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UNIDAD 7

1.- CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES.

Clasificación general. Distintos criterios. Método del Código Civil y Comercial de la Nación.

CCyC: no menciona esta clasificación- REGULA LOS SUBTIPOS

SUB CLASIFICACIÓN DE LAS OBLIGACIONES DE DAR:

a.-según la naturaleza del objeto:

• Dar o entregar cosa cierta.


• Dar o entregar cosa incierta, dos variantes: no fungible (de género) /fungible (de cantidad).
• dar sumas de dinero.
• dar bienes que no son cosas (CCyCN lo agrega subtipo nuevo)

b.-según la finalidad de la entrega por parte del deudor:

• Perseguir constituir derechos reales o lo transfiera a otra parte.


• p/conceder el uso o tenencia de la cosa.
• p/restituir la cosa a su dueño

2.- SEGÚN LA NATURALEZA DEL OBJETO. OBLIGACIONES DE DAR COSAS CIERTAS.

Concepto y reglas generales.

La obligación de dar cosa cierta es aquella en la cual el contenido de la prestación se encuentra perfectamente
determinado en su singularidad al momento de constituirse la obligación. La razón de ser de las diversas
categorías de las obligaciones de dar es, la mayor o menor determinación de la cosa, que trae aparejado un
régimen de tipo diferenciado antes de la individualización, si se produce la pérdida o el deterioro de la cosa. En
la norma se contemplan dos cuestiones esenciales: la extensión y el deber de conservación de la cosa.

Extensión

Se mantiene el principio de la accesoria edad, consagrado en los artículos 229,230 del código. En la gran
mayoría de los casos, determinar cuáles son las cosas haces accesorios era una cuestión de hecho, que es
valorada a la luz de lo dispuesto en las normas generales sobre accesoriedad. Se trata, en definitiva, de una
cuestión cuyos contornos se dibujan con una cierta variedad a falta de concreción o de puntualización, hay que
entender que el deudor debe entregar todo aquello que la buena fe y los usos del tráfico imponen como
necesario para que la cosa entregada pueda serle útil al acreedor de acuerdo con su destino económico.

A veces las leyes indican, qué cosas deben entenderse como accesorias y, por ende, tienen que quedar
comprendidas en la entrega. En el artículo 1146 del código se establece la obligación del vendedor entregar los
documentos relacionados con las cosas vendidas; y en el artículo anterior se dispone sobre la entrega de la
factura. Respecto de los inmuebles, cabe destacar que en el artículo 226 los inmuebles por sección son ahora
únicamente aquellos muebles inmovilizados por su agresión física al suelo con carácter perdura,
descartándose a los inmuebles por accesión moral. Por lo tanto, la accesoria da únicamente es la física, y se
evidencia debido al código derogado.

Si al momento de contraerse la obligación existía alguna cosa que se encontraba juntamente con la principal,
pero que razonablemente debe entenderse que formaba parte de aquella, queda también comprendida en la
entrega. La separación momentánea “implica el propósito de reintegrar las cosas separadas al todo que
complementaban y quedar así comprendidas dentro del entrega que debe cumplirse”, aunque la prueba es
muy difícil

deberes del deudor.


se incorpora en forma expresa el deber de preservar el estado material de la cosa en esta parte general de las
obligaciones de dar. La conservación no importa el mejorar el estado de la cosa, sino su mantenimiento
material evitando que sufra detrimentos, y sin producirle cambios respecto al estado en que se encontraba al
nacer la obligación, o bien de acuerdo a la que se hubiera pactado. Es un deber de resultado. Tal deber
accesorio de conducta puede materializarse en las más variadas maneras y va de suyo que por tratarse de
gastos necesarios, son en principio a cargo del deudor sin derecho a reembolso alguno.

Salvo normas imperativas, es posible pactar lo contrario, existen algunas excepciones de origen legal como en
la anticrecista, donde el titular del objeto grabado debe al acreedor anticresita los gastos necesarios para la
conservación del objeto.

Obligación de entregar.

Artículo 747: “entrega. Cualquiera de las partes tiene derecho a requerir la inspección de la cosa en el acto de
entrega. La recepción de la cosa por el acreedor hace presumir la inexistencia de vicios aparentes y la calidad
adecuado de la cosa, sin perjuicio de lo dispuesto sobre la obligación de saneamiento en la sección 4°, capítulo
9, título II del libro tercero.”

El cumplimiento debe ser fiel y exacta motivo por el cual se consagra a favor de cualquiera de las partes la
facultad de solicitar un examen sobre la cosa. La recepción sin reservas importa una manifestación tácita de
voluntad en relación con las dos cuestiones indicadas en honor, lo que no obsta para la aplicación de la
responsabilidad por saneamiento.

El pago de esta obligación se materializa con la entrega de la cosa por el deudor al acreedor, esto es, la
tradición. Comprende además todos los deberes accesorios de colaboración a cargo de ambas partes para
concretar, por ejemplo, el concurso lugar de pago, efectuar las gestiones administrativas que impongan la ley,
etcétera.

Presunción. Cosa mueble, cerrada o bajo cubierta.

Artículo 748: “entrega de cosa mueble cerrada o bajo cubierta. Cuando se entregue una cosa mueble bajo
cubierta y sin inspeccionar al tiempo de la tradición, el acreedor tiene un plazo de caducidad de tres días desde
la recepción para reclamar por defectos de cantidad, calidad o vicios aparentes.”

Cuando se trata de cosas que se encuentren cubierta, empacadas o embaladas, o de cualquier otra manera
que impida la inspección in situ al momento de la tradición, se otorga al acreedor un plazo de caducidad para
el reclamo por cuestiones que, no de tornaría necesaria la solución de la norma.

Se trata, de situaciones que razonablemente no permiten a simple vista comprobar, al que recibe la cosa, si las
cosas son de calidad convenida, o si se remiten en menor cantidad o peso.

En la práctica comercial y de consumo, es usual que la entrega se produzca bajo la modalidad aquí prevista, lo
que justifica que en un plazo breve que recibe la cosa pueda acudir cuestionar los defectos aquí aludidos. La
solución se extiende ahora a cualquier caso en el cual entrega se produjo en las condiciones aquí indicadas. Se
encuentra excluida la cuestión vinculada a la responsabilidad por evicción y vicios ocultos. Es que un defecto
oculto o interno no podrá ser conocido por las partes al momento del reconocimiento de la mercadería y, por
ende, no se encuentre comprendido la norma. En materia de compraventa, el plazo de caducidad es de 10
días, agregándose que el comprador tiene derecho de exigir en el acto de la entrega de reconocimientos
íntegro de las cosas, caso en el cual se extingue el derecho al reclamo aquí consagrado.

Si el deudor exige el reconocimiento y el acreedor se niega a hacerlo, en principio se pierde el derecho


consagrado en la norma, desde que bastaría que el comprador se negara por cualquier causa, efecto de
reconocimiento para que el vendedor se viera privado del derecho de liberarse de toda responsabilidad. Si se
trata de varias cosas, la apertura de una de ellas, de la que surge que se encuentre en condiciones no impide la
reclamación por la restante, en caso de que, existieran las deficiencias, debe aceptarse la presunción de que
existen fallas en los otros cajones, y eso podrá ratificarse por otros medios de prueba.
Distintos efectos según la finalidad de la entrega: 1º) Entrega para transferir uso o tenencia

Artículo 749: “obligación de dar cosas ciertas para transferir el uso o la tenencia. Remisión. Cuando la
obligación de dar una cosa determinada tenga por objeto transferir solamente el uso o la tenencia de ella, se
aplican las normas contenidas en los títulos especiales.”

En esta parte del código se dispone sobre las obligaciones de dar que tengan como finalidad la constitución de
un derecho real y la restitución de cosas al dueño, quedando por ende excluido de esta disposición de todos
aquellos casos en los que debe producirse la entrega de una cosa en el marco de situaciones jurídicas
diferentes, como son la transferencia del mero uso por la tenencia. En el caso en que un tenedor o usuario
deba restituir la cosa al dueño concurren dos situaciones. El tenedor o el usuario únicamente pueden transferir
el derecho que tiene, y la relación de poder que ostentan puede haberle sido transmitida por un dueño o no.

En otras palabras, lo que se encuentra excluido del presente régimen son las reglas de la transmisión del uso o
la tenencia, sea para constituir la relación de poder, o para restituir la cosa. Acreditada la entrega, si existe
duda sobre su finalidad el artículo 1911 del código resuelve las cosas a favor de la posesión.

2º) Entrega para constituir un derecho real. Teoría del título y el modo.

Artículo 750: “tradición. El acreedor no adquiere ningún derecho real sobre la cosa antes de la tradición,
excepto disposición legal en contrario.”

La adquisición del derecho real por el acreedor importa el pago o cumplimiento de la obligación de dar bajo
análisis, y la consecuente liberación del deudor. El código combina el tradicional sistema de adquisición de los
derechos reales mediando título y tradición, con las restantes situaciones en las que se dispone que la entrega
de la cosa no produce per se la adquisición del derecho real, sino que es necesario otro acto distinto.

El título es el acto jurídico de que surge la voluntad de transmisión del derecho real por su titular, y la
consecuente y correlativa adquisición por otra persona. El modo, acto que materializa lo determinado por el
título, no se agota en la tradición, sino que también quedan emplazados en aquella categoría la inscripción
registral y el primer uso en el caso de la adquisición de una servidumbre positiva. Se mantiene, en materia de
inmuebles, el sistema de inscripción registral declarativa.

La publicidad de la adquisición es condición de su oponible y dar, salvo para aquellas personas que conocieron
o debieron conocer la transferencia

Efectos entre las partes

los efectos que entrega de acreedor y deudor, entre partes, produce una obligación de dar una cosa cierta
deben ser analizados discriminando los siguientes rubros: los riesgos de la cosa; los aumentos y mejoras que
pueden incrementar su valor; y los frutos que ella produce

Los aumentos y mejoras de la cosa.

Artículo 751: “mejoras. Concepto y clases. Mejora es el aumento del valor intrínseco de la cosa. Las mejoras
pueden ser naturales o artificiales. Las artificiales, provenientes de hecho del hombre, se clasifican en
necesarias, útiles y de mero lujo, recreo o suntuarias.”

Se establecen los conceptos de mejoras y sus diversas variedades, las mejoras constituyen modificaciones de
tipo estructural, intrínseco o materia, que traen aparejado un aumento de valor de la cosa, o que ésta no lo
pierde. Son dos sus grandes especies: aquellas producidas por obra y gracia de la naturaleza, y las hechas por
la mano del hombre abrir paréntesis humanas o artificiales).

En cuanto a las mejoras naturales, en el ámbito de los derechos reales se dispone sobre diversos casos en los
que la naturaleza produce tales efectos en materia de inmuebles: aluvión y avulsión.

La conceptuación de las mejoras artificiales surge de lo dispuesto en el artículo 1934 del código. Allí se
distingue a la mejora de mero mantenimiento de la mejora necesaria. La primera consiste en la reparación de
aquellos deterioros de escasa entidad que se producen por el uso ordinario de la cosa, como podría ser tapar
la hendidura que un clavo deja en una pared, removiendo un poco de pintura y concreto. En otras palabras, se
trata de los arreglos comunes que no acrecientan el valor de la cosa. La segunda tiene una mayor entidad, es
aquella indispensable para la conservación de la cosa, que puede hacerla aumentar de valor.

La mejora necesaria no se practica, la cosa puede sufrir deterioros de importancia, en tanto que en el caso de
la de mero mantenimiento la cosa sufre una minoración, pero no le impide ser usado de acuerdos naturales.
Deben distinguirse estos conceptos desde expensas necesarias, que son las que no aumenta su valor y no
incide materialmente en la cosa. Las mejoras útiles son las que benefician a cualquier sujeto de la relación
posee sobre. Se definen, en cierta manera, por exclusión. No son necesarias, pero tampoco suntuarias.

Por último, las de mero lujo, recreo o suntuarias sordas de provecho exclusivo para quien la hizo, concepto en
el cual se encuentra un claro elemento finalista.

Artículo 752: “mejora natural. Efectos. La mejora natural autoriza al deudor a exigir un mayor valor. Si el
acreedor no lo acepta, la obligación quede extinguida, sin responsabilidad para ninguna de las partes.”

La mejora natural produce una modificación intrínseca en la cosa que se traduce en un aumento de su valor.
Tales acrecentamientos pertenecen al dueño del inmueble y por tal razón los beneficios. Se trata de hechos
externos, que son extraordinarios e imprevisible, en el sentido de que, si bien podría llegar anticiparse la
existencia de un tornado un desastre natural de importancia, es imposible prever sus consecuencias. En otras
palabras, es como un caso fortuito, pero con efecto inverso.

La solución del artículo es, permitirle al acreedor exigir la diferencia entre lo debido y el actual valor de la cosa.
El deudor por su parte, y por las mismas razones, no sólo no tiene derecho exigir la entrega de la cosa sin
pagar por el mayor valor, sino que tampoco puede ser obligado a recibirla pagando por éste. En consecuencia,
en caso de desacuerdo la obligación se extingue con los mismos efectos de la imposibilidad de cumplimiento.
Si las partes están de acuerdo en mantener la obligación, pero no en el valor de las mejoras, la cuestión debe
ser resuelta en sede judicial.

Artículo 753: “mejoras artificiales el deudor está obligado a realizar las mejoras necesarias, sin derecho a
percibir su valor. No tiene derecho a reclamar indemnización por las mejoras útiles y por las de mero lujo,
recreo o suntuarias, pero puede retirarlas en tanto no deterioren las cosas.”

Las mejoras necesarias quien está obligado entregar para constituir o transferir un derecho real las tiene a su
cargo y costo, no pudiendo exigir reembolso alguno. La solución legal es consecuencia de la existencia del
deber de conservar la cosa que pesa sobre el deudor de toda obligación de dar. En las útiles, la norma bodega
derecho alguno al deudor que voluntariamente las ha introducido las cosas, quien puede retirarlas si no afecta
a la cosa. En caso contrario, el acreedor puede resolver el contrato, o bien recibir la cosa, pagando el mayor
valor.

Imperan idénticas reglas que en el primer supuesto del caso anterior para las mejoras suntuarias introducidas
voluntariamente por el deudor.

Frutos

Artículo 754: “hasta el día de la tradición los frutos percibidos le pertenecen al deudor; a partir de esa fecha, los
frutos devengados y los no percibidos le corresponde al acreedor.”

En el artículo 233 del código se definen a los frutos como los objetos que un bien produce de modo renovable,
sin que se altere o disminuye su sustancia. Existen tres clases de frutos. Los naturales son las producciones
espontáneas de la naturaleza. Los industriales, los que se producen por la industria del hombre o la cultura de
la tierra. Los civiles, las ventas que las cosas producen, asimilándose a esta última categoría las
remuneraciones provenientes del trabajo.

Rige el principio que postula que la propiedad de los frutos se adquiere con su percepción. Cabe distinguir, el
fruto percibido del producto pendiente. En el caso de los frutos naturales e industriales, la percepción
acontece cuando es materialmente separado de la cosa fluctuar, pasando a ser objeto de una nueva relación
posee Soria. De lo contrario, mientras no haya sido retirado, el fruto forma un todo con la cosa, es parte de la
cosa y se lo considera fruto pendiente.

En el caso de los frutos civiles, se dispone ahora que la percepción se materializa con él: el fruto civil es
percibidos y se ha devengado y cobrado. En tanto que el fruto civil es pendiente si se ha devengado, pero no se
ha cobrado.

Los riesgos. El principio “res perit domino”.

Artículo 755: riesgos del curso. “El propietario soporta los riesgos de la cosa. Los casos de deterioro o pérdida,
con o sin culpa, se rigen por lo dispuesto sobre la imposibilidad de cumplimiento.”

El principio res perit et crescit domino adquiere consagración legal, y de él se deriva la circunstancia de que, si
luego de la constitución de la obligación y antes de la entrega la cosa se pierde o se deteriora, el perjudicado
será el deudor y no el acreedor.

La cuestión radica en determinar la responsabilidad por el incumplimiento de la obligación. Se distinguen dos


supuestos. Si el objeto se torna imposible en forma absoluta y definitiva luego del nacimiento de la obligación,
la obligación naturalmente se extingue por falta de objeto. El hecho ajeno y responsabiliza al deudor. En el
artículo 955 del código hace referencia al caso fortuito o la fuerza mayor. En el caso del deterioro con relación
a la posible del acreedor exigir la cosa deteriorada con disminución proporcional del precio en tal caso la ley
ahora nada dice general, el acreedor tiene la facultad de optar por estas variantes, a lo que no puede ser
conferida, ya que el detrimento afecta la identidad del objeto.

Cuando la obligación de dar emana de un contrato de compraventa, si la cosa ha dejado de existir


parcialmente, el comprador puede demandar la parte existente con reducción del precio. Puede trasladarse,
por analogía, a todo tipo de obligación de dar con el fin de constituir un derecho real. Si el deterioro es
atribuible al deudor, nada obsta también a que pueda solicitar una cosa equivalente.

Concurrencia de varios acreedores: a) bienes inmuebles

Artículo 756: “concurrencia de varios acreedores. Bienes inmuebles. Si varios acreedores reclaman la misma
cosa inmueble prometida por el deudor, son todos de buena fe y a título oneroso, tiene mejor derecho:

El que tiene emplazamiento registral y tradición

el que ha recibido la tradición

el que tiene emplazamiento registral precedente

en los demás supuestos, el que tiene título de fecha cierta anterior.”

La norma resuelve el siempre dificultoso conflicto entre varios pretensores de una cosa, cuando el deudor se
obligado transferirla a todos ellos. Se trata de establecer quién tiene mejor derecho a la cosa, por lo que en
rigor de verdad la cuestión esencial transita por determinar la o punibilidad entre ellos de las distintas
situaciones. Los que quedan relegados, si son de buena fe, tienen derecho a reclamar los daños derivados del
incumplimiento obligación, sin perjuicio de la eventual comisión del delito de estafa por parte del deudor
infiel.

Cualquiera sea la situación del adquiriente, si es de mala fe, no puede invocar derecho alguno. El actuar de
mala fe no concede derecho alguno, salvo excepciones. La mala fe consiste en el conocimiento efectivo de la
existencia del otro acto. E incluye el poder haberlo conocido, cuestión que cobra altísima relevancia cuando
existe emplazamiento registral. Cuando existe posesión la buena fe se presume iuris tantum.

Se excluyen de las reglas que resuelven el conflicto las adquisiciones a título gratuito, lo cual lleva a concluir
que éstas serían inoponibles para los adquirientes a título oneroso y de buena fe.

b) bienes muebles
Artículo 757: “concurrencia de varios acreedores. Bienes muebles. Si varios acreedores reclaman la misma cosa
mueble prometida por el deudor, son todos de buena fe y a título oneroso, tiene mejor derecho:

El que tiene emplazamiento registral precedente, si se trata de bienes muebles registrables

el que ha recibido la tradición, si fuese no registrable

en los demás supuestos, el que tiene título de fecha cierta anterior.”

El conflicto de derechos es el mismo que en el artículo anterior, pero ahora en materia de bienes muebles. La
regla se adapta en función de la naturaleza de la adquisición (por tradición o por inscripción registral
constitutiva).

Respecto a las adquisiciones a título gratuito, en materia de bienes muebles registrales son aplicables mutatis
mutandis las reglas enunciadas respecto de los inmuebles, desde que el efecto de la inscripción respecto de los
terceros no varía según la naturaleza de las cosas.

c) acreedor frustrado

Artículo 758: acreedor frustrado. “El acreedor de buena fe que resulta frustrado su derecho, conserva su acción
contra el deudor para reclamar los daños y perjuicios sufridos.”

Cualquier acreedor pretensor de la cosa que no ha podido hacerse de ella puede reclamar todos los daños y
perjuicios derivados del incumplimiento, si se verifica los presupuestos de la obligación de indemnizar.

También podría serlo si, pese haber recuperado la cosa ha sufrido algún daño por esta razón. Se trata, de un
acto ilícito que, si reúne los restantes presupuestos de la acción resarcitoria, la habilita.

La protección del acreedor debe llevar siempre la solución que más se aproxime a la ejecución directa, esto es
al cumplimiento de la prestación convenida. Si la variedad de circunstancias y matices del mundo de las
transacciones, permite configurar cosas o cumplimientos equivalentes a los que en principio y por definición
son únicos y no tienen sustituto en especie, nadie podría sostener que la solución no sea legal.

3º) entrega para restituirla a su dueño. Regla general.

Artículo 759: “el obligación de dar para restituir, el deudor debe entregar la cosa al acreedor, quien por su
parte puede exigir.

Si quien debe restituir se obligó a entregar la cosa a más de un acreedor, el deudor debe entregarla al dueño,
previa citación fehaciente a los otros que la hayan pretendido.”

La situación jurídica del acreedor y deudor, en estas obligaciones, es la inversa a la de las obligaciones de dar
con el fin de constituir derechos reales. Aquí el dueño es el acreedor.

La norma contempla así todos los casos en que por la razón que sea, una persona debe entregar (restituir) la
cosa dueño.

De acuerdo a la calidad que detente el deudor, se aplicarán las normas de la posesión o la tenencia, y en este
último caso las normas especiales que lo hicieran en razón de la causa que dio origen a la relación de poder.
Resta señalar que por aplicación del principio res perit et crescit domino, todas las vicisitudes materiales que
experimente la cosa por hechos extraños a las partes corren por cuenta del acreedor, quien será beneficiado o
perjudicado, sin derecho alguno entre las partes.

Entrega a quien no es propietario.

Artículo 760: “entrega de la cosa a que no es propietario. Bienes no registral. Con relación a tercero, cuando la
obligación de dar cosas ciertas tiene por fin restituirlas a su dueño, si la cosa es un mueble no registrarle y el
deudor hace, a título oneroso, tradición de ella a otro por transferencia o constitución de prenda, el acreedor
no tiene derecho contra los poseedores de buena fe, sino solamente cuando la cosa robada o se ha perdido. En
todos los casos los tiene contra los poseedores de mala fe.”
En materia de cosas muebles registrables, si el deudor la entrega efectivamente a un tercero de buena fe y a
título oneroso, el acreedor pierde todo derecho siempre y cuando la cosa no sea robada o perdida. El conflicto
de intereses entre el dueño y el tercero se resuelve en principio a favor de este último siempre y cuando se
verifiquen los siguientes requisitos: que haya habido tradición; que el acto haya sido a título oneroso; que el
tercero sea de buena fe. La buena fe se presume por lo cual quien alegue la mala fe deberá probar: que la cosa
no haya sido robada o no se ha perdido.

La acción del dueño, en este caso es la reivindicatoria

Efectos entre las partes. Efectos con relación a terceros.

Artículo 761: “si la cosa es inmueble o mueble registrable, el acreedor tiene acción real contra terceros que
sobre ella aparentemente adquirieron derechos reales, o que la tengan en su oposición por cualquier contrato
hecho con el deudor.”

Como nadie puede transmitir un derecho mejor que el que tiene, cuando se trate de bienes registrales en
manera alguna el tercero que ha recibido la cosa podrá alegar la buena fe, pues el transmitente no será, en lo
que a él respecta, su dueño. Ahora, luego de la incorporación al código derogado del artículo 2105, la solución
del artículo 599 se mantuvo invariable, aunque ahora justificada en los efectos de la inscripción declarativa: el
adquirente no puede invocar buena fe. Idéntica solución caviar popular, incluso antes de esta circunstancia,
con motivo de la incorporación de la inscripción constitutiva para la adquisición de automotores. El dueño, en
consecuencia, es titular de la acción reivindicatoria

3.- OBLIGACIONES DE DAR COSAS GENÉRICAS.

Noción y división. 1) cosas inciertas no fungibles. Necesidad de elección de la cosa.

Artículo 762. Individualización. “La obligación de dar este género si recae sobre cosas determinadas sólo por su
especie y cantidad. Las cosas debidas en un obligación de género deben ser individualizadas. La elección
corresponde al deudor, excepto que lo contrario resulte de la convención de las partes. La elección debe recaer
sobre cosa de calidad media, y puede ser hecha mediante manifestación de voluntad expresa o tácita.”

En esta teoría que eran emplazadas las cosas que además de estar determinadas por su propia naturaleza, lo
están en función de que se debe una cierta cantidad, pudiendo comprender un solo individuo del género, o
bien varios.

El género o la especie puede tener una mayor o menor extensión, según el caso. De todas maneras, es de la
esencia de este tipo de obligaciones que exista una indeterminación in obligatione respecto a la cosa individual
que deberá entregarse, la que in solutione debe haber cesado.

La posibilidad puede ser perfecta o imperfecta, pero lo que importa es que sea indistinto para las partes
cualquiera de ellas. De todas maneras, en el segundo caso la elección deberá practicarse sobre cosa de calidad
media, esto es, ni la mejor ni la peor. Antes de la individualización los efectos no varían según cuál sea la
finalidad, y una vez determinada la cosa en su individualidad, rige lo dispuesto para las obligaciones de dar
cosas ciertas. La individualización es un acto jurídico unilateral y precipicio, puede ser retractado hasta tanto
haya sido conocido por la otra parte. Por regla la práctica el deudor, pero puede pactarse que lo haga el
acreedor un tercero.

La demora en la elección se rige por los principios generales, y en caso de que esté a cargo del acreedor, debe
emplazarse. Si hace caso omiso, el deudor puede practicarla, previa autorización judicial

Cuando se entiende realizada la elección. Efectos.

Las partes pueden pactar un plazo cierto o incierto, o bien este surgir de la naturaleza y circunstancias de la
obligación, o será que el indeterminado propiamente dicho. La constitución en mora de quien tiene a su cargo
en la individualización, se rige por las normas generales. Cuando la elección es a cargo del acreedor, el deudor
debe emplazarse, y vencido el plazo de la intimación, es necesaria la autorización judicial para que el deudor la
practique.
Artículo 763. “Periodo anterior a la individualización. “Antes del individualización de la cosa debida, el caso
fortuito no libera al deudor. Después de hecha la elección, se aplican las reglas o la obligación de dar cosas
ciertas” El principio que reza “el género nunca perece”

queda claramente plasmado en la norma, y la división de aguas que es el otorgamiento de la individualización.


Hasta ese momento, los riesgos son a cargo del deudor, aun mediando caso fortuito, sin perjuicio de que
pueden existir situaciones de excepción que motiven soluciones diferentes. Luego de la individualización, cesa
el régimen intrínsecamente temporario de las obligaciones de género, para entrar en vigencia el de las
obligaciones de dar cosas ciertas, según cuál sea su finalidad. Sin embargo, podrían presentarse situaciones en
las que, pese a que materialmente las cosas existan, hacerse de ella resulte sumamente dificultoso, oneroso o
incluso de imposible concreción.

Las dos primeras situaciones van de la mano por ejemplo una epidemia que produce la muerte de un sin
número de animales en un vasto territorio, lo que trae aparejado para el deudor la necesidad de procurárselos
efectuando gestiones y erogaciones que razonablemente no debía quedar comprendidas en el marco de los
deberes accesorios de conducta su cargo. En tal caso puede aplicarse la precisión o adecuación del contrato.

También puede suceder que, pese a que el género nunca perece, se torna virtualmente imposible para el
deudor hacerse la cosa debida. Por ejemplo, si por disposición de la autoridad se prohíbe su importación, y el
elemento no se producen el país

Obligaciones de dar cantidades de cosas. Noción. Individualización de la cantidad. Efectos y régimen de los
riesgos. Consecuencias del caso fortuito.

????

4.- OBLIGACIONES DE HACER Y DE NO HACER.

La obligación de hacer. Definición legal (art. 773 CCyCN).

Artículo 773. “Concepto. La obligación de hacer es aquella cuyo objeto consiste en la prestación un servicio o la
realización de un hecho, en el tiempo, lugar y modo acordado por las partes.”

Toda obligación supone la realización de una conducta por parte del deudor. Este comportamiento puede
consistir en una acción ya sea dar o hacer o en una omisión que sería no hacer.

Si bien existen aristas difusas, la diferenciación entre dar y hacer tiene bases oncológicas. Ambas son
conductas positivas virtudes acciones. La obligación de dar la mirada y el interés están puestos
fundamentalmente sobre la entrega de la cosa. En las de hacer la cuestión reposa esencialmente en una
actividad del hombre que puede o no producir una cosa

Las obligaciones de hacer, en la actualidad, tienen una importancia capital en la vida negociar. Erigiéndose
como una figura de alto protagonismo en múltiples situaciones. Pueden surgir tanto de la voluntad de las
partes como de la ley. Por ello se justifica plenamente esta parte general a que regula, sin perjuicio de las
disposiciones específicas, sobre todo en materia contractual. Estas normas son también aplicables,
supletoriamente, a deberes no obligacionales en los que se imponen conductas de hacer.

Las circunstancias de modo, tiempo y lugar de cumplimiento no se rigen sólo por lo que las partes hayan
dispuesto, sino también por lo que establezcan las normas imperativas en los casos en los que la autonomía de
la voluntad se encuentra de edad, y las supletorias a falta de previsión convencional. También, en su caso, por
lo que es juez determine en los casos sometidos a su decisión.

Prestación de un servicio: en qué puede consistir el servicio.

Artículo 774. “Prestación del servicio. La prestación del servicio puede consistir:
a. El realizar cierta actividad, con la diligencia apropiada, independientemente de su éxito. Las cláusulas que
comprometen a los buenos oficios, o aplicar los mejores esfuerzos están comprendidas en este inciso

b. en procurar al acreedor cierto resultado concreto, con independencia de su eficaz

c. en procurar al acreedor el resultado eficaz prometido. La cláusula llave en mano o producto hermano está
comprendida en este inciso.

Si el resultado de la actividad del deudor consiste en una cosa, para su entrega se aplican las reglas de las
obligaciones de dar cosas ciertas para constituir derechos reales.”

Se distinguen claramente dos modalidades de la prestación de hacer: la prestación del servicio y la ejecución
de un hecho. En el plano contractual, ello se refleja en dos tipos diferenciados: el contrato de servicios y el
contrato de obra. Los conceptos se trasladan a esa parte general de las obligaciones de hacer.

El servicio es una actividad intangible, y en el punto de vista del receptor se agota con el consumo inicial y
desapareces en cambio la obra el resultado reproducible de la actividad y susceptible de entrega, en donde se
combinan actividad y su producido, tan importante como la primera. En los servicios la responsabilidad puede
ser subjetiva u objetiva, según los alcances de la obligación del deudor. En las obras sólo es objetivo.

Si de la actividad del deudor se produce una cosa, las cuestiones atinentes a su entrega y régimen jurídico se
rigen por las reglas de las obligaciones de dar, con el fin de constituir derechos reales.

Obligaciones de medios y de resultados. Caracterización. Consecuencias. Responsabilidad.

La norma diferencia tres niveles distintos de los alcances del deber prestación al del deudor. En el artículo
1723 del código se establece que cuando de las circunstancias de la obligación, o de lo convenido por las
partes, surge que el deudor debe obtener un resultado determinado, su responsabilidad es objetiva.

Lo dicho significa que en el caso del inciso a, la responsabilidad es subjetiva (obligación de medios, para
quienes aceptan la distinción), y únicamente es aplicable a los servicios, desde que en las obras se persigue el
logro de un resultado determinado. En el caso del inciso B, el factor de atribución es objetivo (obligación de
resultados) y se aplica sólo a los servicios. Es que en el artículo 1252 del código se dispone que abrir comillas si
hay dudas sobre la calificación del contrato, se entiende que hay contrato de servicios cuando la obligación de
hacer consiste realizar cierta actividad independiente de su eficacia. Se considera que el contrato de obra
cuando se promete un resultado eficaz, reproducible o susceptibles entre”.

El inciso c, por tratarse de un resultado eficaz, es aplicable a las obras y su factor de atribución es objetivo
(obligación de resultado).

Las consecuencias en cada caso son claras: para determinar si hubo o no incumplimiento imputable, la prueba
de la diligencia no liberara al deudor en las obligaciones de resultado. En los casos en que es de la actividad del
deudor se produzca una cosa, las cuestiones en cuanto su entrega y régimen jurídico servicio por las reglas de
las obligaciones de dar, con el fin de constituir derechos reales.

Realización de un hecho.

Artículo 775. “El obligado a realizar un hecho debe cumplirlo en tiempo y modo acordes con la intención de las
partes o con la índole del obligación. Si lo hace de otra manera, la prestación se tiene por incumplida, y el
acreedor puede exigir la destrucción de lo mal hecho, siempre que tal exigencia no sea abusiva.”

Cuando el deudor no cumple la obligación de acuerdo al plan de conducta establecido en la prestación, ingresa
en la situación de incumplimiento, que puede o no serle atribuida. La mirada puede ser cuantitativa o
cualitativa, y en el ámbito de las obligaciones de hacer, por lo general los mayores conflictos se presentan en
los aspectos cualitativos.

El acreedor cuenta con un importante arsenal jurídico para lograr la ejecución forzada y también puede activar
los mecanismos de resolución del contrato, cuando la obligación emerge de dicha fuente.
Cuando el bien producto de la actividad el deudor no se adecua a lo que era el plan de conducta, para las
obligaciones de hacer se otorga al acreedor una facultad particular: la posibilidad de solicitar la destrucción de
lo mal hecho. La cuestión depende de las circunstancias concretas que la situación presente, ya que en algunos
casos bastará al acreedor con rechazar la entrega. Pero en otras circunstancias puede exigir su destrucción,
siempre y cuando no incurra en abuso del derecho. En caso de negativa deberá solicitarlo al juez, pues no
puede proceder de propia autoridad. La fórmula abierta de la norma permite la valoración de todas las
circunstancias que rodean la situación, para la adecuada protección y justo equilibrio de todos los intereses
que pueden entrar en conflicto.

5.- EJECUCIÓN FORZADA.

Ejecución forzada directa y por terceros.

Artículo 777. “ejecución forzada. El incumplimiento imputable de la prestación de le da derecho al acreedor a:

a. Exigir el cumplimiento específico

b. hacerlo cumplir por terceros a costa del deudor

c. reclamar los daños y perjuicios.”

La ejecución forzada de la prestación supone aún la posibilidad de cumplimiento, su contrario se ubican las
reglas de los artículos 955 y 1900 y muy difícil cubrir. Para activar los mecanismos de la norma, el
incumplimiento debe haber sido imputable al deudor, de su autoría, antijurídico y en razón de un factor de
atribución subjetivo u objetiva. Estas tres circunstancias deben concurrir ya que de lo contrario no existirá
incumplimiento imputable, y el deudor a uno se encontrará en mora, por lo que el acreedor no podrá activar
los instrumentos de la tutela satisface iba del crédito.

La norma permite al acreedor optar, por dos variantes para lograr: el cumplimiento específico y el
cumplimiento por terceros, además puede reclamar el pago de los daños que ello le ocasiona.

Ejecución por terceros: El acreedor no puede quedar atado a la voluntad del deudor, cuando el incumplimiento
es imputable este último. Por tales razones, puede su elección obtener la satisfacción de su interés mediante
el cumplimiento por un tercero lo que deberá ser soportado económicamente por el deudor incumpliente.

Esta facultad debe efectuarse en el marco del ejercicio regular de los derechos. En principio debe ser
autorizado por el juez para concretarlo. Sin embargo, si las circunstancias del caso motivaran que no puedan
existir dilaciones os y ante el incumplimiento el acreedor lo haga ser por un tercero con conocimientos deudor,
la autorización judicial no será necesario y el deudor deberá cargar con las consecuencias dispuestas en honor.

Por otra parte, en no pocos casos se impondrá la necesidad de intimar previamente al deudor al cumplimiento,
bajo apercibimiento de hacer cumplir la prestación por un tercero.
Elección del tercero: 1) cuándo procede; 2) autorización o venia judicial. El cumplimiento defectuoso
y su sanción. Imposibilidad de cumplimiento. La obligación de no hacer. Concepto. Las reglas
aplicables. Ejecución forzada o por otro. Imposibilidad de cumplimiento.

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