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Tarea 1
Tema: Bases psicofisiológicas de la vida afectiva: papel de la amígdala cerebral en la
experiencia emocional-afectiva.
(Trabajo Individual y momento participativo en clase)
Notas previas:
1. La tarea está integrada por un momento participativo en clase en el que
responderemos dos preguntas.
cdarcourt@ftpcl.edu.pe
Preguntas
1. ¿Por qué razones afirmamos que la amígdala tiene un rol importante en la conducta
emocional-afectiva? Explique.
Pero, las últimas investigaciones han descubierto que la información sensorial antes de
pasar al neocortex y tomar así una decisión racional, pasa primero por la amígdala. Es
decir, que la información sensorial antes de llegar a ser procesada racionalmente es
tomada por la amígdala. De esta manera, el cerebro emocional toma la reacción. Así,
antes de que el neocórtex regule las emociones por la razón, ya la amígdala ha
reaccionado. A esto se le conoce como el secuestro de la amígdala. Este secuestro
produce la subida de adrenalina, músculos tensos, sudoración excesiva, un estado de
alerta de huída o ataque. Es por esto que, luego de reaccionar así, el neocórtex hace
ver que quizás no se ha reaccionado de manera correcta o se ha realizado un
comportamiento desmesurado.
2. Hay que señalar en primer lugar, que el modo tradicional de enseñanza inculca en el
niño que si alguien lo mira o le responde se traduce como una amenaza, pero esto
muchas veces no es una amenaza, ya que es esa persona la que está hablando o
mirando mal, nosotros no tenemos que coger esas palabras o miradas y hacerlas
nuestras. Se ha enseñado a la persona desde su infancia a actuar, a reaccionar; que una
mala palabra o mirada tiene una reacción de ira. Pero eso no tiene que ser así.
Por eso, para poder contrarrestar esta forma de enseñanza, se sugiere enseñar a los
niños la meditación. Es decir, ser capaces de tranquilizarse, relajarse y vivir en el
presente. Gracias a la meditación, la persona se percata y se hace consciente de que las
malas reacciones son condicionamientos sociales, y así, la amígdala cumple el rol que
se le atribuye, en la regulación y manejo de la vida afectiva.