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Sartre dijo “El infierno son los otros”, lo que se puede interpretar de esta
célebre frase es precisamente el hecho de que las personas a nuestro
alrededor pueden llegar a influenciarnos a tal grado de generarnos fobias,
fobias sociales.
Pierre Janet describió por primera vez la “Fobia de las situaciones sociales”: “El
carácter esencial que se encuentra siempre en esos fenómenos aterradores es
el hecho de estar delante de los hombres, de estar en público…”. Todas estas
fobias están determinadas por la situación social, interacciones con otros y los
sentimientos que esto produce.
Los otros se manifiestan en su mirada
El ser humano puede interpretar a partir de la mirada de otros que está siendo
juzgado (detrás de los ojos hay una subjetividad que juzga) por lo cual puede
desarrollar este sentimiento de inseguridad pues puede sentir rechazado,
odiado e incluso agredido con una simple mirada lo que hace poner en duda su
propia identidad debido a que para la persona somos lo que los demás ven, no
nos construimos de adentro hacia afuera sino de afuera hacia dentro.
Un muy claro ejemplo de esto es el rubor, que surge como resultado visible de
un mecanismo de defensa que se genera cuando nos avergonzados, se
activan los mecanismos fisiológicos de huida o lucha lo que hace que aumente
la circulación periférica y se presenta el rubor.
Otra causa de las fobias sociales es entrar en conflicto con nuestro ego como
sería la intervención de otros sobre lo que pensamos sobre nosotros mismos
para comprender mejor esto hay dos conceptos que es importante aclarar:
Estas creencias, que pueden ser propias (aquellas que nacen de la autocrítica)
o ajenas (como las imposiciones sociales) son de gran importancia por su alta
peligrosidad.
El hecho de sentirse inútil, por cuenta propia o ajena, genera asilamiento y/o
rechazo de otros o uno mismo.