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Mi Amiga de Whasaap.

Hace unos años ya que mantengo una conversación Mary, la amiga de una ex
pareja de una ciudad cercana a Santiago, o eso creía yo, de hecho mi ex
pareja en sus típicos ataques de celos me acuso de haber tenido una tarde
alocada de sexo con Mary solo por el hecho de ir un par de horas a su casa
para asesorarla con un problema mecánico de su auto, en fin, eso jamás
ocurrió y dejamos de contactarnos, un par de años después Mary me escribió
nuevamente, no recuerdo el porqué, yo ya estaba en Santiago, vivo solo y esa
relación anterior ya había terminado, hemos conversado muchas veces,
algunas a diario, debo decir que su foto de perfil con sus ojos en primer plano
me atrae mucho, son nostálgicos, intrigantes, misteriosos, ella es una persona
apegada a las buenas costumbres y muchos paradigmas, todo lo contrario a lo
que soy, con pareja estable y una hermosa hija muy especial, hemos
conversado de muchos temas, pero tratándose de sexualidad, relaciones,
fantasías o deseos los rehúye. Quizás teme a lo que podríamos llegar o peor,
quizás se teme a si misma de lo que sea capaz de llegar, en algunas
oportunidades hemos tratado de juntarnos personalmente, pero la vida no lo ha
permitido, pero eso esta a punto de cambiar.

Creo llevábamos años postergando el encuentro contra nuestra voluntad o


nuestro subconsciente. Un día me escribe que está en casa de sus padres en
una localidad cercana a Santiago, me dice que al día siguiente vendrá al centro
para hacer unos trámites y que luego quiere que nos veamos en donde estoy,
pregunta si puede venir, a lo que conteste afirmativamente. Antes de esto le
había contado que estaba solo en una parcela cuidando una cabaña en la
precordillera de Santiago, por fin se daba la oportunidad de vernos
personalmente después de un largo tiempo, mi sentir era algo ansioso o
nervioso, no sabría explicar bien, no quería pensar, mañana veremos que
depara el destino.

 Al día siguiente comencé con lo rutinario, alrededor del mediodía me escribe
“Estoy pronta a terminar mis tramites, mándame tu ubicación exacta para
llegar”, a lo cual respondo “Estas segura??, no temes estar a solas
conmigo….jajajaj” mensaje que luego de enviar me arrepiento en seguida de
lo que había escrito- como tan estúpido-, pero su respuesta me sorprende
mucho más “Yo no, quizás tu deberías temer..jajajjajaj”.

Me preguntaba ¿qué diablos estaba pasando?, pero nuevamente decidí no


pensar, ordené un poco, entre abrí la persiana del comedor para dejar entrar
una leve luz del exterior, era una calurosa tarde de verano. Pocos minutos
pasaron cuando la oí llegar, le abro la puerta y Mary paso, un abrazo un simple
beso en la mejilla, un -Por fin nos vemos-, entra directo al comedor. Su
vestido era claro y a trasluz marcaba las formas de su cuerpo al caminar. Al
cerrar la puerta caminó hacia ella, lento y tranquilo, hasta quedar enfrentados,
lo suficientemente cerca para que lograra percibir su perfume mezclándose con
el aliento que escapaba entre sus labios, completamente deseables,
enmarcados en una sonrisa algo tímida o quizás nerviosa. Me excitaba tenerla
ahí, frente a mí, me encantaba que se atreviese a venir, aunque a esa altura de
las circunstancias ya todo de ella me encantaba, a decir verdad. 

 No soportamos mucho sosteniendo la miranda, nos arrojamos uno contra el


otro, con desesperación, como peleando por la última gota de agua en el
desierto. Ella enroscaba sus dedos entre mis cabellos, tirando suavemente, yo
la apretaba contra mi cuerpo, sosteniéndola firme por las caderas, guiándola
contra la pared al lado de la mesa, hasta tenerla acorralada, la besaba con
fuerza mientras deslizaba los breteles de su sostén de los hombros y brazos,
dejando al descubierto sus pechos; agarrándolos con seguridad, besaba su
cuello, bajaba las manos por los costados de su silueta, acompañando sus
formas por debajo de la falda, acariciando su culo, levantándola del piso
mientras ella me abrazaba con las piernas en torno a mi cadera y agarraba
fuertemente mi espalda, dejándose llevar hasta la mesa cercana, una mesa
grande cuadrada de ocho sillas, levantó sus brazos y se recostó sobre ella, se
dejaba llevar; liberada sin temor, me inclinó hasta colocar las piernas de ella
sobre mis hombros y comienzo a lamer el interior de sus muslos, mordiéndolos
suavemente, yendo hacia el centro muy suavemente, besando la fina capa de
tela que lo separaba de la humedad que aumentaba en ella, rozando su clítoris
con la punta de mi nariz, jugando con ella, provocándola…siempre hasta ahí,
en tensión...siempre queriendo controlar su placer…como prometiendo las
sensaciones que podría darle; pero no aun. 

 La tome por la cintura, y mientras ella se sentaba, volvían a tenerse frente a
frente...ella desabrochaba los botones de la camisa, el cinturón, el pantalón y
se desvestía mirándome fijamente, dejándose solo su sexy tanguita; deslizo
sus finos dedos por mi pecho, por mi abdomen y continuo bajando hasta
encontrar su juguete preferido; firme, caliente y algo mojado ya; liberándolo de
mi ropa interior comenzó a recorrerlo con las yemas lentamente desde la base
hasta la punta, una y otra vez, dibujando curvas y círculos sobre el. Llevó su
otra mano a su boca y, aun con la mirada clavada en mis ojos, la lamió y tomó
el perfecto instrumento de placer que la apuntaba, se recostó en la mesa, hace
su tanga a un lado y desliza mi glande entre la humedad de su vagina,
lentamente hacia arriba y hacia abajo, entre leves jadeos, retorcía suavemente
su cuerpo, se masturbaba con mi pene, sus ojos cerrados, su rostro lleno de
placer como cumpliendo una fantasía reprimida, un sueño un deseo que no
dejaba salir de su ser. Se detiene frente a su abertura húmeda, rojiza, me mira
y dice enérgicamente -Mételo- me abalancé sobre ella, tomando sus piernas
por detrás de las rodillas, levantando y separándolas sobre mis hombros,
penetrándola fuertemente, robándole un grito ahogado al tiempo que le
rasgaba la lencería para deshacerme de ella, luego retrocedí pausadamente,
muy suave, haciéndola sentir cada centímetro de mi pico en su interior, solo
para volver a embestirla con fuerza, y repetir nuevamente, acompañado por la
cadencia de sus quejidos…otra vez controlándola, midiéndola...hasta que ella
no lo tolero más; se reincorpora, sentada sobre esa mesa comenzó a atraerme
hacia su pelvis, agarrándome de los muslos y forzándome a estar tan dentro
suyo como fuera posible, alzando su cadera en busca de cada vez más y más. 
 Nos besábamos entrecortados por sus gemidos, cada brusca exhalación mía
junto a su oído la llenaba de placer, sentía como su cuerpo reaccionaba a esos
sonidos, derritiéndola como pocas cosas podían provocárselo, la hacían
susurrarme cuánto le gustaba, la hacía no reconocerse a sí misma en las
palabras que pronunciaba, y mientras yo me perdía más y más en su propia
excitación, volviendo mis gemidos más profundos…

 Mary también quería disfrutar el juego del control, no iba a dejarme terminar
tan fácilmente, empujándose con los pies en mi cadera se deslizo hacia atrás
por la mesa, incorporándose sobre ella e invitándome a subir para acostarme a
su lado; obedecí a su orden y así arrodillada se inclinó para besar el hinchado y
brillante glande, acariciándolo con el labio inferior primero, metiéndolo
lentamente en su boca luego para que el calor lo rodeara, ella se saboreaba a
si misma mezclando con mi pico los jugos que con sus dedos extraía de su
zorra, luego no pudo seguir esperando, paso una pierna sobre mi cuerpo y
apoyándose sobre mi pecho procedió a montarme; tomo mis manos y las llevo
a sus pechos que aprete desesperadamente por mi excitación, luego los
sostuve suavemente mientras con los costados de mis pulgares acariciaba los
pezones tensos; Mary se movía sobre mi rítmicamente, y cuando llegaba al
fondo formaba con su cadera círculos, la espalda se curvaba hacia atrás y el
cabello le caía desprolijo…estaba ida de placer, no sentía nada y todo a la vez,
sabía que no podía aguantar mucho más, notaba su interior inflamado y
caliente, preparándose, fundiéndose sobre mí, bañando completamente mi
ingle...y entonces la fulminó la descarga de su propio orgasmo, grito
ahogadamente mientras se apretaba contra mí, sentía su cuerpo palpitar y
temblar las contracciones espasmódicas de sus piernas mientras se dejaba
caer hacia delante, intentando recobrar el aliento poco a poco.

 Cuando Mary pudo incorporarse, se reacomodo, esta vez sus ojos fijos en mí,
recuerdo eso mirada de su foto de perfil, unos ojos cafés claro, expresivos que
esta ves reflejan decisión, empoderamiento, voluntad. Toma mi pene en su
mano acariciando con su pulgar mi glande, asegurándose que no fuera a
perder mi erección mi excitación y deseos de ella, estaba disputa a hacerme
estallar como ella misma lo había hecho, me dice -Es justo que tenga la
satisfacción de verte morir en mí, de comprimirte dentro de mi hasta
extasiarte, de atestiguar tu vulnerabilidad-.

Sus palabras provocaron una mayor erección en mí, mis latidos se aceleraron,
su poder, su voluntad de control, su deseo ya me tenía extasiados, ella es más
mujer, más dueña de sus actos. Toma firmemente mi erecto y húmedo
miembro con su propia saliva entre sus manos y en un acto que me sorprende
lo dirige a la entrada de su ano, comenzando a penetrarse, suave y lentamente
entre gemidos y jadeos, entre esa delgada línea del dolor y el placer, decidida
continua, siento sus paredes presionar mi pene, que placer recorre cada
musculo y vena de mi miembro que a su vez transmite a todo mi cuerpo, solo
puedo pensar en la mujer impresionantemente decidida que esta sobre mí .
Mary continua hasta comprimirlo por completo hasta quedar sentada sobre mi
pene completamente en su interior. Me mira nuevamente fijo, con una leve
sonrisa, con esa expresión de una tarea lograda, -Prepárate, me dice_ y
comienza a moverse suave en sube y baja exquisito, lento, subiendo el ritmo
muy lentamente entre sus jadeos y quejidos, yo completamente extasiado,
gozando, disfrutando del placer que esta mujer me regala. Luego mientras ella
aumentaba el ritmo yo me incorporó un poco para tomarla con una mano por la
nuca, beso su cuello y sus pechos, con la punta de la lengua los presiono y
luego succiono, pero ya no podía más, estaba rendido y ella intuye ese
momento, cuando dejaba caer su cabeza hacia mí con la boca apenas
entreabierta mordía su propio labio, ya era suyo… acelera el ritmo, el silencio
interrumpido por mis gritos junto a los suyos y esa especie de respiración
anhelosa, sintió el calor dentro de ella, como la inundaba que el solo hecho de
hacerse consciente de ello la llevó a otro explosivo y largo orgasmo que
chorreaba desde su interior hacia mi cuerpo, yo su prisionero, su prisionero por
esta vez y solo por esta vez.

 Relajados nos mirábamos con los rostros transpirados y satisfechos, recostada


sobre mí, nos quedamos así unidos, oyendo los latidos y respiraciones
agitados volver poco a poco a su estado habitual, ya solo nos resta entregarnos
a la vida, cada uno debe volver al camino trasado, pero esperanzados en que
el destino nos regale otro encuentro.

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