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Horst Wein
Se sabe que cada cambio requiere un período inicial de fatiga e incomodidad, hasta que nos
adaptemos a las nuevas exigencias para después, con el tiempo, recoger aquello que se ha sembrado.
A fin de que los resultados obtenidos por las 'Escuelas de hockey" sean cada vez mejores y,
en gran parte autónomos de la programación personal del entrenador, sería oportuno implantar a
nivel nacional una metodología y una didáctica hacia la cual todos los monitores, instructores y
entrenadores puedan orientarse.
Solamente así será posible asegurar, en cualquier parte del país, las mismas posibilidades
para todos los jóvenes jugadores y mejorar resultados respecto al pasado.
Se exige que los mejores entrenadores estén en la base pero eso no ha sido factible en el
pasado y no será factible en el futuro porque los técnicos del hockey base cobran en todas partes
muy poco. Los mejores en experiencias y conocimientos siempre se interesan por los primeros
equipos, por las remuneraciones más altas.
Para solucionar este delicado problema y evitar irreparables daños tanto a los jóvenes
jugadores como al propio club debe elaborarse un detallado programa de todas las actividades
preparatorias y competitivas que los técnicos, conocedores de este "Modelo", puedan llevar a cabo
sin cometer graves equivocaciones, al igual que se hace con la enseñanza de las matemáticas en
todas las escuelas elementales.
Necesitamos un Modelo para desarrollar la capacidad de juego en el hockey que sea capaz
de guiar y aconsejar a los técnicos, que siga el orden de la naturaleza y con su método natural,
global y gradual, sea capaz de mejorar con su aplicación los resultados en la formación de los niños
y adolescentes.
El modelo aquí propuesto ha sido proyectado, experimentado, evaluado y nuevamente
diseñado después de un profundo análisis de las actuales tendencias vigentes en el proceso de
enseñanza-aprendizaje en el hockey base.
Puede ser considerado como un plan específico de formación para jugadores a partir de 6/7
años, subdividido en cinco niveles de formación:
Cada uno de los cinco niveles engloba en una serie de unidades didácticas con diversas
progresiones preparatorias y competitivas, fácilmente controlables y conectadas a las cosas ya
conocidas. Especialmente a partir del segundo nivel se confirma la validez del aprendizaje por
aciertos y errores sosteniendo que la inteligencia del joven consiste en la capacidad de adaptarse al
ambiente. De aquí la necesidad de no dar demasiadas informaciones o explicaciones sobre un gesto
técnico a emplear, y así permitir a cada uno resolver por sí solo el problema. Esta concepción es
muy distinta de la concepción tradicional de aprendizaje utilizado hasta ahora y consiste en enseñar
a los jóvenes jugadores qué y cómo se debe responder en una u otra situación.
Después de haber aplicado durante algunos años al pie de la letra" el detallado programa
del Modelo para la formación del jugador de hockey, casi sin darse cuenta, el técnico se encontrará
cerca del objetivo final: saber jugar con mejores resultados el juego reglamentario de los adultos.
EL PORQUE DE UN MODELO
El modelo propuesto de actividades recreativas, adaptadas al constante cambio del estado
psico-físico del joven jugador, se opone a la tendencia de muchos países de enfocar de manera
uniforme el proceso de enseñanza-aprendizaje para todas las categorías y de organizar, también
para los más jóvenes, campeonatos con equipos formados por once jugadores.
En busca de un título o de una clasificación segura en la tabla, los entrenadores de estos
equipos no suelen formar a sus jugadores con métodos adecuados a su edad, y en su lugar,
frecuentemente, aplican con prisas y de forma prematura contenidos y métodos rígidos del mundo
futbolístico de los adultos. Intentan en un tiempo mínimo conseguir un máximo de resultados, lo
que explica porqué muchos jugadores en la edad adulta todavía no son capaces de aplicar, en un
momento preciso del juego, correctamente las habilidades y capacidades fundamentales.
El modelo propuesto intenta poner fin a las frecuentes equivocaciones en estas dos primeras
fases de formación, cuya calidad de enseñanza determina en alto grado alto el nivel de la capacidad
de juego de los equipos adultos. Muchos jugadores suelen abandonar alrededor de los 14/15 años
el hockey, no llegan jamás al máximo de sus posibilidades en el juego por culpa de haber sido
expuestos en los primeros años de su práctica a una inadecuada metodología y didáctica que no
respeta la naturaleza y no se adapta a los constantes cambios psico-fisicos y socio-emocionales de
los niños.
De la misma manera en que un aficionado a la fotografía, hoy en día, realiza cada vez más
una excelente foto con una cámara fotográfica electrónica (sin necesidad de calcular la distancia,
medir la luz o decidir sobre la apertura del foco), un aficionado a la enseñanza del hockey puede
lograr con sus entrenamientos, mejores resultados cuando utiliza y confía en el modelo propuesto.
Para trabajar con este "Modelo" el monitor entrenador no necesita tener muchos
conocimientos y gran experiencia antes de iniciar el proceso de enseñanza-aprendizaje, sólo
entusiasmo y voluntad de hacer la, cosas lo mejor posible.
Una vez estudiada y comprendida nuestra propuesta, el entrenador no sólo conocerá con
todo detalle los contenidos y los, métodos. si no también los objetivos a conseguir en cada una de
las etapas del desarrollo psicomotriz del jugador de hockey.
- Ayuda a conectar los programas educativos y formativos propuestos con los fines
preestablecidos.
- Es un incentivo para los alumnos, si los objetivos son conocidos por ellos, lo que les
permite es centrar sus esfuerzos en algo definido sin que tengan que intuir hacia dónde se dirigen.
- Sirven al entrenador para poder valorar si los consigue o no, y con ello establecer las
precisas correcciones.
Para que el "Modelo" sea lo más útil al entrenador, se ha estructurado el mismo de manera
jerárquica con objetivos globales de consecución (por ejemplo, 'Juegos para el Mini Hockey") y
metas parciales y específicas, como por ejemplo, 'Juegos de conducción y persecución", "TriathIon
3:0 y 'Juegos simplificados para el penalty córner" para cada uno de los cinco niveles de formación.
En la determinación de los objetivos globales y parciales de cada uno de los cinco niveles
jerárquicos de formación se ha tenido en cuenta la evolución psicomotriz del niño y el hecho de
que las metas fijadas sólo pueden ser alcanzadas en un momento determinado de su evolución
y no antes. En vez de proponer y realizar actividades inaccesibles para niños de una determinada
etapa del desarrollo psicomotriz -como ocurre todavía frecuentemente en los entrenamientos pero
también en la equivocada estructuración de las competiciones infantiles-, se han programado
ejercicios, juegos y problemas adaptados a sus posibilidades, intereses, inquietudes y
expectativas actuales. Su similitud con las situaciones y problemas que encuentra el joven en
su competición oficial, facilitará su transferencia.
La finalidad del "Modelo" para la formación del jugador de hockey es obtener, después de
haber pasado por los cinco niveles de formación, jugadores inteligentes y completos.
Sabiendo que tanto los equipos de benjamines y alevines como los de infantiles, en sus
competiciones tradicionales, suelen perder durante un solo minuto de juego 43 (son unos cuarenta
segundos de juego efectivo) más de seis veces la posesión de la bola, debemos preguntarnos: ¿Son
los métodos de enseñanza incorrectos?, ¿Son los técnicos poco capaces?, o debemos culpar a los
jóvenes jugadores por su alto porcentaje de fallos en el juego? Sin lugar a dudas, los responsables
de su pobre nivel de juego son los que sobrecargan a los niños y les dificultan la solución de los
múltiples y complicados problemas que se presentan en sus competiciones.
Cada niño está fracasando con cierta frecuencia, no sólo en el hockey, sino también en otras
actividades físicas o mentales, cuando no ha sido acercado progresiva y paulatinamente a la tarea.
Sabemos que cuando un individuo es consciente de que falla con frecuencia, además de
poder perder interés y motivación por esta actividad, puede aparecer con el tiempo el sentimiento
de la propia incapacidad para hacer frente a las situaciones demasiado difíciles. La incapacidad del
niño de jugar bien al hockey con tantos jugadores en el campo, poco espacio y tiempo a su
disposición se refleja, a menudo, en un juego excesivamente individual y en el frecuente uso del
"omnipotente" despeje como técnica o arma principal para "resolver" los problemas a su manera.
El sentimiento de incapacidad de manejar los problemas que los adultos les han
proporcionado con una competición que no respeta su evolución mental y física, tiene otras
manifestaciones en el niño que van desde el abandono de la práctica del hockey hasta la elección
de un deporte en el cual puede, porque cree que puede.
"El sentimiento de competencia", o seguridad de hallarse capacitado para realizar una tarea,
forma parte importante de la motivación humana. Según H. White, Ia conducta humana es
impulsada, en gran parte, por la necesidad de manifestar la propia habilidad para manejar el
entorno".
El arte de programar el calendario competitivo de los niños es saber para qué competición
está listo el jugador, en una determinada etapa de su desarrollo físico y mental. Sólo cuando las
exigencias de la competición coinciden con las capacidades intelectuales, psicológicas y motrices
del niño, este mismo aprende de forma rápida, eficaz y duradera.
El juego de Mini-Hockey con cuatro porterías, tres jugadores y un portero en cada equipo
es perfectamente manejable para el benjamín; así como el alevín encuentra en el juego 6:6, en la
mitad del campo reglamentario, su entorno adecuado que le estimula a esforzarse cada vez más
gracias al más alto porcentaje de aciertos y a la sensación de ser capaz de dominar, con el tiempo,
las situaciones básicas del juego.
Pero el mayor obstáculo, para el progreso del hockey, es la fuerza de la costumbre. Por
inercia se continúa con los viejos hábitos sin reflexionar suficientemente sobre lo que se está
haciendo, tanto en los entrenamientos como en la estructuración de las competiciones formativas
para los niños.
Los monitores de la Escuela de Iniciación deben preparar las actividades de forma que sean
dentro de un ambiente agradable y familiar, divertido y eficaz desde el punto de vista de
aprendizaje. Si ellos no logran dar a los niños y niñas en estas horas, la instrucción adecuada para
que puedan afrontar en el futuro sus competiciones oficiales, estos están destinados a convertirse
con el tiempo en atletas de segunda clase.
Las condiciones previas, deseadas pero no imprescindibles, para afrontar con aspiraciones
el proceso de formación propuesto en el "Modelo" se basan en los hechos de que el niño que se
interesa en jugar al hockey, entre otras cosas. disponga ya de un bagage motriz amplio y de
capacidades de percepción, memoria y decisión normales. Por no ser así, por culpa de una deficiente
educación física de base en el colegio o una vida cotidiana con pocos estímulos de juego la
institución en la cual el niño de seis hasta ocho años se inicia en el deporte debería darle suficientes
oportunidades para ganar un aceptable nivel en las capacidades motrices, considerando:
- Que los niños de esta edad generalmente disponen de más tiempo libre que los de edades
superiores, siendo frecuentemente no bien aprovechado.
- Que demuestran un gran interés para las actividades deportivas, nutridas diariamente por
la presencia del deporte en la televisión.
- Que tienen una especial motivación para jugar el balón, a la cual consideran como su
mejor juguete que Jamás les cansa porque obedece a su voluntad.
- Que los niños de esta edad se encuentran hasta el inicio de la pubertad -cerca de doce años
(chicas) y trece años (chicos)- en el punto culminante de la capacidad de aprendizaje motor.
Entonces vale aprovechar al máximo posible estos años para la adquisición y el perfeccionamiento
tanto de las habilidades básicas y hockeísticas como de las capacidades coordinativas y
condicionales, creando así una base psicomotriz óptima, imprescindible para permitir en fases
posteriores un alto nivel de progreso en la capacidad de juego.
Para el alumno principiante. su principal deseo es establecer una estrecha relación con la
bola. Para satisfacer este placer, intentará por todos los medios con muy frecuentes contactos
domarla y mejorar su dominio hasta que la misma le obedezca. Esta relación amistosa jugador-bola
es a la vez fuente de “placer" cuando la bola esta controlada, y fuente de -frustración" cuando
necesariamente hay que separarse de ella o cuando un adversario la conquista.
- Motivar a los principiantes tanto por la frecuencia de contactos con la bola, como por el
número de goles que es capaz de marcar en cualquiera de los juegos simplificados.
MONITOR
El monitor, impuesto por la sociedad como líder y educador de un grupo de niños, debería
saber que los niños le aceptan generalmente por su nivel de conocimientos, por su capacidad de
motivar y organizar y por su personalidad, estabilidad emocional, coherencia temperamental,
puntualidad y entusiasmo.
Una superficie completamente lisa facilita la ejecución de los gestos técnicos y permite al
niño disfrutar jugando hockey, sin disponer aun de un buen nivel de habilidades y capacidades.
Cuando el monitor organiza un juego entre dos equipos debe procurar que, tanto menos
hábiles y capaces sean los jugadores, tanto más amplios y profundos deberían ser las dimensiones
del campo y de las porterías con el fin de conseguir un aceptable nivel de juego.
Desafortunadamente, la gran mayoría de los técnicos del hockey infantil no respetan este importante
consejo, con lo cual, se dificulta el aprendizaje técnico-táctico de sus alumnos.
Durante los primeros años, un terreno de juego de dimensiones intermedias, ni muy grande
ni muy pequeño, es el que ofrece las condiciones de aprendizaje más eficaces, por dar a los
jugadores la posibilidad de expresar mejor sus capacidades.
En cuanto al factor tiempo, en un campo más pequeño tendrá que jugar con mucha más
rapidez y también más atención. Por tanto, la elección de las óptimas dimensiones del campo,
considerando el nivel técnico, físico y mental del principiante, es muy importante para conseguir
un buen aprendizaje y no hay que dejarla al azar (ver las dimensiones del campo y las porterías en
los distintos juegos simplificados 2:2, 3:3 y 4:4).
Las porterías cumplen una importante función en el aprendizaje del hockey. Jugar sin ellas
es jugar sin puntos de referencia direccionales.
Aunque simplemente se designe las líneas de fondo como "porterías" (conducir a través de
ella), eso ya es válido para practicar ataque, defensa y contraataque.
Generalmente se utilizan postes, conos, banderines, bolas u otra cosa que pueda servir v de
que se disponga dentro del material deportivo, para delimitar las porterías -. Estas "pequeñas
porterías" presentan dos ventajas:
-obligan a los jugadores a actuar con precisión en la fase final del ataque.
Pero la lista de los inconvenientes es mucho más larga que la de las ventajas:
- Las ocasiones de tirar a portería son más escasas y el juego se ve prácticamente bloqueado
por la presencia de un guardameta; el juego por las alas pierde su sentido, de tal manera que se deja
de practicar;
- La defensa se agrupa en la línea de meta y no intenta, como exige el partido reglamentario,
salir con un comportamiento agresivo para poder dificultar lo antes posible el ataque de los
contrarios.
Durante los primeros dos años de iniciación al hockey el monitor debe procurar con una
adecuada elección de actividades (ver juegos de habilidades y capacidades básicas) estimular al
máximo el juego del revés. La utilización de una superficie lisa y de un palo a la medida del niño
condiciona al niño para tocar la bola y pasarla frecuentes mente con el revés.
Una vez que el niño domina ciertas habilidades y capacidades básicas del hockey, quiere
compararse con otros de su edad buscando competiciones. Si un niño se encuentra en esta
competición y desventaja, ellos mismos suelen redefinir el reglamento del juego para mantener el
juego vivo e interesante. De esta forma, tanto el considerado fuerte como el débil juegan, disfrutan
y compiten intentando cada uno dar lo mejor de sí mismo sin tomar la competición demasiado "en
serio".
Sólo a partir del momento en que se introduce la mentalidad competitiva de los adultos en
el juego infantil, el niño, en vez de buscar en primer lugar su diversión y aprendizaje intenta
satisfacer las exigencias de los adultos. Así, su competición se convierte en algo demasiado
importante con efectos negativos como pueden ser: presión por parte de los padres, entrenadores o
compañeros de la misma edad, desprecio social o la exclusión del equipo. De esta forma, la
competición del niño se transforma en una actividad que se fija primordialmente en las
consecuencias que produzcan la victoria o la derrota. Si se asocia demasiado pronto la victoria
con el éxito y la derrota con el fracaso, habrá que prever efectos negativos.
Sin embargo, sería poco correcto prohibir las competencias para los niños entre siete y
nueve años, ya que se eliminaría la motivación para entrenarse. Debemos saber que a partir de los
ocho años, el niño casi provoca la competición porque le sirve para poder valorarse mejor en su
grupo de amigos.
El "Modelo" presenta al técnico para cada nivel de formación varias competiciones oficiales
adaptadas a los intereses y capacidades de los niños. Además, en los diversos "Triathlons" (tres
juegos simplificados para equipos formados, Por dos, tres, cuatro, cinco o seis jugadores) o en los
"DecathIons" se exigen dentro de la misma competición formativa en cada una de las pruebas que
forman la competición, la resolución de distintos problemas técnico-tácticos. Así las posibilidades
de éxitos están repartidas.
Por el creciente número de jugadores (de tres hasta ocho por equipo) las competiciones
oficiales para las distintas categorías del hockey infantil requieren cada dos años un mayor nivel en
la capacidad de juego.
Organizando festivales se puede seleccionar las fechas sin estar obligado a cumplir todos
los fines de semana a jugar la competición de liga, lo que generalmente no complace a los padres
de los Benjamines que, a menudo, quieren desplazarse en esos días con la familia. Los clubes que
organizan los festivales pueden participar en la confección del reglamento considerando por un lado
las expectativas de los niños y por otro, también su nivel. Equipos que todavía no están listos o
preparados para una determinada competición no se inscriben.
Solo a partir de la categoría “Infantil” se debería elaborar un calendario regular con varias
competiciones distintas en forma de liga que tiene una duración de no más de tres meses. Después
del primer campeonato se debería ofrecer un segundo y un tercero cambiando casi cada tres meses
la modalidad (por ejemplo hockey 7:7, hockey sala 5:5 y triathIon 4:4 ó 5:5).
Las distintas competiciones del hockey infantil constituyen el mejor test de valoración de
la capacidad de juego, por lo que forman parte importante de todo el proceso de
enseñanza-aprendizaje del niño.
Como la escuela ofrece, para la formación intelectual del niño, una vasta gama de
asignaturas y especialidades, la formación del principiante no puede prescindir de una gran variedad
de estímulos imprescindibles para alcanzar con el tiempo un alto nivel de rendimiento. Además, la
consideración de los juegos polivalentes en el programa de actividades de los principiantes -tanto
por su importancia para el desarrollo de las habilidades motríces como para motivar al niño a
continuar la práctica del hockey asegura variedad, intensidad y diversión en cada entrenamiento.
Para elegir mejor las actividades motrices para los niños, se adjunta un Modelo de la
Entrenabilidad (sensibilidad al entrenamiento) de las distintas capacidades en las distintas etapas
evolutivas del niño.
De igual forma que uno pide en un restaurante un gustoso menú. Así el monitor-educador
de los principiantes debe programar correctamente el entrenamiento de noventa minutos, eligiendo
entre los 'Jugos de habilidades y capacidades básicas" (nuestro menú):
- un aperitivo, es decir un juego simplificado entre equipos formados por solo dos
jugadores.
- un postre, es decir, una prueba del decathlon o un juego elegido por el monitor.
Es obvio que el monitor alterne juegos de gran intensidad con juegos que cansan físicamente
menos al niño. Es además importante componer grupos equilibrados de práctica.
Antes de aprender a enseñar hockey, hace falta aprender o saber cómo aprende mejor el
niño, el adolescente o el adulto a jugar al hockey. El "Modelo" analiza con detalle los mecanismos
que intervienen o que influyen primordialmente en el aprendizaje en cada una de las etapas
evolutivas del jugador, proponiendo para cada una de ellas contenidos, métodos y objetivos
distintos.
Cualquiera que sea el motivo del joven para jugar al hockey -el ambiente en su club, la
presencia de sus amigos, el aliciente que le da la práctica del hockey o simplemente el deseo de sus
padres a que lo practiquen, la influencia que más le estimula o desanima, es la forma como su
técnico decide iniciarle en el juego en la edad escolar.
Por tanto, los objetivos, los contenidos y el enfoque de la enseñanza básica, son los factores
que determinan si el niño aprecia el juego en relación a las demás actividades deportivas y si se liga
definitivamente al hockey.
Más de 4.000 españoles en edades entre siete y dieciocho años practican regularmente el
hockey. Desgraciadamente, pocos de ellos son objeto de una enseñanza atractiva y eficaz que
considera como base el programa de los juegos simplificados con los correspondientes juegos
correctivos.
Para disfrutar jugando y compitiendo en los juegos simplificados no es necesario tener muchas habilidades
y conocimientos hockeísticos. La simplicidad de los juegos deja al joven jugador enseguida satisfecho. Una vez
descubierta una deficiencia en el juego, el entrenador la aislará del juego global, corrigiéndola y entrenando
posteriormente la jugada correcta, con lo cual se da a la práctica una función distinta a la que tiene tradicionalmente.
Es decir, no se practica un gesto técnico o un comportamiento táctico como condición previa para poder empezar
a jugar, sino como un importante complemento del juego con el fin de llevarlo a un nivel superior.
Sólo cuando el niño se da cuenta durante la competición de que le falta todavía algo para ganar se le
convence de la necesidad de mejorar en su jugada deficiente. De esta manera, el jugador tiene una gran motivación
para entrenar repetidamente con diferentes ejercicios correctivos el aspecto deficiente, porque sabe que su dominio
le beneficiará en su juego e influirá en el resultado de la competición.
¿Por qué los juegos simplificados deben ser la base del entrenamiento infantil?
1. Todos los juegos simplificados tienen una estructura específica, adaptándose al estado físico, mental e
intelectual del niño. Están diseñados para llevar al joven jugador, sin muchos problemas, de la práctica de una
habilidad de base a su correcta aplicación en una situación de juego, similar a la que se presenta en el juego de los
adultos.
Un gesto técnico o una capacidad táctica que el niño acaba de entrenar de forma aislada, aparece en el
juego simplificado de forma muy similar, por lo cual puede ser aplicado en una situación más compleja sin muchas
dificultades y con un elevado porcentaje de éxito.
2. La consideración de los juegos simplificados en el proceso de entrenamiento de los niños, evitará los
frecuentes fracasos de los jóvenes a la hora de competir por primera vez en el complicado juego 11: 11 a causa de
la poca relación entre los contenidos de los entrenamientos y las capacidades que exige la competición 11: 11. Así
pues, los juegos simplificados forman un puente entre el hasta ahora dominante entrenamiento de técnicas y el
juego.
3. Los juegos simplificados facilitan la correcta ejecución de habilidades y capacidades a causa de:
a) El número reducido de jugadores que intervienen en ellos. Así, el jugador suele distraerse
menos de los múltiples factores que normalmente influyen en sus decisiones y acciones. Tiene
también más tiempo a disposición, que le permite observar la situación global del juego, anali-
zarla, tomar la decisión y efectuar finalmente la mejor jugada posible.
4. Para llegar a un alto nivel de juego, el jugador debe saber percibir y asimilar las múltiples informaciones
que recibe constantemente del juego, como, por ejemplo, el lugar y el movimiento de los compañeros, de los
contrarios, y de la bola y de los elementos que no se mueven, como las porterías y las demarcaciones del campo.
Los juegos simplificados exigen del jugador joven la solución de problemas menos complejos con relación a los
de los juegos tradicionales, lo que redunda en un mayor nivel de juego y un aprendizaje más rápido y, a través de
la repetición, más duradero.
5. La repetida aparición de las mismas situaciones básicas en el juego simplificado permite al jugador
fijarse en ellas, probar distintas jugadas hasta lograr resolver el problema planteado por el entrenador. Así, el niño
gana una valiosa experiencia que le servirá más tarde cuando identifique una situación de juego muy parecida en
los juegos más complejos.
6. El número reducido de jugadores en los juegos simplificados obliga igualmente a los menos hábiles a
participar intensamente.
7. Los juegos simplificados 2:2, 3:3 y 4:4 ponen un especial énfasis en la enseñanza de la comunicación
y cooperación entre los jugadores, un aspecto subestimado a nivel infantil y juvenil.
8. Todos los jugadores tienen el fuerte deseo de jugar la bola lo más a menudo posible, lo que no ocurre en
las competiciones tradicionales en las cuales una multitud de jugadores suele estar alrededor de la bola. Por lo
tanto, es conveniente repensar y cambiar la estructura de las competiciones para los más jóvenes y prepararlas con
la repetida práctica de juegos simplificados entre equipos formados por dos, tres y cuatro jugadores.
9. Por su estructura específica, los juegos simplificados están caracterizados por una ininterrumpida
serie de sensaciones, tanto de éxitos como de fracasos, lo que da al juego su dinámica, su estímulo y aliciente.
Consecuentemente, desarrolla mucho mejor la importante capacidad del jugador de asimilar, de una forma positiva,
todas las emociones en su juego, para que él mismo sea en sus acciones psíquicamente más estable.
10. Los objetivos de cada juego simplificado están claramente definidos, tanto en ataque como en
defensa, con el fin de orientar y ayudar al monitor a enfocar en su enseñanza con la debida atención los aspectos
más fundamentales de cada uno de los juegos.
Cuando el niño aprende a aplicar en un juego simplificado un gesto técnico o una capacidad táctica "nueva",
consolida o perfecciona una jugada que ya practicó muchas veces, el factor que más le ayuda en su aprendizaje es
el conocimiento inmediato del resultado de cada una de sus actuaciones. El conocer el resultado de una forma
inmediata le motiva a esforzarse aún más.
Conclusión
La enseñanza básica del hockey ha sido desde siempre en menor o mayor grado un asunto poco coordinado
porque cada entrenador instruía y entrenaba a los niños con la didáctica y la metodología que él creía más
conveniente, logrando de esta forma, según la calidad de enseñanza impartida, una amplia gama de resultados.
Para que la efectividad de la enseñanza, en todas las instituciones que ofrecen clases de hockey sea mayor,
conviene implantar en todos los niveles una didáctica y metodología en la cual todos los entrenadores deberían
orientarse. Sólo así es posible asegurar igualdad de posibilidades para todos los jugadores y mejores resultados que
en el pasado.
OBJETIVOS FORMATIVOS
CAPACIDADES TÁCTICAS
1. Levantar la vista para poder analizar
correctamente la situación de juego.
1. El atacante sin bola se encuentra demasiado 1. El atacante sin bola debe alejarse del
cerca del jugador en posesión de la bola. compañero con la bola para dificultar la labor
defensiva del contrario.
2. El atacante sin bola se encuentra adelantado en 2. El atacante sin bola debe, generalmente,
relación a la bola, incentivando al compañero quedarse detrás de ésta para evitar un pase
en posesión de la misma a efectuar un pase en dentro del radio de acción del defensa.
diagonal que el contrario puede interceptar.
3. El atacante sin bola recibe ésta en posición 3. El atacante sin bola debe recibir la bola en
estática con lo cual el defensa tiene tiempo para plena carrera con el fin de aprovechar el
poder enfrentarse al atacante. espacio delante de él para una penetración.
11. El atacante del lado derecho está en posesión 11. Es más fácil superar al defensa cuando la bola
de la bola. se encuentra en el derecho del atacante del lado
izquierdo.
12. El defensa corre hacia el atacante en posesión 12. El defensa debe esperar al atacante fuera de su
de la bola. portería e intervenir sin precipitación y sin
"venderse”.
13. El defensa se coloca en posición frontal en
relación al atacante en posesión de la bola 13. El defensa debe situarse en una posición lateral
para poder condicionar el juego atacante y
tener más de una posibilidad
14. El defensa permanece sobre la línea de para intervenir.
portería, dejando toda la iniciativa al atacante.
14. Para tener mayores posibilidades de
contrarrestar el ataque el defensa debe salir de
su portería.
3. Conocer el estado psico-físico de sus alumnos con el fin de modificar, eventualmente, las
dimensiones del campo y de las porterías y adaptar las reglas a su estado evolutivo.
4. Confrontar objetivamente, el nivel de juego alcanzado por sus alumnos con el nivel óptimo
al cual se puede llegar.
5. Saber que los jugadores, para progresar rápidamente, necesitan conocer de forma inmediata
el resultado de cualquiera de sus jugadas, positiva o negativa, como "feed-back".
6. Identificar los factores que limitan el rendimiento de un jugador, las causas de un error y
los medios necesarios (por ejemplo ejercicios o juegos correctivos) para crear hábitos correctos y
eficaces.
8. Considerar al jugador durante la sesión siempre como alumno activo porque la psicología
del comportamiento nos enseña que el alumno aprende mejor lo que él mismo ha producido o
experimentado.
25 minutos
Competición - Los cuartos de final
35 minutos
Presentación y ejecución de dos ejercicios o juegos correctivos en el mismo
campo de juego con los mismos jugadores de ambos equipos.
50 minutos
Competición-Semifinales
60 minutos
Presentación y ejecución de dos ejercicios o juegos correctivos.
75 minutos
Competición-Finales para el primer, tercer, quinto y séptimo puesto.
90 minutos
Debido a la insuficiente atención que se presta, en general, a la formación de los técnicos, se observa
con preocupación que el entrenamiento se basa en la mayoría de los clubes, principalmente, en la enseñanza
de los gestos técnicos y en un partidito final. Su gran interés en conseguir una correcta ejecución de los más
importantes gestos técnicos, muchas veces efectuados con ejercicios estereotipados que no reflejan una
situación real de juego distrae a muchos técnicos de otros elementos vitales inherentes al juego como son
los problemas de por qué, cuándo y dónde efectuar un gesto técnico.
Si se considera que, el 50 por ciento de las causas de pérdida de posesión la bola se deben a una
errónea toma de decisión y no en una deficiencia técnica, estos problemas exigen en el futuro más atención.
Haber dado prioridad a la técnica y al cumplimiento estricto de las órdenes del entrenador sin
involucrar suficientemente al jugador en la solución de los problemas, ha impedido a muchos jóvenes
jugadores entender el juego, en sus aspectos más básicos. Sólo así se explica el hecho de que disponemos
hoy de un número insuficiente de jugadores inteligentes capaces de solucionar los múltiples problemas que
se presentan constantemente en el juego.
Las razones por las que la mayoría de nuestros entrenadores orientan, básicamente, su
entrenamiento a la enseñanza de gestos técnicos son varias.
Ante todo, para un entrenador es mucho más fácil entrenar, demostrar, explicar y evaluar técnicas
en situaciones estrictamente controladas y previsibles, que enseñar otros aspectos de igual importancia,
como pueden ser la visión de juego, la anticipación, el entendimiento con un compañero, tanto en defensa
como en ataque, la toma de decisiones concretas, la capacidad de adaptarse constantemente a la nueva
situación de juego, etcétera.
En segundo lugar, en casi todos los clubes todavía se divide una sesión de entrenamiento en tres
bloques: al tradicional calentamiento sin bola y sin palo, sigue generalmente la parte principal, con la
práctica de unos ejercicios técnicos y un mini juego, concluyendo, casi obligatoriamente, con un partido
final entre dos equipos compuestos por la mitad de los jugadores participantes en la sesión. En este juego
final, a menudo los jugadores no consiguen aplicar lo aprendido anteriormente por haber practicado
generalmente la técnica en situaciones aisladas que no se presentan en el juego. Va a ser difícil romper con
el hábito y dar al entrenamiento un marco más atractivo y moderno.
Finalmente, todavía muchos entrenadores están convencidos de que no se puede dejar al niño jugar
al hockey hasta haber conseguido el dominio de todos los gestos técnicos básicos.
Pero, ¿cómo se puede jugar al hockey sin dominar suficientemente la conducción de la bola, el
empuje, la recepción o el tackle? ¿No se niega así claramente la importancia que tiene el saber ejecutar bien
los distintos gestos técnicos? Cuando dentro de unos años, la mayoría de los técnicos apliquen con sus
alumnos desde muy temprana edad nuestro propuesto "Modelo" pondrán más énfasis en los aspectos
estratégicos del juego, sin menospreciar, en ningún momento, la necesaria adquisición de un amplio bagaje
técnico para cada jugador; y cuanto mayor sea éste, mejor.
Sorprende el poco conocimiento táctico del juego del hockey que tienen los jóvenes de menos de
dieciséis años, aunque se sabe que es tan importante para el éxito de cualquier equipo saber no sólo cómo
pasar la bola, sino también cuándo pasarla, dónde pasarla y por qué pasarla con la técnica más eficaz.
Todos sabemos que el porcentaje de aciertos que consigue un jugador de hockey en una competición
es inferior que en otros juegos de equipo. Cuando nuestros técnicos cambien su tradicional forma de
enseñanza, ayudarán al jugador a conseguir, con menos equivocaciones, un rendimiento individual y en
equipo superior al actual.
En segundo lugar, es difícil mantener la motivación, el interés y la agresividad del jugador durante
un tiempo prolongado cuando se dedica la mayor parte del entrenamiento a la práctica de situaciones
aisladas, a menudo, sin intervención de un contrario y sin el estímulo de la rivalidad entre los oponentes.
Una sesión de entrenamiento que no intenté mejorar la visión de juego, no exige la toma de
decisiones por parte del jugador, no lo involucra totalmente de forma mental y física, no facilita la ganancia
de experiencias y no logra enseñar cómo actuar sin bola es poco eficaz, poco motivador, atractivo y
formativo. La retirada de muchos de nuestros jugadores de la escuela iniciación, especialmente a muy
temprana edad, puede explicarse en parte con los métodos usados para acercarles a la práctica del hockey.
Todos los jugadores en los entrenamientos deberían enfrentarse más a menudo con problemas que
el técnico presenta mediante un juego simplificado, elegido entre los muchos que ofrece nuestro programa.
Durante la práctica de un juego, se simulan de forma simplificada las más importantes situaciones
de la competición, dando así a los jugadores suficientes tiempo para explorar y entender los principios y
los problemas que puede plantear el juego. El jugador, con o sin ayuda del entrenador, aprende a tomar
constantemente decisiones acerca de qué hacer, cuándo y cómo. Una técnica sólo será practicada cuando
una situación del juego simplificado lo exija o cuando el jugador no es capaz de solucionar el problema a
causa de una técnica deficiente.
En muchas ocasiones, la obsesión del monitor, y especialmente de los padres, de alcanzar con sus
Benjamines o Alevines resultados antes de tiempo, incentiva a los técnicos a planificar y realizar en los
entrenamientos exclusivamente ejercicio/juegos específicos de hockey. Como consecuencia se producen
rápidos éxitos deportivos, pero el descenso no se hace esperar después de pocos años. Además, la falta de
variedad en la formación unilateral ha aumentado el riesgo de lesiones y no ha sabido estimular la
motivación para entrenar con vistas a alcanzar objetivos importantes a largo plazo. Los niños formados así
suelen abandonar la práctica del hockey más frecuentemente multidisciplinaria, requerimiento básico
necesario para alcanzar con el tiempo el más alto nivel.
Sólo una amplísima experiencia motriz ganada en la edad del mayor aprendizaje motor (nueve-doce
años) permite más tarde aprender más rápido y ejecutar eficientemente las más complicadas técnicas y los
comportamientos tácticos que exige el hockey de alto rendimiento.
22 ENTRENAMIENTO DESARROLLO ESPECIALIZADO
Relación entre MULTILATERAL
el desarrollo .
multitateral y el .
entrenamiento .
especializado .
para díferentes .
edades 13
12
edades. 11
Para incentivar a los monitores a cambiar los contenidos de los entrenamientos y asegurar una
formación polivalente de los Benjamines, es imprescindible cambiar la estructura de sus competiciones,
sabiendo que el monitor suele preparar lo mejor posible al niño para la competición con contenidos que
simulan situaciones de la misma.
Con estas reflexiones como base nace la propuesta del pentathlon de mini hockey, la primera
competición colectiva del principiante que es a la vez la única que respeta el principio de desarrollo
multilateral del jugador de hockey.
En los colegios y las universidades se enseñan muchas asignaturas, pero no se enseña a los alumnos
cómo pueden aprender mejor, cuáles son los mecanismos que regulan el aprendizaje o cuáles son los
factores que influyen en sentido positivo o negativo en ello.
En el colegio los niños aprenden, durante 8 años, un idioma como el inglés y cuando viajan una vez
al extranjero generalmente no son capaces de aplicar sus conocimientos adquiridos en casi mil horas de
clase...
Después de entrenar hockey más de 12 años varias veces a la semana en el club nos damos cuenta,
cada domingo, de que es difícil detectar un jugador que acierte en la competición más veces de las que
falla...
Cuatro años de estudios de las distintas ciencias del deporte y de la educación física no logran
capacitar, al recién diplomado profesor de educación física a resolver la mayoría de los innumerables
problemas a los cuales se enfrenta en sus primeras clases del deporte escolar a causa de una insuficiente
infraestructura para práctica, y especialmente, debido métodos de formación que sigue todavía enraizados
en las tradición educativas desde hace unos cincuenta años. Las experiencias vividas en las aulas del
colegio, de la universidad o de una Escuela Nacional de Entrenadores han ayudado a pocos a adquirir
capacidades y habilidades para enfrentar con éxito su profesión.
Estos pocos ejemplos, espero sirven para dejar ver la necesidad de poner constantemente en duda
el reinante enfoque de la enseñanza a todos los niveles.
Para ponerse al día y hacer uso las nuevas informaciones, cuyo volumen suele duplicarse más o
menos cada dos décadas, los técnicos y, especialmente los docentes de los futuros profesores, deberían
actualizar y ampliar constantemente los conocimientos y capacidades adquiridas hace muchos años con el
fin de que se alumnos conozcan todas las innovaciones de su especialidad.
Por falta de técnicos o docentes que miren más allá de su especialidad que sean capaces de
combinar, mezclar y sintetizar los conocimientos procedentes de diversas fuentes relacionadas con el
proceso de enseñanza-aprendizaje, la gran mayoría de jugadores o entrenadores sigue aprendiendo todavía
más por accidentes, equivocaciones y pruebas que por la instrucción recibida.
Antes de aprender a enseñar un deporte determinado como el hockey, los futuros técnicos deberían
estudiar una asignatura específica que enseñara cómo aprende mejor el niño, el adolescente o el adulto a
jugar al hockey, analizando con todo detalle los mecanismos que intervienen e influyen primordialmente
en el aprendizaje en cada una de las etapas evolutivas del alumno.
En la medida que el joven jugador de hockey crece y se desarrolla, ocurren una gran variedad de
cambios fisiológicos, cognitivos y socio-emocionales que afectan directamente la adquisición de
habilidades y capacidades condicionales y coordinativas. Consecuentemente, la enseñanza del hockey a la
edad del niño debe basarse en una metodología y didáctica específica que considera, no sólo su cambiante
estado físico y mental, sino además algunas importantes reglas que garantizan un aprendizaje más eficaz.
1. De la misma manera que se puede aprender a hablar bien o mal un idioma, se pueden
también adquirir hábitos y comportamientos erróneos en el hockey, como jugador o entrenador. En tal
caso se trata de un doble trabajo porque aparte de suprimir primero el hábito incorrecto se debe enseñar
al alumno a aprender a reaccionar de forma correcta al mismo estímulo.
3. Este no sólo debería sentir el éxito, sino también oírlo. El elogio del entrenador puede
estimular el aprendizaje como la propia autoestima.
4. No sólo es importante verse bien y capaz durante la práctica, también la disponibilidad del
resultado de la acción realizada inmediatamente después de cada jugada, es un factor a considerar a la
hora de buscar un aprendizaje más eficaz... Ser consciente del resultado, de cada una de sus jugadas
facilitará al jugador, en una situación similar, la reproducción o la supresión de la experiencia vivida.
Cuanto más tiempo pasa entre la ejecución de un gesto técnico o una actuación táctica y el
conocimiento del resultado de la acción, menos aprende el jugador. Según Leitner (1972) el resultado
debe estar disponible de inmediato para poder formarse eficazmente una asociación entre un estímulo
y una respuesta correcta o errónea.
4. El jugador de hockey suele aprender mejor y más rápidamente cuando las capacidades y
habilidades que el entrenador enseña son parcialmente conocidas por el alumno. Entonces, cada técnico
debería planificar la enseñanza de nuevos aspectos del juego siempre en estrecha relación con uno ya
conocido.
5. La primera fase del aprendizaje es reconocer una situación (una jugada) que está compuesta
por y varios elementos. Para reconocerla mejor es importante practicarla varias veces, con lo cual el jugador
consigue memorizar los elementos que tienen importancia, especialmente cuando intenta describirlos
verbalmente.
A parte de facilitar el reconocimiento de una situación, las repeticiones suelen hacer la conexión
entre un estímulo y la correcta respuesta cada vez más fuerte.
6. Las repeticiones son imprescindibles para aprender, porque la pérdida de una habilidad o
capacidad empieza inmediatamente después de su primera práctica. Para no perderla enseguida y lograr
más tarde consolidarla, deberíamos realizar un número no demasiado elevado de repeticiones, no sólo en
una sesión, sino más bien en varias, distribuidas durante un período de tiempo (un mes).
Con pocas repeticiones (de 3 a 8 aproximadamente) logramos activar sólo la memoria a corto plazo,
mientras que el transferir a la memoria a largo plazo se consigue más fácilmente con una mayor frecuencia
de repeticiones de la misma habilidad o capacidad en caso de que ésta sea variada en más de dos ocasiones
y en más de dos sesiones de entrenamiento.
7. Sin variar la situación, existe el peligro de que el jugador se aburra durante la práctica frecuente
de la misma. Para contrarrestar la monotonía y una pérdida de la atención y motivación del jugador -todas
ellas enemigas del aprendizaje, el entrenador debe presentar variantes de un ejercicio o juego con las cuales
consiga reactivar el interés del jugador. Este, aparte de aprender nuevamente a través de la consideración
de elementos anteriormente subestimados, desarrolla su capacidad de adaptación.
8. Cuanto más similares son los contenidos de las distintas partes de una sesión de entrenamiento,
mayor suele ser la interferencia entre ellas, porque lo aprendido al final frecuentemente se sobrepone a lo
aprendido anteriormente. Consecuentemente, el permanecer durante más de 10-20 minutos (según la edad
del jugador) en el mismo tema o método de presentación del contenido puede disminuir la atención y el
interés del jugador, que finalmente aprende menos.
9. Una tarea importante del técnico es lograr motivar a cada uno delos jugadores, ya sea a través
de un elogio o de la elección de contenidos que interesan al jugador porque respetan su estado mental y
físico. La motivación es el motor del aprendizaje y la comprensión de una determinada situación del juego
asegura que la experiencia ganada no se pierda.
10. El búlgaro Lozanow que en los años 70 descubrió el método del "superlearning" (aprendizaje
superior) afirma que el aprendizaje es mayor cuando el profesor sabe estimular con su actividad propuesta
tanto el cuerpo como el espíritu y aquí concretamente el hemisferio izquierdo y derecho del cerebro. El
primero, se encarga principalmente de las tareas que requieren un enfoque lógico, metódico y analítico,
mientras parte derecha del cerebro alberga la capacidad creativa, la intuición y la orientación en el espacio
tiempo.
Compendio del Libro “LA CLAVE DEL ÉXITO” de Horst Wein realizado por el Prof. Luis Allier
(h)