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humana
por EyA | Cívica y ética
En este nuevo bloque vas a analizar cuál es la dimensión moral de la vida
humana, la capacidad del ser humano de pensar, de elegir sus acciones y de
actuar conforme a ello.
La dimensión moral de la vida humana
Los seres humanos y su capacidad para pensar
y juzgar sus acciones
Los seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren, en eso el ser humano
es igual a cualquier animal. Lo que nos hace diferentes es nuestra capacidad
de pensar, razonar y juzgar nuestras acciones.
La capacidad de pensar es inherente a todos los seres humanos, aunque cada
persona desarrolla su proceso de pensamiento de distinta manera: podemos
encontrar a quien le desagrada pensar y actúa siempre de manera impulsiva, a
quien deja que otros tomen decisiones por él y a quien piensa tanto que nunca
actúa.
Hay que aprender a pensar, a partir de ahí radica la diferencia entre unos seres
humanos y otros. El proceso de pensamiento te permite distinguir la motivación
de las acciones que realizas y el impacto que tienen en otras personas. El ser
humano puede elegir comportarse de una manera «buena» o «mala», además
podemos juzgar una acción después de realizarla y, en su caso, arrepentirnos
de lo que hicimos sin pensar.
Intereses y necesidades que guían la actuación
humana
El interés es la motivación con la que los seres humanos realizan diferentes
acciones, la necesidad en cambio es una carencia, es aquello que no se tiene.
Una persona sin recursos económicos puede tener la necesidad de robar por
que tiene hambre y quiere comida, otra persona puede usar los recursos del
pueblo por la motivación de la riqueza y el poder.
Para juzgar una acción humana se deben considerar los intereses y las
necesidades que originaron dicho acto.
La congruencia entre pensar y actuar
La congruencia entre pensar y actuar es tener una coherencia entre los hechos
y las palabras. Es establecer una relación lógica entre lo que decimos y
hacemos. Ser congruente implica tener un compromiso y una responsabilidad
para actuar conforme a nuestras promesas y propósitos. En algunas ocasiones
ser congruentes no es tan sencillo: por ejemplo puedes estar inmerso en el
movimiento social de YoSoy132 y al mismo tiempo querer ver un programa de
Televisa. Esto es incongruente porque el movimiento se opone a esa
televisora.