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UNIDAD 6

1.- EFECTOS DE LA OBLIGACIÓN RESPECTO DEL DEUDOR: MORA DEL ACREEDOR.

La mora del acreedor. La cuestión en el Código derogado.

A modo de introducción, como ya sabemos, la obligación trae como consecuencia un cúmulo de derechos y
deberes para ambas partes. Al referirnos sólo al deudor, éste tiene los siguientes derechos: -Efectuar el pago
voluntario

-Solicitar la cooperación del acreedor cuando la naturaleza de la obligación o su cumplimiento así lo exija

-Obtener liberación activa mediante el pago por consignación

Antes de ser regulado en el CCyC, la existencia o no de la mora del acreedor (mora creditoris o accipiendi)
generaba cierto debate. Había una postura negativa que negaba su existencia (establece que el acreedor sólo
tiene derechos, no está obligado, si lo estuviera se convertiría en el absurdo de deudor de su deudor; el
“recibir el pago” es un derecho, por lo que al no poder “incumplirlo”, no incurre en mora) y otra positiva que la
aceptaba (No hay por qué sorprenderse que el acreedor sea deudor de su deudor: si bien el recibir el pago –y
no cooperar para recibirlo- no constituye una obligación propiamente dicha –es decir, con respecto al deber de
prestación del deudor- no se duda que tiene el deber jurídico de hacerlo, y en el marco de la cooperación y de
la buena fe, que no cumpla con ese deber jurídico, es una transgresión que lo constituirá en mora)

También se debatió sobre la unidad o dualidad entre la mora del acreedor y la mora del deudor: Por ello hubo
tesis de UNIDAD (a la que adhiere Wayar, en que mora es un concepto único que admite a la mora del
acreedor y a la del deudor, en tanto es el retardo en el cumplimiento imputable subjetivamente a uno de los
sujetos de obligación) y de DUALIDAD (aunque exista una notable analogía, son dos institutos distintos)

En el código de Vélez había ausencia de definición de mora creditoris (del acreedor), por ello lo que la doctrina
enseñaba en relación con la mora debitoris (que sí estaba regulada en el CCV), servía de base para explicar la
situación de la mora del acreedor. La aplicación analógica de los principios y reglas de la mora debitoris se
hacía respecto al acreedor, con la corrección y modificaciones que las particularidades propias de la situación
acreedora imponen en este instituto.

Tanto la mora del acreedor como el pago por consignación se vinculan porque son efectos que la obligación
produce respecto del deudor, pero la falta de definición de mora del acreedor en el CCV, llevó a pensar que la
única alternativa que tiene el deudor ante la falta de cooperación del acreedor, es la de recurrir al pago por
consignación, siendo la oferta de pago, irrelevante. Wayar adhería a la postura que establecía que basta con la
oferta de pago del deudor para constituir al acreedor en mora. Por ej., yo soy deudor de la prestación de dar
un mes; al momento en que se lo entrego a mi acreedor (oferta de pago), éste no lo recibe o no coopera para
recibirlo injustificadamente. El sólo probar mi oferta de pago y el consiguiente rechazo de mi acreedor, lo
constituiría en mora; mi acreedor no me permite extinguir la obligación y liberarme, está faltando a sus
deberes jurídicos nacidos de la obligación y a la buena fe. Además, para que el deudor pruebe que el acreedor
se ha negado a recibir el pago es indispensable una oferta previa, entonces la oferta es también el paso previo
a proceder a la consignación. Así, la consignación del deudor se constituye como una facultad y no un deber.

Su incorporación a nuestro Derecho.

La llamada mora del acreedor se encuentra legislada ahora expresamente en la parte final del artículo 886 del
nuevo código. Si bien con el instituto de “mora” nos referimos generalmente al incumplimiento relativo por
parte del deudor, no se debe pasar por alto que puede ocurrir que, si la obligación no se cumple en tiempo
oportuno, ello se deba a la conducta del acreedor (y no del deudor) que imposibilita con su proceder la
ejecución de la obligación, como puede suceder ante la falta de cooperación o rechazo injustificado por parte
del acreedor en la recepción del pago cancelatorio de la prestación

ART. 886 “Mora del deudor. Principio. Mora automática. Mora del acreedor. La mora del deudor se produce
por el solo transcurso del tiempo fijado para el cumplimiento de la obligación. El acreedor incurre en mora si el
deudor le efectúa una oferta de pago de conformidad con el artículo 867 y se rehúsa injustificadamente a
recibirlo.”

Concepto de mora del acreedor.

Es la situación anormal de retraso en el cumplimiento por la que atraviesa una obligación cumplible, cuando
por una causa imputable el acreedor, éste no coopera o rechaza injustificadamente las ofertas reales que
formula el deudor, y que subsiste, mientras la aceptación del objeto debido, aunque tardía, sea posible y útil.
(Concepto de Wayar con la ausencia de definición en el CCV)

• La “cumplibilidad” sería en la mora del acreedor, lo que es la “exigibilidad” a la mora del deudor. Ser
cumplible designa a la situación en que está el deudor de una obligación, dispuesto a cumplir y en situación y
posibilidad material y jurídica de hacerlo; significa que el momento en que pretende el deudor ejercer su
derecho/facultad de liberarse, es actual y no potencial; es el momento de la obligación en que el crédito es
realizable. Ser exigible es el momento de vencimiento de la obligación donde el acreedor puede exigir la
prestación demandando su cumplimiento. Ambos pueden coincidir, o cualquiera de ellos ser anterior al otro.

• Ya dijimos que la oferta real rechazada puede ser usada para constituir el acreedor en mora y/o como paso
previo al pago por consignación. La oferta real es a la mora creditoris, lo que la interpelación es a la mora
debitoris. Quienes niegan esta equivalencia dicen que como el mero vencimiento es suficiente para constituir
en mora al deudor; el mero vencimiento debería poner en mora al acreedor que no copera sin necesidad de
oferta del deudor, pero esto es un error: porque la presunción de culpa recae sobre el deudor (porque se
presume que el acreedor está dispuesto a recibir el pago), de allí que éste deba desmentir la presunción a
través de la oferta.

• Permite la aceptación posterior del objeto de crédito, aunque tardía, pero útil y posible.

Fundamentos

Lo usual en una relación acreedor-deudor es que el acreedor muestre siempre interés en la ejecución de la
prestación y que las eventuales complicaciones se originen por el deudor. Esta tendencia natural en las
obligaciones es lo que justifica la mayoría de las instituciones del derecho de obligaciones, como el
cumplimiento forzoso, la cláusula penal, el otorgamiento de garantías, la constitución en mora del deudor, etc.
Sin embargo, pueden existir motivos ajenos a la relación obligacional que determinen que el acreedor desee
mantener su condición de tal, en vez de extinguirla recibiendo el pago o colaborando para recibirlo. Ante estas
circunstancias, nuestro ordenamiento no admite que el cumplimiento de la obligación quede librado al arbitrio
del acreedor, ya que ello importaría someter al deudor a asumir todos los costos y contingencias de una
situación de incumplimiento. Es entonces cuando aparece la figura de la mora del acreedor.

Por otra parte, sin perjuicio de constituir en mora a su acreedor, nuestro ordenamiento concede al deudor la
posibilidad de consignar la prestación debida. En efecto, como consecuencia de la consignación “el deudor
queda libre de su obligación” Sin embargo, la consignación es un mecanismo que resulta a menudo
impracticable cuando las prestaciones son de hacer, o puede tornarse complicada cuando la prestación
conlleva la ejecución de prestaciones que requieren de la indispensable cooperación del acreedor. De este
modo, la constitución en mora se convierte en un mecanismo que permite trasladar al acreedor los costos y las
contingencias que se ve obligado a enfrentar el deudor ante la negativa del acreedor que imposibilita el
cumplimiento.

Requisitos.

PRESUPUESTOS

a. Que preexista el deber jurídico de cooperar impuesto al acreedor. Al acreedor le corresponde la carga de
prestar toda colaboración que exija la obligación. Su falta de cooperación impedirá que el deudor quede
incurso en mora aún llegado el vencimiento de la ob. y puede originar la mora del propio acreedor si ha
formulado una oferta real de pago.
b. Que la obligación sea cumplible, es decir, que el deudor pueda cumplir porque la obligación está en estado
de poder ser cumplida, es decir, llegado el tiempo de pago.

C. Que la aceptación del bien debido al acreedor, aunque tardía, sea posible y útil. Si durante la mora creditoris
por algún hecho se produce la imposibilidad de cumplimiento, la obligación se extingue y el deudor se libera.

ELEMENTOS ESENCIALES: Por su relevancia, los explicaremos más abajo

a. Que el deudor haya formulado una oferta real de cumplimiento

b. Que se acredite la falta de cooperación del acreedor

c. Que la falta de cooperación sea imputable al acreedor

CIRCUNSTANCIAS

Todos aquellos factores que deben valorarse para verificar si se ha configurado la mora del acreedor y que
tienen origen en la ausencia de alguno de los presupuestos o de los elementos. Por ej. no hay mora creditoris
con la circunstancia de que la obligación NO sea cumplible.

a. Que el deudor haya formulado una OFERTA REAL DE PAGO

Concepto: Este ofrecimiento debe ser real, es decir un acto no ficticio o aparente, y donde NO basta la mera
declaración de querer cumplir, sino que el deudor ponga en disposición del acreedor el objeto de la obligación,
de manera tal que sólo del acreedor dependa que se concrete el pago. La sola negativa del acreedor a recibir el
pago (elemento objetivo/material), no lo constituye en mora, es indispensable que se concretice esta oferta
real de pago (objetivo formal) por parte del deudor. La oferta sería para el acreedor lo que la interpelación
(cuando se requiere) es al deudor.

Requisitos: La oferta debe ser

-Categórica e inequívoca: proposición afirmativa expuesta de manera clara, absoluta y decisiva.

-Coercitiva y no meramente declarativa.

-Íntegra, exacta y con referencias al tiempo y lugar de cumplimiento: todos los requisitos del pago.

Naturaleza: es un acto jurídico de declaración de voluntad unilateral de carácter recipticio dirigido al acreedor
por el deudor. Sobre si el deudor constituido en mora puede realizar ofertas de pago, se dijo, por un lado
(Llambías y Borda) que como en el ordenamiento no existía regulación de la mora creditoris, la única opción
para el deudor moroso era recurrir al pago por consignación. Por otro lado, ya Wayar, apoyaba que el deudor
moroso estuviera habilitado para formular una oferta, que, siendo real y completa, provocaría la extinción de
la mora del deudor, y si el acreedor se rehusara a aceptar la oferta, se constituiría él en mora.

b. Falta de cooperación del acreedor: Como se presume que el acreedor está dispuesto a recibir, y si el pago no
se produce, se presume que el incumplimiento es por el deudor, el deudor, para demostrar lo contrario, debe
necesariamente probar que el acreedor se negó a recibir el pago. Por la dificultad de demostrar un hecho
negativo (que no recibió el pago) el deudor debe demostrar entonces que se presentó ante el acreedor y le
formuló una oferta real, seria y efectiva de pago y que el acreedor no quiso aceptarla. El rechazo injustificado
de una oferta real de pago, acreditará la falta de cooperación del acreedor.

c. Que la falta de cooperación sea imputable al acreedor Una primera opinión objetiva, establece que no se
requiere la culpa del acreedor; es la misma doctrina que afirma que el recibir el pago no es una obligación del
acreedor, por lo que omitirlo, no puede imputársele. Una segunda opinión, siguiendo la primera, dice que el
acreedor no tiene obligaciones respecto del deudor, solo derechos, por ello, el no recibir el pago no sería una
transgresión por parte del acreedor, y que, si lo hiciera, el deudor sí tiene la OBLIGACIÓN de recurrir al pago
por consignación. En una tercera opinión, que Wayar comparte, la mora de acreedor, requiere que éste haya
obrado con culpa, asentándose en la idea de la falta de cooperación del acreedor. Así, la culpa es un factor
indispensable, pues si el acreedor no es reprochable, no nacerán los efectos jurídicos de la mora.
Ámbito de aplicación.

Tiene plena vigencia en las obligaciones de dar. En las de hacer es necesario distinguir:

• en las de hacer (puro hacer) donde resulta indiferente el comportamiento del acreedor – No aplica
• en las de hacer para cuyo cumplimiento se requiere la colaboración del acreedor – Sí aplica
• en las de hacer que consisten en la ejecución de una obra destinada a ser entregada al acreedor – Sí
aplica, igual que en las de dar
• en las obligaciones de no hacer – No aplica

Efectos.

I. Cesa, en su caso, la mora del deudor

En las obligaciones de plazo expreso y cierto, el solo vencimiento del plazo importa la mora del deudor. El
deudor tiene el derecho de purgar su mora ofreciendo cumplir; esas ofertas de pago íntegro, no sólo purgan la
mora del deudor, sino también provocan la del acreedor si se rehúsa a aceptar la oferta.

II. Transfiere los riesgos al patrimonio del acreedor

Desde que el acreedor queda incurso de mora, los riesgos de deterioro, pérdida o destrucción de la cosa
objeto de la obligación corren por su cuenta, asume pues, los riegos del caso fortuito. Por regla, los riesgos de
la cosa debida por caso fortuito extinguen la obligación, salvo que alguno esté en mora, entonces dichos
riesgos serían soportados por el moroso. Excepto que el deudor decida consignar judicialmente, el deudor
continúa obligado a cumplir la obligación y, por lo tanto, debe conservar y vigilar la cosa. Si se deteriora por
culpa del deudor, éste será responsable.

III. Detiene el curso de intereses a cargo del deudor

En rigor, la mora creditoris libera al deudor de las consecuencias gravosas que para él le impondría una
eventual situación de incumplimiento que le fuera imputable. La suspensión de intereses se opera desde la
fecha en que el acreedor incurre en mora, aún si la mora preceda o no la demanda por consignación. En
relación a los intereses compensatorios, una tesis dice que la suspensión solo alcanza los intereses
moratorios/punitorios, no así a los compensatorios porque el deudor conserva en su poder el capital y es justo
que pague el precio por ese capital a través de los intereses compensatorios. En cambio, Wayar, apoya la tesis
que la suspensión alcanza a los intereses compensatorios, porque éstos son debidos en razón del USO de la
capital ajena, y a menos que se pruebe que el deudor usó el capital que mantuvo en su poder, no se le puede
atribuir dichos intereses.

IV. Consignación. Daños y perjuicios

El deudor queda habilitado para pagar por consignación y así, extinguir la obligación. Como ya dijimos, el
deudor no está obligado a consignar, sino que ésta es su facultad que puede o no usar según su criterio. Puede
limitarse a constituir al acreedor en mora oferta mediante, asegurándose de no soportar los intereses, los
riesgos y la eventual responsabilidad por daños; pero aun así continúa obligado a cumplir. La negativa del
acreedor a recibir el pago constituye una infracción que puede determinar si concurren la responsabilidad civil
del acreedor frente al deudor.

V. Extinción de la mora del acreedor cuando

-El acreedor decide aceptar el pago luego de haber sido constituido en mora.

-El deudor renuncia expresa o tácitamente a valerse de los efectos de la mora accipiendi.

-Se produce una imposibilidad de cumplimiento de la prestación, sin perjuicio de que el deudor quede
habilitado a reclamar los daños moratorios sufridos.

-Cuando la obligación se extingue por haberse considerado válido el pago por la consignación efectuado por el
deudor
Situación del débito sin responsabilidad.

Situaciones jurídicas donde el acreedor no goza del poder jurídico de constreñir, compeler, intimar, apremiar o
forzar al deudor, para que cumpla la prestación por vía judicial (tribunales - demanda - embargo -
aprehensión). Se identifica por la ausencia de la coacción, la obligación no podrá ser ejecutada de forma
forzosa. Así ocurre por ejemplo en las OBLIGACIONES NATURALES, en ellas, el legislador no proporciona acción
de cobro al acreedor, i.e., la Ley no otorga acción para exigir de forma judicial o forzosa las deudas derivadas
de juego, envite o azar, Art.1.801 del Código Civil. La Ley no confiere acción al acreedor, visto el carácter
inmoral de la causa de la obligación. También se encuentran en este particular las OBLIGACIONES PRESCRITAS,
aquel acreedor que por cualquier motivo, permite el transcurrir de diez años, contados a partir de la fecha en
que se hizo exigible el crédito, sin ejercer el reclamo del pago o sin accionar el cobro de la obligación al
deudor; en otras palabras, sin haber interrumpido el lapso de la prescripción decenal. Son los efectos legales
de la prescripción extintiva. Debemos resaltar en este sentido, que en los dos ejemplos citados ut supra:
“Obligaciones Naturales y Obligaciones Prescritas”, si el deudor paga, ha pagado bien. Significa que, si el
deudor cumple de forma voluntaria, se entiende que ha pagado bien y no podrá alegarse que hubo PAGO DE
LO INDEBIDO ni la repetición. Coincidimos con otros autores patrios en relación a que hay más ejemplos de
“DEUDAS SIN RESPONSABILIDAD”. Manifestados en las llamadas CLÁUSULAS LIMITATIVAS DE
RESPONSABILIDAD CIVIL; y con mayor fuerza, las CLÁUSULAS EXONERATIVAS DE RESPONSABILIDAD CIVIL.

((((Sería en el caso que se constituya la mora del acreedor, entonces éste tiene responsabilidad civil frente al
deudor (porque es una de las consecuencias de la mora creditoris) si el acreedor le ocasiona daños al deudor,
este debe afrontar el resarcimiento correspondiente. Claro que para su reclamo el deudor deberá probar
dichos daños. En tal caso, si el deudor no demandó el pago por consignación, sigue obligado a cumplir con su
prestación entonces se configuraría una situación de débito/deuda (porque el deudor sigue obligado porque
no procedió con la consignación) pero sin responsabilidad (porque desde la oferta de pago realizada por el
deudor y rechazada injustificadamente por el acreedor, éste incurre en mora y se transfiere la responsabilidad
civil de los posibles daños))))

2.- PAGO POR CONSIGNACIÓN.

Concepto.

Funciona cuando el deudor, deseoso de poner fin a la obligación, encuentra obstáculos que impiden la
realización de un pago normal. Entonces recurre a su liberación coactiva, que supone la intervención judicial
promovida por el solvens o persona autorizada a efectuar el pago. El pago por consignación es el modo de
ejercer coactivamente el derecho a librarse de la obligación que la ley le concede al deudor de una obligación,
a fin de que pueda efectuar el pago mediante depósito judicial, y consecuentemente, extinguir la obligación y
obtener su liberación, en determinadas situaciones, para suplir la falta de cooperación del acreedor o para
salvar obstáculos que imposibilitan el pago directo y espontáneo.

Caracteres.

• Debe ser judicial: Se traduce en un procedimiento judicial, en tanto es el ejercicio coactivo de un


derecho que sólo será legítimo con la intervención del órgano jurisdiccional.
• Es facultativo: Reiteramos que el deudor no está obligado a efectuar al pago por consignación, se
trata de una facultad que puede dejar de usar. Queda a su criterio.
• Debe respetar los principios generales que gobiernan el pago: La consignación no tendrá fuerza de
pago si no concurren en cuanto a las personas, objeto, modo y tiempo, todos los requisitos para que
el pago sea válido.
• Es excepcional: Sólo se puede acudir a él cuando el acreedor se niegue a recibir el pago o existan
obstáculos insalvables que impidan el pago directo.
• Es contencioso: Es necesario que se respete el principio de contradicción, por ello no puede ser
considerado como consignación cualquier depósito en escribanía u oficinas de notarios sin juicio
contencioso.
Fundamento.

Ha sido instituido atendiendo especialmente para proteger al interés del deudor, ya que se le proporciona el
instrumento para ejercer su derecho de liberarse. Cuando el deudor actúa con diligencia y buena fe, y no
obstante sus esfuerzos no pueden lograr su liberación por causas no imputables a él, es injusto que continúe
vinculado indefinidamente. Es justo entonces, proporcionarle un mecanismo que permita su liberación
coactiva, aún contra la voluntad del acreedor.

Si bien la norma pareciera referirse únicamente a las obligaciones de sumas de dinero, la consignación no se
limita sólo a ellas, sino que es aplicable de igual modo a las obligaciones de dar cosas ciertas y de cosas
indeterminadas a elección del acreedor. Sin embargo, el instituto no resulta aplicable a las obligaciones de
hacer, ni a las de no hacer. Puede estimarse que la consignación podría aplicarse en aquellas obligaciones de
hacer en las que el deudor debe procurar al acreedor cierto resultado concreto consistente en una cosa.

Naturaleza jurídica.

a. La consignación tiene “valor propio”, es decir se configuraría como un negocio jurídico específico (depósito)
cuya validez y eficacia no dependen de la aceptación del acreedor, prescinde de su voluntad (del A) y por ello
tiene “valor propio”. Esta postura es inaplicable en nuestro derecho porque para que la consignación sea
válida y eficaz, es necesario que el acreedor no la impugne o si lo hace, que el juez sentencie su validez y
eficacia.

b. La consignación es un “negocio jurídico a favor de tercero”, porque la consignación que realiza el deudor
ante el órgano jurisdiccional está destinada a producir sus efectos respecto a un tercero: el acreedor. Respecto
del deudor, la eficacia liberatoria dependerá de la aceptación del acreedor, o, de la convalidación judicial. Se le
objeta que, en los negocios a favor de terceros, el derecho de éstos a obtener la prestación nace desde que
ellos aceptan la estipulación que se les promete (por ej., en un contrato de seguros, yo tengo el derecho de
dicho contrato sólo cuando lo acepto) pero en el pago por consignación, el acreedor tiene derecho a que se
cumpla la prestación desde el nacimiento de la obligación, es decir, con anterioridad a la consignación.
Además, en los contratos a favor de terceros es indispensable la aceptación de dicho tercero (si mi papá
contrata con una empresa de seguros, pero yo no acepto ese derecho al seguro, no tiene eficacia conmigo), en
cambio en la consignación, por más que el acreedor la rechace, ésta puede tener eficacia si el juez la convalida,
y la voluntad del acreedor se vuelve irrelevante.

c. La consignación (postura que adhiere Wayar) es un acto jurídico complejo, que tiene dos etapas:

I. El depósito judicial realizado por el deudor, que sería el acto preparatorio que pone en movimiento el
procedimiento judicial

II. La aceptación del acreedor, o si éste la rechaza, la sentencia judicial que lo declare valido y eficaz; ambas
extinguen el vínculo y liberan al deudor. Por ello el depósito debe realizarse según los principios jurídicos del
pago, porque la consignación debe ser apta para satisfacer el interés del acreedor aún contra su voluntad.

Cuando procede la consignación. La enumeración del art. 904 del Código Civil y Comercial de la Nación.

ART. 904 “Casos en que procede. El pago por consignación procede cuando:

a) el acreedor fue constituido en mora

b) existe incertidumbre sobre la persona del acreedor

c) el deudor no puede realizar un pago seguro y válido por causa que no le es imputable.”

La consignación judicial procederá en los casos en los cuales el Código enumera en su artículo 904, supuestos
en los cuales se habilita al solvens esta forma de pago. Se estima, sin embargo, que dicha enumeración no es
taxativa, sino enunciativa, contemplando la posibilidad de que puedan presentarse otros supuestos que
habiliten la consignación, más allá de los previstos en la norma citada.
Los que se encuentran mencionados en el Código son:

a) Si el acreedor fue constituido en mora. La llamada mora del acreedor (mora accipiendi/creditoris), que, si
bien no está legislada expresamente en el Código, le resulta aplicable, por analogía, lo dispuesto para la mora
del deudor.

b) Incertidumbre sobre la persona del acreedor. Cuando el deudor posea una duda razonable respecto de la
titularidad del crédito, está habilitado a consignar: ello así, toda vez que, si el deudor paga mal, puede verse
obligado a pagar dos veces. De igual modo también está autorizado a pagar consignando el deudor, cuando no
sabe quién es su acreedor aun cuando tenga certeza de su existencia (por ej.: en el caso de un sucesorio, en
donde no conoce con certeza quiénes son los herederos). También quedarían incorporados en este supuesto
los casos en los cuales, al momento de intentar efectuar el pago el deudor, el acreedor sea incapaz, ya que de
no poderse realizar el mismo a un representante de éste, el pago sería nulo.

c) Dificultad del deudor para hacer un pago seguro. Se cree que dicho supuesto es comprensivo de todas
aquellas situaciones en las cuales el deudor posea dudas razonables para asegurar el pago, por lo cual
quedaría habilitado — cuando ello sea acreditado— a efectuar el pago por vía de la consignación judicial

Lo supuestos no enumerados.

Al no ser una enumeración taxativa, podría también llevarse a cabo la consignación judicial:

a) cuando el acreedor estuviere ausente, ya que aun cuando se sepa de su existencia, se ignore su actual
paradero (no es aplicable al caso de una ausencia declarada en juicio, puesto que el pago debe efectuarse en
tal caso al curador designado en dicho proceso)

b) en caso de que la deuda estuviere embargada, ya que el embargo del crédito impide al deudor pagar, por lo
cual, si él quisiera exonerarse y declinar su responsabilidad por los riesgos de la cosa, puede efectuar la
consignación

c) si el acreedor ha perdido el título del crédito (o no lo presenta al deudor al momento de que éste intenta
efectuar el pago, agregase), por lo cual queda facultado el solvens —a fin de evitar tener que afrontar
eventualmente un nuevo pago— a consignar en favor de quien resulte acreedor de dicha obligación;

d) existencia de un litigio sobre el objeto de pago

e) existencia de controversias entre acreedor y deudor sobre el crédito; etcétera

Obligaciones que se pueden consignar. Forma.

ART. 906: “Forma. El pago por consignación se rige por las siguientes reglas:

a) si la prestación consiste en una suma de dinero, se requiere su depósito a la orden del juez interviniente, en
el banco que dispongan las normas procesales

b) si se debe una cosa indeterminada a elección del acreedor y éste es moroso en practicar la elección, una vez
vencido el término del emplazamiento judicial hecho al acreedor, el juez autoriza al deudor a realizarla

c) si las cosas debidas no pueden ser conservadas o su custodia origina gastos excesivos, el juez puede autorizar
la venta en subasta, y ordenar el depósito del precio que se obtenga.”

¿Cómo se instrumenta la consignación del pago? Como pauta general, resulta evidente que quien desea
efectuar el pago de este modo lo hace a través de una demanda, poniendo el objeto debido a disposición del
juez, a fin de que éste lo atribuya al acreedor dando fuerza de pago al depósito efectuado por el deudor,
provocando —por ende— su liberación. El acreedor puede aceptar o impugnar la consignación efectuada; en
este último caso, se hará necesario el dictado de una sentencia judicial que se expida respecto a la legitimidad
o no del pago intentado por el deudor de tal modo. Sin embargo, la norma establece formalidades que no
pueden ignorarse, y si bien el artículo no expresa cuál es la sanción en caso de omisión de ellas, se estima que
es la invalidez de la consignación intentada.
1) En primer lugar, se establece que, si la prestación consiste en una suma de dinero, se requiere su depósito a
la orden del juez interviniente, en el banco que dispongan las normas procesales. Ello así, puesto que el
depósito judicial de la deuda constituye una oferta de pago real, que requeriría la posterior aceptación del
acreedor para extinguir la obligación. Debe mediar, entonces, un verdadero animus solvendi en quien realiza la
consignación judicial, ya que debe evidenciar a través de ella la verdadera intención de pagar y de liberarse
mediante dicho pago. Además, hasta que no medie aceptación del acreedor o exista una sentencia judicial
respecto del depósito, el pago por consignación no se habrá configurado, ya que lo depositado no sale del
patrimonio del deudor. Así, pues, el primer paso a llevar a cabo en una consignación judicial de una suma de
dinero es el depósito judicial en el banco oficial correspondiente, a la orden del tribunal interviniente en el
juicio por consignación. En el ámbito de la justicia nacional el depósito se llevará a cabo en la sucursal
correspondiente del Banco de la Nación Argentina-, y en las justicias provinciales en las instituciones bancarias
habilitadas para ello (v. gr.: en la Provincia de Buenos Aires, en el Banco de la Provincia de Buenos Aires).
Quien realiza la consignación deberá adjuntar la boleta de depósito a la demanda de consignación: ambas
circunstancias —depósito y demanda— deben ser notificadas al acreedor. El depósito judicial debe llevarse a
cabo por iniciativa del depositante (debe encontrarse legitimado activamente para el pago —deudor o tercero
interesado—), razón por la cual no se consideran consignaciones los depósitos efectuados por requerimiento
judicial previo'', como así tampoco el pago que efectúe mediante depósito bancario un adquirente de un bien
en subasta judicial.

2) Si el objeto que debe darse en pago es una cosa cierta, aun cuando la norma no prevé expresamente este
supuesto, debe efectuarse en primer lugar la intimación judicial al acreedor para que reciba el pago. Esa
intimación —que se efectúa, claro está, a pedido del deudor— surte todos los efectos de la consignación: si el
acreedor no recibe la cosa debida, puede ser depositada en otra parte con autorización judicial. En materia de
contratos de alquiler de inmuebles, en cambio, es de destacar que el locatario llevará a cabo la consignación
con la entrega de las llaves del bien en el tribunal

3) Si se trata de una obligación de dar cosas inciertas, y la elección le corresponde al acreedor, de no elegir
éste la prestación debida, el juez autoriza al deudor a que la realice. Por ende, una vez que ello sucede, la
consignación debe regirse por el mismo procedimiento aplicable a la consignación de cosas ciertas. Así, en tal
supuesto, efectuada la elección por el deudor, e intimando previamente éste al acreedor a recibir la cosa
elegida, de no hacerlo queda legitimado a consignarla. En tal caso, a diferencia de la consignación de sumas de
dinero, el depósito es reemplazado por la intimación judicial al acreedor a que reciba la cosa que se le debe
entregar. Por ello, es menester que el deudor requiera ante la autoridad judicial correspondiente que se
intime judicialmente al acreedor a su recepción, bajo apercibimiento de producir los efectos de la
consignación. Esa intimación judicial constituye un acto de desposesión jurídica del deudor a favor del
acreedor, pasando a ser el deudor, a partir de dicho momento, un mero depositario de la cosa, con el deber de
conservación de ella hasta la entrega al acreedor; es de destacar, en tal sentido, que todos los gastos que se
originen a raíz de dicha conservación (v. gr.: gastos de depósito) serán a cargo de quien deba soportar las
costas del juicio de consignación.

4) Si se trata de cosas perecederas, que no pueden ser conservadas, o bien si se trata de cosas cuya custodia
irroga gastos excesivos para el deudor, puede el juez disponer la subasta de la cosa, debiendo depositarse el
dinero obtenido de ella en el expediente judicial, con los mismos pasos y procedimientos previstos para la
consignación de sumas de dinero.

PRESUPUESTOS: Existencia de un deber de cumplimiento; El deber de prestación impuesto al deudor esté en


condiciones de EJECUTABILIDAD; Que el deudor esté frente a alguna de las causales que impidan el pago
directo. Es conlleva a la IMPUTABILIDAD de dichas causales.

Ejecutabilidad

La obligación debe entrar en la etapa de ejecutabilidad, es decir, cuando la deuda se torna cumplible. Depende
en primer lugar del tiempo de pago; por ello interesa saber cuándo puede ser ejecutado el pago por el deudor.
Entonces nos remitimos al principio de puntualidad para saber en qué momento la obligación entra en la etapa
de ejecutabilidad.
a) Los sujetos deben estar determinados, si el acreedor no está determinado, la consignación está subordinada
a la previa individualización de éste. También se debe determinar el objeto de la prestación, éste debe estar
determinado al momento de intentarse la consignación. (En los casos de objeto alternativo, cuya elección
corresponda al acreedor, como vimos, deberá previamente intimarse para que se decida y luego, si se niega a
recibir, también procede la consignación. Si se niega a elegir, el deudor puede elegir por él y depositar lo que
corresponda. Cuando la elección corresponde al deudor, no se presentarían problemas)

b) La iliquidez de la deuda no perjudica a la acción de consignación, pudiendo el deudor depositar la cantidad


líquida y ofrecer cumplir con el saldo una vez realizada la liquidación

Imputabilidad.

El deudor para proceder con la consignación debe demostrara que el pago directo y espontáneo es de
imposible realización, por la existencia de obstáculos insalvables, serias y reales. La culpabilidad –o no- del
acreedor en la consignación se vincula en que si es o no necesaria la culpa del acreedor para su constitución en
mora. Se estima que, en la mora del acreedor, por regla general, debe haber culpa; pero en el pago por
consignación la regla es que la consignación procede con prescindencia de la culpa del acreedor. No hay que
ver una contradicción en esto: la razón de la constitución en mora creditoris es la oferta real rechazada
injustificadamente por el deudor que supone “culpa” y podrá verse reflejada también como causal en la
consignación si es que el deudor procede con el pago por consignación. Pero en la consignación, pueden
ocurrir otras causales por ej., que el acreedor se vuelva incapaz en un accidente (no es su culpa) y el deudor no
sepa a quién pagarle, entonces recurre a la consignación.

Elementos:

• Diligencias previas al depósito judicial. Ofertas reales.


• Iniciativa el deudor
• “animus solvendi”
• Caracteres que debe reunir el deposito
o Relaciones entre el depositante y el acreedor
o Relaciones entre depositante y depositario

diligencias previas. La negativa del acreedor a recibir el pago.

Se sostuvo, equivocadamente, que cuando la causal es la negativa del acreedor a recibir el pago, el trámite de
consignación comienza directamente con el depósito de las sumas adeudadas; no se requieren ofertas previas.
Pero ¿Cómo se puede hablar de negativa si no hubo oferta? ¿A qué se negó entonces el acreedor? Si el
acreedor se niega a recibir, ya se presupone que hubo ofertas previas. Sin ellas sería casi imposible determinar
si el acreedor aceptó o no el pago o la misma conducta del deudor. Las ofertas reales evitan dichas dudas. Se
dijo que el deudor debe aproximar el objeto de la prestación al acreedor en tal forma que éste no tenga otra
cosa que hacer más que tomarlo, que sólo dependa de su voluntad. Es decir, no basta a declaración de
voluntad del deudor de “querer” cumplir con su pago, sino que se necesita de una oferta REAL.

Es destacable mencionar que como la consignación es de carácter excepcional, el deudor debe agotar todas las
posibilidades de pagar de modo directos antes de recurrir a ella.

La oferta real: concepto, requisitos y naturaleza. Caracteres del depósito.

El depósito constituye el acto que da inicio al procedimiento judicial, ya que la pretensión de liberarse del
deudor debe ser articulada por medio de una demanda, reconvención o excepción a la cual se le debe adjuntar
el instrumento que acredite la realización del depósito en los bancos oficiales o autorizadas a recibirlo.

I. Relaciones entre el depositante y el acreedor – Se presenta como un acto unilateral. Por ello, la oferta –en
tanto no haya sido aceptada- puede ser revocada por el depositante. También se dijo que es un acto
condicional, porque su eficacia está condicionada a la aceptación del acreedor o la convalidación judicial.
II. Relaciones entre depositante y depositario – Se trata de un acto jurídico bilateral porque para su conclusión
concurren ambos centros de interés, pero la particularidad es que se lo efectúa a favor de un tercero, el
acreedor, que, aunque no interviene en la conclusión del depósito, adquiere el derecho de obtener del
depositario (banco oficial) la de entrega de las sumas depositadas (por el depositante) Siempre requiere de
una declaración judicial que autorice el retiro de los fondos.

Los sujetos legitimados.

-Legitimación activa: se hayan legitimados activamente para promover una demanda judicial por consignación
todos aquellos que tienen derecho a pagar. Pero ¿Quién tiene derecho a pagar? En primer lugar, el deudor; en
segundo lugar, cualquier tercero interesado.

-Legitimación pasiva: las personas contra las cuales se puede intentar la consignación son el acreedor o el
tercero autorizado por este a recibir el pago. Ellos son los destinatarios del pago, por tanto, es que ellos a
quienes hay que demandar.

Requisitos atinentes al objeto.

Para que la consignación sea plenamente eficaz, debe verificarse respetando los principios de identidad e
integridad, pues con ello se resguarda la exactitud del objeto.

•Respecto del principio de identidad: se ha dicho que carece de fundamento el pago por consignación, si el
deudor pretende pagar una suma distinta de la de vida. Por esta razón no puede dársele el valor de pago a una
consignación de un monto estimado en forma aproximada por no reunir los requisitos del art. 758 del viejo art.
Del código de Vélez. Salvo que, por razones justificadas, no le sea posible al deudor liquidar exactamente su
deuda y por ello, deposita una suma aproximada.

•Respecto del principio de integridad: se ha declarado que para que el pago por consignación sea procedente,
el deudor debe depositar el capital más los intereses que sean exigibles. Es más, en un caso se resolvió que
incluso si estima que los intereses que se le reclama son excesivos, debe de todos los modos depositarlos y
expresar reserva de demandar su restitución, sea en el mismo juicio de consignación o en otro.

•Integridad del pago y abuso del derecho: para evitar abuso es importante considerar que en esta materia
resulta fundamental el principio de buena fe en cuya virtud el juez debe impedir el ejercicio abusivo del
derecho de crédito.

Efectos

ART. 907: “Efectos. La consignación judicial, no impugnada por el acreedor, o declarada válida por reunir los
requisitos del pago, extingue la deuda desde el día en que se notifica la demanda. Si la consignación es
defectuosa, y el deudor subsana ulteriormente sus defectos, la extinción de la deuda se produce desde la fecha
de notificación de la sentencia que la admite.”

Es de destacar que la consignación válida —al ser una forma de pago— produce idénticos efectos que los que
provoca el pago. Sin embargo, son tres las consecuencias de mayor importancia que ocasiona la consignación:

a) Extingue la obligación con todos sus accesorios

b) detiene el curso de los intereses moratorios o compensatorios

c) traslada los riesgos de la prestación consignada hacia el acreedor a favor de quien se efectuó la
compensación (en razón de la mora accipiendi)

desde cuándo se producen

¿Desde qué momento surte efectos la consignación? La norma anotada prevé dos supuestos distintos para
poder determinar el momento desde el cual dichas consecuencias se producirán:
a) Si el acreedor acepta la consignación, expresa o tácitamente, es decir, no la impugna, la consignación surtirá
todos los efectos del verdadero pago, desde el día en que se notifica la demanda (art. 907, P parte, Código)
Esta redacción es novedosa y viene a poner a salvo una deficiencia que poseía el código derogado, ya que
guardaba silencio respecto al momento desde que comienzan a aplicarse dichos efectos. Es indudable que el
legislador ha fijado postura respecto de esta cuestión, que tanta controversia ha suscitado en la doctrina
argentina en el pasado.

b) Si la consignación fuera defectuosa, reza la segunda parte del artículo 907 del Código, y el deudor subsana
con posterioridad sus efectos, la extinción de la deuda se produce desde la fecha de notificación de la
sentencia que la admite. Puede ocurrir que el acreedor, al ser notificado de la consignación intentada por el
deudor, la objete por la razón que considere pertinente: por resultar insuficiente, por no respetar los principios
de integridad e identidad de la obligación convenida. Si ello ocurriera, podrá luego el solvens subsanar los
defectos en que ha incurrido al momento de intentar la consignación; en este supuesto, los efectos
cancelatorios del pago efectuado de tal modo se producirán desde el momento en que la sentencia es
notificada.

c) Aun cuando la norma guarde silencio al respecto, se entiende que la consignación realizada por el deudor, y
que es rechazada injustificadamente por el acreedor, debería surtir efectos desde el momento en que el
depósito fue realizado, o como mínimo, desde el momento en que es notificada la demanda (art. art. 907,
primer párrafo). Ello así, ya que resulta lógico que el acreedor que ha obstaculizado indebidamente el pago
intentado por el solvens, sea quien deba soportar las consecuencias de su actitud (y, claro está, las costas del
proceso)

Efectos de la consignación ANTES de ser aceptada por el acreedor o declarada válida por sentencia judicial

a. Sobre a quién pertenece la cosa u objeto depositado: Se ensayaron diversas teorías:

-Teoría según la cual el depositante pierde el dominio de la cosa depositada y produce los efectos del pago. El
error se nota claro en cómo explicar el derecho del depositante a retirar el depósito, se responde que es
revocable, sería una pérdida patrimonial no definitiva sujeta a condición.

-Teoría según la cual el depósito no significa la pérdida de dominio para el depositante, porque es sólo una
oferta de pago que por sí sola no hace perder el dominio de la cosa depositada.

-Solución en nuestro derecho, se trata de una simple oferta que puede ser aceptada o rechazada. No cabe
duda que la consignación no tendrá fuerza de pago si no es aceptada por el acreedor o convalidada por
sentencia. Entonces el deudor está autorizado a retirar el depósito mientras el acreedor no lo acepte o no se
convalide.

b. Si bien la cosa depositada no sale del patrimonio del deudor, queda a disposición del acreedor El deudor
no perdió por el depósito la propiedad de la cosa, pero puede perderla cuando el acreedor lo decida. La cosa
depositada tiene siempre una ubicación patrimonial cierta: antes de la aceptación por el acreedor o la
convalidación por sentencia, pertenece al deudor; después de dicha perfección, pasa a pertenecer al acreedor.

Impugnación.

Si el acreedor se presenta a juicio e impugna el depósito pidiendo el rechazo de la demanda, la cuestión


deberá resolverla el juez en su sentencia. Si la sentencia declara válida la consignación nos preguntamos desde
cuándo se producen los efectos del pago. Pero antes de ello veremos qué puede ocurrir con el depósito
mientras tanto.

a. Retiro del depósito por el consignante: mientras la consignación no se perfeccione, el deudor tiene el
derecho de retirar el depósito. Wayar menciona que él sostiene que los demás acreedores del deudor
consignante, están en condiciones de retirar el depósito antes de su perfeccionamiento, por regla general (su
patrimonio constituye su prenda común; y antes del perfeccionamiento de la consignación, el depósito se
mantiene en su patrimonio)
b. Supuestos en los cuales el depositante no puede retirar lo depositado:

-Cuando la prestación consignada ha sido embargada, ya sea a pedido del acreedor consignado, o de los
acreedores del consignante o del consignado

-Cuando lo depositado no tiene carácter de consignación, por ej. en los juicios ejecutivos antes el
requerimiento formulado por el oficial de justicia

c. Efectos del retiro de los fondos por el consignante:

-Actualiza los poderes de agresión patrimonial del acreedor

-Implica el desistimiento del juicio de consignación y por éste, el acreedor queda liberado y en condiciones de
liberar al deudor

-El retiro de la oferta puede provocar la mora del deudor consignante si éste estaba en mora y había purgado
su estado mediante las ofertas y posterior demanda de consignación

d. Los efectos que subsisten, pese al retiro del depósito: por ej. la interrupción de la prescripción; el
reconocimiento de la obligación que implica todo demanda de consignación, etc.

Sentencia que convalida la consignación.

Si el acreedor demandado impugna la consignación, la cuestión queda en manos de juez. Si la demanda es


rechazada, el depósito no surtirá los efectos del pago y el acreedor podrá reclamar la íntegra prestación a que
tenga derecho. Si se admite la pretensión de deudor, la sentencia declarará que el depósito tiene fuerza
cancelatoria, o sea que es un acto equivalente al pago y surte sus efectos desde el día de la sentencia que lo
declare legal.

El CCV generó un debate acerca desde cuando en realidad se producen los efectos, Wayar adhirió a la tesis que
establece que cuando la impugnación es justificada pero los defectos de la demanda del deudor se subsanan
en el proceso, la sentencia debe declara la validez de la consignación y los efectos del pago se computarán
desde el momento en que la pretensión se haya subsanado. Cuando la impugnación del acreedor es
injustificada, se debe considerar consumado el pago desde el día en que se efectuó el depósito

Efectos posteriores al perfeccionamiento.

♦ Suspensión del curso de intereses. Imposibilidad de incrementar la cuantía del depósito: La consignación es
una forma de pago, por lo que desde su perfeccionamiento cesa el curso de intereses de cualquier clase; de allí
la importancia de cuándo se considera consumada una consignación. El perfeccionamiento de la consignación
impide que el capital depositado se incremente, distinto sería que el acreedor acepte la consignación con
reservas.

♦ Traslación de los riesgos: Antes del perfeccionamiento, los riesgos del depósito están a cargo del deudor, sin
embargo, es más exacto decir que el régimen de riesgos se resuelve conforme a la regla de la situación de
mora. Es el moroso quien deba soportar los riesgos; en consecuencia: desde que el acreedor queda constituido
en mora, los riesgos de la cosa quedan a su cargo. Con posterioridad al perfeccionamiento, es el acreedor
quien debe tomarlos a su cargo.

♦ Retiro del depósito después del perfeccionamiento de la consignación: Perfeccionada/consuma la


consignación (sea por aceptación o por sentencia) el pago se torna irrevocable. No se puede retirar el
depósito, aún con el consentimiento del acreedor (podría perjudicar a codeudores o fiadores del deudor) Pese
a la prohibición, puede ocurrir, y en ese caso, la obligación que produjo la consignación se extingue y nace una
nueva. (¿nacida de hecho ilícito?)

♦ Gastos del depósito y costas del juicio: Se imponen las costas a quien resulta derrotado en el juicio,
guardando coherencia con la regla sobre costas de todas las legislaciones provinciales. Es principio general, en
materia de consignación, que el sujeto que debe cargar con las costas de ella, es quien, con su conducta, ha
ocasionado injustamente la necesidad de efectuar el juicio de consignación para poder pagar. Si bien el Código
guarda silencio respecto de ello, queda claro que —por principios propios del Derecho Procesal— quien sea
vencido en el juicio de consignación deberá soportar los gastos y costas que haya causado el proceso

ART. 908 “Deudor moroso. El deudor moroso puede consignar la prestación debida con los accesorios
devengados hasta el día de la consignación” El artículo 908 establece la posibilidad de que sea un deudor
moroso quien realice el pago por consignación. Ello puede ocurrir, tal vez, porque habiendo vencido el plazo
para realizar el pago el acreedor se niegue a recibírselo, pretendiendo alegar con posterioridad su
incumplimiento total y absoluto. Sin embargo, la norma en cuestión coloca al solvens a salvo de dicha
situación: si -el 'deudo): moroso quisiera pagar, deberá hacerlo con todos los accesorios derivados de su mora
(intereses punitorios o moratorios, según el caso), y también, por supuesto, estará legitimado para consignar el
pago si es que lo efectúa con esos accesorios devengados hasta el momento de la consignación.

ART. 909 “Desistimiento. El deudor tiene derecho a desistir de la consignación antes de que la acepte el
acreedor o de que haya sido declarada válida. Con posterioridad sólo puede desistir con la conformidad expresa
del acreedor, quien en ese caso pierde la acción contra los codeudores, los garantes y los fiadores”

Dispone el artículo 909 que mientras el acreedor no hubiese aceptado la consignación o no hubiese recaído
declaración judicial teniéndola por válida, podrá el deudor desistir de la consignación. Pero también podrá
hacerlo con posterioridad a la aceptación del acreedor o la declaración judicial de validez de la consignación
siempre y cuando, logre la conformidad expresa del acreedor. Si el acreedor aceptara el retiro de lo
depositado por parte del deudor, luego de ser declarada válida la consignación, no podrá el acreedor
aprovecharse de las garantías o de las obligaciones que mantenía con codeudores o fiadores ya que al
declararse válida la consignación, la relación jurídica se extingue, y con ella, todos los sujetos coobligados
quedan liberados.

Influencia de la consignación en otros juicios entre las partes:

Juicio ejecutivo

Si un deudor promueve juicio por consignación y luego es notificado de un juicio ejecutivo que su acreedor (el
mismo que el deudor demanda en el primer juicio) ha iniciado por el cobro de la misma deuda, ¿Qué ocurre?

-Excepción de “litispendencia”: tiende a impedir que haya dos sentencias sobre el mismo asunto con el
consiguiente peligro de contradicción. Wayar dice que, si la consignación se notificó con anterioridad a la
intimación de pago ordenada en el juicio ejecutivo, y ya que el deudor moroso tiene el derecho subjetivo a
pagar y librarse mediante consignación y si dicha consignación tiene los requisitos necesarios y el monto es
más o menos equivalente al pretendido por el acreedor ejecutante, se debe admitir dicha excepción.

-Excepción de pago: la consignación solo puede servir como excepción de pago cuando se hubiere
perfeccionado (por aceptación o por sentencia); si estuviere en trámite la consignación al momento de
interponer excepciones, no es viable, salvo que haya entre ambos juicios, identidad de objeto.

-Posibilidad de consignar luego de la intimación de pago ordenada en el juicio ejecutivo: El juicio ejecutivo es
sumario, y en esta clase de procesos no está permitido la reconvención (proceso civil y comercial), de allí que
el citado de remate no podría pretender a promoción de una reconvención en ese proceso. Puede depositar la
cantidad que se le reclama dentro del plazo para oponer excepciones evitando peores consecuencias, pero ese
depósito no es de consignación sino cumplimiento un mandato judicial

Juicio de desalojo.

-Cobro de alquileres: Cuando existen dos juicios entre las partes, una por cobro de alquileres y el otro por
consignación, surgen problemas. Si una persona demandada por cobro de alquileres con posterioridad a su
demanda de consignación, podrá detener el primero exponiendo excepción de litispendencia porque la
identidad del objeto es evidente. Si la demanda por cobro de alquileres es iniciada primero, el deudor no
podrá paralizar ese juicio con consignaciones posteriores.
-Juicio de desalojo por falta de pago: Iniciado un juicio de desalojo por falta de pago, pendiente de resolución
otro juicio de consignación; el primero queda paralizado por el segundo. Si es, al contrario, la consignación no
puede paralizar el desalojo.

3.- PAGO POR CONSIGNACIÓN EXTRAJUDICIAL.

Antecedentes.

Wayar explica que el pago por consignación debe ser judicial y contencioso, pero si así lo decidiera el
legislador, se le pueden atribuir ciertos efectos a depósitos extrajudiciales de dinero, pudiendo llegar a
constituir un pago si respeta ciertos requisitos. De lege ferenda, así ha sido sugerido por los autores del
Proyecto de Código Civil preparado por la comisión designada por decreto 468/1992, quienes propusieron el
siguiente sistema:

El deudor o un tercero, podrá depositar lo debido, a nombre del acreedor, ante un escribano de registro o en
banco de depósitos judiciales, observando requisitos (haber hecho saber previa y circunstanciadamente al
acreedor que efectuará el pago en determinado día, hora y lugar; depositar la suma debida más los intereses
devengados hasta el día del depósito).

Dicho depósito debe ser notificado en forma fehaciente por escribano o el banco dentro de las 24 hs. de
realizado. Si fuera imposible la notificación, solo procede consignación judicial.

Notificado el depósito el deudor podrá: retirar la suma depositada inmediatamente. El retiro sin reserva
implica aceptación y el pago produce efecto desde la fecha del depósito. Sea que no haya retirado el depósito
o lo haya retirado con reserva, el acreedor podrá iniciar juicio dentro de los die días hábiles judiciales de haber
sido notificado, si lo considera insuficiente. De no promover juicio en ese plazo, se estimará que aceptó el pago
y la obligación se considera extinguida desde el día del depósito. También podrá rechazar explícitamente el
depósito, haciéndolo saber a la otra parte por medio fehaciente; el deudor podrá consignar judicialmente. Lo
depositado podrá ser transferido al juez interviniente o retiradas por el depositante mientras no exista
sentencia o consentimiento del acreedor al pago realizado.

No se podrá acudir al depósito extrajudicial si el acreedor hubiese optado, antes del depósito, por la resolución
del contrato o demandado el cumplimiento de la obligación.

ART. 910 “Procedencia y trámite. Sin perjuicio de las disposiciones del Parágrafo 1°, el deudor de una suma de
dinero puede optar por el trámite de consignación extrajudicial. A tal fin, debe depositar la suma adeudada
ante un escribano de registro, a nombre y a disposición del acreedor, cumpliendo los siguientes recaudos: a)
notificar previamente al acreedor, en forma fehaciente, del día, la hora y el lugar en que será efectuado el
depósito; b) efectuar el depósito de la suma debida con más los intereses devengados hasta el día del depósito;
este depósito debe ser notificado fehacientemente al acreedor por el escribano dentro de las cuarenta y ocho
horas hábiles de realizado; si es imposible practicar la notificación, el deudor debe consignar judicialmente”

ART. 911 “Derechos del acreedor. Una vez notificado del depósito, dentro del quinto día hábil de notificado, el
acreedor tiene derecho a: a) aceptar el procedimiento y retirar el depósito, estando a cargo del deudor el pago
de los gastos y honorarios del escribano; b) rechazar el procedimiento y retirar el depósito, estando a cargo del
acreedor el pago de los gastos y honorarios del escribano; c) rechazar el procedimiento y el depósito, o no
expedirse. En ambos casos el deudor puede disponer de la suma depositada para consignarla judicialmente.”

ART. 912 “Derechos del acreedor que retira el depósito. Si el acreedor retira lo depositado y rechaza el pago,
puede reclamar judicialmente un importe mayor o considerarlo insuficiente o exigir la repetición de lo pagado
por gastos y honorarios por considerar que no se encontraba en mora, o ambas cosas. En el recibo debe hacer
reserva de su derecho, caso contrario se considera que el pago es liberatorio desde el día del depósito. Para
demandar tiene un término de caducidad de treinta días computados a partir del recibo con reserva.”
ART. 913 “Impedimentos. No se puede acudir al procedimiento previsto en este Parágrafo si antes del depósito,
el acreedor optó por la resolución del contrato o demandó el cumplimiento de la obligación.”

Concepto y caracteres.

El instituto de la consignación privada está previsto únicamente para el caso de obligaciones de dar suma de
dinero, y es una opción que se le brinda al deudor. La finalidad del instituto es evitar que por una consignación
que importe el depósito de una suma de dinero, se tenga que acudir a los estados judiciales.

Procedencia y trámite.

1. Que la suma de dinero sea depositada ante un escribano de registro, a nombre y a disposición del acreedor
(es escribano de registro quien poseyendo título o diploma universitario, previa habilitación de la autoridad
competente para el ejercicio de la función fedante, es titular o adscripto de un registro)

2. Notificaciones que deben realizarse: Debe notificarse al acreedor en forma previa a realizar el depósito,
indicándole todas sus circunstancias; constituye un deber para el deudor que, antes de efectuar el pago por
consignación privada, notifique al acreedor el día, la hora y el lugar en que se hará el depósito. Es también
fundamental indicarle el nombre del escribano de registro interviniente.

3. Debe depositar la totalidad de lo adeudado y ser ello notificado al acreedor: el deudor debe depositar la
suma debida con más los intereses devengados hasta el día del depósito. Una vez realizado el depósito ante el
escribano, será obligación del notario notificar de ello al acreedor dentro de las 48 hs. de realizarlo.

Derechos del acreedor después de la notificación.

una vez notificado el acreedor del depósito efectuado por el deudor ante el escribano público, en carácter de
consignación, quedará facultado para:

1. Aceptar el procedimiento y retirar el depósito estando a cargo del deudor el pago de los gastos y honorarios
del escribano.

2. Rechazar el procedimiento y retirar el depósito, estando a cargo del acreedor el pago de los gastos y
honorarios del escribano: el accipiens se estaría beneficiando con la obtención de las sumas depositadas, sin
aceptar el procedimiento propuesto por el deudor para la extinción de la obligación.

3. Rechazar el procedimiento y el depósito o no expedirse. En ambos casos, el deudor puede disponer de la


suma depositada para consignarla judicialmente.

Derechos del acreedor que ha retirado el depósito.

el art. 912 prevé la posibilidad de que el acreedor retire la depositada por el deudor, sin darle el carácter de
pago ya sea porque:

a) Considera que el depósito efectuado por el deudor es insuficiente.

b) Porque considera que no se encontraba en mora

De ocurrir ello, el acreedor al retirar de la escribanía el dinero depositado por el deudor, debe emitir un recibo
donde se haga expresa reserva de su derecho, ya que, caso contrario, se presume que el deudor ha pagado lo
que le adeudaba, y por ende quedaría liberado. La norma establece que una vez que el acreedor retira la suma
depositada y expide el recibo con reservas, cuenta con un plazo de 30 días para efectuar el reclamo judicial
que motivo su reserva, caso contrario, caducara su derecho.

Casos en que no procede el depósito extrajudicial.

l. Impedimentos: si antes del depósito efectuado por el deudor, el acreedor hubiera optado por la resolución
del contrato o demandado judicialmente el cumplimiento de la obligación, no podrá este último acudir al
procedimiento de la consignación judicial. Se entiende que ello resultar ser totalmente razonable, ya que sería
ilógico que, si ciertas cuestiones relativas a las obligaciones se han judicializado, otras, íntimamente
relacionadas con ellas, como el tema del pago, se debaten en el ámbito privado

4.- TRANSMISIÓN DEL CRÉDITO. EL PAGO CON SUBROGACIÓN.

Nociones generales.

La palabra transmisión se vincula con sucesión, que, a su vez, según el diccionario significa en su acepción
general “entrada o continuación de una persona en lugar de otra” se puede decir que habrá transmisión, en
una determinada relación de obligación, cuando tenga lugar una sucesión en la persona del acreedor o del
deudor, de tal manera que por efecto de la transmisión la obligación ahora aparece con un nuevo acreedor un
nuevo deudor.

Enunciación de los medios de transmisión.

La transmisión del crédito o de la deuda puede tener lugar por actos entre vivos o por causa de muerte.

♦ La transmisión entre vivos tiene lugar en vida de quien transmite y de quien los use, puede nacer:

a. Del acuerdo de las partes, por ejemplo, del contrato de cesión de crédito

b. De una disposición de la ley. La transmisión entre vivos que siempre es singular, sólo puede estar referida a
uno o varios créditos o deudas determinadas y no puede comprender la totalidad de los créditos o deudas que
están el patrimonio del transmitente.

♦La transmisión por causa de muerte, tiene lugar por muerte del titular del crédito o de la deuda, puede ser
universal o singular, es decir que puede comprender la totalidad de los créditos y deudas de que hubiese sido
titular el fallecido, como sucede, por ejemplo, con la transmisión de herencia de los herederos forzosos del
causante, o únicamente créditos o deudas determinadas, como sucede por ejemplo con el legado de un
crédito.

El pago con subrogación.

ART. 914: “Pago por subrogación. El pago por subrogación transmite al tercero que paga todos los derechos y
acciones del acreedor. La subrogación puede ser legal o convencional”

Concepto y fuentes de la transmisión. Principio y excepciones.

El término subrogación nos brinda la idea de sustitución; en el Derecho, suele hablarse de subrogación REAL,
cuando se sustituye una cosa por otra en el patrimonio de una persona; o bien de subrogación PERSONAL,
cuando se sustituye alguno de los sujetos de la relación jurídica creditoria, es decir, respecto del acreedor o del
deudor. El pago por subrogación (también llamado subrogación por ejecución de la prestación por un tercero)
tiene lugar cuando (al pago) lo efectúa un tercero, y por ello, ese tercero sustituye al acreedor en la obligación
que lo une respecto del deudor. Porque cuando el tercero es quien paga en lugar del deudor, se produce la
satisfacción del interés del acreedor, pero no la extinción de la deuda, ya que ésta subsiste en cabeza del
deudor: por ende, el crédito del accipiens, a quien el tercero le ha pagado, se traslada al patrimonio de este
último, quien puede exigir al deudor el pago de lo que ha efectuado por él. (el deudor ahora le debe al tercero
que pagó en su lugar, es su nuevo “acreedor”) A través del pago por subrogación, se produce la liberación del
deudor respecto del acreedor originario, pero no se extingue la obligación, ya que ésta continúa subsistiendo
respecto del tercero que efectúa el pago. Para que pueda llevar a cabo el pago por subrogación, deben
reunirse los siguientes requisitos:

— Que el tercero cumpla con la prestación, por lo cual debe dar satisfacción al acreedor con el objeto de la
obligación.
— El tercero que paga debe tener capacidad para efectuar dicho pago a través de la subrogación, ya que esta
figura requiere también de la presencia de todos los elementos esenciales del acto jurídico, ya que de otro
modo sería ineficaz.

— El tercero debe efectuar el pago con fondos propios o ajenos, pero que no sean del deudor,

— Que el crédito que satisface el tercero exista y sea susceptible de transmisión, ya que a través del pago por
subrogación se traspasan los derechos del antiguo acreedor al tercero que paga.

— Que la transmisión del crédito se realice a partir del momento del pago, en la medida del desembolso
efectuado, a fin de que el tercero pueda situarse en la misma posición jurídica que poseía el acreedor,
pudiendo ejercer entonces los derechos y acciones que éste tenía contra su deudor.

Naturaleza del pago con subrogación.

Esta cuestión no ha sido pacifica, ya que se trata de un supuesto en el que se acumula un pago con una
transmisión de derechos del acreedor. Se mencionarán las posturas más relevantes:

— Algunos autores franceses, como Pothier, en una postura ya superada, expresaban que a través de esta
figura el crédito quedaba extinguido definitivamente con el pago realizado, por lo cual no se realizaba ninguna
transmisión al tercero; en cambio, sólo se transmitían las garantías personales y reales que se encontraban
ligadas al crédito principal. Se le critica a esta postura, con acierto, que si las garantías personales y reales del
crédito subsisten, es porque el crédito principal en realidad nunca se ha extinguido, ya que dichas garantías
constituirían un accesorio de él. Para esta teoría, la acción del tercero para reclamar al deudor el reembolso de
lo pagado no era la del antiguo acreedor, sino la derivada del mandato, de la gestión de negocios o del
préstamo.

— Para otros juristas, esta figura es una cesión de crédito: en Argentina, ha sido Colmo quien sostuvo que la
subrogación convencional con el acreedor es una cesión de derechos.

— Se trata de un pago sui géneris, puesto que a. entre el antiguo acreedor y el tercero que pagó la deuda, se
da un pago con efectos limitados, puesto que extingue la obligación sólo respecto de aquél; b. se transmiten al
tercero el crédito del antiguo acreedor y sus accesorios.

— Una calificada doctrina (Llambías en Argentina) sostiene que es una institución compleja y dual que funde
dos figuras distintas: un pago relativo y una sucesión singular de derechos que afecta a alguien ajeno a aquel
pago (al deudor), del que no puede aprovechar sin causa legítima para ello.

— Es una sucesión a título singular que establece la ley fundada en una razón de justicia.

En cuanto a la importancia de este instituto, es indudable que posee una gran finalidad práctica, ya que facilita
la satisfacción de las deudas beneficiando a todos. Ello así, toda vez que el acreedor logra la satisfacción de su
interés sin tener que acudir a un estrado judicial para conseguir la ejecución forzada; el deudor evita tal
situación, y puede renegociar la forma de pago con el tercero que desinteresó al acreedor originario; y el
tercero, al efectuar el pago ocupa el lugar del acreedor en la relación jurídica, mantiene inalterable su
situación patrimonial. En cuanto al resto de los acreedores del deudor, no sufre perjuicio alguno, ya que el
patrimonio del deudor no se altera luego del pago por subrogación.

Comparación con la novación por cambio de acreedor. Clases

La subrogación puede ser legal o convencional. Según la misma se realice por voluntad de las partes o bien,
por disposición de la ley

a) subrogación legal: concepto.

ART. 915 “Subrogación legal. La subrogación legal tiene lugar a favor:

a) del que paga una deuda a la que estaba obligado con otros, o por otros
b) del tercero, interesado o no, que paga con asentimiento del deudor o en su ignorancia

c) del tercero interesado que paga aun con la oposición del deudor

d) del heredero con responsabilidad limitada que paga con fondos propios una deuda del causante.”

Casos previstos en el art. 915 CCyCN

Surge expresamente de la norma anotada cuáles serán los casos en los cuales tendrá lugar la subrogación
legal. Entiéndese que se trata de una enumeración taxativa, y no meramente enunciativa. Ello así, puesto que
al ser la subrogación una excepción al principio de la extinción de la obligación por el pago, no puede ser
admitida sino en los casos previstos expresamente por el legislador. Será detallado cada uno de ellos.

a. del que paga una deuda a la que estaba obligado con otros, o por otros: En caso de una deuda a la
que estaba obligado con otros, el coobligado que paga el total de lo adeudado se subroga contra sus
codeudores, en todo aquello que exceda el límite de la cuota parte de su crédito. En cambio, los codeudores
simplemente mancomunados no ingresan en esta categoría, ya que deben sólo su cuota parte. El caso de la
deuda a la que estaba obligado por otros sería el del fiador simple, que está constreñido ante el
incumplimiento del pago por parte del deudor principal, por quien se ha obligado (ej.: en un contrato de
locación de inmueble)

b. del tercero, interesado o no, que paga con asentimiento del deudor o en su ignorancia: Aquí se
introduce como novedad, la posibilidad de que el pago se realice también a favor de un tercero interesado,
toda vez que en el código derogado sólo se legislaba el supuesto del pago a un tercero no interesado. Es de
destacar que pese al silencio que guardaba el código anterior, nunca estuvo excluido el tercero interesado, ya
que su situación jurídica posee mayor protección que la del tercero no interesado. En conclusión, con la actual
redacción del artículo 915, sólo quedarían imposibilitados de efectuar el pago por subrogación, los terceros no
interesados que pagan contra la voluntad del deudor (no así los terceros interesados, ya que, por su carácter,
pueden pagar contra la oposición individual o conjunta del acreedor y del deudor, tal como lo dispone el art.);
sin embargo, cuando el tercero no interesado pague y no cuente con la aprobación del deudor, si bien no se
considerará operado el pago por subrogación, tendrá a su favor la posibilidad de ejercitar la acción in rem
verso que nace del enriquecimiento sin causa (en este caso, del acreedor, quien recibió el pago) Finalmente, es
de destacar que resulta indiferente que el pago efectuado por el tercero sea a nombre propio o a nombre del
deudor (en cualquier caso habría subrogación legal del pago), y que es necesario que el tercero pague la deuda
ajena a sabiendas de ello, ya que, de otro modo, se estaría frente a un acto anulable por error, en donde se
tomaría procedente la repetición de tercero contra el acreedor por lo que entregó en carácter de pago.

c. El tercero interesado, tal como lo define el artículo 881 in fine, es aquel "a quien el incumplimiento
del deudor puede causar un menoscabo patrimonial, y puede pagar contra la oposición individual o conjunta
del acreedor y del deudor". Al respecto, el pago efectuado por el tercero no reviste el carácter de
cumplimiento de la obligación (art. 882), sino que solamente a través de él se da satisfacción al interés del
acreedor, quien queda de tal modo desinteresado. Como fue visto precedentemente, en el caso de los
terceros interesados ellos poseen el ius solvendi o derecho de pagar, y pueden efectuar el pago aun contra la
voluntad del deudor y del acreedor, y recurrir inclusive al pago por consignación ante la negativa del accipiens
a recibírselo.

d. Ninguna duda cabe de que la aceptación de la herencia con beneficio de inventario constituye un
supuesto de aceptación de herencia con responsabilidad limitada, ya que implica ello una separación de los
patrimonios del heredero y del causante. Este supuesto de pago a través de subrogación legal reconoce como
antecedente el Derecho francés antiguo, y se funda en que el heredero puede poseer interés en efectuar el
pago para evitar la venta de bienes pertenecientes al acervo sucesorio.

b) subrogación convencional por acreedor

ART. 916 “Subrogación convencional por el acreedor. El acreedor puede subrogar en sus derechos al tercero
que paga.”
Este supuesto de subrogación convencional constituye una facultad del acreedor, ya que éste, si bien está
obligado a recibir el pago efectuado por un tercero, no está compelido a subrogarlo en sus derechos, como lo
establece el artículo 916, que determina expresamente una prerrogativa del accipiens en tal sentido. Si bien la
norma es escueta, y no abunda en cuanto a los recaudos a acreditarse en caso de subrogación convencional,
es indudable que para que ella se pueda llevar a cabo en este supuesto, deben reunirse los siguientes
requisitos:

— La subrogación debe ser expresa, ya que no debe quedar duda alguna de la intención de subrogar, por lo
cual debe evidenciarse el acuerdo de voluntades entre el acreedor originario y quien paga. — Debe realizarse
con anterioridad al pago o en forma simultánea a él; es inadmisible que se pueda realizar la subrogación con
posterioridad al pago, ya que, de ser así, la obligación estaría ya extinguida.

— Debe efectuarse por escrito, y puede ser realizada en el mismo recibo de pago o en instrumento por
separado. Aun cuando existen notorias diferencias entre el pago por subrogación y la cesión de derechos, y no
debe confundirse con ella, ante ciertas similitudes se estima que deberían respetarse las formas previstas en el
Código para esta última (art. 1618) y ser aplicables al pago por subrogación

— Una vez realizada, debe serle notificada al deudor para que la subrogación surta efectos; se busca a través
de ello impedir el fraude contra terceros, mediante el acto de antedatar el instrumento de subrogación.

c) subrogación convencional por deudor.

ART. 917 “Subrogación convencional por el deudor. El deudor que paga al acreedor con fondos de terceros
puede subrogar al prestamista. Para que tenga los efectos previstos en estas normas es necesario que:

a) tanto el préstamo como el pago consten en instrumentos con fecha cierta anterior

b) en el recibo conste que los fondos pertenecen al subrogado

c) en el instrumento del préstamo conste que con ese dinero se cumplirá la obligación del deudor.”

La subrogación puede ser llevada a cabo por el deudor cuando éste paga a su acreedor, transmitiéndole a un
tercero que le ha suministrado los medios para efectuar el pago, los derechos del acreedor contra él. Es decir,
la subrogación se produce a instancias del deudor, ya que al desinteresar al acreedor con fondos que no son
propios, le transmite a su prestamista los derechos y acciones que le correspondían al accipiens originario. Si
bien esta figura ha sido bastante criticada en la doctrina (se la considera ilógica dado que siendo el crédito un
bien de propiedad del acreedor, resulta llamativo que el deudor pueda transferirlo a un tercero por su propia
voluntad), lo cierto es que ha sido receptada en las legislaciones más modernas del mundo, ya que no afecta
los derechos de ninguna de las partes. Quizás a través de esta figura, puede el deudor renegociar su deuda con
un nuevo acreedor (el prestamista), obteniendo otras facilidades de pago que el anterior acreedor no le
brindaba. Requisitos:

— Que tanto el préstamo como el pago consten en instrumentos con fecha cierta anterior. Resulta totalmente
lógica esta exigencia, puesto que, de no ser así, no podría nunca el prestamista hacer valer su derecho frente a
otros acreedores que pudiera tener el deudor.

— Que en el recibo conste que los fondos pertenecen al subrogado. Ello resulta esencial para que se pueda
configurar la subrogación, ya que, si se expide el recibo y nada se alega al respecto, podría interpretarse que
los fondos entregados por el deudor al acreedor constituyen lisa y llanamente un pago.

— Que en el instrumento del préstamo conste que con ese dinero se cumplirá la obligación del deudor. Este
recaudo legal resulta fundamental a los fines de acreditar de tal modo la relación causal existente entre el
préstamo efectuado por el tercero y la afectación de dicho dinero al pago de la deuda.

Efectos de la subrogación. Límites de la subrogación. Análisis del Art. 919 CCyCN


ART. 918 “Efectos. El pago por subrogación transmite al tercero todos los derechos y acciones del acreedor, y
los accesorios del crédito. El tercero subrogante mantiene las acciones contra los coobligados, fiadores, y
garantes personales y reales, y los privilegios y el derecho de retención si lo hay”

ART. 919 “Límites. La transmisión del crédito tiene las siguientes limitaciones: a) el subrogado sólo puede
ejercer el derecho transferido hasta el valor de lo pagado; b) el codeudor de una obligación de sujeto plural
solamente puede reclamar a los demás codeudores la parte que a cada uno de ellos les corresponde cumplir; c)
la subrogación convencional puede quedar limitada a ciertos derechos o acciones”

Queda claro, luego de haber estudiado este instituto, que el pago con subrogación, ya sea legal o
convencional, produce la transmisión del crédito a favor del tercero subrogante, comprendiendo dicho
traspaso:

a) todos los derechos que tenía el antiguo acreedor inherentes al crédito transmitido (ej. privilegios, intereses,
etc.)

b) todas las acciones que le correspondían al acreedor desinteresado (ej. rescisión o resolución contractual,
etc.)

c) todas las garantías del crédito (hipotecas, prendas, derecho de retención, etc.)

De tal modo, tal como lo establece el artículo 918 del Código "el tercero subrogante mantiene las acciones
contra los coobligados, fiadores, y garantes personales y reales, y los privilegios y el derecho de retención si lo
hay". No son alcanzados, en cambio, por los efectos de la subrogación por pago, todos aquellos derechos
inherentes a la persona del acreedor (ej: el tercero que cumple con el cargo impuesto por el donante al
donatario no puede revocar la donación por incumplimiento), así como todos aquellos otros que por una
prohibición legal expresa no puedan ser objeto de transmisión alguna.

Es importante destacar, asimismo, que el artículo 919 del Código dispone en forma expresa ciertas limitaciones
a la transmisión del crédito:

— El subrogado sólo puede ejercer el derecho transferido hasta el valor de lo pagado. Ello resulta totalmente
lógico, dado que, en el pago por subrogación, no existe ánimo de lucro por parte del tercero que efectúa el
desembolso, a diferencia de lo que ocurre en la cesión de créditos. Por ende, resulta lógico que la transmisión
del derecho se limite al desembolso efectivamente efectuado, conservando el acreedor originario el derecho a
reclamar el remanente si no ha sido desinteresado en su totalidad, ya que la subrogación tiende únicamente a
asegurarle al tercero el recupero de lo que ha desembolsado.

— El codeudor de una obligación de sujeto plural solamente puede reclamar a los demás codeudores la parte
que a cada uno de ellos les corresponde cumplir. El obligado junto con otros de una obligación indivisible o
solidaria que paga al acreedor primitivo desinteresándolo, y subrogándose en sus derechos; sólo puede exigir a
cada uno de los coobligados la cuota parte que a cada uno de ellos le corresponde. Se entiende que resulta
totalmente lógico, ya que, de autorizarse una subrogación por el remanente del crédito, con la acción del
solvens contra cualquiera de los codeudores, provocaría una cadena ilimitada de acciones de reembolso, que
conspiraría contra la finalidad práctica que presenta este instituto.

— La subrogación convencional puede quedar limitada a ciertos derechos y acciones. En ejercicio de la


autonomía de la voluntad de las partes, éstas pueden pactar libremente los derechos y acciones que se
transmitirán luego de efectuado el pago por subrogación. De tal modo, las partes pueden limitar los alcances
de la subrogación, sin que por ello se afecte el orden público, por lo cual es perfectamente lícita cualquier
convención en tal sentido

La cesión de créditos con modo de trasmisión de crédito. Caracteres. Efectos.

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5.- TRANSMISIÓN DE DEUDA.


Ubicación de esta materia. Método del Código Civil y Comercial de la Nación.

LIBRO TERCERO - DERECHOS PERSONALES TITULO IV: Contratos en particular CAPITULO 26: Cesión de
derechos SECCION 2ª: Cesión de deudas

La definición legal (art. 1632 CCyCN).

ART. 1632 “Cesión de deuda. Hay cesión de deuda si el acreedor, el deudor y un tercero, acuerdan que éste
debe pagar la deuda, sin que haya novación. Si el acreedor no presta conformidad para la liberación del
deudor, el tercero queda como codeudor subsidiario”

Comparación con la novación

En cualquier supuesto, el deudor sólo quedará liberado si el acreedor lo admite expresamente. En tal caso, la
regulación consagrada diferencia la transmisión de la deuda con liberación del deudor de la novación de la
obligación.

La asunción de deudas.

ART. 1633 “Asunción de deuda. Hay asunción de deuda si un tercero acuerda con el acreedor pagar la deuda de
su deudor, sin que haya novación. Si el acreedor no presta conformidad para la liberación del deudor, la
asunción se tiene por rechazada”

La asunción de deuda se configura cuando un tercero acuerda con el acreedor pagar la deuda de su deudor. La
relación que se da en el caso es sólo bilateral —entre el acreedor y el tercero— puesto que el deudor
originario no participa en la negociación. Es decir, el tercero, sin que medie concurso de la voluntad del
deudor, asume la obligación de éste, y lo desplaza y sustituye, ocupando su lugar. Debe tenerse presente que,
en el régimen vigente, la asunción de deuda sólo es admitida cuando el acreedor libere al deudor, de lo
contrario, se la tiene por rechazada

Contrariamente a lo que ocurre con la cesión de deuda, la asunción de deuda sin liberación del deudor no
constituye una modalidad tipificada por el Código. En tal sentido, puede ocurrir que el acreedor convenga con
el tercero que éste asume la deuda que pesa sobre el deudor originario, manifestando aquél su intención de
no liberar a este último o guardando silencio al respecto. En tal caso, a pesar del convenio celebrado, la
asunción de deuda se considerará rechazada por imperio de la ley. Pero, nada impide que el acreedor libere al
deudor con posterioridad si no lo hubiere hecho antes o simultáneamente a la asunción de deudas convenida
con el tercero (art. 1634) Especial mención merece, como ya se manifestó, que la liberación del deudor
originario por el acreedor no significa que se produzca la novación de la obligación. Por el contrario, tal como
surge expresamente del artículo 1633, esta figura exige, justamente, que no haya novación. Es propio de la
asunción de deudas que la relación obligacional permanece intacta salvo en lo que concierne a la mutación del
deudor que es sustituido por el tercero con anuencia del acreedor. No media aquí extinción de la obligación,
sino sólo una modificación subjetiva. Si el tercero no ha obrado con el ánimo de realizar una liberalidad, una
vez que haya cumplido la obligación asumida tiene derecho a repetir contra el deudor. Si éste conocía la
obligación asumida, el tercero tendrá contra él una acción con fundamento en el mandato (art. 1319); si lo
ignoraba, la repetición se justifica en virtud de la gestión de negocios (art. 1781) y, por último, si se produce
contra la voluntad del deudor tendrá la acción de empleo útil (art. 1791), fundada en el enriquecimiento sin
causa, en la medida del acrecentamiento patrimonial (art. 1794)

Requisitos para la liberación del deudor. Los contratos por adhesión.

ART. 1634 “Conformidad para la liberación del deudor. En los casos de los dos artículos anteriores el deudor
sólo queda liberado si el acreedor lo admite expresamente. Esta conformidad puede ser anterior, simultánea, o
posterior a la cesión; pero es ineficaz si ha sido prestada en un contrato celebrado por adhesión”

El artículo 1634 refrenda como regla general lo establecido indirectamente en los artículos anteriores. La
conformidad del acreedor es necesaria para liberar al deudor, aunque aquí se determine que la misma no
puede ni deducirse ni suponerse, esto es, tiene que ser expresa. Para prestar la conformidad expresamente
habrá que recurrir a medios fehacientes de comprobación y de prueba de esa voluntad -declaraciones hechas
frente a notario, cualquiera de los medios de notificación expresa prevista en los códigos de procedimientos,
etc.-. Precisamente por tener carácter especialísimo y además, su exteriorización debe ser expresa, es que no
puede admitirse como implícita bajo ninguna circunstancia.

La promesa de liberación, a) concepto; b) efectos.

ART. 1636 “Promesa de liberación. Hay promesa de liberación si el tercero se obliga frente al deudor a cumplir
la deuda en su lugar. Esta promesa sólo vincula al tercero con el deudor, excepto que haya sido pactada como
estipulación a favor de tercero”

En el artículo 1635 se admite la promesa de liberación, también llamada por la doctrina promesa de
cumplimiento.

a. Concepto: Se trata de un convenio celebrado entre el deudor y un tercero, en virtud del cual éste asume el
deber de liberarlo de las responsabilidades que emergen de un vínculo obligacional. La figura importa una
relación interna entre dichas partes, a la cual es ajeno el acreedor. Por ende, no puede ser invocada por él y
tampoco serle opuesta. El tercero-promitente sólo queda obligado frente al deudor, y en caso de inejecución,
el deudor podrá ejercitar las pertinentes acciones de cumplimiento o, en su caso, resolver el negocio por
incumplimiento, con más los daños que deriven de tal situación.

b. Efectos: Es por ello que la promesa de liberación no constituye, en principio, un contrato que produzca el
traspaso de la deuda a un tercero, pues al no concurrir el consentimiento del acreedor, el negocio no le es
oponible ni puede tampoco invocarlo para demandar cumplimiento al tercero. Sin embargo, y por excepción,
en el supuesto de que el acuerdo entre tercero y deudor adoptara la estructura de la estipulación a favor del
tercero (donde el acreedor sería el beneficiario), podría el instituto tener efectos similares a la cesión en
cuanto confiere al acreedor una acción directa contra el tercero que ha asumido el compromiso de liberar al
deudor (art. 1635 in fine) Entiéndase que cuando la promesa sea pactada como estipulación a favor de
terceros, el deudor cumpliría la función de estipulante, el tercero de promitente y el acreedor de beneficiario,
quien con la aceptación adquiere directamente los derechos y facultades resultantes de la estipulación a su
favor (art. 1027)Es decir que aceptado el beneficio, el acreedor podrá prevalecerse de dicha estipulación y
exigir el cumplimiento de la deuda al tercero promitente.

Aun en el supuesto de mediar estipulación a favor de terceros, el acreedor siempre podrá dirigir su acción de
cumplimiento contra el deudor originario, es decir, no pierde en modo alguno esta potestad.

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