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LECTURA Y ANALISIS SOBRE TUTORIA

La tutoría como dispositivo de aprendizaje


relacional, metacognitivo y situado

La tutoría se entiende, así, como el establecimiento de una relación pedagógica


en la cual el estudiante recibe de modo directo e intencionado una guía u
orientación en torno a los procesos de pensamiento y aprendizaje que ha de
llevar a cabo para sortear con éxito sus responsabilidades educativas. Por
tanto, interesa no sólo referirse al contenido de la área a aprobar, sino
fundamentalmente al desarrollo metacognitivo del estudiante.
La adquisición de esta metacognición supone una práctica educativa de
mediación y potenciación en los estudiantes, en procura de su autonomía, en
un proceso de aprendizaje y desarrollo destinado a alcanzar gradualmente
autorregulación, fortalecimiento de la motivación intrínseca y la adquisición de
diversas estrategias para aprender a aprender. 
De la tutela del educando a la solución de problemas educativos... 

En la actualidad, como ocurre en casi todos los ámbitos de intervención de la


conducta humana, existe una variedad de conceptos que parecen apelar a los
mismos significados, por ello, es importante hacer una mirada a estos
conceptos. 

En primer lugar, es conveniente recordar que el término “tutoría” es polisémico.


Básicamente, según la Real Academia Española, tutoría alude a la idea de
tutela, a la autoridad del tutor que ejerce la tutela, es decir, una persona que
cuida de otra, bien por que ha sido confiada dicha autoridad por el padre del
protegido o bien porque la ley se la ha conferido (como en el caso de menores
de edad, ancianos o minusválidos). En esta aproximación preliminar, hablar de
tutoría es sinónimo de cuidado, defensa, protección y dirección. Esto significa
el reconocimiento de una relación relativamente asimétrica, de un ser superior
a otro inferior (o en un nivel de desarrollo desigual).  

Desde un punto de vista pedagógico, la idea de tutoría arrastra consigo una


connotación positiva que dice relación con resolver parte importante de los
problemas de enseñanza y aprendizaje que enfrenta una institución escolar.
Esta es una aproximación relevante: se habla de tutoría (o sus equivalentes) en
el plano de la ineficiencia de los procesos formativos y, en este sentido, su sola
apelación es síntoma de la existencia de procesos formativos parcialmente
logrados. Sin embargo, la idea de tutoría es, a la vez, una clara promesa de
éxito, una apelación a la esperanza, en cuanto es concebida como un
dispositivo que mejora las prácticas educativas de una institución educativa.  

En este contexto, se puede decir que el método tutorial es un conjunto


sistematizado de acciones educativas centradas preferentemente en el
estudiante y que actúa como un elemento de orientación y servicio al
estudiante, en sus planos cognitivo y afectivo. Esta intervención puede
concentrar la atención también en el entorno del estudiante, su familia e,
incluso, en los procesos docentes dedicados directamente al desarrollo del
pensamiento. 

En líneas gruesas, entonces, podemos aceptar que la tutoría supone la


instalación de un proceso formalmente individualizador e integrador del
educando, que tiene por objeto armonizar los aspectos psicosociales y
educativos de la formación de personas. Se entiende, así, la tutoría como un
aspecto indisociable de la función docente, de modo que el tutor queda definido
como el educador experto cuya misión es ocuparse de la integración del
alumno en lo tocante a la escolaridad, vocación y personalidad, el consejero de
los alumnos y de los propios profesores respecto a toda clase de decisiones
sobre escolaridad, o que se ocupa de aquellos aspectos educativos que no
quedan suficientemente atendidos dentro de la clase ordinaria.  

Las restricciones o sesgos que han tenido las primeras nociones de tutoría,
tales como su falta de reciprocidad sujeto-sujeto o su sello eficientista, han ido
perdiendo vigencia en la medida que han emergido nuevas
conceptualizaciones del aprendizaje, siguiendo más de cerca los enfoques
constructivistas. En este sentido, la idea de un cierto feed-back mediador que
apoya y mejora los aprendizajes de los alumnos avala la existencia de
procesos estables de tutoría, al igual que la necesidad de promover avances
más personalizados en el desarrollo y el aprendizaje de los sujetos. Hoy en día
existe consenso en aceptar como factores del aprendizaje el tema de los estilos
cognitivos, las actitudes del docente, los aspectos afectivos del aprendizaje
humano, la valoración de las diferencias individuales, la capacidad del sujeto
de establecer interacciones lingüísticamente significativas, por nombrar sólo
algunos de los factores que un buen sistema tutorial puede asumir y
protagonizar. 

Sin embargo, los mismos avances pedagógicos y de la psicología del


aprendizaje, tomando cuerpo en el denominado “constructivismo situado” (de
los psicólogos educacionales de Barcelona), en la idea de que el sujeto es un
“sistema cerrado” (de Humberto Maturana en Chile) o en las interpretaciones
de la pedagogía crítico social han determinado, finalmente, que se produzca
también un cierto rechazo o desencanto con respecto al potencial
transformador de las tutorías, sobre todo cuando se las concibe e instala en
forma descontextualizada de la práctica pedagógica ordinaria del estudiante.
Esto hay que decirlo con claridad: el desacuerdo en torno al valor real de las
tutorías, en un sector importante del sistema educacional, es creciente. 
Con todo, a modo de síntesis de lo señalado, acordemos que la idea de tutoría
implica un proceso intencionado y sistemático, gestado y ejecutado por
expertos en el espacio extra-aula, tendiente a apoyar/compensar/mejorar los
aprendizajes ordinarios de los estudiantes, especialmente en el plano cognitivo
y afectivo de su persona.

 De la tutoría a la orientación educativa del otro...  

Un segundo término presente en este ámbito es el de “orientación educativa”.


Este evoca un concepto más amplio que el de tutoría, con el que coincide
parcialmente pero que ha significado que la labor de tutoría densifique sus
argumentos desde una mirada pedagógica. En efecto, la orientación educativa
consiste en la propia educación bajo el aspecto de la maduración de la
personalidad de cada alumno concreto y de la concreción de su camino en la
vida. La única orientación educativa, señalan los orientadores educacionales,
es la educación integral y personalizada.
A partir de la existencia de programas de tutorías las instituciones formadoras –
en sus distintos niveles- esperan generar un espacio dialógico de trabajo entre
docentes y alumnos, esto es, una relación de discusión e intercambio de ideas
que permita a los alumnos deconstruir, reconstruir y construir sus propias
representaciones del mundo y de sus aprendizajes personales.

En otras palabras, la forma de conceptualizar la tutoría, en el presente,


empieza a enmarcarse en la perspectiva constructivista del saber social que
puede desarrollar en los estudiantes dos grandes componentes:

COMPONENTE METACOGNITIVO
COMPONENTE VALORICO ACTITUDINAL

Ambos componentes, uno de racionalidad instrumental, el otro de racionalidad


valórica, se articulan y armonizan, tal como sugiere la pedagogía crítica y la
perspectiva constructivista del saber pedagógico. A partir de esta orientación,
un programa de tutorías puede aspirar a objetivos tales como los siguientes:

1) Contribuir con el mejoramiento de la calidad de los procesos formativos de


los estudiantes.

2) Propiciar actividades intencionadas de apoyo al desarrollo de estrategias del


pensamiento en los estudiantes (Componente Metacognitivo).

3) Potenciar el desarrollo valórico-actitudinal de los estudiantes universitarios a


partir del incremento dialógico del contacto profesor-alumno (Componente
valórico-actitudinal).

Uno de los elementos más sensibles en los programas tutoriales se refiere


al docente-tutor. En efecto, el perfil de los profesores participantes es una
variable a considerar puesto que son de gran influencia en el logro de los
objetivos pedagógicos del programa, por tanto, es importante al momento de
convocar a los docentes tomar en cuenta y resaltar algunas de las siguientes
características: conocer y valorar distintos estilos de aprendizaje; poseer claras
habilidades de comunicación interpersonal; manejar sistemáticamente distintas
estrategias de asesoría; valorar la  relación dialógica con los alumnos, entre
otras. 
Por otro lado, la actividad tutorial suele concentrarse en la tarea de apoyar,
supervisar y acompañar al estudiante durante el periodo de inserción y
adaptación  al ambiente escolar y en detectar dificultades emergentes en su
proceso de desarrollo de estrategias del pensamiento. Aquí se recomienda
generar un contrato pedagógico entre el tutor y sus alumnos. Este contrato es
simbólico, público y define los roles y responsabilidades dentro de la relación
educativa, haciendo posible construir y explicitar colaborativamente los
propósitos formativos.

La actividad tutorial es eminentemente individual,  sin embargo, también es


posible pensar acciones grupales de menor presencia a lo largo del año. La
actividad tutorial se organiza sobre la base de la asignación de no más de 5
alumnos por tutor, para desarrollar distintas acciones de apoyo y
acompañamiento. Debido a la responsabilidad y complejidad de tales acciones
es necesario asignar a cada docente horas pedagógicas de modo de garantizar
un horario definido para atender alumnos y condiciones mínimas para diseñar,
ejecutar y evaluar las acciones de tutorías que se requiera.

Las acciones que es posible realizar en este trabajo tutorial suelen hacer


referencia a:

1) Conocer al alumno en los siguientes aspectos: Características


personales, Historia escolar y académica, Entorno familiar y
expectativas, Hábitos de estudio, Rendimiento en el proceso lectivo.

2) Apoyar al alumno en: Adaptación a la vida escolar, Uso crítico y eficiente de


los modos de trabajo pedagógico definidas en el modelo educativo, Establecer
relaciones interpersonales adecuadas, El mejoramiento general de su
rendimiento académico.

3) Potenciar en el educando un mejoramiento efectivo de sus aprendizajes a


partir del desarrollo del pensamiento, concentrando la mirada en: Incremento
de la metacognición, Desarrollo de procedimientos para incrementar las
habilidades de pensamiento, distinguiendo cuatro factores en toda ejecución
intelectual: habilidades, métodos, conocimientos y actitudes.

4) Derivar al alumno a servicios de apoyo y asistencia en la institución


educativa: Asistente social o Psicologo

La organización de las actividades tutoriales implica llevar a cabo un conjunto


de actividades preparatorias, tales como las siguientes:

1) Reunir a los docentes-tutores para sensibilizarlos en la racionalidad y


objetivos del programa tutorial.
2) Diseñar acciones específicas a realizar en los distintos momentos programa
tutorial, según el nivel de responsabilidad y de gestión que corresponda.

3) Preparar el material que se empleará (tanto didáctico como evaluativo),


asociado preferentemente a: diagnóstico de metacognición, material de difusión
para los alumnos, portafolios de tutoría, formas de registro de consulta e
información del docente, pautas evaluativas, documento de compromiso
pedagógico –con deberes y derechos- para la tutoría, set de actividades
básicas para propiciar la conversación tutor-tutorando.

4) Distribuir a los tutores con sus tutorandos y fijar horarios.

5) Proyectar un par de jornadas de perfeccionamiento para los tutores durante


el semestre (con el  objeto de reforzar y adquirir herramientas teóricas y
prácticas para desarrollar con mayor efectividad esta tarea).

6) Calendarizar una jornada evaluativa por semestre, en la idea de que el mejor


aprendizaje profesional ocurre dentro de las actividades cotidianas que los
docentes llevan a cabo en sus lugares de trabajo, aprendiendo con sus propios
colegas y trabajando con ellos.

Trabajo de Aula
En base a la lectura se dividirán los alumnos en dos grupos y realizaran el
análisis y luego elaboran un resumen para sustentar en clase de la manera
siguiente

1° y 2° grupo de la tutela del educando a la solución del problema educativo

3 y 4 ° grupo De la tutoría a la orientación educativa del otro

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