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DISCRIMINACIÓN

La discriminación es un acto de separación hacia una persona o un grupo social a partir de criterios

determinados.

La base de la discriminación suele encontrarse en los estereotipos, que son creencias, ideas y

sentimientos negativos. Cuando se realiza una valoración negativa de un grupo en base al

estereotipo, el resultado es el prejuicio.

En ciertas ocasiones no la percibimos, pero en algún momento la hemos causado o recibido; es muy

común que esta situación suceda ya que cada quien ha sido educado de diferente forma y está

impuesto a ciertos valores que forman parte de una familia. Es ahí donde empieza esta problemática;

desde la formación de las personas en su contexto.

Directa o indirectamente todos formamos parte de la discriminación porque al momento de tener

“lastima”, no hacer nada por incluirlos a la sociedad o a nuestro grupo social, nos convierte en

cómplices de esta práctica.

En México, las personas que viven con el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) representan

0.05% de la población. Este grupo social enfrenta una situación de discriminación estructural

derivada de su estado de salud, situación caracterizada por la vulneración o negación sistemática de

diversos derechos.

Dicha negación responde a la presencia de estereotipos y prejuicios sobre el VIH o sobre el

síndrome de inmunodeficiencia humana adquirida (sida). La población tiende a considerar que el

virus es de fácil transmisión y que su propagación es sólo responsabilidad de quienes lo portan, en

lugar de asumirla como una problemática social y de salud pública que el Estado debe prevenir y

atender mediante políticas públicas.


Lo anterior ha llevado a que, a lo largo de los últimos años, los grupos especialmente vulnerables a

adquirir el VIH y desarrollar sida (las personas que se dedican al trabajo sexual, las personas

transexuales, los hombres que tienen sexo con hombres) hayan sido excluidos, discriminados,

marginados y estigmatizados en los ámbitos público y privado.

La igualdad jurídica existe tanto en las disposiciones legales nacionales como internacionales a las

que México se vincula. Cada persona es reconocida con una serie de derechos fundamentales. Sin

embargo, uno de los principales retos que enfrenta la igualdad es que ésta se viva ejerciendo

plenamente todos los derechos y la capacidad de llevarlos a cabo en la vida cotidiana.

Respetar es parte fundamental para no discriminar, puesto que ayuda a no limitar las oportunidades

de las personas que pretenden desarrollarse o expresarse con libertad.

Tal como lo establece la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación promulgada en

nuestro País, se entiende por ésta, “toda distinción, exclusión o restricción que, basada en el origen

étnico o nacional, sexo, edad, discapacidad, condición social o económica condiciones de salud,

embarazo, lengua, religión, opiniones, preferencias sexuales, estado civil, o cualquier otra, tenga

efecto impedir o anular el reconocimiento o el ejercicio de los derechos y la igualdad real de

oportunidades de las personas.”

Reconocer la igualdad como principio, valor y derecho humano, compromete a promover y exigir el

respeto, aprecio y valoración de toda forma de pensar, sentir, creer, y expresarse, sin ningún tipo de

consecuencia negativa; así como reconocer la importancia de la interdependencia de personas y

grupos de forma justa. Tenemos la responsabilidad ética de vigilar y exigir que esto se cumpla en

México y en cualquier lugar del mundo.


http://www.scielo.org.mx/pdf/ete/v85n337/2448-718X-ete-85-337-53.pdf

Altamirano, M., y G. Trejo (2016), “The Mexican Color Hierarchy: How Race and Skin Tone Still

Define Life Chances 200 Years after Independence”, disponible en

http://www.politicalsciencenow.com/the-mexican-color-hierarchy-how-race-andskin-tone-still-define-

life-chances-200-years-after-independence/

Monserrat López Orozco

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