Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
1. La comunicación en enfermería
Otras veces, no entienden las explicaciones que se les han dado sobre su enfermedad
y las pautas terapéuticas a seguir. De hecho, algunos estudios han puesto de manifiesto
que los pacientes comprenden menos del 50% de lo que el profesional sanitario le dice.
1.1. La comunicación
El receptor, es la persona que recibe el mensaje, para lo cual es preciso que posea
capacidad de escucha y atención. Al igual que ocurría en el emisor, la recepción del
mensaje también depende de las características psicosociales del individuo receptor, que
dependen de su personalidad, su ámbito sociocultural, su nivel de instrucción y sus
habilidades de comunicación.
Para que se produzca éste proceso descrito de forma exitosa, es fundamental que el
emisor, inicialmente, tenga una serie de objetivos a alcanzar, debiendo ser capaz de
definirlos con claridad. Este es el momento, en el que el emisor se plantea la pregunta:
¿Qué es lo que le quiero decir?. A partir de ellos, se deben codificar las ideas, sentimientos
o pensamientos que quiera trasmitir, adaptándolos al código que se haya previsto utilizar,
habitualmente el lenguaje, para poder trasmitir el mensaje que desee.
En este momento hay que tener en cuenta el hecho de que los filtros por parte del
emisor se han activado a la hora de codificar el mensaje o incluso antes, cuando se han
planteado los objetivos de la comunicación.
Una vez que el mensaje es trasmitido por el emisor van a entrar en escena los
ruidos y los filtros (barreras mentales del emisor y el receptor; prejuicios, ideas
preconcebidas, etc.), dificultando ambos que el mensaje llegue al receptor en las mejores
condiciones de calidad para su recepción adecuada, recepción que se constituye en el
cuarto punto del proceso. En este punto hay que considerar que el estrés al que está
sometido el enfermo interfiere en muchas ocasiones en su capacidad de escucha, atención
y asimilación.
a. La expresión facial:
Por todos es bien conocido la expresión de Cicerón de «La cara es el espejo del alma». Lo
que el orador romano quiso decir hace más de 2000 años es que los sentimientos y
emociones humanas suelen reflejarse en la cara y pueden traducirse en expresiones
específicas. Podemos hablar de diferentes expresiones de las emociones, a saber, alegría,
sorpresa, tristeza, miedo, etc. No obstante, esto no quiere decir que el ser humano sólo
pueda mostrar ese pequeño número de expresiones. Al contrario, las emociones pueden
combinarse (sorpresa combinada con miedo, alegría con pena), y cada una de estas
reacciones puede variar con intensidad.
Por lo tanto, resulta necesario prestar atención a la expresión facial de nuestros pacientes
para así percibir sus emociones y sentimientos.
b. La mirada:
Constituye uno de los elementos no verbales de mayor importancia, ya que proporciona
mucha información. Cumple una serie de funciones, entre ellas la regulación del flujo de la
comunicación y proporciona feedback acerca de cómo los demás reaccionan al mensaje
emitido.
Mantener el contacto visual con el paciente transmite interés hacia él. Sin embargo, no hay
que olvidar que un contacto demasiado intenso puede resultar amenazador e intimidatorio.
Por otra parte, la evitación del contacto visual con el paciente (por desgracia, tan frecuente
en el ámbito sanitario) indica informalidad o falta de atención
6
c. La sonrisa:
Constituye un elemento básico en la bienvenida y la despedida de las personas, además
de trasmitir aceptación, amabilidad y gusto por la persona a la que sonreímos. Si queremos
que el paciente tenga una impresión nuestra favorable un elemento clave es sonreír.
d. La orientación y postura:
La orientación se refiere a la posición relativa de la persona con relación a su o sus
interlocutores, pudiendo presentarse orientada frente a frente o inclinada en mayor o
menor grado con relación al interlocutor. Para facilitar la comunicación y transmitir interés
hacia el paciente es importante adoptar una orientación enfrentada. En la postura se
establecen dos categorías fundamentales que a su vez se subdividen en dos dimensiones:
acercamiento- retirada y expansión-contracción. El acercamiento, producido por la
inclinación del cuerpo hacia su interlocutor, se interpreta como atención e interés, mientras
que la retirada, que se hace de la forma contraria, se interpreta de forma negativa, como
rechazo o repulsión.
e. El contacto físico:
La mayor o menor proximidad se establece por el tipo de relación planteada y el grado de
aceptación de la misma, resultando inconvenientes distancias que no son admitidas por
ambas partes. El contacto se regula con el movimiento del cuerpo, con la mirada, con el
acercarnos demasiado o demasiado poco. Si nos acercamos demasiado, algo muy
frecuente en la práctica sanitaria, el paciente puede sentirse «amenazado» en su espacio
íntimo. Por ello, si hay que hacerlo, que sea con respeto y explicándole el por qué, e
incluso pidiendo excusas.
f. Los gestos:
Hacen referencia al movimiento de las manos que sirve de apoyo al contenido del mensaje
verbal. Estos movimientos actúan como ilustradores del mensaje verbal, enfatizando el
mismo, y demostrando estados emocionales, normalmente de manera no intencionada.
g. La apariencia personal:
La apariencia personal se refiere al aspecto exterior de una persona que puede ser
susceptible de cambio a voluntad de la misma. Fundamentalmente nos referimos al aseo
personal, ropas y adornos. A través de ello, los demás se generan impresiones sobre
atractivo, estatus, inteligencia, personalidad, clase social, estilo y gusto. No debemos
olvidar que nuestra apariencia física es nuestra tarjeta de visita, y que va a influir en
nuestra relación con los demás.
significado. Nos referimos al «cómo se dicen las cosas», en lugar de «lo que se dice». Este
tipo de elementos puede afectar totalmente al significado de lo que se expresa. Por
ejemplo, un mismo mensaje se puede expresar con un volumen mayor o menor. El uso de
distinto volumen, puede hacer cambiar totalmente el significado del mensaje, pese a que
las palabras sean las mismas y únicamente se cambie el volumen. Seguidamente
presentamos los principales elementos paraverbales de la comunicación
a. El volumen de la voz:
La función primordial del volumen es hacer que nuestros mensajes puedan ser escuchados
por las personas a las que nos dirigimos, con lo que nos estaríamos refiriendo al nivel
global medio de volumen con el que trasmitimos un mensaje. Es importante, que en
aquellos elementos de nuestro mensaje que queramos enfatizar y captar la atención del
paciente utilicemos un volumen de voz más alto.
b. El tono:
El tono refleja la calidad de la voz. Además, hace que varíe el significado del mensaje y
expresa la confianza en uno mismo. Las personas con poca confianza en sí mismas
utilizan un tono monótono, con pocas variaciones y un volumen de voz bajo.
c. La velocidad:
Sabemos que el tiempo siempre apremia en el ámbito sanitario, pero ello no debe suponer
aumentar la velocidad del habla, ya que se corre el riesgo de que si es muy elevada el
paciente no nos entienda.Y si por el contrario es muy lenta corremos el riesgo de aburrir a
nuestros interlocutores.
d. La fluidez y claridad:
En ocasiones, e independientemente de la velocidad, las palabras no se entienden, porque
se entrecortan, por un acento excesivamente marcado o por otros motivos, lo que, además
de impedir a veces que se nos pueda entender, puede ser objeto de interpretación al
atribuirnos por ello un determinado estado emocional (normalmente ira o impaciencia).
Para evitar estas interpretaciones deberemos esforzarnos en abrir la boca al hablar para
pronunciar con más claridad.
e. El tiempo de habla:
Nos referimos a la duración de las intervenciones de los interlocutores mientras se está
produciendo una conversación. El uso correcto del mismo supone que ninguno de los
participantes en la conversación acapare la misma, y que todos participen
proporcionalmente con relación al tiempo que se utilice. Habrá que tener en cuenta las
situaciones en que por diversos motivos se espere de alguno de los interlocutores una
mayor participación, o se marque de esta forma por una de las partes (por ejemplo en
entrevistas de cualquier tipo).
g. La latencia de respuesta:
La latencia de respuesta hace referencia al tiempo que tardamos en empezar a hablar una
vez que ha terminado de hacerlo nuestro interlocutor. Empezar a hablar antes de que el
otro haya terminado indica ansiedad, mientras que hacerlo mucho después puede indicar
tristeza, aburrimiento o desinterés.
Desde el punto de vista genérico podemos hablar de tres estilos de comunicación, los
denominados agresivo, pasivo y asertivo.
Al hablar de personas pasivas, agresivas o asertivas, conviene tener claro que nadie de
ajusta en todo momento y en toda conversación a uno de estos tres estilos.Más se trata de
actitudes que adoptamos de forma más o menos habitual y que dependen, además de
características personales, de las situaciones o las personas con quienes nos
relacionamos. Es decir, algunas personas son asertivas (o pasivas, o agresivas) en unas
situaciones pero no en otras. Por tanto, sería más exacto hablar de estas actitudes como
algo que podemos poseer en mayor o menor grado, o con mayor o menor frecuencia.
Además, poseer uno u otro estilo de comunicación conlleva consecuencias tanto sobre
la calidad de la comunicación que se establece, como sobre el sujeto que la ejerce, y está
determinado por una serie de variables psicológicas y creencias personales.
Entendemos por aserción la expresión directa de los sentimientos u opiniones pero sin ser
coercitivo.
La inhibición (o no aserción) se manifiesta cuando se utiliza la expresión indirecta sin ser
coercitivo.
La agresión se produce cuando se manifiesta una expresión directa, pero siendo coercitivo.
9
Finalmente, la agresión pasiva tiene lugar cuando se muestra una expresión directa y se es
coercitivo, es decir, cuando se intenta controlar la conducta de una persona de una manera
indirecta o sutil.
Una situación cotidiana en la que se aprecian muy claramente estos tres estilos es cuando
tenemos un conflicto con los demás, ante el que podemos reaccionar de forma pasiva,
agresiva o inhibida.
Su creencia básica supone que todo lo que los demás quieren, piensan u opinan es
importante, al contrario de lo que ellos piensan o desean, y les atemoriza la posibilidad de
ofender a los demás y ser rechazados. Este estilo de comunicación genera sentimientos
de desamparo, depresión y tensión a la hora de mantener relaciones sociales, y sensación
de bajo control sobre las situaciones y sobre sus propias reacciones a la hora de
enfrentarlas. Como consecuencia de este comportamiento se favorece la baja autoestima,
y se desarrolla una forma de relaciones interpersonales que no gusta ni a ellos mismos ni a
los demás, se aíslan y pierden oportunidades en todos los terrenos.
Cuando sacrificas derechos personales importantes y esperas que en otro momento la otra
persona haga lo mismo por ti.
Cuando esperas que los otros sepan lo que quieres o sientes sin que lo digas
directamente.
Pero también se comporta con estilo agresivo la persona que sólo busca conseguir
lo que desea, sin tener en cuenta los derechos de los demás, aunque lo haga de una
manera más sutil. Por ejemplo, cuando la compañera de trabajo nos anuncia con
despreocupación: «Tengo que marchame a las 10 al banco, pero no le he dicho nada a la
jefa para no tener que recuperar. Tú me sustituyes, ¿no?» También se comporta de
manera agresiva cuando el jefe le dice a su empleada diez minutos antes de la hora antes
de la salida: «Este informe es urgente, acábalo antes de irte».
Muchas veces esta conducta agresiva puede estar relacionada con la ira. La ira
excesiva o contraproducente y la agresividad suelen ser resultado de la falta de
asertividad, es decir, de no saber defender nuestros derechos de forma adecuada.
11
En general, el uso del estilo agresivo puede conllevar consecuencias positivas para
quien lo practica, dado que aparentemente consigue con facilidad lo que quiere. Pero, en
contra de lo que podría parecer, también tiene consecuencias negativas pues acaba por
generar fuertes conflictos en la persona a la hora de mantener relaciones interpersonales.
Todo ello provoca que pierdan oportunidades en el tanto en el terreno personal como el en
profesional.
Las creencias más importantes que están en la base del comportamiento agresivo son las
siguientes:
– «Sólo yo importo. Lo que tú pienses o sientas no interesa nada».
– «No cometo errores»
– «Yo tengo derechos, pero usted no».
– «La gente debería ser como yo».
– «Hay que ser muy sincero y decir siempre lo que se quiere, pese a quien pese».
– «Puedo elegir por los demás».
Las creencias más importantes que están en la base del comportamiento asertivo son las
siguientes:
«Me respeto y valoro a mismo y respeto y valoro a los demás».
«Soy capaz de elegir por mi mismo».
«Conozco mis derechos personales y me siento capaz de defenderlos».
«Lo que tú quieres o piensas es tan importante como lo que yo quiero o pienso».
«Soy capaz de conseguir mis objetivos».
12
Por lo expuesto hasta aquí, se puede apreciar cómo la persona con un estilo de
comunicación asertivo, tiene en cuenta tanto sus derechos personales como los de sus
interlocutores. Además, la persona asertiva presenta una serie de pensamientos,
emociones y conductas típicas que podemos resumir así:
Se conoce a sí misma y suele ser consciente de lo que siente y de lo que desea en
cada momento.
Se acepta incondicionalmente, sin que ello dependa de sus logros no de la
aceptación de los demás.
Expresa adecuadamente sus opiniones, deseos y sentimientos en vez de esperar a
que los demás lo adivinen.
Puede comunicarse con personas de todos los niveles: amigos, familiares y
extraños, y esta comunicación tiende a ser abierta, directa, franca y adecuada.
Como tiende a conocerse y aceptarse a sí misma y expresar lo que piensa, siente y
quiere, suele dar una imagen de persona congruente y auténtica.