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Rayuela

Aquel juego que consistía en dibujar una serie de cuadros en la tierra o en la calle y en el
que nuestro mejor aliado era el famoso “tejo”. Una distracción sencilla con la que
indudablemente nos divertimos, reímos y quizá, hasta nos enojábamos, pero nunca sin
perder de vista nuestro objetivo, que era pasarla bien mientras jugábamos.

El trompo
Uno de los más representativos de Honduras, definitivamente, quien no jugo trompo como
dirían coloquialmente “no tuvo infancia”.

El juguete consistente en una peonza acompañada de una cuerda. Enrollando la cuerda


alrededor del trompo y tirando violentamente de uno de sus extremos a la vez que se lanza
el conjunto contra el suelo, se consigue que el trompo rote sobre su punta, manteniéndose
erguido y girando en el suelo.
Tazos

Esas figuras circulares con dibujos de caricaturas que tanto nos gustaban, y se encontraban
dentro de los “churros”. Se hacia de todo por ganar, entre mayor cantidad de tazos
tuviésemos mayor era nuestra alegría, la cuarta de nuestra mano era el pase que nos llevaba
a conservarlos o a tenerlos. No cabe duda que era una de las mejores pasatiempos.

Saltar la cuerda
Al salir al recreo era casi imprescindible no jugar a la cuerda, no faltaba quien apostará
diciendo que sería quien más número de saltos resistiría. Este es otro buen juego por el que
bien valdría la pena volver a ser niño.

Papelote
El aire era nuestro mejor compañero cuando se jugaba al papelote. Correr por el patio o por
alguna zona abierta que permitiera realizar la dinámica sin problemas era muchas veces
parte de la diversión.
Cuando el papelote se elevaba, junto con él también se elevaban nuestro entusiasmo, verlo
en el aire era el logro del día y la satisfacción que nos hacia dormir dormir felices.

Yoyo
En el yoyo nuestra mejor arma eran los trucos y piruetas que con él se lograban realizar.
Los más hábiles lograban hacerlo patinar en el suelo. El popular truco del perrito o el
columpio formaban parte de nuestros retos a superar, conseguir hacerlos nos hacia sentir los
reyes del mundo.

Los Marbles
“Está atrás de la raya”, “hubo mano negra”, “limpias y sucias”, expresiones de las que no se
podían prescindir si se jugaba a los marbles o canicas , como también se les conoce.
Cualquier lugar era bueno para jugarlos, pero no cabe duda que en la tierra era donde más
se disfrutaba.
Cada uno de todos estos juegos, al igual que el enchute, los yaxes, el huevo y la cuchara o
para los que solo necesitábamos nuestro cuerpo como: las estatuas, bola de nieve, fusilado,
las ollas, las escondidas, etcétera, encostalados, hula hula, etcétera, consiguieron e hicieron
de nuestros primeros años la mejor época.

Si bien es cierto, conforme crecemos las cosas cambian a nuestro alrededor; familia,
lugares, costumbres, amigos. Se suele decir que nada es para siempre, pero no es cierto, sí
que hay cosas a las que damos un valor especial, cosas que nos definen, que forman parte
de quienes somos y que nos acompañarán siempre.

Algunas de esas cosas son todos esos juegos, que hoy son una bonita tradición que
deberíamos disfrutar cada vez que podamos, tratando de nunca olvidar ese niño que todos
llevamos dentro.

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