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relatos eroticos
¿TE ATREVES?
Ella jadeaba, temblaba, se movía arriba y Nos dejamos caer la una al lado de la otra,
abajo, rápido, estaba muy cachonda y mo- en la cama estiradas, con la respiración en-
jada. Empecé a mover la mano que yo tenía trecortada, aún temblando.
sobre su culo, dirigiendo mi dedo índice a Estábamos agotadas.
su entrada. Empecé a tocar poco a poco, Seguíamos cachondas.
pidiendo permiso para entrar. En el mo- Nada conseguía saciarnos.
mento en el que hice un poco más de pre-
sión sobre su ano, escuché como empezó a Aunque esa noche, decidimos que era mo-
gemir más y más fuerte. mento de dormir, teníamos todo el fin de
Escucharla me encantó y dejándome llevar semana para calmarnos y follarnos la una
fui introduciendo mi dedo en el interior de a la otra. Así que cerramos los ojos y nos
su culo. Mientras ella seguía moviéndose dormimos.
encima de mi boca. Yo la penetraba con mi
dedo y me masturbaba. Ella empezó a tem-
blar cada vez más fuerte, le faltaban las
fuerzas para moverse, se estaba corriendo
en mi boca, y yo, me estaba corriendo con
ella. Andrea
Bajo la tela
Me llamo Cora, estudio psicología en una toda la piel. Parecía simpático, aunque
pequeña universidad del sur de España. quizá por esa apariencia joven que tenía.
Cada día voy a clase sin falta, me encan- Mientras se estaba presentando y descri-
ta desmenuzar cada detalle de la mente biendo los criterios de evaluación, perdí el
humana, tomar batidos caseros de frutas, norte sin darme cuenta… Estaba mirando
escuchar rock a todas horas y actualmen- su ropa, cómo le sentaba y lo que habría
te siento una necesidad irremediable por debajo. Pese a no tener líneas marcadas y
contar lo que ha pasado de ser una fanta- ser de complexión delgada, no podía parar
sía, a una realidad. de pensar que debajo del cinturón, quizá
hubiese un pedazo de piel con vello rizado
Un día de clase normal, me encontraba haciendo sombra.
en mi asiento de siempre, con las compa-
ñeras de siempre, sin poder imaginar que Los siguientes días de clase, seguía fanta-
iba a aparecer alguien que no conocíamos. seando de manera automática. Me inven-
Nuestra profesora habitual de neuropsico- taba preguntas continuamente para for-
logía estaría de baja durante unos meses y zarle a aclararlas en la pizarra y así intentar
vino un nuevo profesor en su lugar. averiguar, por los pliegues de su camisa,
Fabio, así se llamaba. cómo eran las líneas de sus músculos, si es
que los tenía. Normalmente, impartía sus
Me sorprendió ver un hombre sobre la ta- clases de pie frente a nosotros y nosotras,
rima, porque en mi carrera, la mayoría de yo atendía todas sus explicaciones, pero
personas que ejercen la docencia, son mu- inevitablemente, volvía a divagar fijándo-
jeres y no acostumbramos a tener al géne- me en cómo el tejido se posaba sobre su
ro masculino delante (en todo caso, algún pecho.
que otro señor que podría ser fácilmente Llegó un punto en que me sentí agobiada,
mi padre). Miré a mi mejor amiga con los como una perturbada, por no poder sacar
ojos como platos y se me escapó una son- esa curiosidad de mi mente, sin poder pa-
risa. Durante los 7 primeros segundos que rar de plantearme hipótesis sobre cómo
lo tuvimos delante, escaneé todo lo posible sería su cuerpo sin ropa.
de él. Era más alto y delgado de lo que me Esta obsesión fue a más, llegando incluso
suelen gustar los chicos, llevaba gafas, su a colárseme una imagen de él desnudo,
rostro estaba perfilado por las líneas natu- con una mirada tentadora y confiada, casi
rales de la mandíbula y su barba no cubría acariciándose su pene.
Me agobiaba la idea de tener estos pen-
samientos, porque luego me era más difícil
mantenerle la mirada en clase, como pro-
fesor-alumna. Pensaba que sería caer
en un tópico, pero decidí sentirme libre,
asumí que en mi imaginación nadie en-
tra y lo que ahí pase, se queda conmi-
go. Así que, tras varias semanas de cla-
se y sentir esto, comencé a masturbarme
pensando en él, dando rienda suelta a mis
expectativas. Me encantaba ver esce-
nas porno y pensar que ese pene que
entraba y salía era el suyo, haciéndolo
conmigo. Lo veía casi a diario y las ganas
que alimentaba su presencia durante las
mañanas, eran saciadas por mí misma en
la noche. ¡DESCÚBREME!
Estaba una tarde en otro aulario que no es Al final del cuatrimestre, organizamos una
el que frecuento, salí a buscar el aseo, al cena todos los compañeros y compañeras.
girar en un pasillo, me choqué con alguien. Después del picoteo, salimos a bailar ba-
Era mi profesor Fabio. Lo miré y sentí mu- chata y posteriormente visitamos otros lo-
chísimo calor en mi cara, me empezaron a cales en los que el grupo se fue dispersando
venir escenas mías montándomelo sola en y retirando. Cuando mis amigas estaban
casa pensando en él y me moría de la ver- algo borrachas, propusieron entre bromas,
güenza. Fue tan amable como siempre y se acercarnos a un pub que frecuentan per-
interesó por saber qué hacía tan tarde por sonas más adultas que los universitarios
allí. Hablamos un poco sobre temas aca- y universitarias. Ellas estaban dándolo
démicos y al despedirse me frotó el brazo todo, pero yo que no había tomado nada
con aire cercano. Me quedé quieta sintien- de alcohol,estaba cansada y no encajaba
do todavía el rastro de su calor sobre mi en ese momento de la noche. Me disponía
jersey. Mi fantasía, seguía alimentándose a salir y casualmenteme crucé a Fabio que
y mis orgasmos cada vez eran más deman- estaba con otros profesores.
dantes.
Dijo que también estaba cansado y se iba Nos fuimos relajando; tanto, que nuestras
a casa, así que salimos juntos de allí y nos posturas corporales cambiaban, nos apo-
fuimos andando en la misma dirección. yábamos en los coches, nos sentamos en
Al principio estábamos hablando de la uni- un banco… hasta que él se apoyó en la pa-
versidad, las cenas de clase o trabajo, y el red. Yo estaba muy excitada porque no pa-
despliegue de temas típicos que se usan raba de recuperar en mi imaginario todos
para romper el hielo. Su simpatía me dio los pensamientos eróticos que había esta-
pie a hacer preguntas más personales del do fantaseando. Dejé de escucharlo mien-
tipo “de dónde eres” y “por qué trabajas tras me hablaba con su tono risueño, me
aquí”. Nuestros pasos eran muy lentos y puse de pie y me fui acercando a él.
comenzamos a sentirnos cómodos, pa-
recíamos compañeros, incluso nos dimos De pronto se hizo el silencio.
cuenta que tan solo nos llevábamos 7 años
de diferencia. Nos íbamos a separar ya, en Le dediqué una mirada directa, seca,
un cruce de calles, pero estábamos tan a llena de decisión, la paseé por todo su
gusto hablando que ninguno hacía nada cuerpo sin privarme de ningún detalle
por irse. que corría por mi cabeza. Volví a mirar-
le y me sinceré, contándole mi fantasía.
Di un paso al frente, pudiendo notar que
estaba tan cerca de él que la punta de mis
pezones rozaba con su torso. Sentía el
calor por todo mi cuerpo y escuchando
muy cerca el ritmo de su respiración.
Miré por última vez sus ojos a través
de sus lentes y me lancé a su boca con
un beso corto. Al retirarme, seguía
mirándome fijamente. Rompió la
última distancia que nos separaba
y me lo devolvió. Fui dejándome lle-
var, me sentía cada vez más caliente.
Mari García
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