Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
TEXTO 1
“En todos los tiempos han formado los sabios este juicio sobre la
vida: que no vale nada. Siempre y en todas partes han salido de su boca
las mismas palabras, palabras llenas de duda, llenas de melancolía, de can-
sancio de la vida, de resistencia contra la vida. Hasta Sócrates dijo al mo-
rir: “Vivir es estar mucho tiempo enfermo: debo un gallo a Esculapio liber-
tador.” Sócrates estaba harto. ¿Qué demuestra esto? ¿Qué enseña? Antaño
se habría dicho (lo han dicho, y bien alto, nuestros pesimistas los prime-
ros): ‘Forzosamente hay en eso algo de verdad. El consensum sapientum
demuestra la verdad.’ Pero ¿hablamos nosotros hoy así? ¿podemos hablar
así?. ‘Es preciso que haya algo enfermo.’ Tal es nuestra contestación. A
esos sabios habría ante todo que verlos de cerca. ¿Acaso no se sostendrían
muy bien sobre sus piernas, acaso fueron retrasados, vacilantes decaden-
tes? ¿Aparecerá en la tierra la sabiduría como un cuervo a quien entusias-
ma el olor a cadáver?”
EXPLICACIÓN TEXTO 1
Según Nietzsche, los llamados sabios siempre han dicho lo mismo sobre la
vida: que ésta no vale nada. Y para justificar esta tesis pone como ejemplo
al mismísimo Sócrates que, según cuenta Platón en su diálogo Fedón o So-
bre la inmortalidad del alma, dijo al despedirse de sus amigos antes de be-
ber la cicuta: “Vivir es estar enfermo mucho tiempo. Debo un gallo a Escu-
lapio libertador.” Para comprender la anécdota hay que saber que Escula-
pio era para los griegos el dios de la medicina y la salud, y a él era costum-
bre hacer el sacrificio de algún animal cuando alguien se curaba de una en-
fermedad. Por tanto, las palabras de Sócrates se explican si éste pensaba
que la vida era una enfermedad y con la muerte iba a curarse. Al beber la
cicuta sólo es el cuerpo el que muere, no el alma, la cual se libera de su
prisión y puede pasar a una mejor vida.
Pues bien, ante el hecho de que alguien desprecie su vida y tenga por un
bien morirse, Nietzsche se pregunta: ¿Cómo hemos de entender esta acti-
tud ante la vida y la muerte? Según Nietzsche, los sabios (gente pesimista,
obviamente) están muy seguros de la verdad de su creencia en otra vida
mejor más allá de la muerte. Para ellos, simplemente es cierta porque todos
dicen lo mismo (el consenso de los sabios). Pero, a Nietzsche, esta explica-
ción no le vale. Para Nietzsche, son ellos, los sabios, los que están enfer-
mos y deberían ser examinados (¿por un médico?). Se pregunta Nietzsche
si eran gente débil (físicamente), idiotas (intelectualmente) o degenerados
(moralmente).
Han dicho los sabios que la vida no vale nada. Y pensaban que tenían ra-
zón porque todos opinaban igual. Hasta Sócrates dijo al morir que vivir era
estar enfermo y que con la muerte iba a curarse. Pero los enfermos son
ellos, los “sabios”, que quizás fueron débiles, idiotas o inmorales.
DEFINICIONES TEXTO 1
- vida: De acuerdo con el texto, la vida es el objeto del desprecio de los sa-
bios al considerar que ésta no vale nada. Incluso Sócrates piensa, según las
últimas palabras del diálogo platónico Fedón, que la vida es una enferme-
dad que se cura con la muerte. Esta actitud tan negativa es porque todos
estos "sabios" creen en otra vida tras la muerte gracias a la inmortalidad
del alma. Para Nietzsche no hay más que una vida, física material y sensi-
ble. Vida es voluntad de poder, la fuerza que te impulsa a crecer, superarte,
a ser más de lo que eres. Este es el estilo de vida ascendente, de más vida,
el contrario a ese otro que practica el moralista y el cristiano, de menos
vida, el estilo de vida descendente. Para Nietzsche, en la vida ascendente,
felicidad e instinto son lo mismo.
TEXTO 2
DEFINICIONES DE TEXTO 2
- sabios: De acuerdo con el texto, sabios son tipos decadentes que aunque
coincidan con su valoración negativa de la vida no tienen razón en lo que
dicen. Más bien, su consenso y común actitud negativa lo único que prue-
ba es que se parecen entre sí, padecen de la misma enfermedad (tienen
cierta comunidad fisiológica), y debería hacernos poner poner en duda su
sabiduría.
Sócrates y Platón son ejemplos de estos sabios, a los que Nietzsche consi-
deró antigriegos por la degeneración del genuino espíritu griego que causa-
ron en su pueblo. Para los griegos antiguos, el ideal del hombre era el gue-
rrero, el hombre fuerte, orgulloso y vitalista que se afirma a sí mismo en
cada cosa que hace. Pero Sócrates y Platón acabaron imponiendo otro mo-
delo de hombre: el hombre racional, social, moral, el que discute por sus
derechos, obedece las normas y se refugia en la seguridad del rebaño.
- vida: Puede tomarse como referencia la definición del concepto del texto
1.
Nietzsche nos dice que cuando alguien elige la razón para dirigir tirá-
nicamente su vida es por el miedo a que sean los instintos y los deseos in-
conscientes los que le dominen. Es el caso de Sócrates y el de todos sus
iguales, todos ellos enfermos, fanáticos racionalistas en busca de la salva-
ción. Toda la filosofía y la moral griega tienen un mismo origen: el miedo
causado por la debilidad, la falta de fuerza vital, la falta de voluntad de po-
der. Esa es su genealogía. Por eso Nietzsche dice que la filosofía y la mo-
ral están determinadas patológicamente, nacen de una enfermedad, son
síntomas de una enfermedad. Tanto la dialéctica filosófica como el intelec-
tualismo moral, la moral racional socrático-platónica (razón = virtud = fe-
licidad) tienen su causa y su origen en una enfermedad: la debilidad vital
que causa la angustia y el miedo a ser destruido por los propios instintos,
pasiones y deseos inconscientes. De ahí su apuesta por la razón y el cono-
cimiento, y en contra del cuerpo y la sensualidad.
RESUMEN DEL TEXTO 3
- instintos: Son las pasiones, los deseos profundos que brotan de nuestra
animalidad primitiva y original, de lo inconsciente, del cuerpo. Por eso la
moral racional y el cristianismo detestan y castigan al cuerpo. Los instintos
tienen una fuerza bruta casi incontenible que solo los grandes ascetas pue-
den dominar. Como Sócrates, que cuando el fisonomista extranjero le dijo,
al ver lo feo que era, que tenía todos los malos instintos, Sócrates le dio la
razón pero le dijo también que los había dominado todos.
La moral antigua y la Iglesia han querido siempre acabar con ellos, ense-
ñando una la ataraxia y otra el ascetismo. Sin embargo, Nietzsche propon-
drá un concepto nuevo: espiritualización de las pasiones. Contra el méto-
do de acabar con los instintos y convertirnos en seres insensibles, espiri-
tualización de las pasiones. Espiritualización de las pasiones: instintos +
inteligencia = crear algo bueno, bello, más humano, divino.
TEXTO 4
Los filósofos creen que lo que cambia carece de valor, que sólo es valioso
aquello que es permanente, es decir, eterno. Creen que lo que nace, crece y
cambia no es, y que lo que es no cambia. Por eso rechazan la historia y la
idea misma del devenir. Los filósofos practican el egipticismo: momifican
la realidad cuando crean sus conceptos (ideas-momia). Los conceptos son
cadáveres. La metafísica es fe en los conceptos. Los filósofos tienen su fe
puesta en “el ser” (un concepto, un cadáver para Nietzsche), pero para
ellos la verdadera realidad. Y como no lo pueden ver concluyen que los
sentidos les engañan. Por eso renuncian a los sentidos. Piensan que creer
en los sentidos es cosa de gente ignorante. Y, como consecuencia, también
hay que rechazar el cuerpo, causa de toda inmoralidad.
- ideas momias: Son los conceptos que la razón crea por un proceso de
abstracción de lo común que hay en los individuos de una misma especie o
género. Los conceptos se crean cuando se iguala lo que no es igual. Por
eso las ideas, los conceptos, son como momias, restos inertes de algo que
estaba vivo. Para Nietzsche, los filósofos, cuando crean sus conceptos y
con ellos sus teorías (como la teoría de las ideas de Platón) matan la reali-
dad, la momifican. Pero a sus ideas momias las llaman la realidad, el mun-
do verdadero.
Nietzsche es de la opinión de los empiristas defensores del nominalismo.
Los conceptos no son más que nombres (palabras) con los que denomina-
mos ideas de la razón sin ningún referente real.
Nietzsche nos dice en ente texto que otra cosa característica de los filóso-
fos es invertir el orden de las cosas: creer que va al principio lo que en rea-
lidad va al final, y viceversa. Se refiere concretamente a la creencia de que
los conceptos son lo primero, y el individuo es lo último. Dicho de otra
manera: el concepto es la causa y el individuo es la consecuencia, cuando
es ciertamente al revés. Pensemos el Platón: el bien es la causa, las cosas
buenas una consecuencia.
Además, Nietzsche afirma que aquí se ve de nuevo la manera de valorar
las cosas del filósofo. Para él, lo primero no puede ser consecuencia sino
causa, pero al mismo tiempo causa sin causa, causa sui. De ahí que todos
los conceptos, el ser, el bien o Dios son causa sui. Especialmente Dios, el
ens realissimum. Sin embargo, siendo para Nietzsche Dios el concepto más
vacío, la última realidad, es para el filósofo lo más real, la cosa primera. Y
acaba el texto con el lamento de que haya tenido la humanidad que sopor-
tar esa “parida mental” llamada metafísica.
Podíamos tener en cuenta que Nietzsche viene a pensar en este asunto
como los nominalistas. Los conceptos sólo son palabras, ni siquiera se re-
fieren a una idea, son lo más vacío y alejado de la realidad. Pero para el fi-
lósofo metafísico son lo más real y verdadero.
Los conceptos más generales son lo más vacío y alejado de la realidad. Sin
embargo, son para el filósofo lo más real y verdadero. Esta forma de pen-
sar y de valorar suponen poner el mundo al revés, un gran peligro y una
desgracia para la humanidad. La lógica de la metafísica es poner al princi-
pio lo que debería ir al final, o mejor, ni siquiera venir. El ejemplo más cla-
ro es el concepto de Dios, el concepto más vacío y alejado de la realidad es
considerado el ens realissimum. Sin embargo, para Nietzsche, no es más
que el producto de una mente enferma.
TEXTO 7
TEXTO 8
“Todas las pasiones tienen una época en que son funestas, en que en-
vilecen a sus víctimas con el peso de la brutalidad, y una época posterior,
mucho más tardía, en que se desposan con la inteligencia y se espirituali-
zan. Antaño, la brutalidad de la pasión era causa de que se hiciera la gue-
rra a la pasión misma, de que se conjurasen los hombres para aniquilarla.
Todos los antiguos juicios morales están de acuerdo en este punto: hay
que matar las pasiones, La fórmula más célebre de esa idea está en el Nue-
vo Testamento, en aquel Sermón de la Montaña, en que, dicho sea de paso,
no se toman todas las cosas desde cierta altura. Allí se dice, por ejemplo,
refiriéndose a la sexualidad: "Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de
pecar, sácatelo."
Felizmente, ningún cristiano ha cumplido al pie de la letra este pre-
cepto. Destruir las pasiones y los deseos únicamente por su brutalidad y
para evitar las consecuencias nocivas que ésta produce, nos parece hoy,
una forma particular de la tontería. No admiramos a los dentistas que
arrancan las muelas en previsión de que puedan doler. Hay que confesar,
por otra parte, que en el terreno en que se desarrolló el cristianismo primi-
tivo, la idea de la espiritualización de las pasiones no podía ser bien com-
prendida. La Iglesia primitiva luchaba, como es sabido, con los intelec-
tuales en beneficio de los pobres de espíritu; ¿cómo había de esperarse de
ella una guerra inteligente contra las pasiones? La Iglesia combate las pa-
siones por el método de extirpación radical; su sistema, su tratamiento, es
la castración. No se pregunta jamás: ¿cómo se espiritualiza, embellece y
diviniza un deseo? En todas las épocas ha puesto el peso de la disciplina
al servicio del exterminio (de la sensualidad, del orgullo, del deseo de do-
minar, de poseer y de vengarse). Mas atacar la pasión de raíz es atacar la
raíz de la vida; el procedimiento de la Iglesia es nocivo para la vida.”
Pero Nietzsche afirma que hoy en día hay que ser más inteligente.
¿No se puede hacer algo mejor con las pasiones? Nietzsche propone la
idea de “espiritualización de las pasiones”: hacer o crear algo bueno y be-
llo con esa pasión para no tener que reprimirla, buscarle un cauce de ex-
presión, transfigurarla, aprovecharla en favor del que la tiene para ser más
uno mismo (p. ej. a través del arte). Nietzsche piensa que reprimir las pa-
siones es ir en contra de la vida; por eso la Iglesia, que ha impuesto la dis-
ciplina moral para exterminar el deseo, está en contra de la vida.
- pasiones: Son los instintos, los deseos. Véase las definiciones de “instin-
tos” de los textos 3 y 4.
- pobres de espíritu: Son aquellos hombres débiles, sin fuerza vital, dege-
nerados, impotentes ante una tentación, una pasión. Para Nietzsche son
hombres enfermos, sin voluntad de poder. Para ellos se creó la metafísica y
la moral racional, para ellos se predicó el cristianismo. A ellos va dedicado
el Sermón de la montaña. Ellos son los bienaventurados, para ellos será el
reino de los cielos. Practican una moral de esclavos, son gregarios, sus va-
lores son los de la mediocridad y el empequeñecimiento: humildad, mans-
edumbre, castidad… Les domina un resentimiento contra la vida y un de-
seo de vengarse contra el hombre fuerte y orgulloso, el vitalista.
- castración: Es (metafóricamente hablando) el método de la Iglesia de
extirpación radical de las pasiones. Un método nada inteligente: matar las
pasiones para que su fuerza bruta no te destruya. Pero matar las pasiones
es matar la vida. Es propio de los hombres débiles. Nietzsche propone una
alternativa a la castración: la espiritualización de las pasiones.
TEXTO 9
Nietzsche afirma en el texto que a pesar de que la realidad nos muestra una
extraordinaria variedad de formas de ser, los moralistas siempre se han em-
peñado en que seamos solo de una: "virtuosos". Se pasan la vida diciendo
a la gente cómo tiene que ser. Pero la verdad es que su empeño es absurdo
e inútil, y solo muestra lo estúpidos que son. Según Nietzsche, cada perso-
na es de una manera determinada y no puede ser de otra manera distinta a
como es aunque la fuercen a ello. Cada individuo es una fatalidad, un re-
sultado, un destino. Por eso, la moral no solo es inútil tratando de cambiar
a la gente sino que sobre todo trae consigo frustración y sentimientos de
culpa. La moral es el error de una panda de degenerados que ha hecho mu-
cho daño. Sin embargo, Nietzsche afirma que los inmoralistas como él son
afirmadores de vida, es decir, comprenden y aprueban cualquier forma de
ser y de vivir, no rechazan a nadie. ¿A nadie? Sí, a nadie; incluso puede ser
rentable la existencia de gente enferma como los curas y moralistas. ¿Qué
rentabilidad?: que haya quien se oponga a ellos, los inmoralistas y anticris-
tianos como Nietzsche. Este sería un ejemplo de lo que Nietzsche entiende
por “enemistad” como espiritualización de una pasión. Es más inteligente
practicar la enemistad que exterminar a los enemigos.
- inmoralista: Según Nietzsche son todos aquellos que hoy en día se opo-
nen a la moral tradicional, esa moral racional y cristiana antivitalista y re-
presora de los instintos. Son una respuesta reaccionaria a la existencia de
los moralistas, curas y corifeos de la virtud. Son afirmadores de vida, dicen
sí a toda forma de ser, no niegan a nadie. Formarían parte del movimiento
que podríamos llamar nihilismo activo que critica los valores culturales an-
tiguos, que practican “la filosofía del martillo”.
- vida: Véase la definición del concepto del texto 1. Hágase una explica-
ción del vitalismo de Nietzsche: amor fati, eterno retorno...
TEXTO 10
- la ilusión del juicio moral: Los juicios morales no son más que una in-
terpretación, un punto de vista, una perspectiva, es decir, una pura ilusión.
Ningún juicio moral es objetivo y universal. Todo juicio es siempre subje-
tivo e interesado.
TEXTO 11
TEXTO 12