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Se trata de la especie de planta que se divide en subespecies: (1) el “cáñamo”, que ha sido
utilizado ampliamente para la elaboración de papel, ropa y calzado; y (2) la popularmente
conocida como “marihuana”. La diferencia fundamental entre ambas es que el cáñamo no
contiene la sustancia psicoactiva THC en cantidades suficientes como para producir un efecto
psicoactivo, mientras que la marihuana sí.
Mucha gente, sobre todo los adolescentes decide consumirla debido a los efectos que
produce:
El estado alterado de conciencia producto del consumo de marihuana se debe a que existe en el
cerebro un grupo de neuronas que sintetiza y utiliza regularmente sustancias similares a las
presentes en el cannabis: el sistema endocannabinoide.
Este conjunto de neuronas está esparcido por muchas regiones del cerebro e involucra a aquellas
que son responsables de regular el movimiento, la memoria a corto plazo, la toma de decisiones,
el hambre, el estado de ánimo y el sueño, lo que explica varios de los efectos agudos de la
marihuana: relajación o euforia, torpeza en los movimientos, incremento de la sensibilidad y la
creatividad, empatía, aumento del apetito y el deseo sexual, alteración de la memoria a corto
plazo y de la percepción del tiempo y el espacio, así como tendencia a la introspección. Sin
embargo, estos efectos varían de acuerdo con la edad, la dosis, la frecuencia de uso y, sobre todo,
el contexto.
Al igual que con el alcohol y otras sustancias, algunas personas eligen consumir cannabis,
por ejemplo, para relajarse y tener una agradable sensación de querer irse a dormir,
mientras que en otros contextos se lo utiliza para socializar y divertirse. Además, el
cannabis puede alterar los sentidos de maneras particulares. Es así que escuchar música,
comer, ver una película o jugar un videojuego pueden convertirse en experiencias
diferentes y sensitivas.
En los adolescentes suele presentar extrañezas en algunas regiones de la corteza cerebral
y en las zonas relacionadas con los mecanismos de recompensa, y estas diferencias se
profundizan en los individuos que consumen más. Por eso, el consumo de cannabis
durante la adolescencia está asociado a décits cognitivos como deterioro de la memoria,
la atención y el aprendizaje verbal, así como al fracaso escolar, bajo desempeño en la
adultez e insatisfacción en la vida.
DESARROLLO-EFECTOS
ADICCÓN:
Sí podemos asegurar que los daños cognitivos a largo plazo se incrementan con el inicio
temprano (en la adolescencia) y de manera proporcional a la frecuencia de uso y la
cantidad consumida.
PREGUNTA DE REFLEXIÓN
Sabemos que la marihuana hace daño a los consumidores. Entonces, ¿está bien que su
consumo sea ilegal?
La evidencia científica y el análisis de los expertos apunta a que podamos movernos hacia
una política de drogas más balanceada que contemple todos los daños físicos,
psicológicos y sociales del uso del cannabis, pero que al mismo tiempo contemple las
libertades individuales de las personas e intente garantizar su salud y calidad de vida por
sobre todas las cosas.