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Parte 1: Adolescencia
Parte 2: Adultez
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generatividad e interdependencia. Desarrollo cognitivo en la adultez.
Trabajo, productividad y relaciones interpersonales. Desarrollo psicosocial.
Familia y desarrollo humano. Cambios biológicos.
REQUISITOS DE ACREDITACIÓN
5
A continuación, presentaremos un esquema acerca de la
funcionalidad del Manual de Cátedra
MANUAL DE
CATEDRA
Facilita el
aprendizaje
Desarrollo teórico y
explicitación de los A través de Recomendación
propósitos de cada bibliográfica para
unidad, a fin de cada tema.
integrar los contenidos
básicos de cada
asignatura.
Propuesta de Actividades pensadas
para que selecciones la información
relevante y organices tus lecturas, a
fin de favorecer tu aprendizaje.
6
El Manual contiene una serie de indicaciones gráficas que pretendemos te
ayuden a identificar con facilidad sus distintos componentes y a organizar
las actividades de estudio:
ATENCION
Señala la presencia de conceptos claves de la unidad didáctica
estudiada.
7
FORO DE DEBATE
Representa un medio de comunicación, de consulta y debate, en la
plataforma virtual, donde los y las estudiantes pueden intercambiar,
sugerir, proponer, discutir y aportar información, que resulta de interés para el
desarrollo de la materia.
ESPACIO DE REFLEXIÓN
Propone la lectura de frases o textos con el fin reflexionar o analizar
con sentido crítico un problema o tema abordado teóricamente.
8
PARTE 1
ADOLESCENCIA
9
INTRODUCCIÓN
10
La psicología del ciclo vital se define como la disciplina que intenta
describir y explicar los cambios que ocurren a lo largo del tiempo en el
pensamiento, comportamiento, razonamiento y funcionamiento de una persona,
considerando sus determinantes biológicos y las influencias individuales y
ambientales (Undurraga, 2011).
Entre las características de la perspectiva del ciclo vital tenemos que el
desarrollo es:
Multidireccional: El desarrollo puede implicar aumento o disminución,
ganancias y pérdidas, en rangos diversos y variables, dentro de una misma
persona, grupo de edad o categoría de comportamiento.
Multidimensional: El desarrollo puede afectar diversas capacidades o
aspectos de una persona. Personalidad, inteligencia y percepción pueden
cambiar al mismo tiempo.
Plasticidad: Es posible mejorar el funcionamiento a través del ciclo de
vida, aunque hay límites acerca de cuánto puede mejorar una persona en
cualquier edad.
Historia y contexto: Las personas se desarrollan dentro de un contexto
físico y social, que varía en diferentes puntos en la historia. Los individuos no
sólo reaccionan a su contexto, también interactúan con él y lo influyen de manera
activa.
Causalidad múltiple: El desarrollo tiene múltiples causas. Puesto que
ninguna perspectiva específica puede describir o explicar de manera adecuada
las complejidades del desarrollo, el estudio del desarrollo del ciclo de vida
requiere esfuerzos multidisciplinarios cooperativos de investigadores de diversos
campos.
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PUBERTAD- ADOLESCENCIA
1
Joseph Stone y Joseph Church “Niñez y Adolescencia” Editorial Lumen Hormé- Bs. As. 1995
2
Elizabeth B. Hurlock “ Psicología de la adolescencia” Ediciones Piados. Bs. As. 1973
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Dado que hay diferencias entre los patrones de conducta de adolescentes
menores y mayores, la adolescencia puede ser dividida en dos períodos: inicial
y final. Según Hurlock (1973), la línea divisoria no está determinada por
alteraciones fisiológicas sino por diferencias en los patrones de conducta. En
ocasiones se emplea el término “juventud” para designar el período final de la
adolescencia, porque la conducta característica de este período se aproxima a
la de un adulto.
A) EL DESARROLLO FÍSICO
PUBERTAD Y PUBESCENCIA
ATENCION
13
referido a los cambios biológicos y fisiológicos que se asocian con la madurez
sexual. Adolescencia es un concepto más amplio que abarca también los
aspectos sociales y culturales.
La pubescencia (también llamada pre-adolescencia) es el lapso del
desarrollo fisiológico durante el cual maduran las funciones reproductoras; es
filogenética e incluye la aparición de los caracteres sexuales secundarios, así
como la maduración de los órganos sexuales primarios. Es el período de
aproximadamente dos años que precede a la pubertad, corresponde al período
de la primera adolescencia, y termina con la aparición de todos los caracteres
sexuales secundarios y la madurez reproductora.
La aparición de la pubescencia puede comprobarse por los cambios
corporales específicos que se producen según cierta sucesión, y se observa con
bastante constancia incluso en individuos retrasados o precoces:
Niñas Niños
Crecimiento del esqueleto Crecimiento del esqueleto
Desarrollo de los pechos Agrandamiento de los testículos
Pelo pubiano pigmentado lacio Pelo pubiano pigmentado lacio
Máximo aumento anual de Primera mutación de la voz
crecimiento
Pelo pubiano pigmentado Eyaculación
ensortijado
Menstruación Pelo pubiano pigmentado
ensortijado
Aparición del pelo axilar Máximo aumento anual de
crecimiento
Aparición del bozo
Aparición del vello axilar
Mutación ulterior de la voz
Aparición de la barba pimentada
Aparición del vello pectoral
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Podrían elegirse cualquiera de estos fenómenos (o varios) para
determinar el comienzo de la pubescencia. Es evidente que la pubescencia no
es un acontecimiento único, sino un conjunto de sucesos, ninguno de los cuales
se presenta en forma instantánea. Por consiguiente, hay mucha superposición
en la sucesión evolutiva.
La pubertad es el momento de la vida en el que comienza a manifestarse
la madurez sexual, caracterizada en la niña por el primer flujo menstrual o
menarca, y en los varones por diversos signos, entre los cuales tal vez sea el
más confiable la presencia de espermatozoides en la orina (perceptibles con el
microscopio). La idea principal en la definición de la pubertad es el logro de la
madurez reproductora.
Hay variaciones individuales tan marcadas en cuanto al tiempo necesario
para la maduración sexual que es imposible dar una estimación realmente
precisa acerca de su duración. Se requiere un período aproximado de 1 a 2 años
para los cambios preliminares desde el estado asexual al sexual. En este lapso
tienen lugar en todo el cuerpo las modificaciones preparatorias para la
maduración sexual. Cuando los órganos sexuales han alcanzado un punto en su
desarrollo que los habilita para la función reproductora, se requieren 1 ó 2 años
adicionales para completar su desarrollo y los demás cambios en todo el cuerpo
que acompañan a la madurez de los órganos sexuales. Esto significa que el niño
promedio necesita de 2 a 4 años para efectuar la transición.
La pubertad se asocia con la maduración sexual. Sin embargo, este
estadio se acompaña de cambios no sólo en el sistema reproductor y en las
características sexuales secundarias del individuo, sino en el funcionamiento del
corazón y, así, del sistema cardiovascular, en los pulmones, que afectan a su
vez al sistema respiratorio, en el tamaño y la fuerza de muchos de los músculos
del cuerpo, etc. Por tanto, la pubertad se debe ver como un acontecimiento en la
vida física del cuerpo con implicaciones de gran amplitud
Hurlock 3 señala algunos factores que influyen en la edad de maduración
sexual:
Herencia
3
Elizabeth B. Hurlock “ Psicología de la adolescencia” Ediciones Piados. Bs. As. 1973
15
Inteligencia ( los niños de inteligencia superior maduran
sexualmente un poco antes que aquellos cuyo índice intelectual corresponde al
término medio o es inferior a éste)
Salud (la buena salud, debido a un adecuado cuidado prenatal y
posnatal, deriva en una maduración más temprana)
Nutrición ( una dieta en la que predominan los carbohidratos
durante la infancia conduce por lo general a una maduración tardía, en tanto que
una dieta compuesta mayormente de proteínas da por resultado una maduración
más temprana)
Status socioeconómico de la familia (Cuanto mejor es el medio
socioeconómico, tanto mayores son las posibilidades de una maduración
temprana. Como consecuencia de una atención médica deficiente y de una
nutrición por debajo de lo normal, los niños criados en ambientes
socioeconómicos deficitarios maduran a menudo más tarde, tal como sucede
con los provenientes de medios rurales)
Contextura corporal (los niños más altos y más gruesos, en relación
a otros niños de la misma edad, alcanzan antes la madurez sexual)
ATENCION
16
otros tejidos estructurales), que influye en la determinación del tamaño del
individuo; y la hormona gonadotrópica (estimulantes de las gónadas o glándulas
sexuales)
La combinación de estas dos condiciones marca el comienzo de la
pubertad.
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Estructura de las gónadas humanas
Las gónadas (en los hombres, los testículos; en las mujeres, los ovarios)
son los órganos que producen los gametos y las hormonas sexuales. Los
gametos masculinos son los espermatozoides, producidos por división celular en
los túbulos seminíferos de los testículos adultos.
De forma típica, varios millones de espermatozoides maduran en el
epidídimo y se almacenan en los conductos deferentes cada día. Todos los que
no se liberan en la eyaculación son reabsorbidos, como parte de un ciclo
continuo.
Glándula prostática
Las secreciones de la próstata y de las glándulas de Cowper añaden
nutrientes al semen, el fluido en el cual los espermatozoides salen del cuerpo
durante la eyaculación.
Los testículos tienen una función doble. Producen “espermatozoides”
(células sexuales) necesarios para la reproducción y generan una o más
hormonas que controlan los ajustes físicos y psicológicos requeridos para llevar
a cabo la función reprodctor: desarrollo de las características sexuales
secundarias, posterior desarrollo del testículo, de la próstata, de las vesículas
seminales y del pene.
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En las mujeres, los ovarios producen óvulos o huevos. Al nacer, unos 2
millones de oocitos, u óvulos inmaduros, están presentes en los ovarios. Cuando
la mujer llega a la pubertad, un óvulo madura cada 28 días aproximadamente,
dentro de un folículo de De Graaf. La ovulación ocurre cuando el óvulo maduro
se desprende del folículo en el ovario y comienza su viaje por la trompa de
Falopio hacia el útero.
De modo análogo, se producen otras modificaciones en otros órganos de
la reproducción, como el desarrollo del útero, las trompas de Falopio y de la
vagina. Junto con estos cambios aparece la hemorragia menstrual cíclica o
menstruación. Además se desarrollan las características sexuales secundarias
del cuerpo femenino.
Menstruación
Un ciclo menstrual típico comienza con tres a cinco días de menstruación,
o expulsión del revestimiento uterino, durante la cual los niveles hormonales son
bajos. Al final de la menstruación, una hormona hipofisaria estimula el desarrollo
de nuevos folículos en el ovario. Éste secreta estrógenos cuando los folículos
maduran, e induce la proliferación de las células del revestimiento del útero.
Hacia la mitad del ciclo, un folículo maduro libera un óvulo. El folículo vacío forma
el cuerpo lúteo, un cuerpo endocrino que secreta progesterona. Bajo la influencia
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adicional de la progesterona, el revestimiento uterino se engrosa y se hace más
denso, como preparación para la implantación del huevo fecundado. Si la
fecundación no se lleva a cabo, el cuerpo lúteo muere y los niveles hormonales
bajan. Sin estímulo hormonal, el revestimiento uterino se deshace y es
expulsado, comenzando un nuevo periodo menstrual y un nuevo ciclo.
Después que las hormonas sexuales son estimuladas por las hormonas
de la glándula pituitaria o hipófisis, aquéllas actúan sobre ésta y dan lugar a una
reducción gradual en la cantidad o en la eficacia de la hormona del crecimiento.
Si no ha sido suficiente la cantidad de esta hormona al final de la infancia y
principio de la pubertad, el crecimiento del individuo se retarda, con la
consecuencia de que su estatura será inferior a la del término medio. Si, por el
contrario, se demora la producción de hormonas gonádicas en las cantidades
adecuadas, el crecimiento del individuo continúa durante más tiempo, con el
resultado de que su cuerpo (sus miembros en particular) adquiere grandes
proporciones.
Es evidente, en consecuencia, que la glándula pituitaria y las gónadas
deben funcionar de una manera recíproca, con una acción debidamente
regulada por parte de ambas, si el crecimiento ha de ser normal.
20
La pubertad acelerada, o pubertas praecox, se debe a una provisión
excesiva de hormona gonadotrópica durante los primeros años de la infancia.
Ello afecta las gónadas y el individuo madura demasiado pronto, incluso llega a
producir espermatozoides u óvulos, según sea el caso.
Si bien se desconocen las causas de que el suministro de la hormona
gonadotrópica sea tan abundante en una edad temprana, hay pruebas de que el
fenómeno no obedece a factores hereditarios.
ATENCION
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Elizabeth B. Hurlock “ Psicología de la adolescencia” Ediciones Piados. Bs. As. 1973
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La estatura que puede alcanzar un individuo al completar su crecimiento
depende de muchos factores: hereditarios, ambientales (nutrición durante el
crecimiento, nivel socio-económico, etc.), y la edad de maduración. La edad de
maduración influye sobre la estatura final de los jóvenes. Hacia los 15 años, las
diferencias entre quienes han madurado precoz y tardíamente comienzan a
desaparecer. Después de esta edad, los tardíos no solo alcanzan a los otros sino
que generalmente los aventajan. Entonces, por lo general, los niños que
maduran a un ritmo más lento llegan a una mayor estatura adulta que los de
maduración más rápida.
10
9
8
7
6
5 varones
4
3 mujeres
2
1
0
6 8 10 12 14 16 18
años años años años años años años
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equilibrio hormonal. La adiposidad se desarrolla en el abdomen, las caderas y
muslos.
Con respecto a los hábitos alimentarios, el pubescente manifiesta veloces
variaciones entre una alimentación exagerada y otra escasa; puede observarse
que una y otra disposición acompaña a sus estados de exaltación o de depresión
emocional. Pese a la rapidez de su crecimiento, que requiere mayor consumo de
alimentos, el pubescente apenas prueba comidas cuando está perturbado. Entre
las muchachas, la tensión y depresión de los períodos premenstrual y menstrual
dan lugar por lo común a un deseo compulsivo por comer, en especial cosas
dulces y golosinas.
23
el máximo de estatura; de ahí que parezcan proporcionalmente demasiado
grandes y notables.
Con respecto al crecimiento interno, no es tan evidente como el externo,
pero no es menos notable. Está estrechamente relacionado con el aumento de
la estatura y de peso y; como el crecimiento externo, es asincrónico.
Debido al desarrollo asincrónico de los distintos órganos internos, la
adolescencia se caracteriza por un aumento temporario de la inestabilidad
fisiológica.
24
4. Desarrollo de las características sexuales secundarias.
La cuarta transformación física que acaece durante la pubertad es el
desarrollo de las características sexuales secundarias: los aspectos físicos que
dan una apariencia “femenina” o “masculina”. Estas son:
VARONES MUJERES
Ensanchamiento de los hombros, Ensanchamiento de los hombros e
debido a la presencia de músculos incremento en la amplitud y redondez
pesadoslo que le da al tronco una de las caderas, quedando así limitada
conformación triangular. la cintura, que da al tronco una forma
Forma definida de brazos y piernas similar a la de un reloj de arena.
debido al desarrollo muscular. Conformación definida de brazos y
Nudos o leves protuberancias piernas debida principalmente al tejido
alrededor de las tetillas. adiposo.
Vello púbico que se extiende hasta Desarrollo del busto.
los muslos. Vello púbico.
Vello en las axilas. Vello axilar.
Vello facial sobre el labio superior, a Vello facial sobre el labio superior, en
los costados y en la barbilla, y pelo la parte inferior de las mejillas y al
en la región de la garganta. borde del mentón.
Pilosidad en los miembros, el pecho Pilosidad en los miembros.
y los hombros. Cambio de voz de una tonalidad aguda
Cambios de voz a otra grave.
Cambios en el color y textura de la Cambios en el color y textura de la piel
piel.
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Repercusiones físicas y psicológicas de la transformación del
cuerpo.
Según Hurlock (ob.cit. ) los cambios radicales del cuerpo que acabamos
de describir, tienen repercusiones tanto psicológicas como físicas. Las
transformaciones corporales se acompañan generalmente de fatiga, falta de
ánimo y otros síntomas de una salud deficiente. Estos asumen proporciones
exageradas cuando los cambios físicos suceden con rapidez o cuando se espera
que el púber asuma mayores responsabilidades en el hogar y en la escuela, que
las que tenía cuando era niño. Cuando el individuo parece más adulto que niño,
las expectativas sociales abruman psicológicamente al adolescente. Por ello,
una de las tareas evolutivas más difíciles para el joven adolescente es la
aceptación de su cuerpo cambiado, debe aceptar su nuevo tamaño y
conformación como la figura que tendrá el resto de su vida.
Casi todos los niños aguardan con impaciencia el momento de su
crecimiento, pero los cambios que se operan en sus cuerpos les causan más
angustia que placer. Las condiciones físicas constituyen una fuente de
preocupación para los adolescentes. Según Hurlock (1973), los estudios de las
fuentes de preocupación revelaron que giran alrededor de tres preguntas: ¿Soy
normal?, ¿Estoy adecuado a mi sexo?, y ¿Qué puedo hacer para que mi cuerpo
alcance la figura de mi ideal infantil?
La preocupación referente a la normalidad surge a menudo porque el
pubescente no sabe que diferentes partes del cuerpo se desarrollan según ritmos
diversos y llegan a la madurez en diferentes edades. También ignora que el
programa de la naturaleza difiere según los individuos y, por consiguiente, se
perturba cuando nota que su cuerpo es diferente en algunos aspectos de los de
sus pares.
Mucho antes de la pubertad, los niños de ambos sexos aprenden qué es
lo que constituye la adecuación sexual de la apariencia, y qué papel desempeña
un aspecto apropiado a su sexo para tener éxito en los ajustes sociales. En
consecuencia, se preocupan por toda característica de su cuerpo que sugiera
una inadecuación al sexo pertinente. Por ejemplo, como las muchachas saben
que los adolescentes las prefieren delgadas, con piernas largas, un busto bien
desarrollado, etc.; se sienten preocupadas cuando sus características físicas no
26
concuerdan con esta imagen. Los ideales físicos de la infancia reciben su
alimento de los medios masivos de comunicación, de la familia, de compañeros
y de actitudes culturales generales.
Cuando el pubescente compara su cuerpo con el ideal imaginado, por lo
general, tiene motivos sobrados para preocuparse.
Los estudios de las fuentes de preocupación muestran que el adolescente
se siente molesto por alguna característica física que, en su opinión es basta o
desproporcionada, o inadecuada para su sexo, o que no concuerda con los
estándares de la sociedad. También puede preocuparse porque le desagrada
personalmente un rasgo que se aparta del ideal de su infancia.
Según Hurlock (1973), las preocupaciones más comunes que tienen los
individuos pubescentes respecto a sus cuerpos en desarrollo son:
Diferencias en el desarrollo de cada sexo.
Los varones son más pequeños, más bajos y menos desarrollados que
las mujeres durante un lapso de 2 a 5 años, generando un desinterés de las
muchachas hacia los compañeros de su edad.
Características sexuales secundarias.
La pilosidad facial y corporal abundante, la voz quebrada y la falta de
desarrollo muscular preocupan a los varones. Senos y caderas sin desarrollar,
el vello sobre el rostro, los miembros y las axilas perturban a las mujeres.
Erupciones dérmicas.
El acné y los granos restan atractivo a los púberes. Esto se debe a que
las glándulas sebáceas se agrandan y activan especialmente, y durante un
tiempo deben funcionar por conductos en extremo pequeños. El resultado es una
perturbación dérmica que se conoce como “acné”.
Sudor axilar.
Los púberes se preocupan por el olor a transpiración y por las manchas
que ésta deja. Esto se debe al agrandamiento de las glándulas sudoríparas
“apocrinas”.
Con el rápido crecimiento desparejo propio del período pubescente, los
muchachos que antes tenían un buen control sobre sus cuerpos, se vuelven
torpes desde el punto de vista de la motricidad. La torpeza del pubescente
dependerá en gran medida de la rapidez del impulso del crecimiento.
27
Asimismo, la tensión de las arterias, que deriva de las desproporciones
entre el tamaño del corazón y el de los conductos arteriales hace que el
pubescente sea inquieto e incesantemente activo, y tenga el deseo de consumir
la energía recién liberada. Como consecuencia, le resulta difícil estar parado o
sentado en una determinada posición por algún tiempo. A diferencia del niño que
es capaz de liberar la energía emocional reprimida mediante el juego activo, el
pubescente que se aparta de los deportes y pasatiempos carece de esta forma
de catarsis emocional, y se convierte con frecuencia en un malhumorado que
estalla en rabietas o crisis de llanto incontrolado a la más ligera provocación.
28
A continuación, le sugerimos visualizar el siguiente material
audiovisual: DOCUMENTAL “El cuerpo humano: Adolescencia (Rebelión
hormonal)” disponible en:
https://www.youtube.com/watch?v=jZOM5rD4vcs&t=5s
ATENCION
b) ASPECTOS PSICO-AFECTIVOS
5
Teorías de la Adolescencia. Rolf. E. Muuss . Editorial Paidós. Bs. As. 1993.Cap. II
29
cumplimiento de esa tarea evolutiva contiene un elemento común a todas las
culturas, y es la idea de que el niño, con el fin de adquirir una identidad del yo
fuerte y sana, ha de recibir un gran reconocimiento de sus rendimientos y logros.
Erikson describe ocho pasos evolutivos, y afirma que en cada uno de ellos
surge un conflicto con dos desenlaces posibles:
• si el conflicto se desarrolla de manera satisfactoria, la cualidad
positiva se incorpora al yo, y puede producirse un desarrollo ulterior saludable.
• Si el conflicto persiste o se resuelve de modo insatisfactorio, se
perjudica el yo en desarrollo, porque se integra el él la cualidad negativa.
Según Erikson, la pubescencia se caracteriza por la rapidez del
crecimiento físico, la madurez genital y la conciencia sexual. Puesto que estos
dos últimos aspectos son cualitativamente muy diferentes de los experimentados
en años anteriores, se presenta en este período un elemento de discontinuidad
que lo separa del desarrollo anterior. El joven se enfrenta con una “revolución
fisiológica” dentro de sí mismo que amenaza a su imagen corporal y a su
identidad del yo.
Según Erikson la adolescencia es el período durante el cual ha de
establecerse una identidad positiva dominante del yo. El adolescente tiene que
establecer la identidad del yo a la luz de sus experiencias anteriores y aceptar
que los nuevos cambios corporales y sentimientos libidinales son parte de sí
mismo. Si la identidad del yo no se restablece satisfactoriamente en esa etapa,
existe el riesgo de que el papel que ha de desempeñar como individuo se le
aparezca difuso, cosa que pondrá en peligro el desarrollo ulterior del yo.
Durante las tentativas iniciales de establecer la identidad del yo existe
cierta difusión del papel a desempeñar; en este período, los adolescentes se
sobreidentifican muchas veces con héroes de pantalla, dirigentes de grupos,
campeones de deporte, etc., y suelen hacerlo hasta el punto de perder toda
identidad aparente de su propio yo. Llegado a ese punto, pocas veces el joven
se identifica con sus padres; por lo contrario, se rebela contra el dominio, el
sistema de valores y la intrusión de éstos en su vida privada, ya que necesita
separar su identidad de la de ellos. Con todo, existe una necesidad desesperada
de pertenecer socialmente a un grupo. Sus compañeros, la pandilla y la “barra”
ayudan al individuo a encontrar su propia identidad dentro del contexto social. El
sentimiento de solidaridad en grupos de adolescentes es fuerte, y Erikson
30
considera que tanto los consiguientes sentimientos gregarios como la no
tolerancia de las “diferencias” (lenguaje, gestos, vestimenta, etc.) constituyen
una “defensa necesaria” contra los peligros de autodifusión que existen durante
este período. El adolescente busca identificarse con sus compañeros a través
de la estereotipia de sí mismo, de sus ideales y de sus adversarios, sobre todo
durante una época en que la imagen corporal se modifica radicalmente, en que
la madurez genital estimula la imaginación y la intimidad con el sexo opuesto
aparece como una posibilidad tanto positiva como negativa.
El enamoramiento, acontecimiento común y frecuente en esa edad, es de
naturaleza menos sexual que en edades ulteriores; el adolescente trata de
proyectar en otra persona su propio yo, aún difuso e indiferenciado, con el fin de
aclarar y descubrir el concepto de sí mismo y la propia identidad del yo. En este
sentido, los asuntos amorosos “serios” por los que atraviesa el adolescente
contribuyen al desarrollo del yo porque en las sucesivas identificaciones el
adolescente encuentra guías para determinar y rever la definición de su propio
yo.
La madurez empieza cuando la identidad ha sido establecida y ha surgido
un individuo integrado e independiente, parado sobre sus propios pies, que no
necesita usar a otros como muletas emocionales y que no repudia su pasado,
cuando ya no tiene que poner en tela de juicio en todo momento, la propia
identidad.
La identidad del yo implica la integración total de ambiciones y
aspiraciones vocacionales, junto con todas las cualidades adquiridas a través de
identificaciones anteriores: imitación de los padres, enamoramientos, admiración
de héroes, etc. Únicamente el logro de todos esos aspectos de la identidad del
yo (que podemos llamar integridad) permitirán la intimidad del amor sexual y
afectivo, la amistad profunda y otras situaciones que requieren entregarse sin
temor de perder la identidad del yo en la etapa evolutiva siguiente.
El adolescente debe establecer la identidad del yo durante la
pubertad para poder incorporar la madurez genital a su imagen corporal. De esta
manera consigue establecer un sentido de integridad del yo que es esencial si
ha de entablar una relación amorosa verdadera a la cual pueda entregarse.
En resumen:
31
Entonces, para Erikson, el adolescente es alguien fundamentalmente en
busca de su identidad. La pregunta ¿quién soy? Es la más angustiante y también
la más importante que podía hacerse. Y ¿cómo puede el adolescente
encontrarse a sí mismo? Erikson responde con la siguiente metáfora:
“El adulto era el frontón necesario para que el joven tenista hiciera sus
prácticas, se probara, probara los golpes, mejorara sus tiros y resultara, no sin
desgaste para el frontón, un adulto hecho y derecho, es decir, un buen jugador” 6
Así el adolescente que crecía se encontraba con una generación
adulta y se entrenaba peloteando contra ella. Entre esa generación adulta y él
había una distancia, una brecha dada por las diferencias de épocas que a cada
uno le había tocado vivir y de la educación recibida. Rebelarse, confrontar,
buscar su propia síntesis era la tarea adolescente, a tal punto de considerar a
este aspecto como esencial en el proceso de construcción de la personalidad
madura e independiente.
LECTURAS BIBLIOGRÁFICAS
ERIK ERIKSON (1968) “Identidad, juventud y crisis” Ed. Paidós. Buenos Aires.
Argentina
6
Identidad, juventud y crisis. Erikson E. Editorial Paidós. Bs. As. As.1968
7
“La adolescencia normal” Un enfoque psicoanalítico. Arminda Aberastury y Mauricio Knobel. Ed.
Paidós.
32
Cuando el adolescente se incluye en el mundo con este cuerpo ya
maduro, la imagen que tiene de su cuerpo ha cambiado, también su identidad, y
necesita entonces adquirir una ideología que le permita su adaptación al mundo
y/o su acción sobre él para cambiarlo.
En este período fluctúa entre una dependencia y una independencia
extremas y sólo la madurez le permitirá más tarde aceptar ser independiente
dentro de un marco de necesaria dependencia. Es un período de
contradicciones, confuso, ambivalente, doloroso, caracterizado por fricciones
con el medio familiar y social. Este cuadro es frecuentemente confundido con
crisis y estados patológicos.
Tanto las modificaciones corporales incontrolables como los imperativos
del mundo externo que exigen del adolescente nuevas pautas de convivencia,
son vividos al principio como una invasión. Estos cambios, en los que pierde su
identidad de niño, implican la búsqueda de una nueva identidad que se va
construyendo en un plano consciente e inconsciente. Ese largo proceso de
búsqueda de identidad ocupa gran parte de su energía y es la consecuencia de
la pérdida de la identidad infantil que se produce cuando comienzan los cambios
corporales. El adolescente manifiesta una multiplicidad de identificaciones
contemporáneas y contradictorias, en una combinación inestable de varios
cuerpos e identidades. No puede renunciar todavía a aspectos de sí mismo y no
puede utilizar y sintetizar los que va adquiriendo; y es en esa dificultad de adquirir
una identidad coherente donde reside el principal obstáculo para resolver su
identidad sexual.
Pero no sólo es el adolescente el que padece este largo proceso, sino que
los padres también tienen dificultades para aceptar el crecimiento de sus hijos.
Este proceso de la vida, tiene sobre los padres una influencia importante;
ya que el adolescente provoca una verdadera revolución en su medio familiar y
social, creando un problema generacional no siempre bien resuelto. Los padres,
ahora son juzgados por sus hijos, y la rebeldía y el enfrentamiento son más
dolorosos si el adulto no tiene conscientes sus problemas frente al adolescente.
Ocurre también que los padres viven los duelos por los hijos (por el cuerpo
del hijo pequeño, por su identidad de niño y por su relación de dependencia
infantil), y los padres también tienen que desprenderse del hijo niño, y
evolucionar hacia una relación con el hijo adulto, lo que impone muchas
33
renuncias de su parte. Los adultos, al perder para siempre el cuerpo de su hijo
niño se ven enfrentados con la aceptación del devenir, del envejecimiento y de
la muerte. Debe abandonar la imagen idealizada de sí mismo que su hijo ha
creado y aceptar una relación llena de ambivalencias y críticas.
Hasta hoy el estudio de la adolescencia se centró solamente sobre el
adolescente. Este enfoque será siempre incompleto si no se toma en cuenta la
otra cara del problema: la ambivalencia y la resistencia de los padres a aceptar
el proceso de crecimiento.
El desprecio que el adolescente muestra frente al adulto es, en parte, una
defensa para eludir la depresión que le impone el desprendimiento de sus partes
infantiles, y además, la desidealización de las figuras parentales lo sume en el
más profundo desamparo. Sin embargo, este dolor es poco percibido por los
padres que suelen encerrarse en una actitud de resentimiento y refuerzo de la
autoridad, actitud que hace aún más difícil este proceso.
ATENCION
8
“La adolescencia normal” Un enfoque psicoanalítico. Arminda Aberastury y Mauricio Knobel. Ed.
Paidos.
34
• El desapego, en la que se renuncia al objeto y se produce la
adaptación a la vida sin él. Esta última etapa permite el apego a nuevos objetos.
Según Arminda Aberastury, son tres los duelos que el adolescente
debe elaborar para convertirse en adulto:
35
• Duelo por la identidad y por el rol infantil
En la infancia, la relación de dependencia es una situación natural y lógica;
el niño acepta su relativa impotencia, la necesidad de que otros se hagan cargo
de ciertos tipos de funciones yoicas, y su yo se va enriqueciendo mediante el
proceso de proyección e introyección que configura la identificación. En la
adolescencia hay una confusión de roles, ya que al no poder mantener la
dependencia infantil y al no poder asumir la independencia adulta, el sujeto sufre
un fracaso de personificación y así, el adolescente delega en el grupo gran parte
de sus atributos, y en los padres, la mayoría de las obligaciones y
responsabilidades.
En este desarrollo, y en parte, por los mecanismos de negación del duelo
y de identificación proyectiva con sus coetáneos y con sus padres, pasa por
períodos de confusión de identidad. Esta sería una de las bases del fenómeno
de las “barras”, en donde el adolescente se siente aparentemente tan seguro,
adoptando roles cambiantes y participando de la actuación, responsabilidad y
culpas grupales.
Normalmente, el adolescente va aceptando las pérdidas de su cuerpo
infantil, al mismo tiempo que va cambiando la imagen de sus padres infantiles,
sustituyéndolas por la de sus padres actuales, en un tercer proceso de duelo.
Tiene que dejar de ser a través de los padres para llegar a ser él mismo.
36
Ocurre también que los padres viven los duelos por los hijos (por
el cuerpo del hijo pequeño, por su identidad de niño y por su relación de
dependencia infantil), y los padres también tienen que desprenderse del hijo
niño, y evolucionar hacia una relación con el hijo adulto, lo que impone muchas
renuncias de su parte. Debe abandonar la imagen idealizada de sí mismo que
su hijo ha creado y aceptar una relación llena de ambivalencias y críticas.
Hasta hoy el estudio de la adolescencia se centró solamente
sobre el adolescente. Este enfoque será siempre incompleto si no se toma en
cuenta la otra cara del problema: la ambivalencia y la resistencia de los padres
a aceptar el proceso de crecimiento.
El desprecio que el adolescente muestra frente al adulto es, en parte, una
defensa para eludir la depresión que le impone el desprendimiento de sus partes
infantiles, y además, la desidealización de las figuras parentales lo sume en el
más profundo desamparo. Sin embargo, este dolor es poco percibido por los
padres que suelen encerrarse en una actitud de resentimiento y refuerzo de la
autoridad, actitud que hace aún más difícil este proceso.
9
“La adolescencia normal” Un enfoque psicoanalítico. Arminda Aberastury y Mauricio Knobel. Ed.
Paidós.
37
adulto del desarrollo y que en las diferentes sociedades este período puede
variar como varía el reconocimiento de la condición adulta que se le da al
individuo. Sin embargo, existe, como base de todo este proceso, una
circunstancia especial, que es la característica propia del proceso adolescente
en sí, es decir, una situación que obliga al individuo a reformularse los conceptos
que tiene acerca de sí mismo y que lo lleva a abandonar su autoimagen infantil
y a proyectarse en el futuro de su adultez.
Podemos definir a la adolescencia como “la etapa de la vida durante la
cual el individuo busca establecer su identidad adulta, apoyándose en las
primeras relaciones objetales-parentales internalizadas y verificando la realidad
que el medio social le ofrece, mediante el uso de los elementos biofísicos en
desarrollo a su disposición y que a su vez tienden a la estabilidad de la
personalidad en un plano genital, lo que sólo es posible si se hace el duelo por
la identidad infantil.” 10
La estabilización de la personalidad no se logra sin pasar por un cierto
grado de conducta “patológica” que, debemos considerar inherente a la
evolución normal de esta etapa de la vida.
Las luchas y rebeldías externas del adolescente no son más que
reflejos de los conflictos de dependencia infantil que íntimamente aún persisten,
por lo que podemos hablar de una verdadera patología normal del adolescente.
Sintetizando las características de la adolescencia, podemos
describir la siguiente “sintomatología” que integraría este síndrome:
10
“La adolescencia normal” Un enfoque psicoanalítico. Arminda Aberastury y Mauricio Knobel. Ed.
Paidós.
38
hecho biopsicodinámico que determina una modificación esencial en el proceso
del logro de la identidad adulta, y genera turbulencia e inestabilidad en la
identidad del adolescente. Aquí son de fundamental importancia los procesos de
duelo con respecto al cuerpo infantil perdido, que obligan a una modificación del
esquema corporal y del conocimiento físico de sí mismo en una forma muy
característica para este período.
El logro de un “autoconcepto” o el yo desde el punto de vista psicológico
se va desarrollando a medida que el sujeto va cambiando y se va integrando con
las concepciones que acerca de él mismo tienen muchas personas, grupos e
instituciones, y va asimilando todos los valores que constituyen el ambiente
social. La identidad es la creación de un sentimiento interno de mismisidad y
continuidad, una unidad de la personalidad sentida por el individuo y reconocida
por el otro, que es “saber quién soy”. En esta búsqueda el adolescente recurre a
situaciones como:
La uniformidad o identificación masiva, que brinda seguridad
y estima personal.
40
se da un incremento de la intelectualización( mecanismo de defensa mediante el
cual el yo intenta controlar las pulsiones e ideas que puede manejar
conscientemente) que lleva a la preocupación por principios éticos, filosóficos,
sociales, comienza a escribir versos, novelas, se dedica a actividades literarias,
artísticas, etc. que no pocas veces implican un formularse un plan de vida muy
distinto al que se tenía hasta ese momento y que también permite la· teorización
acerca de grandes reformas que pueden ocurrir en el mundo exterior.
5) La desubicación temporal
El pensamiento del adolescente, frente a lo temporal como a lo espacial,
adquiere caracteres muy especiales: es el tiempo vivencial o experiencial.
Desde· el punto de vista de la conducta observable es posible decir que
el adolescente vive con una cierta desubicación temporal convierte el tiempo en
presente y activo como un intento de manejarlo.
41
En cuanto a su expresión de conducta el adolescente parecería vivir en
proceso primario con respecto a lo temporal. Las urgencias· son enormes y a.
veces las postergaciones son aparentemente irracionales.
Durante la adolescencia la dimensión temporal va adquiriendo lentamente
características discriminativas
A medida que se van elaborado los duelos típicos de la adolescencia, la
dimensión temporal adquiere otras características. Aquí es cuando surge la
conceptualización del tiempo, que implica la noción discriminada de pasado,
presente y futuro, con la aceptación de la muerte de los padres y la pérdida
definitiva de su vínculo con ellos, y la propia muerte.
Los primeros intentos discriminativos temporales se efectúan a nivel
corporal; por ejemplo, ' el adolescente afirma, refiriéndose a su pasado: "cuando
era, chico", refiriéndose a su futuro: "cuando sea grande"; ("hice", · "podré
hacer").
Observamos conductas desconcertantes como, por ejemplo: cuando el
padre recrimina a su hijo que estudie porque tiene un examen inmediato y éste
le contesta “Pero si tengo tiempo, ¡el examen es recién...mañana!” O es el
ejemplo de una joven que llora angustiada ante la actitud desconsiderada de la
madre que no contempla sus necesidades inmediatas de tener ese vestido nuevo
para su próximo baile que es dentro de tres meses.
42
Al ir aceptando su genitalidad, el adolescente inicia la búsqueda de la
pareja en forma tímida pero intensa. En este período comienzan los contactos
superficiales, las caricias, el enamoramiento apasionado. En el enamoramiento
el ser amado es una figura idealizada, un actor de cine, una estrella del deporte,
etc., que tiene en realidad las características de un claro sustituto parental al que
el adolescente se vincula con fantasías edípicas.
La relación genital heterosexual completa que ocurre en la adolescencia
tardía es un fenómeno más frecuente de lo que se considera: se ha estimado
que entre un 40 y 60% de los adolescentes realizan el acto sexual completo, de
características genitales, que tienen más un carácter exploratorio, de aprendizaje
de la genitalidad, que un verdadero ejercicio genital adulto de tipo procreativo.
Cabe también aquí el problema de la curiosidad sexual, expresada en el
interés por revistas pornográficas, el exhibicionismo y el voyerismo se
manifiestan en la vestimenta, el cabello, el tipo de bailes, etc.
También pueden verse aspectos de conducta femeninos en el varón y
masculinos en la niña, que son expresiones de una bisexualidad no resuelta.
Los cambios biológicos que se operan en la adolescencia producen gran
ansiedad y preocupación, porque el adolescente debe asistir pasivamente a los
mismos. La tentativa de negar la pérdida del cuerpo y del rol infantil
especialmente, provocan modificaciones en el esquema corporal que se tratan
de negar en la elaboración de los duelos normales de la adolescencia.
43
8) Contradicciones sucesivas en todas las manifestaciones de la
conducta.
La personalidad del adolescente puede describirse como esponjosa,
permeable, que percibe todo y que también proyecta enormemente, es decir, es
una personalidad en la que los procesos de proyección e introyección con
intensos, variables y frecuentes. Por ello, es que hablamos de una normal
anormalidad, de una inestabilidad permanente del adolescente.
44
Desarrollo del autoconcepto en la adolescencia
45
noción de quién hace la descripción a que lo haga un niño. Así, un adolescente
podría decir: “Mis padres me ven como tranquilo y tímido, pero mis amigos saben
que puedo ser exactamente lo opuesto”. Esta capacidad para ver el yo desde
puntos de vista diferentes es un rasgo clave del cambio en la visión del mundo
del joven en los primeros años de la adolescencia.
En segundo lugar, aparece una mayor organización e integración de
diferentes aspectos del yo. Cuando se pide a los niños y las niñas que se
describan a sí mismas, pueden simplemente enumerar atributos sin orden
específico o relación entre sí. A medida que se hacen mayores, los jóvenes dan
muestra de una mayor necesidad de organizar los rasgos, de manera que se
acoplen juntos y formen un todo coherente. Es interesante señalar que esta
mayor consciencia de la importancia de tener una personalidad coherente puede
crear algunos problemas para los que se encuentran en los años intermedios de
la adolescencia, ya que junto con ella surge también un reconocimiento de que
dentro de la propia personalidad puede haber atributos contrapuestos.
LECTURAS BIBLIOGRÁFICAS
46
c) EL DESARROLLO PSICO-SOCIAL
1. La Familia
El logro de la autonomía personal, que caracteriza el final de la
adolescencia, requiere una cierta emancipación de la familia; el que se produzca
de forma positiva y constructiva depende, en gran parte, del estilo de relación
dominante en la familia.
Los estilos de educación familiar son muy diversos según el contexto
cultural e histórico. Las dinámicas familiares tendientes al funcionamiento
democrático facilitan, sin duda, el paso a la autonomía en la adolescencia.
En los hogares autoritarios, los adolescentes reciben una moralidad
confeccionada por padres dominantes. Como consecuencia, estos jóvenes
frecuentemente no están preparados para enfrentarse con los problemas que
trae la adolescencia. La extrema severidad hace que el adolescente rechace a
la autoridad e intente afirmar su independencia de manera más violenta, o por
el contrario, se convierta en un individuo sumiso y temeroso de asumir
responsabilidades.
47
En un hogar permisivo, no existe control paterno. La libertad ilimitada
agudiza el sentimiento de inseguridad ya presente en el adolescente. A menudo
el adolescente siente poco respeto por sus padres, apenas aprecia lo que hacen
por él y tiene pocos deseos de desempeñar su parte en la casa.
Sin embargo, aún en familias en las que rige un funcionamiento
democrático y de reconocimiento de los miembros como personas, con sus
propias opiniones y sentimientos, se pueden producir conflictos. Pero estos
conflictos generacionales a veces no son duraderos ni resultan totalmente
negativos para los miembros de la familia, ni suelen ser tan violentos y
generalizados como puede verse reflejado en parte de la literatura existente
sobre el tema.
Para el adolescente hay un cambio respecto a cómo los padres son
percibidos, ya que es un momento clave de adquisición de autonomía; por ello,
las relaciones familiares basadas en mayor o menor grado de dependencia,
deben ser transformadas, para que den paso a la independencia y libertad de los
jóvenes.
Para los padres, la crisis de la adolescencia de sus hijos puede tener
distintos significados desde el punto de vista psíquico personal, en cuanto a
hacer revivir conflictos de la propia adolescencia, coincidir con la crisis de la
madures, causar sentimientos de pérdida respecto al papel materno y paterno
ejercido, etc.
La adolescencia plantea a todos los miembros de la familia la
renegociación de las relaciones, para transformarlas en relaciones simétricas
que fomenten la autonomía y el desarrollo de todos ellos. Las dificultades que
pueden aparecer son de diversa índole. Por una parte, no hay que olvidar que
estos cambios tienen como punto de partida los estilos interactivos consolidados
ya, anteriormente, en cada familia. Por otra, las vivencias personales que la
nueva situación crea en cada miembro no siempre son manejables en el plano
consciente.
Finalmente, es obvio de que se trata de un proceso en el que inicialmente
cabe que se dé una ruptura comunicativa, pero a la cual le sucede una serie de
adaptaciones mutuas.
Considerando el caso de nuestra sociedad occidental, existe actualmente
una gran variedad de constelaciones familiares en las que crecen los
48
adolescentes. Si bien en unos casos conviven con los padres biológicos y
hermanos, en otros la familia está formada por una nueva pareja del padre o de
la madre, con hijos o sin ellos, o se sustenta simplemente en uno de los
miembros de la pareja.
La reducción de hijos por pareja y el alargamiento de la vida en
condiciones de validez y utilidad son, también, dos características de la familia
de nuestra sociedad. Así pues, con grandes diferencias según los países y
sectores sociales considerados, abuelos y abuelas tienen un papel importante
en la vida de los adolescentes. Aparece una tendencia de acentuación de las
relaciones intergeneracionales y, en concreto, de las personas con sus nietos;
aunque sus contactos con ellos sean más escasos que en la infancia.
Por último, haremos una breve referencia a la relación del adolescente
con sus hermanos. En la mayoría de los casos, los adolescentes mantienen una
comunicación más fluida con los hermanos que con los padres; aunque ello está
en función de su edad, carácter y posición en la constelación familiar. A lo largo
de la vida las relaciones fraternas pueden cumplir diversas funciones que varían
con el paso del tiempo, pero en general, inician al niño en relaciones que
mantendrá bajo otras formas en su vida social posterior, tales como relaciones
de dominio, de rivalidad, de protección, de competitividad, etc.
En la adolescencia, a veces, algunas de estas relaciones se acentúan. Sin
embargo, hay dos vivencias que expresan los adolescentes: el papel de sus
hermanos en su propia emancipación familiar, y la pérdida de intimidad, la
reivindicación de un espacio propio al margen del bullicio de los demás.
49
emancipación y la vivencia de las dificultades comunicativas con los padres son
cuestiones que, si se tratan entre compañeros, pueden elaborarse más
fácilmente.
Finalmente, la afinidad generacional en gustos y aficiones, e incluso un
uso del lenguaje particular, hacen que las relaciones entre iguales sean
privilegiadas en la adolescencia.
Si bien las afinidades generacionales a las que nos referimos se hallan
fuertemente impulsadas por la comercialización de productos de determinado
estilo, por su publicidad y, en conjunto, por la imagen social de la adolescencia
y la juventud que reproducen los medios de comunicación, su base estructurante
suele ser la organización en grupos.
En la adolescencia, los grupos tienen una finalidad distinta de la que
tenían en la niñez, y evolucionan en su transcurso. En la niñez, los grupos se
forman para jugar y no hay demasiada conciencia de la especificidad del propio
grupo respecto a otros ni, por tanto unos criterios estables de selección de sus
miembros. En la adolescencia, la actividad principal del grupo es social, y los
grupos tienen entidad propia. Para el adolescente tienen gran importancia la
pertenencia a determinado grupo y las vivencias del status que poseen en él.
Los grupos de adolescentes suelen ser del mismo sector social, mientras que,
en los grupos de niños, tal requisito no es tenido en cuenta por los componentes
del grupo.
Se produce una evolución de las características de los grupos a lo largo
de la adolescencia. En líneas generales se puede decir que en la pre
adolescencia dominan los grupos separados por sexos, con contactos
esporádicos entre ambos; hacia los 14 años, se producen los primeros grupos
mixtos. Progresivamente, los grupos de adolescentes se hacen más restringidos
y estables, y se sustituyen las relaciones de dominio del grupo por las de
reciprocidad. Las relaciones de dominio, que no son importantes en los grupos
de niños, tienen su punto álgido entre los 11 y 14 años, y evolucionan hacia un
funcionamiento básicamente democrático a partir de los 15. Se establecen
también en el seno de los grupos parejas y amistades interpersonales más
íntimas.
Desde el punto de vista psicológico, el grupo facilita al adolescente la
identificación con un colectivo de jóvenes que se define de forma autónoma
50
frente a la sociedad adulta y cumple funciones importantes en el desarrollo de
cada individuo, tales como: procurar un nivel de autonomía respecto a los
adultos, facilitar la emancipación de la familia, compartir las vivencias de
ansiedad e incertidumbre que comporta el proceso de autonomía, etc.
Hasta aquí hemos tratado acerca de los grupos naturales de adolescentes
con clara orientación a las actividades sociales. Pero también existen grupos
organizados para llevar a cabo conductas antisociales o delictivas, son las
bandas.
Estas conductas se dan a menudo en grupos muy dominantes que
imponen leyes internas duras y no tienen un funcionamiento basado en el
respeto recíproco de sus miembros. Desde el punto de vista psicológico, las
bandas tienen una razón de ser similar a la de los demás grupos de
adolescentes: el nivel de autonomía ante una marginación de la sociedad de los
adultos. Pero en el caso de las bandas, la marginación que sufren los
adolescentes suele ser doble: por su condición de jóvenes y por la situación
social en la que viven. En las conductas desviadas, de consumo de drogas,
alcohol, robo, etc., se produce un debate acerca de que si el individuo se inicia
en ellas por la influencia del grupo o por la familia misma. Se han encontrado
estudios sobre el tema con resultados totalmente contrapuestos. Se observa que
en cada caso asumen importancia tanto las influencias del grupo como factores
familiares, y también los rasgos de personalidad del individuo.
51
3. Las amistades
La amistad en la adolescencia constituye la primera ocasión de compartir
la propia intimidad de forma recíproca. La vivencia de la amistad evoluciona en
la misma etapa de la adolescencia:
a) Etapa inicial: 11- 13 años. Relación fundamentada en actividades
comunes.
b) Etapa media: 14-16 años. Se basa en la intimidad, pero justamente por
la intensidad de la relación, puede resultar a menudo conflictiva. La chica
reclama de la amiga fidelidad y que pueda confiarle sus primeras experiencias
amorosas.
c) Etapa final: a partir de los 17 años. Las relaciones de amistad se van
haciendo maduras, se esperan las aportaciones de la amiga como persona
distinta.
Para ambos sexos, las relaciones de amistad son la antesala de las
relaciones amorosas, tanto porque constituyen la primera experiencia de
compartir intimidad, como porque una parte de esa intimidad se refiere
justamente a las relaciones amorosas y sexuales. Compartir vivencias respecto
a las relaciones amorosas, pedir y dar consejo, son funciones importantes de las
amistades.
52
inseguridades, temores y angustias respecto al acto sexual, que proceden
generalmente de una trasmisión cultural negativa. Aunque asistimos, con
variaciones notables según la evolución social de cada país, a la aparición de lo
que se ha llamado una nueva moral sexual. A partir de los años 60 se dio lugar
a una liberalización sexual, con una anticipación en el inicio de las relaciones
sexuales.
En la actualidad, un tercio de los jóvenes se inicia en la vida sexual sin
prevención debido a una falta de información, orientación y educación sexual
adecuada, por ello es importante considerar la variabilidad de las
representaciones sociales que influyen sobre los jóvenes a propósito de la
sexualidad. Nos referimos a los medios de comunicación, a la influencia de la
familia, los adultos, la educación, y el grupo social, el cual, consideramos, ejerce
una gran influencia, presión que puede ser muy fuerte, considerando la
preocupación que tiene el joven por ser "normal" en esta cuestión y de la
importancia del grupo de amigos en este período de la vida.
En Argentina, seis de cada diez adolescentes se iniciaron sexualmente
con una edad promedio de 15 años, reveló hoy una encuesta realizada por la
Fundación Huésped y la entidad para la infancia de Naciones Unidas Unicef. Del
estudio, una consulta hecha con jóvenes escolarizados de entre 14 y 19 años,
se desprenden además otros datos relevantes acerca de la sexualidad en los
jóvenes del país. Entre ellos, que las principales fuentes de información sobre
sexualidad para los adolescentes son la familia (39%), la escuela (30%) y los
amigos (25%).
Existen diferencias en la iniciación de las relaciones sexuales de los
varones respecto a las mujeres. Los varones suelen iniciarse antes que las
mujeres pero ambos en menor o mayor medida están expuestos a los riesgos
que implican llevar una sexualidad sin cuidados, de la misma manera que los
adultos.
También hay diferencias en la iniciación sexual según las clases sociales.
En las clases populares, se da más precozmente que en las más privilegiadas
culturalmente.
Nuestra problemática se basa en que hoy en día los jóvenes tienen su
primera relación sexual a edades cada vez menores, y si bien físicamente están
53
absolutamente preparados, mentalmente no siempre están listos para lidiar con
las consecuencias y las responsabilidades que eso genera.
Estos datos nos indican que es importante replantear la educación
sexual en la adolescencia, no sólo en cuanto al acceso a la información sino
principalmente en cuanto a los valores que se trasmiten respecto a la vida sexual
y afectiva. Lamentablemente estadísticas de la OMS revelan que más del 50%
de nuevos casos de VIH y dos tercios de ETS (enfermedades de transmisión
sexual) ocurren en adolescentes. Además, según estadísticas del Ministerio de
Salud de la Nación, cada año cerca de 3.000 bebés nacen de chicas de entre 10
y 14 años de todo el país y, en Santa Fe, el 17 por ciento de las embarazadas
son menores de 20 años.
LECTURAS BIBLIOGRÁFICAS
54
ATENCION
d) EL DESARROLLO INTELECTUAL
55
Piaget y sus colegas idearon una serie de tareas para poner en evidencia
el pensamiento operacional formal. Ellos intentaban demostrar que “al contrario
del pensamiento operatorio concreto de los niños, el pensamiento operatorio
formal de los adolescentes imagina todos los determinantes posibles… (y) en
forma sistemática varía todos los factores uno por uno, observa los resultados
correctamente, controla los resultados y extrae conclusiones apropiadas”. 11
En un experimento se solicitó a los niños que equilibraran una balanza
con pesas que ellos podían colgar en los brazos de la balanza. Pata dominar
esta tarea, una persona debe darse cuenta que la cantidad de pesas y la
distancia desde el centro interactúa recíprocamente para afectar el equilibrio. Por
lo tanto, una pesa más pesada próxima al centro puede ser contrarrestada por
una pesa más liviana alejada del centro del lado opuesto.
Este concepto y un método para descubrirlo están completamente más
allá de la capacidad o interés de un niño de 3 a 5 años. En los experimentos de
Piaget, ellos colgaban aleatoriamente las distintas pesas en distintos ganchos. A
los 7 años los niños reconocían que la balanza podía ser equilibrada colocando
la misma cantidad de peso en ambos brazos pero no se daban cuenta que la
distancia de las pesas del centro de la balanza es fundamental.
Alrededor de los 10 años, al final de la etapa operatoria concreta, los niños
a menudo se daban cuenta de la importancia de la posición de las pesas, pero
sus esfuerzos para coordinar el peso y la distancia para equilibrar la balanza se
hacía a partir de pruebas de ensayo y error, y no de la lógica. Ellos triunfaban
colocando un peso igual a iguales distancia, pero no sabían explicar cómo
pasaba eso.
Finalmente, alrededor de los 13 y 14 años, algunos niños suponían
hipotéticamente el efecto de la relación entre el peso y la distancia. Mediante la
comprobación sistemática de esta hipótesis, ellos formulaban correctamente la
relación matemática entre peso y la distancia desde el centro y podían resolver
el problema del equilibrio con precisión y eficiencia. Piaget atribuyó cada uno de
estos adelantos al desarrollo del período cognitivo superior siguiente.
11
Citado en Stassen Berger Kathleen “Psicología del desarrollo de la Infancia y Adolescencia”
2007.pág.473
56
Características funcionales del pensamiento formal
57
refiere también a enunciados hipotéticos: ... la deducción consiste entonces en
vincular entre sí esas presuposiciones extrayendo sus consecuencias
necesarias incluso cuando su verdad experimental no vaya más allá de lo
posible. (Inhelder & Piaget, 1955-1972, p. 214)
Para realizar una comprobación sistemática de las variables implicadas
en una situación problemática, el sujeto que ha consolidado su pensamiento
formal cuenta con el esquema de control de variables que le lleva a aplicar la
estrategia de ir variando sistemáticamente un factor del problema, mientras
mantiene constantes los restantes factores. Esta capacidad del sujeto de las
operaciones formales avanzadas, no la han desarrollado totalmente los sujetos
del sub estadio de las operaciones formales incipientes (11-13 años), ya que
estos, si bien se formulan hipótesis no las comprueban adecuadamente, debido
a que no aíslan los factores entre sí, ni llegan a combinarlos de todas las maneras
posibles. (Inhelder & Piaget, 1955-1972, Carretero, 1985; Carretero & León
2002).
Por ello, el pensamiento formal es denominado también como hipotético-
deductivo, porque, justamente gracias a la capacidad de operar sobre lo posible
y mediante proposiciones, no sólo es capaz de formular hipótesis explicativas
sobre los fenómenos de la realidad, sino que, principalmente, es capaz de
falsearlas utilizando el método experimental. Ello es debido a las principales
características que definen el pensamiento formal, que veremos a continuación,
a saber: la capacidad de combinatoria, el razonamiento mediante la lógica de
proposiciones y el grupo de la doble reversibilidad.
o La combinatoria
La capacidad de combinar sistemáticamente, presenta dos claras
aplicaciones significativas del pensamiento formal: la combinación de objetos y
la combinación de juicios o de razonamientos. En la sistematización necesaria
para descubrir el efecto de la combinación de distintos objetos, encontramos el
principio común a muchas experimentaciones, tanto de tipo científico como de
resolución de algunos problemas de la vida cotidiana.
La siguiente situación experimental propuesta por Piaget e Inhelder es
ilustrativa de la combinación de objetos. Es una técnica consistente en hacer
combinar entre ellos cuatro cuerpos químicos. Se presentan al niño cuatro
58
botellas iguales que contienen líquidos incoloros, inodoros y por tanto
perceptivamente idénticos. La botella número 1 contiene ácido sulfúrico diluido;
la número 2, agua; la 3, agua oxigenada, y la 4, tiosulfato. Hay, además, un
cuentagotas que contiene yoduro de potasio (g). La combinación 1+3+g produce
un color amarillo. El agua (2) tiene un efecto neutro que no cambia el color y, en
cambio, el tiosulfato (4) cambia el color de la combinación anterior. El
experimentador presenta dos vasos al sujeto, el uno contiene ácido sulfúrico y
agua oxigenada (1+3) y el otro contiene agua (2); delante del niño el
experimentador pone unas gotas de yoduro potásico en cada vaso para hacer
constatar los distintos efectos.
Se le presentan las cuatro botellas y se le pide que encuentre la
combinación que produce el color amarillo y que deduzca la función de cada uno
de los cuerpos químicos.
Los resultados obtenidos permitieron a los autores establecer los
siguientes estadios. En el primer estadio, característico del pensamiento
preoperatorio, los niños se limitan a hacer combinaciones de dos cuerpos
totalmente al azar y explican los resultados obtenidos con argumentos
prelógicos, tales como el del niño, citado por los autores, que intenta explicar el
cambio de color diciendo que quizás, cuando se ha tomado el agua blanca, hay
una barra que separa el agua y sólo deja que aparezca la de color rosa.
El segundo estadio, se caracteriza por conductas de asociación
sistemática del cuerpo “g” a cada uno de los demás. Hay, pues, un inicio de
comprensión de la combinatoria, aunque subsiste todavía la creencia de que el
color no es tanto el producto de la combinación de varios cuerpos como la
característica particular de uno de ellos. Al final de este estadio, se inician otras
combinaciones de 2 a 2.
En el tercer estadio, se refleja la capacidad de combinatoria en la idea de
que el color es debido a la combinación y no a un cuerpo determinado, y en la
capacidad de combinación sistemática n a n de todas las combinaciones
posibles. La combinatoria así definida es una característica clave del
pensamiento formal, necesaria para el razonamiento en proposiciones, lo cual
veremos seguidamente: “Al mismo tiempo que el sujeto combina los elementos
o factores dados en el contexto experimental, combina los enunciados
proposicionales que expresan los resultados de estas combinaciones de hechos
59
y construye el sistema de combinaciones binarias de conjunciones, exclusiones,
etc.” (Inhelder y Piaget, 1.955).
60
lo son hasta la transición hacia la operatividad formal si son presentadas
verbalmente o por escrito.
61
La posibilidad de usar simultáneamente las dos reversibilidades supone
un avance fundamental y permite la solución de problemas de gran complejidad.
Entre las obras del psicólogo ruso Ivan Lev Vygotsky encontramos
“Paidología del adolescente” (1931-1996), donde el autor refleja sus
concepciones generales sobre el desarrollo en esta etapa de ciclo vital del
individuo.
Vygotsky, a diferencia de Piaget, niega la existencia de cambios
esenciales en el desarrollo intelectual del adolescente. Para el autor, si bien el
pensamiento del adolescente adquiere una cierta nueva calidad si se la compara
con el pensamiento del niño de edad temprana (esto es, se hace menos
concreto, «se refuerza y fortalece», «crece y se incrementa» en comparación
con el pensamiento de un niño de tres años); sin embargo, no surge ninguna
operación intelectual nueva en la adolescencia y por ello, el pensamiento, en
ese período, ocupa en el conjunto de los procesos de crisis y maduración del
adolescente un lugar más que modesto. De hecho, uno de los fenómenos de la
psicología infantil concuerda plenamente con este hecho. El niño adquiere todas
las funciones psíquicas fundamentales en los tres o cuatro primeros años de su
vida y en toda su existencia sucesiva no consigue logros tan importantes como
cuando, por ejemplo, aprende a hablar.
El autor sostuvo a lo largo de su obra, que la conducta humana no es tan
sólo el producto de la evolución biológica, sino también el producto del desarrollo
histórico o cultural. Vygotsky consideró que las funciones psíquicas superiores
son producto del desarrollo histórico de la humanidad, existiendo una unidad
indisoluble entre la estructura y la función, donde a cada paso nuevo en el
desarrollo de contenidos del pensamiento le sigue la adquisición de nuevos
mecanismos de conducta, que permiten el paso a una etapa superior de
operaciones intelectuales.
Por ello, Vygotsky considera necesario tomar en cuenta toda la
peculiaridad que preside la formación de las funciones psicológicas superiores
del comportamiento, producto del desarrollo cultural del niño. Sus profundas
62
investigaciones científicas demuestran que a lo largo del desarrollo cultural de la
conducta no se modifica sólo el contenido del pensamiento, sino también sus
formas, surgen y se configuran mecanismos nuevos, funciones nuevas, nuevas
operaciones, nuevos modos de actividad, desconocidos en etapas más
tempranas del desarrollo histórico.
Ahora podemos preguntarnos: Dentro de este desarrollo cultural ¿cuáles
son los nuevos procesos cognitivos aparecidos en la adolescencia?
Vygotsky ha establecido por una serie de investigaciones, de que el
adolescente en la edad de transición asimila por primera vez el proceso de
formación de conceptos, da paso a una forma nueva y superior de actividad
intelectual –al pensamiento en conceptos.
Se trata de un fenómeno primordial de toda la edad de transición. Según
Vygotsky, la formación de conceptos constituye un proceso enormemente
complejo, totalmente distinto de la simple maduración de las funciones
intelectuales elementales. Los cambios que experimenta el pensamiento del
adolescente en su proceso de dominio de los conceptos son, en gran medida,
cambios de índole interna, estructural e íntima que no suelen exteriorizarse, ni
ser visibles para el observador.
Se trata de un proceso que representa en realidad los auténticos cambios
revolucionarios tanto en el contenido como en las formas del pensamiento. El
concepto no es tan sólo un grupo enriquecido de asociaciones, internamente
relacionadas. Se trata de una formación cualitativamente nueva, que no puede
reducirse a los procesos más elementales que caracterizan el desarrollo del
intelecto en sus etapas tempranas. El pensamiento en conceptos es una nueva
forma de actividad intelectual, un modo nuevo de conducta, un nuevo mecanismo
intelectual.
Vygotsky interviene con su nuevo método experimental, el de “doble
estimulación”, en donde se presentan al sujeto dos tipos de estímulos: los
primeros como objetos de actividad y los segundos como signos para organizar
la actividad, de donde obtiene mucha información experimental nueva y
relevante.
La situación experimental fue la siguiente:
…“ Se situaron varias figuras de diferente color, forma, peso y tamaño
enfrente del sujeto (la muestra de la investigación incluía niños, adolescentes y
63
adultos) en un tablero. Se situaron al azar respecto a las diferentes
dimensiones….se invirtió una de las figuras para mostrar al sujeto la palabra su
sentido escrita en su base.
Se pidió al sujeto que colocase en un lado las figuras en las que predijese
que se había escrito la misma palabra. Una vez realizadas las selecciones, el
experimentador daba vuelta a una figura que no se había seleccionado.
Esta nueva figura o bien tenía escrita la misma palabra que la figura a la
vista al principio de la tares y de la que se diferenciaba en algunas características
y se parecía en otras, o bien era una figura con un diferente signo que se parecía
en algunos aspectos al observado en la primera inversión y del que difería en
otros” 12
Los datos del experimento se analizaron con relación a los patrones o
secuencias de los sujetos al seleccionar los bloques. Si el experimento iniciaba
una sesión mostrando al sujeto que la palabra sin sentido mur estaba escrita en
la base de una figura triangular pequeña, alta, de color amarillo, el sujeto podía
optar por seleccionar una secuencia de bloques amarillos, una secuencia de
bloques pequeños, una secuencia de bloques pequeños y altos, etc., o el sujeto
podía seleccionar un bloque amarillo de forma de cilindro, a continuación
seleccionar un bloque azul triangular, etc.
El principal resultado al que Vygotsky llegó al analizar las secuencias en
la selección de bloques fue que los criterios y operaciones utilizados al realizar
estas selecciones cambian durante la ontogénesis.
En una primera fase el niño agrupa y organiza objetos de forma visual e
incoherente (“sincréticamente”) , en una segunda fase tiende a agruparlos con
vínculos concretos (“pensamiento en complejos”) asociando , contrastando y no
jerarquizando ; para finalmente llegar al “pseudo-concepto” que es el puente o
eslabón con el “concepto” , cuando finalmente el niño agrupa mediante atributos
de una forma abstracta.
En estos experimentos Vygotsky se da cuenta de que el niño es capaz de
desarrollar significados de las palabras y de formar “complejos” de acuerdo a sus
preferencias, estableciendo así este pensamiento en “complejos” como la base
del desarrollo lingüístico. Este proceso explica de una forma clara porqué las
• 12
Wertsch James “Vygostsky y la formación social de la mente” Editorial Paidós- Barcelona 1988 pág 114
64
palabras del niño y del adulto, coinciden en cuanto a referente pero difieren en
cuanto a significado.
Para el niño, los nombres nunca son conceptos al inicio; la palabra
primaria es una imagen basada en enlaces de complejos; por ejemplo: “pata” de
mesa, “cuello” de botella, etc. Cuando puede agrupar por conceptos ha llegado
al nivel de abstracción, en donde puede aplicarlos y generalizarlos e inclusive
sintetizarlos. Es por eso que solo mediante el dominio de la abstracción y del uso
del pensamiento complejo avanzado se llega a la formación de conceptos
genuinos, según Vygotsky.
Piaget en sus investigaciones, reconoció la existencia de dos tipos de
ideas en el niño: aquellas de desarrollo propio (“espontáneas”) y aquellas
influidas por los adultos (“no espontáneas”); en donde la instrucción es la fuente
principal de los conceptos infantiles y la fuerza que da la dirección en el
desarrollo mental.
Además, en esta etapa, la mente enfrenta dos tipos de problemas
diferentes: los conceptos de la escuela y los conceptos voluntarios o propios. Es
hasta la pubertad (7 a 12 años) cuando las funciones intelectuales superiores
(conocimiento reflexivo y control deliberado) pasan a un primer plano en el
proceso del desarrollo, siendo variables importantes en el proceso de formación
de conceptos. Antes de esta etapa, el niño no tiene consciencia de sus
operaciones conceptuales.
Vygotsky complementa sus experimentos descubriendo que los
conceptos científicos, junto con su jerarquía sistemática, operan en la primera
etapa del conocimiento y del desarrollo de destrezas; siendo que más tarde se
transfieren a otros conceptos y áreas. Vygotsky está convencido de que la
consciencia reflexiva en el niño llega a darse mediante el contacto con los
conceptos científicos. De esta forma los conceptos que inicialmente son
espontáneos, no conscientes y asistemáticos se transforman en voluntarios,
conscientes y sistemáticos.
Según los estudios de Vygotsky y sus asociados en cuanto al desarrollo
de funciones psicológicas, a través de su experimentación con base a la
exposición de los niños a las diferentes materias escolares, se puede concluir
que: la instrucción precede al desarrollo y las diferentes materias definitivamente
influyen en mayor o menor grado en el desarrollo de las funciones psíquicas
65
superiores, motivando de esta forma la aparición de los primeros conceptos
“generalizados” en las operaciones intelectuales.
La siguiente Tabla ilustra las diferentes fases y etapas en el proceso de
formación de los conceptos desarrollado por Vygotsky.
66
Se basa en diferentes Los diferentes Tiene un carácter
relaciones concretas objetos concretos se perceptivo figurativo
(color, forma, juntan en base a un concreto. Su base radica
dimensión) que el atributo determinado. en conexiones
sujeto establece con Así la colección será asociativas entre
el objeto que sirve de una serie de figuras elementos diferentes,
núcleo, los elementos de diferente color o donde cada eslabón no
pueden no estar forma, que necesariamente se
relacionados entre sí. representa la asocia con el modelo.
Resulta heterogéneo variedad de formas o Los atributos que unen
desordenado e colores existentes en a un mismo eslabón con
incoherente. el material el precedente y con el
experimental. siguiente pueden ser
distintos.
4º Etapa o tipo 5º etapa o tipo
Complejo difuso Pseudoconceptos
El niño asocia ya cosas ajenas a Está compuesto por una serie de
su conocimiento práctico, pero lo objetos concretos que por sus
hace mediante atributos que características externas coinciden
resultan vagos, difusos, con el concepto, pero que por las
indeterminados. Es una especie conexiones causales dinámicas que
de familia de cosas que pueden constituyen su base, no son
crecer ilimitadamente al realmente un concepto. Las
incorporar nuevos objetos operaciones mentales que lo
concretos al grupo principal. producen son diferentes a las del
adulto.
67
1º Etapa 2º etapa 3º Etapa
Inicio del proceso de Conceptos Conceptos
abstracción potenciales Una serie de atributos
El niño presta más El sujeto destaca un que se han abstraído se
atención a unos grupo de objetos sintetizan de nuevo,
atributos del objeto unidos por un solo dando lugar a una
que a otros, pero atributo común. Es síntesis abstracta que
como consecuencia una formación pre- pasa a ser la forma
de una vaga intelectual que fundamental del
impresión de aparece precozmente pensamiento
comunidad, sin en la historia del adolescente y adulto.
basarse en una clara desarrollo del
distinción de rasgos pensamiento
aislados.
INHELDER, B., & PIAGET, J. (1985). De la lógica del niño a la lógica del
adolescente. Barcelona: Paidós (original publicado en 1955).
VIGOTSKY, L. (1995). Cap. 5. Un estudio experimental de la formación del
concepto. En Pensamiento y lenguaje. Buenos Aires: Ediciones Fausto.
68
ATENCION
13
Mead Margaret “ Adolescencia en sociedades primitivas y modernas” Ed. 1952
69
representada por el individuo que no se queja, que es condescendiente y
solidario, que evita conflictos y dificultades, y que se interesa poco por el prestigio
personal y por el éxito material. Esta actitud y la falta de tensiones son menos
propicias para las inadaptaciones y para las neurosis que las costumbres
norteamericanas.
La vida en Samoa es calma, casual y carente de pasiones intensas. Nadie
lucha por ideales ni sufre por convicciones. No se estimula a los dotados y se es
indulgente con los rezagados. La organización familiar es cosa de conveniencia
y no entraña emociones ni lealtades profundas. La esposa puede volver a la casa
de su familia y el marido puede elegir otra compañera. La ofensa del adulterio
puede arreglarse a cambio de unas cuantas esteras. La sociedad samoana, en
oposición con la samoana, es homogénea y da pocos indicios de cambios
sociales.
En las relaciones interpersonales, las insinuaciones son menos ambiguas
en Samoa que en sociedades más complejas .En sociedades primitivas, las
reglas del cortejo por lo general están claramente establecidas. Por consiguiente,
toda chica sabe con bastante exactitud qué efecto surtirán sobre todo muchacho
su risa, su sonrisa, una caída de ojos o el quedarse rezagada detrás de un grupo.
En los EEUU tales insinuaciones son más ambiguas y las respuestas de los
muchachos no pueden predecirse con la misma precisión. En Samoa tanto el
niño como el adulto tienen menos que elegir, sus opciones trae consecuencias
menos trascendentales y pueden ser revocadas más fácilmente. Sólo existe una
religión, mientras que en los EEUU hay docenas. El samoano se rige por un solo
código moral estándar que contiene muy pocas restricciones. El adolescente
norteamericano se ve, en cambio, frente a distintos códigos morales, con gran
cantidad de restricciones. Una característica importante es la falta de
especialización en los sentimientos en la sociedad samoana. Las relaciones
sexuales fortuitas sucedes sin que surjan de ellas fuertes vínculos emotivos ni
desaprobación moral, aunque carecen del componente romántico tan
característico del amor adolescente en la cultura occidental. En Samoa, “el amor
y el odio, los celos y la venganza, las penas y el duelo, todo es cuestión de
semanas”. La disciplina no es sistemática, sino que depende de la conveniencia.
El castigo es administrado por la hermana mayor que cuida a los más chicos, y
no por los padres. El aumento de responsabilidades es lento, y el niño está bien
70
dispuesto a cumplir con los deberes hogareños a medida que crece. La niña
comienza a trabajar a los 6 ó 7 años cuidando de sus hermanos menores; más
tarde aprende a tejer canastos, a hacer molinos de juguete con hijas de palmera,
a abrir cocos, a ordenar la casa, a traer agua del mar, a poner a secar la copra,
a tejer en el telar y a cocinar. De manera similar, el muchacho aprende a pescar,
a plantar el taro, a trasplantar cocoteros, a pasar la canoa sin peligro por encima
de los arrecifes de coral, a descascarar cocos y a sacarles la pulpa.
La comparación de la adolescencia en distintas sociedades
primitivas demuestra que los problemas específicos de aquella pueden
resolverse de distintas maneras y en diferentes niveles de edad, o que pueden
estar ausentes del todo. Algunos ejemplos tomados de las publicaciones de
Mead y Benedict, referidos a las actitudes de distintas sociedades frente a la
menstruación ponen de relieve este punto:
a. Algunas tribus indígenas del norte de California sostenían que la
muchacha que tenía su primera menstruación era peligrosa para el pueblo,
porque podía secar el aljibe y ahuyentar la caza.
b. Los indios Yuki de la California central septentrional, destacaban
las bondades de la muchacha en estas circunstancias. Sus rituales se referían
principalmente a las mejoras de las cosechas. Si permanecía acostada y sin
moverse, la muchacha podía incrementar la provisión de alimentos. Como puede
verse se preocupaban mucho más por la economía que por la joven.
c. Para los indios Thompson, la observancia de rituales simbólicos y
tabúes por parte de la interesada aumentaba sus posibilidades de hacer carrera
y llevar una vida feliz. Se la aislaba en una choza apartada de las demás y
ejecutaba actos rituales mágicos.
d. En las islas Gilbert, se consideraba que la muchacha estaba
expuesta a prácticas mágicas hostiles. Permaneciendo sentada e inmóvil, con
la cara hacia el oeste, podía protegerse contra ese mal.
e. En Samoa ningún tabú ni ritual estaba relacionado con la
menstruación; ni siquiera se prohibía a las jóvenes preparar la comida.
f. La primera menstruación de una niña entre los indios apaches era
considerada como una bendición sobrenatural. El sacerdote se arrodillaba ante
ella para obtener la bendición de su mano.
71
Esos ejemplos muestran que la madurez fisiológica, cuando es
reconocida, lo es de distintas maneras. Los atributos sociales de la pubertad
forman parte de pautas culturales tradicionales.
El ciclo que va desde la dependencia infantil hasta la independencia del
adulto es un “hecho natural e inevitable” y contiene un elemento de
discontinuidad. Pero esa transición se produce de diferentes maneras en
distintas culturas, de modo que ninguna de ellas puede ser considerada como
natural y universal. En las culturas occidentales, la sociedad intensifica esas
etapas de desarrollo a través de instituciones sociales organizadas (grados
escolares, ciclos de enseñanza y el concepto legal y moral de “minoría de edad”)
En Samoa, la falta de restricciones, presiones y competencia permite que el
desarrollo sea continuo y gradual, y que no someta al individuo a “graduación”
alguna, con sus consiguientes y graves perturbaciones.
En las sociedades primitivas no hay ningún equivalente de nuestro
concepto de adolescencia. En algunas de ellas la transición de la niñez a la edad
adulta se concreta en una ceremonia ritual. Los ritos mediante los cuales se
confiere la calidad de adulto son conocidos como “Ritos de pasaje” o “Ritos de
iniciación”. A veces coinciden con la pubertad, otras veces se selecciona y se
inicia a niños de diversas edades, y otras se le deja decidir al mismo niño cuándo
está preparado para asumir los derechos y las responsabilidades de la edad
adulta.
En su forma más simple, los ritos de iniciación consisten meramente en
un corte de cabellos o en un cambio de ropas. Rituales más complejos implican
complicados tatuajes, períodos de aislamiento o de ayuno, o la búsqueda de una
visión o revelación.
Algunas ceremonias son ordalías que sirven por lo menos parcialmente
para poner a prueba el carácter: una circuncisión practicada con una varilla
aguzada, la amputación del clítoris, hacerse limar los dientes hasta que terminen
en una punta, torturas que son sufridas sin gritar, lesiones que dejarán cicatrices
a las que se considerará signos de belleza.
Esos ritos de pasaje rara vez duran más de unas pocas semanas, y ni el
más prolongado puede compararse con los aproximadamente siete años que
nosotros atribuimos corrientemente al período de transición. Cuando el rito de
la pubertad ha llegado a su fin, el niño adquiere plena condición de adulto y la
72
asume sin ninguna ambigüedad. Las exigencias y las prerrogativas de su nuevo
rol son claras, y las demás personas dan por supuesto que lo desempeñará
correctamente.
Benedict estudia tres aspectos específicos de la discontinuidad en
oposición con la continuidad en el acondicionamiento cultural. En la sociedad
occidental los mayores cambios se producen durante la adolescencia. Son los
siguientes:
a) Status responsable contra status no responsable
b) Dominación contra sumisión.
c) Actitud sexual contrastante.
La diferencia entre la conducta continua y la discontinua puede ser
demostrada por medio del análisis de los conceptos de trabajo y de juego.
En la sociedad norteamericana, especialmente en las áreas urbanas, el
trabajo y el juego son considerados distinta y separadamente. El niño no aporta
ninguna contribución de trabajo a la sociedad: incluso la ley le prohíbe hacerlo.
Pero a partir de la adolescencia, los hombres y mujeres deben competir de igual
a igual con otros adultos. En cambio, en algunas sociedades primitivas, el
tránsito de un papel social no responsable se verifica en forma mucho más
gradual. El juego y el trabajo no están separados necesariamente; a menudo
implican las mismas actividades.
Entre los indios cheyennes el muchacho recibe arco y flecha al nacer. A
medida que crece, los arcos aumentan de tamaño. Cuando por primera vez
contribuye con un pinzón de las nieves a la alimentación familiar, el
acontecimiento se celebra con una fiesta. La contribución del muchacho se
valoriza y se celebra aunque su padre haya cazado un búfalo. Tampoco se
modifica su status cuando finalmente él mismo caza un búfalo.
En Samoa, las niñas, aunque no tengan más de 6 ó 7 años, son
responsables de cuidar y disciplinar a sus hermanos menores. De esta suerte,
cada niña adquiere sentido social y desarrolla su responsabilidad en virtud de
su temprana participación en los deberes familiares. Desde pequeños los
varones aprenden sencillas tareas, como pescar en los arrecifes y manejar
canoas; mientras que las niñas, una vez eximidas de sus deberes de niñera de
sus hermanos menores, trabajan en las plantaciones y ayudan a transportar
comestibles al pueblo. Ningún cambio fundamental se produce durante el
73
período de adolescencia. A medida que el niño crece y aumentan sus fuerzas se
incrementan también el grado de sus responsabilidades y la cantidad y calidad
de trabajo.
En nuestra sociedad (especialmente en las comunidades urbanas y
suburbanas) el cambio desde el juego irresponsable al trabajo responsable suele
producirse durante la adolescencia de manera bastante repentina.
Frecuentemente contribuye a la situación conflictual del adolescente.
La diferencia entre sumisión y dominación es aún más extrema en nuestra
cultura. El niño tiene que abandonar la sumisión infantil y adoptar una actitud
diametralmente opuesta (la de dominación) en la edad adulta. La sumisión a la
autoridad paterna se ve a menudo reforzada por un apego emotivo difícil de
romper más tarde. Nuestra insistencia en el respeto que se debe a padres y
mayores y mayores crea fuertes elementos de discontinuidad, ya que el niño
sumiso tiene que convertirse en padre dominador.
Algunas sociedades primitivas, por el contrario, siguen pautas de
acondicionamiento continuo respecto a la antinomia sumisión-dominación. En la
sociedad samoana, la niña de seis o siete años al cuidar a sus hermanos
menores ejerce cierta dominación, pero ella, a su vez puede estar bajo la
dominación de hermanos mayores. A medida que la chica crece, son cada vez
más los niños menores a quienes ella domina y debe disciplinar, y cada vez
menos los que lo hacen con ella. Si un joven entra en conflicto con sus padres,
puede mudarse a la casa o al pueblo de un tío, por ejemplo, sin sufrir estigmas
sociales, morales o emocionales. La influencia de los padres sobre sus hijos es
limitada.
Como resultado de ello, la sociedad samoana no conoce el conflicto
emocional entre dominación y sumisión, conflicto que por lo general hace
erupción durante la adolescencia en los individuos de nuestra sociedad.
Por último, el hecho de que el niño tenga que asumir un papel sexual que
lo llevará a la posición de padre o madre constituye una discontinuidad
sumamente importante en el ciclo vital. Benedict no niega que el papel sexual
contrastante tiene una fuente biológica importante en la distinción entre la
esterilidad y la fertilidad, antes y después de la pubescencia.
Sin embargo, el hecho de que los papeles sexuales contrastantes del niño
y del adulto sean experimentados como continuos o discontinuos no depende de
74
la madurez fisiológica, sino de instituciones sociales y experiencias culturales,
puesto que son ellas las que encauzan y alteran la influencia de los factores
fisiológicos.
Nuestra cultura promueve la discontinuidad del papel sexual. Las
experiencias sexuales de la infancia son condenadas y restringidas.
Mead, en su descripción de la adolescente samoana, da un ejemplo de
una línea continua de expresión sexual; la niña samoana tiene la oportunidad de
tener experiencias sexuales, a excepción de un rígido tabú contra el incesto. Se
ha observado la indulgencia de los padres frente a la masturbación. Después de
la pubescencia, la muchacha dirige todo su interés hacia aventuras sexuales
clandestinas. No se practica represión alguna al sexo, y en efecto la muchacha
posterga el matrimonio para poder gozar despreocupadamente del período
adolescente. El adolescente no experimenta conflictos morales.
El hecho esencial que surge de una comparación de nuestra cultura
occidental con otras es que la adolescencia psicológica no es un corolario
necesario de la adolescencia física, sino un fenómeno cultural producido por una
demora en la asunción de los roles adultos.
Adolescencia y Postmodernidad.
14
Adolescencia, posmodernidad y escuela secundaria. Editorial Kapeluz . Bs. As. 1995
75
La sociedad posindustrial, también llamada capitalismo, se habría
desarrollado fundamentalmente en los países capitalistas avanzados luego de la
segunda Guerra Mundial ( 1950 en adelante) y se caracteriza por un notable
desarrollo de las fuerzas productivas ( a través de la automatización y la
cibernética) que produciría una enorme riqueza material, y una profunda
modificación en la comprensión de las clases sociales : disminución de la
cantidad de obreros agrícolas e industriales, y aumento de profesionales
liberales, técnicos, científicos y empleados ; porque la industria automatizada
requiere menos personal pero mucho más capacitado.
En este contexto, el conocimiento es la fuerza de producción fundamental
y la información y su adecuada circulación es imprescindible para el éxito de los
emprendimientos económicos.
Las modificaciones tienen lugar no sólo en la faz productiva, sino también
en la comercialización de millones de mercancías en la que se desarrollan
nuevas y sofisticadas formas de marketing. El nuevo desafío no es ya producir
sino vender.
La cultura postmoderna.
Según Obiols, las ideas de la postmodernidad cuestionan valores éticos,
estéticos, el individuo y el valor de las grandes ideologías.
76
Desde el punto de vista de los valores éticos, la cultura postmoderna
acentúa un individualismo extremo que abarca todos los aspectos de la vida
social, y que implica la elaboración de una sociedad flexible basada en la
información, la ausencia de trascendencia ( no sólo en sentido religioso) , el
Hedonismo (en griego, hēdonē, 'placer') : se aplica este término para referirse a
la doctrina según la cual el placer es el único o el principal bien de la vida, y su
búsqueda el fin ideal de la conducta.
Más que nunca antes la consigna es mantenerse joven, se exalta el
cuerpo a través de una variedad de dietas, gimnasias de diferentes tipos,
tratamientos revitalizantes y cirugías estéticas.
El individuo, aunque establezca vínculos con otros semejantes, se halla
fundamentalmente solo; entre otros individuos que persiguen su propia
satisfacción. La imagen de la realización personal y la felicidad es el “relax”, un
estado de ausencia de tensiones, difícil de alcanzar por los esfuerzos que se
requieren para llegar al mismo.
Aislado, vive su existencia como perpetuo presente, con un pasado que
es el tenue recuerdo de frustraciones y un futuro, que sólo es concebido como
un juego de nuevas necesidades y satisfacciones.
En consecuencia, busca el consumo, el confort, los objetos de lujo, el
dinero y el poder, elementos necesarios para dar respuesta a las necesidades
que se le plantean y que definen a la sociedad postmoderna como la apoteosis
de la sociedad de consumo. La publicidad nos invita a adelgazar sin esfuerzo, a
dejar de fumar sin esfuerzo, y a lograr el colmo de la felicidad en una playa del
Caribe, con la piel tostada, recostado en una reposera, con los ojos cerrados y
el walkman colocado.
En la postmodernidad triunfa el despliegue de la personalidad íntima con
el derecho a la expresión sin límites y a vivir una sexualidad en la que no hay
tabúes. El individuo sustituye su razón por sus pulsiones.
77
superposiciones de planos y significados, la manipulación digital de colores y
formas, artificiosidad de la composición de las imágenes, simulación de escenas,
efectos gráficos, etc., están al orden del día en los programas para jóvenes, que
se acostumbran rápidamente a las pautas de un lenguaje visual muy complejo y
rápido y que se aburren frente a un paneo, una cámara fija o una comunicación
con muchas palabras.
La publicidad, que mueve millones de dólares, es aceptada como arte y
el artista integrado al sistema social, en la medida que los nuevos medios de
producción sofisticados y caros, sólo están al alcance de grandes empresas. Los
jóvenes adolescentes son los mayores consumidores de esta cultura de la
imagen.
El adolescente en la postmodernidad
¿Por qué enfocar en especial a la adolescencia en la cultura
postmoderna?
Según Obiols, este clima de ideas afecta e influye a todos a quienes están
sumergidos en él, más allá de su edad, pero nuestra hipótesis es que se genera
un fenómeno particular con los adolescentes en la medida en que la
postmodernidad propone a la adolescencia como modelo social, y a partir de
esto se “adolescentiza a la sociedad misma”
78
José Luis Pinillos expresa: “La adolescencia ha dejado o está dejando de
ser una etapa del ciclo vital para convertirse en un modo de ser que amenaza
por envolver a la totalidad del cuerpo social”.
Pero sobre todo aparece socialmente un modelo adolescente a través de
los medios masivos en general y de la publicidad en particular. Este modelo
supone que hay que llegar a la adolescencia e instalarse en ella para siempre.
Define una estética en la cual es hermoso lo muy joven y hay que hacerlo
perdurar mientras se pueda y como se pueda. Vende gimnasia, regímenes,
moda unisex cómoda, cirugía plástica de todo tipo, implantes de cabello, lentes
de contacto, todo aquello que lleve a disimular lo que muestra el paso del tiempo.
El adulto deja de existir como modelo físico, se trata de ser adolescente
mientras se pueda y después, viejo. Ser viejo es a su vez una especie de
vergüenza, una muestra del fracaso ante el paso inexorable del tiempo.
No sólo se toma como modelo al cuerpo del adolescente, también su
forma de vida: la música que ellos escuchan, los videoclips que ven, los lugares
donde bailan, los deportes que hacen, la jerga que hablan.
Es importante señalar que la adolescencia tiende a prolongarse en el
tiempo y no es vivida como una etapa “incómoda” o “de paso”. Ya a fines de los
años 60, diferentes autores nos llamaban la atención sobre la prolongación de la
adolescencia.
Stone y Church 15 señalan:
“En otra época, los años intermedios constituían un período durante el
cual el niño estaba contento con su suerte, mientras que la adolescencia era una
etapa en la que se entraba con renuencia y a la que se dejaba atrás tan pronto
como la gente lo permitía. En la actualidad en cambio, los niños de edad
intermedia anhelan a menudo ser adolescentes y los adolescentes parecen creer
que han hallado el modo de vida definitivo”.
“Hoy en día, y no solo en los EEUU, la adolescencia ha sido
institucionalizada; y es glorificada en los programas de TV, en los diarios, en la
radio, y en la publicidad destinada al mercado adolescente. Hasta los adultos
que no se unen al culto de la adolescencia ni lo explotan suelen colaborar en su
propagación, como si quisieran vivirla vicariamente...”
15
Niñez y Adolescencia . Stone y Church. Editorial Lumen Hormé. Bs. As 1995
79
Por su parte Francoise Doltó 16, desde una perspectiva psicoanalítica,
ubica la bisagra del cambio en la Segunda Guerra Mundial explicándolo en estos
términos: “Antes de 1939, la adolescencia era contada por los escritores como
una crisis subjetiva : uno se rebela contra los padres y las obligaciones de la
sociedad, en tanto que, a su vez, sueña con llegar a ser rápidamente adulto para
hacer como ellos. Después de 1950, la adolescencia ya no es considerada como
una crisis, sino como un estado. Es en cierto modo institucionalizada como una
experiencia filosófica, un paso obligado de la conciencia”.
Sería justamente la era posindustrial la que ha permitido desarrollar y
extender la adolescencia, sino a todos, a una buena parte de los jóvenes. Los
jóvenes pertenecientes a sectores de bajos ingresos o campesinos quedan fuera
de este proceso, para ellos la entrada en la adultez es rápida y brusca, ya sea a
través de la necesidad de trabajar tempranamente o bien por un embarazo casi
simultáneo con el comienzo de la vida sexual. Pero en los sectores medios
urbanos la adolescencia se constituye como un producto nuevo, no ya un rito de
pasaje o iniciación, la de una etapa de la vida con conflictos propios.
En la sociedad actual, los jóvenes no esperan el momento de vestirse
como sus padres, son los padres los que tratan de vestirse como ellos; acceden
a la sexualidad con parejas elegidas por ellos mismos en el momento en que lo
desean, sin mayores diferencias entre varones y mujeres. Los hábitos de beber
o fumar se han vuelto muy difíciles de controlar. Los medios de comunicación los
consideran un público importante y las empresas saben que son un mercado de
peso y generan toda clase de productos para ellos; algunos de los problemas
más serios de la sociedad actual son la violencia, las drogas, el sida... y los
encuentran entre sus víctimas. Según Obiols, la Escuela los ve pasar sin tener
claro qué hacer con ellos.
Para el mercado es bueno que la adolescencia dure mucho tiempo y,
además, en la sociedad actual no es fácil salir económicamente de ella. En los
países con crisis económica no hay trabajos que permitan la independencia de
los jóvenes, y tienen que prepararse durante mucho más tiempo para acceder a
ellos. Se produce así una época en la cual las responsabilidades se postergan
16
La causa de los adolescentes. Francoise Doltó Editorial Piados. Bs. As. 2004
80
mientras se disfruta de comodidades, una prolongación de lo bueno de la infancia
con la libertad de los adultos, un estado “casi ideal”.
Adolescencia en la posmodernidad
Obiols y Di Segni (1995) proponen que en la posmodernidad se propone
a la adolescencia como el modelo social. En este marco, consideran que la vida
soft, las emociones light, el hedonismo y el presentismo; llevan a la necesidad
de reconsiderar la presencia de los duelos en la adolescencia que postulaba
Aberastury. Repasemos que sucede con cada uno de ellos.
81
el cuerpo llega a la vejez, cae en la decadencia, en el fracaso de un ideal de
eternidad.
82
como el esfuerzo, reconocimiento y consideración hacia el otro, así como la
postergación de los logros. Y es la adolescencia cuando este proceso se
consuma, pero sucede que la época posmoderna no provee valores del ideal
del yo, sino más bien del yo ideal.
La sociedad moderna consagraba los valores del ideal del yo: la idea de
progreso en base al esfuerzo, el amor como consideración del otro, capacidad
de espera para lograr lo deseado. En la sociedad posmoderna los medios
divulgan justamente los valores del yo ideal. De modo que los valores primitivos
de la infancia, en la actualidad, no se abandonan, sino que se sostienen
socialmente, por lo tanto, parece que no se debe abandonar ningún rol de esa
etapa al llegar a la adolescencia. Se podrá seguir actuando y deseando como
cuando se era niño o niña.
83
de Michel Maffesoli, sociólogo francés que se ocupó del tema en las sociedades
contemporáneas, constituyen “verdaderas comunidades emocionales” en las
que buscan sentirse contenidos afectivamente y escapar de la desorientación y
la soledad.
El estilo y la presentación que adoptan estas comunidades
(fundamentalmente la ropa, el maquillaje, el peinado, los accesorios, las “jergas”)
se preparan minuciosamente, procurando lucir diferentes unos grupos de otros.
Asimismo, el aspecto físico resulta un criterio determinante de admisión en el
conjunto. De acuerdo con la estética y la presentación resultante, los jóvenes
son reconocidos e integrados al grupo de pares, o bien rechazados y
relacionados con otras agrupaciones o bandas, que adoptan distintos tipos de
atributos para sí mismos.
Constanza Caffarelli 17 introduce el término de “tribus urbanas” para
referirse a algunas agrupaciones que reconocemos en la actualidad: emos.
ravers, indies, floggers, góticos, punks, heavies, rockeros, rockabillies, hippies.
En la actualidad, la noción de tribu es utilizada como metáfora y se la
asocia a un fenómeno que se da en el ámbito urbano, en las ciudades. Para la
autora, el fenómeno de las tribus urbanas, alude a los grupos de jóvenes que
construyen un conjunto de reglas propias, que les permiten distinguirse de otras
agrupaciones, y que además, definen y comparten un territorio dentro de la
ciudad, en el cual interactúan.
En el marco de la tribu, cada integrante compone una imagen, y desarrolla
actitudes y comportamientos comunes a los del resto del grupo, gracias a los
cuales deja de ser tan solo un sujeto anónimo, para pasar a ser alguien que
pertenece a un colectivo. La tribu urbana funciona así como un ámbito que
congrega, que reafirma su identidad, su “ser persona” y su sentido de
pertenencia a la agrupación. Esta confluencia, la reunión con los pares, ayuda a
que quienes viven en la sociedad de masas, de grandes dimensiones y en donde
el encuentro interpersonal parece ser cada vez más difícil, salgan de su
“encapsulamiento”, es decir, dejen de refugiarse en sí mismos, en su
individualidad, y se fundan en la experiencia y en la identidad que les brinda el
hecho de ser parte de una tribu. (Caffarelli, 2009)
17
Caffarelli Constanza “Tribus urbanas. Cazadores de identidad” Editorial Lumen. 2009
84
El sociólogo francés Michel Maffesoli lista una serie de características de
las tribus urbanas:
a) Constituyen comunidades emocionales. Las Tribus son urbanas,
propias de las altas concentraciones de población.
b) Desarrollan una serie de actividades en las exponen su modo de
sentir y de comprender el mundo, por ejemplo: los recitales, las raves o fiestas
electrónicas, los torneos deportivos, etc.
c) Recrean una forma particular de vincularse y relacionarse, cuyo
pilar es el grupo y lo que se comparte como vivencia.
d) Construyen tiempos y espacios en los cuales compartir lo que se
tiene en común de un modo intenso, por ejemplo, festejos, bailes, eventos
musicales.
En resumen, según Caffarelli (2009) las tribus urbanas ofrecen a las
jóvenes generaciones la posibilidad de re-crear formas de socialización, de
confluencia y reunión, y también de conocimiento de sí mismo.
"Parecer no es ser. Justamente, entre el "parecer" y el "ser", las tribus
urbanas como manifestaciones expresivas nos invitan a develar qué siente y qué
piensa el joven detrás de la máscara" 18
Quizá comprendiendo e interpretando algunas tribus, se pueda despejar
ciertos interrogantes y reformular nuevos conceptos. Por ello, la autora en su
texto de referencia realiza una presentación que sintetiza algunas de las
características principales de cada Tribu Urbana.
18
Idem
85
Las Redes sociales ¿un nuevo espacio para la socialización?
86
privilegiando las conversaciones vía Chat, o los Juegos en red y la lectura a
través de la red. Los adolescentes encuentran en el Ciberespacio un lugar donde
buscar información escolar, oír su música favorita, estar al tanto de los logros de
sus ídolos, jugar, entretenerse, conocer gente, comunicarse con sus amigos,
acordar encuentros para compartir una merienda, jugar al fútbol o ir de paseo.
Hoy en día el contacto es más rápido y sencillo ya que el adolescente no
necesita salir de su casa para saber las últimas novedades en la vida de sus
amigos. Las chicas chatean con amigas y conocen gente, acuerdan horarios de
salidas y se cuentan sus secretos más preciados, comparten los clásicos
descubrimientos femeninos: ropas, pinturas, belleza, etc., Internet está al
servicio de su curiosidad.
Debido al uso de las computadoras, los adolescentes han incorporado una
nueva forma de vincularse con sus pares, que no es cara a cara sino a través de
una pantalla. Esto revelaría una nueva modalidad de aproximación caracterizada
por relaciones impersonales y anónimas y cuya atracción pareciera ser la de
actuar desde “otras personalidades”, como manifiestan ellos mismos
habitualmente.
Pareciera como si aprovecharan la posibilidad que les da Internet de
relacionarse con otras personas a través de estas “otras personalidades”, para
ensayar diferentes identidades y así concretar en la realidad virtual, aquello que
es parte de las fantasías, que es un guion imaginario que representa la
realización de un deseo.
Por ejemplo, una chica que fantasea con ser más desenvuelta y atractiva
para los hombres, pero en realidad es tímida y le cuesta mucho actuar con
naturalidad cuando esta con los chicos. Entonces, puede darse a conocer desde
su fantasía en el chat mostrándose cómoda y dejando ver solo los aspectos de
sí misma que ella quiere dar a conocer. Esta forma de resguardar su identidad
detrás de un mckname o seudónimo, les da seguridad y comodidad para
moverse en un espacio donde se puede ser de muchas maneras a la vez.
A su vez, resulta muy significativa la clara tendencia en los varones en el
uso de los Juegos en Red, con los que sin moverse de su casa compite en
carreras de autos, torneos de fútbol y juegos que ofrecen una identificación
imaginaria y una situación extraída de la literatura. Estos juegos son interactivos
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y los contrincantes, cuando no es la computadora, son personas totalmente
desconocidas y de cualquier lugar del mundo.
Podemos decir, que se observa en los varones cierta necesidad de
abstraerse de la realidad para perderse en un mundo simulado, en el cual se
pueden identificar con el héroe, fantasear con salvar a la humanidad de una
catástrofe y cambiar el mundo.
Los varones con frecuencia han reemplazado muchas de sus actividades
por estar conectados a Internet: el club, el fútbol y los deportes en general fueron
doblegándose ante la posibilidad de participar en juegos de red, ser el genio de
las computadoras, un fabuloso luchador del espacio o lo que a su imaginación le
apetezca, por supuesto todo en detrimento del contacto personal con sus amigos
y el barro en sus pantalones, característica más que estándar de un varón
adolescente.
En síntesis, debido al uso de las computadoras, los adolescentes han
incorporado una nueva forma de vincularse con sus pares, que no es cara a cara
sino a través de una pantalla y por ende es menos personal, perdiéndose así
algunos datos que si existen en el encuentro de dos personas, como por ejemplo
gestos, estados de ánimo, señas (aunque sea un simple guiño de ojos) y más
aún señas que implican complicidad, apoyo incondicional, abrazos o,
simplemente, una mano en el hombro.
Cuanto menos integrado esté el adolescente de ambos sexos en el grupo
de sus iguales, tanto mayor importancia adquieren para él el ciberespacio como
posibilidad de perderse en ese mundo y de vinculares de una manera
impersonal, anónima y poco espontánea.
Los padres, por su lado, deben resguardar a sus hijos del uso indebido de
Internet, ya que pueden estar expuestos a información perjudicial para ellos o al
contacto con páginas o personas adultas que intenten pervertirlos, sobornarlos
o simplemente asustarlos. También, es importante que incentiven a sus hijos
para que no abandonen las actividades acordes a su edad, tales como:
encontrarse con amigos, ir al club, realizar deportes, compartir reuniones
grupales con intereses comunes y hasta, realizar travesuras en grupo (no hay
que olvidar que los adolescentes se encuentran en una edad biológica colmada
de energía y vitalidad que necesitan ser descargadas y direccionadas).
88
Internet por sí misma no es una herramienta perjudicial si sabemos
controlar los límites necesarios para lograr que la misma esté a nuestro servicio.
ATENCION
Ser adolescente hoy merece tantas respuestas como personas que vayan
a responder, porque en realidad hablar de adolescentes es una construcción.
Algunos hablan de imaginarios otros de representaciones sociales y depende de
la corriente de pensamiento, pero ambos conceptos aluden a las construcciones
que se hacen sobre determinado fenómeno social, y en cada época hubo un
imaginario social asociado a los adolescentes. En algún momento se decía,
justamente por condición de imaginario, que los jóvenes eran rebeldes,
contestatarios, revolucionarios y actualmente se dice que son desganados,
apáticos, desinteresados. En realidad hay un imaginario asociado a este
segmento de la población y que está en articulación con lo que los adultos
esperan de estos jóvenes. Habrá que pensar por qué se construye esta idea que
intenta homogeneizar a este grupo de gente. Yo creo que tiene que ver con
determinados rasgos de la cultura social de la época, es decir si antes se decía
que los adolescentes eran rebeldes, contestatarios era porque la cultura estaba
como dominada por estos rasgos, por estos valores y actualmente la cultura
llamada postmoderna, o de capitalismo tardío o sobre modernidad como llaman
otros, está caracterizada por una cuestión de vacío, esto se le agrega a los
adolescentes y se los lleva a reproducir estos valores que existen en la sociedad.
Desde ya, cuando decimos esto, en realidad hablamos de un imaginario,
de una cuestión de construcción social. Creo que es importante distinguir
distintas dimensiones de la problemática. Habría una dimensión biológica que
sería los cambios corporales que son indiscutibles en el sujeto en su proceso de
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crecimiento, podemos pensar que esos cambios generan también algunos
efectos en el psiquismo de estos sujetos y estaríamos hablando de una
dimensión psicológica, es decir cuáles son los efectos que se producen en el
psiquismo debido a este crecimiento y una dimensión social qué es en que
cultura y en qué sociedad se insertan estos códigos.
Ser adolescente es un proceso que genera mucha angustia y es
interesante porque en general se puede ver al adolescente en otra posición como
muy divertido, muy exultante, gozando de su condición de adolescente y en
algún sentido esto es así y en otro funciona como encubridor social que ayuda a
apañar la angustia que produce ser adolescente hoy.
Teniendo en cuenta el contexto actual, el adolescente es vulnerable no
porque sea marginado social, es vulnerable porque está en un proceso de
reestructuración psíquica, de búsqueda de su identidad, de afirmación de un
lugar en la vida familiar y social, todo ese trabajo psíquico hace que esté en un
momento de mayor vulnerabilidad.
A esa vulnerabilidad psíquica se le suma el hecho de la vulnerabilidad
social, si un adolescente o joven en estas circunstancias de estructuración
subjetiva tiene además la dificultad de no poder insertarse en la vida social y
cultural, queda a expensas de ciertos fenómenos de la sociedad actual vinculado
con el consumo en general.
Si pensamos en un joven marginal que no puede acceder a los bienes de
consumo queda como muy expuesto a los fenómenos de violencia, delincuencia
y drogadicción que son formas fallidas en todo caso de integración a la vida
social. Es curioso pero a la vez es dramático como la gente busca alguna manera
de encontrar un sentido a su vida cuando están cerradas las posibilidades de
acceso a lo simbólico y a lo productivo.
Hoy es el tiempo, «Carpe Diem», vivo hoy. Esta cultura del adolescente
que no sólo es de los adolescentes sino también una cultura de los adultos, que
privilegia el consumo encuentran en los adolescentes un buen mercado. La
inmediatez está muy asociada con la angustia del futuro. Hay una cosa de
pasarla bien, vivir el momento, pero cuando uno tiene la posibilidad de hablar
con los adolescentes fuera de lo que son los fenómenos más de masa, donde
hay una cosa de imitación, de contagio afectivo, donde ahí se repiten algunas
ideas y no se sintoniza nada, cuando uno tiene la posibilidad de hablar con un
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adolescente en particular, a veces, advierte que esto no es tan así como se
difunde, los valores de la inmediatez, de lo frívolo y de lo poco comprometido. La
angustia por no saber cómo incluirse en la vida social, que estos valores no son
un dispositivo creado singularmente por un sujeto que activa este mecanismo de
defensa, sino que casi es una defensa construida socialmente y esto funciona
como protector para el joven que se asume como tal «yo no pienso demasiado
en el futuro», sin embargo a medida que un joven está próximo a terminar la
escuela y comienza a pensar en su proyecto esto aparece como preocupación
seria y comienza a resquebrajarse esta cosa de la inmediatez.
PARA PENSAR:
Considerando las características y los cambios propios de la
adolescencia, proponer como trabajarían en una institución en donde se observa
rivalidad entre dos grupos dentro de un aula y bullyng entre compañeros.
LECTURAS BIBLIOGRÁFICAS
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