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I Edicion

relatos eroticos

El deseo hay que alimentarlo


¿Cómo? Con nuestro registro erótico.

La lectura, el arte, la fotografía, el cine... Son algunas de las múltiples


formas que existen para ampliar nuestro registro erótico. Pero claro, por
desgracia vivimos en una sociedad que solo alimenta el deseo masculino
heteronormativo. Desde RedLights, queremos crear un espacio en el que
mujeres escriban para otras mujeres, para fantasear con realidades que
nos respetan, nos tienen en cuenta y nos hacen disfrutar de verdad.

¡Construyamos juntas una nueva forma de alimentar nuestro deseo!


Y yo que pensaba
que era hetero
Y allí estaba yo: en la estación de tren de Era suyo y, al parecer, sabía navegar.
Valencia, con más miedo que vergüenza, En unos minutos íbamos rumbo a lo que
para verla a ella. Mi amiga intermitente, mi sería un fin de semana inolvidable.
amiga… se podría decir que sí, aunque el
sexo cibernético de vez cuando no sé dón- Verla al timón me ponía enormemente. Es-
de encajarlo. Yo, una hetero de libro (o eso taba ahí tan concentrada, tan formal, con
pensaba yo), empecé a ver como todo en lo sus gafas de sol, no podía evitar mirarla sin
que había pensado sobre mí se desmonta- sentir un hormigueo en el estómago.
ba por segundos. De pronto dijo lo peor que podía decir
Jamás en mi vida había estado tan nervio- (o lo mejor, según se mire):
sa. No había probado bocado desde ano- Ven, te enseñaré cómo se hace.
che y me temblaba todo el cuerpo.

De pronto, la vi. Era ella.

Solo nos habíamos visto por foto,


pero la reconocí al instante. Me su-
daban las manos y no sabía que ha-
cer. Le daría un beso pero, ¿dónde? Si
por mi fuera… pero, ¿qué quería ella?
La abracé tímidamente y con sonrisa me-
dio tonta (cual quinceañera) le di dos besos
en la mejilla.
Después de tomar una cerveza en el
bar de la esquina, me preguntó que
si me dejaría ir donde me llevara. Por
supuesto, le dije; ese fin de semana haría
todo lo que quisiera. Una forma de hablar
que, en el fondo, decía en serio. Estaba
dispuesta a hacer lo que quisiera.
Me monté en su coche y sin darme cuenta,
de pronto estaba en el puerto de Valencia
delante de un velero. DALE UNA ALEGRÍA A TU PROA
El espacio era tan estrecho que al pasar Me acerqué a su boca y estuve un instante
detrás de ella no pude evitar rozar mis pe- cerca, muy cerca, sintiendo su olor. Y ese
chos con su espalda mientras ponía mis rato a dos milímetros, hizo que cuando por
manos en su cintura para no caerme con el fin juntamos los labios, el deseo fuera ma-
movimiento del barco. yor. Nos devoramos los labios, nos mordi-
Uffff, jamás me había sentido así. mos, nos besamos, nos chupamos; cada
Se me erizó el vello y mis pezones no pu- vez estaba más y más excitada. Y de pron-
dieron evitar reaccionar. Cuando cogí el ti- to, bajó. Puso su mano en mi monte de
món y ella se puso detrás, tan cerca, supe venus y allí, en medio del océano sin nadie
que estaba perdida. Ya no era dueña de mí. que pudiera verme, me dejé llevar y alcan-
Sentía su aliento cerca de mi oreja mien- cé el clímax como jamás en mi vida lo había
tras me daba instrucciones con esa voz hecho.
tan suave y casi susurrante que me excita-
ba tanto. Puso sus manos sobre las mías y Era totalmente feliz y, por primera vez en
al notar que temblaba sonrió y me dio un mi vida, estaba totalmente satisfecha.
beso en el cuello. Ohhhhh, ¡qué placer! De
pronto sus manos se posaron en mi vientre
y comenzaron a subir y yo me dejé. Estaba
tremendamente excitada y por fin la besé. Anónima
El dia se me ha hecho
eterno
El día se me ha hecho eterno. Nos tumba-
mos en la cama. Pasas tu brazo por encima
de mí y me abrazas. Siento tu respiración
en mi nuca. Y suelto un largo suspiro.
Estar así me transmite mucha paz.
Mis manos buscan las tuyas y nuestros
dedos se entrelazan. Te empiezo a rozar
la palma de mano con los dedos como
siempre hago para reclamarte.  Cada
vez lo hago más fuerte. Y me abrazas
con fuerza.

Me empiezas a dar besos en el cuello y jun-


to a tu respiración me entra un escalofrío.
Tu lengua se desplaza por mi cuello, dán-
dome cada vez más besos. 
Me giro y nos miramos. Tu mano baja por
mi tripa y me acaricia suavemente.
Vas bajando por mis piernas y agarras mi
culo mientras sigues dándome besos en el
cuello. TE AYUDO A ESTIMULARLA

Me empiezo a poner nerviosa a medida


que tu mano se acerca a mis piernas. Me bajas los pantalones rápidamente
Soy muy impaciente. Y necesito que llegue y me introduces un dedo muy despacio.
ya. Tu mano me toca por encima de la ropa. Vuelvo a suspirar.
Resoplo y me pongo todavía más nerviosa.  Me estás poniendo de los nervios.
Te ríes. Te gusta ponerme así.  Te pido más. Y sonríes. Te odio.
Metes la mano por debajo de mis pantalo- Bueno, en realidad no.
nes y me empiezas a acariciar. Mi cuerpo Metes esta vez más dedos. Subes la veloci-
se tensa todavía más, necesito más. Las dad, la intensidad aumenta, es una mezcla
caricias suben de intensidad. Y yo agarro de dolor y placer, me gusta. 
la sábana. Lo necesitaba. 
Te levantas y te pones en frente de mí.
Mis labios buscan los tuyos. Nos besamos Tu lengua no para de moverse. Hacia de-
con fuerza mientras tus dedos noparan  de lante y hacia atrás. Dando vueltas. Sin pa-
moverse. Mi respiración se acelera. Y te rar de hacerlo, vuelves a meter tus dedos
agarro el pelo. dentro de mí.
De repente, sacas tus dedos. Y suelto un gemido.

Tu cabeza baja por mi cuello, me muerdes Empiezas de nuevo a acelerar y mi respira-


la oreja y me besas el cuello con suavidad. ción lo hace contigo.
Me muevo intranquila, quiero que sigas. Sigue, sigue... Consigo decir.
Bajas todavía más levantando mi camiseta Y cuando pienso que ya no puedo más sien-
y me besas las tetas. Muerdes mis pezones to un cosquilleo por todo el cuerpo y me re-
mientras tus manos bajan. Me miras mien- lajo. Levantas la cabeza y te beso mientras
tras lo haces. Tu cabeza sigue bajando, de- la sensación todavía recorre mi cuerpo. 
jando besos por toda mi tripa. Llegas a mis
piernas y los besos continúan... Te quiero.
Empiezas a chupar mi clítoris. Te vuelvo a
agarrar el pelo con una mano y con la otra
me agarro a la cama. Alba
Dos mujeres
en una cama de 90
La conocí en agosto, en Hyde Park. Yo era confianza. Era tarde, quizás la una de la
nueva en Londres, no conocía a nadie y que- madrugada y nos dirigimos rápidamente
ría hacer amistades nuevas. La vi tomando hacia su residencia. Al llegar, me enseño
el sol estirada sobre la hierba, fumando un su habitación, era pequeña, tenía un baño,
cigarro. Me decidí y fui a hablar con ella. una mesa amplia, un armario y una cama
Desde el primer momento hubo atracción individual.
entre nosotras, no dejábamos de hablar y Decidimos irnos a dormir, así podíamos al
reír. Nos gustamos y empezamos a vernos día siguiente levantarnos pronto y hacer
más, hasta que se fue a la universidad. turismo. Me dirigí al baño, para lavarme la
cara y los dientes. Y me puse el pijama que
Era viernes por la noche, no sabía cuanto ella me prestó; una camiseta ancha y larga
rato llevaba metida en el autocar, viajaba de color azul. Al salir ella ya se había pues-
hacia Newport, a unas tres horas de Lon- to el pijama, iba vestida con unos pantalo-
dres. Había quedado con ella. Se llamaba nes cortos rojos y una camiseta ceñida de
Martina y habíamos decidido que ese fin tirantes. Estaba estirada en la cama miran-
de semana lo pasábamos juntas, en su re- do el móvil. Esperándome.
sidencia de estudiantes. Al verme, dejo el móvil en la mesa y me
Yo estaba bastante nerviosa, nunca había- pidió que me estirara con ella en la cama.
mos pasado más de un día juntas, y menos Tímidamente me acerqué y me estiré a su
una noche, y ese fin de semana íbamos a lado, intenté mantener cierta distancia,
dormir dos noches, juntas. pero fue imposible, la cama era pequeña
Sentía una mezcla entre miedo, nervios y para dos personas. Ella me pidió que me
muchísimas ganas de ver lo que pasaría estirase y me apoyase encima de ella. Nos
durante el fin de semana. Lo íbamos a pa- deseamos buenas noches y apagamos la
sar bien. luz. No tenía sueño. Al contrario, estar tan
De pronto el conductor anunció “Next cerca de ella me encendía, podía notar que
stop, Newport”. Mierda -pensé-, ya había empezaba a estar húmeda entre mis pier-
llegado. Miré por la ventanilla y la vi. Alta, nas. Quería besarla y tocarla. Mi cabeza
con su media melena negra y brillante, su no dejaba de imaginar todo tipo de situa-
piel bronceada, sus ojos rasgados y vestida ciones. El pulso se me aceleró, y empecé a
con un chándal. Cogí mi mochila y salí del respirar cada vez más rápido y fuerte.
autocar. Ambas nos fundimos en un abra- Me removía, inquieta y excitada en la
zo, nos conocíamos de hacia poco tiempo, cama, necesitaba calmar el calor que
pero teníamos mucha complicidad y sentía en todo mi cuerpo.
De pronto, escuché como su respiración se Estábamos muy cachondas y las dos que-
volvía más intensa, más fuerte, más rápida. ríamos fundirnos la una en la otra.
Ella dijo “estoy muy cachonda”. No pude
resistir más, busqué sus labios con necesi- Con su lengua siguió bajando, recorriendo
dad, intentando calmar el calor. Nos besa- mi barriga, pasando por mi ombligo, y lle-
mos, fue un beso duro, nos mordimos los gando a mi ropa interior, yo no podía más,
labios. Sus manos me arañaban la espalda notaba mi ropa interior muy mojada y sen-
con fuerza, las mías decidieron subir hacia tía que iba a explotar. Lentamente me bajó
arriba, a sus pechos. Los toqué. Eran pe- las bragas y me abrió las piernas,
queños, me cabían en una mano. Le apar- observando mi sexo.
té la camiseta y los besé, me los metí en la
boca. Mi lengua subía y bajaba, chupando
y lamiendo sus pezones, ella gemía, fuerte,
cogiéndome del pelo y pidiéndome que no
parase.

Ella bajó sus manos, hacia mi


culo, empezó a tocarlo. Una
mano se coló debajo de mi
ropa interior. Yo dejé que me
tocara donde ella quisiera y
como ella quisiera.
Necesitaba que me tocara por to-
das partes. De un giro, me colocó deba-
jo de ella, me sacó la camiseta, y empezó
a acariciarme los pechos. Muy lentamente,
con su lengua, empezó a recorrer mi claví-
cula, subió por mi cuello, y llego a mi oreja,
allí me mordió. Un escalofrío recorrió todo
mi cuerpo, mientras temblaba de deseo.
Después volvió a bajar, y lamió mis pechos,
se los metió dentro de la boca, primero uno
y después el otro, mientras las dos gemía-
mos. ¡JUGUEMOS!
Le pedí que me tocara, no aguantaba más Estaba muy cerca del orgasmo, nunca ha-
la necesidad de sentir sus manos en mí. bía disfrutado tanto, podía notar los ca-
Poco a poco, con un dedo fue recorrien- lambres en todo mi cuerpo. Quería más y
do de arriba abajo mi sexo, esparciendo se lo pedí. Cogí su mano y la introduje por
mi humedad. Yo gemía, temblando, que- completo dentro de mi. Tenía su puño den-
ría más. Necesitaba más. Se metió el dedo tro mío. Ninguna de las dos habíamos he-
mojado en su boca y lo chupó. Después se cho eso nunca, pero en ese momento nos
metió otros dos para lubricarlos con la sali- apeteció. Yo estaba muy mojada y eso fa-
va. Y mirándome a los ojos, me penetró con cilitó la entrada. Le pedí más intensidad,
tres dedos. Yo no tenía suficiente, le pedía ella empezó a mover su puño dentro de mi,
más intensidad, estaba demasiado calien- duro, rápido, fuerte. Un escalofrío reco-
te, estaba muy cachonda. Aumentó la in- rrió mi cuerpo por completo, me barrió por
tensidad, yo no podía dejar de gemir, cada completo, empecé a chillar de placer, me
vez más fuerte. Introdujo dentro de mi un corrí como nunca antes me había pasado.
cuarto dedo, yo abrí mi sexo con las manos Y no podía dejar de temblar y gemir. Lenta-
para que entrara mejor. mente sacó su mano de mi interior. Yo, se-
guía muy caliente, estaba muy encendida,
no podía calmarme.
Necesitaba tocarla. La desnudé.

Ella me pidió que la tocara. Le di la vuelta


y la coloqué de rodillas, seguidamente, yo
me coloqué debajo, situando mi cara de-
bajo de su sexo y con la mirada la reté a
que bajara, ella tenia el control, ella iba a
follarme la boca. Colocó su sexo en mi boca
y empezó a moverse rápidamente, escu-
chaba como gemía de placer. Con una
de mis manos le agarre el culo, siguiendo
sus movimientos, con la otra empecé a
masturbarme.

¿TE ATREVES?
Ella jadeaba, temblaba, se movía arriba y Nos dejamos caer la una al lado de la otra,
abajo, rápido, estaba muy cachonda y mo- en la cama estiradas, con la respiración en-
jada. Empecé a mover la mano que yo tenía trecortada, aún temblando.
sobre su culo, dirigiendo mi dedo índice a Estábamos agotadas.
su entrada. Empecé a tocar poco a poco, Seguíamos cachondas.
pidiendo permiso para entrar. En el mo- Nada conseguía saciarnos.
mento en el que hice un poco más de pre-
sión sobre su ano, escuché como empezó a Aunque esa noche, decidimos que era mo-
gemir más y más fuerte. mento de dormir, teníamos todo el fin de
Escucharla me encantó y dejándome llevar semana para calmarnos y follarnos la una
fui introduciendo mi dedo en el interior de a la otra. Así que cerramos los ojos y nos
su culo. Mientras ella seguía moviéndose dormimos.
encima de mi boca. Yo la penetraba con mi
dedo y me masturbaba. Ella empezó a tem-
blar cada vez más fuerte, le faltaban las
fuerzas para moverse, se estaba corriendo
en mi boca, y yo, me estaba corriendo con
ella. Andrea
Bajo la tela
Me llamo Cora, estudio psicología en una toda la piel. Parecía simpático, aunque
pequeña universidad del sur de España. quizá por esa apariencia joven que tenía.
Cada día voy a clase sin falta, me encan- Mientras se estaba presentando y descri-
ta desmenuzar cada detalle de la mente biendo los criterios de evaluación, perdí el
humana, tomar batidos caseros de frutas, norte sin darme cuenta… Estaba mirando
escuchar rock a todas horas y actualmen- su ropa, cómo le sentaba y lo que habría
te siento una necesidad irremediable por debajo. Pese a no tener líneas marcadas y
contar lo que ha pasado de ser una fanta- ser de complexión delgada, no podía parar
sía, a una realidad. de pensar que debajo del cinturón, quizá
hubiese un pedazo de piel con vello rizado
Un día de clase normal, me encontraba haciendo sombra.
en mi asiento de siempre, con las compa-
ñeras de siempre, sin poder imaginar que Los siguientes días de clase, seguía fanta-
iba a aparecer alguien que no conocíamos. seando de manera automática. Me inven-
Nuestra profesora habitual de neuropsico- taba preguntas continuamente para for-
logía estaría de baja durante unos meses y zarle a aclararlas en la pizarra y así intentar
vino un nuevo profesor en su lugar. averiguar, por los pliegues de su camisa,
Fabio, así se llamaba. cómo eran las líneas de sus músculos, si es
que los tenía. Normalmente, impartía sus
Me sorprendió ver un hombre sobre la ta- clases de pie frente a nosotros y nosotras,
rima, porque en mi carrera, la mayoría de yo atendía todas sus explicaciones, pero
personas que ejercen la docencia, son mu- inevitablemente, volvía a divagar fijándo-
jeres y no acostumbramos a tener al géne- me en cómo el tejido se posaba sobre su
ro masculino delante (en todo caso, algún pecho.
que otro señor que podría ser fácilmente Llegó un punto en que me sentí agobiada,
mi padre). Miré a mi mejor amiga con los como una perturbada, por no poder sacar
ojos como platos y se me escapó una son- esa curiosidad de mi mente, sin poder pa-
risa. Durante los 7 primeros segundos que rar de plantearme hipótesis sobre cómo
lo tuvimos delante, escaneé todo lo posible sería su cuerpo sin ropa.
de él. Era más alto y delgado de lo que me Esta obsesión fue a más, llegando incluso
suelen gustar los chicos, llevaba gafas, su a colárseme una imagen de él desnudo,
rostro estaba perfilado por las líneas natu- con una mirada tentadora y confiada, casi
rales de la mandíbula y su barba no cubría acariciándose su pene.
Me agobiaba la idea de tener estos pen-
samientos, porque luego me era más difícil
mantenerle la mirada en clase, como pro-
fesor-alumna. Pensaba que sería caer
en un tópico, pero decidí sentirme libre,
asumí que en mi imaginación nadie en-
tra y lo que ahí pase, se queda conmi-
go. Así que, tras varias semanas de cla-
se y sentir esto, comencé a masturbarme
pensando en él, dando rienda suelta a mis
expectativas. Me encantaba ver esce-
nas porno y pensar que ese pene que
entraba y salía era el suyo, haciéndolo
conmigo. Lo veía casi a diario y las ganas
que alimentaba su presencia durante las
mañanas, eran saciadas por mí misma en
la noche. ¡DESCÚBREME!

Estaba una tarde en otro aulario que no es Al final del cuatrimestre, organizamos una
el que frecuento, salí a buscar el aseo, al cena todos los compañeros y compañeras.
girar en un pasillo, me choqué con alguien. Después del picoteo, salimos a bailar ba-
Era mi profesor Fabio. Lo miré y sentí mu- chata y posteriormente visitamos otros lo-
chísimo calor en mi cara, me empezaron a cales en los que el grupo se fue dispersando
venir escenas mías montándomelo sola en y retirando. Cuando mis amigas estaban
casa pensando en él y me moría de la ver- algo borrachas, propusieron entre bromas,
güenza. Fue tan amable como siempre y se acercarnos a un pub que frecuentan per-
interesó por saber qué hacía tan tarde por sonas más adultas que los universitarios
allí. Hablamos un poco sobre temas aca- y universitarias. Ellas estaban dándolo
démicos y al despedirse me frotó el brazo todo, pero yo que no había tomado nada
con aire cercano. Me quedé quieta sintien- de alcohol,estaba cansada y no encajaba
do todavía el rastro de su calor sobre mi en ese momento de la noche. Me disponía
jersey. Mi fantasía, seguía alimentándose a salir y casualmenteme crucé a Fabio que
y mis orgasmos cada vez eran más deman- estaba con otros profesores.
dantes.
Dijo que también estaba cansado y se iba Nos fuimos relajando; tanto, que nuestras
a casa, así que salimos juntos de allí y nos posturas corporales cambiaban, nos apo-
fuimos andando en la misma dirección. yábamos en los coches, nos sentamos en
Al principio estábamos hablando de la uni- un banco… hasta que él se apoyó en la pa-
versidad, las cenas de clase o trabajo, y el red. Yo estaba muy excitada porque no pa-
despliegue de temas típicos que se usan raba de recuperar en mi imaginario todos
para romper el hielo. Su simpatía me dio los pensamientos eróticos que había esta-
pie a hacer preguntas más personales del do fantaseando. Dejé de escucharlo mien-
tipo “de dónde eres” y “por qué trabajas tras me hablaba con su tono risueño, me
aquí”. Nuestros pasos eran muy lentos y puse de pie y me fui acercando a él.
comenzamos a sentirnos cómodos, pa-
recíamos compañeros, incluso nos dimos De pronto se hizo el silencio.
cuenta que tan solo nos llevábamos 7 años
de diferencia. Nos íbamos a separar ya, en Le dediqué una mirada directa, seca,
un cruce de calles, pero estábamos tan a llena de decisión, la paseé por todo su
gusto hablando que ninguno hacía nada cuerpo sin privarme de ningún detalle
por irse. que corría por mi cabeza. Volví a mirar-
le y me sinceré, contándole mi fantasía.
Di un paso al frente, pudiendo notar que
estaba tan cerca de él que la punta de mis
pezones rozaba con su torso. Sentía el
calor por todo mi cuerpo y escuchando
muy cerca el ritmo de su respiración.
Miré por última vez sus ojos a través
de sus lentes y me lancé a su boca con
un beso corto. Al retirarme, seguía
mirándome fijamente. Rompió la
última distancia que nos separaba
y me lo devolvió. Fui dejándome lle-
var, me sentía cada vez más caliente.

POTENCIA EL PLACER CONMIGO


No hice esfuerzo en reprimir lo que me ape- Esbozaba sonrisas tímidas y llenas de ilu-
tecía, por lo que le apreté más aún contra sión, iba a recibir una sorpresa que había
la pared para apoyarnos mejor y agarrados estado esperando mucho tiempo.
seguimos besándonos durante un buen Desabroché uno por uno todos sus botones
rato. Notaba que estaba completamente lentamente, saqué su camisa del pantalón,
húmeda, acrecentando aún más mi exci- posé mis manos frías sobre el centro de su
tación mientras nos rozábamos acompa- pecho y deslicé poco a poco mis palmas so-
sados, contra su erección. No hice esfuer- bre su piel arrastrando consigo la tela, sin-
zo en reprimir lo que me apetecía, por lo tiendo su vello al pasar por sus brazos.
que le apreté más aún contra la pared para Frente a mí tenía aquello que no me deja-
apoyarnos mejor y agarrados seguimos be- ba prestar toda la atención que quisiera
sándonos durante un buen rato. Notaba en clase, y mordiéndome primero el labio,
que estaba completamente húmeda, acre- me tiré hacia los suyos. Mientras paseaba
centando aún más mi excitación mientras sus manos calientes por mi columna aún
nos rozábamos acompasados, contra su con la camiseta puesta, me susurró al oído
erección. que le encantaba sentir mi espalda libre de
presiones. Entendí lo que me quiso decir y
Vivo sola en un estudio. Le invité. fue entonces cuando me deshice de esta
prenda, quedando así mis pechos al aire,
Le hice saber que quería deleitarme en qui- sin sujetador, como siempre. Compartimos
tarle la ropa, por fin saciaría mi curiosidad. el calor de nuestras pieles mientras seguía-
Estaba impaciente, notaba mi corazón ir a mos besándonos, dejándonos llevar hasta
toda velocidad, mis dedos casi temblaban. donde nos apeteció, por esa noche.

Mari García
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