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Son frecuentes, sobre todo en el sector de la construcción y obras públicas, las actividades que
requieren la intervención simultánea de trabajadores de varias empresas en el mismo centro o
lugar de trabajo. Esta circunstancia constituye un factor que incrementa el riesgo de accidentes,
ya que la presencia de personal de varias empresas dificulta la eficacia de las medidas preventivas
que se adopten. Por ello, los supuestos de concurrencia de empresas son objeto de una especial
regulación, que se recoge en el artículo 24 de la LPRL y en el RD 171/2004, que lo desarrolla. A
continuación se comentan las principales características de lo dispuesto en dichas normas.
Además, la Ley 32/2006 establece condiciones especiales a la subcontratación en el sector de la
construcción.
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2. Concurrencia de trabajadores de varias empresas, en un centro de trabajo del que uno de los
empresarios es titular.
Cooperación.
Información.
Vigilancia.
Vocabulario
Promotor: persona o particular que contrata con otra empresa la realización de una obra, a cambio
de dinero.
Subcontratista: empresa que se compromete ante el contratista principal, o ante otra empresa
subcontratista, a realizar parte de la obra principal.
1.1. Deber de cooperación
Cuando en un mismo centro de trabajo coincidan trabajadores de dos o más empresas, estas
deberán cooperar en la aplicación de la normativa sobre prevención de riesgos laborales (art.
24.1 LPRL). Para ello, establecerán los medios de coordinación necesarios para:
En los casos de concurrencia de empresas en el mismo centro de trabajo (art. 24 LPRL y art. 4
RD 171/2004), se establecen dos canales de información:
Información del empresario titular del centro de trabajo a las demás empresas
concurrentes.
Riesgos existentes en el centro de trabajo
Medidas de protección y prevención correspondientes
Medidas de emergencia a aplicar.
La información deberá recogerse por escrito cuando alguna de las empresas concurrentes genere
riesgos graves o muy graves.
1.3. Deber de vigilancia
La empresa principal que contrate o subcontrate con otras la realización de obras o servicios
correspondientes a su propia actividad, que se desarrollen en su propio centro de trabajo, asume
una doble obligación:
En estos casos, antes del inicio de las actividades, la empresa principal exigirá a las contratistas
que acrediten por escrito:
Que han realizado, para las obras y servicios contratados, la evaluación de riesgos y la
planificación de su actividad preventiva.
Que han cumplido sus obligaciones en materia de información y formación respecto
de los trabajadores que vayan a prestar sus servicios en el centro de trabajo de la
empresa principal.
A su vez, la acreditación deberá ser exigida por la empresa contratista, para su entrega al
empresario principal, cuando subcontratara con otra empresa la realización de parte de la obra o
servicio.
Especial cuidado debe tener el empresario respecto de aquellos factores que puedan ser
perjudiciales para “ a función de procreación de los trabajadores y trabajadoras, en particular por
la exposición a agentes físicos, químicos y biológicos que puedan ejercer efectos mutagénicos o
de toxicidad para la procreación, tanto en los aspectos de la fertilidad, como del desarrollo de la
descendencia, con objeto de adoptar las medidas preventivas necesarias”. Dichos factores serán
contemplados en la evaluación de riesgos y adoptadas las medidas oportunas para su
neutralización o control.
El Anexo VII incluye una lista no exhaustiva de trabajos que pueden influir negativamente
en la salud de las trabajadoras embarazadas o en periodo de lactancia natural, del feto o del
niño durante la lactancia natural.
El Anexo VIII incluye la lista no exhaustiva de agentes y condiciones de trabajo a los
cuales no podrá haber riesgo de exposición por parte de trabajadoras embarazadas o
en período de lactancia natural.
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Adaptación del puesto de trabajo
Si la evaluación revelase una situación de riesgo para la seguridad y la salud o una posible
repercusión sobre el embarazo o la lactancia de las trabajadoras, el empresario adoptará las
medidas necesarias para evitar la exposición a dicho riesgo, a través de una adaptación de las
condiciones o del tiempo de trabajo de la trabajadora afectada. Dichas medidas incluirán, cuando
resulte necesario, la no realización de trabajo nocturno o de trabajo a turnos.
La influencia negativa del puesto de trabajo sobre la salud de la trabajadora embarazada o del feto
debe ser certificada por los Servicios Médicos del Instituto Nacional de la Seguridad Social o de
las Mutuas.
Los trabajadores menores de edad también son objeto de especificas medidas de protección en
materia preventiva, que se hallan recogidas en el artículo 27 de la LPRL. Básicamente, dichas
medidas son dos:
La falta de experiencia
La inmadurez para evaluar los riesgos existentes o potenciales
El desarrollo todavía incompleto.
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El artículo 27 LPRL termina señalando la potestad del Gobierno para establecer "las limitaciones
a la contratación de jóvenes menores de dieciocho años en trabajos que presenten riesgos
específicos". En este sentido, sigue vigente a pesar de su antigüedad el Decreto de 26 de julio
1957, por el que se aprueba el Reglamento de trabajos prohibidos a mujeres y menores de edad
(derogado en cuanto a las mujeres, por la LPRL) y normas especificas sobre riesgos tales como
las radiaciones ionizantes.
5. Relaciones de trabajo temporales, de duración
determinada y en ETTs
Respecto a los trabajadores citados, el empresario que los contrate asume cuatro obligaciones
básicas en materia de prevención de riesgos:
1. Información.
2. Formación.
3. Vigilancia de la salud.
4. Información a los encargados de la prevención en la empresa.
1. Información
El empresario, antes de iniciar su actividad, informará a los trabajadores con contratos
temporales y cedidos por empresas de trabajo temporal sobre las siguientes cuestiones:
2. Formación
Además de la información, los trabajadores recibirán una formación suficiente y adecuada a las
características del puesto de trabajo a cubrir, teniendo en cuenta su cualificación y experiencia
profesional y los riesgos a los que vayan a estar expuestos.
3. Vigilancia de la salud
Los trabajadores con contrato temporal y cedidos por una ETT, tendrán derecho a una vigilancia
periódica de su estado de salud en las mismas condiciones que los demás trabajadores de la
empresa.
4. Información a los encargados de la
prevención en la empresa
El empresario deberá informar a los trabajadores designados para ocuparse de las actividades
de protección y prevención o, en su caso, al servicio de prevención, de la incorporación de los
trabajadores ahora comentados, para que puedan desarrollar de forma adecuada sus funciones
respecto de todos los trabajadores de la empresa.
5.2. Empresas de trabajo temporal
La información incluirá los resultados de la evaluación de riesgos del puesto de trabajo a cubrir,
con datos relativos a
La LPRL regula dos posibles situaciones de gravedad extrema que pueden producirse en la
empresa y que requieren la adopción de medidas correctoras inmediatas:
https://view.genial.ly/5eb7d9c22fb48d0d930bb05e/horizontal-infographic-diagrams-plan-emergencia
6.2. Riesgo grave e inminente
1. Informar a todos los trabajadores afectados, lo antes posible, sobre los riesgos existentes
y las medidas adoptadas o que deban adoptarse frente a ellos.
2. Garantizar los medios para que los trabajadores puedan interrumpir su actividad y, si
fuera necesario, abandonar de inmediato su lugar de trabajo en caso de peligro grave,
inminente e inevitable. La empresa no podrá exigir a los trabajadores que reanuden su
actividad mientras persista el peligro, salvo excepción debidamente justificada por razones
de seguridad y determinada reglamentariamente.
3. Disponer lo necesario para que el trabajador que no pudiera ponerse en contacto con su
superior jerárquico, ante una situación de peligro grave e inminente para su seguridad o la
de otras personas, pueda adoptar las medidas necesarias para evitar las consecuencias de
dicho peligro.
Paralización de actividades
En caso de peligro grave, inminente e inevitable, la LPRL (artículos 21 y 44) prevé la paralización
de las actividades peligrosas. En el artículo 21 de la LPRL, tal posibilidad se configura como una
obligación del empresario y como un derecho de los trabajadores y de sus representantes.
Además, la paralización de actividades por razones de emergencia puede ser decretada por la
autoridad laboral, tal y como se describe a continuación: