigando mi firma, mis
asociadas luchando por volver al lado ganador y yo tratando de recuperar a
los clientes que se fueron, apenas estaba durmiendo por las noches. Había
pasado varias noches en mi oficina tratando de corregir todo.
Pensé que esta noche podría ser una repetición de las noches pasadas,
en las que había dormido en el sofá de mi oficina. Tuve una reunión con uno
de los clientes que dejaron el bufete, y me dijo que volvería si yo era la única
que se ocupaba de sus asuntos. Caroline trabajó en su caso anteriormente.
Revisé algunas de sus notas y me enfadé de nuevo. ¡Puedo ver por qué se
fue! No hizo ni la mitad de las cosas que se suponía que debía hacer por el
cliente.
—¡No hizo nada! —Había dicho en voz alta, aunque todos en el bufete
se habían ido hace horas.
—¿Sabes que es un signo de enfermedad mental cuando hablas con
amigos imaginarios, consejera?
Rápidamente levanté la vista y vi a Barry de pie en mi oficina. Parecía
como si hubiera estado dormido durante varios días en su arrugado traje
negro de negocios. Su cabello no estaba en el estilo perfectamente peinado
que solía usar. En cambio, le caía despenado sobre su cara. Sus ojos azules
eran rojos como la sangre, y su piel estaba enrojecida.
Me aparté de mi escritorio y me puse de pie.
—¡Barry! —Intenté parecer tranquila, aunque había empezado un
inventario mental de lo que tenía cerca que podía ser usado como arma—.
¿Qué estás haciendo en mi oficina? ¿Cómo has pasado de seguridad?
Entrecerró los ojos y estudió mi cara antes de responder.
—Eres realmente hermosa. ¿Lo sabías? Podrías haber tenido cualquier
cosa que quisieras de mí.
Mi corazón comenzó a latir salvajemente.
—Barry —continué hablando con voz tranquila—. ¿Por qué estás aquí?
¿Cómo llegaste hasta aquí?
—El guardia de seguridad no estaba en el escritorio. Los ascensores
estaban abiertos, así que lo tomé como una invitación para subir.
Se acercó más. Yo retrocedí.
227
—Por favor, sal de mi oficina. Es tarde. No es una buena idea que estés
aquí. No tenemos nada que discutir.
Busqué mi teléfono, pero estaba al otro lado de la habitación dentro de
mi bolso.
Maldición.
—No, Averie. No voy a ir a ninguna parte. Te crees lo mejor porque
ganaste el caso contra mí. Sé que has estado por aquí pavoneándote como
un pavo real con el pecho descubierto. No ganaste porque eres más
inteligente que yo. Ganaste porque eres una tramposa y una mentirosa.
—Este no es el momento ni el lugar para tener esta discu...
—¡CÁLLATE LA MALDITA BOCA! —La saliva salió de su boca mientras
gritaba y se acercaba aún más—. No estás diciendo una gran mierda ahora
que estamos solos, ¿verdad? Vine a recoger lo que deberías haberme dado
hace mucho tiempo.
Había pensado en intentar huir, pero él había bloqueado mi salida.
Aunque huyera, no había ningún lugar seguro al que ir. Sabía que iba a
tener que luchar.
Barry se acercó a mí. Agarré un sujeta libros para golpearlo con él. Me
quitó el sujeta libros de la mano y me lanzó contra la estantería. El dolor no
se registró porque sabía que estaba luchando por mi vida. No tenía tiempo
para detenerme, tener miedo o sentir dolor. No podía vencerlo en un
combate mano a mano, pero podía herirlo lo suficiente para al menos salir
de esta oficina. Intenté alejarme de él, pero me tiró del suelo por la parte
delantera de mi camisa, que se rasgó en el proceso, exponiendo mi camisola.
Me agarró por la garganta con ambas manos y me sujetó contra mi
escritorio.
—Te voy a follar —dijo mientras movía sus manos entre mis piernas
para desabrochar mis pantalones—. ¡Luego te voy a matar, perra negra!
Quería evitar que me abriera los pantalones, pero necesitaba las dos
manos para tratar de arrancarme la mano del cuello. Su mano bloqueaba
mi capacidad para que entrara el aire. Empecé a sentirme mareada, las
cosas se estaban poniendo borrosas, y estaba perdiendo mi fuerza.
Esto es todo... estoy a punto de morir...
—¡Qué CARAJO! —Escuché la más bella voz de barítono.
¿Samuel está aquí? ¿Me estoy muriendo?
Sentí que el agarre en mi cuello se liberó abruptamente, y el aire se 228
precipitó hacia mis pulmones. Me puse de pie temblorosa con tiempo
suficiente para ver a Samuel tirando a Barry a través de la mampara de
cristal que separaba mi oficina de las otras oficinas. Agarró a Barry por la
camisa y lo empujó a través de la pared de vidrio que llevaba a la sala de
conferencias. Corrí para detenerlo y doblé la esquina justo cuando Samuel
estaba esquivando un puñetazo que venía de Barry y luego le dio un
puñetazo a la mandíbula de Barry. Los ojos de Barry se pusieron en blanco,
y se golpeó fuertemente contra el suelo. Samuel lo vio caer y luego levantó
su bota sobre la cara de Barry.
—El —dije con toda la fuerza que tenía—. ¡No! Por favor.
Mantuvo su bota levantada y se volvió hacia mí. Sus ojos me dijeron
que iba a pisotear la cara de Barry sin importar lo que yo dijera. Estaba a
punto de pararme ahí y presenciar el asesinato de alguien, y no podía
detenerlo. Se apartó de mí justo cuando Countee y otros dos hombres
entraron corriendo. Countee agarró a El y lo empujó contra la pared
mientras El luchaba por liberarse.
—¡El! ¡Cálmate! —le gritó Countee en la cara mientras usaba su
antebrazo para contenerlo. Los dos hombres que entraron con Countee se
pararon sobre Barry. Uno habló a su teléfono. Mientras el otro comprobaba
el pulso de Barry.
—Está vivo —le dijo el hombre a Countee.
Ver a Countee y a Samuel pelear por el control me recordó a dos toros
encerrados en la batalla. Countee era más grande que Samuel, pero Samuel
no se echaba atrás.
—Cálmate. Tu dama está allí y te necesita —dijo Countee entre dientes
mientras aún luchaba con Samuel.
Esas palabras parecieron traer de vuelta a El. Bajó los brazos y relajó
su postura.
—¿Estás calmado? —Escuché a Countee decir mientras miraba
alrededor de la habitación, viendo toda la escena. Sentí un suave toque en
mi brazo. Me di la vuelta y me hundí en el pecho de Samuel. Se quitó la
chaqueta y me cubrió con ella y luego me llevó a mi oficina.
Me aferré a Samuel y apoyé mi cara en su pecho hasta que finalmente
habló.
—¿Estás herida? 229
Trató de alejarme para poder mirarme. No estaba lista para que me
soltara. Volví mi cara a un lado y le dije: “No”. Luego apoyé mi cara en su
pecho.
—Necesito verlo por mí mismo, Vee —dijo suavemente.
Lo solté a regañadientes y di un paso atrás para que me examinara. Me
dio una vuelta y luego cerró la cremallera de su chaqueta que yo tenía
puesta.
—¿De dónde has salido?
—Subí para verte trabajar porque sabía que no te ibas a ir. Traía la
cena. —Miró a su alrededor—. Supongo que la lancé a algún lugar cuando
lo vi encima de ti.
—¿Estaba el guardia de seguridad ahí abajo cuando entraste?
—No, y los ascensores no estaban cerrados. Estaba subiendo para
hablar contigo de eso.
—Se supone que hay un guardia en todo momento. Si el guardia se va,
alguien debería haber estado allí para reemplazarlo.
—Señorita Patterson. —Un oficial de policía estaba de pie afuera de mi
oficina.
—¿Sí?
—Tenemos algunas preguntas para ti si estás dispuesta a hacerlo. El
señor Chambers dijo que nos daría las grabaciones del ataque, pero aún
tenemos algunas preguntas.
—¿Pueden esperar hasta más tarde? —preguntó Samuel.
—No. —Le toqué el pecho—. Está bien. Terminemos con esto.
Me senté y respondí a las preguntas del oficial. Los paramédicos
subieron y cargaron a un Barry aún inconsciente en la camilla y lo sacaron.
Otro paramédico vino a mi oficina y me revisó mientras otro hablaba
con Samuel. Observé al paramédico vendarle la mano y decir algo con lo que
Samuel obviamente no estaba de acuerdo porque no dejó de sacudir la
cabeza hasta que el paramédico dejó de hablar.
Samuel volvió y se sentó conmigo mientras el paramédico me tomaba
los signos vitales y me preguntaba sobre mi condición física. Me negué a ser
transportada al hospital en la ambulancia, aunque sabía, según el protocolo 230
estándar en los casos de asalto, que tendría que ir.
Respondí a todas las preguntas que el oficial de policía me hizo y luego
Countee le proporcionó una unidad de disco duro. Su equipo acababa de
instalar las cámaras de vigilancia en mi piso. La instalación era manejada
de la misma manera que en VLG. Nadie en mi empresa sabía que las
cámaras estaban allí excepto yo. Countee vio a los oficiales salir y luego vino
a mi oficina.
—Me dirigía a casa cuando se disparó la alarma silenciosa del ascensor.
Tenía a unos tipos ocultos sobre alguien no muy lejos de aquí, así que
pudieron llegar hasta aquí antes de que las cosas empeoraran —dijo
Countee—. Quiero que Laila empiece a ser tu sombra. Puedes decirle a la
gente que ella es tu asistente personal. Si estás aquí, ella estará aquí
contigo. Además, instalaremos una estación de seguridad secundaria en tu
piso, para que los visitantes se registren cuando salgan del ascensor. La
seguridad del edificio no es confiable. Tendré una charla con el dueño del
edificio y el dueño de la empresa de seguridad. Tenemos que llegar al fondo
de lo que pasó esta noche.
Realmente debería haberlo matado. Debería haberle quitado la vida de
forma dura y brutal.
Esas palabras siguieron sonando en mi mente mientras llevaba a Averie
al hospital. No quería ir en la ambulancia, así que la subí en mi coche y la
llevé.
No debí haber escuchado a Countee. Debí haberle pisoteado la cabeza
hasta ver que la materia cerebral se le escapaba por las orejas.
Esas palabras reemplazaron a las anteriores cuando tuvimos que
esperar en urgencias hasta que la llamaron. Por suerte una de las
enfermeras de Urgencias era amiga de la familia. Pudo llevar a Averie a una
habitación hasta que el médico estuviera listo para verla.
Probablemente podría alegar defensa propia y ser absuelto. Trató de
golpearme. 231
Me imaginaba esa situación cuando la enfermera me hizo esperar fuera
de la habitación mientras hablaba con Averie. Tenía su bolso y decidí
encontrar su teléfono y llamar a sus padres. Estoy segura de que ellos
querrían estar aquí. Desbloqueé su teléfono con el código que ella me dio
después de que le diera el mío. Encontré el número de móvil de su padre.
—Hola, Vee. ¿Por qué llamas tan tarde?
—Señor Patterson, soy Samuel. Llamaba para decirles a usted y a la
señora Patterson que Averie está bien, pero estuvo involucrada en un
incidente en su oficina. De nuevo, ella está bien, pero estamos en el hospital
Lady of Light.
—¡Incidente! ¿Qué clase de incidente?
—¿Incidente? —Escuché a la señora Patterson decir en el fondo.
—Involucró a otra persona que también está bien,
desafortunadamente. Estamos en la sala de emergencias, y estoy a punto
de volver a la sala con ella, pero la enfermera puede indicarle que vuelva
cuando llegue.
—Estamos en camino.
La enfermera salió de la habitación y me dio permiso para entrar. Me
senté junto a Averie en la cama y la acerqué a mí.
—Conoces el procedimiento, ¿verdad? Tomarán fotos de tu cuello y tu
ropa como evidencia. Tendrás que darles la ropa que llevas puesta.
—Sí, lo sé —dijo mientras apoyaba su cabeza en mi pecho—. Espero
que me den una aspirina o algo así, me duele la cabeza.
Debí haberle golpeado su cara hasta que me sangraran las manos.
Debería haber agarrado un trozo de cristal y apuñalarlo directamente en el
corazón.
—Estoy seguro de que tienen algo que pueden darte —respondí
mientras le frotaba el brazo.
—Señorita Patterson —habló la enfermera mientras entraba en la
habitación—. El fotógrafo forense está aquí para tomar fotos. ¿Puede
desnudarse, por favor? Tendrá que salir de nuevo, señor.
Quise jugar la carta de soy su abogado, pero seguí las instrucciones y
salí de la habitación después de besar a Averie en su frente.
Estaba de pie fuera de la puerta cuando vi al señor y la señora
Patterson corriendo hacia mí. Keeva y Kerem estaban cerca de ellos. 232
—Samuel —la señora Patterson estaba casi llorando—. ¿Qué ha
pasado?
Miré las caras de todos los miembros de su familia esperando que les
diera los detalles.
—Ella estaba en el edificio sola, y los de seguridad deberían haber
estado allí, pero no estaban. Fue atacada por un abogado con el que
trabajaba en la oficina del fiscal y más recientemente trabajó contra él en el
caso que trabajamos juntos.
—¿Atacada? —El señor Patterson se acercó más.
—Sí, señor. Le estaba llevando algo de comida y noté que el guardia de
seguridad no estaba en su escritorio. Subí al piso de ella y lo encontré
asfixiándola.
La señora Patterson y Keeva inhalaron bruscamente y se cubrieron la
boca.
—Se lo quité de encima, y la empresa de seguridad que contrató
recientemente llegó poco después que yo. No perdió la conciencia, pero está
conmocionada. No me dejarán entrar en la habitación ahora, pero señora
Patterson, estoy seguro de que la dejarán a usted y a Keeva entrar con ella.
La señora Patterson tomó la mano de Keeva y pasó junto a mí a través
de la puerta.
—¡Mamá! —Escuché a Averie gritar cuando su madre entró en la
habitación.
Eso me hizo volver a mi diálogo interno pensando en cómo debería
haberlo asesinado.
—Dímelo sin rodeos, Valentine. ¿Qué le pasó a mi bebé?
Me alejé de la puerta y les expliqué cada detalle del intento inicial de
Barry de acostarse con ella durante su ataque, al señor Patterson y a Kerem.
—¿No había señales de que este tipo estuviera loco? —preguntó el señor
Patterson.
—No, señor. Si hubiera tenido el presentimiento de que era peligroso,
lo habrían manipulado.
—Necesitas que te miren las manos —comentó Kerem haciendo un
gesto hacia mis manos.
Tenía cortes en ambas manos. Supongo que se lesionaron cuando 233
obligué a Barry a atravesar el cristal. Los paramédicos querían que fuera al
hospital de inmediato, pero no quería dejar a Averie, así que los vendaron.
No había notado que las vendas estaban saturadas de sangre hasta que
Kerem lo mencionó. Mi preocupación era Averie.
—Estoy bien. Haré que los revisen después de saber que Averie está
bien.
—No, hombre, esa gasa está empapada. No puedes ayudarla si no estás
bien.
—Deberías hacer que las miren ahora —instó el señor Patterson—.
Adelante. Estamos aquí con ella. Deja que te curen.

Sentí que les llevó una eternidad limpiar mis heridas y vendarme las
manos. No necesitaba puntos, pero uno de los cortes era lo suficientemente
profundo como para que usaran el pegamento quirúrgico para cerrarlo.
La enfermera me dio las instrucciones de limpieza y salí corriendo de
la habitación para encontrar a Averie.
Ella estaba con su familia en la habitación del hospital esperando a ser
dada de alta.
—El. —Sonrió cuando me asomé a la habitación—. ¿Tus manos están
bien? —Extendió sus manos hacia mí.
—Están bien. —Las puse detrás de mí—. Solo un par de cortes. ¿Cómo
estás? —Me apoyé en la pared cerca de la puerta, ya que su madre y su
hermana estaban sentadas a su lado sobre la cama.
—Cansada. Lista para ir a casa.
—¿A casa? Vienes con tu padre y conmigo —exigió la señora Patterson.
—No, mamá. Me voy con Samuel porque se va por la mañana y no
hemos pasado tiempo juntos.
—Ave... —La señora Patterson comenzó.
—Se la entregaré mañana temprano, señora Patterson, antes de ir al
aeropuerto. 234
—Bien, porque vas a necesitar un par de días libres en el trabajo.
—Lo sé, mami.
Esperamos hasta que la enfermera vino y le dio a Averie los papeles del
alta. No tenía ninguna lesión aparte de algunos cortes y moretones, pero el
doctor le recetó algunos medicamentos para el dolor y relajantes
musculares.
Su familia la acompañó hasta mi coche.
—Vee, estaré en casa de mamá por la mañana. Te quiero —dijo Keeva
mientras se abrazaban.
El resto de la familia la abrazó y ella se subió al auto.
Me despedí cuando subí y salí del estacionamiento.
—¿Quieres venir a mi casa o quieres quedarte en la tuya?
—Tienes que hacer las maletas, ¿no?
—No voy a ir.
—El, por favor. Esta situación ya es bastante horrible, ¿ahora quieres
perderte las reuniones importantes? No, ve. Estaré bien. Podemos ir a tu
casa, para que puedas hacer las maletas.
—Ray hizo las maletas por mí.
—Entonces me gustaría ir a casa.
No me importaba lo que ella dijera. Ya había hecho arreglos para que
Xavier se encargara de mis asuntos. Lo dejaría por ahora, pero no iba a
ninguna parte.
Conduje hasta su casa. No dijimos mucho en el viaje hasta allí. La
ayudé a salir del coche y la felicité por su aspecto con el uniforme verde que
el hospital le dejó llevar a casa. Sonrió, lo cual fue una visión bienvenida.
Empezó a bañarse, y encontré la sal de Epsom bajo su tocador y la tiré en
la bañera. Habría sido bueno si los dos cupiéramos, pero su bañera estaba
hecha para uno.
La ayudé a entrar en la bañera y me senté en el suelo junto a la bañera
para hacerle compañía.
—No debería haberme quedado tan tarde sola en la oficina. Podría
haberme ido fácilmente cuando Liddy se fue. Entonces nada de esto habría
pasado.
—Nada de lo que ha pasado esta noche es culpa tuya. Lo sabes, 235
¿verdad?
Cerró los ojos y no respondió.
—Averie Grace Patterson.
—No todo mi nombre... —Sonrió un poco pero aun así mantuvo los ojos
cerrados.
—Sí, y mírame cuando digo esto. —Esperé hasta que abrió los ojos.
Estaban llenos de lágrimas sin derramar. Mi corazón se hundió—. Nada de
toda esta situación de principio a fin fue culpa tuya. ¿No me dijiste que las
mujeres siempre asumen la culpa de las cosas que no deberían? No cambies
ahora, las chicas dirigen el mundo.
—Cállate, El. —Se rio.
Se lavó. Sostuve su toalla abierta mientras salía de la bañera.
—Ve a acostarte en la cama.
Agarré la mezcla de aceite de coco que ella usa como hidratante. Me
desnudé hasta los calzoncillos y la encontré en su dormitorio. Usé la crema
hidratante como aceite de masaje y le froté el cuerpo hasta que la oí roncar.
Tiré del edredón sobre ella y me metí en la cama junto a ella.
—Ray —susurré al teléfono.
—¿Avery está bien?
Countee había llamado y le había informado a él, a Roc y a Xavier de
los detalles del ataque de Averie.
—Está durmiendo. Le envié un mensaje de texto a Xavier mientras
estaba en el hospital, pero llámalo para asegurarte de que no tiene ninguna
pregunta. Estará en las reuniones que tenía programadas para esta semana.
Tocaremos la semana que viene de oído.
—Lo llamaré ahora. ¿Estás bien?
—Sí, tengo un corte en mi mano, pero está bien. Averie es mi
preocupación ahora mismo. Llama a Countee por la mañana para que
podamos tener una reunión sobre las medidas de seguridad y quiero que se
instale seguridad en su apartamento.
—Entendido. Te llamaré por la mañana. Ya está en todas las noticias.
No dicen el nombre de Averie, pero definitivamente dicen que el ataque
ocurrió en Patterson Law Firm.
236
—Sí, la mala prensa es lo último que ella necesita mientras intenta
resolver todo allí. Tendré que contactar con algunos de mis colegas para
encontrar una buena firma de relaciones públicas. Ella va a necesitarla.
—Haré algunas llamadas para ti por la mañana.
—Suena bien. Gracias, Ray. Dile a Savi que siento que estés despierto
tan tarde.
—Ella puede oírte. Está prácticamente en mi regazo. —Se rio.
—Me alegro de que todo esté bien. —La escuché decir en el fondo.
—Sí, ella va a estar bien.
No me dormí inmediatamente, aunque estaba agotado. Quería
asegurarme de que estaba completamente dormida antes de quedarme
dormido. No necesitaba que se despertara sola para adivinar su papel en
todo este lío. No sabía cómo planeaba proceder, pero esperaba una disculpa
y un plan por escrito detallando cómo esta situación no volverá a ocurrir
nunca más de la compañía de gestión de su edificio. Si no me satisface, los
voy a atar con tanta burocracia legal que tendrán que vender el edificio.
Puede que lo compre. No procederé hasta que ella me dé luz verde. Pero todo
el mundo relacionado con esta situación pagaría por esto.
Me desperté a la mañana siguiente antes que Averie. Permanecí
acostado a su lado y la vi dormir. Vi su pecho subir y bajar. Escuché los
pequeños ronquidos que hacía. Pensé en lo difícil que hubiera sido hoy si la
hubiera perdido. De hecho, ayer consideré no ir a su oficina porque no
quería molestarla y necesitaba empacar. En el último minuto cambié de
opinión, hice un giro en U ilegal y me dirigí a su oficina. Sabía que tendría
hambre, así que me detuve y compré comida en el camino. ¿Qué hubiera
pasado si hubiera ido con mi primera idea y me hubiera ido a casa? Hoy
hubiera sido tan diferente... insoportable.
Averie empezó a moverse después de que me fui al baño y volví a la 237
cama.
—Buenos días. —Sonrió antes de levantarse de la cama para ir al baño.
Abrió la puerta del baño unos minutos después.
—¿No llegas tarde? ¿A qué hora sale tu avión? —preguntó con la boca
llena de pasta de dientes.
—No voy a ir.
Se enjuagó la boca y luego dijo:
—Samuel, no. Dijiste que irías.
—No, no dije que iría. Dijiste que querías que fuera y no te respondí.
No me vas a intimidar para que te deje aquí cuando Xavier es más que capaz
de estar en esas reuniones por mí. Además, me duelen las manos.
Sus ojos se abrieron mucho, tomó aire y se cubrió la boca con las dos
manos. Luego se precipitó hacia mí.
—Cariño, lo siento. Ni siquiera consideré que estuvieras herido y que
pudieras sentir dolor. Déjame ver tus manos.
Realmente no tenía mucho dolor, pero necesitaba que dejara de
preocuparse por quedarme en casa. No pensé que se pondría en plan “novia
preocupada” conmigo. Me tomó las manos con cuidado y las examinó.
—¿Te pusieron puntos?
—No, usaron pegamento quirúrgico. El doctor dijo que sanaría bien ya
que no está cerca de mis nudillos. Solo tengo que tener cuidado de no mojar
el dorso de mi mano derecha ya que está pegada.
Se llevó mi mano a la boca y la besó suavemente, luego tomó mi otra
mano y la besó de la misma manera. Apoyó la palma de su mano en un lado
de mi cara y dijo:
—Gracias, Samuel Valentine. Me has salvado la vida.
Un enorme bulto se formó en la parte posterior de mi garganta y sentí
el escozor de las lágrimas que se formaban. Luché para mantener las
lágrimas a raya mientras respondía:
—Estaría perdido sin ti.
Me besó lenta y sensualmente mientras aún se aferraba a mi mano.
Su teléfono sonó en su mesita de noche.
—Ese es el tono de llamada de mi madre. —Se alejó y contestó el 238
teléfono—. Hola, mami. Sí, estoy despierta... Sí... Nos estamos preparando
para ir allí ahora... Dormí bien... Te veré en un rato... Te quiero también.
—¿Tu mamá te está buscando?
—Sí, pero puedo decirle que como no vas a ir, yo solo...
—No, es importante que pase algún tiempo contigo. Te dejaré allí y
volveré más tarde para ver cómo estás. Tengo que ocuparme de algunas
cosas.
—Me alegro de que no te vayas. Quiero quedarme contigo esta noche.
Mi madre lo entenderá.
—Volveré por ti esta noche. Mantente alejada de las redes sociales y
trata de no meterte en las noticias.
—¿Tan malo es?
—Quiero que te relajes. Hablaré con un amigo mío sobre la contratación
de una empresa de relaciones públicas para manejar la prensa negativa.
¿Está bien así?
—Sí, gracias.
—Yo me encargo.
Dejé a Averie en casa de sus padres. Su madre y su hermana la estaban
esperando. La señora Patterson me abrazó y me dijo: “Gracias”. No había
necesidad de agradecerme. Yo amaba a Averie. Nunca dejaría que le pasara
nada.
—¿Qué pasa, Count? —dije que después de conectar la llamada a mi
Bluetooth en el coche.
—¿Cómo está Averie?
—Físicamente está bien. Está tratando de ser fuerte, pero sé que aún
está conmocionada. Acabo de dejarla en casa de sus padres.
—¿Quieres dar un paseo conmigo?
—¿Es sobre Averie?
—Sí.
—Voy en camino.
Me encontré con Countee en su oficina y fui con él hasta una comisaría
de policía.
—Aquí es donde trajeron a Barry después de que lo revisaron en el
hospital. Tuvo una conmoción cerebral leve, pero está vivo. Uno de mis 239
contactos aquí puede llevarnos a la habitación con él siempre y cuando
mantengas la compostura.
—No puedo prometer eso.
—¿Al menos intentarlo? Creo que hay más en esta historia, pero
necesito sacarlo de él. Alguna mierda no tiene sentido.
—¿Más de que trató de asesinar a mi mujer? ¿Más de que tenía su
mano entre las piernas de ella tratando de abrir sus pantalones?
Estaba listo para entrar en esta habitación y asesinar a este tipo con
mis propias manos. Quería ver cómo la luz se atenuaba en sus ojos y la vida
dejaba su cuerpo.
—El, cálmate, o esto no va a pasar.
Respiré profundamente y dije una rápida oración. Le pedí a Dios que
me diera la habilidad de controlar mi temperamento. No quería volver a la
cárcel, pero lo haría hoy si el Señor no me ayudaba.
Seguí a Countee dentro de la comisaría y permanecí callado mientras
Count hablaba. Fuimos escoltados hasta una habitación que me recordaba
a la habitación en la que me tenían los oficiales cuando fui arrestado.
—Te sientas aquí en la esquina. No hables. Escucha. Esto es
importante, El.
Puse los ojos en blanco y me senté en el rincón como si estuviera en
tiempo muerto.
Unos minutos después un guardia abrió la puerta, y un hombre pálido
y magullado entró en la habitación. Casi no lo reconocí. Su traje era al
menos dos tallas más grande, su cabello estaba despeinado y sus ojos eran
de un color púrpura azulado. Sonreí cuando lo vi.
Lo llevaron a la mesa situada en el centro de la habitación y lo
esposaron a la barra que se extendía a lo largo de la mesa.
—Estaremos afuera —le dijo el guardia a Count.
—Buena ubicación.
La puerta se cerró detrás del guardia y Count se sentó frente a Barry.
—No estoy aquí para mentirte, Leathen. Solo quiero saber cómo
entraste al edificio y quién te dijo que la señorita Patterson estaría allí
trabajando hasta tarde.
—¿Por qué iba a hablar contigo?
Barry miró fijamente a Countee. 240
—Mmmmm... ¿por qué hablarías conmigo? Veamos. —Countee miró al
techo mientras tamborileaba sus dedos contra su barbilla—. Una buena
razón para hablar conmigo es que, con un par de golpes de mi teclado en el
teléfono, puedo cambiar tu número por el de un recluso normal y tenerte
fuera de la custodia de protección y en la población general en cuestión de
segundos. Otra buena razón para hablar conmigo es que los guardias de esa
puerta te llevarán a donde yo les diga que te lleven. Te pondrán en cualquier
celda que les diga que te pongan. Ambos sabemos que hay varios cientos de
personas en esta prisión a las que les encantaría verte muerto. ¿Por qué
hablarías conmigo? —Countee chasqueó los dedos y luego señaló a Barry—
, Oh, ya lo sé, probablemente porque tengo tiradores entrenados sentados
sobre tu esposa y esos dos niños pequeños en tu casa ahora mismo. ¿Cómo
se llaman? ¿Rebecca y Robert?
—¡Deja a mi familia fuera de esto!
—¿Por qué? No dejaste a mi gente fuera de esto. ¿Por qué no iba a hacer
lo mismo con tu familia?
Lo que pasa con Count es que nunca se sabe cuando estaba fingiendo.
Elegí pecar de precavido y tomarlo en serio todo el tiempo. He visto las cosas
que era capaz de hacer. Nadie quería eso en su vida.
—¿Necesito hacer las preguntas de nuevo?
—¡No sé quién me lo dijo! ¿De acuerdo? Recibía mensajes de texto
anónimos diciéndome cómo Averie había estado presumiendo en la oficina
de haberme golpeado. Me dijeron que me llamaba con nombres degradantes
y que contaba historias de que yo la quería, pero que ella me rechazó.
—¿Qué quieres decir con anónimo?
—Quiero decir que nunca dejaron un nombre y el número se remontaba
a un teléfono desechable.
—¿Oír que una mujer se jactaba de haberte golpeado te hizo entrar en
un ataque de rabia?
—¿Qué? ¡No! No. no. no puedo recordar nada de anoche. Me desperté
en el hospital encadenado a la cama. Los detectives me dijeron lo que había
hecho.
—Pedazo de mierda mentirosa... —murmuré.
Mi voz asustó a Barry. No había mirado a la esquina hasta ahora.
—El —regañó Countee.
241
Doblé los brazos sobre mi pecho y me dispuse a permanecer sentado.
Debí haberlo arrojado por la ventana y ver cómo su cuerpo golpeaba el
hormigón de abajo.
—Yo... yo estaba enfadado porque había recibido un mensaje de texto
diciendo que Averie iba a ir a mi jefe por un malentendido que tuvimos hace
algunos años. Estaba planeando que me expulsaran por conducta impropia.
Fui al bar a tomar un trago, y eso es todo lo que recuerdo.
—¿Hablaste con alguien en el bar?
—No que yo recuerde.
—¿Tu bebida tenía un sabor raro?
—No.… no que yo recuerde.
—Casi mataste a la señorita Patterson anoche y adivina qué, todo lo
que escuchaste fue una mentira. Tú eras la última persona en su mente.
Nunca mencionó tu nombre en la oficina, y no iba a venir por tu licencia. Te
engañaron.
—¿Cómo sabías que ella estaría sola en el edificio?
Tenía que preguntar. A Count le estaba llevando demasiado tiempo
llegar a esa pregunta.
—¡Acabo de decir que no me acordaba! —Levantó la voz.
Salté de mi esquina e intenté llegar a él, pero Count me agarró.
—¡Vamos, hombre!
Le quité las manos de encima a Countee y me puse en el rincón. Tenía
tantas ganas de ponerle las manos encima a este tipo.
—¿No recuerdas cómo te las arreglaste para llegar a su piso en su
edificio?
Asintió, pero mantuvo los ojos en mí.
—¿Dónde está el teléfono en el que recibías los mensajes de texto?
—No lo sé.
—¿A qué te referías cuando dijiste que Averie podría mantener su
pequeña firma? Nos lo dijiste antes de que empezara el juicio.
Acabo de recordar que hizo ese comentario cuando nos dijo que estaban
modificando los cargos de Roc.
—No sé de qué estás hablando. Solo la estaba incitando.
—¿Cuál es? ¿No lo sabes o la estabas incitando? —preguntó Countee.
242
—Estaba... estoy cansado de hablar. ¿Dónde está el guardia?
Countee llamó a la puerta y los guardias entraron para escoltar a Barry
a su celda. Mientras le quitaban las esposas de la mesa y se preparaban
para salir, Barry dijo:
—Nunca habría hecho daño a Averie si estuviera en mi sano juicio. Ella
es especial y única. Nunca debí haberlos escuchado.
—¿Escuchar a quién? —preguntó Countee.
Barry no respondió mientras el guardia lo acompañaba fuera de la
habitación.
—Retírense —dijo Countee en voz alta.
Realmente tenía a alguien sentado sobre la familia de Barry.
—¿Y ahora qué?
—Ahora averiguamos qué demonios está pasando. Alguien va detrás de
la empresa de Averie. La racha perdedora, la visita de Bell y el ataque de
Leathen. Tenemos que llegar al fondo del asunto.
—¿Averie sigue en peligro?
—Mientras Laila esté por aquí, estará bien.
Había pasado casi un mes desde el ataque. Mi madre insistió en que
empezara a ver a un terapeuta. Me alegro de que lo hiciera porque estaba
más impactada de lo que pensaba.
Quiero decir, quién no tendría algunos residuos de un ataque que casi
acababa con tu vida, pero más allá de eso, no lo había procesado
completamente hasta que empecé a hablar con Karen. Karen era una mujer
negra unos años mayor que mi madre. Era un tipo de mujer sin tonterías
que tenía cero tolerancias con la gente que entraba en su oficina y no quería
ayuda. Yo quería ayuda, así que nos llevábamos bien.
Laila había estado a mi lado desde que volví al trabajo. Liddy tenía un
poco de acidez estomacal porque contraté un asistente personal, pero le
expliqué que Laila me ayudaría con mis obras de caridad ya que empezaría
a trabajar en algunos proyectos con Torrey. No le dije a nadie quién era Laila
243
en realidad, ni siquiera a Liddy, y sabía que podía confiar en ella o al menos
esperaba poder hacerlo.
Estaba nerviosa por lo que Laila llevaría puesto en su primer día de
trabajo conmigo, pero cuando bajó del ascensor, me sorprendió gratamente.
Había cambiado sus pantalones caqui y su polo de Chambers Security por
un traje azul marino de piernas anchas con una camisola blanca debajo.
Llevaba el cabello suelto con largos rizos en cascada y se había pulido las
uñas. Se había transformado completamente. No sabía dónde guardaba su
arma, pero me aseguró que siempre llevaba algo.
Tener una sombra requería acostumbrarse. Pasé junto a los nuevos
guardias de seguridad en mi piso al salir del edificio. Me detuvieron
rápidamente hasta que pudieron contactar con Laila para seguirme. Me dio
una charla severa sobre no dejarla atrás. Desde entonces, aprendí a hacerle
saber mis movimientos. Pensé que se quedaría sentada y me vería trabajar,
pero me pidió un trabajo de verdad para mantenerse ocupada. Había hecho
llamadas de donantes y organizado visitas para ver espacios de eventos para
futuros eventos. Había sido genial tenerla cerca.
No había habido ninguna amenaza desde Barry, pero Countee seguía
preocupado. Seguía trabajando para llegar al fondo de las cosas que
sucedían en mi empresa.
Afortunadamente, la prensa negativa se desplomó sin mencionar mi
nombre. El nombre del bufete estuvo en todos los artículos de la prensa y la
web durante días, pero de alguna manera, nunca me mencionaron. La
prensa negativa no me ayudó en la búsqueda de mis clientes, pero yo seguía
trabajando en ellos y encontrando nuevos.
Laila y yo íbamos de camino a una reunión en Valentine Law con
Countee para discutir su progreso en mi caso. Habíamos decidido que no
nos reuniríamos en mi bufete porque no queríamos que nadie lo asociara
conmigo y supiera que yo estaba investigando.
Ray abrió la puerta de mi antigua sala de guerra en VLG. Parecía que
hacía años que habíamos llevado ese caso. Habían pasado tantas cosas
desde entonces.
Samuel estaba terminando una llamada, pero se paró a saludarme.
—Nena. —Sonrió—. ¿Cómo ha ido tu día hasta ahora?
—Mejor, ahora. —Nos besamos brevemente—. ¿Y tú?
—Más brillante ahora. —Sonrió de nuevo—. Hola, Laila. ¿Cómo es 244
trabajar con nosotros los civiles todos los días?
—En realidad lo disfruto. Tengo un descanso de toda la testosterona de
la oficina. Voy a correr al baño mientras esperamos a Count.
Se fue de la habitación dejándonos a Samuel y a mí solos.
—Tengo algo de lo que quiero hablarte una vez que termine esta
reunión. ¿Tendrás tiempo para quedarte?
Miré mi reloj.
—Sí, debería tener tiempo. ¿Está todo bien?
—Está bien.
—Buenos días —dijo Countee mientras entraba en la habitación.
Ambos respondimos.
—Tengo algunas cosas que repasar contigo antes de...
Laila entró en la habitación y Countee se detuvo. Más exactamente, se
congeló. La miró como si nunca la hubiera visto antes. No se movió ni habló
hasta que ella se sentó en la mesa.
—Lo siento. Tuve que correr al baño —anunció sin darse cuenta de que
Countee la miraba fijamente.
Era una mujer sorprendentemente hermosa en su traje de pantalones
rosa suave con una camisola de encaje negro. Seguía llevando su cabello en
suaves y sueltos rizos que descansaban más allá de la mitad de su espalda.
Samuel y yo nos miramos y sonreímos. La reacción de Countee a Laila
era difícil de pasar por alto.
Countee aclaró su garganta y continuó.
—Um... cosas como las que decía que quiero repasar contigo. Mi equipo
está revisando las imágenes de las cámaras de vigilancia cerca del bar donde
Leathen dijo que fue antes del ataque. No han encontrado nada todavía,
pero no han terminado con todas las imágenes. He decidido poner a alguien
en todos los asociados senior. Necesitamos ver en qué se están metiendo
después de hora y con quién están hablando.
Continuó con su caso mientras yo escuchaba y tomaba notas mentales.
Parecía como si lo tuviera todo cubierto. Me sentía segura con Laila en mi
oficina, y estaba segura en mi casa con el nuevo sistema de seguridad que
Samuel insistió en que instalaran.
—Laila, ¿puedes quedarte e informarme de lo que has experimentado
en la firma? 245
—Claro. —Laila se encogió de hombros.
—Averie y yo estaremos en mi oficina cuando termines —anunció
Samuel.
Lo seguí hasta su oficina. Cerró la puerta tras él y me hizo señas para
que me sentara a su lado en el sofá.
—¿De qué necesitabas hablarme?
—Me gustaría llevarte lejos por unos días. Hay un lugar que podríamos
conseguir que es privado y en un lugar tropical.
—El, sabes que no puedo irme ahora mismo. —Me puse de pie y empecé
a caminar.
—¿Cuándo fue la última vez que estuviste de vacaciones, Averie? No
me refiero a un día aquí o allá, sino a unas vacaciones con teléfonos
apagados, computadoras cerradas, ¿fuera de la red?
—Nunca he estado en ese tipo de vacaciones porque no he llegado a ese
punto en el que pueda relajarme así. Te ganas ese tipo de vacaciones.
—Te lo has ganado.
—¿Cómo, El? —Tiré mis manos al aire—. ¡Cómo me lo he ganado! No
estoy ni cerca de donde quiero estar económicamente o profesionalmente.
¡Con todo esto que está pasando ahora mismo, sabes que no puedo irme!
¿Por qué eres tan egoísta como para pedirme que me vaya en medio de una
tormenta? Podría perder mi firma detrás de esta mierda, pero ¿dices que nos
tomemos un descanso? ¡Tú empresa está en una base sólida, la mía no!
—¿Es egoísta por mi parte querer alejarte de la locura por unos días?
¿Esa es tu definición de egoísta?
—¡Sí! —grité—. ¡Estás en un punto de tu vida y de tu carrera en el que
puedes hacer lo que quieras! Tienes un equipo de gente que podría dirigir
este lugar sin ti. Me alejé de mi empresa por un segundo y mis empleados
trataron de destruirla.
—Siento haber intentado ayudarte a relajarte un poco.
—¿Relajarme? ¡Yéndome! Si yo fuera un hombre, ¿tú...?
—Aquí vas con eso otra vez. —Se levantó del sofá y caminó detrás de
su escritorio.
—¿Así que es una tontería cuando hago una simple pregunta sobre el
género? 246
—No, es una tontería cuando siempre vuelves a eso durante un
desacuerdo, especialmente conmigo. —Se puso el dedo en el pecho—. Es
una tontería porque sabes muy bien que la forma en que te trato no tiene
nada que ver con tu género y todo que ver con lo que siento por ti. ¿Pero
sabes qué? Bien, Averie. No quiero llevar tu lloroso, victimizado y rencoroso
trasero a ninguna parte. Quédate aquí y sé miserable. Y antes de que algo
salga de esa resbaladiza boca tuya, que no puedas retractar, sal de mi
oficina. —Señaló a la puerta.
¿Acaba de echarme?
—¿Acabas de...?
—¡Adiós, señora Patterson! —estalló.
Su voz me hizo saltar un poco. Tomé mi bolso y caminé hacia la puerta
de su oficina aún un poco... confundida. ¿Realmente me llamó víctima y me
echó de su oficina? Caminé hacia la puerta de la sala de guerra confundida.
—Estoy lista para irme, Laila —dije después de llamar a la puerta.
No sé si me siguió de inmediato o no. Reproduje la conversación en mi
cabeza mientras entraba en mi oficina después de llegar a mi edificio. Me
llamó una persona llorona, victimizada y rencorosa.
—Hola, Vee —dijo Keeva.
Me puse el teléfono en la oreja mientras miraba por la ventana de mi
oficina.
—Entonces, ¿Samuel me echó de su oficina?
—¿Qué significa que te echo?
—Quiero decir que me llamó una persona llorona, victimizada y
rencorosa y luego me dijo que me fuera.
—¿Qué hiciste? Espera antes de responder. Quiero decir, ¿qué hiciste
para que explotara?
Le conté toda la historia.
—Vee, ¿te enojaste porque quiere alejarte de toda la mierda que está
pasando ahora mismo? ¿Hablas en serio? Yo también te habría pateado el
culo. Todo lo que ese hombre ha sido para ti desde que empezaste a salir
con él es ser amable. Se ha doblado y se ha vuelto hacia cada uno de tus
pequeños caprichos, y en el momento en que quiere hacer algo
extraordinario por ti, ¿te peleas con él? ¿De qué demonios estás hablando
con Karen? 247
—No tenía que insultarme.
—¡Chica, cállate! Insultarás a alguien de cualquier manera en un
arrebato de ira. Las palabras que te dijo encajan contigo en este momento.
Eras una llorona y todo lo demás que dijo. Y voy a decir esto porque te amo
y sé que lo amas. Si tiene que disculparse contigo por querer darte algo de
paz, entonces no eres una mierda. Selah.
Miré el teléfono y me di cuenta de que me había colgado.
Me senté en mi oficina repitiendo nuestra conversación. Realmente
estaba tratando de hacerme sentir mejor. Hice una rabieta por nada. Me
merezco unas vacaciones, tiene razón. Unos días lejos de esto harán
maravillas para mí.
Me levanté de mi silla.
—Laila —dije mientras abría la puerta de mi oficina casi chocando con
Samuel—. El —estaba a punto de decirle a Laila que íbamos a volver a VLG.
—Vee, yo...
—No. —Lo interrumpí antes de que pudiera hablar. Lo llevé a mi oficina
y cerré la puerta—. No sería una mierda si te disculparas por tratar de darme
algo de paz. Lo siento. Exageré y me equivoqué. No soy una víctima, pero
estoy actuando como tal, y siento haber asumido ese papel cuando soy
mejor que eso. ¿Me perdonas?
—Sí, te perdono. Sé que estás estresada. No debería haberme
alimentado de ello. Podría haber parado todo eso, por eso lo siento.
—No, tenías razón. Me estoy quejando y preocupando demasiado. Me
canso de luchar.
—No tienes que luchar sola. Lucharé contigo. He estado luchando
contigo. Quiero ser tu compañero. Márcame cuando te canses de la misma
manera que te marqué con el caso de Roc. No hay ningún obstáculo que no
podamos superar juntos.
Me acercó a él. Apoyé mi cabeza en su pecho.
—¿Cuándo nos vamos?
—En unos días. ¿Crees que tu familia puede tomarse unos días y venir
con nosotros?
—¿Mi familia?
—Sí, tus hermanas y tus padres. Podemos volar todos juntos con mi 248
familia. Volaré con Ken y Trevor desde California.
—¿Hablas en serio, El?
—Sí. Creo que todos necesitamos un descanso.
—Entonces, ¿tendré que compartirte con nuestras familias todo el
tiempo?
—No, cariño, tengo algo especial solo para nosotros.
Me emocioné inmediatamente.
Samuel consiguió que todos hicieran una llamada en conferencia esa
noche y les explicó el viaje; mis padres, mis hermanas y hermanos, su madre
y su hermana y Roc y Coco. Todos acordaron salir en tres días.
Capítulo 14

E
nvié una limusina para recoger a todos y llevarlos a la pista de
aterrizaje de Wentzville. Mi avión era lo suficientemente grande
como para que entrara todo el mundo, pero alquilé uno más
grande para no tener que preocuparnos por el peso del equipaje. Cargamos
en el avión y encontramos nuestros asientos.
—Este es un avión muy bonito, Samuel —felicitó el señor Patterson.
—Gracias, señor. No es mío. El que tengo es más pequeño, pero quería 249
que todos estuvieran cómodos.
—Lo apreciamos. Mi esposa no ha dejado de sonreír desde que nos
enteramos de este viaje.
—Está muy pendiente, señor.
—Lo está.
Empezamos temprano, así que la mayoría nos fuimos a dormir hasta
la hora de comer. Después de comer, volamos durante unas cuatro horas
más y finalmente aterrizamos en nuestro destino. Obtuve permiso de los
Bluettes para usar su isla privada durante la semana. La isla tenía una casa
grande y tres casas más pequeñas. Incluía un personal para las casas y un
capitán para el barco que nos llevaría de ida y vuelta a la isla principal.
El jefe de personal les dio a todos su habitación asignada. Averie y yo
teníamos para nosotros una de las casas más pequeñas en el extremo de la
isla. Roc y Coco se quedaron en una casa y mi madre y hermana en la otra
casa más pequeña. La familia de Averie se alojaba en la casa más grande
donde comíamos todos juntos.
—¿Te gusta la casa? —pregunté después de encontrar a Averie en el
balcón del dormitorio mirando al océano.
—Es hermoso, cariño. —Me paré detrás de ella y le rodeé la cintura con
mis brazos—. Estaba pensando, honestamente no sé la última vez que vi el
océano. Quiero decir, he mirado por la ventana de un avión y lo he visto,
pero en realidad no me he tomado el tiempo para detenerme y verlo, olerlo
y sentirlo. Gracias por planear todo esto.
—Es un placer, Vee. Sabes que haría cualquier cosa por ti, ¿verdad?
—Sí. —Se giró en mis brazos—. Yo también haría cualquier cosa por ti.
—¿En serio? —Levanté una ceja.
Examinó mi expresión facial.
—¿Sí?
—Bien, ven conmigo. —La tomé de la mano y comencé a caminar hacia
la puerta.
—Espera, El. —Se rio—. Me refiero a casi todo. ¿A dónde me llevas?
—No, dijiste, "cualquier cosa". No puedes retirar eso.

250

—El —dijo mientras miraba desde la plataforma a la caída de veintiún


metros—. No voy a hacer esto.
El director de seguridad del lugar de salto en bungee estaba revisando
mis arneses.
—Dijiste que harías cualquier cosa.
—¡No, dije cualquier cosa por ti! No, nada.
La trabajadora comprobaba por segunda vez el arnés que llevaba
Averie. Cuando llegamos al lugar, pensó que íbamos a ver a otras personas
saltar. Una vez que llegamos a la cima, le expliqué que lo haríamos juntos.
Ella dijo que no durante toda la sesión informativa de seguridad. Luego dijo
que no mientras le ponían los arneses. Ahora estamos atados a los cascos,
y ella sigue diciendo que no lo va a hacer.
—El. —Miró al borde otra vez—. Esto es algo... —se acercó a mí—...
cosas de gente blanca. Los negros no hacen esto.
—Sí, lo hacemos —le susurré.
—Júntense para que podamos tomarles una foto —instruyó uno de los
miembros del personal.
—Tengo unas mucho más bonitas que puedes usar en mi obituario —
murmuró Averie.
La acerqué y levanté el pulgar mientras el personal tomaba un par de
fotos.
—Bien, señor Samuel y señora Averie, recuerden todo lo que hablamos.
Agárrense el uno al otro y disfruten de la experiencia.
Estaba exagerando. Siempre quise hacer esto, pero no sabía si Averie
estaría dispuesta a hacerlo. Planeé preguntarle a algunos de los chicos, pero
me abrió la puerta cuando dijo que haría cualquier cosa por mí. Aunque
sabía exactamente lo que quería decir, lo usé como una herramienta para
traerla aquí.
—Bien, aquí vamos chicos. —El miembro del personal nos empujó
ligeramente hasta que los dedos de los pies se salieron de la plataforma—.
Haré la cuenta atrás desde cinco y luego ustedes saltan.
251
Tomé la mano de Averie y la miré. Estaba mirando fijamente al frente,
pero parecía decidida a seguir adelante.
—Cinco... cuatro... tres... dos...
—Te amo, Averie.
Me miró con los ojos abiertos cuando oímos "uno" y ambos saltaron de
la cornisa.

—¡No morí! —grité después de que el personal me ayudara a quitarme


el arnés—. Mis piernas son como espaguetis, y mi corazón está latiendo
fuera de mi pecho, ¡pero no morí!
Samuel vino y me levantó.
—¡Lo hiciste!
—¡Lo hice! —Sonreí—. Ten cuidado. Sabes lo que pasó la última vez
que me levantaste así. —Me reí.
—Sí. —Me deslizó lentamente por su cuerpo, para que pudiera sentir
su erección cuando mis pies tocaron el suelo—. Esa es nuestra próxima
aventura.

Samuel y yo estábamos acostados en la cama completamente


satisfechos. Comimos una deliciosa cena en nuestra habitación después de
hacer el amor.
Me dijo que me amaba antes de saltar de la cornisa, pero no sé si lo
dijo porque existía la posibilidad de que muriéramos, o lo dijo porque lo
sentía.
252
Estaba acostada sobre su pecho y pasé mi mano por su costado.
—¿Qué es esta cicatriz? —Había notado la cicatriz en su lado izquierdo,
pero nunca pregunté qué era.
—Alguien trajo un cuchillo a un partido de baloncesto.
—¿Qué?
—Me apuñalaron cuando estaba en Pineville.
—¿Hablas en serio? —Me senté para mirarlo a los ojos.
—Sí. Estaba jugando al baloncesto en el patio, y alguien vino detrás de
mí mientras estaba distraído y me clavó al menos dos veces.
—Oh Dios mío. ¿Qué pasó después de eso?
—Le di una paliza. Luego me llevaron al hospital. La cuchilla no era tan
grande, por lo que no hizo un daño real, pero dolió como el infierno. Esa fue
la primera oportunidad en que Reggie y yo hablamos.
—¿Qué pasó con el tipo que te hizo daño?
—Cuando fui liberado de nuevo a la sociedad en general, él se había
ido y también los tipos que lo animaron a hacerlo. Descubrí más tarde que
Reggie tuvo algo que ver con su traslado.
—¿Alguna vez sentiste que estarías ahí toda tu condena, o sabías que
saldrías?
—No sabía cómo pensar más allá del momento hasta que Reggie me
enseñó a pensar en mi futuro. Algunos días sentía que no iba a ser libre
nunca más. Las pequeñas cosas me agotaban, me cansaba de oler los
residuos de los baños de otros hombres. Reggie y yo teníamos un horario de
cuándo usaríamos el baño, así la otra persona no tenía que sentarse a oler
mierda. Otros tipos no eran tan educados. Había un recluso que tenía
algunas cosas mentales sucediendo. Era peligroso, así que trataron de
mantenerlo encerrado lejos de los otros reclusos. Un día usó sus uniformes
y todo lo que encontró para tapar el baño. Luego esparció sus heces por toda
la celda en la que estaba. Tenía un trabajo de conserje y me enviaron a esa
celda, con Reggie para limpiarla. Nos dieron trajes de protección contra
materiales peligrosos, pero ese olor a mierda me tuvo enfermo durante días.
Ahora no puedo tolerarlo.
—¿Es por eso que tienes spray para caca por todas partes?
—Sí, no puedo soportar el olor. Es un desencadenante aunque hayan
pasado años desde que cumplí mi condena.
—¿Realmente las relaciones homosexuales son frecuentes en la prisión, 253
o es algo que sólo vemos en las películas y la televisión?
—No, es un hecho. Algunas de esas relaciones son consensuales y otras
no. Cosas terribles pueden sucederle a una persona en prisión. Ver los
efectos posteriores de un hombre que fue violado me hizo cambiar de opinión
sobre el sexo anal. Nunca te pediré sexo anal porque... son cosas que no
puedes dejar de ver. Nunca me abordaron así, pero ver a los tipos que lo
fueron... no es algo agradable.
—Quería preguntarte sobre el sexo anal. Nunca lo he hecho, pero si
fuera algo que quisieras explorar, estaría dispuesta.
—No tienes que preocuparte de que te lo pida. Me encanta cómo te
sientes cuando estás mojada y caliente y contrayéndote a mi alrededor.
Estoy satisfecho.
Me subí encima de él y lo besé. Me pasó las manos por la espalda.
—Antes de saltar, dijiste...
—Te amo, Averie. ¿Eso te asustó?
—No. —Sacudí la cabeza—. Me preguntaba si lo habías dicho porque
estábamos tomando nuestras vidas en nuestras propias manos o...
—Lo dije porque lo siento. Estoy enamorado de ti, Averie.
—¿Mi encanto del Medio Oeste te ha conquistado?
—O...
—¿O qué? —Me reí.
—O tu coño es la cosa más asombrosa que Dios ha creado, y estoy listo.
—¡Eres tan masculino! Yo también te amo.
Parecía sorprendido de que se lo dijera. Nos dio la vuelta, colocándol o
encima de mí.
—No tienes que decirlo porque yo lo haya dicho.
—Lo dije porque lo siento. Te amo, Samuel Valentine.

254
Entré en ella. Ambos gemimos con placer como si fuera la primera vez.
Encontré el valor para decirle lo que sentía por ella. No esperaba una
respuesta, pero ella también me ama. No puedo determinar con exactitud
cuándo me di cuenta de que estaba enamorado, pero mi amor por ella es
innegable. Ha llenado lugares en mí que pensé que siempre estarían vacíos.
No creí que pudiera amar a alguien como la amo.
Amo la forma en que gime mi nombre y me agarra el trasero
alentándome a ir más profundo.
—El, por favor no te detengas.
La observé porque sabía que estaba a punto de llegar al clímax y me
encantaba mirarla. No estaba preparado para la cruda emoción que
burbujeaba dentro de mí cuando la miré. No sólo estábamos conectados
físicamente, sino también emocionalmente. La observé a los ojos, pero vi
más allá de sus ojos. Nos vi tomados de la mano y riendo mientras le frotaba
su redondo estómago. Luego me vi como un viejo rodeado de gente que se
parecía mucho a Averie y a mí. Vi mi futuro en sus ojos, y me asusté por un
segundo, pero luego me di cuenta de que ella es todo lo que quiero. Tener
ese futuro con ella es mi nueva meta. Será la fuerza motriz detrás de mis
decisiones. Será la razón por la que me levanto de la cama, gano casos y
continúo construyendo mi imperio.
Mi clímax llegó justo cuando ella me llamaba por mi nombre y tenía un
clímax.
Después de que mi respiración se niveló y sentí que la función de mis
extremidades regresó, me incliné y dije:
—Te amo.
—Yo también te amo, El.

Los hombres decidieron ir juntos a un viaje de pesca.


Averie y el resto de las mujeres estaban de pie cerca del muelle mientras
todos cargábamos en el barco.
—¿Quién ha pescado antes? —preguntó la señora Patterson al grupo.
Todos miramos al señor Patterson.
255
—¿Qué? ¿Me miran a mí, porque soy el mayor? ¡Yo tampoco he
pescado! Nací en el campo, pero ese es el fin de la historia.
Todos se rieron.
—¡Bueno, tengan cuidado! —dijo mi madre.
El capitán del barco nos dio las instrucciones básicas de pesca y nos
dejó solos.
Hablamos de deportes y bebimos cerveza. El personal de la cocina
preparó nuestro almuerzo que comimos sin que un pez diera siquiera un
mordisco.
—Señor Patterson, Averie me mataría si supiera que estoy teniendo esta
conversación con usted por su postura sobre los derechos de la mujer y todo
eso. Pero, la amo. Quiero pasar mi vida con ella y eventualmente pedirle que
se case conmigo. Me gustaría tener su bendición.
Nunca pensé que tendría esta conversación con un hombre sobre su
hija. No es algo que la mayoría de los hombres hagan hoy en día, pero una
de las cosas que aprendí en la cárcel es a respetar a los hombres y a sus
familias. Si un hombre crió a su hija, la protegió y la cuidó toda su vida, lo
menos que podía hacer un hombre que quisiera ese lugar, es pedir la
bendición de su padre.
Todos los hombres del barco se callaron esperando que el señor
Patterson respondiera.
—Tenía un compañero de clase y de trabajo llamado Cleophus Jenkins.
Cleo no era un conductor; estaba en la gerencia, pero trabajamos en la
misma estación por un tiempo. Averie cree que no lo sé, pero ella y Cleo
salían juntos. Una vez que lo descubrí, me acerqué a Cleo como hombre y
le pedí que dejara en paz a mi hija. Sabía que ella tenía una mente fuerte y
que si le decía que se detuviera se iría a todo vapor. Cleo actuó como si
estuviera escuchando y la dejaría en paz, pero yo escuché, porque los negros
que no son inteligentes hablan demasiado. Descubrí que seguía tonteando
con ella. Mis hermanos y yo lo encontramos saliendo del bar una noche y le
dimos una paliza. La dejó sola después de eso.
—Puede que ella te lo mencionara, no lo sé. Sé que ella cree que fue la
que terminó con eso, pero yo lo terminé. —Apuntó con el dedo a su pecho—
. Te conté esa historia porque quiero que entiendas mi posición como su
padre, no puedo evitar que cometa errores, pero puedo ayudarla a
corregirlos. No seas un error que tenga que arreglar, porque lo haré. Me has
demostrado que te preocupas por ella por la forma en que la tratas delante
256
de mí y en privado. La salvaste de ese hombre, y te lo agradezco. Gracias
por hablarme de ello y déjame decir que ella podría hacerlo mucho peor.
Tienes mi bendición.
Extendió su mano. Nos estrechamos.
—Bueno, ya que estamos hablando de las mujeres Patterson, planeo
pedirle a Ken que se case conmigo mientras estamos aquí.
Todos felicitaron a Trevor.
Terminamos nuestro viaje de pesca sin nada que mostrar, salvo
estómagos llenos y un poco de tiempo de vinculación masculina.

Travis le propuso matrimonio a Kenzie durante la cena y ella dijo que


sí. Eso puso a todas las mujeres de la mesa en modo de planificación de
bodas, incluso a Princess. Ofreció sus servicios como la chica de las flores.
Averie y yo caminamos por la playa tomados de la mano. El sol se
estaba ocultando y la marea subía más por la playa.
—El.
—¿Sí, amor?
—Esto ha sido increíble. No quiero que termine.
—Tampoco quiero que termine. Tendremos que recrearlo tan a menudo
como podamos.
—Me encantaría eso.
—¿Qué te pareció que Trevor se le propusiera a Ken?
—Fue tan especial. Me encantan. Trabajan tan bien juntos.
—Nunca hemos hablado de matrimonio. ¿Cómo te sientes al respecto?
Se encogió de hombros.
—Es algo bueno, supongo. ¿Y qué hay de ti?
—Nunca lo consideré realmente. Ahora, creo que es algo bueno.
—¿Qué te hizo cambiar de opinión?
—Tú.
257
Las vacaciones fueron un éxito. Mi familia y la familia de Averie se
unieron y la pasaron muy bien. Incluso la pequeña señorita Princess me dio
las gracias y dejó atónita a toda la familia. La mejor parte de las vacaciones
fue ver a Averie relajarse, sonreír y divertirse. No hemos dejado de decirnos
que nos amamos desde que lo dijimos, cada vez que la escucho decirlo se
siente como la primera vez.
Xavier sostuvo VLG mientras estaba fuera e hizo un trabajo fantástico.
Estoy preparando el papeleo para ofrecerle una sociedad.
—Sí, El, ¿estás listo para el tribunal? —preguntó Xavier antes de venir
a mi oficina.
—Sí. Esto debería ser un caso abierto y cerrado, ¿verdad? ¿Sin
sorpresas?
—No, sin sorpresas.
—¡Señora Patterson!
Liddy irrumpió en las puertas de la conferencia. Laila se puso de pie,
lista para atacar antes de darse cuenta de quién era. La mirada de miedo en
los ojos de Liddy hizo que mi corazón se hundiera.
—¿Qué pasa?
—Discúlpennos, caballeros. Es una emergencia familiar —anunció a la
sala—. Llamaré a sus secretarias y asistentes para reprogramar. Gracias.
No tenía ni idea de lo que estaba pasando, pero confié en su juicio y
asentí mientras los hombres se paraban para salir de la sala de
conferencias.
Tan pronto como la puerta se cerró detrás del último hombre, ella abrió
su tableta y la puso delante de mí. Vi el cartel de noticias de última hora en
la parte inferior de la pantalla antes de prestarle toda mi atención a la
reportera de noticias. 258
—Sí, Laurie, estamos frente al juzgado de la ciudad donde tuvo lugar el
tiroteo. Los agentes de la ley nos impiden acercarnos más pero esto es lo que
hemos descubierto hasta ahora; varias personas han resultado heridas.
Sabemos con certeza que el señor Samuel Valentine, un prominente abogado
de la zona de San Luis ha sido disparado y llevado a un hospital local. Los
primeros informes dicen que está en estado crítico mientras que el o los
tiradores no han sido identificados.
—Espera... ¿qué?
—El incidente tuvo lugar en las escaleras del juzgado. El señor Valentine
y su equipo salían del juzgado cuando ocurrió el tiroteo. Se nos dice que el
hombre armado disparó varias veces y luego huyó en un auto que lo esperaba.
Tenemos un testigo ocular aquí con nosotros.
El enfoque de la cámara se amplió, y una dama estaba de pie junto al
reportero.
—¿Puede decirnos lo que vio?
—Um, sí. Iba de camino al juzgado porque necesitaba pedir una orden
de alejamiento contra mi malvado ex-novio Bobby. Estaba a punto de abrir la
puerta del edificio cuando escuché algunos disparos. Inmediatamente me
puse a cubierto y esperé a que cesaran los disparos. Vi a un tipo correr y
subirse a un coche, pero no sé si era el tirador o si sólo corría asustado como
todos los demás. Entonces oí a la gente gritando. Fue aterrador.
—Estoy segura de que lo fue. ¿Viste a alguien herido? —preguntó el
reportero mientras le volvía a poner el micrófono en el rostro de la mujer.
—Escuché a la gente gritar sobre un abogado y otro hombre siendo
lastimados, pero no sé quiénes son. Nos sacaron a todos del camino muy
rápido, así que no vi quién estaba herido.
—Muchas gracias...
—¿Está... está...?
Laila estaba en la esquina de la habitación hablando por teléfono y
haciendo gestos exagerados con las manos, mi teléfono vibraba sin parar, y
yo intentaba averiguar si El estaba bien, pero no podía formular las palabras
para hacer la pregunta.
—No lo sabemos, pero llamé a un coche para llevarte al hospital.
Gretchen llamó y me dijo dónde se llevaron al señor Valentine.
—Hay un coche abajo —anunció Laila—. Liddy, por favor, encárgate de 259
los teléfonos aquí y cierra el piso. No dejes a nadie en el piso, pero la gente
puede irse. Tendré el teléfono de Averie así que si hay algún problema con
lo que acabo de decir, llámame.
—Bien —dijo Liddy antes de recuperar mi bolso y mi abrigo.
Laila me levantó de mi asiento y me ayudó a meterme en el abrigo.
Agarró mi bolso y lo puso en mi hombro antes de empujarme hacia la puerta.
Me acababa de decir que me ama y ahora podría estar perdiéndolo... La
vida no sucede realmente así, ¿verdad?

—Señora Averie Patterson. —El pastor DeLucas me dio la bienvenida


al púlpito.
Me puse de pie, respiré profundamente. Miré el ataúd lacado negro con
acentos dorados adornado con hermosas rosas rojas. No podía creer que esto
hubiera sucedido. Subí los escalones alfombrados para pararme detrás del
podio del púlpito.
Miré al público. Algunas de los rostros los conocía y otros no. Una cosa
que todos tenían en común era que parecían tan tristes y devastados como
yo. Miré hacia el papel que estaba agarrando con fuerza. Me imaginé que el
papel contenía el discurso que estaba a punto de dar. ¿Por qué acepté esto?
Coloqué el papel en el podio y luego lo miré para leerlo. No pude distinguir
ninguna de las palabras. Por mucho que lo intentara, no podía entender lo
que decía el papel, así que improvisé.
Respiré hondo y comencé a hablar.
—Samuel y yo nos conocimos cuando su firma me pidió que fuera co-
consejera en uno de sus casos. Estaba tan emocionada por la posibilidad de
trabajar con el mundialmente conocido Valentine Law Group. Samuel, sin
embargo, no fue acogedor. Pensé que era absolutamente hermoso, pero su
actitud necesitaba algunos ajustes. —Me reí—. Empecé a pasar tiempo con
él, y en un abrir y cerrar de ojos, entendí por qué la gente hablaba de él de
la manera en que lo hacía. Entendí cómo la gente estaba hipnotizada por la 260
profunda cadencia de su voz.
Lo estaba.
—Lo vi trabajar, y me dio acceso a su brillante mente, entonces, me
enamoré. Nos enamoramos. Nos amamos mucho. Teníamos un amor que
sólo podía describirse como...
—¡Avery!
Mi hermana se puso de pie en la audiencia diciendo mi nombre. La
miré y no pude entender por qué no estaba vestida con un atuendo funerario
como el resto de nosotros.
—¡Avery! —gritó mi nombre otra vez. Esta vez estaba de pie justo a mi
lado.
—Cariño, despierta.
Abrí los ojos y miré a mi alrededor. Todavía estaba en la sala de espera
del hospital.
—¿El?
—Todavía está en cirugía.
free
indeed
Los eventos al final de Serving Time
han llevado a todos los personajes al caos.
Todos tendrán decisiones que tomar y
caminos que elegir.
Sigue las instrucciones a medida que 261
cada decisión conduce a otra en la
conclusión de Serving Time... Free
Indeed.
Bailey West

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Bailey West es una ávida lectora convertida en autora. Empezó su viaje


literario con el libro uno, Blue's Beauty (la serie Bluette Men). Ha producido
novelas de gran calidad desde su lanzamiento. Ella cree en el poder de las
personas a través de la palabra escrita y hablada. Espera dejar una
impresión permanente en todos quienes lean sus libros.
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