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LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN

(Dramaturgo)

Hijo del también literato Nicolás Fernández de Moratín, tuvo


una formación autodidacta, aunque en contacto con los
En 1803
autores que, junto su padre, formaban la élite intelectual y
estrenó El
literaria del Madrid de Carlos III. Trabajó como empleado en
barón y, al año
un obrador de joyería, actividad que compaginó con sus
siguiente, La
primeras obras literarias. En 1787, gracias a su amistad con
mojigata, que
Jovellanos, viajó por Francia como secretario de Francisco
tuvieron una
Cabarrús -político y economista de ideas avanzadas-. Tras
aceptable
regresar a España, sus constantes peticiones de ayuda
acogida. Su
económica consiguieron del ministro Floridablanca un
gran éxito vendría en 1806 con El sí de las
modesto beneficio y se ordenó de primera tonsura. Más tarde,
niñas, comedia que culmina su corta
y gracias a  la protección del «favorito» Manuel Godoy,
producción dramática original.
Anteriormente había traducido a
Shakespeare -Hamlet (1798)- y adaptado a
la escena española La escuela de los
maridos y El médico a palos, de Molière,
con quien tantas veces se le ha comparado
obtuvo otras rentas y a quien él consideraba como maestro,
eclesiásticas. Todo ello sin una vinculación real con la Iglesia, junto a Goldoni. La invasión napoleónica
y como resultado de su insistente actividad como marca el inicio de una nueva etapa
«suplicante». La protección de Godoy, que le permitió biográfica. Colaboró con las tropas
abandonar su antiguo oficio, se completó con la licencia para invasores y en 1812 huyó de Madrid, donde
representar El viejo y la niña (1790) -un año antes había ocupaba el cargo de bibliotecario mayor de
publicado su sátira en prosa La derrota de los pedantes- y la Biblioteca Real. Se trasladó a Valencia y
una pensión para viajar por Europa entre 1792 y 1796. Frutos de allí a Barcelona hasta finalizar la guerra.
de estos viajes son sus sugestivos cuadernos de viaje, donde A pesar de que no se le condenara, sus
sus impresiones y comentario ponen de manifiesto unas temores le impulsaron a abandonar España
grandes dotes de observación. Su prolongada estancia en las en 1817. Residió después en Montpellier,
cortes europeas le facilitó, asimismo, el contacto con la vida París y Bolonia, junto a grupos de
teatral de Inglaterra, Francia e Italia, lo cual será fundamental españoles exiliados. La restauración de la
para acabar de perfilar su formación como dramaturgo, ya Constitución en 1820 le permitió regresar a
puesta de manifiesto en la citada obra y en La comedia Barcelona, pero una epidemia le obligó a
nueva (1792), feroz sátira del teatro mayoritario de su época y marcharse a Bayona, y desde entonces ya
manifiesto del grupo de los reformistas. En 1796 es nombrado no volvió a España. Los últimos años los
Secretario de la Interpretación de Lenguas, lo que le permite pasó en Burdeos y París. A pesar de sus
iniciar una etapa de prosperidad, simultánea con sus problemas de salud, completó el manuscrito
momentos de mayor creatividad teatral, que culminarán en de Orígenes del teatro español -publicado
1806 con el estreno de El sí de las niñas. En 1799 había sido póstumamente (1883), y de imprescindible
nombrado director de la Junta de Dirección y Reforma de los consulta para el conocimiento de la historia
Teatros, constituida de acuerdo con las repetidas solicitudes del teatro en España-, y fue recogiendo y
del propio Moratín y de otros autores neoclásicos. Esta retocando los textos para la edición
oportunidad de realizar una tarea reformista coherente con lo parisiense de sus Obras dramáticas y
expresado en sus memoriales, cartas y, sobre todo, en La líricas (1825). Esta última edición es el
comedia nueva o el café (1792), fracasó, y su participación testamento de Moratín, junto con un
fue efímera. extenso epistolario que refleja la soledad y
tristeza de los últimos años de un individuo
abatido por las circunstancias adversas.
Siempre deseó una vida acomodada,
tranquila y ordenada para disfrutar, como
soltero vocacional, de los placeres
domésticos y dedicarse a su única gran pasión, el teatro. Como asiduo espectador, crítico, estudioso
y autor, Moratín fue un hombre de teatro obligado a participar en unos ámbitos que le desbordaban y
a los que temía. Sólo cuando las circunstancias económicas y políticas le fueron favorables, cuando
dispuso de la ansiada tranquilidad y de la capacidad para llevar a la práctica su
concepción del teatro, Moratín creó una corta pero rica obra bastante dramática donde se reflejan de sus
aspiraciones e ideas y, claro está, las de muchos otros autores neoclásicos vinculados con la Ilustración.

Moratín también cultivó con acierto la poesía lírica y fue uno de los más lúcidos reformadores del teatro,
tarea que consideraba imprescindible para representar sus obras adecuadamente. Su afán reformista
está ligado a su tarea como creador. Contribuye, como otros autores vinculados a la Ilustración, a crear
un teatro capaz de servir de vehículo de expresión y propaganda para la misma. Pero el impulso básico
lleva a esa actitud crítica es la necesidad que, como creador, tiene de transformar un panorama teatral
cerrado a las innovaciones y características del neoclasicismo cultivado por él. Así, pues, la faceta
creativa y la crítica se complementan en un autor que no sólo aportó un brillante modelo dramático -la
comedia neoclásica-, sino que también reflexionó sobre el hecho teatral en unos términos vigentes
durante bastantes décadas. La corta y coherente producción dramática de Moratín culmina en El sí de
las niñas, donde expone el tradicional motivo del casamiento entre el viejo y la niña en unos términos
ligados con las circunstancias sociales e ideológicas de su tiempo. La obra entusiasmó a un público
interesado por la problemática y polémica libertad de los hijos para elegir cónyuge y que apreciaba la
maestría de un autor capaz de llevar hasta el máximo de sus posibilidades a la comedia neoclásica, que
seguiría ejerciendo su influencia a lo largo del siglo XIX. Su Diario y su Epistolario, de gran interés,
fueron editados por R. Andioc en 1968 y 1973, respectivamente.

OBRAS DE LEANDRO FERNÁNDEZ DE MORATÍN

- EL SI DE LAS NIÑAS (GÉNERO: COMEDIA; ESPECIE: DRAMÁTICO)

(El tema principal es la falta de libertad para escoger marido por parte de las


mujeres. Esto estaba provocado por lo que a su vez son temas secundarios (la
educación severa, el materialismo, la influencia del prestigio, los matrimonios
concertados, la desproporción en la edad de los contrayentes...).

- EL VIEJO Y LA NIÑA (GÉNERO: COMEDIA; ESPECIE: DRAMÁTICO)

El viejo y la niña, escrita hacia 1786, pero no estrenada hasta 1790, plantea el
problema de los casamientos desiguales en edad, que luego reaparecerá en
El sí de las niñas. Está compuesta en verso (romance octosílabo).
EL SI DE LAS NIÑAS
Resumen de resumen de El sí de las niñas: Primer acto

En el primer acto de El sí de las niñas se da a conocer a Doña Irene, una viuda
que tiene problemas económicos derivados del fallecimiento de su marido,
pues sin esta figura no ha sabido administrar el dinero. Tiene una hija
llamada Paquita y, en el momento en el que se quedan sin dinero, casar a
Paquita con un hombre mayor de clase alta parece la única opción para salir
adelante.

Finalmente, encontró al varón adecuado, a este le enviaba cartas


describiendo el aspecto de Paquita incidiendo en lo bella y lo buena mujer
que es. De esta forma, Don Diego, el hombre interesado, se decantó por
casarse con la muchacha pese a la notable diferencia de edad. Él tenía 60
años y Paquita a penas 16.

Ante esta decisión, ponen en marcha un punto de encuentro en la posada de


Alcalá de Henares. Se presenta Don Diego junto a su criado y conoce a
Paquita, a la que invita a salir el día siguiente para dar un paseo. Mientras
tanto, Doña Irene no perdía ocasión de seguir resaltando las bondades de su
hija.

Le transmitió que ella estaría de acuerdo con el matrimonio y que podría de


su parte en todo lo que Don Diego pudiera solicitar.

Segundo acto de El sí de las niñas

Seguimos este resumen de El sí de las niñas conociendo los sucesos del


segundo acto. Aquí, Doña Irene le dice a su hija Paquita que desea lo mejor
para ella y que busca la oportunidad de dotarle de un hogar en el que no le
falte de nada. Le explica que, para ello, debe tomar el asunto del matrimonio
con buenas expectativas, porque será bueno para ella y para la prosperidad
de su futuro. Insiste en que Don Diego no es un mal hombre y que es una
buena oportunidad para la familia.

Pese a los discursos de su madre, Paquita es incapaz de sacar de su mente a


su gran amor, Don Félix, quien va a visitarla cuando se entera del matrimonio
de conveniencia. Aunque ella desconoce que su nombre real es Don Carlos y
es el sobrino de Don Diego.

Cuando Don Diego se da cuenta de que su sobrino está en Alcalá de Henares,


no duda en pedirle explicaciones sobre su presencia allí, aunque sospecha
que todo lo que dice es mentira. Le da dinero a Don Félix para que se marche
de allí y pretende que no asista a la boda con Paquita.
Tercer acto de El sí de las niñas: resumen

Don Diego y Paquita parece que van a casarse. Don Diego ha hecho lo


posible por agradar a la joven aunque esta no parece estar demasiado feliz.
Se trata de algo que Don Diego detecta y a lo que no encuentra una
explicación.

Es entonces cuando descubre que Don Carlos había ido a Alcalá de


Henares porque estaba completamente enamorado de una mujer, y que la
afortunada no era otra que Paquita. Es cuando Don Diego le pide
explicaciones. Después de contarle a su tío dónde la conoció y de qué
manera, Don Diego le aclara que está a punto de casarse con ella con el
consentimiento de su madre.

Don Carlos desvela a Don Diego que ella únicamente dará su mano y su
tiempo, pero no su amor. Esto hace que Don Diego se dé cuenta de la
relación profunda que existe entre su sobrino y ella. Al final, llega a la
conclusión de que Don Carlos y Paquita deben estar juntos. Don Diego quería
genuinamente lo mejor para Paquita y es capaz de sacrificarse por su
felicidad.

El sí de las niñas: un símbolo de una época

Ahora que ya conoces el resumen de El sí de las niñas es importante que


entiendas la relevancia de esta pieza teatral. La historia que narra Fernández
de Moratín es una representación de las costumbres de una época muy
diferente a la que se vive hoy en día.

La obra fue estrenada en el teatro en el año 1806, fue escrita en una prosa
rítmica y manteniendo el patrón neoclásico. Con ella se ataca la sumisión de
los hijos respecto a los deseos de los padres, los intereses económicos y el
beneficio personal.
Esperamos que este resumen de unProfesor te haya servicio de ayuda y
conozcas un poco mejor El sí de las niñas. Puedes aprender otras lecciones
de literatura entrando en esta categoría y buscando los diferentes libros.

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Como característica del neoclasicismo, en la obra se percibe la adopción de los modelos


clásicos, mediante la regla de las tres unidades (Una sola acción, lugar y tiempo). La acción de
la comedia se desarrolla en un mismo lugar, durante un tiempo menor a las 24 horas, como
establece la regla. Esto se explica en la acotación al inicio de la obra:

 La escena es en una posada de Alcalá de Henares.


El teatro representa una sala de paso con cuatro puertas de habitaciones para huéspedes,
numeradas todas. (…)
La acción empieza a las siete de la tarde y acaba a las cinco de la mañana siguiente.
(Acto I)
Aquí el tiempo es simbólico; el conflicto se resuelve justamente al salir la luz en el día siguiente,
coincidiendo con el momento en que Don Diego entra en razón y deja que los jóvenes sean felices.
Constituye la idea de la razón como la luz que triunfa sobre la ignorancia.

En el personaje de Don Diego se percibe otra de las características del movimiento; el papel
preponderante de la razón. Los conflictos en la obra son sometidos al razonamiento y de esta forma se
llega a su resolución. Y es Don Diego quien encarna la voz de la razón a lo largo de la historia:

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