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1. El autor
Nació el 5 de mayo de 1282 en Escalona (Toledo). Era nieto de Fernando III el Santo y
sobrino de Alfonso X el Sabio. Perdió a su madre a los seis años. Un año antes, en 1289, había
muerto su hermano mayor, por lo que heredó el Adelantado Mayor (cargo similar al de
gobernador en aquella época) del reino de Murcia, donde poseía la villa de Elche, y numerosos
señoríos en tierras castellanas (Corona de Castilla y León) y valencianas (Corona de Aragón).
A través de ayos y preceptores, hacia los que tuvo siempre gran cariño y respeto,
recibió una esmerada educación humanística (latín, historia, derecho y teología), sin descuidar
los ejercicios propios de la nobleza de entonces: la caza, la equitación, la lucha…
Don Juan Manuel fue un hombre culto, cercano a las ideas de los dominicos y amante
de la caza, cuya visión de la vida y comportamiento ilustran los de la nobleza de la época en
que le correspondió vivir.
Don Juan Manuel murió el 13 de junio de 1348, en Córdoba. Su cadáver fue enterrado
en el monasterio de los dominicos de Peñafiel, que él había fundado. Allí depositó también
todos sus escritos, que, al igual que sus restos, se perdieron, finalmente.
El conde Lucanor es una obra de carácter didáctico moral que versa sobre las virtudes
que debe reunir el buen noble de acuerdo con los principios de la moral cristiana.
A través del conjunto que forman las cinco partes que componen la obra, don Juan
Manuel trató de completar una summa de moral práctica destinada a los miembros de la clase
nobiliaria.
Nosotros nos vamos a centrar en la PRIMERA PARTE (que abarca tres cuartos de la
extensión total de la obra), integrada por un prefacio, un prólogo y cincuenta y un exemplos.
El prefacio
El prólogo
Don Juan Manuel argumenta que los hombres se distinguen por su figura, sus
intenciones y su voluntad, pero se asemejan en que aprenden mejor aquello que les agrada.
Por ello, el que quiere enseñar algo debe hacerlo de forma que agrade al otro.
El autor, don Juan Manuel, adopta la posición de narrador y transcribe un diálogo que
mantienen dos personajes, el conde Lucanor y Patronio, su consejero. Este diálogo responde al
siguiente esquema general:
1. El conde Lucanor plantea una cuestión a su consejero Patronio, presentándola como una
situación problemática cuya resolución le plantea dudas, por lo que pide su parecer.
2. Patronio responde con un relato que sirve de ejemplo para la situación planteada.
3. Se pone en relación el tema del cuento explicado con el problema propuesto por el conde.
4. Don Juan Manuel resume mediante un pareado la enseñanza que deseaba transmitir.
Aspectos temáticos
-El mantenimiento y acrecentamiento de la honra del noble y las críticas que afectan a dicha
honra.
El estilo
El autor tiene una clara conciencia de autoría y una preocupación por el estilo cuidado
y la corrección y elaboración de la obra literaria. De ahí que en su obra se fundan la claridad, la
sencillez y la precisión (rasgos característicos del didactismo), por un lado, y por otro la
amenidad, que potencia la dimensión estética de la obra.
En sus cuentos vemos la precisión del léxico, la reiteración de formas verbales (cató,
vio…), un vocabulario selecto y variado, que responde a la ambientación aristocrática de los
relatos y al público al que iban destinados. Refleja el habla de las personas cultas,
manteniendo siempre un mismo registro, sin que exista ningún término grosero o malsonante.
Los personajes
b) Personajes históricos (Fernando III el Santo, Ricardo Corazón de León o Fernán González):
aportan verosimilitud, reforzando de paso la ejemplaridad. Los reyes, caballeros y nobles con
defectos morales nunca aparecen con su nombre propio.