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Cocaína:
El clorihidrato de cocaína es un compuesto cristalino orgánico de color blanco y de sabor
amargo. Es el principal alcaloide de la hoja de coca. Se presenta en forma de polvo,
generalmente cristalizado. La que se consume en el mercado se encuentra con frecuencia
adulterada. Es un estimulante de acción rápida y corta duración, que produce una
dependencia psíquica muy grande y una física menor.
Formas de consumo:
Bronquitis
Sibilancias
Tos
Aumento de las flemas
Dolor abdominal y síndrome de vómitos cíclicos
Sin embargo, ni los fumadores diarios llegan a desarrollar una enfermedad obstructiva de
las vías respiratorias. No hay pruebas de que exista riesgo aumentado de cáncer de
cabeza y cuello o de vías respiratorias como lo hay en los fumadores de tabaco.
Estudios recientes sugieren que el consumo de marihuana iniciado en la adolescencia
puede conducir a deterioro cognitivo y alteraciones cerebrales.
La hiperémesis por cannabinoides es un síndrome recientemente descrito en el que las
personas que llevan mucho tiempo consumiendo marihuana sufren crisis alternas de
náuseas y vómitos. El síndrome suele remitir en 48 horas. Tomar baños calientes
proporciona un cierto alivio y es el indicio más claro para que los médicos diagnostiquen
la enfermedad.
Las mujeres embarazadas que consumen marihuana pueden tener bebés más pequeños
que los nacidos de mujeres no consumidoras, pero el efecto parece leve. El delta-9-THC
pasa a la leche materna, pero no se han detectado efectos dañinos en los bebés. Sin
embargo, se recomienda que las mujeres embarazadas, que están intentando quedarse
embarazadas o en periodo de lactancia no consuman marihuana.
Síntomas de abstinencia
La marihuana se elimina del organismo lentamente a lo largo de varias semanas, por lo
que los síntomas de abstinencia suelen ser leves. Después de unas semanas de
consumo excesivo y frecuente, la interrupción brusca origina síntomas que comienzan
unas 12 horas más tarde y que pueden durar hasta 7 días. Los síntomas son
Insomnio
Irritabilidad
Depresión
Náuseas
Inapetencia
Factores genéticos: A lo largo de los años se ha realizado una cantidad
significativa de investigaciones, mismas que han determinado que sí existe una
predisposición genética a los problemas de abuso de sustancias. Esto es
especialmente cierto en el caso de las personas que tienen un pariente de primer
grado con un problema de adicción o abuso de sustancias.
Factores físicos: Las personas que utilizan y abusan de la marihuana pueden
causar daños a los receptores cannabinoides del cerebro, lo que pudiera
ocasionar dificultades para mantener la coordinación, la falta de una percepción
precisa del tiempo y la incapacidad para conservar los recuerdos. Adicionalmente,
si se dañan estos receptores, esto puede afectar la capacidad que tiene la persona
para tomar buenas decisiones, lo que a su vez pudiera resultar en el abuso
continuo de la marihuana.
Factores ambientales: Existen una serie de distintos factores ambientales que
pueden ocasionar que una persona comience a utilizar o abusar de la marihuana.
Por ejemplo, es más probable que abusen de las sustancias nocivas las personas
que crecieron en hogares caóticos o aquellas que se expusieron al uso de las
drogas a una edad temprana.
Factores de Riesgo:
Tabaco
El tabaco es una droga estimulante del sistema nervioso central. Uno de sus
componentes, la nicotina, posee una enorme capacidad adictiva, y es la causa por la que
su consumo produce dependencia.
Durante la combustión del tabaco se originan más de 4.000 productos tóxicos diferentes.
Entre ellos, destacan por su especial peligrosidad y por las enfermedades a que pueden
asociarse, los siguientes:
Arrugas prematuras en la zona del labio superior, alrededor de los ojos (patas de
gallo), barbilla y mejillas, y coloración grisácea de la piel que constituye el llamado
“rostro del fumador”.
Manchas en los dientes, infecciones y caries dentales.
Mal aliento y mal olor corporal por impregnación del olor del tabaco.
Manchas amarillentas en uñas y dedos.
Bronquitis crónica.
Enfisema pulmonar.
Cáncer de pulmón.
Hipertensión arterial.
Enfermedad coronaria (angina o infarto de miocardio).
Accidentes cerebrovasculares (trombosis, hemorragias o embolias).
Úlcera gastrointestinal.
Gastritis crónica.
Cáncer de laringe.
Cáncer bucofaríngeo.
Cáncer renal o de vías urinarias.
Impotencia sexual en el varón.
Alcoholismo:
El trastorno por consumo de alcohol es un patrón de consumo de alcohol que consiste en
tener problemas para controlar lo que bebes, estar preocupado por el alcohol o continuar
consumiéndolo aun cuando te causa problemas. Este trastorno también implica la
necesidad de tener que beber más para lograr el mismo efecto o la presencia de síntomas
de abstinencia cuando disminuyes o suspendes rápidamente el consumo. El trastorno por
consumo de alcohol incluye un nivel de consumo que suele llamarse alcoholismo.
El consumo no saludable de alcohol comprende todo consumo de alcohol que pone en
riesgo tu salud o tu seguridad, o que provoca otros problemas relacionados con la bebida.
También incluye el atracón de alcohol, un patrón de consumo de alcohol por el cual un
hombre toma cinco o más bebidas en dos horas, o, en el caso de una mujer, al menos,
cuatro bebidas en dos horas. El atracón de alcohol provoca riesgos significativos para la
salud y para la seguridad.
Síntomas
El trastorno asociado al consumo de alcohol puede ser leve, moderado o grave, según la
cantidad de síntomas que manifiestes. Entre los signos y síntomas, se incluye lo
siguiente:
Enfermedades hepáticas
Problemas digestivos
Problemas cardíacos
Complicaciones vinculadas con la diabetes
Problemas con la función sexual y la menstruación
Problemas oculares
Defectos de nacimiento
Daño en los huesos
Complicaciones neurológicas
Sistema inmunitario debilitado
Mayor riesgo de padecer cáncer
Interacciones entre los medicamentos y el alcohol
Psicotrópico:
Son agentes químicos que actúan sobre el sistema nervioso central, produciendo cambios
temporales en la percepción, el ánimo, el estado de conciencia y el comportamiento.
Algunas de estas sustancias son drogas recreativas y otras son psicofármacos empleados
en el tratamiento de la enfermedad mental.
Dentro de estos agentes, se pueden incluir:
Anfetaminas
Aminas simpaticomiméticas
Xantinas (cafeína)
Inhibidores selectivos de la serotonina
Ansiolíticos
Hipnóticos
Analgésicos
Alucinógenos o psicodélicos
El uso de un psicotrópico puede traer como consecuencias cambios temporales en la
percepción, ánimo, estado de conciencia y comportamiento. Pueden ser de tipo
estimulantes, antipsicóticos, tranquilizantes, entre otros. En cambio, los estupefacientes o
narcóticos están relacionados por lo general con el tratamiento y control del dolor. Se dice
que estas sustancias tienen un índice terapéutico muy pequeño (ventana terapéutica
pequeña): es decir que las dosis son muy exactas para cada patología e indicación en
particular. Por ejemplo, con una concentración específica se puede producir excitación y
con una concentración superior pueden deprimir el SNC. Es por ello, que su indicación y
prescripción deben ser realizadas exclusivamente por el profesional médico especialista, y
deben ser utilizados bajo estricta vigilancia médica.
LSD:
El LSD (Dietilamida del Ácido lisérgico) es un compuesto semisintético derivado del
cornezuelo del centeno (hongo que crece sobre este último). En su forma pura es un
polvo cristalino, blanco, inodoro y soluble en agua. Normalmente se consume por vía oral
y crea dependencia psicológica intensa.
Formas de presentación:
Papel secante impregnado en sellos de papel (cada papel contiene algo más de
100 sellos)
Micropuntos: contienen dosis más altas de ácido que los sellos.
Cuadrados de gelatina: diminutas láminas transparentes de gelatina
Líquido.
Efectos a corto plazo
Éxtasis:
La MDMA es una droga sintética que actúa como estimulante y alucinógeno. Produce un
efecto energizante, distorsiona la percepción sensorial y temporal y hace que las
experiencias sensoriales se disfruten más profundamente. También se la ha descrito cono
un entactógeno: una droga que puede aumentar la conciencia de uno mismo y la empatía.
El Éxtasis es una droga alucinógena y estimulante. Hace que sus usuarios experimenten
un “subidón” de buenas sensaciones y que vivan sus sentimientos, sean buenos o malos,
con mucha mayor intensidad. Los efectos de la droga suelen durar hasta 6 horas.
El Éxtasis incrementa la velocidad del latido del corazón (o frecuencia cardíaca) y puede
provocar sequedad de boca, mandíbula apretada, visión borrosa, escalofríos, sudores o
náuseas. Esta droga puede hacer que algunos de sus usuarios sientan ansiedad o
paranoia (pensar que los demás les quieren hacer daño o que la gente se ha confabulado
contra ellos). El Éxtasis puede ocasionar daños directos en las células cerebrales que
participan en el pensamiento y en la memoria.
Si una persona toma Éxtasis, su cuerpo se puede calentar excesiva y peligrosamente
mientras baila o practica cualquier otra actividad física, lo que puede provocar daño del
tejido muscular, lesiones renales, hepáticas (del hígado) y cardíacas (del corazón) e
incluso la muerte. Esta droga también puede provocar convulsiones, inflamación y daños
cerebrales permanentes.
El éxtasis puede producir, de forma inmediata, numerosos efectos adversos para la salud,
desde náuseas, escalofríos, sudoración, visión borrosa o contractura involuntaria de los
músculos de la mandíbula, hasta la muerte ocasionada por sobredosis.
En las horas o días siguientes a la ingestión de la droga se produce una reducción de
ciertas habilidades mentales, en especial de la memoria y de la capacidad del individuo
para procesar la información, lo que aumenta el riesgo de accidentes asociados a la
conducción.
Además, en consumidores susceptibles, puede producir deshidratación, hipertensión y
fallo cardiaco, así como ansiedad, agitación y comportamientos violentos o de riesgo.
Los usuarios crónicos de éxtasis sufren daño en los procesos de atención, concentración
y abstracción, pérdida de memoria, disminución del interés por el sexo, pérdida de apetito
y una mayor frecuencia de alteraciones psiquiátricas como ansiedad, depresión,
sintomatología obsesiva, ideación paranoide o trastornos del sueño.
Algunos estudios sugieren la posibilidad de que estos efectos no deseados de larga
duración, que no desaparecen con periodos de abstinencia prolongados, ocurran tanto en
casos de consumo habitual como de consumo esporádico.
Factores como la edad de inicio en el consumo, la dosis, la frecuencia, el uso simultáneo
de otras drogas, así como otros factores ambientales y genéticos, son determinantes en la
magnitud de los efectos crónicos producidos.