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REPÚBLICA DE COLOMBIA

RAMA JUDICIAL DEL PODER PÚBLICO


TRIBUNAL SUPERIOR DE DISTRITO JUDICIAL
SALA CIVIL - FAMILIA DE DECISIÓN
IBAGUÉ - TOLIMA

Magistrado Sustanciador: Ricardo Enrique Bastidas Ortiz.

Ibagué, veintiocho (28) de julio de dos mil veintitrés (2023).

Referencia: Ejecutivo singular de Indupalma Ltda contra Cubides


Franco e Hijos y Cía. S. en C. Radicación Nro. 73-585-31-03-001-
2020-00060-01.

Se decide el recurso de apelación interpuesto por la parte


demandante contra la sentencia proferida el veintinueve (29) de
julio de dos mil veintidós (2022) por el Juzgado Civil del Circuito
de Purificación (Tolima) dentro del asunto de la referencia.

I. ANTECEDENTES:

1.- Industrial Agraria La Palma Ltda – Indupalma Ltda., actuando


por conducto de apoderado, solicitó que se librara mandamiento
de pago a su favor y en contra de Cubides Franco e Hijos CÍA. S
en C., por la suma de “OCHENTA Y TRES MILLONES
OCHOCIENTOS SESENTA Y NUEVE MIL QUINIENTOS PESOS
($83.869.500) correspondiente al monto del capital del pagaré, y
por la suma de SETENTA MILLONES SEISCIENTOS CUARENTA Y
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Ejecutivo singular
Rad. 2020-00060-01

NUEVE MIL TRESCIENTOS SESENTA Y TRES PESOS


($70.649.363) mcte correspondiente a los intereses corrientes y por
los intereses moratorios que se hayan causado sobre el capital
exigible a partir del 6 de junio de 2018 y por los que se causen
hasta el día del pago total de la obligación”.

Como sustento de su pedimento argumentó el ejecutante que el


6 de junio de 2018 el señor Jorge Enrique Cubides Useche,
actuando en nombre y representación de la sociedad Cubides
Franco e Hijos & CÍA. S en C., suscribió el pagaré No. 040/07 a
la orden de Indupalma Ltda. por las sumas de $83.869.500 por
concepto de capital y $70.649.363 correspondiente a intereses
corrientes, con “vencimiento el 6 de junio de 2018”.

Adujo que el pagaré se encuentra vencido y se adeudan las sumas


descritas en precedencia, además que, en aquél se pactó que los
cargos por “cobranza prejudicial, judicial y los honorarios de
abogado que se causen para hacer efectivo el pago de las
obligaciones” serán del cargo de los deudores.

2.- La demanda presentada el 16 de octubre de 2018


correspondió por reparto al Juzgado Veinte Civil del Circuito de
Bogotá D.C., quien el 18 de octubre de 2018 libró mandamiento
de pago en la forma solicitada en la demanda. Luego, surtido el
trámite de notificación, el apoderado judicial de la demandada
formuló las excepciones previas “falta de jurisdicción o de
competencia y compromiso o cláusula compromisoria”. Así mismo,
impetró recurso de reposición y en subsidio el de apelación en
contra del mandamiento de pago, aduciendo medularmente
haberse omitido el requisito de la forma del vencimiento que el
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Rad. 2020-00060-01

título valor debe contener. El pedimento inicial se resolvió en


proveído del 26 de febrero de 2020 en el que se declaró probada
la excepción previa de falta de competencia en razón del territorio
y se ordenó remitir las diligencias al Juzgado Civil del Circuito de
Purificación (Tolima).

3.- Con posterioridad la entidad ejecutada contestó la demanda


oponiéndose a las pretensiones de la misma, afirmando ser
parcialmente ciertos los hechos 1 y 2 y no admitirse los restantes,
formulando las excepciones de mérito denominadas “prescripción
del título valor pagaré, presentado como título valor para el cobro
ejecutivo”, “cobro de lo no debido” y “excepción de integración
abusiva del título valor representado en el pagaré No. 040/07”.

4.- Luego de que el Juzgado Civil del Circuito de Purificación


(Tolima) en auto del 9 de diciembre de 2020 resolviera no avocar
conocimiento del asunto y proponer el conflicto negativo de
competencia respecto del Juzgado 20 Civil del Circuito de Bogotá
D.C., la Corte Suprema de Justicia en decisión del 1 de febrero
de 2021 estableció que la competente para conocer del asunto
era la autoridad judicial proponente del conflicto.

Así, en cumplimiento de lo ordenado, el 5 de marzo de 2021 se


avocó conocimiento del asunto por la sede judicial del municipio
de Purificación y el 17 de septiembre igual se declaró no probada
la excepción previa de cláusula compromisoria, se negó el recurso
de reposición en contra del mandamiento de pago y el recurso de
apelación deprecado subsidiariamente.
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Ejecutivo singular
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5.- Una vez surtidas las etapas procesales respectivas, en


audiencia celebrada el 29 de julio de 2022 el juzgado de
conocimiento dictó sentencia resolviendo “Declarar no probadas
las excepciones de mérito propuestas por la ejecutada Sociedad
Cubides Franco e Hijos & Cía. S. en C. (…)”, ordenó seguir
adelante la ejecución por la forma dispuesta en el mandamiento
de pago, la práctica de la liquidación del crédito y condenó en
costas a la parte ejecutante.

En esencia consideró el Juez de primera instancia que en torno


a la primera de las excepciones, el término prescriptivo de la
acción cambiaria debe contarse a partir del vencimiento que
establece el pagaré, es decir, el 6 de junio de 2018, más no en
fecha diferente como fue alegado, calenda que en todo caso fue
prevista en la carta de instrucciones al advertirse que el
vencimiento de aquél sería el día en que se llenaran los espacios
en blanco del mismo. Por ende, se dijo que al haberse presentado
la demanda el 16 de octubre de esa misma anualidad, ninguna
duda existe respecto de la presentación en término de la acción
ejecutiva.

Frente al cobro de lo no debido, reseñó que el pagaré es claro en


establecer que el obligado cambiario es el ejecutado y no un
tercero, además que la carta de instrucciones así lo precisa, no
existe prueba de la obligatoriedad de Coopsabana para realizar el
pago y en desmedro de ello, el carácter autónomo que detenta el
título soporta con mayor firmeza esa aseveración.

Para rematar concluyó que respecto de la última excepción “el


numeral primero de la carta de instrucciones autorizó a Indupalma
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Ejecutivo singular
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para diligenciarlo conforme lo hizo”, además que tampoco se


desarrolló la actividad probatoria por el demandado tendiente a
demostrar las características particulares del negocio subyacente
y la capacidad de aquéllas para impactar en el carácter autónomo
que posee el título en sí, y que en todo caso, dada la inasistencia
del representante legal del extremo demandado al interrogatorio
de parte, lo relacionado en los hechos 1, 2, 3 y 5 de la demanda
así como los argumentos esbozados en el traslado de las
excepciones, se presumen ciertos.

7.- Frente a dicha decisión la parte ejecutada interpuso recurso


de apelación cuestionando los argumentos tenidos en cuenta por
el fallador, al considerar que:

(i) No se valoró que el pagaré provino de la oferta mercantil de


compraventa de plántulas OF-CVPL-034 del 20 de abril de 2007
y de contera, al allí acordarse 5 años como plazo del crédito, la
acción de cobro del pagaré se encontraba prescrita.

(ii) Si bien la carta de instrucciones habilitó al ejecutante para


determinar la fecha de otorgamiento del pagaré y tener como
fecha de vencimiento en la que se diligencien los espacios en
blanco, debía ceñirse a lo pactado en el contrato de oferta
mercantil.

(iii) Conforme el acuerdo de alianza estratégica el real obligado a


cancelar la obligación era Coopsabana I y no la sociedad
ejecutada, además de no haberse hecho requerimiento de cobro
previo.
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(iv) No se expresó el tiempo del que deviene el monto cobrado de


intereses de plazo, pues “como se advierte en el pagaré este se
suscribió el mismo día que debía pagarse, entonces no es lógico y
legal que exista intereses de plazo”.

8.- En esta instancia y dando aplicación al artículo 12 de la Ley


2213 de 2022, se corrió traslado para que la parte apelante
dentro del término de cinco (5) días, adicionara, si así lo
consideraba necesario, otros argumentos de sustentación, lapso
dentro del cual el extremo procesal inconforme presentó de
manera escrita los fundamentos fácticos y jurídicos ratificando
en idénticos términos lo expuesto ante el juez de primer grado.
Frente a ello la contraparte descorrió el traslado oponiéndose a
la apelación y sustentación realizada.

II. CONSIDERACIONES:

1.- Los presupuestos procesales entendidos como los requisitos


mínimos que deben estar presentes para proferirse sentencia se
encuentran plenamente estructurados. De otro lado, no se
observa vicio capaz de invalidar lo actuado, por lo que procede
esta Sala a decidir de fondo el asunto presentado a estudio.

2.- En el sub examen el recurso de alzada se encuentra enfocado


a cuestionar la decisión emitida por el a-quo en relación con negar
las excepciones de mérito planteadas y la orden de seguir
adelante la ejecución por las sumas libradas en el mandamiento
de pago, pues en sentir del promotor de la apelación, no se valoró
que el pagaré ejecutado se originó como garantía del
cumplimiento de la oferta mercantil de compraventa de plántulas
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Ejecutivo singular
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que se suscribió entre los contendientes el 20 de abril de 2007, y


de contera se pasó por alto que allí se pactaron las obligaciones
de cada uno y el término de 5 años para su cumplimiento, razón
por la cual, debía entenderse que la acción cambiaria se
encontraba prescrita, el real obligado para cancelar la obligación
era la Cooperativa Coopsabana I, el pagaré fue diligenciado
irrespetando esas condiciones contractuales y finalmente, ante la
omisión de la expresión del tiempo del que deviene el monto
cobrado como interés de plazo, no había lugar a éstos.

3.- Así las cosas, véase que a voces del artículo 422 del Código
General del Proceso, pueden demandarse ejecutivamente las
obligaciones claras, expresas y exigibles que consten en
documentos que provengan del deudor o de su causante y
constituyan plena prueba contra él, aparte de las que emanen de
providencias de condena, de liquidación de costas o de
honorarios de auxiliares de la justicia.

Como es sabido y en punto a esos requisitos, la obligación debe


constar en documento, pero además, como se dijo,
inexorablemente debe ser clara, expresa y exigible.

“La claridad de la obligación consiste en que el documento que la


contenga sea inteligible, inequívoco y sin confusión en el contenido
y alcance obligacional de manera que no sea oscuro con relación
al crédito a favor del acreedor y la deuda respecto del deudor. Que
los elementos de la obligación, sustancialmente se encuentren
presentes: Los sujetos, el objeto y el vínculo jurídico. Tanto el
préstamo a favor del sujeto activo, así como la acreencia en contra
y a cargo del sujeto pasivo.
8
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La expresividad, como característica adicional, significa que la


obligación debe ser explícita, no implícita ni presunta, salvo en la
confesión presunta de las preguntas asertivas. No se trata de que
no haya necesidad de realizar argumentaciones densas o
rebuscadas para hallar la obligación, por cuanto lo meramente
indicativo o implícito o tácito al repugnar con lo expreso no puede
ser exigido ejecutivamente. Tampoco de suposiciones o de
formulación de teorías o hipótesis para hallar el título. Y es exigible
en cuanto la obligación es pura y simple o de plazo vencido o de
condición cumplida”1.

Dicho estudio, entonces, refulge necesario tal como la


jurisprudencia de la especialidad ha tenido la oportunidad de
enfatizar frente al deber que tiene el juez, incluso el ad-quem, de
hacer revisión oficiosa e integral del título al momento de fallar
sin diferenciar entre requisitos formales o sustanciales2.

4.- A la luz del artículo 619 del Código de Comercio, los títulos
valores se entienden como “documentos necesarios para legitimar
el ejercicio del derecho literal y autónomo que en ellos se
incorpora”. Definición a partir de la cual se han establecido como
características esenciales de los títulos valores la incorporación,
la literalidad, la legitimación y la autonomía.

La incorporación implica que en el documento se contenga un


derecho de crédito y este sea exigible al deudor cambiario por el

1STC 1005 del 10 de febrero de 2021. Luis Armando Tolosa Villabona.


2 Ver sentencia STC 14164 de 11 de septiembre de 2017, en la que se remitió la Corte
Suprema de Justicia a lo sostenido en sentencias STC 18432 de 15 de diciembre de 2016
y STC 4808 de 5 de abril de 2017, mismo que a su vez ha sido reiterado, entre otras, en
sentencias STC 14595 de 14 de septiembre de 2017, STC 433 de 24 de enero de 2018 y
STC 3185 de 7 de marzo de 2018.
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tenedor legítimo del título, así, dotándole de una naturaleza


cartular, en función de la cual no pueda comprenderse de forma
separada o autónoma del documento respectivo.

Por su parte, la literalidad comprende la condición del título de


enmarcar el alcance del derecho de crédito incorporado, sin que
resulten oponibles las declaraciones que no consten en el cuerpo
del mismo, por ende, dotándoles de seguridad y certeza jurídica
en aras de la posibilidad de transferencia de las obligaciones. Ello
implica que las características y condiciones del negocio
subyacente no afecten el contenido del derecho incorporado al
título, claro está, sin perjuicio de la posibilidad de alegarse las
excepciones personales o derivadas del negocio causal entre
quienes tuvo lugar; al respecto, la Sala de Casación Civil de la
Corte Suprema de Justicia, ha señalado:

“[l]a literalidad, en particular, determina la dimensión de los


derechos y las obligaciones contenidas en el título valor,
permitiéndole al tenedor atenerse a los términos del documento,
sin que, por regla general, puedan oponérsele excepciones
distintas a las que de él surjan. Es de ver, con todo, que por cuanto
la consagración de la literalidad es una garantía para quien
desconoce los motivos que indujeron la creación o la emisión del
título, o ignora los convenios extracartulares entre quienes tomaron
parte antes que él en su circulación, es obvio que ella está
consagrada exclusivamente en beneficio de los terceros tenedores
de buena fe, pues este principio no pretende propiciar el fraude en
las relaciones cambiarias”3.

3
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil. Sentencia del 19 de abril de 1993.
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A su turno, la legitimación implica la condición del tenedor del


título para exigirlo judicial o extrajudicialmente, de ahí que, baste
la exhibición de aquel al deudor cambiario y el cumplimiento de
la ley de circulación predicable al título para quedar revestido con
las facultades propias para el cobro de ese derecho de crédito.

Finalmente, la autonomía, comprende el ejercicio independiente


del derecho allí incorporado, en tanto, trae implícito (i) la
posibilidad de transmisión, y (ii) el carácter autónomo del derecho
que recibe el endosatario por el tenedor. Aspecto que ha de verse
recogido por el artículo 627 del Código de Comercio al disponer
“Todo suscriptor de un título-valor se obligará autónomamente. Las
circunstancias que invaliden la obligación de alguno o algunos de
los signatarios, no afectarán las obligaciones de los demás.”.

5.- Y bajo ese derrotero, descendiendo sobre el sublite, refulge


imperioso precisar que la génesis de la ejecución deviene de un
título valor – pagaré, éste que se conoce como de eficacia
sustantiva y procesal completa, a decir de ello, no requiere de
otros documentos para determinar el alcance del derecho
incorporado o para ejercitar las acciones cambiarias, por ende,
no es necesario adosar otros soportes distintos al título mismo
aquí allegado para reclamar el derecho insertado en él y por esa
potísima razón no se necesita entrar a probar la existencia y
ejecución del negocio subyacente o causal, quedando supeditado
ese laborío, en caso de alegarse4 (como se dijo), al planteamiento
que al respecto haga la parte ejecutada frente a la fuerza ejecutiva
de aquél, en todo caso, incumbiendo probar tal circunstancia.

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Contando el ejecutado con las excepciones cambiarias dispuestas en el artículo 784 del Código de Comercio.
11
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Así, emerge imperioso precisar que en línea de principio el pagaré


traído como pábulo de la pretensión, a la luz de su literalidad
permite extraer los requisitos generales esenciales contemplados
en el canon 621 del Código de Comercio, así como los especiales,
dispuestos por el artículo 709 ibídem, por tanto, sin necesidad de
otros documentos que lo complementen, por sí solo presta mérito
ejecutivo al tenor del artículo 793 ejusdem en armonía con lo
establecido en el artículo 430 del Código General del Proceso.

Y en alarde de los principios explicitados, el pagaré ejecutado en


tanto tiene plena validez y refleja el contenido de las prestaciones
a cargo, permite distinguir sin hesitación de clase alguna el
alcance del derecho reclamado, la orden expresa e incondicional
de pagar en cierta fecha una clara y determinada suma de dinero
a favor de la ejecutante, así como también aparece la firma del
otorgante Cubides Franco e Hijos & Cía S en C.S., por conducto
de Jorge Enrique Cubides Useche, conforme el poder especial que
para esa finalidad fue otorgado5, ésta que no fue tachada de falsa,
es más, al contestar el hecho primero de la demanda se indicó
por la pasiva ser cierta la suscripción del pagaré, aunque con
salvedades frente a la fecha de otorgamiento y las sumas
cobradas.

Aflorando diamantino quién es el creador, el deudor y el


cumplimiento de las exigencias legales en el título valor
ejecutado, especialmente la expresividad, claridad y exigibilidad
de lo consignado en el pagaré para efectos de cobro judicial, por
tanto, la transparencia de esas estipulaciones no permite que las

5
Ver folio 3, cuaderno 2, cuaderno principal carpeta expediente primera instancia.
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alegaciones de la parte recurrente, en lo medular y con relación


a éste, encuentren eco.

6.- Claro lo anterior, como quedó sentado, el hecho de la


configuración de las exigencias generales del título en sí, no
excluye la posibilidad de controvertir las condiciones que dieron
origen a este, por ende, cuando dichas circunstancias le son
puestas en conocimiento, debe entonces el fallador no solo
ejercitar su actividad respecto de las condiciones formales y
sustantivas que se reputen del documento, sino además,
auscultar en las situaciones propias de la realidad negocial
planteada.

Tal aspecto encuentra fundamento en la controversia suscitada


en el recurso, pues su censura se edifica en la no valoración del
pagaré como un título creado para respaldar la oferta mercantil
suscrita entre los contendientes el 20 de abril de 2007, y bajo ese
pretermisión, pasar por alto que (i) la acción cambiaria se
encontraba prescrita, (ii) desconocerse las obligaciones
establecidas para cada contratante en la relación subyacente, (ii)
obligar al pago a quien no correspondía, y (iv) efectuar un cobro
de intereses remuneratorios aun cuando no se indicó la
existencia de un plazo.

7.- Así pues, respecto de tales escenarios, si bien el proceso


ejecutivo que se ventila, reporta una naturaleza sumarium
judicium, el contexto en que se estructura la naturaleza de sus
excepciones, en lo que a la acción cambiaria refiere, de
conformidad con las previsiones del artículo 784 del Código de
Comercio, comporta una visión numerus clausus, lo que implica
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que el canon aludido ha estipulado una serie de excepciones que


son ejercitables por la parte pasiva de la acción.

Dicha característica incorpora de forma tácita la facultad


otorgada en el numeral 12 de la codificación comercial, que ha
indicado como excepción oponible a la parte promotora de la
acción, aquellas “derivadas del negocio jurídico que dio origen a la
creación o transferencia del título, contra el demandante que haya
sido parte en el respectivo negocio o contra cualquier otro
demandante que no sea tenedor de buena fe exenta de culpa”,
socavando en la naturaleza causal que debe catapultar la acción
que al respecto se pregone.

Sin embargo, huelga decir, la virtualidad de las excepciones que


atañen a las condiciones causales se constituyen sobre la base
de su efecto inter partes, por ello, comporta una obligación para
el promotor de la excepción, invocar una relación jurídica alterna
que dote al juzgador de una razón veraz y probable para excusar
el pago exigible judicialmente mediante la acción incoada, así, si
bien la naturaleza de dicha excepción permite asumir la
existencia de una serie múltiple de supuestos fácticos en los
cuales ésta se encuadre, ello no implica de suyo que la manera
de soportarla se componga de un mero carácter enunciativo y sin
fuerza probable.

Así las cosas, cuando el deudor formula una excepción derivada


de las condiciones del acto jurídico subyacente, corre con la
ineludible carga de acreditar suficientemente los términos de la
negociación y su vinculación al título, so pena de que haya que
acogerse a su tenor literal, tal y como ha sido decantado
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Ejecutivo singular
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jurisprudencialmente6, mientras que, frente a la carga de probar


las condiciones del negocio causal, la Corte Constitucional
indicó:

“Es evidente que la prosperidad de la excepción fundada en el


negocio causal o subyacente tiene efectos directos en la
distribución de la carga probatoria en el proceso ejecutivo: si el
deudor opta por hacer oponibles asuntos propios del negocio
subyacente, le corresponderá probar (i) las características
particulares del mismo; y (ii) las consecuencias jurídicas que, en
razón a su grado de importancia, tienen el estatus suficiente para
afectar el carácter autónomo y la exigibilidad propia del derecho
de crédito incorporado en un título valor. … En consecuencia, si el
deudor pretende negar la exigibilidad de la obligación cambiaria,
deberá demostrar fehacientemente que la literalidad del título se
ve afectada por las particularidades del negocio subyacente. Así,
toda la carga de la prueba se impone exclusivamente al deudor, al
ejecutado que propone la excepción”7 (énfasis de la Sala).

8.- Discurrido lo anterior, desde ya ha de decirse que para la Sala


la circunstancia de verse afectado el contenido del título por las
condiciones negociales originales desde la perspectiva en que se
alegó no fue suficientemente probada por el excepcionante y de
contera el pedimento medular en torno al cual se trata de socavar
la literalidad del mismo para encauzarse bajo el haz de
condiciones ajenas a su tenor no encuentra eco en esta
oportunidad, arribando esa apreciación in limine a estructurar

6
Al respecto véase: Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil. Sentencia del diecinueve (19) de abril
de 1993.
7
Corte Constitucional. Sentencia T-310 de 2009.
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que ciertamente no se incurrió en un yerro en sede de primera


instancia a la hora de abordar la valoración del título desde las
condiciones propias que en éste se incorporaron.

A esa conclusión se llega luego de evidenciar que en realidad


ninguna fue la actividad probatoria del opositor para tratar de
vincular con estrictez el título a la denominada oferta mercantil
que se arribó en la contestación de la demanda y sobre todo, para
establecer que el pagaré debía ceñirse de forma irrestricta a su
clausulado, para ahí sí, adentrarse en una valoración diferente;
tampoco pudo soslayarse el contenido que se insertó en el título
valor al punto de llevar a ceder la literalidad que como
característica esencial comporta su naturaleza, pues si bien la
denominada oferta mercantil de compraventa de plántulas OF-
CVPL-034 del 20 de abril de 2007 que fue adosada8 da cuenta de
la suscripción de un pagaré para respaldar el pago del precio de
la misma, no pudo establecerse con indubitable convicción que
el ejecutado se originó como fruto de ese preciso documento que
entrañó para entonces la relación comercial.

Aunque no se desconoce la existencia de ese vínculo que para el


año 2007 ató a los contendientes y que en definitiva obraba en
aquella estipulación, en la medida de no tacharse de falso su
contenido y sobre todo reconocerse por el representante legal de
la ejecutante en su interrogatorio de parte que aquella ligazón
mercantil en realidad sí existió, no fue así para tratar de
relacionar aquél con ésta, a decir verdad, la opacidad respecto de
la oposición ejercitada devino de no emplearse sostén adicional
más allá del documento mismo.

8
Ver folios 54 a 59 del archivo 02 del cuaderno principal del expediente de primera instancia.
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Es que no bastaba con arribar el documento referido para tratar


de desvirtuar el contenido del pagaré, alterar lo allí dispuesto en
su tenor literal o solapar las condiciones de su exigibilidad con
las dispuestas en la oferta mercantil, sino que en realidad debía
ejercerse una actividad probatoria encaminada en esa dirección,
sobre todo porque en función de los principios de autonomía y
literalidad que rigen al título valor, éste es exigible por sí solo y
limitado a su contenido, entonces, para mutar la obligación que
tenía a su cargo el demandado o relacionarla con la que
consideraba en realidad fue pactada, era inevitable que arrimara
los medios de convicción que le sirvieran de soporte, lo que en su
perjuicio no realizó.

Sin que se viera referencia alguna en el título de su indicación


como medio de respaldo únicamente del incumplimiento de las
condiciones de esa oferta mercantil, pues una mirada somera al
pagaré basta para dilucidar que en aquél se obligó la sociedad
demandada al pago de las sumas indicadas, sin establecer que el
origen o motivo de éstas fuese el mentado documento comercial
o relación de esa índole, quedando entonces supeditada a la
relacionada por el demandante en el escrito inaugural.

En fuerza de esa claridad, además véanse el poder especial9 que


se otorgó por el representante legal de la sociedad ejecutada al
señor Cubides Useche para suscribir el título valor y la carta de
instrucciones10 para el diligenciamiento del mismo, éstos que
permiten colegir que el pagaré podía ejercitarse para el cobro de
cualquier obligación insoluta con el demandante, sin limitarse a

9
Folios 3 y 4 ídem.
10
Folios 6 y 7 ídem.
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la relación mentada por el opugnante, lo que se lee de la


redacción similar de ambos documentos que se explanan en
considerar que:

“INDUPALMA podrá llenar y utilizar dicho pagaré si no pago


oportunamente cualquiera de las obligaciones adquiridas con
INDUPALMA o incurrimos en estado de cesación de pagos o me es
embargado algún activo de mi propiedad o cuando fuese necesario
para que INDUPALMA efectúe el cobro de cualquier suma de dinero
que resulte (mos) a deber por concepto de capital, intereses, gastos
administrativos, o cualquier otro concepto derivado de las
obligaciones contraídas en virtud de la aceptación de la oferta
mercantil de venta de plántulas Número OF-CVPL-034 y en general
cualquier otra suma presente o futura que por cualquier concepto
resulte a favor de INDUPALMA”.

Entonces, sin desconocer esa realidad negocial que en su


oportunidad subsistió, no bastaba la noticia de su existencia
para simplemente relacionar el título con aquélla y en tal sentido
tratar de derrumbar las condiciones anotadas literalmente en él
para dar paso a considerar unas diferentes, a saber, las
contenidas en ese preciso documento mercantil, quedando
entonces sin asomo de duda (la sociedad demandada), abierta y
claramente obligada a las condiciones contenidas –
exclusivamente - en el título ejecutado.

En verdad es que de la apreciación racional de los medios de


convicción arrimados, emerge palmaria la satisfacción de la
exigencias para constituir la preanotada acreencia contenida en
el pagaré cobrado, en virtud de cumplirse con los requisitos como
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se describió y autorizarse por la ejecutada que el mismo podía


servir de respaldo para cualquier obligación o en garantía del
pago de toda suma que por todo concepto se hubiese causado en
favor de la sociedad demandante y no solo en relación con la
condición comercial alegada por el recurrente, sin que por ello
sobre esclarecer que “nadie puede hacerse su propia prueba, una
decisión no puede fundarse exclusivamente en lo que una de las
partes afirma a tono con sus aspiraciones”11, y ante la fragilidad
del descubrimiento probatorio del demandado, en definitiva ello
fue lo que ocurrió.

Máxime que, vale explicar, dadas las consecuencias previstas


para la inasistencia del demandado conforme lo establece el
numeral 4 del artículo 372 del Código General del Proceso, y al
denotar que el representante legal de la sociedad ejecutada no se
presentó a rendir interrogatorio de parte, ni presentó excusa para
justificar su inasistencia, tal circunstancia, es decir, la de los
hechos en que se funda la demanda, se presumen ciertos, de
manera que con mayor firmenza se fundamenta el criterio hasta
ahora sostenido.

9.- En lo tocante con el segundo segmento del punto de la


apelación, como quiera que ya se dijo que el título operaba por sí
solo, al amparo de lo explicitado, sea imperioso establecer de
forma delantera que el pedimento prescriptivo igual habrá de
negarse, en esa senda, valga aquilatar, a voces del artículo 789
del Código de Comercio, la acción cambiaria directa prescribe en
el término de 3 años contados a partir del vencimiento de la

11
Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil. Sentencia del 12 de febrero de 1980. Gaceta Judicial.
CCXXV del 9 de noviembre de 1993. P. 405.
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obligación, ostentando esa categoría cuando la misma se ejercita


contra el otorgante de la promesa cambiaria o sus avalistas,
conforme lo prevé el artículo 781 del Código de Comercio. Y en el
plenario, como el demandado se encuentra ceñido
exclusivamente al contenido literal del pagaré, contrario a lo
considerado por el recurrente, el término para su contabilización
iniciaba con el allí previsto, es decir, el 6 de junio de 2018.

Sin embargo, en gracia de discusión, necesario ha de decirse, la


prescripción es susceptible de interrupción natural o civil, a la
luz del artículo 2539 del Código Civil, la primera por el hecho de
reconocer el deudor esa obligación, bien expresa ora tácitamente,
y la segunda, por la presentación de la demanda judicial.

En el segundo escenario, aquél que contempla la interrupción por


la presentación de la demanda, se exige además que se cumplan
los presupuestos reseñados por el artículo 94 del Código General
del Proceso, éste que establece que la interrupción opera “siempre
que el auto admisorio de aquella o el mandamiento ejecutivo se
notifique al demandado dentro del término de un (1) año a partir
del día siguiente a la notificación de tales providencias al
demandante”.

Lo anterior quiere decir que, atendiendo al título base de


ejecución, ese cómputo se inició el 7 de junio de 2018, en
consecuencia, para el momento que se impetró la acción
cambiaria - 16 de octubre de 201812 -, no se había consumado el
término prescriptivo.

12
Folio 27 ibídem.
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Y aunque el auto que libró mandamiento de pago se notificó por


estado el 19 de octubre de 2018 y la notificación del demandado
se surtió hasta el 21 de octubre de 2019, es decir, más de un año
después, pese a no operar la interrupción en el momento de la
presentación de la demanda, conforme lo prevé el artículo 94
ibídem, en todo caso, para esa última calenda no había
transcurrido en su entereza el término prescriptivo de la acción,
de manera que por donde se mire a ese ruego, ninguna
prosperidad puede patrocinarse.

10.- A su turno y descendiendo sobre los siguientes aspectos de


inconformidad, a saber que: el pagaré se diligenció sin ceñirse a
la oferta mercantil y la obligación era de cargo de un tercero, en
gracia de brevedad, la Sala replica los argumentos hasta ahora
sostenidos y hace suyas las motivaciones con las cuales el juez
de primera instancia denegó las súplicas.

En el caso de la primera, suficiente se explicó con antelación que


como no se desplegó la actividad probatoria suficiente para
derruir la literalidad del título y no se pudo establecer que en
esencia el pagaré provenía indubitablemente de esa relación
comercial del año 2007 u otra con condiciones diferentes a las
vistas en él mismo, además de evidenciarse que bajo todo
supuesto, y aun sin ser un documento de la esencia del título o
parte de él, el demandante no deshonró la carta de instrucciones
para su diligenciamiento, única guía que obraba en el plenario
respecto de la forma en que debía hacerse y medio que no fue
tachado de falso, no existe forma de asumirse una postura en
favor del ruego deprecado. En esa orientación, al ser suficiente
para ejercitar el derecho que allí se incorpora, nada obstaba para
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adelantar el llenado del título por el monto de capital insoluto y


llevar a cabo el cobro ejecutivo, en esencia, con el acervo obrante
no se demostró que tenía que estar limitado, circunscrito a la
oferta mercantil o llevarse a cabo el cobro por montos, formas u
obligaciones diferentes.

Y en lo segundo, palmaria aflora la obligatoriedad en cabeza del


ejecutado, pues el pagaré traído a ejecución, la carta de
instrucciones y el poder para suscribir el título, dan cuenta
efectiva que el obligado cambiario al fungir como otorgante del
título es la sociedad Cubides Franco e Hijos & Cía S. en C.S.,
obligándose por medio de la suscripción que efectuó Jorge
Enrique Cubides Useche, como persona autorizada por el
representante legal de la demandada para ello, tal y como obra
en el poder que le fue otorgado, sin que pueda evidenciarse una
calidad diferente, un obligado distinto o alguna condición que
derivase en la asunción del pago por parte de un tercero, es que
con todo lo expresado reiterativo resulta decirlo, las condiciones
del cobro efectuado se encuentran limitadas al contenido literal
del título, y al no verse allí un obligado cambiario diferente, se
insiste, no es posible aparejar la consecuencia de su pedimento
y tratar de posicionar la responsabilidad en la cooperativa que el
promotor del recurso expresó.

Ciertamente si la intención fuese esa, es decir, que se obligara un


tercero, ello se habría consignado en el título o al menos habría
actuado en respaldo de esa obligación, sin embargo, ninguno de
los documentos adosados permiten inferir tal condición,
observándose que la signa debidamente reconocida por el
demandado le ató indiscutiblemente al título y
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consecuencialmente, le posicionó como ejecutado en este trámite,


pues a voces del artículo 626 del Código de Comercio “el
suscriptor de un título quedará obligado conforme al tenor literal
del mismo, a menos que firme con salvedades compatibles con su
esencia”, salvedades que aquí brillan por su ausencia.

Lo anterior, permite esgrimir con suficiente ahínco que los


reproches por esa senda enfilados tampoco pueden prosperar.

11.- Finalmente, en lo que concierne al último punto de


apelación, en el que se cuestiona el cobro de intereses
remuneratorios pese a la inexistencia de plazo conforme se ve en
el título, huelga reseñar, sin perjuicio de lo discurrido y aun ante
la pasividad probatoria de la sociedad ejecutada, era menester
para el fallador primigenio valorar en su entereza el elenco
probatorio arrimado, y, antes de decantarse por la resolución de
las excepciones propuestas, volver sobre los requisitos del título
ejecutivo para auscultar si el mandamiento librado se encontraba
ajustado a la realidad cartular, o si, por el contrario, exigible era
– de forma oficiosa – proceder a alterar la orden emitida.

De ese modo, bastaba el material probatorio presentado para


colegir que, aunque el título podía cobrarse por el monto del
capital insoluto, en tanto no existía controversia respecto de ello
y nada se aportó para desvirtuar esa acreencia, no era así para
el punto de los intereses, pues una mirada somera del documento
base de ejecución permite entrever que el título otorgado el 6 de
junio de 2018, tenía como fecha de vencimiento esa misma
calenda. Entonces, descabellado resultaba validar el cobro de
unos intereses remuneratorios y sobre todo en ese cuantía
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cuando no existió plazo (a saber, en el mismo día en que se otorgó


el pagaré se venció), y como se ha dicho, a la postre de los efectos
que aparejan sus características esenciales, no era comprensible
y mucho menos de recibo que se fundamentara el cobro de ese
valor en documentos ajenos a lo obrante en su tenor literal
(pagaré) o que se aceptara la asunción de una remuneración de
esa estirpe por un plazo que nunca corrió, o que de serlo, fue
previo a su otorgamiento, lo que en esencia repugna con la
naturaleza del interés y la obligación misma.

Para descender sobre el particular, necesario es precisar que, en


materia de intereses existen dos tipologías, a saber, los
remuneratorios y los moratorios, los primeros que operan como
retribución por el uso del dinero, mientras los segundos, como
sanción por la no entrega de sumas dinerarias en los plazos que
se hayan convenido previamente con el acreedor.

En palabras de la Corte Suprema de Justicia “con los primeros


únicamente se reconoce el costo mismo del dinero por no haberlo
tenido su dueño y que con el pasar del tiempo vería envilecido su
patrimonio; en tanto, los moratorios, no solo involucran dicho
reconocimiento a la pérdida adquisitiva, sino que, en estrictez, sí
emergen con carácter sancionatorio como consecuencia de la
estructuración de la mora del deudor, los cuales son llamados a
actuar a modo de indemnización de perjuicios desde el momento
en que el deudor se constituye en mora.”13.

Entonces, con lo dicho, no puede perderse de vista que el interés


remuneratorio en tanto “corresponde al rédito por el uso del dinero

13
Corte Suprema de Justicia, Sentencia SC3971 del 23 de marzo de 2023.
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en el plazo acordado”14, comporta efectos de corrección monetaria


y ajuste inflacionario, ello como derivado de la pérdida de poder
adquisitivo que sufre el dinero durante el plazo que éste se
desprende del patrimonio de su propietario, lo que conlleva a un
ajuste indirecto de la prestación dineraria, evento en el que su
reconocimiento resulta innegable, pues a la par de remunerar,
resarce la erosión que se suele sufrir por el paso del tiempo; sin
embargo, para que se experimente esa afectación que implica el
resarcimiento, resulta exigible que transcurra un plazo, es decir,
que exista diferencia entre la fecha de entrega y retorno del
dinero, en la medida de verse aquel envilecimiento o la afectación
por el paso del tiempo, existente solo ante las variaciones
económicas, éstas que surgen entre una y otra calenda.

De forma que obligar el reconocimiento de esos intereses sin


haber transcurrido un plazo como se pretende, sería tanto como
aceptar una obligación ex ante, por ende, pagar por aquello que
aun no se ha recibido, aparejando efectos en desmedro del
deudor y propiciando una suerte de enriquecimiento sin justa
causa para el receptor de la compensación, desequilibrando
notoriamente la balanza contractual que media esa relación y por
supuesto el sentido básico de equidad que debe regir en esas
materias.

Por ende, bajo la inteligencia del pacto contenido en el pagaré, al


no poderse predicar un plazo propiamente dicho, ni tenerse
certeza de haberse pactado que el mismo transcurría en horas,
en realidad, el acreedor se encontraba facultado para pedir su

14
Guío Fonseca, Marcos Román. (2023). Los títulos valores. Segunda edición. Pp. 489. Ediciones Doctrina y
Ley.
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cumplimiento en el acto, es decir, de forma inmediata a su


creación, lo que por supuesto riñe tajantemente con la noción
hasta ahora abordada, y así, la obligación que se despojó de toda
variante y se tornó en un compromiso exigible por el solo hecho
de su surgimiento, no podía compeler para el reconocimiento de
esa erogación remuneratoria, lo que sí, propio resultaba era el
cobro de los moratorios, tal como también se efectuó.

Con todo, es claro que al entender al interés como “la


contraprestación por el uso o disfrute de cosa de género y la
retribución, rédito, ganancia, rendimiento, provecho o porción
equivalente a prorrata temporis en dinero del valor del bien cuya
restitución o pago se debe a futuro”15, y al no tenerse la posibilidad
de determinar la exigibilidad futura del dinero cobrado por
haberse precisado su cumplimiento inmediato, ningún
fundamento se desprende para mantener incólume ese monto
cobrado, por ende, asistiéndole razón en ese pedimento al
recurrente.

Conforme se discurrió, no sobra precisar que, aunque se validó


la discrepancia que alegó el recurrente al punto de exonerarse del
pago de intereses remuneratorios al deudor por no haberse
causado, en línea del principio el efecto no es el decaimiento de
la acción cambiaria, sino que se debe proceder al ajuste en los
términos de lo realmente debido.

12.- Lo dicho es suficiente para quebrar el fallo impugnado,


aunque solo de forma parcial, ya que en lo demás, esto es el cobro
del capital adeudado y los intereses moratorios, la orden de

15
Corte Suprema de Justicia, Sentencia del 27 de agosto de 2008. Rad. 1997-14171-01
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apremio permanecerá intangible y de contera, en lo pertinente se


confirmará el fallo confutado.

Dada la prosperidad parcial del recurso de apelación se


condenará en costas al recurrente en un 50% conforme se
establece en el artículo 365 del Código General del Proceso

III. DECISIÓN:

En mérito de lo expuesto, el Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Ibagué, Sala Civil-Familia de Decisión, administrando
justicia en nombre de la República de Colombia y por autoridad
de la ley,

RESUELVE:

Primero: Modificar la parte resolutiva de la sentencia emitida el


veintinueve (29) de julio de 2022 por el Juzgado Civil del Circuito
de Purificación – Tolima, la cual quedará así:

“Primero: Declarar probada parcialmente la excepción denominada


“cobro de lo no debido”, por las razones expuestas en la parte
considerativa de esta decisión”.

“Segundo: Declarar no probadas las excepciones denominadas


“prescripción del título valor pagaré, presentado como título valor
para el cobro ejecutivo” y “excepción de integración abusiva del
título valor representado en el pagaré No. 040/07”, de
conformidad con lo dispuesto en la parte considerativa de esta
sentencia”.
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“Tercero: Ordenar seguir adelante la ejecución solo respecto de los


valores referidos en el numeral primero de la parte resolutiva del
auto del 18 de octubre de 2018 por medio del cual se libró
mandamiento de pago, conforme se motivó en precedencia. En
consecuencia, se niega el pago de intereses corrientes
remuneratorios pedidos en la demanda y contenidos en el numeral
segundo de la parte resolutiva de la orden de pago en mención”.

“Cuarto: Ordenar que se practique la liquidación del crédito de


conformidad con lo dispuesto legalmente”.

“Quinto: Condenar en costas del proceso a la parte ejecutada.


Tásense por la secretaría. Se fijan como agencias en derecho la
suma de $4.620.500”

Segundo: Condenar en costas de segunda instancia en un 50%


al recurrente vencido, para tal efecto se fija la suma equivalente
2 salarios mínimos legales mensuales vigentes como agencias en
derecho.

Tercero: En firme esta decisión, devuélvase el proceso al juzgado


de origen.

Esta sentencia fue discutida y aprobada en Sala de Decisión


llevada a cabo el 27 de julio de 2023, tal como consta en el acta
Nro. 45.

Notifíquese y cúmplase.
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RICARDO ENRIQUE BASTIDAS ORTIZ


Magistrado

PABLO GERARDO ARDILA VELÁSQUEZ


Magistrado

Magistrada

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