Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
PUNO 2022
1
2
PRESENTACIÓN
Este compendio de expreciones literarias , contiene
composiciones de naturaleza
3
DEDICATORIA
Este trabajo de recopilación de expresiones literarias (poemas,
adivinanzas, refranes, fábulas, etc.), se debe gracias al impulso de
mi tutor de área, al animarnos a realizar este compendio de
expresiones del arte literario, para ampliar nuestra expresión
lingüística. También quiero dar las gracias a mis padres por
otorgarme de manera comprensiva el tiempo extra invertido en el
desarrollo de este prontuario, realmente valoro ese gesto de
empatía de parte de mis apoderados.
Para añadir quiero agradecer a mis compañeros de aula más cercanos a
mí, por su apoyo en este transcurso de redacción.
Como último punto este trabajo está dedicado a las personas que vayan
a leerlo, espero que analizar este compendio logre causar un
aumento en su conocimiento literario.
4
INDICE
5
Moraleja: Si has conseguido algo gracias a tu esfuerzo, siéntete satisfecho y no
intentes tener lo que tienen los demás. Sé feliz con lo que es tuyo, porque si
eres codicioso, lo puedes perder para siempre. ................. ¡Error! Marcador no definido.
El lobo y la grulla: ....................................................................... ¡Error! Marcador no definido.
Los dos escarabajos:.................................................................. ¡Error! Marcador no definido.
¿Quién es el más hermoso?: .................................................. ¡Error! Marcador no definido.
Moraleja: A todos nos gusta que nos digan cosas bonitas y lo fantásticos que
somos, pero es bueno saber que hay personas que lo hacen solo por
interés. Desconfía de quien se pasa el día piropeándote y diciéndote que eres
el mejor en todo. Tú sabes cuáles son tus virtudes, tus capacidades y tus límites,
y lo importante es confiar en ti mismo y en lo que te dice el corazón. ............¡Error!
Marcador no definido.
El cordero envidioso:................................................................. ¡Error! Marcador no definido.
Moraleja: Sentimos envidia cuando nos da rabia que alguien tenga suerte o
disfrute de cosas que nosotros no tenemos. Si lo piensas te darás cuenta de que
la envidia es un sentimiento negativo que nos produce tristeza e insatisfacción.
Alegrarse por todo lo bueno que sucede a la gente que nos rodea no solo hace
que nos sintamos felices, sino que pone en valor nuestra generosidad y nobleza
de corazón. ..................................................................................... ¡Error! Marcador no definido.
El águila y la tortuga: ................................................................ ¡Error! Marcador no definido.
Los tres ciegos y el elefante:.................................................. ¡Error! Marcador no definido.
El ciervo, el manantial y el león ............................................ ¡Error! Marcador no definido.
El obsequio de las palomas: ................................................... ¡Error! Marcador no definido.
CUENTOS ANDINOS ............................................................................ ¡Error! Marcador no definido.
COMPOCISIONES LITERARIAS ............................................................. ¡Error! Marcador no definido.
6
ADIVINANZAS
7
1) Desde el lunes hasta el viernes, soy la última en llegar.
En sábado soy la primera. ¿Y en domingo? A descansar.
8
3) ¿Dónde hay ríos sin agua, ciudades sin casas y bosques
sin árboles?
9
5) ¿Qué puede viajar por todo el mundo sin salir de su
rinconcito?
10
7) ¿Quién sabe responder cualquier pregunta y en
cualquier idioma?
El viento
11
9) ¿Qué parte del nombre puede aumentar hasta 9 veces
su tamaño?
12
11) Cuando miro hacia arriba todo lo ilumino y cuando
miro hacia abajo todo lo oscurezco.
Un
13
13) La gente me visita con mucha frecuencia, pero no se
quedan mucho rato. Me tienen cierto asco pese a que
comparten conmigo partes que jamás revelarían a los
demás.
EL baño
14
15) No te das cuenta, pero sueles dormir menos en un
mes del año, ¿sabes cuál es?
15
17) Siempre estaré en la hora de comer, pero nunca me
hincarás el diente.
Un plato
18) En las manos de las damas a veces estoy metido, unas
veces estirado y otras veces encogido, ¿qué soy?
16
19) ¿Qué tiene muchos corazones pero ningún otro tipo de
órganos?
17
TRABALENGUAS
18
19
20
21
22
23
24
25
26
27
28
REFRANES
29
Refrán:
Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Significado:
Refrán:
La paciencia es la madre de la ciencia
Significado:
Refrán:
El saber no ocupa lugar.
Significado:
¡Es verdad! Cuantas más cosas aprendas cada día, más feliz
te vas a sentir contigo mismo.
30
31
Refrán:
A quien madruga Dios lo ayuda.
Significado:
Refrán:
La avaricia rompe el saco.
Significado:
Refrán:
El que tiene boca se equivoca.
Significado:
32
33
Refrán:
Ande yo caliente; ríase de la gente
Significado:
Refrán:
Gato con guantes no caza ratones.
Significado:
Refrán:
Más vale ser cabeza de ratón que cola de león .
Significado:
34
35
Refrán:
Burro grande ande o no ande .
Significado:
Refrán:
Nunca llueve a gusto de todos .
Significado:
Refrán:
Cuando el río suena, agua lleva.
Significado:
36
37
Refrán:
No hay atajo sin trabajo.
Significado:
Refrán:
Más vale maña que fuerza.
Significado:
Refrán:
El que se fue a Sevilla perdió su silla.
Significado:
38
39
Refrán:
En boca cerrada no entran moscas.
Significado:
Refrán:
Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Significado:
Refrán:
La cabra siempre tira al monte.
Significado:
40
41
Refrán:
Aunque la mona se vista de seda, mona se queda.
Significado:
Refrán:
Quien duerme mucho , poco aprende.
Significado:
42
POESIA
43
44
MARZO:
MARZO:
45
Expropiación Petrolera (18 de marzo)
46
ABRIL:
América Futura (14 de abril)
47
LA CRUCIFIXIÓN ( 14 – 15 DE ABRIL)
¿Era necesario
que la carne de mi carne
sea entegada como alianza
entre la ingrata tierra y el cielo? José Watanabe
48
MAYO:
49
Aunque algunos te digan que he venido (8 de mayo)
50
Madre de infinito amor (8 de mayo)
Que impusiste tu valor
Con gran sentimiento
Desde mi bello nacimiento.
Recuerdo tus lindos cuentos
De tu voz tus bellos cantos
Con los que me hacías dormir de niña
En tu sedoso corpiño.
Mi vida sin tu presencia
Es sentimiento sin existencia
Ya no es alegría, ni canto
Es solo tristeza y llanto.
Madre bella y adorada
Siento la luz de tu mirada
Como una sagrada bendición.
Pido al Todopoderoso
Por este pasado doloroso
Me dé fortaleza y comprensión
Ante tu partida inesperada.
JUNIO:
51
Recuerda papá (19 de junio)
Que si no juegas ahora conmigo,
cuando tu quieras hacerlo ya habré crecido.
Que la armonía entre tú y mamá
me dará seguridad ante la vida y
hará de mí un triunfador o un frustrado.
Que de tu amor depende mi capacidad
de amar cuando sea adulto.
Que soy muy feliz cuando me llevas
dormido hasta mi cama.
Que lo que yo aprendo contigo
lo recordará toda la vida.
Que si oramos juntos
aprendo a comunicarme con Dios.
Que el amor y respeto
que demuestres por nuestros semejantes
será el amor y el respeto
que yo les tenga cuando sea adulto.
Que yo también tengo intereses personales.
Que me gusta tomar parte en las decisiones familiares.
Y que te necesito como mi mejor amigo!
JULIO:
52
Maestra amiga (6 de julio)
Un despertar distinto, aquella mañana fría
Tu rostro ante nosotros se mostró
Como aquella rebosante flor
Que luego de la lluvia, cayó.
53
Tierra de mancebos colores (28 de julio)
Un arcoíris de razas reside en tus tierras
de tu vasta historia
que cayeron del cielo para surgir tal como tus ancestros
de poderoso seño.
AGOSTO:
54
MI PERÚ Y SUS MIL DANZAS (20 de Agosto)
Con guitarra y con cajón
nos llega un gran sentimiento,
que ligado a este momento
nos inunda de emoción.
SEPTIEMBRE:
SEPTIEMBRE:
56
La familia (17 de septiembre)
Podemos compartir una misma casa
o estar en casas diferentes.
Podemos vivir cerca
o separados por la distancia.
Podemos vernos todos los días
o algunos días a la semana.
Podemos tener hermanos de sangre
o hermanos de corazón.
Podemos salir juntos de paseo
o encontrarnos cuando el paseo termine,
para contarnos lo divertido que fue.
Lo importante es que podemos
y que nos queremos.
Aunque la vida nos sorprenda con situaciones diferentes,
el amor y el compromiso son los que nos hacen sentir
que somos una verdadera familia.
57
OCTUBRE:
OCTUBRE:
58
AL SEÑOR DE LOS MILAGROS (18de octubre)
Paso a Nuestro Amo y Señor
andas, lienzo y candelabros.
Paso a Nuestro Salvador
el Señor de los Milagros.
59
y de tus perfiles magros
venga a nos tu Redención
que nunca negó perdón
el Señor de los Milagros
60
¡Al mover muchas almas en la escena.
NOBIEMBRE:
NOVIEMBRE:
CIUDAD AZUL (5 de noviembre)
61
los argentados parajes de la alta Meseta
y surgió un romance tejido entre las rocas.
62
DICIEMBRE:
DICIEMBRE:
NOCHE BUENA (24 de diciembre)
Pastores y pastoras,
abierto está el edén.
¿No oís voces sonoras?
Jesús nació en Belén.
La luz del cielo baja,
el Cristo nació ya,
y en un nido de paja
cual pajarillo está.
El niño está friolento.
¡Oh noble buey,
arropa con tu aliento
al Niño Rey!
Los cantos y los vuelos
invaden la extensión,
y están de fiesta cielos
y tierra… y corazón.
Resuenan voces puras
que cantan en tropel:
Hosanna en las alturas
al Justo de Israel!
¡Pastores, en bandada
venid, venid,
a ver la anunciada Flor de Davi!!!...
63
Happy New Year (31 de diciembre)
Mira, no pido mucho,
si de ello dependiera
64
FÁBULAS
65
El perro y su reflejo
Érase una vez un granjero que vivía tranquilo porque tenía la
suerte de que sus animales
le proporcionaban todo lo que necesitaba para salir adelante y ser
feliz.
Mimaba con cariño a sus
gallinas y éstas le
correspondían con huevos
todos los días. Sus queridas
ovejas le daban lana, y de sus
dos hermosas vacas, a las que
cuidaba con mucho esmero,
obtenía la mejor leche de la
comarca.
Era un hombre solitario y su mejor compañía era un perro fiel que
no sólo vigilaba la casa, sino que también era un experto cazador.
El animal era bueno con su dueño, pero tenía un pequeño defecto:
era demasiado altivo y orgulloso. Siempre presumía de que era un
gran olfateador y que nadie atrapaba las presas como él.
Convencido de ello, a menudo le decía al resto de los animales de
la granja:
– Los perros de nuestros vecinos son incapaces de cazar nada, son
unos inútiles. En cambio yo, cada semana, obsequio a mi amo con
alguna paloma o algún ratón al que pillo despistado ¡Nadie es
mejor que yo en el arte de la caza!
Era evidente que el perro se tenía en muy alta estima y se
encargaba de
proclamarlo a los cuatro
vientos.
Un día, como de
costumbre, salió a dar
una vuelta. Se alejó del
cercado y se entretuvo
olisqueando algunas
66
toperas que encontró por el camino, con la esperanza de conseguir
un nuevo trofeo que llevar a casa. El día no prometía mucho. Hacía
calor y los animales dormían en sus madrigueras sin dar señales de
vida.
– ¡Qué mañana más aburrida! Creo que me iré a casa a descansar
sobre la alfombra porque hoy no se ven ni mariposas.
De repente, una paloma pasó rozando su cabeza. El perro, que
tenía una vista envidiable y era ágil como ninguno, dio un salto y,
sin darle tiempo a que reaccionara, la atrapó en el aire. Agarrándola
bien fuerte entre los colmillos y sintiéndose un auténtico
campeón, tomó el camino de regreso a la granja vadeando el río.
El verano estaba muy próximo y ya había comenzado el deshielo
de las montañas. Al perro le llamó la atención que el caudal era
mayor que otras veces y que el agua bajaba con más fuerza que
nunca. Sorprendido, suspiró y se dijo a sí mismo:
– ¡Me encanta el sonido del agua! ¡Y cuánta espuma se forma al
chocar contra las rocas! Me acercaré a la orilla a curiosear un poco.
Siempre le había tenido miedo al agua, así que era la primera vez
que se aproximaba tanto al borde del río. Cuando se asomó, vio su
propio reflejo aumentado y creyó que en realidad se trataba de
otro perro que llevaba una presa mayor que la suya.
¿Cómo era posible? ¡Si él era el mejor cazador de que había en toda
la zona! Se sintió tan herido en su orgullo que, sin darse cuenta,
soltó la paloma que llevaba en las fauces y se lanzó al agua para
arrebatar el botín a su
supuesto competidor.
– ¡Dame esa pieza! ¡Dámela,
bribón!
Como era de esperar, lo
único que consiguió fue
darse un baño de agua
helada, pues no había perro
ni presa, sino tan sólo su
imagen reflejada. Cuando cayó en la cuenta, se sintió
muy ridículo. A duras penas consiguió salir del río tiritando de frío
y encima, vio con estupor cómo la paloma que había soltado,
67
sacudía sus plumas, remontaba el vuelo y se perdía entre las copas
de los árboles.
Empapado, con las orejas gachas y cara de pocos amigos, regresó
a su hogar sin nada y con la vanidad por los suelos.
68
El lobo y la grulla
Un lobo estaba comiendo con mucha impaciencia, y un hueso se le había
quedado atorado en la garganta. No podía sacarlo, por lo tanto tenia dias
que no se alimentaba nada. Desde luego, esa fue una situación terrible
para un Lobo
codicioso.
Así que se
fue deprisa
hacia la
Grulla. El lobo
estaba
seguro de
que ella, con
su largo
cuello, podría
alcanzar el hueso fácilmente con su pico y sacarlo.
En una amplia pradera crecía una encina que cada día daba las gracias a la madre
naturaleza por los muchos dones que había recibido.
Tantos eran que se consideraba a sí misma como el árbol perfecto.
De todas sus cualidades una de las que más valoraba era la de ser alta, ya que le
permitía no perderse ni un
detalle de lo que sucedía a
su alrededor. También se
sentía muy satisfecha por
haber nacido hermosa, y
siempre que tenía ocasión,
presumía de su recortada
copa formada por multitud
de brillantes hojas
verdes. Sí, era esbelta,
guapa, y además gozaba de
una salud envidiable para producir cientos de riquísimas bellotas al llegar el otoño,
pero puesta a elegir, lo que más le gustaba de sí misma era su enorme y grueso
tronco que le hacían sentirse fuerte, segura e imbatible.
Tener tantos atributos tuvo con el paso del tiempo una consecuencia negativa: la
encina empezó a creerse superior al resto de las plantas y comenzó a comportarse
de manera insolente, especialmente con las que consideraba más débiles.
Unos metros más abajo de donde vivía, en un pequeño humedal, habitaba un
joven y delicado junco. A diferencia de su vecina era muy fino, y como no tenía ni
hojas ni flores, pasaba totalmente desapercibido a ojos de los demás.
Un día, la encina se dio cuenta de su
existencia y empezó a meterse con él.
– ¡Eh, junco!… ¿Qué se siente cuando
uno es frágil e insignificante?
El pobre se quedó perplejo ante una
pregunta tan desagradable.
– Bueno, pues no tengo mucho que
decir salvo que vivo tranquilo y
contento.
Al escuchar la contestación, la encina
empezó a reírse con desprecio.
– ¡Ja ja ja! Desde luego con poco te conformas. No entiendo cómo se puede ser
feliz rodeado de tanta humedad, plantado en ese lodo negro y pegajoso. ¡Puaj,
qué asco!
70
El junco le respondió con humildad.
– La verdad es que me habría gustado más haber nacido en la pradera como tú,
pero como bien sabes soy una planta acuática y necesito estar permanentemente
en el agua para poder crecer.
La encina soltó otra risotada y siguió burlándose.
– ¡Ja ja ja! ¿Crecer?… ¡Pero si mides menos de medio metro! Mírame a mí: yo sí soy
un árbol estilizado, bello, y… ¿te has fijado en mi poderoso tronco? ¡Alucinante!
¿verdad? Tú, en cambio, eres flacucho como un alambre. ¡Ay, qué vida tan
miserable te ha tocado vivir!
El junco sabía de sobra que no
era el más forzudo del lugar,
pero tenía muy claro que eso
no le hacía peor que nadie.
– Sí, soy bajito y delgado, pero
tengo dignidad y una virtud
que tú no tienes.
La encina dio un respingo y
preguntó en tono socarrón.
– ¡No me digas!… ¿Y se puede
saber cuál es, listillo?
– ¡Pues que soy muy flexible! La encina estalló en carcajadas.
– ¡Ay, qué risa, esa sí que es buena!… ¡Flexible!… ¿Y de qué te sirve eso, si se puede
saber? Perdona, pero ser así de blando es horrible, todo el día moviéndote de un
lado a otro como un tentetieso y doblándote cada vez que sopla una ligera brisa…
¡Qué mareo y qué tortura!
– Bueno, pero en determinadas situaciones puede ser muy positivo…
– ¡¿Positivo?!… ¡Positivo es tener un tronco grande y bien plantado como el que
tengo yo!
Apenas sonaron estas palabras el cielo se
oscureció, se cubrió de nubes, y estalló una
de esas tremendas tormentas que
aparecen cuando nadie las espera. Como
es lógico todos los animales corrieron a
ponerse a cubierto para protegerse de la
lluvia, el viento y los relámpagos, pero las
plantas y los árboles no pudieron escapar.
Su única opción era limitarse a resistir y
esperar a que escampara.
Desgraciadamente, sucedió lo peor: el aire enfurecido se transformó en un
huracán descomunal que arrancó de cuajo la encina de la pradera y la lanzó sin
piedad al fondo de un acantilado. Ni su belleza, ni su altura, ni su enorme tronco,
sirvieron de nada cuando se presentó el ciclón.
71
El pobre junco también sufrió muchísimo y soportó como pudo el azote de la
tempestad: se retorció, se balanceó de un lado a otro y sufrió graves daños, pero
gracias a su enorme flexibilidad, sobrevivió.
Una vez pasado el peligro lo primero que hizo fue mirar su maltrecho tallo de
arriba abajo y quejarse de dolor.
– ¡Ay, estoy lleno de moratones y tengo algunas raíces rotas!
Pero enseguida levantó la mirada, observó el agujero donde
durante años había estado la encina, y reflexionó:
– Lo que los demás ven como un defecto a mí me hace sentir
orgulloso e incluso me ha salvado la vida.
72
Los dos escarabajos
Había una vez dos escarabajos que vivían en una isla y eran muy amigos.
El problema era que la isla era demasiado pequeña y les resultaba muy difícil
encontrar comida. El único alimento que podían llevarse al a boca eran los
excrementos de un toro que solía pastar cerca de su hogar, pero aun así no era
suficiente y siempre se quedaban con hambre.
Una mañana, uno de los
escarabajos tuvo una gran
idea.
– Amigo mío, no podemos
seguir en esta situación. Me
estoy planteando
seriamente abandonar la
isla para ir a tierra firme en
busca de comida.
– ¡Uy, eso es muy arriesgado! Tendrás que volar sobre el mar y podrías morir en el
intento ¿Crees que merece la pena que pongas en juego tu vida?
– Sí, será un viaje complicado pero debo intentarlo. Tú te quedarás aquí y podrás
comerte todos los excrementos del toro mientras yo investigo la zona ¡Te prometo
que si encuentro mucha comida volveré cargado para que tú también te des un
buen festín!
– Está bien, pero ten mucho cuidado y no tardes en regresar ¡Te esperaré
impaciente!
Se dieron un abrazo y el valiente escarabajo emprendió el vuelo. Aunque sus
dobles alas eran muy pequeñas tuvo la suerte de tener el viento a favor y tardó
menos de lo previsto en llegar al continente.
En cuanto puso las patitas en tierra se
sintió en el paraíso. Había decenas de
toros pastando bajo el sol y por tanto,
cientos de boñigas, grandes, frescas y
de lo más apetecibles por todas
partes.
– ¡Caray, cuánta comida! ¡Con todo
esto se podría alimentar a un
regimiento!
Empezó a zampar como si no hubiera un mañana y cuando estaba a punto de
reventar, se dejó caer sobre la hierba fresca con la panza hacia arriba.
– ¡Este sitio es maravilloso! Es mucho más grande que el islote y hay comida para
hartarse ¡Yo no me voy de aquí ni de broma!
73
Recorrió la zona y eligió un lugar seguro para construir su nueva casita. Estaba
entusiasmado y absolutamente feliz de poder disfrutar de la nueva y fantástica
oportunidad que le ofrecía la vida. Tan bien se sentía que ni se acordó de que su
buen amigo le esperaba en el islote.
Durante mucho tiempo gozó de largas siestas en el campo, del olor de las flores y
de tremendas comilonas a base de boñigas.
Fueron transcurriendo los días, las semanas, los meses, y llegó el aburrido invierno.
El frío y la lluvia le produjeron una gran nostalgia y de repente, se acordó de su
viejo amigo.
– ¿Qué estará haciendo? Hace tanto que no le veo… ¡Creo va siendo hora de que
le haga una visita!
Eran los primeros días de la primavera cuando el escarabajo emprendió el
regreso. Tras varias horas surcando el aire casi a ras de mar, aterrizó en la isla y se
fue en busca de su compañero
de fatigas. Enseguida lo
encontró, bastante más flaco
de lo normal, rastreando el
terreno en busca de algo para
almorzar.
– ¡Hola amigo mío, ya estoy de
vuelta!
Al escuchar una voz que le
resultó familiar, el escarabajo
de la isla se giró y puso cara de
asombro ¡Su amigo parecía un
buda de lo gordo y saludable que estaba!
Lo primero que pensó es que sin duda las cosas le habían ido de maravilla y por
supuesto se alegró por él, pero en lo más hondo de su corazón estaba muy dolido
y le habló con voz apesadumbrada.
– ¡Vaya, por fin has regresado! Veo que tu viaje ha sido un éxito pero…
– ¿Pero qué?
– Pues que acordamos en que yo me quedaría aquí aguardando a que tú trajeras
comida para los dos y llevo medio año solito esperándote como un tonto ¡Has
preferido quedarte en tierras lejanas viviendo como un rey a mi amistad!
74
El escarabajo viajero se había comportado
mal y había faltado a su palabra. Para
justificarse dijo lo primero que se le ocurrió:
– ¡La culpa no es mía! Allí había mucha
comida y toda buenísima, pero no tenía
manera de traértela ¿Cómo podría venir yo
tan cargado?
El escarabajo de la isla se puso aún más triste
porque se dio cuenta de que su amigo no era
un amigo de verdad.
– Es cierto que volar con un montón de
alimentos a la espalda es complicado, pero al
menos podías haberme traído un poco para
probar. Además, si fueras un buen amigo, no habrías tardado tantos meses en
volver a mi lado. Claramente ¡me dejaste tirado!
Y sin decir nada más, se alejó dejando sin palabras a su orondo compañero.
La historia no nos cuenta si el escarabajo viajero regresó al continente y tampoco
si el otro escarabajo se animó a cruzar el mar en busca de una vida mejor. Lo que
sí es seguro es que a partir de ese día su amistad se rompió, cada uno se fue por
su lado y nunca más volvieron a encontrarse.
75
¿Quién es el más hermoso?
Hace cientos de años vivía en China un caballero llamado Zou Ji. Este
hombre sabía que era muy guapo
y se pasaba el día contemplándose en el espejo para disfrutar de su
propia belleza.
– ¡Ay, qué suerte
tengo! Tengo un
rostro delicado, un
cuerpo esbelto y una
gracia natural que
llama la atención ¡La
naturaleza ha sido
muy generosa
conmigo!
Su estilo y elegancia eran famosos en todo el reino, pero corrían rumores
de que había otro hombre que podía competir con él en hermosura: un
tal señor Xu, que vivía en otra ciudad al norte del país.
Una mañana una de las sirvientas llamó a la habitación de Zou Ji.
– Señor, le recuerdo dentro de una hora tiene una cita en su despacho
con un importante hombre de negocios.
– ¡Es cierto! Me arreglo y bajo a recibirlo.
Zou Ji se aseó, se vistió con sus mejores ropas, y como siempre, se
encontró guapísimo.
Mientras se repasaba de arriba abajo frente al espejo, preguntó a su
mujer:
– Querida esposa, yo no conozco a ese señor Xu del que tanto hablan
pero tú sí. Dime ¿quién es más
hermoso de los dos?
Su esposa le contestó
inmediatamente:
– Tú, querido, por supuesto ¡El señor
Xu es guapo pero ni en broma se
acerca a tu belleza!
76
A Zou Ji le agradó mucho la respuesta, pero no se quedó conforme y
decidió pedir una segunda opinión. Salió de su alcoba, bajó la escalinata
de mármol que llevaba al despacho y se cruzó con el ama de llaves, una
mujer de confianza que llevaba más de veinte años trabajando en el
hogar familiar.
El ama le deseó los buenos días con un movimiento de cabeza, sin
detenerse.
– ¡Buenos días, señor!
– ¡Un momento, espera! Quiero hacerte una pregunta y por favor sé
sincera conmigo.
– Usted dirá.
– Sé que tú también conoces al famoso señor Xu y necesito que me digas
si él es más hermoso que yo.
La respuesta fue rotunda:
– Señor, no tenga dudas de
ningún tipo ¡Usted es
muchísimo más bello y
atractivo que él!
Zou Ji agradeció el cumplido
pero la duda siguió rondando
por su cabeza mientras se
dirigía a su despacho
personal.
Al poco rato llamaron a la puerta. De nuevo, era la sirvienta.
– Señor, su invitado acaba de llegar.
– ¡Gracias, dígale que pase!
Zou Ji recibió al hombre de negocios con sonrisa afable y le invitó a
sentarse en un cómodo sillón.
– Si no le importa, antes de meternos en temas profesionales quiero
hacerle una pregunta muy personal.
77
– ¡Claro que no me importa! ¿Qué quiere saber?
– Sé que usted vive al norte
del país como el señor Xu y
que son amigos de la
infancia.
– No se equivoca, así es.
– ¿Y según su opinión él es
más hermoso que yo?
El caballero puso cara de
sorpresa ante la estrambótica pregunta pero contestó con seguridad.
– Por favor, no se preocupe por eso ¡Usted es muy hermoso, mucho más
hermoso que él sin punto de comparación!
– Muchas gracias, me deja usted tranquilo. Ahora, si quiere, cuénteme
qué le trae por aquí.
Pasaron tres días y la casualidad quiso que el señor Xu visitara la ciudad.
La noticia corrió como la pólvora, Zou Ji se enteró, y rápidamente corrió
a contárselo a su esposa.
– ¡Querida, el señor Xu estará una temporada en la ciudad y quiero
conocerlo! Le mandé un aviso para que viniera hoy a comer a nuestra
casa y ha aceptado gustoso la
invitación.
– ¡Qué buena noticia, amor mío!
Avisaré al servicio para que todo
esté listo a la una en punto.
– ¡Estupendo! Me voy arriba a
emperifollarme un poco. Tengo
que pensar bien lo que me voy a
poner… ¡Al fin voy a comprobar
con mis propios ojos si yo soy más
guapo que él!
El señor Xu se presentó muy
puntual y el matrimonio salió a recibirlo. En cuanto Zou Ji lo vio ¡se quedó
de piedra!
Se trataba de un muchacho guapísimo que derrochaba una elegancia
innata imposible de superar. Sus dientes eran perfectos, tenía los ojos
grandes de color verde esmeralda y su piel parecía más suave que la
mismísima seda ¡Por no hablar de que se movía de manera
exquisita como si sus pies flotaran sobre el suelo!
78
Zou Ji se sintió hundido en la miseria ¡Era evidente que el señor Xu era
un tipo mucho más guapo y seductor que él!
Esa noche la decepción y la tristeza no le dejaron dormir. Lo peor para él
no fue comprobar que no era tan guapo como el señor Xu, sino darse
cuenta de algo mucho más
importante y en lo que nunca había
pensado.
– “Mi mujer me dijo que yo era más
hermoso que el señor Xu porque me
quiere y se desvive por agradarme;
mi ama de llaves me dijo lo mismo
porque tiene miedo de que la
despida de su trabajo; el hombre de
negocios que me visitó también me
aseguró que yo era más bello
porque me necesita para ganar dinero…
Zou Yi, entristecido, suspiró:
– ¡Qué difícil es conocer lo que realmente piensan los demás
79
El cordero envidioso
El corderito en cuestión vivía como un marqués, o mejor dicho como un rey, por la
sencilla razón de que era
el animal más mimado
de la granja. Ni los
cerdos, ni los caballos, ni
las gallinas, ni el resto de
ovejas y carneros
mayores que él,
disfrutaban de tantos
privilegios. Esto se debía
a que era tan blanquito,
tan suave y tan lindo,
que las tres hijas de los granjeros lo trataban como a un animal de compañía al que
malcriaban y concedían todos los caprichos.
Cada mañana, en cuanto salía el sol, las hermanas acudían al establo para peinarlo
con un cepillo especial untado en aceite de almendras que mantenía sedosa y
brillante su rizada lana. Tras ese reconfortante tratamiento de belleza lo
acomodaban sobre un mullido cojín de seda y acariciaban su cabecita hasta que
se quedaba profundamente dormido. Si al despertar tenía sed le ofrecían agua del
manantial perfumada con unas gotitas de limón, y si sentía frío se daban prisa por
taparlo con una amorosa manta de colores tejida por ellas mismas. En cuanto a su
comida no era ni de lejos la misma que recibían sus colegas, cebados a base de
pienso corriente y moliente. El afortunado cordero tenía su propio plato de
porcelana y se alimentaba de las sobras de la familia, por lo que su dieta diaria
consistía en exquisitos guisos de carne y postres a base de cremas de chocolate
que endulzaban aún más su empalagosa vida.
Curiosamente, a pesar de tener más
derechos que ninguno, este cordero
favorecido y sobrealimentado era un animal
extremadamente egoísta: en cuanto veía que
los granjeros rellenaban de pienso el
comedero común, echaba a correr
pisoteando a los demás para llegar el primero
y engullir la máxima cantidad posible.
Obviamente, el resto del rebaño se quedaba
estupefacto pensando que no había ser más
canalla que él en todo el planeta.
Un día la oveja jefa, la que más mandaba, le dijo en tono muy enfadado:
– ¡Pero qué cara más dura tienes! No entiendo cómo eres capaz de quitarle la
comida a tus amigos. ¡Tú, que vives entre algodones y lo tienes todo!… ¡Eres un
sinvergüenza!
– Bueno, bueno, te estás pasando un poco… ¡Eso que dices no es justo!
80
– ¡¿Qué no es justo?!…Llevas una vida de lujo y te atiborras a diario de manjares
exquisitos, dignos de un emperador. ¿Es que no tienes suficiente con todo lo que
te dan? ¡Haz el favor de dejar el pienso para nosotros!
El cordero puso cara de circunstancias y, con la insolencia de quien lo tiene todo,
respondió demostrando muy poca sensibilidad.
– La verdad es que como hasta reventar y este pienso está malísimo comparado
con las delicias que me dan, pero lo siento… ¡no soporto que los demás disfruten de
algo que yo no poseo!
La oveja se quedó de piedra pómez.
– ¿Me estás diciendo que te comes nuestra humilde comida por envidia?
El cordero se encogió de hombros y puso
cara de indiferencia.
– Si quieres llamarlo envidia, me parece
bien.
Ahora sí, la oveja entró en cólera.
– ¡Muy bien, pues tú te lo has buscado!
Sin decir nada más pegó un silbido que
resonó en toda la granja. Segundos
después, treinta y tres ovejas y nueve carneros acudieron a su llamada. Entre todos
rodearon al desconsiderado cordero.
– ¡Escuchadme atentamente! Como ya sabéis, este cordero repeinado e inflado a
pasteles se come todos los días parte de nuestro pienso, pero lo peor de todo es
que no lo hace por hambre, no… ¡lo hace por envidia! ¿No es abominable?
El malestar empezó a palparse entre la audiencia y la oveja continuó con su alegato.
– En un rebaño no se permiten ni la codicia ni el abuso de poder, así que, en mi
opinión, ya no hay sitio para él en esta granja. ¡Que levante la pata quien esté de
acuerdo con que se largue de aquí para
siempre!
No hizo falta hacer recuento: todos sin
excepción alzaron sus pezuñas. Ante un
resultado tan aplastante, la jefa del clan
determinó su expulsión.
– Amigo, esto te lo has ganado tú solito
por tu mal comportamiento. ¡Coge tus
pertenencias y vete!
Eran todos contra uno, así que el cordero
no se atrevió a rechistar. Se llevó su cojín
de seda oriental como único recuerdo de
la opulenta vida que dejaba atrás y
atravesó la campiña a toda velocidad. Hay que decir que una vez más la fortuna le
acompañó, pues antes del anochecer llegó a un enorme rancho que a partir de ese
81
día se convirtió en su nuevo hogar. Eso sí, en ese lugar no encontró niñas que le
cepillaran el pelo, le dieran agua con limón o le regalaran las sobras del asado. Allí
fue, simplemente, uno más en el establo.
82
El águila y la tortuga
Érase una vez una tortuga que vivía muy cerca de donde un águila tenía su nido.
Cada mañana observaba a la reina de las aves y se moría de envidia al verla volar.
– ¡Qué suerte tiene el águila! Mientras yo me desplazo por tierra y tardo horas en
llegar a cualquier lugar, ella puede ir de un sitio a otro en cuestión de segundos
¡Cuánto me gustaría tener sus magníficas alas!
El águila, desde arriba, se daba
cuenta de que una tortuga siempre
la seguía con la mirada, así que un día
se posó a su lado.
– ¡Hola, amiga tortuga! Todos los días
te quedas pasmada contemplando lo
que hago ¿Puedes explicarme a qué
se debe tanto interés?
– Perdona, espero no haberte parecido indiscreta… Es tan sólo que me encanta
verte volar ¡Ay, ojalá yo fuera como tú!
El águila la miró con dulzura e intentó animarla.
– Bueno, es cierto que yo puedo volar, pero tú tienes otras ventajas; ese caparazón,
por ejemplo, te protege de los enemigos mientras que yo voy a cuerpo descubierto.
La tortuga respondió con poco convencimiento.
– Si tú lo dices… Verás, no es que me queje de mi caparazón pero no se puede
comparar con volar ¡Tiene que ser alucinante contemplar el paisaje desde el cielo,
subir hasta las nubes, sentir el aire fresco en la
cara y escuchar de cerca el sonido del viento
justo antes de las tormentas!
La tortuga tenía los ojos cerrados mientras
imaginaba todos esos placeres, pero de
repente los abrió y en su cara se dibujó una
enorme sonrisa ¡Ya sabía cómo cumplir su
gran sueño!
– Escucha, amiga águila ¡se me ocurre una
idea! ¿Qué te parece si me enseñas a volar?
El águila no daba crédito a lo que estaba
escuchando.
– ¿Estás de broma?
– ¡Claro que no! ¡Estoy hablando completamente en serio! Eres el ave más
respetada del cielo y no hay vuelo más estiloso y elegante que el tuyo ¡Sin duda eres
la profesora perfecta para mí!
83
El águila no hacía más que negar con la cabeza mientras escuchaba los desvaríos
de la tortuga ¡Pensaba que estaba completamente loca!
– A ver, amiga, déjate de tonterías… ¿Cómo voy a enseñarte a volar? ¡Tú nunca
podrás conseguirlo! ¿Acaso no lo entiendes?… ¡La naturaleza no te ha regalado dos
alas y tienes que aceptarlo!
La testaruda tortuga se puso tan triste que de sus ojos redondos como lentejitas
brotaron unas lágrimas que daban fe de que su sufrimiento era verdadero.
Con la voz rota de pena continuó suplicando al águila que la ayudara.
– ¡Por favor, hazlo por mí! No quiero dejar este
mundo sin haberlo intentado. No tengo alas
pero estoy segura de que al menos podré
planear como un avión de papel ¡Por favor, por
favor!
El águila ya no podía hacer nada más por
convencerla. Sabía que la tortuga era una
insensata pero se lo pedía con tantas ganas que
al final, cedió.
– ¡Está bien, no insistas más que me vas a
desquiciar! Te ayudaré a subir pero tú serás la
única responsable de lo que te pase ¿Te queda claro?
– ¡Muy claro! ¡Gracias, gracias, amiga mía!
El águila abrió sus grandes y potentes garras y la enganchó por el caparazón. Nada
más remontar el vuelo, la tortuga se volvió loca de felicidad.
– ¡Sube!… ¡Sube más que esto es muy divertido!
El águila ascendió más alto, muy por encima de las copas de los árboles y dejando
tras de sí los picos de las montañas.
¡La tortuga estaba disfrutando como nunca! Cuando se vio lo suficientemente
arriba, le gritó:
– ¡Ya puedes soltarme! ¡Quiero planear surcando la brisa!
El águila no quiso saber nada pero obedeció.
– ¡Allá tú! ¡Que la suerte te
acompañe!
Abrió las garras y, como
era de esperar, la tortuga
cayó imparable a toda
velocidad contra el suelo
¡El tortazo fue
mayúsculo!
– ¡Ay, qué dolor! ¡Ay, qué
dolor! No puedo ni moverme…
84
El águila bajó en picado y comprobó el estado lamentable en que su amiga había
quedado. El caparazón estaba lleno de grietas, tenía las cuatro patitas rotas y su
cara ya no era verde, sino morada. Había sobrevivido de milagro pero tardaría
meses en recuperarse de las heridas.
El águila la incorporó y se puso muy seria con ella.
– ¡Traté de avisarte del peligro y no me hiciste caso, así que
aquí tienes el resultado de tu estúpida idea!
La tortuga, muy dolorida, admitió su error.
– ¡Ay, ay, tienes razón, amiga mía! Me dejé llevar por la
absurda ilusión de que las tortugas también podíamos
volar y me equivoqué. Lamento no haberte escuchado.
Así fue cómo la tortuga comprendió que era tortuga y no
ave, y que como todos los seres vivos, tenía sus propias
limitaciones. Al menos el porrazo le sirvió de escarmiento
y, a partir de ese día, aprendió a escuchar los buenos
consejos de sus amigos cada vez que se le pasaba por la
cabeza cometer alguna nueva locura.
85
Los tres ciegos y el elefante
Había una vez tres ancianos que se conocían desde la infancia y disfrutaban
pasando buenos ratos juntos.
Tenían en común que eran hombres cultos e inteligentes, pero también que los
tres eran ciegos de
nacimiento. Afortunadamente,
a pesar de no poder ver, en su
día a día se desenvolvían muy
bien, pues todavía estaban en
buena forma física, sus mentes
funcionaban a pleno
rendimiento, podían oler, tocar,
escuchar, saborear…
Un precioso día de verano se
reunieron en su lugar favorito junto al río, se sentaron sobre la hierba, y empezaron
a conversar sobre temas científicos. En medio del interesantísimo coloquio se
sobresaltaron al escuchar el sonido de varias pisadas.
El anciano que tenía la barba blanca se giró, y algo inquieto preguntó en voz alta:
– ¡¿Quién anda ahí?!
Por suerte no era ni un espía ni un asaltante de caminos, sino un viajero que llevaba
a su lado un enorme elefante con una correa al cuello, como si de un perrillo se
tratara.
– Me llamo Kiran, caballeros. Perdonen si les he asustado. Mi elefante y yo venimos
a beber agua fresca y ya nos vamos, que para nada queremos interrumpir su
agradable charla.
Los tres pusieron una cara bastante rara, mezcla de sorpresa y emoción. El segundo
anciano, que tenía barba negra, quiso asegurarse de lo que Kiran había dicho.
– ¿He oído bien?… Ha dicho usted…
¿elefante?… ¿Un elefante de verdad?
El desconocido reparó en los bastones
tirados en la hierba y se fijó en la
mirada perdida de los tres viejecitos.
Fue cuando se dio cuenta de que eran
invidentes.
– Sí señor, voy con mi elefante. Es un
animal muy grande, pero no se
preocupen, no les hará ningún daño.
El tercer anciano se atusó la barba pelirroja y le confesó:
86
– Hemos oído hablar de la existencia de esos animales, pero a este pueblo nunca
ha venido ninguno y no sabemos cómo son. ¿Podríamos tocar el suyo para
hacernos una idea del aspecto que tienen?
Kiran se mostró encantado.
– ¡Claro, faltaría más! Es un ser muy pacífico y bonachón. ¡Vengan a acariciarlo, no
tengan miedo!
Los tres amigos se levantaron, dieron unos pasos y extendieron la mano derecha.
El anciano de barba blanca se topó con una de
las patas delanteras y durante un rato la palpó
de arriba abajo.
– ¡Ahora ya sé cómo es un elefante! Es como la
columna de un templo, o mejor dicho, es
como un el tronco de un árbol: cilíndrico,
grande y muy rugoso.
Mientras, la mano del anciano de barba negra
había ido a parar a una de las gigantescas
orejas. El animal sintió unas cosquillitas y la
sacudió ligeramente hacia delante y hacia
atrás.
– ¡Qué dices, querido amigo, un elefante nada
tiene que ver con una columna! Mi conclusión
es que parece un enorme abanico por dos
razones muy obvias: primero, por su forma
plana, y segundo, porque al moverse produce
un airecillo de lo más agradable. ¿Es que
vosotros no lo notáis?
En ese momento, el anciano de barba pelirroja rozó con la punta de los dedos algo
blando que colgaba de algún lugar mucho más alto que él. Era la trompa del
cuadrúpedo, pero claro, él no lo sabía.
– ¡Pero qué me estáis contando! Por lo que puedo comprobar un elefante es como
una cuerda. Claramente, se trata de un espécimen alargado, flexible y blandito,
como una anguila o una serpiente. Sin duda una forma extraña para un mamífero,
pero en fin… ¡Por todos es sabido que la naturaleza es sorprendente!
El dueño del elefante observaba la escena en silencio y no pudo evitar pensar:
– ‘¡Qué situación tan curiosa!… Los tres ancianos han acariciado al mismo elefante,
pero al hacerlo en partes diferentes de su cuerpo, cada uno de ellos se ha hecho
una idea totalmente distinta de cómo es en realidad. Para el anciano de barba
blanca, un elefante es como una columna, para el anciano de barba negra, tiene
forma de abanico, y para el anciano de barba pelirroja, es igual a una serpiente.
Ciertamente, todos tienen parte de razón, pero ninguno la verdad completa.’
Tras esta reflexión decidió que antes de que le preguntaran a él, lo mejor era irse
cuanto antes.
87
– Señores, me están esperando en el pueblo y temo que se me haga tarde. Espero
que les haya resultado interesante la experiencia de tocar un elefante. Que
pasen ustedes un buen día. ¡Adiós!
Acompañado de su voluminosa ‘mascota’ Kiran se alejó dejando a los tres amigos
inmersos en una ardiente discusión sobre quién tenía la razón. Una conversación
que, por cierto, duró horas y no sirvió de nada: los ancianos fueron incapaces de
ponerse de acuerdo sobre la verdadera forma que tienen los elefantes.
88
El ciervo, el manantial y el león
Érase una vez un joven ciervo que vivía plácidamente en lo más profundo de un
frondoso bosque.
La historia cuenta que una tarde de muchísimo calor, comió unos cuantos brotes
tiernos que había en un arbusto y después salió a dar un paseo.
El sol achicharraba sin
compasión y de pronto se sintió
agobiado por la sed. Olfateó un
poco el aire para localizar el
manantial más cercano y se fue
hasta él caminando despacito.
Una vez allí, bebió agua fresca a
grandes sorbos.
– ¡Qué delicia! ¡No hay nada
mejor que meter el hocico en el agüita fría los días de verano!
Cuanto terminó de refrescarse cayó en la cuenta de que el agua transparente del
manantial le devolvía su propia imagen. Por lo general solía beber en pequeños
charcos no demasiado limpios, así que nunca había tenido la oportunidad de
contemplar su figura con claridad.
¡La sensación de verse reflejado en ese gran espejo le encantó! Se miró
detenidamente desde todos los ángulos posibles y sonrió con satisfacción. Como la
mayoría de los venados, era un animal muy hermoso, de suave pelaje pardo y cuello
estilizado.
– ¡La verdad es que soy bastante más guapo de lo que pensaba! ¡Y qué astas tan
increíbles tengo! Sin duda es la cornamenta más bella que hay por los alrededores.
El ciervo, presumido, observó su cabeza
durante buen rato; después, se inclinó un
poco y posó la mirada sobre el reflejo de
sus patas, debiluchas y finas como cuatro
juncos sobre un arroyo. Un tanto
decepcionado, suspiró:
– Con lo grande y poderosa que es mi
cornamenta ¿cómo es posible que mis
zancas sean tan escuálidas? Parece que
se van a romper de un momento a otro de lo largas y delgadas que son ¡Ay, si
pudiera cambiarlas por las gordas y robustas patas de un león!
Estaba tan fascinado mirando su cuerpo que no se dio cuenta de que un león le
vigilaba escondido entre la maleza hasta que un espantoso rugido retumbó a sus
espaldas. Sin echar la vista atrás, echó a correr hacia la llanura como alma que lleva
el diablo.
89
Gracias a que dominaba a la perfección la carrera en campo abierto y a que sus
patas eran largas y ágiles, consiguió sacar una gran ventaja al felino. Cuando estuvo
lo suficientemente lejos, se metió de nuevo en el bosque a toda velocidad.
¡Qué gran error cometió el cérvido! La que parecía una zona segura se convirtió en
una gran trampa para él ¿Sabes por qué? Pues porque sin darse cuenta pasó bajo
una arboleda muy densa y su enorme cornamenta se quedó prendida en las ramas
más bajas.
Angustiado, comenzó a moverse como un
loco para poder desengancharse. Su
intuición le decía que el león no andaba
muy lejos y su desesperación fue yendo en
aumento.
– ¡Oh, no puede ser! ¡O consigo soltarme o
no tengo salvación!
No se equivocaba en absoluto: por su
derecha, el león se aproximaba sin
contemplaciones. Pensó que tenía una
única oportunidad y tenía que
aprovecharla.
– ¡Ahora o nunca!
Aspiró profundamente e hizo un
movimiento fuerte y seco con la cabeza.
Podía haberse roto el cuello del tirón, pero
por suerte, el plan funcionó: las ramas se
partieron y quedó libre.
– ¡Lo conseguí! ¡Lo conseguí! ¡Ahora tengo
que largarme de este bosque como sea!
Corrió de nuevo hacia la llanura, donde no había árboles, y esta vez sí se perdió en
la lejanía. Cuando el león salió del bosque y apareció en el claro, el único rastro que
quedaba del ciervo era el polvo blanquecino levantado durante la huida. El león
gruñó y regresó junto a la manada;
Mientras, el ciervo, muy lejos de allí, se sentía muy feliz ¡Se había salvado por los
pelos! Jadeando y muerto de sed, buscó otro
manantial de aguas frescas y lo encontró. Cuando
terminó de beber, se quedó mirando su cara y su
cuerpo, pero ahora, después de lo sucedido, su
pensamiento era muy diferente.
– ¡Qué equivocado estaba! Me quejaba de mis
patas larguiruchas y flacas pero gracias a ellas
pude salvar el pellejo; en cambio, mi preciosa
cornamenta, de la que tan orgulloso me sentía,
casi me lleva a la muerte.
90
Entonces, con humildad, admitió algo que jamás había tenido en cuenta.
– Hoy he aprendido una gran lección: en la vida, muchas veces, valoramos las cosas
menos importantes. A partir de hoy, no me dejaré engañar por las apariencias.
91
El obsequio de las palomas
Antiguamente, en la vieja ciudad china de Handan, existía una costumbre extraña y
muy curiosa que llamaba la atención a
todos los que venían de otros lugares
del país.
Los habitantes de Handan sabían que
su amado rey adoraba las palomas y
por esa razón las cazaban durante
todo el año para entregárselas como
obsequio.
Un día sí y otro también, campesinos, comerciantes y otras muchas personas de
diferente condición, se presentaban en palacio con dos o tres palomas salvajes. El
monarca las aceptaba emocionado y después las encerraba en grandes jaulas de
hierro situadas en una galería acristalada que daba al jardín.
Seguro que te estás preguntando para qué quería tantas palomas ¿verdad?… Pues
bien, lo cierto es que la gente de Handan también se preguntaba lo mismo que tú.
Todo el mundo estaba intrigadísimo y corrían rumores de todo tipo, pero el caso es
que nunca nadie se atrevió a investigar a fondo sobre el tema por temor a represalias
¡Al fin y al cabo el rey tenía derecho a hacer lo que le viniera en gana!
Pasaron los años y sucedió que, una mañana de primavera, un joven muy decidido
se plantó ante el soberano con diez palomas que se revolvían nerviosas dentro de
una gran cesta de mimbre. El monarca se mostró francamente entusiasmado.
– Gracias por tu regalo, muchachito ¡Me traes nada más y nada menos que una
decena de palomas! Seguro que
has tenido que esforzarte mucho
para atraparlas y yo eso lo valoro
¡Toma, ten unas monedas, te las
mereces!
Viendo que el soberano parecía un
hombre alegre y cordial, se animó
a preguntarle para qué las quería.
– Alteza, perdone mi indiscreción
pero estoy muy intrigado ¿Por qué le gusta tanto que sus súbditos le regalemos
palomas?
El monarca abrió los ojos y sonrió de oreja a oreja.
– ¡Eres el primero que me lo pregunta en treinta años! ¡Demuestras valentía y eso
dice mucho de ti! No tengo ningún problema en responderte porque lo hago por
una buena causa.
Le miró fijamente y continuó hablando de forma ceremoniosa.
92
– Cada año, el día de Año Nuevo, realizo el mismo ritual: mando sacar las jaulas al
jardín y dejo miles de palomas en libertad ¡Es un
espectáculo bellísimo ver cómo esas aves alzan el
vuelo hacia el cielo y se van para no regresar!
El muchacho se rascó la cabeza y puso cara de no
comprender la explicación. Titubeando, le hizo una
nueva pregunta.
– Supongo que es una exhibición fantástica pero…
¿Esa es la única razón por la que lo hace, señor?
El rey suspiró profundamente y sacando pecho
respondió con orgullo:
– No, muchacho, no… Principalmente lo hago porque al liberarlas estoy demostrando
que soy una persona compasiva y benévola. Me gusta hacer buenas obras y me
siento muy bien regalando a esos animalitos lo más preciado que puede tener un
ser vivo: ¡la libertad!
¡El joven se quedó patidifuso! Por muchas vueltas que le daba no entendía dónde
estaba la bondad en ese acto. Lejos de quedarse callado, se dirigió de nuevo al
soberano.
– Disculpe mi atrevimiento, pero si es posible me gustaría hacer una reflexión.
El rey seguía de un fantástico buen humor y aceptó escuchar lo que el chico tenía
que comentar.
– No tengo inconveniente ¡Habla sin temor!
– Como sabe somos muchos los ciudadanos que nos pasamos horas cazando
palomas para usted; y sí, es cierto que atrapamos muchísimas, pero en el intento
otras mueren porque las herimos sin querer. De cada diez que conseguimos
capturar, una pierde la vida enganchada
en la red. Si de verdad usted se considera
un hombre bueno es mejor que prohíba su
caza.
Como si tuviera un muelle bajo sus reales
posaderas, el monarca saltó del trono y su
voz profunda resonó en las paredes del
gran salón.
– ¡¿Me estás diciendo que prohíba su caza,
mequetrefe?! ¡¿Cómo te atreves…?!
El joven no se amedrentó y siguió con su
razonamiento.
93
¡Ellas ya han nacido libres! Si yo fuera paloma, no tendría nada que agradecerle a
usted.
El rey se quedó en silencio. Hasta ese momento jamás se había parado a pensar en
las consecuencias de sus actos. Creyendo que hacía el bien estaba privando de
libertad a miles de palomas cada año solo por darse el gusto soltarlas.
Tras un rato absorto en sus pensamientos reconoció su error.
– ¡Está bien, muchachito! Te diré que tus palabras me han hecho cambiar de
pensamiento. Tienes toda la razón: esta tradición no me convierte en una buena
persona y tampoco en un rey más justo ¡Hoy mismo
mandaré que la prohíban terminantemente!
Antes de que el chico pudiera decir nada, el monarca
chascó los dedos y un sirviente le acercó una caja dorada
adornada con impresionantes rubíes, rojos como el fuego.
La abrió, cogió un saquito de tela repleto de monedas de
oro y se la entregó al joven.
– Tu consejo ha sido el mejor que he recibido en muchos
años así que aquí tienes una buena cantidad de dinero
como muestra de mi agradecimiento. Creo que será
suficiente para que vivas bien unos cuantos años, pero si
algún día necesitas algo no dudes en acudir a mí.
El muchacho se guardó la bolsa en el bolsillo del pantalón, hizo una reverencia muy
respetuosa, y sintiéndose muy feliz regresó a su hogar. La historia se propagó por
todo Handan y el misterio de las palomas quedó resuelto.
94
Moralejas
El perro y su reflejo:
Moraleja: Si has conseguido algo gracias a tu esfuerzo, siéntete
satisfecho y no intentes tener lo que tienen los demás. Sé feliz con
lo que es tuyo, porque si eres codicioso, lo puedes perder para
siempre.
El lobo y la grulla:
Moraleja: Cuando sirves a los malos de corazón, no esperes
recompensa. Agradece si escapas las consecuencias de tus
acciones.
La encina y el junco:
Moraleja: Todos tenemos cualidades que nos distinguen y nos
hacen especiales. Siéntete a gusto con ellas y saca partido de tus
talentos, pero nunca menosprecies a los demás por no ser como
tú.
Los dos escarabajos:
Moraleja: Un buen amigo te apoyará en los buenos y en los malos
momentos. Si en una época difícil para ti no te ofrece su compañía
y su cariño, quizá no sea un amigo de verdad.
¿Quién es el más hermoso?:
Moraleja: A todos nos gusta que nos digan cosas bonitas y lo
fantásticos que somos, pero es bueno saber que hay personas que
lo hacen solo por interés. Desconfía de quien se pasa el día
piropeándote y diciéndote que eres el mejor en todo. Tú sabes
cuáles son tus virtudes, tus capacidades y tus límites, y lo
importante es confiar en ti mismo y en lo que te dice el corazón.
El cordero envidioso:
Moraleja: Sentimos envidia cuando nos da rabia que alguien tenga
suerte o disfrute de cosas que nosotros no tenemos. Si lo piensas
te darás cuenta de que la envidia es un sentimiento negativo que
nos produce tristeza e insatisfacción. Alegrarse por todo lo bueno
que sucede a la gente que nos rodea no solo hace que nos
sintamos felices, sino que pone en valor nuestra generosidad y
nobleza de corazón.
95
El águila y la tortuga:
Moraleja: La tortuga despreció la advertencia de su prudente
amiga y las consecuencias fueron desastrosas. Esta fábula nos
enseña que en la vida, antes de actuar, debemos valorar los
consejos de la gente buena y sensata que nos quiere.
Los tres ciegos y el elefante:
Moraleja: Las personas opinamos en función de nuestra
experiencia personal y por eso siempre creemos que tenemos la
razón. Si analizas esta fábula verás que los demás, pensando
distinto a nosotros y viendo las cosas desde otro punto de vista,
también pueden tenerla. Nunca menosprecies otras creencias,
otras formas de ver la vida, pues a menudo, la verdad absoluta no
existe y todo depende del color del cristal con que se mire.
El ciervo, el manantial y el león
Moraleja: A veces entregamos nuestro corazón a personas que nos
deslumbran pero que a la hora de la verdad no son tan geniales y
nos fallan; al contrario, sucede que a veces ignoramos a otras que
pasan más desapercibidas pero que son fantásticas y merece la
pena conocer.
En la vida hay que evitar caer en la trampa de valorar a las cosas o
a las personas por el aspecto, ya que como has visto en este cuento,
las apariencias pueden engañar.
El obsequio de las palomas:
Moraleja: Antes de hacer algo o tomar una decisión importante
siempre debemos pensar bien las consecuencias para
asegurarnos de que no estamos ocasionando daño a los demás.
96
CUENTOS ANDINOS
97
EL ZORRO Y EL CUY
Esto sucedió hace mucho tiempo, cuando todavía todos se podían entender,
cuando la magia existía y el hombre con los animales podían comunicarse.
Hacía un tiempo que un campesino, cada mañana encontraba destrozos en su
chacra. Alguien amparado en la
noche estaba haciendo daño, las
plantas estaban tiradas y rotas, el
suelo escarbado y las raíces a
medio comer.
Entonces, muy molesto construyó
una trampa y la puso en un lugar
que consideró el más adecuado.
Luego se escondió y esperó atento, muy despierto. A eso de la media noche,
escuchó unos gritos, alguien había caído en la trampa!!.
Sigiloso se acercó a la trampa, era un hermoso cuy grande y gordo. El campesino
lo ató a una estaca y regresó a su casa para avisar a su esposa y a sus tres hijas:
“Mañana temprano hiervan agua para pelar un cuy, almorzaremos cuycito”.
Mientras tanto, el cuy amarrado a la estaca, forcejeaba y mordía inútilmente la
soga, queriendo liberarse. Cuando de repente apareció el zorro que paseaba por
allí.
- Compadrito - le dijo el zorro - ¿Qué has hecho para que te tengan así?
-¡Ay, compadrito! si supieras mi suerte -le dijo el cuy - Yo enamoraba a la hija más
gorda del dueño de esta chacra y
nos pilló, ahora quiere que me case
con ella. Pero, la verdad, esa joven
ya no me gusta. Ah!! También
quiere que aprenda a comer carne
de gallina y a mí me da asco.
Mintiendo así, el cuy, como
haciéndose el sonso, exclamó: -
Creo que a ti sí te gusta la carne de
gallina. A lo que respondió el zorro: “A veces” como también haciéndose el sonso.
-¿Por qué entonces no me desatas y te pones en mi lugar? Así te casarías con una
98
joven gorda y comerías carne de gallina todos los días. -Te haré ese favor,
compadre - dijo el zorro y dicho esto desató al cuy y dejó que lo atara a la estaca.
Al día siguiente, muy temprano, cuando el campesino volvió a la chacra para
llevarse al cuy, encontró al zorro.
- ¡Desgraciado! ¡maldecido! ¡Anoche eras cuy y ahora eres zorro! Igual te voy a
zurrar - dijo el dueño dándole latigazos, mientras el zorro gritaba:
- ¡Sí me voy a casar con tu hija! ¡Te lo prometo! También te prometo que comeré
carne de gallina todos los días- gritaba el zorro. Luego de un rato, el campesino
puso más atención a lo que con voz chillona decía el zorro y se calmó, entonces
escuchó el engaño del cuy.
El campesino se echó a reír, tanto que
avergonzó al zorro y lo soltó, un tanto
arrepentido de haber descargado su ira
en otro, mientras que el zorro comenzó a
buscar al cuy. Quería cobrarse la
revancha de todos los latigazos que
recibió del chacarero.
Hasta que un día lo encontró y pensó que
había llegado la hora de la venganza. El
cuy, viendo que ya no tenía escapatoria
se puso a empujar una enorme roca y el
zorro se le acercó para cumplir su cometido, pero, el cuy reaccionó:
- Compadrito zorro - le dijo - a tiempo has venido. Tienes que ayudarme a sostener
esta roca. La tierra se va a voltear y esta roca puede aplastarnos a todos. Al
comienzo el zorro dudó, pero la cara de asustado que ponía el cuy y el grito
simulando gran esfuerzo ¡apúrate
compadrito, ven ayúdame! terminó por
convencerlo.Y se le unió para sostener la
gigantesca roca.
Después de un buen rato, el cuy le dijo: -
Compadre, mientras tú empujas yo voy a
buscar una piedra grande o un palo para
acuñar esta roca. Pero, paso uno, dos días,
el cuy no volvía con la cuña y el zorro ya no
podía más. "Soltaré la roca, aunque me
99
mate", pensó. Así es que dio un salto hacia atrás, pero la roca no se movió.
- Otra vez me ha engañado- dijo-. Pero, ésta será la última porque lo voy a matar.
Día y noche le siguió el rastro hasta que lo encontró junto a un corral abandonado.
El cuy lo vio de reojo, calculó que ya no podía escapar. Entonces se puso a
escarbar el suelo - ¡Rápido,
rápido! -decía como hablando
para sí mismo - Ya viene el
juicio final, va a caer lluvia de
fuego- seguía hablando.
- Bueno, compadre mentiroso,
hasta aquí has llegado - le dijo
el zorro- ¡Te voy a comer!
- Está bien, compadre - le dijo
el cuy- pero ahora hay que hacer algo más importante, ayúdame a cavar un hueco
porque va a llover fuego. El zorro se puso a ayudar. Cuando el hueco ya estuvo
hondo, el cuy saltó dentro de él.
- ¡Échame tierra, compadre zorro! - le rogaba el cuy- ¡Tápame por favor, no quiero
que me queme la lluvia de fuego!
El zorro, asustado, le contestó: - Viendo bien las cosas, tú eres menos pecador que
yo, compadrito. A ti no te castigará demasiado la lluvia de fuego. Mejor tápame tú.
- Tienes razón compadre. Cambiemos, pues, de lugar - le dijo el cuy, saliendo del
hueco. El cuy no solamente le echó tierra, sino también, ortigas y espinas. Y
mientras lo tapaba, gritaba: ¡Achachau, achachau, ya empezó la lluvia de fuego
compadre!
Cuando terminó, se limpió
las manos y se fue riendo.
Pasaron los días y dentro del
hueco el zorro empezó a
sentir hambre.
Quiso sacar una mano y se
topó con las ortigas.
- Achachau- dijo-. Deben ser
las brasas de la lluvia de
fuego Guardó su mano y
esperó. Días después, el hambre le hizo arriesgarse: salió entre el ardor de las
ortigas y los pinchos de las espinas. Vio que afuera todo seguía igual.
"Ya se habrá enfriado el fuego ", pensó. Estaba más flaco que una paja. Finalmente,
100
se convenció de que había sido burlado, nuevamente. Lo buscó sin descanso, día
tras día y noche tras noche. Y una noche que andaba buscando comida, encontró
al cuy al borde de un pozo de agua. El cuy, al verlo, se puso a lloriquear.
-¡Qué mala suerte tienes, compadre! - le dijo -. Yo estaba llevando un queso
grande, pero se me ha caído en este pozo. El zorro se asomó al pozo y
efectivamente vio en el fondo “un queso grande”, era el reflejo redondo de la
luna.
- Ése es el queso - le dijo el
cuy. - Tenemos que sacarlo
- dijo el zorro. - Hagamos
esto, compadre: Usted
entra de cabeza y yo lo
sujeto de los pies. - Y así lo
hicieron por un buen rato.
El cuy, sosteniéndolo, le
decía:
- Está usted muy pesado, compadre. Ya casi no puedo sostenerlo. Dicho esto, lo
soltó. El zorro, gritando, cayó de cabeza al fondo del pozo.
Dicen que así murió el compadre zorro…
FIN…
101
Tayta Cáceres y los niños
102
sacaba un poco de cancha y queso de su bolso y se los entregaba guiñándoles el
ojo.
Según el relato «Los Niños de la Guerra» de Roger Piñas; los niños que llegaron a
conocerlo fueron entre otros Matías; nieto de la abuela Amalia, Reinaldo y Virginia,
hija de un comerciante Andahuaylino.
Eran los encargados de llevar a lomo
de mula, las provisiones para la tropa
de Cáceres hasta el poblado de
Huayunka, a tres leguas de Sapallanga.
En la primera semana del mes de julio,
los ánimos estaban alterados entre los
chilenos, actitud que era percibida por
los pobladores y en especial por los
niños que eran los más entusiastas en
desalojarlos. Tras los rumores de
llegada
inminente del ejercito de Cáceres, todos los niños
salieron en tropa con sus tambores de guerra y
pasaron frente al cuartel enemigo haciendo un
sonido que retumbo en toda la calle principal.
Al día siguiente se había desencadenado la feroz
Batalla de Marcavalle, en donde el ejército de
Cáceres hizo retroceder al enemigo hasta Pucará,
luego hasta Sapallanga, luego hasta Huancayo,
luego hasta el fin del mundo. Roger Piñas describe
muy bien la hazaña de los pobladores de Sapallanga
y en especial la labor de los niños diciendo, además:
«Por eso, aquel 08 de Julio de 1882; la Segunda
Compañía del Batallón Santiago del Ejército Chileno, no podrá olvidar a los niños
de Sapallanga».
FIN…
103
EL SUEÑO DE PONGO
Narra la historia de un hombrecito que era sirviente y pequeño de
estatura.
El patrón de la hacienda
siempre se burlaba del
hombrecillo delante de
muchas personas. El pongo
no hablaba con nadie;
trabajaba calladito y comía
sin hablar.
Todo cuanto le ordenaban,
cumplía sin decir nada.
El patrón tenía la costumbre de maltratarlo y fastidiado delante de
toda la servidumbre, cuando los sirvientes se reunían para rezar el
Ave María en el corredor de la casa hacienda.
El patrón burlándose le decía muchas cosas: "Creo que eres perro,
"ladra", "ponte en cuatro patas", "trota de costado como perro". El
pongo hacía todo lo que le ordenaba y el patrón reía a mandíbula
batiente.
El patrón hacía lo que le daba
la gana con el hombrecillo
Pero... una tarde, a la hora del
Ave María, cuando el
corredor estaba repleto de
gente de la hacienda, el
hombrecito le dijo a su patrón:
"Gran señor, dame tu licencia; padrecito mío, quiero hablarte".
El patrón le dice: "Habla... si puedes". Entonces el pongo empieza a
contarle al patrón lo que había soñado anoche:
FIN….
105
La Dama y el Viajero
Huancavelica
Cuando me disponía venir a Lima conocí a don Guillermo, que muy amablemente
me invito a subir a su camión en donde transportaba cereales a la capital desde
Huancavelica; subí en la Oroya. Le dije que tenía el mismo nombre de mi abuelo
ya fallecido, que también se
dedicaba en sus años de
juventud a viajar
transportando alimentos de
Huancayo a Huancavelica y
viceversa.
Te cuento lo que me paso
en el pueblo de Pampas,
cuando viajaba para
Huancayo trayendo carga me dijo.
“Cuando salía de Pampas, ya muy de noche y bajo una interminable lluvia, pude
avistar a una mujer en el camino; ella iba caminando muy lentamente en la
carretera, debiste verla con aquel vestido blanco totalmente empapado. Frene
suavemente pues también iba
despacio por el mal estado de la
carretera.
Le hice una señal para que suba
al camión y así pudiera
protegerse de la lluvia, ella
asintió y se sentó en el mismo
lugar en donde estás tú. Era una
mujer muy joven y bella, al verla
en esas condiciones le ofrecí mi
casaca para que pudiera
abrigarse, me agradeció y en su rostro vi dibujada una sonrisa tierna.
Al acercarnos al poblado la Mejorada, ella me pidió bajarse del camión; pues tenía
familia allí. Como aun llovía y era apenas las dos de la madrugada, le dije que se
106
quede con mi casaca, que en otro momento iría por ella. Solo le pedí la dirección
de su casa.
Pasó una semana y cuando volví a la Mejorada, fui a buscarla hasta su casa.
Grande fue mi sorpresa cuando salió su madre y me dijo que Virginia -así me dijo
que se llamaba-, había
muerto hace diez años
atrás. Precisamente en
un accidente de
carreteras, cuando el
bus que los
transportaba de
Pampas se fue directo
al barranco; en el lugar
donde la recogí.
Yo no le creí a la señora y pensé que se querían quedar con mi casaca. Para
confirmar los hechos, su madre me llevo hasta el cementerio del pueblo y allí pude
corroborar que en verdad la joven y bella Virginia estaba muerta. La fotografía en
el nicho era la misma chica que vi hacia como una semana. Pero lo que más me
sorprendió, fue ver mi
casaca a un costado,
junto al nicho de la joven.
Su madre no tenía
explicación alguna por lo
sucedido, solo me dijo
que era la cuarta vez que
pasaba eso; habían
preguntado por su hija
que había subido al
camión en la carretera a
Pampas.”
Quizá sea un relato cierto,
porque mi abuelo
Guillermo me contó lo
mismo. Para poder
confirmar esta historia
fascinante, viaje hasta el poblado la Mejorada en Huancavelica, no busque
107
precisamente el domicilio de la joven Virginia; sino me fui directamente hasta el
cementerio y busque su nicho toda la mañana de un sábado de Junio del 2000.
Cuando me sentía desanimado y listo para salir del lugar, vi algo que me llamo la
atención. Me acerque
rápidamente hasta
aquel sitio y note algo
al costado de un nicho;
era una bolsa, y dentro
de ella pude ver una
chompa de alpaca de
color marrón y franjas
blancas. Era el nicho
que estaba en un
extremo del
cementerio, casi
escondido, casi
olvidado. En la lápida semidestruída pude distinguir el nombre de Virginia Matos,
fallecida en 1989. Aunque no pude ver la fotografía.
Deje las cosas en su lugar y salí del cementerio, ya era de tarde; sentí el deseo de
ir a la casa de Virginia. Al volver a Huancayo me preguntaba ¿Cómo pudo llegar
aquella bolsa con una chompa hasta ese lugar? ¿Por qué precisamente ahora que
fui a confirmar la historia? ¿Será que Virginia me tenía algo preparado como
bienvenida? Quizá apenas haya sido una mala pasada de mi imaginación.
FIN….
108
EL ORIGEN DEL PAUCAR
FIN…
111
El Mito del Cóndor
Se dice que en una comunidad, un hombre vivía con su hija. La hija
pastaba las ovejas, llamas y otros animales. Cada día un joven
vestido con elegancia iba a
visitarla. Tenía un traje negro
hermoso, chalina blanca,
sombrero y todo. Cada día iba a
visitar a la mujercita, y se hicieron
buenos amigos. Jugaban a todo.
Un día comenzaron a jugar de esta
manera: “Alzame tu y yo te
alzaré”. Bueno, comenzaron el
juego, y el joven alzo a la
mujercita. Recién cuando la había
alzado en alto, la mujercita se dio
cuenta de que estaba volando.
El joven puso a la mujercita dentro de un nicho en un barranco. Allí
el joven se convirtió en cóndor. Por un mes, dos meses, el cóndor
criaba a la mujercita. Le daba toda clase de carne: carne asada, carne
cocida. Cuando habían estado unos años juntos, ella llego a ser
mujer. La jovencita dio a luz un
niñito, pero lloraba día y noche
por su padre, a quien había
dejado en la comunidad.
“¿Cómo puede estar solo mi
padre? ¿Quién está cuidando a
mi padre? ¿Quién está cuidando
a mis ovejitas? Devuélveme al
lugar de donde me trajiste.
Devuélveme allá”, le suplicaba al cóndor. Pero él no le hacia caso.
112
Un día un picaflor apareció. La joven le dijo: “¡Ay, picaflorcito, mi
picaflorcito! ¿Quién hay como tú? Tienes alas. Yo no tengo ninguna
manera de bajar de aquí. Hace más de un año, un cóndor,
convirtiéndose en
joven, me trajo aquí.
Ahora soy mujer. Y he
dado a luz a su niñito”.
El picaflor le contestó:
“Escúchame joven.
No llores. Te voy a
ayudar. Hoy día iré a
contarle a tu papá
donde estás, y tu papá
vendrá a buscarte”. La joven le dijo: “Escúchame, picaflorcito.
¿Conoces mi casa, no? En mi casa hay hartas flores bellas, te aseguro
que si tú me ayudas, toditas las flores que hay en mi casa serán para
ti”.
FIN…
114
El cuento del Eqeqo
Antiguamente, muchos milenios atrás, había un Aimara cuyo nombre era Iqiqu.
Era fornido, de estatura baja, humilde, bondadoso, caritativo y sonriente
Iqiqu fue Un hombre bueno que buscaba una
vida armoniosa entre los hombres, y por
dondequiera que andaba predicaba las
buenas costumbres. Donde había problemas y
llantos llevaba la solución, la consolación y la
alegría.
Un día, por sus cualidades maravillosas,
recibió poder de Apu Qullana Awki (Dios
Padre Divino) que moraba en las alturas
sagradas de Khunu Qullu (Montaña Nevada).
Con este poder, Iqiqu había lo-grado realizar
grandes hazañas. Dicen que manejaba
grandes piedras, secaba el agua, trasladaba
rocasy montañas solamente con hondas y su
voz. Todo le obedecía; por eso le gente le seguía de cerca.
Iqiqu tenia una honda y una ch’uspa (bolsa). Así caminaba por las montañas,
cerros, pampas y por las riberas del Lago. Al que lloraba le consolaba y hacía reír;
al que no tenia productos
se los proporcionaba; a
los que querían casarse
los juntaba para formar
su hogar.
Un día vino el Awqa (ser
maligno) con su gente
sanguinaria. Su as-pecto
era de un hombre
barbudo, de tez blanca y
con genio muy malo. Awqa se portó muy cruel. Atemorizaba a los Aymaras y
persiguió a Iqiqu. A los que le seguían los desbandó, a otros los asesinó feroz-
mente y a algunos los obligó para que no le apoyen.
115
Cierta vez Iqiqu llegó a un ayllu donde Awqa también había instalado su posada
para seguir persiguiendo a Iqiqu. Mientras este iba promoviendo diferentes
formas de ayuda mutua, Awqa y su gente
malvada, lo rodearon y capturaron. Lo
torturaron y despedazaron el cuerpo de
Iqiqu. La cabeza, los brazos, las piernas y
otras partes del cuerpo fueron
desparramados por todas partes del
altiplano y en las cordilleras, a fin de que
no vuelva a formarse el cuerpo, porque
tuvieron miedo al poder que tenia Iqiqu.
Nuestros abuelos dicen que cada una de
las partes del cuerpo de Iqiqu esta
tomando forma y ha empezado a revivir.
Otros dicen que cada parte del cuerpo se
ha levantado y está en camino hacia Wiñay Marka (Ciudad Eterna). Un día no
muy lejano, indudablemente, llegaran a Wiñay Marka. Se juntarán y Iqiqu tomará
una fuerza sobrenatural que reunirá y llevará adelante a su pueblo.
Renacerá la nación Aimara y tendrá mucho poder en el Universo.
La Ciudad de Puno y Juliaca se llena de profundo misticismo, ya que pone de
manifiesto la costumbre de adquirir
objetos en miniatura, para
posteriormente ello hacer realidad, se
traduce en su riqueza ancestral de
vivencias, historia, tradición y sobre
todo cultura. Sir Edgard B. Tylor en
1871, ya definía a la cultura y decía
que es «Todo complejo que incluye el
conocimiento, las creencias, el arte, la
moral, el derecho, las costumbres y
cualesquiera otras capacidades o
hábitos adquiridos por el hombre, en
cuanto miembro de la sociedad«. Los
pueblos de Puno y Jualiaca, como
parte de este gran Imperio de los Incas, tiene un riquísimo legado de historia,
tradición y costumbres que se ve reflejado en esta fiesta tradicional de las
116
Alasitas, que forma parte de una extensa cultura social, y esto se traduce en que
la organización social y la cultura se da gracias a la conducta social, esta se define
como el conjunto de accionesparcial o
totalmente pautadas de acuerdo a las
reglas y significaciones culturales, por ello
todas las acciones humanas dentro de una
sociedad son el reflejo de la cultura que
poseemos, con esto se demuestra que
nuestras formas de comportamientoen
estas fiestas de las alasitas, es la respuesta
de cultura que interrelacionamos entre
nosotros. Esta fiesta de las alasitas,
decimos, que es una demostración de
nuestra cultura, tradición y creencias, son
y forman parte de nuestra Cosmovisión
Andina, que es la forma o manera
particular de interpretar, concebir y ver la
realidad, la vida, el mundo, el tiempo y el
espacio, que posee desde siempre el
poblador Puneño y Jualiaqueño, los
mismos que le ofrecen una
explicación mitológica y la
orientación valorativa de su
sentido y su razón de ser. La
Cosmovisión Andina en nuestro
medio se manifiesta en las
creencias y los valores, pero
fundamentalmente en los mitos
cosmogónicos, que la sustentan.
Entonces cuál sería la relación
de las fiestas de las Alasitas con
la Psicología Social?… Tenemos
que saber que la Psicología
Social estudia las
manifestaciones Psicológicas
del individuo cuando vive
socialmente, es decir, en cuanto es miembro de una comunidad. La Psicología
Social, estudia entonces las muchas influencias entre los hombres, ocupándose
117
también de los efectos de inter – relación sobre los pensamientos, sentimientos,
emociones y costumbres. El hombre no vive aisladamente. Está dentro de la
Sociedad. El medio social, nuestro
Pueblo Puneño y Juliaqueño, con su
profundo misticismo, con una alta
Religiosidad se influye poderosamente
en el proceso de formación psicológica
de las personas. La Mentalidad Social es
el «Alma Colectiva» ha producido el
lenguaje, el arte, la religión, los
prejuicios, las costumbres, la magia, los
mitos, la ciencia y la cultura; y cuando
nos referimos al Mito Cosmogónico
Puneño y jualiaqueño, ésta pretende
legitimar divinamente a los arquetipos
originarios que explican, justifican y
sancionan los hechos básicos de la condición humana : sexualidad y fertilidad,
vestimenta y alimento, trabajo y felicidad, pecado y castigo, vida sufrimiento y
muerte, y en general las relaciones del hombre con su medio social, natural y
sobre natural. El Pueblo Puneño y
Juliaqueño dentro de todo, este
contexto místico, también es un
ferviente creyente en la
Pachamama, que es una expresión
que va más allá de la bifurcación
entre lo visible, lo material e
irracional, lo terrenal y celestial, lo
profano y sagrado, lo exterior e
interior, que también por estas
fiestas se convierten en una dualidad inseparable entre el poblador partícipe de
estas Fiestas y la Madre Tierra. Finalmente diremos que todo esto genera, la paz,
la tranquilidad, vinculada a nuestra espiritualidad muy tradicional en nuestro
medio, se vive momentos muy difíciles, que con estas actitudes y
comportamientos sociales tendremos mejor interrelación entre todos nosotros,
como creyentes en la Divinidad
FIN…
118
El origen de Huancayo
Hace ya mucho
tiempo, todo el Valle
del Mantaro era una
inmensa laguna.
Desde Jauja y
Concepción, hasta el sur llegando a Sapallanga y Pucara, todos esos
lugares estaban bajo el agua. Los pobladores del valle en aquel
entonces tenían sus casas en
las alturas de los cerros,
incluso hasta ahora podemos
ver vestigios de sus
construcciones.
FIN…
121
El Muqui o Chinchilico
125
Y al día siguiente no pudieron hallar jamás el cuerpo de Víctor. Y lo único que
hicieron los jornaleros del día siguiente darle un minuto de silencio y una
persignada en nombre de Dios Santo y creador.
Mientras tanto la esposa de Víctor, Bertha cansada
de llorar y esperar se fue a vivir a Tacna , donde
cada noche tenía un sueño muy raro, un extraño
resplandor le llamaba a través de un túnel profundo
y siempre solía despertarse sobresaltada e irritada.
cuando en el mismo sueño se escuchaba una risa
vesánica, demente. Porque a Víctor su esposo no le
habían dado una cristiana sepultura. Como entre
pesadillas le pedía Víctor que este a su lado. pero
esa, ya es otra historia.
FIN…
126
El juicio del gallo y el pucu pucu
FIN….
129
COMPOCISIONES
LITERARIAS
130
Buen inicio del año escolar
Como en toda institución educativa ,el inicio del año escolar en el colegio de gestion
privada San Juan Bautista tubo lugar un lunes 7 de marzo.
No podemos negar que el desembolvimiento del estudiante depende de una manera
conciderable , de como sea su primer día de clases, en especial si el alumno es nuevo
en la institución.
El primer día de clases puede definer la
actitud , la conducta, y el comportamiento
que adoptaran los estudiantes durante la
mayor parte del año.
Veamos como este acontecimiento impacta
en la vida de los adolescents, ya que estos
son los que tienen cambiios más fruscos en
su personalidad , para lograr definirla por
completo.
Ya sea una universidad , una escuela, un instituto o el ingreso a un nuevo trabajo , el
día del inicio de las actividades siempre trae de su lado las especctativas del caso,
como dijo el conocido autor OSCAR WILDE “Nunca hay una segunda oportunidad
para una Buena impression “ , una frase que refleja la presión que carga el primer día
de introducirse a una nueva o interrumpida asistencia a una institución,
A muchos les cuesta el incorporarse al
horario que mantiene el organismo al que
estan ingresando, así que las expectativas
del primer día no es la unica carga con la
que sufre una persona , estudiante o
empleado .
El inicio del año escolar trae consigo una
tonelada de preucupaciones, y ocasines de
estres tanto para los padres como para los estudiantes, los preparativos para que un
alumno tenga un buen inicio escolar no solo require de un esfuerzo mental , o en otras
palabras que se require voluntad, si no que también se requiuere de un esfuerzo
economico para los padres de familia , más para los padres que buscan una supuesta
educación de major calidad para sus hijos, por lo que acurren a la educación impartida
131
por institusiones de gestion no estatal , las elevadas mensualidades , matriculas y cuotas
que son exijidas a los padres parte de la familia de la institución en la cual inscribieron a
su menor hijo, muchas veces no son justificadas , existen instituciónes que no cumplen
con los estandares que se deberia tener , clasificandolo por su factura por honorarios.
Servicios básicos que requieren los alumnos para poder desempeñarse de forma
satisfactoria en su vida escolar, servicios como un constante flujo de clases que lleguen
a las mentes de los estudiantes para que puedan hacer uso de los conocimientos
impartidos por sus maestros, muchas veces se puede observer en las instituciones
educativas las conocidas por los alumnos como ,”horas recreo” , ya que se presentan
horas en horario de clase donde los docents no ingresan puntualmente , o en ocaciones
no asisten a clase, por lo que Podemos decir que tiempo perdido, tiempo por el cual los
padres de familia pagan.
Ignorando todas las deficiencias que tiene el Sistema educativo de las instituciones del
Perú ,
Se presentaran algunos tips para un buen inicio de clases: Conoce tu escuela
previamente
Si te es posible, visita las instalaciones antes del inicio de clases o, en su
defecto,
Identifica los salones y laboratorios donde tomarás clase, así como lugares
importantes (baños, cafetería, servicio médico, biblioteca, servicios
escolares). Guarda tu horario, con sus respectivos salones y profesores, en
tu celular y -por si las dudas- imprime una copia física. Y una cosa más: ¡no
olvides tu credencial!
132
Deja listas tus cosas la noche anterior
No en todas las escuelas se requiere lo mismo, pero una lista básica incluye:
agenda, cuaderno(s), libro(s), bolígrafos (azul, negro, rojo), lápiz o lapicero,
goma, mini-engrapadora, marcador (de esos fluorescentes), clips y
corrector.
Levántate temprano
Báñate. Lávate los dientes. ¡Perfúmate! (pero no es exceso). Limpia tus
zapatos. Lleva ropa que no parezca que vivió tres días seguidos arrugándose
adentro de la lavadora. ¡Péinate! Te recomendamos dejar para otra ocasión
un peinado extravagante, pues no te permitirá moverte de forma
relajada. En suma, ‘pimpéate’ y explota tus cualidades.
133
Causa una buena primera impresión
Sé amable y saluda a todo el mundo, desde el personal de seguridad a la
entrada, hasta las personas de limpieza.
Una vez que inicien clases, no platiques con tus compañeros mientras el
profesor da indicaciones o explica el primer tema. Ello te ayudará a crear
una buena impresión y que te saquen del salón por estar platicando ¡el
primer día!
134
Llega temprano para elegir un buen lugar
Por un buen lugar no nos referimos a “la república de la fila de atrás”. Busca
una ubicación donde te sientas cómodo y no existan infinidad de
distractores. Este puede estar en las filas delanteras (tampoco “la de hasta
adelante”; pues ni en el cine te sientas allí). Las ventajas de un lugar a
medio salón son múltiples: puedes escuchar claramente las explicaciones
de tus profesores y, si escribe en el pizarrón o proyecta algo, no sufrirás
para descifrar qué es.
135
Piensa en estos dos últimos temas: Por un lado, ¿cuáles son los hobbies que
no debes olvidar mencionar? Ellos te ayudarán a formar nuevas
amistades. Por otro lado, revisa el temario de tus materias, para dar
una respuesta específica y no generalidades como “espero aprender
mucho” o “espero no reprobar”. Dar una respuesta como: “Me gustaría, una
vez que lleguemos al tema del ensayo, profundizar en tipos de argumentos”,
te ganará puntos con tu profesor.
136
DÍA DEL IDIOMA
137
DÍA DE LA MADRE
138
DÍA DEL PADRE
139
FIESTAS PATRIAS
140
AGOSTO
141
DÍA DEL ESTUDIANTE
142
EL SEÑOR DE LOS MILAGROS
143
ANIVERSARIO DE PUNO
144
NAVIDAD
145