Está en la página 1de 4

Las Fobias sociales

El ser humano, al ser naturalmente social, necesita relacionarse con otros y


tener una sensación de pertenencia, la interacción entre las personas lleva a la
formación de una estructura social esto conlleva que dichos seres humanos
tengan una gran influencia los unos con los otros, esto es, en muestro carácter,
personalidad y conductas, de cierta manera el otro nos puede llegar constituir.
Según Lealey todo individuo se juzga a si mismo a partir de los demás.

En su contexto social y en búsqueda de pertenencia el ser humano tiende a


establecer estructuras jerárquicas ya sea por la necesidad de sentirse útil o ,en
otros casos, por la búsqueda de afecto, de esto fenómenos devienen los roles
de dominante y dominado que juegan un papel importante a la hora de entrar
en contacto con cualquier tipo de relación ( laboral, sentimental, escolar etc…)

Al no encontrar esta sensación de pertenencia, el ser humano puede llegar a


manifestar distintos miedos, como el de ser juzgado o excluido; estos miedos
pueden variar dependiendo del contexto y cultura de la persona, por ejemplo,
en la cultura americana suele presentarse un mayor temor a sentimientos como
el terror mientras que en algunas culturas asiáticas predomina el miedo al
desprecio es entonces evidente que el contexto cultural determina la relación
de las personas con distintos sentimientos que puedan ser conflictivos.

Sartre dijo “El infierno son los otros”, lo que se puede interpretar de esta
célebre frase es precisamente el hecho de que las personas a nuestro
alrededor pueden llegar a influenciarnos a tal grado de generarnos fobias,
fobias sociales.

Pierre Janet describió por primera vez la “Fobia de las situaciones sociales”: “El
carácter esencial que se encuentra siempre en esos fenómenos aterradores es
el hecho de estar delante de los hombres, de estar en público…”. Todas estas
fobias están determinadas por la situación social, interacciones con otros y los
sentimientos que esto produce.
Los otros se manifiestan en su mirada

El miedo a la mirada de otros es natural e incluso se podría decir que es


instintivo ya que la misma puede expresar distintas emociones y/o intenciones.

El ser humano puede interpretar a partir de la mirada de otros que está siendo
juzgado (detrás de los ojos hay una subjetividad que juzga) por lo cual puede
desarrollar este sentimiento de inseguridad pues puede sentir rechazado,
odiado e incluso agredido con una simple mirada lo que hace poner en duda su
propia identidad debido a que para la persona somos lo que los demás ven, no
nos construimos de adentro hacia afuera sino de afuera hacia dentro.

Esta duda al ego puede llegar a generar sentimientos de angustia y ansiedad lo


cual nos lleva a sentirnos inseguros y en situación de vulnerabilidad por lo que
se activan mecanismos de defensa como el huir de la situación con el fin de no
sentirnos expuestos.

Un muy claro ejemplo de esto es el rubor, que surge como resultado visible de
un mecanismo de defensa que se genera cuando nos avergonzados, se
activan los mecanismos fisiológicos de huida o lucha lo que hace que aumente
la circulación periférica y se presenta el rubor.

Siguiendo el mismo ejemplo cuando otros llegan a burlarse de nuestra propia


vulnerabilidad, como el estar ruborizado, se pueden generar traumas y así
generar fobias, en este caso la Eureutofobia (miedo a estar ruborizado).

Otra causa de las fobias sociales es entrar en conflicto con nuestro ego como
sería la intervención de otros sobre lo que pensamos sobre nosotros mismos
para comprender mejor esto hay dos conceptos que es importante aclarar:

Yo social: Es la idea que los demás me dan sobre mí mismo.

Yo intimo: es lo que yo sé de mí, mi autoconcepto y el valor que me doy.

En muchas ocasiones el yo social transgrede al yo íntimo, las personas que no


son capaces de sobreponer su yo intimo a su yo social son susceptibles a sufrir
dependencia de campo, que es la necesidad de obtener juicios positivos ajenos
como pueden ser los elogios y el reconocimiento.
El miedo a la evaluación

Otro de estos miedos es el miedo a la evaluación. Al realizar una evaluación de


cualquier tipo lo que hacemos es compararlo con un criterio de valores y un
ideal, de esta comparación surge tanto la aceptación, que ocurre cuando se
encaja con dicho ideal, y el desprecio cuando no, que es a lo que se le teme.

Cuando no alcanzamos tal ideal y nos sentimos despreciados desarrollamos


rasgos evitativos, como el no querer hablar en reuniones, y evitar el contacto
social lo cual conocemos como timidez.

La timidez es un rasgo de carácter, es la marcada tendencia a rehuir de


cualquier contacto sociales con desconocidos, la timidez no es un trastorno
grave pues el tímido suele adaptarse bien después de una inhibición inicial.

Hay dos tipos de timidez:

Timidez temerosa: Es el miedo a las cosas nuevas.

Timidez acomplejada: Es el miedo a ser el centro de atención.

Algunas personas llegan a confundir la timidez con los buenos modales y el


pudor, los cuales culturalmente han sido considerados rasgos femeninos, así
como lo serían la dulzura, el recato y la pasividad. A través de los años se ha
enaltecido a la timidez en la mujer, esto hace que estos mismos rasgos son
considerados como rasgos contrarios a lo masculino.

Debido a esto el hombre tímido puede ver vulnerada su masculinidad lo que lo


puede llevar al aislamiento, soledad e inseguridad los cuales, al alcanzar
niveles insoportables generan fobia social.

La fobia social se relaciona más con traumas de interacción como problemas


en la niñez a diferencia de la timidez, la cual solo se da debido a una mala
experiencia al relacionarse con otros.
Las creencias patógenas

Albert Ellis, psicólogo iniciador de las terapias cognitivas, llegó a la conclusión


de que en el origen de los trastornos mentales existen unas “creencias
erróneas” que son causa de dicho trastorno y que pueden ser cambiadas para
solucionarlo.

Los pensamientos de “todo o nada / Blanco o negro” (pensamientos


absolutistas) son creencias erróneas que actúan en los miedos sociales,
pensamientos como los de “quiero agradarles a todos” Son especialmente
traumáticos pues estas creencias sobre imposiciones, deberes y expectativas
absolutas son sumamente destructivas pues no se adecúan a la realidad y el
sujeto se encuentra ante un fracaso constante.

Estas creencias, que pueden ser propias (aquellas que nacen de la autocrítica)
o ajenas (como las imposiciones sociales) son de gran importancia por su alta
peligrosidad.

El hecho de sentirse inútil, por cuenta propia o ajena, genera asilamiento y/o
rechazo de otros o uno mismo.

Aaron Beck consideraba que se estas creencias erróneas se desarrollan en la


niñez debido a una crítica de una figura importante para el niño, esto deriva a
que si un sujeto no encaja en estas mismas le causan un sentimiento de
impotencia y frustración; por lo cual una última forma de lidiar con este
sentimiento de inseguridad es caer en la total dependencia de alguien o algo
(sustancias).

También podría gustarte