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Es importante mencionar que las estrategias que se sugieren de intervención están dirigidas a niños
con Trastorno de déficit de atención y sus posibles comorbilidades; en Alejandro por edad no se ha
establecido el Dx. Se recomienda el manejo oportuno. De igual forma se presentan las áreas a
trabajar relevantes en Alejandro, como atención auditiva, lateralidad y lectura.
I. Antecedentes
Muchos niños con TDAH empiezan a mostrar signos notorios del trastorno al inicio de la
primaria, cuando se hace evidente que tienen grandes dificultades para cumplir las
expectativas de sus profesores y que el ritmo de desarrollo de algunas de sus habilidades
cognitivas.
Entre los primeros signos de alerta que los profesores detectan están las conductas
disruptivas, el caso del TDAH predominantemente hiperactivo impulsivo, y el bajo
rendimiento escolar en el caso del TDAH predominantemente inatento. “Un niño que parece
no poder sentarse quieto, que da respuestas impulsivamente en la clase sin levantar la
mano, que no termina su tarea, que parece estar soñando despierto cuando el maestro da
instrucciones —todos estos son síntomas bien conocidos de TDAH” (Miller, C., 2018).
Bauermeister (2014) menciona seis criterios de referencia para la detección del TDAH en el
salón de clases:
1. Dificultad para actuar de acuerdo con las reglas: El niño no se rehúsa a seguir reglas
por rebeldía o apatía, sino que realmente tiene una dificultad para actuar de acuerdo
con las instrucciones.
2. Variación de la conducta de acuerdo a la situación: El niño puede comportarse mejor
en tareas que disfruta, cuando está siendo supervisado o cuando espera una
recompensa por comportarse dentro de las normas establecidas en el hogar o la
escuela.
3. Variabilidad e inconsistencia en su desempeño: Los niños en ocasiones logran seguir
las reglas, prestar atención y trabajar con cuidado, pero en la mayoría de las
ocasiones no lo consiguen.
4. Dificultad para motivarse: Es difícil motivar a un niño con TDAH mediante
recompensa y castigos. El niño puede tener la intención de cumplir con las reglas
establecidas, pero no logra mantener el buen comportamiento por mucho tiempo.
5. Demanda de atención: El niño predominantemente hiperactivo-impulsivo tiene un
comportamiento sobreactivo, habla continuamente, insiste en ser complacido y
presenta rabietas frecuentes, lo que demanda un alto grado de atención por parte de
los adultos.
6. Dificultad para persistir: Al niño le representa un enorme reto sostener el esfuerzo,
posponer la gratificación y tolerar los periodos de espera, por ello requieren
recompensas inmediatas en vez de incentivos a largo plazo.
A. Recomendaciones en Lectura:
- Lectura compartida de textos: Para desarrollar fluidez lectora, el niño puede ejercitar
su lectura en voz alta en compañía del profesor o padres, quienes pueden motivarlo
alternando los turnos de lectura.
Durante estos ejercicios es importante animar al niño a leer y tratar de no corregir sus
errores sino de incentivarlo a que esté atento para que él mismo los detecte y los corrija, de
esta manera, ganará confianza en su capacidad lectora.
- Ejercicios de comprensión lectora: La comprensión lectora puede empezar a
ejercitarse sólo cuando el niño ya ha logrado una buena decodificación, es decir,
cuando su precisión y su fluidez lectora son adecuadas, pues de otra manera, estará
muy ocupado decodificando el texto como para prestar atención al significado de las
palabras y al mensaje global de las mismas.
En los ejercicios de comprensión se debe animar al niño a leer textos breves sobre temas
de su interés (iniciando con uno o dos párrafos y aumentando la extensión de la lectura
hasta dos cuartillas como máximo, en cada sesión).
- Enfatizar el proceso sobre el resultado. Es importante reconocer el esfuerzo del niño
más que el resultado. Comentarios como “lo estás haciendo muy bien, sigue
esforzándote” o “noto que vas mejorando”, pueden ser más alentadores que “te
equivocaste tres veces” y además centran la atención en lo realmente importante,
que es el proceso de adquisición de la lectura.
Reforzar en casa con ejercicios breves, motivadores, con sentido. En la medida de lo
posible, se debe animar al niño a practicar en casa. Para ello se utilizan lecturas breves
sobre temas de su interés y ejercicios complementarios de consciencia fonológica,
modelado de letras y palabras o cualquier otra habilidad asociada con la lectura que
necesite practicar.
B. El esquema corporal
Tasset (2017) lo define como “la toma de conciencia de la existencia de las diferentes
partes del cuerpo y de las relaciones recíprocas entre éstas, en situación estática y en
movimiento”.
Identificar el propio cuerpo y sus límites ayuda a orientarse y a relacionarse con el espacio.
Esta relación es la base de muchos aprendizajes.
El desarrollo del esquema corporal inicia en la niñez temprana y finaliza alrededor de los 11
o 12 años, cuando el niño ya reconoce todas las partes de su cuerpo.
C. Lateralidad
La lateralidad se define como el predominio funcional de un lado del cuerpo sobre el otro, y
se manifiesta en la utilización preferente de una mano, pie, ojo y oído (Bernabéu, 2015).
Es importante diferenciar con claridad el esquema corporal de la lateralidad. El desarrollo de
un buen esquema corporal permite distinguir el lado derecho del lado izquierdo del cuerpo.
La lateralidad, por su parte, es la tendencia a usar más un lado del cuerpo que el otro.
D. Atención auditiva
Los ejercicios a seguir son:
- Reproducir secuencias de sonidos con las manos, los pies, un instrumento de
percusión o la voz. Las secuencias pueden representarse de manera visual, en la
que un punto puede ser un sonido corto y la línea un sonido largo (también se puede
trabajar con sonidos suaves y fuertes, entre otras variaciones).
Una vez que el niño ha dominado el ejercicio anterior se pueden hacer variaciones como
pedirle que repita cada línea de atrás hacia adelante, o que ahora, cuando vea un punto
haga un sonido largo y cuando vea una línea un sonido corto.
- Jugar a cantar el sonido puro de las letras. El adulto modelará el sonido exagerando
sus gestos y su pronunciación, y el niño tendrá que imitarlo.
- Jugar a crear una secuencia de palabras. Cada palabra debe empezar con la sílaba
con la que terminó la palabra anterior. Manzana…Nata…Tarro…Ropa
- Jugar a completar rimas. Por ejemplo: El adulto dice: “El pato nadaba en el río…el
niño tenía mucho___” y el niño deberá completar la segunda frase con una palabra
que rime, como es la palabra “frío”.
- Cantar canciones infantiles actuando los significados de las frases.
- Escuchar y reproducir secuencias de sonidos puros con las manos, los pies, un
instrumento de percusión o la voz, sin la guía visual que se mostró en la sección de
atención auditiva.
- Escuchar y reproducir secuencias de letras o fonemas, sin significado. Ejemplo: A –
O – PA.
- Escuchar y reproducir secuencias de números o palabras, primero en el orden en
que las escuchó y después en orden contrario.
En todos los ejercicios de memoria se debe empezar por secuencias cortas (de dos o tres
sonidos) e ir aumentando la amplitud de la secuencia lentamente conforme el niño vaya
dominando el ejercicio hasta un máximo de entre 7 y 9 elementos, dependiendo de la edad
y la dificultad de memoria del niño.
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Atentamente
Violeta Nava Vilchis
Lic. En Neurolingüística
Especialidad en Neuropsicología.