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UNIVERSIDAD PONTIFICIA DE MÉXICO

FACULTAD DE DERECHO CANOŃICO

«Procedimientos administrativos»

Dr. Marco Antonio Hernández Huijón


Recensión
«EL control judicial del principio de proporcionalidad en los actos administrativos»
RAFAEL RODRÍGUEZ - OCAÑA

Presenta:

Tomás de Jesús Gómez Robles

18/10/2022
Este art. trata sobre la intervención del Supremo Tribunal de la Signatura Apostólica ante la
controversia sobre la legitimidad in decernendo de los decretos disciplinares de un obispo
que prohíbe diversos aspectos del ejercicio del ministerio a un párroco. El sacerdote acudió
al Romano Pontífice a través de la Secretaría de Estado en petición de tutela, el Papa acoge
la petición, pero, además, le concede la gracia de dispensa de los plazos para recurrir y
encomienda la resolución del caso al ATSA.

El sacerdote fue investigado por lo civil y canónicamente, de los cuales se obtuvo resultados
negativos a las acusaciones, por el cual, quedó exculpado. Sin embargo, el impacto entre los
fieles provocó un fuerte escándalo. En consecuencia, el obispo, pidió al párroco presentar su
renuncia a su cargo, y suspenda su ejercicio ministerial, cosa que el sacerdote aceptó.
Tambien se dice que el mismo sacerdote, hizo algunas declaraciones en las que reconocía
que había actuado con imprudencia en su relación con los jóvenes. Y aún más, con miedo a
las opiniones públicas, el obispo, destituyó al sacerdote de todos sus oficios notificándoles a
todos los párrocos, cosa que desacreditó al totalmente al sacerdote señalado. Hasta aquí, la
sentencia del STSA no ve reproche en la primera decisión del obispo, basada en los cc. 1740
y 1741, n.3, sin embargo, pone su atención en la posible desproporcionalidad en las sucesivas
medidas adoptadas por el obispo, considera insuficientes las razones aducidas por el obispo
para fundamentarlas.

1. Intervención papal.

El c. 1417 §1, dice que cualquier fiel puede llevar ante la Santa Sede una causa contenciosa
o penal, en cualquier instancia, sin importar el estado en el que se encuentre. El fiel tiene
derecho de acudir al Romano Pontífice, sin embargo, no el derecho de obtener la avocación,
ya que el fundamento principal de esta facultad radica en la Potestad del Romano Pontífice.
En este caso el RP, concede la gracia en dos aspectos: la dispensa de los plazos y el examen
del caso a la Signatura.

2. Competencia para conocer los delitos contra el sexto mandamiento.

La STSA notifica la autorización papal y de la materia que se le encomienda juzgar, el cual


versa en las medidas posteriores decretadas por el obispo y no revocadas por CpC, después
de ser exculpado el párroco, consientes que restringen más allá de lo razonable el ejercicio
del ministerio del sacerdote.

La competencia para juzgar los delitos contra el sexto mandamiento, recae dependiendo de
los supuestos en:

& La CDF si el delito es cometido por un clérigo con un menor de 18 años, en toda la
Iglesia, Latina y oriental.
& En el caso de los cardenales, patriarcas, legado papal, obispo, u otras personas físicas,
es necesario el mandato del Papa porque él tiene la competencia absoluta en estos
supuestos (art. 1 §2 SST; cc. 1405 §3 del CIC y 1061 del CCEO).
& La CpC, es competente en los supuestos contemplados en el art. 6SST. Benedicto
XVI, otorgó facultades especiales para tratar y presentar al Romano Pontífice, para
su aprobación en los casos dimisión del estado clerical (30/01/2009), así como en los
clérigos culpables de pecado grave (cfr. c. 1395 §§1-2).
& La CpEP, recibió la facultad de resolver rápidamente violaciones graves y
escandalosas del celibato sacerdotal por parte de clérigos (Benedicto XVI,
19/12/2009)
& Los demás casos no contemplados en CDF, CpC y CpEP, es competencia del
ordinario, que procederá según los cc. 1717-1731, ante noticias de un delito contra 6º
mandamiento. Para proceder más detalladamente, VELM, señala que en el CIC los
cc. 1717-1719, debe seguirse para su investigación.
& Las decisiones tomadas por el obispo o los dicasterios, son recurribles a tenor de las
normas comunes de los recursos administrativos (cc. 1732-1739), excepto cuando los
delitos son competencia de la CDF, la cual, juzga la sustancia y la legitimidad del
acto.
& En este caso, la STSA, juzga la legitimidad de las medidas que se impusieron al
sacerdote una vez cerrada la investigación y que limitaron el ejercicio ministerial del
sacerdote más allá de los razonable.

3. El principio de proporcionalidad

La proporcionalidad es un principio contenido en el CIC, con múltiples referencias directas


e indirectas, con el fin de evitar la arbitrariedad. Mediante ella, se puede determinar si la
intensidad de una actuación de la autoridad eclesiástica es jurídicamente la más adecuada
para alcanzar su fin.

En el ámbito disciplinar se puede tener en cuenta en las causas de expulsión justas (c. 308)
y, todas deben ser proporcionadas al efecto que producirán. Además, este principio sirve al
legislador para calificar de eximente la legitima defensa (c. 1323, 5º). La mayor gravedad
aquí está en proporción con el grado de dignidad del delincuente. Por consiguiente, en el
ámbito procesal, el juez puede castigar con penas proporcionadas tanto a quienes falten
gravemente al respeto y obediencia debida al tribunal (c. 1436 §2), como a los abogados y
promotores que prevarican de su oficio (c. 1489).

4. El control judicial de la proporcionalidad

Para este control se ha ideado lo siguiente: La actuación de la autoridad eclesiástica debe


perseguir una finalidad legítima, adecuados, idóneos a la finalidad que se persigue. Esos
medios deben ser necesarios, debe escogerse el que menos afecte a los derechos de los fieles,
y justificarse en su grado de gravedad.

La STSA observa en las medida administrativas del obispo, una actuación correcta y
proporcionada, justificada por las circunstancias. El fin, por lo tanto, que buscan las medidas
restrictivas del obispo está justificado. Sin embargo, los medios que emplea, no son
adecuados en el sentido de haber escogido entre los diferentes instrumentos jurídicos que
ofrece el legislador. El sacerdote, exculpado de delitos contra el 6º mandamiento del
Decálogo, recibió la prohibición de ejercer el ministerio público sacerdotal, así como
tambien, otras funciones que son comunes a los laicos. Por tanto, no se respetó el principio
de proporcionalidad en sentido estricto, los medios que emplea el obispo no están justificados
porque:

? El abandono del oficio parroquial no implicó necesariamente la prohibición de ejercer


el ministerio sacerdotal más tarde o en otro lugar.
? El excesivo escándalo o reincidencia son insuficientes, teniendo en cuante la
absolución de las acusaciones
? El miedo a una opinión pública contraria, no es razón equitativa y legítima
? El obispo tenía el deber de formar la conciencia de sus fieles hacia el sacerdote
inocente que no solo dejó desprotegido, sin reparar la buena fama, sino que, con sus
medidas administrativas y notificaciones, empeoró su condición.

Considerada todo estas cosas, consta con certeza moral que no se guardó en este caso la
proporcionalidad que debe mantener siempre entre los hechos y los decretos, en
consecuencia, consta que ciertamente estos, impugnados ante la Congregación para el Clero,
adolecen de ilegitimidad in decernendo.

? Comentario personal.

Me parce muy importante como el derecho regula la actuación de los actos administrativos
mediante el principio de proporcionalidad, previendo evitar la deliberación administrativa.
Como hemos notado en este art. ante el problema de escándalo sobre las conductas de un
párroco, las actuaciones del obispo –en este caso–, así como podría ser de un juez,
congregación para el clero, o alguien más; son muy delicadas por la trascendencia que esta
alcanzará.

Enfatiza tácitamente la necesidad de un buen asesor en derecho canónico al obispo, para que
en sus procedimientos administrativos cuente con la ayuda de asesoramiento en los campos
que desconozca, a fin de evitar errores en los actos administrativos. Tambien señala el
derecho de todo fiel a recurrir al Romano Pontífice, en solicitud tutelar de un derecho, sin
implicar derecho a la avocación, ya que eso sólo depende del Romano Pontífice por la
autoridad que ostenta.

El desarrollo de un mal acto administrativo, es un conducto de otros escándalos públicos


como fue el caso de difamación del señalado, cuando ya era exculpado por las autoridades
competentes. En este sentido, creo que son dos aspectos eficientes que desarrollaron todo lo
demás: primero, la imprudencia del párroco en sus conductas y declaraciones en relación con
sus feligreses; segundo, la poca templanza del obispo ante los comentarios o escándalos en
la sociedad, de tal forma que toma decisiones con insuficiente razonamiento jurídico. Sin
embargo, el STSA, corrobora un fin entre varios contenidos en el derecho canónico, poner
todos los medios necesarios para alcanzar la verdad y aplicar las sanciones justas, después
del discerniendo realizado con proporcionalidad entre la gravedad de la falta y la pena
correspondiente.

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