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Se manifestarán aquí las diferentes transiciones de un proceso, que tiene como principal
propósito acompañar al paciente para que establezca una relación sanadora con su
propio mundo.
Durante el proceso será necesaria mantener por parte del lector, una observación
sostenida de los diversos acontecimientos narrados, para reconocer los momentos
críticos y las posibles vías de sanación a nivel transpersonal en los sujetos implicados.
A medida que avancemos esbozaremos una serie de pautas y conclusiones extraídas del
propio relato que podrían servir de provocación y estímulo, para recorrer nuevos caminos
y procesos en el amplio y generoso campo de la terapia transpersonal.
PROLOGO
Vaciar Lo Lleno
A lo largo de los años que me he desempeñado como terapeuta con el deseo por
reconstruir mi mundo interno, he encontrado a través de la terapia transpersonal un gran
campo de posibilidades para apoyar a otras personas en sus asuntos con el mundo y las
maneras como nos desenvolvemos en medio de los conflictos.
Los paradigmas mentales y las reglamentaciones familiares, sociales, culturales ante los
cuales nos enfrentamos a diario, nos obligan de alguna manera a buscar en nuestro
mundo inconsciente o lo que podríamos llamar el mundo de la mente dormida.
En medio de las preguntas constantes sobre la vida y nuestra participación en ella -sin
una claridad despierta, dentro de un panorama de confusión-, nos movemos de aquí para
allá, buscando y recurriendo con ansiedad a lugares y personas donde la imaginería, las
“magias”, la superstición y toda suerte de encantamientos, se vuelven la respuesta
externa e inútil a nuestros asuntos.
Transitamos entonces sin una orientación clara, sin brújula, explorando y escuchando
diferentes versiones y opiniones, quizá dando una explicación sobrenatural a todo lo que
nos sucede; aparece la impaciencia, la angustia y en consecuencia la urgente necesidad
de encontrar soluciones inmediatas, muchas veces a cualquier costo.
Llegamos al camino de las inconformidades con la vida, afloran los sentimientos perdidos,
las partes olvidadas, los personajes que fueron fuentes de dolor reaparecen del pasado
para confundirse con el presente y todo prosigue como una rueda que da vueltas sobre su
propio eje, una y otra vez.
En este punto, y ya con todo el cúmulo de anhelos por un mejor estar, puede aparecer la
opción de la Transpersonalidad: ese ir hacia adentro, hacia lo profundo, lo que ha sido
toda una búsqueda en todas direcciones, ahora parece una vía posible, “el camino es
hacia adentro”.
“El hacer y hacer para no Ser” es la consigna actual de la sociedad, la carrera a grandes
saltos para conquistar lo que está afuera, esto nos lleva a hacer una revaluación del
sentido del Ser basados en la experiencia a través del Transpersonal, si bien vamos
realizando este camino que apenas empieza y como ya se ha planteado a través de la
propuesta de Ken Wilder sobre la escalera evolutiva de la conciencia, nos permite
comprender cada escalón en el proceso, de manera que vamos despejando y soltando el
sin sentido del cual nos hemos llenado, para darle paso a ese “vacíalo de nuevo”, lo que
nos permitirá precisamente ese trascender nuestro yo adolorido y pasar a un estadio de
autosanación.
Lo que encontrarás en este texto es la descripción sentida de todas las situaciones que
vive Lola mi paciente, con la cual he venido trabajando en ese camino del auto-
descubrirse. Como una buscadora comprometida con su sanación, Lola se ha permitido
comprender, experimentar y vivenciar cada momento de terapia, que por más dolorosos
que hayan sido, no han impedido ir en la búsqueda de ese espacio de tranquilidad para su
alma.
ANA
Terapeuta Transpersonal
DESCENSO UNO
El Encuentro
En medio de múltiples problemas personales y una confusión emocional casi total, Lola ha
decidido buscar ayuda terapéutica siguiendo las recomendaciones de una antigua amiga
suya. Supe de la gran ansiedad y expectativa con las que Lola atravesó el pequeño salón
que conduce a mi consultorio: lugar decididamente acogedor con apenas dos sillas y una
mesa pequeña donde reposan un jarrón de agua y una luz de color blanco.
Era su primer encuentro conmigo… Cuando la vi entrar con timidez, extendí mis brazos
para acogerla con un caluroso saludo.
Lola era una mujer de complexión mediana, de piel blanca, unos cuarenta y cinco años
de edad, madre de dos hijos, recién divorciada y con una fuerte manifestación de dolor
en su interior.
Lola, apenas consigue expresar sus sentimientos, mientras por su rostro corren lágrimas y
su voz se quebranta, cada vez que por su mente saltan esos pasajes dolorosos, se
recoge más en la silla, como alguien que espera con ansias ser rescatado de su
abandono, la garganta se le anuda una y otra vez. Con un poco de aliento prosigue:
Creo que el momento más intenso de su estado, lo percibí cuando después de tensar
todo su rostro, empezó a doblegar la cabeza para dejar caer las palabras.
Ajusté mi asiento para quedar más de frente a Lola, y para acortar la distancia sicológica
que muchas veces se crea en estos casos. Lo que vi en los siguientes minutos, continuó
afirmando el relato de mi nueva paciente. Se reacomodaba en la silla constantemente y
con gran ansiedad miraba de un lado para otro, intentando encontrar algo en medio de la
nada; cruzaba sus piernas apretando fuertemente sus muslos y se dirigía a la mesa para
beber agua una y otra vez; con sus brazos y manos claramente tensos, anudaba con
fuerza sus dedos, que solo soltaba para tomar su vaso. Finalmente, apoyándome en mi
respiración, avance hacia mi primera propuesta.
- Lola, comprendo todo lo que me has narrado. Te pido por favor que me
acompañes unos minutos para realizar una práctica de respiración, que te permitirá
encontrar un espacio nuevo de más tranquilidad. Vas a colocarte en una posición que sea
cómoda para ti, que puedas distensionar tus brazos y piernas.
Voy a acompañarte con unas palabras para que estés más serena y calmada.
Luego te contaré sobre la terapia que puedes gozar, para que tú misma encuentres las
respuestas que ahora solicitas, comprender más tu mundo, tu entorno; pero,
especialmente, escuchar la voz de tu corazón, quien será tu mejor guía, en este camino
de sanación, que puedes emprender de manera amorosa para tu propio beneficio.
Al cabo de unos minutos, en los que Lola hizo un verdadero esfuerzo por seguir el
ejercicio, necesitaba saber de sus sensaciones.
Ahora Lola parecía pensar en mis palabras, pero definitivamente había disminuido
notablemente su ansiedad y su movilidad en la silla.
-Quiero explicarte en que consiste la terapia. Se llama terapia transpersonal. Es un
proceso de autosanación, un camino para llegar a tu Ser real. Hay que liberar esa gran
cantidad de creencias y malestares, que has acumulado en tu vida y que en muchos
casos son motivo de molestia, rabia, inconformidad y profundo dolor. Yo seré tu
acompañante para ir clarificando todas las situaciones y que podamos realizar una labor
de crecimiento y desarrollo de tu personalidad, buscaremos rescatar esas partes tuyas
que se quedaron en el pasado y que crean un conflicto en tu presente, aprenderás a ver
una realidad desde una mente sana y con todo el poder creador para manifestar eso que
deseas ser y experimentar en tu vida.
Voy a pedirte que este ejercicio lo realices y te vayas familiarizando con él, de manera
que podamos trabajar con base en los avances que vayas logrando y así continuaremos
con otros ejercicios que te seguiré aportando.
Voy a pedirte que cierres tus ojos y respires suavemente, de manera que lo vayas
llevando hacia dentro, siente este intercambio que es la respiración adentro y afuera.
A medida que respiras se liberan tus tensiones, solo enfócate en esa respiración que te
abraza internamente, intenta hacerlo sin esfuerzo, no necesitas una elaboración
complicada, es suave y serena, cálida y amorosa, es tu respiración que va liberando el
cuerpo, lo sientes más ligero, liviano, sientes paz y tranquilidad.
Siéntete respirada con una luz radiante de color blanco, te envuelves en ella y la vas a
llevar a todas las partes comenzando por las plantas de tus pies, por todas las partes de
tu cuerpo hasta tu cabeza, sigue paulatinamente irradiándote desde adentro, manteniendo
tu pensamiento en cada parte.
Luego de 20 minutos de llevar a lola por este sendero sanador, le pido que haga un
revisión de su cuerpo y luego tome conciencia en el lugar donde se haya sentada.
¿Cómo te sientes Lola?
- Ah…. me siento mucho mejor, ha sido muy especial, quisiera seguir practicando,
porque además sé que es bueno para mí.
Por supuesto, voy a obsequiarte la guía de la meditación para que puedas seguirla en tu
reproductor, con este ejercicio vas a encontrar una mejor forma de entender tu cuerpo y
ayudarle con sus tensiones.
¡Vas a disfrutarla mucho Lola ¡ pero especialmente te vas a hacer conciente de tus
progresos.
DESCENSO DOS
¿Hola Lola como estas? ¿Cómo te has sentido por estos días?
-Han sido unos días difíciles… no logro dormir bien y me siento agobiada… Tuve
problemas con mi madre … me he exaltado bastante…y me he pelado con ella varias
veces, para colmo viene luego esta culpa terrible que aqueja mi alma… ¡ pero ya la he
embarrado ¡…¡ No sirvo para nada¡ ...¡ Todo me sale mal ¡.
Siento dentro de mí una fuerza que me supera, quiero mandarlo todo lejos…. no
consigo tener calma… He tenido conflicto con todo el mundo hasta con mi ex esposo
con el tema de los hijos, él dice que soy una irresponsable con ellos y que les doy mucha
libertad.
-No quiero vivir con ella, es demasiado controladora, me limita y parece que para
ella, ¡nada hago bien¡ … Durante el tiempo que estuve fuera de su control me sentía
maravillosa, tenía mi propio espacio, podía ir y venir a mi voluntad, compartir con mis hijos
más tiempo sin que al estar en casa los conflictos con ellos, se sumaran a la muy álgida
relación que tengo con ella.
Para liberar un poco la tensión que se estaba tejiendo en esos momentos, quise
proporcionarle un poco de calma de manera que ella fuera comprendiendo poco a poco
ese malestar con el que había comenzado nuestra charla:
Lo que experimentas Lola es parte de este gran poder sanador que quieres manifestar,
ahora estas sintiendo esta emoción intensa, es importante que puedas reconocerla y
comprenderla.
Observarás como fluye dentro de ti, te vas a dar cuenta que con el tiempo vas a descubrir
otras, cuando puedas aprender a observarlas sin realizar un juicio de ellas te serán de
gran ayuda, vamos a revelarlas y así tendrás la oportunidad de sentirlas, éste es un gran
paso que darás en tu autosanación.
-Quiero resolver esta situación…. es un gran peso para mí, siento dolores en todo
el cuerpo, la espalda es un problema y tengo dificultad con mis manos y el cuello, y me
duelen mucho las rodillas. Quisiera encontrar esas partes perdidas, como me ha
explicado y hacer esta sanación conmigo misma…deseo relacionarme con las personas
de una manera sincera y sin tanto temor a sufrir.
Dentro de los estudios de la sicología, el psicólogo y siquiatra Suizo, Carl Jung nos
presenta de manera concreta la estrecha relación que guardamos con nuestras partes
reprimidas que se ocultan tras una personalidad fantasma, se trata de la represión de
todas esas partes que hemos rechazado por la educación y el entorno social que hemos
recibido, muchas de ellas consideradas inaceptables y que son olvidadas, resguardadas
en lo más profundo de nuestro inconsciente para luego aflorar como sentimientos de
culpa, ira, rabia, inconformidad consigo mismo y se convierten finalmente en deseos no
alcanzados.
Carl Jung nos dice: “La sombra aquella personalidad oculta, reprimida, casi siempre de
valor inferior y culpable que extiende sus últimas ramificaciones hasta el reino de los
presentimientos animales y abarca, así, todo el aspecto histórico del inconsciente….”
La intimidación como el acto de generar miedo o temor sobre una persona y que coloca al
oprimido en una posición desventajosa, hasta llegar a la victimización “El pez grande se
come al más pequeño”
El poder entendido como una forma simbólica y algo superficial del dominio humano, que
ostenta supremacía, toma la fuerza desde el mundo oscuro para hacer frente a una
situación, siembra sobre los “dominados y disminuidos” una caracterización de
doblegación y se conduce a través de una sobrevaloración del sí mismo, que viene
enmascarada bajo el aspecto sombrío que es la derrota, el miedo a la perdida, el fracaso,
la debilidad frente a otros y más aún la desdicha interior.
Soy Quien Habita Dentro
Para dar claridad entorno a esa percepción de mi psiquis, elegiré una analogía de la
escalera en caracol, para explicar el descenso que a través de las emociones negativas y
la mente confundida nos sumerge en un mundo como “caída en picada” el descenso de
los ánimos, la pérdida de los deseos de vivir, la falta de estímulos, la vida sin un sentido
de valor.
Una vez liberado el sentimiento que me sobrecogió al igual que la sensación de frio que
recorrió mi cuerpo por un instante, fui accediendo a mi conciencia para darme cuenta que
nada puede ser entendible y comprensible si no pasa por el tamiz de la vivencia, tomé
entonces la firme decisión de mantenerme en la neutralidad y desde allí comencé a
escucharlo como testigo de este acto que para Lola y para mí sería altamente sanador.
Habla Goliat
-Soy quien habita en las partes más sombrías dentro del cuerpo, la emoción y la
mente de Lola, he recorrido el mundo junto con ella, he crecido a la sombra durante toda
su vida, he sido el ignorado, el enjuiciado, su olvido ha sido el olvido de mí mismo, estoy
aquí en el punto más recóndito de su mente alocada, soy su compañía y aun así, no
existo para ella.
Cada palabra pronunciada por Goliat resonaba profundamente en mis oídos, podía sentir
dentro de mi como se deslizaban de manera sutil, mis emociones eran tan diversas, podía
reconocerme en la ansiedad, la curiosidad se convirtió en un desafío, debía mantenerme
en la calma, era necesario agudizar cada vez más la atención para mantener el hilo de las
palabras de Goliat, que no titubeaba en sus expresiones, cada vez se acentuaban más a
medida que se hacía reconocer por mí.
-Soy la parte que se exhibe fuera, para hacerme ver me he confeccionado muchos
trajes, tengo una gran colección en mi vestuario, mi mejor traje es el frac, lo uso para
mostrarme ante otros y que se noté mi presencia, me gusta llamar la atención, a manera
de orgullo, vanidad, soberbia, lujuria, arrogancia, complejos de superioridad e inferioridad
etc. Con el tiempo he aprendido a mejorar mi confección, también he fabricado uno
especial cuando necesito demostrar que tengo el control, con el me siento muy cómodo,
pues me gusta el poder y tener siempre la razón.
Cuando quiero lucir mi mejor expresión utilizo el traje rojo del reconocimiento, no
me gusta sentirme por debajo de nadie, cuando no logro alcanzar mis propósitos, cambio
el vestuario y elijo algo muy ligero un Jean algo desteñido y una franela sencilla para
darme una buena imagen como víctima, así puedo evadir fácilmente mi responsabilidad
¡ah me encanta esta parte¡. - Me agrada ver como otros se rinden ante mí y sienten
compasión - también me gusta mantener mi importancia personal, , así suelo ser más
interesante y atraigo toda la atención.
Las menos decoradas y simples las uso cuando en los momentos tranquilos, no
me siento amenazado y puedo compartir con personas con las cuales me siento feliz.
También poseo gustos singulares, me gusta el gourmet, los más sabrosos platos
que disfruto a diario son el miedo, la rabia, el rencor, la envidia, la inseguridad, y la
frustración es un placer para mí, los deseos insatisfechos es mi postre favorito.
Me deleito durante el día con todo lo que le sucede, soy tan impredecible que
aparezco sin ser notado y tengo la capacidad de franquear cualquier pensamiento,
recordándole permanentemente que aquí estoy.
Mientras Goliat resonaba una y otra vez dentro, accedí por unos instantes a los recuerdos
de mi memoria queriendo encontrar esa parte de mí que Goliat representaba de manera
magistral, … me recordaba que él también estaba conmigo… no podía dejar de pensar
como esto, era la oportunidad para reconocerlo en mi interior, de manera que mientras
Goliat me enseñaba todos sus atuendos con los cuales se veía según él de manera
exuberante… me detuve a pensar… ¿A qué sendero de mi conciencia dormida puedo
acceder para reconocer mi Goliat interno? Me tomé unos segundos para reflexionar esta
pregunta que apareció de repente en mi mente mientras me sentía envuelta en la maraña
de argumentos evocados por Goliat:
La terapia transpersonal presenta una serie de técnicas que nos permiten aproximarnos al
desarrollo de nuestro ser interior, estas técnicas están basadas en estudios e
investigaciones realizadas por psicólogos y terapeutas durante su ejercicio terapéutico y
el contenido vivencial de las múltiples consultas que sirven de apoyo a la resolución de los
conflictos internos, las cuales nos permitirán hallar esas partes ocultas que representan
las manifestaciones de la sombra, la personalidad fantasma, la conciencia dormida, todas
éstas expresiones como una manera de darle nombre a un aspecto de la psiquis, las
cuales nos permitirán hacer ese reconocimiento interior que describiremos a continuación:
El escritor y terapeuta transpersonal José María Doria nos enseña en su texto sobre las
técnicas para reconocer la sombra, que el primer paso es la aceptación de su existencia,
y permitirnos la aproximación a ella, poder identificarla, hacerla parte de nuestro mundo
interno.
Reacciones exaltadas o exageradas de una emoción frente a una situación nos devela un
aspecto sombrío muy interesante, recurrir a la exageración para sobre estimular una
reacción allí podemos comprender la manifestación del nerviosismo excesivo, desborde
emocional desmedido o la postura exacerbada de defensa bien sea verbal o en casos
más extremos la violencia física.
El Juicio calificativo que realizas en esas ocasiones durante las cuales no te sientes
cómodo con una situación, bien sea por que no puedes responder a ella o porque sientes
que no estas a la altura, en esta condición es importante revisar en que situaciones
recurres a la descalificación, revirtiendo tu responsabilidad de la situación a otros, ante
este escenario adoptas el mecanismo de evasión y la sustitución de la responsabilidad
personal.
Las proyecciones o los reflejos donde es posible que no podamos vernos a través de los
otros, reconocer los aspectos propios e integrarlos, este ejercicio que es representado por
el concepto Espejo y Reflejo apunta claramente a la identificación del Goliat a través de
otras personas. Es importante que también en esta parte puedas identificar tus reacciones
emocionales o los puntos de atención que rechazas permanentemente.
Los escenarios más temidos, situación en la cual de das un salto de salida, es decir,
huyes como liebre, esta analogía de la liebre nos permite dimensionar una reacción en
aquellas situaciones en las cuales, definitivamente no quieres estar, esto puede ser
identificado claramente en áreas como lo familiar, los social, las relaciones
interpersonales y profesionales. etc.
El juicio que nos sumerge en asuntos de valoración, cómo reaccionamos ante el juicio de
otros y cómo nos enjuiciamos a nosotros mismos, aquí cabe que podamos identificar la
figura interior del Juez, cuáles son tus reacciones rente a los comentarios que otros hacen
de ti mismo y cuál es tu plan de acción frente a los mismos, pregunta si reaccionas con un
contra juicio, y cuál es el valor de un juicio externo para ti.
Estas reflexiones surgían dentro de mi mientras Goliat me conducía por los intrincados
pasajes de su memoria, con cada paso de descenso, el tiempo se revelaba en retroceso,
no podía describir esta sensación de atemporalidad que me embargaba, llegamos allí al
paso, a un desvió del pensamiento, en la lejanía vislumbré un contraluz, un muy leve
destello era como elixir en medio de tan gélida oscuridad, observé en todas direcciones,
recorrí el lugar con mi mente, la voz de Goliat resonó con más fuerza, presentí que esto
era importante, un pasaje quizá oculto donde Goliat solía refugiarse, me quedé allí por un
instante inmóvil, solo podía escuchar el resoplar del aire que entraba por mi nariz.
Descendí un escalón quizá dos, mi paso disminuyó igual que el aire en mis pulmones, y
rodeada solo por la oscuridad quedé atónita, vislumbré una figura de tamaño no mayor a
un metro, no podía ver claramente de que se trataba, de nuevo la duda me asaltó…si me
aproximo… Goliat desaparecerá para no volver a surgir…esperé entonces… fui
avanzando lentamente, para acortar la distancia que me separaba de ésta silueta apenas
visible, …por un momento estaba confundida… no sabía si se trataba de un juego hecho
por las sombras o quizá las confusas imágenes que surgían de mi mente inquieta, pero
ahí estaba, …la vi… en un espacio muy reducido recogida en el rincón más recóndito de
aquel oscuro lugar, sobrecogida por el miedo y muy asustadiza por mi presencia, una
pequeña figura languidecida, de cabellos enmarañados con la tristeza reflejada en sus
ojos redondos de color miel, que me miraban fijantes, …era Lola…
El Juego
Pasado un breve instante… Lola sumergió su rostro entre los brazos apoyados en sus
rodillas, lloraba con angustia y con su truncada respiración… apenas si podía hablar… la
percibí sobrecogida por el miedo, entre sollozo y sollozo balbucía sonidos que yo no
comprendía, quise extenderle mis brazos y pronunciar algunas palabras para calmar su
asustado corazón.
Lola soy Ana… he venido a acompañarte… no te sientas sola… quiero abrazarte y darte
un poco de calor… conmigo estarás segura y no tendrás miedo… de repente… ella
levantó sus pequeños brazos y de un salto se prendió fuertemente de mí, no quería
soltarme… al abrazarla, la fui consolando para que pudiera sentirse a salvo. Lola yacía en
mi regazo buscando la protección, contemplé a esta pequeña que ahora acunaba en mis
brazos sintiendo su corazón resonar junto con el mío, mientras acariciaba la sutil trenza
que dejaba verse en su enmarañada cabellera, le susurré la canción que yacía en mi
memoria y que a su edad mi madre canturreaba para ayudarme a dormir, mientras me
miraba con sus ojos redondos cubiertos por las lágrimas, sus largas pestañas remojadas,
sus labios rojizos apenas si dibujados en su rostro, despertó mis sentimientos de amor
hacia ella…
Durante esos momentos pasaron por mi mente las imágenes que apenas si recordaba
cuando yo al igual que ella al sentirme asustada, buscaba el calor de mi madre que
rápidamente me acogía y besaba mis mejillas con todo su amor. Los recuerdos se hacían
cada vez más nítidos en mi memoria, mientras la sostenía… recordé mi niñez… solo así,
podía comprender lo que para esta niña de escasos seis años significaba la soledad y el
abandono que minutos atrás estaba experimentando, la niña se quedó dormida y yo la
mantuve conmigo hasta el momento cuando despertó.
Al despertar Lola esbozó una sutil sonrisa, pareciera que el miedo hubiese desaparecido y
comenzó a enseñarme un juego que para mí se hizo conocido, en medio de las risas que
ahora llenaron el lugar liberando la sombría luz que antes cubría el cuarto donde nos
hallábamos, tomé la oportunidad que ahora se presentaba ante mí y a través del juego
que me enseñaba, fui poco a poco develando la historia que ahora ella me ha permitido
contar:
Lola sufría de grandes temores, tenía un miedo profundo al castigo de su madre, quien
ante sus jugarretas y su aparente desobediencia era llevada a este lugar como símbolo de
autoridad, su madre la dejaba por largos ratos aquí porque según ella, podía educarla y
ser una buena niña. Le encantaba jugar como todos los niños a su edad, pero su madre
tenía dificultades para comprender el entusiasmo de su hija, quien saltaba de un lado para
otro, su mejor juego era salir al patio del jardín mientras la lluvia caía, solía realizar estos
juegos pero la aparente rigidez de su madre impedía que ella pudiese disfrutar “te vas a
enfermar” la tomaba de su brazo con un brusco movimiento y de un tirón la lanzaba
dentro de la casa, luego plasmaba su mano contra el pequeño cuerpo y de nuevo infringía
su castigo.
La madre perdía constantemente la paciencia, por ello recurrió a este cuarto pequeño que
se hallaba en algún lugar de la casa, como el punto ideal donde ella permanecería en
silencio y dejaría de molestar, a esto se sumaba repetidamente la frase que se acuñó en
la mente de Lola “eres una niña muy mala y desobediente” “Voy a meterte en el cuarto
para que el chucho te lleve” quería comprender esta frase que esta niña me repitió
claramente, supe después, que la palabra “chucho” se refería a la denominación del
diablo.
A propósito de las partes sombrías que se van construyendo durante la niñez, la escritora
Lise Bourbeau nos enseña según sus experiencias terapéuticas, las heridas profundas
que se anclan en la psiquis, en las primeras etapas de vida, al respecto Bourbeau nos
dice:
“Cuando un niño nace, sabe en lo más profundo de su Ser que la razón por la cual ha
encarnado es la de ser él mismo al vivir sus diversas experiencias. Su alma, por otra
parte, ha elegido a la familia y el medioambiente en los que habrá de desarrollarse con
una finalidad muy precisa. Cuando en una experiencia existe la no aceptación, es decir,
juicios, culpabilidad, temor, lamento u otra forma de no aceptación, el ser humano se
convierte en un poderoso imán, que atrae sin cesar circunstancias y personas que le
hacen revivir esa misma experiencia”.
Según la escritora, todas las personas desde la niñez a la etapa adulta creamos una serie
de situaciones y personalidades revestidas de diferentes máscaras como mecanismo de
protección, una manera de llevar nuestra existencia por terrenos más seguros, en este
sentido, nuestro instinto primario de conservación nos moviliza interiormente a tomar
posturas frente al mundo ante el cual nos sentimos amenazados y en los puntos críticos
de una observación viciada, en situación de peligro.
Al sentirme atraída por estos aportes y teniendo a la pequeña conmigo recurrí de nuevo a
mi sabia intuición, ahora necesitaba en lo profundo de mi alma comprender lo que dentro
de ella se manifestaba y que quizá podría contener el origen de lo que años más tarde
experimentaría en su vida como un profundo dolor, de manera que tomando los recursos
terapéuticos de mi vivencia transpersonal, pude realizar una serie de reflexiones y enlazar
con ellas la historia de una vida, narrada por una niña de apenas seis años.
Lola me invito a participar del juego de roles que todas las niñas jugamos a su edad “las
mamacitas” por supuesto, Lola se tomó el papel que para ella era de gran importancia:
sería la mamá y yo sería su hija, de manera que me apersoné del papel que me había
asignado y comenzamos a desarrollar este juego que para esos momentos sería el punto
cumbre de mis hallazgos:
A través del juego comencé a descubrir lo que para esta pequeña significaba su madre,
repetidamente realizaba un gesto con sus ojos y con su mano derecha me apuntaba con
el dedo índice, “no hagas eso” “cállate” “no me contestes” “eres mala” cuando expresaba
estas palabras fruncía sus cejas y me quitaba de las manos el diminuto pocillo que
momentos antes me había entregado. Luego recogía su cabello lo llevaba hacia atrás y
me decía “eres una niña desobediente”, y lo que para mí fue una gran sorpresa… ella
elevó su mano y con una palmada me pegó en mi brazo… Este gesto crucial justo al
momento cuando era castigada por ella, me removió un fuerte sentimiento, me sentí
humillada, la madre que amaba ahora me infringía un profundo dolor, fui golpeada no a
través del juego sino de aquella niña que me expresó con este gesto la rabia que sentía
dentro, en esos instantes pude recordar la expresión cuando Lola llegó por primera vez a
mi consultorio, era la misma mirada, apretando sus labios y palideciendo sus mejillas.
En su juego ella no dejaba de hablar, por su mente recorría uno a una las expresiones de
su madre que luego gesticulaba con habilidad, parecía que por su mente se estaban
recreando una y otra vez los momentos cuando tenía problemas con su madre, pude
comprobar cómo Lola tuvo dificultades en su reacción cuando luego de castigarme le
decía que lo sentía y que la amaba … en esos momentos ella guardaba silencio y solo se
detenía a mirarme… quise indagar un poco el pasado y siguiendo la dinámica del juego
le dije que tenía sueño y quería dormir, a lo cual le pregunte ¿cuándo viene mi papá? …
la respuesta de Lola fue contundente, dejó de jugar...
La Herida Psicológica
En los aportes realizados por L. Bourbeau sobre las heridas de la infancia que se
manifiestan en pautas de comportamiento en la edad adulta, podemos enfatizar en la
Herida del Abandono: que se ancla entre el primer al tercer año de edad, está herida
surge a través de la relación que sostenemos con el progenitor del mismo sexo, influye en
nuestro carácter y se manifiesta con características muy claras, como por ejemplo: la
victimización, la búsqueda de llamados de atención, la inseguridad para tomar decisiones
cruciales, la no aceptación de una negativa como respuesta, la necesidad de crear
relaciones que se prolonguen en el tiempo y la búsqueda constante de aprobación. Esta
herida marca notablemente la psiquis de aquellos que la padecen convirtiendo su vida en
una permanente necesidad de vinculación y mantener estrechas relaciones desde la
dependencia.
En este ámbito del dependiente la autoestima es uno de los aspectos del desarrollo de la
personalidad que estimula mayores mecanismos de supervivencia con el fin de buscar la
protección y el amparo de otros, las personalidades que se refugian en la necesidad
excesiva de sentirse seguros, marcan notablemente el desarrollo del vínculo en este caso
materno, para lo cual el niño busca ser aprobado, y mantener una relación de
dependencia, a partir de allí, la persona recurre a mecanismos de evasión, pues sus
mayores temores son la soledad, miedo a la desaprobación, y la necesidad de
reconocimiento.
Esta autora nos plantea los mecanismos que la persona en su edad adulta desarrolla con
más intensidad, como son el chantaje emocional, la manipulación, y la búsqueda de
mantener relaciones que permitan la dependencia o codependencia, especialmente
desarrollan habilidades en la palabra para no ser descubiertos, debido a que la
experiencia de su vida ha estado enmarcada en un ambiente emocional de abandono, se
convierten en dependientes de sus parejas en la edad adulta y presentan dificultades a la
hora de realizar cierre de ciclos, de manera que se mantienen en la relación, para no
enfrentarse al miedo y la auto culpa de ser abandonados, tienden a crear grandes
fantasías en sus vidas y ante una situación dolorosa eligen como camino la victimización
manipulada o por otra parte la actitud controladora para tener la razón.
Las personas con esta herida les cuesta confiar en los demás, sin embargo, cuando esta
se manifiesta en la psiquis se sienten amenazados ante situaciones comprometedoras.
Con la herida de abandono la personalidad desarrolla un alto temor a la muerte bien sea
física o simbólica, esto crea conflicto a la hora de enfrentarse a los cambios repentinos, o
presentar dificultades para asumir las transiciones de la personalidad, los pasos de la
infancia a la adolescencia o la edad adulta o más aun, todo aquella situación que requiera
transcendencia.
Para dar mayor claridad a este encierro sicológico que se presenta en la memoria de Lola,
la escritora nos da una pauta muy interesante sobre como el ocultamiento de la herida del
abandono, puede llegar a tener consecuencias en el desarrollo inconsciente y manifestar
un trastorno de ansiedad llamado agorafobia: “temor a espacios libres y a lugares
públicos”; respecto a este trastorno Bourbeau nos dice: “esta fobia trae consigo una
extrema sensibilidad especialmente en las mujeres que suelen quejarse de vivir con
ansiedad, en la angustia y llegar al punto de sentir pánico”
EL ASCENSO