Está en la página 1de 34

En este documento vas a encontrar:

- Los textos seleccionados de Crepúsculo de los ídolos que pueden caer


en el examen.

- Una explicación de cada texto

- El resumen de cada texto según los criterios de la cuestión 1.

- Las definiciones de los conceptos principales de cada texto que pue-


den caer en el examen en la cuestión 2.

TEXTO 1

“En todos los tiempos han formado los sabios este juicio sobre la
vida: que no vale nada. Siempre y en todas partes han salido de su boca
las mismas palabras, palabras llenas de duda, llenas de melancolía, de can-
sancio de la vida, de resistencia contra la vida. Hasta Sócrates dijo al mo-
rir: “Vivir es estar mucho tiempo enfermo: debo un gallo a Esculapio liber-
tador.” Sócrates estaba harto. ¿Qué demuestra esto? ¿Qué enseña? Antaño
se habría dicho (lo han dicho, y bien alto, nuestros pesimistas los prime-
ros): ‘Forzosamente hay en eso algo de verdad. El consensum sapientum
demuestra la verdad.’ Pero ¿hablamos nosotros hoy así? ¿podemos hablar
así?. ‘Es preciso que haya algo enfermo.’ Tal es nuestra contestación. A
esos sabios habría ante todo que verlos de cerca. ¿Acaso no se sostendrían
muy bien sobre sus piernas, acaso fueron retrasados, vacilantes decaden-
tes? ¿Aparecerá en la tierra la sabiduría como un cuervo a quien entusias-
ma el olor a cadáver?”

EXPLICACIÓN TEXTO 1

Según Nietzsche, los llamados sabios siempre han dicho lo mismo sobre la
vida: que ésta no vale nada. Y para justificar esta tesis pone como ejemplo
al mismísimo Sócrates que, según cuenta Platón en su diálogo Fedón o So-
bre la inmortalidad del alma, dijo al despedirse de sus amigos antes de be-
ber la cicuta: “Vivir es estar enfermo mucho tiempo. Debo un gallo a Escu-
lapio libertador.” Para comprender la anécdota hay que saber que Escula-
pio era para los griegos el dios de la medicina y la salud, y a él era costum-
bre hacer el sacrificio de algún animal cuando alguien se curaba de una en-
fermedad. Por tanto, las palabras de Sócrates se explican si éste pensaba
que la vida era una enfermedad y con la muerte iba a curarse. Al beber la
cicuta sólo es el cuerpo el que muere, no el alma, la cual se libera de su
prisión y puede pasar a una mejor vida.
Pues bien, ante el hecho de que alguien desprecie su vida y tenga por un
bien morirse, Nietzsche se pregunta: ¿Cómo hemos de entender esta acti-
tud ante la vida y la muerte? Según Nietzsche, los sabios (gente pesimista,
obviamente) están muy seguros de la verdad de su creencia en otra vida
mejor más allá de la muerte. Para ellos, simplemente es cierta porque todos
dicen lo mismo (el consenso de los sabios). Pero, a Nietzsche, esta explica-
ción no le vale. Para Nietzsche, son ellos, los sabios, los que están enfer-
mos y deberían ser examinados (¿por un médico?). Se pregunta Nietzsche
si eran gente débil (físicamente), idiotas (intelectualmente) o degenerados
(moralmente).

RESUMEN DEL TEXTO 1

Han dicho los sabios que la vida no vale nada. Y pensaban que tenían ra-
zón porque todos opinaban igual. Hasta Sócrates dijo al morir que vivir era
estar enfermo y que con la muerte iba a curarse. Pero los enfermos son
ellos, los “sabios”, que quizás fueron débiles, idiotas o inmorales.

DEFINICIONES TEXTO 1

- sabios: De acuerdo con el texto, sabios son esos pesimistas, enfermos,


débiles, retrasados o decadentes que han coincidido en hacer siempre el
mismo juicio sobre la vida, que no vale nada. Ejemplo de estos sabios es el
mismísimo Sócrates que, según el diálogo platónico Fedón, dijo a la hora
de su muerte que la vida era una enfermedad y que la muerte iba a ser su
cura.
Obviamente, Nietzsche se refiere a todos esos filósofos metafísicos que
han despreciado la vida al poner todas sus esperanzas en otra invisible más
allá de la muerte. Por ejemplo, Platón con su mundo inteligible de las
ideas.

- juicio: Es toda opinión más o menos justificada que se afirma acerca de


algo o de alguien. En el texto se usa para referirse Nietzsche a la opinión
acerca de la vida de los llamados "sabios" por la cultura occidental, que
afirma que la vida no vale nada.

- vida: De acuerdo con el texto, la vida es el objeto del desprecio de los sa-
bios al considerar que ésta no vale nada. Incluso Sócrates piensa, según las
últimas palabras del diálogo platónico Fedón, que la vida es una enferme-
dad que se cura con la muerte. Esta actitud tan negativa es porque todos
estos "sabios" creen en otra vida tras la muerte gracias a la inmortalidad
del alma. Para Nietzsche no hay más que una vida, física material y sensi-
ble. Vida es voluntad de poder, la fuerza que te impulsa a crecer, superarte,
a ser más de lo que eres. Este es el estilo de vida ascendente, de más vida,
el contrario a ese otro que practica el moralista y el cristiano, de menos
vida, el estilo de vida descendente. Para Nietzsche, en la vida ascendente,
felicidad e instinto son lo mismo.

- verdad: La verdad no es más que una interpretación interesada, una


perspectiva. Dicho en términos extramorales, una mentira útil, consensua-
da, impuesta por el grupo dominante. Nietzsche rechaza cualquier conside-
ración de la verdad como adecuación entre el pensamiento y la realidad, es
decir, como algo objetivo y universal. En el texto, verdad es para los "sa-
bios" que la vida no vale nada. Pero Nietzsche diría que tal juicio no es
más que “su verdad”, su opinión interesada, la valoración que mejor se
adecúa a su carácter de hombres débiles, pero impuesta a todos, especial-
mente a los fuertes, con profundo resentimiento y deseo de venganza.

TEXTO 2

“Esta irreverencia de considerar a los sabios como tipos de decaden-


cia nació en mí precisamente al observar en Sócrates y en Platón síntomas
de decadencia, y desde luego los consideré como instrumentos de la des-
composición griega, como pseudogriegos y antigriegos.

El consensos sapientum -yo lo he entendido siempre mejor- no prue-


ba, en manera alguna, que los sabios tuviesen razón en aquello en que
coincidían. Lo que, en realidad, prueba es que esos sabios tenían entre sí
cierta comunidad fisiológica que les hacía colocarse en esa actitud de ne-
gación frente a la vida. Los juicios y las apreciaciones de la vida, en pro o
en contra, no pueden ser jamás verdaderos. El único valor que tienen es el
de síntomas, y sólo como síntomas merecen ser tenidos en consideración;
en sí, tales juicios no son más que idioteces.
Por lo visto hay que alargar mucho la mano para poder atrapar esa
sutilísima verdad de que el valor de la vida no puede apreciarse. No puede
ser apreciado por un vivo, porque es parte y hasta objeto del litigio, y no
juez; ni puede ser apreciado por un muerto, por otras razones. Tratándose
de un filósofo, el ver un problema en el valor de la vida es una objeción en
contra suya, es una falta de discernimiento, y hace que se ponga en duda su
sabiduría. ¿Cómo? ¿Todos esos grandes sabios no sólo habrán sido deca-
dentes, sino que, además, puede que ni siquiera fuesen sabios? Por mi par-
te, vuelvo al problema de Sócrates.”

EXPLICACIÓN DEL TEXTO 2

Para Nietzsche, no sólo Sócrates y Platón fueron hombres decadentes,


como el resto de los llamados sabios por su desprecio a la vida, sino que
fueron culpables de la decadencia de toda la cultura griega hasta el punto
de considerarlos falsos griegos y, peor aún, antigriegos.
Hay que saber que Nietzsche, especialista en cultura clásica, tenía a los
griegos antiguos (presocráticos) por hombres vitales, esto es, fuertes, alti-
vos, apasionados, guerreros indomables amantes al mismo tiempo del arte
y la belleza, con una visión trágica del mundo. Pero con Sócrates se produ-
ce la gran traición. Sócrates impuso su manera de ser. A partir de él, el nue-
vo héroe es el hombre débil, manso, racional, moralizado, que practica la
dialéctica y el victimismo con astucia, que prefiere sufrir una injusticia an-
tes que cometer un delito.
Para Sócrates, los sabios no tienen razón simplemente porque todos digan
lo mismo: que la vida no vale nada. Si todos dicen lo mismo es porque
ellos se parecen en algo, padecen la misma enfermedad: son hombres débi-
les e impotentes para vivir la vida sin autoengaños ni anestesias. Nietzsche
parece en estas ocasiones más psicólogo que otra cosa. Los juicios sobre la
vida no dicen nada de la vida, sólo son síntomas. Esto es, los juicios sobre
la vida hablan de quien los hace, nos revelan el interior, la personalidad
profunda. El valor de la vida no puede apreciarse objetivamente. Para Nie-
tzsche, que un filósofo, que un “sabio”, vea un problema en el valor de la
vida, debería hacernos rechazar su filosofía, su “sabiduría”.

RESUMEN DEL TEXTO 2

Sócrates y Platón no sólo fueron tipos decadentes sino causa de la deca-


dencia del pueblo griego. La actitud negativa de los sabios frente a la vida
no demuestra que sea verdad lo que piensan sino solo que se parecen entre
sí, padecen la misma enfermedad. Los juicios sobre la vida solo son sínto-
mas de la personalidad de quien los hace. El valor de la vida no puede ob-
jetivamente ser apreciado. Por tanto, que un sabio vea un problema en el
valor de la vida debe hacernos dudar de su sabiduría.

DEFINICIONES DE TEXTO 2

- sabios: De acuerdo con el texto, sabios son tipos decadentes que aunque
coincidan con su valoración negativa de la vida no tienen razón en lo que
dicen. Más bien, su consenso y común actitud negativa lo único que prue-
ba es que se parecen entre sí, padecen de la misma enfermedad (tienen
cierta comunidad fisiológica), y debería hacernos poner poner en duda su
sabiduría.
Sócrates y Platón son ejemplos de estos sabios, a los que Nietzsche consi-
deró antigriegos por la degeneración del genuino espíritu griego que causa-
ron en su pueblo. Para los griegos antiguos, el ideal del hombre era el gue-
rrero, el hombre fuerte, orgulloso y vitalista que se afirma a sí mismo en
cada cosa que hace. Pero Sócrates y Platón acabaron imponiendo otro mo-
delo de hombre: el hombre racional, social, moral, el que discute por sus
derechos, obedece las normas y se refugia en la seguridad del rebaño.

- síntomas: Clínicamente hablando son las manifestaciones visibles de una


enfermedad que al ojo de un entendido pueden servir para hacer su diag-
nóstico. Para Nietzsche, los juicios negativos sobre la vida son síntoma de
la enfermedad que padecen los que los hacen. Opinar que la vida no vale
nada es un juicio subjetivo que nos permite hablar de la falta de salud del
sujeto. La enfermedad se llama debilidad, falta de voluntad, de fuerza vi-
tal, impotencia para hacer frente a la vida tal cual es sin la anestesia del
consuelo de una vida mejor después de la muerte. Dice Nietzsche: “Nunca
antes de mí ha existido la psicología” (Ecce homo, 1888).

- vida: Puede tomarse como referencia la definición del concepto del texto
1.

- jucio: Es toda opinión más o menos justificada que se afirma acerca de


algo o de alguien. En el texto se usa para referirse Nietzsche a la opinión
acerca de la vida de los llamados "sabios" por la cultura occidental, que
afirma que la vida no vale nada. Para Nietzsche, los juicios sobre la vida
no son más que idioteces, no pueden ser tenidos en consideración en sí
mismos, no son ni verdaderos ni falsos. Ahora bien, para una persona inte-
ligente pueden ser aprovechados como síntomas, en cuanto revelan un es-
tado, un modo de ser. Nietzsche haciendo de psicólogo.
TEXTO 3

“Cuando no hay más remedio que erigir a la razón en tirano, como


hizo Sócrates, no debe ser corto el peligro de que otra cosa nos tiranice.
Ante ese otro peligro aparece la razón como libertadora. Ni Sócrates ni
sus enfermos estaban en libertad de ser o no racionales; les fue forzoso, era
su último remedio. El fanatismo con que la reflexión griega, toda entera,
se arroja en brazos de la razón, denuncia una gran angustia; existía un peli-
gro, y no quedaba más que esta alternativa: o naufragar o ser absurdamente
racional. El moralismo de los filósofos griegos desde Platón, está deter-
minado patológicamente, lo mismo que su aprecio de la dialéctica.
Razón = virtud = felicidad: esto quiere decir: hay que imitar a Só-
crates y oponer a los apetitos obscuros una luz del día permanente, una
claridad que es la luz de la razón. Hay que ser a toda costa prudente, pre-
ciso, claro, cualquier concesión a los instintos y a lo inconsciente, nos re-
baja.”

EXPLICACIÓN DEL TEXTO 3

Nietzsche nos dice que cuando alguien elige la razón para dirigir tirá-
nicamente su vida es por el miedo a que sean los instintos y los deseos in-
conscientes los que le dominen. Es el caso de Sócrates y el de todos sus
iguales, todos ellos enfermos, fanáticos racionalistas en busca de la salva-
ción. Toda la filosofía y la moral griega tienen un mismo origen: el miedo
causado por la debilidad, la falta de fuerza vital, la falta de voluntad de po-
der. Esa es su genealogía. Por eso Nietzsche dice que la filosofía y la mo-
ral están determinadas patológicamente, nacen de una enfermedad, son
síntomas de una enfermedad. Tanto la dialéctica filosófica como el intelec-
tualismo moral, la moral racional socrático-platónica (razón = virtud = fe-
licidad) tienen su causa y su origen en una enfermedad: la debilidad vital
que causa la angustia y el miedo a ser destruido por los propios instintos,
pasiones y deseos inconscientes. De ahí su apuesta por la razón y el cono-
cimiento, y en contra del cuerpo y la sensualidad.
RESUMEN DEL TEXTO 3

El absurdo fanatismo de la filosofía griega por la razón responde a


una necesidad: la angustia por el peligro a perecer bajo la tiranía de los ins-
tintos y apetitos inconscientes. Es decir, la dialéctica y la moral racional
consecuente de Sócrates y de todos sus seguidores son síntomas de una en-
fermedad. Por tanto, aparece la razón como liberación y curación.

DEFINICIONES DEL TEXTO 3

- razón: De acuerdo con el texto, la razón es la facultad con la que se pre-


tende liberar al ser humano de la tiranía de los instintos y de lo inconscien-
te por el peligro de que nos rebajen, es decir, por el peligro de que nos en-
vilezcan o nos destruyan. Para Nietzsche, la razón fue la elección de Só-
crates y de todos aquellos que, enfermos como él, se volvieron unos fanáti-
cos del conocimiento, de la prudencia, como sinónimo de virtud y felici-
dad. Toda la moral racional (intelectualismo moral) como la misma dialéc-
tica tienen su causa de ser en una enfermedad, son un síntoma. La debili-
dad y el miedo ante la vida (causas patológicas) son la causa de la raciona-
lidad occidental.

-moralismo: Apuesta y defensa incondicional (fanática) de la filosofía


griega por la moral racional, la prudencia, el conocimiento, como carácter
de la virtud. En el texto, la moral racional socrático-platónica está enuncia-
da con la fórmula razón=virtud=felicidad, teoría que siempre se ha cono-
cido como intelectualismo moral. La moral racional desprecia el cuerpo
como fuente de las pasiones, como origen de las emociones y los apetitos
que nos rebajan. Además, se basa en la creencia de un alma inmortal y una
vida después de la muerte.

- dialéctica: Es el método socrático de la búsqueda del conocimiento y la


verdad, en lo que consiste propiamente la filosofía. Consiste ésta en un
diálogo-discusión en el que los participantes exponen sus opiniones razo-
nadas, y gracias a las críticas de los demás, todos se ayudan a superar sus
errores y avanzar juntos hacia la verdad de las cosas.
Pero para Nietzsche, es simplemente el modo con el que tratan de obtener
provecho los débiles, los que no pueden conseguir sus propósitos de otra
forma. Para Nietzsche, en una sociedad sana en donde la lealtad, la con-
fianza y el respeto dominan las relaciones humanas, el dialéctico (el que
pide y da razones de todas las cosas) es un maleducado. Nietzsche llega a
afirmar que es un síntoma de debilidad (tiene un origen patológico igual
que la moral racional) y era además una forma de vengarse Sócrates contra
los nobles atenienses de vieja cepa, especialmente por el uso de la ironía.

- razón=virtud=felicidad: Es la fórmula del llamado intelectualismo mo-


ral, la teoría ética socrática que afirma que el conocimiento es la virtud, lo
que hace bueno a quien lo posee y, consecuentemente, lo que te puede ha-
cer feliz. La prudencia es la virtud superior, la que te proporciona fortaleza
emocional y moderación en las costumbres. Y como consecuencia de todo
esto, la ignorancia se convierte en el origen de todos los males.
Pero para Nietzsche, esta ecuación moral es la más extraña de todas las
ecuaciones, pues para él una vida dichosa y plena es imposible sin decir sí
a los instintos. La gran traición cometida por Sócrates a su pueblo.

- instintos: Son las pasiones, los deseos profundos que brotan de nuestra
animalidad primitiva y original, de lo inconsciente, del cuerpo. Por eso la
moral racional y el cristianismo detestan y castigan al cuerpo. Los instintos
tienen una fuerza bruta casi incontenible que solo los grandes ascetas pue-
den dominar. Como Sócrates, que cuando el fisonomista extranjero le dijo,
al ver lo feo que era, que tenía todos los malos instintos, Sócrates le dio la
razón pero le dijo también que los había dominado todos.
La moral antigua y la Iglesia han querido siempre acabar con ellos, ense-
ñando una la ataraxia y otra el ascetismo. Sin embargo, Nietzsche propon-
drá un concepto nuevo: espiritualización de las pasiones. Contra el méto-
do de acabar con los instintos y convertirnos en seres insensibles, espiri-
tualización de las pasiones. Espiritualización de las pasiones: instintos +
inteligencia = crear algo bueno, bello, más humano, divino.

TEXTO 4

“He dado a entender de qué modo fascina Sócrates, parece un médi-


co, un salvador. ¿Será preciso mostrar el error que contenía su creencia en
la "razón a todo trance"? Se engañan a sí mismo los moralistas y los filó-
sofos al imaginarse que van a salir de la decadencia haciéndole la guerra.
Escapar de ella es imposible, y el remedio que eligen, lo que consideran
como medio de salvación, no es más que otra manifestación de decaden-
cia; no hacen más que cambiar su forma de expresión, pero no la supri-
men. El caso de Sócrates representa un error, toda la moral de perfeccio-
namiento, incluso la moral cristiana, ha sido un error. Buscar la luz más
viva, la razón a toda costa, la vida clara, fría, prudente, consciente, despo-
jada de instintos y en lucha con ellos, no fue más que una enfermedad, una
nueva enfermedad, y en manera alguna un regreso a la virtud, a la salud, a
la dicha. Verse obligado a luchar con los instintos, es la fórmula de la de-
cadencia, mientras que, en la vida ascendente, felicidad e instinto son
idénticos.”

EXPLICACIÓN DEL TEXTO 4

A muchos en su época, Sócrates les pareció un médico, un salvador.


Su propuesta de una vida racional y virtuosa, sin instintos ni pasiones, pa-
recía la fórmula idónea para alcanzar la felicidad y evitar la degeneración
interior propia de los hombres débiles y miedosos. Pero para Nietzsche, no
se puede escapar de la decadencia por medio de la razón. Ser racional por
encima de todo es simplemente otro síntoma de la misma enfermedad, de
la misma degeneración.
Sócrates y Platón fueron un error. La moral racional fue un error. La
moral cristiana fue un error (recuérdese que para Nietzsche el cristianismo
no es más que platonismo para analfabetos). Todas esas “morales de per-
feccionamiento” han sido un error. No han perfeccionado, no han mejora-
do. Al revés, han degenerado, han empeorado. “Razón=virtud=felicidad”,
la fórmula del intelectualismo moral, de toda moral racional, es una gran
mentira, sólo predican un estilo de vida descendente: cuanta menos vida,
mejor.
Para Nietzsche, un estilo de vida ascendente, de más vida, hay que
decir sí a los instintos, sí a las pasiones.

RESUMEN DEL TEXTO 4

La elección de la razón como remedio para salir de la degeneración


no es más otro síntoma de la misma enfermedad. Se engañan a sí mismos
los filósofos, moralistas y cristianos cuando creen que una vida de pruden-
cia y despojada de todo instinto puede curarles de su degeneración. La mo-
ral enseñada ha sido un error y no un camino hacia la perfección, esto es, a
la virtud, la salud y la felicidad. Luchar contra los instintos es disminuir la
vida. En la vida ascendente, la felicidad es decir sí a los instintos.
DEFINICIONES DEL TEXTO 4

- moralistas: De acuerdo con el texto, moralistas serían todos aquellos que


tratan de imponer la moral a los demás o la siguen ellos mismos estricta-
mente. Para Nietzsche son enfermos, decadentes, que se engañan a sí mis-
mos al creer que pueden escapar de su estado valiéndose de la razón. Pero
usar la razón no es más que otro síntoma de la misma enfermedad. Salir de
la decadencia para estas personas es imposible. La moral racional, la moral
cristiana, predican que nos perfeccionan pero sólo son una muestra más de
su estilo de vida descendente. La fórmula socrática ha sido un error. Lu-
char contra los instintos es un error. En una moral sana de más vida, felici-
dad e instinto son la misma cosa.

- decadencia: Es el estado de menos vida, de pérdida de la voluntad de po-


der, de falta de voluntad de vivir, de impotencia, y al mismo tiempo de re-
sentimiento, odio a la vida, miedo y deseo de venganza. Es un estado de
degeneración espiritual y fisiológica, es una enfermedad de la que no se
puede escapar. Para Nietzsche, el decadente no sabe qué hacer con sus ins-
tintos, por eso trata de eliminarlos para que no le destruya su fuerza bruta.
Pero la razón no lo cura, lo hunde más en su decadencia. Es el caso de Só-
crates.

- moral de perfeccionamiento: Es la moral tradicional, la moral que se


nos ha enseñado, la moral racional o intelectualismo, y también la moral
cristiana, las cuales nos han inculcado que nos “perfeccionan”, esto es, que
nos hacen mejores. Su fórmula: razón=virtud=felicidad.
Toda moral de perfeccionamiento nos enseña que las pasiones o instintos
son malos, nos envilecen y hay que luchar contra ellos. Y como el cuerpo
es su origen hay que despreciarlo, castigarlo. La fórmula de toda moral de
perfeccionamiento es la represión, la castración de los instintos. Por eso es
una moral contranaturaleza. Pero así no se sale de la decadencia.

- moral cristiana: Es la moral de la religión cristiana, una religión apro-


piada para los pobres de espíritu, hombres débiles, enfermos, sin vida, sin
voluntad de poder. Es una de las llamadas irónicamente por Nietzsche
“morales de perfeccionamiento”. Eligen como virtud la prudencia, la vida
sin instintos, la fe en un más allá. Según el texto ha sido un error, una mo-
ral contranaturaleza.
- razón: Valga la definición del concepto incluida en el texto 3.

- virtud: En general podríamos definir virtud como la capacidad o la dis-


posición para hacer algo bueno. Pero una vez dicho esto hay que reconocer
que virtud no es lo mismo para las morales de perfeccionamiento que para
Nietzsche. Para la moral racional y la moral cristiana, la principal virtud es
la prudencia, una virtud intelectual incompatible con el sí a las pasiones.
Las pasiones o instintos son considerados algo irracional que causan el vi-
cio (lo contrario de la virtud) y que, por tanto, hay que reprimir. De ahí que
virtudes sean para estas morales la humildad, la mansedumbre, la castidad,
etc. Sin embargo, para Nietzsche la virtud es la aceptación de las pasiones,
deseos, apetitos. Eso es la salud que nos puede dar la felicidad. Si bien es
cierto que Nietzsche no piensa en dar rienda suelta a todo apetito, ya que
su fuerza bruta puede llegar a destruirnos. Nietzsche piensa que hay que
sumar la inteligencia a esa fuerza de la naturaleza que son las pasiones
para sacar algo bueno de ellas. De ahí nace su concepto de “espiritualiza-
ción de las pasiones”. Para Nietzsche, virtud es todo lo que te da más vida,
aumenta tu voluntad de poder.

- instintos: Son todas aquellas emociones y apetitos de nuestra animalidad


original, la manifestación de la vida, de la voluntad de poder. Tienen su
origen en el cuerpo y por eso las morales de perfeccionamiento lo han cas-
tigado, enfermado y debilitado. Son para Nietzsche ejemplos de instintos
el deseo de dominio, de poder, de procreación, de venganza, etc. Los ins-
tintos tienen una enorme fuerza bruta y se les ha hecho la guerra desde la
moral y la religión. Recordemos la consigna evangélica: “Si tu ojo derecho
te escandaliza, arráncatelo”, que quiere decir, “Evita la tentación y evitarás
el pecado”. Se ha practicado con ellos la castración, un síntoma de deca-
dencia. Pero para Nietzsche matar los instintos es matar la vida. Para Nie-
tzsche, felicidad e instinto son lo mismo.

- vida ascendente: Es el estilo de vida en el que se dice sí a los instintos,


el único que es propio de una moral sana y por el que se puede ser feliz.
Contraria a la fórmula de la decadencia “razón=virtud=felicidad” propia de
la moral socrático-platónica y de la moral cristiana. Para Nietzsche más
vida es más voluntad de poder.
TEXTO 5

“¿Queréis que os diga todo lo que es peculiar a los filósofos?... Por


ejemplo, su falta de sentido histórico, su odio a la idea del devenir, su
egipticismo. Creen honrar una cosa, despojándola: de su aspecto histó-
rico, sub specie aeternitatis, cuando hacen de ella una momia. Todo lo que
han manejado los filósofos desde hace millares de años, son ideas mo-
mias; nada real ha salido vivo de sus manos. Esos señores idólatras de
las ideas, cuando adoran, matan y rellenan de paja: todo lo ponen en peli-
gro de muerte cuando adoran. La muerte, la evolución, la edad, lo mismo
que el nacimiento y el crecimiento, son para ellos, no sólo objeciones, sino
hasta refutaciones. Lo que es, no deviene, no se hace, y lo que deviene o se
hace, no es. Todos creen desesperadamente en el ser. Pero como no pue-
den apoderarse de él, buscan las razones del por qué se les escapa: "Es for-
zoso que haya ahí una apariencia, un engaño, por efecto del cual no pode-
mos percibir el ser; ¿dónde está el impostor?" "Ya lo tenemos cogido -gri-
tan alegremente-; ¡es la sensualidad! Los sentidos, que por otra parte son
tan inmorales... los sentidos son quienes nos engañan acerca del mundo
verdadero."
Consecuencia: hay que desprenderse de la ilusión de los sentidos,
del devenir, de la historia, de la mentira: la historia no es más que la fe en
los sentidos, la fe en la mentira. Consecuencia: negar todo lo que supone
fe en los sentidos, negar todo el resto de la humanidad; eso pertenece al
pueblo. Hay que ser filósofo, hay que ser momia, hay que representar el
monoteísmo con una mímica de sepulturero. Y, ante todo, que perezca el
cuerpo, esa lamentable idea fija de los sentidos, ¡el cuerpo contaminado de
todos los defectos que puede descubrir la lógica, refutado, hasta imposible,
si se quiere, aunque es tan impertinente que se porta como si fuera real!...”

EXPLICACIÓN DEL TEXTO 5

Nietzsche empieza diciendo que en los filósofos (metafísicos) es caracte-


rístico su deprecio y rechazo a la idea del devenir, es decir, del cambio.
Solo reconocen y dan valor a lo que es permanente (sub specie aeternita-
tis). Por eso, el nacimiento, el crecimiento o la evolución, la muerte… en
fin, los cambios, son pruebas del poco valor de una cosa. Para los filóso-
fos, “lo que es no cambia; lo que cambia no es”. El egipticismo de los filó-
sofos al que Nietzsche se refiere consiste en su costumbre de momificar la
realidad a base de conceptos. Los filósofos cogen algo vivo y lo disecan
cuando crean sus conceptos por medio de la razón. Y luego los tratan con
el mismo respeto y reverencia que el sepulturero trata un cadáver. El “ser
humano”, “el bien”, “el ser”, etc. son conceptos racionales, o sea, ideas-
momia, cadáveres, restos de algo que estaba vivo. La razón, cuando abs-
trae, mata. Para Nietzsche, el individuo es real, único y vivo. Pero llega la
razón, abstrae del mismo individuo una característica, le da nombre y crea
un concepto. Pero el concepto no es algo real, ni único, ni vivo. La metafí-
sica es creer en los conceptos.
Los filósofos tiene su fe puesta en “el ser” (sólo un concepto para Nietzs-
che), pero para aquéllos, algo real, eterno y perfecto que hay en las cosas
aunque no lo podamos ver. Por eso, lo que sí ven lo consideran una mera
apariencia de las cosas. Lo que las cosas son verdaderamente, su esencia,
se nos escapa a los sentidos. Todos los filósofos piensan que los sentidos
nos mienten acerca de la realidad, además de alejarnos de la virtud moral.
¿Qué sacan en consecuencia los filósofos? Pues que hay que rechazar la
ilusión de los sentidos, la ilusión del cambio, de la historia…, aunque el
resto de la humanidad sí crea en los sentidos. Para el filósofo, el que cree
en los sentidos es un ignorante. Y otra característica más de los filósofos:
además de despreciar los sentidos, el filósofo desprecia el cuerpo, fuente
de todos los vicios. Incluso lo niega aunque se manifieste como si fuera
muy real.

RESUMEN DEL TEXTO 5

Los filósofos creen que lo que cambia carece de valor, que sólo es valioso
aquello que es permanente, es decir, eterno. Creen que lo que nace, crece y
cambia no es, y que lo que es no cambia. Por eso rechazan la historia y la
idea misma del devenir. Los filósofos practican el egipticismo: momifican
la realidad cuando crean sus conceptos (ideas-momia). Los conceptos son
cadáveres. La metafísica es fe en los conceptos. Los filósofos tienen su fe
puesta en “el ser” (un concepto, un cadáver para Nietzsche), pero para
ellos la verdadera realidad. Y como no lo pueden ver concluyen que los
sentidos les engañan. Por eso renuncian a los sentidos. Piensan que creer
en los sentidos es cosa de gente ignorante. Y, como consecuencia, también
hay que rechazar el cuerpo, causa de toda inmoralidad.

DEFINICIONES DEL TEXTO 5


- devenir: Es “el llegar a ser” una cosa algo distinto de lo que es, esto es,
el cambio en las cosas. En el texto, Nietzsche acusa y critica a los filósofos
su odio a la idea del devenir, como su falta de sentido histórico y su egipti-
cismo, su costumbre de momificar, disecar. Para Nietzsche, los filósofos
metafísicos solo tienen por valiosa y verdadera una cosa si no cambia, si es
eterna. Solo creen en los conceptos que la razón crea, sobre todo en el ser.
Pero estos conceptos abstractos son la realidad disecada, momificada. Para
Nietzsche, la realidad es devenir. El mundo del cambio que nos muestran
los sentidos es el único mundo verdadero. Por eso salva a Heráclito de su
crítica a los filósofos, el que siempre sostuvo que la naturaleza es devenir.

- ideas momias: Son los conceptos que la razón crea por un proceso de
abstracción de lo común que hay en los individuos de una misma especie o
género. Los conceptos se crean cuando se iguala lo que no es igual. Por
eso las ideas, los conceptos, son como momias, restos inertes de algo que
estaba vivo. Para Nietzsche, los filósofos, cuando crean sus conceptos y
con ellos sus teorías (como la teoría de las ideas de Platón) matan la reali-
dad, la momifican. Pero a sus ideas momias las llaman la realidad, el mun-
do verdadero.
Nietzsche es de la opinión de los empiristas defensores del nominalismo.
Los conceptos no son más que nombres (palabras) con los que denomina-
mos ideas de la razón sin ningún referente real.

- señores idólatras de ideas: Son los filósofos metafísicos, adoradores de


conceptos, aquellos que creen que la verdadera realidad la forman los con-
ceptos. Probablemente, el caso más representativo sea el de Platón con su
teoría de las ideas. En otro aforismo también los llama enfermos tejedores
de telas de araña. Crean un mundo racional, estable y perfecto, a la medida
de su debilidad. Para Nietzsche son enfermos degenerados sin fuerza vital
para hacer frente a la vida tal cual es.

- el ser: Es el concepto metafísico por excelencia, pero el más vacío, el


más alejado de la realidad. Es un concepto abstracto hecho por la razón.
Supuestamente es el rasgo común de todas las cosas que existen. Todos los
filósofos creen en él, pero como no lo pueden ver creen que la sensibilidad
les engaña. Desde Parménides de Elea todos han creído ciegamente que
“Sólo el ser es y el no ser no es”; o como se dice en el texto: “Lo que es,
no deviene, no se hace, y lo que deviene, no se hace, no es”.
TEXTO 6

“La otra cosa peculiar a los filósofos no es menos peligrosa: consiste


en confundir las cosas últimas con las primeras. Ponen al principio lo que
viene al final, desgraciadamente, pues no debería venir nunca: los concep-
tos más elevados, es decir, los conceptos más generales y más vacíos, la
última embriaguez de la realidad que se evapora, eso es lo que ponen al
principio y lo que convierten en principio. Vemos ahí de nuevo la expre-
sión de su manera de venerar; lo más alto no puede venir de lo más bajo, ni
por lo general puede venir. La conclusión que se desprende es que todo lo
que es de primer orden debe ser causa sui. Cualquier otro origen es consi-
derado como una objeción, como algo que hace dudar del valor de la cosa.
Todos los valores superiores son de primer orden, todos los conceptos su-
periores, el ser, lo absoluto, el bien, la verdad, la perfección, todo eso no
puede venir a ser, es necesario que sea causa sui. Tampoco puede ser eso
desigual entre sí ni hallarse en contradicción. Así es como llegan a su con-
cepto de Dios. La cosa última, la más tenue, la más vacía, ocupa el primer
lugar como causa en sí, como ens realissimum. ¡Que haya tenido la huma-
nidad que tomar en serio los dolores de cabeza de esos enfermos urdido-
res de telas de araña! ¡Y que lo haya pagado tan caro!”

EXPLICACIÓN DEL TEXTO 6

Nietzsche nos dice en ente texto que otra cosa característica de los filóso-
fos es invertir el orden de las cosas: creer que va al principio lo que en rea-
lidad va al final, y viceversa. Se refiere concretamente a la creencia de que
los conceptos son lo primero, y el individuo es lo último. Dicho de otra
manera: el concepto es la causa y el individuo es la consecuencia, cuando
es ciertamente al revés. Pensemos el Platón: el bien es la causa, las cosas
buenas una consecuencia.
Además, Nietzsche afirma que aquí se ve de nuevo la manera de valorar
las cosas del filósofo. Para él, lo primero no puede ser consecuencia sino
causa, pero al mismo tiempo causa sin causa, causa sui. De ahí que todos
los conceptos, el ser, el bien o Dios son causa sui. Especialmente Dios, el
ens realissimum. Sin embargo, siendo para Nietzsche Dios el concepto más
vacío, la última realidad, es para el filósofo lo más real, la cosa primera. Y
acaba el texto con el lamento de que haya tenido la humanidad que sopor-
tar esa “parida mental” llamada metafísica.
Podíamos tener en cuenta que Nietzsche viene a pensar en este asunto
como los nominalistas. Los conceptos sólo son palabras, ni siquiera se re-
fieren a una idea, son lo más vacío y alejado de la realidad. Pero para el fi-
lósofo metafísico son lo más real y verdadero.

RESUMEN DEL TEXTO 6

Los conceptos más generales son lo más vacío y alejado de la realidad. Sin
embargo, son para el filósofo lo más real y verdadero. Esta forma de pen-
sar y de valorar suponen poner el mundo al revés, un gran peligro y una
desgracia para la humanidad. La lógica de la metafísica es poner al princi-
pio lo que debería ir al final, o mejor, ni siquiera venir. El ejemplo más cla-
ro es el concepto de Dios, el concepto más vacío y alejado de la realidad es
considerado el ens realissimum. Sin embargo, para Nietzsche, no es más
que el producto de una mente enferma.

DEFINICIONES DEL TEXTO 6

- conceptos: Son un producto de la razón cuando ésta abstrae lo común


que hay en las cosas de una misma especie o género. Son ejemplos en el
texto, el ser, el bien, la verdad, lo absoluto, la perfección… pero también
diríamos el ser humano o la silla. En otro aforismo Nietzsche también los
llama ideas momia. Para los filósofos de la razón, los filósofos metafísicos
como Platón, constituyen la verdadera realidad. Y como no se pueden ver
pero se cree en ellos se les sitúa en otra dimensión, otra realidad. Además,
puesto que los conocemos, algo de nosotros ha vivido en ella, el alma, que
ya la ha conocido antes de nacer.
Para Nietzsche, los conceptos solo son nombres (nominalismo) con los que
designamos ideas abstractas sin realidad referente. Llega a decir en el texto
que son un “dolor de cabeza” (una parida mental)

- valores superiores: En el texto se refiere a los conceptos de la metafísi-


ca. Véase la definición anterior. Para el filósofo metafísico, los conceptos
son la realidad más valiosa. En su mundo jerarquizado, las ideas supremas
son lo más valioso: el ser, el bien, la verdad, Dios. Para la metafísica siem-
pre hay un ser máximamente real (ens realissimum y causa sui), la Idea del
Bien para Platón o Dios para Descartes. Son causa de todas las demás co-
sas pero ellos mismos no han sido causados o, dicho de otro modo, son
causa de sí mismos.

- enfermos urdidores de telas de araña: Se refiere a los filósofós metafí-


sicos con sus teorías de mundos racionales y verdaderos trascendentes a
toda experiencia sensible. Son gente enferma pues crean un mundo estable
y perfecto a la medida de su debilidad. Son incapaces de soportar el paso
del tiempo y el cambio, el sinsentido de la existencia. Véase el concepto
anterior de “señores idólatras del ideas”.

TEXTO 7

“Supongo que me agradecerán los lectores que condense en cuatro


tesis una idea tan importante y nueva como la que vengo tratando, así faci-
lito la comprensión y provoco también la contradicción.
Primera proposición. --- Las razones por las cuales se ha llamado a este
mundo un mundo de apariencias, prueban su realidad, por el contrario.
Otra realidad es indemostrable en absoluto.
Segunda proposición.-- Los signos distintos que se han atribuido a la ver-
dadera esencia de las cosas, son los signos característicos del no ser, de la
nada; por virtud de esta contradicción. se ha constatando el mundo verdad
como mundo real y verdadero, cuando es el mundo de las apariencias en
cuanto ilusión de óptica moral.
Tercera proposición.- Hablar de otro mundo distinto de éste, carece de sen-
tido, suponiendo que no nos domine un instinto de calumnia, de empeque-
ñecimiento y de suspicacia contra la vida. En este último caso nos venga-
mos de la vida con la fantasmagoría de una vida distinta, de una vida me-
jor.
Cuarta proposición.-- Dividir el mundo en un mundo real y un mundo de
apariencia, ya sea a la manera del cristiana, ya al modo de Kant (un cristia-
no pérfido, en último resultado), no es más que una sugestión de la deca-
dencia, un síntoma de la vida descendente. El hecho de que el artista tenga
en mayor aprecio la apariencia que la realidad, no arguye contra esta pro-
posición, pues en tal caso, la apariencia significa la realidad reproducida
una vez más, en forma de selección, de acrecentamiento, de corrección. El
artista trágico no es un pesimista, dice que sí a todo lo problemático y te-
rrible, es Dionisio.”

EXPLICACIÓN DEL TEXTO 7

Se trata de un texto en el que se resume en cuatro tesis la crítica a la meta-


física y el papel de la razón en la filosofía.
El filósofo, un hombre débil para afrontar la vida, se refugia en los concep-
tos, en las ideas que la razón crea. La sensibilidad asusta al débil y por eso
la rechaza. Y el lenguaje, al usar por necesidad los conceptos, colabora en
el mantenimiento del error de la metafísica.
Las cuatro tesis o proposiciones de Nietzsche son:
1.- Las características del llamado por la metafísica “mundo aparente”
(sensible, plural, cambiante, etc.) son la prueba de su verdad.
2.- Las características del llamado por la metafísica “mundo verdadero”
(inteligible, perfecto, eterno, etc.) son la prueba de su inexistencia, de su
mentira.
3.- Inventar y hablar de otro mundo aparte del único mundo de la inmedia-
tez y de los sentidos, sólo puede ser explicado por un odio a la vida y un
deseo de venganza contra ella.
4.- El dualismo ontológico de la metafísica tradicional, sea a la manera de
Platón (mundo sensible/inteligible), el cristianismo (tierra/cielo) o Kant
(fenómeno/noúmeno), es el síntoma de una enfermedad y la puesta en
práctica de un estilo de vida descendente. En la crítica a los creadores de
ficción que se creen sus propias mentiras, los filósofos, deja Nietzsche a un
lado al artista, en el que hay una consciente voluntad de ficción. El artista
no crea otro mundo con características opuestas al único mundo real. El ar-
tista recrea en su ficción el único mundo real.

RESUMEN DEL TEXTO 7

Las características del “mundo aparente” son la prueba de su realidad, y


las características del “mundo verdadero” son la prueba de falsedad. Esa
fantasmagoría llamada dualismo ontológico sólo se explica desde un odio
a la vida y un deseo de venganza por parte de una mente enferma. Al artis-
ta, como creador de ficción, no le afecta esta crítica: el artista no crea mun-
dos perfectos y opuestos al único mundo real para huir de él; el artista sólo
recrea el único mundo existente problemático y terrible. Por eso el artista
es trágico, es Dionisio.
DEFINICIONES DEL TEXTO 7

- mundo de apariencias: En el texto se refiere al mundo de los sentidos,


el mundo del cambio y la pluralidad. Pero para Nietzsche, las razones que
la metafísica ha propuesto para llamarlo aparente prueban sin embargo su
realidad. Que sea el mundo en el que las cosas nacen y mueren, cambian,
sean materiales, visibles, imperfectas … son todo pruebas de su verdad. El
mundo aparente para la metafísica es el mundo real, el único y verdadero.

- mundo verdad: En el texto es llamado así al mundo de la verdadera es-


encia de las cosas según la metafísica. Sería el mundo inteligible de Platón,
por ejemplo. Pero para Nietzsche, es el mundo del no ser, de la nada. Todo
lo que se ha dicho del mismo (eternidad, perfección, etc.) son prueba de su
falsedad. Además, apunta Nietzsche, este mundo verdad nos ha obligado
moralmente. La Ontología de la falsedad ha traído consigo una moral
contranaturaleza.

- vida: Valga la definición del concepto de textos anteriores. La ontología


metafísica tiene una explicación psicológica profunda: miedo y odio a la
vida: Hablar de otro mundo distinto del que está ante nuestros sentidos
solo tiene una explicación: un instinto de calumnia, empequeñecimiento y
suspicacia contra la vida.

- artista trágico: Es el hombre con una decidida voluntad de ilusión, de


ficción. Es un creador de ficción. Pero a diferencia del metafísico que tam-
bién crea un mundo ficticio al que llama verdadero, el artista recrea la fic-
ción como como tal, incluso la aumenta y juega con ella. Por eso es un
hombre trágico pero no pesimista. No dice no a la vida. Dice sí a todo lo
terrible y problemático de la vida, es Dionisio. Dice sí a las pasiones, a los
instintos, a la vida.

TEXTO 8
“Todas las pasiones tienen una época en que son funestas, en que en-
vilecen a sus víctimas con el peso de la brutalidad, y una época posterior,
mucho más tardía, en que se desposan con la inteligencia y se espirituali-
zan. Antaño, la brutalidad de la pasión era causa de que se hiciera la gue-
rra a la pasión misma, de que se conjurasen los hombres para aniquilarla.
Todos los antiguos juicios morales están de acuerdo en este punto: hay
que matar las pasiones, La fórmula más célebre de esa idea está en el Nue-
vo Testamento, en aquel Sermón de la Montaña, en que, dicho sea de paso,
no se toman todas las cosas desde cierta altura. Allí se dice, por ejemplo,
refiriéndose a la sexualidad: "Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de
pecar, sácatelo."
Felizmente, ningún cristiano ha cumplido al pie de la letra este pre-
cepto. Destruir las pasiones y los deseos únicamente por su brutalidad y
para evitar las consecuencias nocivas que ésta produce, nos parece hoy,
una forma particular de la tontería. No admiramos a los dentistas que
arrancan las muelas en previsión de que puedan doler. Hay que confesar,
por otra parte, que en el terreno en que se desarrolló el cristianismo primi-
tivo, la idea de la espiritualización de las pasiones no podía ser bien com-
prendida. La Iglesia primitiva luchaba, como es sabido, con los intelec-
tuales en beneficio de los pobres de espíritu; ¿cómo había de esperarse de
ella una guerra inteligente contra las pasiones? La Iglesia combate las pa-
siones por el método de extirpación radical; su sistema, su tratamiento, es
la castración. No se pregunta jamás: ¿cómo se espiritualiza, embellece y
diviniza un deseo? En todas las épocas ha puesto el peso de la disciplina
al servicio del exterminio (de la sensualidad, del orgullo, del deseo de do-
minar, de poseer y de vengarse). Mas atacar la pasión de raíz es atacar la
raíz de la vida; el procedimiento de la Iglesia es nocivo para la vida.”

EXPLICACIÓN DEL TEXTO 8

Como en otras ocasiones, Nietzsche suele distinguir entre lo que se


pensaba antiguamente (en los tiempos del pensamiento metafísico y reli-
gioso, tiempos de peor comprensión de las cosas) y lo que se piensa hoy en
día (tiempos de mayor intelectualidad y comprensión).
Pues bien, Nietzsche empieza diciendo que antiguamente se hacía la
guerra a las pasiones para que a uno no le destruyeran a causa de su fuerza
bruta. Ese era el objetivo de toda norma moral: matar las pasiones (la sen-
sualidad, el orgullo, el deseo de poder, de posesión, de venganza, etc.). El
ejemplo más paradigmático lo encontramos en el Sermón de la Montaña:
“Si tu ojo derecho te escandaliza, arráncatelo”. Esto es: evita la tentación y
evitarás el pecado. Pero esta guerra contra los instintos para aniquilarlos y
así evitar que nos puedan hacer daño es para Nietzsche algo muy muy
poco inteligente. Desde luego, de la Iglesia cristiana que luchaba por los
pobres de espíritu y contra los intelectuales no se podía esperar otra cosa.
Afortunadamente, dirá Nietzsche, hoy no pensamos así. ¿No se pue-
de hacer algo más inteligente con las pasiones que tratar de destruirlas?
Cuando las pasiones se unen con la inteligencia se espiritualizan. ¿Qué
quiere decir esto de espiritualizar una pasión? Primero de todo tengamos
en cuenta que las pasiones, los instintos, nacen del cuerpo. Por tanto, espi-
ritualizar una pasión sería crear algo no material (espiritual) a partir de
algo con un origen biológico o material (el cuerpo). En la época de Nietzs-
che se llamaban Ciencias del espíritu a las ciencias humanas y sociales.
Por tanto, la espiritualización de una pasión es una creación humana a par-
tir de algo natural y biológico. Son ejemplos de espiritualización de una
pasión el amor y la enemistad, cosas más bellas y humanas que el puro ins-
tinto del que nacen. Lo veremos en textos posteriores.
En definitiva, para Nietzsche, la extirpación de las pasiones, la cas-
tración (en sentido metafórico), esto es, su represión, como ha sido norma
de la moral que se nos ha enseñado, es atacar la vida, es ir contra la vida.

RESUMEN DEL TEXTO 8

Nietzsche afirma en el texto que antiguamente los moralistas y los


cristianos despreciaban las pasiones (“la sensualidad, el orgullo, el deseo
de poder, de posesión o de venganza”, p.ej.) ya que las consideraban peli-
grosas, capaces de destruir al que las sufre por su enorme fuerza bruta. Por
eso, el propósito de su moral era eliminar las pasiones; su método: la cas-
tración (la represión), la extirpación de los instintos, de los deseos. Nietzs-
che pone el ejemplo del Nuevo Testamento en donde se dice que “Si tu ojo
derecho es para ti una ocasión de pecar, sácatelo”; lo que quiere decir que
eliminando la tentación evitas el pecado. O sea, eliminando la pasión se
elimina su peligro, sus posibles malas consecuencias.

Pero Nietzsche afirma que hoy en día hay que ser más inteligente.
¿No se puede hacer algo mejor con las pasiones? Nietzsche propone la
idea de “espiritualización de las pasiones”: hacer o crear algo bueno y be-
llo con esa pasión para no tener que reprimirla, buscarle un cauce de ex-
presión, transfigurarla, aprovecharla en favor del que la tiene para ser más
uno mismo (p. ej. a través del arte). Nietzsche piensa que reprimir las pa-
siones es ir en contra de la vida; por eso la Iglesia, que ha impuesto la dis-
ciplina moral para exterminar el deseo, está en contra de la vida.

DEFINICIONES DEL TEXTO 8

- pasiones: Son los instintos, los deseos. Véase las definiciones de “instin-
tos” de los textos 3 y 4.

- juicios morales: Un juicio moral es toda afirmación u opinión acerca de


la moralidad de un hecho. En el texto se afirma que todos los juicios mora-
les han estado de acuerdo siempre en un punto: hay que matar las pasiones
por culpa de su fuerza bruta. Han ido siempre en la dirección de reprimir
los instintos (“Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecar, sácatelo”.)

- espiritualización de las pasiones: Se trata de un concepto complejo por


el que Nietzsche se plantea que se dé un trato inteligente a las pasiones, y
no se las aniquile como ha buscado siempre la moral racional y la religión
cristiana. Espiritualizar una pasión significa crear a partir de ella algo más
bello y humano, divinizarla. Así ponemos a las pasiones en favor nuestro,
obtenemos de ellas algo bueno, positivo, y no tenemos que reprimirlas
para evitar que su fuerza bruta sin control nos destruya. Para Nietzsche son
ejemplo de espiritualización de una pasión el amor y la enemistad. La pri-
mera lo es de la sexualidad y la segunda del deseo de exterminio de los
enemigos. Para Nietzsche es más inteligente practicar el amor y la enemis-
tad.

- pobres de espíritu: Son aquellos hombres débiles, sin fuerza vital, dege-
nerados, impotentes ante una tentación, una pasión. Para Nietzsche son
hombres enfermos, sin voluntad de poder. Para ellos se creó la metafísica y
la moral racional, para ellos se predicó el cristianismo. A ellos va dedicado
el Sermón de la montaña. Ellos son los bienaventurados, para ellos será el
reino de los cielos. Practican una moral de esclavos, son gregarios, sus va-
lores son los de la mediocridad y el empequeñecimiento: humildad, mans-
edumbre, castidad… Les domina un resentimiento contra la vida y un de-
seo de vengarse contra el hombre fuerte y orgulloso, el vitalista.
- castración: Es (metafóricamente hablando) el método de la Iglesia de
extirpación radical de las pasiones. Un método nada inteligente: matar las
pasiones para que su fuerza bruta no te destruya. Pero matar las pasiones
es matar la vida. Es propio de los hombres débiles. Nietzsche propone una
alternativa a la castración: la espiritualización de las pasiones.

- vida: Valga la definición del concepto de textos anteriores.

TEXTO 9

“Consideremos, por último, cuánta candidez hay en decir: el hombre


debería ser de esta manera. La realidad nos muestra una maravillosa ri-
queza de tipos, una verdadera exuberancia en la variedad y en la profusión
de las formas. Pero viene cualquier moralista de plazuela y dice: "No; el
hombre debería ser de otra manera." ¿Sabe siquiera como debería ser él
mismo, ese santurrón, que se retrata en la pared y dice: Ecce homo? Hasta
cuando el moralista se dirige sólo a un individuo para decirle: "¡Debe ser
así!", se pone en ridículo. De cualquier modo que le consideramos, el indi-
viduo forma parte de la fatalidad, es una ley más, una necesidad más para
todo lo que está por venir,. Decirle: "Muda tu naturaleza", es desear la
transformación de todo, aunque sea una transformación hacia atrás. Y ver-
daderamente ha habido moralistas consecuentes que querían que los hom-
bres fuesen distintos, es decir, virtuosos. Querían hombres a su imagen;
por eso han negado el mundo. ¡Basta de delirios! ¡Basta de formas modes-
tas de la inmodestia! La moral, por poco que condene, es en sí misma, y
no en relación con la vida, un error específico con el cual no hay que tener
compasión, una idiosincrasia de degenerados que ha hecho mucho daño.
En cambio, nosotros los inmoralistas hemos abierto de par en par nuestro
corazón a toda clase de comprensión, de inteligibilidad y de aprobación.
No negamos fácilmente, nos honramos en ser afirmativos. Nuestros ojos
están muy abiertos para esa economía que necesita y sabe aprovecharse de
todo lo que rechaza la santa sinrazón, la razón enferma del sacerdote, para
esa economía de la ley vital que aprovecha hasta las más repugnantes
muestras de beatos, curas y corifeos de la virtud. ¿Qué ventajas obtiene?
Nosotros mismos, nosotros los inmoralistas, somos una respuesta vivien-
te.”
EXPLICACIÓN DEL TEXTO 9

Nietzsche afirma en el texto que a pesar de que la realidad nos muestra una
extraordinaria variedad de formas de ser, los moralistas siempre se han em-
peñado en que seamos solo de una: "virtuosos". Se pasan la vida diciendo
a la gente cómo tiene que ser. Pero la verdad es que su empeño es absurdo
e inútil, y solo muestra lo estúpidos que son. Según Nietzsche, cada perso-
na es de una manera determinada y no puede ser de otra manera distinta a
como es aunque la fuercen a ello. Cada individuo es una fatalidad, un re-
sultado, un destino. Por eso, la moral no solo es inútil tratando de cambiar
a la gente sino que sobre todo trae consigo frustración y sentimientos de
culpa. La moral es el error de una panda de degenerados que ha hecho mu-
cho daño. Sin embargo, Nietzsche afirma que los inmoralistas como él son
afirmadores de vida, es decir, comprenden y aprueban cualquier forma de
ser y de vivir, no rechazan a nadie. ¿A nadie? Sí, a nadie; incluso puede ser
rentable la existencia de gente enferma como los curas y moralistas. ¿Qué
rentabilidad?: que haya quien se oponga a ellos, los inmoralistas y anticris-
tianos como Nietzsche. Este sería un ejemplo de lo que Nietzsche entiende
por “enemistad” como espiritualización de una pasión. Es más inteligente
practicar la enemistad que exterminar a los enemigos.

RESUMEN DEL TEXTO 9

Los moralistas, además de enfermos y degenerados, demuestran ser unos


ingenuos cuando pretenden que la gente cambie, es decir, que sea de una
manera determinada, como ellos quieren, virtuosos. Cada ser humano es
un destino, un producto, una fatalidad, el resultado de todo lo que ha vivi-
do. Cambiarlo es imposible. Es un delirio, una locura, un tremendo error
que ha hecho mucho daño. En cambio, los inmoralistas dicen sí a cualquier
forma de ser, incluso a la forma de ser del moralista enfermo y degenera-
do. El provecho de la existencia de estos últimos es la existencia de su
contrario, el inmoralista.

DEFINICIONES DEL TEXTO 9

- moralista: De acuerdo con el texto es el hombre que sigue la moral tradi-


cional y la quiere imponer a los demás. Es un enfermo, degenerado e inge-
nuo por pretender que las personas seamos de una manera distinta a como
somos, lo cual es imposible. Son negadores de vida. Pertenecen a este gru-
po los curas cristianos. Véase la definición del concepto del texto 4.

- inmoralista: Según Nietzsche son todos aquellos que hoy en día se opo-
nen a la moral tradicional, esa moral racional y cristiana antivitalista y re-
presora de los instintos. Son una respuesta reaccionaria a la existencia de
los moralistas, curas y corifeos de la virtud. Son afirmadores de vida, dicen
sí a toda forma de ser, no niegan a nadie. Formarían parte del movimiento
que podríamos llamar nihilismo activo que critica los valores culturales an-
tiguos, que practican “la filosofía del martillo”.

- fatalidad: Es lo inevitable, el destino de todas las cosas. Cada persona


forma parte de él, como una ley, una necesidad. El libre albedrío, la volun-
tad personal como causa, es un engaño de los débiles para tratar de con-
vencer de que su debilidad es una elección y hacer sentirse al fuerte culpa-
ble de ser como es. No se es como uno quiere, somos un producto, un re-
sultado. Por eso Nietzsche critica al moralista por querer cambiar a la gen-
te: es un ingenuo además de un enfermo degenerado, y ha hecho mucho
daño.
Nietzsche defendería la idea llamada determinismo cosmológico: todo for-
ma parte de una necesidad. El héroe es el que vive alegremente la tragedia
de su vida. Es la forma sublime de la voluntad de poder: el eterno retorno.
La aceptación incondicional del propio destino, el amor fati. El sí absoluto.
Vitalismo.

- vida: Véase la definición del concepto del texto 1. Hágase una explica-
ción del vitalismo de Nietzsche: amor fati, eterno retorno...

TEXTO 10

“Se conoce mi exigencia al filósofo de ponerse más allá del bien y


del mal, - de tener debajo de sí la ilusión del juicio moral. Esta exigencia
se sigue de un discernimiento que yo he formulado por primera vez, a sa-
ber: que no existen en absoluto hechos morales. El juicio moral tiene en
común con el hecho religioso la creencia en realidades que no lo son. La
moral no es más que una interpretación de ciertos fenómenos, dicho de
manera más precisa, una mala interpretación. El juicio moral pertenece,
como el juicio religioso, a un nivel de ignorancia en el que todavía falta in-
cluso el concepto de lo real, la distinción entre lo real lo imaginario: de
modo que, en tal nivel, “verdad” designa meramente cosas que hoy día no-
sotros llamamos “imaginaciones”. El juicio moral, por lo tanto, no se ha de
tomar nunca al pie de la letra: como tal, lo único que contiene siempre es
absurdidad. Pero en cuanto semiótica sigue siendo inapreciable: revela, al
menos para el sapiente, las realidades más valiosas de culturas e interiori-
dades que no sabían lo bastante para “entenderse” a sí mismas. La moral es
simplemente un hablar por signos, simplemente una sintomatología; uno
ha de saber ya de qué se trata para sacar provecho de ella.”

EXPLICACIÓN DEL TEXTO 10

Para Nietzsche, una persona verdaderamente inteligente (un filósofo de


verdad, alguien sapiente) debería de saber hoy en día que no hay hechos
morales, que la moral es simplemente una forma subjetiva de ver las cosas,
de valorarlas -como dice el texto- de interpretar ciertos fenómenos (defen-
sa nietzscheana del perspectivismo). Por eso deberíamos de situarnos más
allá del bien y del mal, es decir, superar definitivamente la vieja moral. Los
que se atreven a hacer juicios morales ("esto está bien", "aquello está mal")
son personas que todavía no reconocen que no existen la "verdad" ni el
"bien" en términos absolutos. Para Nietzsche, "verdad" y "bien" no son
algo real (eso es Platón o cualquier otra forma de metafísica dogmática).
Para Nietzsche, los seres humanos llamamos verdad y bien a algo que in-
ventamos, - dice - a "imaginaciones". En definitiva: la moral no se puede
tomar al pie de la letra, solo vale como sintomatología. La moral solo reve-
la a alguien inteligente cómo es quien la practica.

RESUMEN DEL TEXTO 10

El filósofo, el sapiente, debería haber superado la moral que se nos ha en-


señado. Esta moral, como todo juicio moral o religioso, se basa en un gra-
ve error: la creencia en la existencia de hechos morales. Pero la verdad es
que no existen hechos morales en sí mismos, como tampoco existe una
metafísica que los sustente. Por tanto, todo juicio moral o religioso es pro-
ducto de la ignorancia de no saber o comprender esto. Todo juicio moral es
solo una interpretación de ciertos fenómenos. La moral no es más que sin-
tomatología, revela el modo de ser de la cultura que la practica.

DEFINICIONES DEL TEXTO 10


- filósofo: Con frecuencia, Nietzsche se refiere a los filósofos despectiva-
mente al considerarlos creadores de la metafísica (como en los textos del
capítulo La razón en la filosofía), llamándolos “señores idólatras de ideas”
o metafóricamente “enfermos urdidores de telas de araña”. Pero excepcio-
nalmente, en este texto, parece referirse a los filósofos como personas sa-
bias, los llama “sapientes”, por su superación de la moral, por situarse más
allá del bien y del mal, por saber que no existen hechos morales, por saber
que los juicios morales son sólo una mera interpretación de ciertos fenó-
menos, una ilusión, por saber que el único valor que tienen tales juicios
morales es el de síntomas de la salud de quien los hace. Así, por tanto, el
verdadero filósofo sería aquel que nos libra de la metafísica y del dogma-
tismo, aquel que reconoce el relativismo moral, el perspectivismo. La mo-
ral no es más que la forma de valorar de una clase dominante en un mo-
mento determinado.

- más allá del bien y del mal: Se refiere al concepto de “superación de la


moral tradicional”, la superación de los viejos valores de la moral racional
y cristiana. La moral no es más que sintomatología. Eso debería saberlo el
verdadero filósofo.
Tras la toma de conciencia de que “Dios ha muerto”, el reto es la creación
de nuevos valores, la creación de una nueva moral, una moral más sana y
acorde con la vida. Es la tarea del superhombre.

- la ilusión del juicio moral: Los juicios morales no son más que una in-
terpretación, un punto de vista, una perspectiva, es decir, una pura ilusión.
Ningún juicio moral es objetivo y universal. Todo juicio es siempre subje-
tivo e interesado.

- hechos morales: Para Nietzsche no hay hechos buenos o malos en sí


mismos, es decir, no hay hechos morales, no hay hechos de los que se pue-
da hacer un juicio objetivo y universal. Nietzsche es también un defensor
del perspectivismo en el terreno de la moral. “No hay hechos, todo son in-
terpretaciones”. Si no hay hechos objetivamente hablando, tampoco hay
hechos morales. Según Nietzsche, para una persona inteligente, la moral
solo sirve como síntoma.

- moral: Es el conjunto de valores, normas y costumbres dominantes y co-


múnmente aceptados respecto a lo que está bien y mal en una cultura en un
tiempo concreto. La moral es una imposición, es la imposición del grupo
dominante, el que impone una determinada forma de valorar.
La moral que Nietzsche critica es la moral racional socrático-platónica y la
cristiana. Es la moral que en Occidente han impuesto los hombres débiles,
una moral reaccionaria, de esclavos, contraria a los valores de la fuerza y
de la vida. Se pueden comentar más cosas.

TEXTO 11

“Un primer ejemplo, y completamente provisional. En todas las épi-


cas se ha querido “mejorar” a los seres humanos: a esto sobre todo se lo ha
llamado moral, Pero bajo la misma palabra están escondidas las tenden-
cias más extremadamente diferentes. Tanto a la doma de la bestia ser hu-
mano, como a la cría de una determinada clase de ser humano, se las
ha llamado mejoramiento: ante todo estos términos zoológicos expresan
realidades, - realidades, desde luego, de las que el “mejorador” típico, el
sacerdote, no sabe nada – no quiere saber nada... Llamar a la doma de un
animal su “mejoramiento” es a nuestros oídos casi una broma. Quien sabe
lo que sucede en las casas de fieras duda de que en esos sitios se “mejore”
a la bestia. Se la debilita, se la hace menos dañina, se la convierte, con el
afecto depresivo del miedo, con dolor, con heridas, con hambre, en una
bestia enfermiza. - No sucede una cosa distinta con el ser humano domado
que el sacerdote ha “mejorado”. En la Alta Edad Media, cuando de hecho
la Iglesia era sobre todo una casa de fieras, se daba caza en todas partes a
los más hermosos ejemplares de la “bestia rubia”, - se mejoró, por ejem-
plo, a los aristocráticos germanos. Pero ¿a qué se parecía después tal ger-
mano “mejorado”, inducido por malas artes a ir al monasterio? A una cari-
catura del ser humano, a una monstruosidad: se había convertido en un
“pecador”, estaba metido en una jaula, se lo había encerrado entre concep-
tos todos ellos terribles... Allí estaba emplazado ahora, enfermo, raquítico,
malévolo contra sí mismo; lleno de odio contra las pulsiones que incitan a
vivir, lleno de sospecha contra todo lo que continuaba siendo fuerte y feliz.
En suma, un “cristiano”... Dicho fisiológicamente: en la lucha con la bestia
hacer que esta enferme puede ser el único medio de hacerla débil. Esto lo
entendió la Iglesia: deterioró al ser humano, lo debilitó, - pero reclamó ha-
berlo “mejorado”...”
EXPLICACIÓN DEL TEXTO 11

Siempre se ha creido que la moral era el instrumento para "mejorar" a las


personas. Sin embargo, dice Nietzsche, que morales ha habido muchas y
muy diferentes. Así, plantea la distinción entre morales que han tratado de
"mejorar" al hombre, unas por medio de la "doma" y otras por medio de la
"cría" (de seres humanos ambas, claro).

Pero en este aforismo se va centrar en una forma de moral como


"doma del ser humano": el cristianismo. La moral cristiana ha pretendido
siempre anular el instinto natural que hay en nosotros como seres vivos,
igual que hace el domador con la fiera. Para ello, el "domador" de hom-
bres, el "mejorador", el moralista, el sacerdote, utiliza el miedo y el dolor
hasta convertir al ser humano en un enfermo, en un ser débil. Eso es un
hombre moralizado o un cristiano: un enfermo, alguien sin fuerza vital.
Por ejemplo, en la Edad Media, la Iglesia cristianizó a los "salvajes" ger-
manos (del norte de Europa), los enfermó, los convirtió en "pecadores" po-
seídos del sentimiento de culpa y llenos de odio contra las pasiones que in-
citan a vivir, llenos de odio contra sí mismos. Pero la Iglesia siempre ha
defendido que así los "mejoró".

RESUMEN DEL TEXTO 11

Con la moral se ha pretendido “mejorar” a los seres humanos, pero no to-


das las morales son iguales. Unas han tratado de domar al ser humano y
otras han tratado de criar clases distintas de seres humanos. El cristianismo
es de esas clases de moral que han tratado de mejorar al ser humano do-
mándolo, esto es, matando sus instintos naturales a base de debilitarlo y
enfermarlo. La Iglesia cristianizó a los “aristocráticos germanos” convir-
tiéndolos en seres llenos de odio contra la vida, contra todo lo que signifi-
case fuerza, salud y felicidad, encerrándolos en un monasterio. Pero siem-
pre proclamó que así, a la “bestia rubia”, la había “mejorado”.

DEFINICIONES DEL TEXTO 11

- moral: De acuerdo con el texto, moral es aquello con lo que se ha queri-


do “mejorar” a los seres humanos en todas las épocas. Sin embargo, apunta
Nietzsche, no todas las morales lo han hecho con los mismos objetivos
aunque sí con los mismos métodos: enfermar, debilitar. Ha habido morales
que han pretendido domar al ser humano matando sus instintos, como es el
caso de la moral cristiana; y ha habido otras que han pretendido criar cla-
ses distintas de seres humanos, como es el caso de la moral hindú. Véase
definición del concepto en texto anterior.
- doma de la bestia ser humano: Uno de los métodos de hacer moral, de
“perfeccionar” a los seres humanos. Es propio de la moral racional y del
cristianismo. Su método ha sido debilitar al ser humano exterminando sus
instintos, deseos, pasiones que incitan a la vida. Se pone como ejemplo en
el texto de hombres domados a los aristocráticos germanos, la “bestia ru-
bia”, pueblos libres, fuertes y nobles que para ser cristianizados fueron de-
bilitados y enfermados.

- cría de una determinada clase de ser humano: Es otro de los métodos


que Nietzsche plantea en el texto que se ha utilizado para hacer moral, o
sea, para “perfeccionar” a los seres humanos. El ejemplo por antonomasia,
según Nietzsche, ha sido la moral hindú reflejada en Ley de Manú. Tam-
bién aquí se busca debilitar y enfermar, pero en este caso se trata de ser
cruel con un tipo determinado de seres humanos, los que quedan fuera de
toda casta por ser fruto de relaciones indebidas entre individuos de distinta
casta. Este sistema es propio de la sociedad de castas de la India.

- “mejoramiento”: Aquello que se consigue pretendidamente con la mo-


ral. Para Nietzsche, fundamentalmente de dos maneras: o domando a la
bestia ser humano (anulando sus instintos vitales) para convertirlo en un
ser puramente racional o espiritual; o criando razas puras de ser humano
(siendo tremendísimamente cruel con los impuros o en mezcolanza). Se-
gún Nietzsche, con estas formas de hacer moral lo único que se ha logrado
es deteriorar al ser humano.

- “mejorador”: Es el moralista, el cura, el sacerdote, sea de la religión que


sea, alguien que se ha arrogado para sí mismo la misión de “mejorar” a los
seres humanos con la moral. Gente enferma y degenerada, odiadores de la
vida y de los seres humanos fuertes y orgullosos, con voluntad de poder.
Gente que se han creído con el derecho a muchas cosas “por el bien de los
demás” como mentirles, juzgarles y condenarles, por lo que según Nietzs-
che han hecho mucho daño.

- aristocráticos germanos: Son los pueblos bárbaros del norte de Europa


que acabaron definitivamente atravesando las fronteras del imperio roma-
no. Estos pueblos, sin embargo, fueron cristianizados. Y con ello, según
Nietzsche, perdieron toda su pureza y su fuerza original. Fueron enferma-
dos, debilitados, destruida su conciencia con la interiorización de concep-
tos como pecado y culpa. El término aristocrático en Nietzsche hay que
entenderlo en su sentido etimológico: el poseedor de una virtud. Igual que
para los griegos antiguos, Nietzsche utiliza el término para expresar el ca-
rácter fuerte, guerrero, orgulloso y libre de tales pueblos no enfermados
con una moral para la degeneración de la fuerza.

TEXTO 12

“Estas disposiciones son bastante instructivas: en ellas tenemos, en


primer lugar, la humanidad aria, totalmente pura, totalmente originaria, -
aprendemos que el concepto “sangre pura” es la antítesis de un concepto
cándido. Por otra parte, se vuelve claro en qué pueblo se ha perpetuado el
odio, el odio-chandala contra esa “humanidad”, donde dicho odio se ha
convertido en religión, donde se ha convertido en genio... Bajo esta
perspectiva los Evangelios son un documento de primer rango; aún más lo
es el libro he Henoch. - El cristianismo, de raíz judía y sólo compresible
como planta de ese suelo, representa el contramovimiento contra toda mo-
ral de cría, de la raza, del privilegio: - es la religión antiaria por exce-
lencia: el cristianismo es la transvaloración de todos los valores arios, la
victoria de los valores-chandalas, el evangelio predicado a los pobres, a
los inferiores, la rebelión-completa de todo lo pisoteado, miserable, malo-
grado, fracasado, contra la “raza”, - la inmortal venganza-chandala como
religión del amor...”

EXPLICACIÓN DEL TEXTO 12

Dice Nietzsche en el texto que en un principio la humanidad nació pura y


noble (humanidad aria). Pero con la llegada del cristianismo (la religión
antiaria) se produjo una transvaloración de todos los valores arios, los va-
lores de la raza, de la fuerza, de la diferencia y de la jerarquía natural; di-
cho de otra manera, con la llegada del cristianismo se produjo la victoria
de los valores-chandala, que son los valores inferiores, los valores de la
no-diferencia (de la igualación), de la debilidad, de la mediocridad y de la
pobreza de espíritu. Para Nietzsche, el cristianismo ha representado en la
historia de la humanidad el triunfo de los débiles, que al imponer su moral
de rebaño han perpetrado su venganza universal contra los fuertes y virtuo-
sos a los que odian. Pero el cristianismo siempre se ha autoproclamado la
religión del amor.

RESUMEN DEL TEXTO 12

El cristianismo (como religión surgida del pueblo judío) es la religión an-


tiaria, es la religión predicada contra todo lo noble y bueno, es la transva-
loración (la inversión) de todos los valores arios, los valores originales y
superiores de la fuerza y de la diferencia. Es la victoria de los valores-
chandala, de los valores inferiores (del rebaño), de todo lo miserable y fra-
casado. El cristianismo es la religión del odio predicada a los pobres de es-
píritu, aunque maléficamente siempre se ha autoproclamado la religión del
amor.

DEFINICIONES DEL TEXTO 12

- humanidad aria: Es el concepto con el que Nietzsche quiere referirse al


ser humano premoral, precristianizado, es decir, al ser humano antes de la
aparición en la historia de la humanidad de los valores inferiores, los valo-
res del hombre débil, sin voluntad de poder. Ario, en su sentido original,
proveniente del sánscrito y significa noble y bueno. Luego, en su sentido
original, “humanidad aria” significa humanidad noble y buena, la original,
la pura, en la que dominaban los valores vitalistas de la fuerza, la diferen-
cia, el orgullo.

- odio chandala: Sabiendo que chandala es el nombre dado al impuro y


descastado en la sociedad de castas de la India, Nietzsche se refiere meta-
fóricamente con “odio chandala” al odio que profesan los débiles contra
los fuertes por naturaleza. Es el sentimiento propio de los débiles contra
todo lo sano, bueno y fuerte que hay en el hombre. Según Nietzsche es la
razón de ser propia de la religión cristiana. El cristianismo es la venganza
de los débiles.

- moral de cría, de la raza, del privilegio: Es el tipo de moral que se ha


practicado, según Nietzsche, en la India con su sociedad de castas. Se trata
de una moral que respeta la diferencia y eso, para Nietzsche, la hace más
sana que el cristianismo para el que todos somos iguales. Pero también a
través de esta moral de cría se ha pretendido “mejorar” a los seres huma-
nos, y para ello se han empleado los mismos métodos que en cualquier
moral de doma de la bestia del ser humano, como en el cristianismo: enfer-
mar al ser humano para debilitarlo, ser cruel con él. Léanse algunos edictos
de la Ley de Manú.

- religión antiaria: Es el cristianismo, la religión cuyo fin es destruir por


venganza todo lo sano, bueno y fuerte que hay en el hombre. Es el triunfo
de los débiles, de los pobres de espíritu. Es la transvaloración de todos los
valores arios. Sus valores son la prudencia, la mansedumbre, la castidad, la
humildad… los valores de una voluntad de poder debilitada. Predica el
arrepentimiento, el perdón, la penitencia, la renuncia, el ascetismo… en
definitiva, un estilo de vida descendente. Para Nietzsche, las tres herencias
del cristianismo son: la creencia en el más allá (la gran traición contra la
vida), la cruz (signo de la mortificación como expresión del odio contra
uno mismo) y el parasitismo de la Iglesia.

- transvaloración de todos los valores arios: Es la inversión de los valo-


res arios llevada a cabo por el cristianismo. El cristianismo ha logrado im-
poner su vengativo y reaccionario sistema de valores. Lo que era bueno
ahora es malo (incluso malvado) y viceversa.
El tema es tratado ampliamente en su obra La genealogía de la moral. Allí
nos habla Nietzsche de que bueno significaba en diferentes lenguas in-
doeuropeas noble, en el sentido de notable, virtuoso, superior. Por el con-
trario, malo significaba vulgar e inferior. El cristianismo es el triunfo de
los débiles.

- valores chandala: Son los valores de los débiles que dominaron en la


moral tradicional del cristianismo, aunque ahora les hemos cambiado el
nombre, pero sólo el nombre. Antes se decía que todos éramos iguales a
los ojos de Dios; debíamos ser mansos hasta poner la otra mejilla si nos
golpeaban en una; comportarnos fraternalmente los unos con los otros has-
ta tratar al prójimo como a mí mismo. Ahora, los que hemos matado a
Dios, criticamos la religión en su forma pero seguimos creyendo en su
contenido: predicamos de misma manera la igualdad, la paz y el victimis-
mo (tan de moda y tan rentable), la solidaridad… los valores propios del
cristianismo pero sin Dios. Hoy en día todo se hace, diría Nietzsche, por
los más vulnerables… ¡nunca han estado más de actualidad Las Bienaven-
turanzas evangélicas! . Como dice Nietzsche en La razón en la filosofía:
“Temo que no nos libremos jamás de Dios puesto que creemos todavía en
la gramática”. Por todo ello Nietzsche criticó en su día al movimiento
obrero, el socialismo y la democracia, esto es, la moderna sociología del
cristianismo ateo.

También podría gustarte