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Ateneo de Expresión corporal y Educación física

Profesoras: Fernández, Graciela – Rojas, Valeria

Profesorado de Educación Inicial – plan 640

Curso: 4to

Año 2022

Alumna: Pasten, Mariana.

"No hay palabra verdadera que no sea unión inquebrantable entre acción y reflexión".

Paulo Freire.

Transcurrido el proceso de Residencia II dentro de la Escuela N°185 en la sala


múltiple Jardín “Leoncitos dormilones”, a cargo de las Docentes Badilla Claudia y
Godoy Natalia y en mi persona como residente Pasten Mariana, me propongo esta re
significación de tal proceso evidenciando mi evolución desde sus inicios y hasta la
finalización de mi proyecto denominado “Construcción de objetos lúdicos con
materiales reutilizables”.

Este proceso se llevó a cabo durante 8 (ocho) semanas aproximadamente


comenzando con 2 semanas de prácticas colaborativas, en las cuales tuve a cargo
algunos momentos designados por la docente de sala, destaco que durante estos
momentos atravesé diferentes sensaciones, con dudas e interrogantes varios, quizás
propios de la responsabilidad que conlleva estar al frente de una sala con 20 infantes,
pero con la gratitud de asumir el compromiso para generar experiencias y aprendizajes
significativos. Mi primera intervención estuvo dada a partir de la iniciación de una
jornada que consiste en saludar a la bandera, compañeros y docentes, dar las
novedades y antes de comenzar la jornada, la propuesta de un juego; momento en el
que la emociones y nervios invaden mi ser generando pausas extensas entre lo que
debía ser una actividad más dinámica, sin dudarlo la evaluación generó aún más
frustración cuando comencé a escuchar la devolución de la docente, es difícil
continuar luego de eso, intente ser resiliente y reencaminar mi objetivo. En los días
posteriores tomando en consideración las sugerencias de las docentes co formadoras
como también de docentes de los Ateneo y Práctica, comencé a pulir aquellos
aspectos que influyen negativamente en el proceso para convertirlos en andamiajes de
aprendizaje, tanto para las infancias, como para mí como futuro docente. Comencé
trabajando sobre mi tono de voz, ese que por los estados de nerviosismo que
atravesaba se hacía bajito, luego mi posicionamiento pedagógico para establecer
consignas claras, adaptadas al contexto, mis gestos y mi postura corporal. Cada día
que pasé en sala parada frente a los niños y niñas quienes esperaban expectantes las
actividades y propuestas fueron exigiendo de mi persona más y más desafíos. Desde
mi perspectiva empecé a visualizar mi progreso, volviéndose cada vez más positivo,
generando confianza y convicción en cada actividad. Si hoy en día pienso, analizo y
reflexiono en mi trayecto considero que desde el Ateneo de Expresión Corporal y
Educación Física, las actividades ofrecieron un espacio enriquecedor a través de las
telas, las cintas, los pañuelos, la música, las plumas y los relatos, garantizando al niño
y niña tiempo para la experiencia estética, el movimiento libre, la exploración y la

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construcción de nuevos saberes, verlos disfrutar de la música, los recursos la
experiencia en su totalidad me colmaba el alma, era ver en sus ojos las diferentes
sensaciones que los atravesaban, ellos/as solían poner en palabras y decir “es magia,
es mágico” y ese “otra vez seño” me hacían ver la importancia de ofrecer tiempos,
espacios y experiencias que promuevan el disfrute y reconocimiento del cuerpo, el
respeto por el propio y el de los demás. La enseñanza es esto una construcción
permanente de conocimiento y saberes, a partir de proponer/se nuevos desafíos, este
proceso me ha significado mucho más que un trayecto formativo, me llevo conmigo
quizás una de las experiencias más significativas en lo personal, el despliegue que me
permitió de lo más profundo de mi ser renovó cada expectativa, cada deseo por ser
mejor. Soy consciente que aún queda un largo camino por recorrer, este primer
acercamiento con las infancias, con el contexto educativo, con la docencia
propiamente dicha requiere renovarse cada día desde adentro, desde la experiencia,
atendiendo a cada contexto en su complejidad, somos protagonistas de cambios por
venir, formadores de sujetos cognoscentes y en su magnitud responsables directos de
su despliegue en plenitud. Agradezco cada sugerencia, cada palabra de aliento, cada
abrazo justo, aún más esas miradas que acompañan, que gratifican, que elevan,
sonrisas de felicidad, nunca podré olvidar mi primer día acompañada de la profe
Valeria brindándome con su presencia, con su voz, con el brillo de su mirada ese
empujón que tanto anhelaba para no quedar paralizada en el intento, cada uno de
nosotros somos conscientes de la necesidad de apoyo y afecto que se requiere en
este proceso, estamos constituidos con un otro en el vínculo y en el afecto, entonces
el camino se allana, la presión se alivia y el coraje se agranda, somos carne, hueso y
emociones y por mi parte solo me queda decir…

¡Gracias profe Valeria por estar allí!

¡Gracias profe Graciela por darnos ese primer contacto con una sala!

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