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Narrador: Hermosa es la leyenda que cuenta la historia de amor entre dos jóvenes aztecas:
Xóchitl y Huitzilin, de cuyo fruto de amor nació la flor de cempasúchil. El romance de estos dos
jóvenes comenzó cuando aún eran pequeños.
Con el tiempo, creció entre ellos un gran amor que pronto florecería.
(se miran a los ojos y se toman de la mano y caminan hacia el dios sol)
Se cuenta que todas las tardes subían a lo alto de la montaña a llevarle flores a Tonatiuh, dios
del sol, él parecía sonreírles desde las alturas ante las ofrendas de los enamorados, y ellos
juraron amarse por siempre, incluso más allá de la muerte.
Xochitl: Te juro amor eterno hasta el final de nuestros días no importa lo que pase estaré a tu
lado.
Tiempo después llegó la guerra y a Huitizlin le dieron la noticia que tenía que ir a la batalla para
defender a su pueblo, entonces Huitzilin fue en búsqueda de Xochit para darle la noticia.
Huitzilin: Tengo que decirte algo, tendré que irme, la guerra ha tocado nuestras puertas, y hoy
por ti tengo que luchar para ser libres, te prometo que regresaré pronto.
Xóchitl: (ruega y toma fuerte su mano) ¡no te vayas Huitzilin, te extrañaré mucho!
Huitzilin: volveré amada mía, y cuando el sol alumbre tu mirada ahí estaré.
Huitzilin: Dios Tonatiuh permíteme volver con mi amada, extiendo mis alas y abro mi corazón.
(mientras Huitzilin hablaba con el dios Sol, lo hirieron en el cuello y quedó tirado en el piso
desangrándose)
Poco tiempo después, tristemente llegaron noticias de que Huitzilin había sido herido y
finalmente había muerto. La bella Xóchitl sintió que su corazón se quebraba de dolor.
La joven desconsolada decidió subir por última vez a la montaña para implorarle a Tonatiuh
que la uniera por siempre con su amor.
Xochitl: (llorando) ¡No, por qué a mí, Huitzilin, nooooooo! Me prometiste que volverías.
Tonatiuh: Estoy para eso, te daré la oportunidad de reunirte con tu amado, cuando de las
flores caigan los pétalos, en las mismas fechas que él se apagó, tú nacerás, florecerás y
morirás, en sus brazos te quedarás y él te visitará, con el murmullo de su canto, extenderás tu
miel y él te tomará.
Tonatiuh, conmovido, lanzó un haz de sus rayos y, al tocar a la joven, la convirtió en una
hermosa flor, de colores tan intensos como los mismos rayos del sol.
Al poco tiempo llegó un colibrí que amoroso se posó en el centro de la flor. Era Huitzilin que se
había transformado en un bello colibrí. Al instante la flor se abrió en veinte pétalos (zempa en
náhuatl = muchos) de aroma intenso.
Los enamorados estarían siempre unidos mientras existieran flores de cempasúchil y colibríes.
Se cree que el aroma de la flor de cempasúchil guía con amor las almas de las personas que
se fueron, y que esperamos regresen a visitarnos año con año, y así reencontrarnos con
nuestros seres queridos, tal como lo hicieron Xóchitl y Huitzilin.