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1ra Edición de Trayectoria 66, Mayo de 2017
1ra reimpresión, Septiembre 2019
2da reimpresión, Mayo 2022
2da re edición, Agosto 2022
D.R. Miguel Martínez Monter
D.R. Lorena Baker/ Ilustración de portada
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En 2006, la película animada Cars, de Pixar,
escribiría la tercera carta de amor definitiva a la Ruta
66, introduciendo al público de lleno en el drama
humano que implica ser borrado de los mapas. La
escena que mejor representa esto ocurre cuando el
Rayo McQueen y Sally van de paseo. Sally habla de
su antigua vida como abogada en Los Ángeles, de
cómo se harta y huye de ella, lo que la lleva a quedar
varada y, después, atada sentimentalmente a Radiador
Springs. Desde la cima del risco observan a los autos
de la autopista en un diálogo memorable:
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Estos dos temas recorren también, como si se
tratase de una carretera, el poemario Trayectoria 66 de
Miguel Ángel Martínez, donde todas estas referencias
se unen con los famosos versos de Proverbios y
cantares de Antonio Machado para presentar una serie
de poemas que dan cuenta de una actitud interior ante
la vida en una ciudad, Pachuca, si ustedes quieren,
pero que bien podría ser cualquier ciudad mexicana.
Cual si fueran puntos cardinales, el poemario se
estructura en cuatro libros o estaciones que recorren
distintas rutas temáticas, a través de treinta y cinco
poemas escritos en verso blanco libre, con algunas
rimas que afianzan en los versos de vez en cuando.
El primer apartado, “Estación Central”,
se enfoca en la ciudad y su gente y establece una
dicotomía entre los habitantes y el espacio. Y
“Estación En las Sombras”, el apartado más breve,
continúa esta exploración dotando al espacio citadino
de características metafóricas.
El libro abre con el poema “Outsider”, una
declaración de principios en la que el personaje
narrador habla del desprendimiento de una rutina por
el ansia de conocer el mundo a pie y formar sus propios
caminos. Este deseo recorre todo el libro y pretende
reivindicar la soledad del viajero que se ha desprendido
del mundo. Antonio Machado lo menciona en el poema
XXIX de Proverbios y cantares, ya saben: Caminante
no hay camino. / Al andar se hace el camino,/ y al
volver la vista atrás/ se ve la senda que nunca/ se ha
de volver a pisar. Y al dialogar con estos versos, la
obra de Miguel recupera el asombro desarraigado de
Machado que las incontables menciones y la canción
de Serrat parecían haber domesticado.
“Ciudad ajena” habla sobre la distancia entre
personas que sólo se importan a sí mismas y, sentencia:
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la gente más solitaria está en las ciudades. El resto de
los poemas continúan lamentándose; cada verso se
concibe a sí mismo como una herida de algo visto,
referencian a la generación beat, presentan reflexiones
hiperbólicas sobre la vejez, el desencuentro, la
soledad y la invisibilización de ciertos personajes,
o profundizan en la división entre los asalariados
rutinarios y solitarios y los parias bohemios que
se buscan entre sí, en tonos que van de la furia a la
glorificación sin llegar a desbordarse.
“Estación Vértigo”, el tercer libro, trata de
manera trágica los temas del amor y el enamoramiento,
con la misma vena rebelde; una historia independiente
atravesada por los temas del poemario, en el que cada
poema es una instantánea de los puntos de interés por
los que cruza del arco de cualquier relación, desde
el enamoramiento, la relación en sí y la ruptura. En
éste, los poemas hablan del amor como un límite que
no ha de cruzarse sino bajo ciertas circunstancias:
la mujer fatal, la pareja como el centro orbital del
cosmos amoroso, la frialdad, el desamor y el deseo de
suicidio, la nostalgia, el ansia de olvido, la añoranza,
la hipérbole emocional, el aplastante peso de la rutina
tras la ruptura y el olvido que nunca termina de
consumarse.
“Vértigo” es quizá el eslabón débil del poemario,
pero eso no le impide contar con algunos poemas
destacados, como “El error”, un retrato costumbrista
de todas las veces que ella tuvo razón, es decir,
siempre, o casi siempre, pues únicamente se equivocó
en una cosa y esa equivocación constituye el giro que
resignifica el poema.
Finalmente el libro “Estación Destino” trata
los temas de la rebelión con una sensibilidad más
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parecida a las canciones clásicas de rock; este apartado
se desconecta de la unidad anterior y presenta
una colección de poemas en los que la música y la
referencialidad se vuelven protagonistas. Los textos de
este último apartado mantienen el tema pero cambian
el ritmo predominante. Su escritura parece posterior,
o al menos, desvinculada de las tres anteriores. Los
versos se alargan, las referencias cobran mayor peso y
el tono se aligera como si, después de tantos poemas
llenos de desasosiego y densidad, la voz de la rebeldía
lograra por fin un registro lingüístico más adecuado
con los temas individuales que aborda cada poema.
El suicidio cobra importancia en “Destino”: “El bar de
lo perdido” trata sobre las presencias fantasmales de
las cosas que hacen ruido o se mueven sin que nadie
las toque. “Track X” vuelve a las referencias veloces
y al name dropping que, como recurso literario,
permite a las tres últimas generaciones (X, millenials
y centenials) caracterizarse y diferenciarse mediante
etiquetas o tags, romantizando al suicidio mediante las
menciones de poetas y músicos punks y urbanos; “Fe”,
otro poema sobre el suicidio, desmitifica las virtudes
de la fe y la esperanza. “Mezcal” es otra celebración
de la muerte elegida y sus líneas nos recuerdan al San
Pascualito Rey más autocompasivo.
Una de las sorpresas más agradables de la
lectura de Trayectoria 66 es la manera en cómo la
sensibilidad poética de Miguel establece, mediante
alegorías extrañas, una serie de relaciones ingeniosas
entre objetos de atributos en apariencia incompatibles.
Finalmente, esa es la labor de toda metáfora y en
muchos de los poemas esa función se cumple con
notoriedad. “Noche líquida”, por ejemplo, visualiza
y entiende a la noche como un enervante que fluye,
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se bebe y se comparte con los que son como uno.
“Luna” parte de un hecho: la luz de nuestro satélite
solo refleja otra luz, la del Sol, y compara también las
luces artificiales de las farolas con la de las estrellas
—como es arriba es abajo—, estableciendo a la ciudad
y a su gente como un universo imperfecto. “Cáncer”
además de hablar de la impotencia y el miedo a la
muerte, concibe a la enfermedad en términos como
este: un mundo dentro de ella, la devora. “Harapos”
define nuestra humanidad como algo que se viste y
se desgasta hasta volverse irreconocible. Y en “Verso
en blanco”, el poema y el hombre son uno, un largo
declive, una caída libre hasta desaparecer sin dejar
rastro.
No puedo terminar este prefacio sin mencionar
los textos más notables del volumen, empezando
por “Ramona”, el poema tributo a la dream girl por
antonomasia, Ramona Flowers, una de las protagonistas
de la novela gráfica Scott Pilgrim, interpretada en la
versión cinematográfica por la scream queen Mary
Elizabeth Winstead. Este poema dialoga con los
anteriores y pone en términos concretos y tangibles
las características crípticas de la mujer idealizada; al
mismo tiempo siembra el tono que ha de tomar la
última estación, más cínica y con dominio más pleno
del discurso. Es irónico que lo haga a partir de la
descripción de un personaje ficticio, porque Ramona
es el reflejo de otra que se fue, quizá la mujer descrita
en “Estación Vértigo”. La referencialidad pop y freak
establece una especie de manifiesto porque apenas
han pasado nueve años desde la conclusión de Scott
Pilgrim en 2010 y sus personajes nos parecen viejos
ya. Esta sensibilidad acorde con la internet, emparenta
al poema con la alt lit, sin entregarse por completo a
los clichés de ésta, afortunadamente.
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Por último, destaco la triada de alegorías
conformada por “Reloj de arena”, “Larva” y “El fin”, en
ella se abandonan los temas que recorren el libro para
reflexionar sobre la relación entre lo humano, lo físico
y lo divino. En “Reloj de arena” se nos presenta a la
humanidad enmarcada entre Dios y el tiempo cósmico
como los granos inertes de arena que oscilan a través de
la apertura de los dos polos, impulsados por la gravedad
inmutable o el destino, en una caída permanente e
inevitable hacia la muerte y la desaparición. “Larva”,
el único poema en prosa, compara a la humanidad con
gusanos que devoran el cuerpo muerto de Dios, y al
Universo con un gran sarcófago pestilente. Podemos
pedirle perdón por devorarlo, nos dice el poema, y
todos nuestros desechos conforman la cosmogonía.
“El fin”, a través del tremendismo de los vicios y la
misantropía, nos presenta a Dios como una estrella
que colapsa, dando paso al fin del mundo.
Así, mediante diversos abordajes a las drogas, el
desapego del caminante, el desamor y el misticismo,
Trayectoria 66 bebe de la generación beat y tributa
a su literatura, siempre apegado a un contexto que
nos resulta más cercano. El drama del que habla es
el de la soledad, con una diferencia: al terminar de
leerlo, uno no se siente más solo sino más conectado,
irónicamente, a los parias que seguro recorren la
ciudad en cualquier momento de los tiempos que
corren.
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Prólogo
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corrientes conocidas pero inesperadas, en las cuales
no nos queda más remedio que sucumbir a la belleza
con que describe su origen primigenio.
En Trayectoria 66 la ciudad inerte se transforma
en un habitante más, su habitante principal, duplicado
hasta la locura, condenada a subsistir a pesar de sí
misma y a pesar de los otros que la añoran.
Se desangrará la ciudad
y cantaremos un réquiem
con mi último aliento.
Abraham Chinchillas
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Estac ion
Central
Outsider
La del ocaso;
de alejarme de las sogas brillantes.
Pacientes, esperan acabar con mi vida
y dejarme sin aliento con la tensión de la rutina.
Curioso oficio
hacer de las calles renglones,
de mi cuerpo pluma,
y escribir sobre esta ciudad
la práctica mística
que alguna vez redactó Machado.
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Ciudad ajena
Me ven: sombra.
Y continúan ajenos,
devoran mundos,
mueren almas,
escupen horas.
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Versos
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Homeostasis
En definitiva
rasgaré las aceras,
romperé las calles,
y quemaré los bares
con ascuas de mis pecados.
20
Haré un mapa de heridas
en mi rostro
mis manos
mis labios
mi sexo.
21
Brindis
Cuando la tristeza
se vuelve polvo, cristal:
te ahoga
desde los vértices de las estrellas
por su entrepierna
por plata
por el reloj de arena
porque sí.
No queda nada
más que aullar en la noche
y brindar por Burroughs, por Kerouac
y todos los malditos escritores
que hacen de la pluma navaja
y cortan tristezas
con cuchillos de cocina
para compartirlas.
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Anciana
Pasa:
con todos los años,
ciento veinte arrugas,
cien mil canas,
cuatro mil recuerdos
y dos orejas inservibles.
Pasó
por una existencia tan olvidable
como el murmullo
de sus articulaciones.
23
Estac ion
en las sombras
Noche líquida
Bebemos la noche,
fría, nos embriaga.
Espuma celeste:
vénganos tu amargura,
tu dolor
tu pasión.
Compartamos la noche
con la estirpe de los topos.
Que fluya entre bocas,
lenguas, ojos, dedos;
marihuana y blues,
orgasmos y rock.
Se calienta la noche,
lenta, se evapora.
La raza miope, con resaca,
se arreglan la corbata
mientras la noche muere quemada.
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Luna
Dime,
si acaso el humo de los cigarros no te incitan
al vicio, al noctambulismo.
luna:
acaso en la noche todo es humo
y los cuerpos mutilados
sueñan con tus brazos.
Dime,
si me faltan más versos
para hacerte mi aliada.
Dudo
si tu luz prestada
es la ironía vuelta risa
de comparar nuestras farolas
con tus vecinas cósmicas.
28
Una noche
Una noche
donde navajas se incrusten
en la piel de los amantes
que se vuelven desconocidos.
29
Estac ion
vertigo
Quimera
Que no te consuman:
sus ojos de ángel,
piel de leche,
sanguinarios labios.
No le menciones
que causa tu insomnio,
que te has encadenado, gustoso,
a sus curvas:
pechos,
cintura,
sonrisa.
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Desconocida
La conocí nieve;
aliento de témpano
y dientes de hielo.
Con pingüinos en la cabeza
que bailan, nadan,
se empapan y caminan
y sus pingüinos son ideas.
La conocí polo
con ojos boreales, inciertos:
puertas de hielo.
34
Diabla
Y me lleva el diablo
cuando me dice:
no soy tuya
ni de nadie,
a veces, ni siquiera mía.
35
Ebriedad
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No te quiero amiga
No te quiero amiga;
te quiero mujer,
te quiero amante,
te quiero compañera.
Aguantando, al mediodía,
tus malos humores,
tus fantasmas
que se vuelven reclamos,
tus ojos camaleón,
tu locura sincera,
tus labios tintos,
tus fuerzas huidas,
tus dilatadas lluvias
que me hacen estar cerca
y rondarte.
No te quiero amiga,
te quiero mujer,
te quiero amante,
te quiero esposa.
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Cáncer
A ella la disuelven
en medicamentos
y se la están llevando.
Yo quería niño,
ella quería niña,
pero dicen
que será cáncer.
38
Cutting
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A tu partida
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Obelisco
Y se fue:
con la velocidad del trueno;
daño de huracán.
41
El error
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Restos
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Jornada laboral
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Crímenes
45
Olvido
46
Estac ion
destino
Ramona
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Ramona es la sombra
de lo que soñó un dibujante
y se volvió el reflejo de una chica
como toda una generación
que probablemente consideraría a Ramona
demasiado vieja para hacerle poemas.
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El bar de lo perdido
Suena la copa
al caer en la alfombra
que nadie ha puesto
y que no es ni verde ni roja
ni azul ni alfombra.
Suena la copa
que nadie ha tirado
rompiendo secretos
que nadie ha compartido,
se quedan tiradas
cien hojas de cristal
que nadie ha visto.
Sin derramar vino tinto
que nadie ha servido.
51
Track x
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y ropa tras el micrófono.
53
Fe
Si no la tenemos
se acabarán los días claros
las noches, tus ojos.
54
Mezcal
Después de tragar
cardones crudos
hay que brindar
con mezcal, aguardiente,
limón, sal.
55
Reloj de arena
56
Larva
57
El fin
Se crucifica, cansando.
Brazos extendidos hacia nada
se suicidia como acto de amor a sí mismo.
En su última expiración
las ciudades tiemblan,
llueven diamantes,
brotan pastos de fuego,
pululan ratas.
58
Harapos
59
Verso en blanco
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Salve
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De la poesía
I
La poesía no es amor,
es ira:
Resulta también
que para no morir consumido
hace de sus dedos, ojos y cerebro
remolinos convergentes
que inflaman el papel.
La poesía es pasión,
ira, fuerza, destrucción,
calma
y al final
tacto de nube.
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II
La poesía te degollará,
te tomará entre sus huesudas manos,
agarrará una navaja
y te cortará el cuello.
Te diseccionará:
te clavará con alfileres en tabla roca.
Te abrirá con bisturí el pecho
y engullirá tus órganos.
Te incendiará:
te bañará de queroseno,
se acercará a tu rostro
burlándose de tu fragilidad,
te cubrirá en un abrazo
que te consumirá los huesos.
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III
La poesía es una bestia
con rabia y sarna:
destructora.
Es una fiera,
una asesina, una maldita
que acecha a sus víctimas
desde las sombras,
felina espera el momento
para morder la yugular
y desangrar pasiones.
La poesía es un monstruo,
la vida es un monstruo,
la vida es poesía
que siempre mata.
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Índice
Prefacio 5
Prólogo 13
Estación Central 15
Estación En las sombras 25
Estación Vértigo 31
Estación Destino 47
65
TRAYECTORIA 66
de Miguel Ángel Martínez Monter
se terminó de imprimiren el mes de Agosto de 2022,
en los talleres de Pachuk´ Cartonera, formando parte
de su colección de
El ejemplar que tienes en tus manos es el número
____ de 50
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